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Biblia y cábala
Introducción,-
1
meditación, esperamos serle de alguna utilidad a una mente deseosa de
conocimiento.
El árbol sefirótico
expuesto en forma
de columna. Los
diez sefirot son los
pro-números
2
¿Cábala, para qué?
¿Para qué sirve la cábala, qué beneficios puede reportar su estudio y cómo
podemos atraer al buscador hacia esta ciencia? Ante tales cuestiones no siempre
sabemos dar una respuesta apropiada pues depende de quién pregunte habrá un
tipo u otro de contestación. La cábala es como una novia amada de la que uno se
enamora sin responder a la razón. El enamoramiento viene a ser el sentimiento del
corazón fluyendo libremente como una corriente de fuerza que hace que toda
nuestra atención se centre en un solo objeto. La cábala no se puede enseñar, como
tampoco nadie nos puede enseñar a enamorarnos. Sin embargo, sí se puede
aprender. En cierta época de nuestra vida estamos más propensos al
enamoramiento. En las personas, también hay un momento en sus vidas en que
muchos planteamientos se vuelven caducos, en este tiempo miran hacia adentro
de sí mismos porque intuyen que la vida es algo más que las funciones fisiológicas
y algo más que las creencias que los elementos de la educación le hayan podido
infundir en su vida. Algunas personas en esa situación se convierten en
buscadores; entre éstos, los hay quienes muestran un deseo ferviente, de manera
que además de buscadores, son hombres y mujeres deseosos de conocimiento.
Este deseo los dirige hacia varios caminos, unos recorren la vía mental, otros, la
del corazón, cuando lo ideal sería conjugar las dos. El estudio de la cábala
responde a la satisfacción del deseo de conocimiento y comprende ambas vías.
En cuanto al beneficio que obtienen, habría que responder con la misma analogía
del enamoramiento ¿qué beneficio le reporta enamorarse? Si usted responde a
esto, también está respondiendo a lo otro, aunque seguramente estará arguyendo
razones para cosas del corazón, y como es sabido, el corazón no sabe de razones.
Sin embargo, como la cábala también cubre las necesidades intelectuales,
podríamos encontrar miles de razones. Pero como quiera que el deseo de
conocimiento, sea una cuestión personal, no creo que haya una forma de interesar
a alguien al que no le haya llegado su momento de búsqueda. Por tal motivo, el
presente trabajo está dirigido: a) A aquellos que se encuentran en el inicio de su
despertar de la consciencia. B) A aquellos que habiendo madurado el deseo
necesitan conocer unas cuantas cosas que les ayude a separar la paja del trigo. C.-
A los que habiéndose iniciado en el estudio de la cábala han descuidado la vía del
corazón.
La forma articulada de este trabajo contiene una estructura triangular. En una punta
del triángulo colocamos aspectos referidos a la Biblia, y que son necesarios
conocer desde un punto de vista histórico y oculto. En la segunda punta colocamos
los referidos a la cábala con algunas explicaciones que ayudan a levantar el velo
que la cubre. Y en la tercera punta del triángulo encontrará referencias al Ser desde
un punto de vista místico que, aunque menos extensos, son, si cabe, más
substanciosos.
3
Los Misterios de la Cábala, -
Tal estructuración viene dada por necesidades históricas del pueblo judío. De algún
modo podemos intuir que se han añadido “trucos” o ganchos para llevar la atención
de los judíos de la diáspora hacia las Escrituras.
El entusiasmo de los estudiantes y los engaños del yo nos lleva en muchos casos a
convertirnos en “adoradores de señales”, mientras que ellas se presentan ante
nosotros como indicadores del camino que debemos continuar recorriendo. A partir
de ahora mostraremos algunas de estas señales, las cuales nos servirán
únicamente para ver la forma en que los maestros judíos construyeron el relato de
la creación, para aumentar nuestra comprensión y correr los velos misteriosos que
envuelven a la cábala. Junto con esto se aconseja la discusión y la meditación, de
lo contrario, pasaremos unos momentos boquiabiertos, cosa que no añade nada a
la experiencia mística, que es, en suma, lo que se busca.
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En cábala, el alfabeto hebreo con sus veintidós letras – números consonantes, es
lo que sirve de base simbólica para expresar un buen número de ideas que si se
tuvieran que expresar literalmente, no seríamos capaces de hacerlo, pues un
símbolo encierra una elocuencia superior al nivel del lenguaje. Cada letra hebrea es
un símbolo, la combinación de letras forman una palabra, y éstas frases. De
manera que el símbolo se extiende como extensivas son las fases de la creación.
Las letras son piedras con las que se construyen casas – palabras -. Cada letra y
cada palabra, tienen un sentido fonético, un valor numérico y un misterio oculto
detrás de la forma. Por tanto, el alfabeto hebreo, el árbol de la vida, su diseño
tríadico, los pilares y otras disposiciones, son representaciones sintéticas de
verdades universales.
La fuente o diseño triangular, es un molde para extender la creación desde lo
desconocido hasta lo más cercano a nosotros. Un triángulo es igual a dos aspectos
enfrentados y un tercero equilibrándolos. Esta trinidad, ausente en la religión judía,
está muy patente en su mística, cuya base descansa además de en la Biblia, en el
Sepher Yetzirah (Libro de la Formación) y el Sepher ha Zohar (Libro del Esplendor).
Existen varias disposiciones simbólicas de la trinidad, una de ellas se presenta
como los platos de una balanza y el fiel mediando entre ellos. Sobre cada plato se
inscribe una letra madre hebrea: la shin a la derecha, la mem a la izquierda y la alef
mediando entre ellas. El fiel de la balanza se relaciona con la lengua, porque ésta
es la que graba, es decir, formula la palabra, eje de la creación tanto en el Génesis
como en el Sepher Yetzirah.
5
Entre la alef y la tau (primera y última letra).-
En todo el Génesis hebreo, hay una partícula que no se traduce y por ello pierde su
significado, el cual, ha sido incluido como uno de los primeros misterios en la
creación. Nos estamos refiriendo a una fórmula, clave o partícula acusativa que se
suele escribir AT o ET y que hace referencia a la primera y última letra del alfabeto
hebreo: alef-tau.
Para indicar los actos de creación, ya sean de Dios o del hombre, los sacerdotes
han utilizado la fórmula AT, es decir, cada cosa que indique un acto creador, lleva
en el texto la partícula acusativa AT. Por tanto, que en el Génesis aparezca casi
cien veces en diez capítulos no es nada extraño si comprendemos qué método de
construcción están siguiendo aquellos que han incorporado al texto original una
serie de redacciones añadidas con el objetivo de “montar” una trama para una vía
mística de forma paralela al sentido literal del texto bíblico.
La primera vez que aparece la fórmula AT, también es en el primer versículo del
primer capítulo del Génesis que en español diría: “En el principio creó Dios los
cielos y la tierra”, pero, que en el hebreo original (aunque usando nuestros
caracteres) diría: “Berechit bara Elohim AT Hashmaim vet herez”.
Berechit puede significar vibración en el sentido físico, pero en el lenguaje
espiritual, como hemos dicho, lo podemos traducir por Espíritu Santo. Visto así, el
primer acto creador viene dado por la acción del Espíritu Santo, pero queda, de
cualquier modo, cerrado entre la alef y la tau. Nada habrá, a partir de este
momento, que no quede guardado entre alef y tau, entre la primera y última letra de
las veintidós que forman el alfabeto hebreo.
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Las letras hebreas forman una especie de esfera de la que nada escapa. No hay
que pensar de ello como una esfera en la cual se han insertado letras, sino que
dichas letras forman el cuerpo de la esfera. Una letra combinada con otra forma
una voz nueva. De manera que alef se puede asociar al resto de las veintiuna
letras. Bet, la siguiente, puede combinarse también con todas, y así
sucesivamente. Luego podrán combinarse dos con el resto, tres con el resto, etc.,
etc. Cada combinación produce una nueva idea. Por tanto, el interior de esa esfera
está iterconectada por estas combinaciones como si fueran las cañerías de una
casa. Se dice que hay 705.432 combinaciones creadoras, todas encerradas entre
la alef y la tau (esta cifra representa solamente el resultado de una de las posibles
combinaciones).
Todos los nombres de Dios que participan en la creación también llevan incluidos la
misma clave AT. El nombre de Dios en hebreo que más participa en la creación es
Elohim. En el capítulo tres del Génesis, el que se dedica a narrar el pecado original
por la atracción de Aicha (Eva) o fuerza volitiva de Adam, la fórmula aparece
también 7 veces. Precisamente, el pecado de Adam es crear algo fuera de la esfera
del Padre, es decir, fuera de AT. En el capítulo IV, uno que podríamos titular “La
Interacción” o “la multiplicación”, la fórmula aparece 14 veces. En el IV, 26, con la
genealogía descendente, cada nombre está seguido de la partícula AT: Kaim,
Henoch, Irad, Mahujael, Mathusalem, Lamech, Ada (y Zilla), Jabal (y Jubal),
Tubalcaim (y Naama), y luego, de nuevo Adam y Eva, Set, Enosh. En el capítulo V
se narra la preparación de los futuros habitantes de la tierra toda vez que se ha
creado algo fuera del Edén, fuera de la esfera o burbuja del Padre, como si fuera
una nueva burbuja sostenida por la primera. En este viaje del “cielo a la tierra” o
relación desde Adam hasta Noé, la partícula acusativa AT aparece veintiuna veces
al incluir la descendencia de Noé: Sem, Ham (Kam) y Jafet. Después se poblará la
tierra, se purifica, se asientan las especies, se crea un pacto de restauración y se
funda para diseminar sobre ellas las naciones según las lenguas, las costumbres y
las razas, hasta que aparece Abraham, que va a ser el que se introduzca a través
de un pasillo celeste para pasar desde lo oculto a lo visible, lo cual queda
representado en su simbólico viaje desde Ur a Jersusalem, y por la inclusión de la
hache (la Hé hebrea) en su nombre. En el capítulo sexto la fórmula se añade once
8
veces, entre otras cosas, por la promesa de Dios de un pacto o alianza. Narra
también el diluvio y la selección que ha de ser introducida en el Arka. En el séptimo
describe el diluvio y la vinculación de las especies al Espíritu divino. En este
capítulo la fórmula aparece tres veces como idea de destrucción. Mientras que en
el octavo aparece nueve veces para asentar las especies rectas en la tierra. En el
noveno aparece trece veces para llevar a cabo el pacto y la restauración. El décimo
describe el asentamiento de las naciones y expresa un total de seis actos
extensibles, por ello, la partícula aparece seis veces.
La Biblia.-
“Erezt Israel fue la cuna del pueblo judío. Aquí se configuró su identidad espiritual,
religiosa y política. Fue aquí donde obtuvo categoría de estado, creó valores
culturales de importancia nacional y universal y le entregó al mundo el eterno libro
de los libros”. Con las anteriores palabras comienza la declaración de
independencia del estado de Israel. Notemos que dice “el eterno libro de los libros”,
es decir, la Biblia. En hebreo “el libro de los libros” es la forma superlativa, equivale
a decir, el más importante de los libros. La Biblia es el origen y base de tres
tradiciones: la judía, la cristiana y la musulmana.
Respecto a la Ley, Moisés escribe sus obras, por lo menos un tetrateuco, alrededor
del 1300 a. C., pero a pesar de existir estos escritos desde esa fecha, no se
transmiten como tal entre el pueblo, sino que el sacerdote es el encargado de la
transmisión de la ley, por tanto, a pesar de la escritura, la tradición se plantea oral.
Pero las repetidas deportaciones de sacerdotes y profetas desvinculándolos del
pueblo, obliga a que esta tradición pase a escrita, cosa que ocurre a partir del
cautiverio de Babilonia (600 – 538 a. C.) y más específicamente a partir de Esdras.
Para esa fecha se conocen cuatro versiones de la ley: La “deuteronomista”, la cual
no aparece como texto escrito hasta el 780 a. C. Del 700 al 600, vuelve a perderse
y solo se transmite oralmente, y después del 600 se mantiene como texto escrito.
El libro denominado Deuteronomio, que le da nombre a esta versión, no parece
escrito por Moisés aunque forma parte del Pentateuco. Su aparición según algunos
autores ocurre de modo artificial. Versión “elohista”, la cual se desarrolla en Israel
del norte y que a pesar de que su origen está, al parecer, en el 1300 a. C., solo es
transmitida oralmente hasta cerca del 800, fecha en que pasó a transmitirse de
forma escrita. Esta versión, cuyo desarrollo se puede ubicar alrededor del 750 a.
C., va a tener que ver con la invasión asiria y la destrucción de Samaria en el 722.
La versión “yahvista”. Es la que menos vida oral tuvo, pues ya en el 1100 a. C., se
conocía su texto escrito, aunque como versión con esta denominación hay que
ubicarla en tiempos de Salomón. Los sustantivos de esta versión difieren en parte
de la “elohista”. Versión “sacerdotal”. Esta es quizás la más interesante pues
aunque es la misma ley de Moisés de tradición oral, es reescrita a partir del 538 a.
C. y aún más tarde, por sacerdotes judíos que se encontraban cautivos en
Babilonia. Indicamos el 538 porque es el primer año del reinado de Ciro el persa,
quien liberó a los judíos del cautiverio y permitió que regresaran a Jerusalem a
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reconstruir el Templo de Salomón que había sido destruido por el capitán de la
guardia de Nabucodonosor.
Como vemos, el desarrollo de dos de las versiones de la ley está influenciado por
dos acontecimientos históricos importantes: a) la invasión asiria en el 722 a. C. y b)
el cautiverio de Babilonia (600 – 538 a. C.). Las constantes diásporas, el haber
mantenido una tradición oral solo conocida por los sacerdotes de Leví y los fáciles
planteamientos teológicos de la religión judía antes del cautiverio, sumado a la
mentalidad judía, provocaron que el creyente se fuera apartando del nexo
establecido entre pueblo y ley. De ahí la necesidad de hacer más complejos los
aspectos teológicos con la incorporación de nuevas doctrinas posexhiliares y que
se reescribiera la Biblia haciéndola de lectura más enrevesada, lo cual obligaba al
pueblo a volver a las antiguas escrituras. Cuando los eruditos judíos procedentes
de Babilonia retornaron a Jerusalem, traían contenidos religiosos más elaborados
que los existentes entre el pueblo que se había quedado en Judá. Entre los que
retornaron se encuentran Esdras y Nehemías, además de Daniel, el profeta
posexhiliar más importante. A partir de Esdras podemos referirnos a los judíos
como el pueblo del libro. Y es a partir de Esdras que la teología judía se vuelve más
compleja dando paso a la versión Sacerdotal.
Puede ser una coincidencia interesante que sea en la séptima revelación en la que
Dios ordena a Esdras volver a poner por escrito la ley que había desaparecido,
para lo cual reúne a cinco hombres hábiles en escritura y, por gracia divina, realizan
su tarea en cuarenta días. Visto esto, parece muy probable que la reescritura
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realizada por Esdras sobre los textos antiguos, se realice alrededor del 400 a. C.,
aunque la Biblia judía, logró su forma definitiva hacia finales del primer siglo de la
era cristiana. También es probable que Esdras sea, como hemos dicho, el punto de
partida de la versión sacerdotal de la ley.
¿Quién era Esdras? El mismo explica con orgullo su linaje remontándolo a Aarón,
por consiguiente, un sacerdote de Leví. En el 7.6 dice también que es un escriba
muy versado en la ley de Moisés. Esdras estudiaba y copiaba los libros legales y
litúrgicos. Al mismo tiempo incluía elaboraciones propias para darle a los aspectos
religiosos mayor complejidad de manera que el judío se viera obligado a recurrir
constantemente a las antiguas escrituras. Escribió el aspecto oculto de la ley a
través de un alfabeto simbólico hebreo cuando el arameo había desplazado a esta
lengua del uso común.
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“Después de tres días de espera bajo un árbol, oye una voz que se dirige a él y le
dice que el mundo está dividido en diez partes. La misma voz le indica que revelará
cosas que podrá enseñar y cosas que tendrá que mantener ocultas. Lo que ha de
enseñar se lo dará al pueblo y lo que tiene que mantener oculto solo lo podrá
transmitir a los sabios”. De ahí que la ley tenga un sentido externo y uno interno.
Buscando la Shej’inah
Moisés Daniel
Abraham Ezra (Esdras)
Nehemías
Jeremías Joaquín
Configuración de la Biblia, -
Descendencia
Ciudades
Abraham Sara
del norte
Isaac - Jacob Israel
Ur Jaram Egipto Sinaí Jericó Jerusalem
Moisés Ay David
Abraham Josué
(Éxodo)
Descendencia
Abram Agar Esaú
Ciudades
del sur
Ismael
Seir Ismaelitas
Siguiendo con la clave que se intenta desvelar, podemos decir que los sustantivos
anteriores como elementos del Génesis presentan varios significados que va a
depender del nivel de lectura que hagamos de ellos. En realidad, entre los místicos
judíos toda la tora tiene cuatro sentidos o niveles de lectura. Usan un acróstico de
cuatro letras hebreas que al castellanizarlas se leería “pardes”: La P es de la
palabra “pesat” que se entiende por el sentido literal del texto. La R viene de la
palabra “remez” que indica el sentido alegórico de la torá. La D se deriva de
“derasa” que indica la interpretación talmúdica o agádica. Y la S viene de “sod” que
manifiesta el sentido místico de la torá. Los que leen la Biblia se quedan en los dos
primeros estadíos: el literal y el alegórico. Los judíos adoctrinados incluyen lo de la
interpretación talmúdica. Mientras que los místicos, sean judíos o no son los que
buscan el sentido místico del texto. De manera que al decir Abram o Abraham,
estamos incluyendo una diferencia sustancial referente al nivel de la creación. Se
dice que en el siglo II, cuatro ancianos penetraron en el sentido de la torá a través
de la especulación sobre el “pardes”. Corrieron distinta suerte, saliendo airoso solo
aquel que supo dar con la clave del significado de las letras hebreas.
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El Sefer Yetzirah (S.Y.) o Libro de la Formación es la primera obra conocida que
marca un principio o punto de partida de la tradición cabalística escrita. Es de autor
anónimo y su aparición, algo imprecisa, data del 600 al 300 a. C.
El primer capítulo introduce los sefirot 1, pero no presenta ningún dibujo ni nombres
de cada sefirah. Solo dice que son diez y no nueve, diez y no once. Menciona
también que la visión de los sefirot es como la de un rayo. Las representaciones del
árbol y los nombres de los sefirot, son desarrollados posteriormente por los
cabalistas. En una Biblia cristiana escrita en siríaco, aparece Cristo crucificado y la
relación de los sefirot con distintas partes de su cuerpo. Esto como otras
representaciones es producto de la mente humana, a partir de que conocieron el
contenido del Sefer Yetzirah, pero esto no quiere decir que esta obra contenga el
producto de la imaginación de cada lector.
Texto, número y comunicación (sefer, sefar y sipur), son claves en el Sefer Yetzirah.
Tanto los diez sefirot del primer capítulo como las veintidós letras del segundo
quedan grabadas en el espacio intangible. Aquí debe intervenir la meditación en el
texto, en el número primordial y en la comunicación. Dicho de otra forma, habría
que imaginar o visualizar el espacio físico y de esa “nada aparente” ir formando los
treinta y dos senderos (los diez sefirot y las veintidós letras), hasta que dicho
espacio pierda el vacío o nada aparente y quede totalmente lleno con las letras. El
Sefer Yetzirah dice que Dios (Yah) grabó las letras en ese espacio, las talló, es
decir, quitó lascas del espacio hasta dejar las letras. Noten que no se trata de llenar
el espacio, sino de quitarlo de la realidad material para que aparezca lo oculto. A
partir de esa formación-creación se medita.
Es posible que durante la visualización y/o meditación en los sefirot, ellos corran o
se muevan; puede ser que pasen ante nuestra imaginación, en ese momento,
siempre con nuestra imaginación, debemos correr tras ellos y engancharnos a
ellos, y desde ellos, meditar.
Los tres capítulos siguientes del S.Y., se refieren a la división de las letras
ubicándolas en relación con el universo, el hombre y el tiempo. Dice universo, alma
y año, y se puede entender como espacio, tiempo y consciencia. Aquí se muestra
otra vez la idea tríplice la cual vemos a menudo el S.Y... Estos capítulos del libro,
1
Sefirot es plural. Sefirah es singular. Se refiere a los pronúmeros o emanaciones. Se representan en forma de círculos y son 10
en total.
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son más especulativos que meditativos, de ahí que se crea que los dos primeros
capítulos sean una combinación de escritos anteriores y el resto añadiduras
posteriores; y más posterior aún el texto del capítulo sexto.
El capitulo I de la versión corta del S.Y. contiene catorce secciones, mientras que el
capítulo II, sólo contiene seis. Como el contenido de estos dos capítulos es el
considerado como meditativo, transcribimos a continuación el texto siguiendo el
orden pero sin indicarlo, y prescindimos del resto de los capítulos por ser de
carácter especulativo o interpretativo. Utilizamos la versión corta porque es la que
usa los verbos en imperativo:
“Con 32 senderos místicos de Sabiduría graba Yah, El Señor de los Ejércitos, Dios
de Israel, el Dios Viviente, Rey del universo, Dios todopoderoso, clemente y
misericordioso, Elevado y Exaltado, que mora en la eternidad, cuyo nombre es
Santo, y crea Su universo con tres libros, con texto (sefer), con número (sefar) y
con comunicación (sipur).
Diez Sefirot de la Nada más veintidós letras de fundamento: Tres Madres, Siete
Dobles y Doce Elementales.
Diez Sefirot de la Nada: el número de los diez dedos, cinco opuestos a cinco; con
una única alianza precisamente en el medio, como la circuncisión de la lengua y la
circuncisión del miembro.
Diez sefirot de la Nada: diez y no nueve; diez y no once. Entiende con Sabiduría y
sé sabio con Entendimiento. Examina con ellas y escruta desde ellas. Haz que una
cosa se yerga sobre su esencia y haz que el Creador se siente en Su base.
Diez Sefirot de la Nada: su medida es diez que no tiene fin. Una profundidad del
principio, una profundidad del fin, una profundidad del bien, una profundidad del
mal, una profundidad arriba, una profundidad abajo, una profundidad del este, una
profundidad del oeste, una profundidad del norte, una profundidad del sur. El
Maestro único, Dios Rey fiel, domina sobre todas ellas desde su santa morada
hasta la eternidad de las eternidades.
Diez Sefirot de la Nada: su visión es como la ‘aparición del rayo’, su límite no tiene
fin. Su Palabra en ellas está ‘corriendo y regresando’. Se precipitan a su dicho
como un huracán y delante de su trono se postran.
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Diez Sefirot de la Nada: refrena tu boca de hablar y tu corazón de pensar. Y si tu
corazón corre, regresa al lugar, como está escrito: “Las Chayot corrían y
regresaban” (Ezequiel 1:14). Respecto a esto se hizo la alianza.
Diez Sefirot de la Nada: Uno es el Aliento del Dios Vivo, bendito y bendecido es el
Nombre de la Vida de los mundos. Voz, Aliento y Palabra. Este es el Aliento Santo
(Ruach HaKodesh).
Dos: Aliento del Aliento. Con él graba y talla veintidós letras fundamento - tres
Madres, siete Dobles y doce Elementales - y un solo Aliento proviene de ellas.
Tres: Agua del Aliento. Con ella graba y talla el caos y el vacío, el cieno y el barro.
Grábalas a modo de parterre, tállalas parecidas a un muro, cúbrelas con un tipo de
techo.
Cuatro: Fuego de Agua. Con ella graba y talla el Trono de Gloria, Serafim, Ofanim,
Santas Chayot y ángeles Ministros. Con las tres establece su morada, como está
escrito: “Hace a sus ángeles de alientos, a sus ministros de fuego llameante.”
(Salmos 104:4).
Cinco: Con tres de las letras simples sella “lo alto”. Elige tres y ponlas en su gran
Nombre: YHV. Con ellas sella las seis extremidades. Encara hacia arriba y séllalo
con YHV.
Seis: Sella “lo bajo”. Encara hacia abajo y séllalo con YHV.
Siete: Sella “el este”. Encara hacia el frente y séllalo con YHV.
Ocho: Sella “el oeste”. Encara hacia atrás y séllalo con YHV.
Nueve: Sella “el sur”. Encara hacia la derecha y séllalo con YHV.
Diez: Sella “el norte”. Encara hacia la izquierda y séllalo con YHV.
Estas son las Diez Sefirot de la Nada. Uno es el Aliento del Dios Vivo, Aliento del
Aliento, Agua del Aliento, Fuego del Aliento, Fuego del agua y las extremidades,
arriba, abajo, este, oeste, norte y sur.
Veintidós letras de fundamento: tres Madres, siete Dobles y doce Elementales. Las
tres Madres, AMSh, su fundamento es el platillo del mérito, el platillo de la
responsabilidad y la lengua del decreto decidiendo entre ellos.
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Veintidós letras fundamento: están grabadas con la voz, talladas con el aliento y
establecidas en la boca en cinco lugares: AChHO, BVMP, GYKQ, DTLNTh,
ZSShRTz.
Forma la sustancia a partir del caos y haz existir a la no existencia. Talla grandes
pilares de aire que no puede ser asido. Este es el signo: Uno prevé, transpone y
hace a toda la creación y a todas las palabras con un nombre. Y un signo de esto:
veintidós objetos en un cuerpo único.”
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Representació del Árbol de la Vida o sefirótico.- La Tríada y la Héptada
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Las 7 letras dobles sobre el
esquema tradicional del
árbol.-
1
3
2
5 4
8 7
10
23
Nota: Las tres letras madres se inscriben sobre los tres senderos horizontales del
árbol, las siete dobles sobre los verticales y las doce simples sobre los oblícuos.
1
3 2
5
4
6
8 7
10
24
La caída del hombre: mito de Adam.-
Además del Génesis, existe otra fuente judía que nos habla de la creación. Se trata
del Sepher Yetzirah (libro de la formación), el cual es anónimo y se ubica entre el
600 y el 300 a.C. Junto con el Zohar, el Yetzirah, forma el núcleo de la instrucción
cabalística la cual se extiende por todo el Talmud. Para entender el misterio de la
creación, recurriremos a algunas explicaciones del Yetzirah.
En hebreo, la palabra creación tiene cuatro significados o niveles. Para lo que para
nosotros significa creación, se dice en hebreo “beriyah”, este es el primer tema que
debemos resolver pues todos los actos creadores no corresponden a este nivel de
creación: El primer o mas alto nivel es el designado “Atziluth” (emanaciones). Este
es un nivel difícil de comprender pues no hay en nuestra mente o consciencia
ninguna referencia que nos lo haga realidad. Un rabino lo llama “crear nada de
nada”. El segundo es el llamado “Briah”, el cual también es difícil de entender,
aunque a diferencia del primero, ya podemos empezar a verbalizar. El rabino de
referencia, Kaplan, lo llama “crear algo de la nada”. El tercer nivel es el llamado
“Yetzirah” (igual que el libro) e indica formar o nivel de formación, al cual le asigna
Kaplan la idea de “crear algo de algo”. El cuarto nivel es el correspondiente al
“Assiah” e indica el nivel de los hechos acaecidos o la función de las cosas
creadas, o si se prefiere, el nivel de la realización.
“Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, a imagen de Dios los creó; varón
y hembra los creó” (Génesis I, 27). Crear o beriyah, como hemos visto, es crear
algo de la nada. En este nivel se está refiriendo a la creación del Adam-alma, que si
bien representa al total de la humanidad, no nos da aún la idea de multiplicidad.
Tampoco existe carne en sentido de cuerpo físico para la cual se usa la palabra
hebrea “basar”. Pero se puede decir “cuerpo de la humanidad” sin querer dar a
entender un cuerpo físico. Aún hoy cuando uno se refiere al cuerpo de la
humanidad, indica a los que fueron, son y serán. Por lo tanto, la referencia
creadora en este caso hace alusión al mundo de arriba. Semejanza en hebreo es
“selem” y se refiere a lo interior. De manera que cuando dice el Génesis que Dios
hizo al hombre a su imagen y semejanza se está refiriendo al alma, a lo interior.
“Formó pues IHVH (Dios) al hombre del polvo de la tierra y alentó en su nariz soplo
de vida; y fue el hombre en alma viviente” (Génesis II, 7). En este pasaje se usa la
palabra formar en vez de crear y también se sustituye el nombre de Dios Elohim
por de IHVH. A pesar de ello, aún no hemos descendido
al mundo de abajo. En algunos medios, este nivel al que hacemos alusión, se le
llama “teli”, voz hebrea que se deriva del verbo “talah” y que se traduce por colgar.
Nosotros lo entenderíamos mejor por la denominación “astral”. Elohim es el
creador, mientras que IHVH es el interlocutor con el hombre.
26
El Zohar refiere que a Adam se le había dotado de corona. Este es un símbolo que
se usa, para subir o bajar de nivel de creación. Por ejemplo, algo formado en
Yetzirah, al ser coronado, quiere decir que sube al nivel Briah. De la misma forma,
cuando se le quita la corona está indicando un descenso de nivel, del yetzirah al
assiah: “Cuando pecaron, fueron despojados de ellas (las coronas), y entonces
supieron que la muerte los llamaba. Que habían sido despojados de su exención y
que habían traído muerte para ellos y para todo el mundo” (Zohar I). Quiere decir
que el hombre se volvió mortal, por tanto con cuerpo carnal.
Hemos visto que en todo el relato existe la fórmula AT y que todo acto creador está
encerrado en esta fórmula: Cuando Abraham genera a Isaac, éste a Jacob, éste a
sus hijos, etc. Cuando Dios crea el árbol, cuando se bifurca un río e inclusive
cuando se destruye algo anteriormente creado. Nada puede escapar a AT. Pues
bien, Adam se divorció de AT y “montó” una realidad por su cuenta. Este es el
pecado. Visto de otra forma es la pérdida de consciencia de Unidad y la toma de
consciencia de la multiplicidad. A partir de entonces, Adam, el inmortal, toma cuerpo
en sentido físico, se vuelve mortal, por tanto, perecedero. Esto lo recoge el Génesis
hacia el final del libro, cuando haciendo alusión a José, en el último versículo, dice
que es metido en una caja o que carga su ataúd en tierra de Egipto. El hombre a
partir de ese momento carga su ataúd en tierras de Egipto. Esto se interpreta como
el paso del mundo de arriba al mundo de abajo. Perdieron sus coronas y
descubrieron sus cuerpos y avergozáronse de su desnudez cosiendo hojas, o bien
“pecaron y fueron despojados de sus coronas y supieron que la muerte los llamaba”
(Zohar I).
La descripción anterior se refiere a cómo el Adam universal que solo era Ruach
(alma, o soplo de Dios en la nariz), acaba de tomar cuerpo físico el cual es mortal y
perecedero. El Zohar refiere también que en este paso, Adam tiene que aprender
las cosas del mundo físico relatadas allí como que aprendieron toda clase de
magias y encantamientos. Este es un momento dramático para un místico que
busca la unión con Dios, pues lo que describe es totalmente contrario, su
separación. Hoy en día el hombre continúa manteniendo esta consciencia de exilio,
se siente fuera del Paraíso, excomulgado o separado del Padre. Adam pasa de la
consciencia total, cósmica, a la consciencia mundana, multiplicadora. El camino del
hombre ish es a la inversa, busca la reintegración, la restauración o la salvación,
denominaciones sinónimas a pesar de la confusión que puede darnos el término
“salvación”. En el judaísmo hay solo un pecado principal, el de la separación del
hombre de Dios. Esa pérdida de consciencia unitiva que el Zohar cuenta como el
divorcio entre Adam y el alfabeto (la alef-tau). Desde los tiempos de Aarón se
tomaba un chivo para echarle la culpa de esta separación y que el pecado no
recayera en Israel. De ahí viene la frase de chivo expiatorio.
27
Adam llora amargamente y se arrepiente de esta separación. Esto se refleja en el
siguiente texto: “Y Dios lo hizo salir del Jardín del Edén”, hecho que se produce por
el divorcio de Adam con la fórmula AT. El pecado consiste, por tanto, en la pérdida
de consciencia de unidad, o lo que es lo mismo, hacer escapar la creación de la
esfera cerrada en la que se encontraba al principio y crear otro mundo fuera.
Entendido así, fue Adam quien fijó a los Querubines (los motores de la creación), el
que cerró la senda al paraíso, el que sometió el mundo al divorcio o separación de
los mundos superno e inferno. Ahora el camino hacia el árbol de la vida se haya
guardado. Debemos esperar entonces al Salvador o restaurador, al Mesías, al
hombre autorrealizado, a aquel que vuelva a unir lo separado. Mientras tanto esto
ocurre, Dios crea una serie de alianzas y promesas para que, a pesar de haberse
roto el pacto, la unión, la humanidad “ish” (Israel) encuentre una vía ascendente. Al
que lo alcance, le será ceñida una corona.
Habíamos dicho que Adam ahora es alma y cuerpo. Es como decir que nosotros
somos o tenemos una parte espiritual y una parte física. Pero esto siempre nos
dará idea de parte, de separación. Desde la realidad del cuerpo el alma es algo que
no vemos, corresponde al intelecto o a la imaginación su realidad. Sin embargo, el
que ha experimentado el Ser a través de la meditación o de un desdoblamiento de
consciencia, sabe que su ser espiritual es su todo, su verdad, la única realidad
existente, y la parte objetiva y subjetiva, una simple ilusión separatista. Un tercer
“cuerpo” o entidad se puede intuir desde esta parte de la consciencia. Es eso que
llamamos el astral. Es como una envoltura o medio que conecta lo espiritual con lo
físico y que en el texto hebreo se llama “teli” y que solo viene referido una sola vez.
También el Yetzirah (libro de la formación) hace referencia al teli. En el caso de
Cain y Abel se hace alusión al alma sin cuerpo (Abel) y al cuerpo sin alma (Cain),
pero no como seres apartes de Adam, sino como cualidades de él.
Aquí aparece, como en otros aspectos del Relato, la idea de dualidad. En el caso
de Adam, esta dualidad está relatada con la idea de separación. Dicho de otro
modo, Abel es el hijo del Adam-alma, mientras que Cain es el hijo del Adam-cuerpo.
Este último es mortal, por tanto, ejerce su función matando a su hermano. El Relato
alude que fue debido a la envidia porque Dios aceptaba con agrado los presentes
de Abel mientras que rechazaba los de Caín. Los presentes de Abel son de
28
naturaleza divina, los de Caín son los productos de la tierra, es decir, expresan la
separación del Padre.
Como dice el Génesis, “macho y hembra los creó”. Esto quiere decir que Adam y
Eva son la misma cosa. Cuando dice que de una costilla de Adam crea a Eva
(Aicha), hay que recordar que en ese nivel de creación no hay idea de separación.
La concepción macho y hembra separada es un problema de nuestro lenguaje y
cultura.
Este es uno de los mitos más difíciles de desentrañar ya que las fuentes hebreas
no muestran totales coincidencias en sus explicaciones. Por tanto, nos referiremos
solo a aquellas que nos parecen más acordes y más dignas de tener en cuenta por
la solvencia de las autoridades referenciadas. Primeramente tenemos la idea de
serpiente como un reptil que se arrastra. Reptar no es igual a trepar. La serpiente
que atrae a Eva es una serpiente que se encuentra en un supuesto árbol al que
trepa, es decir, sube.
Como quiera que hemos dicho que Adam y Eva es lo mismo, lo que ahora
llamamos Eva en relación a la manzana y a la serpiente, no es otra cosa que la
cualidad volitiva de Adam, la cual se siente atraída hacia el mundo de abajo o
consciencia multiplicadora. Por tanto, la serpiente está representando la atracción
hacia otro nivel de consciencia. Debido a esto, muchos estudiosos relacionan la
serpiente con aspectos astronómicos y estos son los argumentos que nos han
parecido más congruentes para explicar el mito de la serpiente.
Precisamente el término “teli” al que hemos aludido como el astral y que se puede
considerar casi exclusivo del Sepher Yetzirah, está en relación directa con el tema
de la serpiente. En esta fuente lo encontramos en la sección I del capítulo VI,
mientras que en la Biblia se encuentra en Génesis XXVII, 3, cuando Isaac dice a
Esaú: “Coge tus instrumentos, tu “teli” 2 y tu arco”. Teli se refiere, según algunos, a
algo que “cuelga” o literalmente, “algo que cuelga a un costado”. Se aplica también
a una bola de la que cuelga un cordel. Para otros representa el eje imaginario
alrededor del cual giran los cielos. En todo caso, parece derivarse de la raíz
hebrea “talah” que significa “colgar”.
Leviatán es uno de los muchos nombres conque la Biblia llama a Satán, aquella
parte del hombre que tiende a alejarse de la Unidad y que espera hasta el final
para ejercer su dominio. El sacrificio está relacionado con la idea de que no “gane”
esta parte de nosotros. Siguiendo con la explicación, Leviatán se identifica con una
figura imaginaria de la que “cuelga” la tierra y demás esferas celestes. Esta idea
también se encuentra dentro de un “midrash” (tradición oral judía), que dice que el
mundo cuelga de una aleta del Leviatán.
Por tanto, teli y serpiente se pueden relacionar. Como los comentarios de otros
autores que relacionan el teli con la vía lactea y dicen de ésta que es la serpiente
polar. Según esta explicación, teli sería el eje de la galaxia de la esfera celeste de
la que cuelgan las demás esferas que vemos en el espacio. Pero como dijimos, no
todas las explicaciones apuntan en el mismo sentido, lo que nos deja una puerta
abierta para continuar el estudio y discusión. Sin embargo, lo relacionamos con la
idea de separación, es decir, al principio solo existía una primera vibración que creó
un mundo cerrado en el cual el hombre gozaba de felicidad. Luego, ese hombre se
extendió y con él el espacio con sus esferas celestes y la tierra. Visto así, volvemos
31
a interpretar que esta creación o separación del mundo de arriba, ha sido contada
por los sacerdotes judíos como un divorcio del primer hombre con la fórmula AT.
Adam, antes de colgar del cielo gozaba del paraíso del Padre, cuando no existía
cielo ni estrellas, ni espacio, ni tiempo.
La segunda descendencia.-
Este es otro tema de difícil análisis pues a primera vista uno no entiende por qué
Dios se arrepiente de lo creado, lo borra y comienza de nuevo. Podemos decir que
la primera generación solo existió en el mundo de arriba y que no estaban
preparados para habitar la tierra. De ahí que el relato indique una nueva
descendencia a partir de Seth-Eva. Este tema presenta muchas controversias entre
los rabinos del Zohar. No obstante, el siguiente pasaje puede darnos materia para
reflexionar: “Cuando Adam pecó, el Santo, bendito sea, dijo: Desdichado tu, que
has debilitado la fuerza de arriba y has extinguido la luz celestial”. Y
enseguida lo arrojó del Jardín del Edén (Zohar I).
Las alianzas.-
32
Los pilares de la creación
El diluvio universal.-
Noe, escrito en hebreo con una “nun” de valor 50 y una “het” de valor 8, cuya suma
teosófica es 58, nos está hablando del plano que denominamos “briah” o creación
en el sentido de “crear algo de la nada”, y tiene, al hacer la reducción teosófica, un
valor de 4, (5+8 = 13, de donde 1+3 = 4) lo cual podemos interpretar como el origen
de la naturaleza. Por tanto, Noe es el padre de la humanidad y de todos los seres
del arca. Pero arca en hebreo se puede traducir al castellano con varios
significados: caja, tiempo, movimiento. Por otro lado, tiempo y tierra, en un
34
sentido ontológico, son sinónimos, de manera que Noe se convierte en el primer
hombre Ish de la tierra. Dicho de otra forma, mientras Adam es el arquetipo de
hombre, Noe es el Ish, el hombre terrenal. A este propósito, recordaremos que en
hebreo la palabra hombre tiene cuatro formas según el plano del que hablemos,
siendo Adam el del primer plano e Ish el del cuarto.
Mientras que los mitos del diluvio muestran el poder destructivo del agua, los mitos
de la creación suelen narrar los orígenes del mundo a partir de un abismo acuático
o de un mar primigenio (“Un viento de Dios aleteaba sobre las aguas”). A este
propósito debemos recordar que los días de la creación del Génesis comienzan en
la cuarta séfira del Árbol de la Vida, o sea, después de la primera trinidad, y que
esta trinidad suprema la cierra la letra “mem” símbolo del agua y la Virgen celestial,
que también se relaciona con las vírgenes que vemos en las iglesias con manto
azul (Virgen del Mar, del Rocío, etc.) El nombre de Dios que corresponde a este
nivel es IHVH.
El mito australiano aborigen del Gran Diluvio, que destruye un mundo ya existente
e inicia un nuevo orden social, puede tener base histórica en los efectos de
elevación del nivel del mar cuando subieron las temperaturas después de la última
glaciación. En otras versiones, el diluvio es obra de la gran serpiente arco iris
Yulunggul, que lo envía furiosa porque han profanado su charca las dos hermanas
35
wawalag, Waimariwi and Boaliri, cuyos viajes cumplen un papel importante en los
mitos de creación aborigen.
Yulunggul devora a las hermanas y a sus dos hijos, pero después del diluvio las
vomita y crea así a los primeros habitantes del nuevo mundo.
36
Adam
Enós Set
(Binah)
Mahalalel Quenan
Jared
Matusalen Enoc
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Lamec
Noe
(Malkuth)
Puede parecerle a alguien que entre Adam y Noe falten nombres que deben ocupar
una séfira, pero no es así, los personajes bíblicos tales como Eva, Caín y Abel son
parte integrante de Adam, es decir, Adam es el hombre arquetípico, la semilla o
germen del que saldrá la humanidad. Pero en cada hombre hay una Eva, esto es,
un aspecto volitivo, una atracción o fuerza centrífuga que lo hace tomar conciencia
del mundo exterior y olvidarse del mundo interior o Unidad del Ser. También existe
en un mismo hombre un Caín y un Abel, es decir, la misma fuerza volitiva que lo
conduce hacia el exterior produce el acto de matar a su hermano. Caín es el
asesino, pues arrastra al hombre hacia la multiplicidad y lo complace con las
vivencias del mundo infernal, cosa que no agrada a Dios. Pero en el hombre
también hay un Abel, el que se comunica íntimamente con Dios, “regalos que
agradan y complacen a Dios”.
Por lo tanto, los patriarcas desde Adam a Noe son diez y es también el medio en el
que se desenvuelve la creación, para pasar de lo cerrado a lo abierto, cosa que
ocurrirá con un nieto de Noe. También hemos visto que es el agua diluviana donde
comienza este viaje hacia la tierra (que en este árbol hemos representado con
Enós, el cual no hay que confundir con el Enoc de la séptima séfira, que es el que
no muere). En este árbol Jared es el equilibrio y Lamec el nudo que ata la creación
para dar paso a Noe. Luego vienen sus hijos Sem, Cam y Jafet y todos los
descendientes semitas cuya genealogía la vemos a partir de Abraham, lo cual nos
metería en otra historia pues representa la apertura o el paso de lo oculto a lo
manifestado. De manera que los diez patriarcas reseñados más arriba conforman
un primer árbol sefirótico. Pero dicho árbol aún se encuentra en el plano de la no
manifestación también llamado Atziluth o Emanación como habíamos dicho.
38
Abram y Abraham.-
En el extremo norte del antiguo Golfo Pérsico se encontraba la ciudad de Ur, patria
de Abram (sin hache), donde su padre Terah lo engendró junto con Najor y Haran
(Gen. XI. 26). Vendía ídolos que su padre fabricaba. Allí se casó con Saray (sin
hache), su mujer. No era de religión judía pues ésta aún no existía. Sin embargo,
va a ser considerado el padre del judaísmo. Abram es descendiente en noveno
orden de Sem, hijo de Noé, aunque en Exodo se indica otra posible descendencia.
En el capítulo XIII, versículo 14, Dios pide a Abram que alce sus ojos y mire en
todas las direcciones: norte, sur, este, oeste, arriba y abajo, pues todas serán de
Abram y su descendencia. Todo el universo se nos ofrece en este acto pues las
seis direcciones conforman las dimensiones del espacio.
Otras fuentes como el Yetzirah y el Zohar establecen una ligazón entre la figura de
Abram y la creación, y no mencionan para nada a Melquisedec como aquel que
transmite la tradición o secretos de la cábala a Abram, excepto que consideremos
ya como tradicional algo que aún no ha ocurrido.
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El Yetzirah incorpora a Abraham en su texto solo al final de las secciones, como si
fuera más de obligación, pues no alude al cambio de nombre, sino que le confiere
la misma cualidad creadora que le confiere a Dios. Por su lado, el Zohar, sí alude
la incorporación de la hache como hecho relevante y menciona, a este respecto,
que el nombre de Dios se completa gracias al nombre humano de Abraham.
También el Zohar se refiere a la incorporación de la hache en el nombre de Sarah.
Hay otra parte que refiere la edad de Abram en cuanto al tiempo de preparación
necesario para completar la creación: “noventa año” en vez de “noventa años” (en
singular año en vez de en plural a pesar de decir noventa). Los rabinos del Zohar
interpretan de que todos los años anteriores de Abram se cuentan como un solo
año y dicen: “Un único año y vida no había sido vida”.
La Hé hebrea (h), al igual que otras letras, tienen por sí mismas su significado
simbólico. La incorporación de las dos haches, la de Abraham y la de Sarah,
unidas, crean una “Yod” hebrea (i, j, y), es decir, Isaac.
En varios versículos del Génesis asistimos a la promesa que Dios hace a Abram
sobre su numerosa descendencia. Abram le dice que él y su mujer, Saray, ya son
viejos, inaptos para la procreación. Dios saca fuera a Abram y le hace observar las
estrellas del cielo. Le promete que su descendencia será incontable, como las
estrellas en el firmamento. El relato continúa entre promesas de Dios y quejas de
Abram, hasta que llegado un momento y, teniendo Abram cien años y Saray
noventa, Dios le dice que a partir de ahora no se llamará mas Abram sino Abraham,
mientras que a su mujer Saray, no la debe llamar mas así, sino Sarah. Y aunque
sabemos que por la incorporación de una hache, y más aún a tan avanzada edad,
no por ello se tiene descendencia, en el caso de ellos, gracias a ello, tuvieron a
Isaac.
La H indica “que lo que está cerrado, se abra”. Por tanto, en el capítulo XVII del
Génesis se nos narra el momento en que nuestro agujero negro dio paso al mundo
en que vivimos.
La ortodoxia judía coloca a Abraham, su hijo Isaac y el hijo de éste, Jacob, como
los tres padres del judaísmo. Actualmente, cuando se refieren a Dios, es fácil
escuchar decir, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. A este
último, Dios le cambia el nombre por el de Israel. Pero la I de Isaac, La I de Israel o
la J de Jacob, es la misma letra hebrea “YOD”, aquella que nace de la unión de dos
haches.
Por tanto, “lej leja”, sal tú, de tu tierra, de tu parentela, hacia la tierra que yo te
indicare, es un viaje del cielo a la tierra que se concreta en Jerusalem. Es la salida
desde el Ain que precede la extensión creadora y que se transforma en algo abierto
a través de la transformación del nombre de Abraham. Es también la humanidad en
el exilio que encuentra su representación en el Templo de Salomón.
Corona
Abraham
Tenemos la idea de que al principio todo era caos, oscuridad, de ahí que se
interprete el origen de la creación como “nada”. Sin embargo, entre los cabalistas
más antiguos se interpreta que la luz blanca y prístina es la que es invisible, por
tanto, a ella sería atribuible la idea de nada. Ellos hablan del nombre de Dios
escrito en letras de fuego negro sobre letras de fuego blanco. Es el contraste de la
dualidad lo que nos hace percibir algo, pero en el Principio Dios estaba impreso en
el fuego blanco, por eso era imperceptible.
Las alusiones del Yetzirah a los actos creadores del hombre son numerosas.
También hace alusión a la creación del hombre universal a través de las sefirot y
las letras hebreas. Las sefirot, (en singular sefira), son una serie de emanaciones
sucesivas y que en un total de diez forman el esquema del árbol de la vida. En
cuanto al hombre, estas cuestiones aparecen relacionadas allí con aspectos de la
mente y el cuerpo.
Por su parte el Zohar, aunque su nombre indica esplendor y es una alusión a la luz,
coloca al hombre como centro de la creación. La presencia del hombre en este
tratado de cinco volúmenes crea toda una doctrina y su propia filosofía abarcando
varios aspectos ontológicos.
También hemos visto que el sustantivo hombre tiene varios significados distintos en
relación al nivel del hombre al que nos refiramos. Dijimos que la primera idea es el
Adam Kadmon u hombre primordial el cual representa el arquetipo de la
humanidad. Desde esta idea se van desarrollando las demás hasta alcanzar la
realidad del hombre perecedero como se desprende de la expresión “hijo de mujer”.
Hay sin embargo una idea posterior relacionada con el hombre realizado o
reintegrado que la literatura mística llama el Mesías.
Su primer hábitat.-
43
El hombre celestial vive en el Paraíso o Jardín del Edén. En los términos y la
manera en que los concebimos volvemos a manifestar un problema de lenguaje.
Por ejemplo, la palabra jardín la juntamos con Edén como si el jardín
correspondiera a algún lugar en el espacio llamado Edén. El significado hebreo de
jardín (gan), indica, sin embargo, la fuente del cuerpo y del alma. Edén, por su
parte, designa la totalidad de los poderes celestiales o fuerzas que fluyen de El, y
del cual emanan las leyes que sustentan todo el universo, tanto el cielo como la
tierra. Un tercer aspecto es la vía o el medio por el cual tales fuerzas son
expresadas. Dicha vía es el “río” que riega el “jardín” del “Edén”. Notemos que cada
sustantivo contiene en si mismo una idea y, cómo la combinación de ellos contiene
una idea que supera la interpretación literal del pasaje del Génesis que dice: “...Y
salió un río del Edén para regar el jardín”.
44
EL ADAM KADMON Y LA DISTRIBUCIÓN DE LOS SEFIROTES
45
El hombre
Zona
Oculta
Un hombre que medita o sueña, en realidad está comunicándose con esa parte
oculta de sí mismo. Si es capaz de profundizar en su ser descubrirá que en él
mismo está la conciencia unitiva. Cuando sale del estado de meditación, después
de haber alcanzado un nivel profundo, vuelve a la conciencia de su décima parte,
pero ahora tendrá un entendimiento de que todo es el Ser o el Absoluto
manifestándose de muchas formas.
Para Ibn Arabi hay dos categorías de hombres, los que llegan a aprehender lo
Absoluto y los que no. Cuando se refiere a los primeros los coloca en un rango
superior respecto a las demás criaturas y elementos que conforma nuestro
universo, vale decir, los minerales, los vegetales y los animales. Ese sería el
Hombre superior. Pero si habla de un hombre individualizado, lo coloca por debajo
de los minerales, los vegetales y los animales, porque su razón, su educación, los
conceptos que adquiere y el gobierno que le da a su vida debido a su propio
pensar, lo colocan por debajo de las otras especies, las cuales, al no tener el
aspecto de auto conciencia, y por lo tanto, no desvirtuar sus cometidos, manifiestan
más fielmente las funciones de lo Absoluto.
46
Cuando decimos la repetida expresión “Conócete a ti mismo” nos estamos
refiriendo a la acción de emprender la tarea de llegar a conocer todo lo que somos,
por eso en los estudios se dice que para aprender hay que desaprender todos los
conceptos erróneos que nuestra razón y educación nos han ido creando. El profeta
Mahoma dice en el Corán que el que se conoce a sí mismo conoce a Su señor, con
ello quiere decir, referente al señor, el hecho de llegar a tener la experiencia de uno
mismo. Por eso debemos ser disciplinados con el trabajo de sanctum e intentar
todos los días el actuar para nosotros. También usamos una expresión que dice
que cuando el discípulo está preparado el maestro aparece. Interpreto que el
maestro es uno mismo en su más extensa realización, pero que para ello
necesitamos de la acción diaria.
Como hombre social observamos cosas que quisiéramos cambiar, sin embargo,
muy poca acción hacia el exterior podremos ejercer que no sea aquella que se
impregne en los demás a través de nuestro ejemplo. No podemos cambiar un día
gris, o que el vecino tenga un berrinche, o que el cielo esté nublado o azul.
Tenemos, no obstante, muchas oportunidades para cambiar nuestro mundo interior,
podemos cada día ser un poco mejor, podemos ponernos metas alcanzables, con
paciencia y con tino podemos cambiar muchas cosas en nosotros. El cambio de la
sociedad no se puede ejercer sin nuestro cambio personal.
47
divorcio que apreciamos entre el Primer Estado y la conciencia que exhibimos es el
llamado pecado original.
Por eso la tradición, sea cual sea la cultura que lo preconiza, nos impele a que
actuemos sobre nosotros mismos. En una escuela cercana a nosotros se dice que
trabajemos siete aspectos en nosotros para no caer en sus opuestos. Estos siete
aspectos son: Sabiduría, Riqueza, Semilla (germinación), Vida, Dominio, Paz y
Gracia.
El paso del Ser absoluto a la actualización fenoménica lo describe Ibn Arabi usando
una palabra árabe que es sinónima de “emanación” o manifestación. Un seguidor
de él, Al Qasani, formula este paso desde lo absoluto hasta la multiplicidad a través
de una serie de estratos. Vamos a transcribirlos tomando como base la obra de
Toshihiko Izutsu de Ediciones Siruela y que tiene por título “Sufismo y Taoísmo”:
Para Ibn Arabi el Hombre es el conocedor (arif), mismo término que usa Luria para
describir la creación del Hombre. Respecto al devenir de lo Absoluto, dice el sufí,
que la primera etapa en su manifestación es la Santísima Emanación, es la fase en
que lo Absoluto se manifiesta a sí mismo. En términos modernos, es la eclosión de
la autoconciencia en lo Absoluto. Como dijo alguien “es la eterna manifestación de
la Esencia a sí misma”.
En la mística sufí de Ibn Arabi, las leyes corresponden y están sujetas a arquetipos
estables y determinados por el propio Absoluto, de manera que Dios responde y
actúa según estos arquetipos. De la misma forma, el hombre no puede contravenir
lo establecido. De manera que todas nuestras discusiones sobre el bien y el mal,
vistas dentro del marco de los arquetipos establecidos, de pronto desaparecen. Si
un hombre hace algo inconveniente no se está saliendo de los arquetipos
prefijados y ni siquiera está contraviniendo ninguna ley divina. Cuando un hombre
obtiene algo bueno es él quien se lo otorga a sí mismo. Y cuando obtiene algo malo
él mismo se inflinge el castigo. Es igual que lo que conocemos a través de la ley del
karma. Siempre hemos dicho que el karma no es algo personal sino una
consecuencia de nuestra actuación, pero sea la consecuencia conveniente o
inconveniente, siempre está dentro de la ley, es decir, se efectuará
consecuentemente con nuestro pensamiento, palabra y obra. Por tanto, el hombre,
al hacer el bien o al hacer el mal, siempre está actuando dentro de la ley, pues ella
producirá como efecto lo consecuente a la acción producida.
Visto lo anterior, el que el Hombre haya pasado de su Primer Estado al del hombre
individualizado, al de la multiplicidad, al del error de auto-identificación, no tiene
nada de pecado, sino que corresponde al propio devenir de lo Absoluto. Parece
que han sido las religiones empeñadas en controlar a su grey, quienes han vendido
la idea del pecado original sin entender que, si bien no es afortunado el separarnos
de Dios, no nos ha quedado otro remedio, pues es algo que está dentro de la ley.
Ello se ha producido dentro de la propia ley. Ahora estamos pues en situación de
reconvertirnos de nuevo en conocedores (arif), es decir, de recuperar el estado de
conciencia unitivo, lo cual también haremos dentro de la ley.
Volviendo a Ibn Arabi, veamos una interpretación más profunda de las cuestiones
de este tipo, es la siguiente: “Todas las cosas ‘posibles’ tienen su raíz en la
inexistencia. Lo que se suele considerar como su ‘existencia’ no es sino la
existencia de lo Absoluto apareciendo en las diversas formas de los modos de ser
propios de las cosas ‘posibles’ en si y en sus esencias. Merced a ello entenderás
quien goza realmente y quien sufre realmente…También entenderá por ello cuál es
la consecuencia real de cada estado o acción del hombre”.
La religión china postula un alma dual, dividida en una parte más baja, más material
(el p'o) y una parte mental más elevada (el hun). La primera muere con el cuerpo y
la última sobrevive a la muerte y se convierte en el foco de adoración de los
antepasados.
1.- Que Dios, el Santo, el Ain Sof, no fue el creador directo del mundo, sino que
todas las cosas surgen de una fuente primordial en emanaciones sucesivas. Por
tanto, el universo es Dios manifestado.
2.- Que todo lo que percibimos o conocemos se halla formado en el mundo
sefirótico.
3.- Que las almas humanas eran preexistentes en un mundo superior antes del
origen de este mundo presente.
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4.- Que las almas humanas, antes de la encarnación residen en una sala superior o
tesorería donde se hace la decisión sobre el cuerpo terrestre que debe entrar en
cada alma o ego.
5.- Que cada alma después de la vida o vidas terrestres, debe ser purificada muy
largamente para ser reabsorbida en el Dios infinito o Ain Sof.
6.- Que una vida humana es rara vez suficiente. Que dos vidas es necesario que la
pasen casi todos, y si la segunda concluye en fracaso, se pasa a una tercera donde
el hombre se une a un alma más fuerte que eleve al pecador hacia la pureza.
7.- Que todas las almas preexistentes, cuando han llegado a la perfección, harán
que los ángeles perversos también sean elevados. Así todas las vidas serán
sumergidas en la deidad, por el beso de amor de la boca del Santo, y el universo
manifestado no existirá más, hasta verse vivificado de nuevo por el Fiat divino.
Como quiera que el alma en el ser humano se liga a la reencarnación, este asunto
no pudo ser eliminado por la Iglesia Cristiana aunque hubo varios intentos para
ello. Al final decidieron darle carpetazo y no volver a hablar del asunto. No
obstante, suscitó varios enfrentamientos y no pocas luchas internas hasta que en el
Segundo Concilio de Constantinopla del año 553, se zanjó la cuestión. El problema
venía por la discusión sobre la doble naturaleza de Cristo. Si se decía que Jesús
representa la reencarnación de Dios, se estaba aceptando una naturaleza divina y
otra humana, con lo cual la reencarnación era aceptada. Pero si se enseñaba la
doctrina de la reencarnación se temía por la pérdida de poder, pues si no todo se
acaba en una sola vida, la figura del perdonador de pecados se veía disminuida.
Algunos aludían que Cristo solo tenía la naturaleza divina, inclusive se inventaron
un nombre griego para la Virgen que traducido literalmente indica “portadora de
Dios”. De manera que había más de una cuestión en el Segundo Concilio de
Constantinopla: Reencarnación sí, a través de la doble naturaleza de Cristo y
reencarnación no, para no disminuir el poder funcional.
Las enseñanzas del islam sobre el alma, se relacionan con las del judaísmo y las
del cristianismo. Según el Corán, Dios dotó de alma al primer ser humano, y a la
hora de la muerte el espíritu de los creyentes es llevado ante Dios. El islam como el
52
cristianismo cree en la resurrección de los muertos, con lo cual establecen que el
alma es inmortal.
En el rosacrucismo hay una sola alma a diferencia del cristianismo que asigna un
alma a cada indivíduo. Sin embargo, en estas enseñanzas se distingue entre el
alma universal y el alma personalidad, la cual sí es individual. La mejor analogía
para entender la existencia de una sola alma la describe H. Spencer Lewis en uno
de sus escritos. Dice que habría que pensar en una masa de harina que estiramos
y de la que sacamos, aplicando un vaso o cualquier recipiente circular, unos
redondeles como los que se usan para la elaboración de empanadillas. Ahora
tenemos consciencia de empanadilla y no de masa, por eso nos parece que cada
quien tiene su alma individual, pero la masa es una. Respecto al despertar de la
consciencia para que el alma personalidad (la empanadilla) tome consciencia de
masa, hay otra analogía que ilustra muy bien la idea. Esta vez es de un escrito de
Isaac Asimov. Él lo cuenta más o menos así: Dios (“la masa”) es como una gran
computadora, tiene en si todo el conocimiento, toda la memoria. Pero la
computadora es la suma de los “bites” o unidades de memoria. Y un día pensó
¿Qué pasa si reviento y pongo a viajar por el espacio tiempo a cada uno de los
“bit”? Ellos viajarán hasta que cada uno adquiera el conocimiento que ahora tiene
la computadora. Es decir, cada “bit” debe convertirse en la suma de todos los
“bites”. En las dos analogías queda recogida la idea de que hemos pasado de
consciencia de masa a consciencia de empanadilla y ahora estamos volviendo para
recuperar la consciencia de masa.
La rosa a medio abrir está simbolizando este viaje del alma desde la consciencia
individual hasta la consciencia del todo, del Absoluto. Mientras que la rosa
totalmente abierta está representando la unión mística del alma individual o alma
personalidad con el alma global. Este es el sueño del místico que tan
acertadamente nos enseña San Juan de la Cruz en su “Llama de Amor Viva”.
Habría que entender que Adam, Eva, Caín y Abel es el mismo Adam, y que los
nombres solo están representando aspectos o funciones de él. Adam es una figura
espiritual con un cuerpo astral o lumínico que en un momento dado es sometido a
la ruptura del recipiente, cayendo desde el Atziluth hasta el Assiah o mundo de la
materia. Su alma, su una y sola alma explota y sus chispas van cayendo
encontrando cuerpos más densos que van a formar la humanidad y cuyo acto
quedará expresado bajo el símbolo de la expulsión del paraíso. Las chispas de la
Shej’inah, del alma, ahora están dispersadas y en el exilio, hasta que se reúnan de
nuevo en el Fiat divino.
El alma es universal como hemos visto, pero algunas funciones de ella nos hacen
sentir que se expresa en la individualidad. Quizás debamos recurrir otra vez a la
analogía de las bombillas de manera más amplia. Imaginemos un gran generador
de corriente del que sale un infinito cable eléctrico del que cuelgan bombillas. La
corriente es una, esta sería el alma universal. Luego cada bombilla tiene su propia
capacidad de reflejar aquello que es. Por eso vemos seres que exhiben un
despertar de la consciencia más ampliado que otros, porque mientras unos son
grandes focos de quinientos o mil vatios, otros, sin embargo, son pequeñas luces
de quince o veinticinco vatios. Esta capacidad de reflejar lo que se es, es lo que
llamamos alma personalidad. Eso es lo que reencarna, y lo hace a fin de ganar
más vatios en cada vida y convertirse en grandes focos de luz. Los cuerpos de las
bombillas, los cristales, pueden ser de muchas formas y colores, ese es el cuerpo
perecedero. La parte pensante en el ser humano, esa alma personalidad se va con
la llamada muerte y queda su experiencia impregnada en el aura. De ahí que en
varios experimentos rosacruces podamos, a través del aura, traer aspectos de las
experiencias pasadas del alma personalidad. La fuerza de la vida es divina, por ello
presuponemos que el cometido que trae es conducir el alma personalidad y sus
funciones, esto es, enfrentarnos a experiencias para ir despertando consciencia. La
54
fuerza de la vida del ser espiritual, nos proporciona una serie de placeres sutiles
distintos a aquellos sentidos por el cuerpo. La sensación de paz profunda, la de
renacer en el gran lago universal, los éxtasis místicos, el sentirnos flotar en el
espacio intangible o percibir algunas cualidades artísticas, corresponden a lo
interno en el individuo y es de alguna manera una conexión con su Madre
espiritual.
Me parece que hay una idea que debemos trabajar aún un poco más. Hemos
hablado de alma personalidad y que ésta se reencarna. Pero cuando hablamos de
personalidad desde un punto de vista psicológico, estamos entendiendo nuestros
rasgos personales, aquellas cosas que nos dibujan como individuos y que a veces
están lacradas con fuego en nuestro yo circunstancial. Cuando reencarnamos no
es para potenciar aún más esas cualidades personales desde el punto de vista
psicológico. Por el contrario, es para perderlas y que nuestra personalidad se
parezca a la personalidad –si es que se puede llamar así- del alma global. Lo
diremos una vez más. El ciclo de reencarnaciones no parece tener otro objetivo que
aquel de dotarnos de los poderes de la vida espiritual, de llegar a la ansiada
Unidad. De ser Única Alma. Por lo tanto, en el transcurso de cada vida, nuestro
trabajo como hombres y mujeres de deseo no es otro que el de recuperar nuestro
Primer Estado, convertirnos de nuevo en el Adam Kadmon. Nuestro diario trabajo
es lograr en vida la Conjunción de los Opuestos. Ejercer como tercera fuerza que
equilibre las columnas de oposición. Por lo tanto, no se trata de afianzar los rasgos
individuales, sino de perderlos, de “sentarse en el olvido” como dice Chuangzí, o de
auto aniquilarse como dice Arabí. Nuestro trabajo es procurar la Reintegración de
nuestra alma personalidad.
El maestro Louis Claude de Saint Martín dice: “Rara vez se halla la unidad en la
asociación: ésta debe ser buscada en la unión individual con Dios. Hasta que
hayamos logrado esto, comprenderemos que somos hermanos uno del otro”.
Porque todos participamos de la misma alma, aunque nuestra personalidad nos
hace percibir la individualidad. Cuando todos nos hayamos reintegrado no se
manifestará más la individualidad, mientras tanto, comprendamos que todos somos
hermanos de alma.
Aunque quizás nos sea más cercano el poder de ciertas palabras o mantras
cargados de poder. A este respecto, un análisis de las letras hebreas A, M, R,
pueden relacionarse con los tres grados del alma. Los mantras que contienen
estas letras, crean una interconexión entre el hombre y lo Cósmico. AMR también
se puede relacionar con tres aspectos de la palabra física: respiración, voz y
significado.
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Los ejes descendentes se alejan a medida que bajan. El péndulo oscila entre
opuestos. El tiempo de oscilación es mayor abajo y menor a medida que sube. La
parte más baja la llamaremos consciencia humana, y la parte donde los ejes se
tocan la llamaremos consciencia divina. La oposición o dualidad es real en el nivel
humano pero no en el nivel divino. Es el iniciado quien debe eliminar la oposición
con su trabajo de introspección, con la reflexión y la meditación.
El fuego reintegrador.-
Lo que se alejó de Dios es la consciencia, de manera que lo que hay que reintegrar
es la consciencia, pues místicamente nunca hemos dejado de pertenecer a la
mente cósmica. Ser uno con la Unidad es la cualidad o estado que ha
experimentado un ser humano que ha trascendido su consciencia. Este expandir la
consciencia hasta este grado sumo, sin dejar de ser hombre es lo que nos muestra
la figura del Cristo. Cada humano que logre esto estará haciendo que todo en su
entorno ascienda también.
Las raíces del nombre Jerusalem, están en el hebreo “Ur-Shalom”, lugar o sitio de
la paz. Es nombrada por primera vez con el nombre de “Shalem”, según
documentos encontrados en Ebla (al sur de Siria), los cuales se remontan al tercer
milenio a.C. Por otro lado, en los textos de execración egipcios, del principio del
segundo milenio, lo encontramos con el nombre “Rushalimun”, nombre que también
aparece en las cartas de Tel El Amarna del siglo XIV a.C.
En todos los nombres aparece la letra hebrea Shin, símbolo del fuego y una de las
tres letras madres del alfabeto hebreo. Por eso se dice que Jerusalem es el crisol
donde el fuego ha de refinar la consciencia humana para que logre la unión con la
Unidad. Dicha unión está nombrada en el Cantar de los Cantares de Salomón,
como la unión del novio y la novia. Pero este libro es tan complejo para nosotros al
estar lleno de símbolos que en castellano no dan la idea que el autor transmite, que
para enterarnos de su contenido tenemos que recurrir a “Llama de amor viva” de
San Juan de la Cruz. Este místico español tenía el Cantar de los Cantares como
libro de cabecera y pudo desentrañar su significado. San Juan de la Cruz nombra
la unión mística como el matrimonio perfecto y sublime entre el esposo y la esposa,
representando ellos el alma en el hombre y su gemela divina.
En Isaías 31.9, se nombra a Jersualem “horno de Dios” y se dice que el fuego está
en Sión. Pero el lugar ha sido profanado, dice Ezequiel, aunque le augura su
restablecimiento y una nueva alianza, pues para lograr la reintegración con la
Unidad, se necesita un “lugar de paz” (Ur-shalom). Esta paz es la que se refiere
como Paz Profunda, un estado de comunión con el Ser donde la unión de la
Jerusalem celeste y la Jerusalem terrestre se concierta en una sola cosa, en una
sola idea o ausencia de la dualidad.
El Talmud dice que: “Israel es el eje del mundo y su centro. Jerusalem se encuentra
en el centro de Israel. El templo está en la mitad de Jerusalem. El Sanctum
Sanctorum está en la mitad del templo, el arca está en la mitad del Sactum
Sanctorum; y la roca de la fundación está enfrente del Sanctum Sanctorum”. Esta
narración no es cierta desde el punto de vista geográfico, pero es verdadera desde
un punto de vista cultural, religioso y místico.
La letra shin (Sh), como se dijo, está en el nombre Ur-Shalom (Jerusalem). Esta
letra se encuentra también en los tres nombres que designan el alma: Neshamah,
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RuaSh y NefeSh. Está en uno de los cuatro nombres de hombre: Ish, raíz que
forma también el nombre hebreo de Ishrael. Está en el femenino de hombre Isha
(mujer). La encontramos también en el nombre hebreo de Jesús (JehoShvah).
También está en el primer sustantivo del primer versículo, del primer capítulo del
primer libro de la Biblia y que en griego es Génesis pero que en hebreo es
BereShit, y que en castellano se traduce por “principio o comienzo”. Y también
tenemos la Shin en el nombre hebreo Mesías (MesShiah). Shin (Sh) está en todos
los nombres de Jerusalem, excepto cuando la ciudad es nombrada por extraños.
Es esta letra la que se coloca en el centro de la frente como señal, pues como dice
el Sepher Yetzirah, “la hizo Dios reinar sobre el fuego y le ciñó una corona, y
combinó una con otra y con ellas formó el cielo en el universo, el calor en el año y
la cabeza en el alma: la masculina con Sham y la femenina con Shma”.
San Juan de la cruz refiere en la obra citada que dicha llama de amor viva es el
fuego de Dios o Espíritu que vive en el alma del hombre y que activa su deseo de
unión. Esta alma purificada recibe los embates del fuego como una caricia
amorosa, o como dice el autor: “¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres!”.
Que este fuego de Dios, esta shin (Sh) que todos llevamos en la frente, sea
activada cada día por nuestros pensamientos.
La cábala dogmática también expresa la idea de transmitir aquello que se recibe tal
cual es recibido, sin añadir ni quitar nada. En nuestros tiempos, la palabra dogma
ha perdido ese significado, dándosele hoy uno peyorativo.
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La cábala judía, viene hasta nosotros desde tiempos remotos en cuanto a su
aspecto tradicional se refiere, pero se estructura y metodiza a partir de la Edad
Media, cosa que ocurre en Gerona (España), por la acción de Isaac el Ciego y sus
discípulos Ezra y Azariel.
El S. Yetzirah habla de diez emanaciones o pro números a los que no les asigna
atributos. Son los cabalistas los que le ponen nombres. Lo que sí establece el
Yetzirah son los diez nombres de Dios en hebreo. Esas diez emanaciones, forman
un esquema o mapa explicativo que se ha llamado el árbol de la vida o el árbol de
la cábala, o también el árbol sefirótico. No tiene más, ni chacras, ni símbolos
alquimistas, ni astrológicos, ni tarot, aunque esta obra sí nombra los elementos
astronómicos más antiguamente conocidos que han pasado a la astrología
medieval.
Luego habla el Yetzirah de treinta y dos senderos, entendiéndose que diez son las
emanaciones puras o pro números (sefirot), y veintidós, los números o letras
hebreas. Sobre esto han trabajado los cabalistas produciendo vías que
interconectan las diez emanaciones y las cuales son veintidós. Por ello colocan
sobre estas vías o senderos las veintidós letras del alfabeto hebreo. Hoy es común
verlo en algunas publicaciones con insertaciones de las cartas del tarot, cosa que
no se encuentra en las obras antiguas como ya se dijo.
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Antecedentes y necesidad histórica.-
Debido a las frecuentes deportaciones de los judíos y sobre todo, una vez
concluido el período conocido como Primer Templo (año 586 a.C.), se hacen
verdaderos equilibrios para mantener el Talmud de aquella época, al cual se van
agregando nuevos libros a medida que van desfilando los profetas de Israel. La
diáspora (judíos salidos de Israel), hace que se mantengan dos líneas paralelas de
los textos del Talmud: El Talmud de Babilonia (el más notable) y el Talmud de
Jerusalem. Estos textos se traducen por vez primera al latín en Venecia; en el año
1520 la recopilación babilónica y tres años mas tarde la recopilación de Jerusalem.
Los libros del Antiguo Testamento, y los comentarios, fue la luz que guió a los
judíos a través del tiempo, a través de las diásporas y de todas las vicisitudes a las
que históricamente han estado sometidos. El cumplir la ley, no obstante, no
presentaba ninguna dificultad para la mentalidad judía, pero, precisamente, esa
aparente facilidad de cumplimiento que expresaba la propia religión judía, pudo
hacer que el creyente se olvidara de consultar las Antiguas Escrituras, las cuales
iban a establecerse como la columna vertebral de la instrucción doctrinaria; tal es
así, que algunos grupos critican a los judíos llamándolos “el pueblo del libro”. A la
susodicha facilidad de cumplimiento de la ley se le suma el problema de las
diásporas, las constantes deportaciones, de ahí que los rabinos pensaran que el
contenido del Talmud no era suficiente para llamar la atención de la mente del
judío. Si para ellos una cosa es tan natural, poca atención se le acabará prestando.
Los rabinos temieron que los judíos olvidaran las antiguas fuentes. Esas razones
parecen justificar el que los rabinos quisieran completar la escritura a través de dos
series paralelas o líneas doctrinarias: a) La talmúdica para el pueblo, b) Los
tratados ocultos para los iniciados.
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Estos últimos, contendrían doctrinas secretas y visiones esotéricas que hasta
entonces solo eran estudiadas por los sacerdotes de la tribu de Leví. El Sepher
Yetzirah, el cual como vimos se ubica entre el 600 y 300 a.C., y que tiene un
sorprendente paralelismo con el Génesis, pasaría a ser uno de los libros de la
instrucción oculta. El otro, como hemos visto, lo constituyó el Zohar, el cual
tampoco tiene una fecha muy definida aunque se dice que existe desde los
comienzos de nuestra era. Sin embargo, no es conocido hasta alrededor del 1300 y
su aparición, aunque ya lo hemos dicho, ocurrió en España. El Zohar se presenta
en cinco volúmenes y toca una gran variedad de temas. No sigue una estructura
definida en la elaboración de un libro. Comienza con una discusión entre rabinos de
un pasaje del Cantar de los Cantares de Salomón. Este tema de la discusión, lo
veremos en todo el texto, pero también es una técnica de estudio que usa el
cabalista. La controversia es muy antigua entre los judíos. La Biblia en su conjunto
también es un libro oculto, aunque como tiene varios niveles de lectura, nos hemos
quedado en el sentido literal del texto no dándole mayor apreciación a lo que
esconde cada sustantivo.
Esos son los libros base de la cábala judía. No obstante, los cabalistas consideran
el Cantar de los Cantares de Salomón, como el libro de los libros, ya que enfoca el
retorno del hombre a la divinidad como culminación de la peregrinación que está
realizando desde que salió del Padre y su reintegración en Él.
Aunque escribimos cábala con “c” o con “k”, lo cual nos podría indicar que en
hebreo se escribiría con la “caf” hebrea (o kaf), la verdad es que la letra hebrea
conque se escribe cábala es la “qof”, la cual españolizamos como “q”. Sin embargo,
en español no quedaría muy bien escribir “qabala” de ahí que se sustituya por la “c”
o la “k”. Esto no tiene ningún problema, excepto que busquemos los valores
numéricos de las letras. En ese aspecto, no es lo mismo una letra que otra debido
a su diferente valor. Pero salvo ese aspecto y dicho lo anterior, no tiene mas
importancia que escribamos cábala con “c”.
Respecto al significado del término, no hay un total acuerdo aunque las distintas
interpretaciones no son muy distantes entre si. Algunos dicen que cábala quiere
decir “recibir”, al derivarse del verbo hebreo “kabbal”. Podemos darle al término
connotaciones místicas, toda vez que para “recibir” debemos estar preparados.
Equivale a la afirmación de que cuando el discípulo está preparado el maestro
aparece.
Otros autores aducen que el término cábala se deriva del adverbio hebreo “kabel”
que literalmente significa “en presencia de”. Esta interpretación no contradice el
sentido místico de la primera ya que “se recibe” en presencia de cierta condición
necesaria.
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Aún hay autores que dicen que cábala deriva su nombre del sustantivo hebreo
“kebal”, traducido literalmente por “tradición o poseedor de la tradición”.
Curiosamente, desde el punto de vista místico un poseedor de la tradición es un
hombre “ish”, un consciente del Señor.
Hemos hecho alusión a la cábala dogmática, pero la verdad es que cada grupo que
estudia esta tradición, va marcando su propia línea o tendencias que más tarde se
constituyen en corrientes. Entre ellos encontramos a los llamados zoharistas, los
interesados en las interpretaciones bíblicas, o los que se centran el la merkabah, la
visión del carro de Ezequiel, lo cual fue constituido como escuela. También hemos
tenido gente interesada en fenómenos y portentos que configuran la cábala
portentosa. Con la tradición del Golen (creación del hombre o guardián del hogar),
tenemos también los que se interesan por este aspecto creando un sinfín de
complicadas combinaciones utilizadas a modo de conjuro y que pierde su
significado místico de auto creación del hombre al volverse más especulativo y
mágico que sagrado. A pesar de todas las tendencias posibles, se podría resumir el
tema englobándolo en dos corrientes o tipos de cábala: La Dogmática, que hace
hincapié en la importancia de la ley revelada y que está fundamentada en siete
ideales que detallan aspectos de la creación. Es esta la que nos dice que todo lo
que está formado se encuentra en el mundo sefirótico. O lo que es lo mismo, las
sefirot son el arquetipo de todo lo que vemos y lo que no vemos. También describe
la ubicación de las almas antes de la encarnación y lo que sucede con ellas una
vez concluida la actual. El séptimo ideal crea una esperanza futura de reinserción
en el seno de Dios, momento en que el universo no existirá más. La cábala
práctica.- La cual establece la creación a través de las letras, las cuales parten de
la más pequeña de todas ellas, la YOD. Este tipo de cábala es la que establece que
todo ha sido contado, los sustantivos y frases que registran órdenes divinos a
través de los cuales se ha construido el universo.
En todo caso, lo mas usual es hacer una mezcla de los dos tipos reseñados los
cuales se pueden complementar perfectamente. Ello no implica la mezcla de otros
aspectos como los mágicos o adivinatorios, ya que la vía que se propone es la
mística.
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La gematría es la que cuenta el valor de las letras-números y todos los nombres y
frases que los profetas, rabinos y masoretas (gramáticos oficiales de la religión
judía), determinan como fases o indicaciones de la extensión creadora.
Otra cosa a tener en cuenta es que los sacerdotes, desarrollaron un esquema con
las veintidós letras del alfabeto hebreo. Y como necesitaban establecer tres
órdenes de nueve niveles cada uno, lo cual da veintisiete, al solo disponer de
veintidós letras consonantes, establecieron que cinco de las veintidós letras,
tuvieran un doble valor si se encontraban al final de una palabra que si se
encontraba al principio o en medio. Si no se conoce esto, tampoco se puede aplicar
la gematría con acierto.
La gematría nos sirve para entender que cuando el pasaje bíblico dice “Meshiah”
(Mesías) o Shilo vendrá (ibn shil), frase que aparece en Exodo, o cuando nombra el
báculo de Moisés que se convierte en serpiente ante el faraón, no se están
refiriendo a tres cosas diferentes ni a tres tiempos diferentes. El valor numérico de
las tres palabras es el mismo. Al practicar la “reducción teosófica” que es parte de
la gematría podemos entender a qué nivel de la creación se está refiriendo el autor
o autores de los textos sagrados.
Notaricón, otra herramienta del cabalista, es una palabra de origen latino que
refiere una clave determinada. Normalmente se aplica tomando las primeras o
últimas letras de un texto. Con ellas se forma un nuevo texto.
Para entender mejor esto digamos que el”yo soy”, no puede ser otro. Si a Dios lo
llamamos 1, el 2 será otra cosa aunque salga de Él. El 3 será otra cosa distinta al
2 y al 1. Otra cosa a observar en el esquema que incluimos a continuación, el cual
podemos leerlo tanto vertical como horizontalmente. De forma vertical para saber si
aquello que estamos leyendo está más lejos o más cerca de la unidad. Y de forma
horizontal para saber de qué plano nos está informando la suma gemátrica.
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Realice un esquema con un grupo de unidades, uno de decenas y otro de
centenas en tres columnas. Coloque verticalmente cada letra número del 1 al 9 en
la primera columna, luego del 10 al 90 en la segunda y por último del 100 al 900 en
la tercera. Verá que hay nueve ideas que se extienden a la derecha. En el esquema
se inscriben el nombre de las 22 letras más las cinco finales. También debe ponerle
nombre a las 9 ideas, que si bien son algo arbitrarios nos acercan a la intención de
hacernos comprender las fases de emanación.
Como decía, en cábala, así como en la lengua hebrea, no se puede sustituir una
letra sin cambiar todo el significado, eso hace que esta lengua se considere
sagrada, pues debe meditarse mucho antes de cambiar nada. Pongamos un
ejemplo para entender mejor lo de la extensión de la idea. Imaginemos que
hablamos de usted como el padre, esa idea la representamos con el 1. Si
queremos hablar de la parte suya que está en su hijo, lo representamos con el 10.
Fíjese que es el mismo 1 seguido de un 0, de esa forma no hemos eliminado el
padre, pero sí estamos indicando que nos referimos a otro nivel. Si hablamos del
padre pero en su aspecto familiar lo representamos con el 100 de manera que el
padre social sería representado por el 1000. De esa forma extendemos al padre
pero no lo eliminamos. Pongamos otro ejemplo, imaginemos que la idea agua, la
representamos con un 4. Como las unidades pertenecen al nivel arquetípico, el
agua 4 vendría a ser aquello que no sabemos su nombre y que decimos que es la
fuente que crea el hidrógeno. Una vez creado el hidrógeno lo llamamos 40, nivel de
formación. Cuando éste se mezcla con el oxígeno lo llamamos 400, pues estamos
hablando del agua creada. Si hablamos del 4000 ya tocamos y bebemos el agua.
De manera que cuando la Biblia dice Agua Primordial o fuego Primordial o Aire
Primordial, no se está refiriendo a cosas materiales, sino a la fuente de dónde estos
elementos emanan. En la gematría, la suma de valores de las letras números nos
indican si se están refiriendo a centenas, decenas o unidades, es decir, nos indican
el plano de extensión. Luego se suman entre sí los números resultantes hasta
lograr la reducción, lo cual nos indica a cuál de las nueve ideas se está refiriendo.
Visto lo anterior, estamos en condiciones de practicar algún “juego” gemátrico sobre
alguno de los sustantivos del Génesis:
Yod = 10
Hé = 5
Vau = 6
Hé = 5
IHVH = 26
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El número 26 se encuentra dentro de las decenas, de manera que la idea
representada (que aún no sabemos cuál es, se encuentra en el plano llamado briah
o creación. Ahora hagamos la reducción, esto es, sumemos 2+6 = 8. Siguiendo la
lectura vertical del esquema, el 8 representa la base de la materia. No quiere decir
materia tangible, sino la fuente en esencia de lo que luego será la materia. Por ello
se dice que el sagrado nombre de cuatro letras de Dios, IHVH, es el creador.
Yod = 10
Shin = 300
Rosh = 200
Alef =1
Lamed = 30
_____________
Ishrael = 541
Como vemos, 541 se encuentra dentro de las centenas, por tanto, nos está
indicando que aquello que representa se encuentra extendido en el plano de
Yetzirah (de la formación). Ahora bien, 541 es igual a 5+4+1 lo cual es igual a 10,
de donde 1+0 es igual a 1. Por tanto, si hemos llamado 1 a Dios, Israel es Dios
extendido, lo cual quiere decir que Dios en la humanidad está representado por el
nombre Israel.
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Ya hemos indicado que el Yetzirah da la idea de que Dios crea a través de treinta y
dos senderos de sabiduría. Y habíamos dicho también que los treinta y dos
senderos están formados por las diez emanaciones o sefirotes y las veintidós letras
del alfabeto hebreo. Eso conforma toda la creación y los materiales que el
cabalista debe mezclar a veces, separar otras, dividir verticalmente,
horizontalmente, establecerlos en columnas, en triángulos, en forma circular como
si de una rueda se tratara, o bien esquematizarlos de manera que el principio sea el
final y el final el principio. También se puede dibujar cuatro árboles donde el
Malkuth del de arriba sea el Kether del de abajo, como si un rosario se tratara. De
esa forma indicamos que cada uno de los cuatro sefirot se encuentra en un nivel
distinto, siendo el primero el de Atziluth, el segundo el de Briah, el tercero el de
Yetzirah y el cuarto el de Assiah.
El propio Yetzirah crea la idea de un suelo con paredes y techo elaborados con
esos materiales. También nos da la idea de que las letras son piedras con las
cuales se construyen casas (palabras). Las letras se estructuran en tres grupos: 3
madres, 7 dobles y 12 simples o elementales.
Respecto a las sefirot, se nombran “belimah” que quiere decir “sin cosa alguna”, de
ahí que digamos que son el arquetipo de la creación. Belimah también indica
cerrado, por eso decimos que el mundo de arriba es como una esfera o burbuja de
la que nada escapa (hasta que Adam quizo). También significa cerrado,
oculto, abstracto, absoluto e inefable. Por tanto, las sefirot no pueden ser descritas.
Digamos que se encuentran en un nivel en el que no existe el lenguaje. Son
apreciables como un flash en estado de meditación. Como la luz de un rayo o un
relámpago que aparece y desaparece en el acto. Los profetas recomiendan que
para sostener su visión hay que correr detrás de ellas, y luego dejarlas marchar.
Con las diez sefirot se crea el esquema del árbol y se pueden disponer de formas
diferentes dependiendo de lo que se estudie. Si se estudian de arriba para abajo
puede uno intentar ver la creación desde el nivel más alto hasta nuestro plano. Si lo
estudiamos de abajo-arriba, podemos interpretarlo como niveles de consciencia
que debemos alcanzar. Todos los sefirot son receptores y dadores, menos el
Malkuth del cuarto nivel que es solo receptor.
Uno de los textos cabalísticos refiere lo siguiente: “La sabiduría se estrelló contra
los treinta y dos senderos y el viento se arremolinó y juntó muchas aguas en un
solo lugar. De los treinta y dos senderos emanaron diez coronas luminosas y
quedaron veintidós senderos. El viento los arremolinó y quedaron cincuenta
puertas de la inteligencia, y las veintidós letras se grabaron sobre las cincuenta
puertas del jubileo, y fueron coronadas con las setenta y dos letras del nombre
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santo. Estas puertas se abrieron por los lados y fueron coronadas con las setenta
y dos letras de la compasión...Y se abrieron ocho puertas que son ocho
significados de la misericordia”. Este es un texto para meditar.
De los sustantivos y frases que registran órdenes divinos, no se puede tocar ni una
sola letra, pues ello trastocaría su significado. Por ello incluimos un esquema del
árbol, así como hemos incluido las letras con su valor y disposición en tres órdenes
o niveles de creación.
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VALOR NUMÉRICO DE LAS LETRAS, CLASE Y ORDEN
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Las letras son veintidós, cada una tiene una voz. Si combinamos dos letras entre sí
estamos sumando dos valores numéricos. La combinación de cada una de las
letras con las veintiunas restantes nos da 462 voces que forman las 231 palabras
resultantes. De aquí debemos deducir la interpretación de los textos cabalísticos
cuando hablan de las 231 puertas de la sabiduría.
Las 22 letras son consonantes, de ahí que cuando se escribió la tradición, el padre
debía decirle al hijo la pronunciación vocal de las palabras. Las formas vocales en
el hebreo aparecen alrededor del siglo X de nuestra era y se logra incorporando
puntos y rayas debajo de las letras. Antes de haber indicaciones vocales la
pronunciación debía ser transmitida de boca a oído, de ahí la importancia de la
tradición oral en el judaísmo.
Originalmente son 22 letras consonantes las que conforman el alfabeto hebreo, sin
embargo, en tiempos de Esdras, fue necesario ampliarlas a 27. Para ello se
tomaron 5 de las que ya existían y se les dio otro valor si iban colocadas al final de
palabras. De esa forma, no vale lo mismo la M de Abraham que la M de Malek
(rey). Los ángeles y otros nombres se pluralizan con la colocación de “im”
(Querubim, Serafim, etc.), con lo cual el valor numérico cambia ostensiblemente.
Las cinco letras que tienen un doble valor son: kaf, mem, nun, phe y tsade.
Esos son los 27 aspectos que se colocan en tres series de nueve y que debemos
recordar que 4, 40, 400 indica lo mismo en tres niveles distintos. Ahora debemos
decir también que las 22 letras se agrupan en el sentido siguiente:
Las tres madres están relacionadas con las ideas tríplices, incluido un primer
triángulo de creación o tríada superna, lo que en el cristianismo aplicamos a la
Santísima Trinidad. Estas tres madres corresponden a los brazos horizontales del
árbol de la vida. Las siete dobles tienen varias relaciones o correspondencias
mencionadas en algunas secciones del Sepher Yetzirah, por ejemplo, siete ríos,
siete días de la semana, siete mares, etc. Otro aspecto de las siete dobles, es su
doble pronunciación, fuerte y suave. El sonido fuerte se indica con un punto dentro
de la letra. Si consideramos el tema de las letras dobles desde un punto de vista
gramatical, hoy en día sólo son seis las letras dobles, pero originalmente, y
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tradicionalmente, son siete. Con la desaparición del Sanedrín se perdió la doble
pronunciación de la Rosh. Los cabalistas usan el sonido fuerte de las siete dobles
para subir al árbol de la vida y meditar desde allí, y el sonido suave para bajar del
árbol. En otras culturas hablaríamos de mantras o sonidos de poder vibratorio. Las
doce letras simples o elementales se relacionan con los doce signos del zodíaco o
los doce meses del año hebreo el cual es lunar. Tres de las letras simples forman el
nombre de Dios IHV, el cual se completa con la hache del nombre humano de
Abraham, pasando a llamarse Dios IHVH. Las tres simples I.H.V, están
íntimamente ligadas a las tres madres Alef, Mem, Shin. Si ellas son las madres
creadoras, IHVH es el Dios creador, aunque desde el punto de vista de la cábala
más que la idea de un Dios creador, debemos entender que la creación surge por
emanación de Dios, esto es, una proyección de IHVH es lo que origina la creación.
Recordemos que con IHVH se cierra la Santísima Trinidad, por tanto, todo lo
creado surge a partir de una Primera Trinidad. Hablando de Trinidad e incluyendo la
correspondencia de los nombres de Dios, en la primera punta del triángulo tenemos
a Eheieh, en la segunda a Yah y en la tercera a IHVH. Dicho lo mismo con los
nombres de los sefirotes tendríamos en la primera punta a Kether (corona), en la
segunda a Hokmah (sabiduría) y en la tercera a Binah (entendimiento). Si
hablamos de estos principios en forma columnar, inscribiremos a Shin en la
columna de la derecha, a Mem en la de la izquierda y a alef en la del centro. Como
pueden apreciar, la trinidad siempre está presente. Alef es el aire primordial, Shin el
fuego primordial y Mem el agua primordial, con lo cual, podemos decir que la
creación se produce a partir de estas tres Principalidades o materias primas. En el
génesis no es distinto, pues después de decir que “En el principio (berechit), creó
Dios...etc.” dice a continuación “un viento de Dios aleteaba sobre las aguas...”
De manera que la unidad para extenderse hasta el 10 (la misma unidad seguida de
un cero), lo cual indica que la misma idea llamada uno ha pasado a otro plano, ha
necesitado del molde tríadico. Si llevamos esta idea al árbol de la vida, la primera
tríada de sefirot es la Santísima Trinidad, y los restantes conforman la héptada. Por
tanto, el árbol puede representarse con esta configuración. La héptada son los seis
días de la creación y el séptimo del descanso, ellos surgen de una Primera
Trinidad.
Isaac Luria fue un prominente cabalista que vivió entre el 1534 y el 1572.
Desarrolló algunas teorías interesantes y muy adelantadas a su tiempo, aunque si
bien es cierto, una de ellas ya se encontraba en la Biblia, si interpretamos de cierta
manera el capítulo de Jeremías titulado “Los jarros rotos”.
Luria vivió en España de donde salió para Safed (Siria), fundando allí una escuela
de cábala en la que también estuvo otro español, Moisés Cordovero. Las
definiciones de Luria sobre varios conceptos nuevos referentes a la creación se
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inscriben en la llamada cábala tardía. Él ha hecho una importante aportación a la
cábala que hoy estudiamos con los siguientes postulados:
Hay buenas singularidades en las ideas de Luria, dice, entre otras cosas, que en el
Principio no hay un acto de emanación divina, sino que Dios se retira sobre Sí
mismo y en lugar de proyectarse hacia fuera, contrae Su ser en una más profunda
ocultación de Su propio yo. Que a través del “simsum” (autolimitación), Dios
produce un espacio primitivo original llamado “tehirú” por los cabalistas. Esta idea
es un autoexilio o destierro, lo cual hoy día lo podemos considerar como un agujero
negro. Dice también que los sefirot son receptores y dadores, excepto malkuth (el
reino) que es solo receptor. Ellos se llenan y revientan creando mundos. Visto así,
los sefirot se pueden relacionar con los “recipientes rotos” o los “jarros rotos” de
Jeremías...
Las potencias justicieras del simsum, las relaciona un discípulo de Luria con los
granos de trigo que deben reventar y morir para producir una nueva planta. Las
potencias justicieras son los granos de trigo sembrados en el campo de “tehirú” y
brotan en la creación. Esto establece la idea de autocreación perpetua la cual
también se encuentra en el pensamiento gnóstico. Los recipientes de los sefirot,
que habían de acoger al universo de la emanación procedente del Adam Kadmon,
están, por tanto, destrozados. A fin de restañar la rotura, surgen de la fuente de
Adam Kadmon unas luces de naturaleza constructiva. De ese efecto proviene el
tercer estadío del proceso simbólico llamado ticum o restitución.
En otros círculos, restañar o restituir se dice reintegración o salvación. La idea del
Mesías está relacionada con dicha restauración, pero para Luria el Mesías no es el
restaurador, sino que ésta debe producirse automáticamente. Para el Zohar, el
Mesías es el hombre autorrealizado. Para Luria, la restitución proviene tanto de
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Dios como del hombre, y es un proceso perenne a través de los sefirot ahora en
formación. Pero restos de la potencia justiciera siguen existiendo y creando fuerzas
de amor y gracia.
En el siglo XVI, Isaac Luria, ese místico revolucionario para su tiempo, compuso
varios himnos para las comidas del sábado, el día más importante de la mística
judía en el cual se dejaba de construir para convertirse en Templo. La propia
palabra templo en hebreo (he-kal), tiene en sus dos raíces el significado de
comunión, de manera que los himnos de Luria para este día tan especial hablan de
esta unión con el alma, la matrona o la shej’inah. En el que a continuación
incluimos, realizado para la comida del viernes (que después de ponerse el sol se
considera sábado), aparecen exhortaciones a la divina presencia, pero también,
hacia el final, podemos leer un aspecto luctuoso debido a que después del sábado
viene de nuevo el exilio, es decir, otra vez estamos ante la presencia de un texto
que nos habla de la peregrinación del hombre desde el seno del Padre hasta el
teatro de la naturaleza, su retorno al Padre y su vuelta de nuevo a la naturaleza
más burda.
“Cantaré en alabanzas para entrar por las puertas del campo de manzanas que
son sagradas.
Preparémosle ahora la nueva mesa con un buen candelabro que alumbra las
cabezas.
Entre izquierda y derecha hay una novia; camina con adornos, con joyas y con
galas.
La abraza su marido, su fundamento, satisfacción le causa y aprieta fuertemente.
Lamentos y aflicciones cesan, desaparecen; ahora, nuevos semblantes, espíritus y
almas.
Mucha alegría le viene con doblada medida, un luminar le alcanza y bendición a
chorros.
Acercaos, padrinos, haced preparativos, aderezad viandas, pescados y volátiles.
Haciendo espíritus y almas renovadas en treinta dos (senderos) y en las tres
ramas.
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Setenta coronas tiene y por encima el rey, que todos se coronan en el Santo de
los Santos.
Marcados y cerrados están todos los mundos; el “anciano de los días” ¿No los
está batiendo?
Ordenaré hacia el Sur las luces de lo oculto y la mesa con panes la dispongo hacia
el Norte.
Con el vino en las copas y ramajes de mirto para el novio y la novia, se hacen
recios los débiles.
Hagámosles coronas de palabras preciosas con la coronación de los setenta que
están sobre los cincuenta.
La Shej’inah se adorna con seis panes por lado, con dos vav se perfuma y todo lo
reúne.
Ociosos y anulados quedan los repulsivos del infierno, encadenados los
angustiadores y todos los diablos”.
A continuación haremos alusión a los términos marcados con negrita sin desligarlo
del sentido místico del himno de Luria aunque no en el mismo orden en que
aparecen para seguir mejor el hilo. Hemos destacado en primer lugar “alumbrar las
cabezas”. En la tradición judía la cabeza simboliza la Sabiduría divina, la cual entra
por ella y se desparrama por el largo pelo de cabeza y barba. Cuando una cabeza
se corona, quiere decir que el alma está subiendo de nivel. Cuando Adam es
expulsado del Paraíso se le quita la corona, descoronar, por tanto, equivale a que
el alma baja de nivel. Estamos aludiendo a los cuatro mundos: Atziluth, Briah,
Yetzirah y Assiah. En el tiempo de los sacerdotes hebreos, la transmisión de poder
se realizaba colocando las manos sobre la cabeza del receptor. Esto es lo que se
supone que hizo Moisés con Josué, cosa que en tiempo rabínico dejó de hacerse,
pues hoy en día un simple certificado es la acreditación habitual de un rabino.
El término “fundamento” alude a la novena séfira, mientras que los treinta y dos
senderos se refiere a los diez sefirotes y las veintidós letras del alfabeto hebreo. En
este sentido, se dice que de la Sabiduría divina surge la esencia de las almas por
conducto de treinta y dos senderos, mientras que cuando esta alma camina hacia
el Padre lo hace desde Fundamento (yesod) y entre columnas de oposición. Yesod
representa tanto lo masculino como lo femenino. “Comamos pescado” alude a la
fertilidad. La tan extendida costumbre de comer pescado los viernes procede de la
tradición judía en la que no se relacionaba con el simple acto de comer, sino que
era el símbolo de la fertilidad, ya que para que el hombre suba a Dios, primero
debe conjugar lo masculino y lo femenino.
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El “luminar” se refiere a la luz del Espíritu Santo que invade con tanta fuerza al
alma que ésta se une fuertemente a Él. En cuanto a las tres ramas se refiere, es
una alusión a la Gracia, la Justicia y el Amor compensador, otros nombres para las
tres columnas del árbol sefirótico. Las setenta coronas de la novia mencionadas en
el himno, están sacadas del Zohar.
Todo el himno está describiendo la unión mística del alma en el hombre con el
Padre, es decir, la unión del novio y la novia, del rey y la reina. Pero en la última
canción se describe de nuevo la caída. Es decir, se hace alusión al destierro de los
poderes justicieros. Esto lo podemos entender como que toda la creación está
produciéndose en dos direcciones, unas veces el alma hace el viaje desde Atziluth
hasta Assiah y otras en sentido contrario, es decir, sube desde Assiah hasta
Atziluth. Esta peregrinación no cesará hasta que todo quede reintegrado, por eso,
el trabajo del hombre de deseo es influir en sus congéneres para elevar la tasa
vibratoria de toda la tierra. No habrá ningún escogido, sino que el sueño del místico
de lograr la tan ansiada unidad a través de la reintegración, no se logrará de forma
perpetua hasta que toda la humanidad lo logre en conjunto. Por tanto, no es
pequeña nuestra responsabilidad de expandir la luz. En la tradición cabalística
también presenciamos la misma idea. Debemos subir al árbol, a los sefirotes, y
escrutar desde allí, meditar desde allí, y sentar al Rey en su trono. De esa forma
todo el universo se corona, es decir, sube de nivel.
LA LEY Y LA TRADICION
La ley y sus postulados se encuentran en dos grandes grupos, uno contenido por la
tradición oral, la cual no se puede ubicar en el tiempo y cuyas cuestiones
doctrinarias se recogen bajo el término Midrash cuya traducción literal podría ser
“investigación”; el otro, que recoge los aspectos doctrinarios una vez establecida la
escritura y los primeros textos, los cuales se recogen bajo el término MiShna. Este
tiene su comienzo en los escritos de Moisés, los cuales, además de describir la
creación, establece 613 preceptos a cumplir por el judío. Estos 613 preceptos se
pueden encuadrar en 14 categorías. Todas ellas constituyen las normas de
actuación de un pueblo y sus relaciones entre ellos y con Dios.
Recordaremos que desde este tiempo hasta hace unos pocos siglos, se vienen
incorporando nuevos comentarios sobre los ya existentes. Antes era el Sanedrín el
encargado de determinar el valor canónico de tales escritos. De manera que unas
explicaciones tendrían carácter legal y/o religioso y otras no. ¿Cómo se puede
establecer un criterio para aceptar unas y no otras? Si a los textos originales de
Moisés se le han incorporado posteriores redacciones rabínicas y éstas pueden
estar en función de la forma como esas explicaciones se han diseñado a fin de
atraer la mente de los judíos de la diáspora ¿Cómo se puede determinar que tales
explicaciones son las adecuadas? Por lo que se ve, si cada estudiante debe
enfrentar su materia de estudio con una abierta discusión o controversia como
método de estudio ¿Cómo puede determinar si las explicaciones que después son
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tenidas como válidas, guardan relación con el método estructurado del alfabeto el
cual explica la creación del universo?.
La tradición cabalística y la vía ortodoxa del judaísmo creen haber resuelto tales
cuestiones basando la elección de las interpretaciones en lo que se conoce como
“Masora”. Para ello fue creado un comité de expertos o gramáticos religiosos
conocidos como masoretas. Ellos son los que, después de mucho estudio y
aplicación de la controversia, dan carácter legal a sus interpretaciones. Por lo tanto,
la tradición llega hasta nosotros, en cuanto a las interpretaciones se refiere,
cargadas de aspectos añadidos. Es mas, pienso que el judío le da tantas vueltas a
un tema doctrinario como milímetros se aleje de la opinión oficial. Y no para en su
análisis hasta que consiga pensar en forma idéntica a la que ya sabían sus
maestros. Esto no deja de ser el método que defendía Maimónides respecto de
llegar a la verdad a través de la negación y no de la afirmación, solo que en este
caso, no creo que se ejerza libremente, sino de forma mediatizada.
Pero aún así, podemos considerar la tora como de dos niveles: Una tora celeste y
una tora terrestre. La primera establece una serie de leyes naturales que están ahí
para el que quiera estudiarlas. La otra contiene los aspectos doctrinarios de una
ortodoxia para un grupo determinado. Pero el más alto concepto de la tora no
puede estar limitado a un grupo, unas costumbres, una nación o religión
institucional. La Tora celeste no puede estar constreñida por las normas de un
pueblo o una raza o religión. Consciente de ello, la mística judía utiliza el término
tora en relación a Israel y no a los judíos, pues Israel indica, no un grupo, sino a la
humanidad entera. Por tanto el estudio de la Tora es algo que compete al místico, y
su realización, a la experiencia del Ser.
Eso no quita para estudiar la tora terrestre, pues los preceptos de Moisés también
obligan a conocer a Dios y a ser inteligentes. Siguiendo solo esos dos, hay que
analizar las leyes, utilizar la razón en los aspectos más altos de la vida, e incorporar
sus resultados a la práctica diaria. Esa es una forma de, estudiando la tora menor,
alcanzar la Tora mayor.
Hace más de mil quinientos años que los rabinos tratan de interpretar las Escrituras
y tradiciones que han heredado. El método de estudio desarrollado, es lo que se
conoce como exégesis, la cual contiene dos aspectos: a) Midrash halacha y b)
Midrash haggada.
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Entre el año 30 a.C. y unos dos siglos después, se desarrollaron las reglas que
servirían para la interpretación metódica de la tora. Los maestros de esa época la
habían aprendido de sus predecesores y las transmitieron a sus descendientes. De
esa forma, las reglas de interpretación han quedado inscritas en la tradición y en la
tora.
Pero tal y como dice el rabino Safran, la tora es un libro cerrado que no dice nada
hasta que el estudiante lo abre. Es común que el mismo texto, las mismas
palabras, no digan lo mismo a un estudiante novel que a un iniciado. El caso es
que aún el iniciado, encontrará que un mismo texto cambia para él, al estudiarlo en
tiempos distintos. ¿Cuántas veces no nos ha pasado que hemos estudiado un tema
y al volver sobre él unos meses después encontramos cosas nuevas que antes
habían pasado inadvertidas? Leer, reflexionar, meditar, volver a leer, etc., cambia
el significado del texto. Es decir, en la misma medida en que nosotros cambiamos,
cambia el texto. El nivel de consciencia de cada uno hace que las mismas letras y
palabras cambien su significado. La combinación entre la interpretación o noción de
la mente del estudiante y los contenidos de la ley, experimentados, es lo que
actualiza su potencialidad divina y le confiere efectividad en el mundo de todos los
días, en el corazón y la mente del estudiante y en su relación bidireccional: Con
Dios y con su prójimo.
Los actos del hombre, en tanto que se armonicen con su ser interno, estarán
guiados por los principios proveniente del alma. Pero él debe atraer esos principios
o dictados (leyes) hasta el nivel de la razón. Eso es lo que lo hace consciente de la
revelación. Luego ha de interpretarla, reflejarla, observar su contenido y tratar de
establecer una relación coherente con los asuntos del día. Debe afinar, pulir su
espejo, para poder llegar a lograr que el objeto de la razón sea idéntico a la ley
revelada.
En la tradición, la ley (alacha) procede del relato (la agada). Esto equivale a decir
que primero es la revelación y luego la interpretación. Posteriormente vendrá la
ordenación y aplicación de dicha revelación. También quiere decir que el estudio
debe preceder a la aplicación y que ésta debe ajustarse a aquélla. Ambos aspectos
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constituyen el midrash y establece su relación en lo que modernamente podemos
llamar imaginación y razón. Ambas deben fundirse.
Como práctica nos aconsejan meditar, esperar el influjo que aparecerá como un
flash que llega, corre y se va. Los maestros cabalistas aconsejan meditar sobre las
sefirot, esperar la visión, correr detrás de ellas (la visión), y luego dejarla marchar.
Posteriormente se debe volver al mundo material e intentar aplicar lo que se va
aprendiendo. De esa forma no solo se eleva el practicante, sino que él, al
trascender, eleva también el mundo que le rodea.
La Tradición Primordial.-
La tradición primordial es mucho más vieja que el volumen de la Masora, por tanto,
cuando intentamos una interpretación, no tenemos porqué ajustarnos a esta
recopilación, aunque reconocemos que en muchos casos, no nos queda mas
remedio que referir el significado de la interpretación rabínica. A pesar de ello,
pretendemos una total libertad para establecer un sentido libre y particular de
cualquier concepto, total, las áreas conceptuales, como quiera que ellas
pertenecen a la mente razonadora, pueden muy bien cambiar en la medida que
nosotros cambiamos, y no se parecerán nunca, a la experimentación que de un
estado de consciencia mas profunda, podamos realizar. Por otro lado, el concurso
de varias mentes pensantes, en el campo de la ideas, del lenguaje, de las
interpretaciones, puede acercarnos mejor al sentido mas parecido de la verdad,
aunque individualmente, solo participemos de una pequeñísima parcela de tal o
cual verdad.
Proponemos, siguiendo el argumento expresado, que cada uno pase por el tamiz
todo lo que lea, escuche o piense. Hay que debatir cada idea. Esa práctica existía
desde tiempos remotos entre los judíos. El debate constituye un método en sí
mismo, toda vez que cualquier interpretación humana de las cosas santas, al no
contrastarse, puede hacernos creer como verdaderas las proyecciones de nuestra
mente, nuestras necesidades del ego, los engaños, la fabricación de todo aquello
que nace de la rueda imaginativa que somos. Una doble actitud, activa y pasiva,
desde el punto de vista de la mente subjetiva, sería lo adecuado. Entrar en el
combate de las ideas, atacar y defenderse, tal y como lo hacían antaño los
doctores de la ley. Ojalá mostremos madurez suficiente para realizar esta tarea sin
sentirnos ofendidos cuando nuestra idea no sea la que prevalezca.
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Armados con esa vestimenta podemos empezar el estudio de las palabras y
enfrentarnos a los opuestos, esperando alcanzar su conjunción perfecta. A este
propósito, la dualidad, como hemos expresado ya, es la realidad mas connotativa y
aplastante que se nos presenta ante la mente, pero es también el mayor de todos
los engaños. Digamos que ninguna realidad existe sin la existencia de los
opuestos, es decir, no sabríamos lo que es el frío si no tuviéramos el calor, lo alto
sin lo bajo, lo dulce sin lo amargo, etc. Todo parece existir gracias a la dualidad. La
oposición es fuerte y constante. Sin embargo, en la experiencia mística del ser,
cuando nuestra mente pensante e imaginativa está acallada, podemos
experimentar el aquí y el ahora, no experimentando la dualidad en ese nivel de
consciencia.
Como quiera que la tradición primordial es antes oral que escrita, la palabra se
convierte en algo fundamental. Representa además el vínculo de unión entre
diversos interlocutores: Primero entre nuestra mente y nuestro corazón. Entre éste
y el Dios que comprendemos y sentimos. Y entre cada uno de nosotros y el resto
del grupo que se reúne con el mismo fin. Algunos de los que así se reúnen, para
tener presente el más alto significado de la Palabra, lo hacen mientras mantienen
ante su presencia, el prólogo del Evangelio de San Juan.
San Juan le da a la palabra el mismo significado que mas de mil años antes le diera
Moisés. No creo que sea pura coincidencia que los dos autores, con más de un
milenio por medio hayan escogido para comenzar sus obras el mismo sustantivo:
Principio (berechit).
La primera palabra es luz, pero antes de haber luz hubo sonido, porque “Dios dijo:
Que haya luz”. Desde el punto de vista humano, el pensamiento precede a la
palabra, de ahí que en el nivel divino, también concibamos la creación como un
producto del pensamiento de Dios. No obstante, pensamiento, palabra (luz) y obra,
es el primer triángulo de creación que, aunque lo concibamos separados, es un
solo y único acto.
Cuenta el libro de Reyes (I), que la Reina de Saba había escuchado de la sabiduría
de Salomón. Lo visita y pretende arrancarle el secreto de la construcción del
templo. Se narra allí que el templo se erigía sin ruidos de picos ni palas u otros
objetos cortantes. Como si las piedras usadas en la construcción estuvieran
previamente talladas. Nosotros somos el templo, el cual debemos construir y
reconstruir todos los días a la gloria del Gran Arquitecto del Universo.
Pues bien, cada vez que el iniciado recibe y transmite la tradición, está
construyendo. El templo que se construye, se reconstruye, se erige y se vuelve a
levantar cada vez que el iniciado realiza el estudio de las palabras, practica el
silencio y la obediencia. La actitud de estar siempre consciente de la sagrada luz,
de cada acto, de los gestos, palabras y pensamientos, o bien cuando se contrasta
el significado de cada cosa, cuando se le da la emoción requerida y se comulga
con el Dios de nuestro corazón, todo ello, hace que se restituya la Ley. La luz en el
Templo es la luz en el mundo. Allí, en medio del medio, está la shej’nah, en nuestra
Jerusalem particular. Desde allí erige el iniciado su templo con sabiduría,
apoyándolo con su fuerza y adornándolo con su belleza. Estos tres atributos se
encuentran, cada uno de ellos, en una columna del árbol de la vida, como
recordándonos otra vez la tesis, la antítesis y la síntesis, tan presente en varias
secciones del Sepher Yetzirah. Los judíos pasan seis días de cada semana
reconstruyendo el templo, el séptimo, el shabbat, ya no construyen, sino que se
convierten en el templo. Fuera del devir, el resto del templo toma el nombre de
“hekal”, palabra que se deriva de “kol”, que quiere decir “todo”. Cuando el
estudiante traspasa el umbral y entra en la casa de oración y trabajo con la
intención de restituir la luz, de reconstruir el templo, se enfrenta primero al combate,
a la lucha de los opuestos, entre la luz y las sombras, entre lo externo y lo interno.
El debe ahora unificar los opuestos, constituirse en la belleza mediadora. Su
consciencia debe elevarse hasta realizar la conjunción de los opuestos. El debe
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representar el fiel de la balanza para hacer desaparecer la oposición como realidad,
pues de esa forma experimentará la realidad del Ser. Para ello debe comulgar, ir
hacia dentro hasta llegar a la unidad. Ese es el significado de templo en hebreo (kol
= todo).
Cuando se menciona la palabra comunión, cada uno puede traer a la mente las
referencias inmediatas. Nosotros encontramos tres referencias o niveles: A)
Podemos aludir a la reunión fraternal entre los varios estudiantes que se reúnen
para un fin común. Por ejemplo, si nos reunimos alrededor de la shej’nah para
juntos erigir el templo. B) También podemos aludir al vínculo consciente que
podemos crear entre nuestro ser externo y nuestro ser interno. C) Y podemos hacer
referencia también al nivel que se deriva del aspecto anterior, es decir, una vez
establecido el nexo con nuestro ser interno, sentir cómo este nos lleva hasta la
experiencia mas sublime que como humanos podemos realizar: Experimentar el ser
o vislumbrar la unidad con Dios. El Salmo 133 nos recuerda un nivel de comunión
con el texto siguiente: ¡”OH, que bueno, que dulce habitar los hermanos todos
juntos! Como un ungüento fino en la cabeza que baja por la barba”. Entre algunos
judíos, la cabeza es el depósito de la sabiduría de Dios, y los pelos colgando de la
cabeza y la barba es la sabiduría derramándose y adornando al hombre.
Tanto para el judaísmo ortodoxo como para la mística judía, existe un nivel
incognoscible desde el que, a través de sucesivas emanaciones no verbalizables,
se llega a la condensación ostensible. Tanto antes de las emanaciones como en el
estudio de ellas, observamos el molde triangular ya expuesto. Lo curioso es que
mientras la cábala lo contempla, la ortodoxia judía, por razones históricas de
establecer la idea de nación judía, es decir, para obtener que su gente pasara de la
idea de tribu a la de nación, eliminaron la idea trinitaria (aún hoy se dice en las
sinagogas: “Oye Israel, nuestro Dios es Uno). El Yetzirah también se suma a la
mención “Dios único” dándole relevancia a “unico” para dejar bien sentado que solo
hay un Dios. El caso es que ese Dios único, proyecta de sí mismo una serie
sucesivas de emanaciones las cuales podemos triangulizar. Un primer triángulo se
ubica en un nivel que en la ley mosaica se denomina “nada”. Claro está que para
nuestra mente, la nada no tiene existencia, es decir, la nada ya es algo, excepto
por la negación de sí misma.
También podemos recurrir a los números para explicar lo mismo. Tenemos un punto
cero y números positivos a su derecha y números negativos a su izquierda:
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-5 -4 -3 -2 -1 0 +1 +2 +3 +4 +5
Cuando el Relato dice que el mundo estaba sumido en tinieblas, o bien cuando se
nos presenta la idea del caos, podemos entender que se refiere al nivel arquetípico
o de la semilla en el ejemplo del roble. Es, en suma, un nivel donde no existe la
forma. Las palabras hebreas “vacío” e “informe”, son “bohu” y “tohu”. En esa no
forma, existía, no obstante, el Ser.
En realidad, los cabalistas usan como primera idea, la que transmite el término
“AIN”, el cual podemos traducir por “no” o por un -3 en el lenguaje de los números.
El siguiente paso es “En sof”, el cual significa “no fin” o infinito, al cual se le atribuye
la idea de Sabiduría. El tercer paso de esta aún no creación es el “ain sof aur”, el
cual es traducido por no - fin – luz (del hebreo “or”), o luz infinita. Se aplica también
como Sabiduría Infinita. En ese vacío e informe, los tres componentes de la no
creación: -3, -2 -1, confluyen en el momento que hoy explica la teoría del big-bang
como el momento cero de la gran explosión. A partir de este momento se expresa
la primera emanación por la acción del berechit y que los cabalistas expresan como
una corona cuyo nombre aplicado es “kether”.El Sepher Yetzirah dice diez
emanaciones, pero no le da nombres. Ellos son producto de los cabalistas.
Kether o corona, es el uno positivo. Pero el uno no tiene existencia para nosotros
hasta que no encuentra su expresión dual. Kether se simboliza como el anciano de
los días. Se suele simbolizar también con un rostro de perfil. Esto nos sugiere que
una parte de esta sefira o emanación, aún se encuentra en el lado oscuro, es decir,
es como si estuviera traspasando el umbral del agujero negro. Una parte es ya
visible, mientras que la otra aún se encuentra en la no manifestación.
Una vibración de una longitud de onda determinada, cuando se encuentra con otra
de distinta pero complementaria, crean una tercera, la cual, siendo “hija” de las dos
primeras, no es igual a ellas. Podríamos entender lo mismo si decimos que una
proyección de kether se condensa creando una segunda sefira cuyo nombre
hebreo traducido al español es sabiduría. Esta sabiduría estuvo antes, está ahora
y estará después. Visto así, la sabiduría es En sof. Sin embargo, también la
segunda sefira lleva ese nombre, aunque el atributo de sabiduría impregna todo.
Los cabalistas llaman a sabiduría hokhmah. Hasta aquí hemos descrito de forma
implícita lo que el Génesis dice con su lenguaje: “En el principio creó Dios los cielos
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y la tierra (at). Cuando sabiduría (hokmah) se proyecta a si misma, aparece el tres
del primer triángulo de manifestación: entendimiento (binah). Nos referimos al tres
positivo. Esa es la primera tríada o Tríada Superna del mundo de la emanación o
atziluth. La corona como la cabeza, sabiduría como el Padre y entendimiento como
la Madre.
De hesed se crea gevurah (rigor), también llamado din (juicio) y de ésta tipheret, la
belleza. Hesed, gevurah y tipheret, forman un segundo triángulo que aunque
pertenece a un nivel intangible, podemos llamarlo mundo o nivel de la creación.
Ellos tres son el 4, el 5 y 6 positivos. Sin embargo, corresponden al primer,
segundo y tercer días de la creación del Génesis (aún no existe el hombre, aunque
la Sabiduría Infinita crea a éste siguiendo el mismo procedimiento). En tipheret
puede dibujarse un rostro de frente que representa el hijo, mientras que hesed y
gevurah son llamadas en algunos textos “lámparas que forman el trono real”.
La tercera tríada está formada por netzah (victoria), hod (gloria) y yesod
(fundamento o fundación). Aunque seguimos en un nivel no tangible, a esta tríada
le podemos aplicar la idea de formación (yetzirah). Dicen los cabalistas que de ella
provienen todas las fuerzas de la naturaleza. Ellas son el 7, el 8 y el 9 positivos, y
en referencia a los días de la creación, el cuarto, quinto y sexto. En el sexto
aparece el pronombre “el”, (en hebreo he), el cual está emparentado con el
hombre.
Todas las sefirot (en singular sefira) descritas, son nombradas en los textos como
los nueve palacios. Normalmente ponen a parte la décima condensación
denominada malkuth y la cual tiene muchas asignaciones: el reino, la tierra, el
trono, la novia, la reina, la armonía, la matrona, la hermana, etc. Representa la
residencia de Dios, el templo, Su casa, Su presencia. Por tanto, la Shej’nah. Su fin
es unirse al esposo. Que Dios y la tierra sean uno. Es el número 10, el cual es el
mismo uno seguido de un cero.
Una explicación un tanto casera de esta disposición podría ser la que hemos
relatado anteriormente cuando nos referíamos al padre y que no está de más volver
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a recordar. Si hablamos del jefe de una familia patriarcal, el padre, decimos que es
el uno. Si tiene un hijo y queremos referirnos a la parte o presencia del padre en el
hijo decimos diez. Y si nos referimos al padre en relación a la familia decimos 100.
Esto contiene un porqué. En la mentalidad hebrea, la construcción del lenguaje
sigue unas reglas que le obligan a no modificar el sujeto, cosa que no ocurre en
nuestra mentalidad. Allí una cosa es una cosa y no puede ser otra, por tanto, el
lenguaje no puede destruir ni modificar la cosa, ni puede haber mas de una cosa.
Pongamos un ejemplo: Un rey equis es un rey, no hay una parte de rey, ni hay dos
ni tres de rey. Si algo emana de él, por ejemplo, si él habla, nosotros diríamos
“palabra real”, con lo cual hemos destruido con el lenguaje al rey. El hebreo no
permite esa construcción, de manera que se modifica el complemento y no el sujeto
(aunque en castellano no se ajusta para decir palabra real, bajo la mentalidad
hebrea tendríamos que decir “pelabra rey”, con lo cual la figura del rey no se toca).
De la misma manera no puede haber más de un Dios, ni partes de El. Eso no quita
para que El pueda manifestarse en distintos niveles. Los números están
estructurados entonces, de manera que permitan expresar lo mismo de que se
habla, en los distintos niveles de creación. Dios es el 1 y el Unico (bien claro lo
establece el Sepher Yetzirah), pero El puede manifestarse como 1, como 10, o
como 100. Si hablamos de la materia y la simbolizamos con el 4, estaremos
hablando de la semilla del roble, es decir, del arquetipo de la materia. O en el
lenguaje de la física, los electrones que más adelante formarán átomos, los cuales
podemos simbolizar con el 40, y que después se convertirán en moléculas que
tocamos y que podemos representar por el 400. De esa manera está construida la
mayoría de las explicaciones relativas a la creación, que cuando pasamos a
nuestro idioma y mentalidad, volvemos a perder de vista. Para entender algunos
aspectos ocultos de la creación, velados en el lenguaje de la cábala, deberíamos
recordar siempre los cuatro niveles que hemos referido al principio.
Para abundar más en este tema y dejar desvelada otra cuestión, nos referiremos a
una común confusión de los que se inician en la cábala. Oímos hablar de que alef
es la primera letra, por tanto, debe ser la que indique el principio. Luego oímos o
leemos que como la unidad no “cuenta” nada, se necesita del dos, por tanto, la
creación comienza en el dos (la letra bet). Pero luego nos dicen que todas las letras
parten de la más pequeña de todas, que es la iod (el número 10). ¿Cuál es por fín
el principio? Si volvemos a los cuatros niveles lo entenderemos enseguida. Aparece
en un texto una alegoría de las letras. Estas se presentan ante Dios pidiéndole que
comience la creación con cada una de ellas. Se presentan en orden inverso, esto
es, desde la última, la tau, a la primera, la alef. Cada una argumenta sus razones,
pero El va descartándolas hasta que llega el turno de la “bet” (o el número 2) y
Dios le promete que con ella comenzará la creación.
Continuando con la alegoría de las letras, Dios se dirige a la alef y le pregunta que
por qué ella no se presenta ante Él pidiendo, como las demás, que comience con
ella la creación. Alef le dice que ya oyó como ese honor era concedido a bet, a lo
que Dios responde que aunque Él comience la creación con bet, ella, la alef,
estará siempre a la cabeza de la creación. Eso lo vemos también en el primer
versículo del Génesis donde además de aparecer dos palabras que comienzan con
bet, hay otras dos que comienzan con alef. El versículo en cuestión dice así:
“Berechit bara Elohim at hashmain vet herez”. Las dos alef son la “e” de Elohim
y la “a” de at (partícula de la que ya hemos hablado ampliamente).
Las tres letras madres de las cuales se forman todas las cosas, son alef, mem y
shin: aire, agua y fuego. En otros lenguajes se incluye la tierra como cuarto
elemento, pero en la explicación judía, la tierra se forma a partir del agua.
Atziluth / Emanación
Briah / Creación
Yetzirah / Formación
Asshiah / Función
98
Resumen de los sefirot,-
100
Los Libro más importantes,-
Trata de los números - letras, relacionando toda la creación con los 10 pro números
(no son números propiamente) y las veintidós consonantes que forman el alfabeto
hebreo. La primera creación es una serie sucesiva de emanaciones hasta
fundamentarse en la década que proviene de la nada.
La creación la divide en una tríada, una héptada y una década. Establece además
la existencia de tres letras madres, siete letras dobles, con doble pronunciación y
doble significado, y doce letras simples o elementales.
En el Zohar los místicos son designados como: Los que conocen las medidas, los
hijos de la fe, los segadores del campo, los dignos de verdad, los sabios de
corazón y también se les llama “maskilim” o inteligentes según Daniel XII.3.
Como se dijo, el Zohar crea toda una filosofía sobre el hombre. Pero a diferencia
del Yetzirah, que todo lo establece en la palabra, en éste, el tema gira alrededor de
la luz.
El Zohar explica el acto creador del Yetzirah pero sus textos están directamente
imbricados con las Antiguas Escrituras. Dice que el mundo existente no es el
primero, lo precedieron otros mundos simbolizados por los reyes de Edom.
La angeología del Zohar tiene como centro el o la merkaba, es decir, la visión del
carro de Ezequiel. Para entender este asunto de la visión de Ezequiel, es
recomendable leer “Guía para perplejos” de Maimónides. Este tema que toca el
Zohar, ha sido la base de estudio de algunas escuelas da cábala que se centran en
la angeología.
Es impensable leer el Zohar sin una Biblia al lado, su relación es muy fuerte. Toca
la mayoría de los aspectos del Pentateuco, del Cantar de los Cantares, de los
profetas, salmos y proverbios, etc.
101
El origen del Zohar no está nada claro. Se le atribuye a Simeón ben Yojai. Pero no
se conoce publicación alguna hasta el siglo XIII, de ahí que algunos crean
que la paternidad del libro (cinco tomos)
se debe a Moisés de León. El caso es que desde el siglo XV se discute sobre la
autoría. En los textos del Zohar aparece el mismo Simeón ben Yojai como el
principal y más versado maestro con siete discípulos. La discusión entre ellos
enlaza hechos de la vida cotidiana con las cosas celestiales.
Claro está que cualquier explicación solicitada o no por uno de los discípulos o la
de ellos mismos, nunca se aparta de la “ley judaica”. Inclusive cuando por el
camino se le agrega algún extranjero, se va a ver beneficiado con una de estas
explicaciones que lo llenan de admiración. El coloquio sobre un asunto cotidiano es
convertido en un asunto sagrado.
A Simeón ben Yochay a veces se le presenta como uno mas que expresa su
opinión. Otras veces se le hace aparecer como el modelo de místico completo. Su
peregrinación terrenal es tomada como su vía de revelación mística.
El Zohar comienza con una disertación del Cantar de los Cantares. Pero no hay un
orden establecido en los temas de discusión, aunque se le intenta una disposición
a través de los títulos de sus capítulos.
El espíritu de Dios es un espíritu santo que procede del Elohim hayyin (Dios
viviente) y Éste estaba flotando sobre la faz de las aguas. Cuando este viento sopló
una cierta película o telilla se separó. Así purificado el tohu (caos), brota del espíritu
un grande y poderoso viento.. (Elías 1R. 11,12). En igual forma cernió y purificó a
bohe (materia prima informe) y de Él brotó un terremoto...
El tohu está bajo la égida del nombre shadday; bohu bajo el de zabaot; la oscuridad
bajo el de Elohim; el espíritu bajo el de IHVH” (Zohar I, 66,68).
102
El Sepher ha Bahir.- Quiere decir “Libro de la brillantez” y aunque se ubica
alrededor del siglo XII en Francia, no se le conoce sino un tiempo después. Se
piensa que fue construido a través de una serie de manuscritos que llegaron a
Europa desde el cercano oriente. Muestran una influencia gnóstica marcada. Trata
de las sefirot y contiene comentarios de pasajes bíblicos. Esto es típico dentro de
las obras judías. Uno escribe algo y detrás vienen cientos escribiendo sus
comentarios acerca de aquello. Por ese motivo no nos extenderemos mucho en
este apartado pues sería imposible enumerar todas las obras que tienen alguna
relación con la cábala.
Comentarios sobre las diez sefirot del rabino Azariel Ben Menachen (1.200 d.C.).
El Alfabeto del rabino Akiba. Este autor es uno de los más importantes para
algunos estudiosos. Algunas fuentes atribuyen la escritura del Sepher Yetzirah a
este rabino.
Revoluciones de las almas, de Isaac de Louria.
La Fuente de la vida, de Avicebran.
La Corona del reino, de Gavirol.
Tratado de las Emanaciones de Chajim Vital
Quizás no para comenzar pero si para los que ya están introducidos en este tipo de
estudio, es recomendable la traducción y comentarios del Sepher Yetzirah del
rabino Aryeh Kaplan, también de nuestra época. También es recomendable “Para
comprender la Cábala” de A. D. Grad.
Ezequiel describe la merkabah o visión del carro que contiene la idea de equilibrio
en varios capítulos. En el décimo es transportado a Jerusalem con la visión
aclarando lo que había visto en otras visiones y sustituye el término “hayyot” por
querubim: “Ese era el animal que vi debajo del Dios de Israel en río Kebar y conocí
que eran querubines” (Cap. X, 20).
También aclara en esa visión que los ofanim (plural de ofan- ruedas), son esféricos:
“En cuanto a los ofanim les fue gritado en mi oido: Oh esfera (versículo 13). En esta
segunda descripción también habla de carne y costillas, de manos y alas. Sin
embargo, no se le atribuye forma. Según la segunda visión los “hayyot” son uno
solo, mientras que los ofanim, aún siendo cuatro, se les llama “una rueda sobre la
tierra” (vers. 15).
En el Targun de Jonatan se traduce “ofan” por “gilgal” que quiere decir esfera. En
resúmen, Ezequiel vió los “hayyot”, las ruedas u ofanim y el hombre que estaba
encima de las ruedas que simboliza la inteligencia. Describe un color ámbar como
“fuego dentro de fuego”.
Para entender la visión de Ezequiel hay que recurrir a Guía para Descarriados de
Maimónides, aunque también podemos recurrir a varios cabalistas que centran su
estudio en estos aspectos del equilibrio de la creación. Digamos que los cabalistas
estudian la creación en el Génesis y el equilibrio de la misma en Ezequiel. La visión
del carro o Mekabah se traduce por equilibrio. Maimónides por su parte, describe la
visión de Ezequiel de esta manera: Las cuatro caras son rostros humanos de
rasgos diferentes: “Y la figura de sus rostros eran rostro de hombre y rostro de león
a la parte derecha de los cuatro; y a la izquierda rostro de buey en los cuatro. Así
mismo había en los cuatro rostro de águila”. Describe el profeta un rostro humano
que tiende a las formas de las especies mencionadas. Por eso dice el profeta en el
versículo 5: “Y en medio de ella, figura de cuatro animales...” Los cuatro animales
son los “hayyot” (Ez. I, 10). Hayyot y Ofanim parece indicar la creación con
múltiples formas y colores. Ambos se hayan en la visión del carro y su
interpretación en la profecía de Ezequiel nos sugiere un animal simbólico o ángel
“Como rueda en medio de rueda...cubierto de ojos” (vers. 16). Ahora podríamos
establecer un árbol de la vida en forma circular como ruedas dentro de rueda, es
decir, colocando los diez sefirotes dentro de una gran burbuja.
Norte
104
Oeste Este
Sur
Pero la visión del carro, al hablarnos de cuatro ruedas, también nos está indicando
los cuatro niveles de la creación desde el mundo arquetípico hasta aquel que
hemos llamado la función de la cosa. Es decir, se está refiriendo a que la creación
se establece en cuatro niveles: Atziluth, Briah, Yetzirah y Assiah (Emanación,
Creación, Formación y Acción o función de lo creado).
Estos cuatro círculos habría que imaginárselos concatenados y no aislados uno del
otro. En cada uno de ellos podemos inscribir un árbol de la vida donde el Malkuth
del primero es el Kether del segundo. El Malkuth del segundo es el Kether del
tercero y el Malkuth del tercero es el Kether del cuarto. De manera que todos los
105
sefirotes son dadores y receptores, menos el Malkuth del cuarto que es solo
receptor.
Lo anterior hay que verlo en relación a que nosotros, con nuestros pensamientos,
nos creamos a nosotros mismos, pero si no tenemos cuidado con lo que
pensamos, seremos destruidos por nuestros propios pensamientos. Este es el
verdadero sentido místico de la tradición, pero algunos han querido ver que una
parte de la cábala se dedica a construir hombres en el sentido literal del término.
Los rituales de creación de la Mercaba están estrechamente relacionados con el
ritual del Golem, de manera que la visión del carro de Ezequiel que habla de la
creación del universo, ha creado una doctrina de creación de uno mismo en el
sentido de que teniendo el pensamiento puesto en Dios y en las cosas divinas uno
tiene la oportunidad de despertar autoconciencia.
No obstante lo anterior, la visión del carro de Ezequiel nos está hablando de las
fuerzas de la creación o ángeles. Para entender al profeta hay que leer la obra de
106
un filósofo posterior, el aludido Maimónides. En relación al conocimiento y a las
creencias vanas y referido a los ángeles, en “Guía para Descarriados” dice este
autor: “Decís a una persona, que se cuenta entre los Sabios de Israel, que el
Todopoderoso envía Su ángel para que penetre en el vientre de la mujer y forme
un ser, y aquél se complace y satisface del relato; lo creerá a pies juntillas y aún le
parecerá una muestra del poder, majestad y sabiduría de Dios. Aún estando
convencido de que el ángel está hecho de fuego ardiente, y que es tan grande
como la tercera parte del Universo, no hará objeciones al milagro divino. Pero
decidle que Dios dio a la semilla el poder informativo que engendra y moldea los
miembros, y que este poder se llama <ángel>, o que todas las formas se producen
por el influjo del Entendimiento Activo, que es otro nombre del ángel, del príncipe
del mundo al que frecuentemente aluden los sabios, y os mandará con cajas
destempladas; porque no acierta a comprender la verdadera grandeza y poder de
las fuerzas creadoras que actúan en el cuerpo sin que la perciban nuestros
sentidos. Nuestros sabios han declarado ya, para quien quiera entenderlo, que
todas las fuerzas que moran en un cuerpo son ángeles, cuanto más los poderes
activos del universo”.
Otra profecía de Isaías guarda una estrecha relación con la visión del carro de
Ezequiel: “vi al Señor sentado sobre su trono, alto y sublime, y su cohorte henchía
el templo, y encima de El estaban Serafines: Cada uno tenía seis alas; con dos
cubrían sus rostros, y con dos sus pies, y con dos volaban” (Isa. VI).
Hay una diferencia en el rango de los ángeles, Ezequiel habla de Querubines,
mientras que Isaías habla de Serafines. Sin embargo, cuando Ezequiel se refiere a
los ángeles los ilustra como si fueran de fuego, término que guarda relación con
Serafín, pues en hebreo, el verbo “seraf” significa quemar.
108
En la época de los cátaros y albigenses se supone que había cabalistas en la
región meridional de Francia. Fueron místicos cristianos exterminados por herejía.
El propio Isaac el Ciego nació en Narbonne y se dice que allí y en Gerona,
extendería la tradición hasta nuestros días. Por su parte, Jose Gicatilla es un
ejemplo de mezcla de los sistemas castellano y catalán.
Con la expulsión de los judíos de España, asistimos a lo que podríamos llamar “una
diáspora cabalística”, lo cual hizo que el número de volúmenes aumentara
considerablemente. A principios del XIV aparece una obra de autor desconocido:
“Ma’arekhet ha Elohut”, una exposición sistemática de la cábala. En Florencia se
desarrolla la llamada cábala cristiana, la cual nace de la judía. La escuela de
Florencia con Pico de la Mirandola (1462-1494), influencia a Johannes Reuchlin,
cuyas obras tuvieron efectos importantes en escritores cristianos. Uno de estos fue
Guillermo Postel (1510-1581), quién con sus traducciones del Yetzirah y el Zohar al
latín, pone estas fuentes en manos de todos los buscadores cultos europeos. El es
por tanto, uno de los mayores difusores de este método de estudio.
La Tradición oral.
La tradición escrita.
La aparición del Zohar
La expulsión de los judíos de España.
Cuando hablamos sobre la ley nos hemos referido a los dos primeros períodos
cuyos aspectos tradicionales y doctrinarios quedaron encerrados bajo los términos
Midrash para lo oral y Mishna para lo escrito. Hemos dado también escueta
referencia del Zohar el cual, para el pueblo judío y para los cabalistas, toma
relevancia al obligar al judío a volver su mirada de nuevo a las Sagradas Escrituras.
Sobre el cuarto período histórico del que hace poco se han cumplido 500 años,
solo mencionamos su importancia respecto a la difusión que creó de la cábala,
exportándose prácticamente a todo el mundo.
Con esa materia prima surge el primer día de la creación o proyección de Binah
llamada Hesed (chesed) donde Dios se llama AL o EL. Sigue la proyección y
aparece Gevurah y Dios transforma su nombre por el de ELOAH y el segundo día
de la creación. La Sabiduría Infinita o movimiento del SER continúa y crea el tercer
día de la creación cuyo atributo es Tipheret, el equilibrio, la belleza. Dios reina
sobre la naturaleza pluralizándose en masculino y femenino. Por eso aquí recibe el
nombre de ELOHIM, que algunos traducen por “los dioses” aplicando el plural a
“muchos dioses” cuando, si bien es verdad que se debe usar el plural, el mismo
indica la doble naturaleza de Dios. Esta creación tiene el efecto de la rueda de
ángeles que intervienen en la naturaleza.
Ese es el sistema penta dimensional que algunos muestran poniendo cinco sefirot
frente a otros cinco. En un continuo espacial las tres dimensiones crean las
siguientes seis direcciones: arriba/abajo; norte/sur; este y oeste. En un continuo
temporal una dimensión crea las siguientes dos direcciones: principio (pasado) y fin
(futuro). En el continuo espiritual también hay una dimensión que crea las dos
siguientes direcciones: bien y mal.
Por tanto, seis direcciones corresponden al espacio, dos al tiempo y dos al hombre
o a la mente del hombre. También en esta presentación queda implícito el aspecto
de la dualidad, cinco frente a cinco. El Yetzirah lo establece como los diez dedos de
las manos y una alianza en el medio.
La alianza
Hokhomah
Binah
111
Kether
Malkut
Netzah
Hod
Gevurah
Chesed
Tiferet
Yesod
La anterior sección del Yetzirah también nos indica un trabajo a realizar: “Examina
con ellas y escruta desde ellas”. Escrutar es conseguir el conocimiento último. Nos
está diciendo que subamos al árbol, a las sefirot, que escalemos, que aumentemos
nuestra consciencia, es decir, que meditemos desde ellas. Examinar las cosas
desde un nivel de consciencia más profundo, es ver las cosas en su propia luz, es
112
experimentar el Ser. La visión profética se alcanza de ese modo. Por otro lado, la
meditación, cambia el punto de vista del meditador. Cuando esto se lleva a efecto,
no sólo el meditador sino su medio ambiente se está levantando, de ahí la frase de
esta misma sección que dice: Haz que cada cosa se yerga en su esencia. Con ello
también se consigue que el Creador se siente en su base. Es decir, que nosotros,
aunque humanos, manifestemos la luz que llevamos dentro tal cual es. A Su
Imagen.
Madres alef
mem
shin senderos horizontales
Dobles bet
Gimel
Dalet
Kaf senderos verticales
Phe
Rosh
Tau
Elementales hé
Vau
Zayin
Chet
Tet
Yod
Lamed senderos oblicuos
Nun
Samek
Eyin
Tzadi
Qof
“Juegos” gemátricos,-
113
sumar todas las letras del nombre, encontramos que su valor se encuentra entre el
1 y el 9, o entre el 10 y el 90, o bien entre el 100 y el 900. Podemos incluso obtener
nombres que se encuentran entre el 1000 y el 9000. Esto nos indica el plano en el
que se encuentra, es decir, de qué nivel de creación nos están hablando a través
del sustantivo. Luego, al aplicar la reducción teosófica, cualquiera que sea su valor
total, siempre nos dará un número entre el 1 y el 9. Esto indica el momento de la
creación. Claro está que estamos hablando de simbolismo y frecuentemente de un
nivel en que nuestra mente no tiene una realidad que podamos verbalizar. Por
tanto, en estos casos, la especulación debe dejar paso a la meditación.
Eva en hebreo se escribe con tres letras que puede traducirse al español como
“Aicha”, el femenino de Ish:
Alef -------- 1
yod -------- 10
shin ------- 300
total ------- 311
114
Así entenderemos que Eva se encuentra en el mundo yetzirático o nivel de
creación denominado “algo de algo, o plano cósmico. Al reducir sumamos 3+1+1, lo
cual da 5. Este número (5), lo entendemos como símbolo del soplo de vida. Ella es
por tanto, la madre de los hijos de Dios y de los hijos de los hombres.
Pero el nombre de “Aicha” es utilizado solo después del capítulo V del Génesis,
mientras que en el capítulo IV es nombrada Eva, que en hebreo sería:
He -------- 5
vau ------- 6
alef ------- 1
Total ------ 12
Esta Eva del capítulo IV no parece que fuera la misma pues nos encontramos en el
nivel de las decenas, es decir, en el Briah (o beriyah), mientras que la reducción
nos indica un 3 (1+2), es decir, el movimiento. Dicho movimiento se está refiriendo
a la cualidad volitiva de Adam, a la atracción que siente hacia fuera del Edén. Esto
es una forma de explicar lo que la física moderna explica de otra manera y con otro
lenguaje.
Por su parte, Set, se escribe con una shin (300) y una tau (400) con lo cual
obtenemos 700, es decir, volvemos al nivel yetziratico, mientras que la reducción
nos indica de nuevo la simiente, este parece ser el significado oculto de la segunda
generación surgida de Set-Eva.
El juego de las letras es un “enganche” para la mente occidental que nos puede
apasionar al ir descubriendo algunos significados. Esta es la estratagema utilizada
por los sacerdotes hebreos para despertar la inteligencia del estudiante y dirigirla
hacia los textos sagrados. Todo es un buen montaje para mantenernos ocupados
con pensamientos que tienen que ver con Dios y la creación. Pero el mantener la
consciencia enfocada hacia estos temas, hace que nuestro ser interno nos informe
a través de “chispitas” de luz, en sueños o en meditación, o en pequeños “flashes”
que surgen como nuevas ideas que llegan de adentro. Si aceptamos este juego y lo
hacemos conscientemente, podemos combinar la especulación con la meditación.
También se debe contrastar las ideas para que prevalezca la higiene mental y no
115
nos creamos todo, pues algunas cosas no proceden de un estado de consciencia
profundo sino de nuestras necesidades psicológicas.
Los escritos judíos son la ley. La ley es el corazón de la existencia del pueblo judío.
Para representar esto desde el punto de vista de la gematría, se dice que la
primera letra del Génesis es la bet (escrita en medio o al final sería v) y la última es
la lamed. La primera en el nombre “berechit”. La última es la “l” del nombre Israel.
Invertidas leemos “lev” (la e es para españolizarla). Lev significa corazón. De ahí
que se diga que la ley es el corazón de la existencia. Por otro lado, lev, formada por
L (30) más B (2), es igual a 32, igual al número de senderos: 10 pro números o
sefirotes y 22 consonantes hebreas. Por tanto, vuelven a remarcar que todo se
encuentra entre la alef y la tau. Esa es la ley y ésta el corazón de la existencia.
Los seres humanos creamos a través de varios pasos que apreciamos separados
en nuestra perspectiva temporal, pero que desde un punto de vista cósmico están
unidos. Si nos referimos a Pensamiento, Palabra y Obra, desde nuestra perspectiva
humana están separado en el tiempo, pero desde una perspectiva cósmica todo
está ocurriendo en un solo tiempo. Si pensamos construir un barco, la idea es el
primer punto del triángulo, luego reunimos los materiales, hacemos el diseño,
combinamos, etc.; esto equivale a la segunda punta del triángulo. Por fin tenemos
el barco construido, hemos alcanzado la tercera punta del triángulo. Luego
ponemos el barco a navegar, con lo cual hemos llegado al cuarto nivel de creación.
De manera que pensamiento, palabra y obra se fundamentan en la aplicación que
hagamos de lo creado, es decir, en la funcionalidad resultante de nuestra creación.
Este efecto o función del pensamiento, palabra y obra la dirigimos hacia nosotros
mismos y obtenemos el resultado de nuestra auto-creación. De manera que
podemos decir que somos lo que pensamos que somos. También lo podemos
dirigir a la relación con los demás, de manera que el resultado social de
pensamiento, palabra y obra, estará relacionado ahora con la ética.
En el cósmico no existe pasado, presente o futuro, allí todo está siendo, de manera
que los pensamientos positivos desencadenarán los pasos de la creación positiva
117
que en cada momento podemos formular. Si usted tiene un problema, visualice la
solución, nunca se centre en el problema, éste ya existe, está creado, ahora le
corresponde crear la solución, por tanto no siga alimentando lo ya existente, cree,
recree lo que desea.
Otra cosa a tener en cuenta es la relación entre creer y crear ¿Se da cuenta de
todo lo que nuestra mente humana está creando a través de nuestras creencias
negativas? Si usted cree en el diablo o en cualquier cosa que le asusta, si usted
cree que es incapaz de realizar cualquier cosa o si tiene alguna creencia de que
alguien le puede hacer daño, etc., usted con su creencia está creando hasta el
nivel cuatro, el de la función o efecto de la creación, lo cual recae negativamente
sobre usted. Prácticamente toda la existencia es un acto de auto-creación. Por
tanto, lo primero que hay que hacer es quitarse de encima todas las creencias
negativas, reeducarse hasta el punto de aceptar que sabe o no sabe, y nunca
aceptar a priori algo cuyos efectos sean negativos para nosotros o para los demás.
A una mente racionalista le parece absurdo que una persona se postre ante una
imagen de madera o escayola y le pida que cure a su hijo o que le saque de una
situación incómoda. Si esta actitud de ruego no plantea contradicción, es decir, si
se hace la petición con fuerza y sin dejar paso a la duda de que aquello no es
realizable, el efecto o función de la cosa se crea. El problema está en que la
persona que pide crea lo contrario a lo que desea, es decir, le pide a la imagen que
cure a su hijo y en el mismo momento está pensando que élla o él no se merecen
lo que está pidiendo. Hay que pedir pensando que aquello ya está hecho, y sin
dejar paso al pensamiento contrario a lo que se pide. El pensamiento es una fuerza
creadora potente, y siempre va a crear, en un sentido o en otro. Crea cuando se
pide con fuerza y determinación, y crea cuando se piensa que no se merece lo que
se está pidiendo. Siempre crea, estando el resultado, la función, en consonancia
con lo que se pensó.
Pero tenemos otros puntos de vistas relativos a la existencia de Dios y del alma
que no siguen ninguna de las líneas trazadas anteriormente. Se trata de los
místicos de distintas épocas y culturas, que curiosamente coinciden en sus ideas y
palabras acerca de las realidades metafísicas. Para ellos ha existido otro nivel de la
razón que los ha llevado a ver las cosas en su propia luz. La experiencia de ese
nivel de consciencia es lo que hace que llamemos a las realidades de nuestro
entorno ilusiones.
Por tanto, en cualquier sistema místico, y hemos dicho que la cábala es uno, si el
estudiante se limita solo a la especulación, nunca llegará a la experiencia del ser y,
por ende, nunca experimentará las realidades que no experimenta a través de la
mente razonadora. No se le pide fe ciega ni creer en cosas que no experimente. La
única fe que habría que tener debe encaminarse hacia la búsqueda, es decir, fe
para buscar, fe para seguir estudiando, pero no fe para creer en esto o aquello.
También se le advierte de la embriaguez que produce el uso de la especulación sin
meditación. Y por supuesto, de las ilusiones que su mente puede crearle, las cuales
pueden aplomarse al verterlas en un grupo de contraste.
119
El que llegue a experimentar el Ser se encontrará en una situación que los demás
no podrán comprender. Por un lado se dará cuenta que para su mente razonadora
no hay Dios ni alma, ni otras verdades de este tipo. Sin embargo, al recordar la
experiencia, llega a la verdadera fe o confianza que lo hace reverente y respetuoso
de todo lo espiritual. El mismo se sorprenderá anulando ideas, aparecerá como un
no creyente, inclusive dará a los demás la sensación de no creer en nada, sin
embargo, al mismo tiempo, se encontrará volviendo sus pensamientos hacia su
interior y con actitud reverente vivirá una fe en su corazón y un tal sentido de la
confianza en los poderes del alma. Esto parece una contradicción, y lo es desde el
punto de vista de la razón, es decir, si no hemos tenido una experiencia del alma, si
todo lo contrastamos a través del intelecto, lo anterior es una contradicción y no
esperamos ni pedimos que se comprenda. Son los que han tenido esta experiencia
los que comprenden que los demás no lleguen a discernirlo. Para el místico, cada
nivel de consciencia tiene sus propias realidades, y las de un nivel no tienen nada
que ver con las de otro nivel. Las realidades del Ser no pueden entenderse desde
el intelecto. Allí no existen los conceptos que manifestamos en la consciencia
objetiva y subjetiva. El aquí y el ahora parecen oponerse a nuestra realidad del
tiempo y del espacio. Nuestro lenguaje, tan útil en el nivel del intelecto, no sirve
para nada en ese nivel de consciencia elevado. La consciencia de dualidad, tan
notoriamente connotativa en los planos inferiores, tan real, apabulladora, nada
parece existir fuera de ella, es la mayor de las mentiras desde el punto de vista de
consciencia profunda.
Por eso se dice en cábala que las columnas de oposición deben ser conjugadas
por una tercera fuerza. La idea de tesis, antítesis y síntesis tiene que crearse en la
consciencia. Las dos primeras pueden apreciarse, vivenciarse en un nivel inferior.
Pero la conjunción de los opuestos, solo se puede realizar en un nivel de
consciencia que corresponde a la experiencia del Ser.
El Sepher Yetzirah dice con otras palabras ¡sube a las sefirot y escruta desde ellas!
Quiere decir que procures alcanzar la experiencia de la consciencia mas elevada,
solo desde allí podrás ver las cosas tal cual son.
Muchos cabalistas hablan del viaje de la tierra al cielo. Algunos entienden esto
como el estudio del árbol desde abajo hacia arriba. Hay mucha documentación que
explica las sefirote como niveles de consciencia. Muchas especulaciones y
demasiadas páginas explicando lo que representa cada una, cada uno según su
propia invención. Esto no nos sirve para nada, lo único que nos es útil, son
nuestras propias especulaciones. Los que escriben libros dando pormenorizados
detalles ya obtuvieron su ganancia. Pocos de éstos se refieren a la experiencia del
Ser. Ellos están mas interesados en explicar el significado de los símbolos como
necesidad psicológica de ellos mismos, que en que usted llegue a la verdadera
experiencia. Es mas, muchos de ellos no saben qué cosa es la experiencia del Ser.
Usted puede ser uno de ellos, si se dedica únicamente a la especulación
120
cabalística y no practica meditación. La meditación diaria, o bien el conocimiento de
ciertas técnicas rosacruces, pueden hacer de usted un místico, es decir, uno que
experimenta el conocimiento. El rosacrucismo no es cábala, pero es un método en
el que puede experimentar el Ser.
El saber tiene relación con nuestra consciencia subjetiva, son los datos que
manejamos intelectualmente. Cuando se experimenta el Ser, nos encontramos en
otro nivel de consciencia en la cual la idea que tenemos del yo circunstancial que
creemos ser, o como dijo alguien, el yo del carnet de identidad, desaparece,
mientras percibimos otro yo sin tiempo ni espacio, ni dualidad.
Otro error muy común en los que hablan del Ser sin haberlo experimentado, es
llamarlo el no ser. Un filósofo dijo que una cosa que es no puede a la vez no ser.
Por lo tanto, si el Ser se experimenta es que Es, por lo mismo, no puede dejar de
ser. Que esto no nos confunda con la expresión taoista del “no ser”, porque en
chino la negación es una firmación.
En todos los niveles del yo hay consciencia, por eso, cuando un místico nos cuenta
sus experiencias de un éxtasis, si él se dio cuenta como para poder contarlo, es
porque era consciente. La consciencia es como la electricidad, puede cambiar de
frecuencia aunque sigue siendo la misma corriente. También la consciencia cambia
de escenario, por tanto de realidad, pero sigue siendo la misma consciencia. Lo
que no es igual son las realidades de cada plano, de cada escenario.
121
El problema es contar una experiencia mística que se ha tenido, debido a que el
lenguaje está construido con los parámetros mentales de un escenario distinto.” Lo
que es arriba es abajo”. Esto puede entenderse como dos niveles o cosas
separadas. Para un místico significa que lo que nuestra mente interpreta como
arriba y abajo, es una sola cosa. Cuando experimentamos el Ser decimos “arriba” o
“subconsciencia” o “profundo”, etc., pero eso son asuntos del lenguaje que no
tienen nada que ver con el Ser. Lo percibido “arriba” no se puede contar con el
lenguaje de “abajo”. De la misma forma, cuando dormitamos y soñamos vemos que
hemos dormido solos dos minutos, mientras que el contenido del sueño puesto en
lenguaje nos ocupa unos quince o veinte minutos.
122
El hombre de hoy sigue siendo el Ser, y su experimentación no es algo que deba
buscar fuera de si mismo. La razón o mente subjetiva es una manifestación del Ser,
pero comentemos un error de auto identificación al proyectar un yo circunstancial y
creernos que ese es el verdadero yo. Por eso, por esa vía no alcanzamos la
experiencia. Hay que acallar la mente subjetiva, tranquilizar el cuerpo, eliminar la
errónea auto identificación, como consecuencia, aparecerá el Ser y nuestra
experiencia de ello.
Todas las notas son parte de una octava, todas las octavas son parte del teclado.
Todas las cosas del universo, a pesar de mostrarse diferentes en apariencia son
iguales en su esencia. La materia, con sus múltiples manifestaciones es la misma
energía. La energía está, por tanto, pulsando para convertirse en algo diferenciado.
Un átomo de hierro está tratando de serlo. El no es un átomo de plomo, ni éste
aquél, pero los electrones, protones y neutrones que forman a ambos, son iguales
en esencia. Una célula nerviosa se esfuerza por serlo (esfuerzo no es una palabra
muy apropiada pero no se nos ocurre otra. Esfuerzo da a entender como una
operación de fuerza, mientras que la diferenciación es un acto natural del Ser.) Una
célula de la sangre no es igual a la nerviosa, ni ellas iguales a una muscular, u
123
ósea, etc. Todas están tratando de ser ellas mismas, llevan implícita una función
determinada. Sin embargo, esencialmente hablando podemos decir que son
vibraciones de longitud de onda diferentes que nacen de una misma Primera
Vibración.
Luego podemos agrupar las vibraciones por calidades y decimos que hay un reino
mineral, uno vegetal y otro animal. Como humanos estamos en este último. Sin
embargo, el auto pensarnos, nos coloca al frente de la creación. Todas las
variaciones de cada reino son la misma cosa en esencia.
¿Y qué tiene que ver esto con el Ser? Todo. El Ser existe antes del berechit. El Ser
es el Ser, no tiene principio ni fin. Pero su eterna moción se convierte en Berechit y
Su Sabiduría Infinita impregna toda la materia, toda la naturaleza y por supuesto al
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hombre. Su movimiento o vibración progresa hasta la multiplicidad de formas.
Ahora todo nos parece distinto y separado. Pero eso es una ilusión de nuestra
mente. Es parte del problema del error de identificación, porque el Ser, a pesar de
derivarse todo de El, todo lo conocido y lo no conocido, sigue siendo el Ser. Los
cambios del ser son una constante en el universo desde nuestra apreciación
humana. Desde este punto de vista parece que lo único estable y permanente en el
universo es el cambio. Por ello podemos decir que la creación es perenne. Dios no
hizo el mundo en seis días y en el séptimo descansó. Eso es un problema de
traducción. Dios hace el mundo en seis días y en el séptimo descansa. Vuelve a
comenzar seis días de creación y uno de descanso, y así eternamente. Pero a
pesar de observar los cambios de la eterna moción del Ser o Dios, El sigue siendo
el mismo. Para experimentar este Ser siendo siempre igual, tenemos que corregir
en nosotros nuestro problema de identificación. Lo primero a realizar es nuestra
propia consciencia interior, pues con la exterior, con nuestros sentidos físicos o
nuestra razón no somos capaces de alcanzar esta experiencia ni la realización de
nuestra consciencia interna. Por eso se recomienda, una vez más, la meditación,
pues es la vía para acceder a otro nivel. Una vez alcanzado un nivel mas profundo
de conciencia empezaremos a comprender y, como consecuencia, a corregir el
tema de la auto identificación, pues ya sabremos que somos diferentes a esto que
parecemos ser. Apreciaremos que entre un ser humano y otro no hay un espacio
que nos separa, sino una sustancia que nos une. Comprenderemos que todas las
personalidades son diferenciaciones de la autoconsciencia de cada uno, pero que
el alma es una sola, un solo Ser o participaciones de El. Es como cuando
estiramos una masa de harina y recortamos redondeles para hacer empanadillas.
Cada redondel toma autoconsciencia, por tanto, aprende a manifestar su
personalidad individual, pero todos los redondeles, ahora separados (y convertidos
en empanadillas), han dejado su hueco en la masa. La separación de la masa es
una ilusión. Seguimos formando parte de ese todo. Nuestro trabajo consiste en
cambiar la consciencia de empanadilla por consciencia de masa. Lo dicen muchos
místicos usando distintas analogías. Recuerdo las palabras de Plotino que dice que
cada grano de arena es la playa misma Este es el grado de consciencia a
recuperar. Ahora estamos en el exilio, fuera del Jardín del Edén, nuestro trabajo es
regresar a él.
Ahora bien, si estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, quiere decir que
nuestra alma no tiene nada que aprender, que nunca hemos estado separados de
El ¿Por qué manifestamos tantas imperfecciones que no se nos ocurriría conferirle
a Dios? Por lo mismo dicho anteriormente, porque tenemos consciencia separada,
consciencia de grano de arena y no de playa, de empanadilla y no de masa.
Pongamos otro ejemplo. Una luz prístina, blanca, purísima, se encuentra encerrada
en un aparato circular giratorio construido con cristales de distintos colores. Como
esos que se usaron durante un tiempo para producir efectos psicodélicos en las
discotecas. Cuando el color rojo pasaba por delante de la luz, la sala se teñía de
rojo, cuando pasaba el verde, se teñía de verde. De esa forma, a medida que
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giraba el aparato proyectaba un color distinto. Así somos nosotros. Todos los seres
humanos tienen dentro la misma luz prístina, blanca, purísima, pero cada uno
proyecta dicha luz con un color diferente. El trabajo consiste entonces en pulir el
cristal, convertirlo en transparente para que la luz se proyecte tal cual es.
El método cabalístico es una vía, no la única, que nos puede llevar a esta
experiencia. Sin embargo, está más al alcance de las personas y de forma más
sencilla para la mentalidad occidental a través del método rosacruz. No obstante, la
cábala no es un fin en si misma, sino un medio en el que el secreto no está en
encontrar, sino en la acción de buscar. El misticismo básico de la cábala y su
función simbólica deben utilizarse para conseguir la unión mística, esa que tan
bellamente transmite San Juan de la Cruz en su “Llama de amor viva” cuando
coloca al alma como un cristal totalmente transparente que al ser inundado por un
fuerte torrente de luz (El Espíritu), se funde en una sola realidad. Ya no vemos el
cristal, pues su transparencia y la fuerte luz que lo invade hacen que solo se vea
ésta. Esa es la unión mística o matrimonio del cordero, o las bodas químicas
también llamada matrimonio perfecto, la unión del doncel y la doncella, el novio y la
novia como dice Salomón en el Cantar de los Cantares, o el esposo y la esposa
como lo expresa el citado monje cristiano.
¿Qué es el ser? Se dice que el ser lo es todo o que todo es el ser. Para tener una
idea global del ser hay que realizarlo en su totalidad, si es que de tal totalidad
somos capaces de tener vivencias. Pero por lo menos, deberíamos tener la
realización del ser sin la proyección del yo circunstancial. Hay que mirar al espejo
hasta que éste se convierta en una ventana hacia otra dimensión, a una más allá
de la cotidiana. Aquello que realicemos también concierne a la experiencia del ser.
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interior, pero más adentro, hay otras realizaciones que nuestros intermediarios, los
sentidos y el cerebro, no son capaces de aportarnos.
La palabra hebrea para templo es hekal, que se traduce como “él en todo” o “todo
en él”. Nuestro templo puede considerarse entonces como el momento de la
interiorización hasta llegar a ser conscientes de la Unidad. La fiesta del “shabbat”
tiene este sentido místico, el devoto ferviente está seis días de cada semana
construyendo el templo y el séptimo no construye, sino que se convierte en el
templo, es decir, trata de llegar a la consciencia total.
En un texto ortodoxo aparecía un ejemplo sobre los puntos de vistas de los seres
humanos dando a entender que a medida que uno se acerca a Dios se acerca
también a los demás. La lectura de ese texto me hizo pensar en una rueda de
bicicleta cuyo eje es Dios, y cada uno de los rayos de la rueda que sale de la
circunferencia y se prolonga hasta el eje somos los humanos. De manera que un
rayo se puede llamar Juan, el otro Pedro, otro Luis, Antonio, María, Berta, etc.
Todos caminan hacia Dios, y cuán más cerca están de Él, más se van acercando
los unos a los otros. Imaginemos que Juan está en un punto de la circunferencia y
María en el diametralmente opuesto. Cuando Juan y María caminan hacia Dios,
cuanto más se acerquen a Él, más cerca estarán ellos uno del otro. Pero mientras
Juan y María no lleguen a Dios en su viaje, no podrán tener el mismo punto de
vista, no solo de Él, sino de cualquier otro aspecto que puedan plantearse. La
pregunta es ¿Se puede llegar a una realización de Dios en que cada ser humano
aprecie la misma realidad?
El Dios de la razón.-
En todos los casos en que los místicos nombran a Dios, dicen una frase que
permite una libertad absoluta respecto a la comprensión y la realización de Dios.
Esta frase “Dios de mi corazón, Dios de mi realización” es una fórmula que, como
decía, permite el que cada uno exprese el Dios tal y como lo siente y entiende.
130
Si en una reunión hay cien personas, y preguntamos “¿qué es Dios?”,
probablemente escucharíamos cien respuestas distintas, una por cada uno de los
presentes. La pregunta es ¿puede Dios ser de tantas formas como mentes
pensantes hay?
Cuando usted que lee esto tenía diez o doce años de edad, tenía una realidad de
Dios muy particular. Cuando llegó a los veinticinco años su realización de Dios
cambió, respecto a la que tenía con diez años de edad. Y hoy, probablemente,
tiene una realidad distinta a las dos anteriores. ¿Ha cambiado Dios a medida que
usted cambiaba? Seguramente sí desde su punto de vista y probablemente no
desde la de Él. Y si Dios ha cambiado varias veces para usted y es de tantas
formas como pensantes hay, ¿cuál es la realidad de Dios? No cabe duda que la
frase: “Dios de mi corazón, Dios de mi comprensión”, es una fórmula bien pensada.
131
Visto lo expuesto hasta aquí, podemos observar que todo el asunto del cambio de
percepción se halla relacionado con la conciencia, por ello debemos también
enfocar este tema. Hay distintas definiciones enciclopédicas de la conciencia,
dependiendo de la corriente filosófica y/o psicológica. Una de ellas dice que
conciencia es el “auto conocimiento de la propia existencia y sus modificaciones”.
Pero si tenemos un modelo educativo establecido o paradigma del auto
conocimiento ¿cómo podemos llegar al verdadero auto conocimiento? Si nos
percibimos siempre desde el mismo punto de vista que el modelo educativo obliga,
será difícil que sepamos realmente lo que somos. En el ejemplo del proyector y la
pantalla, nosotros proyectamos una película aprendida con anterioridad, de manera
que nuestra conciencia del yo, o auto conciencia, no se podrá revelar como nuevo.
Otra definición parece querer eludir el problema al definir la conciencia como “el
aspecto subjetivo e incomunicable de la actividad psíquica”. Para la psicología, la
conciencia es un acto de conocimiento reflejo sobre lo que se ha hecho, de manera
que el auto conocimiento queda limitado a nuestros asuntos mentales sin tomar en
cuenta el yo más intimo y universal, cosa que resolvió Kant al distinguir entre
conciencia psicológica y conciencia trascendental, mientras que Hegel llega a una
conciencia metafísica que abarca la realidad toda. En el rosacrucismo, la
conciencia es una función de la Fuerza Vital de Vida, por tanto, es un asunto del
alma y no sólo del cuerpo y la mente y sus aspectos psicológicos. Por lo tanto, la
conciencia es universal, es decir, no reside exclusivamente en el cerebro.
Por todo ello, cuando nos referimos a la conciencia nos enfrentamos a problemas
del lenguaje y a los paradigmas o modelos establecidos. Veamos, por un lado
decimos que la conciencia es universal, que está en todas partes y siempre es. Y
por otro lado nos contradecimos diciendo que la conciencia es cambiante. Si hemos
dicho que Dios no es lo mismo para nosotros en las diferentes etapas de nuestra
vida, es porque asumimos un cambio de conciencia. Aquí está la trampa, cuando
nos referimos a nuestras percepciones nos parece que la cosa cambia, pero
cuando nos referimos a la misma cosa prescindiendo de nuestro enfoque, vemos
que ello está siendo y que no se le puede, por tanto, atribuir cambios, ni rangos, ni
elementos comparativos. De la misma forma podemos decir que Dios es
conciencia, el cual, si lo que hacemos es proyectar nuestro modelo será cambiante,
pero si eliminamos el paradigma establecido, Dios es Conciencia, por ende,
permanece siendo el mismo a través de los tiempos, sin principio ni fin, sin
cambios.
Una cuestión más hay que tener en cuenta, y es que no somos conscientes en
forma directa sino a través de intermediarios. Nosotros, respecto a la conciencia, lo
que hacemos es interpretarla, de manera que cuando decimos conciencia lo que
estamos haciendo es interpretando una gama de vibraciones que llega hasta
nosotros. Para la realidad física interpretamos las vibraciones que perciben los
sentidos. Para la realidad subjetiva los mediadores son nuestras facultades
mentales, las cuales interpretan según los paradigmas o modelos establecidos
previamente y en los cuales incurre la educación, las creencias, nuestra
comprensión, etc. La conciencia en nosotros no ve la cosa, sino un cuadro de ella,
de manera que cuando se pregunta “¿qué es Dios?”, enseguida contestamos con
nuestra proyección del esquema previamente establecido.
Uno de los modelos aceptados es el que nos hace pensar que la conciencia reside
en el cerebro, debido quizás a que aquí se encuentran los centros nerviosos y los
sentidos físicos, pero si usted pasa repetidas veces su dedo índice por una
superficie poniendo mucha atención en su dedo, podrá sentir y pensar que la
conciencia se encuentra en la punta del dedo. De manera que si los ojos estuvieran
en la espalda, bien podríamos decir que la conciencia visual se encuentra en ella y
no en el cerebro. Pero si usted ha tenido la fortuna de desprenderse del plano físico
y mental en alguna meditación, podrá haberse dado cuenta que era consciente, no
con la conciencia del carné de identidad, sino con esa impersonal que lo abarca
todo. Otro experimento que demuestra que la conciencia no es exclusiva del
cerebro es la proyección psíquica. También lo saben aquellos que por accidente se
han visto sobre su cuerpo yacente ¿Con qué se han visto?, se han visto con la
conciencia que lo penetra todo; sus facultades físicas no están activas, pero ellos
se perciben como siendo ellos y observando su cuerpo, el cual reconocen como si
lo miraran desde arriba.
Para tener otra realidad o por lo menos otra interpretación de Dios, habría que
acceder a percepciones más sutiles. Y como la conciencia es una función de la
Fuerza Vital de Vida y su corriente es global, para cambiar los modelos
establecidos, debemos acallar el cuerpo y la mente y entrar en meditación, o si
quiere llamarlo de otra forma, en comunión con el Ser, es decir, tener una nueva
concepción de la conciencia. Despertar la conciencia humana y aumentar las
percepciones, nos introducirá en los nuevos conceptos y hará que nuestra mente
cambie los modelos unificando vastos campos de observación; y cuando se forma
el nuevo concepto descubrimos que es simple y natural. Con ello entramos también
a ser conscientes de la conciencia. En este nivel nos parecerá que la conciencia es
luz y la frase bíblica de “Hágase la luz” toma nueva dimensión, como también
percibiremos otro significado de los términos tan nombrados en algunas corrientes:
“Luz, Vida y Amor”, pues la conciencia en el nivel del Ser profundo puede ser eso
mismo que estas tres palabras quieren manifestar.
134
franjas aún más sutiles de las percibidas hasta ahora, porque, como decía Al –
Ghazzali, “ la función suprema del alma del hombre es la percepción de la verdad”.
En cábala, las tres letras madres hebreas: alef, mem y shin, se relacionan con las
tres letras del nombre de Dios: Y H V. En el Zohar estas tres letras del nombre de
Dios se ven bajo la idea siguiente:
Y, es el Padre.
H, es la Madre
V, es el Hijo
Dice también que el sagrado nombre de Dios de cuatro letras (YHVH), se completa
con el nombre humano de Abraham y recuerda el pasaje del Génesis en el que
relata que Abram y Saray eran viejos y no habían tenido descendencia hasta que
Dios incluye una hache en el nombre de Abraham y cambia la Y de Saray por una
hache. De esa forma se obtiene el tetragranmatón o nombre sagrado de cuatro
letras.
Las originales del nombre son, no obstante, las Y H V, que como Padre, Madre e
Hijo, forman la Santísima Trinidad, sin la cual no existiría nada de lo creado, pues
todo parte de este triángulo superno. La letra madre Mem se ubica en la séfira
Binah, representa el agua, la virgen, la Madre celestial. Pero tanto Padre, Madre,
como Hijo, son tres aspectos de un solo Dios.
136
Esta Madre mediadora tiene muchos nombres: reina, hermana, novia, doncella,
esposa, matrona, shej’inah, y la podemos también llamar el alma en el hombre.
Una parábola del Zohar nos da a entender que si queremos llegar a Dios, debemos
pasar primero por la Reina. Dice: “¿Concuerda con la dignidad del Rey que la
Matrona declare por Él la guerra y reciba peticiones para Él?” Y continúa diciendo
el Zohar que Dios considera a esta Matrona de alto valor y estima que para
honrarla…. “Le daré pleno control sobre el palacio y sobre toda mi casa”.
En la parábola del Zohar, el autor hace hablar a Dios, quien dice: “Desde ahora
quien desee hablar conmigo debe primero hacer conocer su petición a la Reina”.
Esta Reina o Matrona es la presencia de Dios en la humanidad, el alma en el
hombre. En los templos, la presencia de Dios se llama Shej’inah. Y en la literatura
mística como en el Cantar de los Cantares de Salomón o en San Juan de la Cruz,
se llama esposa, novia, doncella, paloma, reina, etc.
Sigue diciendo el Zohar: “El Santo, bendito sea, por su amor a la humanidad, le
confió todo a ella”, y prosigue con la idea de que hay muchas especies, pero
incontaminada solo una y “Él resolvió que toda su casa fuese entregada al cuidado
de ella”. Alude también que al ser la Regente es quien tiene todo el poder. El Zohar
lo explica como que Dios le entrega a la Reina todas las armas, todos los carros,
las catapultas y los combatientes.
137
susurrarnos la realidad de otra dimensión y así, hacernos viajar hacia el Padre. Es
la Reina quien nos conduce al Rey.
…………………………
San Juan de la Cruz está considerado como el más grande místico del cristianismo.
En Llama de Amor Viva, describe poéticamente la unión del alma en el hombre con
Dios. Lo hace a través de cuatro canciones que después, en el año 1584, a petición
de doña Ana de Peñalosa, explica. Ella le pidió al místico un comentario aclaratorio
a la canción del mismo nombre. En dichas explicaciones, San Juan se recrea y
goza con los deleites que hace el alma, la matrona, en su íntima unión con Dios.
1
La palabra “cautrio” no existe en el diccionario. Creo que se refiere a “cauterio”, un término médico que alude a un agente
capaz de destruir los tejidos.
138
su sustancia está revertiendo no menos que ríos de gloria, abundando en deleites,
sintiendo correr de su vientre los ríos de agua viva, que dijo el hijo de Dios que
saldrían en semejantes almas (Jn. 7, 38), parécele que, pues con tanta fuerza está
transformada en Dios, y tan altamente de Él poseída, y con tantas ricas riquezas de
dones y virtudes arreada, que está tan cerca de la bienaventuranza, que no la
divide sino una leve tela”.
Relata la unión mística con un ejemplo muy adecuado para nuestra comprensión:
“así como el cristal limpio y puro es embestido de la luz, que cuanto más grados de
luz va recibiendo, tanto más de luz en él se va reconcentrando, y tanto más se va
esclareciendo; y puede llegar a tanto por la copiosidad de la luz que recibe, que
venga él a parecer todo luz, y no se divise entre la luz, estando él esclarecido en
ella, todo lo que puede recibir de ella, que es venir a parecer como ella. Y así, es
decir el alma aquí que la llama de amor hiere en su más profundo centro…”.
Parece que la frase taoísta “ve y pule tu espejo” o “entra en tu sanctum u oratorio”,
cobran ahora una nueva dimensión. Ello se entenderá ya como la acción a ejercer
por el hombre para el despertar de su conciencia, que no es otra cosa que permitir
que sea la Matrona quien gobierne nuestras vidas para que a través de ella llegar a
la experiencia de Unidad. Es nuestro viaje hacia Dios a través de la Reina lo que
hará que hasta nosotros llegue la Santísima Trinidad: nuestro Padre, nuestra Madre
y nuestro Hijo.
Y continúa San Juan “Es, pues, de notar que el amor es la inclinación del alma y la
fuerza y virtud que tiene para ir a Dios, porque mediante el amor se une el alma con
Dios; y así, cuantos más grados de amor tuviere, tanto más profundamente entra
en Dios y se concentra en Él. De donde podemos decir que cuantos grados de
amor de Dios el alma puede tener, tantos centros puede tener en Dios, uno más
adentro que otro; porque el amor más fuerte es más unitivo. Y de esta manera
podemos entender las muchas mansiones que dijo el Hijo de Dios haber en la casa
de su Padre (Jn., 14, 2)”.
Los judíos, tanto místicos como religiosos, pasan los seis días de la semana
construyendo el templo, esto es, trabajando sus aspectos humanos para que cada
día la Matrona cobre más protagonismo. Pero el séptimo día ya no construyen el
templo, sino que tratan de ser el templo. Es la fiesta judía más importante, es el
Sabbat. Es el día en que la comunión, por lo menos es lo que se busca, trata de ser
139
total con la Shej’inah, con el alma. Aún hay judíos que salen en procesión el viernes
en la tarde antes de ponerse el sol, en la víspera del Sabbat, cantando himnos a la
novia, a la shej’inah, y salmos emocionantes que podemos resumir en la expresión:
“ven, vamos en busca de la novia, la faz del sábado recibamos”.
¿Nos hemos planteado alguna vez porqué todos los hombres en algún momento
de su vida se sienten atraídos hacia Dios? ¿Es porque nos sentimos indefensos y
queremos buscar fuera o dentro de nosotros alguna especie de protección o es
porque en lo más profundo de nosotros sentimos una atracción natural a la
realización del Ser? En la Biblia podemos encontrar alusiones que interpretándolas
de cierta manera nos podrían orientar la respuesta. Dice el Primer libro de Reyes
que cuando Salomón pecó (por construir un templo a Astarté) le quitó el dominio de
todo Israel, pero por consideración a su padre David, le dejaría una tribu. Israel es
Dios extendido en el plano de Yetzirah (formación), según se desprende de la
adición y reducción teosófica (gematría) de su nombre Israel: I = 10; Shin = 300;
Rosh = 200; Alef = 1; Lamed = 30. Total 541 (nivel de Yetzirah o formación). De
donde 5+4+1 = 10. De donde 1+0 = 1. Por tanto, Dios es el Uno e Israel es el Uno
en el plano de Yetzirah. Dios e Israel es lo mismo en su sentido más profundo. Dios
se ha extendido hasta la humanidad. Visto lo anterior podemos interpretar que
cuando el hombre se separa de Dios en conciencia, Él, que somos nosotros
mismos, nos quita el dominio, vale decir, perdemos la conciencia global, pero nos
deja una tribu, o sea, un hilo que nos mantiene unidos a Él; el trabajo ahora
consiste en recuperar dicha conciencia a través de ese hilo o luz interior que vive
en los corazones de todos los hombres y que expresamos simbólicamente como
novia, hermana, matrona, shej’nah, alma, etc.
Quizás ahora podemos comprender otra frase bíblica, aquella que dice que Dios
crea al hombre a su imagen y semejanza. Si los seis mil millones de seres
humanos de la tierra realizaran por la experiencia de Ser, se darían cuenta de que
efectivamente somos imagen y semejanza de Dios. Habría que dejar a un lado la
142
individualización y perspectiva de la auto identificación engañosa y dirigirse hacia el
interior de si mismo en una profunda iniciación como aquella dictada por el Filósofo
Desconocido que en palabras simples dice “la iniciación que busco es aquella que
profundizando en mi ser, llegue a la comunión con el Dios de mi corazón”.
Hemos indicado otras veces que el nombre de Jesús en hebreo (IHShVH), significa
literalmente el Dios que salva. De nuevo volvemos a la idea de salvación no como
una espera pasiva de que algo de fuera vendrá a salvarnos, sino como una
condición activa de profundización en nuestra propia conciencia hasta realizar el
Ser. Esa es la salvación o reintegración o restauración, es unir lo separado en
conciencia. “Es el hombre quien asegura su salvación a través de la acción”
(Safran).
143
Dios no es percibido por los sentidos ni por la razón, de manera que Dios no es eso
que pensamos o sentimos emocionalmente. Tampoco la teología o la filosofía
pueden acercarnos a la experiencia del Yo Soy. El método científico jamás nos
acercará al lugar de nuestra conciencia en el que podamos aprehender a Dios. Y la
educación que hemos recibido de niños, la cual nos ha llenado de paradigmas, no
es ni por asomo adecuada para sentirnos a imagen y semejanza de Dios. Hay una
realidad metafísica que hay que aprehender prescindiendo de los esfuerzos del
pensamiento especulativo como lo hacen los hombres de la cábala, los cuales se
sumergen en su propio ser hasta llegar a la Realidad. Aún así, pareciera que hay
una parte del Ser que se resiste a ser descubierto, por lo tanto, la tarea del hombre
de buscar a Dios no es cuestión de unos pocos días. Los cabalistas no se
desaniman pues la realización del ser le infunde una fe esperanzadora de que otro
día encontrarán un escalón más al que subir. No es la fe ciega, ni siquiera la fe
religiosa, sino una confianza en que en la acción permanente será conducido a una
ampliación de la conciencia que le haga sentir de modo esclarecido la admonición
del místico musulmán, Al-Hallag (858-922), la cual transcribimos a continuación:
Podrá parecerle irreverente a alguno las sentencias del místico musulmán, pero
aquel que haya experimentado el Ser comprenderá la extensión y la intención de
sus palabras. Bendito sea el Señor todos los días.
Hemos dicho que todos los místicos hablan de la realización de Dios como una
verdad universal independiente de la época y cultura. Ibn Arabi (1165-1241), el sufí
hispanomusulmán de Murcia, dice que la Vía (Tariq) es el sufismo: “Dios es la
realidad absoluta y esta realidad se manifiesta en todas las cosas en niveles
diferentes de existencia. La vía sufí es, por tanto, el método que permite leer e
144
interpretar esos signos de la realidad con el fin de acceder a un estado espiritual
cercano a un conocimiento de Dios”.
Laozí (570-490 a.C.) en China, describe la Vía como Algo vago y oscuro, anterior a
la existencia del Cielo y la Tierra, incógnito e incognoscible, impenetrable e
intangible hasta el punto de no poder ser descrita con propiedad. Sin embargo dice
poco sobre el método para alcanzar lo que en el Tao se llama el Emperador del
Cielo, es decir, Dios.
Con Zhuangzí (369-286 a.C.), que sigue la línea de Laozí, podemos ver más
claramente un método, que él describe por etapas para llegar a la realización del
Ser. Dicho método es un “actus”, es decir, la realización de Dios se logra a través
de la acción del hombre dirigida hacia la interiorización. Y en ese acto se logra una
realidad que Zhuangzí llama la Vía. Mientras que al método lo llama “sentarse en el
olvido”.
Jesús el Cristo y los verdaderos maestros, nos dicen cuál es el camino a seguir,
nos lo indican con símbolos y parábolas porque el lenguaje no nos acerca a la
realidad divina. Todos ellos nos recomiendan que meditemos. Antes de Jesucristo
el camino o vía para ir a Dios era zigzagueante, con Él hemos aprendido un camino
recto. Lo dijo claramente: “El que viene a mi viene al Padre”.
En la lectura de un texto sagrado no solo hay que ver el sentido literal, pues
también se encuentra allí el “davar”, el sentido escondido. Detrás de una
palabra se oculta la imagen más adecuada de una verdad.
El método de la cábala nos lleva a la búsqueda de realidades de otro nivel de
consciencia. Dicho método no parece estar enfocado a encontrar
explicaciones, sino a vivenciar el verdadero conocimiento. La reflexión y la
meditación producen el arte de pensar.
145
La unión del resultado de la especulación con los resultados de la meditación,
la controversia y la interiorización, dan como consecuencia, la realización de
un camino sagrado de revelación que constituye el carácter místico.
La palabra nada no tiene existencia, la nada es algo. El Ser es todo, y si es,
no puede dejar de ser.
La creación es un acto perenne. Ahora mismo está sucediendo. Lo que es, es
de la naturaleza de lo Cósmico. Por tanto, algo que está sucediendo no
puede dejar de suceder.
En hebreo, el auxiliar “ser” no se utiliza. Estamos acostumbrados a pensarnos
como siendo médicos o abogados, vendedores, escritores, oficinistas,
mujeres, hombres, enfermos, sanos, etc. Esto destruye la idea del verdadero
ser. Si uno es, no puede ser otro. No se es esto o aquello, abogado o
médico. El yo soy no puede ser lo que creo que soy, pues si El es, no puede
ser otra cosa. En pensarnos de otro modo, radica el problema de lo que
llamamos auto identificación.
En hebreo los superlativos se construyen de forma distinta al español. La
fórmula superlativa la encontramos en: “El Cantar de los cantares”, “El Rey de
reyes”, “el señor de los señores”, etc.
El genitivo latino se construye de forma distinta que en hebreo. Nosotros no
pensamos en que un cambio de palabra (por ejemplo ley-legal) vaya a
trastocar el significado simbólico. En hebreo no se puede tocar una letra
porque su valor gemátrico sería otro, con lo cual, cambia el sentido oculto. El
hebreo es una lengua santa por esto, porque antes de cambiar una letra debe
reflexionarse primero.
El verbo tener es algo muy arraigado en nuestra consciencia subjetiva. El mío
y tuyo toman relevancia a través de la afirmación del ego. Pero ese ego no es
el verdadero ego. Hemos hablado del error de autoidentificación. Por tanto,
“tener” es una palabra a considerar. No se puede tener el agua, el sol, el
cielo, ni a Dios, etc. ¿Cómo se puede tener el agua si ella es algo sustancial
en si mismo? Uno puede analizarla, beberla, regar con ella, lavar, etc., pero
no la podemos tener.
En el S. Yetzirah el espacio está referido como universo. En el universo se
encuentra todo, mientras que nosotros concebimos el espacio como vacío. La
experiencia interna del Ser nos hace concebir el espacio como “aquí”. El
tiempo está referido como año, pero no presenta los conceptos de pasado y
futuro. En la experiencia mística el tiempo es el “ahora”. El tiempo es el
corazón de la existencia. Es el sabbat sagrado o reposo divino, el descanso
del séptimo día.
Otro problema a eliminar es la concepción perfecta o imperfecta del tiempo.
Todo es un presente continuo, sin embargo, nuestro lenguaje se expresa de
modo que no nos permite experimentar este continuo. Nosotros imaginamos
una línea de derecha a izquierda o de arriba a abajo, y decimos que en un
extremo comienza y que en el otro termina. Desarrollamos una concepción de
principio y fin separados entre sí. Habría que pensar en una circunferencia,
146
como si cogiéramos los extremos de la línea, como si de una cuerda se
tratara, y los uniéramos por sus puntas formando la circunferencia.
Arbitrariamente tomamos un punto y decimos que es el principio, damos la
vuelta y finalizamos el recorrido diciendo que ese es el fin. Nos daremos
cuenta que de esa forma estamos llamando principio y fin al mismo punto.
Para los hebreos el tiempo es esta continuidad. Comienzo y final se expresan
con la misma palabra que podemos indicar como profundidad. De ahí
inferimos también que Dios crea el mundo en seis días y el séptimo
descansa. Que El no deja de ser.
El rabino Kaplan propone un ejercicio para tomar consciencia de profundidad.
De la misma forma podemos ir hacia arriba que hacia abajo pues en el
Cósmico no hay dirección. Pero nuestra mente concibe algo “debajo de”,
dándole un sentido direccional a la profundidad. Pruebe el siguiente ejercicio:
Siéntese cómodamente y cierre los ojos, visualice un hoyo, escarbe y trate de
ver mas abajo, siga penetrando el hoyo, cada vez mas abajo, más. Debajo de
algo siempre hay algo, siga escarbando. Cuando crea que ya está bastante
profundo, siga escarbando pues debajo sigue habiendo algo. Puede salir por
un lugar geográfico opuesto y descubrir que sigue habiendo algo, quizás ya
no crea que está bajando pues referente al espacio usamos la palabra subir,
pero sigue siendo profundidad. Después de haber hecho el ejercicio verá que
la idea de profundidad es inalcanzable: siempre hay algo mas arriba o más
abajo, más a la derecha o más a la izquierda, nunca se llega al principio ni al
fin pues ellos son un continuo.
La alianza entre el arriba y el abajo debe establecerla el iniciado. Para ello
hay que dejar de hablar, parar la rueda de la imaginación y meditar hasta
llegar a la visión profética. El Sepher Yetzirah en la sección VIII de la versión
Gra, lo dice así: “Diez sefirot de la nada. Refrena tu boca de hablar y tu
corazón de pensar. Y si tu corazón corre, regresa al lugar. Por eso está
escrito: ‘Los chayot corrían y regresaban” (Ez.1:14). Respecto a esto se hizo
una alianza”. (El término “Chayot” o “Hayyot” lo cambia Ezequiel por el de
Querubin. Se refiere a la visión que tuvo a orillas del río Kebar en la que fue
transportado a Jerusalem y que conocemos como la visión del carro o
merkaba).
El arriba y el abajo o este mundo y el mas allá no son dos cosas separadas,
dos mundos. Para entender esto imaginemos una línea cuya mitad no
podemos ver por estar oculta, como una caña metida en una botella oscura
de la cual sobresale la mitad. Solo vemos media caña, la que sobresale. Así
ocurre con lo que llamamos dos mundos, este y el o lo de “mas allá”. A la
media caña vemos, medio mundo vemos, lo sentimos, lo medimos, vemos
sus formas y colores, discutimos acerca de él. Pero del medio que no vemos
especulamos e inventamos muchas historias. A algunos les sirve para
aparentar que sabe cosas que otros no saben. Un místico detecta a estos
impostores enseguida, porque hablan de una cosa en la que nunca
estuvieron, que no han experimentado. Como la mayoría de la gente tampoco
147
tiene experiencia del otro lado de la “caña” no pueden contradecir al impostor,
cosa que éste sabe y le sirve de provecho para continuar sus historias. Pero
en el ejemplo de la caña nosotros no diríamos que hay dos cañas, de la
misma forma no podemos concebir, místicamente hablando, dos mundos,
sino uno solo. Nos damos cuenta, sin embargo, que hay una variedad o serie
concatenadas de causas y efectos ostensibles, pero una parte de la cadena
permanece oculta para los sentidos, a eso llamamos el mas allá
concibiéndolo como siendo otra cosa. Todo es parte del Ser, para El no hay
separación. Lo que se concibe son escenarios distintos, uno para cada nivel
de consciencia. Un místico es uno que camina sobre la caña y mira dentro de
la botella, se asoma a su interior y realiza la unidad. Cuando sale de la
experiencia cambia el escenario. Las leyes de uno se encuentran en el otro,
pero los cambios de consciencia hace que en uno presencie causas, y en
otros, efectos. Una definición de milagro podría ser “un efecto percibido de
una causa no percibida”. Así es, una cosa que viene cambiando desde dentro
de la botella, manifiesta su efecto fuera de ella. Todo ocurre en la caña, y es
una sola caña. Al percibir el efecto y no la causa quedamos boquiabiertos y
no encontramos explicación, de ahí que lo llamemos milagro. Todo es lo
mismo, la moción eterna del Ser.
Hay cuatro niveles de creación y cuatro nombres para la palabra hombre.
Toda la creación en el Relato está encerrada entre la alef y la tau.
148
El Camino de la humanidad,-
Entre Ur y Jerusalén debe haber cerca de 200 kilómetros en línea recta, esto es,
sin considerar los accidentes del terreno. Hacia allí viajan los hijos de Dios y los
hijos de los hombres (Gen. VI, 1-4). Dicho viaje lo comienza Abram antes de ser
Abraham. Como todo viaje, está lleno de varias etapas con sus respectivos
descansos. Nosotros iremos más rápido y nos pararemos un poco alrededor de
Jeremías.
Ya hemos indicado dónde se dirigió la descendencia de Abraham, de Esaú (los
edomitas) y la de Abraham - Quetura. Nos centraremos en la de Isaac quien, como
sabemos, tuvo a Jacob. Narra la Biblia que así como Dios cambió el nombre a su
abuelo Abraham, hizo lo mismo con él, llamándolo Israel.
149
Con el Primer libro de Crónicas podemos fácilmente resumir la descendencia desde
Adam hasta Jacob (Israel). Mientras que la distribución de las tribus, o doce hijos
de Jacob, la podemos encontrar en varias fuentes bíblicas. Todas ellas, después de
su vagabundeo por distintos puntos de Mesopotamia recalaron en Egipto. Allí los
encontró Moisés cuya historia no incluiremos pues es muy conocida. Pero si
mencionaremos que cuando salen de Egipto, los conduce hacia el desierto donde
pasan cuarenta años ¿Es ese el tiempo necesario para construir la idea de nación
en las tribus? Cada tribu tenía una creencia religiosa diferente. El Dios llamado
Yahveh (la traducción Jehová no es adecuada) que se impondrá, es el Dios de la
tribu de Judá. El hecho de que Moisés se enfadara con el pueblo cuando bajó del
Sinaí con las tablas me imagino que fue porque adoraban al vellocino de oro, una
representación del dios Baal. Pero lo más importante del relato parece que sea el
paso por medio de las aguas del Mar Rojo. La Biblia no dice que por el medio de
las aguas pasara el pueblo judío o hebreo. Menciona claramente que por el medio
pasó Israel.
Cuando miramos las cosas desde otro punto de vista, vemos que Israel existe
como idea mucho antes de la existencia de un pueblo, nación o territorio. Ishrael es
la humanidad consciente del Señor, que ha emprendido un camino desde la esfera
del Padre y que debe retornar a El. Este camino se realiza por medio de las aguas,
es decir, entre el agua de arriba y el agua de abajo. Las dos haches del nombre de
Yahveh, escrito JHVH (las vocales son españolas y no se encuentran en el nombre
hebreo), están indicando esta separación de las aguas. La uve representa el punto
de unión. Es el beso del Santo que se encuentra entre los mundos. Mientras que la
J, I o Y, es la yod indicadora de “principio”.
El lugar ideal para establecer el asentamiento del pueblo debía ser uno que no
perteneciera a ninguna de las tribus. La conquista de Sion, una montaña a cuyo pie
150
se erigiría la ciudad santa y en el medio el templo, debía dar el sustrato de unidad
que había comenzado con la figura del rey.
Con Saul, el primer rey judío, la monarquía establece la idea de unidad del pueblo.
JHVH será a partir de ese momento, el Dios de todas las tribus. Pero excepto
David, todos los reyes pecan, por eso se entiende que como consecuencia Dios
mande plagas o ejércitos extranjeros que arrasan las ciudades judías. Que el rey
peca significa que lo unido se vuelve a desunir, ese es el pecado, aunque en un
sentido histórico puede tener otra explicación en relación a fuerzas opositoras entre
los seguidores del rey y los seguidores de los profetas, pues son éstos quienes
dicen que el rey pecó. Es la misma idea religiosa que establecimos al principio
cuando decíamos que el pecado de Adam fue el divorcio de AT. A partir de los
hechos históricos, se deduce que la convergencia y divergencia están marcando
una tónica. Desde el punto de vísta místico se puede entender como la separación
del hombre con la Unidad. Todas las alusiones a jarros rotos (Jeremías) y a la
destrucción del Templo de Salomón, parecen apuntar en la misma dirección. El
cabalista Louria introduce la idea del Ticun que es comentada por G. Scholem.
Viene a indicar que todo lo que se llena se rompe, sus pedazos viajan por el
espacio hasta reunirse de nuevo en un punto donde vuelve a llenarse de nuevo, y
así sucesivamente. A través de esta idea entendemos el exilio y la restauración. En
la ortodoxia judía, la idea de la circuncisión es la preparación para la multiplicación
o reunión de las piezas que han de recorrer el retorno. Comer pescado los viernes
era considerado un símbolo de fecundidad. Otra idea de restauración es la que nos
viene a través de las alianzas.
El camino es largo y pesado, pero a todos lados del viaje, inclusive en el exilio, la
shej’nah, la presencia de Dios, siempre está presente. Algo que es de lo Cósmico
no escapa a ello. El Ser siempre es el Ser. Solo la consciencia humana es la que
151
está en el exilio. La reintegración, restauración o salvación, no es otra cosa que
volver a tomar consciencia de la unidad.
Los símbolos de expulsión o exilio nos vienen dado cuando leemos sobre la
expulsión de una reina o de la hija del rey por su esposo o padre. También cuando
apreciamos una separación de lo masculino y femenino, de hombre y Dios, templo
y Shej’nah. En la cábala de Safed la expulsión o exilio se interpreta también como
la separación de la consciencia. Ser conscientes de la existencia de las dos
columnas del Templo es estar separados. A nosotros corresponde unir los
opuestos, establecer la conjunción, ser uno en El o todo en El, tal y como indica el
significado hebreo de templo.
En Reyes VI, del versículo 7 al 31, nos encontramos los detalles de la construcción
del Templo: “Cuando se construyó la casa, hízose de piedras ya labradas, de modo
que durante la edificación, no se oyó allí el golpe del martillo, ni del pico, ni de
ningún otro instrumento de hierro”. El templo hay que levantarlo con piedras
talladas. En este pasaje entendemos que las piedras somos nosotros. La ausencia
de talla significa los conceptos actuales, nuestra forma de pensar, la ira, la
mezquindad, etc. Cada una de esas calamidades son como aristas que hay que
devastar.
En el Sepher Yetzirah las piedras son las letras con las que se construyen casas,
las palabras. Esculpir y labrar son verbos muy frecuentes que la citada obra usa en
imperativo. Se encuentra allí una permutación del número siete cuando dice:
Vemos que cualquier número multiplicado por cero da cero (nada de nada). Antes
que el uno no se puede contar. El S. Yetzirah llama “nul” a nuestro cero, pues en
hebreo el cero no existe. Uno por cero =cero. Alef por Nul = Nul. Con esta fórmula
no se puede empezar la creación. Alef por alef es igual a alef (1x1=1). Como
vemos, no se puede construir a partir de una sola piedra, por tanto, tampoco se
puede comenzar la creación con esta fórmula, pero si multiplicamos alef por bet es
igual a bet (1x2=2). Por eso la fórmula para comenzar la creación es esta. La
creación comienza con la B de Berechit, palabra que en griego es Génesis. En el
caso del Sepher Yetzirah las piedras constructoras se refieren a las palabras que
152
forman frases, mientras que las piedras del Templo de Salomón se están refiriendo
al material humano. Referente a las palabras, dos piedras (letras) construyen dos
casas (palabras). Equivale a decir que con las letras A y B (usaremos el español
para el ejemplo), podremos construir dos palabras: AB y BA. Tres piedras
construyen seis casas. Quiere decir que con las letras A, B y C, podemos construir
seis palabras: ABC, ACB, BAC, BCA, CAB y CBA. Si seguimos añadiendo piedras
de una en una, siete letras combinadas dan el resultado de 5040 palabras. Por
tanto, las 5040 casas se producen or la permutación del 7.
Podemos, no obstante, seguir añadiendo una letra más cada vez hasta completar
las 22. El resultado sería algo más de mil trillones de palabras, cifra que bien podría
ser el símbolo de la infinitud de las cosas creadas en el universo tangible. A
propósito de esto, se dice que toda la ley es la extensión del sagrado nombre de
Dios IHVH. También se dice que el nombre de Dios es impronunciable e inaudible.
Ahora bien, ningún ser humano tiene una vida tan longeva que le permita
pronunciar más de mil trillones de palabras, tampoco habría un oído que durara
tanto como para escucharlas ¿será por eso que se dice que el nombre de Dios es
impronunciable e inaudible? El Sepher Yetzirah al cierre del enunciado de las
permutaciones de las letras dice: “A partir de aquí sal y calcula lo que la boca no
puede decir y el oído no puede oír”.
Otros detalles de la construcción son: “Tenía la casa que Salomón edificó a JHVH
sesenta codos de largo, veinte de ancho y veinticinco de alto...El Ulam del Hekal
(“todo en El”) tenía veinte por diez, y el devir 20x20x20...Tres galerías recorrían el
Templo: la inferior de cinco codos de ancho, la intermedia de seis codos y la
superior de siete codos de ancho...Dispuso dentro, en lo mas interior de la casa, el
devir, para el arca de la alianza de JHVH... Hizo un altar de madera de cedro para
delante del santuario y lo recubrió de oro puro”. (Según un pasaje del Zohar, los
cedros representan a la tierra). Posteriormente continúa narrando la construcción
de las columnas, es decir, el establecimiento de la dualidad. “A la entrada del
santuario hizo una puerta de dos hojas...el dintel y las jambas eran de cinco
puntas”.
Con el templo construido todo está preparado para lograr la Unidad, la restauración
debe darse. Los cabalistas de Safed lo conmemoran todos los viernes en la tarde
cuando se pone el sol, lo cual consideran como el comienzo del sábado. Salen
vestidos de blanco al campo libre rememorando el campo de manzanos donde
llega la shej’nah. La salida procesional tiene el significado de ir al encuentro de la
novia. Mientras caminan van cantando alegres salmos e himnos a la novia. Uno de
ellos dice: “Ven querido mío, al encuentro de la novia, la faz del sábado recibamos”.
Los judíos, que aún esperan al Mesías, continúan cantando en las sinagogas los
himnos alusivos a la restauración.
153
Pero el ejército del rey de Babilonia arremetió contra Jerusalén. Nabuzardan,
capitán de la guardia de Nabucodonosor, quemó la casa del Señor, y la casa del
rey, y todas las casas de Jerusalén. Destruyeron el templo y todos sus muros
excepto la pared occidental que se convirtió en el Muro de las Lamentaciones. De
esa forma, en el año 586 a.C., llegó a su fin el período conocido entre los judíos
como Primer Templo, deportado el rey Joaquin y los judíos enviados a exilio de
nuevo. Jeremías predice el tema de los jarros rotos en tiempo del rey Joaquin.
Advierte que Israel olvida a JHVH y llama a Babilonia azote de Dios. Pero también
dice que volverá Jacob y da nuevas esperanzas a través de la promesa de
restauración.
Ciro, rey persa, conquistó Babilonia en el año 539 a.C. y permitió que los judíos
retornaran a Jerusalén y reconstruyeran de nuevo el templo. Esta fue la primera
vez que se utilizó el término “retorno a Sión”, y es el comienzo de la era conocida
como Segundo Templo, el cual fue concretado en el año 516 a.C... En el 515 se
completa la reconstrucción del templo, cuyos cimientos habían sido colocados con
anterioridad. A partir de entonces, Israel (la nación), no se verá libre del embate
extranjero prácticamente hasta nuestros días. Jerusalem ha estado en manos de
los Imperios de Oriente y de Occidente. Si un invasor permitía vivir a los judíos
según sus creencias, el siguiente eliminaba la ventaja concedida. El Templo de
Salomón pasó por varias manos. Fue consagrado a Zeus, profanado desde el
punto de vista judío. Judas Macabeo, hijo de Matatías, revolucionario, conquistó
Jerusalén en el 164 a.C... Purificó y restableció el sacrificio, la trompeta que pide a
Dios que prevalezca el bien. Con este acto comienza la festividad judía de Januca,
que ha sido incorporada en otros medios cuando cada año se conmemora la
reconstrucción simbólica de un templo. En el año 63 a.C. Pompeyo conquista
Jerusalén y elimina la independencia judía. Enseguida tenemos el nacimiento de
Jesús que desde el punto de vista judío es Jehoshuah ben Josef. Jesús hijo de
José.
Mientras tanto, los judíos se habían alzado contra los romanos. Las consecuencias
de esta rebelión fue la creación del “Beit Midrash”, edificio de puertas abiertas para
todo el que quiera estudiar la tora y la creación de un grupo llamado los esenios.
Jesús visiona una nueva destrucción del templo. Esto ocurrió unos años después,
154
sobre el 70 d.C... Vespasiano y su hijo Tito, sitiaron Jerusalén y la conquistaron. El
templo fue destruido totalmente y los judíos exiliados de nuevo. Se dice que este
fue el exilio total del pueblo judío fuera de su tierra. Posteriormente hubo mas
rebeliones que fueron aplastadas una y otra vez, estableciéndose el comienzo de la
diáspora alrededor del 135 d.C... Con ello se acrecienta la idea del retorno, lo cual
hace que se instituya la “aliah”, palabra que significa ascender y también
peregrinación.
Con la profanación nos alejamos de la unidad. Pero Jeremías nos trae la noticia de
que a través del cáliz y del Mesías podemos pensar de nuevo en alcanzarla.
Ezequiel visiona el nuevo templo, establece las medidas y describe los ornamentos.
La estancia del sanctum es cuadrada. Preparado el ambiente JHVH retorna al
templo, a su casa: “La gloria de IHVH entró en la casa por el pórtico que mira a
Oriente...Y he aquí que la gloria de Dios llenaba la casa”.
Hemos recorrido un gran camino saltándonos muchas cosas en las que podríamos
entretenernos, con lo cual este relato se eternizaría. Solo hemos querido dar un
bosquejo histórico de un pueblo y su concordancia con el aspecto oculto de la
narración, lo cual puede confirmar que a los textos originales se le añadieron
redacciones rabínicas que configuran una doble vertiente. Pero también hemos
querido hacer hincapié en que el eje central de las narraciones bíblicas, gira
alrededor de la explicación sobre la creación, establece la idea de unidad en ambos
contextos, el histórico y el oculto. Nos explica cómo vivía el hombre antes de
obtener una multiconsciencia, lo que tiene que hacer para recuperar la idea de
Unidad, lo cual gira alrededor de la construcción del templo por la palabra. Nos
habla de una Jerusalem física y de nuestra Jerusalem celestial. Y con el uso de las
letras y sus valores gemátricos, nos va llevando de la mano para que integremos
un nuevo significado al tiempo que nos desarrollamos mental y espiritualmente.
Creo que los profetas y los sacerdotes han hecho un gran trabajo. Sin embargo,
son pocos los que de momento pueden aprovechar este complicado “montaje”. De
todas formas, la evolución humana es algo que se nos dará a todos, no es
imprescindible conocer las cosas para alcanzar la consciencia de unidad, pues el
conocimiento nos será dado en cuanto sintamos la necesidad de tenerlo.
Para los que no pueden pasar sin que su mente esté ocupada en complejos
vericuetos, el estudio de la cábala será apasionante. Pero cuidado, el uso de una
155
sola vía de estudio crea trampas ingeniosas de las que tarda uno en salir. Se ha
propuesto el uso de una doble vía, la intelectual y la meditativa. Estudiar un
símbolo y después romperlo. Caminar y parar. Las pausas de la mente son la
actividad de nuestro subconsciente.
156
El Templo de Salomón Devir
60
Ulam
Hekal
10
25
20
El Pantáculo.-
157
una shej’inah, se coloca un dibujo a base de triángulos como recuerdo del
tabernáculo: es el pantáculo, el cual nos muestra simbólicamente el mundo superior
y el mundo inferior y un punto de unión entre ellos. También contiene una síntesis
de las enseñanzas tradicionales y las relaciones entre Dios, hombre y universo.
Tanto en la menorah como en el pantáculo, podemos inscribir los siete aspectos a
tomar en cuenta para el trabajo del iniciado y que están relacionados con las siete
letras dobles del alfabeto hebreo, los siete senderos verticales del árbol de la vida y
los seis días de la creación más el séptimo de descanso. Respectos a estas siete
letras dobles, el S.Y. dice lo siguiente (sección 4:3): “Siete dobles B G D K P R T en
el habla y en la transposición. Lo transpuesto de Sabiduría es la locura. Lo
transpuesto de riqueza es pobreza. Lo transpuesto de semilla es la desolación. Lo
transpuesto de la vida es la muerte. Lo transpuesto del dominio es el sometimiento.
Lo transpuesto de la paz es la guerra. Lo transpuesto de la gracia es la fealdad”.
El S.Y. no nos da la ubicación de las letras y las cualidades dobles que hemos
reseñado, aunque sí indica que una de ellas debe representar el centro del centro:
“Siete dobles arriba y abajo, este y oeste, norte y sur y el Palacio Santo
precisamente en el centro y sostiene a todas ellas“(sección 4:4). Este punto central
lo podemos interpretar los cristianos como el Cristo Cósmico que se oculta en la
cruz-hombre.
158
Nota: Las letras kaf y peh presentan dos formas, la de la izquierda es la normal, la
de la derecha es como se escribe cuando las mismas van al final de una palabra.
No hay que confundir el hecho de que sean dobles en su pronunciación con la
doble escritura. En cuanto a su pronunciación la forma suave de la kaf es hap y la
de la peh es fe o fi.
Hay que tener en cuenta que existen tres reinos o niveles donde las fuerzas se
manifiestan. Uno es el de las esferas, es decir, el plano físico de la tierra y demás
planetas. Otro es el que llamamos plano astral. Y el tercer plano es el que
llamamos mundo espiritual.
Los cuentos y los mitos nos hace imaginar luchas entre fuerzas creando nombres y
condiciones morales para las fuerzas que son en si naturales, esto nos hace
realizar una serie de aspectos que no están más allá de nuestra propia
imaginación. Para hacerme entender pondré un ejemplo a través de dos
narraciones cortas que querrán decir lo mismo, pero que por el lenguaje utilizado
hará que lo veamos como cosas distintas: 1.- Las ondinas del agua fueron
atacadas por las salamandras que en su fuerza poderosa las debilitaba. Ellas, las
ondinas, comandada por su reina Tharsis, que es inmortal, buscaron refugio entre
los elfos. Allí, en el reino de los elfos, esperarán las ondinas un mejor momento
para aparecer de nuevo. Pero las salamandras insistían en su ataque a pesar de
que ya no quedaba ni una sola ondina. Al final, los gnomos se apropiaron del
espacio dejado por ellas, y a más ataque de las salamandras, mayor proliferación
de gnomos aparecía en el campo de batalla. (Noten la diferencia de lenguaje para
expresar lo mismo) 2.- En una olla se puso agua a hervir, la acción de un vivo fuego
olvidado hizo que el agua se evaporara. Como ya no había agua y el fuego seguía
encendido, se produjo una costra en el fondo de la olla.
No creo que necesitemos mayor explicación sobre los textos expuestos arriba. En
el lenguaje alquimista también vemos como al explicarnos cosas naturales, debido
al lenguaje, nuestra imaginación se va por otro lado apartándonos del sentido
natural de la explicación. La transformación del agua, la cual pasa por tres estados,
es algo natural, pero podemos decirlo con otros nombres al hacer uso de la poesía
imaginativa.
160
La primera década (de alef a yod), se refiere al mundo angélico o jerarquía de
las inteligencias soberanas derivadas de la Primera Luz Eterna.
El óctuplo (de kaf a tsade) representa los diversos órdenes de los ángeles
que habitan los mundos visibles (astronómicos). Cada esfera individual queda
bajo la protección de una inteligencia gobernante.
La tétrada (de qof a tau) está en correspondencia arcana con el mundo
elemental.
Según Dionisio el Areopagita cada una de las diez primeras letras hebreas tiene su
correspondencia angélica. Así, alef está ligada a los ángeles llamados hayot
kodesh. Serían los motores de la creación. Beth está ligada a los aufanim. Gimel a
los arelim. Daleth a los chasmalim. He a los poderes. Vau a las virtudes. Zain a los
hijos cabalistas de Elohim. Heth a los ángeles llamados hijos de Dios. Teth a los
querubines. Yod a los llamados ishim, es decir, los hombres fuertes, felices y
benditos ubicados en la esfera espiritual. El resto del alfabeto corresponde a los
principios individuales de la inteligencia y gobernadores de innumerables huestes, y
que por separado, ejercen un papel importante en la economía del universo
místico. En otras relaciones que sería muy largo detallar aquí, aparecen las letras
con sus correspondencias particulares, todas ellas separadas en dos grupos
relativos al mundo astronómico y al mundo elemental, y que también recoge a los
Ángeles Olímpicos o espíritus gobernantes de las regiones del universo que son los
astras los cuales están subdivididos a su vez en mayores y menores.
A Dios todopoderoso,
Señor de Israel,
Que Miguel esté a mi derecha,
Gabriel a mi izquierda,
Rafael delante de mí y
Detrás de mí Uriel,
Y por encima de mí la divina Presencia de Dios.
161
Es difícil no especular con el tema de los ángeles, pues al no entender ni conocer
las causas de la mayoría de las cosas de la creación, al ver que una semilla puede
desarrollarse en un enorme árbol, o que el mundo de las vibraciones tiene más de
invisible que de ostensible, así como de los miles de fenómenos de los distintos
reinos que no es otra cosa que la moción del Ser, su cambio o perenne mutación
aparente de aquello que en Sí mismo es inmutable, por todo ello, decía, no es difícil
que el ser humano haya buscado muchas explicaciones a través de la existencia
de seres espirituales a los que asumimos el gobierno del mundo de las causas y
del mundo de los efectos. Si uno tiene una visión o escucha un mensaje en sueños
o meditación, no lo achaca a su propio ser, pues no se siente capaz de pensar que
en él reside todo el poder y conocimiento. Es más fácil pensar que otro ser le trajo
el mensaje. Nuestra educación religiosa nos ha sacado a Dios de dentro y nos ha
colocado al diablo, de manera que cuando queremos algo miramos hacia fuera,
hacia lo alto, buscando a Dios. Pero cuando cometemos errores estamos muy
seguros de que algo maligno en nosotros nos ha impulsado a actuar así. En
muchas historias infantiles aparecen dos entidades, una buena y una mala
aconsejando al individuo, por tanto, con este tema de los ángeles estamos
imbuidos de nuestra cultura y educación. La educación recibida, nuestras
creencias, va a ser determinante en el uso o aplicación de estas fuerzas, de
manera que o no las usamos o las aplicamos dándole otro nombre. En literatura
más cercana a nosotros se habla de los maestros, inclusive tenemos invocaciones
dirigidas a ellos. En otros casos hablamos de nuestro ser interno. También decimos
fuerzas cósmicas o poderes regenerativos, y en otros casos hablamos de energías.
El nombre es lo de menos, lo importante es que usemos esas Inteligencias en
nuestro auxilio y dirigiéndolas hacia los demás.
Ello quiere decir que existen fuerzas naturales que están actuando en todos los
planos que nuestra mente pueda vislumbrar. Por tanto, habría que separar las
creencias imaginativas de una comprensiva sobre las fuerzas de la naturaleza,
sean dichas fuerzas físicas o espirituales. Hay además otra cuestión. Si usted
necesita apoyarse en fuerzas o seres o quiere darle denominaciones a estas
fuerzas para usarlas en su provecho, está en todo su derecho de hacerlo. Este es
un punto importante de buena influencia religiosa. Me estoy refiriendo a aquella
relacionada con la práctica de la mediación. En algunas religiones hay muchos
santos, vírgenes y ángeles que son utilizados por las personas que buscan algún
bien, sea de salud para él o un familiar, para resolver un problema o de cualquier
otro tipo. Si usted tiene fe o buena creencia en que a través de un mediador puede
llegar a Dios ¿por qué no usarlo? De modo que un conocimiento de los ángeles es
más que probable que le sirva a usted para invocar fuerzas que quiera manejar o
para ir en socorro de alguien. En las profesiones también se ha extendido la idea
de los santos patronos. Por si le sirve, a continuación nos referiremos a las
funciones de los arcángeles.
162
Para conocer las medidas de las cosas se recurre a Metatrón. Este arcángel se
relaciona con Enoc. Con este nombre podemos entender el hombre multiplicado, es
decir, es el tercer nombre de las palabras que designa al hombre en hebreo (Adam,
Geber, Enoc e Ish). Es también el séptimo patriarca contando desde Adán y que
según la Biblia fue sacado de la tierra y llevado al cielo. Podemos decir que
Metatrón es un hombre “arcangelizado”.
Uriel como su nombre indica es la “Luz de Dios”. Por tanto, el conocimiento de Dios
y de la Sabiduría Infinita se puede invocar a través de él. Se dice que fue Uriel
quien previno a Noé del diluvio. Para entender las leyes del karma, también
podemos recurrir a este arcángel. Fue también el que se le apareció a Esdras y le
motivó a rescribir la Tora.
Todos los arcángeles tienen su correspondiente ángel, de manera que para cada
función específica usted puede invocar al que corresponda en cada situación. Esto
trae a colación el aludido tema de los maestros. Cuando vamos a hablar en público
podemos invocar al maestro de la oratoria y del conocimiento. Si necesitamos
resolver un tema de salud, invocamos al maestro sanador. Si el problema es legal
recurriremos al maestro de justicia. Pues bien, cada uno de estos maestros
corresponde al ángel o inteligencia que ejerce esta o aquella función como los
santos patronos aplicado a las profesiones. Visto esto así, puedo afirmar que en el
ser humano existe todo el potencial para ejercer las más variadas funciones. Claro
está que no recurriremos a los maestros, ángeles o patronos de una manera trivial,
sino cuando tengamos verdadera necesidad. En dos situaciones de crisis puedo
afirmar que alguna fuerza interna produjo la solución del problema que tenía. ¿Qué
importa si llamamos a esta fuerza maestro o ángel? Otras veces le doy otra forma
al uso de las fuerzas internas. Cuando no se resolver algo que me interesa puedo
mirar hacia adentro y musitar por lo bajo el comienzo de aquel salmo que dice “el
Señor es mi pastor, nada me falta”. Esta es otra forma de recurrir al maestro interno
o ángel o fuerza espiritual que nos puede ayudar a resolver muchísimas situaciones
de nuestra vida. Nuestro hábito de recurrir a estas fuerzas nos da la confianza de
163
dejar en buenas manos la solución de muchos problemas. Es precisamente la
confianza que depositamos la que ejerce el poder creativo. La familiaridad con que
recurro a estos príncipes del universo hace que los llame con algún nombre de pila
que por supuesto debe quedar en la intimidad. Lo que quiero decir es que usted
que lee esto también puede aplicar los nombres que considere apropiados. En
muchas invocaciones se recurre al Señor de los ejércitos, con lo cual parece
expresarse que Dios comanda todas esas fuerzas en todos los niveles. Conozco
personas que no tienen nada que ver con el misticismo y que todo esto de los
ángeles les parece una fantasía imaginativa, sin embargo, cuando se encuentran
en ciertas situaciones recurren hacia algo dentro de si mismos y apelan a lo que
ellos llaman inteligencia. Por lo tanto, el nombre es lo de menos, lo importante es la
práctica.
Por consiguiente, aquel que cree que no es creativo, es, precisamente, porque no
lo cree, porque de hecho puede recurrir al ángel o maestro de la creatividad. La
capacidad de amar, de realizar tareas, de ejercitar el cuerpo y la mente, de curar,
de tener una buena madurez, de servir, etc., radica en lo que tenga en su mente.
De manera que lo que hay que hacer ante las muchas situaciones que se nos
plantean a lo largo de la vida es dedicar unos segundos a la interiorización e
invocar dichas fuerzas para que nos iluminen o nos ayuden en la solución de los
problemas. Tenga presente que aquello que se producirá es lo que su mente
decreta. Quiere decir que si usted por un lado está invocando la solución de un
problema y por otro lado está confiando en que ello no se producirá, usted esta
creando lo negativo.
165
BIBLIOGRAFÍA
166
2,- Biblia bilingüe hebreo-castellano Ed. Sinaí
14.- Las más bellas oraciones del mundo Editorial De Vecchi, S.A. (1970)
167
Recopilación de textos cabalísticos y comentarios realizado por Adrián Pérez de
Vera. M. P. de la O.M.T.
La corriente hermética
Platón
Hermética Cristian. Gnostic. Merkabah
Neoplat.
(Plotinus)
Cábala Cábala
crist. temprana
Renacim.
G. Bruno Pico
Agrippa Reuclín Tardía
Roensroth
R+C
Múltiples Hassidis.
Teosofía escuelas
de cábala Moderna
Martinis.
168
169
170
Eheieh
IHVH
Yah
Eloah Al
Elohim
Elohim IHVH
Sabaot Sabaot
El Chai
Adonay
171