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KERIGMA- EL ESPIRITU SANTO

LA PROMESA DEL PADRE:

En el quinto pregón del Kerigma, Dios nos promete enviar a su Santo Espíritu: “yo les daré un
solo corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su carne el corazón de piedra y les
daré un corazón de carne, para que caminen según mis preceptos, observen mis normas y las
pongan en práctica, y así sean mi pueblo y yo sea su Dios”. Ez. 11,19-20.

En el Antiguo Testamento el poder de Dios se manifiesta especialmente a unas cuantas personas


con alguna misión determinada como: Moisés, Josué, los Jueces, David, los Profetas.
Tiempo después Dios lo promete a todos.
Esto es lo que ha de suceder:
“Sucederá después de esto que yo derramaré mi Espíritu en toda carne. Vuestros hijos y vuestras
hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Hasta en
los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y realizaré prodigios en el cielo y
en la tierra…” Jl 3, 1-3
Nuestro Señor Jesucristo también lo prometió:
“Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si
me voy os lo enviaré”. Jn. 16, 7. Después Jesús les dice “Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la
promesa de mi Padre. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza
que viene de arriba. Lc 24, 49.
Él es el Defensor que nos llena de valentía para poder dar testimonio y proclamar la Buena
Noticia de Cristo. Sin el Espíritu Santo no es posible serle fiel, se requiere la fuerza que viene de
lo alto. Y el cumplimiento de ese día maravilloso llegó.
Dice la Sagrada Escritura:
1.Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. 2.De repente vino del
cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se
encontraban. 3.Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron
sobre cada uno de ellos; 4.quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en
otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.Hch 2, 1-4.

Todo cambió a partir de esta efusión del Espíritu Santo sobre cada uno de los apóstoles y los
discípulos ahí reunidos que eran ciento veinte. A partir del día de Pentecostés la Iglesia nace
gracias al bautismo en el Espíritu Santo que recibieron.

La palabra bautizar viene del griego babtizein y significa sumergirse, empaparse, estar inundado.
Entonces cuando los apóstoles recibieron el Espíritu Santo quedaron llenos de ÉL, esto es
quedaron bien empapados y se les notaba.
Podemos decir que:
a.- Fue el Espíritu Santo quien les hizo conocer en verdad la Persona y la Misión de Jesús. Los
apóstoles pensaban que Jesús venia a restaurar un reino como el de los hombres. Veían a Jesús
como rey pero al estilo del rey David. Una vez que llega el Espíritu Santo comprenden en verdad
a qué vino Jesús, y se lanzan a predicar la Salvación en Jesucristo. Prueba de ello es la predicación
de Pedro el día de Pentecostés (Hch. 2,14-39).
b.- Fue el Espíritu Santo quien cambió sus corazones.
Donde está el Espíritu Santo no puede existir el egoísmo, la envidia, la avaricia. El Espíritu Santo
te enseña a vivir la vida de otra manera, con un corazón alegre y sencillo (Hch. 2,46).
c.- Fue el Espíritu Santo quien convirtió a Jesús en el centro de sus vidas. Porque decir: “Jesús es
mi Señor” es un don de Dios, , es el Espíritu Santo quien te lleva a vivir conforme Cristo quiere,
observando sus mandamientos y consultando en todo momento su voluntad (Ef. 3,8).
d.- Fue el Espíritu Santo quien los hizo testificar con palabras poderosas.
¿Qué es un testigo? Es alguien que conoce sobre un asunto y da testimonio de ello. Los apóstoles
daban testimonio de que Jesús estaba vivo y lo hacían con la gran seguridad de que llegaban a los
corazones de sus oyentes. Así el Espíritu Santo hace que tu predicación sea con valentía y poder.
Es muy difícil que los creyentes se puedan resistir a su acción. El apóstol Pedro así lo hizo y en su
primera predicación convirtió a 3000 personas. ¿Cuántas veces has predicado y no se convierte
nadie? Hace falta estar lleno del Espíritu Santo.

Dice la Biblia que los primeros cristianos acudían al templo "con entusiasmo" (Hch. 2,46). Es
interesante porque la palabra “entusiasmo” viene del griego Entheos, "En" es dentro de y
"Theos" es Dios, entonces se decía que una persona es entusiasta porque tiene dentro el Espíritu
de Dios. Así que si tú estás lleno de gozo, lo transmites y lo contagias. Si en verdad tienes dentro
el Espíritu Santo la gente lo va a notar y va a querer vivir conforme a ese espíritu. Por eso hoy te
digo que:
La promesa también es para ti.
Todas estas maravillas que te estoy contando no son solo para los primero cristianos. Jesús al ser
glorificado en el cielo, recibe una Nueva Efusión del Espíritu y es tan grande esta efusión que te la
quiere compartir a ti. Así que la promesa del Padre también es para ti.

Cuando le preguntaron a Pedro en Pentecostés ¿Qué habían de hacer? El les contestó:


«Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para
remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para
vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios
nuestro.» Hch. 2,38-39.

El último día de la fiesta de las Tiendas, que era el más solemne, Jesús, puesto en pie, exclamó
con voz potente: "El que tenga sed, que venga a mí. Pues el que cree en mí tendrá de beber. Lo
dice la Escritura: De él saldrán ríos de agua viva. Decía esto Jesús refiriéndose al Espíritu Santo
que recibirían los que creyeran en él. Jn. 7,37-38.

¿Cuánto te cuesta el don del Espíritu Santo? Nada. ¡Es completamente Gratis! El que tenga sed,
que se acerque; y el que lo desee, reciba gratuitamente el agua de la vida. Ap. 22,17b.

Desde el día de Pentecostés el Espíritu Santo se sigue derramando sobre personas y


comunidades, hombres y mujeres, ricos y pobres. Tú también puedes vivir un "Pentecostés
Personal".
Hoy es el día en que Dios te está ofreciendo el don de su Espíritu. Si ya te bautizaste, si ya te
confirmaste, esto no quiere decir que no tengas el Espíritu Santo. Lo único importante es que el
don del Espíritu Santo se note en tu vida. Tú lo vas a notar y no solo tú, sino todos los que te
rodean se darán cuenta que algo nuevo ha pasado.

PRÁCTICA- Puedes hacer tu oración a Jesús pidiéndole una nueva efusión de Su Espíritu en este
momento en un ambiente de silencio y recogimiento (puedes poner también un canto de
meditación como fondo). Puedes hacerlo solo, con tu familia, amigos o vecinos.

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