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Tercer Congreso Internacional de


Médicos Católicos
(Lisboa, 17-23 junio 1947)

Este primer contacto después de los trastornos de la


guerra y de las diversas revoluciones ha sido muy intere-
sante y fructuoso. Han estado representadas unas veinte
naciones. Si exceptuamos Checoslovaquia, se ha echado de
menos Europa Cen tral. Asistió también un joven médico
rumano ; esta voz de detrás de la cortina de acero fué par-
ticularmente emocionante. Todas las grandes naciones de
América estaban presentes, salvo Estados Unidos, donde,
sin embargo, los médicos católicos tienen organizaciones
bien activas, y Méjico. -
España envió una. importante delegación. El profesor
doctor Antonio M. Vallejo de Simón presentó uno de
los grandes temas: "La Medicina, los médicos y la Acción
Católica". Varios otros médicos españoles hicieron intere-
santes comunicaciones.
El obj eto de este Congreso era '; la Medicina social. Es
interesante registrar la actualidad en todos los países del
mundo de este asunto y cuán, general es la preocupación
entre los médicos por no sacrificar a esa corriente el ca-
rácter esencialmente personal de la actividad médica. La
eminente dignidad de la persona humana se encuentra
amenazada por ciertas tendencia-s colectivistas de la Medi-
cina contemporánea. El diálogo íntimo que se establece en-
tre médico y paciente se ve perturbado por el papeleo y
la indiscreción de la burocracia. No pocas veces se viola o
roza el secreto profesional más elemental. El tratamiento
se hace cosa rutinaria. La calidad de la Medicina baj a. Es
muy significativo a este respecto lo que _ha sucedido en
Nueva Zelanda, donde más se ha desarrollado la Medicin
colectiva desde hace unos quince años: los enfermos se
quejan de no recibir los cuidados, a veces urgentes, que ne-
cesitan, si no es a las horas fijadas; los médicos se quejan
de tarifas demasiado bajas; las Facultades de Medicina
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cundidalos que quieran consagrarse 11la Iuvcs
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laborar para combatir y reducir las "enfermedades socin
t IgllcióJI científica y a la especialización más profunda. les", especialmente aquellas que por sus causas o por sus
EL régimen establecido para el cuerpo médico dif'íeo efectos tienen un sello social más marcado: .raquítísmo, tu-
de nación a nación, si bien en todas partes se revelan ten- berculosis, epidemias, enfermedades profesionales, etc. Co-
dencias idénticas. Todos siguen el mismo camino, aunque mo médicos y como cristianos están ya de antemano gana-
más 'O menos a distancia unos de otros. dos para esta causa.
En Inglaterra, el "National Health Service Bill" (Ley En cuanto a los medios empleados para lograr estos
del Servicio Sanitario Nacional), aprobada por el Parla- fines, se imponen distinciones y reservas desde un punto
mento, y que debe entrar en vigor desde 1.° de abril de 1948, de vista humanista y cristiano. Los hay que son totalmen-
prevé nada menos que la nacionalización de todos los hos- te inaceptables, como la mayor parte de las medidas eugé-
pitales y clínicas y la funcionarización de. todos los médi- nicas negativas (aborto, eutanasia, esterilización, prohibi-
cos. Las ideas de Birtli Control, muy avanzadas en los paí- ción de matrimonio, etc.). Asimismo, la mayor parte de
ses anglosaj ones, hacen de este proyecto de ley una ame- los medios propuestos para la limitación de la natalidad
naza muy grave para los médicos y las instituciones cató- (anticoncepcionales, etc.). Por lo que toca a la continencia
licas de Inglaterra. Parece claro que la mayoría de los mé- periódica nos parece que los anglosaj ones y americanos se
dicos ingleses (católicos y no católicos) es hostil a la ley; muestran demasiado optimistas y fáciles.
pero el público y los electores son indiferentes y se dejan En punto a nacionalización o socialización de la Medi-
maniobrar por los políticos. cina, también se imponen reservas, sobre todo en materia
Los canadienses franceses, en su mayor parte católicos, -de Medicina curativa. Hay que respetar siempre la perso-
protestan contra las ideas anglosajonas de limitación de nalidad del enfermo y del médico. Aunque es cierto que
natalidad, q.ue amenazan las conciencias y las institucio- hay enfermedades sociales, nunca hay que olvidar que los
nes católicas del Canadá. enfermos son siempre individuales.
Francia, desde hace un año, ha constituido su "Orden En el fondo de toda esta cuestión, y dominando las 50-
de los Médicos", la adhesión al cual es obligatoria, y que . luciones prácticas, hay un problema de principios filosó-
tiene por fin defender el honor médico. Dicho Orden ha. ficos: ¿ Qué es la persona humana? ¿ Hasta dónde alcanzan
promulgado un Código Deontológico. Gracias a la influen- sus derechos en materia de salud? Si hubiéramos de seña-
cia de grandes médicos católicos, este Código parece acep- lar alguna laguna en este Congreso, sería el no haber di-
table para los médicos católicos. Al lado del referido Orden lucidado previamente esta cuestión de principio. Por lo
existen los sindicatos de médicos, a los que no es obligato- menos reconozcamos que este Congreso la ha planteado en
rio adherirse, aunque la mayoría de los médicos están ins- toda su agudeza.
critos en ellos. Los sindicatos defienden los intereses ma- El fruto precioso y duradero de esta primera toma de
teriales de los médicos. Los 'seguros sociales, que cubren el contacto internacional habrá sido una vez más la convic-
90 por 100 de los ciudadanos franceses, han respetado la ción y como la sensación de la catolicidad. En medio del
libre elección del médico. En todos estos organismos se en- tumulto de las ideas y de las tormentas de los aconteci-
cuentran médicos católicos y logran salvaguardar los prin- mientos, la Iglesia vive y vigila. Es como un faro durante
cipios humanistas y cristianos. .. la tempestad. Sus fundamentos se apoyan en la roca in-
Por todas partes se manifiesta la necesidad urgente <le móvil; sus ojos se mueven sin parar escrutando el horizon-
defender el carácter "personalista" de la Medicina. Las dis- te' y lanzando a lo lej os el socorro de su luz.
cusiones han patentizado falta de precisión en la termino--
logía. Se ha decidido sustituir el término "Medicina indivi-
dual <O individualista" con el de "Medicina personalista".
L. ARTS, S. 1.
De la misma manera habrá que distinguir entre una Me-
dicina colectiva o colectivista y una Medicina social.
Todos los médicos aceptan la Medicina social, que tiene
por fin garantizar cada día más a todos los ciudadanos, sea
cual sea su clase, la salud y los cuidados que la técnica
moderna permite asegurarles. Todos están dispuestos a co-

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