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CLASE INSECTOS

Los saltamontes, moscas, piojos, mariposas, escarabajos, abejas y un gran número de


pequeños seres semejantes que constituyen la clase de los INSECTOS (L. divididos en
partes distintas), alcanzan el número de 900 000 especies. Son los animales terrestres
más abundantes y más ampliamente distribuidos; y son los principales invertebrados
capaces de vivir en un ambiente seco y los únicos que pueden volar. Ello es posible
gracias a la cubierta quitinosa que cubre el cuerpo y protege los órganos internos de las
lesiones y la pérdida de humedad, a las expansiones de esta cubierta que forman las
alas y al sistema de tubos traqueales que les permiten respirar aire. La capacidad de
volar les permite encontrar alimento y pareja y escapar de sus enemigos. Debido a que
sus ciclos biológicos suelen ser cortos, en condiciones favorables se pueden multiplicar
rápidamente. Los insectos abundan en todos los hábitats excepto en el mar; hay varias
clases adaptadas a vivir en aguas dulces o en aguas salobres, en el suelo, sobre plantas
de todas clases o a su alrededor, y sobre o dentro de otros animales. Las diferentes
especies comen toda clase de plantas y todas sus partes: raíces, tallos u hojas, jugos o
flores, semillas o frutos; muchos insectos que visitan las flores contribuyen a la
polinización. Otros utilizan los tejidos, líquidos y excreciones de los animales, y los
insectos necrófagos consumen animales y plantas muertos. Los insectos parásitos viven
sobre otros animales y plantas, o dentro de ellos, y a sus expensas, pero no suelen
matar a sus huéspedes. Los parasitoides depositan sus huevos en los huevos, larvas,
pupas o adultos de otros insectos; sus larvas consumen al huésped y luego emergen
como individuos de vida libre. Algunos insectos transmiten enfermedades a las plantas,
animales y al hombre. Los insectos, a su vez, son devorados por los insectos, arañas,
escorpiones y muchos vertebrados, desde los peces hasta los mamíferos. Las especies
depredadoras y parásitas sirven para regular el número de otros insectos.
Características
1) Cabeza, tórax y abdomen diferenciados; cabeza con un par de antenas (excepto
los PROTUROS); piezas bucales masticadoras, chupadoras o lamedoras
consistentes en mandíbulas, maxilas, y un labio (segundas maxilas fusionadas);
tórax (de tres somitos) con 3 pares de patas articuladas y, de ordinario, 2 (1 0
ninguno) pares de alas; abdomen constituido por 11 0 menos somitos, con las
partes terminales modificadas en genitales.
2) Tubo digestivo formado por un intestino, anterior, medio y posterior; boca con
glándulas salivales.
3) Corazón alargado, con aorta anterior y ostíolos laterales; sin capilares ni venas;
cavidad del cuerpo en forma de hemocele (celoma reducido).
4) Respiración por tráqueas ramificadas, tapizadas por una cutícula, que llevan el
oxígeno de los espiráculos pares, situados a los dos lados del tórax y del
abdomen, directamente a los tejidos (excepto en algunos PROTUROS y en los
COLÉMBOLOS); algunas formas acuáticas con branquias traqueales o
sanguíneas.
5) Excreción por dos a muchos tubos de Malpighi, que desembocan en el extremo
anterior del intestino posterior (excepto los COLÉMBOLOS).
6) Sistema nervioso formado por ganglios supra e infraesofágicos que se
comunican con un doble cordón ventral, con un par, o menos, de ganglios por
somito; los órganos de los sentidos suelen consistir en ojos simples y
compuestos, quimiorreceptores para el olfato en las antenas y para el gusto
alrededor de la boca, y pelos táctiles; algunos disponen de órganos para emitir
sonidos y para percibirlos; sin estatocistos.
7) Sexos separados; gónadas formadas por numerosos tubitos y un conducto
medio posterior; fecundación interna; huevos con mucho vitelo y cáscara
protectora; segmentación superficial (excepto en los COLÉMBOLOS); desarrollo
con varias mudas y directo, o con varias fases ninfales y metamorfosis gradual,
o con varias fases larvarias, una pupa y metamorfosis completa; partenogénesis
en los áfidos, trips, avispas productoras de agallas, etc.

Rasgos generales
Los insectos son los animales terrestres vivientes en la actualidad que han tenido un
mayor éxito, como lo indica la enorme cantidad de especies existente y la gran radiación
adaptativa que han experimentado. Han ocupado esencialmente todos los nichos
terrestres disponibles y un número importante de los nichos de agua dulce. No obstante,
no han teni do una gran penetración en los océanos. No se puede indicar un solo factor
como el responsable de su gran éxito, pero ciertamente uno de los atributos de los
insectos, entre todos los vertebrados, es su capacidad para volar. Sin duda, esto ha
contribuido a su éxito, al permitirles el acceso a más hábitats y poder tener una
dispersión máxima, y al hacer posible la huida ante los depredadores potenciales.
Los insectos se distinguen de los otros mandibulados por poseer un solo par de la
cabeza, un cuerpo tripartito (cabeza, tórax y abdomen) y tres pares de patas en el tórax.
Las alas, que en general son dos pares, salen del tórax. Aunque los insectos se parecen
superficialmente a los crustáceos y por esto han sido agrupados con ellos en los
MANDIBULADOS, son muy diferentes en realidad. Los insectos carecen del segundo
par de antenas que se encuentra en los crustáceos, y sus extremidades no son nunca
birrámeas, ni siquiera en las fases embrionarias. La respiración se realiza por un sistema
traqueal, que no existe en ningún crustáceo, o por branquias que no son homólogas a
las de los crustáceos. Por estos y otros motivos muchos zoólogos creen que ambos
grupos no están muy emparentados y que se desarrollaron a partir de formas
ancestrales diferentes.
Tamaño
Algunos insectos son menores que los mayores protozoos y otros sobrepasan en
tamaño a los vertebrados más pequeños. Algunos coleópteros (TRICOPTERíGIDOS)
no tienen más de 0,25 mm de longitud y algunos parásitos de huevos (MIMÁRIDOS)
son incluso menores. La mayor parte de los insectos tienen un tamaño comprendido
entre 2 y 40 mm de longitud.

EL SALTAMONTES
Para dar una idea de la variedad, en estructura y función, de los insectos, se describe
en este capítulo el saltamontes, y, además, se incluye una descripción comparativa de
la abeja. La anatomía del saltamontes es generalizada, tiene las piezas bucales
masticadoras, experimenta una metamorfosis gradual (paurometábolos) o incompleta
desde la fase juvenil o de ninfa hasta el adulto y vive libremente, durante una sola
estación.
Los saltamontes se hallan en todo el mundo, principalmente en las praderas abiertas,
donde comen plantas hojosas. La descripción que sigue sirve para cualquier especie
común, como la langosta de Carolina (Dissosteira carolina), la langosta americana
(Romalea microptera) (figura 1).

Rasgos externos
El cuerpo comprende una cabeza formada por seis somitos fusionados, el tórax,
constituido por tres somitos con patas y alas, y un largo abdomen segmentado que
termina con los órganos reproductores (fig. 2). Está cubierto por un exoesqueleto
cuticular que contiene quitina, el cual es secretado por la epidermis situada debajo y se
muda periódicamente en las ninfas para permitir el aumento de tamaño; los adultos no
mudan. El exoesqueleto está formado per placas duras, o escleritos, separados por
suturas de cutícula blanda que permiten el movimiento de los segmentos y apéndices
del cuerpo. El pigmento existente en la cutícula y debajo de ella le da una coloración
variada y protectora por la cual los saltamontes se parecen al ambiente en que viven.
La cabeza (fig. 3) lleva un par de antenas largas y articuladas, con quetas sensitivas,
dos ojos compuestos laterales que son sentados, pero que están estructurados como
los del cangrejo de río, y tres ojos simples u ocelos. Gran parte de la cabeza está
encerrada dentro de una caja fusionada o cápsula cefálica, con un vértex dorsal, las
mejillas laterales o genas y la frente delante. Debajo de esta última hay una ancha
lámina, el clípeo. Las piezas bucales son de tipo masticador, están situadas en la parte
ventral de la cabeza y comprenden: 1) un ancho labio superior, o labro, articulado con
el clípeo; 2) una hipofaringe semejante a una lengua, en posición media; 3) las dos
potentes mandíbulas, laterales y negruzcas, provistas de dientes a lo largo de su borde
interno para masticar el alimento; 4) un par de maxilas formadas por varias piezas y con
palpos sensitivos alargados en los lados, y 5) un ancho labio inferior, medio, con dos
cortos palpos.

El tórax está formado por el ancho protórax delante (con un pronoto dorsal en forma de
silla de montar), el mesotórax y el metatórax detrás; cada uno de ellos lleva un par de
patas articuladas y el meso y metatórax llevan un par de alas cada uno, Los escleritos
de cada somito forman un tergito (o terguito) dorsal constituido por cada lado y un
esternito único, ventral. Cada pata consiste en una serie lineal de segmentos, a saber:
1) la corta coxa, que se articula con el cuerpo; 2) un pequeño trocánter soldado al 3)
robusto fémur; 4) una tibia alargada y espinosa, y 5) el tarso formado por tres artejos,
de los cuales el proximal lleva cuatro pares de cojinetes ventrales y el distal un arolio
carnoso entre dos uñas. Los arolios permiten al saltamontes sostenerse en las
superficies lisas y las uñas en las rugosas. Todas las patas se emplean para andar o
trepar. Las patas metatorácicas poseen un gran fémur con músculos y una tibia larga
que sirve para saltar. Las alas anteriores (tégminos) son coloreadas y algo rígidas. Las
alas posteriores son anchas y membranosas, con numerosas venas, y se pliegan debajo
de las anteriores cuando están en reposo. Todas las alas se desarrollan a partir de
evaginaciones en forma de saco de la cubierta del cuerpo, que se aplanan dando lugar
a una membrana doble y fina que engloba las tráqueas, los nervios y los senos
sanguíneos. La cutícula se engruesa alrededor de los senos y forma las nerviaciones o
venas que refuerzan las alas (figura 4). Cuando alcanzan su tamaño definitivo, las alas
se endurecen y secan, pero la circulación de la sangre continúa en algunas venas. La
dispoSición de las venas de las alas es tan constante en las especies y en los grupos
superiores, que resulta útil para la clasificación.

El abdomen, alargado y cilíndrico, está formado por 11 somitos; los terminales están
modificados para la cópula o la puesta de huevos. En la parte inferior de los lados del
tórax y del abdomen hay 10 pares de pequeñas aberturas, los espiráculos, que
comunican con el sistema respiratorio.
El primer somito abdominal está dividido hacia el punto de inserción de las patas
posteriores, con el esternito firmemente unido al mesotórax; su terguito posee, a cada
lado, un tímpano oval, encima de un órgano auditivo. En los somitos 2 a 7 el terguito
tiene forma de n y se une al esternito, de forma de U, mediante membranas laterales
que permiten al abdomen pulsar al respirar. En los machos, el somito 8 se parece a los
precedentes, los terguitos del 9 y 10 están fusionados y el terguito del 11 forma la placa
supraanal; detrás de 10 sale una pequeña espina o cerco (apéndice rudimentario) a
cada lado y el largo esternito ventral del 9 incluye el órgano copulador masculino. En las
hembras, los terguitos 8 a 11 y los cercos son como en el macho, el esternito del 8 es
grande y tiene un surco ovígero posterior medio; el del 9 es alargado; existe una placa
lateral en el 11 y el extremo del abdomen lleva 3 pares de lóbulos que forman el
oviscapto (desde los somitos 8 y 9).
Músculos
La cabeza contiene complejos músculos pequeños que mueven las antenas y las piezas
bucales. En el tórax hay grandes músculos que manipulan las alas y las patas. Los
músculos segmentarios son más aparentes en el abdomen, pero son pequeños
comparados con los del cangrejo de río; algunos realizan los movimientos respiratorios
y otros mueven los órganos reproductores.
Sistema digestivo (fig. 5)
Las piezas bucales rodean: 1) la cavidad bucal, de la cual parte 2) una faringe alargada
y muscular que se ensancha y forma 3) un corto esófago, el cual se une a 4) un amplio
buche de paredes finas. Debajo del buche hay dos pequeñas glándulas salivales
ramificadas que descargan mediante conductos que se abren en el labio. Más allá del
buche hay 5) un pequeño proventrículo o molleja tapizado por placas. Las partes
precedentes constituyen la porción anterior del tubo digestivo. Luego viene 6) la porción
media, o estómago (ventrículo), en el que desembocan 7) una serie de seis ciegos
gástricos glandulares, dobles y en forma de dedo. La porción posterior, u 8) intestino,
consta de una parte anterior cónica, una parte media alargada y un recto ensanchado
que se abre en 9) el ano. El alimento lo cogen con las patas anteriores, el labro y el
labio, lo lubrican con la secreción salival (que contiene algunos enzimas) y lo mastican
con las mandíbulas y maxilas; los palpos poseen órganos del gusto. El alimento
masticado se almacena en el buche, luego es triturado en la molleja y pasa finalmente
al estómago. Allí es digerido por varios enzimas secretados por los ciegos gástricos y
es absorbido. En el recto se elimina el exceso de agua de los materiales no digeridos,
que posteriormente se transforman en bolitas fecales y son expulsadas por el ano.

Sistema circulatorio
El corazón, alargado y tubular, está situado junto a la pared dorsal del abdomen en una
cavidad pericárdica poco profunda, forma por un delicado diafragma transversal. La
sangre entra en el corazón por unas diminutas aberturas laterales pares, u ostíolos, con
valvas, y es impelida hacia adelante por la contracción del corazón, pasando a la aorta
dorsal que va hasta la cabeza. Allí sale a los espacios del cuerpo, o hemocele, entre los
órganosinternos, y se mueve lentamente hacia atrás, pasando alrededor de estos
órganos, para volver finalmente al seno pericárdico. En los apéndices y en las venas de
las alas circula algo de sangre. El sistema es abierto o lagunar como en otros artrópodos,
pues no hay ni capilares ni venas. El plasma sanguíneo, que es claro, contiene células
sanguíneas incoloras que actúan como fagocitos para eliminar a los organismos
extraños. La sangre sirve principalmente para el transporte del alimento y de las
substancias de desecho, puesto que el sistema respiratorio es independiente. El cuerpo
graso es una red laxa de tejido, situada en los espacios existentes entre los órganos,
que almacena reservas alimenticias, especialmente en los insectos jóvenes antes de la
metamorfosis.
Sistema respiratorio (figs. 6 y 7)
Los espiráculos, pares, comunican con un sistema de tubos aéreos elásticos
ectodérmicos, o tráqueas, que se ramifican por todas las partes del cuerpo. Las ramas
más finas, o traquéolas, llevan oxígeno a las células de los tejidos y eliminan de las
mismas el anhídrido carbónico. La pared de las tráqueas está formada por una capa
única de células delgadas que secreta un revestimiento de cutícula (que se desprende
en las mudas), y los tubos mayores están reforzados por un filamento en espiral que
impide que se cierren. Unos troncos aéreos longitudinales comunican con los
espiráculos de cada lado. El saltamontes, a diferencia de otros insectos, posee en el
abdomen varios sacos aéreos de paredes delgadas, donde la contracción y relajación
alternada de la pared del cuerpo sirve para inspirar y espirar el aire. En la inspiración los
cuatro primeros pares de espiráculos están abiertos y los seis posteriores están
cerrados, y en la espiración la situación es inversa, de manera que la circulación del aire
en las tráqueas se verifica en un sentido definido. Las traquéolas más finas contienen
un líquido en el cual se disuelve el oxígeno antes de llegar a las células de los tejidos.
Algunos insectos perjudiciales se pueden matar empleando películas de aceite,
emulsiones o polvos que cubren u obturan los espiráculos, impidiendo la respiración.

Sistema excretor
En el extremo anterior de la porción posterior del tubo digestivo desembocan los tubos
de Malpighi, que son filamentosos; están situados en el hemocele y tienen sus extremos
libres cerrados. La pared del tubo está formada por una sola capa de grandes células
que eliminan la urea, los uratos y las sales de la sangre, y descargan en el intestino.

Sistema nervioso (figs. 8)


El cerebro o ganglio supraesofágico, situado en la cabeza, comprende tres pares de
ganglios fusionados (proto, deuto y tritocerebro), con nervios que van a los ojos, a las
antenas y a otros órganos cefálicos. Mediante dos conectivos que rodean el esófago
comunica con el ganglio subesofágico, que también resulta de la fusión de tres pares
(mandibular, maxilar y labial). Del último parte hacia atrás el cordón nervioso ventral,
formado por una serie de ganglios pares y conectivos longitudinales. Cada somito
torácico contiene un par de ganglios con nervios que van a las patas, alas y órganos
internos. Solamente hay cinco pares de ganglios abdominales, pues se han soldado
algunos de ellos que originariamente estaban separados. De ellos parten nervios a los
diferentes órganos posteriores. También hay un sistema nervioso simpático o visceral,
formado por una porción esofágica con ganglios y nervios que comunican con el
cerebro, la porción anterior y media del tubo digestivo y el corazón, y una porción
posterior que va del último ganglio abominal al intestino y al sistema reproductor. Debajo
de la epidermis de la pared del cuerpo hay una fina red de nervios periféricos.

Órganos de los sentidos


Los receptores sensitivos del saltamontes están adaptados a la recepción de los
estímulos a través del aire y en el ambiente terrestre. Comprenden: 1) pelos táctiles en
varias partes del cuerpo, especialmente las antenas, palpos bucales, cercos
abdominales y segmentos distales de las patas; 2) órganos olfatorios en las antenas; 3)
órganos gustativos en los palpos y en otras piezas bucales; 4) los ocelos, que son
sensibles a la luz y a las sombras, pero que no forman imágenes; 5) los ojos
compuestos, que funcionan esencialmente como los del cangrejo de río, y 6) el órgano
del oído. Este último consiste esencialmente en una membrana timpánica tensa que se
pone en movimiento por las vibraciones del sonido en el aire; ello afecta a un punto
situado de la membrana, conectado con fibras nerviosas sensitivas. El saltamontes
produce sonidos por frotamiento de la tibia posterior, que tiene una serie de pequeñas
púas a lo largo de la superficie media, contra una vena del ala, con lo cual ésta entra en
vibración.
Sistema reproductor (fig. 9)
Los sexos están separados y presentan caracteres sexuales secundarios en las partes
terminales del abdomen (pár. 25-4). En el macho, cada uno de los dos testículos
comprende una serie de conductillos alargados, o folículos, situados sobre el intestino,
que están unidos a un vaso deferente longitudinal. Los dos vasos se unen en un
conducto eyaculador medio en el que desembocan glándulas accesorias y que se abre
en el extremo de un gran órgano copulador masculino ventral (pene). En la hembra,
cada ovario está compuesto por varios tubos cónicos u ovaríolos en los que se forman
los huevos y que desembocan en un oviducto. Los dos oviductos se unen en una vagina
media que conduce posteriormente a un pequeño receptáculo seminal (espermateca),
donde se almacenan los espermatozoides recibidos en la copulación. El conducto
femenino se abre junto al surco ovígero ventral.

Historia natural
En los días cálidos de principios de primavera las jóvenes ninfas salen de huevos
puestos en el suelo el otoño anterior. Se parecen a los adultos pero difieren en las
proporciones y carecen de alas y órganos reproductores (fig. 10). Se alimentan de
vegetales tiernos y se esconden debajo de las plantas o en las grietas para protegerse
de los enemigos y de la desecación. Transcurridos unos pocos días la cutícula se
ablanda y se muda; la ninfa, al salir, ingiere aire y aumenta de volumen, y su cutícula
nueva se endurece y oscurece. Cada individuo tiene cinco (o seis) fases ninfales y el
período completo de crecimiento requiere de 30 a 50 0 más días. Las alas se inician
como pequeñas paletas que aumentan de tamaño en las mudas sucesivas y se
despliegan hasta alcanzar su tamaño definitivo después de la última muda, en la que se
alcanza la fase adulta.
Tanto las ninfas como los adultos comen muchas clases de vegetales, especialmente
los suculentos; a menudo emigran buscando nuevas reservas de alimento y pueden
perjudicar o arruinar las plantaciones agrícolas. La alimentación es más activa en las
horas de media mañana de los días soleados, con poco viento. Cuando el alimento es
escaso, estos insectos comen algodón o lana, madera y saltamontes enfermos. Cuando
se llega a una superpoblación, los adultos de algunas especies verifican largas
migraciones.
Los huevos de los saltamontes son devorados por algunos escarabajos, moscas, topos,
mofetas y ratones, las ninfas son devoradas por ciertas moscas y avispas, y varios
grandes insectos depredadores, las ranas, reptiles, aves y mamíferos de muchas
especies devoran las ninfas y los adultos, En un experimento realizado, una décima
parte de todos los insectos hallados en el estómago de las aves eran saltamontes e
insectos afines. Los huevos de los saltamontes son parasitados por ciertos insectos. Las
moscas de la carne (Sarcophaga) ponen larvas vivas sobre los adultos y las moscas de
la familia de los taquínidos depositan sus huevos sobre los saltamontes en vuelo; las
larvas de ambos penetran en sus huéspedes y consumen sus tejidos grasos. Los
saltamontes parasitados se aletargan, no se reproducen o mueren. De esta manera los
insectos parásitos limitan el número de saltamontes. También sufren enfermedades
infecciosas, bacterianas o producidas por hongos, que a veces destruyen gran número
de saltamontes. El hombre reduce su número mediante pulverizaciones de substancias
químicas y cebos envenenados en los campos donde se alimentan los adultos y las
ninfas o también arando la hierba o los rastrojos para destruir las masas de huevos.
Reproducción
Algunos días después de alcanzar la fase adulta, a fines de verano, los saltamontes
empiezan a copular repetidas veces. El macho se adhiere al dorso de la hembra, inserta
los genitales en su vagina y transfiere los espermatozoides. Pasado un cierto tiempo se
inicia la puesta de huevos (fig. 11), que continúa durante el otoño. La hembra utiliza su
oviscapto para formar un corto túnel en el suelo, donde deposita los huevos, rodeados
por una secreción pegajosa que los une unos a otros formando una bolsa ovígera. Los
huevos tienen de 3 a 5 milímetros de longitud. Ponen unos veinte de una sola vez y
cada hembra puede poner unas diez veces. Los adultos mueren unos días después de
terminada la reproducción.
En el ovario, cada óvulo se encierra dentro de una delicada membrana vitelina y una
cáscara pardusca flexible, o corion, que contiene un diminuto poro o micropilo por el
cual entran los espermatozoides durante la puesta. El desarrollo empieza en seguida y
continúa durante unas tres semanas, hasta que está bien formado el embrión. Entonces
sigue un descanso, o diapausa, que dura hasta la primavera; el crecimiento vuelve a
iniciarse y pronto emerge el nuevo individuo, que se arrastra por la superficie del suelo.
La diapausa es un medio de sobrevivir a las condiciones adversas de frío y falta de
alimento en invierno.
El núcleo resultante de la fecundación se divide, dentro del vitelo del huevo, en varios
núcleos de segmentación que se esparcen por él. Luego emigran a la periferia del vitelo,
donde cada uno de ellos se rodea de citoplasma y de una membrana celular; estas
células forman un epitelio o blastodermo alrededor del vitelo. Las de un área ventral
limitada se engruesan y forman una banda germinativa de la que se formará el embrión,
y las células laterales y dorsales se transforman en la envuelta embrionaria o serosa,
En los extremos y a los lados de la banda germinativa se forman entonces pliegues; sus
capas externas, dentro de la serosa, se convierten en el amnios, que encierra al embrión
dentro de una cavidad amniótica. A lo largo de la banda germinativa se forma un surco
ventral que se pliega y forma una capa de células (mesodermo+ endodermo) sobre la
banda germinativa. Luego esta última se divide mediante surcos transversales, de
delante a atrás, formándose una serie lineal de somitos que dan lugar a la cabeza y sus
apéndices, al tórax y sus patas y al abdomen segmentado. El futuro intestino anterior
(estomodeo) se forma como una especie de fosa en el extremo anterior, y el intestino
posterior (proctodeo) de igual manera en el extremo posterior. Luego se forma el
intestino medio a partir de células endodérmicas y el tubo digestivo se convierte en un
tubo continuo. Las tráqueas se desarrollan como invaginaciones laterales pares del
ectodermo. El sistema nervioso se forma como una invaginación del ectodermo ventral
en dos bandas longitudinales de células que luego producen los cordones nerviosos, los
ganglios y el cerebro.
En el embrión existen seis somitos cefálicos primitivos, a saber: 1) preoral, con ojos
compuestos; 2) antenal y 3) intercalar, respectivamente homólogos de los somitos
antenular y antenal de los cangrejos de río; 4) mandibular, detrás de la boca; 5) maxilar,
y 6) labial, con un par de apéndices embrionarios que formarán el labio soldado del
adulto. En la cabeza hay seis pares de ganglios nerviosos, tres pares preorales que
forman los ganglios supraesofágicos y tres postorales que forman los subesofágicos.
En algunos insectos aparecen rudimentos de apéndices abdominales, pero luego
desaparecen, excepto Tos posteriores, que forman parte de los genitales externos.
ABEJA
Un insecto social
La abeja, Apis mellifera (orden HIMENÓPTEROS; Gr. hymen, membrana -H pteron,
ala), se parece al saltamontes en su organización general, pero muestra muchos
caracteres de especialización. Posee piezas bucales adaptadas para chupar y masticar,
experimenta metamorfosis completas desde una larva vermiforme, pasando por una
fase pupa], hasta el adulto volador, se alimenta de néctar y de polen y vive socialmente
en una colonia permanente formada por numerosos individuos pertenecientes a tres
castas (fig. 12). La reina pone los huevos, los machos o zánganos sólo tienen por función
fecundar a las reinas nuevas; y los miles de hembras estériles, u obreras, construyen y
conservan la colmena, recogen el alimento para todas las castas, cuidan de la reina y
crían a los individuos jóvenes. Las abejas salvajes viven en cavidades naturales de los
árboles o de las rocas, pero esta especie ha sido parcialmente domesticada por el
hombre, que la aloja en colmenas de madera o de paja. Las colonias viven en panales
de cera que contienen pequeñas celdas laterales empleadas para almacenar miel o
polen y cuidar las crías. Las obreras recogen el néctar líquido de las flores; éste es
transformado químicamente y almacenado en forma de la solución siruposa e
hidrocarbonada que llamamos miel. Recogen polen («pan de abeja») para obtener
proteínas para el crecimiento de las larvas. Las abejas también recogen resinas de los
brotes de las plantas, las cuales, en forma de propóleos, sirven para cementar y barnizar
las grietas de la colmena y protegerse del viento y del agua. Las obreras poseen
aguijones para proteger a la colonia y su miel contra los robos de otros animales, desde
otras abejas hasta los osos.

Estructura y función
El cuerpo de una abeja (fig. 13) está densamente cubierto por pelos que poseen cortas
barbas laterales donde se pegan fácilmente los granos de polen. En los ojos compuestos
y en las patas hay pelos no ramificados. En las patas anteriores, la tibia está bordeada
por un cepillo ocular de pe los rígidos que sirve para limpiar los ojos compuestos, y en
su extremo distal lleva una espina plana móvil o fíbula. Esta última encaja en una
escotadura revestida de quetas existente en el extremo proximal del tarso y forma un
peine antenal por el que la abeja hace pasar la antena para expulsar el polen u otro
material extraño. Largos pelos existentes en el ancho tercer segmento de los tarsos
forman un cepillo del polen cilíndrico, destinado a recoger el polen de las partes
anteriores del cuerpo, En cada pata media, el tarso, plano, posee también un cepillo del
polen para eliminar el polen de las patas anteriores y del cuerpo; y en el extremo distal
interno de la tibia hay un espolón empleado para coger cera. En las patas posteriores,
la tibia, ancha, es ligeramente cóncava exteriormente, bordeada por cerdas curvadas
*hacia dentro que forman el cesto del polen (corbícula). Éste posee un peine de cerdas
rígidas, el pecten, en su extremo distal e inmediatamente debajo hay una placa plana,
la aurícula. La superficie externa del tarso posee un cepillo del polen para limpiar la parte
posterior del cuerpo y en su superficie interna hay unas diez series de espinas rígidas,
dirigidas hacia abajo, que forman el peine del polen.
Las alas, delgadas y delicadas, cuando el animal está en reposo, se mantienen planas
sobre el dorso. En el vuelo las dos de cada lado están unidas por finos ganchos
existentes en el borde del ala posterior, los cuales se enganchan en un surco existente
en el borde posterior del ala anterior (figura 13C). Las alas pueden vibrar hasta 400
veces por segundo, con los extremos describiendo un movimiento en forma de .
Las obreras pueden realizar largos vuelos, incluso de 13 kilómetros.
Las mandíbulas lisas de las obreras sirven para recoger polen y también para moldear
la cera al fabricar los panales. Las maxilas y los palpos labiales forman un tubo alrededor
de la lengua larga y delgada, o labio; gracias a los movimientos de la lengua y de la
acción chupadora de la faringe, el néctar líquido pasa al gran buche o estómago de la
miel. Detrás de este último hay cuatro labios triangulares que forman una válvula que
impide al néctar o a la miel la entrada al estómago, excepto cuando se necesita para
alimento. El intestino, alargado, recibe unos 100 tubos de Malpighi, y el largo recto sirve
para acumular heces antes de descargarlas por el ano, cuando la abeja abandona la
colmena.
El aguijón es un oviscapto modificado que sólo tienen las obreras y reinas. Comprende:
1) una cu bierta dorsal hueca y 2) dos dardos surcados a lo largo de sus superficies
internas, de manera que puedan deslizarse uno encima de otro por la acción de los
músculos que se insertan en la parte interna de su base; 3) a cada lado hay un palpo
del aguijón, sensitivo, y 4) un gran saco del veneno en posición media, en el que
desembocan dos glándulas que producen una secreción ácida y otra glándula que la
produce alcalina. El líquido se inyecta en la herida producida por los dardos. Las obreras
mueren a los dos días de haber empleado el aguijón, puesto que al hacerlo pierden todo
el aparato del veneno y algunas partes adyacentes. El aguijón de la reina es más largo
y delgado, sirve para combatir con las reinas rivales y puede emplearse más de una
vez.
Entre los numerosos rasgos adaptativos puede citarse que cada una de las cortas
antenas tiene numerosas fositas olfatorias que le dan un sentido del olfato muy
desarrollado (1600 en la reina, 2400 en las obreras y 18 900 en los zánganos). Los ojos
compuestos tienen numerosos omatidios (4900 en la reina, 6300 en las obreras, 13 000
en los zánganos). El cerebro es relativamente grande. Es evidente que las abejas
buscan su camino y alimento mediante el sentido del olfato y el de la vista. Se las puede
acostumbrar a visitar una fuente de alimento que posea un olor particular o esté
asociada con cierto color, excepto si se trata de rojo, que no pueden distinguir del negro.
Las glándulas del abdomen producen olor cuando las abejas son molestadas y pueden
servir para señalar nuevos sitios donde hay alimento. Las abejas poseen un buen
sentido de la orientación y saben volver a su propia colmena. Si una colmena se traslada
de lugar, las obreras ausentes vuelven al lugar primitivo; pero si estaban dentro durante
el traslado, se dan cuenta de la nueva localización al abandonar la colmena, y volverán
allí.
Alimento
Una abeja obrera, al descubrir en el campo un lugar donde hay alimento, llena su
estómago de néctar, vuelve a la colmena y deposita el néctar recogido o alimenta a las
abejas jóvenes. Si la fuente de alimento se encuentra a menos de 100 m la abeja realiza
una «danza circular», girando a la derecha y a la izquierda en sucesión muy rápida. Si
la fuente de alimento es más distante, ejecuta una danza diferente, que informa a las
demás abejas de la dirección y distancia. Empezando por un punto determinado, hace
un semicírculo, luego vuelve al punto de partida siguiendo una línea recta oscilante, y
vuelve a seguir un semicírculo en dirección opuesta para volver nuevamente al punto
de partida. El modelo completo se parece a un signo comprimido, repetido varias
veces.
Experimentos realizados han demostrado, sin embargo, que, a pesar de la «danza» y el
supuesto «lenguaje» de las abejas, es posible explicar casi toda la habilidad de la abeja
para encontrar el alimento basándose sólo en el olor. La naturaleza del alimento se
comunica por el olor de la planta que lo produce, despedido por el cuerpo de la abeja o
el néctar recogido. Las demás abejas mantienen sus antenas en contacto con la
exploradora durante su danza en la oscuridad de la colmena y pueden hallar luego la
fuente alimenticia siguiendo el rastro del olor llevado por el aire.
Cuando la abeja visita una flor, 1) el polen cogido con las mandíbulas es humedecido
con miel y 2) mezclado con el recogido en los cepillos del polen de las patas anteriores;
3) entonces es trasladado a los cepillos del polen de las patas medias, las cuales, a su
vez, 4) pasan por entre los peines del polen de los tarsos posteriores; 5) cada uno de
éstos se restriega entonces con la pata opuesta para depositar el polen sobre el pecten
o en la superficie externa de la aurícula, y, 6) flexionando el tarso sobre la tibia, el polen
es empujado hacia arriba y depositado en el cesto del polen. Así la abeja acumula una
voluminosa carga de polen pegajoso en ambos cestos, vuelve a la colmena y deposita
su carga en una celda, donde las obreras jóvenes la empujan hacia abajo con la cabeza.
El propóleos lo transportan de idéntica manera, pero otras obreras.
El néctar almacenado en el estómago de la miel es transformado por enzimas salivales
que convierten el azúcar de caña en dextrosa y levulosa. Al regresar a su colmena las
obreras regurgitan este líquido en una celda del panal, donde las jóvenes abejas «de
casa» lo trabajan en sus bocas, determinando nuevos cambios químicos; evaporan el
exceso de agua abanicándolo con sus alas, y luego cierran la celda con cera. La miel
contiene un 17 por ciento de agua y un 77,5 por ciento de azúcares, con pequeñas
cantidades de minerales, enzimas y polen; su color varía entre el del agua o más oscuro,
y el gusto varía según el origen del néctar.
Reproducción
El sistema reproductor es rudimentario en las obreras, pero está muy desarrollado en
las reinas. Unos siete días después de emergida, la joven reina se aparea con un
zángano en el aire; los órganos copuladores de éste se rompen y permanecen en la
bolsa genital de la reina hasta que, después de volver a la colmena, las obreras se los
sacan. Los espermatozoides recibidos de esta manera en su espermateca deben servir
para todos los huevos fecundados que pondrá en toda su vida. Sus ovarios aumentan
de tamaño, llenando el largo abdomen y transcurridos uno o dos días empieza a poner.
Puede controlar la fecundación. Los huevos no fecundados producen zánganos o
machos (genéticamente haploides, 16 cromosomas) y los huevos fecundados producen
hembras (diploides, 32 cromosomas). En la estación en que abunda el néctar, la reina
pone hasta 1000 huevos por día, depositando cada uno de ellos en el fondo de una
celda. La larva, delgada y vermiforme, no tiene patas ni ojos. Durante dos días todas las
larvas son alimentadas con jalea real, producida por las glándulas faríngeas de las
obreras jóvenes. Después, las larvas de obrera y de zángano reciben principalmente
miel y polen, pero las larvas de reina continúan comiendo, principalmente, la jalea real,
que condiciona un desarrollo distinto, y un mayor tamaño. Cada larva experimenta varias
mudas y crece; luego, su celda es tapada con cera y la larva que hay dentro hila un fino
capullo. Allí, como pupa, experimenta una metamorfosis completa y, finalmente, corta la
tapa de la celda con sus mandíbulas y emerge en forma de joven abeja. El tiempo de
desarrollo de cada casta es constante, debido a la regulación térmica de la colmena:

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