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Congregación:

4ta de Esmeraldas

Integrantes:

Adís Mina

Yolanda de Mojica

Marín Valencia Manuel

Expositor: Marín Valencia Manuel

Fecha: 11/5/2018

Tema: Satanás juzgado en la cruz

Título: El juicio de Satanás en la cruz.

Base bíblica: Génesis 3:15

El conflicto entre Dios y Satanás comenzó con la caída de Satanás de su estado original de
santidad mucho antes que Adán y Eva fueran creados véase capítulo 22. A través de la
historia del hombre, cayeron sobre Satanás varios juicios, incluyendo el juicio del Huerto
de Edén que fue infligido a la serpiente y el pronunciamiento de Génesis 3:15 que
anunciaba la caída definitiva de Satanás. Allí Satanás fue informado de que la simiente de
la mujer te “herirá en la cabeza y tú le herirás el calcañal”. Esto se refería al conflicto entre
Satanás y Dios que trajo como resultado la crucifixión de Cristo. Aunque Cristo murió en la
cruz, fue levantado de entre los muertos, y a esto se refiere el “tú le herirás el calcañal”. Por
contraste, Satanás sufrió una herida mortal que le significará su derrota total, expresada en
la frase “te herirá en la cabeza”. Cristo, en su muerte, logró una victoria duradera sobre
Satanás.

En Juan 16:11 se hace referencia a esta misma verdad, donde Cristo señala que el Espíritu
Santo, cuando venga, convencerá al mundo “de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo
ha sido ya juzgado”. El juicio de Satanás fue pronunciado en la cruz, y Satanás fue
declarado culpable de rebelión contra Dios, lo que hizo necesario el sacrificio de Cristo con
el fin de salvar a los hombres caídos.

Un incidente anterior en la vida de Cristo también anunció la victoria de Cristo sobre


Satanás. Cuando regresaron los setenta que había enviado a predicar, ellos dijeron en Lucas
10:17: “Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.” Cristo les respondió: “Yo
veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (10:18). Este era un anuncio profético de la
derrota final de Satanás. En 1 de Timoteo 3,16 vemos la manifestación más gloriosa que
tuvo Dios manifestarse en carne y juzgar al diablo en la cruz, aunque fue tentado pero Dios
no puede ser tentado porque él es santo poderoso y con eso le demostró que ha Dios no se
lo tienta, muriendo en la cruz nuestro señor pero sabemos que nosotros hemos creído en un
Dios grande que se levantó con poder.

1. Satanás, expulsado del cielo.

En el comienzo de la Gran Tribulación, cuarenta y dos meses antes de la segunda venida de


Cristo, según Apocalipsis 12:7-9, ocurre una guerra en el cielo entre Miguel, el jefe de los
santos ángeles, y Satanás, descrito como el dragón, y sus ángeles (llamados ángeles caídos).
Satanás y los ángeles caídos son derrotados, y “fue lanzado fuera el gran dragón, la
serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue
arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él” (Ap. 12:9).

Ap. 12:7-9 7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban
contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8 pero no prevalecieron, ni se halló ya
lugar para ellos en el cielo. 9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se
llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus
ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha
venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de Cristo; porque ha
sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro
Dios día y noche.

Como se dice en Apocalipsis 12:10, Satanás ha estado incesantemente ocupado en acusar a


los hermanos, y “los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”. La obra acusadora de
Satanás se presenta por primera vez en las Escrituras en el libro de Job, y llega a su fin con
el anuncio del juicio definitivo que habrá en su contra. A partir de este punto en el
programa profético, aproximadamente cuarenta y dos meses antes de la segunda venida de
Cristo, Satanás y los ángeles impíos quedan por fin excluidos del cielo.

Ap. 12:6 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí
la sustenten por mil doscientos sesenta días.

La derrota de Satanás, que comenzó cuando fue incapaz de tentar exitosamente a Cristo,
hecha evidente por la expulsión de demonios realizada por Cristo y sus seguidores y
asegurada por la muerte de Cristo en la cruz, ahora se acerca rápidamente a su clímax.
Satanás, ya juzgado y declarado culpable, ahora está a punto de ver ejecutado el juicio en su
contra.
2. Satanás, atado y echado en el abismo.

En la segunda venida de Cristo se ejecuta el juicio condenatorio no sólo sobre un mundo


blasfemo y sus gobernadores, sino también sobre Satanás y los ángeles caídos. En
Apocalipsis 20:1-3 Juan escribe: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del
abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el
diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo y lo encerró, y puso su sello
sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años;
después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.”

En esta gráfica visión se registra un nuevo avance en el juicio de Satanás. Juan no


solamente ve a Satanás atado y arrojado en el abismo siendo confinado allí, sino que se da
también la razón de esta acción. El propósito es que Satanás sea incapaz de engañar a las
naciones hasta que se hayan cumplido mil años y haya llegado a su término el reino
milenial. Aunque esta verdad se le da a Juan en una visión, la interpretación es clara.
Satanás es incapacitado para que no engañe más al mundo como lo hizo desde que Adán y
Eva fueron creados.

La presentación vívida de Satanás atado durante mil años lo que dura el reinado de Cristo
es otra evidencia importante de que el reino milenial todavía es futuro y que no debe ser
identificado con ningún reinado presente de Dios. En las Escrituras es muy obvio que
Satanás ahora no está atado, como se vio en el estudio previo de Satanás (véase el capítulo
23). Cualquier cumplimiento literal de Apocalipsis 19,20 exige que ocurra primero la
venida de Cristo e inmediatamente después sea atado Satanás.

Ap. 19:1-21 1 Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía:
¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; 2porque sus
juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la
tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. 3 Otra
vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. 4 Y los
veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios,
que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya! 5Y salió del trono una voz que
decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como
grandes. 6 Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y
como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios
Todopoderoso reina! 7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las
bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de
lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los
santos. 9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las
bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. 10 Yo me postré a sus
pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus
hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús
es el espíritu de la profecía. 11 Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el
que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 12 Sus ojos eran
como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito
que ninguno conocía sino él mismo. 13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su
nombre es: EL VERBO DE DIOS. 14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo,
blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 15 De su boca sale una espada aguda, para
herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del
furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este
nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. 17 Y vi a un ángel que estaba en pie
en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo:
Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, 18 para que comáis carnes de reyes y de
capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y
esclavos, pequeños y grandes. 19 Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos,
reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. 20 Y la bestia
fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las
cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su
imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con
azufre. 21 Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el
caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.

En Apocalipsis 20 se menciona seis veces el período de mil años, señalando los


acontecimientos que la preceden y los que le suceden. El encadenamiento de Satanás
ocurre, muy claramente, antes del comienzo de los mil años.

Ap. 20:1-15 1 Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran
cadena en la mano. 2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y
lo ató por mil años; 3 y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que
no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto
debe ser desatado por un poco de tiempo. 4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que
recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de
Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que
no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil
años. 5 Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es
la primera resurrección. 6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera
resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de
Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. 7 Cuando los mil años se cumplan, Satanás será
suelto de su prisión, 8 y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la
tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como
la arena del mar. 9 Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los
santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. 10 Y el
diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y
el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. 11 Y vi un
gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el
cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de
pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la
vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según
sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades
entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 Y
la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el
que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

Aunque nada se dice en este pasaje acerca de los ángeles caídos, se puede suponer que en
este punto también son confinados, así como también fueron expulsados del cielo junto con
Satanás cuarenta y dos meses antes.

3. . El juicio final de Satanás.

Apocalipsis 20:7 dice: «Cuando mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión.» El
versículo siguiente declara que «saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro
ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de congregarlos para la batalla; el número de
los cuales es como la arena del mar». Conducidos por Satanás, muestran ahora su verdadero
color una multitud de personas que habían profesado sólo exteriormente seguir a Cristo.
Estos son hijos nacidos en el milenio, forzados por las circunstancias a profesar fe en
Cristo, pero realmente jamás habían tenido el nuevo nacimiento. Ahora, en abierta rebelión,
«rodean el campamento de los santos y la ciudad amada», Jerusalén. Su suerte es un juicio
inmediato y, según Apocalipsis 20:9, «de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió».

Según el versículo 10, inmediatamente después, «el diablo que los engañaba fue lanzado en
el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados
día y noche por los siglos de los siglos». Esta es la condenación final de Satanás, porque su
destino es el fuego eterno preparado por Dios para el diablo y sus ángeles.

Mt. 25:41 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego
eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

Los ángeles caídos también son juzgados, porque siguieron la rebelión original de Satanás
contra Dios.
Is. 14:12-17 12¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por
tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo
alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me
sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al
Altísimo. 15 Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. 16 Se inclinarán
hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar
la tierra, que trastornaba los reinos; 17 que puso el mundo como un desierto, que asoló sus
ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?

Ez. 28:12-19 12 Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho
Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de
hermosura. 13 En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu
vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo,
esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el
día de tu creación. 14 Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios,
allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. 15 Perfecto eras en todos tus
caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. 16 A causa de la
multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del
monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. 17 Se
enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu
esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en
ti. 18 Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu
santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza
sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. 19 Todos los que te conocieron de entre
los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.

Según 2 Pedro 2:4, «Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al
infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio». El infierno aquí
se refiere al Tártaro, lugar de castigo eterno, y no al Hades, donde van los muertos impíos
antes de ser, arrojados en el lago de fuego.

Ap. 20:13-14 13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades
entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 Y
la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el
que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

El juicio de los ángeles también se menciona en Judas 6, donde se hace la siguiente


revelación: «Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia
morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día.»
Cuando esta afirmación se pone al lado de otros pasajes que se refieren a la caída y el juicio
de Satanás y los ángeles impíos, se ve claramente que aunque Satanás y algunos de los
ángeles tienen una cierta medida de libertad y debido a ello conduce a una guerra incesante
contra los santos ángeles y el pueblo de Dios sobre la tierra hay ángeles que están
encadenados y no tienen libertad. Sin embargo, todos están destinados para el juicio del
gran día, refiriéndose al juicio de Satanás y todos los ángeles caídos que ocurrirá al final del
reino milenial.

En conclusión aunque en la providencia de Dios Satanás y los ángeles caídos han ejercido
gran poder e influencia en el mundo y se han opuesto incesantemente a Dios, su derrota
final es cierta y el juicio eterno la seguirá. Sin embargo, los cristianos afligidos por Satanás,
como Job en el Antiguo Testamento, pueden descansar en el hecho de que su victoria final
está asegurada y que los enemigos de Dios serán juzgados a su debido tiempo. El hecho de
que la bestia y el falso profeta hayan sido echados en el lago de fuego al iniciarse el milenio
y aún estén allí cuando éste termina, demuestra que el castigo es sin fin. Las Escrituras
enseñan claramente que hay sólo dos resultados finales en los juicios, uno la eterna
bienaventuranza del cielo y el otro el tormento sin fin en el lago de fuego. Y por ello cada
día debemos estar armados con la armadura de cristo para no caer en las asechanzas de su
trampa.

En esto se ve que los que están con el diablo o caen en y se dejan convencer s les vendrá
una grande consecuencia mirando la historia de Job vemos personajes que resistieron
mucho dolor pero su fe y lo más hermoso es creer aquel que se hizo hombre para salvarnos
de los pecados y venir a enseñarnos, así que no desmayemos hermanos y cada día
dediquemos nuestras vidas a la oración ya que es un arma muy poderosa para nosotros.

Anexo

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