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la primera civilización del

mundo
Los Sumerios, habitantes de Sumeria, antigua región del Oriente Medio
que formaba la parte sur de la antigua Mesopotamia, entre las planicies
aluviales de los ríos Éufrates y Tigris. Mesopotamia, nombre griego que
significa “Entre los ríos”, comprendía distintas regiones como Sumeria al
sur, Acad en el centro, y Asiria, en el norte. En muchas ciudades de esta
civilización, se han hallado muchos objetos y documentos antiguos que
testimonian las huellas de un pasado remoto sorprendente.

La civilización sumeria está considerada como la primera y más antigua


civilización del mundo, aceptado así por la arqueología moderna y oficial.
La procedencia de sus habitantes, los sumerios, es incierta y existen
numerosas hipótesis. El término “sumerio” también se aplica a todos los
hablantes de la lengua sumeria. En la lengua sumeria esta región era
denominada Kengi (ki), equivalente al acadio mat Sumeri, esto es, la
«tierra de Súmer».

El nombre “sumerio” fue dado por los semitas acadios quienes serían los
sucesores en términos históricos de los Sumerios, pero aún se
desconoce porque los Acadios llamaron a estas tierras Shumeru. Los
Sumerios se hacían llamar a sí mismos sag-giga que significa
literalmente “el pueblo de cabezas negras”.

De acuerdo a las investigaciones, en la Baja Mesopotamia existieron


asentamientos humanos desde el período Neolítico ((6700 a. C. – 6500
a. C) y Calcolítico ((5500 – 5000 a. C), El Obeid (5000 – 4000 a. C.),
Uruk (4000 – 3200 a. C.) y Yemdet Nasr(3200 – 3000 a. C.)

La humanidad le debe a los sumerios un enorme conjunto de avances


que significaron una gran transformación en todos los aspectos de la
vida. Quizá los mas importantes fueron la invención de la rueda en torno
al año 3500 a.C. y la invención de la escritura cuneiforme en torno al
año 3300 a.C. pero no debemos olvidar que fueron los precursores de
las primeras ciudades (Umma, Uruk, Ur, Eridu, Nipur, Kish y Lagash
entre otras).

Los sumerios nos dejaron las primeras leyes escritas, fueron los
inventores del sistema sexagesimal, de los inicios de la medicina, y de
las construcciones con ladrillos de adobe y los arcos arquitectónicos.

El dominio acadio[editar]
Artículo principal: Imperio Acadio

Estatua sedente del príncipe Gudea, patesi de la ciudad-estado sumeria de Lagaš, hacia 2120 a. C.

Hacia 2350 a. C., Sargón, un usurpador de origen acadio, se hizo con el poder en la
ciudad de Kiš. Fundó una nueva capital, Agadé y conquistó el resto de ciudades sumerias,
venciendo a Lugalzagesi, el rey de Umma hasta entonces dominante. Este fue el primer
gran Imperio de la historia y sería continuado por los sucesores de Sargón, que se
tendrían que enfrentar a constantes revueltas. Entre ellos destacó el nieto del
conquistador, Naram-Sin. Esta etapa marcó el inicio de la decadencia de la cultura e
idioma sumerios en favor de los acadios.
Materiales:
- 7 u 8 copas de cristal.
- Agua.
- Opcional: colorante.

Procedimiento:
Lo primero que tenemos que hacer es poner todas las copas que tengamos en
línea y sobre una superficie plana, como puede ser una mesa. A continuación,
vamos llenando las copas de agua a diferentes niveles. Las primeras, que serán
las notas más graves, irán más llenas, mientras que las últimas, las más agudas,
estarán prácticamente vacías.

Por último, podemos añadir colorante de diferentes tonalidades a las copas para
que el efecto sea más vistoso.

Para hacer música, lo único que tenemos que hacer es mojarnos la yema de un
dedo (el índice, por ejemplo) y tocar el borde de cada copa hasta notar una
vibración. Esta pequeña vibración es la que produce el sonido. Si no suena,
podemos probar a humedecer también el borde de la copa.

De esta forma, podemos llegar incluso a tocar distintas canciones, como la que
aparece en el vídeo del final (¿adivinarás cuál es?).
Explicación:
¿Por qué suenan las copas?
Al pasar el dedo por el borde de la copa, se generan una serie de vibraciones que
provocan unos cambios de presión en el aire. Estas vibraciones se transmiten
por el aire y llegan hasta nuestro oído, que las transforma en señales eléctricas.
Éstas últimas llegan a nuestro cerebro y éste, a su vez, las transforma en sonidos,
que es lo que finalmente percibimos.

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