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“DIOS SE ACORDO DE MI”

Genesis 8:1

Vv. 1-3. Toda la raza de la


humanidad, salvo Noé y su familia,
estaban ahora muertos, de modo
que el acordarse Dios de Noé, fue el
retorno de su misericordia a la
humanidad, a la cual no había
exterminado por completo.

“Y se acordó Dios de Noé…” –


Se acordó en el sentido bíblico
no es recordar en la mente o
refrescar la memoria. Más bien
esta palabra en el texto significa
misericordia, es decir un
cuidado amoroso de Dios sobre
alguien e intervenir en su favor.
Un ejemplo de esto es cuando
Sansón invocó a Dios y en Su
amor, intervino en su favor
(Jueces 16:28).
Cuando Ana quería ser
escuchada mientras lloraba,
orando (1ªSamuel 1:11).
Cuando el ladrón en la cruz,
dijo: Y decía: ¡Oh Jesús,
acuérdate de mí cuando vayas a
tu reino! (Lucas 23:42).
Su amor, Jesús intervino en Su
favor fue en este sentido que
Dios se acordó de Noé.

Isaías 49:15 – “¿Se olvidará la


mujer de lo que dio a luz, para
dejar de compadecerse del hijo de
su vientre?
Aunque olvide ella, yo nunca me
olvidaré de ti. He aquí que en las
palmas de las manos te tengo
esculpida; delante de mí están
siempre tus muros”

Isaías 49:16.

Dios siempre se acuerda de Su


pueblo, Dios en este caso “se
acordó” de Noé, y cumplió su
promesa de traer salvación.

¿Siente como si su promesa


siempre está dando vueltas
alrededor suyo pero nunca llega
a sus manos?

Recibió palabra sobre palabra,


promesa sobre promesa del
Señor y sabe que su
cumplimiento está a la vuelta de
la esquina, pero es como si
nunca llegara a la esquina. A
nivel subconsciente siento esto,
por eso el Señor hoy te dice
estas palabras de aliento: “Y el
Señor se acordó de mi”.
En esta historia literalmente en la
Biblia en Génesis 8:1, recordemos
que fueron 40 días y Noé tenía 600
años ( Génesis 7:6) puedes leerlo
hasta el versículo 16.
Mientras Noé y su tripulación
estaban encerrados dentro del arca
durante el diluvio. Mientras las
aguas prevalecían sobre la tierra, el
arca era sacudida para adelante y
para atrás en medio de la tormenta.
Día tras día esperaron para que la
tierra se volviera a secar. Hablando
de algo que estaba justo a la vuelta
de la esquina.
“Y Dios se acordó…” (Génesis
8:1)
Esto no quiere decir que Dios se
había olvidado, en lugar de eso,
anuncia que el cumplimiento de
su promesa finalmente está al
alcance de la mano.
En Hebreo, la palabra para
recordar es Zakar. Es un verbo o
una palabra en acción que significa
recordar algo, evocarlo o traerlo
a la mente.
Dios recordó el pacto previo que
había hecho con Noé. Ahora era
su turno para activar las
promesas que le había hecho.
Dios está a punto de actuar
sobre su Palabra.
Note la referencia Escritural: 8:1.
Ocho es el número de los nuevos
comienzos, Noé y su tripulación
estaban ante el umbral de un nuevo
comienzo.
Las lluvias habían cesado y la
tormenta había pasado. El arca tocó
tierra y las aguas comenzaron a
descender, mostrando finalmente
que la esquina estaba allí y que
podían alcanzar la promesa.
Pero espere, hay que esperar un
poco más. Después de cuarenta
días más, Noé abrió la ventana y
envió un cuervo y una paloma
(Génesis 8:6-8).
El cuervo iba y venía como
quería, pero la paloma volvió al
arca porque no había otro lugar
donde descansar sus pies. Esto
le decía a Noé que no era el
tiempo para dejar la seguridad
del arca.
Amado, a menudo cuando sentimos
como si estuviéramos “estancados
dentro de nuestra arca”,
realmente es Dios quien nos está
guardando para protegernos de
algo. Sabiamente, Noé esperó siete
días más antes de enviar a la
paloma por segunda vez (verso 10).
Esta vez regresó con una rama
de olivo fresco en su pico,
señalando que la esquina estaba
mucho más cerca, pero Noé
esperó otros siete días antes de
enviar a la paloma por tercera
vez (verso 12). Esta vez la
paloma no volvió y aún así, Noé
esperó hasta oír al Señor
hablándole para recibir la orden
de abandonar el arca (verso
15).
La paloma y el cuervo tienen un
significado importante. Si
seguimos el ejemplo del cuervo,
volaremos en círculos, sin
encontrar descanso para
nuestra alma cansada.
Sin embargo, la paloma, un
símbolo del Espíritu Santo, nos
guiará hacia toda verdad
mientras esperamos en Él (Vea
Juan 16:13.)
Dios nos ayuda a esperar
El problema que se levanta durante
el proceso de espera es que
nuestras mentes comienzan a
vagar y podemos cruzar la
puerta de la duda. Aún si somos
cristianos entendidos en los
tiempos, no quiere decir que
seamos inmunes a las estrategias
del diablo.
Quizá no nos demos cuenta, pero es
en esos tiempos donde somos más
vulnerables que el diablo nos dice:
“¿Con que Dios dijo…?” (Génesis
3:1b).
Llene el espacio en blanco como
quiera. ¿Qué fue lo que Dios le dijo?
Podemos decepcionarnos mientras
esperamos una y otra vez, como si
Dios nunca fuera a actuar.
Incluso comenzamos a
preguntarnos si lo oímos
correctamente.
La decepción es dolorosa y puede
disparar emociones negativas como
la duda, la preocupación y el temor.
Duda: “A mí no me pasa nada
bueno”
Preocupación: “¿Qué pasaría si mi
esquina nunca llega?”
Temor: “¿Dios se habrá olvidado de
mí?”
A nivel consciente sabemos que
Dios es fiel, pero en algún lugar
profundo de nuestro subconsciente,
se debe estar agitando una ola de
duda.
La Biblia no nos dice que Noé
experimentó alguno de estos
sentimientos, pero la realidad es
que muchos de nosotros sí lo
hacemos.
Quizá hoy usted se está sintiendo
un poco desanimado durante la
espera.
Dios nos alienta a lo largo del
camino, así como lo hizo con
Noé.
Tenía que esperar un largo tiempo,
como nosotros, pero en cada
escalón del camino, Dios le
envió su aliento.
HOY DIOS TE DICE ESTOY
SOPLANDO ALIENTO DE VIDA
SOBRE ESA PROMESA QUE
ESTAS ESPERANDO Y HOY
COBRA VIDA.
La lluvia llegó a su fin, las
aguas bajaron y la paloma
retornó con una rama de olivo.
¡Dios lo ayudó a esperar!
HOY DIOS TE DICE ESPERA Y,
¡quédate quieto! ...y reconoce
que soy Dios”.
“Quédense quietos, reconozcan que
yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre
las naciones! ¡Yo seré enaltecido en
la tierra!” (Salmo 46:10).
Se requiere de una fe que no
tenemos para quedarnos
quietos en medio de la tormenta
y convencidos que Él no se
olvidó de nosotros o de la
promesa que nos hizo. Las
tormentas vienen de diferentes
formas como sacudones
financieros, enfermedades,
pesar, falla y aún la muerte.
Está bien sentirse herido y
desanimado, pero no podemos
permitir que esos sentimientos
nos hagan dar vueltas en
círculos como el cuervo o
terminaremos cansados física y
espiritualmente.
Si Jesús no te hubiera afirmado
hasta hoy, habría terminado con
desánimo, duda y aún peor…
espiritualmente me hubiera
quedado en el mismo sitio
donde estaba, sin avanzar hacia
mi destino.
Dios no puede escapar a su
fidelidad: Nos dio su Palabra. Y
la palabra nos da la Victoria.
Creo que el Señor está tratando de
llevarnos hacia un lugar donde
podamos esperar sin preocupación,
una clase de lugar de fe donde no
tengamos que pelear con nuestros
pensamientos y emociones todo el
tiempo.
Un lugar de paz donde podamos
volar como la paloma sobre la
inundación de nuestras vidas y
hallar descanso mientras esperamos
en Él, nuestra Arca.
Esta espera es lo que nos llevará
hacia el umbral de nuestro Génesis
8:1: “Entonces, Dios se acordó…”.
Ese es nuestro nuevo comienzo
donde veremos la manifestación del
cumplimiento de las promesas de
Dios.
No debemos bajar los brazos. En la
espera veremos el cumplimiento de
las promesas de Dios. Estamos en
el umbral, la esquina está
realmente justo a la vuelta de la
esquina.
Amado, nunca se olvide, Dios
siempre recuerda y completará su
destino en nuestra vida. ¡Amén!
“…pero los que confían en el Señor
renovarán sus fuerzas; volarán
como las águilas: correrán y no se
fatigarán, caminarán y no se
cansarán” (Isaías 40:31)

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