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INSTITUTO TECNOLÓGICO DE CHIHUAHUA II

DIPLOMADO PARA LA FORMACIÓN Y DESARROLLO


EN COMPETENCIAS DOCENTES
Módulo 1: Competencias Docentes en la Educación Superior
Instructor: M.S.I. Héctor Ramón Flores Bernal
Tema 1: Identidad Docente
Síntesis por: Martín Alfredo González Cervantes

Chihuahua, Chih., a 17 de junio de 2019.


IDENTIDAD DOCENTE

La identidad es algo connatural al ser humano, una persona no puede no tener


identidad. De acuerdo con Day (2006) el “concepto de identidad está íntimamente
relacionada con el concepto de yo. Ambos son constructos complejos y ello se debe en
gran parte a que se basan en importantes áreas teóricas y de investigación de la
filosofía, la psicología, la sociología y la psicoterapia” (p. 5). Podría decirse, de manera
simplista, que la identidad/yo es lo que la persona “es”, su esencia, sus características
físicas, intelectuales, emocionales, etc. Sin embargo, para fines prácticos de esta
síntesis, será conveniente “ver” que el concepto identidad/yo de esta forma: el “yo”
como se menciona líneas arriba, como un ser ontológico con características de
nacimiento y las adquiridas a lo largo de su vida; y el concepto de “identidad” como
equivalente al concepto de “rol”, en este sentido, si bien la persona tiene una identidad,
a su vez tiene varios roles: padre, hijo, amigo, deportista, profesor, profesionista, etc.

Geert Kelchtermans (1993, pp. 449-450) señala que: el yo profesional, como el yo


personal, evoluciona con el tiempo y que está constituido por cinco aspectos
interrelacionados: autoimagen, autoestima, motivación para el trabajo, percepción de la
tarea y, perspectiva futura (citado por Day, 2006, p. 7).

Para Sachs (2003), identidad profesional es de dos tipos: la empresarial, que tiene que
ver con la eficiencia y responsabilidad, aceptan las normas. La segunda identidad es
activista, y tiene que ver con una persona intraemprendedor, esto es, propone,
experimenta, corre riesgos, o en otras palabras, proactiva. (citado por Day, 2006).

Con respecto a la identidad/rol docente éste “no sólo se definirán a sí mismos a través
de sus identidades pasadas y actuales, tal como las definen sus historias personal y
social y las funciones actuales, sino también a través de sus creencias y valores en
relación con el tipo de docente que esperen ser en las circunstancias, inevitablemente
cambiantes, políticas, sociales, institucionales y personales” (Day, 2006, p. 8).
Tal y como lo menciona Zabalza (2005) en la conferencia dictada en la Pontificia
Universidad Javeriana de Cali, la formación del docente se da en tres ámbito: el
disciplinar, que en nuestro contexto se correspondería con el profesional; el de
formación pedagógica y, finalmente, el de la cualidades personales. Estos tres ámbitos
tendrían su paralelismo en el TecNM con: el saber ser (cualidades personales), el saber
saber (ambiente disciplinar) y el saber actuar (lo pedagógico). En la misma conferencia
Zabala comenta, a manera de ejemplo, el caso de Inglaterra en donde los profesores
deben estar certificados como tales, y para ello se les evalúa los siguientes cinco
aspectos: “la capacidad de organización de la docencia, de lo que nosotros llamaríamos
planificación de la docencia; en la presentación de los materiales y de los contenidos
que ellos van a estar explicando; en las relaciones interpersonales que puedan
establecer y las relaciones en general con los colegas y con los alumnos; en lo que
tienen que ver con las tutorías y en los apoyos que son capaces de prestar a sus
estudiantes; y en la evaluación” (ídem).

Esto me recuerda, que el año pasado, en nuestro Instituto se llevó a cabo un proyecto
para capacitar y certificar a los docentes en las competencias de diseño e impartición
de cursos presenciales. Esta certificación incluye cuatro de las mencionadas por
Zabalza para el caso de Inglaterra, la que no está contemplada en la certificación es lo
referente a las tutorías; pero para ello el TecNM cuenta con todo un programa de
Tutorías.

Pareciera ser que para Day (2006, p. 8) un factor importante en la identidad docentes
tiene que ver con que “enseñar bien no sólo depende de saber qué enseñar, sino
también de conocer a quiénes se enseña, y como el maestro y las personas a las que
enseña cambian con el tiempo por los cambios vitales y sociales, los docentes tienen
que revisar sus propias identidades con el fin de mantenerse en conexión”.

Day (2006) afirma que:


“los alumnos necesitan maestros capaces de ser ellos mismos en clase, que
combinen la persona con lo profesional, que se apasionen con lo que enseñan y
con quienes reciben su enseñanza, que tengan fines morales, que estén
comprometidos con una enseñanza creativa, que nunca se presenten sólo en
relación con sus competencias técnicas, y que reconozcan que la enseñanza y el
aprendizaje es un trabajo que compromete las emociones y el intelecto propios y
del alumno” (p. 11).

Para logra lo anterior Day (2006) es de la opinión de que la labor docente debe ser
realizada con pasión del compromiso de la labor educativa, compromiso en el sentido
de entregarse de lleno a la actividad, de volcarse en los alumnos, de tomar en serio el
trabajo, dejando de lado los propios intereses. Sostiene que el “compromiso del
maestro está íntimamente relacionado con la satisfacción en el trabajo, la moral, la
motivación y la identidad, y sirve para predecir el rendimiento del trabajo, el ausentismo,
la aparición del síndrome del quemado y los cambios de lugar de trabajo, además de
tener una influencia importante en el rendimiento de los alumnos y sus actitudes con
respecto a la escuela” (p. 10).

La pasión del compromiso tiene un efecto positivo en la satisfacción en el trabajo, la


moral y la motivación hacia la tarea (Day, 2006, p. 16).

CONCLUSIONES

Podemos decir, en nuestro caso como docentes, que es pertinente vernos con una
identidad como persona, una identidad como docentes y una identidad profesional, o lo
que es lo mismo mí rol como una persona que es docente y mí rol como una persona
que es profesional. Dejando de lado las otras identidades/roles (padre, hijo, amigo,
deportista, etc.) porque en nuestro ambiente laboral quedan de lado. Todas las
identidades que un ser pueda “tener” invariablemente estarán influenciadas entre sí, y
además cambiarán con el tiempo, esto, en razón de ser un ser vivo.

El docente, seguramente, con el paso del tiempo va modificando su identidad docente.


Pudiera ser que no recuerde con claridad las razones por las cuáles decidió la noble
labor de ser maestro. Así, bien vale la pena reflexionar sobre lo que propone Barth
(citado por Day, 2006):

• ¿Cuál era mi visión personal cuando empecé a enseñar?


• ¿Permanece? ¿Ha cambiado? ¿Cuál es ahora?
• ¿Quiero renovarla o volver a comprometerme con ella?
• ¿Qué tengo que hacer para lograrlo?
• ¿Quién puede ayudarme?

Y siempre tener presente que la tradición pedagógica ha dicho que los profesores
tienen tres grandes ámbitos en los que deben ser competentes para que su práctica
docente sea de calidad, a saber: el disciplinar; la formación pedagógica y aquellas
cualidades personales que están íntimamente relacionadas con la labor docente
(Zabalza, 2005. p. 104).

REFERENCIAS

DAY, Chistopher (2006). PASIÓN POR ENSEÑAR. La Identidad personal y profesional


del docente y sus valores. Narcea S.A. de Ediciones. Madrid.

Zabalza, Miguel Ángel (2005). COMPETENCIAS DOCENTES. Conferencia


pronunciada en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, el 9 de febrero de
2005.

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