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Los Misterios de la Cábala

Biblia y cábala

Introducción,-

La cábala es un tratado oculto de verdades universales relativas a las emanaciones


creativas. La Biblia también dedica una buena parte a narrar la creación y cómo
esta se estabiliza interrrelacionando a Dios, hombre y naturaleza. El lenguaje
simbólico incorporado en la Biblia a partir de la versión sacerdotal, alrededor del
año 500 a.C. está estrechamente relacionado con la cábala. Pero ambos tratados
están concebidos en el lenguaje, símbolos y mentalidad judíos, muy distantes de
nuestra cultura occidental.

Lo que pretendemos en este trabajo, es acercar algunos aspectos oscuros de los


relatos a una mejor comprensión. Para muchos cabalistas, la cábala es la ciencia
para desentrañar el Génesis, libro de la creación de la torá, de la cual se dice que
es la extensión, combinación y permutación del sagrado nombre de Dios de cuatro
letras (IHVH). Establece también la relación entre Dios, hombre y universo. Para
ello, ha diseñado una serie de símbolos y herramientas comprendidos en los
llamados treintadós senderos, esto es, las diez emanaciones o pronúmeros
expuestos en el Arbol de la Vida y las veintidós letras del alfabeto hebreo.

Cuando hablamos de Dios, del hombre y de la naturaleza, estamos utilizando tres


nombres que traen a nuestra mente tres cosas distintas. A través de la gematría,
una de las herramientas de la cábala, al sumar y reducir las letras-números
hebreas, vemos que el número resultante de los tres nombres hebreos Dios,
Hombre y Naturaleza, dan el mismo valor, lo cual quiere decir que las tres cosas,
aparentemente distintas, son la misma cosa. Lo vemos aplicando la gematría, pero
también lo veríamos si tuviéramos un punto de vista místico y llamáramos a todo el
Ser.

En las páginas siguientes, encontrará una serie de apartados que le ayudarán a


comprender lo dicho anteriormente. Encontrará algunos aspectos históricos a fin de
poder ubicar cronológicamente algunas ideas que fueron necesarias incorporar en
el cuerpo de la doctrina mística, religiosa y filosófica. Proponemos también una
serie de explicaciones de los aspectos oscuros y dedicamos algunas líneas a
discernir qué es el Ser. Una vez reunido todo el material y pasado por la crítica y la

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meditación, esperamos serle de alguna utilidad a una mente deseosa de
conocimiento.

El árbol sefirótico
expuesto en forma
de columna. Los
diez sefirot son los
pro-números

El alfabeto hebreo: se lee de derecha a izquierda.


Después de los dos puntos aparecen las
cinco letras finales, pero el alfabeto
consta de 22. Éstas y los 10 pro-números
son los llamados 32 senderos.

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¿Cábala, para qué?

¿Para qué sirve la cábala, qué beneficios puede reportar su estudio y cómo
podemos atraer al buscador hacia esta ciencia? Ante tales cuestiones no siempre
sabemos dar una respuesta apropiada pues depende de quién pregunte habrá un
tipo u otro de contestación. La cábala es como una novia amada de la que uno se
enamora sin responder a la razón. El enamoramiento viene a ser el sentimiento del
corazón fluyendo libremente como una corriente de fuerza que hace que toda
nuestra atención se centre en un solo objeto. La cábala no se puede enseñar, como
tampoco nadie nos puede enseñar a enamorarnos. Sin embargo, sí se puede
aprender. En cierta época de nuestra vida estamos más propensos al
enamoramiento. En las personas, también hay un momento en sus vidas en que
muchos planteamientos se vuelven caducos, en este tiempo miran hacia adentro
de sí mismos porque intuyen que la vida es algo más que las funciones fisiológicas
y algo más que las creencias que los elementos de la educación le hayan podido
infundir en su vida. Algunas personas en esa situación se convierten en
buscadores; entre éstos, los hay quienes muestran un deseo ferviente, de manera
que además de buscadores, son hombres y mujeres deseosos de conocimiento.
Este deseo los dirige hacia varios caminos, unos recorren la vía mental, otros, la
del corazón, cuando lo ideal sería conjugar las dos. El estudio de la cábala
responde a la satisfacción del deseo de conocimiento y comprende ambas vías.

En cuanto al beneficio que obtienen, habría que responder con la misma analogía
del enamoramiento ¿qué beneficio le reporta enamorarse? Si usted responde a
esto, también está respondiendo a lo otro, aunque seguramente estará arguyendo
razones para cosas del corazón, y como es sabido, el corazón no sabe de razones.
Sin embargo, como la cábala también cubre las necesidades intelectuales,
podríamos encontrar miles de razones. Pero como quiera que el deseo de
conocimiento, sea una cuestión personal, no creo que haya una forma de interesar
a alguien al que no le haya llegado su momento de búsqueda. Por tal motivo, el
presente trabajo está dirigido: a) A aquellos que se encuentran en el inicio de su
despertar de la consciencia. B) A aquellos que habiendo madurado el deseo
necesitan conocer unas cuantas cosas que les ayude a separar la paja del trigo. C.-
A los que habiéndose iniciado en el estudio de la cábala han descuidado la vía del
corazón.

La forma articulada de este trabajo contiene una estructura triangular. En una punta
del triángulo colocamos aspectos referidos a la Biblia, y que son necesarios
conocer desde un punto de vista histórico y oculto. En la segunda punta colocamos
los referidos a la cábala con algunas explicaciones que ayudan a levantar el velo
que la cubre. Y en la tercera punta del triángulo encontrará referencias al Ser desde
un punto de vista místico que, aunque menos extensos, son, si cabe, más
substanciosos.

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Los Misterios de la Cábala, -

La tradición cabalística ha sido desarrollada para un pueblo, el judío, y al pasar a


occidente, ha llegado envuelta en muchos misterios, aunque la mayoría de ellos
están producidos por una gran brecha que existe entre la construcción de una
lengua simbólica, el hebreo, perfectamente diseñada para la mentalidad judía, y
nuestras lenguas occidentales, las cuales crean otro método de construcción que
nos mentaliza de forma diferente. Esta diferente mentalización añade más misterios
a aquellos creados por los maestros y masoretas judíos quienes, a través del
lenguaje, de las veintidós letras del alfabeto hebreo, crean todo un hilo conductor
desde el inicio de la creación en el espacio intangible, hasta nuestra realidad
inmediata.

Tal estructuración viene dada por necesidades históricas del pueblo judío. De algún
modo podemos intuir que se han añadido “trucos” o ganchos para llevar la atención
de los judíos de la diáspora hacia las Escrituras.

La construcción de la cábala como método místico para alcanzar la idea de Unidad


por reintegración de nuevo en el Absoluto, está lleno de entretelas, precisamente
para que el judío desarrolle su intelecto a través del estudio y de la especulación.
Pero a la vez, para que se vuelva hacia dentro y medite sobre aquellas cosas que
va encontrando en su camino.

Este doble ejercicio producirá un despertar de la consciencia, con lo cual, si ello es


así, habrá cumplido su cometido. Por tanto, la cábala no es en sí misma un fin, sino
un medio eficaz de progreso humano. No obstante, también propone trabas y
autoengaños, para ello, es imprescindible que el estudiante se reúna en grupo y
discuta sobre todos los aspectos que va enfrentando. El placer o gozo del ego no
debería constituirse en envanecimiento, sino en el motor para continuar la
búsqueda del verdadero ego y hacer gozar éste a través de la más alta
experiencia.

El entusiasmo de los estudiantes y los engaños del yo nos lleva en muchos casos a
convertirnos en “adoradores de señales”, mientras que ellas se presentan ante
nosotros como indicadores del camino que debemos continuar recorriendo. A partir
de ahora mostraremos algunas de estas señales, las cuales nos servirán
únicamente para ver la forma en que los maestros judíos construyeron el relato de
la creación, para aumentar nuestra comprensión y correr los velos misteriosos que
envuelven a la cábala. Junto con esto se aconseja la discusión y la meditación, de
lo contrario, pasaremos unos momentos boquiabiertos, cosa que no añade nada a
la experiencia mística, que es, en suma, lo que se busca.

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En cábala, el alfabeto hebreo con sus veintidós letras – números consonantes, es
lo que sirve de base simbólica para expresar un buen número de ideas que si se
tuvieran que expresar literalmente, no seríamos capaces de hacerlo, pues un
símbolo encierra una elocuencia superior al nivel del lenguaje. Cada letra hebrea es
un símbolo, la combinación de letras forman una palabra, y éstas frases. De
manera que el símbolo se extiende como extensivas son las fases de la creación.
Las letras son piedras con las que se construyen casas – palabras -. Cada letra y
cada palabra, tienen un sentido fonético, un valor numérico y un misterio oculto
detrás de la forma. Por tanto, el alfabeto hebreo, el árbol de la vida, su diseño
tríadico, los pilares y otras disposiciones, son representaciones sintéticas de
verdades universales.
La fuente o diseño triangular, es un molde para extender la creación desde lo
desconocido hasta lo más cercano a nosotros. Un triángulo es igual a dos aspectos
enfrentados y un tercero equilibrándolos. Esta trinidad, ausente en la religión judía,
está muy patente en su mística, cuya base descansa además de en la Biblia, en el
Sepher Yetzirah (Libro de la Formación) y el Sepher ha Zohar (Libro del Esplendor).
Existen varias disposiciones simbólicas de la trinidad, una de ellas se presenta
como los platos de una balanza y el fiel mediando entre ellos. Sobre cada plato se
inscribe una letra madre hebrea: la shin a la derecha, la mem a la izquierda y la alef
mediando entre ellas. El fiel de la balanza se relaciona con la lengua, porque ésta
es la que graba, es decir, formula la palabra, eje de la creación tanto en el Génesis
como en el Sepher Yetzirah.

Otro aspecto de la idea tríplice está dada en las expresiones de pensamiento,


palabra y obra, tres elementos que son uno y que aunque nosotros los concebimos
en tiempos distintos, en la creación simbólica, ocurren en un mismo tiempo.

La representación más frecuente de la idea trinitaria, es el diseño del árbol de la


vida o sefirótico representado por tres columnas, una a la izquierda, otra a la
derecha y una tercera equilibrándolas. Muchas expresiones o sustantivos hebreos
podemos inscribir sobre estas columnas, por ejemplo, Abraham en la derecha,
Isaac en la izquierda y Jacob en el medio. Se incluye a continuación las tres letras
madres sobre el Árbol representado en columnas.
Alef
Mem Shin

Las tres letras madres


colocadas sobre las
columnas.

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Entre la alef y la tau (primera y última letra).-

En todo el Génesis hebreo, hay una partícula que no se traduce y por ello pierde su
significado, el cual, ha sido incluido como uno de los primeros misterios en la
creación. Nos estamos refiriendo a una fórmula, clave o partícula acusativa que se
suele escribir AT o ET y que hace referencia a la primera y última letra del alfabeto
hebreo: alef-tau.

Todo acto creador, generador o formador, e inclusive de sentido contrario, está


sostenido por dicha partícula. Nada hay dentro del relato de la creación en el que
no aparezca esta fórmula. En los cinco primeros capítulos del Génesis aparece
unas cincuenta y seis veces y del sexto al décimo unas cuarenta y dos, en total
noventa y ocho veces en solo diez capítulos. ¿Por qué no se traduce la partícula AT
ni su significado? ¿Cómo es que una clave que aparece 98 veces en 10 capítulos
puede pasar desapercibida?
El Génesis, atribuido a Moisés, está escrito de forma que se pueda leer desde tres
niveles diferentes: literal (y sí se quiere poético), simbólico y sagrado u oculto. Para
llegar al sentido sagrado hay que conocer el simbólico, pues no encontramos razón
para creer que un símbolo representa algo que se ve o se toca, mientras que
encontramos necesario la representación de cosas que no se pueden explicar y
que precisan de un símbolo.

Al estudiar el sentido de las palabras hebreas, si queremos llegar al significado


sagrado tendríamos que estudiar el simbólico. Las letras hebreas y las palabras
que construyen, siempre representan una figura visible (sentido literal) y una forma
oculta que se esconde a través de su valor numérico. Para entender esto mejor,
conoceremos que mientras nuestra cultura presenta signos para nuestro alfabeto y
otros signos para la numeración, de manera que podemos decir A-B-C o 1-2-3, en
la lengua hebrea, no existen dos series diferentes para letras y números, sino que
el mismo signo está representando tanto a la letra como al número. Otro problema
viene dado por el orden en la numeración el cual no tiene la progresión que
nosotros hacemos a partir del diez, lo cual veremos en su momento. Baste ahora
con saber que cuando sustantivos o frases distintas son reducidos a número y
sumados a través de un método conocido en algunos círculos como “reducción
teosófica”, aunque literalmente se lean diferentes, su sentido oculto es el mismo.
Este método de suma y reducción se conoce en cábala con la denominación de
gematría, palabra que proviene de geometría y que indica el valor numérico de las
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letras, de las palabras y de los textos hebreos. Todas las letras son usadas en la
creación, con excepción de aquello que escapa a dicha creación y que va a
constituir simbólicamente un “pecado”. Visto esto se puede decir que los
sustantivos del Génesis nos guiarán para desarrollar un mapa que extiende toda la
creación del universo, la creación del hombre y su relación con Dios.

Para indicar los actos de creación, ya sean de Dios o del hombre, los sacerdotes
han utilizado la fórmula AT, es decir, cada cosa que indique un acto creador, lleva
en el texto la partícula acusativa AT. Por tanto, que en el Génesis aparezca casi
cien veces en diez capítulos no es nada extraño si comprendemos qué método de
construcción están siguiendo aquellos que han incorporado al texto original una
serie de redacciones añadidas con el objetivo de “montar” una trama para una vía
mística de forma paralela al sentido literal del texto bíblico.

El primer capítulo del Génesis se titula con el nombre de “Berechit”, el cual se ha


traducido al español como “principio o comienzo”. Pero en hebreo, la denominación
berechit, tiene sus raíces en “be”, que se deriva del verbo “bara” y significa “por la
acción de”, y en “rechit” que se puede traducir por verbo, o vibración, si le damos
un sentido físico, o por Espíritu Santo, si le damos un sentido religioso. Por tanto, el
primer momento de la creación parece estar indicado por una primera vibración. No
es casualidad que dicho sustantivo (berechit) lo use Moisés como primer nombre.
Es el primer sustantivo del primer versículo del primer capítulo del primer libro de la
Biblia. Y tampoco es casualidad que unos mil doscientos años después, la misma
palabra, sea usada por San Juan el Evangelista para comenzar el prólogo de su
Evangelio.

La primera vez que aparece la fórmula AT, también es en el primer versículo del
primer capítulo del Génesis que en español diría: “En el principio creó Dios los
cielos y la tierra”, pero, que en el hebreo original (aunque usando nuestros
caracteres) diría: “Berechit bara Elohim AT Hashmaim vet herez”.
Berechit puede significar vibración en el sentido físico, pero en el lenguaje
espiritual, como hemos dicho, lo podemos traducir por Espíritu Santo. Visto así, el
primer acto creador viene dado por la acción del Espíritu Santo, pero queda, de
cualquier modo, cerrado entre la alef y la tau. Nada habrá, a partir de este
momento, que no quede guardado entre alef y tau, entre la primera y última letra de
las veintidós que forman el alfabeto hebreo.

Para los traductores de la Biblia no ha podido pasar inadvertido el número de


veces que aparece dicha partícula y su valor es simbólico, pero no se le ha dado
importancia a la fórmula AT. Los que estudian el Zohar, sean judíos o no,
encontrarán innumerables referencias a dicha partícula de la cual podrán sacar
ricos significados.

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Las letras hebreas forman una especie de esfera de la que nada escapa. No hay
que pensar de ello como una esfera en la cual se han insertado letras, sino que
dichas letras forman el cuerpo de la esfera. Una letra combinada con otra forma
una voz nueva. De manera que alef se puede asociar al resto de las veintiuna
letras. Bet, la siguiente, puede combinarse también con todas, y así
sucesivamente. Luego podrán combinarse dos con el resto, tres con el resto, etc.,
etc. Cada combinación produce una nueva idea. Por tanto, el interior de esa esfera
está iterconectada por estas combinaciones como si fueran las cañerías de una
casa. Se dice que hay 705.432 combinaciones creadoras, todas encerradas entre
la alef y la tau (esta cifra representa solamente el resultado de una de las posibles
combinaciones).

En el Berechit la fórmula se usa nueve veces, es la parte de la creación que nos


narra todo lo creado antes que el hombre apareciera. El segundo capítulo, el que
habla de volición, es decir, el que incluye al hombre y su aspecto volitivo (Eva), la
partícula es usada siete veces. Veamos algunos ejemplos: “Formó IHVH al
hombre... AT” (II, 6), o bien cuando dice: “Y fue el hombre en alma viviente... AT” (II,
6). Todo acto, como hemos dicho, queda encerrado entre alef-tau. Cuando un
padre tiene un hijo, cuando Dios crea el árbol de la vida. Cuando un río se bifurca,
quiere decir que sus ramas salen de él. Cada acto de este tipo también está
encerrado en AT, como en el II, 10, que dice: “...un río para llegar al huerto, y de allí
se repartía en cuatro ramales... AT”.

Todos los nombres de Dios que participan en la creación también llevan incluidos la
misma clave AT. El nombre de Dios en hebreo que más participa en la creación es
Elohim. En el capítulo tres del Génesis, el que se dedica a narrar el pecado original
por la atracción de Aicha (Eva) o fuerza volitiva de Adam, la fórmula aparece
también 7 veces. Precisamente, el pecado de Adam es crear algo fuera de la esfera
del Padre, es decir, fuera de AT. En el capítulo IV, uno que podríamos titular “La
Interacción” o “la multiplicación”, la fórmula aparece 14 veces. En el IV, 26, con la
genealogía descendente, cada nombre está seguido de la partícula AT: Kaim,
Henoch, Irad, Mahujael, Mathusalem, Lamech, Ada (y Zilla), Jabal (y Jubal),
Tubalcaim (y Naama), y luego, de nuevo Adam y Eva, Set, Enosh. En el capítulo V
se narra la preparación de los futuros habitantes de la tierra toda vez que se ha
creado algo fuera del Edén, fuera de la esfera o burbuja del Padre, como si fuera
una nueva burbuja sostenida por la primera. En este viaje del “cielo a la tierra” o
relación desde Adam hasta Noé, la partícula acusativa AT aparece veintiuna veces
al incluir la descendencia de Noé: Sem, Ham (Kam) y Jafet. Después se poblará la
tierra, se purifica, se asientan las especies, se crea un pacto de restauración y se
funda para diseminar sobre ellas las naciones según las lenguas, las costumbres y
las razas, hasta que aparece Abraham, que va a ser el que se introduzca a través
de un pasillo celeste para pasar desde lo oculto a lo visible, lo cual queda
representado en su simbólico viaje desde Ur a Jersusalem, y por la inclusión de la
hache (la Hé hebrea) en su nombre. En el capítulo sexto la fórmula se añade once
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veces, entre otras cosas, por la promesa de Dios de un pacto o alianza. Narra
también el diluvio y la selección que ha de ser introducida en el Arka. En el séptimo
describe el diluvio y la vinculación de las especies al Espíritu divino. En este
capítulo la fórmula aparece tres veces como idea de destrucción. Mientras que en
el octavo aparece nueve veces para asentar las especies rectas en la tierra. En el
noveno aparece trece veces para llevar a cabo el pacto y la restauración. El décimo
describe el asentamiento de las naciones y expresa un total de seis actos
extensibles, por ello, la partícula aparece seis veces.

La Biblia.-

“Erezt Israel fue la cuna del pueblo judío. Aquí se configuró su identidad espiritual,
religiosa y política. Fue aquí donde obtuvo categoría de estado, creó valores
culturales de importancia nacional y universal y le entregó al mundo el eterno libro
de los libros”. Con las anteriores palabras comienza la declaración de
independencia del estado de Israel. Notemos que dice “el eterno libro de los libros”,
es decir, la Biblia. En hebreo “el libro de los libros” es la forma superlativa, equivale
a decir, el más importante de los libros. La Biblia es el origen y base de tres
tradiciones: la judía, la cristiana y la musulmana.

El manuscrito más antiguo del Antiguo Testamento conocido es el Códex


Petropolitanus, del año 916 a. C. También se han encontrado rollos del siglo III a.
C. entre los manuscritos del Mar Muerto. Pero el canon de la Biblia hebraica fue
fijado por los judíos de Palestina prácticamente en la era cristiana, y aún hoy es
considerado por los judíos modernos. No contiene sino los libros hebreos, excepto
los escritos en griego de Esther y Daniel.

Nos referiremos solo al Antiguo Testamento o Biblia judía y tomamos como


referencia la Biblia de Jerusalem, en castellano, y la bilingüe hebreo-castellano de
Editorial Sinaí. En la de Jerusalem, después de los libros de Crónicas, aparecen los
libros de Esdras (Ezra en hebreo, lo cual equivale a socorro). De los cuatro libros
de este autor solo aparecen dos, los otros son apócrifos. En la Biblia bilingüe el
orden de los libros es diferente, aunque no su contenido. Uno de los más
importantes apócrifos es el Apocalipsis de Esdras. Tanto la Biblia de Jerusalem
como la bilingüe son Biblias masoréticas. Esto quiere decir que son consideradas
oficiales por la autoridad religiosa judía.

En la ortodoxia judía, Esdras está considerado como un segundo Moisés, pues


mientras éste no solo logró subjetivizar a Dios y objetivar a su representante en la
tierra, el hombre, sino que estableció la palabra como vínculo entre ambos (Dios-
hombre) como eje de la creación (Son los dichos de Dios los que crean, por
ejemplo, cuando Dios dice: “Hágase la luz”, “que haya un firmamento”, cuando dijo
“acumúlense las aguas”, etc. El hombre con su palabra, al pronunciar, también crea
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en su mente realidades, de manera que la palabra se convierte en la Biblia y en
nuestro diario quehacer en la herramienta de la creación). Esdras por su parte,
transformó la palabra oral en palabra escrita, instituyéndose como tradición y como
vínculo entre la autoridad religiosa y el creyente. Dicho de otra forma, Moisés
establece a través de la palabra un nudo que ata a Creador y criatura, y Esdras
reata esta unión fortaleciendo la relación entre sacerdote y pueblo. Para efectuar
esta unión que se había perdido, Esdras rescata la ley y las visiones proféticas y
les da una nueva forma más compleja que la original.

Para comprender la necesidad de realizar ciertas adaptaciones y la de incluir un


nuevo entramado sobre el texto ya escrito, con lo cual se empieza a tener distintos
niveles de lectura de un mismo texto bíblico, es necesario referirse a los hechos
históricos que guardan relación con el pueblo judío y su complejo devenir: sus
guerras, invasiones, deportaciones, exilios y cautiverios Sin embargo, para no
apartarnos del objetivo propuesto, mencionaremos sólo algunos de mucha
relevancia pues son los que van a marcar diferencias sustanciales en los textos
originales y que dan paso a las cuatro versiones conocidas del supuesto
Pentateuco de Moisés.

Respecto a la Ley, Moisés escribe sus obras, por lo menos un tetrateuco, alrededor
del 1300 a. C., pero a pesar de existir estos escritos desde esa fecha, no se
transmiten como tal entre el pueblo, sino que el sacerdote es el encargado de la
transmisión de la ley, por tanto, a pesar de la escritura, la tradición se plantea oral.
Pero las repetidas deportaciones de sacerdotes y profetas desvinculándolos del
pueblo, obliga a que esta tradición pase a escrita, cosa que ocurre a partir del
cautiverio de Babilonia (600 – 538 a. C.) y más específicamente a partir de Esdras.
Para esa fecha se conocen cuatro versiones de la ley: La “deuteronomista”, la cual
no aparece como texto escrito hasta el 780 a. C. Del 700 al 600, vuelve a perderse
y solo se transmite oralmente, y después del 600 se mantiene como texto escrito.
El libro denominado Deuteronomio, que le da nombre a esta versión, no parece
escrito por Moisés aunque forma parte del Pentateuco. Su aparición según algunos
autores ocurre de modo artificial. Versión “elohista”, la cual se desarrolla en Israel
del norte y que a pesar de que su origen está, al parecer, en el 1300 a. C., solo es
transmitida oralmente hasta cerca del 800, fecha en que pasó a transmitirse de
forma escrita. Esta versión, cuyo desarrollo se puede ubicar alrededor del 750 a.
C., va a tener que ver con la invasión asiria y la destrucción de Samaria en el 722.
La versión “yahvista”. Es la que menos vida oral tuvo, pues ya en el 1100 a. C., se
conocía su texto escrito, aunque como versión con esta denominación hay que
ubicarla en tiempos de Salomón. Los sustantivos de esta versión difieren en parte
de la “elohista”. Versión “sacerdotal”. Esta es quizás la más interesante pues
aunque es la misma ley de Moisés de tradición oral, es reescrita a partir del 538 a.
C. y aún más tarde, por sacerdotes judíos que se encontraban cautivos en
Babilonia. Indicamos el 538 porque es el primer año del reinado de Ciro el persa,
quien liberó a los judíos del cautiverio y permitió que regresaran a Jerusalem a
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reconstruir el Templo de Salomón que había sido destruido por el capitán de la
guardia de Nabucodonosor.

Como vemos, el desarrollo de dos de las versiones de la ley está influenciado por
dos acontecimientos históricos importantes: a) la invasión asiria en el 722 a. C. y b)
el cautiverio de Babilonia (600 – 538 a. C.). Las constantes diásporas, el haber
mantenido una tradición oral solo conocida por los sacerdotes de Leví y los fáciles
planteamientos teológicos de la religión judía antes del cautiverio, sumado a la
mentalidad judía, provocaron que el creyente se fuera apartando del nexo
establecido entre pueblo y ley. De ahí la necesidad de hacer más complejos los
aspectos teológicos con la incorporación de nuevas doctrinas posexhiliares y que
se reescribiera la Biblia haciéndola de lectura más enrevesada, lo cual obligaba al
pueblo a volver a las antiguas escrituras. Cuando los eruditos judíos procedentes
de Babilonia retornaron a Jerusalem, traían contenidos religiosos más elaborados
que los existentes entre el pueblo que se había quedado en Judá. Entre los que
retornaron se encuentran Esdras y Nehemías, además de Daniel, el profeta
posexhiliar más importante. A partir de Esdras podemos referirnos a los judíos
como el pueblo del libro. Y es a partir de Esdras que la teología judía se vuelve más
compleja dando paso a la versión Sacerdotal.

Algunos consideran a Esdras un cronista, otros lo consideran un profeta y también


un escriba. Hay quien dice que los libros de Nehemías pueden inclusive
atribuírsele. Esdras, aunque cita a varios profetas, apoya la doctrina posexhiliar
mesiánica que después encontramos en el Nuevo Testamento, la cual no existía
para los judíos preexiliares.

Esdras escribe su Apocalipsis mientras se encontraba en Babilonia, según


menciona el capítulo 1, versículo 1: “En el trigésimo año después de la caída de
nuestra ciudad (se refiere a Jersualem) me encontraba en Babilonia, yo Soutael,
llamado Esdras...”. Regresa a Jerusalem con el consentimiento de Ciro con dos
misiones muy definidas. Una de ellas la encontramos en Esdras I, 3 de su primer
libro canónico que dice: “¿Quién hay entre vosotros (habla Ciro) de todo su pueblo
que suba a Jerusalem y edifique la casa de Yahveh?”. Por tanto, Esdras viene a
iniciar la reconstrucción del Templo de Salomón la cual se finalizó en el 516 a. C.,
comenzando la era judía conocida como Segundo Templo. La otra misión de
Esdras la conocemos a través de su Apocalipsis. En este caso, Dios revela a
Esdras a través de Uriel (la luz de Dios) para que socorra (ezra) al pueblo que
había perdido el texto de la ley. En este libro, las narraciones se adornan con
semblanzas y ficciones muy apreciadas por los cabalistas.

Puede ser una coincidencia interesante que sea en la séptima revelación en la que
Dios ordena a Esdras volver a poner por escrito la ley que había desaparecido,
para lo cual reúne a cinco hombres hábiles en escritura y, por gracia divina, realizan
su tarea en cuarenta días. Visto esto, parece muy probable que la reescritura
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realizada por Esdras sobre los textos antiguos, se realice alrededor del 400 a. C.,
aunque la Biblia judía, logró su forma definitiva hacia finales del primer siglo de la
era cristiana. También es probable que Esdras sea, como hemos dicho, el punto de
partida de la versión sacerdotal de la ley.

¿Quién era Esdras? El mismo explica con orgullo su linaje remontándolo a Aarón,
por consiguiente, un sacerdote de Leví. En el 7.6 dice también que es un escriba
muy versado en la ley de Moisés. Esdras estudiaba y copiaba los libros legales y
litúrgicos. Al mismo tiempo incluía elaboraciones propias para darle a los aspectos
religiosos mayor complejidad de manera que el judío se viera obligado a recurrir
constantemente a las antiguas escrituras. Escribió el aspecto oculto de la ley a
través de un alfabeto simbólico hebreo cuando el arameo había desplazado a esta
lengua del uso común.

En la Biblia de Jerusalem, los traductores hacen comentarios previos al Pentateuco


y mencionan que a partir del capítulo del Génesis donde se empieza a narrar la
historia de Abraham, se ven incorporaciones redaccionales rabínicas, como si la
mano de varios autores se hubiera superpuesto. Para el autor de estas páginas lo
que hay son incorporaciones redaccionales sacerdotales, y el sacerdote principal
de la superposición es Esdras. Las frases alusivas a Dios y los sustantivos tendrán
a partir de Esdras un sentido externo y otro interno, solo apreciable por los
cabalistas que conocen una técnica llamada gematría, la cual ya hemos
mencionado pero que volveremos a ver más adelante. Para los cabalistas la Ley es
la permutación y extensión del nombre de Dios IHVH. Estudiando la Biblia desde
esta nueva perspectiva es como el judío pasa a ser estudioso de la Ley y no un
simple creyente. Porque el nuevo entramado obliga a tomar en cuenta los textos
con un nuevo punto de vista, es que se considera a Esdras un segundo Moisés.
Por otro lado, cuando en páginas anteriores mencionábamos la partícula alef-tau
como fórmula que cierra todo acto creador o destructor, estábamos aludiendo de
forma implícita a Esdras, de manera que el simbolismo de las letras hebreas y el
concepto religioso de que toda la creación está encerrada entre la alef y la tau, es
decir, dentro del alfabeto hebreo, alude a este sacerdote judío, aunque no tenemos
sino una simple presunción de este supuesto.

El libro que marca el comienzo de la cábala, es decir, la primera referencia escrita,


es el Sepher Yetzirah (el Libro de la Formación), de autor anónimo y que aparece
entre el 600 y el 300 a. C., es decir, en época posexiliar. El paralelismo entre este
libro y el Génesis de Moisés es muy estrecho. Ambos refieren la Creación, ambos
tienen como base el alfabeto hebreo y en ambos la palabra es el eje de la creación.
Esto nos podría hacer pensar que las incorporaciones redaccionales al Génesis y el
Sepher Yetzirah sean obra del mismo autor creador de un mismo simbolismo.

Texto del capítulo XIV, séptima revelación. Apocalipsis de Esdras, -

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“Después de tres días de espera bajo un árbol, oye una voz que se dirige a él y le
dice que el mundo está dividido en diez partes. La misma voz le indica que revelará
cosas que podrá enseñar y cosas que tendrá que mantener ocultas. Lo que ha de
enseñar se lo dará al pueblo y lo que tiene que mantener oculto solo lo podrá
transmitir a los sabios”. De ahí que la ley tenga un sentido externo y uno interno.

Buscando la Shej’inah

Ur Egipto Jerusalem Babilonia

Moisés Daniel
Abraham Ezra (Esdras)
Nehemías
Jeremías Joaquín

Configuración de la Biblia, -

En el esquema de la página siguiente podemos observar que la Biblia judía se


divide en tres partes: La Ley, que contiene el Pentateuco de Moisés, Los Profetas y
Los Escritos o Hagiógrafos. Los Profetas a su vez se dividen en Profetas
anteriores, es decir, los Jueces, y en Profetas posteriores que son los profetas
propiamente dichos. Se muestra de manera cronológica la aparición de los
diferentes textos. Es curioso observar que alrededor del 40% de los libros
aparecen cerca de la fecha del cautiverio de Babilonia. Y también resulta curioso
que entre el primero y el tercero Isaías haya unos 250 años, con lo cual tenemos
una demostración clara de que la Biblia se seguía escribiendo sobre el texto
original.

Respecto a los libros de Isaías tenemos la siguiente información. En Isaías 1.1,


dice el profeta: “Visión que Isaías tuvo en tiempos de Ozías, Joatam, Ajaz y
Ezequías, reyes de Judá”. Osías subió al trono en el 780 a. C. y Ezequías murió en
el 692 a. C., por tanto, el primer versículo sitúa a Isaías en el siglo VIII a. C. Por
otro lado, el segundo libro de Isaías continúa con un texto alusivo a Senaquerib,
hijo de Sargón (asirios) del que habla al final del primer libro. Esto muestra una
modificación muy marcada y repentina. Todo es distinto, lenguaje, estilo y
ambiente. Por tanto, el escritor del segundo libro parece ser otro distinto. En el
45.1, ya no habla de Ajaz, de Ezequías y de Senaquerib, sino de Ciro, que reinó
siglo y medio después de Senaquerib. El segundo libro de Isaías es uniforme
durante los primeros 55 capítulos, pero los finales, del 56 al 67, parecen escritos en
otra época, pues no dicen, como los otros, que el exilio pronto terminará, sino que
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lo da como un hecho sucedido. Estos capítulos parecen escribirse hacia el 450 a.
C., es decir, un siglo después del segundo Isaías y casi tres siglos después del
primer Isaías. De manera que la obra de Isaías recibió su forma definitiva unos
trescientos años después de la muerte del profeta. En cuanto a los mensajes, en el
primero introduce la idea del Mesías como un rey glorioso, guerrero y predice el
exilio. El segundo habla de un Mesías golpeado, herido y asesinado que cumple la
voluntad de Dios. En el segundo dice que el exilio terminará pronto. En el capítulo
56 el exilio ya pasó. Isaías convierte a Dios en un dios universal, no solo de los
judíos. El mensaje de Isaías en el 40.3, va a ser tomado posteriormente por Mateo,
el evangelista, para crear el soporte del ministerio de Jesús. También se observa
que en el orden de los versículos de Isaías ha habido arreglos, pues no son
sucesivos.

Cualquier análisis que se haga de la Biblia, la incorporación de un método para


lograr otra información a través de los sustantivos hebreos y el texto del capítulo
XIV de la séptima revelación del Apocalipsis de Esdras, nos dan pie para pensar
que el texto bíblico es puramente religioso elaborado según la necesidad.
La Biblia hebraica está dividida en tres partes siguiendo el orden siguiente:
A) La Ley.- Que a su vez contiene el Pentateuco. Los nombres hebreos de los cinco
libros aparecen al principio del texto: Berechit (Génesis). “Estos son los
nombres”1300(Exodo).
1200 1100 1000 llamó
“Y IHVH 900 a800Moisés 700 (Levítico).
600 500 “En 400el desierto”
300 200 100 0
(Números). “Estas ********************************** D ******************************Pentat: Gén.
son las palabras” (Deuteronomio).
Ley ******************************** E ******************************** Ex.
B) Los profetas, que a su vez tienen una subdivisión: Profetas anteriores (Josué,
Moisés
Moisés ********************************** J ******************************* Lev.
Los jueces, Samuel 1 y 2, Reyes 1 y2.) Los profetas
************************************************* posteriores Núm.
S **************** (Isaías,
Jeremías, Ezequiel, Daniel; y los doce profetas menores que enDeut. el orden
establecido por la vulgata son: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas,
Nahym, Habacuc, JosuéSofonías,
*********************************************
Ageo, Zacarías y Malaquías. 1 Macabeos
Profetas Jueces *********************************************
C) Los escritos o hagiógrafos:
1-2 Sam. 1-2 Rey 1-2 Cr.
Los Salmos o alabanzas Ag. Esdr/Neh
Job Amos Sof. Malq
Proverbios Os. Nah. Abd.
Ruth Jer.
En Cantar de los Cantares Miq. Hab Zac. 1-8 9-14
El Eclesiastés (“Qohelet”) Ez. Joel
1º Is. *******2º Is.*** 3º Is
Lamentaciones
Esther
Esdras (dos libros) Prv. *************************************************** 2 Macabeos
Nehemías
Escritos Jon. Ecl. Baruc
Crónicas Daniel
Desde Ruth a Esther reciben el nombre de “LosLament. cinco Job Tob Se leían
Rollos”. Eclesiástico
en las
Esther Sabid.
fiestas judías. Cántico
Cronología del Antiguo Testamento Ruth Judith
************* Salmos *************************************************
**** = Desarrollo de los textos y de las versiones.
D= Deuteronomio
E= Elhoista 14
J= Javista Reino de Israel (930-722 a.C.) Cautiverio Babilonia (600-518 a.C.)
S= Sacerdotal
15
De Ur a Jerusalem (Gn.)

Oriente Descendencia Abraham-Queturá

Descendencia
Ciudades
Abraham Sara
del norte
Isaac - Jacob Israel
Ur Jaram Egipto Sinaí Jericó Jerusalem
Moisés Ay David
Abraham Josué
(Éxodo)
Descendencia
Abram Agar Esaú
Ciudades
del sur
Ismael
Seir Ismaelitas

Siguiendo con la clave que se intenta desvelar, podemos decir que los sustantivos
anteriores como elementos del Génesis presentan varios significados que va a
depender del nivel de lectura que hagamos de ellos. En realidad, entre los místicos
judíos toda la tora tiene cuatro sentidos o niveles de lectura. Usan un acróstico de
cuatro letras hebreas que al castellanizarlas se leería “pardes”: La P es de la
palabra “pesat” que se entiende por el sentido literal del texto. La R viene de la
palabra “remez” que indica el sentido alegórico de la torá. La D se deriva de
“derasa” que indica la interpretación talmúdica o agádica. Y la S viene de “sod” que
manifiesta el sentido místico de la torá. Los que leen la Biblia se quedan en los dos
primeros estadíos: el literal y el alegórico. Los judíos adoctrinados incluyen lo de la
interpretación talmúdica. Mientras que los místicos, sean judíos o no son los que
buscan el sentido místico del texto. De manera que al decir Abram o Abraham,
estamos incluyendo una diferencia sustancial referente al nivel de la creación. Se
dice que en el siglo II, cuatro ancianos penetraron en el sentido de la torá a través
de la especulación sobre el “pardes”. Corrieron distinta suerte, saliendo airoso solo
aquel que supo dar con la clave del significado de las letras hebreas.

Orígenes y contenido del Sepher Yetzirah,-

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El Sefer Yetzirah (S.Y.) o Libro de la Formación es la primera obra conocida que
marca un principio o punto de partida de la tradición cabalística escrita. Es de autor
anónimo y su aparición, algo imprecisa, data del 600 al 300 a. C.

Es la simbología de las letras lo que da sentido al pasaje alusivo a Abraham y


Sarah en el Génesis, quienes no tenían descendencia hasta que Dios incorpora
una hache en sus nombres. Dicen, a este propósito, los cabalistas, que el nombre
de Dios IHV se completa con el nombre humano de Abraham y pasa a llamarse
IHVH. Por tanto, se puede fijar la fecha de las incorporaciones redaccionales
sacerdotales como orígen del Sefer Yetzirah. La fecha de dichas incorporaciones,
coinciden con las de la aparición del libro.

No sabemos si Esdras es el autor del Sefer Yetzirah, en la literatura hebrea


consultada, no aparece ninguna reseña a este respecto, sin embargo hay muchas
coincidencias en las fechas y en los estilos como para no pensar en este
sacerdote, quien conocía muy bien la obra de Moisés y de los profetas.

Es posible que el Sefer Yetzirah provenga de escritos anteriores al año 600 a. C. y


que se haya realizado algunas mezclas en él. Por ejemplo el capítulo VI no parece
guardar ninguna relación con el resto. Es en este capítulo donde el S.Y nombra en
forma exclusiva a Abraham, quizás para conectarlo con el Génesis e incorporar la
simbología de las letras al aspecto oculto de su nombre.

El caso es que el propio Sefer Yetzirah es un libro misterioso. Transcribiendo las


palabras del rabino y cabalista Aryeh Kaplan: “Si el autor pretendió ser oscuro, su
éxito fue completo. Solo empezamos a penetrar su halo de oscuridad tras el más
cuidadoso análisis, estudiando cada palabra en relación con sus paralelismos en la
literatura bíblica y talmúdica”.

El Sefer Yetzirah es un libro de meditación de profundo contenido y de una


sabiduría increíble, a pesar de ser un libro muy pequeño de solo mil trescientas
palabras en su versión corta y no más de dos mil quinientas en su versión larga. En
total existen cuatro versiones, igual que en la Torá, pues además de las aludidas
está la Saadia y Gra. Esta última es la más utilizada, contiene mil ochocientas
palabras. La versión Saadia es algo extraña, ya que presenta una disposición del
libro diferente a las otras tres. La versión corta usa los verbos en imperativo, las
demás en pasado. Los imperativos se ajustan mejor al sentido del tiempo de la
mentalidad judía.

El contenido del Sefer Yetzirah es dogmático en el sentido estricto, es decir,


“transmite lo que recibe sin añadir ni quitar nada”, pues las interpretaciones y
especulaciones las debe hacer uno, y son las que promueven la controversia, pero
esto, claro está, eliminaría el método meditativo. Por tanto, al ser conciso y sin
17
explicación, permite el trabajo de meditación sobre el propio texto como primer
paso del trabajo, luego vendrá la reflexión o interpretación con lo cual se completa
el método de imaginación y razón o revelación profética y reflexión, o bien
meditación y reflexión.

Exceptuando la versión Saadia, el Sefer Yetzirah consta de seis capítulos. En el


sexto como se dijo, hay una pequeña referencia a Abraham, esto permite a algunos
cabalistas adjudicar a este patriarca su autoría. Si embargo, otros cabalistas
implican a Moisés como receptor de esta tradición, sin embargo, el S.Y no nombra
a Moisés ni a ningún otro personaje con excepción de Abraham.

El primer capítulo introduce los sefirot 1, pero no presenta ningún dibujo ni nombres
de cada sefirah. Solo dice que son diez y no nueve, diez y no once. Menciona
también que la visión de los sefirot es como la de un rayo. Las representaciones del
árbol y los nombres de los sefirot, son desarrollados posteriormente por los
cabalistas. En una Biblia cristiana escrita en siríaco, aparece Cristo crucificado y la
relación de los sefirot con distintas partes de su cuerpo. Esto como otras
representaciones es producto de la mente humana, a partir de que conocieron el
contenido del Sefer Yetzirah, pero esto no quiere decir que esta obra contenga el
producto de la imaginación de cada lector.

Texto, número y comunicación (sefer, sefar y sipur), son claves en el Sefer Yetzirah.
Tanto los diez sefirot del primer capítulo como las veintidós letras del segundo
quedan grabadas en el espacio intangible. Aquí debe intervenir la meditación en el
texto, en el número primordial y en la comunicación. Dicho de otra forma, habría
que imaginar o visualizar el espacio físico y de esa “nada aparente” ir formando los
treinta y dos senderos (los diez sefirot y las veintidós letras), hasta que dicho
espacio pierda el vacío o nada aparente y quede totalmente lleno con las letras. El
Sefer Yetzirah dice que Dios (Yah) grabó las letras en ese espacio, las talló, es
decir, quitó lascas del espacio hasta dejar las letras. Noten que no se trata de llenar
el espacio, sino de quitarlo de la realidad material para que aparezca lo oculto. A
partir de esa formación-creación se medita.

Es posible que durante la visualización y/o meditación en los sefirot, ellos corran o
se muevan; puede ser que pasen ante nuestra imaginación, en ese momento,
siempre con nuestra imaginación, debemos correr tras ellos y engancharnos a
ellos, y desde ellos, meditar.

Los tres capítulos siguientes del S.Y., se refieren a la división de las letras
ubicándolas en relación con el universo, el hombre y el tiempo. Dice universo, alma
y año, y se puede entender como espacio, tiempo y consciencia. Aquí se muestra
otra vez la idea tríplice la cual vemos a menudo el S.Y... Estos capítulos del libro,

1
Sefirot es plural. Sefirah es singular. Se refiere a los pronúmeros o emanaciones. Se representan en forma de círculos y son 10
en total.
18
son más especulativos que meditativos, de ahí que se crea que los dos primeros
capítulos sean una combinación de escritos anteriores y el resto añadiduras
posteriores; y más posterior aún el texto del capítulo sexto.

El capitulo I de la versión corta del S.Y. contiene catorce secciones, mientras que el
capítulo II, sólo contiene seis. Como el contenido de estos dos capítulos es el
considerado como meditativo, transcribimos a continuación el texto siguiendo el
orden pero sin indicarlo, y prescindimos del resto de los capítulos por ser de
carácter especulativo o interpretativo. Utilizamos la versión corta porque es la que
usa los verbos en imperativo:

“Con 32 senderos místicos de Sabiduría graba Yah, El Señor de los Ejércitos, Dios
de Israel, el Dios Viviente, Rey del universo, Dios todopoderoso, clemente y
misericordioso, Elevado y Exaltado, que mora en la eternidad, cuyo nombre es
Santo, y crea Su universo con tres libros, con texto (sefer), con número (sefar) y
con comunicación (sipur).

Diez Sefirot de la Nada más veintidós letras de fundamento: Tres Madres, Siete
Dobles y Doce Elementales.

Diez Sefirot de la Nada: el número de los diez dedos, cinco opuestos a cinco; con
una única alianza precisamente en el medio, como la circuncisión de la lengua y la
circuncisión del miembro.

Diez sefirot de la Nada: diez y no nueve; diez y no once. Entiende con Sabiduría y
sé sabio con Entendimiento. Examina con ellas y escruta desde ellas. Haz que una
cosa se yerga sobre su esencia y haz que el Creador se siente en Su base.

Diez Sefirot de la Nada: su medida es diez que no tiene fin. Una profundidad del
principio, una profundidad del fin, una profundidad del bien, una profundidad del
mal, una profundidad arriba, una profundidad abajo, una profundidad del este, una
profundidad del oeste, una profundidad del norte, una profundidad del sur. El
Maestro único, Dios Rey fiel, domina sobre todas ellas desde su santa morada
hasta la eternidad de las eternidades.

Diez Sefirot de la Nada: su visión es como la ‘aparición del rayo’, su límite no tiene
fin. Su Palabra en ellas está ‘corriendo y regresando’. Se precipitan a su dicho
como un huracán y delante de su trono se postran.

Diez Sefirot de la Nada: su fin está contenido en su principio y su principio en su fin,


como la llama unida a la brasa. Porque el Maestro es único, no tiene segundo, y
antes del Uno, ¿qué se puede contar?

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Diez Sefirot de la Nada: refrena tu boca de hablar y tu corazón de pensar. Y si tu
corazón corre, regresa al lugar, como está escrito: “Las Chayot corrían y
regresaban” (Ezequiel 1:14). Respecto a esto se hizo la alianza.

Diez Sefirot de la Nada: Uno es el Aliento del Dios Vivo, bendito y bendecido es el
Nombre de la Vida de los mundos. Voz, Aliento y Palabra. Este es el Aliento Santo
(Ruach HaKodesh).

Dos: Aliento del Aliento. Con él graba y talla veintidós letras fundamento - tres
Madres, siete Dobles y doce Elementales - y un solo Aliento proviene de ellas.

Tres: Agua del Aliento. Con ella graba y talla el caos y el vacío, el cieno y el barro.
Grábalas a modo de parterre, tállalas parecidas a un muro, cúbrelas con un tipo de
techo.

Cuatro: Fuego de Agua. Con ella graba y talla el Trono de Gloria, Serafim, Ofanim,
Santas Chayot y ángeles Ministros. Con las tres establece su morada, como está
escrito: “Hace a sus ángeles de alientos, a sus ministros de fuego llameante.”
(Salmos 104:4).

Cinco: Con tres de las letras simples sella “lo alto”. Elige tres y ponlas en su gran
Nombre: YHV. Con ellas sella las seis extremidades. Encara hacia arriba y séllalo
con YHV.

Seis: Sella “lo bajo”. Encara hacia abajo y séllalo con YHV.

Siete: Sella “el este”. Encara hacia el frente y séllalo con YHV.

Ocho: Sella “el oeste”. Encara hacia atrás y séllalo con YHV.

Nueve: Sella “el sur”. Encara hacia la derecha y séllalo con YHV.

Diez: Sella “el norte”. Encara hacia la izquierda y séllalo con YHV.

Estas son las Diez Sefirot de la Nada. Uno es el Aliento del Dios Vivo, Aliento del
Aliento, Agua del Aliento, Fuego del Aliento, Fuego del agua y las extremidades,
arriba, abajo, este, oeste, norte y sur.
Veintidós letras de fundamento: tres Madres, siete Dobles y doce Elementales. Las
tres Madres, AMSh, su fundamento es el platillo del mérito, el platillo de la
responsabilidad y la lengua del decreto decidiendo entre ellos.

Veintidós letras: grábalas, tállalas, pésalas, permútalas y transfórmalas, y con ellas


dibuja el alma de todo lo que fue formado y todo lo que será formado en el futuro.

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Veintidós letras fundamento: están grabadas con la voz, talladas con el aliento y
establecidas en la boca en cinco lugares: AChHO, BVMP, GYKQ, DTLNTh,
ZSShRTz.

Veintidós letras fundamento: están colocadas en un círculo como 231 puertas. El


círculo gira adelante y atrás. Y esto es un signo: No hay bien superior al deleite
(ONG) y no mal peor que la plaga (NGO).
¿Cómo? Permútalas y transponlas, Alef con cada una y cada una con Alef; Bet con
cada una y cada una con Bet. Se repiten en un ciclo. Por tanto, todo lo que es
formado y todo lo que es hablado emana de un nombre.

Forma la sustancia a partir del caos y haz existir a la no existencia. Talla grandes
pilares de aire que no puede ser asido. Este es el signo: Uno prevé, transpone y
hace a toda la creación y a todas las palabras con un nombre. Y un signo de esto:
veintidós objetos en un cuerpo único.”

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Representació del Árbol de la Vida o sefirótico.- La Tríada y la Héptada

----------------------------

El primer triángulo es el mundo superior o Primera Trinidad de la cual surge todo lo


demás. Está formado por Corona (Kether), Sabiduría (Chokmah) y por
Entendimiento (Binah). El segundo triángulo está formado por Misericordia
(Chesed), Fuerza (Gevurah) y por Belleza o Equilibrio (Tiferet). El tercer triángulo lo
forman Victoria (Netzaj), Gloria (Hod) y Fundación (Yesod). La décima séfira que en
este diagrama queda fuera es El Reino (malkut). Los diez sefirotes se encuentran
en un nivel intangible, pero para nuestra mente entenderlo, los podemos dividir en
cuatro planos. El primer triángulo sería el mundo de la Emanación. El segundo es el
mundo de la Creación. El tercero es el de la Formación y Malkut o el Reino se
encuentra en el mundo de la acción.

22
Las 7 letras dobles sobre el
esquema tradicional del
árbol.-
1

3
2

5 4

8 7

10

23
Nota: Las tres letras madres se inscriben sobre los tres senderos horizontales del
árbol, las siete dobles sobre los verticales y las doce simples sobre los oblícuos.

El Árbol en forma de rueda (Visión del Carro de Ezequiel). La visión de Ezequiel


habla de cuatro ruedas, una dentro de otra. Se refiere a los cuatro niveles de la
creación. Es igual que si se representa el árbol cuatro veces con sus sefirotes
dentro de una burbuja.

1
3 2

5
4
6

8 7

10

24
La caída del hombre: mito de Adam.-

Cada cultura nos habla de un primer hombre. Cada narración se ajusta a la


mentalidad, lengua y costumbre en la que es contada. El Génesis narra la creación
del hombre según la mentalidad judía y siguiendo el método descrito anteriormente.
El problema nuestro, por tanto, es cultural. Quiere decir que hemos asumido por vía
religiosa una explicación del primer hombre contada a la manera de la mentalidad
judía pero no según nuestra mentalidad ni nuestra lengua. La brecha que se abre
es inmensa, la distancia entre culturas puede ser grande. Esto nos crea muchas
dudas y no muy buenos ánimos toda vez que estos asuntos no los podemos
analizar desde nuestra actual cultura, sin embargo, como constituyen creencias
religiosas, chocan ante nosotros pues nos damos cuenta de que creemos cosas
que no comprendemos. Por si fuera poco, se nos ha alimentado la cultura del
misterio, en vez de la del estudio y el conocimiento. La construcción gramatical que
gira alrededor de la creación del primer hombre nos puede dar la clave para
intentar entender algunos misterios y eliminar algunos conceptos erróneos.

Además del Génesis, existe otra fuente judía que nos habla de la creación. Se trata
del Sepher Yetzirah (libro de la formación), el cual es anónimo y se ubica entre el
600 y el 300 a.C. Junto con el Zohar, el Yetzirah, forma el núcleo de la instrucción
cabalística la cual se extiende por todo el Talmud. Para entender el misterio de la
creación, recurriremos a algunas explicaciones del Yetzirah.

En hebreo, la palabra creación tiene cuatro significados o niveles. Para lo que para
nosotros significa creación, se dice en hebreo “beriyah”, este es el primer tema que
debemos resolver pues todos los actos creadores no corresponden a este nivel de
creación: El primer o mas alto nivel es el designado “Atziluth” (emanaciones). Este
es un nivel difícil de comprender pues no hay en nuestra mente o consciencia
ninguna referencia que nos lo haga realidad. Un rabino lo llama “crear nada de
nada”. El segundo es el llamado “Briah”, el cual también es difícil de entender,
aunque a diferencia del primero, ya podemos empezar a verbalizar. El rabino de
referencia, Kaplan, lo llama “crear algo de la nada”. El tercer nivel es el llamado
“Yetzirah” (igual que el libro) e indica formar o nivel de formación, al cual le asigna
Kaplan la idea de “crear algo de algo”. El cuarto nivel es el correspondiente al
“Assiah” e indica el nivel de los hechos acaecidos o la función de las cosas
creadas, o si se prefiere, el nivel de la realización.

Los cuatro mundos en relación al hombre.-

Todos los procesos de la creación se encuentran implícitos en la fórmula AT como


hemos dicho, pero, cada uno de ellos puede referirse a un nivel determinado. De la
misma manera, cuando se trata de la creación del primer hombre, también vamos
a encontrar el mismo sentido en su construcción narrativa. Por tanto, ahora
25
podremos abordar este tema, ver la historia de Adam, su creación y expulsión del
paraíso, el pecado original o la ruptura del pacto y la promesa de restauración.

Siguiendo el mismo procedimiento cuádruple, cuando se alude al hombre, debemos


entender de qué nivel nos advierten. Para ello, habría que ver en el texto original
qué palabra se usa para designar la creación: Adam o Adam Kadmon, se refiere al
hombre arquetípico, sin diferenciación de sexo, excepto que lo consideremos
andrógino, y sin idea de multiplicidad. Es el alma del hombre, una sola alma, el
alma universal de la que participamos todos los humanos, todos los hombres y
mujeres sin diferenciación, y posiblemente todas las especies si alguien llega a
aceptar la presencia de alma en todas las criaturas, aunque en el orden de la
narración, éstas son creadas antes que el hombre. Geber también significa hombre.
A veces es llamado Adam oillat, hombre de los cielos. Y si nos referimos al hombre
en sentido de humanidad, multiplicado, la palabra que se usa es Enoch, aunque
aún no se puede hablar de un hombre de carne y hueso. El cuarto nivel que
describe al hombre es ISh, y habla del hombre con consciencia de retorno,
poseedor de la tradición o consciente del Señor. Esta raíz es parte del nombre
Ishrael (Israel) que involucra a toda la humanidad.

Mito y primera descendencia.-

“Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, a imagen de Dios los creó; varón
y hembra los creó” (Génesis I, 27). Crear o beriyah, como hemos visto, es crear
algo de la nada. En este nivel se está refiriendo a la creación del Adam-alma, que si
bien representa al total de la humanidad, no nos da aún la idea de multiplicidad.
Tampoco existe carne en sentido de cuerpo físico para la cual se usa la palabra
hebrea “basar”. Pero se puede decir “cuerpo de la humanidad” sin querer dar a
entender un cuerpo físico. Aún hoy cuando uno se refiere al cuerpo de la
humanidad, indica a los que fueron, son y serán. Por lo tanto, la referencia
creadora en este caso hace alusión al mundo de arriba. Semejanza en hebreo es
“selem” y se refiere a lo interior. De manera que cuando dice el Génesis que Dios
hizo al hombre a su imagen y semejanza se está refiriendo al alma, a lo interior.

“Formó pues IHVH (Dios) al hombre del polvo de la tierra y alentó en su nariz soplo
de vida; y fue el hombre en alma viviente” (Génesis II, 7). En este pasaje se usa la
palabra formar en vez de crear y también se sustituye el nombre de Dios Elohim
por de IHVH. A pesar de ello, aún no hemos descendido
al mundo de abajo. En algunos medios, este nivel al que hacemos alusión, se le
llama “teli”, voz hebrea que se deriva del verbo “talah” y que se traduce por colgar.
Nosotros lo entenderíamos mejor por la denominación “astral”. Elohim es el
creador, mientras que IHVH es el interlocutor con el hombre.

26
El Zohar refiere que a Adam se le había dotado de corona. Este es un símbolo que
se usa, para subir o bajar de nivel de creación. Por ejemplo, algo formado en
Yetzirah, al ser coronado, quiere decir que sube al nivel Briah. De la misma forma,
cuando se le quita la corona está indicando un descenso de nivel, del yetzirah al
assiah: “Cuando pecaron, fueron despojados de ellas (las coronas), y entonces
supieron que la muerte los llamaba. Que habían sido despojados de su exención y
que habían traído muerte para ellos y para todo el mundo” (Zohar I). Quiere decir
que el hombre se volvió mortal, por tanto con cuerpo carnal.

¿Cuál fue el pecado de Adam?-

Hemos visto que en todo el relato existe la fórmula AT y que todo acto creador está
encerrado en esta fórmula: Cuando Abraham genera a Isaac, éste a Jacob, éste a
sus hijos, etc. Cuando Dios crea el árbol, cuando se bifurca un río e inclusive
cuando se destruye algo anteriormente creado. Nada puede escapar a AT. Pues
bien, Adam se divorció de AT y “montó” una realidad por su cuenta. Este es el
pecado. Visto de otra forma es la pérdida de consciencia de Unidad y la toma de
consciencia de la multiplicidad. A partir de entonces, Adam, el inmortal, toma cuerpo
en sentido físico, se vuelve mortal, por tanto, perecedero. Esto lo recoge el Génesis
hacia el final del libro, cuando haciendo alusión a José, en el último versículo, dice
que es metido en una caja o que carga su ataúd en tierra de Egipto. El hombre a
partir de ese momento carga su ataúd en tierras de Egipto. Esto se interpreta como
el paso del mundo de arriba al mundo de abajo. Perdieron sus coronas y
descubrieron sus cuerpos y avergozáronse de su desnudez cosiendo hojas, o bien
“pecaron y fueron despojados de sus coronas y supieron que la muerte los llamaba”
(Zohar I).

La descripción anterior se refiere a cómo el Adam universal que solo era Ruach
(alma, o soplo de Dios en la nariz), acaba de tomar cuerpo físico el cual es mortal y
perecedero. El Zohar refiere también que en este paso, Adam tiene que aprender
las cosas del mundo físico relatadas allí como que aprendieron toda clase de
magias y encantamientos. Este es un momento dramático para un místico que
busca la unión con Dios, pues lo que describe es totalmente contrario, su
separación. Hoy en día el hombre continúa manteniendo esta consciencia de exilio,
se siente fuera del Paraíso, excomulgado o separado del Padre. Adam pasa de la
consciencia total, cósmica, a la consciencia mundana, multiplicadora. El camino del
hombre ish es a la inversa, busca la reintegración, la restauración o la salvación,
denominaciones sinónimas a pesar de la confusión que puede darnos el término
“salvación”. En el judaísmo hay solo un pecado principal, el de la separación del
hombre de Dios. Esa pérdida de consciencia unitiva que el Zohar cuenta como el
divorcio entre Adam y el alfabeto (la alef-tau). Desde los tiempos de Aarón se
tomaba un chivo para echarle la culpa de esta separación y que el pecado no
recayera en Israel. De ahí viene la frase de chivo expiatorio.

27
Adam llora amargamente y se arrepiente de esta separación. Esto se refleja en el
siguiente texto: “Y Dios lo hizo salir del Jardín del Edén”, hecho que se produce por
el divorcio de Adam con la fórmula AT. El pecado consiste, por tanto, en la pérdida
de consciencia de unidad, o lo que es lo mismo, hacer escapar la creación de la
esfera cerrada en la que se encontraba al principio y crear otro mundo fuera.

Dice también el Zohar que en la frase bíblica “y El expulsó al hombre”, se ha de


suponer que “él” es el sujeto y que “el hombre” es el objeto. Pero la verdad es que
hombre es el sujeto y el objeto es la partícula acusativa alef-tau, confirmando el
Zohar que el divorcio de la unidad está representado por el divorcio con la fórmula
alef-tau (Zohar I).

Entendido así, fue Adam quien fijó a los Querubines (los motores de la creación), el
que cerró la senda al paraíso, el que sometió el mundo al divorcio o separación de
los mundos superno e inferno. Ahora el camino hacia el árbol de la vida se haya
guardado. Debemos esperar entonces al Salvador o restaurador, al Mesías, al
hombre autorrealizado, a aquel que vuelva a unir lo separado. Mientras tanto esto
ocurre, Dios crea una serie de alianzas y promesas para que, a pesar de haberse
roto el pacto, la unión, la humanidad “ish” (Israel) encuentre una vía ascendente. Al
que lo alcance, le será ceñida una corona.

Kain, Abel y Seth.-

Habíamos dicho que Adam ahora es alma y cuerpo. Es como decir que nosotros
somos o tenemos una parte espiritual y una parte física. Pero esto siempre nos
dará idea de parte, de separación. Desde la realidad del cuerpo el alma es algo que
no vemos, corresponde al intelecto o a la imaginación su realidad. Sin embargo, el
que ha experimentado el Ser a través de la meditación o de un desdoblamiento de
consciencia, sabe que su ser espiritual es su todo, su verdad, la única realidad
existente, y la parte objetiva y subjetiva, una simple ilusión separatista. Un tercer
“cuerpo” o entidad se puede intuir desde esta parte de la consciencia. Es eso que
llamamos el astral. Es como una envoltura o medio que conecta lo espiritual con lo
físico y que en el texto hebreo se llama “teli” y que solo viene referido una sola vez.
También el Yetzirah (libro de la formación) hace referencia al teli. En el caso de
Cain y Abel se hace alusión al alma sin cuerpo (Abel) y al cuerpo sin alma (Cain),
pero no como seres apartes de Adam, sino como cualidades de él.

Aquí aparece, como en otros aspectos del Relato, la idea de dualidad. En el caso
de Adam, esta dualidad está relatada con la idea de separación. Dicho de otro
modo, Abel es el hijo del Adam-alma, mientras que Cain es el hijo del Adam-cuerpo.
Este último es mortal, por tanto, ejerce su función matando a su hermano. El Relato
alude que fue debido a la envidia porque Dios aceptaba con agrado los presentes
de Abel mientras que rechazaba los de Caín. Los presentes de Abel son de

28
naturaleza divina, los de Caín son los productos de la tierra, es decir, expresan la
separación del Padre.

Caín toma consciencia de su temporalidad y se arrepiente, vaga por la tierra


exaltando setenta veces siete a Abel, hasta encontrar descanso en un punto de la
tierra denominado el “arka”, de cuyos habitantes dice Jeremías “esos perecerán de
la tierra y de abajo de los cielos” (X.1). Abel y Caín representan la consciencia de
arriba, unitaria, y la consciencia de abajo, multiplicadora. Un tercer hijo, Seth,
traería la consciencia de los dos niveles. Dicho metafóricamente, es hijo del alma y
del cuerpo de Adam unidos (por tanto, con cuerpo astral añadido). Seth es el
primero que recuerda la ruptura del pacto a través de las letras del alfabeto hebreo.
Ninguna de las letras que recuerdan el pacto, se encuentran en el nombre Seth,
según dice el Zohar: “Con la ruptura del pacto las letras se trastocaron y vuelven a
su orden con el nacimiento de Seth y las sucesivas generaciones, aunque no fue
hasta que Israel llegó al Sinaí, que fueron finalmente restauradas”. Por tanto, la
idea de restauración se liga no solo a la alianza y a la venida del Mesías, sino que
también se haya en función del cumplimiento de la Ley. La presencia de Dios en la
tierra queda simbolizada con la shej’nah o altar, y el recuerdo de que dicho pacto
se debe fortalecer, con el hecho de guardar los rollos de la tora en el arka de la
alianza.

Como dice el Génesis, “macho y hembra los creó”. Esto quiere decir que Adam y
Eva son la misma cosa. Cuando dice que de una costilla de Adam crea a Eva
(Aicha), hay que recordar que en ese nivel de creación no hay idea de separación.
La concepción macho y hembra separada es un problema de nuestro lenguaje y
cultura.

El Adam de nuestros días.-

Adam ha sido coronado (sube de nivel) y descoronado cuando toma consciencia de


abajo. El Zohar relata esto así: “Te he hecho subir al jardín del Eden para que
ofrezcas allí sacrificios y tú has profanado el altar (la shej’nah); por eso decreto que
en adelante debas trabajar la tierra”. La realización de sacrificios tiene en la cultura
judía connotaciones dualistas entre el bien y el mal. El sacrificio es como tocar una
trompeta cuyo sonido suena en la región de Jacob y éste la sube hasta lo mas alto
haciendo que el sumo bien o Dios domine cualquier situación que el error humano
puede producir.

Actualmente nosotros somos Adam u hombres “ish” con vislumbres de un nivel


superior el cual debemos alcanzar a través de nuestra condición mundana. Por
tanto, hoy sigue existiendo Adam, y hoy se sigue trasladando de generación en
generación el pecado original, la idea de separación. Pero San Juan de la Cruz, en
“Llama de amor viva” nos cuenta que el hombre realizado puede llegar a un
matrimonio perfecto y sublime, al igual que nos lo cuentan otros místicos y sabios
29
de distintos tiempos y culturas. El conseguir esta Unidad se realiza a través de la
búsqueda de la simbólica “palabra perdida”, que no parece ser otra cosa que una
alta vibración para la que nos tenemos que preparar.

Mientras dure la idea de separación estaremos encontrándonos con el Adan de


nuestros días, como queda recogido en la presente alegoría: “Y acontece que
cuando el hombre está por partir de la vida, se le aparece Adam, el primer hombre,
y le pregunta por qué y en cuál estado abandona el mundo. El dice: ‘desdichado tú,
que por ti yo he de morir’. A lo cual Adam responde: ‘Hijo mío, yo he transgredido
un mandamiento y fui por ello castigado: mira tú cuántos mandamientos, positivos y
negativos (por hacer y por dejar de hacer), de tu Amo, has transgredido’ “(Zohar I)

Sobre el mito de la serpiente.-

Este es uno de los mitos más difíciles de desentrañar ya que las fuentes hebreas
no muestran totales coincidencias en sus explicaciones. Por tanto, nos referiremos
solo a aquellas que nos parecen más acordes y más dignas de tener en cuenta por
la solvencia de las autoridades referenciadas. Primeramente tenemos la idea de
serpiente como un reptil que se arrastra. Reptar no es igual a trepar. La serpiente
que atrae a Eva es una serpiente que se encuentra en un supuesto árbol al que
trepa, es decir, sube.

Como quiera que hemos dicho que Adam y Eva es lo mismo, lo que ahora
llamamos Eva en relación a la manzana y a la serpiente, no es otra cosa que la
cualidad volitiva de Adam, la cual se siente atraída hacia el mundo de abajo o
consciencia multiplicadora. Por tanto, la serpiente está representando la atracción
hacia otro nivel de consciencia. Debido a esto, muchos estudiosos relacionan la
serpiente con aspectos astronómicos y estos son los argumentos que nos han
parecido más congruentes para explicar el mito de la serpiente.

Precisamente el término “teli” al que hemos aludido como el astral y que se puede
considerar casi exclusivo del Sepher Yetzirah, está en relación directa con el tema
de la serpiente. En esta fuente lo encontramos en la sección I del capítulo VI,
mientras que en la Biblia se encuentra en Génesis XXVII, 3, cuando Isaac dice a
Esaú: “Coge tus instrumentos, tu “teli” 2 y tu arco”. Teli se refiere, según algunos, a
algo que “cuelga” o literalmente, “algo que cuelga a un costado”. Se aplica también
a una bola de la que cuelga un cordel. Para otros representa el eje imaginario
alrededor del cual giran los cielos. En todo caso, parece derivarse de la raíz
hebrea “talah” que significa “colgar”.

También se identifica teli con la serpiente polar, la cual se menciona en varios


versículos de la Biblia bajo varios nombres, entre ellos, Leviatán, como en el caso
2
Teli equivale a carcaj, ese artilugio que cuelga de un lado y contiene las flechas.
30
de Isaías XXVII, 1: “Aquel día, con su grande y dura espada, Dios visitará y
vencerá al Leviatán, la serpiente polar, y al Leviatán, la serpiente enroscada, y
matará al dragón del mar”.

Leviatán es uno de los muchos nombres conque la Biblia llama a Satán, aquella
parte del hombre que tiende a alejarse de la Unidad y que espera hasta el final
para ejercer su dominio. El sacrificio está relacionado con la idea de que no “gane”
esta parte de nosotros. Siguiendo con la explicación, Leviatán se identifica con una
figura imaginaria de la que “cuelga” la tierra y demás esferas celestes. Esta idea
también se encuentra dentro de un “midrash” (tradición oral judía), que dice que el
mundo cuelga de una aleta del Leviatán.

Sentimos inclinación por la explicación de Kaplan porque además de rabino es


graduado en física en una universidad estadounidense, y aunque no pretendemos
establecer importancia a los títulos, el que una persona pueda hacer congruente
las explicaciones de dos fuentes tan distintas como son la tradición judía y la física
actual nos parece más apropiado para nuestra mentalidad.

No obstante, tenemos también los comentarios de R. Eliazar R de Worms, quien da


al teli una forma de dragón celeste. Dicho dragón era adorado como una idólatra
deidad en tiempos remotos. Otros como R. Isaac de Acco, lo identifican con el dios
Baal.

La serpiente enroscada expresa el sexo hembra, mientras que una serpiente


extendida indica el sexo masculino. La constelación del dragón se suele relacionar
con la serpiente masculina, la cual está rodeada por la femenina, de ahí que el
Relato, indique que es Eva quien convence a Adam para que pruebe la manzana,
tal y como dice Jeremías en XXXI, 22: “Una mujer rodeará al varón”. Debemos
insistir, a pesar del sentido literal de los textos, evitar pensar en dos figuras
separadas cuando decimos Adam y Eva. La fuerza volitiva es el arquetipo Adam-
Eva. Cuando se dice los cielos de los cuales cuelga la tierra y las demás esferas,
no solo se le da a teli significado de cielo astronómico (espacio), sino a lo que
hemos llamado astral. Por eso, el relato bíblico habla del cielo y del cielo de la
tierra.

Por tanto, teli y serpiente se pueden relacionar. Como los comentarios de otros
autores que relacionan el teli con la vía lactea y dicen de ésta que es la serpiente
polar. Según esta explicación, teli sería el eje de la galaxia de la esfera celeste de
la que cuelgan las demás esferas que vemos en el espacio. Pero como dijimos, no
todas las explicaciones apuntan en el mismo sentido, lo que nos deja una puerta
abierta para continuar el estudio y discusión. Sin embargo, lo relacionamos con la
idea de separación, es decir, al principio solo existía una primera vibración que creó
un mundo cerrado en el cual el hombre gozaba de felicidad. Luego, ese hombre se
extendió y con él el espacio con sus esferas celestes y la tierra. Visto así, volvemos
31
a interpretar que esta creación o separación del mundo de arriba, ha sido contada
por los sacerdotes judíos como un divorcio del primer hombre con la fórmula AT.
Adam, antes de colgar del cielo gozaba del paraíso del Padre, cuando no existía
cielo ni estrellas, ni espacio, ni tiempo.

La segunda descendencia.-

Este es otro tema de difícil análisis pues a primera vista uno no entiende por qué
Dios se arrepiente de lo creado, lo borra y comienza de nuevo. Podemos decir que
la primera generación solo existió en el mundo de arriba y que no estaban
preparados para habitar la tierra. De ahí que el relato indique una nueva
descendencia a partir de Seth-Eva. Este tema presenta muchas controversias entre
los rabinos del Zohar. No obstante, el siguiente pasaje puede darnos materia para
reflexionar: “Cuando Adam pecó, el Santo, bendito sea, dijo: Desdichado tu, que
has debilitado la fuerza de arriba y has extinguido la luz celestial”. Y
enseguida lo arrojó del Jardín del Edén (Zohar I).

También podemos especular diciendo que Dios creó al hombre a imagen y


semejanza, pero que éste, al separarse, al hacerse multiconsciente, se separó de
esa semejanza, existiendo, a partir de ahí, una generación que bajó de los cielos y
una segunda que tiene que unir de nuevo la tierra al cielo. Esa es la descendencia
de Seth-Eva.

Las alianzas.-

La idea de unión indica una preparación adecuada de la humanidad. Dios busca


entre los justos establecer nuevos pactos con el objetivo de que algunos líderes
trabajen en la educación del género humano. El primero de ellos está representado
por la figura de Noé, de quien dice el Relato, nació con una señal. Su padre
observó que la shej’nah revoloteaba encima de él, por eso lo llamó Noé, que
literalmente significa “el que queda”. Noé es el encargado de enseñar al hombre de
la tierra a arar y trabajar el suelo con sus manos liberando a la tierra de maldición.
También se conoce a Noé como “un hombre del suelo” (Génesis IX, 20). Es al
primero que se le aplica la raíz “ish”, porque fue justo y liberó a la tierra de su
maldición. El es también el poseedor de la tradición, otro significado de “ish” que
abarca al total de la humanidad. Por tanto, es el primer hombre de la tierra que a
través de las naciones produce no solo la implantación de las razas sino la semilla
del retorno. Mas adelante veremos cómo se va desarrollando esta idea a través de
otros aliancistas. Sin embargo, no pensamos en un Noe carnal todavía.

32
Los pilares de la creación

Segunda luz Luz que era buena Primera luz


Agua Aire Fuego
Isaac Jacob Abraham
Madre Hijo Padre
Mem Alef Shin
Hé Vau Yod
Fuerza Equilibrio Misericordia

El diluvio universal.-

El cataclismo mencionado en muchas tradiciones mitológicas y religiosas cuya


narración nos habla de destrucción como castigo de Dios al hombre y su
consiguiente purificación por medio del agua, encierra varias enseñazas que
intentaremos desentrañar, o por lo menos esbozar algunos conceptos para que el
lector piense y, con su acción, extraiga alguna enseñanza. En el Génesis, por
ejemplo, la perversidad humana hace que Dios se lamente de haber creado a la
humanidad y decida destruir todas las cosas vivientes. Esta idea la encontramos
también en otros mitos diluvianos y habría que entenderlo como parte del proceso
de la creación. El virtuoso Noé, que tiene 600 años, resulta favorecido por Yahveh,
quien le enseña cómo construir un arca para preservar en ella a la posteridad
humana y a otras criaturas. En el nombre Noaj (Noe), podemos encontrar alguna
pista respecto al tema que nos ocupa, pues la tradición cabalística dice que él fue
el primer hombre “Ish”, entendiendo por ese término “el que posee la tradición”, es
decir, aquel que se encuentra con los conocimientos del hombre capaz de producir
33
la reintegración. Noe es el décimo patriarca contando desde Adam, de manera que
es el que cierra el primer árbol sefirótico (Malkuth) donde Dios establece su trono.
Nos referimos al árbol de la vida en su primer nivel o mundo de la emanación
donde Adam ocuparía la primera séfira y Noe la décima.

El Arca de Noé, en el Génesis (capítulos 6-9), es la nave en la que Noé se salvó a


sí mismo, a su familia y a “una pareja... de todo ser viviente... macho y hembra” del
diluvio enviado por Dios para destruir a la humanidad. La palabra castellana arca
viene del latín arca, que significa baúl o cofre. En la historia religiosa judía, Arca de
la Alianza significa el receptáculo en que se guardaban las tablas de la ley. Yahvéh
dio a Noé instrucciones precisas acerca de la estructura y de las dimensiones del
arca, de los materiales y modo de usarlos (Gén. 6,14-16), y le ordenó que llevase a
bordo una pareja de cada animal existente.

El diluvio bíblico tiene sus antecedentes más claros en la mitología mesopotámica


y remite a la realidad geográfica de una tierra sometida a repentinas crecidas de los
dos grandes ríos, el Tigris y el Éufrates. En el Poema de Gilgamesh, una epopeya
babilónica de origen sumerio, el gran dios Enlil envía un diluvio para destruir a la
humanidad; un hombre, Ut-Napishtim (se conoce también con otros dos nombres),
recibe instrucciones para construir un arca en forma de cubo y sobrevive en ella,
cargada con la semilla de todas las criaturas vivientes. La descripción de sus
preparativos y del viaje anticipa nítidamente la historia bíblica de Noé. No obstante,
en nuestros días, es más fácil entender que en un arca viajen las semillas o genes
de todos los animales de la tierra que los propios animales desarrollados.

Noé, hijo de Lamec, es el padre de toda la humanidad en el Antiguo Testamento y


en el Corán, por sobrevivir con su familia al Diluvio. (Gen. 6-9). Según el relato
bíblico, Noé fue salvado por su piedad cuando Dios, encolerizado por la corrupción
reinante en el mundo, lo destruyó con un diluvio que duró 40 días y 40 noches.
Ordenó a Noé que construyera un arca, una gran nave, y que subiera a ella con su
esposa, sus tres hijos —Sem, Cam y Jafet—, sus nueras y una pareja de todo ser
viviente existente sobre la tierra. El islam considera a Noé (Nuj) como uno de sus
profetas. En un episodio posterior al Diluvio, se atribuye a Noé el descubrimiento de
la elaboración del vino, por plantar una viña, una vez finalizado el diluvio, y beber
del vino hasta embriagarse (Gén. 9,20-27). Se dice que Noé vivió 950 años (Gén.
9,29).

Noe, escrito en hebreo con una “nun” de valor 50 y una “het” de valor 8, cuya suma
teosófica es 58, nos está hablando del plano que denominamos “briah” o creación
en el sentido de “crear algo de la nada”, y tiene, al hacer la reducción teosófica, un
valor de 4, (5+8 = 13, de donde 1+3 = 4) lo cual podemos interpretar como el origen
de la naturaleza. Por tanto, Noe es el padre de la humanidad y de todos los seres
del arca. Pero arca en hebreo se puede traducir al castellano con varios
significados: caja, tiempo, movimiento. Por otro lado, tiempo y tierra, en un
34
sentido ontológico, son sinónimos, de manera que Noe se convierte en el primer
hombre Ish de la tierra. Dicho de otra forma, mientras Adam es el arquetipo de
hombre, Noe es el Ish, el hombre terrenal. A este propósito, recordaremos que en
hebreo la palabra hombre tiene cuatro formas según el plano del que hablemos,
siendo Adam el del primer plano e Ish el del cuarto.

Mientras que los mitos del diluvio muestran el poder destructivo del agua, los mitos
de la creación suelen narrar los orígenes del mundo a partir de un abismo acuático
o de un mar primigenio (“Un viento de Dios aleteaba sobre las aguas”). A este
propósito debemos recordar que los días de la creación del Génesis comienzan en
la cuarta séfira del Árbol de la Vida, o sea, después de la primera trinidad, y que
esta trinidad suprema la cierra la letra “mem” símbolo del agua y la Virgen celestial,
que también se relaciona con las vírgenes que vemos en las iglesias con manto
azul (Virgen del Mar, del Rocío, etc.) El nombre de Dios que corresponde a este
nivel es IHVH.

En la mitología maya, Hunab Ku, es la deidad única, existente en sí misma, al


margen del tiempo y del espacio. Afirma su divinidad descendiendo al “segundo
nivel”, según los libros sagrados mayas, para crear el universo. En la concepción
monoteísta maya, Hunab Ku es un/a dios/a, agente libre que confía el gobierno del
mundo a dioses menores. Después de tres diluvios, Hunab Ku creó un mundo
habitado por enanos, un segundo poblado por un pueblo trasgresor y el tercero en
el que crecieron los mayas. Luego se juntaron todos y así apareció el mundo
actual, que desaparecerá bajo otro diluvio.

En la mitología griega, quien construye el arca es Deucalión, en tanto que en la


India, es el antepasado de la humanidad, Manu, quien, guiado por un pez al que
había salvado, construye un arca en el que se puede conservar la semilla de todas
las cosas. Tras el diluvio, el arca se posa en lo alto de una cima montañosa, Agri
Dagi, denominada Ararat en la Biblia, y Parnaso, Etna u otros en la mitología
griega. Los pasajeros humanos y animales desembarcan, una vez cumplido el
propósito del navío.

El arca sigue siendo un poderoso símbolo de seguridad, es la guía en medio de la


catástrofe. En este sentido, la supervivencia del arca de Noé en innumerables
canciones, juegos y juguetes de los niños occidentales destaca de entre las demás
imágenes bíblicas. Sin embargo, este comentario nos aleja del sentido esotérico del
arca el cual debemos mantener en mente. Tal es el de tiempo.

El mito australiano aborigen del Gran Diluvio, que destruye un mundo ya existente
e inicia un nuevo orden social, puede tener base histórica en los efectos de
elevación del nivel del mar cuando subieron las temperaturas después de la última
glaciación. En otras versiones, el diluvio es obra de la gran serpiente arco iris
Yulunggul, que lo envía furiosa porque han profanado su charca las dos hermanas
35
wawalag, Waimariwi and Boaliri, cuyos viajes cumplen un papel importante en los
mitos de creación aborigen.
Yulunggul devora a las hermanas y a sus dos hijos, pero después del diluvio las
vomita y crea así a los primeros habitantes del nuevo mundo.

En el Sepher Yetzirah comentado por el rabino Arieh Kaplan, el mito de la


serpiente, como ya se ha comentado, se relaciona con el momento de la creación
en que aparecen los cuerpos estelares, entre ellos la tierra. Recordaremos el
término “Teli” que solo aparece una vez en la Biblia y una vez en el Sepher
Yetzirah, y que se interpreta como “colgar”, como si los planetas, las estrellas y
demás cuerpos estelares estuvieran colgados en el espacio. De manera que el mito
de la serpiente arco iris Yulunggul parece decirnos que la creación es tragada en el
agua primigenia y de nuevo colocada en la tierra después del diluvio. O dicho de
otra forma, es el proceso natural de la creación desde su centro invisible hasta los
cuerpos estelares y la tierra.

El motivo del diluvio también aparece en la mitología india y griega; incluso en la


china, un héroe llamado Yu recibe el encargo del emperador Shun de mantener la
inundación bajo control; esta tarea le lleva trece años de duro esfuerzo, pero
finalmente resuelve el problema construyendo canales. Para compensar su
dedicación, el emperador abdica en su favor.

Antes del desarrollo de la geología científica y de la aparición de las teorías de la


evolución, en el siglo XIX, solía pensarse que el diluvio bíblico fue un
acontecimiento histórico (se creía que se habían conservado como reliquias
fragmentos del arca), aunque los estudios comparativos de la mitología mundial
han manifestado la existencia de numerosos mitos que hablan de la destrucción de
la antigua sociedad humana por un diluvio, y de la preservación de determinadas
criaturas escogidas en una nave similar al arca. El antecedente más evidente del
mito bíblico es la narración sumeria del diluvio, que existe en diversas versiones en
la mitología mesopotámica. Una característica común es que un hombre —que
según la versión se llama rey Ziusudra, Atrahasis o Utnapishtim— es advertido de
la intención de los dioses y construye una nave para sobrevivir.

Como vemos, el diluvio está íntimamente ligado al proceso de la creación, la cual


muestra una dirección agua-tierra. Los aspectos destructivos los podemos entender
como una forma de contar las cosas para que sea entendible por todas las mentes
humanas. Pero desde un punto de vista místico, no vemos ningún acto de
ensañamiento sino un proceso natural del devenir de la creación perenne. Visto con
el Arbol Sefirótico delante, asistimos al proceso de creación desde el agua, tercera
séfira (Binah), hasta la tierra, décima séfira (Malkuth).

36
Adam

Enós Set
(Binah)

Mahalalel Quenan

Jared

Matusalen Enoc

37
Lamec

Noe
(Malkuth)

Puede parecerle a alguien que entre Adam y Noe falten nombres que deben ocupar
una séfira, pero no es así, los personajes bíblicos tales como Eva, Caín y Abel son
parte integrante de Adam, es decir, Adam es el hombre arquetípico, la semilla o
germen del que saldrá la humanidad. Pero en cada hombre hay una Eva, esto es,
un aspecto volitivo, una atracción o fuerza centrífuga que lo hace tomar conciencia
del mundo exterior y olvidarse del mundo interior o Unidad del Ser. También existe
en un mismo hombre un Caín y un Abel, es decir, la misma fuerza volitiva que lo
conduce hacia el exterior produce el acto de matar a su hermano. Caín es el
asesino, pues arrastra al hombre hacia la multiplicidad y lo complace con las
vivencias del mundo infernal, cosa que no agrada a Dios. Pero en el hombre
también hay un Abel, el que se comunica íntimamente con Dios, “regalos que
agradan y complacen a Dios”.

Por lo tanto, los patriarcas desde Adam a Noe son diez y es también el medio en el
que se desenvuelve la creación, para pasar de lo cerrado a lo abierto, cosa que
ocurrirá con un nieto de Noe. También hemos visto que es el agua diluviana donde
comienza este viaje hacia la tierra (que en este árbol hemos representado con
Enós, el cual no hay que confundir con el Enoc de la séptima séfira, que es el que
no muere). En este árbol Jared es el equilibrio y Lamec el nudo que ata la creación
para dar paso a Noe. Luego vienen sus hijos Sem, Cam y Jafet y todos los
descendientes semitas cuya genealogía la vemos a partir de Abraham, lo cual nos
metería en otra historia pues representa la apertura o el paso de lo oculto a lo
manifestado. De manera que los diez patriarcas reseñados más arriba conforman
un primer árbol sefirótico. Pero dicho árbol aún se encuentra en el plano de la no
manifestación también llamado Atziluth o Emanación como habíamos dicho.

38
Abram y Abraham.-

En el extremo norte del antiguo Golfo Pérsico se encontraba la ciudad de Ur, patria
de Abram (sin hache), donde su padre Terah lo engendró junto con Najor y Haran
(Gen. XI. 26). Vendía ídolos que su padre fabricaba. Allí se casó con Saray (sin
hache), su mujer. No era de religión judía pues ésta aún no existía. Sin embargo,
va a ser considerado el padre del judaísmo. Abram es descendiente en noveno
orden de Sem, hijo de Noé, aunque en Exodo se indica otra posible descendencia.

No sabemos cuándo a los textos originales atribuidos a Moisés, se les practica


inclusiones rabínicas, pero según algunos entendidos, esto ocurre a partir del
capítulo XII del Génesis. Debido a esto, podemos considerar que hasta el capítulo
once, las referencias a Abram tienen un significado, mientras que las
incorporaciones redaccionales sacerdotales nos quieren dibujar algunos secretos
relacionados con la figura de Abram y su importancia como elemento de la
creación. Parecería una alusión al viaje de la humanidad del cielo a la tierra, a
través de un pasillo que recorre Abram. El mismo hecho de que mas adelante en el
Relato se le incorpore una hache al nombre, como veremos, parece indicar que
aquello que está cerrado, oculto, debe abrirse, manifestarse, extenderse. La línea
simbólica a partir del capítulo XII es muy rica en significado. A ello prestaremos
atención a continuación.

En el capítulo XIII, versículo 14, Dios pide a Abram que alce sus ojos y mire en
todas las direcciones: norte, sur, este, oeste, arriba y abajo, pues todas serán de
Abram y su descendencia. Todo el universo se nos ofrece en este acto pues las
seis direcciones conforman las dimensiones del espacio.

Ante Abram se presenta el que podemos llamar el primer sacerdote bíblico,


Melquisedec. Él le presenta pan y vino y lo bendijo diciéndole: “Bendito sea Abram
del Dios Altísimo, creador de cielos y tierra” (Gen. XIV, 19). Es a partir de este
suceso que Dios establece una promesa de alianza con Abram y que la ortodoxia
judía completa con la idea de la circuncisión.

Algunos quieren ver en Melquisedec el transmisor de la tradición cabalística. Sin


embargo, la relación del simbolismo de la hache incorporada al nombre de Abram
con la creación, no parece establecer ningún otro misterio con relación a
Melquisedec.

Otras fuentes como el Yetzirah y el Zohar establecen una ligazón entre la figura de
Abram y la creación, y no mencionan para nada a Melquisedec como aquel que
transmite la tradición o secretos de la cábala a Abram, excepto que consideremos
ya como tradicional algo que aún no ha ocurrido.

39
El Yetzirah incorpora a Abraham en su texto solo al final de las secciones, como si
fuera más de obligación, pues no alude al cambio de nombre, sino que le confiere
la misma cualidad creadora que le confiere a Dios. Por su lado, el Zohar, sí alude
la incorporación de la hache como hecho relevante y menciona, a este respecto,
que el nombre de Dios se completa gracias al nombre humano de Abraham.
También el Zohar se refiere a la incorporación de la hache en el nombre de Sarah.
Hay otra parte que refiere la edad de Abram en cuanto al tiempo de preparación
necesario para completar la creación: “noventa año” en vez de “noventa años” (en
singular año en vez de en plural a pesar de decir noventa). Los rabinos del Zohar
interpretan de que todos los años anteriores de Abram se cuentan como un solo
año y dicen: “Un único año y vida no había sido vida”.

La Hé hebrea (h), al igual que otras letras, tienen por sí mismas su significado
simbólico. La incorporación de las dos haches, la de Abraham y la de Sarah,
unidas, crean una “Yod” hebrea (i, j, y), es decir, Isaac.

En varios versículos del Génesis asistimos a la promesa que Dios hace a Abram
sobre su numerosa descendencia. Abram le dice que él y su mujer, Saray, ya son
viejos, inaptos para la procreación. Dios saca fuera a Abram y le hace observar las
estrellas del cielo. Le promete que su descendencia será incontable, como las
estrellas en el firmamento. El relato continúa entre promesas de Dios y quejas de
Abram, hasta que llegado un momento y, teniendo Abram cien años y Saray
noventa, Dios le dice que a partir de ahora no se llamará mas Abram sino Abraham,
mientras que a su mujer Saray, no la debe llamar mas así, sino Sarah. Y aunque
sabemos que por la incorporación de una hache, y más aún a tan avanzada edad,
no por ello se tiene descendencia, en el caso de ellos, gracias a ello, tuvieron a
Isaac.

La H indica “que lo que está cerrado, se abra”. Por tanto, en el capítulo XVII del
Génesis se nos narra el momento en que nuestro agujero negro dio paso al mundo
en que vivimos.

El nombre hebreo Saray significa princesa. El nombre hebreo Sarah significa


madre de reyes. Abram significa cerrado, oculto. Abraham significa abierto,
extendido.

Fulcanelli da a la H el significado simbólico de “lugar donde se guarda el Espíritu”, y


alude que la forma de hache de las fachadas de las catedrales del siglo XVI tiene
ese sentido.

La primera vez que aparece la hache en el Génesis, como pronombre, es en el


sexto día de la creación, es decir, en el momento que aparece el hombre en la
escena de la creación. Allí aparece como Hé, el cual no se encuentra en los
anteriores días de la creación referida al hombre.
40
La hache aparece doblemente en el tetragranmatón o sagrado nombre de cuatro
letras: IHVH, indicando el mundo de arriba y el mundo de abajo.

La ortodoxia judía coloca a Abraham, su hijo Isaac y el hijo de éste, Jacob, como
los tres padres del judaísmo. Actualmente, cuando se refieren a Dios, es fácil
escuchar decir, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. A este
último, Dios le cambia el nombre por el de Israel. Pero la I de Isaac, La I de Israel o
la J de Jacob, es la misma letra hebrea “YOD”, aquella que nace de la unión de dos
haches.

Algunos cabalistas, al diseñar el árbol de la vida en forma columnaria, colocan a


Abraham en una columna, a Isaac en oposición y a Jacob en la del medio.

Por tanto, desde Ur a Jerusalem, debe viajar la Shej’nah, la presencia de Dios en la


tierra, para desde allí conceptuar la idea de retorno. Ur es una raíz que podemos
traducir por sitio, lugar o ciudad. La encontramos en otras ciudades mesopotámicas
como Uruk y Nipur. Lo que quizás no advirtamos a simple vista es que Ur también
se encuentra en Jerusalem, debido a que castellanizamos su nombre hebreo: Ur-
shalom, ciudad de la paz. La U de Ur, al pasar al hebreo pasa como una “YOD”, la
cual al traducirse toma la jota de Jerusalem.

Para ir de Ur a Jerusalem, la humanidad deambula en todas las direcciones: 1) La


descendencia de Abram-Agar (los ismaelitas), viajan hacia Egipto. 2) La
descendencia Esaú-Judit (los edomitas), ocuparán las tierras del Seir. 3) La
descendencia de Abraham-Queturá (una vez fallecida Sarah), viaja hacia oriente. 4)
La descendencia de Abraham Sarah, a través de Isaac-Rebeca y de éste la de
Jacob-Raquel y Bilha, van hacia Egipto. Y 5) La de Abraham-Sarah a través de
Isaac-Rebeca y de Jacob-Lia y Zilpa, también viajan hacia Egipto. Estas cinco
ramas es la humanidad en el exilio que más adelante estará representada por la
estrella de cinco puntas, ocultada por un velo que está colocada simbólicamente
en el altar del Templo de Salomón.

Por tanto, “lej leja”, sal tú, de tu tierra, de tu parentela, hacia la tierra que yo te
indicare, es un viaje del cielo a la tierra que se concreta en Jerusalem. Es la salida
desde el Ain que precede la extensión creadora y que se transforma en algo abierto
a través de la transformación del nombre de Abraham. Es también la humanidad en
el exilio que encuentra su representación en el Templo de Salomón.

El Templo de Salomón en Jerusalem, contiene el secreto para edificar día a día


nuestro propio templo, a través de la palabra perdida. La llegada a Jersualem, nos
trae, con los profetas, el recuerdo de la alianza eterna simbolizada en el cáliz como
acto de restauración. Aquello que sale del seno de Dios debe volver a El.
Jerusalem es el cáliz en el que se deben fundir las naciones.
41
Ain

Ain Sof Or Ain Sof


Abram

Corona

Abraham

Abram es cerrado, oculto. Abraham es abierto, descubierto. La incorporación de la


hache en su nombre está indicando “aquello que está oculto que se abra”. Con la
física moderna podemos entenderlo como el la explosión o big-bang. Entre lo no
manifestado y la primera manifestación hay un abismo que la literatura llama caos o
nada. La corona (Kether) es el rostro de perfil, quiere decir que una parte de ella
está aún en la no manifestación. Esta apertura o big-ban la encontramos en la
cábala tardía correspondiente a Isaac Louria, mientras que en el Génesis está
contenido en el simbolismo de la hache del nombre Abraham. Antes de la hache no
tenía descendencia con su esposa Saray. Después de la hache en Abraham y en
Sarah, tuvieron a Isaac.

Tenemos la idea de que al principio todo era caos, oscuridad, de ahí que se
interprete el origen de la creación como “nada”. Sin embargo, entre los cabalistas
más antiguos se interpreta que la luz blanca y prístina es la que es invisible, por
tanto, a ella sería atribuible la idea de nada. Ellos hablan del nombre de Dios
escrito en letras de fuego negro sobre letras de fuego blanco. Es el contraste de la
dualidad lo que nos hace percibir algo, pero en el Principio Dios estaba impreso en
el fuego blanco, por eso era imperceptible.

El hombre como centro de la creación.-

Como vimos antes, el hombre en el Génesis aparece en el sexto día de la creación.


También aparece en el sexto día el pronombre “él” (he en hebreo y que nosotros
42
utilizamos tanto como artículo como pronombre). Este pronombre se relaciona con
el hombre tal y como lo expresa el texto al decir que Dios coloca al hombre al frente
de la creación para que se enseñoree y establezca el nombre de todas las cosas.
La cualidad del hombre de nombrar las cosas conecta al hombre con Dios.

Las alusiones del Yetzirah a los actos creadores del hombre son numerosas.
También hace alusión a la creación del hombre universal a través de las sefirot y
las letras hebreas. Las sefirot, (en singular sefira), son una serie de emanaciones
sucesivas y que en un total de diez forman el esquema del árbol de la vida. En
cuanto al hombre, estas cuestiones aparecen relacionadas allí con aspectos de la
mente y el cuerpo.

Por su parte el Zohar, aunque su nombre indica esplendor y es una alusión a la luz,
coloca al hombre como centro de la creación. La presencia del hombre en este
tratado de cinco volúmenes crea toda una doctrina y su propia filosofía abarcando
varios aspectos ontológicos.

También hemos visto que el sustantivo hombre tiene varios significados distintos en
relación al nivel del hombre al que nos refiramos. Dijimos que la primera idea es el
Adam Kadmon u hombre primordial el cual representa el arquetipo de la
humanidad. Desde esta idea se van desarrollando las demás hasta alcanzar la
realidad del hombre perecedero como se desprende de la expresión “hijo de mujer”.
Hay sin embargo una idea posterior relacionada con el hombre realizado o
reintegrado que la literatura mística llama el Mesías.

También dicen los textos reseñados que el hombre es el microcosmo, una


representación en miniatura del macrocosmo. Como también establece que los
trescientos sesenta y cinco huesos del cuerpo humano corresponden a los días del
año, y los doscientos cuarenta y ocho órganos con el número de prohibiciones de
la tora.

Dios, hombre y naturaleza, sustantivos de significado literal diferentes, son


contemplados en los textos como sinónimos. La naturaleza, la tierra en si, no solo
es el entorno en el que nos desenvolvemos sino que ambos, hombre y tierra, son la
misma cosa.

Cielo y tierra aparecen como opuestos, el hombre es el mediador entre ambos.


Esta idea de tesis, antítesis y síntesis la encontraremos en muchas ocasiones.
También podemos hablar de un hombre celeste y un hombre terrestre. Y el Mesías
que media entre ambos.

Su primer hábitat.-

43
El hombre celestial vive en el Paraíso o Jardín del Edén. En los términos y la
manera en que los concebimos volvemos a manifestar un problema de lenguaje.
Por ejemplo, la palabra jardín la juntamos con Edén como si el jardín
correspondiera a algún lugar en el espacio llamado Edén. El significado hebreo de
jardín (gan), indica, sin embargo, la fuente del cuerpo y del alma. Edén, por su
parte, designa la totalidad de los poderes celestiales o fuerzas que fluyen de El, y
del cual emanan las leyes que sustentan todo el universo, tanto el cielo como la
tierra. Un tercer aspecto es la vía o el medio por el cual tales fuerzas son
expresadas. Dicha vía es el “río” que riega el “jardín” del “Edén”. Notemos que cada
sustantivo contiene en si mismo una idea y, cómo la combinación de ellos contiene
una idea que supera la interpretación literal del pasaje del Génesis que dice: “...Y
salió un río del Edén para regar el jardín”.

Diremos lo mismo usando nuestro lenguaje. Hay un conjunto de leyes en perfecto


orden y armonía que podemos denominar lo Cósmico. El es la fuente de la vida, la
fuente de la luz y del amor. Es el centro del que emanan todas las fuerzas, las que
sustentan la naturaleza, las que forman parte del hombre en todos sus aspectos:
físico, mental y espiritual. Pues bien, cuando el Zohar se refiere a los Poderes del
Cósmico, los llama Edén. Cuando se refiere a El como fuente del Nous que
impregna todo con su doble energía, lo denomina jardín. Y cuando se refiere a la
vía por medio de la cual fluyen dichas energías, lo denomina río. Por tanto, la
expresión “el río que riega el jardín del Edén”, hace alusión a los canales por donde
fluyen las fuerzas del Padre desde su centro de poder. Ese es el primer medio
ambiente en el que se encontraba el hombre primordial. Por tanto, Hombre y
Cósmico o Dios es lo mismo.

44
EL ADAM KADMON Y LA DISTRIBUCIÓN DE LOS SEFIROTES

El hombre y los hombres

Desde el punto de vista de la psicología y sobretodo de la comunicación, el hombre


que aflora en nosotros es una de diez partes que somos. Solo un diez por ciento de
nosotros mismos es lo que entretiene a cada ser humano. Imagínense el despiste
tan grande que esto crea a la hora de auto identificarnos. Creemos que somos solo
una pequeña parte de lo que somos realmente. Es esta décima parte la que
razona, establece juicios, establece valores, conceptúa el bien y el mal, compara.
Es la que vive sumergida en la dualidad constante. Se encuentra prisionero de sus
creencias, de su educación, de la relación social y los acontecimientos que ocurren
a su alrededor ¿Puede un ser así tener libre albedrío?

45
El hombre
Zona
Oculta

Si el hombre en conciencia es como un iceberg que su mayor parte se encuentra


bajo la superficie del agua, es decir, de manera oculta, la vida y expresiones de la
mayor parte de sí mismo las debe interpretar como un sueño, aunque desde un
punto de vista místico se diga que ahí se encuentra la realidad verdadera y que la
quimera está en la parte ostensible.

Un hombre que medita o sueña, en realidad está comunicándose con esa parte
oculta de sí mismo. Si es capaz de profundizar en su ser descubrirá que en él
mismo está la conciencia unitiva. Cuando sale del estado de meditación, después
de haber alcanzado un nivel profundo, vuelve a la conciencia de su décima parte,
pero ahora tendrá un entendimiento de que todo es el Ser o el Absoluto
manifestándose de muchas formas.

Para Ibn Arabi hay dos categorías de hombres, los que llegan a aprehender lo
Absoluto y los que no. Cuando se refiere a los primeros los coloca en un rango
superior respecto a las demás criaturas y elementos que conforma nuestro
universo, vale decir, los minerales, los vegetales y los animales. Ese sería el
Hombre superior. Pero si habla de un hombre individualizado, lo coloca por debajo
de los minerales, los vegetales y los animales, porque su razón, su educación, los
conceptos que adquiere y el gobierno que le da a su vida debido a su propio
pensar, lo colocan por debajo de las otras especies, las cuales, al no tener el
aspecto de auto conciencia, y por lo tanto, no desvirtuar sus cometidos, manifiestan
más fielmente las funciones de lo Absoluto.
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Cuando decimos la repetida expresión “Conócete a ti mismo” nos estamos
refiriendo a la acción de emprender la tarea de llegar a conocer todo lo que somos,
por eso en los estudios se dice que para aprender hay que desaprender todos los
conceptos erróneos que nuestra razón y educación nos han ido creando. El profeta
Mahoma dice en el Corán que el que se conoce a sí mismo conoce a Su señor, con
ello quiere decir, referente al señor, el hecho de llegar a tener la experiencia de uno
mismo. Por eso debemos ser disciplinados con el trabajo de sanctum e intentar
todos los días el actuar para nosotros. También usamos una expresión que dice
que cuando el discípulo está preparado el maestro aparece. Interpreto que el
maestro es uno mismo en su más extensa realización, pero que para ello
necesitamos de la acción diaria.

Como hombre social observamos cosas que quisiéramos cambiar, sin embargo,
muy poca acción hacia el exterior podremos ejercer que no sea aquella que se
impregne en los demás a través de nuestro ejemplo. No podemos cambiar un día
gris, o que el vecino tenga un berrinche, o que el cielo esté nublado o azul.
Tenemos, no obstante, muchas oportunidades para cambiar nuestro mundo interior,
podemos cada día ser un poco mejor, podemos ponernos metas alcanzables, con
paciencia y con tino podemos cambiar muchas cosas en nosotros. El cambio de la
sociedad no se puede ejercer sin nuestro cambio personal.

¿A qué se refiere el cambio en uno mismo? Quizás podemos indicarlo como el


abandono del hombre individualizado (los hombres) y la recuperación del primer
estado de conciencia (el Hombre). En un principio el hombre primigenio tenía en su
nombre la indicación de Primer Estado: Adam Kadmon. Luego este hombre perdió
la corona, es decir, bajó de nivel hasta llegar a la individualización. Ahora queremos
volver a recuperar aquello que aún somos, pero que por el uso de la razón y la
educación recibida parece que hemos perdido. Ibn Arabi propone como cambio
personal, la auto aniquilación, esto es, borrar de nosotros el ego que individualiza.
Me gusta la expresión que usa Chuangzí como método para conseguirlo: “Sentarse
en el olvido”. En medios cristianos se dice que Adam desintegra y Jesús el Cristo
reintegra, porque todo el ministerio de Jesús se centró en las enseñanzas para
volver al Padre.

El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, pero el hombre


individualizado dista mucho de parecerse al Primer Estado. Allí no hay dualidad ni
puntos de comparación. En la individualización, la dualidad está siempre presente y
proliferan las comparaciones. Cuando el alma en el hombre es percibida solo como
la personalidad individual no nos parece el alma pura del Edén, no es Neshamah,
el Absoluto, ni siquiera Ruach o Sustancia de la vida interior que Dios insufla en la
nariz del Hombre, y ni siquiera reconocemos en la individualización a Nefesh como
Fuerza Vital que nos provee de impulsos para relacionarnos con el entorno. El

47
divorcio que apreciamos entre el Primer Estado y la conciencia que exhibimos es el
llamado pecado original.

Por eso la tradición, sea cual sea la cultura que lo preconiza, nos impele a que
actuemos sobre nosotros mismos. En una escuela cercana a nosotros se dice que
trabajemos siete aspectos en nosotros para no caer en sus opuestos. Estos siete
aspectos son: Sabiduría, Riqueza, Semilla (germinación), Vida, Dominio, Paz y
Gracia.

Respecto al término “semejanza” (selem en hebreo) y referido a que Dios hace al


hombre a su imagen y semejanza, tenemos que recurrir a Maimónides y su “Guía
de Descarriados” para entender la intención del término. Dice él que si
interpretamos semejanza como forma, podemos inferir que Dios tiene una forma
determinada, y no es así. El término “semejanza” (selem) se refiere a la idea, de
manera que “en el hombre, la forma o idea es aquel elemento que le otorga
concepción humana, y, en razón de su percepción intelectual, se emplea la palabra
‘selem’ en el versículo”. De manera que hacer el hombre a imagen y semejanza de
Dios se está refiriendo a lo interno en él y no a lo externo. Es precisamente esta
capacidad intelectiva del hombre en su Primer Estado, lo que luego pierde al pasar
a la conciencia múltiple.

El paso del Ser absoluto a la actualización fenoménica lo describe Ibn Arabi usando
una palabra árabe que es sinónima de “emanación” o manifestación. Un seguidor
de él, Al Qasani, formula este paso desde lo absoluto hasta la multiplicidad a través
de una serie de estratos. Vamos a transcribirlos tomando como base la obra de
Toshihiko Izutsu de Ediciones Siruela y que tiene por título “Sufismo y Taoísmo”:

 El Ser es una única realidad (ain) que es lo Absoluto.


 El Ser en el primer estrato sigue estando libre de limitaciones, es Adam. De
momento no se produce manifestación alguna. El Ser sigue siendo la Esencia
absoluta, pero es el punto de partida de todos los estadios ontológicos
subsiguientes. Ya no es la esencia per se en su oscuridad metafísica.
 En el segundo estrato el Ser se determina por una especie de determinación
global. Se refiere a la actividad y pasividad de los aspectos divinos del Ser.
Pero en esta fase el Uno sigue siendo Uno, aún no se ha dividido en
multiplicidad, pero lo Absoluto está potencialmente articulado.
 El tercer estrato es la fase de la Unidad divina. Aquí, todas las auto-
determinaciones activas y efectivas se realizan como conjunto integral.
 El cuarto estrato es la fase en que la Unidad divina del estrato anterior se
divide en auto-determinaciones independientes. Es en esta fase en que
asignamos nombres a Dios.
 El quinto estrato incluye en forma de unidad todas las determinaciones de
carácter pasivo. Representa la unidad de las cosas creadas y posibles del
mundo del devenir.
48
 En el sexto estrato la unidad del estrato anterior se disuelve y transforma en
las cosas y propiedades existentes. Es el estadio del mundo. Todos los
géneros, especies, individuos, partes, relaciones, etc., se actualizan en este
estadio.

Esto anterior lo podemos aplicar también al Hombre que va pasando de un estadio


a otro hasta llegar a la individualización (los hombres).

Para Ibn Arabi el Hombre es el conocedor (arif), mismo término que usa Luria para
describir la creación del Hombre. Respecto al devenir de lo Absoluto, dice el sufí,
que la primera etapa en su manifestación es la Santísima Emanación, es la fase en
que lo Absoluto se manifiesta a sí mismo. En términos modernos, es la eclosión de
la autoconciencia en lo Absoluto. Como dijo alguien “es la eterna manifestación de
la Esencia a sí misma”.

En la mística sufí de Ibn Arabi, las leyes corresponden y están sujetas a arquetipos
estables y determinados por el propio Absoluto, de manera que Dios responde y
actúa según estos arquetipos. De la misma forma, el hombre no puede contravenir
lo establecido. De manera que todas nuestras discusiones sobre el bien y el mal,
vistas dentro del marco de los arquetipos establecidos, de pronto desaparecen. Si
un hombre hace algo inconveniente no se está saliendo de los arquetipos
prefijados y ni siquiera está contraviniendo ninguna ley divina. Cuando un hombre
obtiene algo bueno es él quien se lo otorga a sí mismo. Y cuando obtiene algo malo
él mismo se inflinge el castigo. Es igual que lo que conocemos a través de la ley del
karma. Siempre hemos dicho que el karma no es algo personal sino una
consecuencia de nuestra actuación, pero sea la consecuencia conveniente o
inconveniente, siempre está dentro de la ley, es decir, se efectuará
consecuentemente con nuestro pensamiento, palabra y obra. Por tanto, el hombre,
al hacer el bien o al hacer el mal, siempre está actuando dentro de la ley, pues ella
producirá como efecto lo consecuente a la acción producida.

Visto lo anterior, el que el Hombre haya pasado de su Primer Estado al del hombre
individualizado, al de la multiplicidad, al del error de auto-identificación, no tiene
nada de pecado, sino que corresponde al propio devenir de lo Absoluto. Parece
que han sido las religiones empeñadas en controlar a su grey, quienes han vendido
la idea del pecado original sin entender que, si bien no es afortunado el separarnos
de Dios, no nos ha quedado otro remedio, pues es algo que está dentro de la ley.
Ello se ha producido dentro de la propia ley. Ahora estamos pues en situación de
reconvertirnos de nuevo en conocedores (arif), es decir, de recuperar el estado de
conciencia unitivo, lo cual también haremos dentro de la ley.

La caída del hombre en el Zohar la explican como el divorcio entre Adam y la


partícula acusativa alef-tau, porque desde el punto de vista ortodoxo, toda creación
fuera del alfabeto hebreo, es pecado. Sin embargo, En la visión de Ibn Arabi, la
49
caída aparece como un hecho irremediable porque es parte del devenir de lo
Absoluto. Desde los tiempos de Aarón se tomaba un macho cabrío para echarle la
culpa de la separación y que ésta no recayera en el pueblo. De ahí viene la
expresión de “chivo expiatorio”.

Volviendo a Ibn Arabi, veamos una interpretación más profunda de las cuestiones
de este tipo, es la siguiente: “Todas las cosas ‘posibles’ tienen su raíz en la
inexistencia. Lo que se suele considerar como su ‘existencia’ no es sino la
existencia de lo Absoluto apareciendo en las diversas formas de los modos de ser
propios de las cosas ‘posibles’ en si y en sus esencias. Merced a ello entenderás
quien goza realmente y quien sufre realmente…También entenderá por ello cuál es
la consecuencia real de cada estado o acción del hombre”.

Sobre el alma en el hombre.-

El alma es de naturaleza tríplice, dos en oposición y una tercera mediando entre


ellas: Neshamah, Ruaj y Nefesh. Si se hace referencia a los tres grados del alma
en forma global, suele aparecer expresado en la Biblia con la expresión “con toda
tu alma”, tal y como lo menciona Elías. No es que el alma sean tres cosas, sino que
tiene tres aspectos que la forman o tres momentos: Nefesh significa vitalidad o
Fuerza Vital. Es lo que provee al hombre de sentimientos e impulsos que le
conectan con el entorno. Neshamah es la contrapartida, es el aliento de la
espiritualidad mas elevada, es la que está vinculada al Cósmico. Ruaj o Ruach es
el aire o sustancia de vida interior que interconecta a Nefesh con Neshamah. Pero,
insistimos, es una sola alma, tal y como se deduce del uso del pronombre “yo”
(ajoni), lo cual le da idea de unidad a pesar de sus cualidades tríplices. Esta
expresión unitaria la encontramos en la expresión divina “Yo soy el que soy”
correspondiente a uno de los diez nombres de Dios.

El Alma, Principio Universal

En muchas religiones y filosofías se define el alma como el elemento inmaterial


que, junto con el cuerpo material, constituye al ser humano individual. La dualidad
cuerpo-alma como constituyente del ser humano está presente en prácticamente
todas las filosofías. El alma se concibe como un principio interno, vital y espiritual,
fuente de todas las funciones físicas y en concreto de las actividades mentales. Por
tanto, podemos aludir no solo a una dualidad sino a una trinidad: alma, mente y
cuerpo.

En el hinduismo antiguo, el alma (atmán) estaba considerada como el principio que


controla todas las actividades y define la identidad de uno y su conciencia. Las
obras filosóficas hindúes, los Upanisad, identifican el atmán con lo divino
50
(Brahman), añadiendo una dimensión eterna al alma. Vinculado estrechamente a
ello, el alma humana es atrapada en el ciclo de la reencarnación hasta que alcanza
la purificación y el conocimiento, entonces se funde de nuevo con la realidad
última.

El budismo es único en la historia de las religiones porque afirma que el alma


individual es una ilusión producida por diversas influencias psicológicas y
fisiológicas. No tiene concepción de un alma o ser que pueda sobrevivir a la
muerte. El punto de vista budista sobre la reencarnación no es otro que el de una
cadena de consecuencias mediatizadas por cualquier identidad continuada, aunque
en la creencia popular esta sutileza se suele perder y los seguidores consideran a
los muertos como almas transmigratorias.

La religión china postula un alma dual, dividida en una parte más baja, más material
(el p'o) y una parte mental más elevada (el hun). La primera muere con el cuerpo y
la última sobrevive a la muerte y se convierte en el foco de adoración de los
antepasados.

En el judaísmo primitivo se define la personalidad humana en su conjunto, sin


hacer una clara distinción entre el cuerpo y el alma. Posteriormente el asunto del
alma fue más ampliamente desarrollado por los profetas y usaron los tres nombres
aludidos para designar tres grados constitutivos del alma: Neshamah, Ruaj y
Nefesh. Con el desarrollo de la cábala judía y bajo la idea de la constitución del
hombre esos tres niveles se van a ver más detalladamente. Cuando hablamos del
alma en el hombre usamos su genérico para todos los nombres. Este nombre
genérico, alma, recibe a su vez muchos nombres: reina, matrona, shej’inah, novia,
hermana, doncella, esposa, gacela, cuyos registros los encontramos en el Cantar
de los Cantares, en el Zohar y en algunos otros escritos de corte místico.

La Cábala Dogmática, también llamada teórica, contiene concepciones filosóficas


respecto a Dios, los ángeles y demás seres espirituales. Estudia al hombre, el alma
humana y sus distintos aspectos, la preexistencia y la reencarnación, así como los
distintos planos de existencia. Hace hincapié en la importancia de la Ley revelada y
está fundamentada en los siete ideales siguientes:

1.- Que Dios, el Santo, el Ain Sof, no fue el creador directo del mundo, sino que
todas las cosas surgen de una fuente primordial en emanaciones sucesivas. Por
tanto, el universo es Dios manifestado.
2.- Que todo lo que percibimos o conocemos se halla formado en el mundo
sefirótico.
3.- Que las almas humanas eran preexistentes en un mundo superior antes del
origen de este mundo presente.

51
4.- Que las almas humanas, antes de la encarnación residen en una sala superior o
tesorería donde se hace la decisión sobre el cuerpo terrestre que debe entrar en
cada alma o ego.
5.- Que cada alma después de la vida o vidas terrestres, debe ser purificada muy
largamente para ser reabsorbida en el Dios infinito o Ain Sof.
6.- Que una vida humana es rara vez suficiente. Que dos vidas es necesario que la
pasen casi todos, y si la segunda concluye en fracaso, se pasa a una tercera donde
el hombre se une a un alma más fuerte que eleve al pecador hacia la pureza.
7.- Que todas las almas preexistentes, cuando han llegado a la perfección, harán
que los ángeles perversos también sean elevados. Así todas las vidas serán
sumergidas en la deidad, por el beso de amor de la boca del Santo, y el universo
manifestado no existirá más, hasta verse vivificado de nuevo por el Fiat divino.

La doctrina cristiana del alma se apoyó en las filosofías de Platón y Aristóteles. La


mayoría de los cristianos cree que cada individuo tiene un alma inmortal y que la
personalidad humana en su conjunto, compuesta de alma y de cuerpo resucitado,
debe, a través de la fe, garantizar la presencia de Dios después de la vida. La
teoría neoplatónica del alma como prisionera en un cuerpo material prevaleció en el
pensamiento cristiano hasta que el teólogo del siglo XIII, santo Tomás de Aquino,
aceptó el análisis de Aristóteles sobre el alma y el cuerpo como dos elementos
conceptualmente distinguibles de una sola sustancia. De ahí, el cristianismo luchó
durante un largo periodo contra el gnosticismo, el maniqueísmo y sectas análogas
que consideran el alma como exiliada de los reinos espirituales de luz en un
universo material completamente corrupto.

Como quiera que el alma en el ser humano se liga a la reencarnación, este asunto
no pudo ser eliminado por la Iglesia Cristiana aunque hubo varios intentos para
ello. Al final decidieron darle carpetazo y no volver a hablar del asunto. No
obstante, suscitó varios enfrentamientos y no pocas luchas internas hasta que en el
Segundo Concilio de Constantinopla del año 553, se zanjó la cuestión. El problema
venía por la discusión sobre la doble naturaleza de Cristo. Si se decía que Jesús
representa la reencarnación de Dios, se estaba aceptando una naturaleza divina y
otra humana, con lo cual la reencarnación era aceptada. Pero si se enseñaba la
doctrina de la reencarnación se temía por la pérdida de poder, pues si no todo se
acaba en una sola vida, la figura del perdonador de pecados se veía disminuida.
Algunos aludían que Cristo solo tenía la naturaleza divina, inclusive se inventaron
un nombre griego para la Virgen que traducido literalmente indica “portadora de
Dios”. De manera que había más de una cuestión en el Segundo Concilio de
Constantinopla: Reencarnación sí, a través de la doble naturaleza de Cristo y
reencarnación no, para no disminuir el poder funcional.

Las enseñanzas del islam sobre el alma, se relacionan con las del judaísmo y las
del cristianismo. Según el Corán, Dios dotó de alma al primer ser humano, y a la
hora de la muerte el espíritu de los creyentes es llevado ante Dios. El islam como el
52
cristianismo cree en la resurrección de los muertos, con lo cual establecen que el
alma es inmortal.

En el rosacrucismo hay una sola alma a diferencia del cristianismo que asigna un
alma a cada indivíduo. Sin embargo, en estas enseñanzas se distingue entre el
alma universal y el alma personalidad, la cual sí es individual. La mejor analogía
para entender la existencia de una sola alma la describe H. Spencer Lewis en uno
de sus escritos. Dice que habría que pensar en una masa de harina que estiramos
y de la que sacamos, aplicando un vaso o cualquier recipiente circular, unos
redondeles como los que se usan para la elaboración de empanadillas. Ahora
tenemos consciencia de empanadilla y no de masa, por eso nos parece que cada
quien tiene su alma individual, pero la masa es una. Respecto al despertar de la
consciencia para que el alma personalidad (la empanadilla) tome consciencia de
masa, hay otra analogía que ilustra muy bien la idea. Esta vez es de un escrito de
Isaac Asimov. Él lo cuenta más o menos así: Dios (“la masa”) es como una gran
computadora, tiene en si todo el conocimiento, toda la memoria. Pero la
computadora es la suma de los “bites” o unidades de memoria. Y un día pensó
¿Qué pasa si reviento y pongo a viajar por el espacio tiempo a cada uno de los
“bit”? Ellos viajarán hasta que cada uno adquiera el conocimiento que ahora tiene
la computadora. Es decir, cada “bit” debe convertirse en la suma de todos los
“bites”. En las dos analogías queda recogida la idea de que hemos pasado de
consciencia de masa a consciencia de empanadilla y ahora estamos volviendo para
recuperar la consciencia de masa.

La rosa a medio abrir está simbolizando este viaje del alma desde la consciencia
individual hasta la consciencia del todo, del Absoluto. Mientras que la rosa
totalmente abierta está representando la unión mística del alma individual o alma
personalidad con el alma global. Este es el sueño del místico que tan
acertadamente nos enseña San Juan de la Cruz en su “Llama de Amor Viva”.

Cuando decimos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios (Génesis),


nos estamos refiriendo al término hebreo “selem” (semejanza), que se refiere a lo
interno, es decir, al alma global y no a lo que exhibimos a través del alma
personalidad. Esta idea la vemos también en la analogía de las diferentes
bombillas. Cada una tiene su capacidad, una es de 100 vatios de luz, otra apenas
da 15 vatios, pero ambas expresan la misma y única corriente. Llamamos alma
global a la corriente, la cual es igual para todas las bombillas, entiéndase para
todos los seres. Y llamamos alma personalidad a la capacidad de cada una para
expresar la corriente, es decir, los vatios.

El misticismo, y concretamente el misticismo rosacruz, a través de sus ejercicios y


práctica diaria, está diseñado para que ampliemos en esta vida los vatios. Y como
dice San Juan de la Cruz, cuando la brillantez y transparencia de nuestro cristal se
vea embestido por los raudales de luz del Espíritu Santo, como es tanta la luz y el
53
cristal tan transparente no se distinguirán uno del otro, sino que parecerá una
misma cosa. Eso equivale a decir que la rosa a medio abrir, nuestra alma
personalidad, ha desaparecido porque ahora hay una sola alma, la rosa abierta.

En el mito de Caín y Abel podemos entender la misma idea que antes


expresábamos con la analogía de la masa y la empanadilla. El momento de perder
consciencia de masa y pasar a tomar consciencia de empanadilla está
representado por Caín. Es el momento en que Adam es expulsado del paraíso.
Mientras que el momento anterior, es decir, cuando tenemos consciencia del
Absoluto, estamos representados por Abel (presentes que agradan a Dios). Caín es
expulsado y su queja, en el capítulo III del Génesis, queda recogida así: “Mi culpa
es demasiado grande para soportarla. Hoy me echas de este suelo y he de
esconderme de tu presencia, convertido en vagabundo errante por la tierra, y
cualquiera que me encuentre me matará…Respondióle Yahveh: Al contrario,
quienquiera que mate a Caín, lo pagará siete veces…”.

Habría que entender que Adam, Eva, Caín y Abel es el mismo Adam, y que los
nombres solo están representando aspectos o funciones de él. Adam es una figura
espiritual con un cuerpo astral o lumínico que en un momento dado es sometido a
la ruptura del recipiente, cayendo desde el Atziluth hasta el Assiah o mundo de la
materia. Su alma, su una y sola alma explota y sus chispas van cayendo
encontrando cuerpos más densos que van a formar la humanidad y cuyo acto
quedará expresado bajo el símbolo de la expulsión del paraíso. Las chispas de la
Shej’inah, del alma, ahora están dispersadas y en el exilio, hasta que se reúnan de
nuevo en el Fiat divino.

El alma es universal como hemos visto, pero algunas funciones de ella nos hacen
sentir que se expresa en la individualidad. Quizás debamos recurrir otra vez a la
analogía de las bombillas de manera más amplia. Imaginemos un gran generador
de corriente del que sale un infinito cable eléctrico del que cuelgan bombillas. La
corriente es una, esta sería el alma universal. Luego cada bombilla tiene su propia
capacidad de reflejar aquello que es. Por eso vemos seres que exhiben un
despertar de la consciencia más ampliado que otros, porque mientras unos son
grandes focos de quinientos o mil vatios, otros, sin embargo, son pequeñas luces
de quince o veinticinco vatios. Esta capacidad de reflejar lo que se es, es lo que
llamamos alma personalidad. Eso es lo que reencarna, y lo hace a fin de ganar
más vatios en cada vida y convertirse en grandes focos de luz. Los cuerpos de las
bombillas, los cristales, pueden ser de muchas formas y colores, ese es el cuerpo
perecedero. La parte pensante en el ser humano, esa alma personalidad se va con
la llamada muerte y queda su experiencia impregnada en el aura. De ahí que en
varios experimentos rosacruces podamos, a través del aura, traer aspectos de las
experiencias pasadas del alma personalidad. La fuerza de la vida es divina, por ello
presuponemos que el cometido que trae es conducir el alma personalidad y sus
funciones, esto es, enfrentarnos a experiencias para ir despertando consciencia. La
54
fuerza de la vida del ser espiritual, nos proporciona una serie de placeres sutiles
distintos a aquellos sentidos por el cuerpo. La sensación de paz profunda, la de
renacer en el gran lago universal, los éxtasis místicos, el sentirnos flotar en el
espacio intangible o percibir algunas cualidades artísticas, corresponden a lo
interno en el individuo y es de alguna manera una conexión con su Madre
espiritual.

El alma personalidad da vida al cuerpo, y es llamada “nefesh” en términos


cabalísticos, es una función del alma. El soplo de vida del alma universal, lo que
Dios insufla en la nariz del hombre y lo convierte en un alma viviente, es el “ruach”.
Y lo que llamamos alma global se nombra como “neshamah” en la cábala. El
“nefesh” es lo que reencarna y se va del cuerpo con cada transición, pero no
desaparece del aura o cuerpo fluídico hasta que se integre en el alma global, es
decir, hasta que realice su boda alquímica.

Me parece que hay una idea que debemos trabajar aún un poco más. Hemos
hablado de alma personalidad y que ésta se reencarna. Pero cuando hablamos de
personalidad desde un punto de vista psicológico, estamos entendiendo nuestros
rasgos personales, aquellas cosas que nos dibujan como individuos y que a veces
están lacradas con fuego en nuestro yo circunstancial. Cuando reencarnamos no
es para potenciar aún más esas cualidades personales desde el punto de vista
psicológico. Por el contrario, es para perderlas y que nuestra personalidad se
parezca a la personalidad –si es que se puede llamar así- del alma global. Lo
diremos una vez más. El ciclo de reencarnaciones no parece tener otro objetivo que
aquel de dotarnos de los poderes de la vida espiritual, de llegar a la ansiada
Unidad. De ser Única Alma. Por lo tanto, en el transcurso de cada vida, nuestro
trabajo como hombres y mujeres de deseo no es otro que el de recuperar nuestro
Primer Estado, convertirnos de nuevo en el Adam Kadmon. Nuestro diario trabajo
es lograr en vida la Conjunción de los Opuestos. Ejercer como tercera fuerza que
equilibre las columnas de oposición. Por lo tanto, no se trata de afianzar los rasgos
individuales, sino de perderlos, de “sentarse en el olvido” como dice Chuangzí, o de
auto aniquilarse como dice Arabí. Nuestro trabajo es procurar la Reintegración de
nuestra alma personalidad.

El maestro Louis Claude de Saint Martín dice: “Rara vez se halla la unidad en la
asociación: ésta debe ser buscada en la unión individual con Dios. Hasta que
hayamos logrado esto, comprenderemos que somos hermanos uno del otro”.
Porque todos participamos de la misma alma, aunque nuestra personalidad nos
hace percibir la individualidad. Cuando todos nos hayamos reintegrado no se
manifestará más la individualidad, mientras tanto, comprendamos que todos somos
hermanos de alma.

El sendero de retorno del hombre comenzó con su legendaria caída, cuando a


Adam se le quitó la corona, es decir, bajó de nivel. Ahora nos encontramos en el
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exilio y dentro del “bosque de los errores”, pero hemos encontrado el portal, la vía,
el camino de retorno al Padre. El método es producir el equilibrio de fuerzas. Esta
idea de producir el equilibrio hace que termine este escrito y deje que usted
reflexione sobre esto para que se percate de en cuantas situaciones de su vida
usted ha intervenido equilibrando los opuestos, o por el contrario, ha sido un peso
más en uno de los platos de la balanza.

El vínculo del hombre con la divinidad.-

El habla en el hombre es un asunto que presenta mucho interés por su diferencia


con otras especies y por su vinculación con la divinidad. Desde el teatro griego nos
llegan noticias de que el actor conectaba con los dioses a través de la máscara. La
boca de ésta se convertía en una trompeta parlante. Se dice que el nombre de
persona (per-sona = porque suena) expresa esta cualidad. El hombre cumple con
las funciones de pensar, hablar y actuar. De esas tres cualidades, la más alta es el
hablar, la cual se relaciona con la palabra, con la creación y con su autoconciencia.
Parecería que fuera el pensamiento el más alto, pero éste, cuando se nombra,
adquiere potencia; siendo la palabra el sello del pensamiento decimos que es la
función más importante. Y porque está relacionado con el vibrar del pensamiento.
La primera vibración creadora queda, por tanto, conectada a la palabra. Otro
aspecto de la palabra se encuentra en las reseñas del “Dios dijo”. El hombre con la
palabra queda relacionado con el Espíritu Santo, y sus dichos creadores, con la
serie de “Dios dijo” que encontramos en el Génesis.

Aunque quizás nos sea más cercano el poder de ciertas palabras o mantras
cargados de poder. A este respecto, un análisis de las letras hebreas A, M, R,
pueden relacionarse con los tres grados del alma. Los mantras que contienen
estas letras, crean una interconexión entre el hombre y lo Cósmico. AMR también
se puede relacionar con tres aspectos de la palabra física: respiración, voz y
significado.

La palabra como base de la creación es observada tanto en el Génesis como en el


Yetzirah. En este último se nos dice que la palabra está formada por tres aspectos
superiores: fuego, aire y agua, lo cual se relaciona con la parte del Relato que dice:
“Un viento de Dios aleteaba sobre las aguas... Y dijo Dios: Que haya luz. Por tanto,
la palabra es el “berechit”, el Espíritu Santo o Primera vibración, que como dice San
Juan el Evangelista, se hizo carne y habitó entre nosotros.

El Sepher Yetzirah (Libro de la Formación) muestra repetidas veces un molde


tríadico o idea tríplice los cuales están indicando dos aspectos enfrentados y un
tercero equilibrándolos. Existen varias exposiciones de dicho molde, una de ellas,
tal como vimos, es cuando muestra los platillos de una balanza puestos frente a
frente y el fiel como tercer aspecto equilibrándolos. Las tres letras madres del
56
alfabeto hebreo se inscriben encima: a un lado la “mem” y en oposición la “shin”, y
la “alef” en medio. La fuente mencionada relaciona el fiel de la balanza con la
lengua, indicando que es la lengua la que graba. Esto es otra forma de decir que la
palabra es el vínculo. Grabar y tallar son dos expresiones comunes del S.Y., y en
cuanto al término tallar se refiere, deberíamos pensar en una gran roca sin forma
de la que se sacan lascas creando las formas. Así la palabra es la que crea la
forma del pensamiento. Otras veces dice el S.Y. que Dios talló y grabó en el
espacio intangible todo lo creado, lo cual habría que entender como que en el
principio el espacio estaba sin formas predeterminadas y que en vez de llenarse el
espacio, la creación surge al desprender trozos de espacio. Lo vacío y lo informe
en hebreo se denominan “bohu” y “tohu”, y es lo que había antes de las
emanaciones.

Otra forma de ver el molde triádico, en lo que al pensamiento filosófico se refiere,


es cuando reunimos las expresiones de tesis, antítesis y síntesis, lo cual utilizamos
en el estudio bajo el método de analogía, correspondencia y síntesis. Otra
expresión de la idea tríplice es pensamiento, palabra y obra, un mismo acto de
creación que nuestra cultura separa en el tiempo. Una más es cuando reunimos los
términos de Dios, hombre y naturaleza, tres cosas que aparentan ser distintas pero
que son la misma cosa. En este último caso ¿quién o qué es el equilibrador? La
respuesta es el hombre. Otra representación frecuente en la cábala es cuando se
dibujan dos pilares de oposición y un tercero en el medio. Muchas inscripciones o
sustantivos bíblicos podemos inscribir sobre los pilares. Por ejemplo, en referencia
a la expresión Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, los tres patriarcas
se inscriben en pilares diferentes. Abraham en el de la derecha, Isaac en el de la
izquierda y Jacob en el del medio. Jacob es Israel, el hombre-humanidad, el que
equilibra la oposición. Israel es Dios extendido en la humanidad.
Veamos la idea de oposición y equilibrio de otra forma. Las columnas del templo de
Salomón, Jaquin y Boaz, representan la dualidad, pero Templo en hebreo es
“Hekal”, palabra que contiene dos raíces: He, que equivale al pronombre castellano
“él” y Kal, que se traduce por todo. De manera que Hekal viene a significar él en el
todo o todo en él. Cuando el hombre es el templo, quiere decir que ha llegado a un
nivel de comunión con el todo, nivel en el cual desaparece la oposición. La dualidad
es una ley humana tan connotativa que nos hace creer que su existencia es real,
pero desde el punto de vista místico dicha ley es una ilusión. Si dibujáramos las
columnas de oposición de manera que sus lados superiores se tocaran, allí donde
se tocan es la perfecta conjunción de los opuestos. Veámoslo:

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Los ejes descendentes se alejan a medida que bajan. El péndulo oscila entre
opuestos. El tiempo de oscilación es mayor abajo y menor a medida que sube. La
parte más baja la llamaremos consciencia humana, y la parte donde los ejes se
tocan la llamaremos consciencia divina. La oposición o dualidad es real en el nivel
humano pero no en el nivel divino. Es el iniciado quien debe eliminar la oposición
con su trabajo de introspección, con la reflexión y la meditación.

El fuego reintegrador.-

La vuelta a la Unidad es un estado a alcanzar por todo el género humano y por


todo lo que ha salido de Su seno. En algunas tradiciones el término reintegración
es equivalente al de restauración e inclusive al de salvación o al de restauración.

El nombre hebreo de Jesús es el mismo del tetragranmatón IHVH más la letra


hebrea Shin colocada así: IHShVH. Este nombre, IehoShvah, significa literalmente
“el Dios que salva”, por eso se dice que Jesús es el salvador. Otros términos como
redención, rescate y resurrección, también están relacionados con el de
reintegración. Cada uno de estos términos puede tomar distintos matices
dependiendo de que se hallen en el Antiguo o Nuevo Testamento.

Lo que se alejó de Dios es la consciencia, de manera que lo que hay que reintegrar
es la consciencia, pues místicamente nunca hemos dejado de pertenecer a la
mente cósmica. Ser uno con la Unidad es la cualidad o estado que ha
experimentado un ser humano que ha trascendido su consciencia. Este expandir la
consciencia hasta este grado sumo, sin dejar de ser hombre es lo que nos muestra
la figura del Cristo. Cada humano que logre esto estará haciendo que todo en su
entorno ascienda también.

La letra hebrea Shin simboliza el fuego, es decir la consciencia transmutada.


Jerusalem es el crisol; el fuego es el transmutador. Este refinamiento en el ser
humano es progresivo hasta conseguir la consciencia de Unidad. Jesús contiene la
Shin, el fuego, de ahí que el Mesías sea el restaurador, pero todo ser humano debe
convertirse en Mesías. Si decimos que el Mesías es el Salvador, estamos diciendo
lo mismo, es decir el restaurador o reintegrador. La palabra hebrea MesShiah
(Mesías) contiene, por tanto, la misma idea del nombre hebreo de Jesús.

Tanto en la tradición judía como la cristiana, el fuego es el restaurador o renovador,


como también es el símbolo de la presencia divina como podemos observar en
Exodo 3.2 y 13.21, o en Génesis 15.17, o en Isaías 6, 6.7 y 48.10, o en Salmos
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26.2, en Apocalipsis 20..9,10 y 14.15. El fuego como símbolo de liberación o
iluminación lo tenemos en Pentecostés (Act. 2. 1,4). Otra alusión la tenemos en el
nombre Serafim, el cual proviene del verbo hebreo “seraf” que significa quemar.
Que la meditación en este texto sea el fuego que ilumine tu consciencia.

Jerusalem del cielo y de la tierra,-

Las raíces del nombre Jerusalem, están en el hebreo “Ur-Shalom”, lugar o sitio de
la paz. Es nombrada por primera vez con el nombre de “Shalem”, según
documentos encontrados en Ebla (al sur de Siria), los cuales se remontan al tercer
milenio a.C. Por otro lado, en los textos de execración egipcios, del principio del
segundo milenio, lo encontramos con el nombre “Rushalimun”, nombre que también
aparece en las cartas de Tel El Amarna del siglo XIV a.C.

En todos los nombres aparece la letra hebrea Shin, símbolo del fuego y una de las
tres letras madres del alfabeto hebreo. Por eso se dice que Jerusalem es el crisol
donde el fuego ha de refinar la consciencia humana para que logre la unión con la
Unidad. Dicha unión está nombrada en el Cantar de los Cantares de Salomón,
como la unión del novio y la novia. Pero este libro es tan complejo para nosotros al
estar lleno de símbolos que en castellano no dan la idea que el autor transmite, que
para enterarnos de su contenido tenemos que recurrir a “Llama de amor viva” de
San Juan de la Cruz. Este místico español tenía el Cantar de los Cantares como
libro de cabecera y pudo desentrañar su significado. San Juan de la Cruz nombra
la unión mística como el matrimonio perfecto y sublime entre el esposo y la esposa,
representando ellos el alma en el hombre y su gemela divina.

En Isaías 31.9, se nombra a Jersualem “horno de Dios” y se dice que el fuego está
en Sión. Pero el lugar ha sido profanado, dice Ezequiel, aunque le augura su
restablecimiento y una nueva alianza, pues para lograr la reintegración con la
Unidad, se necesita un “lugar de paz” (Ur-shalom). Esta paz es la que se refiere
como Paz Profunda, un estado de comunión con el Ser donde la unión de la
Jerusalem celeste y la Jerusalem terrestre se concierta en una sola cosa, en una
sola idea o ausencia de la dualidad.

El Talmud dice que: “Israel es el eje del mundo y su centro. Jerusalem se encuentra
en el centro de Israel. El templo está en la mitad de Jerusalem. El Sanctum
Sanctorum está en la mitad del templo, el arca está en la mitad del Sactum
Sanctorum; y la roca de la fundación está enfrente del Sanctum Sanctorum”. Esta
narración no es cierta desde el punto de vista geográfico, pero es verdadera desde
un punto de vista cultural, religioso y místico.

La letra shin (Sh), como se dijo, está en el nombre Ur-Shalom (Jerusalem). Esta
letra se encuentra también en los tres nombres que designan el alma: Neshamah,
59
RuaSh y NefeSh. Está en uno de los cuatro nombres de hombre: Ish, raíz que
forma también el nombre hebreo de Ishrael. Está en el femenino de hombre Isha
(mujer). La encontramos también en el nombre hebreo de Jesús (JehoShvah).
También está en el primer sustantivo del primer versículo, del primer capítulo del
primer libro de la Biblia y que en griego es Génesis pero que en hebreo es
BereShit, y que en castellano se traduce por “principio o comienzo”. Y también
tenemos la Shin en el nombre hebreo Mesías (MesShiah). Shin (Sh) está en todos
los nombres de Jerusalem, excepto cuando la ciudad es nombrada por extraños.
Es esta letra la que se coloca en el centro de la frente como señal, pues como dice
el Sepher Yetzirah, “la hizo Dios reinar sobre el fuego y le ciñó una corona, y
combinó una con otra y con ellas formó el cielo en el universo, el calor en el año y
la cabeza en el alma: la masculina con Sham y la femenina con Shma”.

Jeremías visiona el cautiverio de Babilonia y también el regreso de los judíos en


cautiverio, y llama a Jerusalem “la novia del cielo”. Ezequiel también tiene una
visión sobre la ciudad reconstruida. Zacarías detalla la restauración del Templo de
Salomón y visiona al Mesías entrando en la ciudad sobre un pollino, cosa que
después será tomada por los evangelistas para relacionar a Jesús con la visión de
Zacarías unos quinientos años después. Estamos en el momento que va a
comenzar el Segundo Templo, Israel vuelve desde el río Kebar en Babilonia a
plantar un vástago en Jerusalem. Dios dice por boca de Zacarías refiriéndose a los
huesos: “He aquí yo haré entrar Espíritu en vosotros, y viviréis... y os haré reposar
en vuestra tierra”. Esta es la promesa de restauración referida no sólo a la ciudad
terrestre, sino a la unión mística del alma en el hombre con su gemela divina, es la
vuelta a la consciencia de Unidad. Hay mucha documentación sobre esta unión en
Salmos, en el Cantar de los Cantares ya citado, en Llama de amor viva de San
Juan de la Cruz, en las Bodas Químicas. Es el matrimonio del cordero. Es la unión
de la tierra y el cielo o de Dios y la Shejinah. Esta unión está representada en el
judaísmo por su festividad más importante que celebran unas 52 veces al año: el
Shabbat, y que aún hoy, los cabalista de Safed (Siria) cantan al ponerse el sol del
viernes y dicen: “Ven querido mío, al encuentro de la novia, la faz del sábado
recibamos”.

San Juan de la cruz refiere en la obra citada que dicha llama de amor viva es el
fuego de Dios o Espíritu que vive en el alma del hombre y que activa su deseo de
unión. Esta alma purificada recibe los embates del fuego como una caricia
amorosa, o como dice el autor: “¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres!”.
Que este fuego de Dios, esta shin (Sh) que todos llevamos en la frente, sea
activada cada día por nuestros pensamientos.

Pero el templo ha sido profanado, la ciudad prostituida. Haz roto la alianza. No te


has acordado de tu juventud, dice Ezequiel a Jerusalem, pero yo restableceré en ti
una alianza eterna. Esto parece leerse como si el Espíritu estuviera recriminado al
alma en el hombre que se aleja, y al mismo tiempo, permitiéndole que un nudo
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eterno en ella se establezca. Esta idea también la registra Ezequiel (Ez.XVII), en la
alegoría del águila, pero en su sentido inverso: “El águila vino al Líbano y cortó la
cima del cedro, arrancó la punta más alta de sus ramas y la llevó a un país de
mercaderes”. Los cedros del Líbano que tan referenciados están en la Biblia, no
son árboles de madera según el Zohar (Libro del Esplendor). Otros autores dicen
que cedro en hebreo es “heretz” que quiere decir tierra. Esta alegoría parece
describir el momento en que el alma divina entra en el hombre mortal, es decir,
cuando el alma es diferenciada de la carne, por lo cual, dice Jeremías (XXIII, 22),
beberemos el cáliz de la amargura. Con el cristianismo el cáliz es cáliz de la
alianza, gracias a la acción de Jesús, el Cristo o Mesías. Mientras que en los
cuentos de caballería es el Santo Grial, un camino a recorrer a la inversa, es decir,
viajando desde la Jerusalem terrestre hasta la Jerusalem celeste.

Algunos apuntes más sobre la cábala hebrea.-

La cábala es un método de desarrollo personal en el que interviene el aspecto


intelectual y uno que supera a éste y que está más allá de la lógica. El judío de la
Edad Media, agradecía al Dios de su corazón el que lo hubiera dotado de la
sabiduría de los griegos y de la forma de ser propias de su cultura judía. Y es que
el uso de esta doble vía produce los placeres de la mente desarrollada que
después de una fuerte lucha por desentrañar los más profundos secretos de la
vida, sabe que el intelecto tiene un límite y busca otra vía para continuar su
desarrollo. Esa otra vía es totalmente diferente, logra el reposo de la mente. Dicho
reposo traerá consigo otro nivel de consciencia con otras realidades. La santa
abstracción también produce un estado gozoso de otro nivel, en el se ponen de
manifiesto nuestros más altos sentimientos y admiración por las leyes del universo
y un íntimo contento que vamos cuidando en el centro del pecho cual delicado
bebé que amamos y del que sentimos sus caricias. Nace un sentimiento de
protección inmaculado por aquello que sentimos y que consideramos sagrado.
Después aprendemos a interpretar las “noticias” que nos trae este estado de calma
mental y de alegría del corazón. Al principio lo que recibimos no es igual a lo que
reflejamos, pues tenemos que pulir nuestro espejo. La información de nuestro ser
interno, al pasar por nuestro cerebro, le añade cosas que ya están en nosotros,
nuestro conglomerado de conocimientos, experiencias, actitudes, deseos, etc., de
manera que aquello que recibimos lo empañamos con ese conglomerado. Por
tanto, la vía de aprendizaje también se presenta de manera doble. Por un lado
tenemos que aprender a incrementar las percepciones que nos llegan de dentro, y
por otro lado, tenemos que aprender a reflejarlas tal cual son.

La cábala dogmática también expresa la idea de transmitir aquello que se recibe tal
cual es recibido, sin añadir ni quitar nada. En nuestros tiempos, la palabra dogma
ha perdido ese significado, dándosele hoy uno peyorativo.

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La cábala judía, viene hasta nosotros desde tiempos remotos en cuanto a su
aspecto tradicional se refiere, pero se estructura y metodiza a partir de la Edad
Media, cosa que ocurre en Gerona (España), por la acción de Isaac el Ciego y sus
discípulos Ezra y Azariel.

El núcleo de la cábala, como hemos visto, lo forman el S. Yetzirah y el S. Zohar,


aunque posteriormente se sumaría un sinfín de literatura, mucha de ella como
comentarios de estos dos textos. Los estudiosos europeos no tenían acceso a esta
instrucción por encontrarse en hebreo y arameo, hasta que sobre el año 1540, un
rosacruz, Guillermo Postel, traduce los dos textos al latín, dando acceso a los
estudiosos europeos a los enfoques originales que explican la creación entre otras
cosas.

Se estructura alrededor del 1300 en España, pero su tradición se encuentra


fundamentada por las Escrituras y por la Tradición oral judía. Esta última se conoce
con el título de “midrash”, mientras que la escritura se va a englobar en la “Mishna”.
Mas adelante volveremos sobre estos temas.

Veamos el entorno europeo en el que se desarrolla la cábala como método. Su


mayor difusor fué Mahmánide, más conocido como Bonastru da Porta, quien tiene
que abrirse paso en una Europa cristianizada, de ahí que pronto a la cábala judía,
se le añadirían conceptos cristianos, dando nacimiento a la cábala cristiana, cosa
que ocurre principalmente en la escuela de Florencia con Pico de la Mirandola.
Pero la Europa de esa época también tenía alquimistas, adivinadores, magos
negros, astrólogos, etc. De manera que cuando éstos tuvieron acceso a los textos
cabalísticos, le iban añadiendo aquello que ellos ya conocían de otra disciplina. De
ahí que en los doscientos años posteriores tenemos un árbol de la vida con figuras
del tarot, cosa que no tiene nada que ver con la cábala tradicional. Otros añadirían
símbolos astrológicos, otros símbolos alquímicos, y vendrían un montón de
especulaciones que si bien habla de la capacidad de la mente humana para crear
cosas, no se encuentran en la cábala original.

Hoy en día continúan las especulaciones, algunas totalmente ignorantes, pues


proceden de quienes no han estudiado el Sepher Yetzirah ni el Zohar, sino las
especulaciones de otros, con lo cual el batiburrillo está servido. Algunos inclusive
ya colocan once sefirotes en el árbol de la vida con una explicación aceptable, pero
no saben que los sefirotes, no sus nombres, están reseñados en el S. Yetzirah.

En cuanto al tarot, ni el S. Yetzirah ni el Zohar, contienen ningún aspecto


adivinatorio. De manera que tarot no es cábala ni tiene nada que ver con ella, ni se
encuentra en los textos originales, ni es una vía mística, y no tiene ninguna
importancia desde el punto de vista del desarrollo personal, mas bien alimenta la
superstición. Su relación con la cábala se encuentra únicamente en nuestra
decisión de relacionarlos, pues nuestra mente es capaz de cualquier invento que
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nos venga bien. Pero, mientras la cábala no se enseña y nadie puede ponerse con
una mesita en una plaza a impartirla, el tarot, por su parte, sí se presta a esos
negocios. Si no fuera por eso de la libertad de cada uno, diría que es un sacrilegio
confundir cábala con tarot. Esto no quiere decir que despreciemos el tarot si nos
gusta jugar. La idea que queremos dejar claro es que la tradición cabalística es
muchísimo mas antigua que el Tarot, y que usualmente éste se emplea como
adivinación mientras que la cábala es una vía interior, algo mas difícil y serio, pero
que también nos deja más provecho respecto al despertar de la consciencia.

El S. Yetzirah habla de diez emanaciones o pro números a los que no les asigna
atributos. Son los cabalistas los que le ponen nombres. Lo que sí establece el
Yetzirah son los diez nombres de Dios en hebreo. Esas diez emanaciones, forman
un esquema o mapa explicativo que se ha llamado el árbol de la vida o el árbol de
la cábala, o también el árbol sefirótico. No tiene más, ni chacras, ni símbolos
alquimistas, ni astrológicos, ni tarot, aunque esta obra sí nombra los elementos
astronómicos más antiguamente conocidos que han pasado a la astrología
medieval.

Luego habla el Yetzirah de treinta y dos senderos, entendiéndose que diez son las
emanaciones puras o pro números (sefirot), y veintidós, los números o letras
hebreas. Sobre esto han trabajado los cabalistas produciendo vías que
interconectan las diez emanaciones y las cuales son veintidós. Por ello colocan
sobre estas vías o senderos las veintidós letras del alfabeto hebreo. Hoy es común
verlo en algunas publicaciones con insertaciones de las cartas del tarot, cosa que
no se encuentra en las obras antiguas como ya se dijo.

La extensa literatura que existe en la actualidad confunde al buscador sincero,


quien aún no tiene las referencias suficientes como para poder discernir sobre la
autenticidad de los datos. El verdadero conocimiento no puede constituirse en un
negocio de librería. Pero como en otras cosas de la vida, cada uno es libre de leer
lo que quiera. Deberíamos, no obstante, seleccionar los autores y buscar aquellas
referencias bibliográficas de los que escriben basándose en conocimientos de
otros. Este es el presente caso. Mi mente no puede contener todos los datos que
estoy trasmitiendo, de manera que aunque escriba esto no se me puede dar ningún
mérito, excepto, si su generosidad quiere, por el único hecho de que consulto, en la
medida de lo posible, las fuentes originales, o bien a intermediarios de clara
solvencia.

Para un judío, es obligado ser inteligente. Se encuentra en uno de los preceptos


escritos por Moisés. De manera que el judío místico especula por si mismo,
analiza, escudriña, estudia, y luego somete su mente a la meditación. Esta doble
vía es lo que le da el conocimiento y el desarrollo de la consciencia.

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Antecedentes y necesidad histórica.-

A pesar de los saqueos a Jerusalem, el Antiguo Testamento sobrevivió. Las


doctrinas más esotéricas eran transmitidas entre los sacerdotes de la tribu de Leví
y no eran siempre incorporadas a la tora. Después del año 79 d.C., se construyeron
las primeras series de glosas y comentarios sobre el Antiguo Testamento bajo la
denominación del Talmud. Uno de los primeros comentarios lo constituye el Targum
de Onkelos (sobre la ley), escrito alrededor del año 100 de nuestra era. Sobre el
141, se disponía de una serie de comentarios en los que se recopilaron aspectos
doctrinarios que se tomaron como parte de la tradición escrita, la cual se denomina
Mishna. Pero como siempre, antes de la tradición escrita, existía la tradición oral
(Midrash), la cual contemplaba también aspectos doctrinarios. Los escritos que
tratan sobre el Talmud, pasaron a formar parte de las extensas recopilaciones de la
doctrina judía. Inclusive alrededor del 1300, los comentarios de Maimónides fueron
añadidos. A la Mishna, se le añadiría otra recopilación de comentarios englobados
bajo el término Gemara. Hoy en día cuando se dice Tora, se hace alusión al
Talmud, a la Mishna y a la Gemara como extensión de la tora original.

Debido a las frecuentes deportaciones de los judíos y sobre todo, una vez
concluido el período conocido como Primer Templo (año 586 a.C.), se hacen
verdaderos equilibrios para mantener el Talmud de aquella época, al cual se van
agregando nuevos libros a medida que van desfilando los profetas de Israel. La
diáspora (judíos salidos de Israel), hace que se mantengan dos líneas paralelas de
los textos del Talmud: El Talmud de Babilonia (el más notable) y el Talmud de
Jerusalem. Estos textos se traducen por vez primera al latín en Venecia; en el año
1520 la recopilación babilónica y tres años mas tarde la recopilación de Jerusalem.

Los libros del Antiguo Testamento, y los comentarios, fue la luz que guió a los
judíos a través del tiempo, a través de las diásporas y de todas las vicisitudes a las
que históricamente han estado sometidos. El cumplir la ley, no obstante, no
presentaba ninguna dificultad para la mentalidad judía, pero, precisamente, esa
aparente facilidad de cumplimiento que expresaba la propia religión judía, pudo
hacer que el creyente se olvidara de consultar las Antiguas Escrituras, las cuales
iban a establecerse como la columna vertebral de la instrucción doctrinaria; tal es
así, que algunos grupos critican a los judíos llamándolos “el pueblo del libro”. A la
susodicha facilidad de cumplimiento de la ley se le suma el problema de las
diásporas, las constantes deportaciones, de ahí que los rabinos pensaran que el
contenido del Talmud no era suficiente para llamar la atención de la mente del
judío. Si para ellos una cosa es tan natural, poca atención se le acabará prestando.
Los rabinos temieron que los judíos olvidaran las antiguas fuentes. Esas razones
parecen justificar el que los rabinos quisieran completar la escritura a través de dos
series paralelas o líneas doctrinarias: a) La talmúdica para el pueblo, b) Los
tratados ocultos para los iniciados.

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Estos últimos, contendrían doctrinas secretas y visiones esotéricas que hasta
entonces solo eran estudiadas por los sacerdotes de la tribu de Leví. El Sepher
Yetzirah, el cual como vimos se ubica entre el 600 y 300 a.C., y que tiene un
sorprendente paralelismo con el Génesis, pasaría a ser uno de los libros de la
instrucción oculta. El otro, como hemos visto, lo constituyó el Zohar, el cual
tampoco tiene una fecha muy definida aunque se dice que existe desde los
comienzos de nuestra era. Sin embargo, no es conocido hasta alrededor del 1300 y
su aparición, aunque ya lo hemos dicho, ocurrió en España. El Zohar se presenta
en cinco volúmenes y toca una gran variedad de temas. No sigue una estructura
definida en la elaboración de un libro. Comienza con una discusión entre rabinos de
un pasaje del Cantar de los Cantares de Salomón. Este tema de la discusión, lo
veremos en todo el texto, pero también es una técnica de estudio que usa el
cabalista. La controversia es muy antigua entre los judíos. La Biblia en su conjunto
también es un libro oculto, aunque como tiene varios niveles de lectura, nos hemos
quedado en el sentido literal del texto no dándole mayor apreciación a lo que
esconde cada sustantivo.

Esos son los libros base de la cábala judía. No obstante, los cabalistas consideran
el Cantar de los Cantares de Salomón, como el libro de los libros, ya que enfoca el
retorno del hombre a la divinidad como culminación de la peregrinación que está
realizando desde que salió del Padre y su reintegración en Él.

Del tèrmino “cábala”.-

Aunque escribimos cábala con “c” o con “k”, lo cual nos podría indicar que en
hebreo se escribiría con la “caf” hebrea (o kaf), la verdad es que la letra hebrea
conque se escribe cábala es la “qof”, la cual españolizamos como “q”. Sin embargo,
en español no quedaría muy bien escribir “qabala” de ahí que se sustituya por la “c”
o la “k”. Esto no tiene ningún problema, excepto que busquemos los valores
numéricos de las letras. En ese aspecto, no es lo mismo una letra que otra debido
a su diferente valor. Pero salvo ese aspecto y dicho lo anterior, no tiene mas
importancia que escribamos cábala con “c”.

Respecto al significado del término, no hay un total acuerdo aunque las distintas
interpretaciones no son muy distantes entre si. Algunos dicen que cábala quiere
decir “recibir”, al derivarse del verbo hebreo “kabbal”. Podemos darle al término
connotaciones místicas, toda vez que para “recibir” debemos estar preparados.
Equivale a la afirmación de que cuando el discípulo está preparado el maestro
aparece.

Otros autores aducen que el término cábala se deriva del adverbio hebreo “kabel”
que literalmente significa “en presencia de”. Esta interpretación no contradice el
sentido místico de la primera ya que “se recibe” en presencia de cierta condición
necesaria.
65
Aún hay autores que dicen que cábala deriva su nombre del sustantivo hebreo
“kebal”, traducido literalmente por “tradición o poseedor de la tradición”.
Curiosamente, desde el punto de vista místico un poseedor de la tradición es un
hombre “ish”, un consciente del Señor.

Los tipos de cábala.-

Hemos hecho alusión a la cábala dogmática, pero la verdad es que cada grupo que
estudia esta tradición, va marcando su propia línea o tendencias que más tarde se
constituyen en corrientes. Entre ellos encontramos a los llamados zoharistas, los
interesados en las interpretaciones bíblicas, o los que se centran el la merkabah, la
visión del carro de Ezequiel, lo cual fue constituido como escuela. También hemos
tenido gente interesada en fenómenos y portentos que configuran la cábala
portentosa. Con la tradición del Golen (creación del hombre o guardián del hogar),
tenemos también los que se interesan por este aspecto creando un sinfín de
complicadas combinaciones utilizadas a modo de conjuro y que pierde su
significado místico de auto creación del hombre al volverse más especulativo y
mágico que sagrado. A pesar de todas las tendencias posibles, se podría resumir el
tema englobándolo en dos corrientes o tipos de cábala: La Dogmática, que hace
hincapié en la importancia de la ley revelada y que está fundamentada en siete
ideales que detallan aspectos de la creación. Es esta la que nos dice que todo lo
que está formado se encuentra en el mundo sefirótico. O lo que es lo mismo, las
sefirot son el arquetipo de todo lo que vemos y lo que no vemos. También describe
la ubicación de las almas antes de la encarnación y lo que sucede con ellas una
vez concluida la actual. El séptimo ideal crea una esperanza futura de reinserción
en el seno de Dios, momento en que el universo no existirá más. La cábala
práctica.- La cual establece la creación a través de las letras, las cuales parten de
la más pequeña de todas ellas, la YOD. Este tipo de cábala es la que establece que
todo ha sido contado, los sustantivos y frases que registran órdenes divinos a
través de los cuales se ha construido el universo.

En todo caso, lo mas usual es hacer una mezcla de los dos tipos reseñados los
cuales se pueden complementar perfectamente. Ello no implica la mezcla de otros
aspectos como los mágicos o adivinatorios, ya que la vía que se propone es la
mística.

Las herramientas de la cábala.-

Hay tres principales, la gematría, el notarikon y la temura. Gematría viene por


deformación de la palabra griega geometría y se relaciona con la afirmación de
que Dios geometriza convirtiéndose por ello en el Gran Arquitecto del Universo
(G.A.D.U.).

66
La gematría es la que cuenta el valor de las letras-números y todos los nombres y
frases que los profetas, rabinos y masoretas (gramáticos oficiales de la religión
judía), determinan como fases o indicaciones de la extensión creadora.

En el hebreo antiguo no existían vocales. No es tan antiguo el diseño de una serie


de puntos encima, dentro o debajo de las letras hebreas para indicar su sonido
vocal. Antes de esto, al leer un texto hebreo, un mayor tenía que decirnos su
pronunciación. Por ello es muy importante la tradición oral en esta cultura.

El propósito de hablar de la pronunciación vocal está en que si queremos practicar


la gematría, es decir, si queremos contar el valor numérico de un sustantivo,
tendríamos que conocer cómo se escribe dicho nombre en hebreo. Por ejemplo,
nosotros no sabemos si las vocales del nombre Moisés son vocales españolas o
consonantes hebreas. Si las consideramos consonantes (como la Yod que vendría
a ser la i de Moisés) y no lo es ¿cómo podríamos acertar en su valor gemátrico?.
Por tanto, para “jugar” con esta técnica, será necesario tener un texto hebreo
delante.

También podemos esbozar otra dificultad. En castellano usamos letras de nombres


hebreos que no corresponden. Por ejemplo, la “C” o la “K” puede tratarse de una
“kaf” hebrea, que tiene su valor, o de una “Qof” que tiene otro valor. Pero también
se usa la “C” para palabras hebreas que empiezan por otra letra hebrea, la “HAP”,
cuya pronunciación es más parecida a nuestra “J”. Habrán advertido que en
páginas anteriores he escrito Ham refiriéndome a uno de los hijos de Noé. Eso no
es un capricho, sino que en hebreo, lo que nosotros decimos Cam es Ham, pues
algunas letras tienen una pronunciación fuerte y una débil, cosa que se indica, en el
caso de la pronunciación fuerte, en la mayoría de los casos, con un punto dentro de
la letra. Digamos que si una de estas letras de doble pronunciación se encuentra al
principio de un nombre, su pronunciación es fuerte, si se encuentra en medio del
nombre, su pronunciación es suave. Es el caso de la “bet” hebrea, en bereshit
(principio), su pronunciación es fuerte; en gevurah, su pronunciación es suave, y al
castellanizarse se sustituye la b por la v para dar a entender el tipo de
pronunciación.

Ahora bien, si conocemos las características del alfabeto hebreo y tenemos un


texto delante, por la gematría podemos determinar cómo sustantivos diferentes
significan esencialmente lo mismo. Y también, de qué nivel de la creación está
hablando el texto. Todo el Génesis está lleno de sustantivos que literalmente
significan una cosa, pero que gemátricamente es otra, ambas no suelen tener
relación entre sí. Por eso dijimos que el Génesis tiene cuatro niveles de lectura.

Como podrán colegir por lo dicho anteriormente, la práctica de sumar nombres


españoles para establecer su valor numérico se deriva de la gematría, pero, como
es obvio, uno y otra no tienen nada que ver. Sumar las letras de un nombre español
67
es un juego que no dice nada, excepto lo que usted quiera creer. La suma de
nombres hebreos de algunos textos, nos pueden dar una clave de entendimiento
sobre el complejo y viejo tema de la creación.

Otra cosa a tener en cuenta es que los sacerdotes, desarrollaron un esquema con
las veintidós letras del alfabeto hebreo. Y como necesitaban establecer tres
órdenes de nueve niveles cada uno, lo cual da veintisiete, al solo disponer de
veintidós letras consonantes, establecieron que cinco de las veintidós letras,
tuvieran un doble valor si se encontraban al final de una palabra que si se
encontraba al principio o en medio. Si no se conoce esto, tampoco se puede aplicar
la gematría con acierto.

La gematría nos sirve para entender que cuando el pasaje bíblico dice “Meshiah”
(Mesías) o Shilo vendrá (ibn shil), frase que aparece en Exodo, o cuando nombra el
báculo de Moisés que se convierte en serpiente ante el faraón, no se están
refiriendo a tres cosas diferentes ni a tres tiempos diferentes. El valor numérico de
las tres palabras es el mismo. Al practicar la “reducción teosófica” que es parte de
la gematría podemos entender a qué nivel de la creación se está refiriendo el autor
o autores de los textos sagrados.

Notaricón, otra herramienta del cabalista, es una palabra de origen latino que
refiere una clave determinada. Normalmente se aplica tomando las primeras o
últimas letras de un texto. Con ellas se forma un nuevo texto.

Vamos viendo que las herramientas de la cábala, obligan al estudiante a la lectura


de las Antiguas Escrituras, con lo cual, el objetivo de los rabinos se ve cumplido.
La palabra “amen”, escrita en hebreo AMN (la a es la alef hebrea, mientras que la
e, que también se traduce por alef, en el caso de amen es solo una vocal española,
es decir, no es una letra que entre en la formación de amen), proviene de la frase
“El Señor y Rey fiel” que en hebreo sería “ADONAY MALEKH NAMEN”. Las
primeras letras de cada palabra forman la palabra AMN (amen).

La tercera herramienta es la llamada “temura”, que deriva su nombre de la raíz


hebrea “mur” que quiere decir “cambiado”. Esta es la técnica más compleja de la
cual existen muchísimas formas, una de ellas es conocida como “atbash”. La
práctica de la temura requiere un acuerdo previo entre las partes, toda vez que la
clave puede ser cambiada. Lo más común es escribir las letras del alfabeto en
forma separada y de derecha a izquierda. Debajo se escribe de izquierda a
derecha. Si el ejemplo lo ponemos con nuestro alfabeto, la z estaría debajo de la a,
la b debajo de la y, etc... Una vez establecida la clave, podríamos utilizar una letra
por otra. Pero otras claves vienen dadas por la posibilidad de utilizar la segunda por
la última, la tercera por la antepenúltima, etc., e inclusive, las modalidades pueden
ser tantas como el número de combinaciones de letras lo permitan. Esta parte de la
cábala se usó mucho en el espionaje de las guerras para establecer mensajes
68
secretos. La permutación de las letras es quien da nombre a la técnica, ya que
“mur” significa cambiar o permutar.

Aunque las herramientas de la cábala sean tres, la gematría es la más importante,


de manera que incluiremos un esquema con la distribución de las veintisiete letras,
las veintidós originales y las cinco finales de distinto valor, pero antes debemos
explicar un poco más sobre esta herramienta.
Habíamos dicho que existen cuatro planos: Atziluth, Briah, Yetzirah y Assiah. A
partir de ahora prescindiremos del cuarto y nos quedamos con los tres primeros. El
Atziluth viene a ser como el nivel arquetípico, es decir, aquello que contiene todo
aunque no esté aún expresado. Es como una semilla de un gran árbol. En la
semilla no está el formidable tronco, ni sus gruesas ramas, ni las hojas y raíces,
etc., sin embargo, en esa pequeña semilla está contenido todo lo que será después
un gran árbol. A Briah lo identificaremos como el nivel de la formación en el cual la
semilla está plantada y empieza a madurar. Y a Yetzirah lo imaginamos como la
planta ya creada. Pues bien, todo el relato de la creación a través de los
sustantivos hebreos, parecen extenderse de izquierda a derecha, quiere decir, que
nombres aparentemente distintos nos están indicando una misma idea. Pero
¿cuántas ideas vamos a representar? Normalmente se representan nueve ideas,
cada una de ellas en tres planos diferentes. Estas nueve ideas representadas en
tres planos es lo que obliga a tener veintisiete letras. Por tanto, una letra del
alfabeto hebreo es una gran fuente de información. Las nueve ideas van desde la
unidad, lo cual podemos llamar Dios o Espíritu divino, hasta la concreción material.
Es como si una emanación divina se extendiera hacia abajo. Por otro lado, cada
una de las nueve ideas, las podemos encontrar en planos diferentes.

Antes de continuar debemos decir que la correlación de los números-letras hebreos


no son como los nuestros o arábicos, es decir, la correlación no es
1,2,3,4,5,6,7,8,9,10,11,12, etc., sino que son así: 1,2,3,4,5,6,7,8,9,10,20,30, etc., y
en el caso de centenas, 100, 200, 300, etc. esto quiere decir que la unidad no se
elimina, sino se extiende. En el pensamiento hebreo, así como en la cábala y en
estos números esotéricos, la idea primaria no se puede perder. El uno es una cosa,
el dos no es la suma de dos unos, el dos es otra cosa, el tres otra, y así
sucesivamente hasta el 9. De manera que en el atziluth incluiremos la serie del 1 al
9, en el briah la del 10 al 90 y en el yetzirah la del 100 al 900. De esa forma las
ideas se extienden sin eliminarse.

Para entender mejor esto digamos que el”yo soy”, no puede ser otro. Si a Dios lo
llamamos 1, el 2 será otra cosa aunque salga de Él. El 3 será otra cosa distinta al
2 y al 1. Otra cosa a observar en el esquema que incluimos a continuación, el cual
podemos leerlo tanto vertical como horizontalmente. De forma vertical para saber si
aquello que estamos leyendo está más lejos o más cerca de la unidad. Y de forma
horizontal para saber de qué plano nos está informando la suma gemátrica.

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Realice un esquema con un grupo de unidades, uno de decenas y otro de
centenas en tres columnas. Coloque verticalmente cada letra número del 1 al 9 en
la primera columna, luego del 10 al 90 en la segunda y por último del 100 al 900 en
la tercera. Verá que hay nueve ideas que se extienden a la derecha. En el esquema
se inscriben el nombre de las 22 letras más las cinco finales. También debe ponerle
nombre a las 9 ideas, que si bien son algo arbitrarios nos acercan a la intención de
hacernos comprender las fases de emanación.

Como decía, en cábala, así como en la lengua hebrea, no se puede sustituir una
letra sin cambiar todo el significado, eso hace que esta lengua se considere
sagrada, pues debe meditarse mucho antes de cambiar nada. Pongamos un
ejemplo para entender mejor lo de la extensión de la idea. Imaginemos que
hablamos de usted como el padre, esa idea la representamos con el 1. Si
queremos hablar de la parte suya que está en su hijo, lo representamos con el 10.
Fíjese que es el mismo 1 seguido de un 0, de esa forma no hemos eliminado el
padre, pero sí estamos indicando que nos referimos a otro nivel. Si hablamos del
padre pero en su aspecto familiar lo representamos con el 100 de manera que el
padre social sería representado por el 1000. De esa forma extendemos al padre
pero no lo eliminamos. Pongamos otro ejemplo, imaginemos que la idea agua, la
representamos con un 4. Como las unidades pertenecen al nivel arquetípico, el
agua 4 vendría a ser aquello que no sabemos su nombre y que decimos que es la
fuente que crea el hidrógeno. Una vez creado el hidrógeno lo llamamos 40, nivel de
formación. Cuando éste se mezcla con el oxígeno lo llamamos 400, pues estamos
hablando del agua creada. Si hablamos del 4000 ya tocamos y bebemos el agua.
De manera que cuando la Biblia dice Agua Primordial o fuego Primordial o Aire
Primordial, no se está refiriendo a cosas materiales, sino a la fuente de dónde estos
elementos emanan. En la gematría, la suma de valores de las letras números nos
indican si se están refiriendo a centenas, decenas o unidades, es decir, nos indican
el plano de extensión. Luego se suman entre sí los números resultantes hasta
lograr la reducción, lo cual nos indica a cuál de las nueve ideas se está refiriendo.
Visto lo anterior, estamos en condiciones de practicar algún “juego” gemátrico sobre
alguno de los sustantivos del Génesis:

El nombre de Dios IHVH tiene el siguiente valor:

Yod = 10

Hé = 5

Vau = 6

Hé = 5

IHVH = 26
70
El número 26 se encuentra dentro de las decenas, de manera que la idea
representada (que aún no sabemos cuál es, se encuentra en el plano llamado briah
o creación. Ahora hagamos la reducción, esto es, sumemos 2+6 = 8. Siguiendo la
lectura vertical del esquema, el 8 representa la base de la materia. No quiere decir
materia tangible, sino la fuente en esencia de lo que luego será la materia. Por ello
se dice que el sagrado nombre de cuatro letras de Dios, IHVH, es el creador.

Si decimos Ishrael, tenemos que:

Yod = 10

Shin = 300

Rosh = 200

Alef =1

Lamed = 30
_____________
Ishrael = 541

Como vemos, 541 se encuentra dentro de las centenas, por tanto, nos está
indicando que aquello que representa se encuentra extendido en el plano de
Yetzirah (de la formación). Ahora bien, 541 es igual a 5+4+1 lo cual es igual a 10,
de donde 1+0 es igual a 1. Por tanto, si hemos llamado 1 a Dios, Israel es Dios
extendido, lo cual quiere decir que Dios en la humanidad está representado por el
nombre Israel.

Para desentrañar el significado de los textos hebreos, y sobre todo el significado


oculto del Génesis, es necesario practicar gematría sobre los sustantivos hebreos y
sobre las frases alusivas a Dios, pues como dicen los cabalistas, el Génesis y toda
la tora, no es otra cosa que la extensión, combinación y permutación del nombre de
Dios de cuatro letras. Esta investigación sobre los textos, la reflexión y meditación
sobre ellos, es un proceso de desarrollo mental y del despertar de la consciencia de
muchísima utilidad para el viaje de retorno al seno de la Unidad. Este trabajo es el
que nos hace ver la cábala como una novia amada, la amamos y reverenciamos
con sumo respeto, y nos quedamos sorprendidos por el ingenio de las mentes
extraordinarias que la han desarrollado creando su diseño o entramado para
explicar los actos de la creación.

Los materiales de la cábala.-

71
Ya hemos indicado que el Yetzirah da la idea de que Dios crea a través de treinta y
dos senderos de sabiduría. Y habíamos dicho también que los treinta y dos
senderos están formados por las diez emanaciones o sefirotes y las veintidós letras
del alfabeto hebreo. Eso conforma toda la creación y los materiales que el
cabalista debe mezclar a veces, separar otras, dividir verticalmente,
horizontalmente, establecerlos en columnas, en triángulos, en forma circular como
si de una rueda se tratara, o bien esquematizarlos de manera que el principio sea el
final y el final el principio. También se puede dibujar cuatro árboles donde el
Malkuth del de arriba sea el Kether del de abajo, como si un rosario se tratara. De
esa forma indicamos que cada uno de los cuatro sefirot se encuentra en un nivel
distinto, siendo el primero el de Atziluth, el segundo el de Briah, el tercero el de
Yetzirah y el cuarto el de Assiah.

El propio Yetzirah crea la idea de un suelo con paredes y techo elaborados con
esos materiales. También nos da la idea de que las letras son piedras con las
cuales se construyen casas (palabras). Las letras se estructuran en tres grupos: 3
madres, 7 dobles y 12 simples o elementales.

Cuando los cabalistas diseñan el árbol e interconectan las sefirot, lo hacen


siguiendo el mismo esquema: tres conexiones horizontales, siete verticales y doce
oblícuas. Más adelante abundaremos sobre las letras.

Respecto a las sefirot, se nombran “belimah” que quiere decir “sin cosa alguna”, de
ahí que digamos que son el arquetipo de la creación. Belimah también indica
cerrado, por eso decimos que el mundo de arriba es como una esfera o burbuja de
la que nada escapa (hasta que Adam quizo). También significa cerrado,
oculto, abstracto, absoluto e inefable. Por tanto, las sefirot no pueden ser descritas.
Digamos que se encuentran en un nivel en el que no existe el lenguaje. Son
apreciables como un flash en estado de meditación. Como la luz de un rayo o un
relámpago que aparece y desaparece en el acto. Los profetas recomiendan que
para sostener su visión hay que correr detrás de ellas, y luego dejarlas marchar.
Con las diez sefirot se crea el esquema del árbol y se pueden disponer de formas
diferentes dependiendo de lo que se estudie. Si se estudian de arriba para abajo
puede uno intentar ver la creación desde el nivel más alto hasta nuestro plano. Si lo
estudiamos de abajo-arriba, podemos interpretarlo como niveles de consciencia
que debemos alcanzar. Todos los sefirot son receptores y dadores, menos el
Malkuth del cuarto nivel que es solo receptor.

Uno de los textos cabalísticos refiere lo siguiente: “La sabiduría se estrelló contra
los treinta y dos senderos y el viento se arremolinó y juntó muchas aguas en un
solo lugar. De los treinta y dos senderos emanaron diez coronas luminosas y
quedaron veintidós senderos. El viento los arremolinó y quedaron cincuenta
puertas de la inteligencia, y las veintidós letras se grabaron sobre las cincuenta
puertas del jubileo, y fueron coronadas con las setenta y dos letras del nombre
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santo. Estas puertas se abrieron por los lados y fueron coronadas con las setenta
y dos letras de la compasión...Y se abrieron ocho puertas que son ocho
significados de la misericordia”. Este es un texto para meditar.

De los sustantivos y frases que registran órdenes divinos, no se puede tocar ni una
sola letra, pues ello trastocaría su significado. Por ello incluimos un esquema del
árbol, así como hemos incluido las letras con su valor y disposición en tres órdenes
o niveles de creación.

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VALOR NUMÉRICO DE LAS LETRAS, CLASE Y ORDEN

creación algo de nada formación algo de algo acción cósmico


valor-letra clase valor-letra clase valor-letra clase

1-alef madre 10-iod simple 100-qof simple

2-bet doble 20-kaf doble 200-resh doble

3-gimel doble 30-lamed simple 300-shin madre

4-dalet doble 40-mem madre 400-tau doble

5-hé simple 50-nun simple 500-kaf final

6-vau simple 60-samek simple 600-mem final

7-zain simple 70-eyin simple 700-nun final

8-chet simple 80-phe doble 800-phi final

9-tet simple 90-tzadi simple 900-tzadi final

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Las letras son veintidós, cada una tiene una voz. Si combinamos dos letras entre sí
estamos sumando dos valores numéricos. La combinación de cada una de las
letras con las veintiunas restantes nos da 462 voces que forman las 231 palabras
resultantes. De aquí debemos deducir la interpretación de los textos cabalísticos
cuando hablan de las 231 puertas de la sabiduría.

Las 22 letras son consonantes, de ahí que cuando se escribió la tradición, el padre
debía decirle al hijo la pronunciación vocal de las palabras. Las formas vocales en
el hebreo aparecen alrededor del siglo X de nuestra era y se logra incorporando
puntos y rayas debajo de las letras. Antes de haber indicaciones vocales la
pronunciación debía ser transmitida de boca a oído, de ahí la importancia de la
tradición oral en el judaísmo.

Cuando decimos, por ejemplo, Moisés, las vocales o, i, e, no existen en el nombre


original hebreo, el cual es MShH. Las vocales aludidas las colocamos al
castellanizar el nombre. Moisés se escribe con la mem, la shin y la hé hebreas.
Cuando decimos Abraham, la primera “a” corresponde a la alef hebrea, la cual no
es una vocal sino una consonante. La segunda “a” del nombre Abraham, ni siquiera
aparece en el nombre hebreo, la colocamos para castellanizar este nombre. Debido
a esto y a otras cuestiones gramaticales, es por lo que debemos tener un texto
hebreo delante si queremos practicar la gematría, pues un error a colocar una letra
que no va modifica el valor del nombre y nos da una idea equivocada del nivel de
creación a que se está refiriendo. La alef hebrea la castellanizamos como a o como
e, como en el caso de Elohim. Otra letra que nos puede confundir es la yod hebrea,
la cual castellanizamos como Y, I, J. Algunos nombres que en hebreo empiezan por
U, también los castellanizamos con J, pues se trata de la misma letra Yod, como es
el caso de Urshalom, es decir, Jersualem. Otro tema está entre la M y la N.
Nosotros castellanizamos Jerusalen, terminado en N, mientras que el nombre
hebreo es con Mem y no con Nun.

Originalmente son 22 letras consonantes las que conforman el alfabeto hebreo, sin
embargo, en tiempos de Esdras, fue necesario ampliarlas a 27. Para ello se
tomaron 5 de las que ya existían y se les dio otro valor si iban colocadas al final de
palabras. De esa forma, no vale lo mismo la M de Abraham que la M de Malek
(rey). Los ángeles y otros nombres se pluralizan con la colocación de “im”
(Querubim, Serafim, etc.), con lo cual el valor numérico cambia ostensiblemente.
Las cinco letras que tienen un doble valor son: kaf, mem, nun, phe y tsade.

Las 22 letras mas las cinco finales, nombre, valor y misterio,-

Nombre Valor Misterio

Alef 1 Aire primordial, el soplo divino, Unidad


Beth 2 Sabiduría divina, dualidad
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Gimel 3 Inteligencia divina, trinidad
Daleth 4 Bondad, misericordia
Hé 5 Temor, juicio
Vau 6 Belleza, el beso del Santo
Zainn 7 Victoria
Het (Chet) 8 Esplendor
Teth 9 Fundación
Yod 10 El reino, iluminación
Kaf (Hap) 20 El cielo
Lamed 30 Saturno
Mem 40 Agua primordial, la Virgen
Nun 50 El sol
Samech 60 Mercurio
Ayin (Jjain) 70 La luna
Phe (fe) 80 elementos místicos del fuego
Tsade 90 Aguas de creación
Qof 100 La tierra
Rosh (Resh) 200 La base del reino animal
Shin (Shine) 300 Fuego primordial
Tau 400 Mundo mineral
Kaf final 500 Cielo de las estrellas fijas
Mem final 600 Marte
Nun final 700 Venus
Phe final 800 Aire de la tierra
Tsade final 900 Ninfas

Esos son los 27 aspectos que se colocan en tres series de nueve y que debemos
recordar que 4, 40, 400 indica lo mismo en tres niveles distintos. Ahora debemos
decir también que las 22 letras se agrupan en el sentido siguiente:

Tres madres: alef, mem y shin


Siete dobles: beth, gimel, dalet, kaf, phe, rosh y tau
Doce simples: hé, vau, zain, chet, tet, yod, lamed, nun, samek, ayin, tsadi y qof.

Las tres madres están relacionadas con las ideas tríplices, incluido un primer
triángulo de creación o tríada superna, lo que en el cristianismo aplicamos a la
Santísima Trinidad. Estas tres madres corresponden a los brazos horizontales del
árbol de la vida. Las siete dobles tienen varias relaciones o correspondencias
mencionadas en algunas secciones del Sepher Yetzirah, por ejemplo, siete ríos,
siete días de la semana, siete mares, etc. Otro aspecto de las siete dobles, es su
doble pronunciación, fuerte y suave. El sonido fuerte se indica con un punto dentro
de la letra. Si consideramos el tema de las letras dobles desde un punto de vista
gramatical, hoy en día sólo son seis las letras dobles, pero originalmente, y
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tradicionalmente, son siete. Con la desaparición del Sanedrín se perdió la doble
pronunciación de la Rosh. Los cabalistas usan el sonido fuerte de las siete dobles
para subir al árbol de la vida y meditar desde allí, y el sonido suave para bajar del
árbol. En otras culturas hablaríamos de mantras o sonidos de poder vibratorio. Las
doce letras simples o elementales se relacionan con los doce signos del zodíaco o
los doce meses del año hebreo el cual es lunar. Tres de las letras simples forman el
nombre de Dios IHV, el cual se completa con la hache del nombre humano de
Abraham, pasando a llamarse Dios IHVH. Las tres simples I.H.V, están
íntimamente ligadas a las tres madres Alef, Mem, Shin. Si ellas son las madres
creadoras, IHVH es el Dios creador, aunque desde el punto de vista de la cábala
más que la idea de un Dios creador, debemos entender que la creación surge por
emanación de Dios, esto es, una proyección de IHVH es lo que origina la creación.
Recordemos que con IHVH se cierra la Santísima Trinidad, por tanto, todo lo
creado surge a partir de una Primera Trinidad. Hablando de Trinidad e incluyendo la
correspondencia de los nombres de Dios, en la primera punta del triángulo tenemos
a Eheieh, en la segunda a Yah y en la tercera a IHVH. Dicho lo mismo con los
nombres de los sefirotes tendríamos en la primera punta a Kether (corona), en la
segunda a Hokmah (sabiduría) y en la tercera a Binah (entendimiento). Si
hablamos de estos principios en forma columnar, inscribiremos a Shin en la
columna de la derecha, a Mem en la de la izquierda y a alef en la del centro. Como
pueden apreciar, la trinidad siempre está presente. Alef es el aire primordial, Shin el
fuego primordial y Mem el agua primordial, con lo cual, podemos decir que la
creación se produce a partir de estas tres Principalidades o materias primas. En el
génesis no es distinto, pues después de decir que “En el principio (berechit), creó
Dios...etc.” dice a continuación “un viento de Dios aleteaba sobre las aguas...”

Binah (entendimiento) es el agua primordial, se asocia a la Virgen, y en el


cristianismo a todas las vírgenes con manto azul, y relacionadas con el agua, lo
cual nos está recordando el tercer punto de la Santísima Trinidad. En algunos
medios se dice que la Virgen es el “Santo Espíritu”, indicando que es un muy
especial recipiente capaz de contener sin dañarse el Espíritu Santo. Noten que en
un caso Santo es el sujeto, mientras que en el otro, el sujeto es Espíritu. La Virgen
también se puede simbolizar con una vesícula piscis u óvalo.

Aunque la ortodoxia judía no habla de trinidad, su literatura mística sí la menciona,


por ejemplo, el Zohar y el Yetzirah. En cábala, sin el molde tríadico, sería imposible
entender la extensión del nombre IHVH. El diseño tríadico extiende las
emanaciones por los distintos planos de la creación hasta lo ostensible. Un
ocultista del siglo XVIII, conocido como Papus (Dr. Gerard Ecause), nos dice que el
1, el 4, el 7 y el 10, son la misma cosa expresada en distintos niveles, es decir,
extendida. De ahí extraemos la idea siguiente:

La Unidad más la Trinidad es igual al cuaternario (1+3=4)


El cuaternario más la Trinidad es igual a la héptada (4+3=7)
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La héptada más la Trinidad es igual a la década (7+3=10)

De manera que la unidad para extenderse hasta el 10 (la misma unidad seguida de
un cero), lo cual indica que la misma idea llamada uno ha pasado a otro plano, ha
necesitado del molde tríadico. Si llevamos esta idea al árbol de la vida, la primera
tríada de sefirot es la Santísima Trinidad, y los restantes conforman la héptada. Por
tanto, el árbol puede representarse con esta configuración. La héptada son los seis
días de la creación y el séptimo del descanso, ellos surgen de una Primera
Trinidad.

Algunos conceptos de la cábala luriana,-

Isaac Luria fue un prominente cabalista que vivió entre el 1534 y el 1572.
Desarrolló algunas teorías interesantes y muy adelantadas a su tiempo, aunque si
bien es cierto, una de ellas ya se encontraba en la Biblia, si interpretamos de cierta
manera el capítulo de Jeremías titulado “Los jarros rotos”.

Luria vivió en España de donde salió para Safed (Siria), fundando allí una escuela
de cábala en la que también estuvo otro español, Moisés Cordovero. Las
definiciones de Luria sobre varios conceptos nuevos referentes a la creación se

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inscriben en la llamada cábala tardía. Él ha hecho una importante aportación a la
cábala que hoy estudiamos con los siguientes postulados:

1. Simsum.- Lo cual se entiende como autolimitación divina y se refiere al espacio


de la creación.
2. Sebirá.- significa la rotura de los recipientes. Como hemos dicho, hay una
referencia bíblica en Jeremías. Una explicación simple sería: el universo explotó
y lanzó sus pedazos en viaje por el espacio. Ahora todo está yendo a un mismo
punto. Cuando todo se haya reunido, es decir, se llenen los recipientes, se
volverá a romper y de nuevo el contenido viajará por el espacio.
3. Ticum.- significa la estructura armónica; limpieza y restauración del universo que
se ha producido por la rotura de los recipientes.

Hay buenas singularidades en las ideas de Luria, dice, entre otras cosas, que en el
Principio no hay un acto de emanación divina, sino que Dios se retira sobre Sí
mismo y en lugar de proyectarse hacia fuera, contrae Su ser en una más profunda
ocultación de Su propio yo. Que a través del “simsum” (autolimitación), Dios
produce un espacio primitivo original llamado “tehirú” por los cabalistas. Esta idea
es un autoexilio o destierro, lo cual hoy día lo podemos considerar como un agujero
negro. Dice también que los sefirot son receptores y dadores, excepto malkuth (el
reino) que es solo receptor. Ellos se llenan y revientan creando mundos. Visto así,
los sefirot se pueden relacionar con los “recipientes rotos” o los “jarros rotos” de
Jeremías...

El Zohar interpreta la lista de los reyes de Edom (Génesis 36) como la


preexistencia de los mundos del poder justiciero que perecieron a causa de la
hipertrofia de este elemento en ellos. En relación con Luria, esta idea del Zohar es
la misma que Luria llama Simsum. La muerte de los reyes primitivos por ausencia
de armonía entre lo masculino y femenino del Zohar, se transforma en Luria en la
“rotura de los recipientes”.

Las potencias justicieras del simsum, las relaciona un discípulo de Luria con los
granos de trigo que deben reventar y morir para producir una nueva planta. Las
potencias justicieras son los granos de trigo sembrados en el campo de “tehirú” y
brotan en la creación. Esto establece la idea de autocreación perpetua la cual
también se encuentra en el pensamiento gnóstico. Los recipientes de los sefirot,
que habían de acoger al universo de la emanación procedente del Adam Kadmon,
están, por tanto, destrozados. A fin de restañar la rotura, surgen de la fuente de
Adam Kadmon unas luces de naturaleza constructiva. De ese efecto proviene el
tercer estadío del proceso simbólico llamado ticum o restitución.
En otros círculos, restañar o restituir se dice reintegración o salvación. La idea del
Mesías está relacionada con dicha restauración, pero para Luria el Mesías no es el
restaurador, sino que ésta debe producirse automáticamente. Para el Zohar, el
Mesías es el hombre autorrealizado. Para Luria, la restitución proviene tanto de
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Dios como del hombre, y es un proceso perenne a través de los sefirot ahora en
formación. Pero restos de la potencia justiciera siguen existiendo y creando fuerzas
de amor y gracia.

La creación se logra en cinco estructuras llamadas por Luria “parsufim” (restos de


Dios o de Adam Kadmon), formando de nuevo en el mundo del ticum (restitución) la
figura del hombre primitivo (sin carne). Se forman las apariencias del “paciente”
(arif) del padre y de la madre; y del “impaciente” (zeir arapin), y el elemento
femenino que lo complementa (la Sejinah). Todo el proceso se produce en todos los
planos de la creación.

La Reintegración en la Cábala Tardía

En el siglo XVI, Isaac Luria, ese místico revolucionario para su tiempo, compuso
varios himnos para las comidas del sábado, el día más importante de la mística
judía en el cual se dejaba de construir para convertirse en Templo. La propia
palabra templo en hebreo (he-kal), tiene en sus dos raíces el significado de
comunión, de manera que los himnos de Luria para este día tan especial hablan de
esta unión con el alma, la matrona o la shej’inah. En el que a continuación
incluimos, realizado para la comida del viernes (que después de ponerse el sol se
considera sábado), aparecen exhortaciones a la divina presencia, pero también,
hacia el final, podemos leer un aspecto luctuoso debido a que después del sábado
viene de nuevo el exilio, es decir, otra vez estamos ante la presencia de un texto
que nos habla de la peregrinación del hombre desde el seno del Padre hasta el
teatro de la naturaleza, su retorno al Padre y su vuelta de nuevo a la naturaleza
más burda.

El texto siguiente se ha traducido del arameo al castellano y lo tomamos del libro de


Gershom Scholem “La cábala y su simbolismo” (Siglo XXI ediciones):

“Cantaré en alabanzas para entrar por las puertas del campo de manzanas que
son sagradas.
Preparémosle ahora la nueva mesa con un buen candelabro que alumbra las
cabezas.
Entre izquierda y derecha hay una novia; camina con adornos, con joyas y con
galas.
La abraza su marido, su fundamento, satisfacción le causa y aprieta fuertemente.
Lamentos y aflicciones cesan, desaparecen; ahora, nuevos semblantes, espíritus y
almas.
Mucha alegría le viene con doblada medida, un luminar le alcanza y bendición a
chorros.
Acercaos, padrinos, haced preparativos, aderezad viandas, pescados y volátiles.
Haciendo espíritus y almas renovadas en treinta dos (senderos) y en las tres
ramas.
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Setenta coronas tiene y por encima el rey, que todos se coronan en el Santo de
los Santos.
Marcados y cerrados están todos los mundos; el “anciano de los días” ¿No los
está batiendo?
Ordenaré hacia el Sur las luces de lo oculto y la mesa con panes la dispongo hacia
el Norte.
Con el vino en las copas y ramajes de mirto para el novio y la novia, se hacen
recios los débiles.
Hagámosles coronas de palabras preciosas con la coronación de los setenta que
están sobre los cincuenta.
La Shej’inah se adorna con seis panes por lado, con dos vav se perfuma y todo lo
reúne.
Ociosos y anulados quedan los repulsivos del infierno, encadenados los
angustiadores y todos los diablos”.

A continuación haremos alusión a los términos marcados con negrita sin desligarlo
del sentido místico del himno de Luria aunque no en el mismo orden en que
aparecen para seguir mejor el hilo. Hemos destacado en primer lugar “alumbrar las
cabezas”. En la tradición judía la cabeza simboliza la Sabiduría divina, la cual entra
por ella y se desparrama por el largo pelo de cabeza y barba. Cuando una cabeza
se corona, quiere decir que el alma está subiendo de nivel. Cuando Adam es
expulsado del Paraíso se le quita la corona, descoronar, por tanto, equivale a que
el alma baja de nivel. Estamos aludiendo a los cuatro mundos: Atziluth, Briah,
Yetzirah y Assiah. En el tiempo de los sacerdotes hebreos, la transmisión de poder
se realizaba colocando las manos sobre la cabeza del receptor. Esto es lo que se
supone que hizo Moisés con Josué, cosa que en tiempo rabínico dejó de hacerse,
pues hoy en día un simple certificado es la acreditación habitual de un rabino.

En cuanto al término “novia”, es uno de los muchos nombres dados al alma en el


hombre. El nombre Shej’inah es equivalente. También se usan matrona, hermana,
gacela, paloma, etc.

El término “fundamento” alude a la novena séfira, mientras que los treinta y dos
senderos se refiere a los diez sefirotes y las veintidós letras del alfabeto hebreo. En
este sentido, se dice que de la Sabiduría divina surge la esencia de las almas por
conducto de treinta y dos senderos, mientras que cuando esta alma camina hacia
el Padre lo hace desde Fundamento (yesod) y entre columnas de oposición. Yesod
representa tanto lo masculino como lo femenino. “Comamos pescado” alude a la
fertilidad. La tan extendida costumbre de comer pescado los viernes procede de la
tradición judía en la que no se relacionaba con el simple acto de comer, sino que
era el símbolo de la fertilidad, ya que para que el hombre suba a Dios, primero
debe conjugar lo masculino y lo femenino.

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El “luminar” se refiere a la luz del Espíritu Santo que invade con tanta fuerza al
alma que ésta se une fuertemente a Él. En cuanto a las tres ramas se refiere, es
una alusión a la Gracia, la Justicia y el Amor compensador, otros nombres para las
tres columnas del árbol sefirótico. Las setenta coronas de la novia mencionadas en
el himno, están sacadas del Zohar.

El Anciano de los días es una referencia a la séfira Kether. También se simboliza


con el rostro de perfil, pues se entiende que una parte de Kether aún se encuentra
en el nivel de la no manifestación.

Todo el himno está describiendo la unión mística del alma en el hombre con el
Padre, es decir, la unión del novio y la novia, del rey y la reina. Pero en la última
canción se describe de nuevo la caída. Es decir, se hace alusión al destierro de los
poderes justicieros. Esto lo podemos entender como que toda la creación está
produciéndose en dos direcciones, unas veces el alma hace el viaje desde Atziluth
hasta Assiah y otras en sentido contrario, es decir, sube desde Assiah hasta
Atziluth. Esta peregrinación no cesará hasta que todo quede reintegrado, por eso,
el trabajo del hombre de deseo es influir en sus congéneres para elevar la tasa
vibratoria de toda la tierra. No habrá ningún escogido, sino que el sueño del místico
de lograr la tan ansiada unidad a través de la reintegración, no se logrará de forma
perpetua hasta que toda la humanidad lo logre en conjunto. Por tanto, no es
pequeña nuestra responsabilidad de expandir la luz. En la tradición cabalística
también presenciamos la misma idea. Debemos subir al árbol, a los sefirotes, y
escrutar desde allí, meditar desde allí, y sentar al Rey en su trono. De esa forma
todo el universo se corona, es decir, sube de nivel.

Algunos piensan engañadamente que pueden trabajar en solitario sin preocuparse


por lo que hagan los demás. Otros creen que ellos son los escogidos y que los
demás no se reintegrarán. Estas creencias se oponen a la existencia de la rueda
de encarnaciones. Esta doctrina establece como fin el despertar de la consciencia
de la humanidad. Sin este despertar no habrá reintegración.

Otro aspecto a observar es que el alma en el hombre no es un alma individual, sino


que cada ser humano participa de un alma global. Lo que individualizamos es la
consciencia subjetiva, esa que podemos llamar la consciencia del carné de
identidad. Por tanto, la reintegración es un asunto de la consciencia o de eso que
llamamos alma-personalidad, pero no del alma global. Es la consciencia de Adam
la que desciende. Inicialmente hablamos del Adam Kadmon que podemos designar
como el alma de la humanidad en su estado puro, vale decir su nivel arquetípico.
Después llamamos al hombre Adam Oillat u hombre celeste. Luego viene Enoc o el
hombre multiplicado, el que participa del alma global pero que empieza a
individualizarse. No obstante aún no hay “basar” (carne). Por último llamamos al
hombre Ish que significa el hombre con consciencia de retorno. La raíz Ish la
encontramos también en el nombre Israel, al que llamamos pueblo de Dios y que
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se debe entender como toda la humanidad. De manera que la humanidad Ish debe
reintegrarse, subir de nivel para formar de nuevo el Adam Kadmon. El Ish es la
humanidad que se somete a la reintegración a través del fuego, el cual está
simbolizado por la letra Shin, esa que se incorpora al tetragranmaton IHVH para
formar el nombre de Jesús en hebreo y que literalmente significa “salvador”,
término que es equivalente a reintegrador o restaurador. De manera que Adam
desintegra y Jesús reintegra. Shin es el fuego o la consciencia, el crisol es
Jerusalem, término que significa sitio o lugar de paz.

Si lo anterior lo entendemos y aceptamos, nos volveremos conscientes de que no


es pequeña nuestra responsabilidad de trabajar por el ascenso de la consciencia
de toda la humanidad. Este trabajo debemos realizarlo con humildad, con
obediencia y en silencio, aislándonos de lo profano, pero trabajando para lo
profano, para que ello se vuelva sagrado y se reintegre en la unidad. La palabra
reintegración, como hemos dicho, equivale a restitución y restauración, y en medios
cristianos a salvación. Por lo tanto, es el despertar de la consciencia de toda la
humanidad lo que produce la restitución y la presencia de la estructura armónica.

LA LEY Y LA TRADICION

La ley y sus postulados se encuentran en dos grandes grupos, uno contenido por la
tradición oral, la cual no se puede ubicar en el tiempo y cuyas cuestiones
doctrinarias se recogen bajo el término Midrash cuya traducción literal podría ser
“investigación”; el otro, que recoge los aspectos doctrinarios una vez establecida la
escritura y los primeros textos, los cuales se recogen bajo el término MiShna. Este
tiene su comienzo en los escritos de Moisés, los cuales, además de describir la
creación, establece 613 preceptos a cumplir por el judío. Estos 613 preceptos se
pueden encuadrar en 14 categorías. Todas ellas constituyen las normas de
actuación de un pueblo y sus relaciones entre ellos y con Dios.

Recordaremos que desde este tiempo hasta hace unos pocos siglos, se vienen
incorporando nuevos comentarios sobre los ya existentes. Antes era el Sanedrín el
encargado de determinar el valor canónico de tales escritos. De manera que unas
explicaciones tendrían carácter legal y/o religioso y otras no. ¿Cómo se puede
establecer un criterio para aceptar unas y no otras? Si a los textos originales de
Moisés se le han incorporado posteriores redacciones rabínicas y éstas pueden
estar en función de la forma como esas explicaciones se han diseñado a fin de
atraer la mente de los judíos de la diáspora ¿Cómo se puede determinar que tales
explicaciones son las adecuadas? Por lo que se ve, si cada estudiante debe
enfrentar su materia de estudio con una abierta discusión o controversia como
método de estudio ¿Cómo puede determinar si las explicaciones que después son

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tenidas como válidas, guardan relación con el método estructurado del alfabeto el
cual explica la creación del universo?.

La tradición cabalística y la vía ortodoxa del judaísmo creen haber resuelto tales
cuestiones basando la elección de las interpretaciones en lo que se conoce como
“Masora”. Para ello fue creado un comité de expertos o gramáticos religiosos
conocidos como masoretas. Ellos son los que, después de mucho estudio y
aplicación de la controversia, dan carácter legal a sus interpretaciones. Por lo tanto,
la tradición llega hasta nosotros, en cuanto a las interpretaciones se refiere,
cargadas de aspectos añadidos. Es mas, pienso que el judío le da tantas vueltas a
un tema doctrinario como milímetros se aleje de la opinión oficial. Y no para en su
análisis hasta que consiga pensar en forma idéntica a la que ya sabían sus
maestros. Esto no deja de ser el método que defendía Maimónides respecto de
llegar a la verdad a través de la negación y no de la afirmación, solo que en este
caso, no creo que se ejerza libremente, sino de forma mediatizada.

Pero aún así, podemos considerar la tora como de dos niveles: Una tora celeste y
una tora terrestre. La primera establece una serie de leyes naturales que están ahí
para el que quiera estudiarlas. La otra contiene los aspectos doctrinarios de una
ortodoxia para un grupo determinado. Pero el más alto concepto de la tora no
puede estar limitado a un grupo, unas costumbres, una nación o religión
institucional. La Tora celeste no puede estar constreñida por las normas de un
pueblo o una raza o religión. Consciente de ello, la mística judía utiliza el término
tora en relación a Israel y no a los judíos, pues Israel indica, no un grupo, sino a la
humanidad entera. Por tanto el estudio de la Tora es algo que compete al místico, y
su realización, a la experiencia del Ser.

Eso no quita para estudiar la tora terrestre, pues los preceptos de Moisés también
obligan a conocer a Dios y a ser inteligentes. Siguiendo solo esos dos, hay que
analizar las leyes, utilizar la razón en los aspectos más altos de la vida, e incorporar
sus resultados a la práctica diaria. Esa es una forma de, estudiando la tora menor,
alcanzar la Tora mayor.

Hace más de mil quinientos años que los rabinos tratan de interpretar las Escrituras
y tradiciones que han heredado. El método de estudio desarrollado, es lo que se
conoce como exégesis, la cual contiene dos aspectos: a) Midrash halacha y b)
Midrash haggada.

La alacha se ocupa de los aspectos a investigar en lo que se refiere al punto de


vista legal contenido en las Escrituras. La agada se dedica al estudio de las
palabras, al sentido de las frases. Agada se interpreta como narrar, contar las
palabras. Por tanto, el o la midrash agada, recoge todos los cuentos y
explicaciones de la tradición judía.

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Entre el año 30 a.C. y unos dos siglos después, se desarrollaron las reglas que
servirían para la interpretación metódica de la tora. Los maestros de esa época la
habían aprendido de sus predecesores y las transmitieron a sus descendientes. De
esa forma, las reglas de interpretación han quedado inscritas en la tradición y en la
tora.

Pero tal y como dice el rabino Safran, la tora es un libro cerrado que no dice nada
hasta que el estudiante lo abre. Es común que el mismo texto, las mismas
palabras, no digan lo mismo a un estudiante novel que a un iniciado. El caso es
que aún el iniciado, encontrará que un mismo texto cambia para él, al estudiarlo en
tiempos distintos. ¿Cuántas veces no nos ha pasado que hemos estudiado un tema
y al volver sobre él unos meses después encontramos cosas nuevas que antes
habían pasado inadvertidas? Leer, reflexionar, meditar, volver a leer, etc., cambia
el significado del texto. Es decir, en la misma medida en que nosotros cambiamos,
cambia el texto. El nivel de consciencia de cada uno hace que las mismas letras y
palabras cambien su significado. La combinación entre la interpretación o noción de
la mente del estudiante y los contenidos de la ley, experimentados, es lo que
actualiza su potencialidad divina y le confiere efectividad en el mundo de todos los
días, en el corazón y la mente del estudiante y en su relación bidireccional: Con
Dios y con su prójimo.

El Zohar también considera a la ley inmóvil, y establece que se dinamiza cuando el


estudiante o el iniciado la estudian. En la tradición, la ley ha establecido su lenguaje
a través de los símbolos místicos, y éstos como aquéllos, permanecerán inmóviles
a menos que los investiguemos, recurramos al midrash, o que alguien experto los
mueva. Con tal dinamismo, se establece una relación entre el símbolo y nosotros, o
entre la ley y el estudiante. A partir de esa relación, se incorporarán nuevas ideas a
nuestras mentes y corazones. Precisamente ese es el valor intrínseco de algunos
rituales de creación, realizados a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, quien
preside con Sabiduría, apoya con Su fuerza y adorna con Su belleza.

Los actos del hombre, en tanto que se armonicen con su ser interno, estarán
guiados por los principios proveniente del alma. Pero él debe atraer esos principios
o dictados (leyes) hasta el nivel de la razón. Eso es lo que lo hace consciente de la
revelación. Luego ha de interpretarla, reflejarla, observar su contenido y tratar de
establecer una relación coherente con los asuntos del día. Debe afinar, pulir su
espejo, para poder llegar a lograr que el objeto de la razón sea idéntico a la ley
revelada.

En la tradición, la ley (alacha) procede del relato (la agada). Esto equivale a decir
que primero es la revelación y luego la interpretación. Posteriormente vendrá la
ordenación y aplicación de dicha revelación. También quiere decir que el estudio
debe preceder a la aplicación y que ésta debe ajustarse a aquélla. Ambos aspectos

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constituyen el midrash y establece su relación en lo que modernamente podemos
llamar imaginación y razón. Ambas deben fundirse.

Como práctica nos aconsejan meditar, esperar el influjo que aparecerá como un
flash que llega, corre y se va. Los maestros cabalistas aconsejan meditar sobre las
sefirot, esperar la visión, correr detrás de ellas (la visión), y luego dejarla marchar.
Posteriormente se debe volver al mundo material e intentar aplicar lo que se va
aprendiendo. De esa forma no solo se eleva el practicante, sino que él, al
trascender, eleva también el mundo que le rodea.

La Tradición Primordial.-

La tradición primordial es mucho más vieja que el volumen de la Masora, por tanto,
cuando intentamos una interpretación, no tenemos porqué ajustarnos a esta
recopilación, aunque reconocemos que en muchos casos, no nos queda mas
remedio que referir el significado de la interpretación rabínica. A pesar de ello,
pretendemos una total libertad para establecer un sentido libre y particular de
cualquier concepto, total, las áreas conceptuales, como quiera que ellas
pertenecen a la mente razonadora, pueden muy bien cambiar en la medida que
nosotros cambiamos, y no se parecerán nunca, a la experimentación que de un
estado de consciencia mas profunda, podamos realizar. Por otro lado, el concurso
de varias mentes pensantes, en el campo de la ideas, del lenguaje, de las
interpretaciones, puede acercarnos mejor al sentido mas parecido de la verdad,
aunque individualmente, solo participemos de una pequeñísima parcela de tal o
cual verdad.

Proponemos, siguiendo el argumento expresado, que cada uno pase por el tamiz
todo lo que lea, escuche o piense. Hay que debatir cada idea. Esa práctica existía
desde tiempos remotos entre los judíos. El debate constituye un método en sí
mismo, toda vez que cualquier interpretación humana de las cosas santas, al no
contrastarse, puede hacernos creer como verdaderas las proyecciones de nuestra
mente, nuestras necesidades del ego, los engaños, la fabricación de todo aquello
que nace de la rueda imaginativa que somos. Una doble actitud, activa y pasiva,
desde el punto de vista de la mente subjetiva, sería lo adecuado. Entrar en el
combate de las ideas, atacar y defenderse, tal y como lo hacían antaño los
doctores de la ley. Ojalá mostremos madurez suficiente para realizar esta tarea sin
sentirnos ofendidos cuando nuestra idea no sea la que prevalezca.

El estudio de la cábala es algo que no debe hacerse solo, pues si no tenemos a un


grupo para enfrentar las ideas o establecer la controversia, caeremos con suma
facilidad en el montaje de realidades que no tienen efectividad mas allá de
nosotros mismos.

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Armados con esa vestimenta podemos empezar el estudio de las palabras y
enfrentarnos a los opuestos, esperando alcanzar su conjunción perfecta. A este
propósito, la dualidad, como hemos expresado ya, es la realidad mas connotativa y
aplastante que se nos presenta ante la mente, pero es también el mayor de todos
los engaños. Digamos que ninguna realidad existe sin la existencia de los
opuestos, es decir, no sabríamos lo que es el frío si no tuviéramos el calor, lo alto
sin lo bajo, lo dulce sin lo amargo, etc. Todo parece existir gracias a la dualidad. La
oposición es fuerte y constante. Sin embargo, en la experiencia mística del ser,
cuando nuestra mente pensante e imaginativa está acallada, podemos
experimentar el aquí y el ahora, no experimentando la dualidad en ese nivel de
consciencia.

Algunas personas no participan de la discusión sobre el significado de las palabras.


Ellos creen que porque hay otros más eruditos que ellos, no se vería interesante lo
que ellos tienen que decir. En la controversia como método de la cábala eso sería
un error, la erudición se presenta en este caso como el uso del recurso dialéctico o
el dominio de adornar con filigranas una idea expresada verbalmente. Eso no es lo
que se busca en la discusión sobre los significados de las palabras con las que se
construye la creación. Aquí debemos enfocar el tema en el hecho de “contar las
palabras”, las cuales deben nacer de nuestro corazón mas que de nuestra mente.

Expresarse verbalmente teniendo como origen el corazón y no la mente, es añadir


los sentimientos que una palabra santa puede sugerirnos. No incentivamos la
sensiblería, emoción mal dirigida; lo que estamos indicando, es que cierta dosis de
conveniente emoción se convierte en una fuerza especial al contar palabras. Las
palabras dichas con sentido y emoción necesaria no necesitan adornos.

Como quiera que la tradición primordial es antes oral que escrita, la palabra se
convierte en algo fundamental. Representa además el vínculo de unión entre
diversos interlocutores: Primero entre nuestra mente y nuestro corazón. Entre éste
y el Dios que comprendemos y sentimos. Y entre cada uno de nosotros y el resto
del grupo que se reúne con el mismo fin. Algunos de los que así se reúnen, para
tener presente el más alto significado de la Palabra, lo hacen mientras mantienen
ante su presencia, el prólogo del Evangelio de San Juan.

San Juan le da a la palabra el mismo significado que mas de mil años antes le diera
Moisés. No creo que sea pura coincidencia que los dos autores, con más de un
milenio por medio hayan escogido para comenzar sus obras el mismo sustantivo:
Principio (berechit).

La palabra oculta y la palabra contada, eje de la tradición primordial, es el davar (o


devar), mientras que la parte mas oculta del Templo de Salomón es el devir, el cual
se presenta como un cubo perfecto de 20x20x20, en el que se encuentran dos
querubines con las alas desplegadas, y justo debajo de su intersección, se
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encuentra el arca conteniendo los rollos de la tora. Allí la palabra, es la Palabra de
Dios, la cual también está presente en nosotros. En ambos templos de oración, lo
escrito nace de la voz del Santo.

La primera palabra es luz, pero antes de haber luz hubo sonido, porque “Dios dijo:
Que haya luz”. Desde el punto de vista humano, el pensamiento precede a la
palabra, de ahí que en el nivel divino, también concibamos la creación como un
producto del pensamiento de Dios. No obstante, pensamiento, palabra (luz) y obra,
es el primer triángulo de creación que, aunque lo concibamos separados, es un
solo y único acto.

Otro aspecto de la palabra es el silencio. A ello nos hemos referido al hablar de la


experiencia del ser a través de acallar la mente razonadora. Si decimos que
debemos establecer la controversia y por otro lado recomendamos el silencio,
parece que nos estuviéramos contradiciendo. No es así. Lo que proponemos es la
práctica de ambas cosas. En el aspecto del silencio, además de estar implícito al
alcanzar la meditación, queda reseñado en la necesidad de auto educarnos en la
práctica de la escucha. Escuchar es algo en lo que no se nos entrena en la
escuela, a pesar de pasar muchas horas en clase oyendo. En el ámbito de la
práctica cabalística, lo que queremos dejar sentando, es la necesidad de refinar el
oído. Si por un lado debemos esmerarnos en contar las palabras adecuadas, en
ese proceso también está implicado el escucharse. De la misma forma, cuando es
otro el que habla, debemos esmerarnos en oírlo, pues él también se está
esforzando en utilizar las palabras adecuadas, las cuales, antes de él
mencionarlas, también se ha escuchado. De esa forma, el debate gira alrededor del
ambiente apropiado, pues la fuerza vibratoria de palabras contadas así, va calando
en nosotros y dirigiéndonos hacia niveles superiores. La interrupción del
interlocutor antes de que finalice la expresión de su pensamiento, rompe el
equilibrio esbozado. Por otro lado, el esfuerzo en escuchar a nuestros
interlocutores, se traduce en la práctica de escucharnos a nosotros mismos. Mas
aún, si aprendemos a escuchar a nuestro ser interno, pronto se convertirá en la
mejor guía para nuestra vida. Una práctica sencilla es poner nuestra atención en
los oídos hasta llegar a percibir el silencio, el cual también se escucha. Después del
silencio hay otro sonido cósmico o voz del mundo. Otra práctica es llevar nuestra
atención hacia el centro de nuestro pecho y permanecer en silencio hasta que
oigamos el susurro de nuestro ser interno. Que no pase inadvertido que hemos
propuesto un ejercicio para alcanzar la visión y otro para alcanzar la audición
profética.

A medida que nos autoeducamos en la escucha, va naciendo en nosotros un


sentido de obediencia que debemos explicar para que no se malinterprete. La
obediencia no se refiere a esos aspectos del mundo en los cuales se presentan dos
facciones, los dominadores y los dominados. Cuando mencionamos la palabra
obediencia, del verbo hebreo “chamoa”, implica la sumisión incondicional del que
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escucha respecto al que habla. Ahora bien, como estamos refiriéndonos a un
proceso de interiorización, el que escucha es nuestro yo externo, mientras que el
que habla es nuestro yo interno. Sin embargo, cuando llevamos el tema de la
obediencia al plano grupal, implica el total respeto hacia las ideas del que habla,
pues él también está haciendo esfuerzos por expresarse lo mejor que puede. Lo
que debe quedar bien claro es que el estudiante de cábala debe intentar ser
inteligente, analizar y razonar, y llegar a sus propias ideas. Pero debe también
obedecer, es decir, estar atento o ser siempre consciente de la sagrada luz que se
le revela.

A través de ese doble trabajo, el iniciado observa la ley, la contrasta con su


inteligencia y la medita. Con ello, se convierte en receptor y transmisor de la propia
ley. De esa forma también, se convierte en un “poseedor de la tradición”, pues él y
su enseñanza, representan la forma viva y humana de la tradición pasada y
venerable.

Cuenta el libro de Reyes (I), que la Reina de Saba había escuchado de la sabiduría
de Salomón. Lo visita y pretende arrancarle el secreto de la construcción del
templo. Se narra allí que el templo se erigía sin ruidos de picos ni palas u otros
objetos cortantes. Como si las piedras usadas en la construcción estuvieran
previamente talladas. Nosotros somos el templo, el cual debemos construir y
reconstruir todos los días a la gloria del Gran Arquitecto del Universo.

Pues bien, cada vez que el iniciado recibe y transmite la tradición, está
construyendo. El templo que se construye, se reconstruye, se erige y se vuelve a
levantar cada vez que el iniciado realiza el estudio de las palabras, practica el
silencio y la obediencia. La actitud de estar siempre consciente de la sagrada luz,
de cada acto, de los gestos, palabras y pensamientos, o bien cuando se contrasta
el significado de cada cosa, cuando se le da la emoción requerida y se comulga
con el Dios de nuestro corazón, todo ello, hace que se restituya la Ley. La luz en el
Templo es la luz en el mundo. Allí, en medio del medio, está la shej’nah, en nuestra
Jerusalem particular. Desde allí erige el iniciado su templo con sabiduría,
apoyándolo con su fuerza y adornándolo con su belleza. Estos tres atributos se
encuentran, cada uno de ellos, en una columna del árbol de la vida, como
recordándonos otra vez la tesis, la antítesis y la síntesis, tan presente en varias
secciones del Sepher Yetzirah. Los judíos pasan seis días de cada semana
reconstruyendo el templo, el séptimo, el shabbat, ya no construyen, sino que se
convierten en el templo. Fuera del devir, el resto del templo toma el nombre de
“hekal”, palabra que se deriva de “kol”, que quiere decir “todo”. Cuando el
estudiante traspasa el umbral y entra en la casa de oración y trabajo con la
intención de restituir la luz, de reconstruir el templo, se enfrenta primero al combate,
a la lucha de los opuestos, entre la luz y las sombras, entre lo externo y lo interno.
El debe ahora unificar los opuestos, constituirse en la belleza mediadora. Su
consciencia debe elevarse hasta realizar la conjunción de los opuestos. El debe
91
representar el fiel de la balanza para hacer desaparecer la oposición como realidad,
pues de esa forma experimentará la realidad del Ser. Para ello debe comulgar, ir
hacia dentro hasta llegar a la unidad. Ese es el significado de templo en hebreo (kol
= todo).

Cuando se menciona la palabra comunión, cada uno puede traer a la mente las
referencias inmediatas. Nosotros encontramos tres referencias o niveles: A)
Podemos aludir a la reunión fraternal entre los varios estudiantes que se reúnen
para un fin común. Por ejemplo, si nos reunimos alrededor de la shej’nah para
juntos erigir el templo. B) También podemos aludir al vínculo consciente que
podemos crear entre nuestro ser externo y nuestro ser interno. C) Y podemos hacer
referencia también al nivel que se deriva del aspecto anterior, es decir, una vez
establecido el nexo con nuestro ser interno, sentir cómo este nos lleva hasta la
experiencia mas sublime que como humanos podemos realizar: Experimentar el ser
o vislumbrar la unidad con Dios. El Salmo 133 nos recuerda un nivel de comunión
con el texto siguiente: ¡”OH, que bueno, que dulce habitar los hermanos todos
juntos! Como un ungüento fino en la cabeza que baja por la barba”. Entre algunos
judíos, la cabeza es el depósito de la sabiduría de Dios, y los pelos colgando de la
cabeza y la barba es la sabiduría derramándose y adornando al hombre.

El En Sof, la Sabiduría Infinita.-

Intentaremos hablar de un tema relacionado con la creación avisando de


antemano que es uno que al no tener una realidad cotidiana para nosotros,
presenta los problemas de lenguaje habituales en estos casos. De todas formas,
tenemos hoy algunas explicaciones de la teoría física moderna que nos pueden
servir de ejemplo para poder verbalizar asuntos que están más allá de nuestro
entorno. El físico Hawking es uno de los que nos pueden ayudar a comprender
algunos aspectos que se encuentran en la cábala explicados en ésta de forma
velada y por tanto menos comprensible. Para una persona no muy versada,
algunas ideas como la contracción y dilatación del universo pueden presentar cierta
dificultad de comprensión. Algunas de estas teorías fueron formuladas por el
cabalista Louria e introducidas en la cábala alrededor del mil quinientos d.C.

No debatiremos si la creación se realiza a partir de un Creador o si ésta es


independiente de Aquél. En cábala no hay un Dios creador, sino que la creación
surge de Él en emanaciones sucesivas; en la religión, sin embargo, se habla de un
Dios creador. Llamemos como llamemos a la causa primera o a la primera
vibración, y conozca la ciencia mas allá de la gente promedio sobre los asuntos de
la creación del cosmos, siempre habrá algo incognoscible para la mente humana.
Por otro lado, si al observar el universo somos capaces de contemplar la presencia
de una serie de leyes, las cuales encontramos en otros sistemas mas cercanos
como puede ser el propio cuerpo humano, no solo podremos intuir la existencia de
92
un tercer mundo o nivel, sino que la propia toma de consciencia del orden
establecido, nos hace pensar en una Ley directriz. Podemos llamar a esa ley y ese
orden de muchas maneras, de la misma forma que podemos usar el mismo nombre
para aquello que no conocemos y que está mas allá de lo conocido por la más alta
y clara de las mentes humanas. Por lo tanto, a “eso” que está mas allá, a esa ley y
orden, lo podemos llamar Cósmico o Dios, aunque solo sea producto de la
concepción de la mente humana.

Dicho lo anterior, volvemos a la explicación cabalística sobre la creación, la cual


emana de Dios. La enfocaremos desde un momento anterior a las emanaciones y
por supuesto, a la final condensación terrestre.

Tanto para el judaísmo ortodoxo como para la mística judía, existe un nivel
incognoscible desde el que, a través de sucesivas emanaciones no verbalizables,
se llega a la condensación ostensible. Tanto antes de las emanaciones como en el
estudio de ellas, observamos el molde triangular ya expuesto. Lo curioso es que
mientras la cábala lo contempla, la ortodoxia judía, por razones históricas de
establecer la idea de nación judía, es decir, para obtener que su gente pasara de la
idea de tribu a la de nación, eliminaron la idea trinitaria (aún hoy se dice en las
sinagogas: “Oye Israel, nuestro Dios es Uno). El Yetzirah también se suma a la
mención “Dios único” dándole relevancia a “unico” para dejar bien sentado que solo
hay un Dios. El caso es que ese Dios único, proyecta de sí mismo una serie
sucesivas de emanaciones las cuales podemos triangulizar. Un primer triángulo se
ubica en un nivel que en la ley mosaica se denomina “nada”. Claro está que para
nuestra mente, la nada no tiene existencia, es decir, la nada ya es algo, excepto
por la negación de sí misma.

Si volvemos a recordar los cuatro niveles de creación, nos estaremos refiriendo a


uno que no podemos nombrar excepto que recurramos a símbolos. ¿Qué
podríamos pensar del Atziluth o de una creación de “nada de la nada”?. Si
echamos mano de la explicación sobre los agujeros negros podríamos entender
que nuestra tierra fue en un momento equis, parte de un agujero negro donde todo
estaba impregnado de una tremenda gravedad que al ser tan aplastante, no dejaba
escapar la luz. Allí existía todo lo que ahora existe, digamos que es como la semilla
de un gran roble. La semilla no tiene ese gran tronco que después de varios años
existirá, ni grandes ramas, ni hojas, ni raíces. Pero todo lo que el gran roble es o
será, lo fue mucho antes, cuando solo era una pequeña semilla. De la misma
forma, todo lo existente existía en el agujero negro. Si no queremos abandonar
nuestras ideas religiosas, podemos decir que todo existía en el pensamiento de
Dios.

También podemos recurrir a los números para explicar lo mismo. Tenemos un punto
cero y números positivos a su derecha y números negativos a su izquierda:

93
-5 -4 -3 -2 -1 0 +1 +2 +3 +4 +5

Cuando el Relato dice que el mundo estaba sumido en tinieblas, o bien cuando se
nos presenta la idea del caos, podemos entender que se refiere al nivel arquetípico
o de la semilla en el ejemplo del roble. Es, en suma, un nivel donde no existe la
forma. Las palabras hebreas “vacío” e “informe”, son “bohu” y “tohu”. En esa no
forma, existía, no obstante, el Ser.

Cuando nos referimos a cómo el Ser crea en lo informe, o si preferimos, cuando se


invierte la gravedad del agujero negro, comienza una creación la cual va a
manifestar después un orden, una eterna armonía, una eterna moción. Sea que lo
veamos desde el punto de vista de la aceptación de un Creador o de la existencia
natural e independiente del universo, a esa armonía y orden se le aplica la noción
de Sabiduría. Eso es lo que se atribuye al término “En sof”.

En realidad, los cabalistas usan como primera idea, la que transmite el término
“AIN”, el cual podemos traducir por “no” o por un -3 en el lenguaje de los números.
El siguiente paso es “En sof”, el cual significa “no fin” o infinito, al cual se le atribuye
la idea de Sabiduría. El tercer paso de esta aún no creación es el “ain sof aur”, el
cual es traducido por no - fin – luz (del hebreo “or”), o luz infinita. Se aplica también
como Sabiduría Infinita. En ese vacío e informe, los tres componentes de la no
creación: -3, -2 -1, confluyen en el momento que hoy explica la teoría del big-bang
como el momento cero de la gran explosión. A partir de este momento se expresa
la primera emanación por la acción del berechit y que los cabalistas expresan como
una corona cuyo nombre aplicado es “kether”.El Sepher Yetzirah dice diez
emanaciones, pero no le da nombres. Ellos son producto de los cabalistas.

Kether o corona, es el uno positivo. Pero el uno no tiene existencia para nosotros
hasta que no encuentra su expresión dual. Kether se simboliza como el anciano de
los días. Se suele simbolizar también con un rostro de perfil. Esto nos sugiere que
una parte de esta sefira o emanación, aún se encuentra en el lado oscuro, es decir,
es como si estuviera traspasando el umbral del agujero negro. Una parte es ya
visible, mientras que la otra aún se encuentra en la no manifestación.

Una vibración de una longitud de onda determinada, cuando se encuentra con otra
de distinta pero complementaria, crean una tercera, la cual, siendo “hija” de las dos
primeras, no es igual a ellas. Podríamos entender lo mismo si decimos que una
proyección de kether se condensa creando una segunda sefira cuyo nombre
hebreo traducido al español es sabiduría. Esta sabiduría estuvo antes, está ahora
y estará después. Visto así, la sabiduría es En sof. Sin embargo, también la
segunda sefira lleva ese nombre, aunque el atributo de sabiduría impregna todo.
Los cabalistas llaman a sabiduría hokhmah. Hasta aquí hemos descrito de forma
implícita lo que el Génesis dice con su lenguaje: “En el principio creó Dios los cielos
94
y la tierra (at). Cuando sabiduría (hokmah) se proyecta a si misma, aparece el tres
del primer triángulo de manifestación: entendimiento (binah). Nos referimos al tres
positivo. Esa es la primera tríada o Tríada Superna del mundo de la emanación o
atziluth. La corona como la cabeza, sabiduría como el Padre y entendimiento como
la Madre.

A partir de la autoproyección de binah se crea fuerza (hesed), también llamada


clemencia (gedulah), el cual es el día primero de la creación, pues la creación,
aunque procede de la Primera Trinidad, no empieza en ella, sino en lo que
podríamos considerar el cuatro positivo.

De hesed se crea gevurah (rigor), también llamado din (juicio) y de ésta tipheret, la
belleza. Hesed, gevurah y tipheret, forman un segundo triángulo que aunque
pertenece a un nivel intangible, podemos llamarlo mundo o nivel de la creación.
Ellos tres son el 4, el 5 y 6 positivos. Sin embargo, corresponden al primer,
segundo y tercer días de la creación del Génesis (aún no existe el hombre, aunque
la Sabiduría Infinita crea a éste siguiendo el mismo procedimiento). En tipheret
puede dibujarse un rostro de frente que representa el hijo, mientras que hesed y
gevurah son llamadas en algunos textos “lámparas que forman el trono real”.

La tercera tríada está formada por netzah (victoria), hod (gloria) y yesod
(fundamento o fundación). Aunque seguimos en un nivel no tangible, a esta tríada
le podemos aplicar la idea de formación (yetzirah). Dicen los cabalistas que de ella
provienen todas las fuerzas de la naturaleza. Ellas son el 7, el 8 y el 9 positivos, y
en referencia a los días de la creación, el cuarto, quinto y sexto. En el sexto
aparece el pronombre “el”, (en hebreo he), el cual está emparentado con el
hombre.

Todas las sefirot (en singular sefira) descritas, son nombradas en los textos como
los nueve palacios. Normalmente ponen a parte la décima condensación
denominada malkuth y la cual tiene muchas asignaciones: el reino, la tierra, el
trono, la novia, la reina, la armonía, la matrona, la hermana, etc. Representa la
residencia de Dios, el templo, Su casa, Su presencia. Por tanto, la Shej’nah. Su fin
es unirse al esposo. Que Dios y la tierra sean uno. Es el número 10, el cual es el
mismo uno seguido de un cero.

Siguiendo la estructura de las letras - números hebreas, el 1, el 10 y el 100, es la


misma idea expresada en tres niveles distintos: el arquetípico, el de la formación y
el cósmico. La numeración por tanto, como recordaremos, es del 1 al 9, luego del
10 al 90 y por último del 100 al 900 incluyendo en las 22 letras básicas las cinco
finales.

Una explicación un tanto casera de esta disposición podría ser la que hemos
relatado anteriormente cuando nos referíamos al padre y que no está de más volver
95
a recordar. Si hablamos del jefe de una familia patriarcal, el padre, decimos que es
el uno. Si tiene un hijo y queremos referirnos a la parte o presencia del padre en el
hijo decimos diez. Y si nos referimos al padre en relación a la familia decimos 100.
Esto contiene un porqué. En la mentalidad hebrea, la construcción del lenguaje
sigue unas reglas que le obligan a no modificar el sujeto, cosa que no ocurre en
nuestra mentalidad. Allí una cosa es una cosa y no puede ser otra, por tanto, el
lenguaje no puede destruir ni modificar la cosa, ni puede haber mas de una cosa.
Pongamos un ejemplo: Un rey equis es un rey, no hay una parte de rey, ni hay dos
ni tres de rey. Si algo emana de él, por ejemplo, si él habla, nosotros diríamos
“palabra real”, con lo cual hemos destruido con el lenguaje al rey. El hebreo no
permite esa construcción, de manera que se modifica el complemento y no el sujeto
(aunque en castellano no se ajusta para decir palabra real, bajo la mentalidad
hebrea tendríamos que decir “pelabra rey”, con lo cual la figura del rey no se toca).

De la misma manera no puede haber más de un Dios, ni partes de El. Eso no quita
para que El pueda manifestarse en distintos niveles. Los números están
estructurados entonces, de manera que permitan expresar lo mismo de que se
habla, en los distintos niveles de creación. Dios es el 1 y el Unico (bien claro lo
establece el Sepher Yetzirah), pero El puede manifestarse como 1, como 10, o
como 100. Si hablamos de la materia y la simbolizamos con el 4, estaremos
hablando de la semilla del roble, es decir, del arquetipo de la materia. O en el
lenguaje de la física, los electrones que más adelante formarán átomos, los cuales
podemos simbolizar con el 40, y que después se convertirán en moléculas que
tocamos y que podemos representar por el 400. De esa manera está construida la
mayoría de las explicaciones relativas a la creación, que cuando pasamos a
nuestro idioma y mentalidad, volvemos a perder de vista. Para entender algunos
aspectos ocultos de la creación, velados en el lenguaje de la cábala, deberíamos
recordar siempre los cuatro niveles que hemos referido al principio.

Para abundar más en este tema y dejar desvelada otra cuestión, nos referiremos a
una común confusión de los que se inician en la cábala. Oímos hablar de que alef
es la primera letra, por tanto, debe ser la que indique el principio. Luego oímos o
leemos que como la unidad no “cuenta” nada, se necesita del dos, por tanto, la
creación comienza en el dos (la letra bet). Pero luego nos dicen que todas las letras
parten de la más pequeña de todas, que es la iod (el número 10). ¿Cuál es por fín
el principio? Si volvemos a los cuatros niveles lo entenderemos enseguida. Aparece
en un texto una alegoría de las letras. Estas se presentan ante Dios pidiéndole que
comience la creación con cada una de ellas. Se presentan en orden inverso, esto
es, desde la última, la tau, a la primera, la alef. Cada una argumenta sus razones,
pero El va descartándolas hasta que llega el turno de la “bet” (o el número 2) y
Dios le promete que con ella comenzará la creación.

Debido a que la creación comienza con la “bet” (equivalente a nuestra b y v, la


primera al comienzo de palabra y la segunda en medio como la b de berechit y la v
96
de gevurah respectivamente. En ambos casos la letra hebrea es la “bet”), el
comienzo del Génesis, es decir, la primera letra de la primera palabra del primer
versículo del primer capítulo del primer libro de la Biblia, es, precisamente, la “bet”
de berechit. Esta letra aparece dos veces en el primer versículo, pues también se
encuentra en “bara” que significa “por la acción de”.

Continuando con la alegoría de las letras, Dios se dirige a la alef y le pregunta que
por qué ella no se presenta ante Él pidiendo, como las demás, que comience con
ella la creación. Alef le dice que ya oyó como ese honor era concedido a bet, a lo
que Dios responde que aunque Él comience la creación con bet, ella, la alef,
estará siempre a la cabeza de la creación. Eso lo vemos también en el primer
versículo del Génesis donde además de aparecer dos palabras que comienzan con
bet, hay otras dos que comienzan con alef. El versículo en cuestión dice así:
“Berechit bara Elohim at hashmain vet herez”. Las dos alef son la “e” de Elohim
y la “a” de at (partícula de la que ya hemos hablado ampliamente).

¿Por qué esta organización de letras en la explicación del primer momento de la


creación? La respuesta está en que a través del uno, la mente razonadora no
aprecia nada. Es con el dos, con la dualidad o la presencia del par de opuestos que
podemos percibir la realidad relativa a la mente subjetiva. La alef es el uno, la bet el
dos. Sin embargo, antes de la creación manifestada, ostensible, hay una creación
muda. Eso también está representado por la alef, muda, y la bet, ostensible. Un
símil encontramos en la palabra pronunciada y la palabra silenciosa, ésta precede a
aquélla. Al hablar, llamamos palabra al sonido de nuestra voz, pero sin el aire
invisible que inspiramos antes de hablar y la adaptación muscular de la boca, la
mueca que precede a la voz, también es voz y palabra, pues sin ello no existiría lo
otro. Todo lo que suena se produce por la acción de lo que no suena.

Las tres letras madres de las cuales se forman todas las cosas, son alef, mem y
shin: aire, agua y fuego. En otros lenguajes se incluye la tierra como cuarto
elemento, pero en la explicación judía, la tierra se forma a partir del agua.

Dicho lo anterior retomamos el tema en el que hacíamos mención de la usual


confusión de algunos estudiantes al ver que unas veces el principio lo representa
una letra y en otras ocasiones otra distinta. Si nos referimos al principio no
manifestado lo representaremos con la letra alef, el 1, el cual no nos da idea de
algo (es como decir frío sin saber qué es el calor. Uno sin el otro no tienen
realidad). La letra alef es la inicial de la palabra “atziluth”, nivel de emanación o de
la no manifestación. Si nos referimos al principio en el nivel que hemos denominado
“creación”, la letra conque se simboliza es la bet, el 2. Como beriyah o briah
(creación). Principio también se simboliza con el número 10, que es el mismo 1 en
otro nivel. Este es el principio en el mundo Yetzirático, y como es obvio, la letra
simbólica de este nivel denominado “formación”, es la letra yod. Curiosamente, esta
letra es un punto rabudo o extendido, como una coma, y es la más pequeña de
97
todas las letras. Una alef es una línea oblicua de derecha a izquierda con dos yod
incorporadas, una de ellas está invertida formando la base de la letra. Todas las
letras hebreas parten de yod, es decir, el punto rabudo se haya dentro de todas las
letras hebreas.

En el cuarto nivel, en el mundo de la realización, el assiah, no se toma como


principio sino como efecto. No obstante, podríamos especular con la idea de que el
1 seguido de tres ceros (cuatro niveles), puede estar representado por la letra ayin,
una letra también muda.

Atziluth / Emanación

Briah / Creación

Yetzirah / Formación

Asshiah / Función

98
Resumen de los sefirot,-

Kether, el poder supremo, es la corona de Dios. Chokmah, la sabiduría es el ideal


de la razón soberana. Binah, el entendimiento es la libertad, la potencia motriz, la
iniciativa, la inteligencia. Gedulah es el ideal de la magnificencia y de la bondad,
también llamado Hesed o Chesed que quiere decir misericordia. Gevurah es la
fuerza, el vigor, el ideal de justicia, a veces es llamado Din que significa severidad.
También se usa Pechad o temor. Tiferet es la belleza, el equilibrio de las cosas. A
veces se llama Rahamin que significa amor. Netzah es la victoria, la recompensa
del progreso que tanto menciona San Juan el Evangelista en las cartas a las siete
iglesias de su Apocalipsis. También indica ley, renovación. Hod es el orden eterno,
contrapeso del progreso y triunfo de la razón. Yesod significa verdad, base de toda
razón, también significa fundación y se reconoce por el término zaddik. Malkut
significa el reino, la forma, el objeto exterior, el mundo. También es la sej’nah, las
esposa, la hermana, la reina, la matrona. Todos nacen del En sof, la sabiduría
divina. Kether y Malkut están unidas, la primera es el 1, la otra es el 10.

En el principio era el caos, el ain, el período de reposo, lo negativo reinaba


supremamente. De este caos por voluntad divina se crea el movimiento En sof que
hace surgir el mundo por emanaciones. Aparece la luz, el ain-sof-aur, que equivale
a “Que haya luz” del Génesis. La luz se reúne en un punto de condensación, es la
coronación de la manifestación surgida del caos y que recibe el nombre de kether.
Aquí Dios es prístino, es el Yo Soy o Eheieh. A Kether llega la luz impregnada de
sabiduría, es decir, de la acción divina que pasa de lo inmanifestado a lo
manifestado. Esta sabiduría de Kether se proyecta a si misma sobre nueve
emananciones o palacios santos, siendo el más cercano chokmah o sabiduría, y
Dios pasa de ser Yo Soy a Yo Soy el que Soy o Yah. Chokmah se proyecta a sí
misma y se condensa en Binah, la inteligencia y Dios pasa a ser el Yo Soy el que
Soy, Era y Seré, es decir, IHVH, a partir del cual se crea toda la naturaleza y todo el
universo. El primer día de la creación está listo para que surja. Kether es el davar,
el verbo, chokmah el soplo que viene del Espíritu, binah el agua nacida del aire o
soplo engendrado por el davar. De binah surge el primer día de la creación, cuya
condesanción se llama chesed y donde Dios se llama El o Al. El segundo día de la
creación es Gevurah y dios se llama Eloah. El tercer día de la creación es Tiferet y
Dios reina sobre la naturaleza pluralizándose en masculino y femenino, por eso se
llama belleza y equilibrio y guarda relación con las ruedas de ángeles que
intervienen en la creación. Dios ahora se llama Elohim, nombre plural porque
implica a masculino y femenino. El cuarto día de la creación es Netzaj o victoria y
Dios se llama IHVH Sabaot, lo cual quiere decir Dios de los ejércitos. El quinto día
de la creación es Hod, la gloria, donde Dios se llama Elohim Sabaot. El sexto día
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es Yesod, el fundamento o la fundación, donde Dios se llama El Chai. El séptimo
día, el del descanso, es cuando surge el reino llamado Malkuth, y que quiere decir
también rectitud. Dios se llama Adonay, que quiere decir “el Señor”.

Los sefirot aparecen como la presencia momentánea de un rayo. Esta analogía la


emplea Moisés de León para explicar la visión de los sefirot. Se refiere al reflejo del
sol en una pared cuyos rayos inciden sobre un cuenco de agua. Mientras el agua
está en calma, podemos ver el reflejo en la pared con bastante nitidez, pero al más
leve movimiento de la superficie del agua, el reflejo desaparece de inmediato. Por
esa razón se dice que los dichos de Dios son como un huracán. También se dice
que para meditar desde los sefirot hay que correr tras de ellos y después regresar.

Representación de los sefirot como rayo relampagueante y en orden descendente.-

100
Los Libro más importantes,-

El Libro de la Formación, del que ya hemos explicado en un apartado, explica todo


un sistema de la creación del mundo. Traza un paralelo entre el origen del mundo,
el sol, loa planetas, los elementos, las estaciones, etc. Diseña el nacimiento del
hombre y su relación con la naturaleza.

Trata de los números - letras, relacionando toda la creación con los 10 pro números
(no son números propiamente) y las veintidós consonantes que forman el alfabeto
hebreo. La primera creación es una serie sucesiva de emanaciones hasta
fundamentarse en la década que proviene de la nada.

La creación la divide en una tríada, una héptada y una década. Establece además
la existencia de tres letras madres, siete letras dobles, con doble pronunciación y
doble significado, y doce letras simples o elementales.

En el Zohar los místicos son designados como: Los que conocen las medidas, los
hijos de la fe, los segadores del campo, los dignos de verdad, los sabios de
corazón y también se les llama “maskilim” o inteligentes según Daniel XII.3.

Como se dijo, el Zohar crea toda una filosofía sobre el hombre. Pero a diferencia
del Yetzirah, que todo lo establece en la palabra, en éste, el tema gira alrededor de
la luz.

El Zohar explica el acto creador del Yetzirah pero sus textos están directamente
imbricados con las Antiguas Escrituras. Dice que el mundo existente no es el
primero, lo precedieron otros mundos simbolizados por los reyes de Edom.

La angeología del Zohar tiene como centro el o la merkaba, es decir, la visión del
carro de Ezequiel. Para entender este asunto de la visión de Ezequiel, es
recomendable leer “Guía para perplejos” de Maimónides. Este tema que toca el
Zohar, ha sido la base de estudio de algunas escuelas da cábala que se centran en
la angeología.

Es impensable leer el Zohar sin una Biblia al lado, su relación es muy fuerte. Toca
la mayoría de los aspectos del Pentateuco, del Cantar de los Cantares, de los
profetas, salmos y proverbios, etc.

101
El origen del Zohar no está nada claro. Se le atribuye a Simeón ben Yojai. Pero no
se conoce publicación alguna hasta el siglo XIII, de ahí que algunos crean
que la paternidad del libro (cinco tomos)
se debe a Moisés de León. El caso es que desde el siglo XV se discute sobre la
autoría. En los textos del Zohar aparece el mismo Simeón ben Yojai como el
principal y más versado maestro con siete discípulos. La discusión entre ellos
enlaza hechos de la vida cotidiana con las cosas celestiales.

Claro está que cualquier explicación solicitada o no por uno de los discípulos o la
de ellos mismos, nunca se aparta de la “ley judaica”. Inclusive cuando por el
camino se le agrega algún extranjero, se va a ver beneficiado con una de estas
explicaciones que lo llenan de admiración. El coloquio sobre un asunto cotidiano es
convertido en un asunto sagrado.

A Simeón ben Yochay a veces se le presenta como uno mas que expresa su
opinión. Otras veces se le hace aparecer como el modelo de místico completo. Su
peregrinación terrenal es tomada como su vía de revelación mística.

El Zohar comienza con una disertación del Cantar de los Cantares. Pero no hay un
orden establecido en los temas de discusión, aunque se le intenta una disposición
a través de los títulos de sus capítulos.

El principio y otros símbolos de la creación están expresados en el Zohar de esta


forma: “Al principio, la decisión del rey hizo un trazado en la efulgencia superna,
una lámpara de centelleo, y allí brotó dentro de la cavidad impenetrable del infinito
misterioso un núcleo disforme cerrado en un anillo, que no era blanco ni negro, ni
rojo ni verde ni de ningún color...El poder más misterioso...sin partir su vacío,
permaneciendo completamente incognoscible hasta que la fuerza de los trazos
brilló con un punto misterioso y superno. Más allá de ese punto no hay nada
cognoscible, y por tanto, se le llama Reshit (comienzo), la expresión creadora que
es punto de partida de todo (Zohar I, 63).

De la brillantez se crearon las expresiones creadoras a través de la extensión del


punto. Sin embargo, el punto es lo que divide lo cognoscible de lo incognoscible.

El espíritu de Dios es un espíritu santo que procede del Elohim hayyin (Dios
viviente) y Éste estaba flotando sobre la faz de las aguas. Cuando este viento sopló
una cierta película o telilla se separó. Así purificado el tohu (caos), brota del espíritu
un grande y poderoso viento.. (Elías 1R. 11,12). En igual forma cernió y purificó a
bohe (materia prima informe) y de Él brotó un terremoto...
El tohu está bajo la égida del nombre shadday; bohu bajo el de zabaot; la oscuridad
bajo el de Elohim; el espíritu bajo el de IHVH” (Zohar I, 66,68).

102
El Sepher ha Bahir.- Quiere decir “Libro de la brillantez” y aunque se ubica
alrededor del siglo XII en Francia, no se le conoce sino un tiempo después. Se
piensa que fue construido a través de una serie de manuscritos que llegaron a
Europa desde el cercano oriente. Muestran una influencia gnóstica marcada. Trata
de las sefirot y contiene comentarios de pasajes bíblicos. Esto es típico dentro de
las obras judías. Uno escribe algo y detrás vienen cientos escribiendo sus
comentarios acerca de aquello. Por ese motivo no nos extenderemos mucho en
este apartado pues sería imposible enumerar todas las obras que tienen alguna
relación con la cábala.

De las sefirot encontramos muchos comentarios de distintos autores y épocas. No


obstante, daremos las siguientes referencias de otros libros o escritos como
pequeña muestra:

Comentarios sobre las diez sefirot del rabino Azariel Ben Menachen (1.200 d.C.).
El Alfabeto del rabino Akiba. Este autor es uno de los más importantes para
algunos estudiosos. Algunas fuentes atribuyen la escritura del Sepher Yetzirah a
este rabino.
Revoluciones de las almas, de Isaac de Louria.
La Fuente de la vida, de Avicebran.
La Corona del reino, de Gavirol.
Tratado de las Emanaciones de Chajim Vital

Para acercarnos a los conceptos es recomendable leer “La cábala” de Alexander


Safran, profesor de espítiru judío en una universidad europea en tiempos recientes.
También reciente es Gerson Scholem, uno de los más importantes cabalistas
contemporáneos de la escuela de Jerusalem. Tiene varias obras traducidas al
español que son muy recomendables.

Quizás no para comenzar pero si para los que ya están introducidos en este tipo de
estudio, es recomendable la traducción y comentarios del Sepher Yetzirah del
rabino Aryeh Kaplan, también de nuestra época. También es recomendable “Para
comprender la Cábala” de A. D. Grad.

Como decía, la abundancia de obras es demasiado extensa para referenciarlas


aquí. Solo se han escogido las más directas y las que contienen una línea mística,
aunque algunas especulaciones encontraremos que podemos estar o no de
acuerdo. No debe tomarse estas indicaciones al pie de la letra, pues seguramente
habrá mucha literatura interesante que desconocemos. En otros casos en que si se
conocen, se han omitido debido a que sus autores dicen lo que otros dicen y se ha
preferido incorporar las obras y autores directos o a aquellos que nos ayudan a
comprender mejor los intrincados vericuetos de las ideas y mentalidad judía. No me
corresponde juzgar el valor de este pequeño trabajo. Sin embargo, algunas
explicaciones surgen después de muchas meditaciones.
103
Las ruedas del carro de Ezequiel,-

Ezequiel describe la merkabah o visión del carro que contiene la idea de equilibrio
en varios capítulos. En el décimo es transportado a Jerusalem con la visión
aclarando lo que había visto en otras visiones y sustituye el término “hayyot” por
querubim: “Ese era el animal que vi debajo del Dios de Israel en río Kebar y conocí
que eran querubines” (Cap. X, 20).

También aclara en esa visión que los ofanim (plural de ofan- ruedas), son esféricos:
“En cuanto a los ofanim les fue gritado en mi oido: Oh esfera (versículo 13). En esta
segunda descripción también habla de carne y costillas, de manos y alas. Sin
embargo, no se le atribuye forma. Según la segunda visión los “hayyot” son uno
solo, mientras que los ofanim, aún siendo cuatro, se les llama “una rueda sobre la
tierra” (vers. 15).

En el Targun de Jonatan se traduce “ofan” por “gilgal” que quiere decir esfera. En
resúmen, Ezequiel vió los “hayyot”, las ruedas u ofanim y el hombre que estaba
encima de las ruedas que simboliza la inteligencia. Describe un color ámbar como
“fuego dentro de fuego”.

Para entender la visión de Ezequiel hay que recurrir a Guía para Descarriados de
Maimónides, aunque también podemos recurrir a varios cabalistas que centran su
estudio en estos aspectos del equilibrio de la creación. Digamos que los cabalistas
estudian la creación en el Génesis y el equilibrio de la misma en Ezequiel. La visión
del carro o Mekabah se traduce por equilibrio. Maimónides por su parte, describe la
visión de Ezequiel de esta manera: Las cuatro caras son rostros humanos de
rasgos diferentes: “Y la figura de sus rostros eran rostro de hombre y rostro de león
a la parte derecha de los cuatro; y a la izquierda rostro de buey en los cuatro. Así
mismo había en los cuatro rostro de águila”. Describe el profeta un rostro humano
que tiende a las formas de las especies mencionadas. Por eso dice el profeta en el
versículo 5: “Y en medio de ella, figura de cuatro animales...” Los cuatro animales
son los “hayyot” (Ez. I, 10). Hayyot y Ofanim parece indicar la creación con
múltiples formas y colores. Ambos se hayan en la visión del carro y su
interpretación en la profecía de Ezequiel nos sugiere un animal simbólico o ángel
“Como rueda en medio de rueda...cubierto de ojos” (vers. 16). Ahora podríamos
establecer un árbol de la vida en forma circular como ruedas dentro de rueda, es
decir, colocando los diez sefirotes dentro de una gran burbuja.
Norte

104
Oeste Este

Sur

Pero la visión del carro, al hablarnos de cuatro ruedas, también nos está indicando
los cuatro niveles de la creación desde el mundo arquetípico hasta aquel que
hemos llamado la función de la cosa. Es decir, se está refiriendo a que la creación
se establece en cuatro niveles: Atziluth, Briah, Yetzirah y Assiah (Emanación,
Creación, Formación y Acción o función de lo creado).

Estos cuatro círculos habría que imaginárselos concatenados y no aislados uno del
otro. En cada uno de ellos podemos inscribir un árbol de la vida donde el Malkuth
del primero es el Kether del segundo. El Malkuth del segundo es el Kether del
tercero y el Malkuth del tercero es el Kether del cuarto. De manera que todos los

105
sefirotes son dadores y receptores, menos el Malkuth del cuarto que es solo
receptor.

De la misma forma se estructura el hombre, de ahí sus cuatro nombres: Adam,


Geber, Enoch e Ish. De manera que Ezequiel comienza su Visión del Carro de
IHVH de manera similar al Génesis cambiando lo de “un viento de Dios sobre las
aguas”, por “vi un viento huracanado que venía del norte, una gran nube con fuego
fulgurante…” “Había en el centro como una forma de cuatro seres cuyo aspecto era
el siguiente: tenían forma humana, cuatro caras….” Más adelante dice que las
ruedas avanzaban en cuatro direcciones a medida que avanzaban los seres y
cuando los seres se elevaban del suelo, las ruedas se elevaban también. La mejor
referencia de forma humana la encontramos en el 1,26: “Por encima de la bóveda
que estaba sobre sus cabezas, había algo como una piedra de zafiro en forma de
trono, por encima, en lo más alto, una figura de apariencia humana”.

La Mercaba o carro de IHVH se puede estudiar en un doble sentido o doble


dirección. Por un lado lo vemos como la creación desde sus orígenes hasta la
constitución del Trono de Dios o Malkuth. También lo podemos ver como una
oportunidad de ascenso desde Malkuth hasta la esfera más alta. Bajo este aspecto,
la Mercaba está ligada al mito del Golem que aún hoy practican los judíos del este
de Europa pero que ha sido mal interpretado. La tradición del Golem se refiere a la
creación de una figura de barro que se constituye en el guardián del hogar. Una vez
al año se fabrica esta figura y se le inscribe en la frente el nombre “emet”. Luego se
le alimenta diariamente con los pensamientos del creador o señor de la casa. La
figura, alimentada con los pensamientos, crece desmesuradamente hasta alcanzar
una altura peligrosa para el propio creador. Por eso, el señor de la casa borra la
letra “e” (alef) del nombre antes de que se vuelva demasiado grande. Una vez
borrada la alef, se leerá “met” que quiere decir muerte. De esa forma se destruye
el Golem antes de que éste aplaste al creador. Al año siguiente se construirá de
nuevo repitiendo todo el proceso.

Lo anterior hay que verlo en relación a que nosotros, con nuestros pensamientos,
nos creamos a nosotros mismos, pero si no tenemos cuidado con lo que
pensamos, seremos destruidos por nuestros propios pensamientos. Este es el
verdadero sentido místico de la tradición, pero algunos han querido ver que una
parte de la cábala se dedica a construir hombres en el sentido literal del término.
Los rituales de creación de la Mercaba están estrechamente relacionados con el
ritual del Golem, de manera que la visión del carro de Ezequiel que habla de la
creación del universo, ha creado una doctrina de creación de uno mismo en el
sentido de que teniendo el pensamiento puesto en Dios y en las cosas divinas uno
tiene la oportunidad de despertar autoconciencia.

No obstante lo anterior, la visión del carro de Ezequiel nos está hablando de las
fuerzas de la creación o ángeles. Para entender al profeta hay que leer la obra de
106
un filósofo posterior, el aludido Maimónides. En relación al conocimiento y a las
creencias vanas y referido a los ángeles, en “Guía para Descarriados” dice este
autor: “Decís a una persona, que se cuenta entre los Sabios de Israel, que el
Todopoderoso envía Su ángel para que penetre en el vientre de la mujer y forme
un ser, y aquél se complace y satisface del relato; lo creerá a pies juntillas y aún le
parecerá una muestra del poder, majestad y sabiduría de Dios. Aún estando
convencido de que el ángel está hecho de fuego ardiente, y que es tan grande
como la tercera parte del Universo, no hará objeciones al milagro divino. Pero
decidle que Dios dio a la semilla el poder informativo que engendra y moldea los
miembros, y que este poder se llama <ángel>, o que todas las formas se producen
por el influjo del Entendimiento Activo, que es otro nombre del ángel, del príncipe
del mundo al que frecuentemente aluden los sabios, y os mandará con cajas
destempladas; porque no acierta a comprender la verdadera grandeza y poder de
las fuerzas creadoras que actúan en el cuerpo sin que la perciban nuestros
sentidos. Nuestros sabios han declarado ya, para quien quiera entenderlo, que
todas las fuerzas que moran en un cuerpo son ángeles, cuanto más los poderes
activos del universo”.

Ezequiel habla de un gran cuerpo unido a la tierra y formado igualmente de cuatro


cuerpos y con cuatro rostros. No describe la forma de los rostros sino que estaban
cubiertos de ojos. Estos cuerpos son los ofannim (plural de ofann = rueda). Los
ojos se pueden entender como múltiples colores, pues la palabra “ayin” tiene un
doble sentido: ojo y color. Maimónides dice que es posible que “ayin” también
signifique un cuerpo lleno de apariencias de muchas cosas.

En la segunda visión de Ezequiel, el profeta sustituye el término “hayyot” (motor o


movedor) por el de “querubín”, con lo cual, lo que mueve la creación se entendería
como los ángeles. En esta segunda visión podemos entender que los querubines
son el motor de las esferas de la creación. Las cuatros ruedas se entrecruzan como
si fueran una sola rueda. En el Tárgum de Jonatan, hijo de Uriel, se dice que tales
ruedas significan los cielos.

Otra profecía de Isaías guarda una estrecha relación con la visión del carro de
Ezequiel: “vi al Señor sentado sobre su trono, alto y sublime, y su cohorte henchía
el templo, y encima de El estaban Serafines: Cada uno tenía seis alas; con dos
cubrían sus rostros, y con dos sus pies, y con dos volaban” (Isa. VI).
Hay una diferencia en el rango de los ángeles, Ezequiel habla de Querubines,
mientras que Isaías habla de Serafines. Sin embargo, cuando Ezequiel se refiere a
los ángeles los ilustra como si fueran de fuego, término que guarda relación con
Serafín, pues en hebreo, el verbo “seraf” significa quemar.

La Merkaba es uno de los asuntos más misteriosos de la Biblia y de la cábala. En


su sentido descendente parece indicarnos una creación divina a través de las
jerarquías angélicas y arcangélicas, de los tronos, poderes y virtudes o fuerzas de
107
los cielos y de la tierra hasta llegar, en un sentido más cercano, a los fenómenos
naturales que observamos a nuestro alrededor. Y en un sentido ascendente, a la
utilización que como humanos podemos hacer de esas potencias. Del uso que
hagamos de los ángeles o fuerzas divinas y naturales, dependerá el que subamos
la tasa vibratoria de toda la naturaleza humana. Sin embargo, este sentido
ascendente de la Merkaba, es el que más está sujeto a tergiversación por parte de
aquel que se pierde en asuntos mágicos y deja de lado la mística.

LAS ESCUELAS Y PROPAGADORES DE LA CABALA

Recogeremos a continuación las escuelas más importantes y sus más prominentes


representantes. No es de extrañar que los más antiguos los ubiquemos en España,
pues es aquí donde se estructura y convierte en método de desarrollo místico esta
tradición, la cual es, por supuesto, mucho más antigua.
Entre 1190 y 1210 podemos anotar la escuela de Gerona en la que Isaac el ciego
junto con Azariel y Ezra, diseñan el método. Se dice que a esta escuela perteneció
también Maimónides y Bonastruc de Porta, cosa que desconocemos. Lo que sí
sabemos es que el tal Bonastruc de Porta es el nombre de Hahmanides, quién
tiene el mérito de ser uno de los mayores difusores de la cábala.

La escuela de Segovia tenía en 1305 a Abulafia y sobre el 1332 a Shem Tob y a


Isaac de Akko.
Entre 1305 y 1620 destacan los zoharistas: Moisés de León, Recauti, Isaac Louria
y Vital.

Otros cabalistas también importantes son Cordovero, Gavirol (quien influencia la


cábala tradicional), I. ben Abraham ibn Latif, Gicatilla Sabati Zevi, etc.

Además de la escuela de Gerona es necesario destacar la de Toledo, la cual


contribuyó a la propagación del método. No obstante, esta última destacó también
por otros aspectos, no solo por las conocida escuela de traductores, sino porque
ahí se forjó nuestro idioma y la nacionalidad española, hecho que también se debe
a tres prominentes judíos de aquella época. La cábala de hoy, es mezcla de los
sistemas de Toledo y Gerona.

La escuela de Jerusalem, contrariamente a lo que se podría suponer, es


prácticamente reciente al lado de las otras. Se fundó en el siglo XVIII. Su mayor
representante contemporáneo es Gershom Scholem.

Los constructores europeos.-

108
En la época de los cátaros y albigenses se supone que había cabalistas en la
región meridional de Francia. Fueron místicos cristianos exterminados por herejía.
El propio Isaac el Ciego nació en Narbonne y se dice que allí y en Gerona,
extendería la tradición hasta nuestros días. Por su parte, Jose Gicatilla es un
ejemplo de mezcla de los sistemas castellano y catalán.

Con la expulsión de los judíos de España, asistimos a lo que podríamos llamar “una
diáspora cabalística”, lo cual hizo que el número de volúmenes aumentara
considerablemente. A principios del XIV aparece una obra de autor desconocido:
“Ma’arekhet ha Elohut”, una exposición sistemática de la cábala. En Florencia se
desarrolla la llamada cábala cristiana, la cual nace de la judía. La escuela de
Florencia con Pico de la Mirandola (1462-1494), influencia a Johannes Reuchlin,
cuyas obras tuvieron efectos importantes en escritores cristianos. Uno de estos fue
Guillermo Postel (1510-1581), quién con sus traducciones del Yetzirah y el Zohar al
latín, pone estas fuentes en manos de todos los buscadores cultos europeos. El es
por tanto, uno de los mayores difusores de este método de estudio.

Los períodos históricos.-

Algunos autores establecen cuatro períodos históricos de la cábala:

 La Tradición oral.
 La tradición escrita.
 La aparición del Zohar
 La expulsión de los judíos de España.

Cuando hablamos sobre la ley nos hemos referido a los dos primeros períodos
cuyos aspectos tradicionales y doctrinarios quedaron encerrados bajo los términos
Midrash para lo oral y Mishna para lo escrito. Hemos dado también escueta
referencia del Zohar el cual, para el pueblo judío y para los cabalistas, toma
relevancia al obligar al judío a volver su mirada de nuevo a las Sagradas Escrituras.
Sobre el cuarto período histórico del que hace poco se han cumplido 500 años,
solo mencionamos su importancia respecto a la difusión que creó de la cábala,
exportándose prácticamente a todo el mundo.

BREVES CONCEPTOS SOBRE DIOS Y CREACION

En el principio era el aín, es decir, un período de reposo. Lo negativo reina


supremamente. De ello emana la voluntad divina o movimiento, el ain sof, que va
surgiendo por emanaciones. Se condensa la primera y surge la luz infinita, el ain
sof aur, que equivale a la frase bíblica “Que haya luz”. Esta luz se reúne en un
109
punto de condensación. Es la coronación de la manifestación surgida del reposo
que algunos llaman caos. La corona, Kether, es el Dios prístino, el Yo soy. Su
nombre es EHEIEH.

A Kether llega la luz impregnada de Sabiduría Infinita, es decir, de acción divina


que pasa de lo inmanifestado a manifestado. Esta sabiduría de Kether se proyecta
a si misma como el comienzo justo de un rayo o un relámpago es proyectado en los
puntos sucesivos que lo componen. Esta proyección tiene una serie de
condensaciones, nueve. El más cercano a Kether es Hokmah, sabiduría. Dios
cambia de nivel y ahora se llama YAH.

Continúa la acción divina y Hokmah se proyecta y se condensa en Binah, el


entendimiento o inteligencia. Dios completa su triángulo de manifestación y se
llama IHVH, el tetragranmatón o nombre sagrado de cuatro letras. Con una Iod que
indica un PRINCIPIO, una H indicando el mundo de arriba y otra H indicando el
mundo de abajo. También el agua de la derecha y el agua de la izquierda para que
por el medio pase Israel, como cuando realizaron tal hazaña en el Mar Rojo.
También indica la vela de la izquierda y la vela de la derecha que aún se usa en
muchos rituales, inclusive cristianos. La V representa el punto de unión entre los
dos mundos. Es Israel pasando por el medio, o tesis, antítesis y síntesis. Los días
de la creación aún no han comenzado. Todo proviene del agua, por eso Binah está
representada por la letra Mem que simboliza el agua. Todo proviene de la
Santísima Trinidad, del triángulo superno Kether Hokmah Binah, donde Dios dice
YO SOY EL QUE SOY ERA Y SERE. Ahora vendrán los seis días de la creación y
el séptimo del descanso.

Es una proyección de Binah quien crea la naturaleza y todo el universo, el primer


día va surgir. Todo está preparado: Kether es el davar, la palabra oculta, la primera
vibración, el verbo. Hokmah es el soplo que viene del Espíritu. Binah es el agua
nacida del aire o soplo engendrado por el davar.

Con esa materia prima surge el primer día de la creación o proyección de Binah
llamada Hesed (chesed) donde Dios se llama AL o EL. Sigue la proyección y
aparece Gevurah y Dios transforma su nombre por el de ELOAH y el segundo día
de la creación. La Sabiduría Infinita o movimiento del SER continúa y crea el tercer
día de la creación cuyo atributo es Tipheret, el equilibrio, la belleza. Dios reina
sobre la naturaleza pluralizándose en masculino y femenino. Por eso aquí recibe el
nombre de ELOHIM, que algunos traducen por “los dioses” aplicando el plural a
“muchos dioses” cuando, si bien es verdad que se debe usar el plural, el mismo
indica la doble naturaleza de Dios. Esta creación tiene el efecto de la rueda de
ángeles que intervienen en la naturaleza.

El cuarto día de la creación es Netzaj o victoria en donde Dios se llama JHVH


SABAOT. Esta sefira es la séptima contando desde arriba - abajo. Pero otra forma
110
de “leer” es de abajo- arriba, como escala que se debe ascender (la escalera de
Jacob puede tener relación). En este sentido encontramos una curiosidad que
puede ser motivo de estudio para los cristianos que se inician en la cábala. Se trata
del Apocalipsis de San Juan en la parte que escribe sus cartas a las Siete Iglesias.
En todas ellas menciona la palabra victoria o vencedor, o dice “al que venza...”, lo
cual puede estar relacionado con Netzaj.

El quinto día de la creación corresponde a la sefira Hod, gloria. Dios es llamado


ELOHIM SABAOT. Hasta aquí aún no tenemos el pronombre “he” que se usa en
relación al hombre. Es en el sexto día de la creación en que éste aparece. Es
necesario para ello un nuevo equilibrio en otro nivel, en el de la fundación o
establecimiento de las cosas, eso lo expresa la sefira Yesod, donde Dios recibe el
nombre de EL CHAI. El hombre es la fundación y el equilibrio de las cosas.

El séptimo día, el del descanso, es cuando el reino que Dios ha establecido se


nombra Malkuth, que quiere decir también rectitud. Aquí Dios se llama ADONAY,
que quiere decir Señor.
Con la creación del universo y el hombre, que no es otra cosa que los movimientos
del Ser manifestándose, nacen las dimensiones que el Yetzirah establece en
número de cinco que al bifurcarse producen diez direcciones. Nombra universo a lo
que nosotros llamamos espacio, año a lo que llamamos tiempo y alma a lo que
llamamos hombre.

Ese es el sistema penta dimensional que algunos muestran poniendo cinco sefirot
frente a otros cinco. En un continuo espacial las tres dimensiones crean las
siguientes seis direcciones: arriba/abajo; norte/sur; este y oeste. En un continuo
temporal una dimensión crea las siguientes dos direcciones: principio (pasado) y fin
(futuro). En el continuo espiritual también hay una dimensión que crea las dos
siguientes direcciones: bien y mal.

Por tanto, seis direcciones corresponden al espacio, dos al tiempo y dos al hombre
o a la mente del hombre. También en esta presentación queda implícito el aspecto
de la dualidad, cinco frente a cinco. El Yetzirah lo establece como los diez dedos de
las manos y una alianza en el medio.

La alianza

Hokhomah
Binah

111
Kether
Malkut

Netzah
Hod

Gevurah
Chesed

Tiferet
Yesod

Algunos estudiantes de cábala, al estudiar el árbol de abajo arriba como si fueran


niveles de consciencia a alcanzar, establecen que la unión de Sabiduría y
Entendimiento crea Conocimiento y ha inventado una undécima sefira a la que han
dado el nombre de Daat. No cabe duda de que la mente humana es prodigiosa en
las invenciones de cosas, pues la primera fuente de las emanaciones es, como
hemos visto, el Sepher Yetzirah, el cual establece en varios pasajes que solo son
diez. Para recalcar esto, la sección 1:4 de dicho libro en la versión Gra expresa lo
siguiente: “Diez sefirot de la nada, diez y no nueve, diez y no once, entiende
con sabiduría, sé sabio con entendimiento. Examina con ellas y escruta
desde ellas. Haz que cada cosa se yerga sobre su esencia y haz que el
Creador se siente en su base”.
Esto se interpreta como que el Creador está más allá de nuestro alcance. Puedes
trepar las sefirot, encontrarás diez escalones y más allá de ellos está Dios. Por eso
es inefable, el Ain sof, el infinito. Si fueran nueve, pensarías que Kether es Dios.
Kether es Su corona y Malkut Su reino. Kether no es Dios, Él está más allá. Si
fueran once pensarías que puedes llegar a Él desde Kether.

La anterior sección del Yetzirah también nos indica un trabajo a realizar: “Examina
con ellas y escruta desde ellas”. Escrutar es conseguir el conocimiento último. Nos
está diciendo que subamos al árbol, a las sefirot, que escalemos, que aumentemos
nuestra consciencia, es decir, que meditemos desde ellas. Examinar las cosas
desde un nivel de consciencia más profundo, es ver las cosas en su propia luz, es
112
experimentar el Ser. La visión profética se alcanza de ese modo. Por otro lado, la
meditación, cambia el punto de vista del meditador. Cuando esto se lleva a efecto,
no sólo el meditador sino su medio ambiente se está levantando, de ahí la frase de
esta misma sección que dice: Haz que cada cosa se yerga en su esencia. Con ello
también se consigue que el Creador se siente en su base. Es decir, que nosotros,
aunque humanos, manifestemos la luz que llevamos dentro tal cual es. A Su
Imagen.

Las letras y el árbol,-

Tipo Nombre Ubicación en el árbol

Madres alef
mem
shin senderos horizontales

Dobles bet
Gimel
Dalet
Kaf senderos verticales
Phe
Rosh
Tau

Elementales hé
Vau
Zayin
Chet
Tet
Yod
Lamed senderos oblicuos
Nun
Samek
Eyin
Tzadi
Qof

“Juegos” gemátricos,-

Cuando en el Pentateuco y algunos otros libros, nos encontramos con un


sustantivo, podemos hacer una doble lectura a través de la gematría. Es decir, al

113
sumar todas las letras del nombre, encontramos que su valor se encuentra entre el
1 y el 9, o entre el 10 y el 90, o bien entre el 100 y el 900. Podemos incluso obtener
nombres que se encuentran entre el 1000 y el 9000. Esto nos indica el plano en el
que se encuentra, es decir, de qué nivel de creación nos están hablando a través
del sustantivo. Luego, al aplicar la reducción teosófica, cualquiera que sea su valor
total, siempre nos dará un número entre el 1 y el 9. Esto indica el momento de la
creación. Claro está que estamos hablando de simbolismo y frecuentemente de un
nivel en que nuestra mente no tiene una realidad que podamos verbalizar. Por
tanto, en estos casos, la especulación debe dejar paso a la meditación.

Si ponemos algunos ejemplos, además de los ya expuestos en páginas anteriores,


lo veremos mas claro. El nombre Elohim se escribe en hebreo con: alef (1), lamed
(30), he (5), yod (10), mem final (600) = 646. Como vemos, la cifra total
corresponde al orden de las centenas, es decir, al nivel que hemos llamado
Yetzirah (crear algo de algo). Por tanto, Elohim es el Dios creador de Yetzirah.
Ahora bien, haciendo la reducción: 6+4+6 = 16; de donde 1+6 = 7, con lo cual,
obtenemos la idea de Simiente. Por tanto, el valor total indica el plano o mundo de
creación, y el valor reducido, el nivel dentro del plano arquetípico. Lo más cerca del
uno indica que aquello que se nos muestra está menos denso, más cerca de la
primera vibración o Principio.

Siguiendo con ejemplos, utilizaremos ahora el nombre de JHVH, el cual aparece


también en el acto creador. En hebreo se escribe con cuatro letras (este ejemplo lo
estamos repitiendo para mostrar la diferencia entre JHVH y Elohim):

yod = 10 (la yod hebrea también se castellaniza con i latina y con la j)


he = 5
vau = 6
he = 5
---------------------------
Total = 26, lo cual indica que Jahveh crea en el Briah (crear algo de nada), a
diferencia de Elohim que crea en Yetzirah. Al reducir el 26 tenemos el valor 8 que
representa el arquetipo de la concreción material. No debe interpretarse como la
realidad material, sino el arquetipo de todo el universo que aún está emanando
pero no realizado.

Eva en hebreo se escribe con tres letras que puede traducirse al español como
“Aicha”, el femenino de Ish:

Alef -------- 1
yod -------- 10
shin ------- 300
total ------- 311

114
Así entenderemos que Eva se encuentra en el mundo yetzirático o nivel de
creación denominado “algo de algo, o plano cósmico. Al reducir sumamos 3+1+1, lo
cual da 5. Este número (5), lo entendemos como símbolo del soplo de vida. Ella es
por tanto, la madre de los hijos de Dios y de los hijos de los hombres.

Pero el nombre de “Aicha” es utilizado solo después del capítulo V del Génesis,
mientras que en el capítulo IV es nombrada Eva, que en hebreo sería:

He -------- 5
vau ------- 6
alef ------- 1
Total ------ 12

Esta Eva del capítulo IV no parece que fuera la misma pues nos encontramos en el
nivel de las decenas, es decir, en el Briah (o beriyah), mientras que la reducción
nos indica un 3 (1+2), es decir, el movimiento. Dicho movimiento se está refiriendo
a la cualidad volitiva de Adam, a la atracción que siente hacia fuera del Edén. Esto
es una forma de explicar lo que la física moderna explica de otra manera y con otro
lenguaje.

Por su parte, Set, se escribe con una shin (300) y una tau (400) con lo cual
obtenemos 700, es decir, volvemos al nivel yetziratico, mientras que la reducción
nos indica de nuevo la simiente, este parece ser el significado oculto de la segunda
generación surgida de Set-Eva.

Hemos prescindido de algunos nombres por no tenerlos delante en su versión


hebrea y no nos queremos aventurar a incluir algunos errores de traducción. Se ha
dicho que las vocales de los nombres hebreos españolizados así como el uso de
algunas letras, no corresponden al original. Por tanto, para “jugar” con la gematría
es necesario, si no se domina el hebreo, tener por lo menos un diccionario bilingüe
delante. Para poner los anteriores ejemplos he recurrido a la Biblia bilingüe de
Ediciones Sinaí.

El juego de las letras es un “enganche” para la mente occidental que nos puede
apasionar al ir descubriendo algunos significados. Esta es la estratagema utilizada
por los sacerdotes hebreos para despertar la inteligencia del estudiante y dirigirla
hacia los textos sagrados. Todo es un buen montaje para mantenernos ocupados
con pensamientos que tienen que ver con Dios y la creación. Pero el mantener la
consciencia enfocada hacia estos temas, hace que nuestro ser interno nos informe
a través de “chispitas” de luz, en sueños o en meditación, o en pequeños “flashes”
que surgen como nuevas ideas que llegan de adentro. Si aceptamos este juego y lo
hacemos conscientemente, podemos combinar la especulación con la meditación.
También se debe contrastar las ideas para que prevalezca la higiene mental y no

115
nos creamos todo, pues algunas cosas no proceden de un estado de consciencia
profundo sino de nuestras necesidades psicológicas.

Los escritos judíos son la ley. La ley es el corazón de la existencia del pueblo judío.
Para representar esto desde el punto de vista de la gematría, se dice que la
primera letra del Génesis es la bet (escrita en medio o al final sería v) y la última es
la lamed. La primera en el nombre “berechit”. La última es la “l” del nombre Israel.
Invertidas leemos “lev” (la e es para españolizarla). Lev significa corazón. De ahí
que se diga que la ley es el corazón de la existencia. Por otro lado, lev, formada por
L (30) más B (2), es igual a 32, igual al número de senderos: 10 pro números o
sefirotes y 22 consonantes hebreas. Por tanto, vuelven a remarcar que todo se
encuentra entre la alef y la tau. Esa es la ley y ésta el corazón de la existencia.

La Creación desde la dimensión humana,-

El Sepher Yetzirah y el Génesis establecen que la creación se produce a través de


la palabra. La palabra de pase, nuestro nombre de pila y todo aquello que
nombramos es un símbolo de nuestra creación humana. Dios habla, dice “hágase
la luz” o “arremolínense las aguas”. El ser humano, en su nivel, hace exactamente
lo mismo. Un nombre que no hayamos escuchado antes no produce en nuestra
mente ningún ideograma, ignoramos lo que es y no imaginamos nada, excepto que
lo relacionemos con una creación realizada anteriormente. Si lo que escuchamos
ha sido grabado en nuestra mente con anterioridad, enseguida rescatamos de
nuestra memoria el significado. Podemos decir que en ese momento creamos. Si
ello es así, podemos entender que el ser humano crea cada vez que nombra algo,
con lo cual, el acto creador, aunque sea a nivel humano, también está mediado por
la palabra. ¿Cómo te llamas? ¿Cómo llamas tú tal cosa?, son peguntas habituales
en nuestra actividad cotidiana. Parece que fuera necesaria para nosotros la
identificación de las cosas, la etiqueta del nombre. Nombrar las cosas es crearlas.
Pero también solemos preguntar ¿Y eso para qué sirve? La respuesta puede ser
muy variada: para volar, para escribir, para apoyar, etc... Esto quiere decir que la
creación no está completa si no le damos aplicación a la cosa creada, a la cosa
nombrada. La función de lo creado está representado por el plano que hemos
denominado Assiah.

La primera manifestación de la creación se puede representar con un triángulo,


esto es, de la unión de dos causas opuestas y complementarias surge una tercera.
A esto le aplicamos la idea de creación, al tres, gracias al cual, nos damos cuenta
de que algo se ha creado. Pero esta creación no se completa hasta que la mente
humana lo aplica, de ahí que el cuatro sea la función de la cosa creada. Un lápiz
que no escribe será otra cosa, una regla que no mida no será una regla, un vaso
sin hueco será un pisapapeles, pues el vaso para que sea tal cosa necesita la
funcionalidad de vaso, etc. Por tanto, la aplicación de la cosa es el cuarto nivel de
creación. De manera que aunque el tres es el símbolo de la creación, es el cuatro
116
el que le incluye dimensión humana, de ahí que se represente con el cuatro la
materia.

Los seres humanos creamos a través de varios pasos que apreciamos separados
en nuestra perspectiva temporal, pero que desde un punto de vista cósmico están
unidos. Si nos referimos a Pensamiento, Palabra y Obra, desde nuestra perspectiva
humana están separado en el tiempo, pero desde una perspectiva cósmica todo
está ocurriendo en un solo tiempo. Si pensamos construir un barco, la idea es el
primer punto del triángulo, luego reunimos los materiales, hacemos el diseño,
combinamos, etc.; esto equivale a la segunda punta del triángulo. Por fin tenemos
el barco construido, hemos alcanzado la tercera punta del triángulo. Luego
ponemos el barco a navegar, con lo cual hemos llegado al cuarto nivel de creación.
De manera que pensamiento, palabra y obra se fundamentan en la aplicación que
hagamos de lo creado, es decir, en la funcionalidad resultante de nuestra creación.
Este efecto o función del pensamiento, palabra y obra la dirigimos hacia nosotros
mismos y obtenemos el resultado de nuestra auto-creación. De manera que
podemos decir que somos lo que pensamos que somos. También lo podemos
dirigir a la relación con los demás, de manera que el resultado social de
pensamiento, palabra y obra, estará relacionado ahora con la ética.

En el Sepher Yetzirah la acción del pensamiento corresponde con el plano de


emanaciones llamado Atziluth. La acción de la palabra corresponde con el plano de
creación llamado Briah. El tercer nivel o plano de la obra está relacionado con la
formación y es llamado Yetzirah. Y el cuarto plano, el de la función de la cosa o
efectos de la aplicación humana lo llamamos Asshiah. En todos los niveles hay una
substancia impregnada, el En Sof o Sabiduría Infinita.

Continuamente estamos visualizando o pensando ideas de manera consciente o


inconsciente, a veces de forma positiva y otras negativa. Si tenemos una
quemadura en la mano, en vez de visualizar la mano sin quemadura, nos
centramos en el problema, en la quemadura, lo cual desencadena los pasos de la
creación que en este caso es negativa. Si estornudamos o nos pica la garganta, no
nos centramos sólo en el hecho sino que creamos un estado febril al pensar “me
voy a poner malo”. Esto que parece del día a día, es la forma en cómo los humanos
creamos situaciones inconvenientes para nosotros mismos, pues desde que hay un
pensamiento hay creación, el pensamiento es el uno, el sentirse enfermo es el
cuatro. Si tuviéramos esto presente, tendríamos que utilizar nuestro pensamiento
de manera constructiva y conveniente para nosotros mismos y para los demás.
Cuando uno observa algo debería centrarse en el hecho sin adelantar
acontecimientos, y en todo caso, crear un pensamiento positivo en el mismo
momento. Si usted estornuda diga estornudé, no diga me voy a poner malo.

En el cósmico no existe pasado, presente o futuro, allí todo está siendo, de manera
que los pensamientos positivos desencadenarán los pasos de la creación positiva
117
que en cada momento podemos formular. Si usted tiene un problema, visualice la
solución, nunca se centre en el problema, éste ya existe, está creado, ahora le
corresponde crear la solución, por tanto no siga alimentando lo ya existente, cree,
recree lo que desea.

Otra cosa a tener en cuenta es la relación entre creer y crear ¿Se da cuenta de
todo lo que nuestra mente humana está creando a través de nuestras creencias
negativas? Si usted cree en el diablo o en cualquier cosa que le asusta, si usted
cree que es incapaz de realizar cualquier cosa o si tiene alguna creencia de que
alguien le puede hacer daño, etc., usted con su creencia está creando hasta el
nivel cuatro, el de la función o efecto de la creación, lo cual recae negativamente
sobre usted. Prácticamente toda la existencia es un acto de auto-creación. Por
tanto, lo primero que hay que hacer es quitarse de encima todas las creencias
negativas, reeducarse hasta el punto de aceptar que sabe o no sabe, y nunca
aceptar a priori algo cuyos efectos sean negativos para nosotros o para los demás.

A una mente racionalista le parece absurdo que una persona se postre ante una
imagen de madera o escayola y le pida que cure a su hijo o que le saque de una
situación incómoda. Si esta actitud de ruego no plantea contradicción, es decir, si
se hace la petición con fuerza y sin dejar paso a la duda de que aquello no es
realizable, el efecto o función de la cosa se crea. El problema está en que la
persona que pide crea lo contrario a lo que desea, es decir, le pide a la imagen que
cure a su hijo y en el mismo momento está pensando que élla o él no se merecen
lo que está pidiendo. Hay que pedir pensando que aquello ya está hecho, y sin
dejar paso al pensamiento contrario a lo que se pide. El pensamiento es una fuerza
creadora potente, y siempre va a crear, en un sentido o en otro. Crea cuando se
pide con fuerza y determinación, y crea cuando se piensa que no se merece lo que
se está pidiendo. Siempre crea, estando el resultado, la función, en consonancia
con lo que se pensó.

LA EXPERIENCIA DEL SER

En cualquier sistema místico, y la cábala es uno importante entre ellos, el


estudiante no tendrá un verdadero sentido de la verdad hasta que no logre la
experiencia del Ser. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que nuestra mente
objetiva y razonadora no es suficiente para alcanzar la comprensión verdadera.
Cualquier idea de Dios o del alma a la que lleguemos a través de la razón, no es ni
remotamente, parecido a dichas verdades. Alguien decía “dime en el Dios que
crees y ese no es”. Podríamos decir que tanto la creencia como un concienzudo
uso de la razón, más que acercarnos a Dios lo negarían, pues los caminos de la
razón son los de la lógica y, lógicamente, Dios no existe desde este punto de vista,
mientras que el dios de la creencia en vez de afirmarse se niega, porque eso que
118
se cree tampoco es Dios. Por tanto, la fórmula Dios de nuestro corazón, Dios de
nuestra comprensión que usa el rosacrucismo, es muy conveniente, pues deja libre
a cada uno para que crea y sienta a Dios desde su perspectiva personal.
Razonablemente hablando, no podemos aprehender algo que nos coloque ante la
idea de la existencia de Dios. Lo mismo ocurre con el alma, no hay nada que nos
haga percibirla desde el punto de vista de la mente objetiva y subjetiva. Nos queda
entonces la postura de los fervientes creyentes que eluden la razón y con fe ciega
dicen creer en Dios y en la existencia del alma. Pero ellos no razonan, simplemente
se empecinan en creer en algo que no sostiene ni un simple análisis lógico. Así
vemos como, en lo que piensan mínimamente, se les crean dudas sobre sus
creencias. Como están educados en la idea de que la duda es pecaminosa, sufren
una lucha interna en la que se necesitaría mucha valentía para sostenerla durante
largo tiempo. Por eso, muchos prefieren cerrar los ojos y seguir creyendo sin
plantearse la posibilidad de que tales creencias no tengan una existencia
ostensible, vivencial, experimentable. Los teólogos disertan enormes peroratas
llevando la razón por vericuetos y “trucos” del lenguaje para hacer aparecer como
razonado los asuntos metafísicos. Suelen descartar cualquier pensamiento que no
esté expresado literalmente en la Biblia. Evidentemente para ellos no es la cábala.
Otros, al saber que la gente promedio no sabe realmente de las leyes de la
metafísica, se inventan ensueños e imaginaciones cuyos motivos diversos pueden
girar en torno a negocios pecuniarios o a necesidades de ser “alguien”, engaño del
ego hambriento que pide la realización en las fantasías porque no tenemos logros
que nos satisfagan en el mundo de todos los días, o porque no sabemos
contentarnos con lo presente.

Pero tenemos otros puntos de vistas relativos a la existencia de Dios y del alma
que no siguen ninguna de las líneas trazadas anteriormente. Se trata de los
místicos de distintas épocas y culturas, que curiosamente coinciden en sus ideas y
palabras acerca de las realidades metafísicas. Para ellos ha existido otro nivel de la
razón que los ha llevado a ver las cosas en su propia luz. La experiencia de ese
nivel de consciencia es lo que hace que llamemos a las realidades de nuestro
entorno ilusiones.

Por tanto, en cualquier sistema místico, y hemos dicho que la cábala es uno, si el
estudiante se limita solo a la especulación, nunca llegará a la experiencia del ser y,
por ende, nunca experimentará las realidades que no experimenta a través de la
mente razonadora. No se le pide fe ciega ni creer en cosas que no experimente. La
única fe que habría que tener debe encaminarse hacia la búsqueda, es decir, fe
para buscar, fe para seguir estudiando, pero no fe para creer en esto o aquello.
También se le advierte de la embriaguez que produce el uso de la especulación sin
meditación. Y por supuesto, de las ilusiones que su mente puede crearle, las cuales
pueden aplomarse al verterlas en un grupo de contraste.

119
El que llegue a experimentar el Ser se encontrará en una situación que los demás
no podrán comprender. Por un lado se dará cuenta que para su mente razonadora
no hay Dios ni alma, ni otras verdades de este tipo. Sin embargo, al recordar la
experiencia, llega a la verdadera fe o confianza que lo hace reverente y respetuoso
de todo lo espiritual. El mismo se sorprenderá anulando ideas, aparecerá como un
no creyente, inclusive dará a los demás la sensación de no creer en nada, sin
embargo, al mismo tiempo, se encontrará volviendo sus pensamientos hacia su
interior y con actitud reverente vivirá una fe en su corazón y un tal sentido de la
confianza en los poderes del alma. Esto parece una contradicción, y lo es desde el
punto de vista de la razón, es decir, si no hemos tenido una experiencia del alma, si
todo lo contrastamos a través del intelecto, lo anterior es una contradicción y no
esperamos ni pedimos que se comprenda. Son los que han tenido esta experiencia
los que comprenden que los demás no lleguen a discernirlo. Para el místico, cada
nivel de consciencia tiene sus propias realidades, y las de un nivel no tienen nada
que ver con las de otro nivel. Las realidades del Ser no pueden entenderse desde
el intelecto. Allí no existen los conceptos que manifestamos en la consciencia
objetiva y subjetiva. El aquí y el ahora parecen oponerse a nuestra realidad del
tiempo y del espacio. Nuestro lenguaje, tan útil en el nivel del intelecto, no sirve
para nada en ese nivel de consciencia elevado. La consciencia de dualidad, tan
notoriamente connotativa en los planos inferiores, tan real, apabulladora, nada
parece existir fuera de ella, es la mayor de las mentiras desde el punto de vista de
consciencia profunda.

Por eso se dice en cábala que las columnas de oposición deben ser conjugadas
por una tercera fuerza. La idea de tesis, antítesis y síntesis tiene que crearse en la
consciencia. Las dos primeras pueden apreciarse, vivenciarse en un nivel inferior.
Pero la conjunción de los opuestos, solo se puede realizar en un nivel de
consciencia que corresponde a la experiencia del Ser.

El Sepher Yetzirah dice con otras palabras ¡sube a las sefirot y escruta desde ellas!
Quiere decir que procures alcanzar la experiencia de la consciencia mas elevada,
solo desde allí podrás ver las cosas tal cual son.

Muchos cabalistas hablan del viaje de la tierra al cielo. Algunos entienden esto
como el estudio del árbol desde abajo hacia arriba. Hay mucha documentación que
explica las sefirote como niveles de consciencia. Muchas especulaciones y
demasiadas páginas explicando lo que representa cada una, cada uno según su
propia invención. Esto no nos sirve para nada, lo único que nos es útil, son
nuestras propias especulaciones. Los que escriben libros dando pormenorizados
detalles ya obtuvieron su ganancia. Pocos de éstos se refieren a la experiencia del
Ser. Ellos están mas interesados en explicar el significado de los símbolos como
necesidad psicológica de ellos mismos, que en que usted llegue a la verdadera
experiencia. Es mas, muchos de ellos no saben qué cosa es la experiencia del Ser.
Usted puede ser uno de ellos, si se dedica únicamente a la especulación
120
cabalística y no practica meditación. La meditación diaria, o bien el conocimiento de
ciertas técnicas rosacruces, pueden hacer de usted un místico, es decir, uno que
experimenta el conocimiento. El rosacrucismo no es cábala, pero es un método en
el que puede experimentar el Ser.

El saber corresponde al intelecto, mientras que conocer corresponde a la


experiencia. Se puede saber de una ciudad sin haber estado nunca. Se pueden
tener datos sobre el número de habitantes, su distribución, saber que hay un
parque importante, sus construcciones, ubicación, etc. Pero si no se ha paseado
por sus calles, se ha olido su olor, se ha hablado con la gente, si no hemos
cansado los pies al caminar o si no hemos sudado la nuca bajo su sol, etc., no
conocemos dicha ciudad. Sabemos mucho de ella, pero no la conocemos.

Con la metafísica pasa lo mismo, se pueden tener muchos datos, saber la


explicación de muchas cosas, saber qué representan los símbolos, haber leído
todos los libros y asistir a cursos y conferencias, pero si no se practica, si no se
experimenta, nunca se tendrá conocimiento. Una definición moderna del término
“mística” indica “el conocimiento por la experiencia”. Los que nunca han realizado
una experiencia mística defienden el asunto diciendo que hay muchas formas de
meditar. Con esto están manifestando que solo han usado el intelecto. Un místico
lo sabe porque conoce.

El saber tiene relación con nuestra consciencia subjetiva, son los datos que
manejamos intelectualmente. Cuando se experimenta el Ser, nos encontramos en
otro nivel de consciencia en la cual la idea que tenemos del yo circunstancial que
creemos ser, o como dijo alguien, el yo del carnet de identidad, desaparece,
mientras percibimos otro yo sin tiempo ni espacio, ni dualidad.

Otro error muy común en los que hablan del Ser sin haberlo experimentado, es
llamarlo el no ser. Un filósofo dijo que una cosa que es no puede a la vez no ser.
Por lo tanto, si el Ser se experimenta es que Es, por lo mismo, no puede dejar de
ser. Que esto no nos confunda con la expresión taoista del “no ser”, porque en
chino la negación es una firmación.

En todos los niveles del yo hay consciencia, por eso, cuando un místico nos cuenta
sus experiencias de un éxtasis, si él se dio cuenta como para poder contarlo, es
porque era consciente. La consciencia es como la electricidad, puede cambiar de
frecuencia aunque sigue siendo la misma corriente. También la consciencia cambia
de escenario, por tanto de realidad, pero sigue siendo la misma consciencia. Lo
que no es igual son las realidades de cada plano, de cada escenario.

Se puede llegar a la experiencia del Ser mediante la santa abstracción, la


meditación, o por una proyección psíquica o desdoblamiento de la consciencia.

121
El problema es contar una experiencia mística que se ha tenido, debido a que el
lenguaje está construido con los parámetros mentales de un escenario distinto.” Lo
que es arriba es abajo”. Esto puede entenderse como dos niveles o cosas
separadas. Para un místico significa que lo que nuestra mente interpreta como
arriba y abajo, es una sola cosa. Cuando experimentamos el Ser decimos “arriba” o
“subconsciencia” o “profundo”, etc., pero eso son asuntos del lenguaje que no
tienen nada que ver con el Ser. Lo percibido “arriba” no se puede contar con el
lenguaje de “abajo”. De la misma forma, cuando dormitamos y soñamos vemos que
hemos dormido solos dos minutos, mientras que el contenido del sueño puesto en
lenguaje nos ocupa unos quince o veinte minutos.

Las explicaciones contenidas en la presente obra contienen también los errores o


limitaciones propias del nivel de consciencia en que nos expresamos. Unicamente
pretendemos ayudar con nuestras explicaciones a comprender algunos asuntos
oscuros de la cábala. Por eso hemos incluido más de una vez la orientación hacia
la meditación, pues al fin y al cabo, cada uno por sí mismo, puede alcanzar la
verdadera experiencia. Hay cosas en que no podemos ayudar. No podemos
explicar a qué huele una rosa, a qué sabe una fresa o cómo es el color verde. Son
cosas que hay que experimentar. De la misma forma, las realidades de niveles de
consciencia elevada no se pueden contar, su transmisión no ayuda a nadie. Solo
se puede indicar el camino, luego cada uno tiene que recorrerlo.

El Ser siempre ha existido, existe y existirá. No es algo creado, no tiene principio ni


fin. Ya existía antes de las emanaciones, en el Atziluth y en todos los planos
siguientes que nuestra mente pueda concebir. El es la causa de toda la creación, o
dicho de otro modo, todo lo creado son sus efectos. Todo lo que existe, visible e
invisible, energía y materia, alma y cuerpo, son las expresiones del Ser en los
distintos planos. Su movimiento y progreso expansivo es la Sabiduría Infinita o En
Sof. La luz (or), es su atributo. Las formas emanan del El. Se manifiesta también en
Briah, Yetzirah y Assiah. Su expansión, su eterna moción, va condensando a su
paso infinitas variaciones vibratorias cuyas combinaciones dan paso a los distintos
elementos de los reinos animal, vegetal y mineral. El hombre es el Ser, su más alta
manifestación. Todos los niveles del hombre: Adan, Geber, Enosh e Ish, no son otra
cosa que los movimientos del ser. Todos los atributos del alma o materias primas:
Neshamah, Ruach y Nefesh, no son otra cosa que la concepción humana de
distintos niveles del Ser. Cuando el Ser se expresa de múltiples formas y de
distintas naturalezas aparentes pero derivadas de la misma esencia, decimos que
hay densidad, lo cual manifiesta ahora el calor de la luz. El Ser es luz encerrada,
luz prístina sin calor y luz manifestando calor. Todo indica un eterno movimiento y
progreso. El Ser en el hombre no sentía ni reflejaba luz, hasta que progresivamente
se proyectó a sí mismo. Entonces el hombre se volvió sensitivo, tuvo sensaciones y
sintió el calor de la luz. Al mismo tiempo aparecían las formas como una proyección
del hombre.

122
El hombre de hoy sigue siendo el Ser, y su experimentación no es algo que deba
buscar fuera de si mismo. La razón o mente subjetiva es una manifestación del Ser,
pero comentemos un error de auto identificación al proyectar un yo circunstancial y
creernos que ese es el verdadero yo. Por eso, por esa vía no alcanzamos la
experiencia. Hay que acallar la mente subjetiva, tranquilizar el cuerpo, eliminar la
errónea auto identificación, como consecuencia, aparecerá el Ser y nuestra
experiencia de ello.

Cuando combinamos amarillo y azul se produce una mancha de color verde. Si


decimos que todo es vibración y que hubo una Primera, podemos entender que
dicha vibración se bifurca creando dos aspectos de si misma. Cada uno de estos
dos aspectos se bifurca y crean también la dualidad multiplicada. Ellos a su vez
continúan auto dividiéndose. De esas múltiples e infinitas combinaciones de
longitudes de ondas distintas derivadas todas de una Primera Vibración, se
establecen las diferenciaciones: Una la llamamos rojo, otra amarillo y otra azul. O,
por qué no, Alef, Mem y Shin, o cabeza pecho y abdomen en el hombre. En un
nivel mas bajo, es decir, en una situación mas avanzada de este desarrollo
vibratorio o en un nivel de mayor bifurcación multiplicadora, encontramos ahora que
una longitud de onda tiende a unirse a otra longitud de onda distinta pero
complementaria. De esa forma tenemos la combinación de colores, es decir, de la
mezcla de la vibración llamada amarillo con la que llamamos azul, surge una
longitud de onda o “tercera vibración” que aunque nace de las dos, no es igual a
ninguna de ellas, el verde. De las tres letras madres surgen las siete letras dobles y
las doce letras elementales. Como de tres colores básicos surge toda la gama. En
música es igual, partiendo de tres notas básicas logramos las 7 notas blancas y las
5 seminotas negras que forman los doce sonidos de una octava. Podemos decir
que cada sonido es diferente a otro en su longitud de onda, es decir, es una
vibración de mayor o menor frecuencia lo que nos hace distinguir la diferencia de
sonido. Pero todos los sonidos o notas y seminotas son parte de una misma
octava. Pero así como en un teclado de un piano encontramos varias octavas, en el
“Teclado “Cósmico”, podríamos pensar que existen infinitas octavas llenas de
infinitas vibraciones que, a pesar de su multiplicidad, nacen de una Primera
Vibración: El Berechit.

Todas las notas son parte de una octava, todas las octavas son parte del teclado.
Todas las cosas del universo, a pesar de mostrarse diferentes en apariencia son
iguales en su esencia. La materia, con sus múltiples manifestaciones es la misma
energía. La energía está, por tanto, pulsando para convertirse en algo diferenciado.
Un átomo de hierro está tratando de serlo. El no es un átomo de plomo, ni éste
aquél, pero los electrones, protones y neutrones que forman a ambos, son iguales
en esencia. Una célula nerviosa se esfuerza por serlo (esfuerzo no es una palabra
muy apropiada pero no se nos ocurre otra. Esfuerzo da a entender como una
operación de fuerza, mientras que la diferenciación es un acto natural del Ser.) Una
célula de la sangre no es igual a la nerviosa, ni ellas iguales a una muscular, u
123
ósea, etc. Todas están tratando de ser ellas mismas, llevan implícita una función
determinada. Sin embargo, esencialmente hablando podemos decir que son
vibraciones de longitud de onda diferentes que nacen de una misma Primera
Vibración.

Luego podemos agrupar las vibraciones por calidades y decimos que hay un reino
mineral, uno vegetal y otro animal. Como humanos estamos en este último. Sin
embargo, el auto pensarnos, nos coloca al frente de la creación. Todas las
variaciones de cada reino son la misma cosa en esencia.

Otra idea, el agua la identificamos en gran magnitud en un estanque, en el mar o


en un lago. Físicamente decimos que son un montón de moléculas impregnadas de
la ley de adhesión que hace que estén unidas. Si separamos una molécula y la
analizamos, encontramos que está formada por átomos de distintos tipos. Uno lo
llamamos oxígeno y al otro hidrógeno. De manera que estos elementos o
vibraciones en la naturaleza, las podríamos llamar la materia prima del agua, o
agua en otro nivel de creación (recuerden los cuatro niveles: Atziluth, Briah,
Yetzirah y Assiah). Si analizamos una materia formada por varios átomos de la
misma clase, encontraremos que algo los mantiene apretados, es la fuerza de
cohesión. Y si analizamos las sustancias que componen cada átomo, como en el
caso del hidrógeno o del oxígeno, veremos que están formados por partículas
subatómicas llamadas electrones, protones, neutrones (y otros elementos
descubiertos por la ciencia más recientemente). Al analizar los electrones del
hidrógeno y los del oxígeno, así como los de cualquier otro átomo como el plomo,
el hierro, el oro, o los que componen un cuerpo vegetal o animal, encontramos que
no hay diferencia ninguna en cuanto a cualidades materiales se refiere, y que la
única diferencia la constituye la tasa vibratoria de la propia partícula: La “Sabiduría
Infinita”.

Todas las variaciones vibratorias están en un movimiento constante, todo está


vibrando, inclusive eso que llamamos “naturaleza muerta”. Desde el punto de vista
de la física moderna, no hay naturaleza muerta pues como decíamos, todo está
vibrando. El electrón que se encuentra formando parte de un átomo de oxígeno o
de hidrógeno lo podríamos llamar el arquetipo del agua o agua en otro nivel de
creación. Inclusive la vibración que forma al electrón que se encuentra en el átomo
de oxígeno o de hidrógeno llegará un momento en que sea agua. Y por tanto,
podemos llamarlo también agua de otro nivel de creación. Creo que con esto no
nos costará entender que nuestra limitación del lenguaje, es el problema que
enfrentamos. Llamamos creación a todos los niveles. La cábala hebrea usa cuatro
nombres para creación, uno para cada nivel.

¿Y qué tiene que ver esto con el Ser? Todo. El Ser existe antes del berechit. El Ser
es el Ser, no tiene principio ni fin. Pero su eterna moción se convierte en Berechit y
Su Sabiduría Infinita impregna toda la materia, toda la naturaleza y por supuesto al
124
hombre. Su movimiento o vibración progresa hasta la multiplicidad de formas.
Ahora todo nos parece distinto y separado. Pero eso es una ilusión de nuestra
mente. Es parte del problema del error de identificación, porque el Ser, a pesar de
derivarse todo de El, todo lo conocido y lo no conocido, sigue siendo el Ser. Los
cambios del ser son una constante en el universo desde nuestra apreciación
humana. Desde este punto de vista parece que lo único estable y permanente en el
universo es el cambio. Por ello podemos decir que la creación es perenne. Dios no
hizo el mundo en seis días y en el séptimo descansó. Eso es un problema de
traducción. Dios hace el mundo en seis días y en el séptimo descansa. Vuelve a
comenzar seis días de creación y uno de descanso, y así eternamente. Pero a
pesar de observar los cambios de la eterna moción del Ser o Dios, El sigue siendo
el mismo. Para experimentar este Ser siendo siempre igual, tenemos que corregir
en nosotros nuestro problema de identificación. Lo primero a realizar es nuestra
propia consciencia interior, pues con la exterior, con nuestros sentidos físicos o
nuestra razón no somos capaces de alcanzar esta experiencia ni la realización de
nuestra consciencia interna. Por eso se recomienda, una vez más, la meditación,
pues es la vía para acceder a otro nivel. Una vez alcanzado un nivel mas profundo
de conciencia empezaremos a comprender y, como consecuencia, a corregir el
tema de la auto identificación, pues ya sabremos que somos diferentes a esto que
parecemos ser. Apreciaremos que entre un ser humano y otro no hay un espacio
que nos separa, sino una sustancia que nos une. Comprenderemos que todas las
personalidades son diferenciaciones de la autoconsciencia de cada uno, pero que
el alma es una sola, un solo Ser o participaciones de El. Es como cuando
estiramos una masa de harina y recortamos redondeles para hacer empanadillas.
Cada redondel toma autoconsciencia, por tanto, aprende a manifestar su
personalidad individual, pero todos los redondeles, ahora separados (y convertidos
en empanadillas), han dejado su hueco en la masa. La separación de la masa es
una ilusión. Seguimos formando parte de ese todo. Nuestro trabajo consiste en
cambiar la consciencia de empanadilla por consciencia de masa. Lo dicen muchos
místicos usando distintas analogías. Recuerdo las palabras de Plotino que dice que
cada grano de arena es la playa misma Este es el grado de consciencia a
recuperar. Ahora estamos en el exilio, fuera del Jardín del Edén, nuestro trabajo es
regresar a él.

Ahora bien, si estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, quiere decir que
nuestra alma no tiene nada que aprender, que nunca hemos estado separados de
El ¿Por qué manifestamos tantas imperfecciones que no se nos ocurriría conferirle
a Dios? Por lo mismo dicho anteriormente, porque tenemos consciencia separada,
consciencia de grano de arena y no de playa, de empanadilla y no de masa.
Pongamos otro ejemplo. Una luz prístina, blanca, purísima, se encuentra encerrada
en un aparato circular giratorio construido con cristales de distintos colores. Como
esos que se usaron durante un tiempo para producir efectos psicodélicos en las
discotecas. Cuando el color rojo pasaba por delante de la luz, la sala se teñía de
rojo, cuando pasaba el verde, se teñía de verde. De esa forma, a medida que
125
giraba el aparato proyectaba un color distinto. Así somos nosotros. Todos los seres
humanos tienen dentro la misma luz prístina, blanca, purísima, pero cada uno
proyecta dicha luz con un color diferente. El trabajo consiste entonces en pulir el
cristal, convertirlo en transparente para que la luz se proyecte tal cual es.

Nuestra autoconsciencia es verde, azul, roja o amarilla, pero nuestra consciencia


interna nos puede mostrar que somos luz blanca, prístina, purísima. Por eso
decimos que observamos al Ser de múltiples formas o colores, pero El Ser es el
Ser. El no deja de ser, por lo tanto, no es rojo ni azul ni amarillo.

En cábala, Dios, Hombre y Naturaleza son sinónimos. Todo es el Ser en sus


múltiples expresiones. Pero el Ser sigue siendo el Ser. Algo que es no puede a la
vez no ser. Ojalá todos podamos experimentar el Ser aunque solo sea unos
segundos en nuestra vida.

El método cabalístico es una vía, no la única, que nos puede llevar a esta
experiencia. Sin embargo, está más al alcance de las personas y de forma más
sencilla para la mentalidad occidental a través del método rosacruz. No obstante, la
cábala no es un fin en si misma, sino un medio en el que el secreto no está en
encontrar, sino en la acción de buscar. El misticismo básico de la cábala y su
función simbólica deben utilizarse para conseguir la unión mística, esa que tan
bellamente transmite San Juan de la Cruz en su “Llama de amor viva” cuando
coloca al alma como un cristal totalmente transparente que al ser inundado por un
fuerte torrente de luz (El Espíritu), se funde en una sola realidad. Ya no vemos el
cristal, pues su transparencia y la fuerte luz que lo invade hacen que solo se vea
ésta. Esa es la unión mística o matrimonio del cordero, o las bodas químicas
también llamada matrimonio perfecto, la unión del doncel y la doncella, el novio y la
novia como dice Salomón en el Cantar de los Cantares, o el esposo y la esposa
como lo expresa el citado monje cristiano.

¿Qué es el ser? Se dice que el ser lo es todo o que todo es el ser. Para tener una
idea global del ser hay que realizarlo en su totalidad, si es que de tal totalidad
somos capaces de tener vivencias. Pero por lo menos, deberíamos tener la
realización del ser sin la proyección del yo circunstancial. Hay que mirar al espejo
hasta que éste se convierta en una ventana hacia otra dimensión, a una más allá
de la cotidiana. Aquello que realicemos también concierne a la experiencia del ser.

El ser es la unidad de percepción cósmica, tal como se menciona en los archivos


rosacruces, pero ¿tenemos los humanos este tipo de percepción habitualmente?
Tenemos sensaciones que realizamos a través de los sentidos físicos, otras que se
conciben a través de las facultades del cerebro o que creamos como conceptos o
idealizaciones. También tenemos idea de nosotros mismos que llamamos
autoconsciencia. Por tanto, decimos que tenemos realizaciones del exterior y del

126
interior, pero más adentro, hay otras realizaciones que nuestros intermediarios, los
sentidos y el cerebro, no son capaces de aportarnos.

Si razonamos, llenamos nuestra mente de conceptos sobre el ser. Si especulamos,


hacemos lo mismo y tanto el Ser o Dios no son de la razón. Si sentimos a través
de los sentidos creemos que esas sensaciones son verdaderas y que no hay otras.
Si nos emocionamos vemos que según la intensidad de las mismas se modifican
funciones del cuerpo y decimos que ello también corresponde al ser. Somos
conscientes de varias formas de realizar, de darnos cuenta, eso hace que
separemos al ser y lo convirtamos en departamentos estancos.Tenemos
herramientas suficientes para establecer distintos planos de consciencia en los que
se expresa el ser; con esas herramientas o intermediarios creamos la ilusión de
dualidad, lo cual añade distancia entre una realización y otra. Usamos poco, sin
embargo, la mejor herramienta para percibir el ser en su mayor esplendor, sin
engaños de los intermediarios: la meditación y/o armonía cósmica. No obstante,
hemos dicho que el ser lo es todo, por tanto, sea cual fuere la forma en que
apreciamos el ser, todas corresponden a él. Si todas las percepciones posibles
corresponden al ser ¿dónde está el error?

En relación a la cuestión anterior, traigamos del recuerdo la analogía del elefante. A


varios individuos se les venda los ojos y se les da a coger una parte del elefante. El
que está cogido a la cola describe su experiencia diciendo que el elefante es largo
y delgado como una manguera; el que está cogido a la pata dice que el elefante es
fuerte y grueso como el tronco de un árbol; y el que está cogido a la oreja dice que
es amplio y flexible como la manta de una cama. Así podríamos seguir describiendo
varias sensaciones del elefante, todas son realizaciones verdaderas pues todas
son partes del elefante, pero todas son una apreciación parcial del elefante y al
final resulta que no podemos admitir que una cola sea un elefante, o que una pata
o una oreja sea el elefante ¿Cómo podemos decir que el elefante es la cola?
Habría que soltarse de la cola y cogerse a la pata, soltarse de la pata y coger la
oreja, soltar la oreja y coger otra parte, y así sucesivamente hasta tener una
experiencia completa del elefante. En el mundo de las ideas, cuando discutimos
sobre algún tema, lo hacemos desde nuestra perspectiva de la cola o de la pata, y
rara vez oímos a alguien expresarse desde una experiencia total. Aquí se
encuentra el porqué de tanta intolerancia pues el ego humano no acepta no tener
razón y pulsa por querer hacer prevalecer su idea, es decir, quiere obligar a los
demás a que acepten que la pata del elefante es el elefante. De la misma manera,
si hablamos del ser o de Dios, cada uno le incluye su razón, su experiencia
limitada, la proyección de su yo circunstancial, y rara vez oímos a alguien hablar
desde una experiencia ampliada.

Otra enseñanza que sacamos de la analogía del elefante es la siguiente, a medida


que vamos percibiendo otros aspectos y nos acostumbramos a una realización
ampliada, dejamos de ver el elefante por partes y lo percibimos integralmente, por
127
eso decíamos con relación al ser, que si bien cada plano de realización
corresponde a su naturaleza, si no lo realizamos íntegramente, tendremos que
negar que cada realización sea él., o dicho de otra manera, negaremos que la pata
o la cola, o la oreja, sea el elefante, porque el elefante es el elefante y el ser es el
ser.

La palabra hebrea para templo es hekal, que se traduce como “él en todo” o “todo
en él”. Nuestro templo puede considerarse entonces como el momento de la
interiorización hasta llegar a ser conscientes de la Unidad. La fiesta del “shabbat”
tiene este sentido místico, el devoto ferviente está seis días de cada semana
construyendo el templo y el séptimo no construye, sino que se convierte en el
templo, es decir, trata de llegar a la consciencia total.

Nosotros también deberíamos construir nuestra realidad de manera que lleguemos


a experimentar el ser de una manera integral. Este estado de consciencia es lo que
se ha llamado consciencia cósmica, porque en tal estado, no se percibe la
dualidad, no se proyecta el yo circunstancial, no se percibe separación, ni planos,
rangos o jerarquías. Ni siquiera percibimos causa y efecto, ni ninguna de las tantas
leyes que apreciamos a nivel mental y que hemos instituido como verdad, y que
son ciertas quizás para nuestra razón, es decir, existen en el nivel humano o desde
la perspectiva del cerebro-mente, pero que no son de la naturaleza del ser que
tratamos de esbozar aquí con todas las limitaciones del lenguaje. En la realización
del ser de percepción cósmica, sin embargo, vivenciamos la auto percepción y la
unidad. Es una especie de hiperconsciencia que algunos místicos se han esforzado
en mostrarnos. Plotino, por ejemplo, relata una experiencia de este tipo diciendo
que “cada grano de arena es la playa misma”. Esto quiere decir que en tal estado
de consciencia mística, la percepción no registra jerarquías. No se aprecia cada
grano de arena como algo individual y separado del resto de la arena de la playa,
sino que cada grano es toda la playa.

En un estado profundo de consciencia, tampoco hay percepciones de cualidades


morales, podríamos decir que allí todo es bueno ya que no existe diferenciación de
bien y mal, allí no hay dualidad. Tampoco existen diferentes dioses ni diferentes
religiones, ni nada que la mente humana establece como un separador. La
consciencia del ser no percibe particularidades o valores, no hay nada que
comparar, pero no es un vacío, al contrario es lo más lleno que existe, la mayor
plenitud. No hay grande y pequeño, ni ricos ni pobres, ni blancos ni negros, ni
izquierda ni derecha, ni pasado o futuro, sino un presente continuo, un aquí y
ahora. Una monografía de estudio de la Antigua y Mística Orden de la Rosa Cruz
dice a este respecto: “La experiencia del ser es una sensación de unidad sin
separar o calificar nada. Esa momentánea inspiración ha sido llamada consciencia
cósmica”.

Discursos sobre Dios


128
He aquí una serie de discursos sobre Dios realizados en distintos tiempos, con
diferentes enfoques y con las experiencias de las distintas edades de la vida de
una persona. Seguramente no están representados todos los puntos de vista de
todos los seres humanos, lo cual sería imposible para una sola mente. Pero si
están tratados desde varios ángulos, lo cual puede coincidir con la visión de
algunas personas. En estos discursos se notará una clara diferencia en cuanto a si
el enfoque se observa desde una edad infantil, o porque se usa la razón, o bien
porque se encuentre circunscrito a una corriente hermética distinta a la que
estamos ambientados, o porque en otros casos se ve desde una experiencia
mística. Debido a los distintos ángulos conque se trata el tema de Dios, éste parece
distinto, sin embargo, Él puede y no puede ser distinto a los puntos de vistas que
de Él tenemos, digamos que los distintos puntos de vistas son únicamente un
aspecto humano y no divino.

Dios para niños.-

No podemos imaginar cómo siente o interpreta a Dios un niño pequeño,


seguramente su joven mente aún no haya hecho una realidad de Dios. Mientras
nosotros los adultos pensamos que el niño es una criatura de Dios, él ni siquiera se
ha planteado qué es Dios. No sabe que existe, porque para él no existe. Pero van
pasando los años y el niño va concibiendo el Dios que los mayores le vamos
inculcando como padres o educadores. Nuestra educación de Dios en el niño está
mediatizada por la idea del bien y el mal, y esto es lo que le inculcamos, de manera
que el Dios que educamos no tiene nada que ver con el Dios de la experiencia
mística. Hasta algunas religiones han dado un giro en la educación de Dios. Antes
había que temer a Dios. Dios castigaba. Ahora hay que conocer y amar a Dios. De
manera que se es consciente de Dios más por educación que por la realización de
Dios. La pregunta es ¿se puede realizar a Dios?

Recuerdo el día en que un niño vino de la escuela primaria diciéndole a su padre


que Dios había muerto. Como el padre no estaba de acuerdo con la idea que trajo
el niño, lo persuadió para que no creyera que Dios había muerto, con lo cual le
creaba al niño la duda de a quién creer, a la profesora que se lo dijo o a su padre
que le dice que eso no es así. Si por no crearle problemas a su hijo, se calla y lo
deja pasar, sabe que está quedándose con ideas equivocadas recibidas en la
escuela. Un tercer elemento puede incluirse para complicar más el asunto de cara
a la educación del niño. Se trata de la ingerencia de la madre reclamándole al
padre que lo que le explica a su hijo no es lo adecuado, con lo cual el niño va
aprendiendo que eso que le dijeron en la escuela de que Dios ha muerto es un
asunto complicado para decirlo en el hogar porque nadie se pone de acuerdo,
porque su madre tiene una opinión distinta a la de su padre. En las escuelas le
enseñan al niño una canción teológica para que use la lógica aplicada a las
129
creencias: “El reloj lo hizo el relojero y el mundo lo hizo Dios. Sin reloj no existe
relojero y sin mundo no existe creador”. Después vamos creciendo y haciendo
nuestros los paradigmas de la educación respecto a Dios, mezclados con los
demás dogmas religiosos que dan más importancia a las normas establecidas por
la iglesia a la que pertenezcamos que a los aspectos del natural y libre “religare”.
En algunas ocasiones pesan tanto las normas de convivencia del grupo o los
dictados de la jerarquía que se vuelven contra natura. Nos estamos refiriendo a que
el término religión, del latín religare, es algo natural en el ser humano, lo cual es
algo íntimo y libre en su realización. De manera que cada vez que pensamos en
algo que trasciende lo cotidiano estamos siendo religiosos. Pero si decimos
nuestros pensamientos en voz alta, en el seno del grupo de la iglesia, de cualquier
iglesia, siempre puede decirnos alguien que eso es pecado por el simple hecho de
apartarse de los dictados normativos del grupo que nos constriñen y eliminan el
libre religare. Hoy en día, salvo muy pocas excepciones, la mayoría de los
estamentos religiosos implantan más la anti religión que el libre e íntimo religare.

En un texto ortodoxo aparecía un ejemplo sobre los puntos de vistas de los seres
humanos dando a entender que a medida que uno se acerca a Dios se acerca
también a los demás. La lectura de ese texto me hizo pensar en una rueda de
bicicleta cuyo eje es Dios, y cada uno de los rayos de la rueda que sale de la
circunferencia y se prolonga hasta el eje somos los humanos. De manera que un
rayo se puede llamar Juan, el otro Pedro, otro Luis, Antonio, María, Berta, etc.
Todos caminan hacia Dios, y cuán más cerca están de Él, más se van acercando
los unos a los otros. Imaginemos que Juan está en un punto de la circunferencia y
María en el diametralmente opuesto. Cuando Juan y María caminan hacia Dios,
cuanto más se acerquen a Él, más cerca estarán ellos uno del otro. Pero mientras
Juan y María no lleguen a Dios en su viaje, no podrán tener el mismo punto de
vista, no solo de Él, sino de cualquier otro aspecto que puedan plantearse. La
pregunta es ¿Se puede llegar a una realización de Dios en que cada ser humano
aprecie la misma realidad?

El Dios de la razón.-

¿Qué es Dios? ¿Es Dios conciencia o es un paradigma? En estas líneas


abordaremos el tema de Dios desde las facultades de la razón y tocando aspectos
de la psicología y la filosofía.

En todos los casos en que los místicos nombran a Dios, dicen una frase que
permite una libertad absoluta respecto a la comprensión y la realización de Dios.
Esta frase “Dios de mi corazón, Dios de mi realización” es una fórmula que, como
decía, permite el que cada uno exprese el Dios tal y como lo siente y entiende.

130
Si en una reunión hay cien personas, y preguntamos “¿qué es Dios?”,
probablemente escucharíamos cien respuestas distintas, una por cada uno de los
presentes. La pregunta es ¿puede Dios ser de tantas formas como mentes
pensantes hay?

Cuando usted que lee esto tenía diez o doce años de edad, tenía una realidad de
Dios muy particular. Cuando llegó a los veinticinco años su realización de Dios
cambió, respecto a la que tenía con diez años de edad. Y hoy, probablemente,
tiene una realidad distinta a las dos anteriores. ¿Ha cambiado Dios a medida que
usted cambiaba? Seguramente sí desde su punto de vista y probablemente no
desde la de Él. Y si Dios ha cambiado varias veces para usted y es de tantas
formas como pensantes hay, ¿cuál es la realidad de Dios? No cabe duda que la
frase: “Dios de mi corazón, Dios de mi comprensión”, es una fórmula bien pensada.

Ahora enfoquemos el tema de la realización de Dios de otra manera para ver si


llegamos a nuevas percepciones y realizamos a Dios como conciencia. También
debemos mencionar los modelos de nuestra mente para hacer realidad una idea,
esto es, destapar los paradigmas que hacen que una cosa la veamos y aceptemos
de una determinada manera.

El término paradigma lo define el diccionario de la lengua española como “cada uno


de los esquemas formales en que se organizan las palabras nominales y verbales
para sus respectivas reflexiones”. Quiere decir que un paradigma es un ejemplo o
modelo que hemos asumido y por medio del cual realizamos las ideas, es decir,
hacemos realidad en nuestra mente asuntos sumamente abstractos; también
podríamos entenderlo como los esquemas mentales a través de los cuales
interpretamos la realidad. La palabra paradigma viene del griego y significa modelo.
La ciencia y todas las disciplinas que se basan en asertos o que establecen un
modelo para explicar teorías utilizan paradigmas, pero éstos, cuando se gastan o
se topan con ideas que no encajan en lo promulgado, cambian radicalmente.

Una vez que establecemos un modelo, un paradigma, todas las percepciones se


encajonan en su misma celda, y rara vez tenemos la posibilidad de verlo desde otro
punto de vista. Cuando hemos aprendido un modelo y no nos lo replanteamos,
estamos cerrando el paso a nuevas percepciones, pues asumimos como realidad
las proyecciones del modelo adquirido previamente. Esto nos crea una realidad
engañosa, por eso, a los estudiantes de misticismo se nos dice que si queremos
aprender algo nuevo, primero tenemos que desaprender. Dicho de otra forma, para
realizar nuevas ideas, antes tendremos que destruir el paradigma o modelo con el
que hemos estado analizando las cosas. Es como si un proyector dirigiera su
fuente de luz hacia una pantalla en blanco, sobre ella se proyectarán las imágenes
que hay en la película. Eliminar el modelo establecido equivaldría a proyectar sobre
la pantalla sólo la luz del proyector, sin imágenes.

131
Visto lo expuesto hasta aquí, podemos observar que todo el asunto del cambio de
percepción se halla relacionado con la conciencia, por ello debemos también
enfocar este tema. Hay distintas definiciones enciclopédicas de la conciencia,
dependiendo de la corriente filosófica y/o psicológica. Una de ellas dice que
conciencia es el “auto conocimiento de la propia existencia y sus modificaciones”.
Pero si tenemos un modelo educativo establecido o paradigma del auto
conocimiento ¿cómo podemos llegar al verdadero auto conocimiento? Si nos
percibimos siempre desde el mismo punto de vista que el modelo educativo obliga,
será difícil que sepamos realmente lo que somos. En el ejemplo del proyector y la
pantalla, nosotros proyectamos una película aprendida con anterioridad, de manera
que nuestra conciencia del yo, o auto conciencia, no se podrá revelar como nuevo.

Otra definición parece querer eludir el problema al definir la conciencia como “el
aspecto subjetivo e incomunicable de la actividad psíquica”. Para la psicología, la
conciencia es un acto de conocimiento reflejo sobre lo que se ha hecho, de manera
que el auto conocimiento queda limitado a nuestros asuntos mentales sin tomar en
cuenta el yo más intimo y universal, cosa que resolvió Kant al distinguir entre
conciencia psicológica y conciencia trascendental, mientras que Hegel llega a una
conciencia metafísica que abarca la realidad toda. En el rosacrucismo, la
conciencia es una función de la Fuerza Vital de Vida, por tanto, es un asunto del
alma y no sólo del cuerpo y la mente y sus aspectos psicológicos. Por lo tanto, la
conciencia es universal, es decir, no reside exclusivamente en el cerebro.

Por todo ello, cuando nos referimos a la conciencia nos enfrentamos a problemas
del lenguaje y a los paradigmas o modelos establecidos. Veamos, por un lado
decimos que la conciencia es universal, que está en todas partes y siempre es. Y
por otro lado nos contradecimos diciendo que la conciencia es cambiante. Si hemos
dicho que Dios no es lo mismo para nosotros en las diferentes etapas de nuestra
vida, es porque asumimos un cambio de conciencia. Aquí está la trampa, cuando
nos referimos a nuestras percepciones nos parece que la cosa cambia, pero
cuando nos referimos a la misma cosa prescindiendo de nuestro enfoque, vemos
que ello está siendo y que no se le puede, por tanto, atribuir cambios, ni rangos, ni
elementos comparativos. De la misma forma podemos decir que Dios es
conciencia, el cual, si lo que hacemos es proyectar nuestro modelo será cambiante,
pero si eliminamos el paradigma establecido, Dios es Conciencia, por ende,
permanece siendo el mismo a través de los tiempos, sin principio ni fin, sin
cambios.

Ahora hablemos desde el modelo habitual y digamos que la conciencia es


cambiante. Nos daremos cuenta que cuando leemos un párrafo de la Biblia y
reflexionamos sobre él y lo volvemos a leer un tiempo después, el sentido del texto
ha cambiado. Las palabras son las mismas, pero no el sentido que le damos. Esto
nos hace percibir cambios en la conciencia, pero la Conciencia, con mayúsculas,
no ha cambiado, lo que ha ocurrido es que con ese simple ejercicio despertamos
132
conciencia, somos nosotros los que cambiamos, pero atribuimos el cambio al
objeto y no al sujeto.

Una cuestión más hay que tener en cuenta, y es que no somos conscientes en
forma directa sino a través de intermediarios. Nosotros, respecto a la conciencia, lo
que hacemos es interpretarla, de manera que cuando decimos conciencia lo que
estamos haciendo es interpretando una gama de vibraciones que llega hasta
nosotros. Para la realidad física interpretamos las vibraciones que perciben los
sentidos. Para la realidad subjetiva los mediadores son nuestras facultades
mentales, las cuales interpretan según los paradigmas o modelos establecidos
previamente y en los cuales incurre la educación, las creencias, nuestra
comprensión, etc. La conciencia en nosotros no ve la cosa, sino un cuadro de ella,
de manera que cuando se pregunta “¿qué es Dios?”, enseguida contestamos con
nuestra proyección del esquema previamente establecido.

Uno de los modelos aceptados es el que nos hace pensar que la conciencia reside
en el cerebro, debido quizás a que aquí se encuentran los centros nerviosos y los
sentidos físicos, pero si usted pasa repetidas veces su dedo índice por una
superficie poniendo mucha atención en su dedo, podrá sentir y pensar que la
conciencia se encuentra en la punta del dedo. De manera que si los ojos estuvieran
en la espalda, bien podríamos decir que la conciencia visual se encuentra en ella y
no en el cerebro. Pero si usted ha tenido la fortuna de desprenderse del plano físico
y mental en alguna meditación, podrá haberse dado cuenta que era consciente, no
con la conciencia del carné de identidad, sino con esa impersonal que lo abarca
todo. Otro experimento que demuestra que la conciencia no es exclusiva del
cerebro es la proyección psíquica. También lo saben aquellos que por accidente se
han visto sobre su cuerpo yacente ¿Con qué se han visto?, se han visto con la
conciencia que lo penetra todo; sus facultades físicas no están activas, pero ellos
se perciben como siendo ellos y observando su cuerpo, el cual reconocen como si
lo miraran desde arriba.

La verdad es que la terminología usada relacionada con la conciencia confunde


bastante, porque, cuando perdemos el sentido, decimos que hemos quedado
inconscientes, y esto no es así, pues nunca se pierde la conciencia. Una persona
inconsciente significa que ha perdido la percepción de los sentidos físicos, pero
sigue percibiendo con otro nivel de conciencia.

La conciencia es una, pero para entendernos creamos departamentos en función a


los modelos establecidos. Si decimos frío, calor, duro, suave, amargo, ruidoso, rojo,
etc., estamos indicando una franja de vibraciones que interpretamos y llamamos
conciencia objetiva. Si decimos felicidad, tristeza, tiempo, razón, difícil, alegría, etc.,
estamos aludiendo a otra franja de vibraciones y la nombramos como conciencia
subjetiva. Si dijéramos, Dios, el Ser, el Cósmico, el Maestro Interno, el Yo
profundo, etc. ¿cómo denominaríamos a esa franja de vibraciones? Lo normal es
133
nombrarlo e interpretarlo con las palabras y los esquemas o modelos de lo que
hemos llamado conciencia subjetiva, craso error, eso sería proyectar sobre la franja
más sutil el modelo establecido en su mente, y eso no es Dios, ni el Cósmico, ni el
Ser, etc., sino la proyección de la interpretación que hemos realizado de la gama de
vibraciones que hemos denominado conciencia subjetiva.

La conciencia por departamentos me hace pensar en un multicine donde pasan


cuatro películas a la vez. Uno puede entrar en una sala o en otra, pero no puede
estar en dos salas a la vez. Si a la sala A la llamamos conciencia objetiva, a la B
subjetiva, a la C subconciencia y a la D conciencia cósmica, nos parecería que
existen distintas conciencias, aunque la conciencia es una sola. La conciencia es la
luz que sale de un proyector, las imágenes son interpretadas por nuestros actos
conscientes. Pero tenemos vocabulario y modelos establecidos en nuestra mente
para explicarnos lo que sucede en relación con las imágenes de las salas A y B,
mientras que estos paradigmas y el propio lenguaje no nos sirven para explicar lo
que sucede en las películas de las salas D y C. Lo más probable es que las
películas de estas dos últimas salas no contengan imágenes, sino que
interpretamos la corriente de luz o de conciencia con las imágenes de la sala B
previamente establecidas. Por eso se hace muy, pero que muy necesario, la
meditación diaria, pues es la forma como podemos llegar a percibir la luz y cambiar
las imágenes hasta que poco a poco se vayan unificando, es decir, que aquello
que percibimos sea igual a lo que proyectamos.

Para tener otra realidad o por lo menos otra interpretación de Dios, habría que
acceder a percepciones más sutiles. Y como la conciencia es una función de la
Fuerza Vital de Vida y su corriente es global, para cambiar los modelos
establecidos, debemos acallar el cuerpo y la mente y entrar en meditación, o si
quiere llamarlo de otra forma, en comunión con el Ser, es decir, tener una nueva
concepción de la conciencia. Despertar la conciencia humana y aumentar las
percepciones, nos introducirá en los nuevos conceptos y hará que nuestra mente
cambie los modelos unificando vastos campos de observación; y cuando se forma
el nuevo concepto descubrimos que es simple y natural. Con ello entramos también
a ser conscientes de la conciencia. En este nivel nos parecerá que la conciencia es
luz y la frase bíblica de “Hágase la luz” toma nueva dimensión, como también
percibiremos otro significado de los términos tan nombrados en algunas corrientes:
“Luz, Vida y Amor”, pues la conciencia en el nivel del Ser profundo puede ser eso
mismo que estas tres palabras quieren manifestar.

Si como hemos visto, todo es conciencia, podríamos contestar a la pregunta ¿qué


es Dios?, diciendo que es nuestra experiencia de un acto de conciencia
trascendente, pero, teniendo en cuenta que debemos dejar la interrogación abierta,
pues lo más probable es que las reiteradas meditaciones nos vayan dando nuevos
elementos, y que nuevas experiencias modificarán nuestros modelos al percibir

134
franjas aún más sutiles de las percibidas hasta ahora, porque, como decía Al –
Ghazzali, “ la función suprema del alma del hombre es la percepción de la verdad”.

¿Tenemos experiencia de haber cambiado el modelo respecto a Dios? La


respuesta de prácticamente toda la humanidad sería que así es. Cuando en
nuestra educación religiosa en la escuela o en el hogar nos decían que Dios es
bueno, sabio, poderoso, creador del cielo y la tierra, etc., nos estaban creando un
modelo que aceptábamos sin cortapisas, pero, al paso del tiempo, ese dios
antropomórfico dio paso a otra concepción. Cuando nuestra abuelita nos decía
“que Dios te castiga”, estábamos ideando a un dios perseguidor, que lo sabía todo,
que estaba acechándonos para castigar nuestras faltas. Cuando aprendimos sobre
la ley del karma eliminamos esa concepción y comprendimos que el premio y
castigo es un efecto de una causa originada por uno mismo e independiente de
Dios (aunque aún hay gente que no ha entendido la ley del karma y lo que hace es
sustituir las aseveraciones cambiando únicamente la terminología, pero no la idea.
Dicen “generarás karma”, en vez de “Dios te castiga”). Hoy la astrofísica empieza a
decir que el universo se crea y se destruye y se vuelve a crear en un cambio
perenne independientemente de un dios creador. Inclusive Maimónides, el mayor
filósofo judío, decía que para saber algo de Dios era mejor el método de la
negación que el de la afirmación. Esto está muy relacionado con la idea de dejar la
interrogante abierta, pues no es lo mismo decir: Dios es el creador, Dios es
Omnipotente, Dios es bueno y sabio, etc., lo cual cierra la interrogante, que decir
Dios no es una persona, no es un ángel, no es la tierra, no es el cielo, entonces
¿qué es? Si la pregunta se mantiene abierta y no la cerramos jamás, cada día
sabremos algo más de Dios. Pero la mente humana parece no querer permanecer
vacía, no nos resistimos a no saber y cualquier idea llena de momento la necesidad
humana de creer que sabe algo. Pues démosle nuevos conceptos y digamos, de
momento, que Dios es conciencia, y como la conciencia es Luz, es Vida y es Amor,
busquemos la realización más íntima de que Dios es estos atributos de la
conciencia, y como ésta es una función de la Fuerza Vital de Vida, digamos que
Dios es nuestra alma universal. A alguno le parecerá irreverente decir que es Dios
mismo, pero algún día su meditación le traerá esta realización al experimentar la
conciencia del Ser.

El Dios Madre en el esoterismo judeo-cristiano.-

En la Iglesia se habla de la Madre de Dios, lo cual parece contradecir la idea de


que lo más grande, lo más alto, el “summun bonum” es Dios. Sin embargo, si en
vez de decir la Madre de Dios, decimos el Dios Madre, estaremos usando una frase
que no desmerece en nada a Dios, sino que aplicamos cualidades a Dios. En las
líneas siguientes veremos cómo esa Madre, es decir, el Dios Madre, desciende
135
desde el cielo simbólico a la tierra del hombre carnal. Para ello nos basaremos en
postulados de la mística judía, porque su religión no menciona, como en la mística,
un Dios de naturaleza femenina. Esto constituirá la primera parte de este discurso.
En la segunda parte utilizaremos el misticismo cristiano de San Juan de la Cruz que
nos relata el viaje de la Madre desde el hombre carnal hasta Dios del cielo. Todo el
discurso está producido por la toma de conciencia de exilio y la necesidad de
reintegración que obliga a la expresión: ¡Despiértame Madre, de mi sueño!

En cábala, las tres letras madres hebreas: alef, mem y shin, se relacionan con las
tres letras del nombre de Dios: Y H V. En el Zohar estas tres letras del nombre de
Dios se ven bajo la idea siguiente:

Y, es el Padre.

H, es la Madre

V, es el Hijo

Dice también que el sagrado nombre de Dios de cuatro letras (YHVH), se completa
con el nombre humano de Abraham y recuerda el pasaje del Génesis en el que
relata que Abram y Saray eran viejos y no habían tenido descendencia hasta que
Dios incluye una hache en el nombre de Abraham y cambia la Y de Saray por una
hache. De esa forma se obtiene el tetragranmatón o nombre sagrado de cuatro
letras.
Las originales del nombre son, no obstante, las Y H V, que como Padre, Madre e
Hijo, forman la Santísima Trinidad, sin la cual no existiría nada de lo creado, pues
todo parte de este triángulo superno. La letra madre Mem se ubica en la séfira
Binah, representa el agua, la virgen, la Madre celestial. Pero tanto Padre, Madre,
como Hijo, son tres aspectos de un solo Dios.

En el Martinismo tradicional, también se dice que todo lo creado parte de Binah, es


decir, del agua o la Madre. De hecho, los días de la creación que narra el Génesis
comienzan en la cuarta séfira del Árbol de la Vida, es decir, nacen de la Primera
Trinidad.

En el misticismo judío así como en el cristiano se coloca a la Virgen o Madre como


mediadora entre el hombre y Dios. Es la intermediaria para que un día logremos la
unión mística. Pero esta mediadora ahora es colocada en la séfira llamada Malkuth,
la décima del árbol y no la tercera. De manera que tenemos una Madre Celestial de
quien parte la creación, y una Madre mediadora para ascender en conciencia. No
es que sean dos Madres, sino que la Madre Celestial ha descendido hasta el
hombre para ayudarlo en su ascenso.

136
Esta Madre mediadora tiene muchos nombres: reina, hermana, novia, doncella,
esposa, matrona, shej’inah, y la podemos también llamar el alma en el hombre.
Una parábola del Zohar nos da a entender que si queremos llegar a Dios, debemos
pasar primero por la Reina. Dice: “¿Concuerda con la dignidad del Rey que la
Matrona declare por Él la guerra y reciba peticiones para Él?” Y continúa diciendo
el Zohar que Dios considera a esta Matrona de alto valor y estima que para
honrarla…. “Le daré pleno control sobre el palacio y sobre toda mi casa”.

De manera que todas nuestras luchas con el dragón, nuestra separación de la


Unidad, nuestro sueño ilusorio, etc., deben eliminarse dejando que ella establezca
su gobierno. De esa forma un día lograremos la Unión mística: que el alma del
hombre se sienta una con Dios. Todo ha de pasar por la mediadora, por la
Matrona, que parece dormida, pero que son nuestros sueños y la dureza de
nuestro gobierno lo que hace que no oigamos sus susurros y consejos.

En la parábola del Zohar, el autor hace hablar a Dios, quien dice: “Desde ahora
quien desee hablar conmigo debe primero hacer conocer su petición a la Reina”.
Esta Reina o Matrona es la presencia de Dios en la humanidad, el alma en el
hombre. En los templos, la presencia de Dios se llama Shej’inah. Y en la literatura
mística como en el Cantar de los Cantares de Salomón o en San Juan de la Cruz,
se llama esposa, novia, doncella, paloma, reina, etc.

Sigue diciendo el Zohar: “El Santo, bendito sea, por su amor a la humanidad, le
confió todo a ella”, y prosigue con la idea de que hay muchas especies, pero
incontaminada solo una y “Él resolvió que toda su casa fuese entregada al cuidado
de ella”. Alude también que al ser la Regente es quien tiene todo el poder. El Zohar
lo explica como que Dios le entrega a la Reina todas las armas, todos los carros,
las catapultas y los combatientes.

El armamento del alma es para combatir nuestro error de separación, nuestro


exilio. Es interesante la explicación que da el Zohar sobre esta lucha, el armamento
y los aspectos de rigor y justicia, de severidad y fuerza, que se lee en la Biblia
como si hubiera un dios castigador. De esta lectura (tomo III) se puede sacar la
idea de algo que leído literalmente puede hacernos equivocar. Es lo relativo a la
idea de castigo y rigor de Dios. ¿Cómo un Dios todo amor, puede a la vez dar idea
de perversión y que llegamos hasta justificar bajo una fe ciega dirigiendo el castigo
hacia aquellos que no creen en la palabra de Dios? En su sentido místico lo que
entendemos es que el ser humano, al tener una conciencia divorciada de su alma y
establecer un gobierno independiente en la propia casa de Dios, crea una lucha
con la jefa, la Shej’inah, y las consecuencias experimentadas por el propio ser
humano se perciben como de rigor y justicia, dependiendo del acto realizado. El
alma en el hombre, la Reina o Matrona, nuestra Madre y Virgen, siempre está
esperando de nosotros que dejemos un pequeño resquicio abierto para

137
susurrarnos la realidad de otra dimensión y así, hacernos viajar hacia el Padre. Es
la Reina quien nos conduce al Rey.

…………………………

San Juan de la Cruz está considerado como el más grande místico del cristianismo.
En Llama de Amor Viva, describe poéticamente la unión del alma en el hombre con
Dios. Lo hace a través de cuatro canciones que después, en el año 1584, a petición
de doña Ana de Peñalosa, explica. Ella le pidió al místico un comentario aclaratorio
a la canción del mismo nombre. En dichas explicaciones, San Juan se recrea y
goza con los deleites que hace el alma, la matrona, en su íntima unión con Dios.

Primeramente transcribiremos las cuatro canciones y luego incluiremos algunos


párrafos muy iluminadores de su comentario:

“¡OH llama de amor viva,


Que tiernamente hieres
De mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
Acaba ya si quieres,
Rompe la tela de este dulce encuentro.
¡OH cautrio1 suave!
¡OH regalada llaga!
¡OH mano blanda, ¡OH toque delicado,
Que a vida eterna sabe,
Y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la has trocado.
¡OH lámparas de fuego,
En cuyos resplandores
Las profundas cavernas del sentido,
Que estaba oscuro y ciego,
Con extraños primores
Calor y luz dan junto a su Querido!
¡Cuan manso y amoroso
Recuerdas en mi seno,
Donde secretamente solo moras:
Y en tu aspirar sabroso
De bien y gloria lleno,
Cuan delicadamente me enamoras!!

Declaración de San Juan de la Cruz: “ Sintiéndose ya el alma toda inflamada en la


divina unión, y ya su paladar todo bañado en gloria y amor, y que hasta lo íntimo de

1
La palabra “cautrio” no existe en el diccionario. Creo que se refiere a “cauterio”, un término médico que alude a un agente
capaz de destruir los tejidos.
138
su sustancia está revertiendo no menos que ríos de gloria, abundando en deleites,
sintiendo correr de su vientre los ríos de agua viva, que dijo el hijo de Dios que
saldrían en semejantes almas (Jn. 7, 38), parécele que, pues con tanta fuerza está
transformada en Dios, y tan altamente de Él poseída, y con tantas ricas riquezas de
dones y virtudes arreada, que está tan cerca de la bienaventuranza, que no la
divide sino una leve tela”.

Relata la unión mística con un ejemplo muy adecuado para nuestra comprensión:
“así como el cristal limpio y puro es embestido de la luz, que cuanto más grados de
luz va recibiendo, tanto más de luz en él se va reconcentrando, y tanto más se va
esclareciendo; y puede llegar a tanto por la copiosidad de la luz que recibe, que
venga él a parecer todo luz, y no se divise entre la luz, estando él esclarecido en
ella, todo lo que puede recibir de ella, que es venir a parecer como ella. Y así, es
decir el alma aquí que la llama de amor hiere en su más profundo centro…”.

Y es que cuando el alma en el hombre ha despertado del todo, su luz es la misma


luz del Espíritu Santo. Si un cristal es limpio y totalmente transparente, y es bañado
por una luz inmensa, el cristal desaparece a nuestra vista y lo que percibimos es
solo luz. Cuando la luz en el alma es la misma luz que la del Espíritu Santo, se
habla de la unión mística, o la unión del esposo y la esposa, o el doncel y la
doncella o el matrimonio del cordero.

Parece que la frase taoísta “ve y pule tu espejo” o “entra en tu sanctum u oratorio”,
cobran ahora una nueva dimensión. Ello se entenderá ya como la acción a ejercer
por el hombre para el despertar de su conciencia, que no es otra cosa que permitir
que sea la Matrona quien gobierne nuestras vidas para que a través de ella llegar a
la experiencia de Unidad. Es nuestro viaje hacia Dios a través de la Reina lo que
hará que hasta nosotros llegue la Santísima Trinidad: nuestro Padre, nuestra Madre
y nuestro Hijo.

Y continúa San Juan “Es, pues, de notar que el amor es la inclinación del alma y la
fuerza y virtud que tiene para ir a Dios, porque mediante el amor se une el alma con
Dios; y así, cuantos más grados de amor tuviere, tanto más profundamente entra
en Dios y se concentra en Él. De donde podemos decir que cuantos grados de
amor de Dios el alma puede tener, tantos centros puede tener en Dios, uno más
adentro que otro; porque el amor más fuerte es más unitivo. Y de esta manera
podemos entender las muchas mansiones que dijo el Hijo de Dios haber en la casa
de su Padre (Jn., 14, 2)”.

Los judíos, tanto místicos como religiosos, pasan los seis días de la semana
construyendo el templo, esto es, trabajando sus aspectos humanos para que cada
día la Matrona cobre más protagonismo. Pero el séptimo día ya no construyen el
templo, sino que tratan de ser el templo. Es la fiesta judía más importante, es el
Sabbat. Es el día en que la comunión, por lo menos es lo que se busca, trata de ser
139
total con la Shej’inah, con el alma. Aún hay judíos que salen en procesión el viernes
en la tarde antes de ponerse el sol, en la víspera del Sabbat, cantando himnos a la
novia, a la shej’inah, y salmos emocionantes que podemos resumir en la expresión:
“ven, vamos en busca de la novia, la faz del sábado recibamos”.

Ese es nuestro trabajo de todos los días, construirnos y reconstruirnos como


hombres nuevos para estar preparados para la llegada de la novia, de la reina o
matrona, que es la que nos llevará de retorno al seno del Padre del que creemos
que hemos salido, cosa que solo ha sucedido en conciencia.

El Dios de la Realización del Ser.-

El siguiente enfoque como el anterior, está realizado desde un punto de vista


místico, pero haciendo más hincapié en la Realización del Ser. No importa a qué
religión pertenezcan los místicos ni de qué época sean, todos dan siempre la
misma idea. En China tenemos los postulados de Laotse y de Zhuangzí. En el
cristianismo a San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. En el Islam a Ibn
Arabi, Al Halag o Al Ghazzali. También el contenido del sermón de Buda es similar
al Sermón de la Montaña de Jesucristo. Estos son solamente una pequeña muestra
de los tantos místicos que nos han iluminado con su experiencia en todas las
culturas y tiempos y que encuentran en el lenguaje una tremenda limitación para
expresar lo que experimentaron. Algunos han recurrido a la poesía para expresar lo
inefable, lo innombrable, lo inverbalizable. Otros han recurrido a los símbolos.
Digamos que desde el punto de vista de la Realización del Ser no hay las
diferencias entre culturas y épocas que observamos en otros discursos.

Del hombre a Dios

En cábala se dice que la Torá es la extensión y permutación del nombre de Dios


IHVH. El objeto por tanto de la cábala parece ser el conocimiento de Dios, principio
y fin de todas las cosas. Dios (Elohim) y la naturaleza (ha teva), tienen en hebreo,
el mismo valor gemátrico, por lo que estudiando al hombre y a la naturaleza, realiza
éste la búsqueda de Dios. Y es buscando a Dios como el hombre llega a tomar
conciencia de sí mismo; buscando a Dios el hombre llega a experimentar su
libertad y la establece en la experiencia de su ser al darse cuenta que es el mismo
Ser uno e indivisible. Es así como el hombre reata o religa, une lo separado en un
nudo armonioso de suave dulzor al ejercer su libertad y voluntad de unión en Eso
que es su origen y su condición natural.

Lo que sorprende a la razón es que alrededor de seis mil millones de seres


individualizados tengan un solo asiento, un solo origen y un solo fin. Un solo Dios
para tantos millones de seres. Sí, seis mil millones de seres, pero una sola
procedencia y un único destino: Dios.
140
Amar a Dios sobre todas las cosas es el primer mandamiento para los seis mil
millones de seres, pero el Zohar lo indica de esta forma: “Y conoceréis que Yo soy
el Eterno vuestro Dios”. De manera que en vez de una orden “amar a Dios”, implica
que hay una sola condición para todos los seres: Unidad en la Eternidad.

Alexander Safran en su libro “La Cábala” pregunta: “¿Se puede ordenar a un


hombre a que conozca a Dios?”. Conocer a Dios no se limita a un acto de
conocimiento intelectual que tenga a Dios por objeto. Antes bien, sería necesario
que cada hombre tuviera en su mente la predisposición de introducirse en una
peliaguda tarea de búsqueda de la divinidad. Como quiera que toda la humanidad
la podemos dividir en grados de inquietud, de necesidad y predisposición, podemos
suponer que una parte de la población ni siquiera se plantee la inquietud de
conocer a Dios. En otro nivel podemos encontrar a los que se sienten a gusto con
su religión y los postulados establecidos por ella. Y en otros casos hay una porción
que ha visto agotado su paradigma y están iniciando la búsqueda de respuestas
que satisfagan sus inquietudes. Son estos, los actuales buscadores que antes o
después llegarán a realizar místicamente la unión con Dios. Todos, no obstante, en
algún momento, llegarán a tal realización.

Dios no es un objeto para analizar o conocer desde la razón humana, no es


percibido por los sentidos y dada su naturaleza profunda no es asequible a la
razón. Cuando hablamos de Dios lo hacemos desde nuestra razón o nuestra
emoción, lo cual lo coloca como un objeto que aparece ante nosotros según el
sujeto, es decir, según nosotros mismos. Pero Él no es ni objeto ni sujeto, por tanto,
la tarea para conocer a Dios debe plantearse desde un método que excluya
nuestras proyecciones. Dios no se puede poseer. Nuestra educación del “tener”
debe cambiarse a “ser” y experimentar el ser equivale a tomar la dirección de la
realización de unidad, de vivenciar nuestro origen y nuestro destino unidos en una
sola experiencia. Esta vivencia nos muestra un ser global y este Ser o Dios, cuando
está presente en la experiencia, es como si se comprometiera a una toma de
conciencia, de ahí que la frase bíblica “Yo Soy” (Anohi en hebreo), abarque todos
los nombres sagrados de Dios así como sus mandamientos expresados por
aquellos que lo han realizado.

Dios es el Ser, la Realidad, la cual es percibida cuando el ser humano llega a la


realización de Ser. Esto no es un juego de palabras, quiere decir que cuando uno
profundiza en cierto nivel de conciencia hasta perder aquella del carné de
identidad, cuando uno no percibe lo físico, cuando los sentidos están acallados y la
mente en reposo, llega a la realización de su ser más profundo, pues bien, en ese
momento uno empieza a sentir que Dios es esa experiencia del Ser. En este estado
de conciencia no hay proyección del sujeto en el objeto, es una Realidad nueva
que la razón y los sentidos no habían percibido antes, por eso decimos que Dios no
es objeto ni sujeto. Desde esta experiencia eterna, atemporal, que lo abarca todo,
141
es que podemos aseverar que algunas expresiones viejas de los sabios se vuelven
nuevas en la experiencia. Nos referimos a frases tales como que Dios es el todo,
que es omnipresente, que nada puede establecerse con independencia de Él, que
lo abarca todo, etc. También comprendemos que Dios es la Esencia, la Interioridad,
y que cuando hablamos de Reintegración nos estamos refiriendo a esta magnífica
experiencia de Ser. También en el Sepher Yetzirah hay una frase que dice “Y antes
que el uno ¿qué puedes tú contar?” porque Dios es el Uno y si es uno no puede ser
otro. Él se puede extender a través de todos los planos, Atziluth, Briah, Yetzirah y
Assiah, estar en el hombre, retrotraerse sobre Sí mismo, permutarse, pero Él
siempre es Él. Y dijo Filón: “Dios no puede ser concebido de ninguna manera que
no sea por Dios mismo”.

¿Nos hemos planteado alguna vez porqué todos los hombres en algún momento
de su vida se sienten atraídos hacia Dios? ¿Es porque nos sentimos indefensos y
queremos buscar fuera o dentro de nosotros alguna especie de protección o es
porque en lo más profundo de nosotros sentimos una atracción natural a la
realización del Ser? En la Biblia podemos encontrar alusiones que interpretándolas
de cierta manera nos podrían orientar la respuesta. Dice el Primer libro de Reyes
que cuando Salomón pecó (por construir un templo a Astarté) le quitó el dominio de
todo Israel, pero por consideración a su padre David, le dejaría una tribu. Israel es
Dios extendido en el plano de Yetzirah (formación), según se desprende de la
adición y reducción teosófica (gematría) de su nombre Israel: I = 10; Shin = 300;
Rosh = 200; Alef = 1; Lamed = 30. Total 541 (nivel de Yetzirah o formación). De
donde 5+4+1 = 10. De donde 1+0 = 1. Por tanto, Dios es el Uno e Israel es el Uno
en el plano de Yetzirah. Dios e Israel es lo mismo en su sentido más profundo. Dios
se ha extendido hasta la humanidad. Visto lo anterior podemos interpretar que
cuando el hombre se separa de Dios en conciencia, Él, que somos nosotros
mismos, nos quita el dominio, vale decir, perdemos la conciencia global, pero nos
deja una tribu, o sea, un hilo que nos mantiene unidos a Él; el trabajo ahora
consiste en recuperar dicha conciencia a través de ese hilo o luz interior que vive
en los corazones de todos los hombres y que expresamos simbólicamente como
novia, hermana, matrona, shej’nah, alma, etc.

Respecto a la experiencia del hombre en su descubrimiento de Dios por


interiorización en su propia conciencia, dice Safran: “Cuando el hombre se da
cuenta de que existe un anohi, un Yo, y que este anohi le dirige la palabra,
descubre su propio ser y se da cuenta de que él también puede convertirse en un
anohi. Hasta entonces ha existido, sí, pero ha ignorado su existencia, y no se ha
interrogado a su propósito”.

Quizás ahora podemos comprender otra frase bíblica, aquella que dice que Dios
crea al hombre a su imagen y semejanza. Si los seis mil millones de seres
humanos de la tierra realizaran por la experiencia de Ser, se darían cuenta de que
efectivamente somos imagen y semejanza de Dios. Habría que dejar a un lado la
142
individualización y perspectiva de la auto identificación engañosa y dirigirse hacia el
interior de si mismo en una profunda iniciación como aquella dictada por el Filósofo
Desconocido que en palabras simples dice “la iniciación que busco es aquella que
profundizando en mi ser, llegue a la comunión con el Dios de mi corazón”.

Hemos indicado otras veces que el nombre de Jesús en hebreo (IHShVH), significa
literalmente el Dios que salva. De nuevo volvemos a la idea de salvación no como
una espera pasiva de que algo de fuera vendrá a salvarnos, sino como una
condición activa de profundización en nuestra propia conciencia hasta realizar el
Ser. Esa es la salvación o reintegración o restauración, es unir lo separado en
conciencia. “Es el hombre quien asegura su salvación a través de la acción”
(Safran).

¿Cómo podemos conocer a Dios mientras no lleguemos a la realización de Ser?


Cuando hablamos de conocer a los hombres decimos “por los hechos les
conocerás”. Cuando hablamos de conocer a Dios también deberíamos dirigir
nuestra observación y estudio hacia sus hechos. Estudiar la naturaleza y al hombre
es el método para aquel que no ha llegado a la realización del Ser. Sin embargo, el
que ha recibido el regalo de la realización del Ser comprenderá que ya no necesita
el método de estudiar a la naturaleza y al hombre, porque su nueva vivencia lo
impregna del Yo Soy. No obstante, mientras no se tenga la realización del Ser, el
método aludido es válido, pues establece un diálogo entre su ser externo y su ser
interno, y éste, el interno, al sentir la demanda sincera y tremenda del ser externo,
su hambre de Dios, lo dirige hacia la realización del Ser trayéndole la experiencia
maravillosa y sublime que no pueden describir las palabras. A propósito de esto
recuerdo el diálogo de un monje y su discípulo quien le pregunta al maestro
¿cuándo puedo ver a Dios? Acto seguido el viejo monje lo coge por la pechera y le
introduce su cabeza en un estanque de agua a punto de ahogarlo. Después de
unos minutos lo saca para que respire y le responde: “Podrás ver a Dios cuando lo
desees tanto como deseabas respirar ahora”.

La referencia antigua del Génesis es una posibilidad para comenzar el estudio de


los hechos imputados a Dios. En esa obra que habla de la creación, se establece
desde el principio una estrecha relación entre hombre y Dios. Allí Creador y criatura
quedan unidos. El Dios creador es Elohim, mientras que el interlocutor con el
hombre es IHVH. Es este Dios el que comienza una creación inacabada, pero
establece la relación con el hombre para que éste continúe la obra. Cuando el
hombre descubre a Dios por interiorización, cuando llega a la realización del Ser,
establece esta relación entre él y Dios y lo contempla como si se mirara al espejo
pues ese es su Compañero. El nombre Elohim, Dios, y “ha-teva”, la naturaleza,
poseen el mismo valor numérico, ochenta y seis, por tanto, si se estudia a ésta se
empieza a establecer una más estrecha relación con Dios.

143
Dios no es percibido por los sentidos ni por la razón, de manera que Dios no es eso
que pensamos o sentimos emocionalmente. Tampoco la teología o la filosofía
pueden acercarnos a la experiencia del Yo Soy. El método científico jamás nos
acercará al lugar de nuestra conciencia en el que podamos aprehender a Dios. Y la
educación que hemos recibido de niños, la cual nos ha llenado de paradigmas, no
es ni por asomo adecuada para sentirnos a imagen y semejanza de Dios. Hay una
realidad metafísica que hay que aprehender prescindiendo de los esfuerzos del
pensamiento especulativo como lo hacen los hombres de la cábala, los cuales se
sumergen en su propio ser hasta llegar a la Realidad. Aún así, pareciera que hay
una parte del Ser que se resiste a ser descubierto, por lo tanto, la tarea del hombre
de buscar a Dios no es cuestión de unos pocos días. Los cabalistas no se
desaniman pues la realización del ser le infunde una fe esperanzadora de que otro
día encontrarán un escalón más al que subir. No es la fe ciega, ni siquiera la fe
religiosa, sino una confianza en que en la acción permanente será conducido a una
ampliación de la conciencia que le haga sentir de modo esclarecido la admonición
del místico musulmán, Al-Hallag (858-922), la cual transcribimos a continuación:

“Tu espíritu se ha mezclado con mi espíritu


Como el vino se mezcla con el agua clara;
Si algo te toca, me toca a mí,
Ahora tú eres yo en cualquier situación...
¡OH, tú, conciencia de mi conciencia!, tan sutil, que quedas
Oculto al poder imaginativo de todos los vivientes,
Pero fuera o dentro, tú te revelas a todas las cosas
En todas las cosas.
Ignorancia sería pedirte perdón, y demostraría la magnitud
De mi duda y el exceso de mi balbuceo.
¡OH, tú, síntesis de todo!, tú no eres diferente de mí;
¿Cómo puedo yo pedirme perdón a mí mismo?
Entre tú y yo hay un “yo soy” que me entristece;
Aparta, pues, en tu bondad este “soy yo”

Podrá parecerle irreverente a alguno las sentencias del místico musulmán, pero
aquel que haya experimentado el Ser comprenderá la extensión y la intención de
sus palabras. Bendito sea el Señor todos los días.

Sobre el método para la Realización de Dios.-

Hemos dicho que todos los místicos hablan de la realización de Dios como una
verdad universal independiente de la época y cultura. Ibn Arabi (1165-1241), el sufí
hispanomusulmán de Murcia, dice que la Vía (Tariq) es el sufismo: “Dios es la
realidad absoluta y esta realidad se manifiesta en todas las cosas en niveles
diferentes de existencia. La vía sufí es, por tanto, el método que permite leer e
144
interpretar esos signos de la realidad con el fin de acceder a un estado espiritual
cercano a un conocimiento de Dios”.

Laozí (570-490 a.C.) en China, describe la Vía como Algo vago y oscuro, anterior a
la existencia del Cielo y la Tierra, incógnito e incognoscible, impenetrable e
intangible hasta el punto de no poder ser descrita con propiedad. Sin embargo dice
poco sobre el método para alcanzar lo que en el Tao se llama el Emperador del
Cielo, es decir, Dios.

Con Zhuangzí (369-286 a.C.), que sigue la línea de Laozí, podemos ver más
claramente un método, que él describe por etapas para llegar a la realización del
Ser. Dicho método es un “actus”, es decir, la realización de Dios se logra a través
de la acción del hombre dirigida hacia la interiorización. Y en ese acto se logra una
realidad que Zhuangzí llama la Vía. Mientras que al método lo llama “sentarse en el
olvido”.

Jesús el Cristo y los verdaderos maestros, nos dicen cuál es el camino a seguir,
nos lo indican con símbolos y parábolas porque el lenguaje no nos acerca a la
realidad divina. Todos ellos nos recomiendan que meditemos. Antes de Jesucristo
el camino o vía para ir a Dios era zigzagueante, con Él hemos aprendido un camino
recto. Lo dijo claramente: “El que viene a mi viene al Padre”.

Pero para un occidental tan experto en la especulación, el método más asequible


es el que se imparte en algunas pocas escuelas serias de misticismo como la
Amorc. Además de la práctica meditativa, incorpora ejercicios de proyección
psíquica y de armonización cósmica, caminos muy válidos para llegar a la
Realización del Ser.

Consideraciones finales para una mejor comprensión,-

Aunque pequemos de reiterativos, volveremos a incluir cosas ya dichas, porque,


llegados a este punto, se tendrá una mejor comprensión de algunas ideas que
ayudarán a crear una base sólida para los que se inician en el estudio de la cábala.
Lo haremos a través de apartados resumidos que sirvan de recordatorio a través de
una lectura rápida.

 En la lectura de un texto sagrado no solo hay que ver el sentido literal, pues
también se encuentra allí el “davar”, el sentido escondido. Detrás de una
palabra se oculta la imagen más adecuada de una verdad.
 El método de la cábala nos lleva a la búsqueda de realidades de otro nivel de
consciencia. Dicho método no parece estar enfocado a encontrar
explicaciones, sino a vivenciar el verdadero conocimiento. La reflexión y la
meditación producen el arte de pensar.
145
 La unión del resultado de la especulación con los resultados de la meditación,
la controversia y la interiorización, dan como consecuencia, la realización de
un camino sagrado de revelación que constituye el carácter místico.
 La palabra nada no tiene existencia, la nada es algo. El Ser es todo, y si es,
no puede dejar de ser.
 La creación es un acto perenne. Ahora mismo está sucediendo. Lo que es, es
de la naturaleza de lo Cósmico. Por tanto, algo que está sucediendo no
puede dejar de suceder.
 En hebreo, el auxiliar “ser” no se utiliza. Estamos acostumbrados a pensarnos
como siendo médicos o abogados, vendedores, escritores, oficinistas,
mujeres, hombres, enfermos, sanos, etc. Esto destruye la idea del verdadero
ser. Si uno es, no puede ser otro. No se es esto o aquello, abogado o
médico. El yo soy no puede ser lo que creo que soy, pues si El es, no puede
ser otra cosa. En pensarnos de otro modo, radica el problema de lo que
llamamos auto identificación.
 En hebreo los superlativos se construyen de forma distinta al español. La
fórmula superlativa la encontramos en: “El Cantar de los cantares”, “El Rey de
reyes”, “el señor de los señores”, etc.
 El genitivo latino se construye de forma distinta que en hebreo. Nosotros no
pensamos en que un cambio de palabra (por ejemplo ley-legal) vaya a
trastocar el significado simbólico. En hebreo no se puede tocar una letra
porque su valor gemátrico sería otro, con lo cual, cambia el sentido oculto. El
hebreo es una lengua santa por esto, porque antes de cambiar una letra debe
reflexionarse primero.
 El verbo tener es algo muy arraigado en nuestra consciencia subjetiva. El mío
y tuyo toman relevancia a través de la afirmación del ego. Pero ese ego no es
el verdadero ego. Hemos hablado del error de autoidentificación. Por tanto,
“tener” es una palabra a considerar. No se puede tener el agua, el sol, el
cielo, ni a Dios, etc. ¿Cómo se puede tener el agua si ella es algo sustancial
en si mismo? Uno puede analizarla, beberla, regar con ella, lavar, etc., pero
no la podemos tener.
 En el S. Yetzirah el espacio está referido como universo. En el universo se
encuentra todo, mientras que nosotros concebimos el espacio como vacío. La
experiencia interna del Ser nos hace concebir el espacio como “aquí”. El
tiempo está referido como año, pero no presenta los conceptos de pasado y
futuro. En la experiencia mística el tiempo es el “ahora”. El tiempo es el
corazón de la existencia. Es el sabbat sagrado o reposo divino, el descanso
del séptimo día.
 Otro problema a eliminar es la concepción perfecta o imperfecta del tiempo.
Todo es un presente continuo, sin embargo, nuestro lenguaje se expresa de
modo que no nos permite experimentar este continuo. Nosotros imaginamos
una línea de derecha a izquierda o de arriba a abajo, y decimos que en un
extremo comienza y que en el otro termina. Desarrollamos una concepción de
principio y fin separados entre sí. Habría que pensar en una circunferencia,
146
como si cogiéramos los extremos de la línea, como si de una cuerda se
tratara, y los uniéramos por sus puntas formando la circunferencia.
Arbitrariamente tomamos un punto y decimos que es el principio, damos la
vuelta y finalizamos el recorrido diciendo que ese es el fin. Nos daremos
cuenta que de esa forma estamos llamando principio y fin al mismo punto.
Para los hebreos el tiempo es esta continuidad. Comienzo y final se expresan
con la misma palabra que podemos indicar como profundidad. De ahí
inferimos también que Dios crea el mundo en seis días y el séptimo
descansa. Que El no deja de ser.
 El rabino Kaplan propone un ejercicio para tomar consciencia de profundidad.
De la misma forma podemos ir hacia arriba que hacia abajo pues en el
Cósmico no hay dirección. Pero nuestra mente concibe algo “debajo de”,
dándole un sentido direccional a la profundidad. Pruebe el siguiente ejercicio:
Siéntese cómodamente y cierre los ojos, visualice un hoyo, escarbe y trate de
ver mas abajo, siga penetrando el hoyo, cada vez mas abajo, más. Debajo de
algo siempre hay algo, siga escarbando. Cuando crea que ya está bastante
profundo, siga escarbando pues debajo sigue habiendo algo. Puede salir por
un lugar geográfico opuesto y descubrir que sigue habiendo algo, quizás ya
no crea que está bajando pues referente al espacio usamos la palabra subir,
pero sigue siendo profundidad. Después de haber hecho el ejercicio verá que
la idea de profundidad es inalcanzable: siempre hay algo mas arriba o más
abajo, más a la derecha o más a la izquierda, nunca se llega al principio ni al
fin pues ellos son un continuo.
 La alianza entre el arriba y el abajo debe establecerla el iniciado. Para ello
hay que dejar de hablar, parar la rueda de la imaginación y meditar hasta
llegar a la visión profética. El Sepher Yetzirah en la sección VIII de la versión
Gra, lo dice así: “Diez sefirot de la nada. Refrena tu boca de hablar y tu
corazón de pensar. Y si tu corazón corre, regresa al lugar. Por eso está
escrito: ‘Los chayot corrían y regresaban” (Ez.1:14). Respecto a esto se hizo
una alianza”. (El término “Chayot” o “Hayyot” lo cambia Ezequiel por el de
Querubin. Se refiere a la visión que tuvo a orillas del río Kebar en la que fue
transportado a Jerusalem y que conocemos como la visión del carro o
merkaba).
 El arriba y el abajo o este mundo y el mas allá no son dos cosas separadas,
dos mundos. Para entender esto imaginemos una línea cuya mitad no
podemos ver por estar oculta, como una caña metida en una botella oscura
de la cual sobresale la mitad. Solo vemos media caña, la que sobresale. Así
ocurre con lo que llamamos dos mundos, este y el o lo de “mas allá”. A la
media caña vemos, medio mundo vemos, lo sentimos, lo medimos, vemos
sus formas y colores, discutimos acerca de él. Pero del medio que no vemos
especulamos e inventamos muchas historias. A algunos les sirve para
aparentar que sabe cosas que otros no saben. Un místico detecta a estos
impostores enseguida, porque hablan de una cosa en la que nunca
estuvieron, que no han experimentado. Como la mayoría de la gente tampoco
147
tiene experiencia del otro lado de la “caña” no pueden contradecir al impostor,
cosa que éste sabe y le sirve de provecho para continuar sus historias. Pero
en el ejemplo de la caña nosotros no diríamos que hay dos cañas, de la
misma forma no podemos concebir, místicamente hablando, dos mundos,
sino uno solo. Nos damos cuenta, sin embargo, que hay una variedad o serie
concatenadas de causas y efectos ostensibles, pero una parte de la cadena
permanece oculta para los sentidos, a eso llamamos el mas allá
concibiéndolo como siendo otra cosa. Todo es parte del Ser, para El no hay
separación. Lo que se concibe son escenarios distintos, uno para cada nivel
de consciencia. Un místico es uno que camina sobre la caña y mira dentro de
la botella, se asoma a su interior y realiza la unidad. Cuando sale de la
experiencia cambia el escenario. Las leyes de uno se encuentran en el otro,
pero los cambios de consciencia hace que en uno presencie causas, y en
otros, efectos. Una definición de milagro podría ser “un efecto percibido de
una causa no percibida”. Así es, una cosa que viene cambiando desde dentro
de la botella, manifiesta su efecto fuera de ella. Todo ocurre en la caña, y es
una sola caña. Al percibir el efecto y no la causa quedamos boquiabiertos y
no encontramos explicación, de ahí que lo llamemos milagro. Todo es lo
mismo, la moción eterna del Ser.
 Hay cuatro niveles de creación y cuatro nombres para la palabra hombre.
 Toda la creación en el Relato está encerrada entre la alef y la tau.

Serie concatenada de causa-efecto

148
El Camino de la humanidad,-

Hagamos un breve recorrido desde Ur a Jerusalen tomando las referencias


bíblicas. Bosquejaremos el devenir de un pueblo desde el punto de vista histórico y
apliquémosle algunas interpretaciones de sentido místico. Serán dos formas de leer
un mismo texto sin por ello querer establecer como única explicación posible la que
aquí daremos.

Decía Maimónides en la introducción de “Guía para perplejos” que: “Las parábolas


no valen por sí mismas gran cosa, sino solo en cuanto contribuyen a hacer
inteligibles las palabras de la Santa Ley... El sentido mas profundo es como perla, y
la interpretación literal de una figura, como piedra sin valor...” Hace también
referencia a Salomón quién se expresa así en relación al sentido oculto de una
palabra o de una frase: “Como manzanas de oro en filigrana de plata, con
pequeños resquicios, así es la palabra propiamente dicha”. Otros autores también
nos advierten de los problemas de la interpretación y nos recomiendan no
quedarnos con el sentido literal, sino buscar el oculto, reformarlo, tomando todos
sus nombres (algunos amigos de la Biblia no se salen ni un ápice del sentido literal,
no aceptando ningún otro sentido). Hay que tener en cuenta que los textos
originales hebreos, al ser traducidos al griego, no incorporaron su sentido oculto,
pues éste se halla únicamente en la versión y mentalidad hebrea.

Entre Ur y Jerusalén debe haber cerca de 200 kilómetros en línea recta, esto es,
sin considerar los accidentes del terreno. Hacia allí viajan los hijos de Dios y los
hijos de los hombres (Gen. VI, 1-4). Dicho viaje lo comienza Abram antes de ser
Abraham. Como todo viaje, está lleno de varias etapas con sus respectivos
descansos. Nosotros iremos más rápido y nos pararemos un poco alrededor de
Jeremías.
Ya hemos indicado dónde se dirigió la descendencia de Abraham, de Esaú (los
edomitas) y la de Abraham - Quetura. Nos centraremos en la de Isaac quien, como
sabemos, tuvo a Jacob. Narra la Biblia que así como Dios cambió el nombre a su
abuelo Abraham, hizo lo mismo con él, llamándolo Israel.

El nombre Israel tiene, a mi entender, tres raíces hebreas que explicaré a mi


manera y sin recurrir a la Masora. La primera perdió la h en la traducción pues
corresponde a Ish, uno de los nombres de “hombre”. La segunda la interpreto como
la polaridad positiva de Dios, una cualidad o fuerza que emana de Él. Mientras que
el sufijo “el”, quiere decir Dios. “El” lo encontramos en la mayoría de los nombres de
arcángeles que se mantienen en español: Gabriel, Miguel, Rafael, Uriel, etc.

149
Con el Primer libro de Crónicas podemos fácilmente resumir la descendencia desde
Adam hasta Jacob (Israel). Mientras que la distribución de las tribus, o doce hijos
de Jacob, la podemos encontrar en varias fuentes bíblicas. Todas ellas, después de
su vagabundeo por distintos puntos de Mesopotamia recalaron en Egipto. Allí los
encontró Moisés cuya historia no incluiremos pues es muy conocida. Pero si
mencionaremos que cuando salen de Egipto, los conduce hacia el desierto donde
pasan cuarenta años ¿Es ese el tiempo necesario para construir la idea de nación
en las tribus? Cada tribu tenía una creencia religiosa diferente. El Dios llamado
Yahveh (la traducción Jehová no es adecuada) que se impondrá, es el Dios de la
tribu de Judá. El hecho de que Moisés se enfadara con el pueblo cuando bajó del
Sinaí con las tablas me imagino que fue porque adoraban al vellocino de oro, una
representación del dios Baal. Pero lo más importante del relato parece que sea el
paso por medio de las aguas del Mar Rojo. La Biblia no dice que por el medio de
las aguas pasara el pueblo judío o hebreo. Menciona claramente que por el medio
pasó Israel.

Cuando miramos las cosas desde otro punto de vista, vemos que Israel existe
como idea mucho antes de la existencia de un pueblo, nación o territorio. Ishrael es
la humanidad consciente del Señor, que ha emprendido un camino desde la esfera
del Padre y que debe retornar a El. Este camino se realiza por medio de las aguas,
es decir, entre el agua de arriba y el agua de abajo. Las dos haches del nombre de
Yahveh, escrito JHVH (las vocales son españolas y no se encuentran en el nombre
hebreo), están indicando esta separación de las aguas. La uve representa el punto
de unión. Es el beso del Santo que se encuentra entre los mundos. Mientras que la
J, I o Y, es la yod indicadora de “principio”.

Con la venta de José y la vocación sacerdotal de los de la tribu de Leví, a medida


que avanzan en el camino hacia Jerusalem, van repartiéndose las tierras que
conquistan entre todos los descendientes de Jacob, excepto los mencionados. Se
sumarán otros descendientes como medias tribus para completar las doce. De la
de Levi tenemos al mayor legislador de todos los tiempos, Moisés, quien escribe
613 preceptos los cuales se agrupan en 14 categorías. También Aaron y
posteriormente Azarías saldrán de Leví. Azarías será el sacerdote del Templo de
Salomón. De la tribu de Judá saldrán los principales reyes del pueblo, excepto el
primero, Saul, quien desciende de Simeón. Con Saul se establece la unidad yávica,
pues por primera vez tiene el pueblo judío reunido en una sola cabeza los poderes
político y religioso. David y Salomón descienden de Judá-Efraín. El primero es el
fundador del culto a Dios. Salomón por su parte, al ser el constructor de la casa de
Dios, es a la vez el fundador del culto en el templo. De la tribu de Benjamín saldrá
Ezequiel, y de sus hijos, los guardianes del Templo según el Primer libro de
Crónicas.

El lugar ideal para establecer el asentamiento del pueblo debía ser uno que no
perteneciera a ninguna de las tribus. La conquista de Sion, una montaña a cuyo pie
150
se erigiría la ciudad santa y en el medio el templo, debía dar el sustrato de unidad
que había comenzado con la figura del rey.

Respecto al rey recogemos las impresiones de distinguidos historiadores que nos


cuentan que “el yavismo se benefició de la monarquía al realizar la unidad
nacional”. La realeza establecería la base concreta e histórica. Ahora Israel, dejaría
de ser una idea para convertirse en un país.

La figura del rey.-

En el Talmud, el rey mesías viene a ser el restaurador del exilio, de la crisis.


Recordemos que Ishrael pasó por medio de las aguas, separó los mundos y ahora
debe unirlos en consciencia. La figura del rey está representando la unión de lo
aparentemente separado. Restaurador, reintegrador o salvador, son sinónimos
conceptualmente hablando. Se está refiriendo al Mesías. En el Zohar, Mesías
significa hombre autorrealizado. Será ese hombre el capaz de reunir los opuestos,
que veremos representados en las columnas del Templo de Salomón y que han
llamado Jakin y Boaz.

Con Saul, el primer rey judío, la monarquía establece la idea de unidad del pueblo.
JHVH será a partir de ese momento, el Dios de todas las tribus. Pero excepto
David, todos los reyes pecan, por eso se entiende que como consecuencia Dios
mande plagas o ejércitos extranjeros que arrasan las ciudades judías. Que el rey
peca significa que lo unido se vuelve a desunir, ese es el pecado, aunque en un
sentido histórico puede tener otra explicación en relación a fuerzas opositoras entre
los seguidores del rey y los seguidores de los profetas, pues son éstos quienes
dicen que el rey pecó. Es la misma idea religiosa que establecimos al principio
cuando decíamos que el pecado de Adam fue el divorcio de AT. A partir de los
hechos históricos, se deduce que la convergencia y divergencia están marcando
una tónica. Desde el punto de vísta místico se puede entender como la separación
del hombre con la Unidad. Todas las alusiones a jarros rotos (Jeremías) y a la
destrucción del Templo de Salomón, parecen apuntar en la misma dirección. El
cabalista Louria introduce la idea del Ticun que es comentada por G. Scholem.
Viene a indicar que todo lo que se llena se rompe, sus pedazos viajan por el
espacio hasta reunirse de nuevo en un punto donde vuelve a llenarse de nuevo, y
así sucesivamente. A través de esta idea entendemos el exilio y la restauración. En
la ortodoxia judía, la idea de la circuncisión es la preparación para la multiplicación
o reunión de las piezas que han de recorrer el retorno. Comer pescado los viernes
era considerado un símbolo de fecundidad. Otra idea de restauración es la que nos
viene a través de las alianzas.

El camino es largo y pesado, pero a todos lados del viaje, inclusive en el exilio, la
shej’nah, la presencia de Dios, siempre está presente. Algo que es de lo Cósmico
no escapa a ello. El Ser siempre es el Ser. Solo la consciencia humana es la que
151
está en el exilio. La reintegración, restauración o salvación, no es otra cosa que
volver a tomar consciencia de la unidad.

Los símbolos de expulsión o exilio nos vienen dado cuando leemos sobre la
expulsión de una reina o de la hija del rey por su esposo o padre. También cuando
apreciamos una separación de lo masculino y femenino, de hombre y Dios, templo
y Shej’nah. En la cábala de Safed la expulsión o exilio se interpreta también como
la separación de la consciencia. Ser conscientes de la existencia de las dos
columnas del Templo es estar separados. A nosotros corresponde unir los
opuestos, establecer la conjunción, ser uno en El o todo en El, tal y como indica el
significado hebreo de templo.

Detalles de la construcción del templo simbólico.-

En Reyes VI, del versículo 7 al 31, nos encontramos los detalles de la construcción
del Templo: “Cuando se construyó la casa, hízose de piedras ya labradas, de modo
que durante la edificación, no se oyó allí el golpe del martillo, ni del pico, ni de
ningún otro instrumento de hierro”. El templo hay que levantarlo con piedras
talladas. En este pasaje entendemos que las piedras somos nosotros. La ausencia
de talla significa los conceptos actuales, nuestra forma de pensar, la ira, la
mezquindad, etc. Cada una de esas calamidades son como aristas que hay que
devastar.

En el Sepher Yetzirah las piedras son las letras con las que se construyen casas,
las palabras. Esculpir y labrar son verbos muy frecuentes que la citada obra usa en
imperativo. Se encuentra allí una permutación del número siete cuando dice:

2 piedras edifican 2 casas


3 piedras edifican 6 casas (3x2)
4 piedras edifican 24 casas (4x6)
5 piedras edifican 120 casas (5x24)
6 piedras edifican 720 casas (6x120)
7 piedras edifican 5040 casas (7x720)

Vemos que cualquier número multiplicado por cero da cero (nada de nada). Antes
que el uno no se puede contar. El S. Yetzirah llama “nul” a nuestro cero, pues en
hebreo el cero no existe. Uno por cero =cero. Alef por Nul = Nul. Con esta fórmula
no se puede empezar la creación. Alef por alef es igual a alef (1x1=1). Como
vemos, no se puede construir a partir de una sola piedra, por tanto, tampoco se
puede comenzar la creación con esta fórmula, pero si multiplicamos alef por bet es
igual a bet (1x2=2). Por eso la fórmula para comenzar la creación es esta. La
creación comienza con la B de Berechit, palabra que en griego es Génesis. En el
caso del Sepher Yetzirah las piedras constructoras se refieren a las palabras que
152
forman frases, mientras que las piedras del Templo de Salomón se están refiriendo
al material humano. Referente a las palabras, dos piedras (letras) construyen dos
casas (palabras). Equivale a decir que con las letras A y B (usaremos el español
para el ejemplo), podremos construir dos palabras: AB y BA. Tres piedras
construyen seis casas. Quiere decir que con las letras A, B y C, podemos construir
seis palabras: ABC, ACB, BAC, BCA, CAB y CBA. Si seguimos añadiendo piedras
de una en una, siete letras combinadas dan el resultado de 5040 palabras. Por
tanto, las 5040 casas se producen or la permutación del 7.

Podemos, no obstante, seguir añadiendo una letra más cada vez hasta completar
las 22. El resultado sería algo más de mil trillones de palabras, cifra que bien podría
ser el símbolo de la infinitud de las cosas creadas en el universo tangible. A
propósito de esto, se dice que toda la ley es la extensión del sagrado nombre de
Dios IHVH. También se dice que el nombre de Dios es impronunciable e inaudible.
Ahora bien, ningún ser humano tiene una vida tan longeva que le permita
pronunciar más de mil trillones de palabras, tampoco habría un oído que durara
tanto como para escucharlas ¿será por eso que se dice que el nombre de Dios es
impronunciable e inaudible? El Sepher Yetzirah al cierre del enunciado de las
permutaciones de las letras dice: “A partir de aquí sal y calcula lo que la boca no
puede decir y el oído no puede oír”.

Otros detalles de la construcción son: “Tenía la casa que Salomón edificó a JHVH
sesenta codos de largo, veinte de ancho y veinticinco de alto...El Ulam del Hekal
(“todo en El”) tenía veinte por diez, y el devir 20x20x20...Tres galerías recorrían el
Templo: la inferior de cinco codos de ancho, la intermedia de seis codos y la
superior de siete codos de ancho...Dispuso dentro, en lo mas interior de la casa, el
devir, para el arca de la alianza de JHVH... Hizo un altar de madera de cedro para
delante del santuario y lo recubrió de oro puro”. (Según un pasaje del Zohar, los
cedros representan a la tierra). Posteriormente continúa narrando la construcción
de las columnas, es decir, el establecimiento de la dualidad. “A la entrada del
santuario hizo una puerta de dos hojas...el dintel y las jambas eran de cinco
puntas”.

Con el templo construido todo está preparado para lograr la Unidad, la restauración
debe darse. Los cabalistas de Safed lo conmemoran todos los viernes en la tarde
cuando se pone el sol, lo cual consideran como el comienzo del sábado. Salen
vestidos de blanco al campo libre rememorando el campo de manzanos donde
llega la shej’nah. La salida procesional tiene el significado de ir al encuentro de la
novia. Mientras caminan van cantando alegres salmos e himnos a la novia. Uno de
ellos dice: “Ven querido mío, al encuentro de la novia, la faz del sábado recibamos”.
Los judíos, que aún esperan al Mesías, continúan cantando en las sinagogas los
himnos alusivos a la restauración.

153
Pero el ejército del rey de Babilonia arremetió contra Jerusalén. Nabuzardan,
capitán de la guardia de Nabucodonosor, quemó la casa del Señor, y la casa del
rey, y todas las casas de Jerusalén. Destruyeron el templo y todos sus muros
excepto la pared occidental que se convirtió en el Muro de las Lamentaciones. De
esa forma, en el año 586 a.C., llegó a su fin el período conocido entre los judíos
como Primer Templo, deportado el rey Joaquin y los judíos enviados a exilio de
nuevo. Jeremías predice el tema de los jarros rotos en tiempo del rey Joaquin.
Advierte que Israel olvida a JHVH y llama a Babilonia azote de Dios. Pero también
dice que volverá Jacob y da nuevas esperanzas a través de la promesa de
restauración.

El exilio a Babilonia ha quedado reseñado en un salmo: “Junto a los ríos de


Babilonia, allí nos sentábamos y aún llorábamos, acordándonos de Sión. Sobre los
sauces, en medio de ella, colgábamos nuestras arpas. Y los que allí nos habían
llevado cautivos, nos pedían alegría, diciendo: Catadnos himnos de Sion ¿Cómo
cantaremos canción del Señor en tierra extraña?”. Pero la esperanza de volver a
Jerusalem nunca abandonó a Israel, quien se lamentaba desde lejos. Un profeta
hubo de levantar el espíritu del pueblo, fue aquel que junto al río Kebar proclamó la
visión de los “huesos secos” como promesa de descanso en la tierra prometida
(Ezequiel).

Ciro, rey persa, conquistó Babilonia en el año 539 a.C. y permitió que los judíos
retornaran a Jerusalén y reconstruyeran de nuevo el templo. Esta fue la primera
vez que se utilizó el término “retorno a Sión”, y es el comienzo de la era conocida
como Segundo Templo, el cual fue concretado en el año 516 a.C... En el 515 se
completa la reconstrucción del templo, cuyos cimientos habían sido colocados con
anterioridad. A partir de entonces, Israel (la nación), no se verá libre del embate
extranjero prácticamente hasta nuestros días. Jerusalem ha estado en manos de
los Imperios de Oriente y de Occidente. Si un invasor permitía vivir a los judíos
según sus creencias, el siguiente eliminaba la ventaja concedida. El Templo de
Salomón pasó por varias manos. Fue consagrado a Zeus, profanado desde el
punto de vista judío. Judas Macabeo, hijo de Matatías, revolucionario, conquistó
Jerusalén en el 164 a.C... Purificó y restableció el sacrificio, la trompeta que pide a
Dios que prevalezca el bien. Con este acto comienza la festividad judía de Januca,
que ha sido incorporada en otros medios cuando cada año se conmemora la
reconstrucción simbólica de un templo. En el año 63 a.C. Pompeyo conquista
Jerusalén y elimina la independencia judía. Enseguida tenemos el nacimiento de
Jesús que desde el punto de vista judío es Jehoshuah ben Josef. Jesús hijo de
José.

Mientras tanto, los judíos se habían alzado contra los romanos. Las consecuencias
de esta rebelión fue la creación del “Beit Midrash”, edificio de puertas abiertas para
todo el que quiera estudiar la tora y la creación de un grupo llamado los esenios.
Jesús visiona una nueva destrucción del templo. Esto ocurrió unos años después,
154
sobre el 70 d.C... Vespasiano y su hijo Tito, sitiaron Jerusalén y la conquistaron. El
templo fue destruido totalmente y los judíos exiliados de nuevo. Se dice que este
fue el exilio total del pueblo judío fuera de su tierra. Posteriormente hubo mas
rebeliones que fueron aplastadas una y otra vez, estableciéndose el comienzo de la
diáspora alrededor del 135 d.C... Con ello se acrecienta la idea del retorno, lo cual
hace que se instituya la “aliah”, palabra que significa ascender y también
peregrinación.

La idea de peregrinar hasta Jerusalem, ciudad de la paz, punto adecuado para el


retorno a la Unidad, indica que somos como chispitas de luz emanadas del Padre,
que perdimos la consciencia de totalidad y adquirimos la individual. Que es
necesario un punto de encuentro o de reunión para, juntos, volver la mirada hacia
el ascenso. Este punto es Jerusalem. Por eso se da a esta ciudad el doble
significado: Jerusalem de la tierra y Jerusalem del cielo.

Con la profanación nos alejamos de la unidad. Pero Jeremías nos trae la noticia de
que a través del cáliz y del Mesías podemos pensar de nuevo en alcanzarla.
Ezequiel visiona el nuevo templo, establece las medidas y describe los ornamentos.
La estancia del sanctum es cuadrada. Preparado el ambiente JHVH retorna al
templo, a su casa: “La gloria de IHVH entró en la casa por el pórtico que mira a
Oriente...Y he aquí que la gloria de Dios llenaba la casa”.

Hemos recorrido un gran camino saltándonos muchas cosas en las que podríamos
entretenernos, con lo cual este relato se eternizaría. Solo hemos querido dar un
bosquejo histórico de un pueblo y su concordancia con el aspecto oculto de la
narración, lo cual puede confirmar que a los textos originales se le añadieron
redacciones rabínicas que configuran una doble vertiente. Pero también hemos
querido hacer hincapié en que el eje central de las narraciones bíblicas, gira
alrededor de la explicación sobre la creación, establece la idea de unidad en ambos
contextos, el histórico y el oculto. Nos explica cómo vivía el hombre antes de
obtener una multiconsciencia, lo que tiene que hacer para recuperar la idea de
Unidad, lo cual gira alrededor de la construcción del templo por la palabra. Nos
habla de una Jerusalem física y de nuestra Jerusalem celestial. Y con el uso de las
letras y sus valores gemátricos, nos va llevando de la mano para que integremos
un nuevo significado al tiempo que nos desarrollamos mental y espiritualmente.

Creo que los profetas y los sacerdotes han hecho un gran trabajo. Sin embargo,
son pocos los que de momento pueden aprovechar este complicado “montaje”. De
todas formas, la evolución humana es algo que se nos dará a todos, no es
imprescindible conocer las cosas para alcanzar la consciencia de unidad, pues el
conocimiento nos será dado en cuanto sintamos la necesidad de tenerlo.

Para los que no pueden pasar sin que su mente esté ocupada en complejos
vericuetos, el estudio de la cábala será apasionante. Pero cuidado, el uso de una
155
sola vía de estudio crea trampas ingeniosas de las que tarda uno en salir. Se ha
propuesto el uso de una doble vía, la intelectual y la meditativa. Estudiar un
símbolo y después romperlo. Caminar y parar. Las pausas de la mente son la
actividad de nuestro subconsciente.

Y si al estudio le da un sentido religioso personal, si establece una comunicación


entre usted y la naturaleza o entre usted y aquellas cosas que trascienden nuestro
entorno, se verá sorprendido gratamente, asombrado en otras ocasiones y
gozando de la unión interna cuantas veces sea posible. El gozo personal de haber
unido lo desatado dentro de su corazón se manifestará como Paz Profunda. Ojalá
todos podamos realizar este estado místico de consciencia.

En la página siguiente se incluye un dibujo del Templo de Salomón. El mismo


contiene un simbolismo que está en relación con la construcción de nosotros
mismos como templo. Esta casa de IHVH que históricamente marca un período
conocido como Primer Templo y cuya fábrica viene detallada en el Primer Libro de
Reyes se debe considerar como símbolo y no como un templo físico. De hecho no
tiene el mismo significado esta casa con la reconstruida alrededor del año 500 a.C.
La Primera Casa se construye con piedras talladas, pues “no se oye allí golpes de
picos ni de ningún objeto cortante”.

156
El Templo de Salomón Devir

60
Ulam

Hekal

10

25

20

El Pantáculo.-

Antes de la construcción del Templo de Salomón, la presencia de Dios estaba


simbolizada en el Tabernáculo. Este término usado en plural, los tabernáculos,
corresponde a una fiesta judía. Nos referiremos al Tabernáculo, en singular, lo cual
era una construcción rudimentaria a base de telas, maderas y pieles con cinco
metros de altura, cinco de ancho y quince de largo en el que se colocaba el
Testamento. Se orientaba al oeste y lo circundaba un patio. Había dos partes
internas, una como santuario con la menorah (candelabro de siete brazos), el altar
de los perfumes y la mesa de los panes de proposición. La otra parte era el Santo
de los Santos donde estaba ubicada el Arca de la Alianza. Este era el lugar de
adoración instituido por David antes de la existencia de un templo.

En las iglesias católicas la presencia de Dios en el templo está representado por el


Sagrario donde se guarda la Sagrada Forma. En otros casos la representación
recae en una mesa central llamada shej’inah. En otros templos, a pesar de haber

157
una shej’inah, se coloca un dibujo a base de triángulos como recuerdo del
tabernáculo: es el pantáculo, el cual nos muestra simbólicamente el mundo superior
y el mundo inferior y un punto de unión entre ellos. También contiene una síntesis
de las enseñanzas tradicionales y las relaciones entre Dios, hombre y universo.
Tanto en la menorah como en el pantáculo, podemos inscribir los siete aspectos a
tomar en cuenta para el trabajo del iniciado y que están relacionados con las siete
letras dobles del alfabeto hebreo, los siete senderos verticales del árbol de la vida y
los seis días de la creación más el séptimo de descanso. Respectos a estas siete
letras dobles, el S.Y. dice lo siguiente (sección 4:3): “Siete dobles B G D K P R T en
el habla y en la transposición. Lo transpuesto de Sabiduría es la locura. Lo
transpuesto de riqueza es pobreza. Lo transpuesto de semilla es la desolación. Lo
transpuesto de la vida es la muerte. Lo transpuesto del dominio es el sometimiento.
Lo transpuesto de la paz es la guerra. Lo transpuesto de la gracia es la fealdad”.

El S.Y. no nos da la ubicación de las letras y las cualidades dobles que hemos
reseñado, aunque sí indica que una de ellas debe representar el centro del centro:
“Siete dobles arriba y abajo, este y oeste, norte y sur y el Palacio Santo
precisamente en el centro y sostiene a todas ellas“(sección 4:4). Este punto central
lo podemos interpretar los cristianos como el Cristo Cósmico que se oculta en la
cruz-hombre.

Resumen secciones 4.8 - 4.14, S.Y. (Gra)

158
Nota: Las letras kaf y peh presentan dos formas, la de la izquierda es la normal, la
de la derecha es como se escribe cuando las mismas van al final de una palabra.
No hay que confundir el hecho de que sean dobles en su pronunciación con la
doble escritura. En cuanto a su pronunciación la forma suave de la kaf es hap y la
de la peh es fe o fi.

Los Santos Patronos y la jerarquía de los seres

En toda la literatura bíblica encontramos numerosas alusiones a seres no carnales


que ejercen una función específica a lo largo de la vida consciente e inconsciente
de los hombres. Los hay de luz, mensajeros, patrones de diversas funciones, etc.
Nos estamos refiriendo al término genérico de ángeles, aunque como es sabido,
entre ellos los hay de múltiples categorías y titulaciones. En la definición
enciclopédica vemos que el término ángel se refiere a “ser espiritual, creado por
Dios, inmortal y de naturaleza superior a la humana. En la Biblia y en diversos
textos asirios, babilónicos, persas, etc., hay una variada profusión de ellos referidos
siempre a poderes complementarios del ser humano en su incapacidad para
asumir con éxito ciertas tareas…” No estoy de acuerdo con parte de la definición.
No es cierto que un ángel sea de naturaleza superior al humano, de hecho ellos
solo pueden ejercer una sola función, mientras que el ser humano puede realizar
varias funciones a la vez. Si aceptáramos que un ángel es superior al hombre,
negaríamos, por la misma razón, el aserto bíblico de que estamos hechos a imagen
y semejanza de Dios. Por otra parte, en lo relativo a la incapacidad del hombre de
asumir ciertas tareas, creo que es el hombre el dueño y señor del karma y que el
éxito o fracaso de lo que hace está en relación a su aprendizaje y a las fuerzas o
ángeles que use o que no use; de manera que un ser humano armonizado con las
fuerzas de la naturaleza y con su maestro interno está capacitado para realizar
con éxito lo que se proponga. Es posible que lo que llamamos maestro interno esté
en comunicación constante con los seres espirituales, de ahí que ellos, siendo
muchos y con distintas funciones, sean usados con maestría por nuestro ser
interno.
159
Hay muchas clases de seres o fuerzas espirituales y naturales. Dionisio el
Areopagita describe el siguiente orden: Serafines, Querubines, Tronos,
Dominaciones, Virtudes, Poderes, Principalidades, Arcángeles y Ángeles. También
Santo Tomás de Aquino desarrolla teorías angélicas que encuentran paralelismo
con las de Dionisio, cuyas hipótesis, las de Dionisio, se ven más detalladas en los
textos cabalísticos y que inclusive Papus recoge en algunos escritos. También
Jacobo Boehme hace alusión a que en la luz del alma está el entendimiento de
estas fuerzas.

Hay que tener en cuenta que existen tres reinos o niveles donde las fuerzas se
manifiestan. Uno es el de las esferas, es decir, el plano físico de la tierra y demás
planetas. Otro es el que llamamos plano astral. Y el tercer plano es el que
llamamos mundo espiritual.

Los cuentos y los mitos nos hace imaginar luchas entre fuerzas creando nombres y
condiciones morales para las fuerzas que son en si naturales, esto nos hace
realizar una serie de aspectos que no están más allá de nuestra propia
imaginación. Para hacerme entender pondré un ejemplo a través de dos
narraciones cortas que querrán decir lo mismo, pero que por el lenguaje utilizado
hará que lo veamos como cosas distintas: 1.- Las ondinas del agua fueron
atacadas por las salamandras que en su fuerza poderosa las debilitaba. Ellas, las
ondinas, comandada por su reina Tharsis, que es inmortal, buscaron refugio entre
los elfos. Allí, en el reino de los elfos, esperarán las ondinas un mejor momento
para aparecer de nuevo. Pero las salamandras insistían en su ataque a pesar de
que ya no quedaba ni una sola ondina. Al final, los gnomos se apropiaron del
espacio dejado por ellas, y a más ataque de las salamandras, mayor proliferación
de gnomos aparecía en el campo de batalla. (Noten la diferencia de lenguaje para
expresar lo mismo) 2.- En una olla se puso agua a hervir, la acción de un vivo fuego
olvidado hizo que el agua se evaporara. Como ya no había agua y el fuego seguía
encendido, se produjo una costra en el fondo de la olla.

No creo que necesitemos mayor explicación sobre los textos expuestos arriba. En
el lenguaje alquimista también vemos como al explicarnos cosas naturales, debido
al lenguaje, nuestra imaginación se va por otro lado apartándonos del sentido
natural de la explicación. La transformación del agua, la cual pasa por tres estados,
es algo natural, pero podemos decirlo con otros nombres al hacer uso de la poesía
imaginativa.

En cábala, y más específicamente en el libro “La Ciencia Cabalística o el Arte de


Conocer a los Genios Buenos”, las letras del alfabeto hebreo se relacionan con tres
planos principales:

160
 La primera década (de alef a yod), se refiere al mundo angélico o jerarquía de
las inteligencias soberanas derivadas de la Primera Luz Eterna.
 El óctuplo (de kaf a tsade) representa los diversos órdenes de los ángeles
que habitan los mundos visibles (astronómicos). Cada esfera individual queda
bajo la protección de una inteligencia gobernante.
 La tétrada (de qof a tau) está en correspondencia arcana con el mundo
elemental.

Según Dionisio el Areopagita cada una de las diez primeras letras hebreas tiene su
correspondencia angélica. Así, alef está ligada a los ángeles llamados hayot
kodesh. Serían los motores de la creación. Beth está ligada a los aufanim. Gimel a
los arelim. Daleth a los chasmalim. He a los poderes. Vau a las virtudes. Zain a los
hijos cabalistas de Elohim. Heth a los ángeles llamados hijos de Dios. Teth a los
querubines. Yod a los llamados ishim, es decir, los hombres fuertes, felices y
benditos ubicados en la esfera espiritual. El resto del alfabeto corresponde a los
principios individuales de la inteligencia y gobernadores de innumerables huestes, y
que por separado, ejercen un papel importante en la economía del universo
místico. En otras relaciones que sería muy largo detallar aquí, aparecen las letras
con sus correspondencias particulares, todas ellas separadas en dos grupos
relativos al mundo astronómico y al mundo elemental, y que también recoge a los
Ángeles Olímpicos o espíritus gobernantes de las regiones del universo que son los
astras los cuales están subdivididos a su vez en mayores y menores.

En el cristianismo se ha desarrollado la idea de un ángel guardián para cada


persona comúnmente llamado el ángel de la guarda. Pero tal idea parece provenir
del judaísmo que en tiempos remotos invocaban la ayuda de los arcángeles según
se desprende de esta antigua oración:

A Dios todopoderoso,
Señor de Israel,
Que Miguel esté a mi derecha,
Gabriel a mi izquierda,
Rafael delante de mí y
Detrás de mí Uriel,
Y por encima de mí la divina Presencia de Dios.

Algunos practicantes de rituales mágicos, a veces adivinatorios, establecen sus


peticiones usando el mismo orden de los arcángeles que aparece en la oración
judía. En nuestro círculo también se invoca la presencia de Dios utilizando las
cuatro direcciones que en un plano geográfico corresponde al norte, sur, este y
oeste. Y en el centro, el sagrado templo o shej’inah, solo que en vez de ángeles se
invoca a Dios en todas las direcciones.

161
Es difícil no especular con el tema de los ángeles, pues al no entender ni conocer
las causas de la mayoría de las cosas de la creación, al ver que una semilla puede
desarrollarse en un enorme árbol, o que el mundo de las vibraciones tiene más de
invisible que de ostensible, así como de los miles de fenómenos de los distintos
reinos que no es otra cosa que la moción del Ser, su cambio o perenne mutación
aparente de aquello que en Sí mismo es inmutable, por todo ello, decía, no es difícil
que el ser humano haya buscado muchas explicaciones a través de la existencia
de seres espirituales a los que asumimos el gobierno del mundo de las causas y
del mundo de los efectos. Si uno tiene una visión o escucha un mensaje en sueños
o meditación, no lo achaca a su propio ser, pues no se siente capaz de pensar que
en él reside todo el poder y conocimiento. Es más fácil pensar que otro ser le trajo
el mensaje. Nuestra educación religiosa nos ha sacado a Dios de dentro y nos ha
colocado al diablo, de manera que cuando queremos algo miramos hacia fuera,
hacia lo alto, buscando a Dios. Pero cuando cometemos errores estamos muy
seguros de que algo maligno en nosotros nos ha impulsado a actuar así. En
muchas historias infantiles aparecen dos entidades, una buena y una mala
aconsejando al individuo, por tanto, con este tema de los ángeles estamos
imbuidos de nuestra cultura y educación. La educación recibida, nuestras
creencias, va a ser determinante en el uso o aplicación de estas fuerzas, de
manera que o no las usamos o las aplicamos dándole otro nombre. En literatura
más cercana a nosotros se habla de los maestros, inclusive tenemos invocaciones
dirigidas a ellos. En otros casos hablamos de nuestro ser interno. También decimos
fuerzas cósmicas o poderes regenerativos, y en otros casos hablamos de energías.
El nombre es lo de menos, lo importante es que usemos esas Inteligencias en
nuestro auxilio y dirigiéndolas hacia los demás.

Ello quiere decir que existen fuerzas naturales que están actuando en todos los
planos que nuestra mente pueda vislumbrar. Por tanto, habría que separar las
creencias imaginativas de una comprensiva sobre las fuerzas de la naturaleza,
sean dichas fuerzas físicas o espirituales. Hay además otra cuestión. Si usted
necesita apoyarse en fuerzas o seres o quiere darle denominaciones a estas
fuerzas para usarlas en su provecho, está en todo su derecho de hacerlo. Este es
un punto importante de buena influencia religiosa. Me estoy refiriendo a aquella
relacionada con la práctica de la mediación. En algunas religiones hay muchos
santos, vírgenes y ángeles que son utilizados por las personas que buscan algún
bien, sea de salud para él o un familiar, para resolver un problema o de cualquier
otro tipo. Si usted tiene fe o buena creencia en que a través de un mediador puede
llegar a Dios ¿por qué no usarlo? De modo que un conocimiento de los ángeles es
más que probable que le sirva a usted para invocar fuerzas que quiera manejar o
para ir en socorro de alguien. En las profesiones también se ha extendido la idea
de los santos patronos. Por si le sirve, a continuación nos referiremos a las
funciones de los arcángeles.

162
Para conocer las medidas de las cosas se recurre a Metatrón. Este arcángel se
relaciona con Enoc. Con este nombre podemos entender el hombre multiplicado, es
decir, es el tercer nombre de las palabras que designa al hombre en hebreo (Adam,
Geber, Enoc e Ish). Es también el séptimo patriarca contando desde Adán y que
según la Biblia fue sacado de la tierra y llevado al cielo. Podemos decir que
Metatrón es un hombre “arcangelizado”.

Miguel o Mikael significa “semejante a Dios” y lo podemos invocar para eliminar la


negatividad. La leyenda de San Jorge y su lucha con el dragón se deriva de este
arcángel. El dragón son nuestras pasiones negativas, nuestra ignorancia e
impulsos erróneos.

Gabriel es el mensajero de Dios, por tanto, representa la pureza y la verdad. Su


nombre significa “Dios es mi fortaleza”. Es el que anunció a María que iba a ser
concebida. Es el arcángel regente de la guarda y protege a todos los niños en su
pureza, luego cada ser tiene su ángel de la guarda.

Rafael es el sanador divino, de hecho en su nombre se encuentra la polaridad


positiva y regeneradora de Dios del más alto poder.

Uriel como su nombre indica es la “Luz de Dios”. Por tanto, el conocimiento de Dios
y de la Sabiduría Infinita se puede invocar a través de él. Se dice que fue Uriel
quien previno a Noé del diluvio. Para entender las leyes del karma, también
podemos recurrir a este arcángel. Fue también el que se le apareció a Esdras y le
motivó a rescribir la Tora.

Todos los arcángeles tienen su correspondiente ángel, de manera que para cada
función específica usted puede invocar al que corresponda en cada situación. Esto
trae a colación el aludido tema de los maestros. Cuando vamos a hablar en público
podemos invocar al maestro de la oratoria y del conocimiento. Si necesitamos
resolver un tema de salud, invocamos al maestro sanador. Si el problema es legal
recurriremos al maestro de justicia. Pues bien, cada uno de estos maestros
corresponde al ángel o inteligencia que ejerce esta o aquella función como los
santos patronos aplicado a las profesiones. Visto esto así, puedo afirmar que en el
ser humano existe todo el potencial para ejercer las más variadas funciones. Claro
está que no recurriremos a los maestros, ángeles o patronos de una manera trivial,
sino cuando tengamos verdadera necesidad. En dos situaciones de crisis puedo
afirmar que alguna fuerza interna produjo la solución del problema que tenía. ¿Qué
importa si llamamos a esta fuerza maestro o ángel? Otras veces le doy otra forma
al uso de las fuerzas internas. Cuando no se resolver algo que me interesa puedo
mirar hacia adentro y musitar por lo bajo el comienzo de aquel salmo que dice “el
Señor es mi pastor, nada me falta”. Esta es otra forma de recurrir al maestro interno
o ángel o fuerza espiritual que nos puede ayudar a resolver muchísimas situaciones
de nuestra vida. Nuestro hábito de recurrir a estas fuerzas nos da la confianza de
163
dejar en buenas manos la solución de muchos problemas. Es precisamente la
confianza que depositamos la que ejerce el poder creativo. La familiaridad con que
recurro a estos príncipes del universo hace que los llame con algún nombre de pila
que por supuesto debe quedar en la intimidad. Lo que quiero decir es que usted
que lee esto también puede aplicar los nombres que considere apropiados. En
muchas invocaciones se recurre al Señor de los ejércitos, con lo cual parece
expresarse que Dios comanda todas esas fuerzas en todos los niveles. Conozco
personas que no tienen nada que ver con el misticismo y que todo esto de los
ángeles les parece una fantasía imaginativa, sin embargo, cuando se encuentran
en ciertas situaciones recurren hacia algo dentro de si mismos y apelan a lo que
ellos llaman inteligencia. Por lo tanto, el nombre es lo de menos, lo importante es la
práctica.

Por consiguiente, aquel que cree que no es creativo, es, precisamente, porque no
lo cree, porque de hecho puede recurrir al ángel o maestro de la creatividad. La
capacidad de amar, de realizar tareas, de ejercitar el cuerpo y la mente, de curar,
de tener una buena madurez, de servir, etc., radica en lo que tenga en su mente.
De manera que lo que hay que hacer ante las muchas situaciones que se nos
plantean a lo largo de la vida es dedicar unos segundos a la interiorización e
invocar dichas fuerzas para que nos iluminen o nos ayuden en la solución de los
problemas. Tenga presente que aquello que se producirá es lo que su mente
decreta. Quiere decir que si usted por un lado está invocando la solución de un
problema y por otro lado está confiando en que ello no se producirá, usted esta
creando lo negativo.

En la liturgia católica oímos “Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los


hombres de buena voluntad”. La paz del alma, la armonía y la serenidad, están
comandadas por fuerzas espirituales llamadas Poderes. Cuando nuestros
pensamientos se materializan se debe a las fuerzas espirituales denominadas
Virtudes. De manera que todo acto de creación mental o visualización puede
concretarse invocando a los ángeles o fuerzas de la naturaleza superior. Detrás de
los aspectos kármicos se encuentran las Dominaciones. Cuando nos damos cuenta
o aprendemos de los errores son estas fuerzas las que producen el perdón en
nosotros mismos. Pero sean Poderes, Tronos, Dominaciones o Virtudes, no por ello
dejan de ser ángeles con funciones específicas, de manera que entre las
Dominaciones tendrá un ángel para el perdón, uno para la misericordia, para la
generosidad, etc., de manera que no importa si no conoce la clasificación, lo que
importa es su confianza en estas fuerzas que se encuentran en usted mismo y a
las que puede recurrir según el caso, simplemente tiene que reconocer el problema
o necesidad e invocar al maestro o ángel especialista en el tema que le atañe o
preocupa y depositar toda su confianza en que si place a los maestros ello se
resolverá. Recuerde que desde el punto de vista humano una cosa se puede
resolver de muchas maneras, pero desde el punto de vista Cósmico, una cosa solo
tiene una forma de resolverse, bien.
164
¿Qué quiere decir la Escritura con la palabra Ángel? Esta pregunta se la hace un
discípulo a Maimónides y éste contesta: “La palabra elohim significa jueces, y ha
sido aplicada a los ángeles y al Creador como juez de los ángeles, Señor de las
esferas y las estrellas… Aristóteles dice Inteligencias y nosotros decimos ángeles…
Esta doctrina de que existen Inteligencias mediadoras entre la Causa Primera y las
demás cosas, forma parte de la Escritura, donde se presenta cada acto de Dios
ejecutado mediante alguno de sus ángeles. Pero ángel quiere decir mensajero y se
llama así a todo aquel a quien se le confía una misión…En el Midrash-kohelet
sobre el Eclesiastés X, 7, se halla el siguiente pasaje: ‘Cuando el hombre duerme
su alma habla al ángel, el ángel al querubín’. El lector entendido verá en esto una
clara prueba de que también se llama ángel a la facultad imaginativa, y querubín a
la inteligencia del hombre”.

Para terminar, transcribiré una oración que se encuentra dentro de un evangelio


esenio, al parecer dirigida a los serafines. Es una trascripción de un pequeño libro
de Ambika Wauters que lleva por título “El Oráculo de los Ángeles”:

¡A los Ángeles que son los Hacedores y Gobernadores,


Los Moldeadores y Vigilantes,
Los Conservadores y Preservadores de la Tierra Abundante!
Y de todas las Creaciones del Padre Celestial.
¡Invocamos a los buenos, fuertes y benefactores
Ángeles del Padre celestial y la Madre Terrenal!
¡A los de la Luz!
¡A los del Cielo!
¡A los de las Aguas!
¡A los de las Plantas!
¡A los de los Hijos de la Luz!
¡A los de la Santa y Eterna Creación!
Adoramos a los Ángeles
Que fueron los primeros en atender el pensamiento y enseñanza
Del Padre Celestial,
De quién los Ángeles formaron la semilla de las naciones.

165
BIBLIOGRAFÍA

1.- Biblia de Jerusalén Declee de Bronwer, Bilbao 1975

166
2,- Biblia bilingüe hebreo-castellano Ed. Sinaí

3,- Israel, Profecía y Realidad Massada I EMD

4,- Diccionario de la Biblia Espasa 1996

5,- El Sepher Yetzirah Traducción y comentarios de Arieh Kaplan


Ed. Mirach, S.L., 1994

6,- El Zohar Versión castellana de León Dujovne, Ed.


Sigal

7,- La Cábala Alexander Safran. Ed. Martínez Roca

8,- La Cábala y su Simbolismo Gershom Scholen. Sigloveintiuno

9,- Guía de Descarriados Maimónides. Ed. Barath

10.- La Creacón Perenne Lubeca, Ed. Kier

11,- Apocalipsis de Esdras Ed. Obelisco

12.- Enciclopedia virtual Encarta Edición 2003

13.- Llama de Amor Viva San Juan de la Cruz

14.- Las más bellas oraciones del mundo Editorial De Vecchi, S.A. (1970)

15.- Para comprender la Kabbala A. D. Grad. Luis Cárcamo, Editor

16.- Sufismo y Taoismo Toshihiko Izutsu. Ed. Siruela

17.- Diccionario hebreo-español Arié Comey – Dov Yardén. Ed. Achiasaf

167
Recopilación de textos cabalísticos y comentarios realizado por Adrián Pérez de
Vera. M. P. de la O.M.T.

La corriente hermética

Egipto Pitágoras Judaísmo

Platón
Hermética Cristian. Gnostic. Merkabah
Neoplat.
(Plotinus)
Cábala Cábala
crist. temprana
Renacim.
G. Bruno Pico
Agrippa Reuclín Tardía
Roensroth
R+C
Múltiples Hassidis.
Teosofía escuelas
de cábala Moderna
Martinis.

168
169
170
Eheieh

IHVH
Yah

Eloah Al

Elohim

Elohim IHVH
Sabaot Sabaot

El Chai

Adonay

Los nombres de Dios

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