Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
© ESIC Editorial
Avda. de Valdenigrales, s/n 28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid)
Tel.: 91 452 41 00 - Fax: 91 352 85 34
www.esic.es
ISBN: 978-84-16462-07-0
Portada: Gerardo Domínguez
CARTA AL LECTOR
PRIMERA PARTE
CONCEPTOS BÁSICOS DE LA GESTIÓN DE ALMACENES
SEGUNDA PARTE
ORGANIZACIÓN Y DISEÑO DE ALMACENES
Introducción
1. Contenido de la gestión de almacenes.
2. El almacén como centro de producción.
3. Tipología de los almacenes.
4. Funciones, responsabilidades y actividades.
OBJETIVO
En este capítulo, el lector tendrá una visión completa de la
misión, contenido y alcance de las diversas actividades
realizadas en un almacén, así como de las diferentes funciones
y responsabilidades inherentes a la gestión moderna de
almacenes.
Introducción
La palabra almacén, a las personas no introducidas en el tema, les puede
sugerir diferentes cosas en función de las experiencias o vivencias
profesionales que pudieran haber tenido en su vida. Así, por ejemplo, se
entiende fácilmente que no es lo mismo un almacén de productos
farmacéuticos para la distribución a farmacias, que un almacén de productos
industriales para la construcción, o un almacén destinado a la custodia y
guardería de muebles, por citar casos extremos. Como tampoco tienen los
mismos requerimientos un almacén de productos químicos que un almacén
de cerámica de construcción, por ejemplo.
En primer lugar, conviene señalar que, etimológicamente, la palabra
almacén sugiere una instalación específica para el albergue de productos de
diferente naturaleza (materiales, productos comerciales, herramientas u
utillaje en general, mobiliario, etc.); en definitiva, sería algo similar a lo que
en la lengua anglosajona se conoce como “warehouse”. Sin embargo, de
acuerdo con el enfoque que pretendo dar a esta publicación, nos vamos a
referir básicamente a almacenes que tienen como misión el albergar y
distribuir materiales y/o productos objeto de fabricación o comercialización
de acuerdo con los conceptos modernos de logística de distribución.
En definitiva, nos referimos fundamentalmente a la palabra anglosajona
“stores” o lugar donde físicamente se almacenan los stocks de productos
comerciales o industriales que posteriormente van a ser objeto de distribución
o transformación.
Me gustaría desde este momento hacer una distinción clara entre el
concepto de almacén y el de bodega, ya que este término se utiliza en algunos
países sudamericanos como sinónimo de almacén.
En España, el concepto de bodega, tiene dos acepciones
fundamentalmente: los bajos de una navío (bodega de un barco) o un lugar
con condiciones climáticas especiales que se dedica a la maduración o
crianza de ciertos productos como el vino o el queso. Evidentemente, para
nosotros esto no es un proceso de almacenaje, sino una fase final de un
proceso de elaboración. Cuando estos productos salen debidamente
empaquetados y etiquetados con destino a la distribución comercial, se
transforman en stocks y se albergan en un almacén.
Por último conviene mencionar que aunque, lógicamente, a efectos
didácticos nos vamos a referir a un almacén de ciertas dimensiones, propios
de la gran empresa, sin embargo los conceptos son completamente
asimilables y utilizables para un almacén de tipo medio o pequeño, típico de
las empresas denominadas pymes.
Los conceptos y tópicos a discutir son los mismos, si bien obviamente
sus necesidades varían en función del tamaño de la instalación requerida.
FIGURA 1
OBJETIVO BÁSICO
FIGURA 2
ELEMENTOS DE COSTE EN ALMACÉN
FIGURA 3
CONCEPTO DE ALMACÉN
• Recepción de materiales.
• Adecuación, en su caso, de productos a los requerimientos
comerciales (embalajes, etiquetados, etc.).
• Almacenamiento de productos propiamente dicho (ubicación física).
• Selección de productos para atender a los pedidos de clientes o
fábrica (picking).
• Preparación de la expedición o entregas.
• Carga de camiones.
FIGURA 4
TIPOLOGÍA DE ALMACENES
A continuación tenemos un ejemplo de una distribución llamada
“escalonada”, en donde se puede observar cómo el flujo de productos pasa
por diferentes almacenes desde la fábrica hasta llegar al punto de venta.
FIGURA 5
CADENA DE DISTRIBUCIÓN
FIGURA 6
RESPONSABILIDADES
OBJETIVO
Identificar las limitaciones técnicas, manipulativas y
económicas impuestas al almacén como consecuencia de los
productos que tiene que albergar.
1. Características de los productos
Antes de entrar en cualquier consideración sobre los requerimientos
técnicos y organizativos del almacén, lo primero que tenemos que realizar es
un análisis detallado de las características físicas y operativas de los
productos que tiene que almacenar, así como del comportamiento de su
demanda, ya que ambos factores son decisivos a la hora de establecer las
técnicas mas idóneas de diseño y organización del almacén.
Entre los diferentes factores a considerar, merece destacar los siguientes:
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS
1.º Volumen y peso del producto, una vez empaquetado.
Este dato va a ser de suma utilidad para el precalculo de carga de
camiones, resistencia de estanterías, técnicas de manipulación, etc.
2.º Unidad de empaquetado.
Por ejemplo, cajas de 12 unidades o paquetes de 5 kilos, necesarios
para el cálculo de tiempos de procesos, cálculos de capacidad, etc.
3.º Fragilidad y resistencia de apilación.
En este apartado incluimos aspectos tales como frágil o muy frágil,
no apilar más de tres paquetes, o cuestiones similares, tales como
ubicar en vertical, etc. En definitiva, todas las limitaciones
impuestas debido a su fragilidad o resistencia al peso.
4.º Identificación física del producto.
Se trata de definir si son productos inequívocamente identificables a
simple vista, como puede ser por ejemplo, una lavadora, o por el
contrario requiere la lectura de alguna nomenclatura para identificar
exactamente el producto de que se trata. En definitiva, se pretende
saber si son artículos a los cuales los operarios reconocen
fácilmente a distancia o por el contrario necesitan algún dato
adicional para saber de qué producto se trata; por ejemplo, tornillos
en ferretería o similar.
La no identificación física de los operarios con el producto induce a
emplear técnicas especiales de codificación y control para evitar
errores en la selección de los mismos.
5.º Peligrosidad.
Productos inflamables, explosivos, etc.; este dato tiene gran
importancia a efectos de protección contra fuegos, localización
física del producto (áreas protegidas), regulaciones oficiales de
seguridad, etc.
6.º Conservación.
Condiciones ambientales requeridas, tales como refrigeración,
cámara isotérmica, etc., de especial interés para los productos
perecederos, así como para los llamados productos refrigerados o
congelados.
7.º Seguridad.
Condiciones de seguridad ante robos o manipulaciones negligentes;
por ejemplo, en la industria farmacológica es frecuente que
determinados productos, como pueden ser los estupefacientes, se
alojen en cámaras cerradas o con vigilancia especial.
8.º Caducidad u obsolescencia.
O sea, aquellos que presentan un alto riesgo de obsolescencia
técnica, muy habitual en electrónica de consumo, o bien comercial,
como productos de moda o campaña.
FIGURA 8
RESUMEN CARACTERÍSTICAS DE LOS PRODUCTOS
CARACTERÍSTICAS OPERATIVAS
En este grupo incluimos fundamentalmente los siguientes aspectos:
FIGURA 10
PRODUCTOS PALETIZADOS
Durante años, la mayor parte de los países desarrollados, han hecho
diferentes intentos para conseguir unos tamaños standard de los mismos,
teniendo sobre todo en cuenta las limitaciones de espacio de los diferentes
medios de transportes por carretera.
Hoy en día en Europa se está generalizando el concepto de europallet,
con unas medidas standard de 800 × 1.200 cms. y 1.000 × 1.200 cms.
Inicialmente los pallets fueron desarrollados con un sistema de doble
entrada, lo que representa una desventaja evidente, ya que a la hora de
levantarlos, las pinzas de la máquina elevadora tienen que entrar siempre en
la misma dirección (o la opuesta) a la que fueron apilados. Hoy día los
sistemas de pallets standard tienen acceso a través de sus cuatro lados, con lo
cual se hace más versátil el proceso de manipulación.
En España existe la norma UNE-49902-77-parte III, que tiene por misión
establecer las características físicas de la paleta sencilla de cuatro entradas de
800 × 1200 mm, llamada también “paleta europea”.
Por otra parte, la AECOP (Asociación Española de Codificación
Comercial) ha elaborado otras recomendaciones complementarias referentes
al peso y altura de las mismas, en el sentido de limitar la carga a un máximo
de 1.000 Kg. Esta recomendación establece como norma general una altura
máxima del pallet de 1,45 m., aunque excepcionalmente se admitan alturas de
1,70 a 2,00 m. para productos líquidos y detergentes, y de 1,80 a 2,30 para
productos de celulosa siempre y cuando no presenten problemas de
estabilidad.
Indicamos en el siguiente cuadro las paletas de uso más generalizado en
España.
Tipo de pallet Sector habitualmente empleado
800 × 1.200 Productos de gran consumo
1.000 × 1.200 Bebidas en general
1.120 × 1.420 Latas de conserva
1.200 × 1.200 Sacos y toneles
600 × 800 Minipaleta europea
FIGURA 10 BIS
OTROS MEDIOS DE CONTENCIÓN
3. Ventajas de la paletización
Entre las principales ventajas de la paletización standarizada, cabe
destacar las siguientes:
– Mayor eficiencia y menos coste de manipulación en todo el proceso
logístico, desde el fabricante al distribuidor, siempre y cuando las
medidas de los camiones se adapten a los requerimientos de los
“pallets standard”, para conseguir un máximo de ocupación del
vehículo.
– Los tiempos de carga y descarga de camiones disminuyen
drásticamente, permitiendo incluso efectuar sistemas de carga
automática de camiones en términos de minutos, lo que se traduce en
la posibilidad de más viajes en la misma cantidad disponible de
tiempo, lo cual repercute evidentemente en el servicio al cliente
(tiempo de entrega), sobre todo en el transporte de distribución.
Como ejemplo de los mencionados ahorros, podemos señalar a título
de ejemplo los siguientes:
Una descarga a mano de 2.000 paquetes supondría: 120 minutos ×
3 personas = 6 h.
Una descarga paletizada con carretillas, exigiría: 30 minutos × 2
personas = 1 hora.
– Una mayor racionalización de espacios en almacén, lo que repercute
en una economía de espacio y coste de almacenamiento.
– Reducción de riesgos de daños en la manipulación de la mercancía.
Como desventaja, se puede apuntar un mayor coste en el transporte
tanto de larga distancia como de distribución para aquellas
mercancías cuya densidad sea inferior a la que permite alcanzar la
carga máxima del vehículo con mercancías no paletizadas, ya que
una carga paletizada no aprovecha por igual el volumen del vehículo
que una carga a granel y por lo tanto el coste del transporte se
incrementa.
Un ejemplo típico de este caso lo tenemos en el transporte a larga
distancia de neumáticos para vehículos, donde el producto se suele
apilar “a granel” en el camión sin deterioro del producto.
También se debe de apuntar como desventaja la inversión necesaria
que tiene que hacer la empresa en paletas, así como los sistemas de
recogida, almacenamiento y recuperación de los mismos, ya que si
no existe un mínimo de organización y control de estos productos, se
corre el riesgo de que exista un gran número de paletas perdidas en
todo el proceso distributivo.
Hoy en día existen empresas auxiliares que efectúan este trabajo a un
coste muy razonable, ocupándose de la recogida y ubicación de los
pallets en los puntos requeridos por las empresas.
En cualquier caso, podemos concluir que, salvo casos muy especiales
(áridos, liquidos, etc.), la paletización es el sistemas más
universalmente aceptado.
En el siguiente cuadro se sintetizan las principales ventaja apuntadas.
Productos paletizados Efectos positivos
Eficiencia manipulativa Menos coste proceso logístico
Menos tiempo carga y descarga Mejor servicio cliente
Racionalización espacios Menor coste almacenaje
Reducción de riesgos Menos coste mercancía dañada
Mejor control mercancía Facilita inventarios
5. Características de su demanda
En cuanto a las características de su demanda, conviene distinguir si se
trata de:
Introducción
1. Sistemas de transporte interno.
2. Sistemas convencionales de almacenaje.
3. Almacenes robotizados.
OBJETIVO
Revisión de las diferentes tecnologías empleadas
habitualmente en los almacenes para el movimiento físico y
almacenaje de sus productos.
Introducción
En la logística de almacenes, la palabra manutención alude a los
diferentes elementos tecnológicos empleados tanto para la manipulación
como para el transporte interno de la mercancía dentro de la nave industrial.
Todos sabemos que la tecnología es algo que está en permanente
evolución, y que por lo tanto no iban a ser menos las técnicas empleadas para
el transporte interno y almacenamiento de productos en un almacén; no
obstante, esta evolución se ha centrado fundamentalmente en los aspectos
relacionados con la seguridad en el trabajo, ergonomía, automatismos y en
general todo lo derivado de la incorporación de elementos electrónicos a los
diferentes equipos empleados. Sin embargo, el concepto fundamental que
define la utilidad y finalidad de la máquinas a emplear, afortunadamente no
puede cambiar.
Por otro lado, hay que mencionar que existe una interrelación muy
grande entre las diferentes tecnologías de almacenaje y manutención, de tal
forma que difícilmente se pueden explicar, por ejemplo, las características de
un elemento de transporte en vertical sin antes haber aludido a las técnicas de
almacenaje que lo requieren.
En este capítulo vamos por lo tanto a explicar de una manera somera las
diferentes tecnologías aplicables tanto en el llamado transporte horizontal
como vertical, con objeto de conseguir una mejor comprensión de los
diferentes sistemas de almacenamiento existentes para poderlos enjuiciar
desde un punto de vista de capacidad y economía.
FIGURA 11
TRANSPORTE HORIZONTAL
b) Caminos de rodillos, bien sea movidos por tracción manual,
gravedad o motorizadas.
c) Cintas o cadenas transportadoras, movidas por tracción mecánica.
FIGURA 12
TRANSPORTE HORIZONTAL
FIGURA 12 BIS
TRANSPORTE HORIZONTAL
d) Carretillas autodirigidas (sin necesidad de conductor).
FIGURA 13
TRANSPORTE HORIZONTAL
a) Elevadoras convencionales.
b) Elevadoras retráctiles.
c) Máquinas trilaterales.
Conviene de antemano indicar que hay una relación íntima entre los
medios de transporte vertical empleados, la anchura de los pasillos requeridos
y la altura máxima a la cual se puede acceder con los referidos medios de
manutención, de tal manera que podríamos decir que existe una variedad de
opciones, con costes muy diferenciados, que tendríamos que comparar con
las ventajas que nos ofrecen desde el punto de vista del rendimiento y la
capacidad disponibles, como veremos oportunamente.
Así, cuando hablamos de las denominadas elevadoras convencionales,
vulgarmente llamadas en la jerga de almacén “toros”, bien sean de mástil fijo
o mástil contrabalanceado, tenemos que tener en cuenta que necesitamos una
anchura de pasillo mínima entre 3 y 3,5 m., ya que esto es el radio de acción
mínimo que necesitan estas máquinas para poder efectuar las operaciones de
almacenamiento y recogida de pallet.
Estas máquinas pueden alcanzar un máximo de 5 ó 6 m. de altura a la
base del pallet.
Cuando utilizamos las denominadas elevadoras retráctiles, lo que
significa que las pinzas u horquillas extractoras tienen un movimiento de
extensión y contracción que facilita el manipulado del pallet sin necesidad de
mover la máquina, entonces los pasillos pueden reducirse a 2,5 m.
Todas estas máquinas van conducidas por un tractorista que necesita un
cierto tiempo de entrenamiento y especialización.
FIGURA 14
TRANSPORTE VERTICAL
FIGURA 16
TRANSPORTE VERTICAL
FIGURA 17
TRANSPORTE VERTICAL
FIGURA 18
NO PALETIZADOS
FIGURA 19
PALETIZADOS
Estanterías fijas
Las estanterías fijas constituyen los elementos más convencionales y
universalmente empleados en los almacenes para albergar productos tanto
paletizados como no paletizados; su instalación requiere normalmente el
apoyo de expertos, ya que en torno a la misma hay que hacer de algún modo
un cálculo de estructuras para determinar la resistencia de los materiales a
emplear, y en consecuencia el grosor y dimensiones de cada uno de los
componentes de la estantería (largueros, bastidores, travesaños, etc.) en
función de las alturas requeridas, distribución de la carga, peso y volumen
previsto de los productos a almacenar.
FIGURA 20
SISTEMAS DE ALMACENAMIENTO
FIGURA 21
MEDIDAS DE ESTANTERÍAS
En definitiva, tenemos que tener claro la cantidad de alvéolos (huecos)
por módulo de estantería, niveles de altura proyectados, así como las medidas
de los mismos, definiendo de antemano el número de pallets o paquetes que
podemos meter en cada hueco o alvéolo (normalmente uno, dos o máximo
tres).
Aunque técnicamente no habría problema en meter en un alvéolo más de
tres pallets, sin embargo en la práctica no se suele hacer, ya que el coste de
fabricación de la estantería, debido al cálculo de resistencia de los travesaños,
aconsejaría hacer módulos más pequeños.
FIGURA 22
PALLETS POR ALVÉOLO
FIGURA 23
SISTEMAS DRIVE-IN Y DRIVE THROUGHT
FIGURA 24
ESTANTERÍAS DINÁMICAS (RODILLO)
Sistemas compactos
En los sistemas compactos se incluyen las llamadas “estanterías
móviles”, que se mueven a través de raíles en el suelo, bien sea de forma
manual o motorizada, consiguiéndose una buena utilización del volumen, ya
que se eliminan pasillos a la vez que permiten un buen sistema de seguridad.
Se utiliza fundamentalmente para productos pequeños introducidos en
gavetas y de acceso manual. Debido a su funcionamiento lento, sólo es
recomendable para productos de poco movimiento. Hoy en día también se
han desarrollado aplicaciones para productos paletizados, aunque son poco
frecuentes.
El alto coste del equipo, junto con su funcionamiento lento y la
necesidad de una buena organización para equilibrar el trabajo, constituyen
los principales handicaps del sistema.
FIGURA 25
ESTANTERÍAS MÓVILES (COMPACTOS)
3. Almacenes robotizados
Los almacenes robotizados, llamados también tipo Silo, son instalaciones
de alta compactación, con objeto de conseguir la máxima utilización del
“cubicaje” disponible o autorizado según las ordenanzas vigentes de
construcción.
Su altura suele oscilar entre 20 y 60 metros, con lo cual se consigue una
máxima utilización del volumen disponible, teniendo en cuenta que los
pasillos diseñados tienen una anchura del orden de 1,20 m.
Se caracterizan por que todos los movimientos físicos del almacén se
realizan de una forma automática, sin intervención humana, a través de unos
equipos llamados transelevadores.
Un transelevador es un equipo de manutención caracterizado por que
realiza simultáneamente movimientos de translación y elevación para situarse
a la altura del alvéolo desde el cual tiene que efectuar la operación de apilado
o recuperación del pallet almacenado.
Los transelevadores operan de acuerdo con las órdenes recibidas a través
de un procesador central especialmente programado para optimizar todos los
procesos de movimiento físico dentro del almacén, estando a su vez
conectado con el “host” de la empresa desde donde se reciben las órdenes
para procesar las diferentes transacciones del almacén.
El sistema trabaja con la filosofía de “posicionamiento aleatorio”,
distribuyendo la carga dentro de las estanterías, de acuerdo con un mapa de
almacén, de tal manera que transmite las órdenes a los transelevadores
mediante un sistema de coordenadas para indicarle la posición en la cual se
tiene que situar; a su vez, el transelevador permite que la operación se
controle mediante un sistema de reconocimiento a través de rayos infrarrojos
o técnicas similares.
El número de transelevadores a emplear dependerá de las características
del almacén (cantidad y frecuencia de operaciones), así como de los tiempos
de respuesta de la instalación (tiempo de ciclo requerido).
Cuando se diseñan instalaciones con transelevadores para atender a más
de un pasillo, los cambios del lineal se efectúan con ayuda de las unidades
denominadas “transfer” o bien mediante un sistema de “cambio de agujas”,
según el tipo de equipo empleado. En todo caso, hay que tener en cuenta que
estos ingenios son elementos muy costosos que hay que escatimar dentro de
la garantía del servicio requerido.
La justificación de este tipo de instalaciones, se basa fundamentalmente
en la posibilidad de conseguir una máxima utilización del cubicaje
disponible, ya que el suelo es caro y, en consecuencia, para que la instalación
sea rentable, es necesario que el coste fijo de pallet almacenado sea inferior a
cualquier otro sistema posible de almacenamiento. Téngase en cuenta que, si
bien la instalación física es muy costosa debido a la alta tecnología empleada,
supone una drástica reducción de mano de obra, siendo frecuente encontrar
almacenes que se manipulan en su totalidad por equipos de 3 o 4 personas.
Entre las principales ventajas operativas merece destacar las siguientes:
1.º Ahorro de espacio.
Conviene señalar que, debido a la escasa anchura que requieren los
pasillos, estas instalaciones llevan consigo un ahorro de más de la
mitad del espacio requerido por otro tipo de instalaciones
convencionales.
2.º Ahorro de tiempo.
Debido a la alta velocidad de los transelevadores de hasta 150
m/minuto en desplazamiento horizontal y 40 m/minuto en
desplazamiento vertical, es posible obtener ciclos de alimentación y
extracción muy pequeños, permitiendo muchos movimientos diarios
simultáneos en difrerentes turnos de trabajo.
3.º Gestión automática de almacenes.
El almacén se transforma en una especie de “caja negra”, movido
directamente desde la consola de un computador, el cual puede dar
en todo momento cuenta y razón de los diferentes movimientos
realizados en un período de tiempo, situación de existencias, costes
operativos, etc., de una forma muy similar a la que un banco da de
sus extractos de c/c. Téngase en cuenta que el operario no va
montado en el transelevador, dándose las órdenes a través de la
consola del computador, lo que hace que todas las entradas y salidas
se realicen de forma automática.
El personal adquiere una alta calificación, deja de ser “hombre de
mono” para convertirse en “operario de bata blanca”, a excepción,
claro está, del personal de carga y descarga de vehículos.
4.º Fiabilidad y versatilidad.
Un almacén robotizado puede almacenar cualquier tipo de
mercancías, siempre que se ajuste a unas características estándar
muy rigurosas de paletización.
FIGURA 26
ALMACÉN ROBOTIZADO (SILO)
FIGURA 27
ALMACENAMIENTO DE PRODUCTOS
Capítulo 4
Estructura y capacidad de almacenaje
OBJETIVO
Poder evaluar la cantidad de productos máxima que se puede
albergar en un almacén y su grado de ocupación.
1. Áreas funcionales y operativas
Áreas funcionales
El concepto de lay-out alude a la disposición física de las diferentes
áreas de trabajo dentro de un almacén, así como a la de los elementos
constitutivos insertos en los mismos. Constituye, sin duda alguna, la parte
técnica más delicada en el diseño de un almacén, ya que el lay-out condiciona
de forma permanente el funcionamiento del mismo.
En este capítulo vamos a referirnos fundamentalmente a las
características de las diferentes áreas que componen un almacén, así como su
interrelación, eludiendo en lo posible entrar en excesivos detalles técnicos
relacionados con su diseño.
En primer lugar, en todo almacén hemos de distinguir necesariamente las
siguientes áreas de trabajo:
– Áreas de almacenaje.
– Áreas de manipulación del producto.
– Áreas de carga y descarga de vehículos.
– Áreas de servicios internos.
– Áreas de servicios externos.
Hemos de tener en cuenta que cada una de las referidas áreas tiene un
carácter específico, estando a su vez condicionadas por una serie de
limitaciones constructivas tales como vías de acceso, altura a cerchas de la
nave, vigas, etc., así como por condicionantes ambientales tales como
refrigeración, cámaras isotérmicas o bien por normas de seguridad e higiene
en el trabajo, regulación contra incendios, todo ello dependiendo de la
naturaleza de los productos a manipular y de las reglamentaciones
municipales correspondientes.
A continuación indicamos las características más relevantes de cada una
de ellas.
Área de almacenaje
Este área representa el espacio físico ocupado por las mercancías
almacenadas en el caso de almacenamiento en bloque, o bien por la
infraestructura de estanterías o cualquier otro medio de almacenamiento
empleado.
En general, los metros cuadrados y cúbicos ocupados por este área
dependerán de factores tales como:
Áreas de servicio
Hemos de distinguir entre servicios internos tales como oficinas del
almacén, archivo, zona para cargas de baterías, botiquín, etc., de los llamados
servicios externos como equipos de fuel-oil, parking de vehículos, puesto de
vigilancia, etc.
Una vez conocidos los diferentes elementos que intervienen en cada una
de las áreas de un almacén, pasaremos a un estudio de la interrelación que
existe entre cada uno de ellos mediante el análisis del flujo de materiales.
La organización del trabajo en los almacenes responde al concepto de
líneas de flujo, movido a través de un sistema de información, en donde la
producción sigue un “proceso secuencial” a través de las diferentes áreas de
trabajo donde se efectúan distintas tareas hasta terminar el proceso, tal y
como se pone de manifiesto en la figura 29.
FIGURA 29
PROCESO DE SALIDA
2. El concepto de capacidad de almacenaje
Entendemos por capacidad de almacenaje el número máximo de
“unidades de contención” (huecos de almacenamiento) que un almacén puede
albergar dentro de las instalaciones establecidas en el mismo.
Cada sector empresarial tiene unas unidades tipificadas de medida a
estos efectos, que obviamente están dictaminadas por la naturaleza de los
productos albergados; por ejemplo, en el sector de almacenistas de hierro se
hablaría de Tm., mientras que en otros sectores se medirá en términos de
pallets, m3 o unidades físicas, dependiendo del producto o “unidad de
contención” que se utilice para ubicar el producto.
A efectos terminológicos, vamos a denominar “pallet” o paleta a todo
sistema de contención empleado para la manipulación y ubicación del
producto, aunque éste no sea específicamente la conocida base de madera, es
decir, por extensión incluiríamos cualquier otro medio de contención, como
jaulas, contenedores, bandejas, etc., siempre y cuando esté homologado
dentro de la empresa.
Evidentemente, la capacidad de un almacén dependerá
fundamentalmente de cinco factores:
A. CAPACIDAD NOMINAL
La capacidad nominal se refiere al número máximo de pallets o Tm., que
se pueden albergar dentro de un almacén con unas características
tecnológicas definidas, y cuyo cálculo se deriva directamente del contenido
del formulario de datos indicados en el punto anterior. Así tendríamos, por
ejemplo, la siguiente información resumida tomada del ejemplo anterior:
La relación m2/pallet se llama ratio ocupacional, y nos da una noción de
los m2 que utiliza cada pallet almacenado.
Se puede observar que el ratio ocupacional es menor en la medida en que
los almacenes están mas compactados y utilizan mayor altura disponible; así,
en el caso anterior vemos que el almacenamiento en bloque, pese a ser un
sistema muy compacto, su ratio ocupacional es muy elevado debido a que no
utiliza prácticamente ni la mitad de la altura disponible en la nave.
B. CAPACIDAD UTILIZADA
Llamaremos capacidad utilizada al promedio de “pallets” o Tm. que han
sido objeto de almacenamiento durante el año.
Para el cálculo de este dato no tenemos más remedio que recurrir al
stock promedio calculado a nivel ítem (tal y como se explica en el apartado
4.2 de la 2ª parte de esta publicación), y transformarlo en términos de Tm. o
pallets aplicando los factores de conversión apropiados.
La relación entre la capacidad utilizada y la capacidad disponible nos
dará el índice de ocupación correspondiente; así:
EJEMPLO DE SUBOCUPACIÓN
En este gráfico se observa que el máximo de las puntas de stocks están
siempre por debajo de la capacidad máxima, por lo que se puede hablar
realmente de subocupación, mientras que en el siguiente gráfico el máximo se
aproxima bastante a la capacidad máxima definida, por lo cual no cabe hablar
de subocupación.
Digamos que, en términos generales, es sano que un almacén tenga un
nivel de subocupación del 10 al 15% para absorber situaciones especiales de
exceso de stocks.
NO HAY SUBOCUPACIÓN
Capítulo 5
Procesos operativos
1. Conceptos previos.
2. Flujos de entrada de productos.
3. Flujos de salida de productos.
4. Burocracia de almacén y procesos documentales.
5. Los procesos de prefacturación y postfacturación.
6. El control de Inventarios.
OBJETIVO
Compenetrarse con el trámite de las diferentes operaciones que
se realizan dentro de un almacén.
1. Conceptos previos
Tenemos que definir claramente el concepto de transacción, ya que está
íntimamente vinculado con los procesos logísticas que se realizan dentro de
la empresa.
Entendemos por transacción toda orden documentada y autorizada en
virtud de la cual se produce un cambio en el nivel de inventario físico de
cualquiera de los puntos de stock existentes en la empresa (el stock aumenta
o disminuye); por ejemplo, la entrega de un producto a un cliente como
consecuencia de un pedido cursado y aceptado.
El documento en el cual se formaliza y autoriza la transacción lo
denominamos documento formal, por ejemplo pedidos aceptados de
clientes, órdenes de fabricación, órdenes de compra a proveedores, etc., con
independencia de que después se generen otros documentos intermedios para
procesar la operación, como por ejemplo albaranes, listas de picking, órdenes
de carga de camiones, etc.
En definitiva, el documento formal es aquel que autoriza la ejecución de
una determinada transacción y debe siempre estar firmado por un responsable
de la gestión de la empresa (comercial, responsable de compras, etc.), ya que
normalmente tiene trascendencia de tipo económico-financiero.
Por el contrario, aquellos documentos que se generan a posteriori, como
consecuencia de un documento formal y que son la base para efectuar un
determinado proceso u operación en almacén, los denominaremos
documentos fuente, que deben hacer referencia necesariamente a
documentos formales que los autorizaron.
Por último, cuando hay movimientos en almacén que no responden a una
transacción documental, los denominaremos “procesos logísticos auxiliares”,
por ejemplo el caso de reubicaciones de productos dentro de la misma área de
almacén.
Brevemente lo identificaremos así:
PROCESOS DE ENTRADA
PROCESOS DE ENTRADA
Obsérvese que la edición de la nota de entrada (albarán), que figura en el
diagrama de flujo, suele ser un proceso manual en donde se deja constancia
del material recibido y aceptado y en base al cual se va a ubicar el producto
en el “hueco” disponible correspondiente. Se trata pues claramente de un
documento fuente, en base al cual se actualizarán los registros de stocks de la
base de datos para poder procesar posteriormente los procesos de salida.
Los productos rechazados por falta de calidad o cualquier otra
circunstancia darían lugar a un proceso de devolución al proveedor o fábrica.
Por último, señalar que los procesos de entrada deben tener prioridad
absoluta con relación a cualquier otro proceso de almacén, ya que de lo
contrario los productos recibidos no estarían disponibles para su venta.
PROCESOS DE SALIDA
PROCESOS DE SALIDA
Albaranes
Los albaranes por antonomasia son los documentos más representativos
de la actividad de un almacén, sirviendo para acreditar la recepción o entrega
de alguna mercancía en el mismo, de tal manera que a veces se les denomina
también “notas de entrada” o “notas de entrega.
La emisión de los albaranes de entrada es preceptiva en el almacén
receptor siempre que se reciban mercancías desde el exterior, y sirven para
constatar los diferentes productos recibidos de algún remitente (proveedores,
fábrica propia, otro almacén de la empresa, etc.), por lo tanto su
formalización se efectuará emitiendo un albarán por cada envío recibido, no
siendo conveniente agrupar diferentes envíos en un solo documento.
Por razones de control interno, rechazamos la práctica habitual de
sustituir este documento por el albarán de entrega del proveedor o remitente
que acompaña a la mercancía debidamente cotejado y punteado en el
momento de descargar la mercancía en nuestro muelle, ya que no es este el
momento oportuno de hacerlo (debido a la premura de la descarga del
vehículo), ni se debe aceptar de antemano la descripción que pone el
remitente en su albarán, pues está harto demostrado que esto es siempre una
fuente de errores.
En el referido documento se indicará claramente la descripción de los
productos recibidos según la terminología oficial de la empresa (no la que
indique el suministrador), así como su código interno y en su caso el número
de ubicación donde hay que situar el producto dentro del área de almacenaje.
La cantidad recibida de cada producto debe de responder a un recuento
físico real del producto en los muelles de recepción y no a un punteo del
albarán de envío del remitente, como se suele hacer en muchos casos por
razones de urgencias o economía de esfuerzos. La razón es obvia sólo este
procedimiento garantiza plenamente la posibilidad de constatar alguna
diferencia o error entre la cantidad pedida y la cantidad recibida, cuando
posteriormente se compara con el documento formal que provocó la entrega
(pedido al proveedor, orden de entrega, etc.); de lo contrario, es fácil que se
filtren diferencias difíciles de localizar a posteriori.
Cuando la aceptación del producto está sometida a algún control de
calidad previo, como ocurre con los materiales recibidos en los almacenes de
fábrica, es preceptivo indicar la cantidad aceptada y la cantidad rechazada
haciendo alusión al informe técnico que motivó tal rechazo y que dará lugar a
un proceso de devolución al suministrador.
El albarán de entrada tiene por lo tanto una doble misión:
Junto con los albaranes de entrada se suelen emitir también las “etiquetas
identificativas” de los productos para visualizar claramente el artículo, así
como el código interno asignado o código de barras en su caso.
Estas etiquetas suelen advertir de una serie de limitaciones en su
manipulación, tales como fragilidad, peligrosidad, peso, posición del
producto, etc.
a) Datos de referencia:
– Número de albarán.
– Señas del destinatario de la mercancía.
– Referencia del documento formal que originó la entrega
(número de pedido, orden de traspaso, etc.).
– Código de la transacción correspondiente; por ejemplo, venta a
crédito a terceros o suministro en consignación, etc.
b) Datos relativos a los productos enviados:
– Código del producto.
– Cantidad entregada.
– Cantidad pendiente de entrega.
c) Datos de expedición:
– Medio de transporte.
– Transportista.
– Fecha de expedición.
– Observaciones con relación a la entrega del producto (tales
como aviso previo o sólo por las mañanas, etc.).
– Cantidad de bultos, peso o volumen en su caso.
d) Datos de control:
– Firmas de control y recepción de mercancías.
En general, estos documentos se suelen emitir con tres copias: una para
el destinatario de la mercancía a la cual acompaña, otra que se queda el
almacén como justificante de la entrega y otra que se solicita al cliente para
que la devuelva debidamente firmada cuando recibe la mercancía.
En general, los albaranes, tanto de entrada como de salida, no tienen ni
precios de los productos ni descuentos o cualquier otra concesión comercial,
ya que se considera que estos datos son reservados en la relación contractual
con el cliente y no se les debe dar publicidad fuera de los departamentos
comerciales o administrativos.
Por último, señalar que, aunque estos documentos no tienen validez
fiscal, sí lo tienen legalmente a efectos probatorios, por lo que conviene
guardarlos el periodo de tiempo que marque la ley.
Hojas de ruta
La expedición de los productos se organiza normalmente por rutas de
reparto que se asignan a los correspondientes transportistas.
La hoja de ruta, por lo tanto, es también un documento auxiliar que se
emite normalmente de forma automática en el propio departamento de
expediciones, indicando los diferentes destinos que tiene que atender cada
transportista en su ruta asignada, así como el orden de entrega de la
mercancía a los diferentes destinatarios de la misma.
En cada entrega se especifica el albarán o albaranes que tiene que
entregar, junto con algunas observaciones especiales, tales como avisar antes
por teléfono o similar, así como la totalidad de bultos a descargar del
vehículo para facilitar el control de la descarga de camiones.
La hoja de ruta facilita también la carga de vehículos en los diferentes
muelles del almacén, ya que la mercancía debe cargarse en orden inverso a la
distribución (lo primero que sale es lo último que se carga).
PRE-ACTUALIZACIÓN
POST-ACTUALIZACIÓN
5. El control de inventarios
Uno de los principios básicos del control interno de almacenes se basa en
garantizar la exactitud entre las existencias físicas de productos almacenados
y los registros correspondientes de los mismos en el sistema informático o
administrativo correspondiente.
No olvidemos que el jefe de almacén conceptualmente es el “custodio de
la mercancía” y, en consecuencia, debe garantizar la integridad, seguridad y
correcta disposición de los productos almacenados bajo su responsabilidad.
Para garantizar lo anteriormente expuesto, el control interno de
almacenes se apoya en dos conceptos básicos:
Recuentos periódicos
Supone un recuento completo de todos los artículos realizados
habitualmente una o dos veces al año, normalmente coincidiendo con las
fechas del balance o bien aprovechando los momentos de menor actividad del
almacén o aquellos en los cuales el nivel de los stocks es el más bajo del año.
Las críticas más importantes a este sistema se basan en lo siguiente:
Recuentos cíclicos
Este procedimiento supone un recuento diario selectivo de un
determinado grupo de productos, que previamente se han seleccionados
normalmente con ayuda de un computador; por ejemplo, podemos establecer
un plan para que los artículos A se recuentes una vez por mes, mientras que
los artículos B o C se recontarían solamente una o dos veces al año. Otro
criterio de interés podría ser, por ejemplo, en función del valor de los
artículos o bien de su criticidad cuando se trata de materiales para fabricación
(riesgo de paro en cadenas de producción).
En definitiva, los criterios de selección pueden ser los siguientes:
1. Introducción.
2. Naturaleza de los costes de almacenaje y manipulación.
3. Coste unitario de almacenamiento.
4. Cálculo del coste de almacenamiento por producto.
5. Costes de posesión de los productos.
6. Costes de manipulación
OBJETIVO
Poder calcular los costes de almacenamiento y posesión por
unidad de producto almacenado, así como los costes de
manipulación de los diferentes procesos.
1. Introducción
La excelencia logística de un almacén no sólo hemos de juzgarla desde
un punto de vista de los rendimientos o tiempos de respuesta de los diferentes
procesos operativos que en él se generan, sino que debemos conocer el coste
de los recursos utilizados para conseguir los objetivos propuestos
(economicidad de los procesos logísticos de almacén), para así poder
establecer políticas de mejora y priorizar inversiones.
En consecuencia, hemos de distinguir entre:
Conceptos básicos
Antes de hablar de los procedimientos y pasos a seguir para establecer un
sistema de control de costes en el almacén, conviene recordar algunos
conceptos básicos que serán de suma utilidad, sobre todo para las personas no
introducidas en la teoría general de costes.
Centro de costes
Denominamos centro de coste al conjunto de personas y/o máquinas que
realizan operaciones similares y repetitivas dentro de un área de almacenaje,
tales como picking de productos, preparación de pedidos, carga y descarga de
vehículos, etc.
El centro de costes no implica siempre la utilización de un espacio
reservado (puede ser virtual) como en el caso de picking o recogida de
productos, si bien implica siempre el empleo de unos recursos materiales y/o
recursos humanos.
El hecho de que una persona pueda realizar tareas específicas en el
almacén en diferentes centros de costes tampoco invalida el concepto.
Su definición y delimitación es un tanto convencional en función de las
características del almacén.
Operación
Operaciones son aquellas tareas concretas que se realizan dentro de un
centro de coste, bien sean de carácter manual o mecánico; por ejemplo,
retractilado de pallets, empaquetado, etiquetado, etc. Las operaciones deben
estar debidamente definidas e identificadas.
Proceso
Un “proceso” es un conjunto de operaciones realizadas secuencialmente
dentro de un centro de coste, o a través de diferentes centros de costes, y que
tiene como objetivo final el cubrir una determinada actividad del almacén,
tales como:
• Recepcionar mercancías.
• Almacenar productos.
• Preparar expediciones, etc.
EJEMPLO ANEXO
GRÁFICO RECORRIDO TIPO BEDAUX
• Operaciones manuales (o mecánicas).
• Operaciones automáticas.
• Operaciones mentales o burocráticas.
• Almacenamiento o archivo.
• Transporte físico del producto.
• Demoras o esperas obligatorias en el proceso.
a) Costes Fijos.
b) Costes Variables.
c) Costes Directos
d) Costes Indirectos.
Ejemplo:
Llamando:
6. Costes de manipulación
Algunos almacenes, sobre todo en los llamados operadores logísticos,
tieneninterés especial en distinguir los diferentes costes de manipulación de
sus productos dentro del almacén, debido sobre todo a la necesidad que
tienen de facturar a sus clientes distinguiendo entre el coste de manipulación
en entrada y el coste de selección y preparación de pedidos.
Esta necesidad nos lleva inexorablemente a la problemática de cómo
calcular el coste de los diferentes procesos operativos, lo que a su vez nos
permitirá enjuiciar cuestiones relacionadas con la productividad y mejora de
procesos.
Conviene resaltar las ventajas que supone utilizar un sistema de costes
standard calculado para cada una de las diferentes operaciones realizadas, tal
y como exponemos en el capítulo 2 de la parte II de este libro, cuando
hablamos del cálculo de los tiempos estándar de ejecución (punto b).
En teoría existen diferentes sistemas más o menos sofisticados para
calcular el coste aproximado de los diferentes procesos de almacén; no
obstante, conviene recordar que todo sistema de costes está basado en un
“criterio aceptable” de imputación de gastos y cuotas indirectas a cada uno de
los llamados “portadores de costes”. A efectos prácticos, vamos a aplicar un
sistema muy simple basado en un escandallo, siguiendo más o menos las
pautas que se proponen en el siguiente ejercicio, que razonamos a efectos
puramente didácticos.
Supongamos que un almacén presenta el siguiente presupuesto anual de
gastos operativos del mismo:
PRESUPUESTO DE GASTOS
El criterio de distribución de gastos de personal se va a realizar de
acuerdo con el tiempo estimado que cada persona dedica a las actividades
señaladas, y los otros aspectos de costes se imputarán de acuerdo con otros
criterios aceptables para la empresa, tal y como se indica en el cuadro
siguiente:
OBJETIVO
Enseñar dónde y cómo ubicar los productos dentro de las áreas
de almacenaje, de tal manera que consigamos la máxima
rapidez y eficiencia en los procesos de recogida de productos,
a la vez que conseguimos la mejor utilización de la capacidad
disponible.
1. Conceptos generales de organización
Si hacemos una reflexión sobre el coste incurrido en cada una de las
actividades logísticas de una empresa, y lo comparamos con el valor añadido
desde el punto de vista del cliente, vemos claramente que a excepción de las
actividades de producción y embalaje que añaden un alto valor al producto
desde el punto de vista comercial, la mayor parte de las actividades y muy
concretamente las relacionadas con el almacenaje y distribución física, son
prácticamente opacas para el cliente; sin embargo, todo esfuerzo realizado en
conseguir una mejora en los métodos de trabajo y productividad tiene una
repercusión importante en los costes logísticos de distribución a la vez que
mejoran de una forma ostensible el servicio al cliente (tiempo de respuesta).
FIGURA 36
CADENA DE VALOR AÑADIDO
FIGURA 37
SISTEMA DE CODIFICACIÓN DE UBICACIONES
FIGURA 38
SISTEMA DE CODIFICACIÓN DE UBICACIONES
Pasillo 01,02,03,….
Profundidad 1,2,3,4,……
Nivel 1,2,3,….
A. Zona almacén.
B. Estantería o pasillo.
C. Profundidad.
D. Nivel o altura del estante.
Ventajas e inconvenientes
En los sistemas de posición fija, cabe destacar las siguientes ventajas:
FIGURA 39
ORGANIZACIÓN FÍSICA DEL ALMACÉN
FIGURA 40
FRECUENCIA DE MOVIMIENTOS (análisis ABC)
CALCULAR
Análisis A, B, C, según criterio de “popularidad”.
Índice de rotación de los productos A.
1. Conceptos previos.
2. Análisis de procesos y ciclos operativos.
3. El diagrama de procesos.
4. Distribución en planta del flujo de materiales.
5. Cálculo de medios requeridos.
6. Cálculo de estándares de ejecución.
OBJETIVO
Análisis metodológico de los procesos operativos del almacén
para poder evaluar los recursos humanos y tecnológicos
necesarios para realizar las diferentes operaciones dentro de un
programa de actividad determinado.
Determinar los tiempos previstos para la ejecución de cada
proceso así como su rendimiento a posteriori.
1. Conceptos previos
Denominamos procesos operativos al conjunto de operaciones y tareas
que hay que realizar en un determinado almacén para atender a los flujos de
entrada y salida de materiales y mercancías, de acuerdo con unos objetivos de
servicio establecidos en el mismo.
Los procesos se dividen además en fase o sub-procesos; así, por ejemplo,
en todo proceso de salidas de mercancías cabe distinguir básicamente tres
fases o sub-procesos, tal y como señalamos a continuación:
PROCESO DE SALIDAS
3. El diagrama de procesos
En el párrafo anterior hemos definido el concepto de proceso operativo
como un conjunto de operaciones dentro de un subsistema con una finalidad
determinada, dentro de los objetivos generales del sistema al que pertenece.
Conviene matizar que los procesos operativos logísticos conllevan
siempre un movimiento físico de productos para diferenciarlos de los
procesos operativos de información que por su naturaleza elaboran y
transportan información.
La expresión gráfica de los procesos operativos, tanto a efectos de
análisis como de diagnóstico, se debe realizar utilizando unas técnicas
específicas, ya consagradas en el campo del análisis y mejora de sistemas,
ingeniería, sistemas de información, logística, etc.
El diagramado o expresión simbólica de los procesos tiene pues una
doble misión:
• Simplificar el proceso.
• Reducir transportes internos y tiempo de espera en lo posible (costes
que no añaden valor al cliente).
• Evaluar los recursos necesarios (hombre y máquina).
• Facilitar el cálculo correcto del tiempo invertido en los procesos, que
podrá traducirse fácilmente en términos de coste de los mismos.
Ejemplo:
PROCESO DE RECORRIDO
En el ejemplo anterior observamos que el proceso sugiere automatizar
algunas operaciones manuales relacionadas con el acondicionamiento del
producto, así como reducir los transportes y tiempos de espera.
DISEÑO EN FORMA DE U
DISEÑO EN FORMA DE I
R = Recursos necesarios,
F = Flujo de productos (pallets, bultos, cajas, etc.),
Tc = Tiempo precalculado para cada ciclo,
Td = Tiempo disponible para efectuar el proceso según la programación
efectuada:
R = (F × Tc) / Td
PROCESO DE ENTRADAS
Ciclo de ubicación en pallets en almacén
6. Cálculo de estándares de ejecución
En el ejemplo anterior de cálculo de tiempos de ciclo hemos definido los
tiempos de cada operación en términos de segundos, así como el tiempo total
del ciclo evaluado en el ejemplo en 3,9 minutos.
ESTÁNDARES DE EJECUCIÓN
En todo caso, la homologación de estos estándares se puede realizar
midiendo a posteriori el grado de eficiencia conseguido, que nos da una idea
del grado de cumplimiento por parte de los operarios de los estándares
indicados.
OBJETIVO
Compenetrar al lector con las diferentes técnicas existentes
para el tratamiento de pedidos en el almacén, así como su
importancia desde el punto de vista de costes, eficiencia y
servicio al cliente.
1. El concepto de picking en almacén
Entendemos por “picking”, palabra inglesa habitualmente empleada en
los almacenes y que etimológicamente significa coger, el hecho físico de ir a
una estantería o zona concreta dentro del área de almacenaje para recoger lar
mercancías requeridas por un determinado pedido.
Cualquiera otra operación de recogida de productos que no obedezca al
concepto anterior, tales como; movimientos internos por reorganizaciones de
almacén, destrucción de productos obsoletos, traspaso de mercancías de un
almacén a otro de la misma empresa (reposiciones), etc., por definición la
vamos a considerar fuera de este concepto.
El picking constituye en sí mismo un ciclo completo dentro del proceso
de tratamiento de pedidos, tal y como hemos explicado en el capítulo 5 de la
primera parte cuando hablamos de los procesos operativos.
Para comprender la importancia de este ciclo hay que tener en cuenta que
el coste de manipulación de productos en un almacén crece de forma
desorbitada en el momento en que hay que atender a operaciones de
preparación de pedidos. Merece la pena hacernos la siguiente reflexión
comparativa:
En un proceso de entradas (por ejemplo, los productos cuya unidad de
carga vengan paletizados a razón de 100 paquetes por pallet), el coste del
proceso por paquete desde que se carga el pallet en el muelle hasta que se
sitúa en la zona de estanterías, sería de una centésima parte del coste total del
referido proceso. Sin embargo, cuando se manipulan procesos de pedidos de
clientes, el coste de todas las operaciones, desde que se acepta el pedido por
comercial hasta que se prepara el paquete para su expedición, habría que
imputarlo a la cantidad de productos solicitada.
Estudios realizados al respecto han calculado que, en términos de
promedio, el coste de estas manipulaciones representan en torno a un 65% del
coste de las operaciones de un almacén, por lo cual es perfectamente posible
obtener grandes ahorros en los costes de manipulación de un almacén
simplemente racionalizando los ciclos operativos correspondientes a un
proceso de pedidos.
Naturalmente, aquí nos referimos siempre por su importancia a los
llamados almacenes comerciales de distribución.
2. Potencial de mejora
Si analizamos un proceso de picking, inexorablemente nos encontramos
con los siguientes pasos que tiene que realizar el operario del almacén:
FIGURA 44
EL PICKING DE PEDIDOS
PICKING DISCRECIONAL
Entendemos por picking discrecional o inmediato aquel que se realiza de
forma digamos inmediata en el momento en que se confirma un pedido. Este
es el caso típico de los almacenes que realizan operaciones de venta al detall,
con cobro al contado de la mercancía.
Se caracterizan por que el picking de los productos se realizan “pedido a
pedido” y de una forma inmediata en el momento en que se solicita la
mercancía.
El producto se entrega al cliente previa confección y pago de la factura,
siendo habitual que el propio cliente retire el producto adquirido en el
almacén.
Normalmente se trabaja con los sistemas denominados de
postfacturación (una copia del pedido servirá para retirar la mercancía,
mientras que con la otra se confecciona simultáneamente la factura y se
procede a la actualización de los stocks a posteriori.
Cabe mencionar que éstos son los sistemas más elementales y que menos
productividad permiten conseguir, si bien en algunas organizaciones más
complejas, como ocurre en el sector de ferretería, los productos están
identificados con un código de barras que el operario lee en el momento de
retirar la mercancía de las estanterías mediante unos lectores ópticos
portátiles (pistolas lasser), en los cuales se indica la cantidad retirada de cada
producto, lo que permite, además de evitar errores, una facturación rápida del
pedido gestionado con la correspondiente actualización de los stocks.
Por último, merece la pena mencionar que en los almacenes industriales
de fábrica existe también una especie de picking de productos, no para
atender a los clientes, sino para atender a las necesidades de fabricación, con
algunas características diferenciadas de los almacenes comerciales, ya que
responden a una orden de fabricación y no a un pedido de cliente.
En algunos casos, en los cuales se da la circunstancia de que el coste de
algunos productos auxiliares, tales como tornillería, arandelas, pegamentos,
etc., es muy barato en comparación con el coste burocrático del picking, se
suele arbitrar el procedimiento denominado “open store” (almacenes
abiertos), que consiste básicamente en que no hay control de su utilización,
de tal manera que los encargados de planta abastecen de los mismos a la
cadena de producción de una forma discrecional, cuando se necesita el
producto, retirándolos personalmente desde la propia estantería para
entregarlos directamente a las líneas de producción.
El coste de estos materiales se imputa a los procesos de fabricación por
el sistema de “diferencias de inventario”.
PICKING PROGRAMADO
Este es el caso más habitual en que el picking del producto se hace
periódicamente según un programa establecido (diario, dos veces al día, etc.),
una vez confirmado el pedido por comercial.
Se aplica tanto a procesos de postfacturación como a procesos de
prefacturación y responde normalmente a operaciones de venta a clientes con
pago diferido.
El proceso se inicia en el almacén en el momento en que se recibe el
albarán u orden de entrega de materiales vía comercial o a través de sistemas
informáticos.
Téngase presente que antes de que se envíe la orden de salida al almacén
en forma de albarán, es preceptivo pasar una serie de trámites, tales como:
FIGURA 45
MÉTODOS DE PICKING
ESTACIONES DE PICKING
Bajo este concepto se engloban diferentes técnicas, basadas en el
principio de que las mercancías se sitúan automáticamente en un punto
determinado (estación de picking), desde donde se efectúa directamente la
recogida del producto de acuerdo con una información previa que dispone el
operario.
Obsérvese que aquí la mercancía viaja hacia el hombre mediante un
proceso mecánico, en lugar de desplazarse el operario al lugar de
almacenamiento del producto, lo que representa una mayor rapidez y
productividad del proceso global, al evitar así múltiples desplazamientos de
las personas dentro de la nave.
Como técnica más representativa de este sistema tenemos los
denominados “carruseles”, bien sean de carácter horizontal o vertical (tipo
noria).
Los carruseles son en definitiva sistemas de almacenajes costosos, por lo
cual su utilización sólo estará justificada cuando representan un ahorro
sustancial de mano de obra de picking.
Los carruseles horizontales, por su diseño, son muy apropiados para
productos de tamaño medio, por lo cual son frecuentemente empleados en la
industria textil y del calzado, mientras que los carruseles verticales, al estar
protegidos por estructuras cerradas, lo que representa limpieza y seguridad, y
al estar a su vez divididos en anaqueles pequeños, son idóneos para pequeñas
piezas sueltas tales como diodos, transistores, etc.
Normalmente, los movimientos de translación al punto de picking se
efectúan de forma automática siguiendo las órdenes de un computador de
consola (interfase) que selecciona la secuencia de picking de la forma más
eficiente teniendo en cuenta la organización física de los productos dentro del
carrusel.
Mientras que los carruseles horizontales son mucho más caros por metro
cúbico que los sistemas convencionales estáticos o dinámicos, su coste
cuando los comparamos con los carruseles verticales puede ser tres veces
menor por metro cúbico.
El rendimiento del sistema es bueno, pero hay que tener en cuenta que
como todo proceso mecánico, su capacidad (output por hora), está limitada y
sometida a los paros consiguientes por averías, mantenimiento, etc., no
pudiéndose simultanear los procesos de picking con los de
reaprovisionamiento del sistema.
A título de anécdota cabe mencionar que estas instalaciones en vertical,
en la jerga de almacenes es conocida en España con el nombre de “Pater-
noster”, posiblemente como extrapolación fonética de la palabra inglesa
“Further mouster”, que es como se las designan vulgarmente en EE.UU.
a) Procesos de entrada:
1. Los pallets se identifican a efectos de almacenaje en la terminal
de un computador.
2. El sistema selecciona la carretilla más idónea, visualizando el
punto de recogida y el número del pallet.
3. La carretilla recoge el pallet en el punto de recogida,
confirmando a su vez el conductor la operación en el teclado del
equipo instalado en la misma.
4. Aparece en la pantalla el número de ubicación apropiado para
que la carretilla deposite allí el pallet.
5. El conductor confirma en su terminal la operación
correspondiente.
6. En la base se datos se actualiza inmediatamente la operación
con el cálculo del saldo correspondiente.
FIGURA 47
PROCESO DE ENTRADAS
b) Proceso de salidas:
1. Se activa el lote de albaranes que hay que enviar.
2. El sistema selecciona un pallet para el output del almacén de
acuerdo con el sistema fifo.
3. En la terminal de la carretilla se visualiza el número de
ubicación en donde está almacenado el pallet.
4. La carretilla selecciona el pallet correspondiente.
5. El conductor confirma la recogida, apareciendo entonces en el
display de la terminal el punto de destino.
6. El pallet se deposita en el lugar de destino.
7. El conductor confirma el depósito efectuado en la terminal de la
carretilla.
8. Se actualiza inmediatamente el stock disponible con su saldo
correspondiente.
FIGURA 48
PROCESO DE SALIDA (RADIO CONTROL)
Con lo cual los pedidos recibidos el día anterior saldrían al día siguiente
por la tarde.
Con tal motivo, se pretende organizar unos lineales de picking a bajo
nivel con los productos de mayor movimiento al día para acelerar la recogida
del producto.
a) Sistema actual:
Basado en “picking por pedido” a alto nivel con máquinas
recogepedidos.
120 paquetes/h. hombre = 0,5 minutos por paquete.
Tiempo disponible = 2h = 120 minutos.
Flujo productos = 1440 pq/día.
1. Introducción.
2. Evaluación del nivel de stock operativo.
3. Número de huecos o estantes requeridos.
4. Cálculo de m2 de almacenamiento necesarios.
OBJETIVO
Transformar un plan de producción o venta en términos de
huecos requeridos en el almacén, así como el espacio y
recursos necesarios para su operatividad.
1. Introducción
La capacidad requerida nos da una noción aproximada de la cantidad de
huecos o unidades de almacenamiento que necesitamos en un almacén de
acuerdo con su histórico de ventas y política de aprovisionamiento
establecida.
Se basa en el concepto de stock operativo del almacén, que representa el
número de “unidades físicas de almacenamiento” que necesitaría albergar
dentro de sus instalaciones, debidamente transformadas en términos de
pallets u otro medio de contención.
El cálculo de la capacidad requerida en un almacén es algo que
frecuentemente se plantean en las empresas como consecuencia de diferentes
situaciones previsibles, tales como:
FIGURA 49
EVOLUCIÓN DE LOS STOCKS
Lógicamente, en el momento en que se hace un inventario el stock puede
estar situado en un punto poco representativo de su nivel medio, por lo cual
es necesario trabajar con el concepto de stock promedio anual.
Este dato no siempre se tiene disponible en los registros informáticos
existentes, por lo que será necesario sustituirlo por otro concepto
convencionalmente aceptable, como es el concepto de Stock Promedio de
Lote o Stock Base, cuya interpretación y cálculo se exponen a continuación.
Para entender bien estos conceptos, hemos de tener en cuenta lo
siguiente:
Supongamos que recibimos al cabo del año un número de remesas fijas
en tiempo y cuantía de un determinado producto; por ejemplo, 100 unidades
cada mes, o sea 12 entregas anuales, en total 1.200 unidades al cabo del año.
Normalmente, durante el período que media entre dos recepciones
sucesivas de mercancías, disminuirán gradualmente los stocks como
resultado de la demanda en curso.
Por lo tanto, en teoría, en el caso ideal de que la demanda fuese constante
y proporcional al tiempo (siguiendo una línea recta) el stock se reduciría justo
a cero en el momento en que llegase la nueva remesa de lotes.
Esto está reflejado en el esquema siguiente, donde la demanda está
representada por una línea recta inclinada. En consecuencia, durante el
período de reposición, el stock promedio sería igual a la mitad de la remesa
de lotes (1/2 Q) y se le denomina stock promedio de lotes o (stock base).
STOCK BASE
Naturalmente, la realidad es muy diferente, ya que ni los periodos de
recepción ni los lotes de entrega recibidos son completamente fijos.
Por otro lado, la demanda tampoco es constante ni proporcional al
tiempo.
Entonces, ¿de qué nos sirve esta hipótesis? Pues muy sencillo: vamos a
actuar con el concepto de promedio, tanto para los lotes de entrega como
para la demanda prevista (previsión de ventas); y en esta circunstancia
diríamos que:
STOCK DE SEGURIDAD
Por lo tanto, el stock de seguridad se define en consecuencia como el
stock adicional necesario calculado para cubrir las fluctuaciones entre la
demanda esperada y la real durante el plazo de reposición del producto.
Como este tiempo también puede desviarse de su valor esperado, el stock
de seguridad debe cubrir también este tipo de desviación.
En definitiva, podemos decir de una forma más ortodoxa que el stock de
seguridad es un stock adicional que la empresa tiene que mantener para
garantizar una disponibilidad del producto en cierto porcentaje de casos
precalculados en términos de probabilidad; por ejemplo, el 95%.
Por lo tanto, el “stock promedio total” (stock operativo) sería igual al
“stock base” más el stock de seguridad calculado.
Aclaración:
– Code ítem: código del artículo o referencia comercial.
– Cantidad de entradas: cantidad de veces que el producto entró en el
almacén en el periodo considerado (se deben excluir las devoluciones
de ventas).
– Volumen de entradas: Cantidad de unidades que entraron en el
periodo considerado.
– Volumen de salidas: Cantidad de unidades que han salido en el
periodo considerado (ventas, transferencias, etc.).
– Stock de seguridad en días: Stock mínimo en términos de días de
consumo.
En su caso puede ser el stock de seguridad calculado científicamente
o una estimación del mismo.
Al stock operativo hay que sumarle un margen del 10-15% para atender
al llamado “stock administrativo” o diverso (obsoletos, pendientes de
devolución, etc.).
3. Número de huecos o estantes requeridos
Aquí el problema se plantea en los siguientes términos:
Una vez conocido el “stock promedio” que el almacén tiene que albergar
en sus instalaciones, se trata de saber ahora el número de huecos o unidades
de almacenamiento que el almacén necesita tener; en definitiva, la capacida
requerida del mismo.
En primer lugar, tenemos que tener en cuenta el sistema de organización
empleado para la ubicación de los productos; así, si empleamos un sistema de
posición fija, la previsión de espacios estará basada en unos stock máximo,
mientras que si utilizamos un sistema de posición aleatoria, la previsión
estará basada en un concepto de stock promedio.
En la práctica, en un sistema de posición fija, multiplicaremos por 2 el
stock operativo calculado, o sea:
MÓDULO BASE
O sea, 5 cm de separación de cada pallet con los largueros traseros de las
estanterías y 10 cms. de separación lateral, tal y como se puede observar en la
figura anterior, en la cual Ma significa la anchura del módulo y Ml la
longitud del mismo, siendo igualmente A y L el ancho y largo del pallet y h
la anchura del pasillo.
Obsérvese que el módulo base no implica que se apile un solo pallet por
alvéolo o estante, de hecho pueden ser 2 ó 3, nunca más de tres en la práctica.
También se puede observar que el pallet está colocado por el “lado
estrecho” del mismo, pues de lo contrario ocuparíamos un área mayor, como
puede comprobarse fácilmente aplicando la fórmula indicada en el gráfico
anterior.
Hay que tener en cuenta que el valor “h” de la anchura de los pasillos es
un dato constante que depende del tipo de elevadora que utilicemos; así por
ejemplo si empleamos una elevadora convencional para digamos 3 niveles de
estanterías, sabemos que tenemos que aplicar una anchura de pasillos de 3,5
m (ver punto 3.2 de la parte I).
Suponiendo que empleásemos un pallet de 1 × 1,20 m, apilado por el
lado estrecho, el área ocupada por el módulo base sería:
FIGURA 50
ANCHURA DE PASILLOS
Hipótesis de cálculo:
Luego B = 40 m
Hipótesis de cálculo:
– Nave de 480 m2 (40 x12).
– Altura a cercha = 5 m.
Teniendo en cuenta:
– Almacenamiento de productos terminados en palets de 1 × 1,20 ×
1,40.
– Construcción de la nave.
Resultado:
El área necesaria para almacenar 400 palets en una estructura que cumple
los condicionantes anteriores es de unos 675 m2, en la cual está incluido un
espacio de reserva del 40% para zonas operativas y otros tipos de
almacenamiento.
OBSERVACIONES
Estos datos tienen carácter puramente orientativo, ya que el cálculo
definitivo y el lay-out del propio almacén sólo se podrán realizar una vez que
se dispusiera de los planos correspondientes a la nave o proyecto
seleccionado.
Queremos hacer la observación de que una nave con altura superior a 11-
12 m permitiría la construcción de un almacén con pasillos estrechos y la
utilización de máquinas trilaterales, minimizando a su vez la cantidad de
terreno necesario.
Esta opción la desestimamos, ya que consideramos que es una inversión
muy costosa para un almacén de las características que necesita en la
actualidad Servicar.
Capítulo 5
Adquisición de un almacén
OBJETIVO
Dotar al lector de los conocimientos necesarios para decidir las
características básicas requeridas para la adquisición y diseño
de un nuevo almacén.
1. Planteamiento del problema
La adquisición de un nuevo almacén es un problema complejo en donde
intervienen diferentes variables y criterios a veces contrapuestos, tanto de
tipo económico como estratégico o de oportunidad empresarial, que nos
deben llevar a una decisión definitiva de lo que la empresa requiere.
Evidentemente, cualquier planteamiento serio sobre la adquisición de un
nuevo almacén pasa por el estudio de una serie de alternativas previas para
definir qué tipo de almacén es el que necesitamos de acuerdo con nuestras
necesidades actuales y proyecciones futuras.
Es en este punto donde debemos definir la capacidad requerida en
términos de pallets o unidades de manipulación en general, los m2 necesarios,
los niveles de ubicación de la mercancía y los medios de manutención
requeridos según diferentes tecnologías aplicables; todo ello relacionado con
el coste económico de la inversión en forma muy “orientativa”, para lo cual
podemos aplicar las diferentes fórmulas establecidas en el capítulo anterior.
Así por ejemplo, partiríamos de un cuadro de características básicas
requeridas similar al siguiente:
• Capacidad requerida 30.000 pallets
• Niveles de ubicación 4 niveles
• Altura a pie de cercha > de 7 m.
• Tipo almacén: convencional paletizado pallet 1 × 1,20
• Medios de manutención 3 elev-retract.
• Flujo de productos en forma de “I”
• Muelles de carga-descarga 2 descarga
3 carga
M2 requeridos 2.500 m2 más servicios
Una vez definido claramente lo que necesitamos, el segundo nivel de
decisión sería el de dónde “situar físicamente el almacén”, o sea, su ubicación
geográfica. Esta decisión depende del tipo de almacén de que se trate, o sea:
Si se trata de un “almacén central o regulador”, que tiene por objetivo el
abastecer a una serie de puntos periféricos fijos (almacenes regionales,
canales de venta o clientes), su localización geográfica hay que relacionarla
con aquel lugar que en conjunto “minimice” los costes de abastecimiento y
distribución a los puntos periféricos aludidos.
El planteamiento de este problema, debido a su importancia, lo tratamos
en el punto siguiente de una forma extensiva.
Si por el contrario se trata de un almacén regional o periférico, que
distribuye a una determinada zona comercial, o bien se trata de un almacén
único que normalmente abastece a una determinada zona de influencia, cual
es el caso habitual de las PYMES, su ubicación ideal sería aquel sitio que
estuviese lo más próximo posible al lugar de aprovisionamiento (fábrica o
taller), siempre teniendo en cuenta los polígonos industriales existentes,
comunicaciones por carretera, facilidades de ampliación, subvenciones
oficiales previsibles a inversiones y en general una serie de condicionantes
fácticos que cada empresa tiene dentro de su sector.
Por último, un nivel de decisión crítico en las empresas es el de “comprar
o alquilar”. La respuesta parece muy fácil: “Aquello que resulte mas barato”;
sin embargo, es una de los temas más difíciles de afrontar.
Teóricamente debemos referirnos al coste de almacenamiento más barato
por pallet o unidad de manipulación, pero aquí nos encontramos con un
terreno pantanoso, pues todo dependerá de los criterios de amortización que
apliquemos a las inversiones a realizar, revalorizaciones posibles de los
terrenos, criterios financieros de recuperación del capital invertido, etc.
Con frecuencia el empresario opta por la adquisición de un terreno para
construcción o bien una nave industrial susceptible de remodelación, todo
ello unido a factores de oportunidad, solvencia, imagen de empresa, etc.
2. Localización geográfica
Pocos conceptos han dado lugar tradicionalmente en logística a
planteamientos más sofisticados para tratar de encontrar soluciones que
optimicen la ubicación física de almacenes en función de los costes de
transportes, desde los modelos puramente matemáticos basados en
programación lineal, hasta los modelos de simulación más o menos
heurísticos, para encontrar una solución razonable al problema. Todos ellos
están basados fundamentalmente en planteamientos tendentes a encontrar una
localización física de los almacenes que minimice los costes de transporte en
su conjunto, teniendo en cuenta tanto los portes de entrada como de salida.
En general, los referidos modelos adolecen de un planteamiento realista,
ya que tratan de simplificar la complejidad de la vida empresarial,
contemplando el comportamiento de unos parámetros básicos tales como la
distancia a los puntos de destino y el coste del transporte aplicable, el cual se
considera normalmente proporcional a la distancia recorrida. En mi opinión
estos planteamientos tienen un gran valor orientativo, que pueden servir
como punto de partida para perfeccionar un estudio más detallado en el cual
se consideren otras variables y/o restricciones impuestas por la realidad
empresarial.
En general, los referidos modelos aumentan su utilidad en la medida en
que contemplamos zonas geográficas más amplias; por ejemplo, todo el
territorio nacional, con puntos de origen y destino fijos de la mercancía.
Conviene destacar que a la hora de fijar el punto definitivo de su
instalación, hay que tener en cuenta otros factores adicionales, tales como
zonas industriales existentes, medios de comunicación disponibles,
facilidades de mano de obra, beneficios fiscales de la inversión y coste de las
mismas, etc., así como razones de oportunidad de la inversión, como puede
ser la disposición previa de solares edificables, por lo cual en la práctica los
planteamientos son más complejos, todo ello sin olvidar que los costes y la
política de transporte pueden hacer variar substancialmente un planteamiento
inicialmente idóneo.
Entre los diferentes procedimientos de aproximación existentes,
destacamos por su simplicidad el denominado “método del centro de
gravedad”, que se basa en el principio de que:
“El coste del transporte es proporcional a la distancia recorrida así
como a la frecuencia y volumen de la carga transportada.”
Cada punto del mapa Di, queda definido por lo tanto con unas
coordenadas (Xi,Yi), a las cuales se les asigna un factor de ponderación Pi,
determinado por el valor de la demanda (Euros, Tm, M3, etc.), multiplicado
por la frecuencia de pedidos Fi, de tal manera que confeccionaríamos un
cuadro de la siguiente forma:
El centro de gravedad estará definido por las coordenadas Xo, Yo, cuyo
cálculo se efectuará de la siguiente forma:
Ejemplo:
Se trata de situar la localización física de un almacén central que,
recibiendo la totalidad de la producción desde la fábrica, efectúa su
distribución de pedidos a través de 5 almacenes regionales, situados en los
siguientes puntos geográficos, con un tráfico de Tm. al año estimado según se
indica en el cuadro siguiente:
Almacén regional Tm./año Frecuencia de envío*
– Avilés (Asturias) 6.750 Diaria
– Alcobendas (Madrid) 2.310 Diaria
– Valencia 1.500 Diaria
– Córdoba 1.440 Diaria
– Lérida 3.000 Diaria
Total año 15.000
* 240 envíos al año.
La fábrica ubicada en Gijón abastecería al almacén central semanalmente
de acuerdo con su plan de producción, que serían 15.000 Tm/año
SE PIDE:
Determinar la ubicación idónea del almacén, teniendo en cuenta el mapa
de coordenadas adjunto.
MAPA DE COORDENADAS
Localidad X Y
Avilés 3,8 9,8
Gijón (fábrica) 4,2 9,8
Alcobendas 6 6,3
Lérida 10 7,2
Valencia 9,1 4,5
Córdoba 4,9 3,1
SOLUCIÓN CASO ANTERIOR
a) De carácter general:
• Tipo de almacén requerido (almacén central regulador,
periférico, zonal, etc.).
• Familias de productos que tiene que albergar.
• Cantidad de productos para almacenar por familia.
• Medios de contención a emplear (pallets, cestas, jaulas, etc.).
• Características de los medios de contención (dimensiones, peso,
tolerancias, cantidad de paquetes que contiene, altura máxima,
etc.).
• Promedio de entrada y salida de materiales por día y semana, en
términos de unidades de manipulación (por ejemplo, 15 pallets
semanales de entradas y 350 paquetes diarios de salida).
• Técnicas de almacenaje a emplear, tales como estanterías fijas
paletizadas, almacenamiento compacto, en bloque, etc.
• Sistema de almacenaje (posición fija, aleatoria, mixta).
• Maquinaria de manutención prevista.
b) En cuanto al área de almacenaje propiamente dicho:
• Metros cuadrados requeridos.
• Técnicas de almacenaje prevista (por ejemplo, estanterías fijas).
• Niveles de ubicación utilizables (alturas).
• Cantidad de pallets almacenados por alvéolo o estantería.
• Sistema de ubicación empleado (fijo o aleatorio).
• Dimensiones de los pasillos o corredores requeridos.
• Máquinas de manutención empleada (tipo de elevadoras).
c) Área de manipulación de productos:
Este área representa el espacio reservado para la clasificación y
preparación de pedidos (una vez efectuada la fase de picking),
empaquetado, etiquetado, plastificación en su caso, así como la
necesidad de cualquiera de otros equipos adicionales tales como
control de pesaje, retractilado de pallets, etc.
Es importante pensar en el tipo de maquinaria auxiliar que hay que
disponer en esta zona del almacén a efectos de tomas de corriente,
iluminación, etc.
d) Áreas de carga y descarga de mercancías:
Estas áreas están íntimamente ligadas al diseño de los muelles que
constituyen uno de los elementos más esenciales para un buen
funcionamiento de la instalación.
Téngase en cuenta que los muelles con frecuencia representan uno
de los elementos limitativos de la capacidad operativa del almacén
(input/output de productos), por lo cual conviene diseñarlos con la
suficiente holgura y flexibilidad posible para evitar situaciones de
estrangulamiento en el proceso (colas).
Las características constructivas de los muelles dependerá del tipo
de vehículos a emplear; por ejemplo, no es lo mismo la utilización
de flota ligera (tipo furgoneta) de carga manual que la utilización de
vehículos de gran tonelaje tipo “traillers” con carga paletizada, en
cuyo caso sería conveniente la utilización de muelles basculantes
empotrados en el subsuelo, lo que obliga necesariamente a una
desnivelación del terreno, con espacio suficiente para efectuar las
maniobras de atraque de vehículos.
Con frecuencia los muelles están dotados de “abrigos” tipo fuelle
para facilitar la carga o descarga de la mercancía en condiciones
climáticas adversas.
Otra característica importante es saber si los vehículos se van a
cargar por la parte de atrás o si permiten el sistema de carga lateral o
ambas cosas a la vez, ya que esto afecta de forma muy clara al
diseño de los muelles de entrada y salida de vehículos de gran
tonelaje
Las áreas de carga y descarga deberán ser lo suficientemente
amplias para conseguir un trabajo fluido en los procesos de
expedición, evitando la congestión de productos que se traduciría
inexorablemente en retrasos en el reparto.
Por último, conviene mencionar la necesidad de acelerar al máximo
los diferentes procesos expeditivos (debido a su influencia en el
tiempo de servicio), lo que ha motivado el desarrollo de unas
tecnologías específicas para conseguir una carga rápida de
camiones, que van desde los sistemas más simples de “carga
lateral”, hasta los sistemas más sofisticados de carga/descarga
automática de vehículos, basados en una preparación previa de la
carga en unas plataformas especiales, que introducen la mercancía
en el vehículo de una sola vez por tracción mecánica o neumática, lo
que supone pasar de un tiempo promedio de 30 minutos en sistemas
convencionales a un tiempo récord de 4-5 minutos. Obviamente,
estos sistemas, debido a lo costoso de su instalación, sólo están
justificados en casos muy concretos.
De todo ello se deduce la importancia creciente que cada día están
teniendo las referidas áreas de carga y descarga dentro del almacén.
En anexo aparte (pág. 196) ilustramos de forma muy resumida los
tipos de vehículos que suelen utilizarse, ya que constituye en sí una
información básica a tener en cuenta la hora de decidir el diseño de
los muelles de un almacén.
e) Áreas de servicio:
Áreas de servicio
Hemos de distinguir entre servicios internos, tales como oficinas del
almacén, archivo, zona para cargas de baterías, toillets, botiquín,
etc., de los llamados servicios externos, tales como equipos de fuel-
oil, parking de vehículos, puesto de vigilancia, etc.
Determinados servicios, tales como oficinas o archivos, a ser posible
deberían estar instalados en un segundo nivel (“voladizos”), para
evitar consumo de espacio físico de la planta que preferiblemente
deberá utilizarse para las otras áreas mencionadas.
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto y el plano
constructivo de la nave, definiríamos el tipo de lay-out del almacén
en función de los flujos de entrada y salida, tal y como se expone a
título de ejemplo en el gráfico siguiente:
DISEÑO ALMACENES
Capítulo 6
Informatización y robótica
OBJETIVO
Una reflexión sobre el desarrollo informático en los almacenes
y su robotización.
1. El papel de la informática en los almacenes
Hoy en día no se concibe una gestión eficaz de los almacenes sin un
sistema informatizado que lo apoye y sobre todo que esté basado en una
organización racional del mismo, siguiendo de alguna manera los principios
establecidos en capítulos anteriores.
Actualmente existen en el mercado una serie de paquetes informáticos
aplicables a diferentes sistemas operativos de gestión, todos ellos susceptibles
de adaptarse a las peculiaridades de cada empresa o, como se dice en la jerga
informática, “sistemas customizables”, lo que aconseja de entrada no meterse
en la aventura de diseñar un sistema ad hoc para nuestro almacén, al menos
sin antes haber hecho una pequeña prospección de lo que podemos adquirir
en el mercado informático.
El problema reside en saber elegir el paquete de software que mejor nos
conviene o se adapta a nuestras necesidades, elección que conviene realizarla
a través de un experto en el tema.
Lo que sí debe quedar claro es que no debemos “matar mosquitos a
cañonazos”, o en otras palabras, que no tiene sentido alguno tratar de
implantar un sistema potente, como puede ser el SAP, para gestionar un
pequeño almacén de venta al detall.
Con frecuencia la empresa está inmersa en la implantación de un sistema
integral de información, ya que se necesita evolucionar al concepto de MIS
(Management Information System), y se pregunta: ¿qué es lo más oportuno,
organizar el almacén y después someterlo a un sistema informático integral o
viceversa?
Evidentemente, todo depende de las circunstancias de cada empresa; no
obstante, yo me inclinaría primero por desarrollar un proceso de organización
y racionalización de almacenes y después o en paralelo a la implantación de
los procesos informáticos oportunos.
En cualquier caso, un sistema integral de información en “tiempo real”
orientado a la gestión operativa de la empresa implica necesariamente
disponer de una base de datos que nos permita un sistema de consultas y
actualización en tiempo real apoyados en unos procesos de “pre-
actualización” (pre-booking), de tal manera que las diferentes transacciones
realizadas en el almacén se materialicen una vez actualizados los registros de
inventarios y siguiendo estrictamente la operativa establecida en el software
implantado.
De forma muy esquemática podríamos decir que un paquete informático
que soporte un sistema integral de información aplicable a procesos logísticos
de almacenaje y distribución física, deberá tener una serie de módulos
interconectados entre ellos y suficientemente flexibles como para adaptarse a
diferentes escenarios de organización que cada empresa pueda plantear, así
como a su evolución y desarrollo previsible.
Un paquete informático de estas características, en lo que a logística se
refiere debería tener al menos los siguientes módulos:
a) Módulo de pedidos.
Tramitar los pedidos recibidos de los clientes, cuya previa
aceptación (control de créditos) daría lugar a una consulta de
“disponibilidad de existencias” a través del módulo de gestión de
stocks, informando en su caso de falta de existencias, así como de
cualquiera otra regla de decisión, como pueden ser productos
sustitutivos, pedidos pendientes de entrega, etc.
Los pedidos aceptados pasarían al módulo de almacén para su
transformación en albaranes y posterior trámite de entregas.
b) Módulo de gestión de stocks.
Este módulo se encarga básicamente de evacuar consultas de
“disponibilidad de existencias”, con actualización de inventarios por
los procesos de entrada y salida, así como el registro de pedidos
pendientes en su caso.
A su vez, este módulo generaría los pedidos a proveedores o fábrica
para reponer existencias en caso de que los stocks alcanzasen niveles
críticos de reposición de acuerdo con las normas de gestión de
inventarios establecidas.
c) Módulo de almacén.
Este módulo recibe todos los pedidos aceptados y órdenes de entrega
en general para transformarlos en albaranes de salida.
En este módulo se establecerán las normas pertinentes para asignar
el número de ubicación del producto, así como cualquier regla de
decisión con relación al sistema de picking.
También se efectuará el precálculo de número de bultos, peso por
bulto o cualquiera otra información que requieran los albaranes de
entrega.
d) Gestión de transporte.
En este módulo se gestará toda la información necesaria para la
programación y control de las expediciones, tales como:
– Precálculo de vehículos necesarios.
– Rutas de reparto por vehículo (secuencia de entrega).
– Hojas de carga por vehículo (secuencia de carga).
Y en general cualquier información necesaria para facilitar la
planificación y control del transporte, tales como la confirmación de
la fecha de expedición y entrega al destinatario.
e) Módulo de información y control.
Este módulo recoge la información básica de los anteriores para
desarrollar los procesos burocráticos relacionados con:
– Emisión de facturas.
– Emisión documentos de cobro.
– Información del estatus del pedido.
– Información de pedidos pendientes, etc.
A) Control de Integridad
Para evitar la “pérdida” de determinados documentos (albaranes, notas
de entrega, etc.), cada vez que se emita un documento deberá llevar una
numeración correlativa por punto de origen, bien sea imputada
automáticamente por el computador o bien por asignación manual, en cuyo
caso se recomienda la utilización de formularios pre-numerados.
El control de secuencia numérica y cantidad total de documentos
procesados y pendientes sólo se puede efectuar cuando se comunican también
al computador los documentos anulados.
B) Control de exactitud
Son muy frecuentes los errores, sobre todo en la codificación de
artículos, lo que crea problemas de identificación o envíos incorrectos, por lo
cual se recomienda la utilización de dígitos de control, filtros de datos,
consistencia de fechas, etc.
OBJETIVO
Controlar el rendimiento de los recursos tecnológicos y
humanos dentro del almacén.
1. La productividad del almacén
La productividad del almacén es uno de los tópicos más frecuentemente
empleados en las discusiones de dirección. La mayor parte de las empresas
tratan de reducir los costos e incrementar el output y mejora de los niveles de
servicio a través de una mejora de su productividad.
En el actual ambiente empresarial, donde la paridad en precios,
productos y servicios se consiguen a menudo de una forma rápida, los
programas de mejora de la productividad con frecuencia pueden ser el único
medio de conseguir y mantener el umbral competitivo del mercado.
2. Concepto de productividad
De una forma genérica, la productividad se podría definir como la
relación entre el output de productos o servicio obtenidos con relación a los
recursos empleados para la consecución de los mismos.
En consecuencia se puede hablar de la productividad de instalaciones,
máquinas o equipos, así como la relativa al factor humano (mano de obra
directa).
Una expresión aritmética de este concepto sería la siguiente:
A) Curva de aprendizaje
Todo proceso de nueva implantación está sometido a un crecimiento
rápido de su productividad (ley del 80%) debido al fenómeno denominado
“curva de aprendizaje”, que no es otra cosa que una consecuencia de la
adaptación del hombre a la nueva tarea.
Este fenómeno todos lo hemos experimentado de alguna forma en
nuestra vida; por ejemplo, si pretendemos aprender un idioma, o conducir un
vehículo por primera vez, en poco tiempo habremos conseguido unas altas
cotas de rendimiento que posteriormente nos costará un gran esfuerzo y
tiempo mejorarlas.
Por lo tanto, una empresa, a la hora de establecer sus objetivos de
productividad, deberá identificar lo que es el rendimiento habitual de un
proceso, de sus crecimientos iniciales como consecuencia de la referida curva
de aprendizaje.
D) Mejoras tecnológicas
En este grupo, que en mi opinión tiene una gran importancia, incluimos
todas las mejoras en informatización, comunicación y proceso de datos, así
como la mecanización y automatización de procesos, con los medios más
adecuados de manutención y robótica en su caso, siempre y cuando estén
económicamente justificados.
La mejora de la productividad no es por lo tanto un trabajo exclusivo de
especialistas, sino que por el contrario debería formar parte del quehacer
diario de la empresa, donde todo el personal, de forma directa o indirecta,
está involucrado en esta tarea, constituyendo un proceso continuo y no un
programa a realizar en un momento puntual.
La mejora de la productividad requiere la utilización óptima de todos los
recursos empleados, tanto de personal directo como de equipos, instalaciones,
materiales y medios financieros requeridos.
4. Componentes de la productividad
Los diferentes elementos que contribuyen directamente a la mejora de la
productividad podemos clasificarlos de la siguiente forma:
Tecnología operativa
Cada proceso tiene su propia “tecnología operativa” o forma de realizar
su trabajo.
Para cada conjunto de tecnologías operativas hay de forma inherente un
nivel de productividad asociado, diseñado para producir una determinada
cantidad de output, como consecuencia de un nivel de medios prefijado; por
lo tanto, se puede mejorar la productividad, evaluando, seleccionando y
utilizando las tecnologías operativas más productivas que aumenten la
rapidez y flexibilidad de los procesos correspondientes, evitando al máximo
los tiempos de paro improductivos, sobro todo como consecuencia de la
preparación de máquinas, para reiniciar nuevos procesos (versatilidad).
Con frecuencia estos procesos van ligados a cambios tecnológicos en la
presentación del producto, por ejemplo sistemas unificados de empaquetado,
etiquetado, retractilado de pallets para su transporte, etc. En otras ocasiones la
mejora tecnológica afecta básicamente al proceso, reduciendo su tiempo de
ciclo, con maquinaria de manutención apropiada o bien mejorando los
procesos de picking con técnicas asistidas por computador, etc.
No cabe duda que toda mejora tecnológica debe justificarse, bien por una
mayor rapidez en el proceso (mejora del servicio) o bien por un coste unitario
más barato en el tratamiento del mismo (o ambas cosas a la vez). Sin
embargo hay que alertar del peligro que supone conseguir mejoras
substanciales en una determinada fase de un proceso, por ejemplo mejora de
la velocidad del output, que a su vez se traduzcan en cuellos de botella en
procesos posteriores, por no existir un equilibrio racional del nivel de
capacidad utilizada; este puede ser el caso de una máquina capaz de
empaquetar productos a un ritmo superior al proceso de paletización y
preparación posterior de los mismos para su transporte.
En definitiva, si definimos la “capacidad operativa”, como el ritmo
máximo de output que se puede conseguir con los medios tecnológicos y
humanos de que disponemos, vemos que ésta debe estar equilibrada y
armonizada con el flujo racional de input que se espera de un determinado
proceso, ya que de lo contrario, si perdemos la perspectiva global del proceso
integral, corremos el riesgo de producir cuellos de botella que no mejoran el
servicio en su conjunto y posiblemente con un incremento en los costes
totales del sector afectado.
Niveles de eficiencia
La eficacia representa la mayor o menor destreza a la hora de ejecutar
una tarea (rapidez), y se define como el output estándar producido con
relación al output real, expresado en porcentaje, o sea:
Ejemplo: Supongamos que el output estándar de picking de productos se
estima en 300 cajas por hora, y que durante una jornada de semanal de 40
horas de trabajo real se han recogido 10.000 cajas.
El “output en horas estándar” sería de 10.000/300 = 33,33 horas, y en
consecuencia la eficiencia sería de (33,33/40) × 100 = 83,3%.
Obsérvese que la fórmula es lo mismo que:
– Operaciones improductivas.
– Falta de entrenamiento adecuado.
– Falta de planificación.
– Factores desmotivantes.
– Condiciones ambientales, etc.
a) Influencias motivadoras.
b) Influencias desmotivadoras.
CRECIMIENTO DE LA PRODUCCIÓN
Entendemos por “producción” el volumen físico de “unidades de
manipulación” (pallets, contenedores, etc.) movidas, tanto en los procesos de
entradas como de salidas, durante el período considerado, por ejemplo un
año.
Para calcular el crecimiento de la producción, como quiera que hacemos
una medición conjunta de diferentes procesos, hay que aplicar un índice
ponderado del “esfuerzo” empleado en los diferentes procesos que
intervienen.
Si aceptamos que el “esfuerzo requerido” de un proceso, y por lo tanto
de su productividad, es proporcional al coste del mismo, tomaremos como
factor de ponderación el coste estándar integral del proceso de entradas o
salidas, sin preocuparnos mucho de si se trata de un estándar actualizado, ya
que lo importante es su valor relativo como peso de ponderación.
Por lo cual, para evaluar el crecimiento de la producción aplicaremos la
siguiente fórmula (denominada en estadística “Índice de Laspeires”).
Siendo:
Ejemplo:
Cálculos a efectuar:
Ejemplo:
Supongamos que la “producción” ha crecido un 10%; su índice de
crecimiento sería de 110.
Supongamos que el potencial de personal utilizado (directos) creció un
5%; su índice sería del 105.
Productividad = ((110/105) – 1) × 100 = 4,76%
Por el contrario:
Supongamos que la producción ha crecido un 12% (índice 112).
Supongamos que el personal directo ha crecido un 15% (índice 115).
OBJETIVO
Familiarizar al lector con la filosofía, desarrollo y utilización
de las referidas métricas en la gestión de almacenes.
1. Concepto de indicador de gestión
El proceso de planificación logística comienza con la fijación de unos
objetivos logísticos para la totalidad de la actividad empresarial, fijados en
términos de producto-mercado y basados en el plan de actividades estratégico
de la empresa, los cuales darán lugar a unos “targets” o planes de acción
concretos para conseguir los objetivos propuestos. Estos objetivos, en lo que
a logística de almacenaje se refiere, afectan fundamentalmente a los
siguientes aspectos:
a) Servicio al cliente:
• Ciclo de respuesta al cliente.
• Fiabilidad de entregas.
• Calidad de entregas.
b) Utilización de recursos:
• Tiempo de tramitación de pedidos.
• Tiempo de tramitación de albaranes.
• Tiempo de transporte.
1. Fijación de objetivos.
2. Desarrollo de indicadores de gestión.
3. Control y seguimiento del proceso.
B. Modo de expresión.
Los IG’s deben expresarse en forma de ratios o porcentajes, ya que
estas cifras son más estables y fáciles de interpretar que las cifras absolutas;
nos permiten analizar la evolución de los mismos y efectuar comparaciones
con indicadores similares de otros sectores o departamentos.
C. Nivel de agregación.
Conviene que los indicadores de gestión se instrumenten a un
determinado “nivel de agregación” definido; por ejemplo, familia de
productos, sector de mercado, etc.
D. Simplicidad operativa.
Estos datos deben ser sencillos de calcular e interpretar, empleando en lo
posible instrumentos informáticos que actúen sobre bases de datos fiables y
actualizadas. De esta forma conseguiremos una frecuencia operativa
razonable prácticamente sin coste adicional.
E. Nomenclatura aplicable.
Todo indicador de gestión debe identificarse con unas siglas que
expresen de forma clara e inequívoca la métrica a utilizar, por ejemplo:
“Cuando el plazo de entrega real de un pedido sea mayor que el previsto según la zona en que esté
ubicado el cliente, se pondrá un asterisco en el registro de seguimiento de pedidos, caso
contrario no se pone nada.”
1. Conceptos generales.
2. Planteamiento del problema.
OBJETIVO
Enseñar a planificar la actividad del almacén en función de los
objetivos comerciales de servicio impuestos al mismo.
1. Conceptos generales
Hasta ahora, cuando hemos hablado de la capacidad requerida de los
almacenes, de su localización física o su nivel tecnológico, nos estábamos
refiriendo a lo que técnicamente se denomina “decisiones estratégica”, cuya
misión no es otra que la de definir los “recursos” necesarios para cumplir con
los objetivos logísticos propuestos. Obviamente, la planificación estratégica
se refiere siempre a un horizonte de largo plazo, medido en términos de
meses o años en su caso.
La planificación de todas las acciones necesarias para tener disponible
estos recursos en el momento previsto, entran dentro de la denominada
“planificación táctica”, que por su naturaleza se suele medir en términos de
meses o semanas.
Un jefe de almacén puede o no tomar parte en las decisiones anteriores,
todo dependerá de la responsabilidad que se le asigne en su empresa. Ahora
bien, lo que es completamente ineludible para él es su participación en lo que
denominamos planificación operativa. Esta planificación responde al
quehacer diario de un almacén y tiene como objetivo fundamental el poder
utilizar los recursos disponibles de la forma más económica y eficiente
posible, siempre de acuerdo con los objetivos comerciales establecidos.
Un almacén que no planifique sus operaciones día a día, sería un caos
organizativo. Del mayor o menor grado de planificación existente dependerá
la calidad del servicio prestado.
Cuando esta planificación operativa se deja al buen criterio del jefe de
almacén, normalmente ocurre una o varias de estas circunstancias:
– Disponibilidad de existencias.
– Rapidez del suministro.
– Fiabilidad en la fecha prometida.
– Calidad de la entrega.
PROGRAMACIÓN DE ENVÍOS