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2. MOTIVO: Art.

53 inciso e) del Código Procesal Penal: “cuando exista cualquier otra


causa, fundada en motivos graves, que afecte su imparcialidad”.

3. SOBRE LA IMPARCIALIDAD:

La garantía básica que se desprende del principio de imparcialidad es que el juez sea un
tercero ajeno a las partes en conflicto, pues debe resolver la causa sin ningún tipo de
interés en el resultado del proceso “sea por una vinculación subjetiva con algunas de las
partes” o por alguna vinculación con los elementos de convicción del proceso que hayan
formado en su interior un prejuicio con respecto a la causa en concreto (NEYRA FLORES,
Manual del Nuevo Proceso Penal & de Litigación Oral, Idemsa, Lima, 2010, p. 155).

“7.2 La imparcialidad del tribunal y la publicidad de las actuaciones son importantes


aspectos del derecho a un juicio justo en el sentido del párrafo 1 del artículo 14 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos. La “imparcialidad” del tribunal supone que
los jueces no deben tener ideas preconcebidas en cuanto al asunto de que entienden y
que no deben actuar de manera que promuevan los intereses de una de las partes. En
los casos en que la ley estipula los motivos para recusar a un juez, corresponde al
tribunal considerar ex officio esos motivos y reemplazar a los miembros del tribunal a
los que se haya recusado. Normalmente, no se puede considerar que un juicio viciado
por la participación de un juez que, conforme a los estatutos internos, debería haber
sido recusado, es un juicio justo o imparcial en el sentido del artículo 14” Caso “Arvo O.
Karttunen v. Finland”, en la Comunicación No. 387/1989 Comité DH
Garantía de Juez Imparcial: Convención Americana de Derechos Humanos en cuyo art.
8°; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Art. 14°, Convenio Europeo para
la protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, artículo 6.1°.

Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos recaída en el asunto Hauschildt


contra Dinamarca, del 24 de mayo de 1989: La apreciación del referido temor de
imparcialidad requiere que exista un motivo fundado para que pueda dudarse de la
imparcialidad del Juez de la causa –es suficiente constatar que la imparcialidad del juez
podía ser sometida a una duda razonable y fundada–, lo que obliga al órgano
jurisdiccional competente al examen concreto de las circunstancias del caso –es lo que
se denomina “examen objetivo-concreto” en el segundo nivel del test de apreciación
judicial (el primer nivel es el test denominado ‘teoría de la apariencia’)–, no a una
apreciación en abstracto, es decir, debe apreciar la concurrencia de algunos hechos
relevantes relativos a su actividad funcional que permitan poner en duda su
imparcialidad, en el que incluso las apariencias son importantes, en tanto lo que está
en juego, como ya se anotó, es la confianza que los jueces de una sociedad democrática
deben merecer a los que acuden a ellos.

STC N° 2465-2004-AA/TC: “9. …En esa perspectiva, el Tribunal Europeo de Derechos


Humanos, en importante jurisprudencia que resulta pertinente traer a colación,
desarrolló la teoría de las apariencias, indicando que si bien la imparcialidad personal
de un juez se presume a falta de prueba en contrario, también hay que tener en cuenta
cuestiones de carácter funcional y orgánico, y, en ese sentido, debe comprobarse si la
actuación del juez ofrece garantías suficientes para excluir toda duda legítima sobre
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su imparcialidad, frente a lo cual se observará que, incluso las apariencias, pueden


revestir importancia (Casos Piersack y De Cubber).
11. En efecto, existen situaciones concretas que desmerecen la confianza que deben
inspirar los tribunales o determinados jueces en la sociedad, las cuales pueden darse,
entre otras, por evidente prevalencia de preferencias políticas en las decisiones,
demostraciones públicas desproporcionadas respecto a su posición personal en
determinado fallo, falta de neutralidad en la actuación de los jueces, desacato a los
deberes de la propia organización del Poder Judicial, y, con mayor razón, la
imparcialidad judicial en casos en que el juez haya sido sancionado en reiteradas
oportunidades por las mismas infracciones u otras relacionadas a su actuación.” (El
resaltado es nuestro)

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