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I.

INTRODUCCIÓN
La Unión Europea cuenta con ciertos elementos que a todas luces la hacen parecer un imperio:
límites fijos, instituciones para el buen gobierno a lo largo y ancho de cada uno de los países
miembros, así como una fuerte (y creciente) presencia a nivel internacional, objetivos comunes de
paz y bienestar, sin embargo, a diferencia de los ‘imperios tradicionales’, la unificación de Europa
no ha tenido como causa principal la conquista u obtención de territorios con tintes beligerantes,
sino más bien la defensa y cooperación estratégica de y entre las naciones que la conforman,
para proteger sus intereses. El presente reporte busca identificar las características que hacen de
la coalición de los pueblos europeos una unidad política de corte imperial clásico y cuáles de ellas
han evolucionado para hacer de Europa una nueva forma de organización política en la que la
diversidad de las unidades que la componen se relacionan en distintos niveles institucionales.

II. DESARROLLO
Unidad en la diversidad
La construcción de unos “Estados Unidos de Europa” implicó, en sus inicios, fuertes motivaciones
militares1 y de seguridad. La unión de Europa fue promovida a mediados del siglo XX,
principalmente, como reacción a las frecuentes y altamente letales guerras entre estados,
habitualmente en torno a Francia y Alemania, así como a las guerras civiles y la inestabilidad
política interna, que culminaron en la segunda guerra mundial entre 1939 y 1945.
Una serie de acuerdos económicos entre varios estados europeos fueron concebidos como
instrumentos para reducir la competencia por recursos estratégicos como el carbón, el acero y la
energía atómica y, por esta vía, prevenir algunas causas importantes de las guerras.
La Europa imperial, a lo largo de su proceso de unificación, ha permitido el desarrollo paralelo de
amplios mercados y especialización económica regional, así como de una amplia comunicación y
culturas plurales. Además de estructuras federales incluyentes e instituciones democráticas de
pequeño tamaño.

Mercados especializados
Los progresos hacia una unión ‘cada vez más estrecha’ han sido bajo el objetivo de agregar
recursos a través del comercio. La unión de Europa, sobre una base económica, ha tenido mucho
éxito en la difusión de los beneficios del libre comercio, previniendo la ocurrencia de motivos para
nuevas guerras entre los estados miembros, además de promover la prosperidad y el bienestar.
1
De modo similar a la creación de Estados Unidos en el siglo XVII, concebida como un mecanismo de autoprotección de
comunidades pequeñas recién independizadas respecto de la antigua potencia colonial y otras amenazas exteriores.

1
El grado de integración económica, a través de los territorios europeos, ha aumentado con las
continuas ampliaciones y la progresiva diversificación económica de la Unión.
A medida que los mercados internacionales se integran (incluyendo a la Unión Europea), cada
región tiende a especializarse en unas pocas actividades clave y a vender a mercados amplios.
Las fuerzas del desarrollo desigual pueden cambiar con el tiempo, pero dentro de un mercado
común con una moneda común, las regiones que han estado fuertemente interrelacionadas dentro
de un estado podrían no ser necesariamente socios comerciales preferentes en el futuro.
Una diferenciación económica regional cada vez mayor a través de Europa no necesariamente
debería producir más desigualdades de renta si muchas regiones se especializasen en diferentes
actividades ventajosas. Esta creciente diferenciación territorial probablemente generará demandas
sectoriales y territoriales cada vez más diferenciadas, las cuales deberían conducir también a
diversas formas de descentralización institucional.

Plurilingüismo dual
Europa es un imperio multilingüe pues coexisten una multitud de lenguas locales, estatales y
trasnacionales con unas pocas lenguas francas2.
En la Unión Europea de 27 miembros hay 403 lenguas habladas por al menos 300,000 personas;
mientras que en 23 de los 27 estados miembros de la Unión Europea se hablan varias lenguas. La
mayor parte de los europeos ha favorecido el inglés como lengua neutral, remediando la rivalidad
entre el francés y el alemán. El número de hablantes de inglés, como primera lengua en Europa,
es menor que el del francés o del alemán, razón por la que el número de europeos capaces de
hablar inglés es el triple que los que lo hablan como primera lengua.
Las instituciones de la Unión Europea tienen 20 lenguas oficiales4. La comunicación entre los
funcionarios de la Unión Europea y los medios de comunicación generalmente es en inglés,
francés y alemán.

Autogobierno a la carta

2
El término lengua franca hace referencia al idioma adoptado para el entendimiento común entre personas que no tienen
la misma lengua materna. La aceptación de ésta puede deberse a mutuo acuerdo o a cuestiones políticas, económicas, etc.
3
Alemán, inglés, bretón, búlgaro, castellano, catalán, checo, corso, croata, danés, eslovaco, esloveno, estonio, finlandés,
flamenco, francés, frisio, friuliano, gaélico, gallego, griego, holandés, húngaro, italiano, letón, lituano, luxemburgués, maltés,
occitano, polaco, portugués, romanche, rumano, ruso, sardo, serbio, sueco, turco y vasco.
4
Actualmente la Unión Europea tiene 23 lenguas oficiales y de trabajo: alemán, búlgaro, checo, danés, eslovaco, esloveno,
español, estonio, finés, francés, griego, húngaro, inglés, irlandés, italiano, letón, lituano, maltés, neerlandés, polaco,
portugués, rumano y sueco.

2
En la Unión Europea proliferan las unidades políticas pequeñas, las cuales adoptan fórmulas
institucionales muy variadas: de los 27 estados miembros, 20 son repúblicas y 7 monarquías; 22
son regímenes parlamentarios en los que el ejecutivo es electo por el parlamento, en 5 el
presidente directamente y tiene poderes ejecutivos importantes. Hay multipartidismo –en la
mayoría de los países– y reglas electorales de representación proporcional; 2 aún utilizan
sistemas electorales basados en el principio de mayoría, mientras que 4 han adoptado sistemas
mixtos.
La cooperación trasnacional se desarrolla no sólo entre regiones dentro de los grandes estados
tradicionales, sino también a través de las fronteras estatales, hasta la formación de euro
regiones5 y ligas de regiones no fronterizas, creando incentivos para el autogobierno y la
cooperación pacífica entre unidades políticas pequeñas que hubieron de estar en conflicto dentro
de los límites asfixiantes de los estados soberanos.

El ejemplo de la Alemania Federal


Alemania es la mejor muestra de relaciones federales entre un número de unidades políticas
pequeñas dentro de un estado grande, lo anterior debido, en gran medida, al hecho de que el
federalismo fue establecido, después de la segunda guerra mundial, con la finalidad de debilitar al
estado alemán y favorecer los gobiernos territoriales.
A raíz de la reunificación con la parte oriental del país, el número de territorios quedó fijado en 16.
Se han desarrollado notables especializaciones y diferencias económicas, entre los territorios, los
cuales han promovido la competencia y la emulación interterritorial.
La gran protección y el importante aumento de las competencias de los gobiernos territoriales han
promovido una competencia interterritorial y han sido, en parte, resultado de la cooperación
federal. Políticamente se han desarrollado distintas variantes de sistemas multipartidistas en
diferentes territorios, permitiendo diferentes fórmulas de gobiernos territoriales de coalición
multipartidista. La mayor parte de los gobiernos territoriales han estado dirigidos por partidos que
no participaban en el gobierno federal del momento. La variedad de combinaciones políticas
también ha producido una creciente variedad de fórmulas institucionales y de sistemas electorales
entre los diferentes territorios.

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Formas particulares de cooperación transfronteriza, tanto como manifestaciones emblemáticas de la recomposición poli
céntrica del territorio europeo. Poseen generalmente una serie de características comunes: son permanentes, tienen una
identidad separada de la de sus países miembros, tienen recursos administrativos, técnicos y financieros propios y poseen
mecanismos internos de toma de decisiones. La mayor parte de las Euro regiones posee a su vez un Consejo, una
Presidencia, Grupos de trabajo por temáticas y una Secretaría (Biblioteca Virtual de Derecho, Economía y Ciencias Sociales,
Universidad de Málaga).

3
Federaciones asimétricas
Los estados europeos más grandes están cada vez más descentralizados, las unidades políticas
pequeñas tienden a desarrollar fórmulas políticas e institucionales heteromorfas respecto del
estado, crean crecientes asimetrías en la distribución de los poderes y las estructuras
institucionales, mientras que unas pocas regiones (estados, territorios, naciones, regiones o
comunidades autónomas) emergen como particularmente creativas y se distinguen de las demás
unidades. Federalismo y descentralización en Europa significan ‘diversificación’, esto se puede
percibir en los ejemplos de estados como el belga, el italiano, el francés, el austriaco, etc.

Cooperación sin fronteras


Se desarrolla entre regiones dentro de los grandes estados trasnacionales y a través de las
fronteras estatales, promoviendo la formación de euro regiones y ligas de ciudades y regiones no
fronterizas. A medida que las fronteras, las aduanas, los controles de policía y las oficinas de
cambio de moneda se han evaporado, las regiones vecinas situadas a diferentes lados de las
antiguas fronteras tienden a coordinar sus intereses comunes y a desarrollar soluciones de ‘buena
práctica’.
Las áreas más destacadas de cooperación albergan el desarrollo rural y agrario, los transportes,
los puentes, el medio ambiente, los medios de comunicación, la educación y el turismo. Las
relaciones son facilitadas por la proximidad lingüística y religiosa, la existencia de estructuras
gubernamentales locales bien establecidas y activas, así como la identificación de objetivos
concretos.
Actualmente hay 61 eurorregiones, que han desarrollado más de 150 programas basados en
acuerdos y tratados bilaterales o trilaterales para la cooperación a través de las fronteras desde el
decenio de 1980. Las eurorregiones están situadas sobre todo en el área del Benelux (Bélgica,
Holanda y Luxemburgo), en la Europa Central (Alemania, Austria, República Checa y Polonia) y
en Escandinavia (Finlandia, Suecia y Noruega).
En suma, las tradicionales relaciones y cooperaciones directas entre estados, basadas en el
mutuo reconocimiento de su soberanía, están siendo reemplazadas en la Unión Europea por
relaciones directas entre unidades pequeñas, tanto si éstas se organizan como estados, regiones,
ciudades y otras estructuras. La cooperación a través de las fronteras entre gobiernos regionales y
locales elimina un elemento crucial de la soberanía de los estados.

Democracia multinivel

4
La construcción de instituciones comunes de ámbito europeo ha requerido consenso entre los
estados miembros en torno de principios democráticos, los cuales han sido la enseña del proceso
de construcción de la Unión Europea, junto con el desarrollo de relaciones económicas orientadas
al mercado.
Durante medio siglo, las instituciones políticas de ámbito europeo han evolucionado desde las
correspondientes a una organización internacional basada en relaciones diplomáticas a otras que
se aproximan a una unión federal. Una serie de decisiones empezaron a ser ejecutadas por sólo
un conjunto de los estados miembros, en contraste con las tomadas por el inefectivo modelo
tradicional, abriendo la puerta a lo que se ha llamado cooperación reforzada. Con estas
decisiones, la mayor parte de los estados más grandes de Europa dejaron de ser capaces de
ejercer soberanía en materias que habían definido sus poderes fundamentales desde el siglo XVII.
Los ulteriores desarrollos institucionales generaron relaciones federalizantes. Entre ellas está, la
toma de decisiones conjunta por una mayoría cualificada del Consejo de Ministros y una mayoría
simple del Parlamento Europeo, con el objetivo de que se apliquen a todos los países de la Unión.
Con estos procedimientos, las unidades territoriales, tal como están representadas en el Consejo,
comparten poder de decisión con los representantes parlamentarios del conjunto de los
ciudadanos europeos.

Partidos políticos europeos

Algunos de los importantes cambios recientes en las relaciones interinstitucionales que han ido
erosionando la soberanía de los estados miembros de la Unión Europea han sido en gran parte
resultado de iniciativas de los partidos políticos más que de los gobiernos de los estados. Los
partidos políticos en el Parlamento Europeo han participado en un largo proceso de formación de
Grupos Políticos Europeos cada vez más amplios, que ha aumentado la capacidad del
Parlamento de tomar decisiones colectivas; esto ha facilitado la cooperación interinstitucional y ha
permitido una gobernanza relativamente efectiva y consensual de una Unión Europea muy
pluralista.

Federalismo en construcción
Para que la diversidad y la unión de Europa sean compatibles mediante un modelo federal de
gobernanza democrática, requiere mejorar algunas de sus relaciones interinstitucionales y superar
el llamado ‘déficit democrático’.

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La gobernanza de la Unión Europea comporta múltiples niveles de instituciones, ninguno de los
cuales –ni la unión, ni cada uno de los estados, ni otras unidades más pequeñas– puede ya ser
considerado ‘soberano’. Los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales pueden ser ejercidos a
diferentes niveles y en diferentes ámbitos territoriales. Compartir el poder de decisión en las
organizaciones supranacionales más amplias es una condición necesaria para el éxito de las
pequeñas naciones y un éxito en sí mismo para la Unión Europea.

III. CONCLUSIÓN
Para algunos parecerá una buena opción, para otros la más dispar de las alianzas, pero en
general el ‘traje se hace a la medida’ de quienes así lo requieran, si bien es cierto que los
requisitos para ser parte de la Unión Europea han negado a algunos el sueño de un
reconocimiento más amplio a nivel internacional, también es realidad que el acoplarse a un
sistema, como el que plantea esta unión, representa ciertos sacrificios (por ejemplo la limitación
de la soberanía), para los países miembros; sin embargo, lo más interesante del caso –y la tarea
preliminar– de los que, en su momento, fueron candidatos y ahora son miembros de ese ‘Imperio’
ha sido estudiar, observar y analizar los pros y los contras de estar bajo el cobijo del mismo,
teniendo como resultado un rompecabezas donde no todas las piezas son simétricas, siendo así
que no todas encuentran cabida, pero las que sí, han tenido incluso que ‘achatar’ las puntas y
adaptarse a las demás piezas.
A lo largo de la lectura pudimos repasar y entender las características propias del surgimiento o
integración de lo que actualmente se conoce como Unión Europea, abordando las causas tanto
internas como externas de esta unificación basada en pequeñas y grandes naciones.
De igual manera tuvimos la oportunidad de observar los distintos argumentos que han sido parte
fundamental del llamado a la unificación de Europa, pasando por aquellas que podrían
considerarse ‘sencillas’, como sería el caso de la adopción de unas cuantas lenguas comunes
(para cuestiones prácticas de comunicación), hasta la explicación de los escenarios políticos,
económicos y de identidad que han sido la pauta para la aceptación o rechazo a formar parte de la
Unión Europea.
En el marco de la unificación de varias naciones en un ‘sujeto’ de mayor peso a nivel internacional
y con más beneficios interestatales, se hace referencia a los estados más representativos de la
misma, conjuntamente con sus particularidades, surgiendo así una estructura compleja, con una
política interna (particular de cada estado), una política exterior, con relación al resto de los

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estados miembros de la Unión Europea y, de forma conjunta, a nivel internacional, una política
basada en la suma de intereses nacionales.
En la Unión Europea la interacción entre los estados, además de darse entre estados fronterizos,
también se lleva a cabo de acuerdo a las necesidades reales y creadas de cooperación en
distintos rubros, a saber: salud, cultura, comunicaciones y transportes.
Hacia el interior de las instituciones que determinan el rumbo de la Unión Europea, también se
conjugan los partidos políticos y/o alianzas que dan equilibrio a las decisiones que, como en
cualquier estado, se balancean entre la derecha, el centro y la izquierda, con base en la
conformación de una estructura multinacional cada vez más fuerte y estable.
Podemos deducir, entonces, que la lectura intenta resaltar primero, la importancia de la forma y la
evolución política de la Unión Europea; y, segundo, la viabilidad política y económica de las
pequeñas unidades dentro de esa forma. Es decir, Europa se parece a los imperios clásicos en su
extensión y motivación inicial, en los aspectos comerciales y de comunicación, sin embargo,
difiere de ellos en la conformación de las unidades políticas pequeñas y en la manera en que
éstas configuran el escenario político para consolidar las instituciones y relaciones europeas.
La lectura resulta interesante en tanto hace los distingos correspondientes para entender la
conformación de una estructura tan amplia y compleja que busca arropar a países con distintas
lenguas, diferentes historias, asimétricas formas de ver la realidad, pero con la idea común de
formar un bloque estratégico de alcance no sólo regional, sino mundial.

IV. BIBLIOGRAFÍA
• COLOMER, Josep M. Grandes imperios, pequeñas naciones, Barcelona, Anagrama, 2006,
pp. 131 – 196.
• Europa, el portal de la Unión Europea. http://europa.eu/index_es
• Biblioteca Virtual de Derecho, Economía y Ciencias Sociales, Universidad de Málaga.
http://www.eumed.net

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