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El desarrollo físico de los niños entre 3 y 6 años es acelerado, son más altos y
pesados y mas musculosos que las niñas. El sistema corporal interno está
madurando y todos los dientes están presentes.
Los patrones de reposo-vigilia cambian durante esta etapa, los niños duermen
más profundamente en la noche de lo que dormirán más tarde en la vida.
Caminar y hablar dormidos durante el reposo son comunes en esta etapa. Aunque
el sonambulismo es inofensivo, los sonámbulos pueden estar en riesgo de
lastimarse.
Las habilidades motoras finas, como abotonar una camisa y dibujar, involucran la
coordinación ojo-mano y músculos pequeños. Estos avances permiten que los
niños adquieran mayor responsabilidad para su cuidado personal.
Piaget denomino a la niñez temprana como la etapa preoperacional porque los
niños todavía no están listos para realizar operaciones mentales que requiere el
pensamiento lógico. El desarrollo característico en esta etapa es una gran
expansión en el uso del pensamiento simbólico o habilidad de representación, el
cual empieza a emerger al final de la etapa sensoriomotora.
El desarrollo simbólico permite a los niños reflexionar sobre la gente, los objetos y
eventos que no están presentes físicamente. Ayuda a los niños a hacer juicios
más exactos de las relaciones espaciales. Pueden entender el concepto de
identidad, vincular causa y efecto, categorizar cosas vivas y sin vida.
La noción de intelecto que se manifiesta entre los 3 y 5 años incluye darse cuenta
de los propios procesos del pensamiento del niño, cognición social, entender que
la gente puede mantener falsas creencias, la habilidad para el engaño, habilidad
para distinguir la apariencia de la realidad y la habilidad para distinguir la fantasía
de la realidad.
Las dos pruebas psicométricas de mayor uso para esta etapa son la Escala de
Inteligencia de Stanford-Binet y la Escala de Inteligencia para Preescolar y
Primaria de Wechsler.
La evolución de las capacidades físicas que los niños necesitan desarrollar para
adaptarse al entorno como aprender a mirar y a reconocer a las personas, sujetar
un vaso o comer con una cuchara resultan realmente asombrosa. Se trata de
tareas complejas que requieren de una combinación de coordinación, percepción y
fuerza. Este desarrollo físico les proporciona las capacidades necesarias para
explorar e interactuar con su entorno.
El crecimiento del niño en los años preescolares es más lento que durante los tres
primeros años de vida. El crecimiento se produce mayormente en las piernas y en
el tronco con un aplanamiento de la tripa.
DESDARROLLO MOTOR:
Las capacidades motoras del niño se desarrollan muy rápidamente durante estas
edades, produciéndose cambios significativos respecto a la edad infantil anterior.
A continuación se describen los patrones de desarrollo físicos considerados más
habituales para los niños entre 3 y 5 años:
A los 3 años:
Con 4 años:
Puede coger una pelota que le lanzan a cierta distancia (1 metro y medio).
Puede abrocharse la ropa, pero no le es posible hacer nudos con los lazos.
Comienza a utilizar una tijera de punta redonda para cortar por una línea.
Utiliza las manos para coger una pelota que le tires y no tanto los brazos.
Aprender a hablar se hace practicando para que los niños puedan expresarse
correctamente de manera oral requiere de que les permitamos participar en
diferentes conversaciones, además de que escuche a los otros porque esa es una
forma de que aprendan la pronunciación y orden de las palabras a utilizar.
Cuando la mayoría de los niños del nivel preescolar se expresan lo hacen con
palabras incompletas una de las posibles causas de esto es que los padres de
familia utilizan también las mismas palabra o frases incompletas, los niños hablan
de la misma forma que sus familiares porque es la manera en que escuchan a los
otros; también se da el caso en que los niños suprimen artículos determinados e
indeterminados en el momento que establecen conversaciones con sus
compañeros o las oraciones que dicen no se encuentran bien formuladas y se
dificulta entender lo que pretenden decir.
Al hablar los pequeños pueden comunicarse con las personas que los rodean y
reflejan al mismo tiempo las diversas maneras en que se expresan padres,
hermanos, maestros, amigos y demás personas con las que interactúan de
manera cotidiana y al escuchar la forma en que hablan otros se puede mejorar
sustancialmente la expresión de los pequeños; y en el momento que tienen
acceso a la educación preescolar ya utilizan el lenguaje conforme a las
características de su propia cultura, pero una vez en la escuela obtienen un
vocabulario amplio, formal, extenso y rico en significados, por ello el lenguaje en la
escuela llega a ser una forma de que los niños recuerden acontecimientos
pasados.
Las experiencias que tiene el niño con sus iguales, desde la edad de 2 ó 5 anos,
en adelante, hasta la adolescencia no solo le ayudan en los aspectos sociales de
su desarrollo sino que además son elementos necesarios para el proceso
mediante el cual se descubre a si mismo como individuo por derecho propio. Por
lo tanto la vida del niño con sus iguales tiene importancia desde un punto de vista
afectivo y desde el punto de vista del desarrollo de su concepto de si mismo. En
su desarrollo la asociación con sus coetáneos, el hecho de compartir con ellos
ideas que no comparten en su casa, de tomar decisiones y de intervenir en
actividades en las que el y sus iguales no tienen que dar cuenta a los adultos,
constituyen elementos importantes del proceso mediante el cual aprende a valerse
por si mismo. Para aprender a vivir socialmente con sus compañeros, el niño debe
tener la oportunidad de asociarse con otros niños. Se han hecho varios estudios
para poner a prueba el efecto de la concurrencia al Jardín de Infantes. En los
estudios de esta clase es importante que se tenga en cuenta el factor de
maduración.
Entre las tendencias que señalan de manera más o menos concluyente los
estudios realizados en este campo, figuran los siguientes: los niños que concurren
al jardín de Infantes han mostrado un aumento en su participación en las
actividades de grupo y en la cantidad y variedad de los contactos sociales y una
disminución en las formas de comportamiento en los que son espectadores.
Manifestaron un aumento en su estabilidad y espontaneidad en la participación y
una disminución en la tendencia a demostrar temor a otras personas.