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El texto ahora nos dice que después que Jesús hizo el milagro en las bodas
de Caná, se dirigió a Capernaum acompañado de sus discípulos, su madre y sus
hermanos (2:12). El tiempo que pasó allí no fue de muchos días, pues le era
necesario asistir a la Pascua en Jerusalén; fiesta que todo judío celebraba y que
Jesús comenzó a observarla desde la edad de 12 años según nos narra Lucas
2:41.
Nuestro pasaje se inicia diciendo: “2:13 Estaba cerca la pascua de los judíos;
y subió Jesús a Jerusalén”. Tenemos que notar que Juan narra tres Pascuas (2:13;
6:4 y 13:1), las cuales corresponden a los tres años de ministerio del Señor. De ahí
que la purificación del templo que aquí se narra sea diferente a la que describe
Mateo 21:12-14, la cual ocurre en la última semana del año de pasión.
Esta primera purificación viene a ser como una preparación para entender
la purificación del templo espiritual que nosotros ahora debemos tener presente,
entendiendo que los creyentes como “piedras vivas” somos aquellos donde
mora el Espíritu del Señor - Juan 4:21-24; 1 Corintios 6:19; Efesios 4:12, 16 y 1 Pedro
2:5.
Jesús sabía que los judíos tenían que aprender esta enseñanza y
aprovechó esta fiesta de la Pascua, la cual significa (Paso por encima) la cual
tiene su origen en Éxodo 12:11-12, lo que recordaba el paso del ángel
exterminador que mató a todos los primogénitos de Egipto y por la que el pueblo
de Israel salvó a los suyos mediante la señal de la sangre del cordero puesta en
el dintel y los postes de sus puertas.
1. Jesús sabía que el templo era casa de Dios, así como lo sabían
los judíos quienes lo habían convertido en casa de mercado,
ellos sabían que las ventas tenían que estar fuera del lugar
Iglesia de Convertidos a Cristo 4
Autor: Pastor Arq. José R. Mallén Malla Evangelio de Juan
CONCLUSION Y APLICACIÓN:
Los judíos incrédulos no creyeron en Jesús, aún Jesús les habló del gran
poder que había en Él y de la capacidad que tenía para hacer lo que prometía,
pero sus discípulos, desde entonces, sabían que Él era el Cristo y por tanto el
único que tiene capacidad para purificar a los que obedecen y permiten que
sea Él el único que more en nuestros corazones.
Dios bendiga a cada alma obediente.