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EN SALA PLENA
Magistrada Ponente: L.E.M. LAMUÑO
Expediente Nº AA10-L-2009-000039
Mediante Oficio Nº 2009-JSPA-00069 del 25 de febrero de 2009, el Juzgado Segundo de
Primera Instancia Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, remitió a esta Sala
Plena del Tribunal Supremo de Justicia, expediente contentivo del juicio de deslinde judicial de
propiedades contiguas interpuesto por el ciudadano G.V.B., titular de la cédula de identidad Nº
11.270.917, asistido por la abogada Y.S., inscrita en el Instituto de Previsión Social del Abogado
bajo el Nº 96.761, contra el ciudadano C.M.L., titular de la cédula de identidad Nº 4.123.030, en su
condición de presidente y representante legal de la COOPERATIVA MIXTA LÓPEZ PRATO R.L.,
inscrita en la “Oficina Subalterna de Registro del Municipio Nirgua del Estado Yaracuy el 21 de
septiembre de 2005, bajo el Nº 48, folios 138 al 143, Protocolo Primero, Tomo Primero, Segundo
Trimestre del 2002”.
Dicha remisión obedece al conflicto de competencia planteado por el Juzgado Segundo de
Primera Instancia Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, mediante sentencia del
9 de febrero de 2009, luego de la declinatoria que realizó el Juzgado Segundo de Primera Instancia
en lo Civil, M. y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, que declaró su
incompetencia material para conocer de la presente causa en decisión del 18 de febrero de 2008.
Por auto de fecha 29 de julio de 2009, se designó ponente a la Magistrada que con tal carácter
suscribe el presente fallo.
El 09 de diciembre de 2010, se reconstituyó la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, en
virtud de la designación efectuada por la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de
Venezuela de los nuevos Magistrados y Magistradas Principales y Suplentes de este Alto Tribunal.
Realizado el estudio individual de las actas que conforman el presente expediente, esta Sala Plena
pasa a decidir previas las siguientes consideraciones.
I

ANTECEDENTES
El ciudadano G.V.B., asistido por la abogada Y.S., interpuso demanda de deslinde
judicial de propiedades contiguas contra la Cooperativa Mixta López Prato R.L., el 22 de octubre
de 2010, fundamentando su pretensión en su condición de “copropietario de un inmueble situado
en la Zona Industrial de Chivacoa, Municipio Bruzual del Estado Yaracuy, al margen de la calle
de servicios de la autopista Centro Occidental en sentido Chivacoa-San F., el referido inmueble
está constituido por una parcela de terreno industrial de forma que tiene los siguientes linderos y
medidas: norte: terrenos que fueron de Comercial Mariano, S.A., ahora autopista Centro
Occidental en una extensión de cuarenta y un metros lineales (41 ml.); sur: terrenos que son o
fueron del Instituto Agrario Nacional en treinta metros lineales (30 ml.); este: parcela de terreno
que fue o es del señor L.R.M. en veinticinco metros lineales (25 ml.) y oeste: parcela de terreno
que fue o es del señor D.M. en cuarenta y nueve metros lineales (49 ml.). El derecho de
propiedad que tengo sobre la referida parcela de terreno se evidencia de documento de
compraventa, protocolizado por ante la Oficina Subalterna de Registro del Distrito Bruzual (hoy
Municipio) del Estado Yaracuy, bajo el Nº 04, Folios 01 al 02, Protocolo Primero, Cuarto
Trimestre de 1997, fechado 7 de octubre de 1997”.
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Afirmando igualmente, que la parte demandada “pretende mover las cercas que delimitan
los linderos SUR y ESTE del inmueble (…) y dejarlo encerrado como si fuera propiedad de la
Cooperativa que preside, alegando una supuesta apócrifa propiedad basándose en un sedicente
documento”.
La referida demanda fue admitida por el Juzgado del Municipio Bruzual de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, mediante decisión del 25 de octubre de 2007.
Verificados los actos procesales correspondientes al procedimiento establecido en los
artículos 720 al 725 del Código de Procedimiento Civil y efectuada la oposición al lindero
provisional según consta en acta levantada por el referido Juzgado de Municipio el 15 de
noviembre de 2007, el mencionado Juzgado de Municipio, ordenó remitir la presente causa al
Juzgado de Primera Instancia que corresponda previa distribución.
Correspondió al Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, M. y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, conocer de la demanda interpuesta.
Mediante diligencia del 12 de febrero de 2008, la representación judicial de la parte demandada
solicitó al tribunal de la causa que declarara su incompetencia por la materia, toda vez que el
“mencionado lote de terreno se encontraba sembrada (sic) en toda su extensión bajo el rubro de
caraotas, lo cual evidencia la función agrícola que cumple el terreno (…) igualmente se demostró
que se trataba de un lote de terreno, cumpliendo con los lineamientos de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, por cuanto mi representado poseía la acreditación del Instituto Nacional de
Tierras”.
El 18 de febrero de 2008, el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, M. y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, se declaró incompetente y declinó su
competencia al Juzgado Segundo de Primera Instancia Agrario de la Circunscripción Judicial del
Estado Yaracuy.
El 23 de abril de 2008, ese Juzgado se abocó al conocimiento de la causa, donde ordenó notificar
a las partes que intervienen en la presente causa.
El 16 de enero de 2009, el tribunal de la causa realizó inspección judicial de oficio a los fines de
lo establecido en el artículo 69 del Código de Procedimiento Civil, en esta misma fecha
compareció el abogado J.A.G., inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el Nº
92.203, apoderado judicial de la parte demandada, donde solicitó el decaimiento de la acción por
falta de impulso procesal de la parte actora, es decir, la perención de la instancia, de conformidad
con el artículo 193 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.
El 9 de febrero de 2009, el Juzgado Segundo de Primera Instancia Agrario de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy planteó conflicto de competencia y remitió la
presente causa a esta Sala Plena, mediante Oficio Nº 2009-JSPA-00069 del 25 de febrero de
2009.
Finalmente, esta Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia dio por recibido el
mencionado Oficio el 25 de febrero de 2009.
II
DE LA DECLARATORIA DE INCOMPETENCIA
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El Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, M. y del Tránsito de la


Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, que declaró su incompetencia material para
conocer de la presente causa en decisión del 18 de febrero de 2008, la cual estableció lo
siguiente:
Recibida por distribución la demanda que antecede, suscrita y presentada por el ciudadano:
G.V.B., quien es venezolano, comerciante, mayor de edad, titular de la cédula de Identidad No.
V-11.270.917, asistido por la abogada en ejercicio Y.S., inscrito en el Inpreabogado bajo el Nro.
96.761, por DESLINDE, contra el ciudadano: C.M.L. venezolano, mayor de edad, hábil en
derecho, portador de la cédula de identidad No. V-4.123.030 en su condición de P. y
representante legal de la COOPERATIVA MIXTA LOPEZ PRATO, R.L. De la revisión
minuciosa del expediente, se desprende que la misma son de características Agrario; por cuanto
este juzgado no tiene competencia para conocer demanda que estén relacionadas con materia
agraria, y siendo que su competencia le corresponde al Juzgado Segundo de Primera Instancia
Agrario, de la Circunscripción Judicial del estado Yaracuy, con competencia en los municipios
A.B., J.A.P., Nirgua, B., Urachiche y P., tal como se decidirá en el dispositivo del presente fallo.

DECISION En atención a los argumentos que anteceden, este Juzgado Segundo de Primera
Instancia en lo Civil, M. y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Yaracuy,
Administrando Justicia en Nombre de la República y por Autoridad de la Ley, DECLINA su
competencia al prenombrado Juzgado, de conformidad con lo establecido en Resolución Nro.
2007-0013, del 11 de Abril de 2007.

En consecuencia remítase la presente demanda bajo Oficio al Juzgado Segundo de Primera


Instancia Agrario, de la Circunscripción Judicial del estado Yaracuy, con competencia en los
municipios A.B., J.A.P., Nirgua, B., Urachiche y Peña, en su oportunidad legal.

El 9 de febrero de 2009, el Juzgado Segundo de Primera Instancia Agrario de la Circunscripción


Judicial del Estado Yaracuy planteó el conflicto negativo de competencia y remitió la presente
causa mediante Oficio Nº 2009-JSPA-00069 del 25 de febrero de 2009, sobre la base de las
siguientes consideraciones de hecho y de derecho:
La presente causa se refiere a DESLINDE, que por medio del procedimiento ordinario agrario,
pretende hacer el ciudadano G.V.B. contra el ciudadano CRUZ MARIO LÓPEZ, en su condición
de presidente y representante legal de la COOPERATIVA MIXTA LÓPEZ PRATO R.L., el
Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Estado Yaracuy dicta sentencia declinando competencia al Juzgado Segundo de
Primera Instancia Agrario de la misma Circunscripción Judicial, alegando que de la revisión
minuciosa del presente expediente, se desprende que el mismo es de característica agraria, y en
atención a los argumentos que anteceden, declina su competencia y remite el mismo mediante
oficio Nº 195/2008.

El 16/01/09 este tribunal practica inspección judicial de oficio ordenada por auto del 12/01/09/,
en un lote de terrenos que se encuentra ubicado en la zona industrial de Chivacoa Municipio
Bruzual del Estado Yaracuy dentro de los siguientes linderos Norte: Terrenos que son o fueron
de Comercial Mariano, S.A., ahora autopista Centro Occidental, en una extensión de cuarenta y
un metros lineales (41 ml.), Sur: Terrenos que son o fueron del Instituto Agrario Nacional, hoy
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Instituto Nacional de Tierras, Este: Parcela de terreno que es o fue de L.R.M., en veinticinco
metros lineales (25 ml.), y Oeste: Parcela de terreno que es o fue de D.M. en cuarenta y nueve
metros lineales (49 ml.) en la cual deja constancia que el lote de terrenos objeto del presente
litigio, carece de actividad agrícola o pecuaria, encontrándose que en el mismo existen vestigos
de galpones que no cumplen ningún tipo de función. En tal sentido, corresponde a este Tribunal
conocer y decidir, si de conformidad con nuestro derecho sustantivo es procedente su
conocimiento.

El Tribunal observa:

En el nuevo régimen establecido por la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, la función social
viene a determinarse por la productividad agraria que en los términos señalados en la
exposición de motivos es un concepto jurídico indeterminado que funge como patrón de
medición de la adecuación que existe entre la tierra objeto de propiedad y su función social. El
nuevo régimen también establece que, el ente rector encargado del desarrollo agrario conforme
al mandato constitucional es el Instituto Nacional de Tierras, organismo al cual le corresponde
efectuar el cumplimiento o adecuación de las tierras o los planes de desarrollo agrario y tal
mandato legal tiene establecido un límite territorial a las tierras de vocación agraria;
entendiendo por tales aquellas que la encuadran fuera de las poligonales urbanas, toda vez que
fue derogado el artículo 23 del decreto con fuerza de ley de tierras y desarrollo agrario (sic)
donde se disponía que tenía competencia en la poligonal urbana siempre que existiera actividad
agrícola.

De manera pues, que la doctrina de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de
Justicia, apunta al criterio de la agrariedad, conforme lo disponen los artículos 197 y 208 de la
Ley de Tierras y Desarrollo Agrario:

Artículo 197. Las controversias que se susciten entre particulares con motivo de las actividades
agrarias serán sustanciadas y decididas por los tribunales de la jurisdicción agraria, conforme
al procedimiento ordinario agrario, el cual se tramitará oralmente, a menos que en otras leyes
se establezcan procedimientos especiales.

Artículo 208. Los juzgados de primera instancia agraria conocerán de las demandas entre
particulares que se promuevan con ocasión de la actividad agraria (destacado del sentenciador)

Como se puede evidenciar, estos artículos disponen para esta competencia agraria que el
conocimiento de los conflictos suscitados entre particulares con ocasión a la actividad agraria,
serán conocidos por los Juzgados de Primera Instancia Agraria conforme al procedimiento
ordinario agrario.

En el mismo orden de ideas, dispone el artículo 168 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario,
que:

Omissis… Las competencias atribuidas de conformidad con el artículo anterior comprenden el


conocimiento de todas las acciones que por cualquier causa, sean intentadas con ocasión a la
actividad u omisión de los órganos administrativos en materia agraria, incluyendo el régimen de
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los contratos administrativos, el régimen de las expropiaciones, las demandas patrimoniales y


demás acciones con arreglo al derecho común que sean interpuestas contra cualesquiera de los
órganos o los entes agrarios.

Del mismo modo, establece el artículo 69 del Código de Procedimiento Civil, que el Tribunal al
declarar la incompetencia debe pasar los autos al Juez que considere competente y éste a su vez
debe proceder a verificar si ostenta la competencia para conocer del conflicto o en su defecto
plantear la regulación; en virtud de ello le corresponde a este Juzgado determinar su
competencia para el conocimiento de la acción, y procede a realizarlo en los siguientes
términos:

La Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia del 18 de noviembre
de 1991, expuso (…): ‘En cuanto a la competencia sustantiva o material que se atribuye a la
jurisdicción agraria, la Sala ha establecido en sentencia de fecha 22 de julio de 1987, que,
deriva de la naturaleza de los bienes o de la actividad.

Se observa, que la doctrina imperante establece la competencia material de la jurisdicción


agraria en relación con la destinación y vocación de las tierras rústicas, para la actividad
agraria. Se expone, sin embargo, una excepción; que por expreso acto administrativo, concreto
y singularizado, un fundo rústico funcionalmente agro-productivo, deja de ser tal, mediante un
procedimiento constitutivo de hecho, que culmina, en lo que la Ley determina plan
agroalimentario. La Ley Orgánica de Ordenación Urbanística, establece, que la planificación
forma parte de la ordenación del territorio, y ésta se llevará a cabo mediante un sistema
integrado jerarquizado de planes, del cual forma parte:

a.- El plan nacional de ordenación del territorio.

b.- Los planes regionales de ordenación del territorio.

c.- Los planes de ordenación urbanística.

d.- Los planes de desarrollo urbano local.

En cuanto a la expresión formal de dichos planes, el artículo 19 de la citada Ley, expone


textualmente:

Los planes de ordenación urbanística y de desarrollo urbano local se expresarán legalmente


mediante una resolución del Ministerio del Desarrollo Urbano o una ordenanza, según el caso,
en las cuales se establecerán las precisiones en cuanto a la determinación sobre usos y sus
intensidades, así como sobre los demás aspectos que afectan el ejercicio de los derechos de los
particulares.’ Así, el Ministerio del Desarrollo Urbano, dicta una resolución, donde se
establezcan precisiones en cuanto al uso de un determinado territorio, éste quedará afectado a
la ejecución de los planes de ordenación urbanística especificados…omissis

Ahora bien, revisadas como han sido las actas que conforman el presente expediente, se aduce
que de la inspección realizada para el tribunal agrario el 16 de enero de 2009 se pudo constatar
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que: Carece de actividad agrícola o pecuaria, encontrándose que en el mismo existen vestigos
de galpones que no cumplen ningún tipo de función, en terrenos que forman parte del complejo
industrial de la población de Chivacoa Municipio Bruzual del Estado Yaracuy, automáticamente
se produce una desafectación que implica un cambio en el uso de la tierra agrícola. En el
presente caso, como se constató en el momento de la práctica de la inspección judicial, existe un
conflicto entre particulares, en un lote de terreno ubicado en la zona industrial de la
mencionada población sin ningún tipo de actividad agrícola ni pecuaria, en razón por la cual
este Tribunal se debe declarar incompetente por la materia para conocer del presente
procedimiento por considerar que debe ser competente el tribunal de primera instancia civil con
sede en San Felipe del estado Yaracuy, en consecuencia, este Tribunal solicita la regulación de
la competencia en la presente causa y de conformidad con la sentencia de la Sala Plena del
Tribunal Supremo de Justicia Nº 24 del 26 de octubre de 2004 y ratificada dicha sentencia bajo
la Nº 1 del 17 de enero de 2006 de esa Sala Plena donde indica que cuando el conflicto de
competencia se suscite entre tribunales de competencia distintas por la materia, sin un superior
común a ellos en el orden jerárquico, como en el presente caso, corresponderá resolverlo de
acuerdo al cambio de criterio asumido es a la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, el
cual ordena remitir con oficio el expediente, a los fines que determine el conflicto negativo de
competencia por la materia plateada por este tribunal agrario de primera instancia, una vez
quede firme la presente decisión. Así se decide

.
III
DE LA COMPETENCIA
En forma previa, corresponde a esta Sala pronunciarse sobre la competencia para conocer del
presente caso. En tal sentido se observa lo siguiente:
El numeral 51 del artículo 5° de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, promulgada
el 20 de mayo de 2004, aplicable rationae temporis establece:
Artículo 5°. Es de la competencia del Tribunal Supremo de Justicia como más alto Tribunal de
la República:

(Omissis)

51. Decidir los conflictos de competencia entre tribunales, sean ordinarios o especiales, cuando
no exista otro tribunal superior y común a ellos en el orden jerárquico, remitiéndolo a la Sala
que sea afín con la materia y naturaleza del asunto debatido.

Contenido actualmente en el cardinal 3 del artículo 24 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo
de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, establece que:
Artículo 24. Son competencias de la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia como más alto
Tribunal de la República:

…omissis…
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3. Dirimir los conflictos de no conocer que se planteen entre tribunales de instancia con
distintas competencias materiales, cuando no exista una Sala con competencia por la materia
afín a la de ambos.

Ahora bien, a los fines de determinar a cuál de las Salas de este Supremo Tribunal
corresponde dirimir los conflictos de competencia suscitados entre tribunales que no tengan un
superior común a ellos, esta Sala Plena ha señalado que debe atenderse al criterio de afinidad
entre la materia debatida y las competencias de cada Sala, a menos que los tribunales en
conflicto pertenezcan a distintas jurisdicciones y no resulte posible determinar cuál es la
naturaleza o carácter del asunto debatido, en cuyo caso la competencia corresponderá a esta Sala
Plena (Vid. Sentencias Nros. 24/2004 y 1/2006).
En el caso sub iudice, se planteó un conflicto negativo de competencia -por razón de la materia-
entre el Juzgado Segundo de Primera Instancia Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy y el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, M. y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, y siendo que entre ellos no existe un tribunal
superior común en el orden jerárquico afín por la materia que resuelva el conflicto planteado,
esta Sala Plena resulta competente para conocer y decidir el referido conflicto de competencia.
Así se decide.
IV
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
Establecida la competencia, corresponde a la Sala dilucidar concretamente el Tribunal que
resulta competente para conocer del presente caso, y a tal efecto observa lo siguiente:
El Juzgado Segundo de Primera Instancia Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy se declaró incompetente para conocer de la demanda de deslinde de propiedades
contiguas, ya que “de la inspección realizada para (sic) el tribunal agrario el 16 de enero de 2009
se pudo constatar que: Carece de actividad agrícola o pecuaria, encontrándose que en el mismo
existen vestigios de galpones que no cumplen ningún tipo de función, en terrenos que forman
parte del complejo industrial de la población de Chivacoa Municipio Bruzual del Estado
Yaracuy, automáticamente se produce una desafectación que implica un cambio en el uso de la
tierra agrícola. En el presente caso, como se constató en el momento de la práctica de la
inspección judicial, existe un conflicto entre particulares, en un lote de terreno ubicado en la
zona industrial de la mencionada población sin ningún tipo de actividad agrícola ni pecuaria, en
razón por la cual este Tribunal se debe declarar incompetente por la materia para conocer del
presente procedimiento por considerar que debe ser competente el tribunal de primera instancia
civil con sede en San Felipe del estado Yaracuy”.
Igualmente, no se advierte que riele en las actas del expediente, constancia alguna que certifique
el uso del terreno conforme a la Oficina de Catastro de la Alcaldía del Municipio Bruzual del
Estado Yaracuy u otra autoridad con competencia en la materia.
Ahora bien, en relación con los casos que objetivamente le corresponde conocer a los tribunales
con competencia agraria, esta Sala Plena en sentencia Nº 200/07, acogió el criterio de la Sala
Especial Agraria de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, que estableció
lo siguiente:
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Actualmente, esta Sala Especial Agraria luego de realizar un estudio profundo a la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, aunado al avance de la jurisprudencia de este Alto Tribunal,
estableció que para que sea determinada la competencia genérica de los Juzgados Agrarios se
tendrá como norte la naturaleza del conflicto en función de la actividad agraria realizada,
debiendo cumplir el mismo con los siguientes requisitos: A) Que se trate de un inmueble
susceptible de explotación agropecuaria donde se realice actividad de esta naturaleza y que la
acción que se ejercite sea con ocasión de esta actividad y B) que dicho inmueble esté ubicado en
el medio urbano o en el medio rural, indistintamente.

Este cambio de criterio, está sustentado en los artículos siguientes de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario:

‘Artículo 21. Para la determinación de las tierras afectadas al uso agrario, el Ejecutivo
Nacional, mediante decretos sucesivos, establecerá las poligonales rurales regionales, las
cuales se enlazarán para constituir la poligonal rural nacional.

Artículo 23. La actividad productiva agraria que se efectúe fuera de la poligonal rural gozará de
la protección y trato preferencial establecido en el presente Decreto Ley, quedando sometida a
la jurisdicción especial agraria.

Artículo 213: Se consideran predios rústicos o rurales, para los efectos de este Decreto Ley,
todas las tierras ubicadas dentro de las poligonales rurales fijadas por el Ejecutivo Nacional’.

De los preceptos normativos anteriormente transcritos, se desprende que actualmente no es


necesario que el predio sea rústico o rural exclusivamente, para que sea considerado la materia
como agraria, simplemente, ahora, puede ser también un inmueble considerado urbano,
gozando el mismo de la protección y trato preferencial desprendido de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario para este tipo de inmuebles que se encuentran fuera de las poligonales
rurales como lo establece el artículo 23 de la misma Ley; sólo basta que en dicho inmueble
(urbano) se lleve a cabo algún tipo de actividad agraria para que quede sometido a la
jurisdicción especial agraria cualquier acción entre particulares, y los Tribunales Superiores
Agrarios sólo conocen de las demandas contra entes agrarios con ocasión a dicha actividad

-Cfr. Sentencia de la Sala Especial Agraria Nº 523/2004-.


Igualmente, en cuanto a la vocación agraria de los terrenos como elemento necesario a los fines
de su vinculación con la jurisdicción especial agraria, la Sala Plena de este Máximo Tribunal
mediante sentencia Nº 80/2008, estableció que:
A la luz de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario se consideran predios rústicos las tierras con
vocación de uso agrario (artículo 209), lo que conlleva a establecer que la vocación de las
tierras es la que determina su condición.

En el caso sub iudice, la Sala aprecia que rielan en el expediente documentos en los cuales se
evidencia el número de registro catastral del inmueble, expedido por la Alcaldía del municipio
Anaco del estado Anzoátegui, un avalúo del terreno en el que no consta la vocación agrícola de
las tierras -no hay señalamiento de construcciones-, y planillas de liquidación de pago de
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impuestos por inmuebles urbanos, correspondientes a los terrenos objeto de deslinde, lo que en
suma conlleva a concluir la vocación urbana de los mismos.

Así las cosas, esta S. determina que, vista la vocación urbana del terreno objeto de deslinde, y
que no consta en autos que en el inmueble se lleve a cabo algún tipo de actividad agraria, la
naturaleza del asunto a debatir es civil.

En virtud de los criterios jurisprudenciales parcialmente transcritos, resulta claro que según el
régimen jurídico estatutario vigente en materia agraria, “la calificación de la causa
correspondiente a la competencia agraria, se determina por la identificación previa de la acción
que a los efectos se intente, ejercida con ocasión de la actividad agropecuaria que se realiza; para
ello, debe tratarse de un inmueble susceptible de explotación agropecuaria, en el cual se realicen,
efectivamente, actividades de esta naturaleza. Por tanto, ineludiblemente la demanda que se
proponga debe tomar en consideración que el inmueble objeto de la misma sea susceptible de
explotación agropecuaria, esto sin perjuicio de que el inmueble está ubicado en el medio rural o
urbano” -Cfr. Sentencia de la Sala de Casación Civil Nº RC.00153/09-.
De ello resulta pues, que conforme a la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario puede colegirse que
los conflictos que se produzcan entre particulares con ocasión de la actividad agraria deben
ventilarse ante la competencia especial agraria, tal como lo determinó la Sala Constitucional en
la decisión Nº 5.047/2005, al establecer que “como puede evidenciarse, las citadas disposiciones
normativas establecen, en primer lugar un fuero atrayente con respecto a la jurisdicción agraria
(artículo 197 eiusdem) para ventilar conflictos que se produzcan entre particulares con motivo de
dicha actividad; y en segundo lugar, atribuyen competencia para conocer y decidir de
determinadas acciones (como las del caso de marras, esto es, acciones derivadas de
perturbaciones o daños a la propiedad o posesión agraria) a los Juzgados de Primera Instancia
Agrarios, dejando en su último ordinal una cláusula abierta para que estos Juzgados conozcan de
‘(…) todas las acciones y controversias entre particulares relacionados con la actividad agraria’
(artículo 208 eiusdem)”.
Por ello, no basta la simple afirmación de la parte actora o demandada, en relación a la
naturaleza agraria de la causa, con el fin de que sea conocida por la competencia especial de esa
materia, pues deberá verificarse además, que la acción -en este caso demanda de deslinde de
propiedades contiguas- se ejerza con ocasión de la actividad agraria o de la vocación del
inmueble. Así, la determinación de la competencia agraria, no se encuentra limitada a la
calificación jurídica de un determinado inmueble como rural o urbano como consecuencia de la
aplicación de normas especiales de Derecho Administrativo, tales como el ordenamiento jurídico
en materia urbanística o de ordenación del territorio, por lo que en predios urbanos en los que se
realice una actividad agraria -en los precisos términos que establece la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario- es perfectamente aplicable el fuero atrayente de la jurisdicción agraria.

A los fines de precisar aún más el alcance de estas normas, esta Sala Plena en sentencia Nº
69/2008, ha advertido que la competencia de los órganos que integran la jurisdicción especial
agraria no viene determinada por la naturaleza de las pretensiones que ante ella se pueden
deducir, sino por los distintos objetos sobre los cuales pueden versar estas pretensiones. En
efecto, ha insistido esta S. en que:
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las pretensiones que pueden ser planteadas por ante la jurisdicción especial agraria no son
sustancialmente diferentes de aquellas que pueden ser propuestas por ante la jurisdicción civil;
así se deduce de lo establecido en el artículo 208 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, en
el cual se señalan los asuntos que forman parte de la competencia de los tribunales de primera
instancia agraria. Entre tales asuntos se incluyen pretensiones que, por su naturaleza, son
idénticas a aquellas que pueden proponerse ante la jurisdicción civil ordinaria, pero que tienen
como característica distintiva el objeto sobre el cual versan, el cual es siempre un objeto propio
de la materia agraria. Así, por ejemplo, a la jurisdicción agraria corresponde conocer sobre las
‘[a]cciones declarativas, petitorias, reivindicatorias y posesorias en materia agraria’; así como
sobre el ‘deslinde judicial de predios rurales’, o de las ‘[a]cciones relativas al uso,
aprovechamiento, constitución de servidumbres y demás derechos reales, para fines agrarios’,
entre otras.

Es evidente que a la jurisdicción civil ordinaria corresponde también conocer, por ejemplo, de
acciones declarativas, reivindicatorias y posesorias, así como de las acciones de deslinde o de
las relativas al uso, aprovechamiento, constitución de servidumbres y demás derechos reales,
siempre que dichas pretensiones no versen sobre materia agraria, predios rurales o inmuebles
para fines agrarios. Estima la Sala, por ello, que la materia propia de la especial jurisdicción
agraria se configura en función del objeto sobre el cual versan las pretensiones que ante ella
pueden deducir los particulares, y no en virtud de la naturaleza de la pretensión en sí, la cual, al
igual que en el ámbito civil ordinario, puede ser declarativa, petitoria, reivindicatoria, posesoria
o de cualquier otra naturaleza.

Ciertamente, considera esta S. que cuando el artículo 208, numeral 15 de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario (publicada en la Gaceta Oficial N° N° 5.771 Extraordinario de fecha 18 de
mayo de 2005, aplicable ratione temporis, en tanto la interposición de la demanda se materializó
el 7 de octubre de 2007) atribuye competencia a los juzgados de primera instancia agraria para
conocer de “todas las acciones y controversias entre particulares relacionados con la actividad
agraria”, debe entenderse como una cláusula abierta que comprende cualquier controversia en la
que pueda verse afectada la producción agroalimentaria, en virtud de que el juez agrario “debe
velar por el mantenimiento de la seguridad agroalimentaria de la Nación y el aseguramiento de la
biodiversidad y la protección ambiental” (artículo 207 eiusdem).
C. de lo anterior, es que si bien una vez verificada la vocación agraria del terreno objeto
de deslinde (Véase artículo 208.2 Ley de Tierras y Desarrollo Agrario de la derogada Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario y 197.2 de la vigente Ley en la materia), es posible determinar el
tribunal competente para conocer de la acción; es preciso advertir que la aplicación de ese
criterio atributivo de competencia debe hacerse a la luz de lo que dispone el artículo 3 del
Código de Procedimiento Civil, es decir bajo la óptica del principio de perpetuatio fori, conforme
al cual “la jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la situación de hecho
existente para el momento de la presentación de la demanda y no tienen efecto respecto de ellas
los cambios posteriores de dicha situación, salvo que la ley disponga otra cosa”.
Así, la competencia del órgano jurisdiccional para el juzgamiento se determina por la situación
fáctica que existía para el momento de interposición de la demanda, sin que pueda modificarse
dicha competencia, en razón de cambios que se generen en el curso del proceso. Tal como lo ha
destacado la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en la sentencia Nº 347/2007,
11

concluyendo que la “perpetuación del fuero competencial se fundamenta en los principios de


economía procesal y seguridad jurídica, con lo cual se busca evitarle un perjuicio a las partes,
que menoscabe sus derechos y garantías constitucionales y procesales”.
En este mismo sentido, la Sala de Casación Civil, determinó el alcance del artículo 3 del Código
de Procedimiento Civil en la decisión Nº 347/2002, al señalar que “la potestad de juzgamiento y
la competencia del órgano jurisdiccional, se determina por la situación fáctica existente para el
momento de introducción de la demanda, sin que pueda modificarse esa jurisdicción y
competencia, en razón de los cambios que se presenten en el curso del proceso. Ello, en
resguardo de la seguridad jurídica”.
Ahora bien, en el caso concreto no consta en las actas del expediente algún medio de convicción
que permita determinar la situación real del inmueble en cuestión al momento de interponerse la
demanda -22 de octubre de 2007-, ya que si bien se evidencia que en el marco del procedimiento
establecido en los artículos 720 al 725 del Código de Procedimiento Civil, el Juzgado del
Municipio Bruzual de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy levantó un acta el 15 de
noviembre de 2007, en la cual consta que “en el lote de terreno donde se está practicando la
operación de deslinde, se encuentra sembrada (sic) en toda su extensión del rubro denominado
caraotas” (folio 37), también se desprende de las actas del expediente que el Juzgado Segundo de
Primera Instancia Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy se declaró
incompetente para conocer de la demanda de deslinde de propiedades contiguas, ya que “de la
inspección realizada para (sic) el tribunal agrario el 16 de enero de 2009 se pudo constatar que:
Carece de actividad agrícola o pecuaria, encontrándose que en el mismo existen vestigios de
galpones que no cumplen ningún tipo de función, en terrenos que forman parte del complejo
industrial de la población de Chivacoa Municipio Bruzual del Estado Yaracuy, automáticamente
se produce una desafectación que implica un cambio en el uso de la tierra agrícola. En el
presente caso, como se constató en el momento de la práctica de la inspección judicial, existe un
conflicto entre particulares, en un lote de terreno ubicado en la zona industrial de la mencionada
población sin ningún tipo de actividad agrícola ni pecuaria, en razón por la cual este Tribunal se
debe declarar incompetente por la materia para conocer del presente procedimiento por
considerar que debe ser competente el tribunal de primera instancia civil con sede en San Felipe
del estado Yaracuy”.
Bajo tales circunstancias, debe ponderarse el derecho de los particulares a ser juzgados por sus
jueces naturales, en relación con la imposibilidad de determinar que en el correspondiente
inmueble se desarrollaba una actividad agraria al momento de la interposición de la demanda de
deslinde, aunado a que en la actualidad no se despliega actividad agraria de ningún tipo. Por ello,
esta Sala con fundamento en los artículos 26 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, reitera su criterio en la materia, conforme al cual la competencia de
los órganos que integran la jurisdicción especial agraria no viene determinada por la naturaleza
de las pretensiones que ante ella se pueden deducir, sino por los distintos objetos sobre los cuales
pueden versar estas pretensiones -Cfr. Sentencia Nº 69/2008-, por lo que es posible afirmar la
competencia del Juzgado Segundo de Primera Instancia Agrario de la Circunscripción Judicial
del Estado Yaracuy, en tanto la materia propia de la competencia agraria, se configura en función
del objeto sobre el cual versan las pretensiones que ante ella pueden deducir los particulares, y
no en virtud de la naturaleza de la pretensión en sí, la cual, al igual que en el ámbito civil
ordinario, puede ser declarativa, petitoria, reivindicatoria, posesoria o de cualquier otra
naturaleza.
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De ello resulta pues, que en el presente caso la situación material efectiva del inmueble objeto de
la demanda de deslinde, si bien no es la de un bien en el cual se estaba desarrollando una
actividad agraria al momento de la interposición de la demanda -artículo 3 del Código de
Procedimiento Civil- sino por el contrario la de “un conflicto entre particulares, en un lote de
terreno ubicado en la zona industrial de la mencionada población sin ningún tipo de actividad
agrícola ni pecuaria”, debe tenerse en consideración que la concepción de los elementos
cardinales de la competencia agraria, establecida en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario
(Artículos 197 y 208.2 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario y 186 y 197.2 del la Ley de
Reforma Parcial de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, publicada en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela Nº 5.991 (Extraordinario) del 29 de julio de 2010) y en la
jurisprudencia vinculante de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, conforme a
la cual la referida competencia, se constituye en una garantía de la “seguridad alimentaria” de la
población (en los precisos términos de los artículos 305 y 307 de la Constitución vigente), que se
encuentra sometida en mayor o menor grado a un régimen estatutario de derecho público que ha
sido objeto de tutela por parte del legislador, no sólo mediante una serie de medidas relacionadas
directamente con el régimen sustantivo de los derechos -por ejemplo, la afectación de uso y
redistribución de las tierras-, sino mediante la creación de unos órganos jurisdiccionales que
permitan a los particulares un acceso directo a órganos especializados; que estén en capacidad de
atender con criterios técnicos, sus necesidades frente a las actividades u omisiones de la
Administración, tomando en consideración el interés general de asentar las bases del desarrollo
rural integral y sustentable, asegurando la vigencia efectiva de los derechos de protección
ambiental y agroalimentario de la presente y futuras generaciones (Véase, sentencias de la Sala
Constitucional Nros. 471/06 y 1.444/08).
Todo ello, se verifica en el presente caso, si se toma en cuenta que al folio 35 del presente
expediente, se evidencia que la acción de deslinde “se está efectuando sobre un predio agrario o
de vocación agraria (…) a los fines (…) presentó (…) Registro Agrario proveniente (del
entonces) Instituto Nacional de Tierras, donde se evidencia que el predio tiene vocación agraria.
2) Presentó documento donde se evidencian los linderos del terreno que corresponden a la
cooperativa (…), donde se demuestran que no son los mismos correspondientes a la acción
intentada”, por ello siendo uno de los inmuebles objeto de deslinde tutelado por el régimen
estatutario agrario, es por lo que el Juzgado Segundo de Primera Instancia Agrario de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, resultaba competente de conformidad con el
principio de la perpetuatio fori establecido en el artículo 3 del Código de Procedimiento Civil.
Así se decide.
En consecuencia, siendo que la naturaleza del asunto a debatir es agraria, se ordena remitir el
presente expediente al Juzgado Segundo de Primera Instancia Agrario de la Circunscripción
Judicial del Estado Yaracuy, a los fines que conozca de la presente causa. Así se decide.
V
DECISIÓN
Por las razones expuestas, esta Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, administrando
justicia, en nombre de la República, por autoridad de la ley, declara:

PRIMERO
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Que es competente para conocer del conflicto de competencia planteado entre el Juzgado
Segundo de Primera Instancia Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy y el
Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, M. y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Estado Yaracuy.

SEGUNDO
Que el Juzgado competente para conocer de la demanda de deslinde de propiedades contiguas
“de un inmueble situado en la Zona Industrial de Chivacoa, Municipio Bruzual del Estado
Yaracuy, al margen de la calle de servicios de la autopista Centro Occidental en sentido
Chivacoa-San F.”, es el Juzgado Segundo de Primera Instancia Agrario de la Circunscripción
Judicial del Estado Yaracuy.
P. y regístrese. Remítase el expediente al Juzgado Segundo de Primera Instancia Agrario de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy. E. copia certificada de la presente decisión al
Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, M. y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Estado Yaracuy.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Plena del Tribunal Supremo de
Justicia, en Caracas, a los veintiún días del mes de marzo de dos mil doce (2012). Años: 201° de
la Independencia y 153° de la Federación.
La Presidenta,
L.E.M. LAMUÑO
Ponente
El Primer Vicepresidente, La Segunda Vicepresidenta,

OMAR ALFREDO MORA DÍAZ JHANNETT MARÍA MADRIZ SOTILLO

Las Directoras,
14

EVELYN MARRERO ORTIZ YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA

NINOSKA BEATRIZ QUEIPO BRICEÑO

Los Magistrados,

FRANCISCO CARRASQUERO LÓPEZ YOLANDA JAIMES GUERRERO

MALAQUÍAS GIL RODRÍGUEZ ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ

DEYANIRA NIEVES BASTIDAS LUIS E. FRANCESCHI GUTIÉRREZ

ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ CARLOS ALFREDO OBERTO VÉLEZ


15

JUAN RAFAEL PERDOMO ALFONSO VALBUENA CORDERO

BLANCA ROSA MÁRMOL DE LEÓN EMIRO GARCÍA ROSAS

FERNANDO R. VEGAS TORREALBA JUAN JOSÉ NÚÑEZ CALDERÓN

LUIS ANTONIO ORTIZ HERNÁNDEZ HÉCTOR CORONADO FLORES

CARMEN ELVIGIA PORRAS DE ROA MARCOS T. DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN ARCADIO DELGADO ROSALES


16

JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO

TRINA OMAIRA ZURITA OSCAR JESÚS LEÓN UZCÁTEGUI

MÓNICA G. MISTICCHIO TORTORELLA


La Secretaria,
OLGA M. DOS SANTOS P.
Exp. Nº AA10-L-2009-000039
LEML

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