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Tal
como
se
señaló
en
el
curso,
las
personas
que
prestan
sus
servicios
a
honorarios,
esto
es,
sin
que
exista
una
relación
laboral
bajo
subordinación
y
dependencia,
no
se
rigen
por
el
Código
del
Trabajo
y,
por
lo
mismo,
no
le
son
aplicables
las
mismas
normas
que
a
empleados
dependientes.
En
consecuencia,
no
tienen
los
derechos
y
obligaciones
que
se
revisaron,
como
por
ejemplo,
el
feriado
anual
o
la
obligación
de
cumplir
una
jornada
de
trabajo
o
el
pago
de
horas
extraordinarias,
sino
que
tendrán
aquellos
que
las
partes
en
forma
expresa
en
el
respectivo
contrato
de
prestación
de
servicios
profesionales,
lo
que
se
rigen
por
las
reglas
de
arrendamiento
de
servicios
inmateriales
que
regula
el
párrafo
noveno,
Título
XXVI,
del
Libro
IV,
del
Código
Civil.
Visto desde la perspectiva de los derechos y obligaciones ¿Cuál es la conveniencia?
Por
ejemplo,
que
este
tipo
de
trabajadores
pueden
trabajar
donde
quieran,
para
cuantas
personas
quieran,
sin
que
deban
cumplir
una
jornada
determinada,
como
por
ejemplo
ocurre
con
los
consultores
y
abogados,
entre
otros.
Sin
embargo
y
pese
a
las
diferencias
sustanciales,
lo
recomendable
es
que
en
todo
contrato
de
prestación
de
servicios
a
honorarios
se
siga
un
orden
similar
al
de
un
contrato
de
trabajo
para
efectos
de
establecer
los
elementos
fundamentales
del
contrato,
tales
como,
naturaleza
de
los
servicios,
forma
de
prestarlos,
y
honorarios
pactados
y
oportunidad
de
pago,
entre
otros.
Finalmente,
contra
el
pago
de
dicho
servicios
el
prestador
presentará
una
boleta
de
honorarios,
la
cual
por
regla
general
estará
sujeta
a
una
retención
de
un
10%
como
Pago
Provisional
Mensual,
que
son
pagos
que
deben
efectuar
este
tipo
de
contribuyentes
como
una
provisión
contra
los
impuestos
anuales
que
se
determinan
a
fines
del
año
en
que
se
producen
las
rentas.
Si
no
lo
retiene
y
entera
el
pagador
de
los
servicios,
será
el
trabajador
quien
deba
enterarlo.