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“un derecho que tienen todas las personas que por el deterioro de su salud se encuentren
en una situación de debilidad manifiesta. Es decir que esta figura opera para cualquier
trabajador que por su condición de salud, se vea afectada su productividad, sin que sea
necesario que cuente con una discapacidad declarada, certificada y cuantificada por una
junta de calificación médica, ni que su origen sea determinado”.
(…)
NOTA: La exequibilidad (lat. exsequibilis) es una clase de sentencia emitida por la Corte
Constitucional en la que se manifiesta que una ley es acorde a la constitución política. Se
dice que una norma es declarada exequible cuando su contenido se ajusta a la Constitución
Política o Carta Magna. Condicionada es Cuando la corte hace aclaraciones al respecto pero
la norma queda como esta descrita.
En este caso los artículos antes mencionados esta condicionado en cuanto a que: “Corte
declara la exequibilidad condicionada del numeral primero del artículo 239 del Código
Sustantivo del Trabajo y del numeral primero del artículo 240 del mismo estatuto, en el
entendido que la prohibición de despido y la exigencia de permiso para llevarlo a cabo, se
extienden al(la) trabajador(a) que tenga la condición de cónyuge, compañero permanente
o pareja de la mujer en período de embarazo o lactancia, que sea beneficiaria de aquel(la).
Acogiendo una sugerencia de algunos de los intervinientes, la protección se concederá
teniendo en cuenta la condición de beneficiaria de la mujer gestante o lactante, del sistema
de seguridad social al que se encuentre afiliado el trabajador o trabajadora a la cual se
extiende la protección laboral reforzada. Ello, con el propósito de ajustar la protección a
los fundamentos constitucionales que le proveen sustento jurídico, esto es, la protección de
la unidad familiar, la atención y asistencia al estado de maternidad y el interés prevalente
de los niños y niñas.”
“En ningún caso la limitación de una persona, podrá ser motivo para obstaculizar
una vinculación laboral, a menos que dicha limitación sea claramente demostrada
como incompatible e insuperable en el cargo que se va a desempeñar. Así mismo,
ninguna persona limitada podrá ser despedida o su contrato terminado por razón de
su limitación, salvo que medie autorización de la oficina de Trabajo.
De esa manera se creó una protección especial para las personas que por cuestiones de
salud se ven incapacitadas para cumplir con su trabajo en las condiciones que podrían
hacerlo de no padecer los quebrantos a su integridad. Con ello se garantiza la protección
de actos discriminatorios en su contra.
Por otra parte, la acción de tutela es el medio más eficaz para garantizar se respete los
derechos fundamentales de los trabajadores que se van afectados en razón a la condiciones
de salud que los afectan han sido demejorados o despedidos. La protección derivada de la
estabilidad laboral reforzada no puede condicionarse a la calificación de pérdida de
capacidad laboral que efectúan las juntas de calificación o al porcentaje específico de
discapacidad del trabajador, pues el derecho a la estabilidad laboral reforzada, cobija a
todas las personas con limitaciones físicas o psicológicas, indistintamente si el grado de
afectación es severo, moderado o leve. Este argumento se sustenta en el examen de
constitucionalidad efectuado por este Tribunal a la Ley 361 de 1997, en Sentencia C-824
de 2011, se explicó que:
“la referencia específica que hace el artículo 1º, a las personas con limitaciones
‘severas y profundas’ no puede tomarse como expresiones excluyentes para todos
los artículos que conforman la citada ley. En punto a este tema, es de aclarar que
la clasificación del grado de severidad de una limitación (art. 7º, Ley 361 de 1997)
no implica la negación y vulneración de un derecho, sino la aplicación de medidas
especiales establecidas por la misma ley para personas con discapacidad en cierto
grado de severidad (vgr. los artículos 2º, 3º y 4º de la Ley 361 de 1997). Más que
de discapacidad leve y moderada, la jurisprudencia ha señalado que en estas
situaciones debe hablarse de personas que por su estado de salud física o mental
se encuentran en condiciones de debilidad manifiesta, que les dificulta trabajar
en ciertas actividades o hacerlo con algunas limitaciones y que por tanto,
requieren de una asistencia y protección especial para permitirle su integración
social y su realización personal, además de que gozan de una estabilidad laboral
reforzada”.
3. EN CASO DE ABORTO
En los eventos en los que se ha producido un aborto, el Código Sustantivo del Trabajo
estableció en el artículo 237 el reconocimiento a un descanso remunerado
correspondiente a “dos o cuatro semanas”.
Para el caso de las empleadas públicas y trabajadoras oficiales el artículo 21 del Decreto
3135 de 1968 establece la prohibición de despido durante el embarazo y tres meses
después del parto o aborto, en concreto establece lo siguiente:
“Artículo 21º.- Prohibición de despido. Durante el embarazo y los tres (3) meses
posteriores al parto o aborto, sólo podrá efectuarse el retiro por justa causa
comprobada, y mediante autorización del Inspector del Trabajo si se trata de
trabajadora, o por resolución motivada del Jefe del respectivo organismo si de
empleada. Se presume que el despido se ha efectuado por motivo de embarazo
cuando ha tenido lugar dentro de los períodos señalados en el inciso anterior sin las
formalidades que el mismo establece”.
El artículo 39 del Decreto 1848 de 1969 establece lo siguiente: “1. Ninguna empleada
oficial podrá ser despedida por motivo de embarazo o lactancia. 2. Durante el embarazo
y los tres (3) meses subsiguientes a la fecha del parto o aborto, solamente podrá
efectuarse el retiro de la empleada por justa causa comprobada y mediante la
autorización expresa que al efecto deberá solicitarse del respectivo inspector del trabajo,
cuando se trate de trabajadoras vinculadas por contrato de trabajo. Si la empleada oficial
estuviere vinculada por una relación de derecho público, se requerirá para tal efecto
resolución motivada de la correspondiente entidad nominadora”.
En este caso estaríamos frente al desconocimiento por parte del empleador del derecho
fundamental a la estabilidad ocupacional reforzada, la cual se define como la garantía de la cual
son titulares las personas que tengan una afectación en su salud que les impida o dificulte
sustancialmente el desempeño de sus labores en las condiciones regulares, con
independencia de si tienen una calificación de pérdida de capacidad laboral moderada, severa
o profunda. La estabilidad ocupacional reforzada es aplicable a las relaciones originadas en
contratos de prestación de servicios, aun cuando no envuelvan relaciones laborales
(subordinadas) en la realidad. La violación a la estabilidad ocupacional reforzada debe dar lugar
a una indemnización de 180 días, según lo previsto en el artículo 26 de la Ley 361 de 1997,
interpretado conforme a la Constitución, incluso en el contexto de una relación contractual de
prestación de servicios, cuyo contratista sea una persona que no tenga calificación de pérdida de
capacidad laboral moderada, severa o profunda.
Según la Corte Constitucional, lo primero que el empleador deberá hacer al culminar el
lapso de incapacidad, es permitir que el empleado se reincorpore a sus funciones o, en caso
extremo, asegurar el pago de las incapacidades originadas en la enfermedad general. Si la
dolencia tiene recuperación, dijo el alto tribunal, el patrono está incluso obligado a otorgar
al afectado una labor compatible con sus aptitudes, para lo cual deberá efectuar los
movimientos de personal necesarios.
La facultad de dar por terminado el contrato de trabajo de forma unilateral en los casos en
que el trabajador padezca una enfermedad por término superior a los 180 días, no es
absoluta, ni puede ejercerse de manera indiscriminada, como quiera que el empleador,
para darle aplicación, tiene que, previamente, dar cumplimiento a las normas sobre
reintegro laboral".
El empleador y las entidades responsables del Sistema de Seguridad Social Integral deben
obrar armónicamente entre sí, y, a su vez, con el trabajador, con el fin de que la persona
incapacitada no interrumpa ni el tratamiento ni el acceso a la atención médica. Ni mucho
menos que el trabajador afectado en su capacidad laboral deje de percibir los medios de
subsistencia, bien sea a través del salario, o de la pensión de invalidez, si a ella tiene
derecho.
Sólo en caso extremo el contrato puede ser terminado por justa causa, cuando el trabajador
no recupere su capacidad laboral y así lo determinen los dictámenes médicos tras el
tratamiento y rehabilitación integral o se compruebe la imposibilidad de su realización.
Trato discriminatorio
Las Justas Causas de terminación del contrato de trabajo, son aquellas dispuestas en el
artículo 62 del Código Sustantivo de Trabajo, enlistadas en el literal A) Las que pueden ser
empleadas por el empleador y en el literal y B) Las que pueden ser invocadas por el
trabajador y corresponden a las situaciones que las partes pueden, en cualquier momento,
dar por terminado el contrato de trabajo, sin que haya lugar por parte del empleador, a
pagar indemnización alguna, mientras que si la justa causa de terminación del contrato es
invocada por el trabajador, podría haber lugar a que el empleador deba pagar al trabajador,
la indemnización de que trata el artículo 64 del mismo Código Laboral. Se aclara que las
justas causas, son únicamente las dispuestas en dicho artículo y ni aún por acuerdo entre
las partes, se podrían llegar a pactar otras.
PARÁGRAFO TRANSITORIO. Los trabajadores que al momento de entrar en vigencia la presente ley,
tuvieren diez (10) o más años al servicio continuo del empleador, se les aplicará la tabla de
indemnización establecida en los literales b), c) y d) del artículo 6o. de la Ley 50 de 1990, exceptuando
el parágrafo transitorio, el cual se aplica únicamente para los trabajadores que tenían diez (10) o más
años el primero de enero de 1991.”
1 ARTICULO 53. El Congreso expedirá el estatuto del trabajo. La ley correspondiente tendrá en cuenta por lo menos los siguientes
principios mínimos fundamentales: Igualdad de oportunidades para los trabajadores; remuneración mínima vital y móvil, proporcional a
la cantidad y calidad de trabajo; estabilidad en el empleo; irrenunciabilidad a los beneficios mínimos establecidos en normas laborales;
facultades para transigir y conciliar sobre derechos inciertos y discutibles; situación más favorable al trabajador en caso de duda en la
aplicación e interpretación de las fuentes formales de derecho; primacía de la realidad sobre formalidades establecidas por los sujetos
de las relaciones laborales; garantía a la seguridad social, la capacitación, el adiestramiento y el descanso necesario; protección especial
a la mujer, a la maternidad y al trabajador menor de edad.
En Sentencia T-1083 de 2007 de la Corte constitucional, se consideró que el empleador era
el encargado de demostrar que el despido se efectuó por razones distintas a la
[discapacidad]2 del trabajador, en esa oportunidad se expuso que para tal valoración podría
aplicarse la presunción de desvinculación discriminatoria utilizada en los casos de mujeres
embarazadas.
La protección constitucional del derecho a la estabilidad laboral incluye a las personas que
se encuentran bajo contratos laborales a término fijo o de obra o labor, dada la obligación
de garantizar la permanencia en el empleo al trabajador que se encuentre en una
circunstancia de debilidad manifiesta. El vencimiento del plazo pactado es una causal
objetiva que puede producir la terminación de los contratos de trabajo a término fijo, pero,
si el trabajador se encuentra en una situación de vulnerabilidad por cuenta de una
enfermedad o discapacidad, esta autonomía del empleador se encuentra limitada al
cumplimiento del precepto del artículo 26 de la Ley 361 de 1997. En consecuencia, de
manera previa a la terminación del contrato de trabajo el empleador deberá pedir
autorización al Ministerio de Trabajo.
2 Debe tomarse no solo en casos de “incapacidad” como tal, sino en todos aquellos casos reconocidos como debilidad manifiesta.
u omisión de las autoridades públicas o de los particulares. La acción de tutela procede
cuando:
Es competencia del juez constitucional examinar cuál es la eficacia que, en concreto, tiene
el otro instrumento de protección, es decir que se debe verificarse si los otros medios de
defensa proveen un remedio integral, y si son expeditos para evitar un perjuicio
irremediable.
La procedencia de la tutela debe ser más flexible cuando están comprometidos derechos
fundamentales de sujetos de especial protección3, o en circunstancias de debilidad
manifiesta. En desarrollo del derecho fundamental a la igualdad, el Estado les debe
garantizar a estas personas un tratamiento diferencial positivo y analizar los requisitos de
subsidiariedad e inmediatez desde una óptica menos estricta, pues en estos casos el actor
experimenta una dificultad objetiva y constitucionalmente relevante para soportar las
cargas procesales que le imponen los medios ordinarios de defensa judicial.
a) ineficaces,
b) inexistentes
c) se configure un perjuicio irremediable.
En la Sentencia T-1268 de 2005, se indicó que “dada la responsabilidad primaria que cabe
a los jueces ordinarios en la protección de los derechos, la procedencia de la tutela está
sujeta a la ineficacia del medio de defensa judicial ordinario, situación que sólo puede
determinarse en cada caso concreto”.
la jurisprudencia constitucional sostiene que en aquellos casos en los que el accionante sea
titular del derecho a la estabilidad laboral reforzada, por encontrarse en una situación de
3 artículo 13 establece que “el Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se
encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.” Al respecto, la
Corte Constitucional ha señalado como sujetos de especial protección a los niños y niñas, a las madres cabeza de familia, a las personas
en situación de discapacidad, a la población desplazada, a los adultos mayores, y todas aquellas personas que por su situación de
debilidad manifiesta los ubican en una posición de desigualdad material con respecto al resto de la población; motivo por el cual considera
que la pertenencia a estos grupos poblacionales tiene una incidencia directa en la intensidad de la evaluación del perjuicio, habida cuenta
que las condiciones de debilidad manifiesta obligan a un tratamiento preferencial en términos de acceso a los mecanismos judiciales de
protección de derechos, a fin de garantizar la igualdad material a través de discriminaciones afirmativas a favor de los grupos
mencionados”
debilidad manifiesta y sea desvinculado de su empleo sin autorización de la oficina del
trabajo o del juez constitucional, la acción de tutela pierde su carácter subsidiario y se
convierte en el mecanismo de protección principal.
Es decir, cuando el titular del derecho encuentre protección relativa a la estabilidad laboral
reforzada, este trámite se convierte en el mecanismo más adecuado de protección del
derecho. Permite el amparo constitucional de las personas que se enmarcan en tales
condiciones, pues este Tribunal entiende que es procedente cuando se trata personas que
se encuentran en “circunstancias de debilidad manifiesta por causa de su condición
económica, física o mental y que formulan pretensiones dirigidas a lograr la tutela del
derecho constitucional a la estabilidad laboral reforzada”
Con el fin de proteger los derechos fundamentales de las personas en situación de debilidad
y evitar que los trabajadores despedidos bajo estas circunstancias deban adelantar un
proceso que no sea idóneo o eficaz para la protección de sus derechos fundamentales, la
Corte Constitucional ha sostenido que:
“en los casos de personas protegidas por la estabilidad laboral reforzada no existe dentro
de los procesos ordinarios un mecanismo preferente y sumario para que opere el
restablecimiento de sus derechos como trabajadores. Por lo tanto, la jurisprudencia
constitucional considera que la acción de tutela es procedente para ordenar el reintegro al
trabajo (…) de los trabajadores con limitaciones físicas, sensoriales o psíquicas, despedidos
sin autorización de la oficina del trabajo así mediare una indemnización”.4
En síntesis, se puede afirmar que la acción de tutela es procedente para exigir el derecho a
la estabilidad laboral reforzada, cuando se comprueba que el empleador: