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Índice
Importancia del concepto para el psicoanálisis
Historia del complejo de Edipo
Implicaciones del complejo de Edipo
Solución del conflicto
Crítica y recepción al interior del psicoanálisis
Crítica y recepción por otras disciplinas
Véase también
Referencias
Bibliografía
para la teoría, porque constituye el eje central de la teoría pulsional y de la metapsicología con la que Freud
pretende explicar el funcionamiento psíquico y la estructuración de la personalidad;
para la clínica, debido a que del desarrollo, evolución y forma de resolución de la conflictiva edípica derivará la
estructura y la forma en que se presentarán los síntomas en las distintas modalidades patológicas.
Por eso el complejo de Edipo es una idea tan central para el psicoanálisis como lo es la universalidad de la prohibición del incesto
y constituye un correlato del complejo de castración.3
Freud, en "Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad", asegura que en los niños es recurrente la fantasía incestuosa de expulsar
y sustituir al progenitor rival, es decir el padre para el niño, y la madre para la niña, pero esas ideas suscitan intensa culpa y temor
al castigo.5
La historia del psicoanálisis en su conjunto está fuertemente ligada a la historia del complejo de Edipo y a las discusiones en
torno a su significación. El concepto también ha suscitado desde su origen muchas críticas, tanto internas, entre las diferentes
escuelas de psicoanálisis, como desde otras disciplinas y corrientes teóricas.
El término complejo (del latín complectere: abrazar, abarcar; participio perfecto: complexum) es un término que indica un
conjunto que totaliza, engloba o abarca una serie de partes individuales (hechos, ideas, fenómenos, procesos). Se utiliza en forma
general en psicología para indicar la integración de vivencias o experiencias individuales en una experiencia de conjunto o
totalizadora. La introducción y uso original del término se le atribuye a Carl Gustav Jung.
Carl G. Jung desarrolló de forma análoga el «complejo de Electra» describiéndolo como la atracción sexual inconsciente que
siente una niña hacia su padre. Freud nunca aceptó esta idea de Jung porque se contraponía con las teorías que él venía
desarrollando, particularmente en dos aspectos:
La importancia que tiene para la niña la inclinación inicial por la madre (en la fase preedípica) y
la preponderancia central del falo en el desarrollo de los sujetos de ambos sexos en la fase fálica del desarrollo
libidinal.8
En la teoría freudiana el complejo de Edipo es un fenómeno que aparece en el desarrollo de todos los seres humanos, tanto en el
sexo masculino como en el femenino. Esto no significa, sin embargo, que tenga igual evolución en ambos sexos: para Freud el
complejo de Edipo femenino no es simétrico al del niño.
El interés del niño por los genitales desaparece durante el período de latencia y reaparece con la pubertad.11 Cuando ve la falta
en una niña, advierte la posibilidad de la castración pero la amenaza adquiere su efecto con posterioridad (nachträglich, en el
original en alemán).
En la generalidad de los casos, el niño trata, en su deseo de superarlo, de parecerse a su rival. Acaba entonces por identificarse
con él, en una especie de solidaria convivencia, en la que el padre se vuelve un modelo para el niño. Lo mismo ocurre, aunque no
de manera simétrica, entre la niña y su madre.12
El primer desarrollo ulterior divergente de la teoría original de Freud es el de Carl Jung con la introducción en 1913 del complejo
de Electra en Ensayo de exposición de la teoría psicoanalítica. En este período Jung critica a Freud por centrar demasiado los
descubrimientos del complejo de Edipo en las experiencias de su propia persona y aboga además por la desexualización de la
teoría. Es en este contexto que se produce la ruptura definitiva.
A pesar de que la mayor parte de los psicoanalistas freudianos no acepten la denominación jungiana de «complejo de Electra»,
todos coinciden en la importancia de diferenciar estos procesos en el niño y en la niña, ya que por sus distintos rasgos y
posesiones deben ser tratados de forma distinta entre uno y otra.
Jacques Lacan hace una lectura diferente del concepto freudiano y lo reconstruye en varios aspectos esenciales. Lacan destaca
que Freud se basó en un mito, es decir no en un hecho, sino en una ficción, en algo que ocurre no en la esfera de lo real sino en el
ámbito de lo simbólico, es decir, en algo que sucede en el lenguaje. Para Lacan el padre que juega un papel en el complejo de
Edipo no es un padre real sino que es una función: la función paterna, un lugar en la estructura que puede ser ocupado por otros
representantes, no necesariamente el padre real. Lo que resulta relevante para Lacan es la ficción de una instancia que representa
la ley, es decir, la prohibición del incesto. Lacan denomina a esta instancia el Gran Otro y puede estar asumida por diversas
figuras de la autoridad: jueces, policías, maestros, profesores, clérigos, etc. Es el momento de la subordinación del niño a esta
instancia lo que permite su entrada en el orden de lo simbólico, es decir del lenguaje, del discurso del mundo social y de sus
normas. Para Lacan la salida del complejo de Edipo es entonces la renuncia a la madre y el comienzo de los intentos de llenar ese
lugar estructural de la falta con otros «objeto causa del deseo», también denominado «pequeño otro» u «objeto a».
Melanie Klein recoge algunos aspectos de la descripción freudiana del concepto, pero sitúa el Edipo en el primer año de vida del
niño, postulando además que la fase tiene un trascurso similar en ambos sexos. Para Melanie Klein, la relación con el pecho
materno sería el factor fundamental que rige todo el desarrollo psicosexual del niño. Son las relaciones de satisfacción y
frustración experimentadas con este primer objeto las que permiten orientar el deseo hacia nuevos objetos, en su teoría,
primeramente hacia el pene del padre. Pero la frustración inevitable que representa este objeto haría que el lactante regresara al
objeto primario. De este modo, el pecho y el pene constituyen los primeros objetos de deseo oral del lactante. Los seres humanos
contarían, de acuerdo con su teoría, con un saber congénito acerca de la existencia del pene y la vagina. El Edipo se configura
porque el lactante desea una satisfacción constante, por lo que al no obtenerla, aparecería la frustración y la agresión. Ocurriría
entonces una idealización del pecho bueno (la madre buena) y una dirección de la agresión hacia el pecho malo, que se
transformará en el prototipo de todas las relaciones objetales frustrantes posteriores.
Uno de los principales y primeros críticos fue Westermarck. Ya en época de Freud, Westermarck enunciaba el efecto que lleva su
nombre: concluía que nadie sentía atracción sexual por aquellas personas con las que había compartido su infancia. Este rechazo
natural al incesto puede ser un claro factor evolutivo, puesto que la consanguinidad aumenta gravemente el peligro de
malformaciones y enfermedades congénitas.4
Arthur Wolf hizo una exhaustiva investigación de campo y de archivos en el norte de Taiwán, donde hasta hace poco había dos
tipos de matrimonio de menores, que él llama mayor y menor. En el matrimonio mayor, la chica se muda a la casa de sus suegros
el día de la boda. En el matrimonio menor, la chica es criada por sus futuros suegros casi desde el momento de nacer. En el primer
caso, los futuros esposos solo se conocen a partir de su casamiento efectivo; en el segundo, los chicos se crían como hermanos.
Wolf estudió durante un cuarto de siglo la historia de 14.402 matrimonios de ambos tipos, haciendo investigación de campo y
usando archivos que cubren el período 1905-1945 de la ocupación japonesa. ¿Cuál de los dos matrimonios tuvo más éxito,
medido en duración, número de hijos y fidelidad conyugal? El primero, o mayor. Wolf resume así su principal conclusión: "Lejos
de concebir una atracción sexual por miembros de la misma familia, los niños desarrollan una fuerte aversión sexual como
resultado de la asociación inevitable. Por tanto, concluyo que la primera premisa de la teoría edípica [la naturalidad del deseo
incestuoso] es errada".4
En la misma postura, los sociólogos Lionel Tiger y Joseph Shepher estudiaron más de 34.000 casos y gran cantidad de datos
administrativos procedentes de los kibutz, en los cuales los niños se crían en común, por una nodriza, sin tener mucho contacto
con los padres. El resultado seguía siendo que la familiaridad durante la infancia influía luego en una indiferencia sexual.5
Por otra parte, desde la biología, muchos investigadores afirman que la aversión al incesto sería natural en muchas especies. En
efecto, A. H. Harcourt, zoóloga británica, ha comprobado la evitación del incesto madre-hijo en los gorilas que ha tenido bajo
estudio en Ruanda. Esto mismo fue corroborado posteriormente por Dian Fossey (1985) en Uganda. Después de cuatro años
estériles en el zoológico de Philadelphia (Pfennig y Sherman, 1995), Jessica, una hembra de gorila de llanura, fue trasladada al
parque de San Diego, donde quedó preñada inmediatamente. La discriminación por parentesco puede explicar por qué Jessica no
se apareó hasta que se la puso en contacto con machos distintos de aquellos con los que había convivido desde edad temprana.5
La teoría ha sido también muy fuertemente criticada al interior del psicoanálisis. Por ejemplo, en la interpretación que Erich
Fromm hace del complejo de Edipo freudiano, el Edipo no se trataría en primera línea de un conflicto desencadenado por deseos
incestuosos. Si bien Fromm reconoce que la estructura descubierta por Freud es contrastable con fenómenos que ocurren en la
realidad del desarrollo infantil, eso no tendría necesariamente que ver con la sexualidad. El centro y origen del odio y rivalidad
con el padre estarían determinados, según este autor, por la rebelión contra la autoridad paterna y las estructuras sociales
patriarcales que representa.
La psicoanalista alemana Karen Horney hace una crítica profunda a las ideas que sostienen el concepto freudiano, planteando que
la envidia del pene constituye una ofensa a las mujeres.13
Durante los años 1980, cuando comenzaron a ampliarse los estudios sobre abuso sexual infantil, se comenzó a cuestionar la idea
de "fantasías de seducción" durante el complejo de Edipo con el argumento de que escondían casos reales de abuso. Algunos
psicoterapeutas acusaron a la teoría psicoanalítica del Edipo y la Fantasía de seducción de la histeria de invisibilizar el abuso
sexual realmente cometido desresponsabilizando a los perpetradores al cargar la responsabilidad sobre los niños y sus fantasías
edípicas. Algunos psicoanalistas llegaron a cuestionar que Freud realmente haya abandonado su teoría de la seducción parental a
la que llamó Fuente del Nilo.14 15 16 17
La universalidad cultural del complejo de Edipo también ha recibido objeciones desde otras disciplinas y por investigadores
ajenos al psicoanálisis. Es así como Bronislaw Malinowski, antropólogo británico de origen polaco y fundador de la antropología
funcionalista, intentó refutar la pretendida universalidad con datos empíricos. Mostró, por ejemplo, como entre los habitantes de
las Islas Trobriand en Papúa Nueva Guinea un niño era una criatura de su madre y del espíritu de sus ancestros, quedando vacío el
lugar del padre. El tabú del incesto estaba allí referido a la hermana y no a la madre. En respuesta a esta crítica desde la
antropología, Ernest Jones defendió en su momento de manera ortodoxa la validez universal del complejo de Edipo aduciendo
que en el sistema matriarcal de los trobriandeses lo que existía era una negación del rol del padre en la reproducción y un
desplazamiento hacia la figura del tío.18 Hasta hoy la discusión continúa y el problema no ha podido ser zanjado de manera
definitiva, ni por parte del psicoanálisis, ni por parte de la antropología.
Arthur Wolf hizo una exhaustiva investigación de campo y de archivos en el norte de Taiwán, donde hasta hace poco había dos
tipos de matrimonio de menores, que él llama mayor y menor. En el matrimonio mayor, la chica se muda a la casa de sus suegros
el día de la boda. En el matrimonio menor, la chica es criada por sus futuros suegros casi desde el momento de nacer. En el primer
caso, los futuros esposos solo se conocen a partir de su casamiento efectivo; en el segundo, los chicos se crían como hermanos.
Wolf estudió durante un cuarto de siglo la historia de 14.402 matrimonios de ambos tipos, haciendo investigación de campo y
usando archivos que cubren el período 1905-1945 de la ocupación japonesa. ¿Cuál de los dos matrimonios tuvo más éxito,
medido en duración, número de hijos y fidelidad conyugal? El primero, o mayor. Wolf resume así su principal conclusión: "Lejos
de concebir una atracción sexual por miembros de la misma familia, los niños desarrollan una fuerte aversión sexual como
resultado de la asociación inevitable. Por tanto, concluyo que la primera premisa de la teoría edípica [la naturalidad del deseo
incestuoso] es errada".4
En la misma postura, los sociólogos Lionel Tiger y Joseph Shepher estudiaron más de 34.000 casos y gran cantidad de datos
administrativos procedentes de los kibutz, en los cuales los niños se crían en común, por una nodriza, sin tener mucho contacto
con los padres. El resultado seguía siendo que la familiaridad durante la infancia influía luego en una indiferencia sexual.5
Por otra parte, desde la biología, muchos investigadores afirman que la aversión al incesto sería natural en muchas especies. En
efecto, A. H. Harcourt, zoóloga británica, ha comprobado la evitación del incesto madre-hijo en los gorilas que ha tenido bajo
estudio en Ruanda. Esto mismo fue corroborado posteriormente por Dian Fossey (1985) en Uganda. Después de cuatro años
estériles en el zoológico de Philadelphia (Pfennig y Sherman, 1995), Jessica, una hembra de gorila de llanura, fue trasladada al
parque de San Diego, donde quedó preñada inmediatamente. La discriminación por parentesco puede explicar por qué Jessica no
se apareó hasta que se la puso en contacto con machos distintos de aquellos con los que había convivido desde edad temprana.5
La posición de Westermarck tiene fuerte apoyo de los datos tanto etológicos como etnográficos. El
contacto cercano con los parientes inmediatos en la vida temprana es crucial para la activación de
mecanismos de evitación del incesto en una amplia variedad de animales, desde los campañoles de la
pradera a los babuinos y a los chimpancés.
Pero sin duda la evidencia más convincente es un cuerpo de datos recogidos por investigadores
independientes desde 3 poblaciones humanas culturalmente distintas. Estos datos indican
abrumadoramente que la gente no desarrolla deseos sexuales hacia los familiares de su infancia. El
primero de estos estudios fue conducido por Yonina Talmon, quien encontró que, de 125 parejas que
habían crecido en kibutzim israelíes, en ningún caso ambos habían sido criados desde el nacimiento en
la misma casa o grupo de pares. Tampoco ella encontró ningún affair amoroso entre miembros del
mismo grupo (sabras). Los siguientes estudios de kibutzim arrojaron resultados similares: ningún
matrimonio y muy pocas relaciones sexuales extramaritales entre sabras (Parker). El más ambicioso de
estos estudios posteriores fue conducido por Joseph Shepher, quien examinó los registros de
matrimonio de más de 2.769 individuos criados en kibutz. Su investigación reveló un patrón
interesante: no encontró ningún matrimonio entre personas que hubiesen sido miembros del mismo
kibutz durante la niñez temprana (0 a 6 años de edad), solo 8 matrimonios entre personas que habían
sido miembros del mismo kibutz durante la niñez tardía (6 a 12 años de edad), y solo 9 matrimonios
entre personas que habían estado en el mismo kibutz durante la mayor parte de su adolescencia (12 a
18 años de edad). La investigación de Shepher indica que los mecanismos que inhiben el deseo sexual
entre familiares tienen su periodo más sensible entre el nacimiento y los 6 años de edad. Pero Shepher
no solo indagó los registros de matrimonios. También investigó las preferencias sexuales premaritales
de adolescentes criados en kibutzim: los jóvenes señalaban que casarse con una persona de la misma
casa de uno sería como casarse con su hermana o hermana. Reveladoramente, Shepher encontró solo
un caso de actividad heterosexual entre adolescentes que habían sido miembros del mismo kibutz, y en
este caso el varón no había entrado al kibutz hasta que él tuvo 10 años de edad. Estos hallazgos son
especialmente relevantes dada la política de apertura de los kibutzim sobre asuntos sexuales y dado el
aliento que daban los padres al matrimonio entre sabras (Shepher).
Otro “experimento natural” que apoya la hipótesis de Westermarck fue reportado por Arthur Wolf,
quien, junto a su colega Chieh-shan Huang, estudió matrimonios simpua en Taiwán. En el matrimonio
simpua, una pareja es prometida en la infancia, y la destinada-a-ser-novia es criada en la casa de su
futuro marido. Wolf y Huang encontraron que las parejas simpua frecuentemente sienten aversión hacia
consumar su unión, y que las tasas de infidelidad y divorcio son más altas entre parejas simpua que
entre otras parejas. Además encontraron que la tasa de nacimientos era cerca de 30% menos para las
parejas simpua que para otras parejas (presumiblemente debido a una menor frecuencia de relaciones
sexuales).
Evidencia adicional de que la familiaridad en la infancia produce apatía o aversión sexual viene de la
práctica libanesa de casar al hijo de un hermano con la hija del otro. Puesto que los hermanos tienden a
vivir cerca, sus hijos crecen en contacto continuo entre sí. Justine McCabe encontró que estos
matrimonios produjeron 23% menos hijos y tuvieron una probabilidad 4 veces mayor de terminar en
divorcio que los matrimonios entre personas no relacionadas. Además, los matrimonios entre primos
que no fueron criados cerca entre sí mostraron un perfil similar al de los matrimonios entre personas no
relacionadas, lo que indica que la familiaridad en la infancia y no el grado de parentesco fue la causa
del deseo sexual disminuido entre primos que crecieron juntos.
Scalise Sugiyama, Michelle (2001). New science, old myth. An evolutionary critique of the
Oedipal paradigm. Mosaic, 34, 1: 121-136
Otra crítica que se ha relizado es la idea de que la teoría de que los niños fantasean con ser "seducidos" por sus padres encubre los
abusos sexuales, ya que la palabra "seducción" es un eufemismo para referirse a la violencia del abuso sexual y, por otra parte,
Freud cambió su inicial "teoría de la seducción" por la "teoría de la fantasía" según la cual los reportes de abusos sexuales suelen
ser fantasías de quienes reportan tales hechos, pero estas fantasías tienen el mismo efecto patógeno que tienen los abusos sexuales
reales cuando estos de verdad ocurren. La teoría del complejo de Edipo se habría formulado para atribuir estas fantasías a los
niños/as, exculpando a los adultos. Patrizia Romito (2007) señala que:
La nueva teoría de la histeria era mucho más aceptable: el trauma no consistía ya en una verdadera
agresión sexual por parte de un adulto, sino en la proyección de las propias fantasías de los niños y
niñas. El complejo de Edipo, según el cual cada niño desea tener una relación sexual con el progenitor
del sexo opuesto –exactamente lo contrario de la teoría original sobre la etiología de la histeria- devino
el fundamento inflexible del psicoanálisis. En la continuación de su carrera, ya Freud hablará siempre
de “fantasías”, afirmando que los relatos de los pacientes acerca de violencias sexuales sufridas eran
falsos, imaginados. La negación de Freud fue profunda y definitiva. Por ejemplo, en 1931 trató de
oponerse a la publicación del ensayo ‘Confusión de lenguas entre adulto y niño’, en el que Sandor
Ferenczi, su ex alumno, sostenía la frecuencia del incesto y sus consecuencias devastadoras. A la
muerte de Ferenczi, en 1933, Ernest Jones, alumno y biógrafo de Freud, obtuvo del propio Freud el
consentimiento para destruir la traducción inglesa del ensayo. Una traducción inglesa del trabajo de
Ferenczi fue publicada solo en 1949. Una sombra posterior fue lanzada sobre el asunto por el hecho de
que Jones fue acusado repetidamente de abusos sexuales sobre pacientes e incluso sobre niñas
(Masson, 1948).
Romito, Patrizia (2007). Un silencio ensordecedor: la violencia ocultada contra mujeres y niños.
Barcelona, España: Editorial Montesinos, p. 160.
Véase también
Preedípico
Complejo de Electra
Complejo de castración
Fuente del Nilo
Referencias
1. Laplanche, Jean & Jean-Bertrand Pontalis, Diccionario de Psicoanálisis, Paidos, B. Aires 9ª. Edición 2007, pág.
67, (Título original: Vocabulaire de la Psychanalyse, 1967)ISBN 950-12-7321-0
2. La palabra «complejo» es usada aquí como término técnico psicoanalítico que hace referencia a un conflicto, «a
un conjunto organizado de deseos amorosos y hostiles que el niño experimenta respecto a sus padres»
(Laplanche & Pontalis, Ibid) y es radicalmente diferente al uso que hace de ella la psicología o el lenguaje
popular, como por ejemplo, en la expresión tener complejos o estar acomplejado.
3. Elisabeth Roudinesco und Michel Plon. Artículo: Edipo(Complejo de): Diccionario de Psicoanálisis, Paidós, 2ª
edición revisada y actualizada 2008, p. 247(Título original: Dictionnaire de la Psychanalyse, traducción de Jorge
Piatigorsky y Gabriela Villalba). ISBN 978-950-12-7399-1
4. Childhood Association and Sexual Attraction: A Further Test of theWestermarck Hypothesis." American
Anthropologist 72:503-15, (1970), Wolf, Arthur, P. (http://www.jstor.org/stable/pdf/672994.pdf?seq=1#page_scan_
tab_contents).
5. El Complejo de Edipo, y la antropología, biología, sociología, neurología.En:monografias.com (http://www.monogr
afias.com/trabajos104/complejo-edipo-segun-neurologia-psicologia-sociologia-antropologia-y-biologia/complejo-e
dipo-segun-neurologia-psicologia-sociologia-antropologia-y-biologia.shtml).
6. Freud, Sigmund: Sobre un tipo particular de la elección de objeto en el hombre (Contribuciones a la psicología
del amor, I) (1910) en: Obras Completas, Vol. XI, Amorrotu, B. Aires, 9ª Edición, 1996, pág. 157, ISBN 950-518-
587-1 (Traducción del alemán por José Luis Etcheverry, título original: Über einen besonderen Typus der
Objektwahl beim Manne (Beiträge zur Psychologie des Liebeslebens, I).
7. Freud, Sigmund , Op. Cit. Sobre las teorías sexuales infantiles, Vol. IX (1908).
8. Laplanche, Jean & Jean-Bertrand Pontalis, Diccionario de Psicoanálisis, Paidos, B. Aires 9ª. Edición 2007, pág.
66. (Título original: Vocabulaire de la Psychanalyse, 1967)ISBN 950-12-7321-0
9. Freud, Sigmund, Op. Cit. Tótem y tabú. Algunas concordancias en la vida anímica de los salvajes y de los
neuróticos, Vol. XII, (1913).
10. Freud, Sigmund: Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos en: Obras
Completas, Vol. XIX, Amorrotu, B. Aires, 9ª Edición, 1996, pág. 275, ISBN 950-518-595-4 (Traducción del alemán
por José Luis Etcheverry, título original: Einige psychische Folgen des anatomischen Geschlechtsunterschieds,
1925).
11. de la Macorra, Bárbara. «El complejo de Edipo» (http://www.serpadres.es/3-6-anos/educacion-desarrollo/articulo/
el-complejo-de-edipo-711485433612). serpadres.es. Consultado el 25 de marzo de 2017.
12. Freud, Sigmund (2000). «1. El yo y el ello (1923). III. El yo y el superyo (ideal del yo)». Obras completas de
Sigmund Freud. Volumen XIX - El yo y el ello, y otras obras (1923-1925). Amorrortu Editores. pp. 33-40. ISBN 978-
950-518-595-5.
13. Elisabeth Roudinesco und Michel Plon. Artículo: Horney, Karen, nacida Danielsen (1885-1952): Diccionario de
Psicoanálisis, Paidós, 2ª edición revisada y actualizasa 2008, p. 498 (Título original: Dictionnaire de la
Psychanalyse, traducción de Jorge Piatigorsky y Gabriela Villalba). ISBN 978-950-12-7399-1
14. Jeffrey Moussaieff Masson. El asalto a la verdad: la renuncia de Freud a la teoría de la seducción (http://books.g
oogle.com.ar/books/about/El_asalto_a_la_verdad.html?id=_OlrAAAACAAJ&redir_esc=y). Barcelona, Seix Barral.
ISBN 978-843-22-4552-7.
15. Para releer a Freud: cien años de los Tres Ensayos para una teoría sexual (http://www.topia.com.ar/articulos/par
a-releer-freud-cien-a%C3%B1os-de-los-tres-ensayos-para-una-teor%C3%AD-sexual), Juan Carlos Volnovich,
Revista Topía
16. Intebi, Irene (2007). La niñez a lo largo del tiempo, capítulo 2 en Abuso sexual infantil en las mejores familias.
Granica 2008, Argentina, ISBN 978-950-641-252-4.
17. Tort, Michel (2008). «La violencia sexual, el padre y el psicoanálisis, pág. 459/480». Fin del dogma paterno.
Paidós, Buenos Aires, ISBN 978-650-892-288-5.
18. Elisabeth Roudinesco und Michel Plon. Artículo: Malinowski, Bronislaw (1884-1942): Diccionario de Psicoanálisis,
Paidós, 2ª edición revisada y actualizasa 2008, pp. 679-681 (Título original: Dictionnaire de la Psychanalyse,
traducción de Jorge Piatigorsky y Gabriela Villalba). ISBN 978-950-12-7399-1
Bibliografía
Freud, Sigmund, Obras completas, Amorrortu Editores: Buenos Aires/Madrid, 1978/2006. ISBN 950-518-575-8.
Malinowski, Bronislaw (1982). Estudios de psicología primitiva: el complejo de Edipo. Ediciones Paidós Ibérica.
ISBN 978-84-7509-140-2.
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