Sei sulla pagina 1di 187

1

¡Apoya al autor comprando sus libros!


Este documento fue hecho sin fines de lucro, ni con la intención
de perjudicar al Autor (a). Ninguna traductora, correctora o
diseñadora del foro recibe a cambio dinero por su participación 2
en cada uno de nuestros trabajos. Todo proyecto realizado por
Paradise Books es a fin de complacer al lector y así dar a conocer
al autor. Si tienes la posibilidad de adquirir sus libros, hazlo como
muestra de tu apoyo.
¡Disfruta de la lectura!
Staff
Moderación
Alysse Volkov
Bella’
EstherC

Traducción
Bella’
EstherC
Ezven
Julii.camii
Luisa1983
Niika 3
RRZOE
taywong

Corrección
Bella’
caludiavero
Cherrykeane
EstherC
Macciardi
vickyra

Lectura Final
Bella’

Diseño
Bella’
Contenido
Sinopsis Pista 17. End Game (3:37)
Prólogo Pista 18. Don’t Blame Me (4:27)
Antes: 7 años y medio Antes: 18 años
Pista 1. This Is Why We Can’t Have Nice Antes: 18 años
Things (4:00)
Pista 19. Call It What You Want (3:22)
Pista 2. So It Goes… (4:23)
Pista 20. I Know Places (1:13)
Pista 3. Should’ve Said No (2:41)
Pista 21. I Did Something Bad (4:09)
Pista 4. Bad Blood (3:22)
Pista 22. Shake It Off (2:22)
Antes: 9 años y medio
Pista 23. Wildest Dreams (2:09)
Pista 5. Gorgeous (3:12)
Pista 24. Mean (3:47)
Pista 6. Tel Me Why (5:01)
Pista 25. Look What You Make Me Do
Pista 7. Getaway Car (4:16) (0:20)
Antes: 15 años y medio Antes: 18 años
4
Pista 8. Ready For It? (3:11) Pista 26. Welcome to New York (3:04)
Pista 9. Don’t Blame Me (4:25) Pista 27. All You Had To Do Was Stay
(4:10)
Antes: 16 años
En el Mar: Primera Semana
Pista 10. Style (3:59)
En el Mar: Tercera Semana
Pista 11. Sparks Fly (2:42)
En el Mar: Sexta Semana
Antes: 16 años y medio
Pista 28. I Almost Do (3:11)
Pista 12. Mine (1:57)
Pista 29. Breathe (2:39)
Pista 13. Dancing With Our Hands Tied
(4:49) Pista 29A. Begin Again (1:39)
Pista 14. Dress (2:14) Antes: 18 años y medio
Pista 14A. Reputation (2:18) Pista 30. This Love (3:53)
Pista 15. Delicate (3:27) Pista 31. How You Get The Girl (2:46)
Antes: 17 años Sobre la Autora
Pista 16. King of My Heart (3:30)
Sinopsis
Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más…

Odio a Rachel Dawson desde que tenía siete años. Mi vecina de al lado y enemiga
jurada número uno, ella es la razón por la que casi todas las peleas de nuestra
infancia terminaron cuando yo le prendí fuego a algo suyo. (O viceversa).

Me delató cuando llegué tarde.

La delaté cuando mintió sobre tener novio.

Fuimos de un lado a otro de esta manera durante la escuela secundaria, ambos


jurando no volver a hablarnos nunca más cuando nos fuimos a la universidad.

Pero eso fue hasta que ella apareció en mi apartamento durante mi último año y
me pidió un lugar temporal para quedarse. Hasta que me di cuenta de cuánto
habíamos cambiado, y la línea que creía que nunca cruzaríamos se hizo cada vez
más difícil de ignorar.

5
Para aquellos que crecimos durante la época
cuando tomaba más que hacer clic en un botón para
hacer a alguien tu amigo, una época donde el internet 6
todavía era un modo de acceso telefónico, y una época
donde creíamos que todo seguiría igual…
Prólogo
Rachel
La primera carta que escribí en mi vida estaba dirigida a un niño de mi clase
de primer grado. Su nombre era Nate Cloud, e incluso a los seis años de edad, mi
enamoramiento por él (y su overol azul claro) era abrumador. Mis palabras fueron
escritas con un lápiz verde brillante y con un simple:
¿Te gusto? Encierra sí o no.
Ese imbécil marcó no.
La segunda carta que escribí fue a una chica de mi clase de la biblioteca.
Su nombre era Ashley Donovan, y quería desesperadamente ser su mejor amiga.
Escribí tres líneas completas contándole todas las cosas que teníamos en común,
todas las cosas que nos convertirían en el par perfecto de amigas. (Sandalias de
goma rosa, una casa de ensueño de Barbie y una colección de brillantes Beanie
Babies). Mis palabras fueron escritas en papel de cuaderno, con una pregunta final
que decía:
¿Quieres ser mi mejor amiga? Encierra sí o sí.
7
No marcó ninguna.
Creó una nueva opción: NO.
Pasé el primer y segundo grado con el corazón roto y cero amigos, así que
guardé el resto de mis cartas para mí.
Hasta que conocí al chico que vivía en mi nueva calle, el chico que se
convirtió en mi primer mejor amigo.
Durante tres segundos.
Era la peor persona que había conocido en mi vida, y en el mismo momento
en que citó algunas tonterías sobre "mantener a [sus] amigos cerca y a [sus]
enemigos aún más", mientras me tiraba de la bicicleta y me pateaba en el suelo,
estuve convencida de que la palabra "amigo" nunca sería parte de mi vocabulario.
Pensé que nunca encontraría a alguien que amara las cartas tanto como yo.
Es decir, hasta que se convirtió en la primera persona en mi vida en
responderme.
No solo una vez. No solo dos veces.
Siempre.
A pesar de que nos odiábamos hasta la médula y de que no podíamos
llevarnos bien durante más de veinte minutos seguidos, siempre respondíamos...
Antes:
7 años y medio
Ethan
Podría haber jurado que mi nuevo vecino se suponía era un niño...
Eso es lo que mis padres me dijeron cuando la casa en venta de nuestra
calle finalmente se vendió. Dijeron: "¡Oh, parecen una familia tan agradable!
Incluso tienen un hijo para que conozcas. ¿No sería agradable?”
Sería genial porque todas las familias en nuestra calle estaban llenas de niñas
estúpidas. A ninguna de esas niñas les gustaba, y tampoco me gustaba ninguna
de ellas.
Por esa razón, cuando mi papá entró en mi habitación hoy y me dijo que me
vistiera para conocer a los vecinos, me sorprendió cuando tomó mis figuras de
acción y las devolvió a mi mesa de noche. 8
—No lo creo —dijo—. A Rachel probablemente no le gustará ver eso.
—¿Rachel? ¿Quién es Rachel? —pregunté.
—Tu nueva vecina. —Sonrió tan felizmente, como si esas tres palabras no
hubieran arruinado mis esperanzas de tener finalmente un amigo en este
vecindario. Ya era bastante malo que viviéramos en los suburbios y tardáramos
media hora en llegar a un lugar decente como el cine o el parque de patinaje.
Pero ahora, la última casa en nuestra calle albergaba lo peor del planeta. Una
niña. De nuevo.
Gimiendo, coloqué unos auriculares y un reproductor de CD en mi mochila,
listo para desconectar todo en cuanto mis padres hablaran de las cosas aburridas.
Bajé las escaleras y agarré el pastel habitual de "Conocer a los nuevos vecinos" de
mi madre. La seguí a ella y a mi papá por la puerta principal y por la acera, rodando
los ojos hacia las gemelas Cramer que jugaban en el patio delantero.
—¡Hola, señor y señora Wyatt! —saludaron—. ¡Hola, Ethan!
—No me saluden —les dije.
—Ethan... —Mi mamá entrecerró los ojos hacia mí—. Sé amable.
—Hola, Clara. Hola, Joan. —Me forcé a sonreír. En el segundo en el que mi
madre les dio la espalda, alzaron sus dedos medios hacia mí. Felizmente les devolví
el favor.
Agh.
Cuando llegamos a la casa de los nuevos vecinos, una mujer pelirroja y su
esposo salieron y nos sonrieron.
—¡Vaya! ¡No esperaba que realmente nos hicieras un pastel! —La mujer
parecía realmente sorprendida—. Hace mucho tiempo que no tengo algo hecho
en casa.
Lo compró en la tienda. No es hecho en casa.
Mientras nos hacían pasar a su casa, esperaba que la conversación con un
nuevo vecino no durara tanto como lo hacía habitualmente. Siempre hablaban de
lo mismo con cada nueva familia. ¿Las escuelas aquí son tan buenas como dicen?
¿Qué hacen los niños por aquí para divertirse? ¿Qué lindo sería si nuestros hijos se
hicieran amigos?
—Bueno, ¡mírate! —La mujer se inclinó a mi nivel—. Te saludé el otro día
cuando estabas jugando en tu jardín, pero no creo que me hayas visto. Soy la
señora Dawson. ¿Cuál es tu nombre?
—Ethan Wyatt —le dije.
—Bueno, Ethan Wyatt, tengo una hija llamada Rachel Dawson que es de tu
edad. Déjame adivinar. Tienes siete años, ¿verdad?
—Siete y medio.
—Ella dice lo mismo. —Se rio y señaló la escalera—. ¿Por qué no subes y te
presentas con ella mientras les sirvo a tus padres una copa de vino? Es la primera 9
habitación a la izquierda.
—No, está bien. —Me encogí de hombros—. No quiero conocer a otra chica.
Ya he conocido bastantes.
—Ethan Wyatt —advirtió mi madre en voz baja—. Ve a saludar a Rachel,
ahora.
Puse los ojos en blanco y me tomé mi tiempo para subir los escalones,
deteniéndome cuando vi los carteles en el pasillo. Eran todos de superhéroes y
artistas. Superhéroes y artistas que me gustan.
Tal vez ella tenga un hermano después de todo.
Golpeé al Spiderman que cubría la puerta del dormitorio, y una chica con
flequillo desigual y feas pecas la abrió.
—Mi mamá dijo que eras un chico lindo. —Se cruzó de brazos—. Mintió.
—Mira quién habla —me burlé—. Te ves como una de esas muñeca de
trapo, Raggedy-Ann, y tu cabello luce como si lo cortaste tu misma. Con una
navaja sin filo.
—Lo corté yo misma. —Entrecerró los ojos hacia mí—. Y usé una navaja de
afeitar.
La fulminé con la mirada y ella me devolvió la misma mirada.
Contemplé derribar algunas de sus cosas o empujarla al piso para mostrarle
quién mandaba en esta cuadra, pero el enorme póster de Jurassic Park en su pared
llamó mi atención. Debajo, en su cómoda, tenía una colección de figuras de
acción de Star Wars y una enorme pila de cómics.
—¿Tienes un hermano mayor? —Olvidé por qué estaba enojado con ella—.
¿Es por eso que tienes todas estas cosas?
—No, todo esto es mío. —Se dejó caer sobre su cama—. Todas las chicas de
mi antigua escuela pensaban que era rara, pero no me importa. Los superhéroes
le ganan a Barbie cualquier día sin esfuerzo. ¿Tienes una hermana?
—Nop. Soy hijo único.
—Yo también. —Me miró, y luego dejó escapar un suspiro—. ¿Es un buen
barrio?
—Es súper aburrido —dije, acercándome a su segundo juego de cómics—.
Sin embargo, no tendrás problemas para hacer amigos. Cada familia en esta
cuadra y la siguiente tienen puras hijas.
—Ya me di cuenta —gimió—. Conocí a las gemelas ayer, y me invitaron a
jugar a disfrazarme y tomar té este fin de semana.
—¿Ves? Serás la mejor amiga de las gemelas Cramer antes de que te des
cuenta.
—Odio jugar a los disfraces. —Arrugó la cara—. Y también odio el té. Solo
fingiré estar enferma.
Sonreí. Tal vez Rachel no era tan mala después de todo. Bueno, ella todavía 10
era una niña, pero tal vez era una chica genial. Por ahora.
—Fue un placer conocerte, Rachel. —Me dirigí a la puerta una vez que
escuché a mi madre decir mi nombre.
—Espera. —Señaló a mis auriculares—. ¿Qué estás escuchando?
—Buena música, confía en mí, estoy seguro de que no sabrías nada sobre
eso.
—Pruébame. —Me lanzó un porta CDs, así que saqué mi porta CD de mi
mochila y se lo tiré a ella.
Revisé todos sus discos y sentí que mis ojos se ensanchaban mientras leía los
nombres de cada artista. Con la excepción de unas pocas bandas de pop terribles,
escuchaba a casi todos los artistas que yo escuchaba.
—Supongo que tu gusto no es tan malo. —Me devolvió mis CDs y yo le
devolví los suyos—. Y sabes, tú tampoco tienes mal gusto en música. ¿Tus padres te
dejan usar internet?
—Sí y no —admití—. Mis padres siempre revisan la computadora antes y
después de utilizarla, así que realmente no la uso.
—Está bien, bueno… —Sacó una tarjeta y anotó su nombre completo y
dirección—. Prefiero escribir cartas de todos modos.
—¿Quieres que te escriba una carta? ¿Incluso si vivimos en la misma calle?
—¿Por qué no?
—Porque estás justo al final de la calle —le dije, riendo—. Siempre estoy
afuera. Solo ven si tus padres te dejan. Además, por el aspecto de las cosas en tu
panel de corcho, parece que apenas puedes deletrear. "Olvidar" se deletrea con
una "i", no una "e". Claramente, sería injusto para mí esperar que escribas una carta
decente si no puedes entender una palabra tan simple como esa.
—Agh. —Puso los ojos en blanco—. Bien, como sea.
—Bien. —Caminé hacia el pasillo, pero antes de que pudiera poner mi pie
en el primer escalón, sentí que presionaba sus manos contra mi espalda. La sentí
empujándome hacia adelante, y antes de que me diera cuenta, estaba cayendo
por las escaleras. Con fuerza.
¿Qué dem...
Contuve un grito cuando golpeé el último escalón y miré hacia arriba
esperando una explicación, pero todo lo que hizo fue cruzar los brazos.
—Cambié de opinión —dijo—. No me agradas y no quiero ser tu amiga.
Además, la palabra "olvidar" está deletreada exactamente como yo la deletreé,
así que quizás necesites que te revisen los ojos o aprender a leer. Toma eso, Ethan.
—Yo tampoco quiero ser tu amigo. —La miré furioso mientras me ponía de
pie, sabiendo que nunca debería haber confiado en una chica estúpida—.
Olvídalo, Rachel.
11
Pista 1.
This is Why We Can´t Have Nice
Things (4:00)
Ethan
Presente

Todavía odio a Rachel Dawson...


Revisé la última carta que me había enviado desde su "Semestre en el Mar",
y todavía no podía volver a escribirle. Habían pasado tres meses desde nuestro
último intercambio de cartas, y mi sangre aún estaba hirviendo como si estuviera
leyendo sus palabras por primera vez.
12
Querido Ethan,
Estoy bastante segura de que tu novia te está engañando. ¿Cómo?, todos
las SEÑALES están allí, y estaban allí hace ocho cartas. Como una persona que
honestamente adora verte miserable, no puedo decir que explicarte esto me haga
feliz. (Aunque solo porque no me gustan los tramposos. Si estuvieras molesto por
algo más, me estaría riendo ahora mismo).
Tal vez ella no está impresionada con todos esos elogios que AMAS tirar en
mi cara todo el tiempo: Como el hecho de que fueras el Sr. Popular en la escuela
secundaria durante tres años seguidos (Todavía creo que llenaste la urna con tus
votos. Y eso fue en la secundaria. Es hora de dejar ir esa mierda). El hecho de que
manejas un convertible azul clásico (¿Qué demonios tiene eso que ver con algo?)
Y el hecho de que, supuestamente, "estás gobernando una mierda en el campus
de SBU". (He estado en este barco durante tres años, y ninguno de los estudiantes
que hacen semestres solos tiene idea de quién eres cuando pregunto si te
conocen. Ni. Uno.)
Gracias por los consejos no deseados sobre MI novio, pero al ver que sé lo
que se necesita para hacer que una relación funcione, no los necesito.
Olvídalo…
Rachel
PD: ¿Quizás no eres tan bueno en el sexo como creías? (Probablemente es
así. Si lo deseas, puedo enviarte algunos libros de "Cómo hacer" sobre ese tema.
¡Déjeme saber si los quieres!)

Volví a leer la carta una última vez y la guardé en mi guantera. Luego levanté
la vista a la ventana de mi novia por segunda hora consecutiva, observándola follar
a uno de mis amigos más cercanos.
Se suponía que iba a sorprenderla con un regalo de "aniversario de cuatro
meses" en este momento, ya que ella había arrojado pistas no tan sutiles durante
toda la semana, pero después de ver que alguien más la bombeaba, supe que lo
devolvería todo al almacén al segundo que rompiera con ella. Hoy.
No puedo creer que Rachel tuviera razón sobre esta mierda.
Sin querer esperar más tiempo a que terminaran, salí de mi auto y caminé
hacia la puerta de su casa. Usé la llave que me dio hace meses, la que decía "Ethan
y Lisa para siempre", y entré a la sala de estar.
—¡Ohhhh dios! —gimió ella —. ¡Oh, dios, sí!
—¿Sí? —Mi amigo, Brody, le dio una palmada en el culo—. ¿Esto te gusta?
—Sí, a ella le encanta esa posición —dije, e inmediatamente se congeló. Sus
ojos se agrandaron, y todo el color abandonó la cara de Lisa.
Se retiró de ella, alejándose rápidamente. Luego me miró en shock por varios 13
segundos antes de subirse sus vaqueros y correr al baño.
Lisa se paró frente a mí, completamente desnuda y roja. Manteniendo sus
ojos en los míos, caminó hacia el sofá.
Se mordió el labio, mirándome como si estuviera buscando algo que decir.
—Hola, Ethan —dijo finalmente—. Sé que esto se ve muy mal, pero te juro
que puedo explicarlo.
No dije nada, y ella recogió su ropa.
—Sin embargo, ¿puedes dejar de mirarme así primero? —Se pasó el sostén
por la cabeza—. ¿Como, por favor?
No me moví. La observé mientras luchaba por ponerse el resto de su ropa.
Vaqueros azules y blusa descolorida. Mi sudadera con capucha de la escuela
secundaria.
—Es como si fueras un zombi o algo así en este momento —dijo—. No me has
dicho ni una palabra desde que entraste. Al menos, dime en qué estás pensando
para que pueda saber por dónde empezar.
Brody salió del baño y miró entre nosotros, agarrando su chaqueta y
caminando hacia mí.
—Todavía estaremos bien después de esto, ¿verdad? —Extendió su mano
para darme un apretón, el cual, por supuesto no respondí, y tomó todo de mí para
no tirarlo al suelo y golpearle el culo.
—Entonces, ¿no estamos bien? —preguntó—. Quiero decir, no me digas que
estás dispuesto a tirar años de amistad por algo como esto.
—Depende —dije finalmente—. Si “por algo como esto” te refieres al hecho
de que me senté en el camino de entrada y te vi follar a mi novia durante casi dos
horas.
Palideció, y Lisa ajustó su blusa por enésima vez.
—Sé que esto parece asqueroso —dijo él, bajando la voz—. Pero hermanos
antes que putas, hombre. Ella fue la que me llamó. Dije que no, pero ella insistió y
luego dijo...
—Aléjate de mi cara. —Lo fulminé con la mirada—. Ahora.
Parecía como si quisiera decir más, pero no lo hizo. Miró por encima del
hombro a Lisa por unos segundos antes de dejarnos solos. Al segundo en que la
puerta se cerró de golpe, Lisa paseó por el suelo.
—Lo siento, bebé —dijo, dándome su peor cara de póquer—. Fue una
estupidez, y si pudiera borrarlo, lo haría.
—¿Qué parte? —Golpeteé mis dedos contra el mostrador—. Hay más de
una cosa mal con esta situación.
—¡Oh, vamos, Ethan! —dijo, acercándose—. Este fue un error, uno muy
grande, pero un error y si hubiera sabido que ibas a volver a la ciudad hoy…
—¿Lo habrías hecho ayer? 14
—No. —Suspiró—. Lo siento, ¿de acuerdo? No sé qué otra cosa quieres que
haga. Me sentía sola y quería sexo, y como no has estado en la ciudad por un
tiempo, supongo que me dejé llevar.
—Me fui por dos días. Dos. Días.
—Bueno, ya que lo que tenemos es real, estoy segura de que podemos
superar esto. Todavía tengo sentimientos por ti, y sé que todavía tienes sentimientos
por mí. —Su boca se movía un kilómetro por minuto, y no pude evitar desconectar
su voz y mirarla.
Pelirroja y de ojos verdes, Lisa es indiscutiblemente una de las chicas más
atractivas de este campus, y lo sabía. Ella no podía evitar coquetear con cualquier
hombre en su radio, y aunque durante mucho tiempo acepté que era uno de sus
peores defectos, dormir con mi amigo cercano (bueno, ex amigo) fue el factor
decisivo.
Mentalmente rebobiné los últimos meses de nuestra relación, ignorando
todas las nuevas lágrimas, todas sus falsas promesas y mentiras.
“Oh, Brody y yo vamos a estudiar juntos”. "No, no te preocupes, Brody puede
llevarme a casa". "Oh, bebé. Para eso está tu amigo Brody".
—Creo que podemos superar esto con un poco de comunicación. —Ella
seguía hablando—. No tiene por qué ser el final entre nosotros.
—Es el fin de nosotros. —Saqué la llave de su apartamento de mi llavero y la
coloqué en la encimera de la cocina. Había algunas cosas mías en su habitación,
pero sinceramente estaba dispuesto a prescindir de ellas si eso significaba que ya
no tenía que escucharla.
La miré por última vez, queriendo decir algunas palabras finales para el cierre
ya que "Jódete" era demasiado bueno para ella, pero ya había terminado. Me di
la vuelta y salí, bajando los escalones de su apartamento.
—¿Eso es todo? —Me siguió, gritando—. ¿No me vas a dar la oportunidad
de explicarte?
Deslicé mis lentes de sol en mis ojos y seguí caminando.
—¡No soy la única persona en esta relación que ha cometido errores, Ethan!
—Caminó más rápido y se detuvo frente a mi convertible azul vintage—. He visto la
forma en que miras a otras chicas a veces, y no digo una palabra.
Me puse detrás del volante y encendí el motor.
—Oh, y no olvidemos el hecho de que no me escribiste una tarjeta de
cumpleaños este año.
—¿Me estás jodiendo? —La fulminé con la mirada—. ¿En verdad estás
comparando el no escribirte una tarjeta de cumpleaños a estar follando con otra
persona a mis espaldas?
—No, pero... —Suspiró—. A veces me descuidaste. 15
Miré el reloj en mi tablero. Estaba dándole a esta conversación dos minutos,
y luego saldría como si me persiguieran de su camino de entrada y nunca
regresaría de nuevo.
—Sé que trabajas y todo, pero de alguna manera siempre encontraste el
tiempo para salir con tu amiga Emily.
—Emily era mi compañera de estudio, y siempre te invité a venir con nosotros.
—Bueno... —Se tocó el labio, buscando más excusas, más formas de
aferrarse a algo que había desaparecido hacía mucho tiempo—. Nunca me
besaste en público para mostrar a las personas que estábamos juntos. Y siempre
encontraste el tiempo para escribirle una carta a cierta persona cada semana, y
nunca me escribiste una a mí.
—Eso es mentira, Lisa. —Puse los ojos en blanco—. Si la persona de la que
tratas de hablar es de mi antigua vecina, Rachel Dawson, a quien te he dicho una
y otra vez que, honestamente, no la soporto, no le he respondido en tres meses. Tú
y yo solo hemos estado saliendo por cuatro.
—Ethan, lo siento. ¿Hay algo que pueda hacer para reconstruir tu confianza?
—Sí, puedes dar un paso atrás sobre el jardín.
—Está bien... —Caminó sobre la hierba y sonrió—. ¿Aquí?
Puse mi auto en reversa sin responderle, golpeando mi puño contra el
volante mientras salía por el camino a la calle. Había sospechado que algo había
pasado con ella hace meses, y sabía que no era la primera vez que me engañaba.
También sabía que iba a tener que beberme la separación esta noche y
asegurarme de que fuera un recuerdo lejano lo antes posible.
Al parar en una luz roja, saqué mi teléfono y revisé la dirección de mi nuevo
apartamento. Como este año era mi primer año fuera del campus, esperaba no
tener que lidiar con estudiantes borrachos de primer año, interminables fiestas en
el dormitorio y, bueno, problemas. Tuve dos altercados con la policía del campus
después de organizar varias fiestas nocturnas en el pasado, y sabía que no iban a
ser tan indulgentes conmigo de nuevo.
Abrí mi guantera para encontrar el número de la contraseña de la alarma
de la casa, y un montón de sobres y letras de color púrpura cayeron al piso.
Agh, Rachel.
Los recogí y los encerré de nuevo.
Doblando en mi nueva calle, pasé deprisa por todas las casas blancas,
buscando la única azul. Pisé los frenos una vez que vi el montón de madera
quemada y metal en el lugar donde se suponía que estaba mi casa.
Debo estar en la calle equivocada...
Negándome a creer que esto era una realidad, parpadeé varias veces.
Luego di la vuelta a la cuadra, pero cuando regresé, 3376 Sun Swept Lane seguía
siendo la misma.
16
Quemada hasta los cimientos.
¿Qué demonios?
Apagué el motor y salí del auto.
Había una cinta amarilla donde se suponía que debía estar mi chimenea, y
un botón rojo sonriente me miraba desde donde deberían estar los mostradores de
la cocina. También había un cartel de "Bienvenido a Casa" al lado del buzón.
—¡Ya era hora de que aparecieras! —Mi compañero de habitación
seleccionado al azar, Greg, me tocó el hombro por detrás—. Te he estado
esperando durante horas, hombre.
—¿Qué le pasó a nuestra casa, Greg?
—Parece que se quemó.
—Puedo ver eso. —Crucé mis brazos—. ¿Qué demonios pasó?
—Tienes que prometer que no te enojarás primero.
—No, tienes que decirme primero qué pasó.
—Necesito que lo prometas —dijo, sonriendo—. He oído sobre lo que pasa
cuando te enojas. Las personas tienden a terminar con la mandíbula rota.
—¿Qué? En serio dijiste esa mierda.
—Es cierto, ¿verdad?
Le di una mirada en blanco.
—Está bien, está bien. —Se encogió de hombros—. Bueno, mientras estabas
fuera, hice una pequeña fiesta de inauguración de la casa con una hoguera.
Cuando nos quedamos sin alcohol, mudamos la fiesta a unas cuantas cuadras
hasta el apartamento de un jugador de fútbol, y podría haberme olvidado apagar
las brasas antes de irme. Al menos estoy vivo y bien, ¿verdad? Creo que eso es todo
lo que realmente importa en esta desafortunada situación.
Lo miré con absoluta incredulidad. La razón principal por la que elegí a Greg
como mi compañero de cuarto era que no era mi amigo cercano. Era un
compañero de estudios con notas de honor que juraba que solo quería un
descanso de la vida en el campus como yo, y juró que era responsable.
—¿Supongo que nuestro depósito de seguridad de tres mil dólares está en el
desagüe? —pregunté.
—Como el infierno que sí. —Se rio—. Nunca recuperaremos esa mierda, y no
creo que obtengamos una buena referencia.
—Entonces, ¿se supone que debemos vivir en nuestros autos mientras
hacemos los pagos del seguro por los daños? —Apreté la mandíbula.
—No, en absoluto, mi amigo.
—Tú y yo no somos amigos.
—Pero vamos a serlo. —Sonrió—. El propietario estaba bastante tranquilo 17
cuando se enteró del incendio. Bueno, no estaba necesariamente "feliz" y creo que
me llamó imbécil, pero la compañía de seguros cubrirá el total.
—Entonces, ¿dónde nos deja eso?
—Bueno, le pregunté si podía dejarnos alquilar la casa de al lado, pero dijo
que no. Así que ayer pasé a la búsqueda de casa y encontré un nuevo lugar diez
veces mejor que este.
Me negué a creer eso. Todas las buenas casas del campus ya estaban
alquiladas para el semestre, y nuestra casa era una mejora significativa antes de
que se incendiara.
—Está bien —le dije—. Muéstrame dónde está la nueva casa.
Me deslicé dentro de mi auto y lo seguí por un camino sinuoso que estaba
salpicado de casas masivas que daban a la playa. Cada una tenía cuatro veces
el tamaño de nuestra casa quemada, y cada una parecía que no era para
estudiantes universitarios.
¿Eso es una piscina en el techo?
Se detuvo en el camino de entrada de la última casa de la cuadra, una
enorme casa de playa blanca con persianas de color gris claro, y esperaba que
este lugar le perteneciera a alguien de su familia.
—¡Tienes que ver el interior de esta cosa! —dijo Greg mientras salía de su auto
y caminaba hacia el porche. Abrió la puerta, y supe desde el momento en que
entré que nunca podríamos permitirnos esto.
No hay una maldita manera.
—Cuatro dormitorios, cuatro baños y una bañera de hidromasaje en la parte
de atrás. —Caminó por la cocina—. ¡También viene amueblado!
—¿Tu padre es dueño de este lugar?
—¡Ah! No. Solo me dejaría quedarme en su casa en la playa si accediera a
ir a su alma mater. —Abrió la puerta de una habitación de invitados—. Por cierto,
no votaré por él en la próxima elección de alcalde. Estoy votando por su oponente.
Quise reírme, pero todavía estaba enojado con él.
—¿Cuánto cuesta este lugar?
—La playa está justo afuera de nuestra puerta trasera, y la cubierta envuelve
todo el camino alrededor de la casa —dijo—. Oh, y mira esto.
Tomó un control remoto y las persianas de la sala de estar se movieron hacia
arriba, revelando una hermosa vista al mar. Segundos después, la chimenea en la
sala de estar cobró vida.
—¿Cuánto cuesta este lugar, Greg?
—¡Tienes que ver el sótano! Hay dos mesas de billar y un bar. Y no olvidemos
la piscina con temperatura controlada en el techo: ¡Como, en el techo!
—Greg. —Bloqueé su camino—. ¿Cuánto cuesta este lugar?
—Setecientos cincuenta por mes. 18
—¿De verdad? ¿Eso es todo?
—Bueno, son setecientos cincuenta por persona si somos solo tú y yo. Ah, y
eso no incluye ninguna de las facturas que son como cuatrocientos dólares
fácilmente, pero sí incluye la vista. Va a quinientos al mes si conseguimos una
tercera persona. Será aún menos con cuatro, pero sé que no querías tener cuatro
compañeros de cuarto para tu último año.
Apenas quería tener un compañero de habitación...
—Por favor, dime que esto es una jodida broma.
—Es esto o los condominios de la calle Lobos, hombre. Quiero decir, esos
lugares de Lobos cuestan solo doscientos cincuenta dólares por persona, pero la
disponibilidad es escasa, por lo que probablemente tendremos que compartir un
estudio en este momento. —Miró a su alrededor—. Dijiste que querías vivir en un
lugar súper tranquilo.
—Lo que teníamos antes era súper tranquilo.
—Sin embargo, no tenía una bañera de hidromasaje. —Presionó el control
remoto de nuevo, y las puertas de la cubierta se abrieron, revelando una enorme
bañera humeante—. No puedes decir que no lo intenté...
—Puedo decirte muchas cosas en este momento, pero algo me dice que no
te importa.
—Realmente no lo hace. —Sonrió—. Sobre todo, porque ya firmé el contrato
de arrendamiento... Ah, y um. También falsifiqué tu nombre. Estabas fuera de la
ciudad, y como la falta de vivienda no era una opción atractiva, tuve que tomar
una decisión ejecutiva por los dos.
¡Qué mierda!
—Entonces, definitivamente necesitaremos un compañero de cuarto. —
Apreté los dientes y caminé hacia el refrigerador, sacudiendo mi cabeza ante la
nota de “¡Lo siento muchísimo, amigo!” Que había colocado frente a un paquete
de seis cervezas—. Preferiblemente uno al final de la semana. ¿A menos que ya
hayas cubierto el primer mes de alquiler?
—Sí, claro. —Se rio—. El nuevo propietario echó un último vistazo a mi apellido
y me dio el beneficio de la duda debido a mi padre. Tenemos hasta el final de la
semana.
—¿Ya has puesto un anuncio en alguna parte?
—Estoy diez pasos por delante de ti. —Sonrió y me mostró una copia del
último periódico estudiantil—. La gente ya me ha enviado correos electrónicos
sobre el espacio, y algunos llegarán el jueves. Bueno, a menos que quieras
preguntarle a tu novia.
—Ex novia. Incluso si no lo fuera, preferiría vivir con un maldito desconocido.
—Espera, ¿ex? —Levantó una ceja—. ¿No estaban juntos la semana
pasada?
19
—Estábamos juntos antes de que ella me engañara. —Abrí una cerveza y la
bebí—. ¿Quieres invitar a algunas personas a tomar algo para ayudarme a
olvidarme de ella?
—Absolutamente. —Sonrió, sacando su teléfono—. ¿Sabes? Si quieres que
sea el anfitrión de otra hoguera en el patio trasero para que pueda demostrar que
sí sé cómo apagar una...
—No más hogueras mientras vivas conmigo, Greg. Nunca.
—Sí, eso es... —Se aclaró la garganta—. Probablemente es una buena idea.
Por ahora, de todos modos. Lamento que tu chica te haya engañado, por cierto.
Estoy seguro de que no lo viste venir.
—Realmente no lo hice —dije, pensando en cómo Rachel, de alguna
manera, lo vio venir a kilómetros de distancia (literalmente), en su carta sabionda—
. Ya vuelvo.
Salí a mi auto y abrí mi guantera. Saqué el horario de Rachel en el puerto y
una hoja de papel en blanco.
Finalmente supe cómo iba a responder a su última carta.
Pista 2.
So it Goes… (4:23)
Rachel
Honestamente deseaba con todo el corazón que los autores románticos
comenzaran a pegar algún tipo calcomanía en sus libros diciendo algo así:
Advertencia: Esta mierda nunca te sucederá en la vida real. Esa pequeña
advertencia podría salvarme de hacerme ilusiones, de esperar que cada una de
mis relaciones termine de manera diferente a la anterior.
Y tal vez, solo tal vez, si comenzamos con las calcomanías en los libros
románticos, la tendencia podría extenderse a las universidades que engañan a los
estudiantes para que piensen que la frase "Semestre en el Mar: Enamórate de tu
educación mientras navegas", no es una mierda total.
Cuando mi asesor académico pronunció por primera vez las palabras
"Semestre en el Mar", me emocioné por todas las cosas que ofrecía el programa.
20
Un "crucero remodelado para ser un aula", una forma de "llevar sus clases al mar" y
una forma de "expandir su cosmovisión pasando el tiempo en numerosas paradas
portuarias en países extranjeros".
Imaginé noches interminables junto a la piscina, innumerables horas viendo
las olas y haciendo amigos para toda la vida. Incluso me convencí a mí misma de
que encontraría el amor de mi vida a bordo y compartiríamos los mares juntos.
Dado que era una estudiante de primer año de diecisiete años que quería
alejarme de mi padre, Ethan Wyatt, y todas las cosas que me recordaban a nuestra
pequeña ciudad costera, rápidamente firmé en la línea puntuada, para pasar tres
años en el mar.
Ahora me arrepentía de esa decisión, y lo único bueno que podía decir era
que todos los viajes que hice me podrían dar una pequeña ventaja en mi carrera
después de la universidad ya que estudié Artes Visuales y Diseño. (Palabra clave:
podría).
Las "noches interminables en la piscina" no eran más que falsas esperanzas
ya que la piscina siempre estaba llena, y se cerraba a las ocho en punto. La “vista
constante de las olas” ondulantes se convirtió en un recordatorio de cuánto
extrañaba ver la costa en casa, y los "amigos" que hice no fueron para toda la vida.
Solo eran míos por un semestre a la vez.
La mayoría de las personas, personas inteligentes, eligieron hacer la opción
de "un semestre" y para ellos el viaje era como un verano estudiando en el
extranjero, y todas sus promesas de "¡Me mantendré en contacto!" desaparecen
después de unas semanas.
Entre el inexistente Wi-Fi, la predecible comida diaria en el comedor y los
mares interminables, esto ya no parecía la educación de mis sueños. Era una
pesadilla.
No solo eso, sino que mis esperanzas de encontrar el amor en el mar eran
igual de tristes. La mayoría de los chicos que se unían al programa solo buscaban
sexo, y ¿los pocos que no? Solo eran buenos hasta el final del viaje.
De hecho, mi última relación fue otro recordatorio de que, solo una persona
triste y mal informada se inscribiría durante tres años a bordo de este barco.
—Oye, nena. —Mi novio de dos semestres, Tate, sonrió mientras caminaba
hacia mi habitación—. ¿Qué estás haciendo?
—Escribiendo algunos pensamientos —le dije, señalando mi calendario—.
También estoy contando los minutos para mi último día a bordo.
—Genial. —Cerró la puerta y me entregó un montón de sobres—. Revisé tu
casilla de correo por ti. ¿Quieres tomarte un descanso?
Asentí y cerré mi cuaderno.
—Tomemos un café en la cafetería, tengo una hora.
—Bueno, estaba pensando que podría tomarte por una hora en su lugar.
—¿Quieres tener sexo? —Sonreí.
21
—Bueno, nuestra versión especial de sexo. —Se acercó a mí y me levantó,
llevándome a mi cama—. Aún no estamos listos para la realidad.
Suspirando, me recosté en la cama, completamente vestida con una
sudadera y pantalones vaqueros, y él me dio la vuelta y me colocó a cuatro patas.
—Te ves tan sexy en tu sudadera, nena —me susurró al oído mientras sostenía
mis caderas—. ¿Estás lista para sentirme?
—Sí, seguro.
—No puedes decir “Sí, seguro” en un momento crucial como este, Rachel —
se quejó—. Te dije lo que deberías decir para que esto funcione para mí, lo que
necesito para asegurarme de que eres la indicada para mí. Dilo.
—Estoy más que lista para sentirte, bebé —dije, lo más convincentemente
posible—. Quiero que nos convirtamos en un alma.
—¿Qué más se supone que debes decir?
—Apúrate y hazme sentir bien, Gran Oso.
—Sí, eso es. —Gruñó. Como un maldito oso pardo. Besó la parte posterior de
mi cuello, moviendo su lengua en círculos, antes de empujar mi cabeza hacia
abajo sobre el colchón. Susurró algo acerca de tomarse las cosas con calma, y
luego comenzó a chocar sus caderas contra las mías los dos con vaqueros. Como
todas las otras veces que hicimos esto, solo podía sentir una pequeña
protuberancia entre sus piernas, y sabía que iba a tener otro caso de quemadura
de jean en mis nalgas cuando terminara.
—Nena, siento que no estás aquí en la zona conmigo —me susurró al oído—
. ¿Estás aquí?
—Estoy aquí. —Fingí un gemido—. Oh sí.
—Oh sí, Gran Oso —me corrigió—. Dilo más fuerte y gruñe conmigo.
No respondí a eso.
Aceleró el ritmo y sentí que mi cuerpo me rogaba que hiciera algo más
satisfactorio con mi tiempo.
Algo como dormir...
—Ohhh sí —dijo—. Imagíname en lo más profundo de ti, deslizándome
dentro de tu esponja codiciosa y húmeda. —Agarró mis pechos como si fueran
desmontables, gruñendo aún más fuerte que antes—. Ahhh... —Molió su
protuberancia contra mí trasero unas cuantas veces más, y luego me soltó antes
de caer sobre la cama.
Me di la vuelta y noté que toda su cara estaba cubierta de sudor como si
realmente hubiésemos tenido sexo.
¿Qué es esa mancha en la parte delantera de sus pantalones? ¿Realmente
se vino haciendo ESO?
Dejé escapar un suspiro y agarré una pequeña toalla y se la entregué.
22
—¿Fue bueno para ti, pequeña osa? —preguntó.
Asentí, todavía negándome a responder verbalmente por ese nombre.
Nos sentamos en silencio durante varios minutos, y estaba a punto de sugerir
que tomáramos un café en el comedor, pero él se aclaró la garganta.
—¿Me amas, Rachel? —preguntó.
—¿Qué? —Levanté mi ceja. —Nos acabamos de conocer el semestre
pasado.
—¿Y? —Se sentó—. Puedo decirte con toda honestidad que te amo.
—Apenas me conoces, Tate.
—Bueno, es por eso que quería hablar contigo antes de que llegáramos al
próximo puerto... —Se sentó—. Quiero decir, aunque lo que acabamos de
compartir en tu colchón fue mágico, como todas las otras veces, no creo que seas
mi alma, Rachel.
—¿Te refieres a tu alma gemela?
—No, me refiero a mi alma. Como, la otra mitad. —Parecía como si estuviera
luchando por encontrar las palabras—. Siento que ya no te entusiasmas por las
cosas que me gustan.
Me apoyé contra la pared.
—¿Eso es porque no siempre estoy entusiasmada con todo lo de follar en
seco?
—No se trata de follar en seco, Rachel. —Parecía ofendido—. Es la
preparación para cuando en verdad hagamos el amor. Algo que no creo que
lleguemos a hacer ahora.
—Está bien, pero... —Suspiré—. Fuera de la preparación para hacer el amor,
pensé que estábamos en la misma página sobre todo lo demás. —Bueno, casi todo
lo demás.
—¡Ja! —Resopló—. Te he escrito un montón de notas de amor en post-it, y
nunca has respondido. Ni una sola vez.
—Eso es porque escribes todas tus notas en ruso.
—¿Y? Si estuvieras enamorada realmente de mí, contestarías o aprenderías
ruso, —dijo—. Se llama traductor de Google.
No me molesté en recordarle que el alfabeto ruso no se parece en nada al
alfabeto español y ni siquiera sabría por dónde empezar.
—Me parece bastante claro que en lugar de que me des la devoción escrita
que necesito, prefieres escribir cartas a tu amigo Ethan.
—Por enésima vez, Ethan no es mi amigo.
—Sí. —Puso los ojos en blanco—. Es tu enemigo, el que supuestamente no
puedes soportar, pero por alguna razón, le escribes cartas todo el tiempo. ¿No es 23
verdad?
—No nos hemos escrito en más de tres meses.
—¿Y? —Se levantó y caminó hacia mi escritorio, abrió el cajón de la
izquierda y empezaron a volar sobres por todas partes—. A ver... —Los recogió uno
por uno—. Una carta de Ethan Wyatt. Una carta de Ethan Wyatt. Una carta de
Ethan Wyatt. ¿Una carta de Richard Dawson? ¿Quién diablos es Richard Dawson?
—Ese es mi papá. —Me levanté y le arrebaté ese sobre.
Continuó recogiendo las cartas, diciendo repetidamente el nombre de
Ethan hasta que había recogido la última.
—Estas son más de treinta cartas, y eso es justo durante el tiempo que hemos
estado saliendo. —Caminó hacia los contenedores donde guardaba todo el
correo que había recibido, y luego recogió algunos de esos sobres—. No sé qué
tipo de hombre se mantendría al día con tu calendario de puertos y te enviaría
cartas a cada uno, pero si tuviera un enemigo de la vida real, no le enviaría una
mierda. Además, necesito ser el único chico en la vida de mi chica. Si alguien le
está enviando cartas, tengo que ser yo.
—No es así, Tate. Es solo...
—Un hábito natural —terminó mi frase—. Un hábito natural de tu infancia
porque ambos se han comunicado así desde que tenías siete años y medio, lo sé.
—Entonces, ¿finalmente entiendes?
—Por supuesto que no —se burló—. Esa excusa es una completa tontería.
Rodé los ojos. Tuve la tentación de decirle que leyera una de las cartas de
Ethan para que pudiera ver la verdad por sí mismo, pero la posibilidad de que no
me restregara y me quemara con los vaqueros durante unos meses, parecía
bastante atractiva en este momento.
—Honestamente, pensé que ibas a ser la única para mí, Rachel —dijo,
devolviendo las cartas a mi cajón—. Espero que también encuentres tu alma
pronto. —Intentó besarme en la frente, pero retrocedí—. ¿Ves? —dijo, sonriendo—.
Fallaste la prueba final. Mi verdadera alma hubiera pedido perdón y una segunda
oportunidad.
—No te estoy rogando una mierda.
—Mi alma nunca estaría sin disculparse.
—Por favor, sal de mi habitación, Tate. Ahora.
—Mi alma nunca me hablaría así tampoco. —Negó con la cabeza—. Me
amaría lo suficiente como para nunca decirme una sola mala palabra.
Señalé la puerta y esperé a que se fuera. Luego azoté la puerta detrás de él
para darle un efecto dramático.
Caminando hacia el calendario de mi pared, escribí las palabras "rompimos"
en tinta azul brillante, colocándolas justo en el centro de la fecha de hoy. Esta era
mi enésima relación desde que abordé esta nave, y ninguno de ellos resultó en 24
algo más que una eventual ruptura.
En todas mis relaciones, solo arañamos la superficie. Aprendimos suficientes
pequeños detalles el uno del otro para sentir que éramos más que extraños, pero
nuestra base nunca se construyó sobre algo más fuerte. En este punto, había
aceptado que todas las relaciones de semestre en el mar eran una manera de
pasar el tiempo hasta el próximo viaje. Y sabía que para cuando saltara a la
siguiente, olvidaría todo lo que había llegado antes.
Tomé asiento en mi escritorio y hojeé mi último correo, encontrando una
carta reciente de Ethan. Dudé en abrirla, porque quería guardarla para después
de que regresáramos del puerto de la próxima semana en Sudáfrica, pero no pude
resistirme.

***

Querida Rachel,
Mi novia me estaba engañando. Te agradecería por el aviso, pero los
sorprendí follando en su sala de estar, así que lo habría averiguado fuera que me
dieras tu opinión no deseada sobre la situación o no.
Ya que mencionaste mis virtudes, permítame corregirte en algunas cosas:
1) Fui votado como el Sr. Popular por CUATRO años consecutivos. (Soy el
único estudiante de primer año en lograr esta hazaña en la Secundaria Azul Mar, y
nunca he necesitado rellenar las urnas ya que tú fuiste la única persona en toda la
escuela que no votó por mí).
2) Mi auto es un Alfa Romeo Spider de 1968 que es el mejor auto clásico de
todos los tiempos. (Tiene que ver con el hecho de que lo único que has
“conducido” es una bicicleta, y aun así has logrado tener varios accidentes
automovilísticos).
3) Sí tengo una trayectoria en este campus, pero viendo que pasarás el
próximo año de la universidad en un bote, una vez más, nunca sabrás la verdad.
(Todos en esta escuela saben quién soy, Rachel. Todos. Es hora que dejes de
mentirte).
Gracias por el consejo innecesario sobre mi ahora ex novia. Entonces, una
vez más, no estoy seguro de si alguna vez debería seguir el consejo de alguien cuyo
novio la folla en seco tres veces al día y la obliga a llamarlo Papá Oso. (¿O es Gran
Oso?)
Traté de enviarte un poco de crema para tu culo irritado, pero no despejó
las costumbres de Japón. (Si quieres, puedo enviarte a ti y a tu novio algunas
películas porno para que puedas saber cómo es el sexo real).
Olvídalo…
Ethan 25
PD: Empiezo a pensar que lo más cerca que has estado de tener sexo este
año es a través de las páginas de uno de tus libros de romance. ¿Es por eso que
tienes tantos? (Si es así, permíteme compartir mi última historia de amor: Rachel
Dawson murmuró mientras Papi Oso frotaba su polla contra sus vaqueros. Gimiendo
más fuerte, cerró los ojos y decidió que, si su vida había sido absolutamente
patética hasta este punto, no tenía sentido cambiarla ahora. EL FINAL)
PPD: Epílogo: Ella vivió feliz para siempre con su Papá Oso, y él también le
enseñó a correrse con los pantalones puestos. ☺️

***

¡UGH!
Arrojé su carta a través de la habitación y gemí. La miré por varios minutos,
como si fuera a levantarse y colocarse donde pertenecía, luego finalmente la
levanté.
Con la excepción de nuestra correspondencia más reciente, guardaba
todas las cartas de Ethan en un baúl cerrado. Y cada vez que mi más reciente
pedido de libros románticos se leía de principio a fin, conseguía tiempo para releer
todas sus cartas, ya que a menudo se jactaba de lo divertida que era la vida en el
"campus real". Él siempre supo cómo expresarse con palabras escritas, y nunca
entendí por qué estaba estudiando negocios en lugar de literatura. Sin embargo,
no es que me importara lo que hiciera con su vida.
Reorganicé todos los sobres que Tate había desordenado, asegurándome
de que estuvieran en orden por fecha de recepción, y luego hice un nuevo espacio
para ellas en mi baúl.
Cuando terminé, saqué un nuevo sobre morado y una hoja de papel en
blanco, lista para disparar una respuesta, pero las luces de mi habitación
parpadearon y la nave comenzó a oscilar.
No necesito responder a esto ya que solo queda un puerto, y no le dije que
volveré para mi último año. No es como si alguna vez hubiera salido con él en el
campus de todos modos.
Me acosté en mi cama, resistiéndome durante diez minutos antes de darme
la vuelta y recoger mi vibrador... y un libro de romance.

26
Pista 3.
Should’ve Said No (2:41)
Rachel
Semanas después, tomé unas últimas fotos del SS World Odyssey cuando
desembarqué por última vez. Me aseguré de capturar varias tomas de la pared de
roca que solía escalar sola, las cubiertas elevadas por las que caminaba cada
mañana y la parte del barco que seguramente iba a extrañar más. La popa donde
pasé la mayor parte de mi tiempo libre bebiendo café y escribiendo cartas a
“amigos” que casi nunca respondían.
Metiendo mi cámara en mi bolsa, levanté mi paraguas y caminé hacia el
área de almacenamiento de equipaje. Me abrí paso a través de todas las
reuniones de ojos llorosos y encontré mis dos maletas. Una para los libros de
romance, una para la ropa.
Saqué mi teléfono y vi lo que no había visto durante más de minutos a la vez
27
en más de tres años. Barras reales para el servicio de telefonía celular.
Me desplacé hasta el nombre de mi padre y tecleé en llamada, con la
esperanza de que no respondiera.
—¿Rachel? —Aplastó mis esperanzas después de un primer tono—. Rachel,
¿has vuelto hoy?
—Sí.
—Vaya. Por alguna razón, pensé que era mañana.
Porque te dije que era mañana.
—Bueno no. Acabo de bajarme del barco y estoy a punto de tomar un taxi
para ir a mi apartamento por el otoño. Puedo enviarte la dirección cuando llegue
allí.
—Bueno, si quieres esperar unos veinte minutos, Stella y yo podemos ir a
buscarte. Parece que está a punto de comenzar una tormenta.
—No, está bien. —Mi estómago se revolvió ante la mención del nombre de
su segunda esposa—. Conseguiré un taxi y te llamaré más tarde.
—De acuerdo, bueno... —Hizo una pausa—. Me alegra que hayas vuelto a
casa a salvo, y he disfrutado de la correspondencia y las fotos que enviaste a
menudo a casa. También te agradezco que usaras el teléfono del barco para
llamarme cada domingo. Casi se siente como si nunca te hubieras ido. —Estuvo
callado de nuevo—. Te amo.
—También te amo, papá. —Terminé la llamada, sintiendo un dolor familiar
en mi pecho. Cada vez que hablamos, las palabras “te amo” sonaban huecas, y
siempre sentí que algo faltaba.
Cuando la suave llovizna se convirtió en un aguacero, me dirigí a la
plataforma de taxis y agité mi mano hacia el primer auto amarillo.
—¿A dónde, señorita? —El conductor abrió para mí la puerta trasera antes
de colocar mi equipaje en el maletero.
—235 Beach Tree Cove.
Asintió y salió a la calle.
Mientras conducía, miré por la ventana y contemplé todas las cosas que
realmente extrañaba sobre esta ciudad. Los cafés al aire libre que bordeaban la
calle principal, los hoteles boutique y el muelle de feria que se sentaba en el lado
turístico de la playa, y la arena blanca que se extendía a lo largo de toda la
hermosa costa de nuestra ciudad. Incluso bajo la lluvia torrencial, la ciudad era
perfectamente pintoresca, y no podía esperar a explorarla de nuevo a la luz del
sol.
Media hora más tarde, el taxi se detuvo frente a 235 Beach Tree Cove, y
revisé dos veces para asegurarme de que la dirección fuera correcta. Le di una
propina al conductor por hacerlo cargar mi equipaje hacia la puerta principal, y
28
en cuanto se alejó, toqué el timbre.
Sin respuesta.
Llamé de nuevo.
Sin respuesta, otra vez.
Confundida, llamé a la puerta tan fuerte como pude.
Inmediatamente se abrió, y me encontré cara a cara con Meredith Green,
una chica con la que había compartido un viaje en el semestre anterior.
—¿Rachel Dawson? —Sonrió—. ¡No puedo creer que finalmente hayas
bajado del barco! ¿Qué diablos estás haciendo aquí?
—Estoy viviendo aquí, ¿recuerdas? —Le di una rama de olivo que había
conservado de Grecia—. Te envié una carta por correo y te dije que estaba
dispuesta a ser tu compañera de cuarto. Puedo conseguir el dinero del depósito
de mi papá mañana.
—¿Eh? —Parecía confundida, pero abrió la puerta—. Nunca recibí una carta
tuya, Rach. Lo juro. Y ya tengo compañero de cuarto. —Rascó su cabeza—. ¿Por
qué no me enviaste un correo electrónico o me llamaste por Facebook?
Resistí el impulso de gemir. Nunca dejaba de sorprenderme lo rápido que
algunas personas (algunas de las personas que habían experimentado Semestre
en el Mar) olvidaban que el barco no tenía Wi-Fi, y de lo que recordaba, ella pasó
los primeros cinco días de su viaje llorando por no tener acceso a Facebook.
Antes de que pudiera darle la mejor versión de mis pensamientos, ella se rio.
—¡Oh, duh! —Golpeó su frente con la palma de la mano—. No hay wifi y no
hay Facebook. Estoy tan contenta de haber dejado esa maldita cosa. Tuve que
esperar cuatro meses enteros para compartir mis fotos en línea, y sentí que iba a
morir. Déjame ver si puedo encontrar tu carta.
La seguí hasta la sala de estar, mirando las pilas de ropa y bolsas de basura
que cubrían cada centímetro del piso.
—¿Hoy es día de lavandería? —pregunté.
—¡Já! No, no he empezado a limpiar desde que me mudé. Lo haré después
de que las clases comiencen la próxima semana.
Un gato siamés de ojos azules ronroneó y se sentó sobre su gran pila de
sujetadores, y la seguí a la cocina.
Abrió un gabinete debajo del fregadero, y entrecerré los ojos para ver la
cucaracha oxidada y las trampas para ratas que estaban debajo de las tuberías.
El escarabajo moribundo agitaba sus piernas como un signo final de vida.
—Tengo mucho correo sin abrir —dijo Meredith, sacando dos bolsas llenas
de sobres—. Hay solicitudes de tarjetas de crédito, facturas y el Servicio de Rentas
Internas continúa enviándome el mismo sobre de Aviso de Impuesto Urgente mes
tras mes.
—Um. —Aclaré mi garganta—. Es posible que desees abrir los del IRS más 29
pronto que tarde.
—Eh. —Se encogió de hombros—. Simplemente se pone tan abrumador. Si
alguien quiere que lea algo, no entiendo por qué no puede simplemente enviar un
correo electrónico. El SRI puede hacer lo mismo, ¿sabes?
—Sí... —Me di cuenta de las hormigas que se arrastraban por su encimera.
Estaban haciendo una línea hacia migas de cereal Fruit Loops—. Mi carta debe
estar en un sobre morado.
—Bueno, eso lo hace mucho más fácil. —Dejó las bolsas de correo en su otro
mostrador y sacó dos de mis sobres de papelería.
—¡Cielos! —Los miró durante varios segundos—. ¡Estos son realmente bonitos!
—Gracias.
—¡Honestamente no puedo creer que hayas tomado el tiempo para
escribirme algo! —Sonrió y caminó hacia su tetera, ignorando la línea de
hormigas—. Nunca antes había recibido una carta de un amigo en el correo real.
Quiero asegurarme de saborearlo adecuadamente. ¿Quieres un poco de té? —
preguntó, sacando dos tazas.
—Me gustaría un poco.
Me entregó una con una bolsa de té y casi me atraganto. Había un anillo
de corteza amarilla y una hormiga muerta en su interior.
Cuando el agua hirvió, llenó nuestras tazas y se sentó en el mostrador. Luego
abrió mi carta y la leyó en voz alta como si no estuviera al tanto de lo que decía.

Querida Meredith,
¡Feliz cumpleaños desde el SS World Odyssey! ¡Espero que la estés pasando
de maravilla en tierra y espero que tengas algunos tragos fuertes en honor a tu día
especial!
Con amor y velas,
Rachel Dawson

—¡Awww! —Sonrió y abrió el segundo.

Querida Meredith,
¡Espero que esta carta te encuentre bien! Te escribo porque, como sabes, el
Wi-Fi en el barco es inexistente y quería asegurarme de que llegara mucho antes
de que comience el semestre de otoño. Mencionaste que necesitabas un
compañero de cuarto antes de irte, ¡y me encantaría ser ella! Puedo pagar el
alquiler de los dos primeros meses y el depósito de seguridad a la tarifa que
mencionaste al segundo en que regrese este otoño. 30
Escribe de nuevo y guarda mi cuarto,
Rachel Dawson
—¡Aw! —Miró fijamente la carta—. Tu letra es muy bonita, Rachel. Ojalá
pudiera escribir así. De todos modos, lamento no poder ayudarte con un lugar este
semestre. Una vez más, podrías haber intentado enviar un correo electrónico
cuando llegaste a una ciudad portuaria, y tal vez podría haber tenido un lugar para
ti.
Me mordí la lengua. Esta conversación no estaba valiendo la pena, y por el
aspecto de su apartamento, estaba segura de que no encajaríamos bien como
compañeras de cuarto de todos modos.
¿Por qué SIGUE ignorando a todas esas hormigas?
—Aquí hay algo que podría ayudarte —dijo, entregándome una copia del
periódico estudiantil—. Esta es la edición que acaba de salir. Mucha gente sigue
buscando compañeros de cuarto para el semestre, así que quizás tengas suerte en
encontrar un lugar donde quedarte. Ah, y no olvides Craigslist.
—Gracias.
—Eres más que bienvenida a quedarte en mi sofá unas cuantas noches si
quieres. —Se acercó a su sofá y sacó un par de bragas de los cojines—. Déjame
limpiarlo para ti primero.
Me obligué a sonreír y asentir. Luego la observé mientras sacaba un condón
usado de debajo de una almohada, por lo que inmediatamente abrí el periódico.
No hay manera en el infierno de que me quede aquí esta noche.
Los anuncios de “Se Busca Compañero De Cuarto” estaban listados en
orden alfabético por sus nombres de calles, y por lo que pude ver, los precios
mensuales de alquiler eran menos de la mitad de lo que Meredith me había citado
anteriormente.
—Está bien, es posible que tenga que rociar este sofá antes de que duermas
en él —dijo, haciéndome levantar mi mirada hacia ella—. Parece que algunas
hormigas aún disfrutan de mis bocadillos Snicker de la semana pasada, pero son
solo hormigas. Me aseguraré de que estén muertas y aspiradas en cuestión de
segundos.
Salió de la habitación antes de que pudiera responder, y saqué mi teléfono
para llamar a un taxi nuevo.
Revisé los anuncios una vez más y noté una foto hermosa de una casa que
estaba a varias calles del campus principal. La casa era enorme y absolutamente
impresionante, con sus persianas de color arena y su terraza privada que dejaba
salir a la playa.
¿Eso es una piscina en el techo?

31
301 Avenida Rose Bay. Dos estudiantes universitarios masculinos buscan
compañero de cuarto en una casa de playa de lujo. (Sí. ¡Eso es una piscina en
nuestro techo, perras!)
Bañera de hidromasaje, piscina, sala de juegos y mucho espacio para que
estudies (o no, si eres un senior como yo). Tendrás tu propio baño y tu propio
dormitorio amoblado con vista al mar.
CABALLERO NO FUMADOR ALTAMENTE PREFERIDO
Envíe un mensaje de texto a Greg Charleston III al 555-8718 para obtener
más información + visita.

Miré el anuncio de nuevo, frunciendo el ceño ante la línea "preferido" en la


descripción, pero de todos modos guardé la información de contacto en mi
teléfono.
—Oye Rach, ¿dejarías ese periódico y me ayudarías con el sofá? —Meredith
salió con una botella de cloro y una aspiradora—. Resulta que, todos estos bichos
no son hormigas...
Pista 4.
Bad Blood (3:22)
Ethan
Oficialmente estamos jodidos...
—¿Qué te parece el lugar? —Greg tosió mientras acompañaba a nuestro
último potencial compañero de cuarto a la cubierta.
Me recosté en nuestro jacuzzi y esperé a que el tipo contestara. Estaba tan
drogado que olí la marihuana en él al momento en que entró en nuestra casa, y
no pudo pasar de una sola frase sin reírse. Desafortunadamente, era la mejor
persona que habíamos conocido hasta ahora.
—Es increíble. —Se agachó y metió las manos en el jacuzzi, riendo—.
Realmente increíble. Hay mucho espacio para que mis corredores vengan a las
reuniones. 32
—¿Corredores? —preguntó Greg, tosiendo de nuevo—. ¿Estás en el equipo
de atletismo?
—¡Já! —El tipo se rio—. No ese tipo de corredor. Corredor como corredor.
Como, gente que se encarga de la entrega de mis productos.
—Entonces, ¿vendes cosas para el equipo de atletismo?
—Está hablando de drogas, Greg. —Agité la cabeza—. Es un maldito
traficante de drogas.
—Aunque no tráfico ninguna droga pesada —dijo el tipo—. Soy
estrictamente un tipo de hierba, pastillas y roofies. Nada de lo duro. Siempre estoy
buscando gente que se una a mi equipo si alguno de ustedes está interesado.
Incluso tengo un plan de salud competitivo.
Puse los ojos en blanco, pero Greg mantuvo la compostura. En el momento
en que mencionó cuánto costaba el alquiler, yo estaba seguro de que el tipo
saldría corriendo de aquí, como todos los demás.
—Por lo tanto, el alquiler es de quinientos dólares al mes —dijo Greg—. Y
tenemos que dividir las cuentas equitativamente. Bueno, la factura del agua de
todos modos. Mi padre cubrirá todos los demás por nosotros.
—Genial. —Asintió—. Eso suena más que factible. Puedo pagar un año
entero por adelantado.
—Bueno, antes de llegar a ese punto... —Greg se rascó la cabeza—. Fumaste
como dos cigarrillos y un porro durante la visita a la casa, y solo me llevó veinte
minutos enseñártelo todo. Así que…
—¿Así que, qué? —El tipo levantó la ceja.
—Así que, si votamos para que te mudes, ¿puedes limitar tu consumo de
tabaco a tres o cuatro inhalaciones al día? Ninguno de los dos fuma, por lo que
despejará toda el aura de la casa si lo haces.
—No, necesito mi hierba y mis cigarrillos —dijo el tipo, cruzando los brazos—.
Son parte de mí, y si estoy pagando quinientos dólares al mes por el alquiler
compartido, debería poder hacer lo que me dé la gana.
Tiene razón...
El tipo señaló la playa.
—¿Hay alguna cámara de la casa que pueda ver ahí fuera?
—No que sepamos —dijo Greg—. ¿Por qué?
—Bien. —Miró fijamente al agua—. Solo me aseguro de tener un lugar seguro
para disciplinar a mis corredores si llega el momento. Ustedes dos no podrán
sentarse en esta cubierta si algo de esa mierda se cae, ¿de acuerdo?
Le eché un vistazo a Greg y levantó las manos para rendirse.
—Nos pondremos en contacto contigo después de nuestra votación, pase
lo que pase. —Hizo un gesto para que el tipo lo siguiera.
33
Observé cómo Greg lo sacaba de la casa, y luego busqué sobre un montón
de toallas para tomar mi teléfono celular. No había nuevos correos electrónicos de
mi publicación en el periódico de la Escuela de Negocios, pero había un montón
de mensajes de texto de Lisa y Brody. Estaban repitiendo las mismas disculpas falsas,
así que los borré.
—De acuerdo —dijo Greg, regresando y paseando por la cubierta—.
Entonces, es entre el traficante de drogas, el tipo que hace trucos de magia
espeluznantes con cucarachas y ratas, y el tipo que solo puede pagarnos la mitad
de la renta pero que dice que tomará mi clase de Sociología y me conseguirá un
B menos garantizado... No sé tú, pero yo me inclino por el tipo número tres.
—Cállate, Greg —dije—. ¿Alguien te ha contactado ya desde el anuncio de
Craigslist?
—Sí. Ha habido mucho interés en el anuncio de Craigslist.
—Bien, ¿por qué no has dejado que ninguna de esas personas vea la casa
todavía?
—Porque accidentalmente lo puse en la sección de hombres que buscan
sexo, así que no creo que debamos responder a ninguno de ellos por un tiempo. A
menos que sea algo que te interese hacer en tu tiempo libre.
Agité la cabeza. Me negaba a creer que era un estudiante con honores.
—Tenemos una potencial compañera de cuarto más que viene hoy, pero
como llega veinte minutos tarde, no sé si deberíamos mantenerla en la carrera o
no.
—¿Una ella? ¿Como una compañera de cuarto?
—Sí. —Se encogió de hombros—. A menos que tengas una lista de personas
interesadas de la Escuela de Negocios, creo que tenemos que abrirla a las mujeres
en este momento.
—Bien. Solo asegúrate de que no sea mi ex ni nadie que sea amigo de mi
ex. Ella es un no automático, y tu ex novia también es un no desde que me contaste
algunas de las cosas que ha hecho.
—¿Incluso si tiene el dinero? —preguntó—. Y quiero decir, mi ex solo rayó mi
auto una vez. Si ella no hubiera hecho eso, no habría sabido que era hora de
comprar un auto nuevo. Técnicamente me hizo un favor.
Le di una mirada en blanco.
—Está bien, está bien. Nada de ex novias. ¿Qué opinas de abrir oficialmente
las cosas a un estudiante no universitario, entonces?
El timbre de la puerta sonó antes de que pudiera contestarle, y bajó de la
cubierta.
Abrí mi aplicación de calculadora y traté de calcular cuántas horas extras
necesitaría trabajar este mes si no conseguía un compañero de cuarto. Cuántas 34
horas iba a sugerir que Greg trabajara también ya que fue él quien nos metió en
esta desafortunada situación.
—¡Oh, vaya! —dijo una voz ronca desde adentro—. Este lugar es increíble.
La foto no le hizo justicia en absoluto.
No me molesté en levantar la mirada.
Diez horas extra a la semana deberían cubrirnos durante al menos tres meses.
—Por favor, entra en nuestra humilde morada y ponte tan cómoda como
quieras. —La voz de Greg sonaba vertiginosa como el infierno—. ¿Has estado
yendo a SBU todo este tiempo?
—Sí. —Ella se rio—. He estado recibiendo esa pregunta muchas veces esta
semana.
—Estoy seguro de que sí. —Se aclaró la garganta—. ¿Cómo es que nunca te
he visto por aquí? Quiero decir, no lo tomes a mal, pero definitivamente recordaría
haberte visto por aquí.
—Hice Semestre en el Mar durante tres años. —Se detuvo—. Estaba en el
programa de admisión, pero decidí no renovarlo para el último año.
Inmediatamente me callé, esperando que la voz áspera no perteneciera a
quien yo creía que pertenecía.
—Bueno, me alegro de que decidas unirte a nosotros en el campus real,
entonces —dijo—. Déjame presentarte a mi compañero de cuarto. Soy Greg
Charleston, por cierto. ¿Cuál era tu nombre de nuevo?
—Rachel. Rachel Dawson.
Jesucristo....
Me senté y lentamente me di la vuelta en el jacuzzi, listo para decirle
“demonios, no”, pero me encontré mirando a una mujer que no se parecía en
nada a la Rachel Dawson que recordaba. Ni siquiera cerca.
Las enormes gafas negras que cubrían la mitad de su cara y arruinaban
cada foto del anuario con su resplandor, desparecieron. En lugar del cabello
encrespado y salvaje que siempre lucía como si pasara demasiado tiempo
metiendo los dedos en los enchufes eléctricos, había unos rizos lisos que caían sobre
sus senos. Incluso había domesticado las gruesas orugas marrones a las que una
vez llamó cejas.
Incliné mi cabeza hacia un lado con total incredulidad, incapaz de dejar de
mirar.
¿Qué demonios?
Sus ojos castaños brillaban mientras hablaba con Greg y noté reflejos de
color miel en su cabello. Mientas la veía de arriba a abajo, no pude creer que no
llevara su traje de “todos los malditos días” de la escuela secundaria. El que
alardeaba de usar en todas sus cartas recientes.
35
“Todo lo que uso en este barco son pantalones grises holgados y una
camiseta casual”.
No había nada holgado ni casual en su ropa actual. Estaba vestida con una
falda azul claro que abrazaba curvas que nunca había notado y exponía piernas
largas y tonificadas que solía mantener envueltas bajo toneladas de capas. Su
blusa blanca y gris sin mangas era transparente, revelando un sujetador de color
rojo brillante y rosa.
No quería admitirlo, pero esta Rachel Dawson era hermosa.
No se podía negar.
—Este es mi compañero de cuarto —dijo Greg cuando finalmente subieron
a cubierta—. Nos conocimos hace unos meses, pero...
—¿Ethan? —Los ojos de Rachel se encontraron con los míos, y dio un paso
atrás como si hubiera visto un fantasma.
—Oh. —Greg sonrió—. Entonces, ¿se conocen?
—No —dijimos al unísono, entrecerrando los ojos el uno al otro como si
acabáramos de vernos por primera vez, una y otra vez.
—¡Já! ¡Está bien, genial! —Aplaudió con las manos—. Rachel, déjame darte
el tour oficial. —La acompañó a la casa, y supe que mi voto por ella viviendo aquí
iba a ser un no.
Un definitivo “demonios no”.
Lidiar con su boca inteligente y su temperamento a través del correo era una
cosa. Verla en persona, a pesar de que ahora era bastante impresionante no iba
a funcionar para mí en absoluto.
De hecho, a pesar de las cartas que nos enviamos constantemente en los
últimos años, siempre hubo una tensión palpable y una sensación de odio entre
nosotros, y nunca pude entender de dónde venía. Solo sabía que era la razón
principal por la que a veces nos tomábamos descansos entre las cartas.
Cuando nos enfadábamos el uno con el otro por una revelación escrita que
no queríamos leer, o cuando tratábamos con una novia o un novio que no
entendía nuestra relación comprensiva de enemigos.
—Tendrás acceso a la piscina, al jacuzzi y a todas las otras cosas locas que
tenemos... —La voz de Greg se calló mientras la acompañaba al otro lado de la
casa.
Salí del jacuzzi y me sequé, tomando una cerveza adentro. Necesitaba
asegurarme de que Rachel recibiera mi respuesta cara a cara.
—Ahora, las malas noticias —dijo Greg, llevando a Rachel a la sala de estar—
. El alquiler es de quinientos dólares al mes cada uno, y este tour es solo una
formalidad. Todavía tenemos que votar a quién queremos para nuestro tercer
compañero de cuarto, ya que Ethan prefiere un hombre.
—Sí, yo prefiero eso —dije. Ella me ignoró.
36
—¿Qué hay de los servicios? ¿Cuánto cuestan?
—Lo único que tenemos que dividir es la factura del agua. Todos los demás
están bajo control.
—Oh. Bueno, definitivamente estoy interesada en ser considerada, dejando
de lado el género. Independientemente del voto, apreciaría poder dormir en tu
sofá unas noches. Puedo pagar por eso también.
—Hay un refugio para indigentes al final de la calle —le ofrecí.
Greg me echó un vistazo.
—Por supuesto, puedes quedarte en nuestro sofá unos días, Rachel. ¿Tiene
alguna otra pregunta sobre la casa?
—No que se me ocurra. —Evitó mirarme mientras se daba golpecitos en el
labio—. ¿Puedo llamar a alguien en privado para ver si puedo pagar esa cantidad?
—Absolutamente. —Le hizo un gesto para que fuera a la cubierta y esperó
hasta que estuvo a una distancia desde la que no pudiera escuchar—. Mierda. Es
muy sexy, Ethan. —La miró de arriba a abajo mientras ella paseaba por la
cubierta—. Por favor, no me digas que es una ex tuya.
—Nunca saldría con Rachel.
—Bueno, genial, entonces. —Todavía la miraba fijamente, como si estuviera
a segundos de babear—. Ella tiene oficialmente mi voto.
—Entonces necesitaremos un desempate. —Me crucé de brazos—. Voto por
el traficante de drogas.
—¿Qué?
—Prefiero tratar con él y sus corredores que con Rachel.
—Espera, espera, espera. Estoy confundido. —Se dio un golpecito en el
labio—. Pensé que ustedes dos se conocían. Pensé que eran amigos.
—Nunca hemos sido amigos —le dije—. Tenemos una historia.
—¿Esa historia incluye que ella pague todas sus cuentas a tiempo?
—Es complicado.
—Realmente no lo es. —Me miró—. Necesitamos un tercer compañero de
cuarto que nos ayude a pagar las cuentas al final de esta semana. Ya que es la
persona más normal que hemos entrevistado hasta ahora, y puedes responder que
no es una psicópata, ¿cuál es el problema?
—Es una larga historia.
—Dame las CliffNotes.
—La he odiado desde que tenía siete años y medio, y no nos llevamos bien.
Podemos ser cordiales por unos minutos aquí o allá, a veces podemos ser cordiales
por unas horas, pero siempre terminamos discutiendo o peleando.
—Bueno, viendo que ustedes dos ya son adultos, creo que pueden superar 37
su niñez mezquina —dijo—. Quiero decir, no hay manera de que ustedes dos se
odiaran cuando eran niños, ¿verdad?
—Correcto. —Sorbí mi cerveza—. Nos despreciábamos el uno al otro.
Antes:
9 años y medio
Ethan
Querida Rachel,
Quiero que sepas que nadie en nuestra escuela va a extrañarte cuando te
mudes esta semana. Eras la niña más fea y estúpida de la clase, y todos siempre se
ríen de ti porque eres la única que falla los exámenes de ortografía. Además, tu
cabello siempre luce como si tuvieras un perro mojado sentado en tu cabeza.
ADIÓS y no se te ocurra volver a escribirme,
Te olvida PARA SIEMPRE…
Ethan.
PD: sé que me robaste mi juguete de Capitán América, así que quemé tu 38
muñeca de la Mujer Maravilla en la fiesta del campamento de mi primo la semana
pasada. Espero que no la estuvieras buscando.

***

Querido Ethan,
¡Estoy tan feliz de por fin mudarme lejos de ti y de este aburrido vecindario!
No puedo explicarte lo contenta que me siento de no tener que soportarte nunca
más. Prometo que nunca volveré a escribirte otra carta y prometo que haré
MUCHOS MÁS amigos que tú cuando llegue a mi nueva casa, y espero que tu
nueva vecina sea otra chica que no te soporte.
Ya olvidándote,
Rachel.
PD: Fui yo la que quemó tu caja de videojuegos el año pasado. AHY TIENES.
Te lo merecías.

***

¡UGH! ¡SE ESCRIBE A-H-Í! ¿Por qué siempre escribes mal?


Miré por mi ventana y vi cómo Rachel se alejaba con pasos fuertes de mi
buzón, regresando a su casa.
Tomé un bolígrafo de mi cajón y comencé a escribir mi respuesta. Tenía dos
horas antes de que el camión de mudanza de la familia de Rachel se fuera, y quería
asegurarme de poder entregarle esta carta a tiempo. Quería asegurarme de ser
yo quien escribiera la última palabra.
Jamás había estado tan feliz de ver a alguien irse de esta calle y no podía
esperar a que abriera su caja de cómics y se encontrara con el “regalo” de caca
de perro que le había puesto dentro cuando llegara a su nueva casa.
—¿Por qué no se llaman por teléfono? —preguntó mi madre, trayendo un
vaso de jugo—. Debe ser agotador caminar de un lado al otro de la calle cada
hora para pasarse notas.
—No son notas, mamá. Son cartas.
—Ah, ya veo. —Se rio—. ¿Cartas de amor?
—Agh, nunca. —Rodé los ojos—. Rachel es la niña más fea en la manzana,
y todo el mundo lo sabe.
—¡Ethan!
Me encogí de hombros.
—Es la verdad.
—Es grosero, y sé que no lo dices en serio —dijo—. Con un poco de suerte,
39
se volverán más cercanos y se harán amigos con el tiempo. Creo que esto es
solamente una fase.
—Nop. —Escribí el “Te olvido” con cuidado en mi carta y firmé con mi
nombre—. Ahora que va a mudarse, no planeo hablarle nunca más.
Ella se rio y me dio golpecitos en el hombro.
—Ya veremos. —Comenzó hablar sobre las razones por las que debería ser
más “agradable” con Rachel, pero no la escuché. Rachel no se merecía que fuera
agradable. Jamás.
Era una mentirosa, y una soplona cuando las cosas no salían como quería, y
me echaba la culpa de todo. La única vez que sentí compasión por ella era
cuando las otras niñas se burlaban de ella y herían sus sentimientos, o cuando se
negaban a jugar con ella y le decían que se vestía como un niño. Pero, de
cualquier manera, se lo merecía, y sí se vestía como un niño.
Tenemos algunas camisetas iguales…
—Sé que tu padre te castigó por tirar a Rachel de su bicicleta la semana
pasada —dijo mi madre, bajando el tono de voz—. ¿Pero qué te parece si los llevo
a los dos al cine mientras él está en el trabajo este fin de semana?
—Puedes llevarme a mí —dije—. No quiero a Rachel cerca.
Antes de que pudiera decir otra palabra, salí por la puerta de entrada… listo
para dejar mi última carta en el buzón de Rachel.
Sin embargo, ya era demasiado tarde.
La van amarrilla de su familia ya estaba alejándose por la calle.
Suspirando, introduje la carta en mi bolsillo trasero e intenté mirar el lado
positivo de las cosas. Rachel se estaba yendo.
Rachel se estaba yendo. Rachel se estaba YENDO.
Saludé al auto mientras comenzaba a tomar velocidad, rodando mis ojos en
dirección a Rachel cuando alzó su dedo medio desde el asiento trasero. Me sentí
tentado a comenzar a correr por la calle y tirarle mi carta de despedida, pero de
repente la van comenzó a bajar su velocidad.
Luego dobló en la entrada justo al lado de mi casa.
Y luego frenó.
¿Qué está pasando?
Los padres de Rachel aparcaron el auto, y no se movieron de la entrada.
Simplemente se sentaron allí, como si pertenecieran ahí mismo. Como si fuera allí a
donde planeaban mudarse.
—Ah, ¡qué tierno! —La madre de Rachel se apeó primero—. No sé por qué
siempre te comportas tan mal con Ethan, Rachel. Está esperándote para ayudarte
a mudar a tu nueva habitación.
—¿Qué dijiste? —Mi mandíbula cayó de repente—. ¿Rachel se mudará a la
casa de al lado?
40
Su madre no me oyó.
Repentinamente, mi padre apareció a mi lado, dándome un golpecito en
el hombro.
—Querían una casa con una piscina como la nuestra y entonces James
quiso vender su casa. ¿No es gracioso cómo funciona la vida a veces, hijo?
Me había quedado sin palabras, y por la manera en que la mandíbula de
Rachel se encontraba muy abierta, ella también.
—Creo que tomamos la decisión correcta al no decirles nada hasta el día
de la mudanza. —Su padre se rio y abrió la puerta trasera del camión. Mis traidores
padres se rieron también, y luego comenzaron a ayudarlos a descargar sus cosas.
Rachel se mantuvo pegada al asiento trasero, y yo me mantuve allí parado
clavado al césped. No fue hasta unos cuántos minutos después cuando mi madre
posó una caja con la etiqueta “nueva habitación de Rachel” en mis manos que
caí en la cuenta de lo que realmente estaba sucediendo.
La caca de perro que había dejado para Rachel estaba cayendo de la
caja, sobre mis zapatos.
La apoyé en el suelo y miré a Rachel, preguntándome si debería ser la
“persona más madura” y ofrecer una tregua, pero noté mi juguete de Capitán
América en su mano. La vi sonreírme mientras lo sostenía en alto.
Miré a mi alrededor, listo para mostrarle a mi madre lo malvada que era
Rachel, pero todos nuestros padres estaban dentro.
—Devuélveme mi Capitán América, y no quemaré ninguna otra de tus cosas
—dije, mientras ella bajaba la ventanilla.
—Bueno, suena justo. —Se encogió de hombros y salió de la van. Estiró su
brazo con la figurilla en la mano, pero no me la entregó.
La dejó caer, en la alcantarilla.
—¡Ups!
Sabía que debería contarles a nuestros padres que había hecho eso, que
debería correr hacia la casa y meterla en problemas, pero estaba cansado de su
mierda.
La tiré al suelo, y me arrastró con ella. No me importaba una mierda que
fuera una niña. Luchaba con más fuerza que cualquiera de los niños en esta
manzana, y ser castigado por golpearla nuevamente no iba a matarme.

41
Pista 5:
Gorgeous (3:12)
Rachel
El Ethan parado delante de mí no se parecía en nada al Ethan Wyatt que
recordaba. Siempre había sido alto y musculoso, siempre con un aire engreído,
pero nunca había sido ni remotamente atractivo. Al menos, para mí.
Y por mucho que me doliera admitirlo, este Ethan Wyatt era precioso.
Era innegable.
En lugar de sus mejillas ligeramente regordetas de nuestros años de escuela
secundaria, había una mandíbula bien definida y cincelada, y en lugar del “pecho
de pájaro” que utilizaba para burlarme de él, había un completo juego de
abdominales brillantes y un tatuaje negro y gris en el lado derecho de su pecho.
Sus ojos azul océano seguían siendo los mismos, pero cuando sonrió, noté
42
que complementaban los profundos hoyuelos en sus mejillas.
Sin embargo, el hecho de que ahora fuera un poco más atractivo no
cambiaba nada. Poco después de que sus ojos se encontraron con los míos
mientras él estaba en el jacuzzi, una vez que el choque inicial de atracción
desapareció, me sentí incómoda. Silenciosamente me pregunté si debíamos
considerar ser compañeros de cuarto, si seguíamos siendo los niños impulsivos que
podían ser completamente cordiales en un minuto y participar en una discusión
ardiente al siguiente.
—De acuerdo, vamos a votar ahora —dijo Greg, poniendo un montón de
mantas para mí en el sofá—. Ethan, ¿puedes unirte a mí en la cocina para que
podamos hablar oficialmente de nuestro próximo compañero de cuarto?
Ethan se dirigió hacia Greg sin mirarme a los ojos y como si yo no estuviera
cerca, Greg comenzó a hablar.
—Así que, déjame explicarte mis razones por las que le digo que sí a Rachel.
Luego puedes decir tus razones y luego podemos votar. —Levantó un dedo—.
Número uno, es muy sexy, pero también tiene el dinero según su padre. Siento una
boca inteligente, ya que cuando abrí las ventanas de la cubierta y dije: “Este es un
ejemplo de vista al mar”, ella respondió: “No me digas”. Aún no estoy seguro de
cómo me siento al respecto.
Los labios de Ethan se curvaron en una leve sonrisa, revelando de nuevo sus
profundos hoyuelos.
—Eso es un sarcasmo bastante leve para ella. Necesitas saber que solo
empeorará.
—Bien, entonces, ese es un strike en mi libro —dijo—. Pero volvamos a lo
positivo. Una vez más, ella tiene el dinero. También dice que estudió Sociología en
el barco del Semestre en el Mar y está dispuesta a compartir algunas de sus viejas
notas conmigo.
—Greg, Sociología es una de las clases más fáciles de este campus. ¿Por qué
estás tan empeñado en conseguir ayuda para eso?
—Porque el único profesor que pude conseguir es Swanson y me ha
suspendido en dos de sus otras clases. —Se detuvo—. Claramente lo tiene todo
pensado para mí y necesito al menos una C para graduarme.
—¿Algún otro positivo?
—¿Mencioné ya que es demasiado atractiva?
—Lo hiciste. —Ethan tomó una botella de cerveza y la bebió, sin mirar hacia
mí.
—Bueno, pongámoslo a votación. —Greg se aclaró la garganta—. Los que
estén a favor de que Rachel Dawson sea nuestra tercera compañera de cuarto,
digan yo.
—Yo —dije, al unísono con Greg.
Ethan se dio la vuelta para mirarme. 43
—No vives aquí. No tienes voto en esto.
—Por supuesto que sí, ya que suena como dos a uno. —Greg se rio y caminó
hacia mí, dándome una cerveza—. No es necesario que duermas en el sofá esta
noche, pero necesitaremos tu primer mes de alquiler al final de esta semana.
—No hay problema.
Chocó su cerveza contra la mía y miró su teléfono.
—Volveré un poco más tarde. Estoy a punto de ir a follar; quiero decir... —Se
detuvo, aclarándose la garganta—. Rachel, ¿estás saliendo con alguien? Estoy
preguntando por un amigo.
—¿Quién es tu amigo?
—Yo.
Me reí.
—No, acabo de salir de una relación.
—Está bien, bueno, si alguna vez quieres salir conmigo, me encantaría. —Se
dirigió hacia la puerta—. Quiero decir, después de que termine con lo que voy a
hacer esta noche. Ahora no. —Se despidió y salió corriendo por la puerta,
dejándonos solos a Ethan y a mí.
—¿Así que rompiste con Papi Oso? —Ethan se paró frente a mí, sonriendo—.
¿Lloró?
—En primer lugar, se llamaba Tate —le dije—. Su apodo de dormitorio era
Gran Oso y me dejó.
—¿Eso lo convierte en qué? ¿El enésimo novio que te dejó en ese barco?
—Soy consciente. —Me puse de pie—. Gracias por recordármelo. ¿Cuál de
las habitaciones de huéspedes voy a tener?
—Ninguna de las dos —dijo, acercándose a mis maletas y girándolas hacia
adelante—. Greg y yo hemos decidido que el nuevo compañero de cuarto debe
tener la suite principal.
—¿En serio? ¿Por qué?
—Es la única habitación que no está completamente aislada. —Sonrió un
par de dientes blancos nacarados perfectos y traté de recordar si su sonrisa alguna
vez se vio así cuando éramos más jóvenes—. Oh, y como era una adición a la casa
existente, es la única habitación de la casa que no tiene aire acondicionado
central.
Por supuesto.
—Justo cuando pensaba que estabas siendo generoso conmigo.
—Nunca contigo. —Me acompañó por el pasillo, llevando mis cosas a la
enorme suite.
El aire del interior parecía más cálido que el del pasillo y sabía que todos los
ventiladores de la esquina y el aire acondicionado de caja iban a ser utilizados a 44
diario.
Abrí las puertas del balcón y salí a la cornisa, sonriendo mientras miraba el
baño, que era cinco veces más grande que todo mi camarote en el SS World
Odyssey.
—Lo único que no tenemos en esta casa es una lavadora y una secadora —
dijo—. Así que tendrás que llevar tus cosas a la lavandería de Super Suds de la
cuadra. —Abrió un armario—. Hay un montón de bolsas de lona en tu armario y la
caminata es de solo diez minutos.
—¿Caminar? ¿No tienes auto?
—Sí, tengo un auto. Pero viendo que tú no lo tienes, no entiendo qué tiene
que ver eso contigo.
—¿No vas a ofrecerme usarlo cuando necesite lavar mi ropa? ¿Ni siquiera si
voy el mismo día que tú?
—Si te considerara mi amiga, lo haría. ¿Viendo que no?. —Se encogió de
hombros y puse los ojos en blanco.
En el momento en que colocó mi maleta más pequeña en un otomán, bajé
la cremallera del bolsillo lateral y saqué un sobre con marco. Lo puse en el centro
de mi cómoda.
—¿Todavía no has abierto la última carta de tu madre? —preguntó.
—No. —Agité la cabeza—. La parte de atrás de la solapa dice que la abra
cuando y si me he quedado sin gente a la que acudir para pedir consejo.
—Interesante —dijo, levantando mi otra maleta encima de un tocador.
Mientras la tiró, mi “compañero de lectura” azul bebé se cayó del bolsillo superior
y cayó al suelo, zumbando.
Jadeando, lo tomé, pero él lo agarró primero, enrollándolo en la palma de
su mano.
—Hmmm —dijo, sonriendo—. Así que, ¿solo necesitas diez centímetros
cuando juegas contigo misma? Tal vez es por eso que siempre te conformas tanto
cuando se trata de hombres. Le quité mi juguete y lo metí en mi bolso.
—Gracias por tu ayuda. Ahora puedes salir de mi habitación y volver a
mostrar tus verdaderos odiosos colores.
—Después de discutir las reglas. —Miró la solapa abierta de mi maleta y la
cerré antes de que alguno de mis otros vibradores se cayera.
—Primera regla —dijo, con cara seria—. Nada de hogueras ni fiestas. Nunca.
—Anotado.
—Segunda regla, debes asegurarte de cerrar las persianas todas las noches.
—Señaló a las enormes persianas grises que enmarcaban mis ventanas—. Están
conectadas al sistema de alarma, así que cuando termines por la noche, asegúrate
de que estén cerradas. 45
—Lo tengo.
—Tercera regla, nada de compañía masculina en tu habitación.
—¿Disculpa? —Me crucé de brazos—. ¿Qué clase de regla es esa?
—Una brillante. —Me miró de arriba abajo—. También es una no negociable.
—¿Piensas tener compañía en tu habitación? Como, ¿están Greg y tú
diciendo en serio que nunca invitarán a ninguna mujer a venir?
—La única razón por la que estoy instituyendo esa regla para ti es porque las
citas en tierra son diferentes a las que se hacen en el mar y las palabras “Quiero
volver a mi habitación y hablar” causan una impresión completamente diferente.
—Oh... —Me aclaré la garganta—. Correcto. Bueno, gracias. No sabía que
te importaba tanto.
—En realidad, no. —Parecía que quería decir algo más, pero Greg de
repente irrumpió en mi habitación.
—¡Bien, cambio de planes! —Levantó las manos para rendirse—. Mi ex no
quería darme sexo de ruptura por los viejos tiempos, así que creo que Ethan debería
llevarnos a The Umbrellas para celebrar nuestra nueva compañera de cuarto y un
último año que no olvidaremos. Yo invito.
—¿Tú invitas? —Sonreí—. ¿De verdad?
—Sí, por supuesto. Los invito a ambos a una copa.
Pista 6:
Tell Me Why (5:01)
Rachel
The Umbrellas era un ejemplo perfecto de algo que me había perdido por
estar lejos de un campus universitario durante tanto tiempo. Situado en el borde de
Main Street, era un bar cubierto que servía bebidas con descuento en vasos con
forma de bota de lluvia. A diferencia de lo que ocurría en el barco, donde solo
podía tomar dos tragos por noche, y solo en ciertos días, los camareros de aquí no
contaban nada más que dinero. En cuanto al homónimo del bar, el techo estaba
compuesto por coloridos paraguas abiertos que colgaban en lo alto de la pista de
baile. Eso, y cada mesa fue tallada en una perfecta forma redonda, con dosel.
Estaba sentada en una cabina de la “selva tropical” durante una segunda
hora, escuchando a Greg quejarse de su ex novia. Todavía no nos había comprado
a mí y a Ethan las bebidas prometidas, pero varios tipos me estaban enviando 46
bebidas gratis cada veinte minutos.
Para mi sorpresa, las mujeres también le enviaban bebidas gratis a Ethan, y
él no se preocupaba por su atención. Sonreía cada vez y levantaba su copa en su
dirección, girándose hacia otro lado en el momento exacto en que me miraban
con ira.
¿Qué demonios?
—¿Sabes algo más que voy a extrañar de mi ex novia? —preguntó Greg—.
Aunque estaba loca de remate, me dio la mejor mamada de mi vida. Su juego de
garganta profunda fue increíble.
—¿Sigues hablando de esto? —Ethan rio y bebió su cerveza—. Muchas
gracias por compartir los detalles íntimos con nosotros, Greg.
—Quiero decir, las cosas que podía hacer con su lengua eran fuera de este
mundo. —Todavía estaba hablando—. No sé si alguna vez encontraré a alguien
con una lengua especial como esa.
Asfixié un gemido y saqué el teléfono. Necesitando una distracción de las
palabras de Greg, envié un mensaje masivo a cincuenta números de teléfono que
había guardado de todos mis viajes.
Yo: ¡Hola a todos! Soy yo, ¡Rachel Dawson del SS World Odyssey/Semestre en
el Mar! Solo les hago saber que estoy de vuelta en el campus, y me encantaría
volver a salir. Los amigos del mar son amigos para siempre, ¿verdad?
Mi teléfono zumbó en segundos con respuestas.
555-6754: Creo que tienes el número equivocado...
555-3216: Amiga, hice Semestre en el Mar hace dos años y medio. No te
recuerdo…
555-0965: ¿La “Rachel Dawson” que se negó a salir conmigo? Vete a la
mierda.
No volvió a zumbar durante horas.
—Oye, tengo una pregunta para ti. —Greg agitó su mano frente a mi rostro
cuando Ethan se alejó—. ¿Cuánto tiempo han sido Ethan y tú realmente amigos?
Solo dime porque Ethan me ha mentido ya acerca de esto dos veces esta noche.
—Nunca hemos sido amigos. —Tomé un sorbo de mi bebida, actualizando
mi bandeja de entrada—. Somos enemigos que hemos aprendido a tolerarnos uno
a otro.
—Los verdaderos enemigos no pueden ser cordiales.
—Puedes si tienes que serlo —dije—. ¿No estás tratando de ser cordial con tu
ex?
—Ella bloqueó mi número hace unos minutos. —Drenó el resto de su trago—
. ¿Quieres ayudarme a encontrar a alguien con quien dormir esta noche? Es decir,
a menos que estés interesada.
—Te ayudaré cuando regrese. —Me reí, levantándome de la mesa—.
47
Necesito asegurarme de aprovechar al máximo mi primera experiencia de bebida
en el campus.
Me dirigí hacia el bar, y el camarero sonrió, dándome una nueva bebida de
naranja y guiñándome un ojo.
—Debes sentirte bien siendo tú esta noche —dijo una voz familiar a mi
izquierda.
Miré y me encontré cara a cara con Brody Huntington, el chico del que
estuve enamorada durante mi último año de escuela secundaria. Le había dicho
a Ethan en aquel entonces que no era digno de confianza, pero nunca seguía mi
consejo cuando se trataba de sus “verdaderos amigos”.
—Vaya. —Brody me miró de arriba a abajo, sus ojos verdes brillando bajo las
luces tenues—. Te ves diferente.
—¿De buena o mala manera?
—Una gran manera. —Se quedó mirando mis piernas—. No sabía que
estabas de vuelta en el campus. ¿Te divertiste haciendo Semestre en el Mar?
—Sí, probablemente la misma cantidad de diversión que tú y Lisa tuvieron
follando a espaldas de Ethan —dije—. ¿Está aquí contigo esta noche?
Contuvo el aliento y sus ojos se convirtieron en rendijas.
—No te preocupes. —Retrocedí, necesitando sentarme de nuevo—. De
todos modos, nunca tuviste una oportunidad conmigo. No me gustabas cuando
éramos niños, y estoy segura de que no me gustas ahora.
—Vete a la mierda, Rachel. —Empujó mi costado, y agarré el mostrador para
mantener el equilibrio. Me recompuse por unos minutos antes de pedir otra bebida
y volver a la cabina.
Greg se había ido hace mucho tiempo, moliéndose contra una chica en la
pista de baile, y Ethan estaba ocupado deslizando la pantalla de su teléfono cada
pocos segundos.
—¿Por qué sigues haciendo eso? —le pregunté—. ¿Hay algo mal con tu
teléfono?
—No, es Tinder —dijo—. Bienvenida de nuevo al maravilloso mundo del Wi-
Fi.
—¿Tinder es la aplicación de sexo?
—Prefiero el término aplicación de conexión.
—Si supuestamente eres tan popular en el campus, ¿por qué necesitas un
sitio web para encontrar una conexión?
Levantó la mirada hacia mí, dejando que una lenta sonrisa cruzara sus labios.
—Porque preferiría dormir con alguien con quien no he dormido antes.
—¿En serio? —Puse mis ojos en blanco, ahora recordando todos los detalles
48
innecesarios que me dio en sus cartas sobre su vida sexual durante los semestres de
primer y segundo año—. Casi me olvido de cuán prostituto eres.
—Era —dijo, corrigiéndome—. Solo estoy tratando de borrar a Lisa de mi
memoria para siempre.
—Sin embargo, ni siquiera amabas a Lisa. —Me encogí de hombros—. ¿Qué
hay que superar? Y la última vez que lo comprobé, el sexo al azar no hace nada
por ti. Al menos, eso es lo que solías escribir en tus cartas todo el tiempo.
Me miró por unos segundos, como si estuviera considerando mis palabras.
Luego guardó su teléfono.
—Buen punto.
—Hablando de sexo —dijo—. Quise decir lo que dije en mi última carta para
ti. Creo que, si tuvieras menos sexo ficticio con tus novios literarios, no serías tan
nerviosa todo el tiempo. Creo que por eso es tan difícil para ti mantener relaciones
o hacer amigos.
—En primer lugar, los novios literarios son reales —dije—. En segundo lugar,
solía ser una creadora de problemas cuando éramos niños, pero sobre todo porque
cierto vecino mío hacía todo lo posible por torturarme cada día. Todavía tiene que
disculparse por hacerme odiar mi infancia.
—Tú también me hiciste odiar la mía. —Tomó un sorbo de su bebida.
—También, tengo muchos amigos, Ethan. —Sonreí al barman que envió una
margarita—. Todos están emocionados de que regrese al campus.
—Entonces, ¿por qué no puedes ir a vivir con uno de ellos en lugar de
conmigo?
No contesté eso. Me recosté hacia atrás y observé a todos en la pista de
baile.
—Espera un momento. —Vi un rostro familiar en una camisa de polo azul—.
¿Es Jordan Hampton en la cabina de DJ?
—Sí. ¿Por qué?
—¿Ya no está enfermo?
—¿Ya no? —Ethan levantó una ceja—. ¿Cuándo estuvo enfermo la primera
vez?
—Cuando salimos hace dos viajes —dije, observando mientras acariciaba el
culo de una morena—. Dejó de escribir porque descubrió que tenía cáncer en
etapa cuatro, y dijo que quería pasar sus últimos días con su familia y sus amigos
más cercanos.
Los labios de Ethan se curvaron en una sonrisa.
—Por favor, dime que estás bromeando.
—No lo estoy. —Mantuve mis ojos en él, recordando cómo nos había unido
nuestro amor por la pintura abstracta, cómo nos despertábamos temprano en la
49
mañana y andábamos en bicicleta de ejercicios por la cubierta superior—. De
todos los chicos con los que salí en el mar, él me gustaba más. Me dijo que tenía
sentimientos por mí, y fue el primer amigo que conocí que realmente leía romance.
—No creo que lo haya visto recoger un libro para ninguna de las clases que
tomamos juntos, así que dudo mucho que lea algo, y mucho menos romance.
—Entonces, ¿por qué me diría todas esas cosas a mí? —pregunté, sintiendo
mi piel calentarse—. ¿Por qué mentiría acerca de estar enfermo? O espera. ¿Tal
vez mejoró y se olvidó de escribirme?
Ethan me miró confundido y quitó mi margarita de la mano.
—Mira, Rachel. Por lo que sé, él nunca ha estado enfermo. Claramente solo
quería romper contigo. No te lo tomes como algo personal, y no te metas en tu
modo problemática por algo como esto. No estoy lidiando con esa mierda en la
universidad.
—Ya no soy una problemática, Ethan. —Me extendí por mi bebida, pero él
no me la devolvió—. Y como he dicho antes, solo era así cuando tú me molestabas.
Los ojos de Jordan repentinamente se encontraron con los míos desde el otro
lado de la habitación y parecía que iba a salir corriendo, pero me puse de pie y
me acerqué.
—Oh... Hola, Rachel. —Sonrió con inquietud—. Pensé que estabas haciendo
los cuatro años en la SS World Odyssey.
—Elegí no renovar para el último año. —Crucé mis brazos, mirándolo.
—Bien, bien por ti —dijo—. Te ves muy bien esta noche.
—¿Sí? Bueno, tú también. Te ves muy bien para alguien que supuestamente
murió.
—¿Qué puedo decir? —Sonrió—. Es un milagro.
—Te creí, Jordan —dije levantando la voz—. ¿Por qué me mentirías sobre
algo así?
—Está bien, mira, Rachel, no te tomes esto personalmente, pero... —Suspiró,
pasando una mano a través de su cabello—. Eres una buena chica y todo, como
realmente agradable, pero...
—Pero, ¿qué?
—Estaba tratando de follar y tú no, ¿de acuerdo? —Puso sus manos sobre
mis hombros—. Eso es todo. Estabas hablando de una relación a largo plazo
después de que solo hubiéramos salido durante dos meses, y ni siquiera nos
habíamos follado una vez. Me gustaste, pero no lo suficiente como para seguir
escribiendo cartas y mierda como si estuviéramos en una relación a larga distancia.
—Me escribiste una carta. Una.
—Bueno, sinceramente estoy sorprendido de que escribí eso. —Se rio.
—¡Fue en la que claramente mentiste acerca de tener una enfermedad que
amenaza la vida! —Alejé sus manos—. Gracias por ser finalmente honesto, pero
50
para que lo sepas, ¡te habría follado con el tiempo!
Todos en el bar de repente se quedaron callados, y el DJ apagó la música.
—Lo siento mucho, Rachel —dijo, bajando la voz—. No debería haberte
mentido.
—No, no deberías haberlo hecho. ¡Debiste decir, soy un imbécil y la única
razón por la que me uní a este programa es porque quiero follar! —Sentí que alguien
me agarraba la mano por detrás, alguien que intentaba apartarme de él, pero lo
aparté de un tirón—. Como, ¿sabes cuántas veces oré por ti? ¿De verdad eres tan
cobarde que no pudiste romper conmigo como una persona normal?
—No quería herir tus sentimientos. —Miró a su alrededor, notando que otras
personas nos estaban observando—. Tú querías algo serio, y yo no. Quiero decir,
seamos realistas, Rach. No hubiéramos sido capaces de mantenernos en contacto
a través de las redes sociales, y el servicio de correo electrónico solo funcionaba
de vez en cuando. ¿De verdad pensaste que íbamos a durar una vez que mi
semestre en el barco hubiera terminado?
—Me dijiste que leías libros de romance —dije—. ¿Eso fue verdad, o fue
también una mentira?
Suspiró y sacudió la cabeza, y antes de que pudiera pronunciar mi siguiente
palabra, me estaban levantando y arrojando sobre el hombro de alguien. El
hombro de Ethan.
Sin desanimarme y todavía sintiendo algún tipo de humor, grité:
—¡Espero que recibas la ayuda que necesitas para esa enfermedad que
despelleja tu polla, Jordan Hampton! Lamento que no hayamos funcionado bien,
¡pero te mantendré en mis oraciones!
Me fulminó con la mirada mientras era llevada, y en el segundo que estuve
afuera, escuché a todos dentro riendo. El DJ encendió la música de vuelta.
—Damas y caballeros —dijo el DJ, riendo—. Supongo que este es un
momento perfecto para tocar mi nueva mezcla de Days of Our Lives.
Ethan me llevó a su auto y abrió la puerta del pasajero, colocándome justo
en el asiento. Abrochó el cinturón de seguridad y colocó la cerradura de seguridad
para niños en la puerta antes de deslizarse detrás del volante.
Sacudió la cabeza mientras salía a la calle, y cuando nos acercamos a una
luz roja, me miró.
—Entonces, ¿qué estabas diciendo acerca de ya no ser problemática?
—Estaba diciendo que odio cuando la gente me miente. —Lo miré—.
Realmente me gustaba.
—Te gustan todos los hombres con los que sales, Rachel —dijo—. Estás tan
enamorada de la idea de estar enamorada que te enamorarás de cualquier
persona.
—Eso no es verdad —dije—. ¿Qué sabes de citas de todos modos? Todas las 51
chicas con las que alguna vez has salido son el producto de una noche de
ebriedad o de querer dormir con alguien durante el verano.
—No estamos hablando de mí en este momento.
—Deberíamos —dije—. ¿Quién eres para darme algún tipo de consejo sobre
mi vida amorosa?
—Tendrías que tener una vida amorosa para que yo te ayude con eso. —
Puso los ojos en blanco, disminuyendo la velocidad en una señal de alto—. Solo
estoy señalando lo malditamente obvio.
—¿Podemos dejar de hablar ahora? —pregunté—. Creo que hemos
agotado todos nuestros puntos de conversación cordial para la semana, y solo
quiero volver a mi habitación.
Apretó la mandíbula, pero no dijo nada más.
Pasé el resto del viaje mirando por la ventana, más molesta con él que con
Jordan Hampton. Incluso después de haber pasado años separados, él todavía era
tan arrogante, y honestamente pensaba que me conocía.

***
Más tarde aquella noche...

A pesar de que estaba casi borracha, decidí no pasar el resto de mi noche


apretada en mi habitación. Tomé un servicio de traslado del campus al centro de
estudiantes y subí a bordo de uno de los tours de autobús Midnight Freshmen en
Salt Beach. Una tradición universitaria, corrían cada hora a la hora, y se suponía
que eran la mejor manera de conocer y hacer nuevos amigos.
Había visto las fotos brillantes de los autobuses cubiertos en los folletos de la
universidad, escuché cosas asombrosas sobre el “primer viaje” de todos mis
antiguos compañeros de barco, así que pensé que podría intentarlo ya que era mi
primer y último año en el campus.
Mientras los fuegos artificiales azules y rojos iluminaban el cielo oscuro, me
recliné en mi asiento y rápidamente me di cuenta de que no me reuniría ni haría
nuevos amigos esta noche. También me di cuenta de que existía algo así como
“una pregunta estúpida”, y las chicas de primer año tenían un montón de ellas.
—Dado que este es un “campus húmedo”, eso significa que podemos
beber, ¿no? —preguntó alguien.
—Solo si tienes veintiún años. —La guía, una pelirroja mayor, sonrió mientras
se encontraba en la parte delantera del autobús.
—Bueno, ¿por qué no solo convertirlo en un “campus seco” para que nadie 52
pueda beber y todos puedan ser justos? Ah, y hablando de justicia, ¿por qué es
que solo los estudiantes que tienen veintiún años tienen la oportunidad de realizar
viajes patrocinados por la universidad durante las vacaciones?
—Responderé a eso en solo un minuto —dijo—. Señoritas, si miran a su
izquierda, verán la adición más reciente a nuestro campus, The Beach Wave
Complex & Study Center. Este moderno edificio alberga dos bibliotecas
conectadas, cuatro salas de medios con asientos en el teatro, tres cafés y un
balcón extendido de escritorios que dan a la playa.
Todos dijeron “Ooh” y “Ahh” mientras el autobús pasaba lentamente por el
enorme edificio blanco. Extendí mi teléfono y tomé fotos.
—Ahora estamos a punto de dar una vuelta en U y volver a discutir sobre
cualquiera de los lugares sobre los que quizás deseen obtener información
adicional —dijo la guía—. ¿Alguien tiene alguna pregunta para mí?
—¿Hay chicos atractivos en esta escuela? —preguntó una chica en la parte
delantera del autobús—. No he visto demasiados todavía, y estoy tratando de
casarme antes de graduarme.
—Hay un montón de chicos guapos aquí. Dado que nuestro equipo de fútbol
no ha ganado un juego en tres años, encontrarás a la mayoría de los jugadores
adorables en las fiestas posteriores. Nuestro equipo de baloncesto es igual de
terrible y muchos de esos jugadores están tan disponibles como los muchachos de
fraternidad que verás este fin de semana. Ah, y nuestro rey de los últimos tres años
seguidos es el tipo más sexy que jamás verán en sus vidas. Créanme. ¿Alguna otra
pregunta?
Levanté mi mano.
—¿Puede decirme las horas en que The Beach Wave Complex & Study
Center estará abierto?
—No, espera. —La chica a mi lado me interrumpió—: ¿El rey de la bienvenida
que mencionaste está en el equipo de fútbol?
—¡Já! No, pero estoy segura de que podría estarlo si quisiera. Es bastante
atlético.
—¿Cómo se llama? —La chica frente a mí agitó su mano—. Quiero buscarlo
en Facebook ahora mismo.
—Ethan Wyatt —dijo la guía—. Su apellido se escribe W-Y-A-T-T.
¿Qué?
Me eché hacia atrás y puse mis ojos en blanco. Luego me pellizqué para
asegurarme de que esto realmente estaba sucediendo.
Ethan era la persona más fanfarrona que conocía y no podía creer que 1)
Nunca me dijo que ganó como Rey de Bienvenida en nuestra universidad tres
veces seguidas. 2) Todavía tenía una página de Facebook ya que a menudo se
quejaba de los “toques” aleatorios y los mensajes que recibía a diario. Y 3) las
mujeres se desmayaban sobre él como si fuera algún tipo de Dios sexual. 53
“Jesús...” “Oh, Dios mío...” “Cielos...” Cada chica en el autobús hizo sonidos
cuando su perfil iluminó sus pantallas. Esperé a que se reanudara el recorrido, pero
incluso la conductora del autobús se unió a eso y miró el teléfono de la guía.
¿Ella se sentó allí y se perdió una luz verde por esto?
Me incliné y miré la foto a la que mi compañera de asiento estaba mirando
boquiabierta. En ella, Ethan estaba de pie frente a una enorme piscina, luciendo
nada más que bañadores blancos y una sonrisa. Sus abdominales perfectamente
tallados estaban mojados, y algunas de las gotitas estaban sobre su piel bien
bronceada. Un ligero rastro de vello conducía a su “V”, y el tatuaje negro y azul en
el lado derecho de su pecho parecía aún más sexy en persona que en su foto. La
mirada en sus ojos azul océano era juguetona y tentadora, y le estaba dando al
fotógrafo una de sus sonrisas “Sé que te sientes atraída por mí”.
Al verlo así, sin mover la boca, me hizo entender (a medias) por qué tantas
mujeres lo adulaban. Aunque solo la mitad.
La chica a mi lado hizo zoom en la imagen, en el área de la entrepierna de
sus pantalones cortos. Entonces, tomó una captura de pantalla.
¡Agh!
—Entonces, sobre esas horas de biblioteca... —Me puse de pie en mi
asiento—. ¿Puede decirme cuáles son, ya que el sitio web todavía no las ha
actualizado?
Mis palabras bien podrían haber sido lanzadas al viento.
“¿Ethan es de último año?” “¿Tienes alguna clase con él?” “¿Dónde suele
pasar el rato?”
El resto de la gira informativa llegó a un abrupto final, y durante el resto del
recorrido, me senté y escuché mientras todos hablaban sobre Ethan.
Cuando regresé a la casa de la playa en el transbordador del campus, eran
las dos de la mañana y el convertible azul claro de Ethan no estaba a la vista.
Sonriendo ante ese hecho, entré, deseando pasar una hora en el jacuzzi
antes de acostarme. Pero en lugar de humeante en la cubierta, vi llamas
imponentes.
¿Qué dem...
Salí corriendo y vi a Greg avivando el fuego con una camiseta. Por un
segundo, pensé que estaba tratando de hacer crecer las llamas. No fue hasta que
él gritó “¡Santa mierda! ¡No se detienen!” que me di cuenta de que la camiseta era
su intento de apagarlas.
Sacudiendo la cabeza, me acerqué al extintor de incendios que estaba
colgando justo detrás de él y tiré de la clavija, rociando las llamas en cenizas en
cuestión de segundos.
—Podría haber jurado que Ethan dijo que, sin fogatas, Greg —dije.
—Lo hizo. —Dio una patada al recipiente de metal que había sostenido las 54
llamas—. Es por eso que compré un pozo de fogatas. Cosa completamente
diferente y mucho más segura. Me olvidé de ponerle una tapa antes de
encenderla, así que las llamas me tomaron con la guardia baja. —Extendió su dedo
meñique como un niño de cinco años—. Como nuevos amigos, este será nuestro
primer secreto. No le diremos a Ethan una maldita cosa y no encenderé más
fogatas.
—¿Promesa de meñique? —Me reí y le tendí mi meñique.
—Lo malditamente prometo.
Pista 7:
Getaway Car (4:16)
Ethan
—¡Damas y caballeros! —Mi profesor de Economía IV estaba al frente del
aula—. Quiero darles personalmente la bienvenida a una clase especial llamada
Infierno en la Tierra.
Todos en la clase se rieron cuando él encendió las luces.
—No estoy bromeando —dijo, con voz ronca. La risa se disolvió en silencio y
todos abrieron sus cuadernos mientras él escribía unas pocas palabras en la pizarra.
—Hey. —La chica de mi izquierda se aclaró su garganta, haciéndome
mirarla.
—¿Sí? —susurré. 55
Sonrió y me miró fijamente. Luego tomó una foto y se fue de la habitación.
Me reí un poco.
Definitivamente una estudiante de primer año....
—Mi nombre es Profesor Hughes —continuó—. Para el próximo semestre,
necesitan estar preparados para ser presionados como nunca antes. Mi trabajo es
separar a la gente que no sobrevivirá en la escuela de negocios de la gente que
podría sobrevivir una o dos semanas en la escuela de negocios.
Comenzó a repartir su programa de estudios cuando se encendió la pantalla
detrás de él. Las palabras en la pantalla decían: Tienen hasta la semana que viene
para dejar mi clase sin penalización. Cuando llegó a mi escritorio, levantó la ceja,
pero no dijo nada.
—Si quieren aprobar esta clase, necesitarán comer, respirar y dormir
economía. Tendrán un examen cada dos jueves, un trabajo de análisis cada
martes y son responsable de presentar un trabajo de tesis de quince páginas sobre
un tema que debo aprobar para el día cinco del mes que viene. ¿Hay alguna
pregunta?
Algunas personas levantaron la mano.
—¿Ninguna en absoluto?
Más manos volaban en el aire.
—Muy bien, entonces. —Sonrió y encendió las luces—. Se acabó la clase.
Algunos estudiantes trataron de acercarse a él con preguntas, pero él solo
dijo “La clase terminó” repetidamente hasta que se marcharon.
Cerré mi cuaderno y me puse de pie.
—¿Sr. Wyatt? —dijo mirándome—. ¿Puede acompañarme al podio unos
minutos?
—Claro. —Bajé y él esperó a que no quedara nadie más en el aula.
—Sr. Wyatt, ¿por qué está tomando mi clase este semestre?
—Porque la necesito para graduarme.
—Tomó Economía V avanzada el año pasado y me dolió darle mi primera A
en seis años —dijo sonriendo—. Es más que probable que pase fácilmente por
Economía IV y me veré obligado a darle otra. —Se golpeó la barbilla—. Eso podría
afectar mi reputación aquí como el profesor de “C-más y B-menos”, y no estoy
seguro de cómo me siento al respecto.
Parpadeé. Nunca sabría si estaba bromeando o hablando en serio.
—¿No tiene una doble especialización en escritura creativa? ¿No puede
tomar una de esas clases en vez de esta para el semestre?
—Ya he completado todos los cursos requeridos para esa especialización —
dije, algo molesto por el hecho de que el resto de mis clases para el último año no
tuvieran nada de escritura.
—Le diré algo, Sr. Wyatt —dijo, aplaudiendo—. Le voy a dar una nota S para
56
este curso, lo que significa que no tiene que venir, pero viene con dos condiciones.
—Realmente preferiría una A.
—Déjeme terminar. Condición número uno: Siempre estoy a cargo de
supervisar la logística final del viaje anual a la casa de huéspedes y nunca me he
preocupado por los estudiantes que fueron elegidos para estar a cargo de ella.
Este año es el primero que me preocupa.
—¿Qué quiere decir?
—El hijo del alcalde, Greg Charleston III, es el presidente del comité. Ayer
vino a mi oficina y me preguntó si había dinero extra en el presupuesto para un
fondo de EJF. Dijo que quería asegurarse de que todos se divirtieran.
—¿Qué es un fondo EJF?
—Tuve que hacerle la misma pregunta. —Puso los ojos en blanco—. Significa
El Jodiendo Fondo. Quiere comprar tres paquetes de condones de primera calidad
para cada persona del viaje.
Retuve una sonrisa.
—Ya ha gastado el diez por ciento del presupuesto en alcohol e ingredientes
para los S'more, y ayer vi un cargo por algún tipo de encendedor especial. —
Sacudió la cabeza—. Soy demasiado viejo para esta mierda, así que es
oficialmente responsable de la supervisión de este viaje a partir de hoy.
—Tomo nota. ¿Cuál es la segunda condición?
—La que podría ayudarte a poner en práctica tus habilidades empresariales
—dijo—. Mi esposa es dueña de una tienda de flores en Main Street que solo
obtiene ganancias durante la temporada de verano —dijo—. He querido que
algunos estudiantes completen un proyecto de investigación de un semestre para
poder obtener respuestas sobre cómo hacer que sea rentable todo el año, pero…
—Se detuvo—. No confío en ninguno de ellos. Allí. Ya lo he dicho. Así que, a cambio
de una carta de recomendación y una calificación S...
—Una recomendación y una A.
—Todavía tendré que echar un vistazo al trabajo que usted entrega si quiere
una calificación real, Sr. Wyatt —dijo secamente, como si darme otra A lo matara—
. De todos modos, me gustaría que hiciera un análisis exhaustivo de la tienda de mi
esposa durante el semestre en lugar de ir a clase y perder el tiempo. ¿Qué dice?
Dudé en responder, sin querer revelar el hecho de que su oferta era
perfecta.
—Acepto su oferta, profesor Hughes. —Extendí mi mano y él la estrechó—.
¿Cuál es el nombre de la tienda?
—Oh, cierto. —Abrió un maletín y me dio una tarjeta de visita—. Se llama The
Silk Stem, y está justo enfrente de The Ripped Bodice. Es esa librería que solo vende
libros románticos. —Se rio—. Estoy seguro de que no tienes ni idea de dónde está.
Sé exactamente dónde está...
57
***

Una hora después, estaba al otro lado de la calle de un edificio rosa y


blanco, mirando las brillantes letras plateadas de Ripped Bodice.
Venía aquí cada pocas semanas por costumbre, armado con una lista de
los autores favoritos de Rachel. Como ella se empeñaba en rogar por un envío de
libros nuevos cada vez que estábamos en buenos términos, siempre comprobaba
si había nuevos lanzamientos.
Rachel ya estaba dentro de la tienda en el estante de Nuevos Lanzamientos.
Estaba vestida con pantalones cortos blancos con una camiseta sin mangas de
color amarillo brillante y su cabello tirado a un lado con rizos sueltos.
Anoche, mientras estaba en un bar, había escuchado a todos mis amigos
hablar de “la nueva chica del Semestre en el Mar”.
“La chica más sexy del campus. Sin duda alguna.” “¿Dónde demonios ha
estado y con quién demonios está saliendo?” “¿Qué quieres decir con que es tu
compañera de habitación?”
Antes de que pudiera hacer mi camino, mi teléfono sonó en mi bolsillo. Una
llamada de mi padre.
Gimiendo, me pregunté si debía responderle.
—¿Hola? —Cedí antes de que saliera el buzón de voz.
—Hola, hijo. —La voz de mi padre sonaba menos condescendiente de lo
normal—. ¿Cómo estás hoy?
—Bien. ¿Qué pasa?
—Me pregunto por qué has cancelado todas tus horas de trabajo en el sitio
durante los próximos meses. Me conecté al sistema y no puedo entender por qué
demonios pensarías que eso está bien.
Hablé demasiado pronto de que hoy no eras condescendiente...
—Tengo una nueva tarea que me va a llevar mucho tiempo este semestre.
Necesito sacar una A.
—Hijo, en caso de que lo hayas olvidado, estás en el buen camino para
hacerte cargo de este negocio en el momento en que obtengas tu MBA. Si piensas
por un segundo que a alguien aquí le importa un bledo si sacas una C o una A en
tus clases universitarias, estás tristemente equivocado.
—Las notas son para mí.
—Sí, bueno, puedes trabajar al menos quince horas a la semana, ¿no?
No le contesté. No me apetecía discutir sobre esto hoy.
—Me has estado diciendo la verdad sobre completar el título en 58
administración de empresas, ¿verdad? —preguntó—. No me vas a engañar con un
título en esa mierda de la que hablabas el año pasado, ¿verdad? ¿Cómo se
llamaba? ¿Caligrafía creativa?
—Escritura Creativa.
—Sí, eso. —Se rio—. En la que no se gana dinero. Trataré de encontrar a
alguien que llene tus turnos en las próximas semanas, pero la próxima vez, un aviso
sería muy apreciado. De todos modos, déjame que te cuente los números de esta
semana.
No escuché ni una palabra de lo que dijo. Murmuré “hum hmm” y “sí” cada
pocos segundos para que pensara que estaba prestando atención.
Mi padre aún no lo había admitido, pero vivía a través de mí. Quería que
tuviéramos la relación que nunca tuvo con su propio padre. Quería entregarme su
compañía, de una manera que su padre no lo hizo por él.
La idea de eso era genial cuando era más joven, cuando estuve toda la
semana en sus obras de construcción, arrastrando a Rachel conmigo a algunas de
las reuniones más emocionantes de los partidos de béisbol. Pero a medida que fui
creciendo, me di cuenta de que, aunque todas las asignaturas de la escuela me
resultaban muy fáciles, la única que realmente me gustaba era la escritura.
Le dije esto en mi decimotercer cumpleaños, mostrándole un ensayo
llamado “Odio A Mi Vecina De Al Lado”, pero nunca lo leyó. En vez de eso, se rio y
dijo:
—Si alguna vez quieres saber lo que es conseguir una chica, te sugiero que
no le digas a nadie lo que me acabas de decir sobre querer ser escritor.
Así que, enterré el pensamiento y nunca lo volví a mencionar. Pero cuando
llegué a la universidad, no pude evitar seguir con ella como mi segunda
especialización. Y aunque nunca lo admitiría, me gustaba escribir cartas a lo largo
de los años; mantenía mis habilidades afiladas.
—¿Puedo esperar verte en la gran inauguración de las oficinas de Perlman
la semana que viene? —preguntó mi padre, finalmente acabó de hablar sobre los
números.
Lo dudo...
—Te lo haré saber más tarde —dije, viendo a un tipo acercarse a Rachel en
la tienda. Ella le sonrió, le dio rápidamente su número de teléfono y se sonrojó una
vez que se fue.
—Eh, papá. —Vi a Rachel coger otro libro—. Tengo que irme. Te llamaré más
tarde.
—Más te vale, hijo.
Terminé la llamada y crucé la calle, deteniéndome cuando llegué a la
tienda. Las paredes estaban recién recubiertas de rosa, y con la excepción de la
cajera y Rachel, no había nadie más aquí.
—¿Puede interesarle un poco de erótica hoy, señor? —Sonrió la cajera—. 59
Cada compra viene con un juego de esposas rosas esponjosas.
—Me lo pensaré. —Sonreí y sus mejillas se pusieron rojas.
Caminé hacia Rachel e inmediatamente se dio la vuelta.
—¿Por qué estás en esta tienda? —preguntó, dirigiéndose a la caja
registradora—. El cartel de enfrente dice: “No Se Permiten A Los Que Odian El
Romance”.
—Este sitio está en frente de mi trabajo de investigación de último año. —
Noté maquillaje rosa claro en sus párpados—. Y ya te he dicho antes que no odio
el romance. Ya que sabes de flores, puede que necesite tu ayuda de vez en
cuando. Si no puedo encontrar a alguien más a quien pueda tolerar mejor, eso es.
—Bueno, en ese caso, necesitaré tu ayuda para que me lleves al campus
todos los días y no me dejes como lo hiciste esta mañana.
—Me lo pensaré. —Saqué mi billetera y pagué por sus libros—. ¿Cómo te
estás adaptando a la primera semana de clases en tierra hasta ahora? —mantuve
la puerta abierta cuando salimos de la tienda.
—Las clases están bien. La vida social no es lo que pensé que sería.
—¿Por qué no?
—Porque creo que he arruinado mis posibilidades de hacer amigos
universitarios de toda la vida desde que estuve fuera durante tanto tiempo —dijo—
. Todo el mundo ya tiene su grupo de amigos y nos iremos por caminos separados
en menos de nueve meses.
—Bueno, si no puedes hacer amigos de toda la vida, trata de hacer
enemigos de toda la vida —dije, sonriendo—. Eres genial haciendo eso.
—Gracias por ese excelente consejo. —Puso los ojos en blanco—. Siempre
es bueno recordar por qué nosotros dos nunca seremos amigos.
—Siempre me alegra recordártelo —le dije—. Solo ve a más clubes y fiestas
esta semana. No es tan difícil. Demonios, probablemente deberías ir a uno de los
bares de la calle y conocer a alguien nuevo. Eso también nos salvaría de esta
conversación.
—¿Eso significa que no estás dispuesto a llevarme a casa?
—Significa que lo haré, pero solo si aceptas no hablar durante todo el
camino.
—Agh. Bien.
Mientras caminábamos, no pude evitar darme cuenta de cómo cada
hombre que veía a Rachel hacía una lenta y notoria doble mirada y por alguna
extraña razón, me sentí de alguna manera al respecto.
Cuando llegamos a mi auto, la miré detenidamente mientras tiraba sus cosas
en mi asiento trasero.
—¿Por qué me miras así? —preguntó, mirando hacia arriba. 60
—No te estoy mirando. —Puse los ojos en blanco—. Estoy esperando a que
recuerdes cómo ir en el asiento delantero de un auto y ponerte el maldito cinturón
de seguridad.
—¿Quieres que me siente en el asiento trasero, entonces?
—Si las cosas de Greg no estuvieran ahí, te lo sugeriría. —Encendí el motor.
—Bueno, si vas a ser así...
—Aceptaste no hablar —le dije—. Si no quieres que te lleve, no dudes en
salir. Si lo quieres, preferiría conducir en silencio.
Me miró fijamente mientras hacía clic con el cinturón de seguridad.
Ahora ella es realmente demasiado hermosa…
Antes:
15 años y medio
(Bueno, Rachel aún tiene 15 y medio. Yo tengo 16. Es por eso qué, soy mucho
más maduro que ella…)

Ethan
ASUNTO: YENDO EN Tu Auto.

Querido Ethan,
Es lo suficientemente malo que no tenga un permiso de conducir (por cierto,
a nadie le importa que hayas conseguido hacer una de las últimas pruebas antes
de que se cambiara la edad mínima para conseguirlo en el país) y mis padres
insistan en que me lleves y traigas de la escuela todos los días, pero lo mínimo que 61
podrías hacer es no ser terriblemente grosero conmigo todo el tiempo. Al menos
podrías darme tiempo de entrar en el auto en vez de acelerar en cuanto doy un
paso fuera de la casa.
¿Pero sabes qué? Ya que obviamente soy la más madura aquí, creo que ha
llegado el momento de que seamos cordiales con el otro y nada más. Ya que
tendré que esperar un año y medio más para conseguir mi permiso, hazme un favor
estos próximos meses y no me hables a no ser que estemos en tu auto. E incluso
entonces, cualquier cosa que no sea "Hola“ y “Adiós” sería demasiado.

Te odia y te olvida,
Rachel.

***

ASUNTO: RE: YENDO en Tu Coche.

Querida Rachel,
Antes que nada, es lo suficientemente malo que siquiera nos conozcamos…
el por qué realmente no importa. Si salieras de tu casa a tiempo, no debería hacer
eso.
Tú NO eres la persona más madura para nada. Te dije que quería ser “cordial
y nada más” contigo semanas antes de que contaras que tenía cigarrillos en mi
habitación. Cigarrillos que ni siquiera eran míos. (¿En serio tu vida es tan aburrida
que tienes que mirar por tu ventana y curiosear mi habitación para entretenerte?)
Por haber sido una soplona la última vez acabaste con todas las
oportunidades de que nos tratáramos cordialmente.
Te odia y te olvida, también,
Ethan.

PD: Ambos sabemos que nunca tendrás tu permiso de conducir porque fallas
constantemente el examen escrito en las clases de manejo. (Noticias de última
hora: Esa mierda no es nada difícil).
PDD: Felicidades por haber aprendido a usar el corrector ortográfico por
primera vez en todo el año.

***
62
ASUNTO: RE: RE: YENDO en Tu Coche

Queridos Ethan Y Rachel,


Por favor, apaguen sus computadoras y repórtense en la oficina del director
ahora mismo. Les he advertido a ambos, una y otra vez, que dejaran de utilizar las
computadoras de la escuela para enviarse por mail aquellas notas.
¿Tienen idea de que esto podría considerarse como trampa? ¿Tienen idea
de lo imprudentes que son?
¡Están en medio de un examen!
Lo olvido a AMBOS,
Srta. Washington.

***

Observé el email de la señorita Washington de ayer, preguntándome por


qué no había terminado con nuestra conversación antes, teniendo en cuenta que
nos habíamos enviado veinticinco emails antes de que decidiera interrumpirnos
repentinamente.
Gracias a la mezquindad de Rachel, habíamos sido obligados a irnos de la
escuela con una suspensión por el resto del día, y se suponía que hoy sería un
“nuevo comienzo”.
Y, por supuesto, ella estaba llegando tarde.
Hice sonar el claxon a las 7:05, sabiendo que simplemente se encontraba de
pie en su sala de estar observando el reloj. Esperando su horario “de preferencia”
para salir de las 7:15.
Exactamente a las 7:15, abrió la puerta y alzó su delgado paraguas,
corriendo a través de su jardín y hacia mi auto.
—¿Sería tan terrible acercarte más a la entrada? —Sacudió su cabello,
salpicando agua en mi tablero—. ¿Sobre todo cuando llueve? Eres todo un
caballero.
—Nunca dije que era un caballero, mucho menos para ti.
Rodó los ojos y se abrochó el cinturón de seguridad. Subiendo el volumen de
la música, tomó la caja de donas de su bolso y me la entregó. Yo señalé hacia el
vaso de café de vainilla que siempre compraba para ella en la nueva cafetería de
la esquina.
A pesar de que no nos encontrábamos precisamente en buenos términos,
teníamos una regla no escrita cuando se trataba de los viajes de la mañana. Ella
tenía la responsabilidad de conseguir un desayuno la noche anterior y yo tenía la
responsabilidad de conseguir el chocolate caliente (bueno, café para ella) antes
63
de aparecer en su casa.
No teníamos que caernos bien para cumplir con eso, para nada.
Me dirigí hacia la casa de mi novia Valerie y frené en la entrada. (Para ella
sí era un caballero). Abrí mi paraguas y caminé hacia su porche, sonriendo a su
vestido rosa brillante y su abrigo gris.
—Buenos días, Ethan. —Se sonrojó y me besó en los labios.
—Buenos días. —Le devolví el beso y tomé su mochila.
—Espera, antes de que nos vayamos, ¿puedo mostrarte algo?
—¿Ahora? —Eché un vistazo a mi reloj—. Llegaremos tarde si no nos vamos
ahora mismo.
Volvió a besarme, mordiéndome el labio inferior, y suspiró.
—Valdrá la pena. Lo prometo.
Suspiré y me resigné, siguiéndola dentro de la casa y hacia la sala de estar.
—¿Qué te parece? —Señaló dos lienzos. Uno de ellos era una pintura de una
pareja besándose (o eso creí…) y el otro era del nuevo hotel que estaba frente a
nuestra escuela.
—¡Nos pinté a “nosotros” como un regalo para ti! —Sonrió—. Y ya que el hotel
siempre nos distrae en el almuerzo decidí pintarlo para ti, también. ¿Quieres
ponerlos en tu auto ahora o luego?
—Luego —dije, rápidamente volviendo mi voz más suave—. Quiero decir,
está lloviendo afuera y no quiero que se mojen.
—Ah, sí. —Sonrió—. Buen punto.
Me tragué un suspiro mientras ella cubría los cuadros con una sábana.
Rachel nunca dejaría de burlarse de las pinturas si las viera esta mañana. Sobre
todo, porque Rachel dibujaba mejor que cualquier otra persona en nuestra escuela
y nunca me permitía olvidarlo.
Agh. Rachel es buena en casi todo. Excepto en ortografía…
—¡Bueno! —Valerie volvió a besarme—. Los llevaré a tu casa este fin de
semana.
Nos tomamos nuestro tiempo regresando al auto y al llegar abrí su puerta
por ella.
—¡Agh! —bufó mientras se dejaba caer sobre el asiento trasero.
No me molesté en preguntarle qué sucedía. La lluvia había comenzado a
caer incluso con más fuerza y, de todos modos, ahora estábamos llegando tarde
por su culpa.
Mientras salía de la entrada y hacia la calle, se aclaró la garganta.
—Ethan —preguntó, suspirando—. ¿Por qué Rachel siempre puede sentarse
en el asiento delantero?
—¿A qué te refieres?
64
—Quiero decir, ¿por qué Rachel, quien no es tu novia, siempre está adelante
cuando vienes a recogerme?
La observé a través del espejo retrovisor, notando que sus brazos estaban
cruzados y su rostro de un color rojo intenso.
—Porque Rachel vive en la casa de al lado y se ha sentado en el asiento
delantero desde que tengo este auto.
—Esa no es una buena razón, Ethan. —Entrecerró sus ojos en mi dirección—.
Soy tu novia y siempre dices que ella es tu supuesta enemiga, pero definitivamente
la tratas mucho mejor que a cualquier enemigo que haya tenido jamás. La tratas
como si fuera tu mejor amiga… más que solo tu mejor amiga.
Rodé los ojos. Esta era la tercera vez que discutía conmigo sobre Rachel y
no estaba seguro de cómo convencerla de que Rachel era simplemente Rachel.
No existía nada más que odio entre nosotros y eso era lo único que siempre
habría.
—¿No crees que es raro, Rachel? —continuó hablando—. ¿Cómo te sentirías
si tu novio… bueno, novia, porque eres lesbiana, cierto?
—No soy lesbiana. —Rachel sacudió la cabeza, totalmente imperturbable.
—Bueno, eso es lo que dicen los rumores. Teniendo en cuenta la manera en
que te vistes y el hecho de que solo te juntas con chicos, estoy segura de que
entiendes por qué la gente cree eso. Sin mencionar que no tienes una sola amiga.
—Se echó el cabello sobre su hombro—. ¿Te molestaría dejar que me sentara al
lado de mi novio, por favor?
—Como quieras. —Rachel se desabrochó el cinturón cuando alcanzamos la
próxima luz roja y se acomodó en el asiento trasero. Valerie se tomó su tiempo
abriendo su paraguas y saliendo del auto solo para caminar dos pasos hacia el
asiento delantero.
Me besó en la mejilla antes de volver a abrocharse el cinturón y sonrió
mientras volvía a acelerar. Luego, tomó la caja de donas.
—¡Qué dulce de tu parte, Ethan! ¿Compraste las donas y el café para mí?
—En realidad, esas donas son mías y de Rachel —dije—. ¿Quieres que pare
en algún lugar para que puedas comprarte unas?
Me miró sin expresión alguna, y un momento después su rostro se puso rojo.
—¿Lo dices malditamente en serio?

65
Pista 8.
Ready for It? (3:11)
Rachel
Hay una banda sonora de esta ciudad que siempre he conocido de
memoria. Es una compilación de sonidos con letras especiales del mundo real que
reconocería en cualquier lugar. Las pistas de la mañana son siempre una mezcla
de olas que golpean la orilla o de turistas que se dispersan por la playa para
reclamar sus derechos sobre las sillas. Por la tarde, las pistas se desvían lentamente
hacia las risas fuertes y las bocinas de las líneas de los trolebuses, con los ritmos duros
de los residentes que piden conos de helado y café frío. Y por la noche, las pistas
finales roban el día cuando la arena se tamiza suavemente y las parejas comparten
besos secretos en la playa.
Hoy, estaba aprendiendo el sonido de un nuevo tema matutino. El silencio
de ser plantada por quinto día consecutivo. 66
—¿Estás segura de que no llamó y dijo que no iba a venir? —le pregunté a
la camarera de The Creamery—. Como si hubiera tenido que decir algo.
—Estoy segura de que no llamó —dijo, pasando su largo pelo rojo por
encima de sus hombros. —Al igual que estoy segura de que los chicos de los últimos
días tampoco llamaron y dijeron nada. Te habrían llamado a ti, no a la cafetería.
—Cierto... —Me quedé sin aliento, y ella se movió desde detrás del mostrador
dándome un café.
—Invita la casa —dijo—. ¿Cómo te llamas?
—Rachel.
—Soy Penelope, Rachel. —Extendió su mano—. Y algo me dice que has
estado fuera del juego de las citas por un minuto.
—Más o menos. Conocí a todos esos tipos en un bar, conseguí sus números,
y después de mandar un mensaje de texto por unos días, fijamos una fecha. Luego,
como me pareció agradable, busqué en las direcciones de sus campus y les envié
una carta escrita a mano diciendo lo emocionada que estaba por nuestra cita
más tarde.
Sus ojos se abrieron de par en par.
—¿Qué hiciste qué?
—Les envié a todos una carta. —Me encogí de hombros—. Hice eso todo el
tiempo cuando estaba en el Semestre en el Mar.
—Ah. —Asintió, riendo—. De acuerdo, así que eres una de esas chicas de
piernas de mar—. Tomó mi celular y tocó la pantalla—. ¿Sabes qué? Te daré mi
número de teléfono y te ayudaré de vez en cuando.
—¿Por qué?
—Porque trabajo todo el tiempo entre mis clases y necesito hacer nuevos
amigos —dijo—. Hemos hablado todos los días mientras te han dejado plantada
esta semana, y como no me pareces una psicópata, creo que nos llevaremos bien.
No busques mi dirección ni me envíes una carta.
Me reí.
—No lo haré.
—Estoy aquí todas las mañanas, y este es nuestro momento antes de la hora
punta si alguna vez quieres venir —dijo—. Tengo libre los martes y jueves, pero
aparte de eso, normalmente estoy en clase o atrapada aquí. Siéntete libre de
enviarme un mensaje de texto con cualquier pregunta que tengas sobre las citas
en tierra, cuando lo desees. Mientras tanto, descarga Tinder y abre Facebook, ya
que sé que la mayoría de ustedes esperan hasta el último minuto para hacerlo.
—Lo haré. —Sonreí—. Estoy deseando que llegue.
—Buenos días, Rachel. —Greg entró en el café, sonriéndome antes de mirar 67
a Penelope—. ¿Quién es tu amiga aquí?
—Ayer no estaba interesada en ti —dijo Penelope, cruzando los brazos—. Y
todavía no estoy interesada en ti hoy, sea cual sea tu nombre.
—Ni siquiera hablamos ayer. —Le guiñó un ojo, dándole una de sus sonrisas
juguetonas—. Si lo hubiéramos hecho, te habría preguntado algo importante.
—¿Que sería?
—Que no puedo dejar de mirar algo que tienes en los labios. —Sonrió con
suficiencia—. ¿Quieres que te ayude a quitártelo con los míos?
—¿En serio? —Penelope puso los ojos en blanco—. Lárgate de mí cafetería,
Greg. Ahora.
—Pensé que no sabías mi nombre. —La miró por última vez y guiñó un ojo
antes de salir de la tienda.
Retuve una risa y me puse de pie mientras los clientes empezaban a entrar.
—Te enviaré un mensaje esta semana.
—Estoy deseando que llegue. Oh, ¿y Rachel?
—¿Sí? —me dirigí a la puerta.
—Para que conste, si otro tipo sugiere que te reúnas con él en una cafetería
a las siete y media de la mañana, para una primera cita, es probable que te deje
plantada. Es la hora estándar de la despedida. —Sonrió y regresó al mostrador, y
yo salí.
Recién finalizada la opción de “hacer una nueva mejor amiga” y
oficialmente acabada con los Planes de la A hasta la Y a la hora de encontrar a
alguien con quien hablar, decidí que era el momento del Plan Z.
Me dirigí a Crema and Cocoa, una tienda de chocolate caliente que Ethan
mencionó el otro día. Cuando entré, lo vi sentado cerca de la parte de atrás,
escribiendo.
—Te has levantado temprano —dijo, mirando hacia arriba—. ¿Tienes una
clase hoy a las ocho en punto o algo así?
—No. No puedo evitar despertarme súper temprano cada mañana. Es un
hábito.
—Qué poco interesante. —Cerró su libreta mientras yo tomaba asiento—.
¿Qué es lo que quieres?
—Vine aquí por el chocolate caliente, Ethan —dije—. No he venido aquí por
ti.
—No te gusta el chocolate caliente, Rachel. —Puso los ojos en blanco—.
Aunque estoy dispuesto a adivinar que hasta el día de hoy nunca lo has probado.
—Lo he intentado —mentí.
Me miró inexpresivamente. 68
—¿Qué es lo que realmente quieres?
—De acuerdo, bien —dije—. Vine aquí para hablarte de algo, pero tienes
que prometerme que no te reirás.
Se cruzó de brazos.
—Estoy escuchando.
—Me gustaría proponer un arreglo.
—¿Qué tipo de arreglo?
—Un arreglo temporal que me beneficiará mucho.
—¿Qué hay de mí?
—Tienes a todas las chicas del campus adulándote por alguna extraña razón
—le dije—. No necesitas ningún beneficio.
—¿Así que finalmente admites que todas las mujeres de este campus se
sienten atraídas por mí?
—No. Admito que esta propuesta es mi último recurso, y todas las mujeres de
este campus tienen el cerebro lavado.
—Los celos no son sexys, Rachel.
—Tú tampoco lo eres.
Se rio.
—¿Cuál es la propuesta?
—Quiero que finjamos que somos amigos durante unas semanas hasta que
encuentre a algunos de verdad por mi cuenta —dije—. No quiero tener un último
año solitario, ¿sabes? Nadie a quien he enviado un mensaje de texto me ha
contestado, e incluso Meredith, que creía que era genial cuando estaba en la
nave, parece haber tenido un trasplante de cerebro desde entonces. He tomado
café con ella dos veces, y solo quiere hablar de sus habilidades de tomarse selfies
y sus cuentas de medios sociales.
Sus labios se curvaron en una lenta y sexy sonrisa, y sorbió su café.
¿Su sonrisa siempre ha sido así?
—También me gustaría tener a alguien con quien pueda hablar de cosas
personales de vez en cuando —dije, haciendo una pausa—. Pero esto solo sería
temporal, y en el momento en que me convenza de que he hecho una amistad
nueva y genuina, los dos podremos volver a no estar de pie el uno con el otro. ¿Qué
dices?
—Define "fingir que somos amigos". ¿Qué implica eso?
—Acabo de decirte lo que implica, Ethan.
—No estaba prestando atención.
—De acuerdo, bien. —Me puse de pie—. Olvídalo. Literalmente. 69
—Estoy bromeando, Rachel. —Me hizo una seña para que me sentara—. Si
vamos a fingir que somos amigos, vas a tener que trabajar para no ser una
fanfarrona todo el tiempo. Tendrás que verme como tu amigo y no como tu
enemigo.
—Bien —dije, sentándome de nuevo—. Puedo hacer eso.
—Además, como tienes poca o ninguna experiencia en este departamento,
debes saber que los amigos hablan sin discutir, y se dicen la verdad sobre las cosas.
No importa lo que pase.
—Esto es solo temporal, Ethan.
—Soy consciente. —Sonrió, inclinándose hacia delante y bajando la voz—. Y
como tu amigo temporal, me gustaría que supieras que desde el momento en que
entraste aquí, pude ver tus pezones a través de tu sostén, y también pude ver tus
bragas de encaje rojo a través de tus shorts.
—¿Qué? —Sentí mis mejillas enrojecidas.
—Ya me has oído. —Me miró el pecho—. A cambio de mis servicios
temporales, necesitaré tu opinión sobre el inventario del Ripped Bodice cada vez
que lo pida, ya que está relacionado con mi proyecto Silk Stem. ¿Trato hecho?
—Trato hecho. —Extendí mi mano, y él la estrechó.
Entonces los dos nos sentamos en silencio y nos miramos el uno al otro.
—Entonces, ¿qué se supone que vamos a hacer ahora? —dije—. Si yo fuera
tu amigo Rob o Michael, ¿qué estaríamos haciendo?
—No estarían despiertos ahora mismo. —Se rio y sacó su teléfono—. Pero
como ahora somos “amigos”, supongo que puedo contarte dos cosas que te
pueden interesar para que puedas conocer gente nueva.
Me mostró su pantalla.
—Primero, tienes que inscribirte para el viaje de fin de curso a Peak Ridge
Lodge.
Abrí mi bolso y saqué mi libreta, pero él me la quitó.
—No hace falta que escribas esto, solo abre una cuenta en Facebook.
—De acuerdo. —Saqué mi teléfono—. ¿Qué es lo segundo?
—Depende. ¿Todavía tienes el sueño de dirigir tu propia escuela de arte
algún día?
—Siempre.
Hizo clic en su pantalla y apareció un grupo llamado Ultimate Art Lovers.
—Probablemente deberías investigar esto y tratar de hacer algunos amigos
allí.
—Lo haré.
—Bien —dijo—. Ahora, dame tu teléfono, para que pueda activar tus
70
cuentas de Facebook y Tinder. Dudo mucho que sepas cómo elegir las fotos
correctas...

***

Unos días después.

Deslicé a la izquierda en mi cincuentavo chico Tinder de la noche, aprobé


otras diez solicitudes de amistad en Facebook y bajé mi teléfono. Las redes sociales
y el manejo de e-amigos ya empezaban a sentirse como un trabajo de tiempo
completo.
Como solo estaba tomando cursos electivos este semestre, empezaba a
preguntarme si debía buscar un trabajo a tiempo parcial o algo que me impidiera
pasar la mitad de mis días desplazándome a través de la sección de noticias.
Le envié a Penelope un mensaje rápido: “¡Pasé tiempo con Tinder como
dijiste! Conocí a un chico guapo llamado Ryan que resulta que está en mi clase de
arte” y luego encendí el sistema de música en la sala de estar.
Esperé a que Ethan o Greg me acompañaran como siempre, pero ninguno
de los dos vino.
Aliviada de tener finalmente la casa para mí sola, abrí las ventanas que dan
a la playa, dejando pasar el aire salado que se respira en el interior. Me preparé
una taza de café caliente y me senté en el sofá, recogiendo uno de mis romances
favoritos.
Llegué a la mitad del primer capítulo cuando oí un fuerte ruido de caída que
venía de mi habitación.
Recordando lo que Ethan dijo acerca de cerrar mis ventanas por la noche,
de repente me di cuenta de que no lo había hecho antes. Nerviosa, salté del sofá
y agarré un bate de béisbol del armario. Caminé de puntillas por el pasillo y sostuve
el bate en alto, preparada para golpear la cabeza del intruso.
Justo cuando estaba a punto de entrar en mi habitación, Ethan salió
desnudo de ella.
—¿Qué demonios estás haciendo? —soltó, mirando el bate.
—¡Debería preguntarte lo mismo! ¿Por qué diablos estás desnudo?
—La última vez que lo comprobé, vivía aquí. —No hizo ningún movimiento
para cubrirse, y mi mirada se dirigió más allá de sus abdominales perfectamente
cincelados, hasta su V perfectamente definida, hasta…
Oh. Dios. Mío.
Su polla era enorme. ENORME.
Sentí que mi mandíbula colgaba mientras la miraba, y después de varios 71
segundos, tuve que forzarme a mirar hacia otro lado.
—¿Puedes agarrar una toalla o ponerte algo de ropa? —Sentí que mis
mejillas se calentaban—. ¿Por favor?
—¿Por qué haría eso? —Se acercó más—. Parece que te gusta lo que tienes
delante.
—¿Qué?
Se rio y se metió en el baño. Luego regresó con una toalla alrededor de la
cintura.
—¿Por qué estabas en mi habitación? —le pregunté.
—Dos razones. Uno, tu alarma de incendios se apagaba cada cinco minutos
porque no cambiaste las baterías como te dije la semana pasada. Dos, olvidaste
cerrar las persianas. De nuevo.
—Lo sé... Lo siento.
—No lo hagas. —Me miró de arriba a abajo, quemándome los nervios
mientras sonreía—. ¿Tienes planes para esta noche?
—Sí.
—¿Como qué?
—Como disfrutar de todo el apartamento para mí, para variar.
—Esos son mis planes también.
—Agh... ¿Puedo por favor, por una vez, tener el lugar para mí sola? —
pregunté, insegura de por qué había mariposas revoloteando en mi estómago.
—Supongo que sería justo.
—Me alegra que finalmente hayas aprendido a ser así.
Sonrió, mirándome de arriba a abajo una última vez antes de deslizarse a su
habitación. Estuvo vestido en cinco minutos, y me dio una de sus sonrisas sexys,
enviando las mariposas revoloteando de nuevo, antes de salir por la puerta
principal.
Dejé escapar un respiro y agité la cabeza.
No había manera de que sintiera una intensa atracción hacia él en este
momento. Solo estaba teniendo un largo día. Tenía que serlo.
Sigue siendo el chico de al lado al que odiaba... Nada más. Nada menos...

72
Pista 9.
Don’t Blame me (4:25)
Ethan
—La sociología es el estudio del desarrollo, estructura y funcionamiento de
la sociedad humana —repitió Greg por enésima vez esta noche—. Sociología es el
estudio del desarrollo, estructura y funcionamiento de la sociedad humana...
—Por favor, dime que has llegado más lejos en tu libro que eso, Greg. —Lo
observé mientras caminaba por el piso de nuestra sala de estar.
—Lo he hecho —dijo—. He memorizado los primeros siete capítulos del libro
de texto hasta ahora. El examen es en los primeros cinco este viernes, pero en caso
de que este imbécil intente engañarme, hice un esfuerzo extra y memoricé los dos
siguientes, ¿sabes?
Mi amigo Michael sacudió la cabeza del otro lado de la habitación. 73
—Creo que oficialmente he sido reemplazado como tu amigo más loco.
—Estoy de acuerdo. —Me reí e hice un gesto para que me siguiera hasta la
cocina—. Es bueno saber que aún estás vivo.
—Podría decir lo mismo de ti, amigo mío.
Los dos no salíamos tanto como solíamos hacerlo desde que su
especialización en medicina le estaba dando una paliza en los últimos semestres,
pero los momentos de imprudencia que compartimos durante nuestros primero y
segundo año siempre eran algo para los libros de récords. Algo que siempre
recordamos.
—De acuerdo —dijo, agarrando una cerveza de mi refrigerador—. Vine a
pedirte un gran favor.
—Podrías haber llamado.
—Llamé. No contestaste.
Miré mi teléfono y seguro que había una llamada perdida de él, pero
también había cuarenta nuevas llamadas perdidas de los teléfonos que
pertenecían a los amigos de Lisa.
Agh. Entiende la indirecta, Lisa.
—¿Cuál es el favor? —pregunté.
—Es simple. Necesito que salgas con la mejor amiga de una chica que me
interesa.
—¿Por qué siento que es un poco más complicado que eso?
—Porque tienes una gran intuición. —Se rio—. Esto tiene que ser algo muy
extenso, ya que quiero llegar a un cierto punto con ella en el viaje de fin de curso.
—¿Le pasa algo malo a la mejor amiga?
—¿Además del hecho de que me odia y piensa que soy una mala noticia
para su amiga? —Se encogió de hombros y me mostró las fotos de ella en su
teléfono—. En realidad, no. Y llámame loco, pero fuera de eso, creo que ustedes
dos se llevarían muy bien.
—Es linda —dije, y luego negué con la cabeza—. De todas las cosas que
dijiste, ¿debería asumir que tu chica dijo que estaba dispuesta a salir contigo, si
enganchabas a su amiga con uno de tus amigos calientes?
—La palabra “caliente” nunca se usó, Sr. Engreído. —Se rio—. Pero sí, tu
intuición gana de nuevo. ¿Puedo darte el número de teléfono de su amiga? Se
llama Teresa.
—Por supuesto.
Mientras lo estaba guardando en mi teléfono, Rachel entró a la cocina
usando un sostén deportivo y un par de shorts negros. Fue directamente al
refrigerador, moviendo todo el alcohol y la cerveza hasta que encontró su botella 74
de agua SAS.
Michael y yo la miramos fijamente, y empecé a verla encima de mí, en el
asiento trasero de mi auto.
Mierda...
—Hola, Ethan. —Finalmente se dio la vuelta, extendiendo su mano a
Michael—. Hola, amigo de Ethan.
—Michael —dijo, mirándola de arriba a abajo—. ¿Y tú eres?
—Rachel.
—Ah. —Asintió—. La amiga que se fue al mar de Ethan.
—No somos amigos —dijimos al unísono, un hábito.
—Por un momento pensé que te estaba inventando —continuó hablando
como si no hubiera oído nuestra intrusión—. Debo decir que su descripción no te
hizo justicia.
—Estoy segura. —Se rio—. Pero si eres el Michael Han sobre el que escribió
de vez en cuando, nunca habló mal de ti.
—Es bueno saberlo.
Otra imagen de ella envolviendo sus piernas alrededor de mi cintura cruzó
mi mente y no la sacudí.
—¿Adivina qué? —dijo, mirándome.
—¿Qué?
—¡Me acaban de invitar a salir! Como una cita real que no tendrá lugar en
un crucero o en una excursión internacional.
—De alguna manera el crucero y la excursión internacional suenan mucho
más atractivos.
—A mí no —dijo—. Solo quería saber el nombre del tipo por ti antes de decir
que sí. ¿Conoces a un Brett Gallagher?
—Brett es un tipo increíble —dijo Michael, aun mirándola de arriba a abajo.
—Es un viejo conocido mío —dije, haciendo una nota mental para golpearlo
este fin de semana—. Éramos más unidos antes de que se uniera a una fraternidad,
pero es un buen tipo.
—¡Genial! Alguien de quien puedas dar fe —Me abrazó… tomándome
completamente desprevenido, y en el momento en que sus pechos golpearon mi
pecho, empecé a excitarme—. Si esta cita va bien, y salimos unas cuantas veces
más, le pediré que comparta mi billete de amigo para el viaje de la residencia de
seniors.
Di un paso atrás.
—¿Cuándo es la cita?
—Este fin de semana. ¿Puedo pasarte unos cuantos atuendos para no dar
la impresión equivocada? 75
—Por supuesto.
—Genial —dijo—. Sabes, eres un buen amigo temporal, Ethan. —Se fue
apresuradamente y Michael la miró fijamente hasta que la perdió de vista.
—¿Qué demonios? —Se acercó y golpeó mi hombro—. Nunca me dijiste que
la chica que “supuestamente” odiabas luciera así.
No lo hacía...
—Diablos —dijo riendo—, probablemente también le habría contestado
todas esas veces. Especialmente si supiera que iba a volver y vivir conmigo. —Bajó
la voz—. ¿Ya la has follado?
—No —dije, disfrutando de las nuevas imágenes de Rachel doblada sobre el
sofá que estaban rondando en mi mente.
Saqué mi teléfono y traté de concentrarme en el favor que tenía a mano.
La chica Teresa.
Cuando le envié un mensaje con su número, traté de convencerme a mí
mismo de que el sentimiento en mi pecho cuando Rachel mencionó a Brett
Gallagher no eran celos. No podían ser.
Sigue siendo la chica de al lado a la que odiaba... Nada más. Nada menos...
Antes:
16 años
Ethan
ASUNTO: EL VIAJE DE HOY

Querido Ethan,
No necesito que me lleves a casa luego de la escuela hoy. Iré en el auto de
mi nuevo novio.
Te olvida,
Rachel.
PD: No voté por ti para Mr. Popular.
76
***

ASUNTO: EL VIAJE DE HOY


Querida Rachel,
Sabiendo que hoy es el Día de los Inocentes, no estoy seguro si tomarme el
chiste que es tu email seriamente o no. Te esperaré en el auto por cinco minutos.
Si para entonces no apareciste, me voy.
Te olvida,
Ethan.

PD: Gracias por contármelo. Los profesores se estaban preguntando quién


había puesto el único voto en la caja del otro chico...

***

Rachel nunca apareció en mi auto. Así que supuse que no estaba mintiendo
sobre su nuevo novio. Además, estaba bastante seguro de que aquello no duraría
demasiado. Los primeros dos chicos con los que había intentado salir la dejaron
porque se negaba a "vestirse como las demás chicas" en las citas, además de
peinar la mata de pelo que tenía en su cabeza más de tres veces a la semana.
Al llegar a casa, subí las escaleras hacia mi habitación y envié un mensaje a
mi más reciente novia, Chelsea.
Yo: Hola. ¿Qué estás haciendo?
Chelsea: Haciéndome la manicura con Sarah (Agh. Su nuevo cabello es un
asco). ¿Qué pasa?
Yo: Me preguntaba si querías venir a mi casa y ver la nueva serie de terror
esta noche.
Chelsea: LOL, no. Preferiría que me llevaras a cenar… ¿Puedes venir a
recogerme en unas horas?
No le respondí. Solo habíamos estado saliendo por unas pocas semanas, y lo
único que siempre quería hacer era ir a cenar (es decir, gastar mi dinero), y hablar
sobre sus amigas. Nunca hacía nada que yo quisiera hacer, y ya le había
mencionado que las series y películas de terror eran algo importante para mí.
¿Su respuesta?
“¿Las películas de terror no son basura?”
Tomé mi cuaderno y comencé a escribir un plan para dejarla la semana
próxima. 77
Me sentí tentado a dirigirme a la casa de al lado y preguntarle a Rachel si
iba a mirar la serie de terror esta noche, pero cuando alcé la vista, vi a Glen Easton
por su ventana.
Estaba sentado en su escritorio, sonriéndole de esa manera que le había
visto sonreír a miles de otras chicas de la escuela.
Incluso a pesar de que Rachel fuera una idiota, podía conseguir algo mejor
(mucho mejor) que Glen Easton.
La semana pasada, había alardeado con todos los chicos en la clase de
gimnasia sobre cómo se había follado a Taylor Redding y cómo pretendía "follarse
a otra virgen este mes".
Dudaba mucho que Rachel hubiera tenido sexo. Aun rodaba los ojos
cuando de mala gana le contaba sobre mis aventuras (solo porque mis amigos no
estaban disponibles), y a pesar de que la odiaba, no creía que Glen debiera ser su
primera vez.
¿Su segunda? Tal vez.
¿Su primera? Para nada.
Me aseguré de que mis persianas estuvieran totalmente cerradas y decidí
que no diría nada a no ser que creyera que Rachel pretendía llegar a ese punto.
Observé cómo Glen pasaba sus dedos por el cabello de Rachel. Se rio
mientras intentaba tocarla, y finalmente acepté que sería una idiota por siempre,
hasta que se inclinó hacia él y lo besó.
Glen deslizó sus manos bajo su camiseta y acarició su pecho, mientras ella
sonreía contra su boca.
Repentinamente me sentí furioso sin saber por qué. No me gustaba Rachel
(para nada), así que supuse que el sentimiento en mi pecho era la furia proveniente
de cuando Rachel había mostrado a mi madre el lugar dónde Brody había
escondido sus cigarrillos en mi habitación la semana pasada.
Definitivamente es eso...
Noté que el auto de su madre estaba en la entrada y decidí hacer lo que
cualquier amigo "preocupado" haría.
Yo: Hola, señora Dawson. Estoy frente a su casa y oí un grito fuerte
proveniente de la habitación de Rachel. ¿Está bien? Sé que tiene esos dolores de
estómago todos los meses...
Señora Dawson: ¡Qué buen vecino, Ethan! Subiré a fijarme. ¡Gracias!
Me tomó diez segundos oír las consecuencias. La madre de Rachel tenía los
pulmones más ruidosos de la manzana, y ni siquiera tuve que inclinarme sobre mi
ventana para oír todas y cada una de las palabras que gritaba.
—¿Colar a un chico en tu habitación, Rachel Marie Dawson? ¡¿Te has vuelto 78
loca?! ¡Estás castigada! ¡Indefinidamente!
Una parte de mí casi se sintió mal por acusarla.
Hasta que vi cómo su madre tomaba un paquete de condones de su cajón.
¿En serio iba a tener sexo con él?
Los gritos de su madre prosiguieron por dos horas, y fue tan duro y brutal que
me hizo no querer colar a ninguna otra chica en mi habitación jamás...

***

Más tarde esa misma noche, Rachel me dirigió una mirada letal desde su
ventana, alzando su pizarra que rezaba "¡Muérete, Ethan!" cada vez que dirigía
casualmente mi vista hacia ella.
Estaba a punto de preguntarle por qué no podía simplemente encender su
televisión para ver la serie de terror y dejarme en paz, cuando noté que su pantalla
de plasma había desaparecido. Que su madre se la había llevado como
consecuencia del castigo.
Con un suspiro, abrí mi ventana y empujé mi televisión tan cerca del borde
de esta como me era posible.
Rachel alzó la vista de su escritorio... seguía echando fuego por los ojos, pero
con una ligera sonrisa apareciendo en sus labios. Subí el volumen lo más alto que
pude y la miré mientras tomaba el vaso desechable que era su lado de nuestra
improvisada línea telefónica de hace años.
—¿Ethan? —dijo.
—¿Sí?
—¿Puedes inclinar un poco más la pantalla?
Hice lo que me pedía, inclinándola un poco.
—Gracias. —Abrió un paquete de patatas fritas—. Ah, y, ¿Ethan?
—¿Sí?
—Te odio.

79
Pista 10.
Style (3:59)
Rachel
Había algunas cosas que siempre había deseado sobre tener mi primera cita
real en el campus, una lista específica de "mierda que definitivamente necesito"
que estaba inspirada en todas mis historias de amor favoritas. Me sabía la mayoría
de las cosas de memoria, pero en el momento en que me invitaron a salir, me
aseguré de sacar mi lista y releer las tres primeras.
***
Mierda que Definitivamente Necesito en mi Primera Cita Real:
(Al carajo con lo que Ethan dijo acerca de que esto no es realista. Él no
sabe nada.)
80
1. Una conversación que no quiero terminar nunca (preferiblemente una
sobre libros, pero me conformaré con una sobre arte, nuestros sueños o cosas que
nos gusta hacer).
2. Un gran lugar que siempre recordaré. Puntos de bonificación si este lugar
está bajo las estrellas, en algún lugar a lo largo de una playa privada, o en un
restaurante de cinco estrellas.
3. Un beso abrasador del alma que selle la noche y deje mi mente girando
con pensamientos sobre posibilidades infinitas. Además, mariposas. Tiene que
haber algunas malditas mariposas.

***

Hasta ahora, esta noche, mi lista se veía irrealista como la mierda, y yo


estaba bateando cero.
Brett Gallagher era definitivamente atractivo como el infierno, y después de
hablar por teléfono con él todas las noches esta semana y reírme de todas las cosas
que teníamos en común, esperaba que me recogiera en su auto para ver si había
mariposas o chispas.
Había pasado una hora y todavía estaba esperando.
No sentí nada cuando me sonrió y me elogió, y todavía estaba tratando de
averiguar por qué demonios pensaba que una pizzería era el lugar perfecto para
una cita. No solo eso, sino que estaba vestido con sudadera y una camiseta, como
si hubiera salido de la cama segundos antes de recogerme.
No puedo creer que perdí la mitad de mi día preparándome para esto....
—Siento que debería haberme vestido más para ti —dijo Brett, sonriendo—.
Te ves genial, por cierto.
—Gracias. —Forcé una sonrisa—. ¿Vamos a comer algo aquí y luego a salir
el resto de la cita?
Se rio.
—No, esta es la cita. Personalmente creo que es mejor que nos conozcamos
en un lugar como éste, ya que esto es más accesible para mí. —Me sonrió y me
guiñó un ojo—. No eres una cazafortunas, ¿verdad?
Retuve un suspiro y alisé mis manos sobre mi vestido gris.
—Para nada.
—¿Qué les traigo esta noche? —El camarero se paró frente a nuestra mesa—
. Tenemos cuatro nuevos combos de pizza y tres bebidas especiales, si les interesa.
—Tendremos las muestras —respondió Brett antes de que yo pudiera—. Con
agua. Grandes vasos de agua.
El camarero puso los ojos en blanco y rápidamente regresó con nuestra
81
agua y una caja de rebanadas de pizza en miniatura.
—No sé por qué la gente viene aquí y paga su pizza —dijo—. Las muestras
son gratis, y puedes llenarte con dos órdenes de esas. Bueno, probablemente
necesitaremos tres ya que estamos compartiendo, pero para nada limitan las
muestras.
Sacó cinco rebanadas en miniatura y deslizó la caja hacia mí.
Solo quedaba una rebanada.
—Así que, en el auto, me estabas diciendo algo sobre que, te encanta
dibujar —dijo—. ¿Estás estudiando arte?
—Sí, siempre quise ser artista.
—Suena genial.
Esperé a que explicara, dijera o me preguntara otra cosa, pero nunca llegó.
En vez de eso, devoró sus primeras rebanadas, golpeándolas en voz alta mientras
se las tragaba.
—¿Quieres comer la pizza fuera en el patio? —sugerí, queriendo salvar esta
noche—. Creo que nuestra conversación puede ser mejor ahí fuera.
—Será mejor cuando volvamos a mi casa a ver Netflix —dijo, sacando su
teléfono—. Déjame encontrar algo para crear el ambiente antes de que
lleguemos. Incluso podemos votar.
—Claro... —Me resistí a la necesidad de poner los ojos en blanco—. ¿Me
disculpas un segundo? Necesito correr al baño.
—No hay problema. Está atrás, a la izquierda.
Me levanté y me dirigí hacia el pasillo, encerrándome en el primer puesto.
Para esta "cita", me había rizado el pelo en un salón de la calle principal, me había
hecho la manicura y la pedicura, y había comprado nuevos tacones de aguja de
color piel para complementar mi vestido gris hasta los muslos.
Debatí enviarle mensajes a Ethan, preguntándole si creía que debía irme,
pero no quería sentirme muy cómoda con nuestra amistad temporal. Le envié un
mensaje a Penelope en su lugar.
Yo: Hola... Estoy en una cita ahora mismo y necesito un consejo.
Penelope: Sí, deberías hacerle usar un condón.
Yo: No es eso, LOL... Se suponía que íbamos a tener una cita, y así es... Pero
me trajo a un bar de pizza...
Penelope: ¿Qué pizzería?
Yo: O'Malley's. El de las muestras gratis... ¿es normal?
Penelope: Depende. Él puede estar en medio de los cheques de pago y
puede llevarte a una cita real la próxima vez. Solo es un factor decisivo si es un
tacaño (solo consigue las muestras) y menciona volver a su casa para ver Netflix.
Yo: Mencionó volver a su casa para ver Netflix.
82
Penelope: Lárgate de ahí. Ahora. (PD: Ese Ryan con el que has estado
tomando café entre tus clases de arte parece más de tu tipo... Solo sal con él por
un tiempo...)
Salí del cubículo y me miré por última vez antes de salir del baño. Cuando
abrí la puerta, Brett estaba parado en el pasillo, con los ojos muy abiertos y
asustado.
—Hum, ¿Brett? —le pregunté—. ¿Pasa algo malo?
—Sí, necesito que te quedes ahí un rato. —Miró por encima del hombro—.
Hasta que te diga que está bien que te vayas.
—Lo siento, ¿qué?
—Quédate en el baño, Rachel. —Me hizo un gesto para que volviera a
entrar—. Necesito que entres ahí por un segundo. No quiero que mi ex sepa que
estuviste conmigo aquí.
Parpadeé.
—Dijiste que eras soltero.
—Estamos en un descanso —dijo, moviendo la cabeza—. Todavía salimos de
vez en cuando, pero aún no hemos dado luz verde oficialmente para salir con otras
personas.
—Entonces, ¿por qué me invitaste a salir en primer lugar?
—¿En serio? —Me miró de arriba a abajo—. ¿Por qué crees?
Un camarero pasó junto a nosotros, y volvió a mirar por encima de su
hombro.
—Mierda... —Puso sus manos sobre mis hombros, empujándome al baño.
Luego asomó la cabeza por la puerta—. ¡Quédate aquí!
¿Qué carajo...?
Abrí la puerta un poco, debatiendo cómo demonios debía manejar esto, y
lo vi besando los labios de una rubia en nuestra mesa. Ella sonrió contra su boca, y
él le apretó el culo. Pasó sus dedos por su pelo, y sentí que me calentaba. Me sentí
con ganas de salir de la habitación y decirle lo imbécil que era por darme
esperanzas esta semana. Respiré hondo y me preparé para gritarle por arruinar las
cosas, pero de repente oí la voz de Ethan en mi cabeza.
—Estás tan enamorada de la idea de estar enamorada que te enamorarás
de cualquiera...
Suspiré y observé cómo Brett y su "descanso" se besaban durante varios
minutos más. Cuando finalmente se alejó de ella, ella se acercó al bar.
Crucé los brazos, esperando a que viniera a disculparse, pero no lo hizo. No
me miró para nada.
Enfadada, salí del baño y caminé hacia su mesa justo cuando su novia
regresaba. Recogí mi agua y tomé un largo sorbo. 83
—Muchas gracias por la cita de esta noche, Brett. La pasé muy bien. —Miré
a su novia—. Me dijo que era soltero.
Me alejé, no me quedé para las consecuencias.
Entré directamente al bar de al lado, pedí cuatro tragos y los derribé uno tras
otro. Sorbí un té helado Long Island, sorbí una enorme margarita y coroné todo con
un par de bebidas agrias de Amaretto antes de que el camarero me dijera que
tenía que esperar un rato para pedir cualquier otra cosa.
No queriendo esperar, me levanté y salí. La suerte quiso que cayera una
ligera llovizna. Como siempre parecía hacer en mis días de mierda. Sin importarme,
me dirigí a The Umbrellas.
—Pensé que se suponía que tenías una cita esta noche, Rachel —dijo una
voz profunda y familiar, haciéndome mirar a mi izquierda.
Me di la vuelta y vi a Ethan sentado en su auto. Sus ojos azules brillaban bajo
las luces bajas de su techo, y una sexy sonrisa se formó en sus labios mientras me
miraba.
—Se suponía que tú también tenías que estar en una cita —dije finalmente,
sintiendo un repentino e intenso ataque de mariposas.
—Lo estaba —dijo—. Acabo de volver de llevarla a casa. ¿Quieres que te
lleve?
Me quedé quieta mientras la lluvia caía un poco más fuerte. No estaba
segura de cómo manejar esto. Cada vez que Ethan y yo estábamos juntos en el
pasado, no había chispas. Solo un odio mutuo que ocasionalmente dio paso a una
tregua el tiempo suficiente para que pudiéramos pasar el resto del día. Pero
últimamente, lo que había entre nosotros no era odio. Eso, y pasaba demasiadas
noches fantaseando con sus labios sobre los míos con mi vibrador en la mano.
—¿Rachel? —Su profunda voz me sacó de mis pensamientos—. Sube al
maldito auto.
Abrí la puerta y entré.
—Aquí. —Agarró unas cuantas toallas de playa del asiento trasero y me las
dio antes de salir a la calle.
No hablamos mientras conducía, y cuando pasamos la salida que conducía
a nuestro vecindario, nos encontramos en medio del tráfico de paradas y salidas.
El golpe de la lluvia bailó sobre su techo durante varios minutos, y luego se detuvo
en el carril de emergencia.
—Las horas de construcción terminan en veinte —dijo—. No tiene sentido
intentar superar esto ahora mismo.
Asentí con la cabeza, sintiéndome achispada.
—Sí...
—¿Adónde te llevó Brett en tu cita? —preguntó, aparcando el auto. 84
—Te lo diría, pero odiaría ponerte celoso.
—Tendría que estar interesado en ti para estar celoso, Rachel. —Dejó salir
una ligera carcajada—. Dime a dónde te llevó.
—Múltiples lugares —dije—. Primero, me llevó al carnaval en el muelle, y
jugamos unos cuantos juegos y comimos mucha comida. Luego me llevó a dar un
paseo por la playa donde compartimos el beso más increíble, y luego me llevó a
probar algo nuevo en un restaurante privado. Oh, y al final, me dio un largo y sucio
beso apasionado en el que avergonzó las palabras y las lenguas de todos los
demás hombres.
—¿Hizo todo eso en una hora? —Sonrió con suficiencia.
—Sí. Fue muy eficiente.
Me miró fijamente.
—Está bien, de acuerdo. Brett me llevó a comer pizza y agua gratis. Por si
fuera poco, apareció su novia y me empujó al baño.
—Interesante. —Se rio—. Lamento oír eso.
—¿De veras?
—Para nada.
—¿Cómo estuvo tu cita con Teresa?
—Mucho mejor que la tuya —dijo—. La llevé a cenar a Rosie's.
—¿El restaurante de cinco estrellas cerca del muelle?
—El mismo —dijo sonriendo—. No sirven muestras gratis allí.
Puse los ojos en blanco, sintiendo una ligera punzada de celos.
—¿Cree realmente que estás interesado en ella?
—No importa. —Se encogió de hombros—. Voy a romper con todo después
del viaje del último año. ¿Todavía vas a ir?
Asentí.
—Iré con Ryan de mi clase de arte ya que parece que nos llevamos bien. Es
bastante guapo, y es una cita perfecta y un caballero. A diferencia de alguien que
conozco.
—Tú y yo nunca hemos salido.
—Y nunca lo haremos.
—Después de todas las expectativas que tenías para los tipos con los que
saliste en el barco, lo consideraré una bendición.
—¿Sabes qué? —Me volví hacia él, sintiendo el alcohol corriendo por mis
venas—. Inventé la mitad de esas cosas, Ethan.
—¿Qué hiciste qué?
—No te hagas el sorprendido —dije, desabrochándome el cinturón de
seguridad a medida que la línea de tráfico se hacía más larga—. Puede que haya
85
mentido creativa o deliberadamente sobre algunos de esos tipos.
Apagó su auto.
—Estoy más allá de la sorpresa... ¿Cuánto fue inventado?
—No las partes en las que estás pensando —le dije—. Todo lo bueno fue real.
Besos contra el muelle del tipo cuya apariencia te avergonzaría. Bueno, ahora no,
porque eres muy sexy estos días y si no te odiara, consideraría follarte. Además, el
sexo en la cubierta que desearías haber tenido. Fue mejor que tus mejores noches
aquí, estoy segura. Y la mayoría de las citas fueron reales.
No dijo nada.
—¿Sin refutación? —Sonreí—. ¿No hay nada inteligente que decir?
—No oí nada más allá de lo que dijiste después de decir que considerarías
follarme.
—No quise decir eso —dije, agradecida de que no pudiera ver el color de
mis mejillas—. Ni siquiera consideraría besarte, así que follarte sería un poco difícil.
—¿Es eso lo que realmente sientes?
—Eso es lo que realmente dije.
Silencio.
Sin decir una palabra más, se inclinó y presionó sus labios contra los míos, y
le rodeé el cuello con mis brazos. Mordiendo suavemente mi labio inferior, deslizó
sus manos alrededor de mi cintura y me levantó hacia su regazo.
Profundizó nuestro beso, y yo gemí contra su boca, cerrando los ojos mientras
frotaba sus manos contra mi espalda expuesta, mientras sus dedos tiraban del
cordón de mis bragas.
—Ethan... —susurré contra su boca—. Ethan...
No me contestó. Pasó sus dedos por mi cabello y se alejó brevemente de mi
boca, arrastrando duros y ásperos besos hacia arriba y hacia abajo por mi cuello.
Sentí su polla endurecerse debajo de mí, y jadeé cuando lo sentí. Pasé mis
manos contra sus hombros y luego bajé hasta su pecho cuando su boca volvió a
encontrarse con la mía.
—Joder, Rachel... —susurró contra mis labios. Bajó aus manos a mi cintura, y
luego más abajo, brevemente me acarició el trasero.
Empujando el frente de mi vestido hacia abajo, me palmeó los pechos y
succionó un pezón en su boca. Mordiéndolo suavemente, hizo girar su lengua hasta
que se endureció, y luego succionó el otro pezón entre sus labios.
Cerré los ojos mientras sus manos rozaban la banda de mis bragas, mientras
él las arrancaba lentamente.
Mientras deslizaba un dedo dentro de mi coño, el fuerte sonido de los golpes 86
invadió nuestro silencio.
Su boca volvió a la mía para recibir un beso aún más codicioso, pero el
golpeteo se hizo aún más fuerte, y me di cuenta de que alguien estaba golpeando
la ventana del lado del conductor. Inmediatamente nos alejamos unos de otros en
estado de shock, nos ajustamos la ropa y regresé a mi asiento.
Ethan me miró, asegurándose de que estuviera decente antes de bajar la
ventana.
—¿Estás bien aquí fuera con esta lluvia? —Era un oficial de policía—. ¿Tienes
problemas con el auto?
—No, señor —dijo—. Estábamos esperando a que el tráfico avanzara.
—¿Qué tráfico? —Levantó la ceja y limpié la niebla del parabrisas.
El camino por delante estaba perfectamente despejado.
—Vete —dijo el oficial—. Fuera de nuestro carril de emergencia.
Ethan arrancó el auto y se fue rápidamente, mirándome cada vez que
llegábamos a un semáforo.
Me recosté en el asiento y mantuve la cara hacia adelante todo el camino
a casa, resistiendo la tentación de tocar mis labios hinchados.
En cuanto llegamos a casa, evité la mirada de Ethan y corrí a mi habitación.
¿Qué demonios acababa de pasar?
Pista 11.
Sparks Fly (2:42)
Rachel
La mañana siguiente, me revolqué en la cama, esperando que el beso de
anoche entre Ethan y yo fuera solo un sueño húmedo. Un sueño húmedo muy vívido
y digno de repetirse, que me hubiera gustado que hubiera durado un poco más y
que hubiera llegado un poco más lejos.
Me levanté y caminé hacia el baño, jadeando cuando vi mi reflejo. Tenía
una enorme marca de mordedura en el cuello y mis labios aún estaban hinchados
por lo bien que me había besado. Mi muslo tenía una huella de donde lo habían
presionado contra su palanca de cambios.
¿Así que esa mierda realmente sucedió?
Me metí en mi ducha y me paré bajo los chorros, cerrando los ojos mientras 87
el agua caía sobre mí. No estaba segura de lo que le iba a decir la próxima vez
que estuviéramos solos, pero sabía que eso no podía volver a suceder.
Aunque haya sido el mejor beso que he tenido en mi vida. Aunque estaba
segura de que lo pensaría el resto del día.
El resto del año...
Esperé hasta que mi piel estuvo arrugada y roja, y luego me vestí
rápidamente con una blusa de color verde azulado y vaqueros. Abriendo el cajón
de los cosméticos, saqué el lápiz corrector y lo froté contra mi cuello hasta que
todos los restos del beso de Ethan desaparecieron.
Metí mis lápices y pinceles en mi bolso y me dirigí a la cocina.
—Buenos días —dijo Ethan, mirándome desde el bar.
—Hola... —Lo miré fijamente a sus ojos azules—. ¿No tienes Economía ahora
mismo?
—Te dije que estoy excusado de esa clase ya que estoy haciendo el informe
sobre The Silk Stern. Hablando de eso, ¿empezaste con las preguntas que te envié
sobre la tienda de romance?
Asentí.
—Te las devolveré esta noche.
—De acuerdo.
—Bien... —Pasé junto a él y tomé un bagel del mostrador. Me dirigí hacia la
puerta, pero no pude evitar darme la vuelta—. ¿Podemos hablar de lo de anoche?
—¿Qué pasa con eso?
—Bueno, para empezar, creo que llevamos las cosas demasiado lejos.
—Fue solo un beso, Rachel. —Me miró de arriba abajo—. Un beso muy
bueno... pero no pasó nada más.
—Bueno, me gustaría que supieras que no pasará nada más —le dije—.
Sabes que nunca te besaría de buena gana, no importa lo bien que hayas estado
fingiendo ser mi amigo últimamente.
—Lo habría pensado antes de anoche. —Sonrió.
—Sigue siendo verdad hoy en día, Ethan. Estaba claramente borracha.
—No estabas tan borracha. —La forma en que me miraba me estaba
poniendo mojada.
—Sí, bueno... no quería decirte esto, pero mientras nos besábamos pensaba
en Ryan. Ya sabes, el tipo con el que comparto asiento para el viaje de los seniors.
Me lo imaginaba a él en vez de a ti.
—Dijiste mi nombre.
—Por defecto.
—Lo dijiste dos veces. —Se veía disgustado, pero su expresión se suavizó 88
lentamente—. Pero estás pensando demasiado en el beso.
—Entonces, ¿no significó nada?
—Significa que ya no puedo asumir que besas fatal. —Golpeó con los dedos
contra el mostrador y cambió de tema—. ¿Sobre qué más mentiste a propósito en
algunas de tus cartas?
—¿Qué? —Mi cara palideció. No recordaba haberle dicho eso y había
jurado hace mucho tiempo que nunca lo mencionaría.
—Anoche me dijiste que ciertos incidentes sobre los que escribiste no eran
ciertos —dijo, poniéndose de pie—. Sin embargo, quería esperar a que me lo
aclararas todo. Entonces, ¿sobre qué más mentiste?
—Hum... —Di un paso atrás—. Tengo que llegar a tiempo a clase.
—Tu clase no empieza hasta dentro de treinta minutos.
—El transporte llega en quince minutos.
—Te llevaré en veinte minutos. —Se levantó y caminó hacia la puerta,
bloqueando mi salida—. ¿Sobre qué más mentiste?
—Cosas menores.
—De acuerdo. —Se encogió de hombros—. Siéntete libre de explicarte.
—Estoy segura de que también mentiste sobre cosas aquí y allá. —Agité la
cabeza—. No es tan serio.
—He sido sincero sobre odiarte toda mi vida —dijo sonriendo—. Nunca he
tenido ninguna razón para mentir.
—Cierto... Bueno, tal vez tenía una buena razón para mentir, entonces.
—Lo dudo mucho. Dímelo.
—Bien. —Me detuve—. Bueno, solo salí con unos pocos chicos mientras
estuve fuera, así que puede que haya mentido sobre algunos de esos chicos de los
que te escribí al principio.
—¿Dilo otra vez?
—No salí mucho con nadie en el barco —le dije—. Todos esos tipos de los
que te hablé durante mi primer y segundo año eran mentiras. No empecé a salir
con chicos hasta mi penúltimo año.
—Así que... —Inclinó la cabeza hacia un lado—. Mark Williams, tu primer beso
a bordo bajo las estrellas, cuando juraste que sentiste mariposas y esa mierda... ¿No
era verdad?
—¿Por qué recuerdas los detalles?
—¿Era verdad?
—No —dije—. Mark Williams era un personaje de uno de los libros que leía.
—John Kline. El primer tipo al que invitaste a tu habitación y con el que te
acostaste... ¿fue verdad? 89
—Sí y no.
—No pueden ser las dos cosas.
—Me mareé en la cubierta y me acompañó de vuelta... No fue tan
romántico como dije.
—¿Hubo sexo?
—No. —Agité la cabeza—. Mi primera vez no fue hasta mi primer semestre,
en el tercer año. Con Holden Connors.
—¿El tipo que fue demasiado agresivo contigo? —preguntó—. ¿Esa fue tu
primera vez?
—Sí...
Agitó la cabeza.
—Rachel, ¿por qué mentirías sobre algo así?
—Porque me hablabas de todas las chicas con las que salías y de lo bien
que te lo pasabas en el campus —le dije—. No quería parecer tan patética como
en el instituto. Quería que pensaras que me estaba divirtiendo más ya que todavía
estaba bastante molesta contigo.
Me miró fijamente, todavía moviendo la cabeza.
—Tenemos una política de cuando teníamos siete años y medio, Rachel.
Honestidad total, pase lo que pase.
—Intentaba hacer que mi vida pareciera más divertida —le dije—. Eso no es
un crimen.
—Entonces, ¿solo has tenido sexo con dos tipos?
—Sí. Deja de mirarme como si fuera patética.
—Así no es como te estoy mirando —dijo, abriendo la puerta—. Te miro como
si debiera haber visto esta mierda antes.

90
Antes:
16 años y medio
Ethan
Querido Ethan,
Me gustaría agradecerte (de nuevo) por haberme delatado. Gracias
a ti, mi mamá ni siquiera me deja salir de casa para revisar el buzón. Me quitó
el teléfono y no puedo usar la computadora para enviar correos
electrónicos sin su permiso.
Te has metido con MUCHAS chicas de nuestra escuela y nunca les dije
a tus padres (incluso cuando estabas metiéndote con algunas de ellas al
mismo tiempo) que las llevabas a tu habitación. SIEMPRE traes chicas a tu
cuarto, ¡y yo nunca te delato! 91
(La venganza va a ser un infierno de una perra, y todavía no estoy
hablando contigo en el camino hacia y de regreso de la escuela).
Te olvida,
Rachel
PD: Mandy Banks está diciendo a todo el mundo que besas fatal y que
tu polla es pequeña. Así que, ya que vas a tener una cita con Shelby Hannah
esta noche, puede que quieras mantenerla en tus pantalones ya que
claramente no es tan impresionante.
PDD: Por favor, tira tu carta de respuesta a través de mi ventana ya
que, GRACIAS A TI, este es mi único medio de comunicación O_o

***

Querida Rachel,
No hay de qué. Dado que estabas a punto de follar a Glen Easton,
ella también debería haberte internado en un instituto de bienestar mental,
así que considérate afortunada.
El Sr. Popular suele salir con la mayoría de las chicas de la escuela,
Rachel. Esa es mi razón de ser. ☺️ La única razón por la que no me has
delatado es porque estabas demasiado ocupada tomando notas.
(Prefiero los paseos silenciosos de ida y vuelta a la escuela de todos
modos).
Te olvida,
Ethan
PD: No hay comentarios sobre si es impresionante o no. (Ese tipo de
conversación no se puede tener con alguien que nunca ha visto una polla
en la vida real). Me aseguraré de darte todos los detalles mañana ya que
eso es lo más cerca que estarás de tener sexo.
PDD: De nada.

***

Saliendo de mi auto y entrando a la lluvia, arrugué mi carta en una


bola y la tiré por la ventana de Rachel. Como de costumbre, entró en el
primer intento, y esperé a ver si sus luces se encendían, pero no lo hicieron. 92
Mi "cita" de esta noche con Shelby no fue una cita real en absoluto, y
honestamente sentí que había perdido el tiempo. Cuando la llevé al
autocine, pasó la mayor parte del tiempo hablando de lo "linda" pareja que
hacíamos y preguntándome si me parecía más guapa que Rachel. (Cada
chica con la que salía me preguntaba esta mierda por alguna extraña
razón). Pasaba la mayor parte del tiempo enviando mensajes de texto a la
chica con la que salía unos días antes y diciéndole que pensaba que todas
las chicas eran más guapas que Rachel.
Nuestro sexo en el asiento trasero de mi auto no fue nada bueno, y
por alguna razón, quería hablar con Rachel sobre ello.
Las luces de su habitación estaban apagadas, y estaba tentado de
tirar unas cuantas piedras para despertarla, pero sabía que todavía estaba
demasiado enojada para hablar conmigo. Eso, y definitivamente no se
levantaba a las tres de la mañana para hacerlo.
Me aseguré de que mi auto estuviera cerrado, de que las luces de la
habitación de mis padres estuvieran apagadas, y luego subí por la escalera
que conducía a mi habitación. Moviendo suavemente los libros que había
metido en el marco, los tiré al césped para que no hicieran ruido. Cuando
estaba seguro de que todo estaba despejado, empujé la ventana hasta el
final y me metí dentro.
En el momento en que caí al suelo, se encendieron las luces de mi
habitación y me encontré cara a cara con mis padres.
¿Qué carajo...?
—¿Dónde diablos has estado, hijo? —Mi padre tenía la cara
demasiado roja—. ¿Tienes idea de la hora que es?
No tuve la oportunidad de responder.
Mi madre chupaba un largo aliento como siempre lo hacía cuando
estaba a punto de gritar, y se desató el infierno.
—¡Te dijimos que el toque de queda era a las once, Ethan! —gritó—.
¡A las once en punto! Y eso es más que generoso dado lo que la mayoría de
tus compañeros reciben, ¿no crees?
Me levanté y contuve un suspiro.
—Cada vez que tratamos de confiar en ti... —Mi madre agitó la
cabeza—. Intentas sobrepasar los límites y hacer algo como esto.
—Lo siento.
—¿Lo sientes? —siseó—. ¿Lo sientes? Bueno, eso está bien. También
estás castigado.
—¿Por cuánto tiempo? —le pregunté. 93
—No te preocupes por eso. —Mi padre enloqueció—. Agradece que
te dejemos ir al baile durante tu último año. Eso es probablemente lo único
que podrás hacer durante el próximo año y medio. ¿Está claro?
Asentí, demasiado enojado para responder. No podía creer que me
atraparan. Ya lo había hecho muchas veces antes, con mucho menos
esfuerzo, y volvería incluso más tarde. Cubría todas mis huellas, me
aseguraba de que la alarma no sonara e incluso creaba una masa corporal
falsa en mi cama.
Para cuando terminaron de gritarme, eran las cinco de la mañana, y
solo tenía dos horas antes de tener que prepararme para la escuela.
Mientras me desplomaba en mi escritorio y miraba la lluvia, mis ojos
vieron a Rachel sonriéndome a través de su ventana. La luz de la lámpara
de su escritorio era de color rosa brillante, y ella estaba totalmente alerta.
Ella levantó su pizarra y yo entrecerré los ojos para leer las letras.
¿COMO TE LLENA ESO, Ethan?

Jesucristo...
Comencé a sostener mi pizarra y corregir su ortografía, pero no valía
la pena. Empujé mi ventana hacia arriba e hice un gesto para que ella
hiciera lo mismo.
—Entonces, ¿me delataste? —le pregunté—. ¿En serio, Rachel?
—Alguien tenía que hacerlo. —Sonrió—. Estaba genuinamente
preocupada por tu bienestar. Eran las tres de la mañana y tú estabas con
Shelby Hannah. Quién sabe qué te hizo hacer y por qué querías salir con ella.
—Ella se acuesta —siseé—. A diferencia de alguien que conozco.
—Tengo clase.
—Tienes telarañas. —Entrecerré los ojos—. Y juro por Dios que te haré
pagar por esta mierda.
—Esto es una venganza por lo de Glen Easton, Ethan. —Me miró
fijamente—. Te lo merecías. Te mereces que te patee el trasero por todas las
cosas por las que me has hecho pasar, pero pensé que esto sería más fácil
que golpearte en la cara.
—¿Quieres pelear conmigo, Rachel? —Puse los ojos en blanco—. ¿En
serio?
—Sí, quiero. —Se veía muy seria—. De verdad que sí, maldición.
94
—De acuerdo, bien. —Me quité la chaqueta—. Nos vemos en mi patio
trasero en 20 minutos. —Decidí que la dejaría dar dos golpes antes de
clavarla en el suelo y hacerle prometer que dejaría de soplar esta mierda
de una vez por todas.
Cuando llegué, estaba vestida con su peor pijama rosa. El que tenían
conejitos que parecían pertenecer a un niño de cuatro años. Estaba
murmurando para sí misma y caminando por el césped, no parecía nada
amenazante.
La lluvia estaba cayendo más fuerte ahora, y sabía que, en cualquier
momento, su cabello estaba destinado a encresparse y verse aún peor de
lo que se veía ahora mismo.
—De acuerdo. —Suspiré—. Puedes golpearme en cualquier parte
menos en la cara. Además, intenta no...
Me golpeó en el estómago antes de que pudiera terminar,
dejándome sin aliento.
¿Qué demonios...?
—Eso es por Glen Easton. —Dio un paso atrás, luego me golpeó de
nuevo, haciéndome recordar lo buena luchadora que solía ser cuando
éramos niños—. Eso es por hacer creer a mis padres que estábamos
teniendo sexo.
—Todo el mundo sabe que no estás teniendo sexo.
Me dio una patada en las piernas y me tiró al suelo.
—Eso es por hacerme caminar hacia tu auto en los días lluviosos.
—Puedo garantizarte que después de esta noche, esa mierda va a
continuar.
Me pateó de nuevo, en el mismo sitio.
—Eso es por ser un imbécil desde el día que nos conocimos —dijo,
levantando la pierna para dar el golpe final—. Y esto es por quemar a mi
Mujer Maravilla de colección. ¿Tienes idea de cuánto valdría ese juguete
ahora mismo? ¿Tienes el más mínimo...?
La agarré de la pierna antes de que pudiera hacer contacto y la tiré
al suelo. Apoyando sus brazos en la hierba, me moví encima de ella.
—Por enésima vez, Rachel Marie Dawson, merecías que quemara tu
juguete de la Mujer Maravilla. Quemaste la mitad de los juguetes que tenía
antes de quemarte el primero, y creo que ya es hora de que lo superes. Ya.
Supéralo. Carajo. —Le apreté los brazos—. Además, ¿por qué siempre
parece que olvidas que tú empezaste esta mierda? ¿Quién empujó a quién
por las escaleras el primer día que nos conocimos?
—¿Quién insultó a quién sobre su gramática el primer día que nos
95
conocimos?
—Para que conste, cada palabra que has escrito es un insulto a la
palabra gramática.
Ella me empujó hacia atrás, y rodamos por la hierba mojada luchando
por el control.
Para cuando llegamos a la puerta alrededor de mi piscina, sus manos
estaban en mi pelo, y yo estaba luchando para mantenerla inmovilizada.
—Solo di que lo sientes por ser un imbécil, Ethan. —Se puso furiosa—.
Dilo ahora mismo.
—Di que lamentas haber arruinado el resto de mi tercer y último año.
—No me arrepiento de nada.
—Entonces tampoco me arrepiento de nada.
La miré fijamente, y me miró fijamente. Ninguno de nosotros dijo una
palabra, y antes de que me diera cuenta, mis labios estaban aplastados
contra los de ella, y ella estaba cerrando los ojos.
—Vete a la mierda, Ethan... —siseó contra mi boca—. Jódete.
—No me acuesto con vírgenes.
Trató de abofetearme, pero le agarré la muñeca y empezamos a
rodar de nuevo por la hierba.
Bajo la lluvia torrencial, nos besamos y peleamos; nuestros labios
decían una cosa, nuestras manos decían otra.
Cuando nos estrellamos contra la puerta alrededor de mi piscina, las
luces de mi patio trasero parpadearon.
—¿Ethan? —gritó mi padre—. ¿Intentas escaparte la misma noche,
hijo? ¿Realmente eres tan descarado?
—No, señor. —Me puse de pie, levantando a Rachel conmigo—. Le
estaba contando a Rachel que estaba castigado.
Salió a la terraza y golpeó el otro juego de luces.
—¡Oh, es solo Rachel, cariño! —gritó a mi madre. Luego se encogió de
hombros—. Tal vez ustedes dos deberían finalmente discutir cómo planean
ambos no meterse en problemas por el resto del año. Vuelve adentro en
diez minutos y prepárate para pasar tus horas después de la escuela
limpiando mis oficinas de arriba a abajo por el resto de la semana.
En el momento en que entró, miré a Rachel.
—Quiero que sepas que nunca te perdonaré por esto.
96
—No recuerdo habértelo pedido. —Puso los ojos en blanco y dio un
paso atrás.
—Esta mierda no ha terminado, Rachel.
—Nunca lo hará.
Pista 12:
Mine (1:57)
Ethan
Debería haberlo sabido...
—¿Te pasa algo malo, Ethan? —Teresa frotó mi hombro mientras conducía
hacia la estación de autobuses un par de semanas después.
—Nada en absoluto —mentí—. Solo estoy pensando en algo.
—Oh. —Se sonrojó—. ¿Es pasando tiempo conmigo en la casa de campo
este fin de semana?
No, es pasar tiempo con Rachel en el hotel este fin de semana...
—Por supuesto.
Se sonrojó y se recostó en su asiento, y mientras el autobús atravesaba otro
97
camino cubierto de nieve, mi mente giraba con pensamientos de Rachel. Ya era
bastante malo que mis fantasías con ella estuvieran completamente fuera de
control desde que se mudó a mi casa, que hubiera probado su boca y quisiera
más.
Pero, el hecho de que inventó la mayoría de las cosas en sus cartas durante
los primeros dos años cuando estaba fuera me hizo darme cuenta de que debería
haberla llamado para que lo dijera en ese entonces, cuando sospeché a medias
que eso era lo que estaba haciendo.
Desde la noche en que me había contado sus historias de amor inventadas,
volví a leer sus primeros dos años de cartas y miré entre líneas, sacudiendo mi
cabeza ante las obvias obras de teatro sobre personajes de libros y nombres de
autores que nunca pensé en cuestionar.
Había usado Dick Charles (Charles Dick Dickens), Chris Grey (Christian Grey),
Jon Grislem (John Grisham) y tantas otras variaciones obvias que estuve
sorprendido de nunca darme cuenta. Una parte de mí quería reírse de ello, pero
otra parte de mí quería decirle que a veces me costaba mucho salir de fiesta y de
citas porque estaba tratando de mantenerme al día con lo que ella me escribía.
—Estoy muy emocionada de pasar un fin de semana entero contigo —dijo
Teresa, besando mi mejilla mientras entrábamos al estacionamiento.
—Yo también. —Forcé una sonrisa y estaba a punto de darle una de mis
líneas estándar, pero vi a Rachel saliendo del auto de otra persona. Divisé a un tipo
besándola en la mejilla y luego en los labios.
Esta vez supe que no era una ligera punzada de celos en mi pecho. Esta vez
era una envidia total.

98
Pista 13.
Dancing With Our Hands Tied
(4:49)
Rachel
El "EL VIAJE PARA LOS SENIOR" también podría haber sido un código para "fin
de semana lleno de sexo con alcohol ilimitado". Agrega el hecho de que era
Halloween, y eso hizo que las cosas se volvieran aún más locas.
Desde el momento en que abordamos el autobús, frascos y vasos rojos
fluyeron por el pasillo, las parejas hacían como si nadie más estuviera mirando, y los
que estaban más que borrachos lideraron a un grupo numeroso en el canto de
canciones de los noventa. En cuanto a la parte "más loca", un Spiderman
enmascarado repartió gomitas con hierba, Cenicienta se llenó con crema batida
y la Reina Elsa (Bueno, las cinco de ellas) tomaron una cerveza fresca cada dos
99
horas.
Dado que este era un evento vagamente sancionado, no había
funcionarios de nuestra universidad a bordo. Solo había un grupo de organizadores
que exigieron que acatemos tres reglas simples.
No te metas en ninguna pelea.
No tome en exceso.
Lleva condones.
Miré hacia adelante mientras el autobús avanzaba por un camino sinuoso,
con la esperanza de llegar pronto a la "increíble posada". Mi corazón latía con un
ritmo doloroso que nunca había sentido antes, y tenía que bajarme del autobús lo
antes posible.
Desde el momento en que vi a Teresa sentada junto a Ethan, apoyando su
cabeza en su hombro y susurrando en su oído, lo sentí de algún modo.
¿De qué están hablando?
—¿Estás bien, Rachel? —Ryan golpeó mi hombro, haciéndome mirarlo.
—Sí, estoy bien.
—¿Estás segura? —Sonrió y me dio un panecillo—. Has estado bastante
callada durante estas primeras horas. No me digas que tendré que pasar todo el
fin de semana hablando solo.
—En absoluto —dije, devolviendo la sonrisa—. Lo siento por eso. ¿Trajiste
algún lienzo pequeño en el que pudiéramos trabajar mientras estamos aquí?
—Por supuesto no.
—¿Qué quieres decir? Pensé que habías dicho que querías pasar tiempo
pintando juntos.
—Rachel, cuando estamos en el campus, pasamos tiempo pintando juntos.
Y cuando no lo hagamos, vamos a tomar café juntos.
—¿Entonces?
—Entonces... —dijo, inclinándose hacia adelante y presionando un beso
contra mis labios—. Creo que podemos encontrar otras maneras de pasar nuestro
tiempo mientras estamos en la casa de campo este fin de semana. —Me besó un
poco más fuerte, separando suavemente mis labios con la lengua antes de
alejarse.
—Está bien. —Sonreí y miré hacia la parte delantera del autobús, viendo a
Ethan mirándome.
Tenía la mandíbula apretada y sabía que había visto todo el beso. También
sabía que no sentía una maldita cosa en mi pecho hasta ahora cuando sus ojos se
clavaron en los míos.
—Está bien, todos, necesito que escuchen. —Habló por el micrófono
mientras el autobús atravesaba de una puerta. Sus ojos permanecieron en los míos, 100
y los estrechó cuando Ryan pasó su brazo alrededor de mis hombros.
»Cuando el autobús se detinga, deben entrar a la posada y hacer fila en
una de las tres mesas de facturación —dijo—. Algunos de los adultos mayores que
ayudaron a organizar esto ya están allí, y deberían tener un paquete con la
información de su habitación y el horario del servicio de comidas. —Se detuvo y
agarró un reposacabezas mientras el autobús conducía contra una carretera llena
de baches.
»Cada persona tiene su propia habitación y cada habitación tiene una vista
panorámica de las montañas. Habrá un número ilimitado de chocolate caliente,
S'mores y café en las cinco chimeneas de la posada, acceso ilimitado a la fila de
jacuzzis en el nivel inferior y... —Dejó de hablar cuando Ryan comenzó a pasar sus
dedos por mi cabello—. Y el resto de la información estará en tu paquete. —Me
miró y le lanzó el micrófono a Greg antes de volver a su asiento.
—Gracias, Ethan. —Greg sonrió—. Um. Te quedó fuera, como el ochenta por
ciento de la mierda que se suponía que debías decir, pero ¿tal vez es porque ya
estás por delante de todos y estás cansado de todo el sexo que has tenido?
Todos rieron.
Excepto yo.
—Eres responsable de tu propia mierda —dijo Greg—. No se puede
encontrar nada de lo perdido aquí, pero si encuentras algo en una de las áreas
comunes que no es tuyo, no duden en traérnoslo a Ethan y a mí, y enviaremos un
mensaje de texto para que alguien pueda reclamarlo. —Volteó una hoja de
papel—. No hay toque de queda, pero las horas para el desayuno y el almuerzo
son bastante estrictas, ya que una compañía externa las está entregando. La cena
será pizza y ensalada todas las noches. ¿Alguna pregunta?
Alguien en el fondo levantó una mano.
—¿Sí?
—¿Vas a decirles sobre las “malditas reglas”?
—Oh, sí. —Greg sonrió—. Todos somos adultos aquí, y estoy seguro de que
eso se reducirá este fin de semana, así que para salvar a tus compañeros de piso y
a tus compañeros de posada de cualquier visita no deseada, pon un calcetín en
la puerta. —Y no te metas en ninguna de las áreas comunes porque ninguna de
esas puertas se bloquea y todos tienen un teléfono con cámara. ¿Algo más?
Otro tipo levantó la mano.
—¿Sí?
—¿Podemos volver al alcohol y la música ahora?
—Pensé que nunca lo preguntarías. —Apagó el micrófono y comenzaron los
terribles noventa.
—Creo que vamos a pasar un buen rato juntos este fin de semana, Rachel.
—Ryan me besó en la mejilla—. ¿No es así?
Asentí, incapaz de decir nada más. Fingí una sonrisa para el resto del viaje
101
en autobús, fingí estar tan emocionado como él estaba por "conocernos mejor", e
incluso lo besé de manera convincente cuando llegamos a la posada.
Ethan vio cada segundo de ese beso, también...

***

Para la hora en que nos registramos y tomamos nuestros paquetes de


registro, era media tarde y la mayoría de las personas se dirigían a la fila de jacuzzis
humeantes en la planta baja.
Bueno, todos, excepto Ethan y Teresa, que estaban acurrucados en el sofá
del área común. La mirada de Ethan apenas había dejado la mía desde que nos
bajamos del autobús, pero los labios de Teresa encontraron su camino más de una
vez.
En ese momento supe que iba a hacer todo lo posible por evitarlo durante
la mayor parte de este fin de semana.
Realmente estoy celosa...
—¿Quieres que te acompañe a tu habitación? —preguntó Ryan, rodando
mi maleta hacia mí.
—Me encantaría eso. —Me aparté de Ethan y dejé que Ryan tomara mi
mano.
Mientras caminábamos por el pasillo, admiré lo hermoso que era la posada.
Con cinco niveles, contaba con tres cocinas comedor, una sala de juegos enorme
con mesas de billar y hockey de mesa, y una cubierta de sillas mecedoras que
daban a las montañas. Honestamente, era el escenario perfecto para una
escapada, pero algo me dijo que tendría que volver sola si quisiera disfrutarlo sin un
dolor de celos en el pecho.
—Aquí estás —dijo Ryan, deteniéndose frente a una puerta—. Estás en 421,
y estoy en el otro lado en 513.
—Gracias. —Abrí la puerta, y él metió mi equipaje.
—Voy a tomar una ducha —dijo, besándome la frente—. ¿Quieres
encontrarte conmigo en la chimenea principal en aproximadamente una hora?
—Claro. —Sonreí y esperé a que se fuera. Saqué mi teléfono, deseando tener
un mejor amigo para llamar y desahogarme sobre esto. Estaba a punto de
preguntarle a Penelope lo que pensaba, pero un correo electrónico de Ethan
apareció en mi pantalla.

***
102
ASUNTO: HABLAR.
Rachel,
Necesitamos hablar. Ahora.
Te olvida,
Ethan

***

ASUNTO: RE: HABLAR.


Ethan,
Estoy pasando este viaje con Ryan y tú estás pasando el tuyo con Teresa.
Creo que es mejor si me pides que hablemos cuando regresemos al campus.
Te olvida,
Rachel

***
ASUNTO: RE: RE: HABLAR.
No estaba preguntando la primera vez.
Te olvida,
Ethan

***

Bajé mi teléfono y volvió a sonar, pero no contesté. Me desnudé y me metí


en la ducha, con la esperanza de que esta casa de campo fuera lo
suficientemente grande para evitarnos unos a otros durante los próximos días.

***

Todas mis esperanzas quedaron destrozadas esa noche.


Estaba cayendo una gran nevada y la energía eléctrica en la mayoría de
las áreas comunes se había extinguido, por lo que todos se encontraban alrededor
del enorme pozo de fuego que se hallaba en el centro de la casa de campo. Había
una larga mesa llena de vasos rojos y botellas de licor contra las ventanas, una
colección de sacos de dormir y linternas cerca de las puertas, y múltiples estaciones
103
de S’mores repletas de malvaviscos.
Me puse en fila detrás de Teresa y una de sus amigas, mordiéndome la
lengua porque no podían susurrar.
—¿Ya lo has follado? —preguntó su amiga.
—Todavía no —dijo Teresa—. Pero estoy pensando que sin duda va a
suceder esta noche, infiernos, con la sin electricidad, ¿qué más hay que hacer?
—No puedo creer que haya esperado tanto tiempo para dormir contigo. —
Su amiga se rio—. ¿Tal vez él realmente se preocupa por ti?
—Creo que sí. —Teresa casi se desmayó—. También ha sido bastante tierno
con los besos. Siento que no son del tipo “solo quiero follarte”. Son dulces y ligeras.
Del tipo relajados también, pero Dios... Su polla. Al igual que, estaba duro en el
autobús hoy, y estoy bastante segura de que cuando sea que finalmente me folle
con eso…
Salí de la fila y me dirigí a la otra estación de S’more, sin querer escuchar el
resto de sus palabras. Antes de agarrar un plato, me ajusté la falda de mi disfraz de
Tinkerbell y bajé mi varita.
—Rachel. —Ethan agarró mi codo por detrás, girándome para enfrentarlo.
Vestido como un rey, sus ojos se estrecharon y la vena de su cuello se hinchó como
si hubiéramos tenido una gran discusión—. Necesitamos hablar.
—¿Sobre qué tan buen trabajo has hecho con el viaje? —Mi voz era ronca—
. Incluso sin electricidad temporalmente, estoy realmente impresionada con lo
mucho que planearon y pensaron en todo.
—Eso no es de lo que quiero hablar. —Su voz era tersa—. Y lo sabes.
—¿Se trata de que dejé las persianas abiertas en mi habitación? Porque
puedo prometer que hice una doble comprobación antes de irnos, así que...
—¿Planeas follarlo? —me cortó.
—¿Qué?
—No tartamudeé, Rachel. —Había un indicio de dolor en sus ojos—. ¿Estás
planeando follarlo?
Retrocedí.
—No me puedes preguntar eso.
—Acabo de hacerlo. —Mantuvo su mirada en la mía—. Trata de no mentir
deliberadamente si puedes evitarlo...
—¿Planeas follarla? —Crucé los brazos—. De cualquier manera, no sabía que
te importaba tanto.
—Realmente no lo hago.
—¡Ahí estás, Ethan! —Teresa enlazó su brazo con el suyo—. Ven y ayúdame
a terminar de hacer los platos para nuestros S'mores. No estaba segura de si querías 104
los malvaviscos aderezados con ingredientes extra o no. —Ella me miró y puso los
ojos en blanco antes de alejarlo.
Con mi corazón acelerado, apilé mi plato lleno de todo y regresé a la
chimenea.
Al encontrar mi lugar justo al lado de Ryan, tomé un palo y apuñalé un
malvavisco con él, sosteniéndolo sobre el fuego.
Ethan y Teresa se sentaron directamente frente a nosotros, y sus ojos se
encontraron inmediatamente con los míos. Ryan puso su brazo alrededor de mi
hombro, y Teresa le ofreció a Ethan un pedazo de su S'more.
A través de las llamas danzantes que nos separaban, observé cada uno de
sus movimientos y él observó los míos. Dejó que Teresa le quitara su chaqueta y se
la pusiera sobre los hombros. Dejé que Ryan frotara su mano contra mis muslos
expuestos.
Cuando Teresa finalmente se apartó de su lado, consideré acercarme a él,
para asegurarle que no tenía intención de acostarme con Ryan, nunca, pero Greg
se levantó e hizo sonar una sirena y silenció a todos.
—¡Hola chicos! —gritó Greg desde el centro de la habitación—. Acabo de
hablar por teléfono con los propietarios de la casa de campo y me dijeron que
pronto volverá a funcionar la electricidad.
Un fuerte aplauso llenó la sala.
—Hasta entonces, todavía necesitamos que todos se queden aquí en el
edificio principal, en caso de que demore más de lo que ellos piensan. —Levantó
un cubo y lo sacudió—. Pero, mientras esperamos, me gustaría compartir mi
contribución a este viaje con todos ustedes.
—¿Finalmente pagaste tu parte por la comida? —preguntó alguien.
—Diablos no. —Se burló, riendo—. Sin embargo, compré un montón de
condones que dan placer para él y ella. La marca premium.
Un grupo de muchachos aplaudió, y resistí el impulso de poner los ojos en
blanco mientras caminaba por la habitación con su contribución.
Para mi sorpresa, Ryan tomó unos condones de la cubeta cuando llegó.
—En caso de que quieras más tarde —susurró presionando un beso en mi
mejilla—. Sin presión.
Ethan golpeó su plato y se acercó a mí, mirándome mientras extendía su
mano.
—Necesito hablar contigo, Rachel. Ahora.
La mirada en su rostro me hizo dudar en discutir delante de todos.
—¿Me perdonas por un segundo, Ryan? Mi compañero de casa quiere
discutir algo sobre la ella, creo.
—Por supuesto. —Sonrió, y Ethan me levantó y me llevó a la sala de billar. 105
Cerrando la puerta, se cruzó de brazos y me miró.
Tragando, di un paso atrás, y él dio un paso adelante. Retrocedí. Estaba
frente a una ventana helada, y él me siguió.
Puso sus manos sobre el vidrio, a ambos lados de mi cabeza, atrapándome
en el lugar.
Lo miré a los ojos mientras miraba los míos, esperando que él dijera lo que
demonios tenía que decir, pero las palabras nunca llegaron.
Sin previo aviso, presionó su boca contra la mía y me besó, con fuerza. Mis
manos fueron a su cabello y gemí mientras profundizaba nuestro beso.
Manteniendo sus ojos en los míos, deslizó su mano debajo de mi falda y me
arrancó las bragas con un movimiento suave. Las guardó en su bolsillo y me sujetó
contra el cristal con sus caderas.
Sentí su polla endurecerse contra mi muslo y bajé mis manos para
desabrochar su cinturón.
Retrocediendo un poco, levantó una ceja mientras abría la cremallera de
sus pantalones, ya que no pude liberar su polla.
Tomando mi mano, la presionó contra su estómago, guiándola hacia abajo
más allá de su ombligo, y en sus calzoncillos.
Jadeé cuando su polla se endureció contra mi toque, mientras guiaba mi
mano hacia arriba y abajo por su larga y gruesa longitud. Mis mejillas se
enrojecieron bajo su intensa mirada, y agarré su polla un poco más fuerte,
haciéndolo gemir mientras continuaba moviendo mi mano hacia arriba y hacia
abajo.
—Sácala —dijo con voz ronca.
Lo complací y lo saqué de sus pantalones, sonrojándome de nuevo cuando
vi lo enorme que era.
Sacó un paquete de condones de su bolsillo y lo puso en mi mano,
ordenándome en silencio que se lo pusiera.
Tiré de la envoltura, luchando por abrirla, así que la tomó de mis manos y la
abrió para mí.
Mientras lo enrollaba sobre él, suavemente sacó la diadema de mi cabello
y la puso sobre la mesa de billar. Abriendo la parte delantera de mi disfraz, me miró
a los ojos y presionó su frente contra la mía.
Tiré del dobladillo de su camisa, jalando hacia arriba, pero él apartó mis
manos y sonrió. Se pasó la camisa sobre la cabeza y la dejó caer al suelo, revelando
su conjunto perfecto de abdominales de tabla de lavar.
Con sus ojos aún en los míos, deslizó sus manos contra mis costados y
suavemente me levantó, colocándome encima de la mesa de billar. Deslizó sus
dedos contra mi vagina, gimiendo cuando sintió que estaba empapada.
Deslizando dos dedos dentro de mí, presionó su boca contra la mía y me 106
tomo con un largo y lento beso que arruinó cada beso que tuve antes. Me acarició
con los dedos y me chupó el labio inferior por la boca.
—Envuelve tus piernas alrededor de mi cintura —susurró.
No me moví. Todavía estaba devolviendo sus besos, tratando de
concentrarme mientras me mordía suavemente el labio inferior.
—Rachel. —Sacó sus dedos de mí, apartó su boca de la mía—. Envuelve tus
piernas alrededor de mi cintura.
Lo complací, y guio su polla contra mi vagina, enterrándose profundamente
dentro de mí con un solo golpe.
Antes de que pudiera gritar de placer, ahogó mi boca con besos. Agarró mi
culo y lo apretó, levantándome contra la pared. Envolví mis brazos alrededor de su
cuello y mantuve mis piernas alrededor de su cintura.
Cerré los ojos mientras me golpeaba, mientras me follaba más fuerte y más
profundo de lo que nunca antes me había follado.
—Mírame —advirtió, con voz suave—. Rachel, mírame.
Mis ojos permanecieron cerrados y su ritmo se aceleró. Gimió cuando mis
uñas se clavaron en su piel, y cuando finalmente abrí los ojos, vi que la puerta se
abría.
Comencé a decir algo, pero Ethan me tapó la boca de nuevo.
Alguien entró y tiró algo a la basura, cerrando rápidamente la puerta como
si no nos hubieran notado en absoluto.
—Ahh... —Mi cabeza golpeó la ventana cuando Ethan soltó mi boca, y él
agarró mi cintura un poco más fuerte.
Mi coño comenzó a palpitar contra su polla mientras cambiaba el ritmo.
Todavía era rápido, menos incontrolado. Seguía siendo dominante.
—Hmmm. —Presionó su boca contra mi cuello, justo donde había dejado la
última marca que había cubierto con el corrector. Luego susurró—: Dejé esa marca
por una razón... —Arrastró su lengua contra mi piel formando un círculo, burlándose
con sus dientes, definitivamente dándome otro recordatorio de su boca.
—Ohhhh... —Me sentí perdiendo el control a medida que intensos temblores
recorrían mi columna vertebral—. Ethaaaannn...
No tuvo la oportunidad de responder.
Grité con absoluta felicidad cuando un orgasmo se abrió paso a través de
mi cuerpo, mientras intentaba suavizar mis sonidos con sus besos de nuevo.
Mi cuerpo entero tembló y él me puso en la mesa de billar, deslizando su
polla dentro de mí unas cuantas veces más antes de encontrar su propia liberación.
Cuando llegó, mantuvo sus brazos alrededor de mí, besándome la frente cada
pocos segundos.
Jadeando, nos miramos el uno al otro, permaneciendo entrelazados. 107
Arrastró sus dedos contra mi clavícula después de que mi respiración se
estabilizó, sonriéndome y haciendo que mi corazón se acelerara.
—¿Estás bien?
Asentí.
—Bien. —Lentamente se retiró de mí y agarré el borde de la mesa para
mantener el equilibrio.
Tirando el condón a la basura, me miró de nuevo, haciéndome desear que
nos hubiéramos tenido hace años.
Me levantó de la mesa de billar y me dejó en el suelo. Luego volvió a besar
mis labios y susurró:
—Ven a mi habitación para que podamos terminar esto.
—Está bien... —dije sin aliento—. ¿Qué hay de Ryan y Teresa?
—¿Qué pasa con ellos? —Arrastró su dedo contra mis labios—. Nunca nos
han importado a ninguno de los dos.
Pista 14.
Dress (2:14)
Rachel
Ethan me llevó a través de la salida de emergencia de la sala de billar y del
patio cubierto de nieve que conducía a la entrada trasera de la sala de estar. Me
sostuvo contra su costado mientras los fuertes vientos y la nieve nos golpeaban y,
cuando finalmente llegamos a su cuarto, me llevó hasta la chimenea y se sentó
frente a mí.
Despegando lentamente el disfraz de mi cuerpo, mantuvo su mirada fija en
la mía. Deslizó la mano por mi espalda y me desabrochó el sostén, empujándolo
por los hombros y tirándolo al suelo.
—Quítate los tacones —dijo, una vez que tiró mi vestido al piso.
Obedecí, y los colocó más cerca del fuego. 108
Se quitó la camisa y los vaqueros, los puso cerca de mi traje para que se
secaran, luego me agarró la mano y me llevó a la cama.
Sin decir una palabra, me empujó sobre el colchón, hasta que mi espalda
estuvo contra las sábanas.
Se subió encima de mí, besando el camino desde mis muslos, a través de mi
estómago, hasta mis pechos, tomándose su tiempo para acariciar con la lengua
cada centímetro de mi piel. Luego encendió cada nervio de mi cuerpo mientras
repetía la ruta con sus labios una vez más.
—Tengo una pregunta —susurró, una vez que llegó hasta mi cuello—. Y
necesito que me des una respuesta honesta en lugar de una de tus mentiras
creativas...
Cubrió mi boca con la suya antes de que pudiera responder. Controlando
mis labios, frotó las manos contra mis piernas y las extendió un poco.
—En una de tus cartas escribiste que había un tipo mayor que se
especializaba en arte con el que saliste durante tu primer año —dijo, susurrando—.
Dijiste que te comió el coño durante horas y fue tan bueno que te arruinó para
todos los demás.... —Me mordió brevemente el labio inferior y me miró a los ojos—.
¿Eso fue cierto?
—Parte de ello...
Levantó la ceja.
—¿Qué parte?
—La parte de que él era mayor y con especialización en arte. —Me detuve—
. Eso es todo.
Soltó una risa baja y negó con la cabeza. Luego se echó hacia atrás y
depositó besos en mis muslos, dejándome absolutamente inútil.
Se arrodilló y me miró fijamente durante varios segundos. Luego me agarró
por los tobillos y me empujó hacia adelante con un movimiento suave, colocando
mis piernas sobre sus hombros.
Sin darme la oportunidad de reaccionar, enterró su cabeza en mi coño y
absorbió mi clítoris hinchado con su boca.
—Mierda, Ethan... —Inmediatamente me senté y le agarré el cabello—.
Espera, ve más despacio…
No lo hizo.
Continuó girando su lengua contra mí, usando su propio ritmo para
devorarme. Cada vez que le pedía que fuera más despacio, hacía una pausa y
deslizaba dos dedos profundamente dentro de mí, todo mientras dejaba que su
lengua besara mis labios de la manera que él quería.
—Ahhhh.... —grité cuando mi coño empezó a latir contra su lengua, mientras
mis caderas se retorcían contra su rostro.
No podía contenerme, aunque lo intentara y caí contra la cama cuando un 109
orgasmo intenso me dominó y me hizo gritar su nombre a todo pulmón.
Cerrando los ojos, todavía lo sentía besando mis muslos. Luego mi estómago.
Cuando se detuvo, me quedé inmóvil durante varios minutos.
Escuché el sonido del agua corriendo en el baño y me di vuelta sobre mi
estómago.
Minutos más tarde, sentí un paño caliente entre mis piernas y besos en la
parte baja de mi espalda.
—No hemos terminado, Rachel... —susurró—. Ni siquiera estamos cerca.
—¿Qué? —Apenas podía oír mi propia voz—. ¿Qué acabas de decir?
—Ya me has oído. —Deslizó sus manos por mis costados, poniéndome en
cuatro patas—. Acabamos de empezar...
Agarrando mis caderas, lentamente deslizó su pene dentro de mí,
haciéndome gritar mientras se empujaba a sí mismo centímetro a centímetro.
Haciéndome recordar lo bien que se sintió cuando estuvo dentro de mí la primera
vez.
—Te sientes tan bien... —susurró contra mi nuca cuando estaba
completamente enterrado dentro de mí. Luego me dio una nalgada—. Agarra la
cabecera...
No salimos de su habitación en todo el fin de semana.
Pista14A.
Reputation (2:18)
Rachel
El domingo por la mañana, me di vuelta en la cama de Ethan, sintiendo dolor
en cada uno de mis músculos. No podía creer que me había acostado con él
después de todos estos años. No podía creer que quisiera desesperadamente
hacerlo de nuevo.
Mientras me obligaba a sentarme, vi varios envoltorios de condones vacíos
en el piso.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... Dios mío...
Levanté el teléfono y vi que era domingo y teníamos que subir al autobús en
poco menos de dos horas.
—¿Ethan? —llamé.
110
Sin respuesta.
—¿Ethan?
Aún sin respuesta.
Mierda.
Caminé hacia la chimenea y me puse nuevamente mi disfraz y mis tacones.
agarré una de las batas de su baño y revisé el pasillo antes de ir corriendo hasta mi
habitación.
Una vez adentro, me deslicé inmediatamente en la ducha, conteniendo los
gemidos mientras el agua caliente me picaba y revelaba cada uno de mis
músculos doloridos.
A poco más de una hora del viaje, me aseguré de no dejar nada atrás y
luego traté de correr hacia el autobús. Me llevó todo un minuto darme cuenta de
que no iba a poder “correr” a ninguna parte. Mis piernas estaban demasiado
débiles.
—¿Tuviste un buen fin de semana? —le pregunté a Ryan, tratando de no
hacer muecas de dolor mientras me sentaba a su lado.
—¿En serio? —Puso los ojos en blanco y se levantó, moviéndose hacia otro
asiento.
Mi teléfono sonó con un mensaje de texto.
Ryan: Me abandonaste después de la primera noche y nunca regresaste…
Aunque te vi regresando sigilosamente a tu cuarto esta mañana. Ve a hablar con
quién sea que te hayas estado tirando.
Contuve el aliento y guardé mi teléfono.
—No vi mucho a Ethan este fin de semana —susurró alguien a mis espaldas.
—¿Estaba enfermo o algo así? —sugirió alguien más.
Minutos después, Teresa abordó el autobús. Me miró fijamente mientras
guardaba su bolso y se dirigió a la parte de atrás. Antes de que pudiera procesar
eso, Ethan subió al autobús con un aspecto más sexy que nunca. Sus ojos se
encontraron con los míos y colocó su bolso en un compartimiento en el frente.
Luego se dirigió hacia el pasillo, pero me levanté antes de que pudiera sentarse.
—¿Adónde vas? —preguntó, moviéndose conmigo.
—Solo quiero una mejor vista. —Me encogí de hombros—. Eso es todo.
—Hmmm. —Sonrió, haciendo que mi estómago se volviera loco—. ¿Sigues
enojada?
Me sonrojé.
—¿Podemos hablar de lo que pasó cuando lleguemos a casa?
—No veo de qué tenemos que hablar.
—De nosotros. —Lo miré y bajé la voz—. Y la gente pensando que estamos 111
follando.
—Estamos follando. —Sonrió—. Bueno, lo estábamos hasta hace una hora.
—Sabes a lo que me refiero, Ethan.
—No lo sé. ¿No lo disfrutaste?
No contesté y él levantó la ceja.
—Dime si lo disfrutaste antes de señalar tu próximo punto defectuoso.
—Sí, lo disfruté, Ethan —dije en voz baja—. ¿Feliz?
—Lo estoy. Ahora, ¿cuál es el problema?
—No estamos juntos, no estás buscando nada serio y no tengo interés en
lidiar con especulaciones de nadie sobre...
Presionó sus labios contra los míos, besándome larga y duramente delante
de todos, silenciando todas las excusas que tenía. Hubo un coro de jadeos cuando
se alejó de mí, algunas declaraciones de aprobación de los muchachos.
—Ahí —susurró contra mi boca—. Ahora no hay ninguna especulación sobre
nada en absoluto.
Pista 15.
Delicate (3:27)
Ethan
Un par de días después del viaje

Número desconocido: Así que Rachel Dawson es “una vieja vecina que no
puedes soportar”, ¿eh?
Número desconocido: Sabía que ustedes dos estaban follando y que me
estabas usando como una forma de llenar tu tiempo hasta que ella volviera.
Número desconocido: Todavía te echo de menos... Avísame si alguna vez
quieres hacer las paces. (Dejaré todo si solo dices la palabra).
112
Borré la última cadena de mensajes de texto desesperados de Lisa y
finalmente consideré enviarle un mensaje de texto con el “Vete a la mierda” que
se merecía, pero ella no valía mi energía.
¿No la vi con un nuevo novio?
Inquieto, me levanté de la cama y caminé por el pasillo hasta la habitación
de Rachel. Llamé a su puerta y, como las noches anteriores, no hubo respuesta.
Desde que volvimos del viaje, ella se había esforzado por evitarme y aún no nos
habíamos cruzado de nuevo.
Llamé a su puerta una última vez antes de abrirla lentamente. Su cama
estaba vacía y su teléfono celular y su bolso ya no estaban.
Confundido, le envié un mensaje de texto.
Yo: Hey. ¿Estás despierta?
No me respondió.
Me dirigí a la habitación de Greg, deteniéndome cuando lo vi caer en el
sofá de la sala de estar.
—¿Has visto a Rachel esta noche?
—Tal vez. —Se cruzó de brazos—. Antes de que podamos abordar eso, hay
algo importante que debemos discutir. Necesitamos nuevas reglas por aquí.
Me preparé para la tontería.
—Si tú y Rachel van a relacionarse bajo mi techo, y sí, este es mi techo tanto
como tuyo, no habrá sexo en el sofá de la sala.
—Tuviste sexo en el sofá de la sala la semana pasada.
—Oh, sí... —Se rio—. Hablando de eso, si sale una cinta de sexo este semestre
y nuestra casa está en segundo plano, y piensas que el tipo en cuestión se parece
a mí.... No soy yo. Es otra persona.
—¿Realmente eres así de tonto o estás fingiendo?
—Bueno, estoy cursando a una asignatura secundaria en Artes Teatrales, así
que tal vez estoy fingiendo.
—Eso espero. —Agité la cabeza—. ¿Adónde fue Rachel?
—Hay una última regla —dijo—. Debes poner un calcetín en la puerta de tu
habitación cuando los dos quieran estar a solas, para que mis invitados y yo no
entremos, y tienes que pedirle a Rachel que me ponga en contacto con su nueva
amiga. Fin de la discusión. —Me miró como si acabara de cerrar el trato de su
vida—. De todos modos, Rachel probablemente esté en el mismo lugar en el que
estuvo anoche.
—¿Cuál es?
Se encogió de hombros.
—Como si lo supiera. Lo único que dijo fue que quería alejarse de “toda la
113
mierda de la semana madre-hija” en el campus. También robó tu bolsa de
monedas y me dijo que no te lo dijera.
Le di una mirada en blanco.
—¿Qué? No compartió las monedas conmigo, así que no tengo la
obligación de mantenerlo en secreto.
Me reí, dándome cuenta de dónde estaba Rachel, y agarré las llaves de mi
auto.
—Volveré. —Salí y me metí en mi auto, dirigiéndome directamente a Super
Suds.
Cuando llegué, las persianas de todas las ventanas estaban cerradas y no
había autos afuera. Abrí la puerta y me abrí camino a través del laberinto de
lavadoras y secadoras, parando una vez que vi a Rachel en la esquina.
Vestida con un pijama de franela gris con varias pinzas rosas en el cabello,
sonreía mientras dibujaba en su cuaderno de notas.
—¿Es aquí donde planeas dormir esta noche? —le pregunté, sentándome
frente a ella.
—No. —Me miró—. Voy a pasar la noche en vela y lavar la ropa al mismo
tiempo.
—¿Cómo llegaste aquí? —le pregunté.
—Uber. Ya que mi compañero de cuarto dijo que no puedo usar su auto.
—¿Es aquí donde estuviste anoche?
—Tal vez. —Dejó su lápiz—. ¿Es un problema que lave mi ropa por la noche?
—Lo es si me estás evitando.
—No lo estoy. —Se sonrojó—. Estoy estudiando para un examen y lavando
mi ropa.
—Rachel, es la una de la mañana. No tienes ningún examen próximo.
—Solo quería salir de casa por unas noches, ¿sabes? Para un cambio de
escenario... y celibato.
—Entonces, ¿crees que he pasado por tu habitación en mitad de la noche?
—Sonreí—. ¿Por sexo?
—¿Lo has hecho?
—Pasé y me di cuenta de que no estabas —le dije.
—¿Y no esperabas sexo?
—Definitivamente sí. —Le quité una de las pinzas del cabello, forzando a los
rizos a caer sobre los hombros—. Considerando que el sexo contigo es el mejor que
he tenido, creo que es normal quererlo de nuevo.
Sus mejillas volvieron a enrojecerse. 114
—Estuvo bien para mí.
—Una vez que llegas a cinco orgasmos en una noche, se vuelve más que
bien. —Puse mi dedo contra sus labios—. Dime la verdad. ¿Por qué me estás
evitando?
—No quiero que el sexo afecte nuestra relación, ni la falsa ni la enemistad —
dijo finalmente—. No quiero que cambie nada.
—Sabes, estoy empezando a pensar que nuestra amistad nunca fue falsa.
—La miré a los ojos—. También estoy empezando a pensar que nunca hemos sido
realmente enemigos.
—Empecé el Semestre en el Mar porque quería alejarme de ti después de la
escuela secundaria, y recuerdo vívidamente haber peleado todo el tiempo antes
de eso. Incluso peleamos en la primera serie de cartas que nos enviamos. Siempre
hemos sido enemigos, Ethan. Siempre.
—Entonces, las veces que entraste por la ventana de mi habitación por la
noche y dormiste en mi cama bajo una “tregua temporal”, ¿no cuentan para
nada?
—No cuando parte de la tregua era actuar como si nunca hubiera ocurrido.
—Ambos sabemos que sí.
—¿Y qué? Cada vez que entraba por tu ventana para hablar de algo, solo
te usaba porque no tenía a nadie más.
—Yo tampoco tenía a nadie más, Rachel.
—Tenías muchos amigos.
—No. —Agité la cabeza—. Pensaba que los tenía.
Silencio.
Saqué otra pinza de su cabello, sosteniéndole la mirada.
—Los verdaderos enemigos no se cuidan unos a otros y no se preocupan por
sus vidas personales.
—Exactamente. Nunca lo hemos hecho. Entonces, ¿cuál es tu punto?
—No puedo pensar en un solo logro o momento importante de tu vida en
que no haya estado ahí contigo.
—Lo sé. Estabas allí para arruinarlos todos.
—No. —Me reí—. Quiero decir, yo estaba ahí cuando me necesitabas y tú
estabas ahí cuando yo te necesitaba. Y nunca fue por defecto, Rachel. Siempre
fue por elección.
Negó con la cabeza.
—¿Qué quieres decir, Ethan? ¿Deberíamos volver a follar porque tenemos
una historia?
—Deberíamos volver a follar porque el sexo contigo es increíble —le dije,
viendo cómo se ruborizaba—. Dicho esto, creo que deberíamos quitar la etiqueta
115
de “temporal” de nuestra amistad a largo plazo. Y porque te conozco... —Hice una
pausa, dejándola decir las siete palabras que siempre decía cada vez que lo
mencionaba.
—No me conoces para nada, Ethan.
—Exactamente. —Sonreí—. De todos modos, puedo prometerte que el sexo
no arruinará nada entre nosotros. Ya que todos los demás han fracasado, deberías
darme la oportunidad de ser lo único que has querido desde que te conozco.
—¿Quieres intentar ser mi mejor amigo?
—Ya soy tu mejor amigo —le dije, mirándola a los ojos—. Estoy hablando de
ser tu novio.
Su mandíbula cayó y sus ojos se abrieron de par en par. Todavía estaba
sonrojada, pero no decía nada.
—¿Eso es un sí? —le pregunté.
Negó con la cabeza.
—No creo que sepas lo que significa ser novio.
—Estoy seguro de que tienes una lista —le dije—. ¿Quieres que le eche un
vistazo?
—No tengo una lista, Ethan. —Sus ojos revelaron esa mentira—. Pero si tuviera
una lista, hipotéticamente hablando, mi número uno dice que los novios de verdad
no son infieles.
—Nunca he sido infiel.
—El número dos dice que los novios de verdad insisten en que haya salidas
románticas todas las semanas.
—También tienes otra lista sobre los requisitos para las citas reales, ¿no?
—Absolutamente no. —Sus mejillas volvieron a enrojecerse—. El número tres
diría que no hay sexo, sino que muchos momentos íntimos.
—Estaría bien si no fuera ya adicto a nuestro sexo. —Le saqué unas cuantas
pinzas más de su cabello—. Pero estoy deseando tener esos momentos íntimos.
—Aún no he dicho que sí.
—Solo porque quieres resistir y hacer que esta mierda sea dramática. —
Sonreí—. Eso es lo que hacen todas tus heroínas favoritas, ¿correcto?
Sonrió, sin responder.
—Puedo lidiar con eso. —Moví su bloc de dibujo a un lado y me puse de
pie—. Te daré unas horas para que me digas que sí.
—Creo que me va a llevar más de unas horas pensar en esto.
—Lo dudo. 116
—En ese caso, tendré una respuesta para ti en unas semanas.
Me reí y la besé, mordiéndole suavemente el labio inferior. Luego la agarré
de la cintura y la levanté, poniéndola encima de una secadora.
Desabrochando la parte superior de su pijama, susurré contra su boca:
—Creo que tendrás la respuesta que busco en cuanto acabe contigo esta
noche.
Antes:
17 años
Ethan
Querida Rachel,
(Este es un mensaje de paz)
Tu maestro de arte avanzado me preguntó por qué has faltado a clase
durante las últimas dos semanas. No sé si querías que le dijera que has estado
pasándola en el hospital con tu madre, por lo que me inventé una mentira. También
le pedí tus tareas. (También se las pedí a todos tus otros profesores).
Puse todo en tu buzón.
Te olvida,
Ethan. 117
***

Querida Rachel,
(Este es otro mensaje de paz)
Tu cuadro, Lo Odio, ganó el primer lugar en la feria estatal de arte del fin de
semana. (¿Creí que dijiste que habías terminado de pintarme con cuchillo en el
pecho?)
Yo ya estaba allí dado que gané el concurso de redacción, por lo que les
dije que vivía en la puerta de al lado y me permitieron aceptar la cinta azul y el
premio en metálico en tu nombre. No quiero ponerlo en tu buzón así que lo
guardaré en mi escritorio.
Avísame cuando quieras que te lo lleve.
Te olvida,
Ethan.

***
Querida Rachel,
Siento mucho la muerte de tu madre
Sinceramente,
Ethan

***

Arrugué la carta y la lancé a través de la ventana de Rachel. Aterrizó sobre


su escritorio, justo encima de todas las otras cartas que había lanzado.
Cuando su madre fue diagnosticada con cáncer fase cuatro hace meses,
Rachel se negó a creerlo. Salía de su casa hecha una furia y subía a mi habitación
cada vez que su madre empezaba a decir cosas como “Cuando ya no esté,
asegúrate…” o “Cuando sean solo tú y tu padre, no te olvides de…”
Estaba demasiado convencida de que su madre lo vencería y no quería
escuchar.
A pesar de que mis padres (y un montón de otras personas del barrio)
querían ser optimistas, se preparaban para lo peor.
Rachel era la única que no lo hacía.
Desde el funeral, se había sentado en el suelo de su habitación, llorando.
118
Su extendido desfile de familiares, guisos y flores a través de su puerta
principal durante el primer par de semanas; me saludaban mientras yo observaba,
pero con el tiempo dejaron de venir.
Lancé montones de cartas por su ventana, diciéndole cuánto lo lamentaba,
preguntándole si necesitaba algo, pero nunca me lanzó ninguna de regreso.
Los pocos amigos que tenía en la escuela (bueno “compañeros de clase”
dado que ella no tenía ningún amigo verdadero), nunca se detuvieron por su casa
para ver si estaba bien, y por lo que podía decir, tampoco llamaron ni escribieron
cartas. Cuando confronté a una de sus compañeras del club de arte para ver
cuando planeaba visitarla, esta dijo: “¿Por qué no puede visitarme Rachel a mí?
Ósea, es una chica bastante dura. Estoy segura de que no está llorando por algo
así durante todo este tiempo, ¿no?”
Me levanté de mi escritorio, decidí que era la hora de para de esperar a que
Rachel me escribiese de regreso. Las flores de solidaridad en su pórtico estaban
muriéndose, y ella y su padre no habían salido de la casa en una eternidad.
Hice un par de llamadas a lugares de la ciudad y me cambié la ropa.
Después recogí un ramo de lirio de la floristería favorita de su madre y aparqué el
auto en su entrada.
Llamé a su timbre, pero no hubo respuesta.
Volví a llamar al timbre.
Todavía sin respuesta.
Llamando tan fuertemente como podía, esperé cinco minutos antes de
caminar hacia el borde de su porche. Levanté la cuarta maceta y agarré su llave
de repuesto.
Caminando dentro, vi al Sr. Dawson sentado en el salón. Estaba mirando
fijamente la televisión, y las lágrimas caían por su rostro.
—¿Aceptas, Richard Dawson, a Marie London como tu legítima esposa? —
Una voz grave vino a través de los altavoces.
El Sr. Dawson asintió y sollozó mientras continuaba viendo el video de su
boda.
Atravesé el salón y me dirigí escalera arriba, pero Rachel no estaba ahí.
Revisé todas las otras habitaciones y me dirigí hacia la cocina.
Rachel estaba de pie frente al horno, viéndose pálida y varios kilos más
delgada.
Sus ojos castaños se encontraron con los míos y cruzó de brazos.
—Ethan Wyatt, si estás aquí para decirme que lo sientes o que mi madre está
en un lugar mejor, por favor no lo hagas. —Las lágrimas cayeron por su rostro—. Ya
he escuchado esas frases lo suficiente para durarme de por vida.
—No estoy aquí para decirte ninguna de esas. —Le di los lirios.
—Oh… —Tocó suavemente las flores—. Mi madre solía darme estas el último
119
domingo de cada mes. —Una lenta sonrisa se extendió por su rostro—. Su tienda
favorita siempre tenía de más así. —Se detuvo—. Ella solía…
—Hoy es el último domingo del mes —dije dando un paso más cerca—.
Ahora es el momento en el que generalmente van para su almuerzo en la cafetería
The Blue Lake, ¿verdad? ¿Incluso cuando estás castigada?
Asintió.
—Sí. Incluso cuando estoy castigada.
—Bueno, llamé a la cafetería en cuanto abrieron esta mañana. —Saqué de
mi bolsillo las llaves de mi auto nuevo—. Van a guardar un bote especial en el lago
para ti todo el día.
No dijo nada. Simplemente me miró fijamente.
»Está bien si no quieres ir —dije—. Pensé que quizás quisieras salir de la casa.
—La cafetería está cerca de la universidad. Está fuera de la zona de
conducción permitida en nuestra región.
—Ya no. —Le pasé mi cartera y la abrió.
—¿Ahora tienes un permiso de conducir completo? —Levantó la mirada
hacia mí—. ¿Esto es auténtico?
—Sí. La conseguí hace dos semanas con mi nuevo descapotable azul.
—¿Qué? —Alzó una ceja—. ¿Por qué no viniste corriendo aquí y me
restregaste todo esto en la cara?
No contesté.
—Enhorabuena por el auto —dijo—. En cuanto al examen, estoy segura de
que de alguna manera hiciste trampa o conseguiste una profesora puma que no
tiene gusto y pensó que eras lindo.
—Definitivamente fue la última. —Sonreí—. También me invitó a helado
después.
—Me lo supuse. —Puso los ojos en blanco—. Estaré lista en unos minutos. —
Abandonó la cocina y se apresuró escaleras arriba, regresando en una playera azul
celeste con una frase que ella y su madre solían llevar. Una que ella misma diseñó
y pintó a mano. Una madre es la primera mejor amiga de una hija…
Llevando los lirios con ella, se dirigió hacia la puerta principal.
Su padre todavía estaba mirando a la televisión, por lo que reajusté la
almohada tras su cabeza y le serví un vaso de agua antes de irme.
Cuando caminamos hacia mi auto, abrí la puerta del copiloto para Rachel
y ella se deslizó dentro. Sosteniendo las flores en su regazo, se aclaró la garganta.
—Tu nueva novia te está engañando con tu “buen amigo” Mike Harper,
quien vive al final de la calle —dijo—. Los he visto llegar a casa juntos toda la
semana durante el quinto periodo. Se meten mano en su habitación y después 120
regresan a la escuela.
Arranqué el motor y le eché un vistazo.
—Iba a contártelo la próxima vez que nos metiésemos en una discusión —
dijo—. Pero, dado que sé que te gusta de verdad, y que estás siendo agradable
conmigo, creo que deberías dejar de malgastar tu tiempo y dejarla en cuanto
puedas.
—Lo haré. —Le pasé una caja de pañuelos y llegué a la calle.
Nuestra conversación terminó ahí y mantuvo su mirada hacia el frente.
Viajamos en silencio durante media hora, y en cada semáforo me incliné y presioné
un pañuelo nuevo contra sus mejillas.
Cuando llegamos a la cafetería The Blue Lake, una camarera se apresuró
hacia mi auto y abrió la puerta de Rachel. Tiró de ella hacia sus brazos y la sostuvo
cerca.
—Lo lamento tanto, Rachel. —Lloró la camarera abrazándola incluso más
fuertemente—. Lo lamento tanto.
El gerente salió después y luego uno por uno cada uno de los miembros del
personal tuvo la oportunidad de darle a Rachel un abrazo. Cuando la última
camarera dijo sus palabras, el gerente agarró la mano de Rachel y me hizo un gesto
para que les siguiese hacia el muelle.
Nos llevó hacia un bote picnic que ya estaba montado con los mejores
entrantes, y esperó hasta que estuvimos instalados dentro.
—Hoy serán los únicos en el agua. ¿Está bien, Rach? —Le dio un ramo de
rosas blancas—. Si quieren pueden quedarse ahí afuera toda la noche.
—Gracias. —Sonrío—. Realmente lo aprecio.
Asintió y desamarró el bote del muelle, susurrándome:
—Cuida bien de ella hoy, Ethan.
—Lo haré. —Dirigí el bote hacia el medio del lago, luego hacia donde Rachel
y su madre siempre se detenían para conseguir la mejor vista del centro del
horizonte. Después de eso, igual que su madre, saqué una pequeña botella de
zumo con gas y serví dos vasos.
—Tienes que decir, brindo por vivir tu mejor vida cada día, Rachel. —Las
lágrimas cayeron por su rostro—. Eso era lo que siempre decía mi madre cuando
hacía eso.
—De acuerdo. —Le doy su vaso—. Brindo por vivir tu mejor vida cada día,
Rachel. —Esperé a que bebiera antes de seguir su ejemplo.
Cuando acabó, puso su vaso abajo y me miró.
—¿Sabes lo que viene después?
—Eso creo —dije—. ¿Esta es la parte donde ella típicamente dice, sé que
tenemos nuestras diferencias de vez en cuando, pero quiero que sepas que al final
del día te quiero más de lo que nunca sabrás?
—Sí. —Asintió, con una leve sonrisa cruzando sus labios—. Después de eso,
121
siempre me preguntaba si seguía odiando a Ethan Wyatt.
—Bien. —Toqué sus ojos suavemente con otro pañuelo—. ¿Sigues odiando a
Ethan Wyatt?
—Sí. —Se apoyó sobre mi hombro—. Más y más cada día.
Pista 16.
King of My Heart (3:30)
Rachel
Me paré frente al espejo y me cambié de ropa por enésima vez. Nunca me
había importado lo que usaba con Ethan, pero como él insistió en que quería
“finalmente” llevarme a mi primera cita real, me estaba cuestionando todo.
Es solo Ethan, Rachel... Solo Ethan.
Volviendo a maquillarme, me decidí por un par de vaqueros blancos y una
blusa sin mangas de color púrpura brillante. Luego me puse mis sandalias plateadas
de cuña y me dirigí a la sala de estar.
—¿Adónde diablos vas? —Greg se sentó en el sofá, mirándome de arriba a
abajo—. Es martes por la noche.
—Tengo una cita.
122
—¿Con tu enemigo? —Sonrió—. ¿O tu novio? ¿Cómo se llaman ustedes dos
hoy?
Me reí, evitando la pregunta.
—Le informé a Ethan las nuevas reglas de la casa que he establecido para
ustedes dos —dijo—. Siéntete libre de invitarme un trago esta semana, y te contaré
todo sobre ellas.
—Todavía me debes un trago de mi primera semana aquí, Greg.
—Los amigos no guardan rencor, Rachel. —Se recostó sobre los cojines—. Ya
es hora de dejar pasar ese trago. Además, dile a Ethan que me debe 50 dólares
por nuestra apuesta.
—Lo haré. —Caminé hacia la puerta principal—. ¿Cuál era exactamente la
apuesta?
—Que los dos estaban llenos de mierda —dijo, riendo—. Ahora, vete para
que pueda descansar antes de que llegue mi visita.
Riendo, salí y vi a Ethan apoyando contra su auto. Me sonrió, sus hoyuelos se
profundizaron mientras me miraba de arriba a abajo.
—¿Ya estás lista? ¿O necesitas otra hora para cambiarte los vaqueros otra
vez?
—Necesito otra hora. —Me dirigí al otro lado del auto, pero me bloqueó.
—No vamos a entrar en el auto —dijo, sacando dos cascos del asiento
delantero. Señaló las dos bicicletas de montaña que había cerca del buzón.
—Pensé que habías dicho que me ibas a llevar a una cita.
—Lo haré.
Lo miré fijamente, esperando que dijera “solo bromeaba”, pero esas
palabras nunca llegaron.
—Tal vez quieras ponerte otros zapatos para el viaje —dijo, abriendo su
maletero—. Dejaste un par de zapatillas allí.
Confundida, los saqué y metí las cuñas en mi bolso. Me puse el casco y lo
abroché, siguiéndolo hasta las bicicletas.
—Trata de seguirme el ritmo —dijo—. Y si te caes, trata de no culparme por
ello como cuando teníamos nueve años.
—Te culpé porque literalmente me pateaste y me tiraste de la bicicleta,
Ethan. —Le mostré mis codos —. Todavía tengo las cicatrices para probarlo.
Sonrió y me miró por última vez antes de pedalear por la calle.
El viento golpeó mi espalda cuando lo seguí y, al llegar a la señal de alto,
estábamos uno al lado del otro como cuando éramos niños y nos obligaban a
andar juntos.
Mientras el sol se ponía delante de nosotros, pedaleamos por los callejones
traseros del campus, pasando por las tiendas y restaurantes de Main Street y,
123
cuando la luz del sol se estaba desvaneciendo, él bajó la velocidad y me condujo
a una parte de la playa que nunca antes había visto.
Despejado de turistas y residentes, había una larga fila de bancos de parque
de color pastel, una pequeña cafetería y una máquina expendedora solitaria llena
de barras de chocolate.
—Esto es todo. —Paró su bicicleta delante de la máquina—. ¿Te gusta?
Me detuve y me quité el casco, mirando a mi alrededor. Como si supiera lo
confundida que estaba, se acercó e hizo un gesto para que me bajara de la
bicicleta. Luego la aseguró contra la máquina por mí.
Agarrando mi mano, me llevó a un banco de parque amarillo. Envolvió su
brazo alrededor de mis hombros y miramos las olas del océano durante varios
minutos.
—¿Cómo me estoy comparando con tu lista de primeras citas hasta ahora?
—preguntó.
—Te dije que ya no tengo ninguna lista.
Parpadeó.
—Está bien, de acuerdo. Si yo soy sincera, estás fallando.
—No veo cómo —dijo, inclinando la cabeza hacia un lado—. ¿No me vas a
dar ningún punto extra?
—¿Por qué recibirías puntos extra por hacerme ir en bicicleta a una banca
de un parque, Ethan?
Una lenta y sexy sonrisa se extendió por su rostro, y presionó sus dedos bajo
mi barbilla. Inclinó mi cabeza hacia arriba, obligándome a ver el manto de estrellas
contra el oscuro cielo.
Las miré con incredulidad, sintiendo que mi corazón se saltaba un latido.
—De acuerdo —dije, mirándolo de nuevo—. Definitivamente obtienes
puntos extra por eso, pero no creo que un banco del parque cuente como una…
Presionó su boca contra la mía, y mi frase terminó en sus labios. Me besó
hasta que me quedé sin aliento, haciendo que las mariposas revolotearan
salvajemente dentro de mi pecho.
—Esta parte de la playa no permite autos —dijo suavemente, metiendo un
mechón de cabello detrás de mí oreja—. Y la razón por la que no permiten autos
es porque el restaurante de cinco estrellas que está más allá de los bancos de
parque es propiedad de otra romántica sin esperanza como tú. Ella no quiere que
sus comensales se distraigan por otra cosa que no sean sus conversaciones y el
sonido del océano.
Mi mandíbula cayó y me besó intensamente otra vez.
—Ahora... —Sonrió y se puso de pie, levantándome con él—. Tienes las
estrellas, una playa privada, un restaurante de cinco estrellas y un beso.
124
—No era uno que abrasara el alma.
—Siento no estar de acuerdo. —Presionó su mano contra la parte baja de mi
espalda—. ¿Había mariposas?
—Para nada. —Me sonrojé—. Creo que tendrías que besarme de nuevo
para que pueda comprobarlo.
—¿Estás segura? —Sonrió con suficiencia—. ¿O deberíamos esperar hasta
después de nuestra conversación fundamental sobre libros, arte y las cosas que nos
gusta hacer?
—¿Guardaste una copia de mi lista?
—No tuve que hacerlo —dijo—. Siempre la he recordado.
—Bueno, ¿por qué me dijiste que todas las cosas que quería no eran
realistas?
—Porque lo son. —Se rio, cubriendo mi boca con la suya—. Con cualquiera
que no sea yo.
Pista 17.
End Game (3:37)
Ethan
Enredé mis dedos en el cabello de Rachel mientras yacía contra mi pecho
a la mañana siguiente. Al instante en que volvimos de nuestra cita, dejamos todo
en el suelo y tuvimos sexo contra las ventanas de la sala de estar. Adictos e
incapaces de parar, nos fuimos a la cocina, luego al pasillo y a la terraza que
rodeaba el jacuzzi. Llegamos al balcón de su habitación poco antes del amanecer
y nos desmayamos en su cama a mitad de la conversación.
Como dudaba de que se fuera a despertar pronto, agarré mi teléfono de la
mesita de noche y revisé mis mensajes de texto.
Papá: Hola hijo. Llámame cuando puedas. Tengo noticias increíbles sobre tu
futuro... Y noticias no tan sorprendentes sobre otra cosa. 125
Puse los ojos en blanco y borré su mensaje, abriendo los siguientes.
Greg: Amigo. No quiero oírte quejarte de que mis amigos y yo volvamos a
hacer demasiado ruido. Después de la forma en que Rachel gritó tu nombre
anoche, estoy seguro de que todos nuestros vecinos saben tu nombre....
Greg: Está bien. Definitivamente saben tu nombre. La abuela que vive al
lado me preguntó está mañana si yo era “Ethannnn” y me guiñó un ojo.
—¿Qué es tan gracioso? —Rachel se movió, mirándome—. Yo también
quiero reírme.
—Mensajes de texto de Greg. Chiste interno.
—Oh, está bien. —Su voz era ronca—. ¿He hecho ruido anoche?
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, sé que tomé una cantidad decente de vino en la cena, y
que tuviste que conseguirnos un Uber, pero no recuerdo nada más que sexo y
gritos. ¿Grité fuerte??
—No. —Le besé la frente y me reí un poco—. ¿Te apetece salir hoy?
—Tengo una clase a las diez en punto.
—Que te perdiste hace horas. Son las cuatro en punto.
—¿Qué? —Luchó por sentarse—. ¿Por qué me dejaste dormir hasta tan
tarde? Tengo un proyecto que entregar para un concurso. No, dos proyectos. Me
pregunto si me dejarán hacer una inscripción por correo electrónico y llevarlos
mañana.
Levanté la ceja.
—Hablamos de esto antes de dormirnos, Rachel...
—¿Puedes llevarme al campus para que pueda intentar entregar mis
trabajos antes de que cierre el departamento? Si eso no funciona, ¿puedes
llevarme a la otra sucursal del campus al otro lado de la ciudad ya que abren un
poco más tarde?
—No. —Le quité los cabellos sueltos del rostro—. Pero solo porque me hiciste
dejar tus proyectos en la puerta, y Greg los llevó al campus por ti.
—¿Crees que los llevó al departamento correcto?
—Me hiciste dibujar un mapa. —Me reí—. Además, cuando le dije que podía
encontrar gente nueva en la escuela de arte, insistió en que se aseguraría de llegar
temprano.
—Déjame ver. —Se dio la vuelta y agarró su teléfono, revisando su correo
electrónico—. Mi correo electrónico de confirmación dice que llegó a las ocho en
punto —dijo—. Y mi profesor dijo que mi “amigo” pasó dos horas parado fuera de
su clase de Pintura de Mujeres Desnudas. Dice que debo decirle que no regrese.
Los dos nos reímos y le di una nalgada.
—Tienes una hora para prepararte. Hay algo que quiero hacer contigo hoy. 126
—¿Podemos hacer eso después de otra ronda de sexo?
—Absolutamente...

***

Cuatro horas más tarde, después de múltiples rondas de sexo, nos duchamos
por separado y nos encontramos frente a mi auto.
—¿Sin bicicletas? —preguntó Rachel.
—¿Después de ver la forma en que has luchado para caminar hoy? Creo
que no.
—Bien. —Se sonrojó—. ¿Volvemos a los bancos de parque?
—De ningún modo. Quiero llevarte a ver otras cosas que te has perdido
mientras estuviste en el mar. —Le tiré las llaves de mi auto—. Empezaremos en el
extremo este de Main Street y tú puedes conducir.
—Oh, no, no puedo. —Me las devolvió.
—Puedes. —Me encogí de hombros y le abrí la puerta del conductor—. Te
quejabas todos los días de mi forma de conducir cuando estábamos en el instituto,
así que me encantaría ver cómo lo haces tú.
—Quise decir que no puedo —dijo, poniendo las llaves en el capó—. Nunca
conseguí mi permiso... ni mi licencia.
—¿Qué? ¿Por qué no?
Se encogió de hombros.
—El verano después de graduarnos de la secundaria, cuando no nos
estábamos hablando, reprobé el examen como tres veces. Dijeron que, si volvía a
fallar, tendría que esperar un año entero para hacerlo nuevamente.
—Así que, en lugar de ir a la puerta de al lado y pedirme ayuda, ¿decidiste
no hacerlo?
—No quería volver a verte después de la graduación. —Sonrió—. Por lo tanto,
Semestre en el mar.
—Olvidé lo madura que eras. —Negué con la cabeza—. ¿Qué parte de la
prueba reprobaste? ¿Estacionamiento paralelo, cambio de carril y velocidad o
conocimiento del cambio?
—Todo. —Se detuvo—. En la última prueba, olvidé sacar la marcha atrás, así
que atropellé un grupo de gente de cartón a toda velocidad.
—¿Y la prueba antes de eso?
—Nunca salí del estacionamiento. Me puse tensa una vez que me puse al
volante y lo olvidé todo.
—De acuerdo. —Agarré mis llaves y le abrí la puerta del pasajero—. Nos
127
pondremos al día con las cosas que te perdiste del campus este fin de semana.
Necesitas aprender a conducir.
—Obtendré mi licencia eventualmente. —Se deslizó sobre el asiento—. No es
gran cosa.
—Lo es para mí. —Encendí el motor—. Voy a pasar el resto de la semana
enseñándote a conducir cuando no estés en clase, y vas a pasar el examen la
próxima semana.
Se recostó en su asiento y bajó la ventanilla.
—Abróchate el cinturón. —La miré por encima—. Te dan cinco puntos solo
por eso. Por favor, dime que siempre lo has hecho sin que ellos lo señalen.
Se rio y negó con la cabeza.
—Jesús, Rachel. —Salí del camino de entrada. Le agarré la mano detrás de
la palanca de cambios y me dirigí al otro lado de la ciudad, a una larga y solitaria
extensión de arena donde mi padre me enseñó a conducir.
Apagando el auto, la miré.
—Lección número uno, siéntate en mi regazo.
Se sonrojó
—Entonces, ¿solo bromeabas sobre enseñarme a conducir?
—No, hablaba en serio. —Me desabroché el cinturón de seguridad y empujé
mi asiento hacia atrás—. Pero, si no fuiste capaz de aprender de forma regular y
aburrida, no veo por qué necesitamos repetir eso... —Me incliné hacia adelante y
puse mi dedo contra sus labios—. Además, creo que lo primero que tenemos que
hacer es asegurarnos de que todo el estrés está fuera de tu sistema.
Se sentó allí mirándome, sin moverse, así que le quité el cinturón de seguridad
y deslicé mis manos bajo sus muslos, levantándola hacia mi regazo.
—Lección número dos. —Me detuve mientras mi polla se endurecía en mis
pantalones—. Cuánto más tardes en aprender lo básico, más tiempo nos llevará
tener sexo en el asiento delantero.
—Yo no soy la que quiere eso —dijo Rachel, mirando por encima de su
hombro—. Puede que quieras hacer otra cosa.
Deslicé una mano bajo su vestido, deslizando mi dedo a través de sus bragas
mojadas. Luego le metí dos dedos dentro, sintiendo inmediatamente lo empapada
que estaba.
—Creo que lo que se me ocurrió es perfecto. —Le besé el hombro—. Ahora,
dime qué recuerdas de las primeras cosas que debes hacer cuando subes al auto...

128
Pista 18.
Don’t Blame Me (4:27)
Rachel
ASUNTO: URGENTE. Se necesita una REUNIÓN lo antes posible.
Hola Rachel,
Espero que tu primer semestre en tierra vaya bien. (¿Ya estás extrañando
algo del Semestre en el Mar?)
Me ha llamado la atención algo importante, así que ¿hay alguna manera
de que puedas reunirte conmigo durante mis horas de oficina cuando regrese de
mi permiso el próximo mes?
PD: Felicitaciones por tus dos obras que recibieron los máximos honores en
los Premios Rose. 129
Arnold Hinton
Asesor Académico

***

ASUNTO: RE: URGENTE. Se necesita una REUNIÓN lo antes posible.


SR. HINTON,
Mi primer semestre en tierra va muy bien. (No extraño nada en absoluto ☺)
¿Podemos reunirnos el primer viernes del mes que viene a las 3:00?
PD: Muchas gracias.

***

Actualicé mi correo electrónico, esperando su respuesta y un mensaje de


texto de Ethan apareció en mi pantalla.
Ethan: Creo que merezco que me paguen por mis servicios ya que
finalmente obtuviste tu licencia de conducir....
Yo: Estoy corta de efectivo... ¿Aceptarías mi boca y una mamada?
Ethan: Depende de si me la das mientras conduzco mi auto o no...

***

—¿Vas a pasar toda la cena mirando tu teléfono, Rachel? —La voz de mi


padre me hizo levantar la vista—. No has dicho una sola palabra en los últimos
veinte minutos.
—Mis disculpas. —Dejé el teléfono y suspiré.
Había logrado evitar pasar más de unos minutos con él desde que comenzó
el semestre y, antes de que pudiera llamarlo para reiniciar el contacto bajo mis
propias condiciones, se había presentado hoy en la casa e insistió en llevarme a
una “cena familiar”. El único problema era que la mujer que se sentaba entre
nosotros nunca sería considerada familia para mí.
Nunca.
—Amo tu casa, Rachel —dijo su esposa—. Y creo que es muy lindo que tú y
Ethan sean lo suficientemente cordiales ahora como para vivir bajo el mismo techo.
Nunca pensé que ustedes dos estarían en buenos términos.
—Papá, ¿me pasas la sal, por favor? 130
Me la pasó.
—Así que, um... —Su esposa sonrió—. ¿Se mantuvieron en contacto mientras
estabas en el mar o simplemente te topaste con él cuando volviste?
Salé el puré de papas y me metí una cucharada en la boca.
—Rachel. —Mi padre me regañó suavemente—. Stella está tratando de
hablar contigo.
—¿Lo está? ¿Qué ha preguntado?
—Preguntó si tú y Ethan Wyatt se mantuvieron en contacto mientras estabas
en el mar o si te topaste con él cuando regresaste...
—Nos mantuvimos en contacto mientras estaba en el mar. —Bebí mi vino,
evitando la falsa sonrisa de Stella.
—Así que, ¿se mantuvo al día con tu agenda portuaria y te envió cartas? —
preguntó Stella.
Cogí un cuchillo y unté mantequilla en un panecillo.
—Rachel Marie Dawson... —Mi padre puso su servilleta sobre la mesa—. No
estoy seguro de por qué insistes en ser irrespetuosa con mi esposa, pero…
—¡Porque es irrespetuosa conmigo! —interrumpí—. Ustedes dos, trayéndome
aquí entre todos los lugares, también es una falta de respeto para mí. ¿Por qué
harías eso?
Su rostro palideció mientras miraba el menú de The Blue Lake Café. Luego
agarró la mano de su esposa.
—Lo siento. Ni siquiera me di cuenta... Eso no cambia lo grosera que has sido
con ella a lo largo de los años y te agradecería que al menos intentaras aceptarla.
—Sigamos adelante y hablemos de por qué eso nunca va a pasar, ¿de
acuerdo? —Sentí mi sangre hirviendo—. Creo que tomó el título de “esposa” unos
dieciséis meses después de que tu primera esposa, mi madre, muriera, ¿verdad?
—Rachel... —Había dolor en sus ojos—. Rachel, por favor, no hagas esto
ahora.
—Por favor, ¿qué no haga qué? —Me encogí de hombros—. Preguntar
cómo diablos pudiste casarte con la mejor amiga de mi madre menos de dos años
después de que se fuera. Estoy segura de que eso es algo que tu hija nunca debería
atreverse a preguntar. —Miré a Stella directamente a los ojos—. Eras mi madrina.
¿Cómo diablos duermes por la noche?
Parecía como si estuviera al borde de las lágrimas.
—Si esperan que acepte que ustedes dos están juntos —les dije—. Están
perdiendo el tiempo.
—Rachel, mira. —Stella tragó—. Sé que pareció que fue rápido en ese
momento, pero si me escucharas por unos segundos.
—Nunca me interesará una sola palabra de lo que tengas que decir. —Me 131
puse de pie y miré a mi padre—. La próxima vez que quieras “ponerte al día” en la
cena, no me traigas aquí y no la traigas a ella tampoco.
Me alejé antes de que pudiera responder, corriendo por el estacionamiento
y bajando por la calle. Llegué al café de la esquina y respiré hondo, tratando de
calmarme.
No sirvió de nada. Había heredado la personalidad explosiva de mi madre y
sabía que me iba a llevar mucho tiempo sentirme bien de nuevo.
Empecé caminar hacia una parada de autobús y sentí que mi teléfono
vibraba en mi bolsillo. Un mensaje de texto de Ethan.
Ethan: ¿Cómo va la cena?
Yo: Genial ☺
Ethan: Solías enviar emojis solo cuando estabas molesta... ¿Cómo va
realmente?
No contesté.
Seguí caminando hasta la parada del autobús, sintiendo que las lágrimas
me pinchaban los ojos a cada paso. Cuando llegué al refugio, miré el horario y me
di cuenta de que el próximo autobús no llegaría hasta dentro de treinta minutos.
Cuando estaba cayendo en el banco, el descapotable azul de Ethan se
detuvo junto a la parada.
—Algo me dijo que cenara por aquí para poder estar cerca —dijo
sonriendo—. ¿Quieres entrar?
Me levanté y me subí a su auto.
Sus labios se encontraron con los míos antes de que pudiera abrocharme el
cinturón de seguridad y me miró a los ojos.
—¿Cuánto tiempo duraste?
—Veinte minutos.
—Son cinco minutos más de lo que pensé originalmente —dijo—. ¿Quieres
hablar de ello?
—En realidad no.
—Entonces, ¿te gustaría inclinarte sobre mi regazo y acariciar
generosamente mi polla con tu boca en el viaje de vuelta a casa?
—¿En serio? —Lo miré y me reí—. Esa es la verdadera razón por la que estás
cerca, ¿no? Porque querías una mamada mientras conducías.
—Por supuesto que no. —Sonrió con suficiencia—. Estaba cerca porque me
importan tus necesidades emocionales.
—Claro. —Puse los ojos en blanco y bajé la cremallera de sus pantalones—.
Es la primera vez.
—No lo es. —Me besó antes de que pudiera desabrocharle el cinturón—. 132
Siempre me han importado.
Antes:
18 años
Ethan
ASUNTO: BAILE DE GRADUACIÓN. PONTE Celoso.

Querido Ethan,
Quiero que sepas que estoy realmente contenta de que nuestro director
decidiera que no puedes presentarte como candidato para el rey del baile de
graduación. (Que hayas ganado el Sr. Popular tres veces seguidas debería ser más
que suficiente para tu enorme ego. De todas formas, no es que te hubiera votado).
También quiero que sepas que lo que lo que sea que hayas planeado para
tu noche (con Shelby Hannah #Agh) palidecerá en comparación a mi noche.
Dado que mi cita es Clive Harrinson, un perfecto caballero y el jugador más valioso
de fútbol del último año, me recogerá para las fotos a las seis en punto, me llevará
a un restaurante de cinco estrellas en el centro y me invitará al mejor baile de mi
133
vida en el baile de graduación.
También he decidido que, si todo va bien, luego regresaré con él a su
habitación de hotel en el centro (¡Nos consiguió una habitación en el Marriot!).
Estoy segura de que tú y Shelby simplemente follarán en el asiento delantero de tu
auto… Espero que estés celoso.
Te olvida,
Rachel.
PD: ¿Crees que mi vestido se ve bien? Como, ¿crees que le gustaría a Clive?
PDD: ¿Estoy demasiado entusiasmada por esto?

***

ASUNTO: RE: BAILE DE GRADUACIÓN. PONTE CELOSO.

Querida Rachel,
Gracias por recordarme por qué siempre serás mi enemiga número uno. (Por
enésima vez, he ganado Sr. Popular CUATRO veces seguidas, todas sin tu inútil y
malgastado voto).
Con razón Clive ha estado tan callado acerca de a quién va a llevar al baile
de graduación este fin de semana. De algún modo decirle a todo el mundo que
va a llevar a la persona más desconocida de nuestra clase no es un gran iniciador
de conversación. Mi noche seguramente palidecerá en comparación con la tuya,
pero solo porque creo que el baile de graduación es más que suficiente para
alguien que ni siquiera me gusta tanto…
Me niego a creer que alguna vez tengas sexo, por lo que ni siquiera voy a
decir nada sobre que haya conseguido una habitación en el Marriot (Excepto que
su primo mayor es gerente allí, por lo que dudo mucho que le tomara mucho
esfuerzo hacerlo…). Shelby y yo estaremos follando en el asiento trasero de mi auto
:)
Estoy lejos de estar celoso.
Te olvida,
Ethan.
PD: Si estás hablando del vestido rojo con el que has estado bailando el vals
por tu habitación todos los días durante las últimas dos semanas… Sí, le gustará. (A
todos les gustará)
PDD: Si fueras otra persona, sí. Dado que es la primera vez que vas a salir de
verdad, no…

***

La noche del baile de graduación volví a revisar para asegurarme de que


había agarrado el ramillete de violetas adecuado para mi cita y me aseguré de
que no hubiera una macha de suciedad en ningún lugar de mi descapotable azul.
Mientras me ponía la chaqueta de mi esmoquin, miré fuera de mi ventana y
noté que Rachel no estaba bailoteando por su habitación con su vestido para el
baile como de costumbre. Ni siquiera se veía como si estuviera medio lista. 134
En vez de eso, estaba sentada en su escritorio, llorando.
Confundido, subí a mi ventana y lancé un bolígrafo hacia su ventana.
Levantó la mirada y se limpió los ojos antes de abrirla.
—¿Sí?
—¿Ya no te queda tu vestido perfecto o algo? ¿Por qué diablos estás
llorando?
—Ya no voy al baile.
—¿Qué?
Resopló y sostuvo en alto su teléfono.
—No puedo ver la pantalla desde aquí, Rachel.
—Me invitó a salir por como una broma. Dijo que pensó que yo sabía que no
estaba siendo serio, y que, sin ofender, pero que, si iba a tener una cita, nunca me
escogería a mí. Va a ir con Theresa Kline; la reina del baile. De todos modos, ¿por
qué pensaría que me escogería a mí sobre ella cuando seguían saliendo? ¿Cómo
pude ser tan ciega y estúpida?
Sabía que se suponía que tenía que decir algo atento o significativo en estos
momentos, que seguramente debería decir algo como: “Deberías ir de todas
maneras. Enseñarle lo que se está perdiendo”. Pero llegaba tarde por lo que solo
pude encogerme de hombros.
—Bueno, eso extremadamente desafortunado —dije—. Supongo que te
contaré todo sobre el baile cuando vuelva.
Su mandíbula cayó y su cara enrojeció mientras cerraba mi ventana y le
decía adiós con la mano antes de salir de la habitación.
Antes:
18 años
Rachel
Lancé otro pañuelo a la maceta y me tiré sobre la mecedora de mi porche.
Había estado tentada de ir al baile de graduación sin Clive y de todos modos
pasarla bien, pero mi maquillaje era un desastre, y al instante en que la nueva novia
de papá (es decir, la mejor amiga de mi madre) apareció para “ayudarme” con
ello, perdí la maldita cabeza.
Como si la estupidez de mi padre no fuera suficiente, la crueldad de Clive
me cortó profundamente. Era el primer chico de nuestra escuela que alguna vez
me invitó a salir, y pensé que en realidad le gustaba.
Mi corazón se sentía pesado y no podía creer que él pudiera ser tan cruel.
Nos habíamos mandado mensajes sin parar durante tres semanas consecutivas
sobre todas las cosas que estábamos haciendo para prepararnos para nuestra
gran noche y él había dicho “Quiero compartir mi baile de graduación con alguien
135
con la que secretamente he tenido un enamoramiento durante mucho tiempo”.
No puedo creer que me creyera esa mierda…
Agarré mi teléfono y le envié otra sarta de mensajes agradables para
demostrar que era la persona adulta.
YO: ¡QUE TE JODAN, Clive! ¡Ojalá que se te caiga la polla!
YO: ¡No puedo creer que jugases conmigo durante todas estas semanas!
YO: ¡Queeeee teeee jodaaaaaan!
Sacudiendo la cabeza, intenté no pensar en cuánta diversión estaban
teniendo los demás. Traté de no imaginar el desfile de vehículos de lujo que
estaban parados fuera del salón de baile y en la continua hora de música de los
noventa que nuestro director había prometido.
Estaba tentada de escribir a alguno de mis amigos (bueno, “compañeros”)
y preguntarles como estaba yendo todo, pero me contuve. Ni uno solo de ellos me
contestó mi mensaje cuando dije que ya no iba a poder ir al baile de graduación.
Ni siquiera me preguntaron el porqué.
Mientras pensaba en cómo iba a pasar el resto de la noche, el convertible
azul de Ethan circuló por la calle y se metió en su entrada para autos de la casa de
al lado.
Salió de su cuarto, lanzó su chaqueta por encima de su hombro y esperé a
que caminase hacia el lado del pasajero y escoltase a Shelby hacia su habitación,
pero no lo hizo.
Mientras dejaba que bajara el techo, vi que no había nadie sentado en el
asiento del pasajero.
Se quitó la pajarita y la lanzó al asiento trasero, después se dirigió hacia mí.
—No te atrevas a pensar en pisar mi porche, Ethan Wyatt —dije—. Gritaré
asesino sangriento.
—Correré ese riesgo. —Sonrió y de todas formas se sentó a mi lado en la
mecedora—. ¿Cómo fue tu noche?
—¿En serio? —espeté—. O sea, ¿tienes el descaro de sentarte ahí con cara
seria y preguntarme eso?
No dijo nada. Simplemente me miró fijamente.
—Solo quiero superarlo —dije suspirando—. Adelante, restriega toda la sal en
mis heridas. Cuéntame todo lo que me he perdido esta noche, e intenta no decirlo
con demasiado entusiasmo si puedes.
—Créeme, de verdad que quiero, pero no hay mucho que decir.
—Al menos podrías decirme quién ganó el Rey del Baile —dije, sorprendida
de que estuviera siendo en cierto modo gentil sobre esto—. El hecho de que no
eres “tú” destaca mi noche.
—No hubo Rey del Baile porque nunca llegamos a ese punto —dijo—. El baile
fue cancelado.
—¿Qué?
—Bueno, más como pospuesto a cuenta de cierto incidente.
—Oh… ¿el incidente fue algo horrible? Como, ¿alguien se cayó del techo?
—No necesariamente. —Se encogió de hombros—. En medio de la hora de
los noventa, los aspersores contra incendios se encendieron y empaparon a todo
el mundo en menos de unos segundos.
—Bien… No me creo para nada eso, Ethan —dije—. Simplemente te estás
inventando eso para hacerme sentir mejor. ¿Cómo fue el baile realmente? 136
—¿De verdad piensas que inventaría una historia para hacerte sentir mejor
por algo? ¿Después de que hiciste que me castigaran durante la mayor parte de
mi último año?
—No, en realidad no.
—Exactamente. —Se recostó—. En primer lugar, la noche estaba
sobrevalorada. Para empezar, el DJ que todos queríamos llamó para avisar que
estaba enfermo en el último momento por lo que trajeron a un tío de Boomer FM.
—¿La emisora de los vejestorios?
—Si. —Asintió—. La empresa del catering solo trajo comida suficiente para la
mitad de nuestra clase, así que lo último que quedaba después de una hora eran
galletitas saladas y palomitas de caramelo. Oh, y el fotógrafo se largó tras darse
cuenta de que el presidente de la clase no tenía el cheque por sus servicios. Sin
embargo, para mí ni siquiera fueron las partes más irritantes.
Me incliné hacia delante.
—¿Cuáles fueron las partes más irritantes?
—Bueno, en primer lugar, tu estúpida cita iba por el salón de baile
fanfarroneando ante mí y el resto de sus compañeros de equipo sobre cómo tuvo
a “ese desastre perdedor de Rachel” sucediendo durante semanas y como le
estabas mandando toneladas de mensajes mezquinos. Dijo que casi se sentía mal
por ello.
—¿Casi?
—Sí, casi —exhaló—. De todas maneras, me cansé de escucharlo, y también
me cansé de que Shelby me rogara que la elogiase cada pocos minutos y salí. Lo
siguiente que supe fue que todo el mundo salía corriendo del salón de baile hacia
el aparcamiento porque los aspersores explotaron.
Estuvo en silencio durante varios segundos.
—Va a haber un baile de compensación el próximo fin de semana y las
tintorerías están ofreciendo limpieza y planchados gratis para todos los vestidos
mojados.
—¿Y qué pasa con los esmóquines de los chicos? ¿Y con todo el dinero que
la gente se gastó en coches y cosas?
—El Sr. Walsh dijo que intentará arreglar algunos descuentos con todas las
compañías de alquiler. Por lo que parece que después de todo conseguirás ir al
baile de graduación y llevarás tu vestido rojo para que todo el mundo lo vea.
Quizás esta vez deberías ir sola al baile.
—Lo haré. —Bajé la mirada hacia sus empapados y húmedos pantalones y
sacudí la cabeza—. ¿Estabas fuera del edificio cuando sucedió y aun así te
mojaste?
—Hay aspersores fuera también, Rachel —dijo—. Desafortunadamente.
—Nunca me he fijado —dije encogiéndome de hombros—. ¿Quién diablos
tiraría de la alarma de incendios y le arruinaría el baile a todo el mundo? O sea,
estoy segura de que el DJ no era el que todo el mundo quería, y que la noche no
era perfecta, pero ¿por qué alguien… —Dejé de hablar y lo miré, mis ojos se
ampliaban con cada segundo que pasaba.
No hay para nada ningún aspersor fuera del edificio… Y él no estaría mojado
a no ser que…
—¿Crees que al final atraparán al alguien que disparó la alarma? 137
—Lo dudo. —Sonrió—. Escuché que deshabilitó las cámaras antes de
encender el sistema de aspersión. Algo me dice que tiene un montón de
experiencia haciéndolo cuando mete citas a hurtadillas en la piscina de la escuela
por la noche.
—¿Eso es lo que escuchaste?
—Palabra por palabra. —Me miró—. Es divertido cómo funciona la vida a
veces, ¿verdad?
—Sí, muy divertido…
Nos miramos en la oscuridad sin decir ni una palabra.
Me aclaré la garganta y rompí el silencio—:
Así que, ¿Shelby Hannah y tú follaron en tu asiento trasero o van a regresar
allí esta noche?
—No. —Se rio—. No tuvimos la oportunidad de hacer nada. Estaba molesta
porque la noche se estuviera arruinando; por encima de que yo no pareciese
concentrado en ella, así que creyó que era una señal del universo de que ya no
debería de dormir más conmigo.
—Quizás tú también deberías de ir solo al baile.
—Lo haré.
Silencio.
Se puso de pie y me dio un ramillete de rosas blancas.
—Es de satén, por lo que no morirá. La compré en la floristería de regreso a
casa esta noche. Supuse que necesitarías una ya que no tendrás una cita que te
dé una la próxima vez.
—Gracias.
—Síp. —Empezó a salir de mi porche.
—Oye, ¿Ethan? —lo llamé, haciéndole mirar por encima de su hombro.
—¿Sí?
—Sigo odiándote.
—Bien. —Sonrió—. Yo también te sigo odiando.

138
Pista 19.
Call It What You Want (3:22)
Rachel
Cuando mis profesores, en el pasado, me pidieron que creara una pintura
sobre el amor, amablemente me negué y pedí otra tarea. Ellos, a su vez,
amenazaron con reprobarme, así que siempre tenía que hojear las páginas de una
revista o un libro de ficción para inspirarme. Tenía que escuchar una larga lista de
canciones de amor hasta escuchar la nota correcta.
Desafortunadamente, esas obras nunca fueron mi mejor trabajo y, cada vez,
mis profesores decían algo así como: “Seguramente, usted ha sentido pasión
por alguien en su vida, Srta. Dawson. Seguramente puede sacar a relucir ese amor
en su trabajo”.
Durante años, ese tema fue mi mayor debilidad, pero después de salir con
Ethan, incluso por tan poco tiempo hasta ahora, supe que nunca volvería a tener
139
ese problema. Que no importaba cuánto tiempo duráramos, siempre podía mirar
atrás y recordar nuestras recientes noches en el jacuzzi, nuestras mañanas
haciendo el amor en la cocina y los fines de semana de citas interminables, que
me hacían sentir como si este fuera definitivamente mi primer romance real. Mi
primer amor verdadero.
—¿Rachel? —Ethan agitó su mano frente a mi rostro, sacándome de mis
pensamientos—. ¿Rachel?
—¿Sí? —Miré a mi derecha y me di cuenta de que estaba parado en el
estacionamiento del muelle.
—¿Cuándo planeas salir del auto? —Me sonrió y me desabrochó el cinturón
de seguridad—. Esta noche estaría bien, pero puedo esperar hasta mañana si
quieres. Sin embargo, si esperamos tanto, no podré llevarte a Blue Falls por la tarde.
Me reí y salí, cerrando la puerta detrás de mí.
—No sabía que hablabas en serio sobre traerme a la feria. Veníamos aquí
todo el tiempo cuando éramos jóvenes, ¿recuerdas?
—Solo recuerdo haberme ido con moretones porque nos peleábamos todo
el maldito tiempo. —Presionó su mano contra la parte baja de mi espalda—. Han
cambiado mucho esto desde que te fuiste.
Compró nuestros boletos en la entrada y caminamos de la mano por el
paseo marítimo. Las únicas cosas que permanecían iguales eran la rueda de la
fortuna y los botes de remos que se alineaban en el muelle. Todas las antiguas
máquinas de bocadillos fueron reemplazadas por puestos de comida que ofrecían
tortas de embudo, algodón de azúcar y frituras dulces.
Todavía podía recordar todas las veces que nos perseguíamos por el muelle
cuando éramos niños y me preguntaba cómo diablos nunca había podido adivinar
que el tipo que se convertiría en mi primer novio real, era mi enemigo de la puerta
de al lado.
Guiándome hacia las atracciones, Ethan se detuvo frente a un camión de
comida azul brillante que decía: Nuevos Dulces Especiales de Gayle: Inspirados por
Carter & Arizona James. El menú de la puerta lateral estaba lleno de gofres y postres
temáticos para el desayuno, y por alguna razón, la palabra “Crack” estaba en
todas las latas de masa de waffles.
—Antes de subirnos, necesito que finalmente pruebes esto para asegurarme
de que lo hayas probado al menos una vez. —Le ofreció unos cuantos billetes al
encargado—. ¿Me das dos chocolates calientes, por favor?
El encargado comenzó a preparar nuestras tazas y observé el menú.
—¿No hay una cafetería llamada Gayle's cerca de nuestro campus? —
pregunté.
—Sí, pero tienes que esperar al menos una hora para conseguir un asiento.
Tienen los mejores desayunos y postres del país.
—¿Mejor que el lugar donde solíamos parar antes de ir a la escuela?
140
—Un millón de veces mejor. —Sonrió y me dio una taza, haciendo un gesto
para que tomara un sorbo.
Me preparé para odiarlo, para sentirme justificada al poner los ojos en
blanco cada vez que él insistía en pedir esto en lugar de café cuando crecíamos,
pero fue amor al primer sorbo.
—Está bien —dije, tomando un sorbo aún más largo—. Pero no es tan bueno
como mi café.
—¿Quieres otro antes de que nos pongamos en la fila para las atracciones?
—Sí, por favor. —Me bebí el resto mientras él se reía y me ordenaba otro—.
¿Puedo preguntarte algo, Ethan?
—Por supuesto. Lo que sea.
—En tus cartas, decías que tenías citas con “muchas” chicas —dije—. Dijiste
que habías traído a bastantes de ellas aquí, especialmente durante tu tercer año.
—¿Y? —Levantó la ceja.
—Bueno, hoy temprano, cuando estábamos en la piscina, dijiste que yo iba
a ser tu primera cita en el muelle. Dijiste que nunca habías traído a otra chica aquí
porque no querías darle una impresión equivocada... ¿Cuál es la verdad?
Sus labios se curvaron en una sonrisa.
—Es lo último.
—Entonces, ¿también me mentiste a propósito en algunas de tus cartas?
—Puede que haya mentido sobre los lugares, pero las citas fueron reales. —
Me dio una taza de chocolate caliente y me miró a los ojos—. Intentaba competir
con todos los lugares que dijiste que podías ver con los tipos de tu barco. De alguna
manera el muelle estaba lo más cerca que podía llegar en comparación con
lugares como Japón, Marruecos, Portugal e Italia.
—Entonces, ¿estabas celoso?
Sonrió.
—No sabía que estaba celoso...
—¿Lo sabes ahora?
—Sé que ahora eres mía. —Me besó, haciendo que me sonrojara—. Nada
más importa.
Sus labios se encontraron con los míos una vez más, durante tanto tiempo
que supe que todos los que nos rodeaban nos observaban y, cuando se alejó de
mí, las luces nocturnas del muelle estaban encendidas.
Caminamos hasta la rueda de la fortuna y estuvimos en la fila durante media
hora, sin decir nada, dejando que las risas de todos los que nos rodeaban llenaran
el aire. Cuando nos tocó subir a la atracción, me hizo señas para que me deslizara
primero en el asiento y luego colocó su brazo alrededor de mis hombros.
El carro se elevó lentamente en el aire y sentí que mi corazón latía a mil por 141
hora. Desde la parte superior de la rueda, miré hacia el embarcadero, las luces
centelleantes y las suaves olas que había debajo.
—¿Rachel? —Ethan pasó suavemente sus dedos por mi cabello.
No respondí.
—¿Rachel? —Puso su mano bajo mi barbilla y giró mi cabeza para mirarlo—
. Apenas has dicho algo en la última hora. ¿Por qué?
—Porque todavía estoy tratando de procesar lo que ha estado sucediendo
en las últimas dos semanas. Eso, y no puedo creer que esté saliendo con el tipo que
quemó a mi Mujer Maravilla coleccionable.
Sonrió con suficiencia.
—Ya es hora de que lo superes.
—¿Has superado lo que le hice a tu Capitán América?
—Nunca superaré lo que le hiciste a mi Capitán América.
—Bueno, entonces estamos a mano. —Me apoyé en su pecho, sonriendo—
. ¿Y Ethan?
—¿Sí?
—Deja de pasar tus dedos por mi cabello.
Sonrió y pasó sus dedos por mi cabello durante varios segundos más,
mirándome a los sus ojos.
—¿Lo dices en serio?
—Para nada.
Me levantó la barbilla y me besó en los labios.
—Eso pensaba.

142
Pista 20.
I Know Places (1:13)
Ethan
ASUNTO: SU TRABAJO + Una Oferta Única
Sr. Wyatt,
No digo esto muy a menudo (y lo negaré si lo repite) pero, hasta ahora, su
trabajo en la floristería de mi esposa ha sido increíble. Las sugerencias sobre cómo
optimizar el servicio y los productos superaron mis expectativas y usted ha
demostrado que el último lugar al que pertenece es mi aula.
Después de hablar con algunos de los otros profesores del departamento y
darnos cuenta de que los créditos de tu carrera principal se cumplirán después de
este semestre, hemos acordado recomendarlo para un programa MBA acelerado.
(Es el mejor programa del país). 143
Por favor, hágame saber si está interesado.
Espero que me responda,
Profesor Hughes

***

ASUNTO: RE: SU TRABAJO + Una Oferta Única


Profesor Hughes,
Gracias por los cumplidos sobre mi trabajo. Le entregaré mi proyecto final
esta semana.
Definitivamente me gustaría escuchar más sobre el programa de MBA.
Tengo algunas ofertas de otras escuelas para el próximo otoño.
Ethan Wyatt

***

ASUNTO: RE: RE: SU Trabajo + Una Oferta Única


La palabra clave es “acelerado”, Sr. Wyatt.
Este programa en particular comienza este próximo invierno/primavera. Es
súper intenso y las clases son seis días a la semana, pero estamos seguros de que
encaja a la perfección.
Hablaremos de ello cuando venga,
Profesor Hughes.

144
Track 21.
I Did Something Bad (4:09)
Rachel
—¿Le gustaría otro café, señorita Dawson? —Mi consejero académico, el
señor Hinton, se sentó frente a mí el viernes por la mañana—. ¿Qué tal un poco de
té?
—Ya he bebido dos tazas.
—Oh, sí. —Me miró—. ¿Le gustaría un poco de crema extra, entonces?
Contuve un suspiro. Había estado sentada en su oficina durante veinte
minutos y había llenado el tiempo con preguntas sobre bebidas en lugar de
explicar de qué se trataba su correo electrónico "urgente" e "importante" de
semanas atrás.
—Tengo que encontrarme con alguien en una hora —le dije—. ¿Es solo una
reunión regular de chequeo?
—No exactamente. —Negó con la cabeza—. Esto es sobre sus créditos aquí
145
en la universidad.
—Está bien. —Sonreí, sabiendo a dónde iba con esto—. Soy consciente de
que sigo perdiendo las clases de escritura requeridas, pero planeo tomarlas el
próximo semestre, ya que la ortografía y el análisis escrito siguen siendo mis puntos
débiles.
—Las clases de escritura no son el problema... —Sacó una hoja de cálculo y
me la dio—. En este momento, técnicamente estás clasificada como junior en esta
universidad.
—No, ya he tomado tres años de clases y actualmente estoy en el cuarto
año. Eso me hace una senior.
—Sí, bueno... —Se aclaró la garganta—. Resulta que olvidé contarle un poco
sobre cómo funcionan los créditos bajo la política ajustada del Semestre en el Mar.
Fue modificada durante tu segundo año y me olvidé por completo ya que optó
por hacer múltiples años. —Tiene la audacia de sonreír—. Pero no se preocupe. Es
bastante simple.
Me miró como si estuviera esperando que le sonriera.
No lo hice.
—Está bien, entonces —dijo—. Así que, aquí en el campus, cada clase vale
un total de tres horas de crédito. En el barco, lo mismo es válido para las clases
principales en su especialización, pero sus optativas solo valen un crédito y medio,
ya que los socios SAS enseñan esas clases y no el personal oficial de la universidad...
Sin embargo, se le otorga un medio crédito adicional por los meses de verano, los
cursos que tomó durante las estancias de cuatro semanas en Tailandia y Australia
resultaron en dos créditos completos muy buenos para usted.
—Señor Hinton, ¿qué está tratando de decir?
—Estoy diciendo que, si quiere graduarse de esta universidad, tiene dos
opciones. Opción número uno: Puede tomar tres semestres más de cursos aquí. Eso
significaría esta próxima primavera, verano y otoño. O bien, puede asistir a una
sesión de primavera y parte de verano a bordo del próximo Semestre en el Mar.
También hay un viaje de reposicionamiento este invierno, si quiere tener una buena
ventaja.
Mi corazón se detuvo.
—¿Está jodidamente bromeando?
Sus ojos se agrandaron.
—Señorita Dawson, no hay necesidad de usar lenguaje grosero. Solo soy el
mensajero.
—Es el mensajero que acaba de arruinar mis planes. —Estreché mis ojos
hacia él—. Planeo seguir un postgrado el próximo otoño.
—Y aún puede hacer eso... Solo, ya sabe, tendrá que elegir la opción que le
permita hacerlo. —Sacudió la cabeza y miró hacia abajo, sin mirarme a los ojos—.
Lo siento mucho.
—¿Por qué nadie me habló de este cambio de política antes? —Estuve a
segundos de gritar—. Seguramente alguien en el barco podría haberme avisado.
Me habría largado y habría terminado el resto de mi trabajo aquí.
Aun negándose a mirarme a los ojos, se reclinó en su silla.
Con cada segundo que pasaba, todo en lo que podía pensar era en cómo
hace poco más de tres años, él me había vendido este programa de "una vez en
la vida" y me aseguró que los cursos eran los mismos que en el campus. Dijo que 146
era "mejor que la universidad normal" y que no tendría que recuperar ningún
crédito cuando regresara. Nos llevó a mi papá y a mí a cenar todas las semanas
para discutirlo, me cortejó con todos los folletos nuevos, y se ocupó de mantenerse
en contacto conmigo mientras tomaba una decisión.
Recordé escribir textualmente sus palabras en mis cartas a Ethan, insistiendo
en que yo era la que estaba haciendo la universidad "de la manera correcta".
No tenía ningún deseo de completar otro período en el mar, y no quería
pasar el próximo año y medio tomando cursos inútiles de pelusa.
—¿Hay alguna manera de que pueda hablar con el decano, señor Hinton?
—pregunté, sintiendo que las lágrimas me pinchaban los ojos.
—Puede —dijo—. Pero necesita saber que él es quien instituyó la política.
Quería asegurarse de que los estudiantes no estuvieran tratando de tomar el
camino fácil.
—No hay nada fácil en vivir en un barco sin Wi-Fi y extraños durante tres años.
—Puse los ojos en blanco.
—Bueno, realmente entiendo que estás molesta, pero…
—No entiende nada. —Lo interrumpí y me puse de pie—. Me está diciendo
que completé tres años de universidad en un bote en busca de mierdas y risas.
—No necesariamente diría “mierdas y risitas”, a decir verdad. Estoy seguro
de que aprendió muchísimo mientras estuvo fuera y estoy seguro de que atesorara
esas experiencias para toda la vida.
—Lo hubiera hecho si me hubiera dicho que iba a ser la única estudiante de
primer año a bordo durante el primer año, o si me hubiera dicho que la mayoría de
la gente solo hace un semestre a la vez. —Lo miré y levanté mi bolso—. Debería
haber sabido que estaba lleno cuando me permitió inscribirme en el programa
como estudiante de primer año.
—Muchos estudiantes de primer año hacen semestre en el mar, señorita
Dawson. —Pareció ofendido—. Varía de un año a otro. Y estabas firmando
felizmente todas las formas finales por lo que recuerdo.
—¿Recibe un soborno o una bonificación por cada estudiante que se
inscribe para los plazos más largos?
—¿Qué? —Su rostro palideció—. ¿Qué diablos estás tratando de decir?
—Nada. —Me dirigí a la puerta—. Su cara lo dice todo.

***

Más tarde esa noche, me senté en el regazo de Ethan en la bañera de


hidromasaje, mirando hacia el océano. Él me estaba mirando fijamente,
arrastrando sus dedos contra mis labios. Aunque estaba enojada por el estado de
mi carrera universitaria, estaba segura de que estar con Ethan era lo que se sentía
estar en una gran relación. Si no, tenía que ser bastante malditamente cercano.
—¿Vas a decir algo? —preguntó—. Has estado callada toda la noche.
—¿Te importaría si volviera a Semestre en el Mar?
—Depende. —Apartó su mano—. ¿Cuál sería la razón?
—Porque mi consejero idiota me jodió. —Mi voz se quebró—. El veinticinco
por ciento de los créditos que tengo a bordo no cuentan, por lo que técnicamente 147
todavía soy junior. Dijo que puedo hacer un semestre de primavera y de verano a
tiempo parcial a bordo o hacer un año y medio adicional aquí en el campus.
Incluso dijo que puedo subir a bordo en la próxima partida de invierno, lo cual es
una mierda absoluta.
—¿Qué le dijiste?
—No le he dicho nada todavía. Necesito pensarlo.
Me acarició la espalda.
—Bueno, si vuelves, no es como si no nos hubiéramos escrito cartas antes.
—Eso fue antes de que fuéramos una pareja y comenzáramos a tener
relaciones sexuales.
Sonrió, soltando una carcajada.
—¿Honestamente piensas que te engañaré mientras no estés?
—No...
—Bien entonces. ¿Cuál es el problema?
—Solo necesito pensar en eso. —Me apoyé contra su pecho—. ¿Podemos
hablar de algo más?
—Claro —dijo—. Tengo buenas noticias.
—¿Qué? ¿Greg finalmente tiene una nueva novia?
—La tiene, pero eso no es de lo que estoy hablando. —Me besó en los
labios—. Fui aceptado en el programa acelerado de MBA de la Universidad de
Hudson. Está en Nueva York.
—Oh. —Forcé una sonrisa, sintiendo mi corazón hundirse—. Eso es... Eso es
genial. ¿Qué lo hace acelerado?
—El hecho de que comienzo el próximo semestre. —Me besó de nuevo,
mucho más tiempo esta vez—. ¿Ves? Volveremos a separarnos sin importar el
camino que elijas.
—¿Qué pasó con la búsqueda de los programas de escritura, Ethan? —le
pregunté—. Odias los negocios.
—¿Es por eso que tengo todas las A en ello?
—Tienes todas las A, porque las matemáticas y todo lo que está
remotamente conectado con las matemáticas siempre te ha resultado fácil —dije,
mirándolo a los ojos—. Para alguien que siempre estuvo tan empeñado en decirme
que busque el arte, ir a Hudson te hace ver como un gran hipócrita.
Levantó una ceja.
—¿Estás molesta por esto?
No respondí.
Parpadeó y gentilmente agarró mis caderas, sacándome de su regazo.
Luego se levantó y salió de la bañera de hidromasaje.
—Creo que la palabra que estás buscando es “Felicitaciones” Rachel —
dijo—. Generalmente, eso es lo primero que alguien dice después de enterarse de
un logro.
—Te daré una “felicitación” cuando entres en un programa al que te quieres
unir. Algo relacionado con la escritura que te ayudará a terminar la novela en la
que has estado trabajando desde que eras estudiante de primer año. Todavía
estás trabajando en eso, ¿verdad?
—Sí... —Su mandíbula se tensó—. Te dije que iba a terminarla el próximo año.
—En tus cartas, dijiste que habías terminado el ochenta por ciento. ¿Por qué 148
no simplemente completarla y postularte a unos pocos programas de escritura, en
lugar de hacer lo que tu padre espera que hagas? ¿En lugar de trabajar para
recibir una empresa que ni si quiera quieres recibir?
Silencio.
—No quiero discutir contigo sobre esto, Rachel —dijo—. No ahora, de todos
modos.
—Tú eres el que está haciendo una escena y saliendo del jacuzzi. —Crucé
los brazos, y sus labios se curvaron en una sonrisa—. No era yo la que está enfadada
esta vez. Solo te estaba dando mis pensamientos honestos como tú novia. No
recuerdo haber leído sobre ti discutiendo con ninguno de las otras.
—Honestamente, no recuerdo a ninguna de las otras. —Se rio y se inclinó,
sacándome del agua—. ¿Qué tal si hablamos de algo más que el futuro por el resto
de la noche?
—Me gustaría eso. ¿De qué quieres hablar?
—Creo que deberíamos discutir el hecho de que Greg está fuera de la
ciudad por un fin de semana entero y tenemos toda la casa para nosotros. —Tiró
de la cuerda de la parte inferior de mi bikini, dejándolo caer en la bañera de
hidromasaje—. Y por “discutir” no estoy realmente interesado en hablar...
Pista 22.
Shake It Off
Ethan
“Ir a Hudson te hace ver como un maldito hipócrita...”
Puse una manta sobre Rachel a la mañana siguiente, besando su frente
antes de vestirme. A pesar de haber tenido sexo por toda la casa durante toda la
noche, no había sido capaz de sacarme algunas de sus palabras de la cabeza, y
todavía estaba un poco molesto.
Ni siquiera me dio la oportunidad de explicar que el programa era solo por
un año (de ahí la palabra “acelerado”) y me garantizaba un trabajo de seis cifras
al terminar. Iba a decirle que planeaba tomarme un año sabático después y seguir
escribiendo por un tiempo.
149
Pero debería haber sabido que ella reaccionaría así.
Sigue siendo una maldita impulsiva...
—¿Adónde vas? —murmuró, rodando sobre su espalda—. ¿Ethan?
—A la oficina de mi padre. ¿Quieres algo cuando vuelva?
—Sí... —Me miró—. ¿Me dejas ver las primeras páginas de tu novela? Nunca
me dejas leerla.
—Lo pensaré —dije, caminando y besando su frente—. Por “algo”, me refería
a lo que puedes querer de una tienda o de un café.
—Chocolate caliente de Gayle's. Dos tazas.
Me reí y apagué las luces.
—Volveré con eso en 20 minutos.

***

Quince minutos después, entré a la oficina de la compañía de construcción


de mi padre y puse mi carta de admisión para la Universidad de Hudson en su
escritorio.
—Vaya. —Recogió el papel y sonrió—. Este es el tipo de “escritura creativa”
de la que te hablaba, Ethan. Este es el tipo de palabras que te llevará a algún lugar
en la vida.
—No vine aquí para hablar —dije—. Solo quería que supieras que me voy a
mudar pronto.
—Bueno, gracias por tomar el camino correcto. —Sonrió mientras se
recostaba en su silla—. No puedo esperar a que termines, así puedo mostrarte todas
las cosas que te van a encantar de dirigir este lugar. Bueno, tal vez no te
encantarán, pero pagarán tus cuentas y podrás hacer las cosas que te gustan en
tus días libres.
—Correcto. —Puse los ojos en blanco y agarré mi carta—. Como dije, no
estoy aquí para hablar, y no estoy seguro de querer trabajar en tu compañía
cuando termine de todos modos. Te dije que lo consideraría.
Su expresión se endureció.
—Ethan, estoy dispuesto a entregarte una empresa que vale siete cifras, sin
preguntas. ¿Tienes idea de cómo me habría sentido si mi padre me hubiera
prometido lo mismo cuando tenía tu edad?
Puedo hacer una buena conjetura...
—No tengo ni idea.
—Bueno, me habría sentido honrado, y tú deberías sentir lo mismo —dijo, 150
sacando su laptop—. Muéstrame el portal de inicio de sesión de tu universidad para
que pueda ver en qué especialidades trabajarás durante los primeros meses. Haré
lo mejor que pueda para sintonizar mis lecciones con las tuyas.
—Sabes que la Universidad de Hudson está en Nueva York, ¿verdad?
—Sí. —Se encogió de hombros—. ¿Qué mejor manera de que finalmente nos
comuniquemos por Skype, que es lo que harás para llegar a todos tus futuros
clientes? Ah, y como estás haciendo un programa acelerado en lugar del
estándar, no tendré tanto tiempo para tener listas todas las guías de transición para
ti. —Giró la pantalla de la laptop hacia mí, hablando a toda velocidad sobre cosas
que no podrían importarme menos y, por una fracción de segundo, me pregunté
si Rachel tenía razón.
Pista 23:
Wildest Dreams (2:09)
Rachel
Un sábado por la noche, me senté frente a Ethan, Penelope y Greg en
nuestra piscina en la azotea mientras se reían de todas las cosas locas que habían
hecho durante sus carreras universitarias. Mientras los escuchaba, me dolió el
corazón darme cuenta de que no tenía mucho que añadir a la conversación. Que
mi primer semestre en el campus era uno de los últimos y quería que durara para
siempre.
No quiero volver a ese maldito barco...
Mientras Ethan y Greg nadaban hacia la parte más profunda con Penelope
siguiéndolos, tomé mi teléfono de la cubierta y le envié un correo electrónico a mi
asesor. 151
***

ASUNTO: MIS OPCIONES.

Sr. Hinton:
Me gustaría hacerles saber que, aunque estoy muy molesta con la forma en
que se manejan mis créditos (y la información sobre ellos), he decidido elegir la
primera opción para completar los créditos necesarios para mi título.
Ya que tengo un promedio de 4.0 y dos cartas de aceptación de los
programas de postgrado que debían comenzar el próximo otoño, también me
gustaría solicitar una explicación por escrito de su oficina para que puedan
considerar mantener mi puesto cuando termine mis estudios de pregrado.
Gracias,
Rachel.
Pista 24.
Mean (3:47)
Rachel
Una semana después
—No puedo creer que estoy saliendo con Greg Charleston III —dijo
Penelope, tomando asiento junto a mí en Gayle's el jueves por la noche. Habíamos
aguantado la espera de una hora por una mesa bajo la lluvia, y la camarera
estaba haciendo nuestra noche con interminables tazas de chocolate caliente.
»Como, de todos los chicos en este campus, decido ir por uno de los agujeros
más grandes. El tipo que se acercó a mí con la peor frase que jamás haya
escuchado.
—También es el hijo del alcalde. —Sonreí, bebiendo mi bebida—. ¿Eso no 152
hace que salir con él sea algo mejor?
—Para nada. —Se rio—. El sexo hace eso.
—¿Es tan bueno?
—Bueno ni siquiera es la palabra correcta para eso. —Saludó con la mano
hacia él y Ethan mientras entraban en el restaurante—. No he pasado un día sin
orgasmos desde que empezamos a salir.
Ethan me besó en la mejilla antes de sentarse a mi lado, y Greg hizo una
seña a la camarera.
—Lo siento, llegamos tarde —susurró Ethan—. Greg quería parar por la tarjeta
de cumpleaños de Penelope.
Levanté mi ceja.
—Eso no es hasta el próximo mes.
—Quería comprarla antes de olvidarlo.
—¡Oye! —Greg movió su dedo—. Nada de susurros esta noche, enemigos. Es
la primera noche de una celebración de tres semanas y tendrás tiempo de sobra
para hacer esa mierda susurrante.
Negué con la cabeza.
—¿Qué estamos celebrando exactamente?
—Estamos consiguiendo un nuevo compañero de habitación pronto —dijo
riendo—. Pero lo más importante, Ethan se mudará a Nueva York para la escuela
de negocios el próximo mes.
¿QUÉ?
—Lo siento, ¿qué? —Miré a Ethan—. ¿Próximo mes?
Asintió, sonriendo.
—Me decidí el otro día. Planeaba exponer todos los detalles esta noche ya
que sé que tendrás muchas preguntas. Incluso puedes unirte a mí este fin de
semana cuando vaya para mi visita previa al campus. Estaré allí durante una
semana completa, pero me encantaría que estuvieras allí conmigo algunos días.
—Me besó en la mejilla y se me heló la sangre.
—¡Por los sueños de Nueva York! —Greg levantó su taza para brindar, y
Penelope y Ethan se unieron a él.
Fingí una sonrisa y me apoyé contra la cabina.
—¡Por los sueños de Nueva York! —dijeron todos al unísono una vez más.
Me quedé quieta y escuché mientras Ethan les contaba sobre todas las
cosas que estaba esperando en Nueva York, todos los planes y preparativos que
había hecho sin dejarme entrar en una maldita cosa. Como tenía muchos créditos
y todos sus profesores habían conspirado para renunciar a su último semestre de
electivas, este invierno le otorgarían sus dos títulos.
Aunque no es que él pueda asistir a su graduación.
Hubo una visita previa al campus esta semana, una sesión de orientación
dos semanas y media después de eso, y después de una última semana de
colocación intensiva y exámenes especiales, él tomaría clases seis días a la semana
una vez que llegara enero.
Cuando Greg insistió en mostrarle a Penelope el famoso stand de "Carter &
Ari" al otro lado del restaurante, me aclaré la garganta.
—¿Ethan?
—¿Sí? —Sonrió, excitándome y haciendo que olvidara temporalmente que
estaba molesto. 153
—¿Puedo hablar contigo afuera por un minuto?
—Por supuesto. —Se levantó y sujeto mi mano, guiándome a través del
comedor y afuera a la lluvia. Levantó un paraguas y lo sostuvo sobre mi cabeza,
llevándome a un callejón cercano.
—¿De qué quieres hablar?
—Podría haber jurado que dijimos que íbamos a hablar sobre nuestro futuro
juntos antes de tomar una decisión.
—No, dijimos que íbamos a hablar de eso más tarde —dijo—. Esa última parte
nunca fue aceptada, especialmente desde que tomaste tu decisión.
—Mi decisión no cuenta ya que es la correcta. —Crucé los brazos—. Si vas a
Nueva York el próximo mes, ¿dónde nos deja eso?
—¿Qué quieres decir con dónde nos deja eso? —Puso los ojos en blanco y
dio un paso atrás, dejándome sostener el paraguas—. Seguiremos juntos, Rachel.
Es solo Nueva York, y puedo volar de regreso para verte los domingos. O bien,
puedo llevarte volando para que me veas en cualquier momento que quieras.
—Déjame aclarar esto... —Hice una pausa, sintiendo que mi sangre
comenzaba a hervir—. Estoy dispuesta a quedarme aquí por un año y medio, para
tomar cursos de mierda, solo para poder estar cerca de ti, ¿y no podrías decirme
que ya estabas haciendo movimientos para ir a Nueva York? No acabas de
decidirte sobre esto “el otro día” Ethan. Lo sabes.
—También sabía cómo reaccionarías, así que pensé que sería mejor si
hablamos en privado.
—¿Oh sí? Bueno, ¿cómo va esa línea de pensamiento hasta ahora? ¿Esto es
mejor de lo que imaginabas?
—Es sorprendentemente peor. —Negó con la cabeza—. Pero estoy
haciendo lo mejor para mí, y como mi novia debes respetar eso.
—Si realmente sintieras que esto era lo mejor, me lo hubieras dicho antes que
a Greg —dije—. Si este programa fuera lo que realmente te hiciera feliz, entonces
hablarías tanto como hablas de “nosotros” y escribirías.
—No he hablado sobre “nosotros” ya que ni siquiera puedes tratar de ser feliz
por mí. —Tensó su mandíbula—. Y este puede no ser el programa de mis sueños,
pero el trabajo que obtenga después me ayudará con las facturas mientras sigo
escribiendo. Si escucharas para variar, tal vez podría explicarlo.
—Estoy escuchando, Ethan. —Entorné los ojos hacia él—. Simplemente no
puedo escuchar toda la mierda. Si hubiera sabido que ibas a Nueva York, habría...
—Hecho la misma maldita cosa —siseó—. Te quedarías aquí porque esa es
la opción más romántica, porque eres incapaz de tomar decisiones lógicas y basas
todo lo que sientes y lo que lees en tus malditos libros de romance. —Se acercó,
fulminándome con la mirada—. En vez de ir a la universidad como una persona
normal, te uniste a Semestre en el Mar porque estabas enojada por algo que dije.
—Estaba enojada por algo que hiciste.
—La misma diferencia. —Se encogió de hombros—. Mira dónde te dejó.
Tienes un año y medio de retraso en los créditos con tres años en un barco que
odiabas, todo porque alguien hirió tus malditos sentimientos. Estás dispuesta a
quedarte y tomar cursos inútiles para estar cerca de alguien con quien solo has
estado saliendo durante un par de meses.
Silencio.
La lluvia cayó un poco más fuerte, y ninguno de los dos dijo una palabra 154
durante varios minutos. Mi corazón se tambaleó ante la fría descripción de nuestra
relación, y golpeó pesadamente contra mi pecho. Me suplicó que me fuera y
terminara esto más tarde antes de decir algo de lo que pudiera arrepentirme, pero
me quedé quieta.
—Por mucho que me gustaría quedarme aquí por otro semestre y pasar más
tiempo contigo —dijo, suspirando—, tengo la oportunidad de obtener un MBA en
un tiempo más corto, entonces…
—¡Ni siquiera quieres un MBA, Ethan! —lo interrumpí—. ¡Ese es mi maldito
punto! Simplemente tienes miedo de arriesgarte y hacer algo diferente porque el
resultado no está garantizado.
—Ahora finalmente estás pensando como una persona lógica —dijo, su voz
cortante—. Felicidades. Solo te llevó más de veinte años.
—Jódete.
—Estoy demasiado molesto como para siquiera pensar en follarte en este
momento.
—Sabes que no es eso lo que quiero decir.
—Eso es lo que deberías decir.
—¿Sabes qué? —Negué con la cabeza y salí a la acera—. Diles a Penelope
y a Greg que no me siento bien y decidí irme a casa. O bien, puedes decirles que
me fui por mis malditas emociones. Tu elección.
—Rachel... —Suspiró y alcanzó mi mano—. Rachel, detente. Déjame llevarte.
—No me toques. —Tiré mi mano hacia atrás—. Ve a celebrar tu nueva vida,
de la que claramente no soy una parte importante ya que solo he estado saliendo
contigo un par de meses.
—Esto es exactamente de lo que estoy hablando. —Apretó los dientes—.
Solo porque hago algo que no te gusta, decides marcharte.
—Has hecho muchas cosas que no me gustan, Ethan —le dije, entregándole
el paraguas mientras la lluvia caía con más fuerza—. Algunas de ellas fueron a mi
costa, pero siempre fueron genuinas y siempre tuvieron algún sentido.
—Esta decisión también tiene mucho sentido. —Me devolvió el paraguas—.
Y la única persona que está cuestionando dónde estamos parados después de eso
eres tú. —Se pasó la mano por el cabello—. Estaré aquí cuando quieras hablar de
esto como una adulta. ¿Tal vez en unos días cuando ambos nos hayamos
calmado?
—Claro —dije—. Podemos hablar al respecto cuando regreses de tu visita
previa al campus en Nueva York. —Di un paso atrás y llamé a un taxi—. No regresaré
a tu fiesta de celebración.
—No serías la Rachel que conozco si lo hicieras...

155
Pista 25:
Look What You Made Me Do (0:20)
Rachel
ASUNTO: RE: MIS OPCIONES.
Sr. Hinton:
Me disculpo por hacerles perder el tiempo la semana pasada cuando me
ayudaron a seleccionar mis próximos tres semestres de clases para este campus.
He cambiado de opinión.
Me gustaría seguir con la opción dos y abordar el viaje de reposicionamiento
de invierno que sale en un par de semanas.
Gracias,
Rachel.
156
Antes:
18 años
Ethan
ASUNTO: ESE MALDITO Letrero
Querido Ethan,
Para que quede claro, la única razón por la que yo soy la salutatoriana1 y tú
el valedictoriano2 es porque sacaste mejores notas que yo en literatura. Una clase.
Eso es todo. Así que, ¿puedes por favor borrar ese mensaje de "Soy mejor que tú,
Rachel" de tu pizarra? Te doy un día más y luego tiro una piedra por la ventana.
Además, puede que necesite que me lleven de regreso de la graduación si
mi papá trata de hacerme subir al auto con Stella (¡Qué perra!) y te pagaré con
cuatro tazas extras de ese asqueroso chocolate caliente que te encanta beber.
Oh, y... (Momento de tregua) Cuatro tipos me han invitado a salir durante la
157
semana pasada y los cuatro me han dejado plantada en el último minuto con
excusas de mierda. Tengo una cita con Taylor Jones en el café Waterstones esta
noche y espero que no me pase nada... (¿Hay algo malo conmigo?).
Un día para quitar ese cartel.
Te olvida,
Raquel

***

ASUNTO: RE: ESE MALDITO letrero


Querida Rachel,
Hay varias razones por las que soy el mejor de la clase, pero por razones de
brevedad, la principal es: Soy mejor que tú. ☺️ Por la forma en que normalmente
tiras piedras a mi ventana (y fallas), estoy dispuesto a correr el riesgo y dejar mi
letrero.

1Título académico entregado al graduado con la segunda mejor nota de la clase.


2Título académico entregado al graduado con la mejor nota de la clase y quien usualmente
es el alumno que realiza el discurso de cierre o despedida.
Suena como si necesitaras un pase de autobús para después de la
graduación, pero si se trata de eso, puedes sentarte en mi asiento trasero como
uno de mis verdaderos amigos; Brody, estará sentado en la parte delantera.
(Todavía no puedo creer que Stella se haya ido con tu papá tan pronto...). Te tomo
la palabra con esa promesa de chocolate caliente.
Momento de tregua: Aparte del hecho de que eres la peor persona que
conozco, no hay nada malo contigo. Es la temporada de ruptura y preuniversitaria,
así que creo que todo el mundo está tratando de tener tanto sexo como sea
posible. Esos tipos probablemente te dejaron plantada para follar con alguien más.
(Revelación Completa: Yo le hice lo mismo a Emilia hace unas noches,
¿recuerdas?).
El letrero se queda.
Te olvida,
Ethan.

***

Esa misma noche llegué al café Waterstones con un nudo de culpa en la


garganta. Aun así, no iba a dejar que eso me distrajera del hecho de que
necesitaba llegar a la cita de Rachel antes que ella y asegurarme de que él nunca 158
llegara a cenar.
Sin que ella lo supiera, el vestido rojo que usó en su baile de graduación hizo
hablar a todo el vestuario. Aunque podía admitir que se veía bien esa noche, no
estaba diciendo el tipo de cosas que todos los demás chicos de nuestra escuela
decían. (Especialmente desde que ella había vuelto a usar sus camisetas de gran
tamaño y pantalones de chándal en los días desde entonces).
"¿Quién iba a decir que Rachel Dawson era tan jodidamente sexy?"
"Necesito anotar en eso antes de la graduación..." "Me encantaría darle una
nalgada en el culo mientras dejo que me monte..."
Esa misma noche, un grupo de último, uno de cada equipo deportivo, hizo
una apuesta para ver quién podía follarla en el menor tiempo posible. Su plan era
simple y repugnante: Cada chico coquetería con ella en algún momento después
de la escuela esta semana, "antes de que se suba al auto de Ethan Wyatt", e
intercambiarían números de teléfono. Cada chico escogería dos días de la semana
para enviarle mensajes de texto y mostrarle su atención antes de pedirle una cita.
Mientras están en la cita, que sea el tiempo que necesario para follarla. No hay
reglas sobre eso. El primero que se la folle gana. Puntos extra si consiguen fotos.
Se suponía que yo no debía saber nada sobre el plan, pero una vez que
Rachel empezó a decirme que la habían invitado a salir en múltiples citas seguidas
(por tipos que yo sabía que no eran buenos para ella), supe que algo estaba
pasando.
Le di una paliza al primer tipo después de seguirlo a su casa después de la
escuela. Le dije que pusiera fin a esa mierda, pero nunca tuvo la oportunidad de
compartir mi mensaje, ya que todavía no podía hablar.
Así que, tuve que tomar el resto en mis propias manos.
Destruí las llantas de los autos que pertenecían al segundo y al tercero, y
estaban mucho más preocupados por conseguir otros nuevos que por llegar a
Rachel. El cuarto chico canceló su cita horas antes, y me alegró que esta noche
fuera el último chico del grupo, y la última vez que tenía que hacer esto.
De repente vi a Taylor entrando en Waterstones y salí de mi auto. Entré al
café y lo seguí hasta el baño. Mientras se acercaba a los puestos, le toqué el
hombro.
—¿Sí? —preguntó.
—¿Vienes a una cita con Rachel Dawson? —le pregunté.
—Sí. —Sonrió—. ¿Por qué?
Le eché un vistazo y me di cuenta de que era un rival demasiado grande
para que yo me encargara solo, y sabía que la única manera de salir de esto era
hablando mierda.
—Bueno, deberías saber que... —contuve un suspiro—, el sexo con ella no
vale tu tiempo.
—¿Quién habló de sexo con ella? 159
Le miré fijamente y se rio.
—Está bien, está bien, Ethan. —Levantó las manos—. ¿Por qué no vale mi
tiempo?
—Porque uno, se rumorea que ha estado con la mitad del equipo de fútbol
de la secundaria Central. Dos, algunos de esos tipos tuvieron ladillas a los pocos
días de que la dejaran en su casa y me enviaron un mensaje de texto al respecto.
Tres, amenazó con mentir sobre el último tipo con el que se acostó voluntariamente
el día siguiente cuando no le compró la cena después de tener sexo, así que no
quiero que tú ni nadie de nuestra escuela se vea envuelto en ninguno de sus juegos.
—Caray... la he malinterpretado completamente. —Dejó escapar un suspiro
y agitó la cabeza—. Gracias, Ethan. Lo sabrías ya que vives al lado de ella, ¿eh?
Agradezco el aviso. Sabes, me preguntaba por qué ninguno de mis amigos había...
—Se aclaró la garganta—. No importa. Te lo agradezco.
Salió del baño me apoyé en la puerta de un retrete, agradecido de que esto
finalmente se hubiera acabado.
La puerta del cubículo de al lado se abrió y Rachel salió.
Vestida con vaqueros y una camiseta sin mangas de gran tamaño, se puso
delante de mí y agitó la cabeza.
—El um... —Se detuvo, su cara roja y manchada de lágrimas—. El baño de
mujeres tenía una fila súper larga y no podía esperar, así que pensé en venir aquí.
No estoy segura de estar feliz o molesta de que lo haya hecho.
Suspiré.
—Rachel…
—¿Tú eres la razón por la que no han aparecido todas mis citas? —Me miró—
. Por eso insististe en conseguir sus nombres y los restaurantes a los que se suponía
que debíamos ir... ¿Todo eso para que puedas evitar que me hablen?
—Algo así...
—¿Por qué me harías esto? —lloró, secándose las lágrimas—. ¿Cómo pudiste
decir todas esas cosas sobre mí? ¿Esas mentiras?
—No es lo que piensas.
—Es exactamente lo que pienso. —Me empujó—. Realmente te alegras de
hacerme miserable. Pensé que teníamos una tregua para el resto del año.
—Rachel... —Me di cuenta de que probablemente debería saber lo de la
apuesta—. Escucha. Hay una buena razón para esto, no quería que te lastimaran
así que...
—Jódete, Ethan. —Me empujó de nuevo—. ¿Sabes qué? Ahora puedes estar
a la altura de toda tu mierda de “Te olvida” porque puedo garantizarte que hoy es
el último día que hablaré contigo. Tampoco me importa si vamos a la misma 160
universidad. No te diré una mierda más.
—Te acabo de hacer un gran favor. —Mi sangre empezó a hervir—. Es como
si ni siquiera supieras lo agradecida que deberías estar.
—Lo único que sé es que eres un imbécil y que no has hecho más que
intentar hacerme daño desde el día en que nos conocimos. De hecho...
—Si hoy es el último día que vas a hablar conmigo, ¿puedes empezar con
esa mierda ahora? —la interrumpí, con la mirada perdida—. No veo por qué
esperar.
—Necesito decir mis últimas palabras primero.
—Realmente no.
Inhaló y habló lentamente, enunciando cada sílaba.
—Te odio, Ethan Wyatt. Te odio y te odio desde que tuvimos la desgracia de
conocernos. Y juro por mi vida que este es el último día que hablaremos.
—Jodidamente cuento con ello.
Pista 26.
Welcome to New York (3:04)
Ethan
YO: ¿Podemos hablar? Quiero asegurarme de que estamos en buenos
términos antes de que mi programa comience.
Yo: Rachel, por favor. Creo que ambos dijimos cosas que no queríamos decir.
Yo: ¿Puedes al menos enviarme un mensaje de texto para que pueda saber
que has leído mis mensajes?

***

Refresqué mi bandeja de entrada por enésima vez, esperando una


161
respuesta de Rachel, pero no había nada. Desde que me dejó en Gayle’s esa
noche, mantuvo la puerta de su habitación cerrada e ignoró todos mis mensajes.
Las pocas veces que nos cruzamos en la cocina, apenas me miró, y cuando traté
de reunirme con ella en el jacuzzi, inmediatamente salió y se fue a su cuarto.
—¿Señor Wyatt? —La voz del guía me hizo levantar la vista desde mi
teléfono.
—¿Sí?
—Nos acercamos a Times Square, así que tal vez quieras tomar algunas fotos.
—Sonrió desde el asiento delantero del auto ejecutivo—. Este es probablemente el
único momento en el que podrá apreciarlo antes de iniciar el programa. Estarás
demasiado ocupado con el trabajo entonces. Confía en mí.
Suspiré y levanté mi teléfono, sacando múltiples fotos de los vallas
publicitarias brillantes y llamativas. Se los envié a todos a Rachel, esperando que
esto llamara su atención, pero no fue así.
—Nuestra próxima parada en nuestro tour privado de pre campus va a ser
Wall Street —dijo el guía turístico—. Veremos muchas cosas increíbles en el camino,
pero verán por qué la gente que viene aquí nunca quiere irse.
Quise irme en cuanto aterricé...
Pista 27.
All You Had To Do Was Stay (4:10)
Ethan
Una semana después...

En el momento en que regresé de Nueva York, me dirigí a Super Suds para


ver si Rachel estaba pasando la noche allí. Cuando no la vi, me dirigí a casa y serví
dos copas de su vino favorito.
Llevándolas a su habitación, llamé a su puerta.
—Rachel, he vuelto de Nueva York. ¿Podemos hablar, por favor?
Ella no contestó.
—Rachel, ¿puedes abrir la puerta para que pueda disculparme por todo lo
162
que dije?
Esperé cinco minutos.
—Bien, voy a entrar...
Giré el pomo de la puerta y la abrí. Dejé caer las copas de vino al suelo
cuando me di cuenta de que todas sus cosas habían desaparecido. Todo se veía
exactamente como antes de que se mudara, y había dejado solo un post-it rosa
en su cama.

***

Te olvido, Ethan.
(Realmente esta vez, para siempre)
Rachel.
En el Mar:
Primera semana
Rachel
Querida Penelope
¡Hey! Espero que podamos ser amigas por correspondencia mientras estoy
fuera esta vez en vez de Ethan desde que rompimos... (Trataré de mantener mis
cartas más cortas de lo habitual para que tú (y Greg ☺️) no se sientan abrumados
por mi larga efusividad).
Han remodelado el barco para que parezca mucho más moderno, y creo
que deben haber recibido algunas quejas sobre tener solo una cafetería a bordo
porque ahora tenemos tres.
Para mi sorpresa, he estado con el mismo grupo de chicas todas las noches
durante la semana pasada, y disfruto de su compañía. Algunos tipos han intentado 163
ligar conmigo, pero no creo que esté lista para salir. (No creo que esté lista por
mucho tiempo después de Ethan... ¿Crees que hice bien en irme y terminar con
él?).
Escríbeme y dime qué está pasando en SBU pronto.
Con amor y velas,
Rachel.
En el Mar:
Tres semanas
Rachel
Querida Penelope:
¡Hola, otra vez! Estoy segura de que todavía estás trabajando en tu primera
carta, pero quería que supieras que hoy el barco navegó por aguas que estaban
llenas de delfines. (Me dijiste que te encantaban los delfines, ¿verdad?) Imprimí
algunas fotos de mi cámara y las incluyo en esta carta.
Incluso si solo envías una postal, escríbeme y cuéntame sobre lo que está
pasando en SBU pronto.
Con amor y velas,
Rachel. 164
***

Querida Penelope:
(Tuve que escribirte dos cartas en la misma semana, no me importará que
me devuelvas dos a cambio ☺️).
¡OMG! ¡Esta es la primera vez, en mucho tiempo, que puedo decir
honestamente que estoy disfrutando mi tiempo estando en el Semestre en el Mar!
Quizás antes navegaba con la gente equivocada, pero ahora finalmente estoy
haciendo amigos y pasando el mejor momento de mi vida. (O espera... quizás es
porque todo el mundo está en el último año y nos permiten tomar más de un par
de copas cada noche en el bar?).
Con amor y velas (y por favor escribe),
Rachel.
En el Mar:
Seis semanas
Rachel
Querida Penelope,
Por favor respóndeme...
Rachel.

165
Pista 28.
I Almost Do (3:11)
Rachel
Ocho semanas a bordo de la nave…

Sello otra carta para Penelope, jurando no enviar otra a menos que ella
finalmente me envíe una a cambio. Aunque había embellecido un poco la
diversión que estaba teniendo, esta fue mi mejor experiencia en el barco hasta
ahora, y quería contárselo a alguien, a cualquiera.
Pero no a Ethan.
Me había desesperado tanto por correspondencia que había sacado una
vieja lista de “Prisioneros De Baja Seguridad Que Quieren Amigos Por 166
Correspondencia” y había considerado varias nuevas relaciones de escritura. Sin
embargo, no me atreví a seguir adelante con esto. Todavía no, al menos.
Llevando la carta de Penelope a la sala de correo, la metí en el buzón de
salida. Revisé mi buzón personal y vi una nueva postal de mi papá que decía
“Espero que estés navegando bien” y cuarenta y cuatro cartas sin abrir de Ethan.
Ha enviado cinco nuevas desde el último puerto...
Demasiado herida para abrirlas, las dejé allí y solo saqué la postal de mi
papá.
—¿Señorita Dawson? —El encargado de la sala de correo dijo mi nombre,
haciéndome girar.
—¿Sí?
—Le fue enviado un paquete desde el último puerto de parte de su padre
—dijo, poniendo una caja rosa en el mostrador—. ¿Quiere firmar y llevarlo a su
habitación, o quiere guardarlo para el próximo puerto?
—Ahora sería perfecto. —Sonreí y firmé los papeles que recibí, volviendo
rápidamente a mi habitación para abrirla. Mi padre acababa de enviarme un
paquete lleno de dulces, fotos de la playa y artículos de tocador muy necesarios,
así que no estaba segura de que más me enviaría tan pronto.
Por lo general, prepara un paquete cada dos meses...
Al abrir la caja, sonreí al ver el sobre rosa que estaba en la parte superior y
se dirigía a mí con una escritura a máquina.
Mi sonrisa se desvaneció cuando me di cuenta de que la carta de adentro
estaba escrita con una letra curvilínea que conocía muy bien.
A pesar de mi dolor, las mariposas revolotearon en mi estómago, y antes de
que pudiera recobrar el sentido y tirarla a la basura, estaba leyendo las palabras.

***

Querida Rachel:
No puedo creer que tenga que enviar un paquete a nombre de tu papá
para que lo abras. (Sé que abriste este). Te he enviado numerosas cartas sin
respuesta, y no puedo soportarlo más.
¿Cómo estás? ¿Hicieron alguna actualización en la nave? ¿Qué hay del
café? ¿Sigue habiendo un solo lugar para tomar café, o por lo menos añadieron
otra cafetería en algún lugar?
¿Qué hay de tus clases? ¿Alguna de ellas es más divertido esta vez?
Estoy incluyendo una segunda carta sobre el motivo de esta caja (una carta
que estoy seguro de que aplazarás por un tiempo, pero que está ahí...), y realmente
me gustaría que me respondieras pronto.
167
(Nunca) Te olvida (ré),
Ethan.
PD: En caso de que te apetezca escribir a alguien, no uses tu lista de
prisioneros con poca autorización. En el reverso de esta carta, encontrarás una lista
de otros artistas en Nueva York que literalmente se alimentan de recibir y escribir
cartas.
PDD: Te extraño.

***

Leí sus palabras y me limpié algunas lágrimas. Dejando a un lado el sobre,


saqué todo el papel de seda blanco de la caja y vi la otra carta personal que había
escrito, junto con una nota adhesiva.
Porque estoy seguro de que necesitas algunos nuevos...
Levanté la nota y vi tres nuevas series de historias de amor de mis autores
favoritos. Secando más lágrimas, seleccioné la que más quería leer y me metí en la
cama con ella.
Cuando abrí la solapa, había una última nota con la letra de Ethan.
***

Si escogiste este libro para leerlo primero, creo que es justo decir que te
conozco muy bien, Rachel. También creo que es justo decir que ambos dijimos
cosas que no queríamos decir la última vez que estuvimos juntos, pero esa situación
fue 100% culpa mía.
Debería haberte hablado de Nueva York y no debería haberme burlado de
ti por ser la romántica sin esperanza que eres... Es parte de la razón por la que te
amo tanto. (Por qué no lo sabía todos estos años antes, nunca lo sabré, pero lo sé
ahora...)
Me encantaría que me escribieras cuando termines de leerlo...
Con amor,
Ethan.

168
Pista 29.
Breathe (2:39)
Ethan
Solo me llevó ocho semanas darme cuenta de que había cometido el mayor
error de mi vida. (Solo una si honestamente cuento las siete semanas de negación).
Odiaba mis clases en Nueva York, despreciaba a mis compañeros de clase
y sus formas competitivas y extrañaba mucho a Rachel. Ella había estado más allá
de lo correcto sobre este programa, y aunque hice el trabajo requerido, pasé la
mayor parte de mi tiempo trabajando en mi novela.
Ni un solo sobre púrpura adornó mi buzón en semanas, y por primera vez en
mi vida, me di cuenta de lo que era extrañar a alguien.
Antes, cuando estábamos separados, no me importó ninguna de las veces
que le tomaba demasiado tiempo responder, nunca me importó cuando me 169
tomaba más tiempo del que debería. Pero después de darme cuenta de lo mucho
que ella significaba para mí, me estaba volviendo loco no saber de ella.
Revisé su agenda portuaria por enésima vez, sabiendo que había recibido
todas mis cartas y mi paquete de cuidados. Por desesperación, le envié un correo
electrónico a su dirección de correo electrónico alternativa que esperaba revisara
cuando se detuvieran de nuevo.
Gimiendo, hice clic en otra página de notas de conferencia, tratando de
concentrarme en algo más que en el creciente dolor en mi pecho. Sabiendo
cuánto tiempo Rachel era capaz de guardar rencor, sería la próxima Navidad
antes de que finalmente cediera y me enviara una postal navideña.
Joder...
El nombre de mi padre apareció en mi pantalla a través de Skype, y como
había ignorado diez de sus llamadas recientes, decidí darle finalmente cinco
minutos.
—¿Sí? —respondí, esperando a que su cara apareciera en mi pantalla—. Si
llamas por los números de Harrison, te los envié por email a tu dirección personal ya
que el archivo estaba marcado en el email de tu trabajo.
—No llamo por eso —dijo, con voz suave.
Iluminé un poco mi pantalla, sin saber qué hacer con su expresión. Su cara
estaba un poco pálida, y parecía mucho más vulnerable de lo que jamás lo había
visto.
—¿Le pasó algo a mamá? —le pregunté.
—No. —Sonrió—. Aunque ella quería que te dijera que está viva y bien.
También agradecería una llamada telefónica de vez en cuando, en lugar de
páginas de mensajes de texto.
—Anotado.
Se aclaró la garganta.
—Hoy estaba haciendo algo de limpieza en el ático —dijo, sosteniendo una
hoja de papel—. Y me encontré con esto.
Entrecerré los ojos ante la sábana y entendí las palabras Odio A Mi Vecina
De Al Lado.
—¿Encontraste mi viejo ensayo?
—Encontré un montón de ellos —dijo—. Y luego fui a tu cuarto y encontré la
caja de todos los ensayos que enviaste para publicaciones y copias de cosas que
enviaste para que tu madre leyera y yo... —Se detuvo—. Lo siento.
—¿Por revisar mi mierda?
—No. —Sonrió y se limpió los ojos—. Cualquier cosa bajo mi techo es mi
mierda. Siento haberte empujado a especializarte en negocios.
—No fue todo por ti. Soy bueno en eso.
—Pero eres genial escribiendo —dijo, su expresión melancólica—. Estoy 170
seguro de que siempre me preguntaré qué podría haber sido en el futuro si te
hubieras hecho cargo de mi negocio algún día, pero esa ya no es tu carga.
—Estuve siguiendo hasta la última frase, papá. ¿Qué estás tratando de
decir?
—Estás cometiendo el mayor error de tu vida al estar en la escuela de
negocios ahora mismo —dijo—. No perteneces allí en lo absoluto.
—¿Quieres decir que quieres que siga con la mierda de la escritura? —Sonreí.
—Sí. —Se rio—. Creo que tu verdadera pasión está en la mierda, y no quiero
que te arrepientas de no arriesgarte por tus sueños reales como yo lo hice…
Decidí no decirle que ya había decidido hacer eso, que había redactado
una gran carta de retiro de este terrible programa hace semanas.
—Es bueno tener finalmente tu aprobación sobre algo para variar.
—No te acostumbres. —Agitó la cabeza, aun riendo—. Por cierto, no puedo
creer que después de todos estos años, y tú diciéndome Rachel Dawson y tú
finalmente estaban en buenos términos, que ambos todavía recurren al envío de
cartas mezquinas de mierda cuando están molestos. Le debo a tu madre quinientos
dólares porque ambos son adultos pero no han aprendido a lidiar con sus
diferencias.
—¿De qué estás hablando? —Me senté un poco más derecho—. ¿Rachel
me envió una carta?
—Sí. —Revisó algunos papeles—. Una postal, en realidad. ¿Quieres que te lo
lea?
—Por favor. —Le pedí que me lo mostrara también.

***

Querido Ethan:
Estoy enviando esta carta a tu casa porque me niego a enviarte nada en
Nueva York. (Y también porque dudo que Greg te lo reenvíe en un futuro cercano).
No perteneces a la escuela de negocios. Tú lo sabes, yo lo sé, cualquiera
que sepa algo de ti lo sabe.
Aunque aprecio los buenos deseos que me has enviado, no te daré lo
mismo.
Espero que seas absolutamente miserable en la escuela de negocios, y no
volveré a escribirte hasta las próximas Navidades, aunque no esté en este barco.
¿Qué te parece eso?
Te olvida,
Rachel. 171
PD: Me di cuenta de que usé el “sentimiento” equivocado horas después de
escribir esto, pero no puedo permitirme el lujo de dejar que una postal se
desperdicie. AHY.
Pista 29A.
Begin Again (1:39)
Ethan
Más tarde ese mismo día, me senté frente a mi asesor académico y esperé
a que terminara de leer mi carta de retiro.
Sacudiendo la cabeza, se quitó las gafas de lectura y suspiró.
—Señor Wyatt, por favor sepa que la Universidad de Hudson no le agradará
mucho que deje el programa en el primer trimestre —dijo—. Nuestro equipo trabajó
muy duro para hacer un lugar para ti en el programa acelerado, y una partida
anticipada podría hacer más difícil para nosotros considerarte de nuevo algún día.
—Dudo que vuelva algún día —dije—. ¿Puedo firmar el formulario oficial de
retirada, por favor?
—Si insistes. —Me lo dio y firmé con mi nombre en la línea de puntos en 172
segundos.
—Gracias. —Me puse de pie y me dirigí a la puerta.
—Señor Wyatt, ¿está persiguiendo otro programa? —preguntó—. Si es así,
puedo hablar con los decanos para que lo reconsideren y podemos añadir algo
más.
—No estoy persiguiendo otra cosa —dije—. Es a alguien.
Antes:
18 años
Ethan
Querido Ethan,
Quiero que sepas que realmente disfruté todo el tiempo que pasamos juntos
durante el verano. El sexo era muy caliente y asombroso, especialmente cuando lo
hicimos en tu auto, pero creo que los dos podemos ser más que amigos. De todos
modos, como estoy fuera del estado en una universidad diferente, creo que esta
es la mejor manera de comunicarnos por el momento. Sé que te gusta escribir
cartas, así que espero que encuentres tiempo para responderme y quizás podamos
convertirnos en amigos (y ojalá un poco más) con el tiempo.
Con amor,
Alicia 173
PD: ¿Mencioné que el sexo fue realmente excitante? Podemos hacerlo
cuando quieras en las vacaciones cuando vuelva a la ciudad.
PDD: Mientras me escribes de regreso....

***

Puse los ojos en blanco y arrugué su carta. Había terminado de tratar con
alguien de mi pasado, y por lo que recordaba, nuestra “relación” no había sido
una relación en absoluto. Apenas hablamos de algo sustancial, y ella nunca quiso
hacer nada excepto tener sexo (no me importaba eso) y chismes sobre otras
chicas. La única razón por la que lo soporté fue porque no tenía a nadie más con
quien hablar.
La universidad era oficialmente mi maldito botón de reinicio. No tenía ningún
deseo de salir con nadie en serio, y no estaba interesado en mantenerme
conectado con alguien que había conocido durante el verano. Las únicas
personas en mi vida fueron mi nuevo compañero de cuarto (que tenía una novia
loca que gritaba todo el tiempo) y mis padres.
Arrojando el resto de mi correo en mi escritorio, me apresuré a cruzar el
campus hacia el departamento de negocios para el primer día de clase.
—Muy amable de su parte unirse a nosotros en su tiempo libre, Señor Wyatt
—dijo el jefe del departamento—. Supongo que como eres un becario de SBU,
pasaré por alto el hecho de que llegas 30 minutos tarde.
La risa llenó la habitación.
Miré mi reloj y me di cuenta de que nunca lo había ajustado a la hora
correcta.
—Mis disculpas.
—No se preocupe —dijo, aun sonriendo—. Tengo la sensación de que este
va a ser un año muy interesante para ti. Viendo como si ya sintiera que vive en este
edificio y todo eso.
—¿Disculpe, señor?
Tomó un sobre morado y me lo dio.
—Asegúrese de decirle a sus amigas que su correo debe ir a su dormitorio,
no al departamento de su especialidad. —Miró para otro lado—. Ahora, volviendo
a lo que estaba diciendo sobre la intensidad de este programa, damas y
caballeros. Si creen que los próximos cuatro años van a ser fáciles, tienen otra idea.
Lo desconecté mientras leía la dirección del remitente en el sobre.

Rachel Dawson 174


Semestre @ Mar—Eurodam V.S.
Ala B. Habitación 221.
Agh.
No había sabido nada de Rachel desde el día que discutimos en el baño.
Había cerrado permanentemente su ventana y la había cubierto con periódicos,
y yo había hecho lo mismo con la mía.
A pesar de que siempre nos habíamos encontrado todos los días de nuestra
vida, de alguna manera nos habíamos logrado evitar el uno al otro justo después
de graduarnos.
Debatí quemar su sobre en el momento en que volví a mi habitación, pero
no me atreví a hacerlo. Lo dejé sin abrir en mi escritorio durante una semana entera
antes de que la curiosidad finalmente se apoderara de mí.

***

Querido Ethan,
Te escribo esta carta porque espero que seas miserable en tu carrera.
(Todavía no entiendo por qué te estás especializando en negocios en lugar de
escribir, pero no me importa lo suficiente como para preguntarte por qué).
Sé que te estás preguntando cómo se me permitió hacer el Semestre en el
Mar como estudiante de primer año, así que: Pude hablar con el decano acerca
de estudiar en el extranjero durante mi primer año de escuela y ellos acordaron
dejarme siempre y cuando tomara mi seminario en clases de arte y mantuviera un
promedio de 3.5 GPA. (¿Quién es más listo que quién, ahora?)
Momento de tregua:
Bien, en serio, esta nave no es lo que pensé que sería. He estado a bordo
durante dos semanas y en ese tiempo me he sentido mareada, nostálgica y
nauseabunda. Soy la única estudiante de primer año aquí, y no me di cuenta de
que la mayoría de la gente es de tercer y cuarto año, y que la mayoría de ellos ya
son amigos desde hace años y están haciendo este viaje juntos como una especie
de último hurra antes de graduarse.
Nuestra primera parada será la semana que viene en Londres, y siento que
debería estar mucho más emocionada por eso de lo que estoy, pero quizás llegue
con el tiempo. (Si veo alguno de esos bolígrafos que se parecen a los que solía
quemar cuando éramos más jóvenes, trataré conseguirlos para ti. Tal vez.
Depende...) Después de Londres, navegamos alrededor de la costa de Europa, y
luego estaremos en el mar hasta que lleguemos a Australia.
Me inscribí por tres años, pero también planeo volver a solicitar el Semestre
en el Mar para mi último año, a menos que me digan que ya no puedo hacerlo
más...
De todos modos... Espero que lo estés haciendo bien (pero no demasiado
175
bien) y espero que haya escrito tu dirección correctamente y que la recibas antes
de que empiece el semestre.
Sé que me odias (y definitivamente te odio), pero si alguna vez tienes tiempo,
¿te importaría contestarme?
Te olvida (por adelantado),
Rachel
PD: ¿Te gustaría admitir de una vez por todas que fuiste un imbécil conmigo
desde el momento en que nos conocimos? Siento que podría odiarte un poco
menos si finalmente lo admitieras...
PDD: No te odiaré un poco menos, pero sería bueno que finalmente dijeras
la verdad sobre eso.

***

Volví a leer su carta un par de veces y me senté en mi escritorio a escribir


una respuesta. La envié por correo expreso por la mañana, y una semana después,
ella me envió otro sobre púrpura.
Antes de que me diera cuenta, no pasó ni un mes sin que sus sobres morados
y firmados llegaran a mi buzón, y después de un tiempo esperaba con ansias
escuchar acerca de sus viajes y sus problemas. Las cartas eran cortas al principio;
media página aquí, una página allá, pero después del primer semestre, nuestras
cartas eran siempre de al menos cinco páginas cada una.
Le conté todo sobre mi vida personal y ella me lo contó todo a cambio. Dejé
de corregir su ortografía y ella dejó de terminar sus notas de PD con preguntas
insultantes.
De vez en cuando, salía con alguien nuevo que me preguntaba sobre los
sobres púrpura que llegaban como un reloj en el correo, pero me comprometí a no
explicarme hasta que nuestra relación durara más tiempo que las cartas de Rachel
y yo.
A veces tardaba demasiado en responderme, así que me llamaba a las tres
de la mañana en su día de teléfono, el domingo, para darme las últimas noticias
de su vida. Y a veces, en lugar de decir: “Sé que sigues trabajando en tu próxima
carta, Rachel” y colgarle en la cara, hablaba con ella hasta el amanecer.
A veces tardaba demasiado en responderle, así que le enviaba paquetes
pequeños con postales y chocolate, diciéndole que estaba estudiando para un
examen, pero mi carta estaba en camino. (A veces ella respondía: “Quédate con
tu próxima carta. ¡Envía más chocolate!”)
Incluso después de todas las cartas, no me atrevía a llamarla amiga. Seguía
siendo una enemiga. Ahora la estaba manteniendo cerca de una manera
completamente diferente.
176
Pista 30.
This Love (3:53)
Rachel
Me senté en la cubierta superior del Eurodam al amanecer, mirando hacia
el puerto de Sitka, Alaska, la misma ciudad en la que había vivido antes de que mi
familia se mudara a los suburbios de Salt Beach. Como nuestro viaje programado
a Moscú fue cancelado, el programa nos permitía quedarnos aquí durante dos
semanas, pero yo aún no había bajado del barco.
Mi padre me había escrito y me había dicho que él (y Stella) habían recibido
la notificación sobre Alaska, y que se estaban quedando en un hotel cama y
desayuno en la ciudad; esperando desesperadamente hablar conmigo juntos,
pero yo todavía no había respondido.
Nunca voy a responder a eso.... 177
Levanté la carta sellada de mi madre y decidí que por fin era hora de abrirla,
ya que por primera vez desde que ella falleció, oficialmente no tenía a nadie más
con quien hablar.

***

Querida Rachel,
Estoy escribiendo tu carta PRIMERO porque tengo mucho que decirte y no
quiero omitir nada. (Sé que estás pasando por un momento difícil conmigo estando
enferma, pero te prometo que he hecho todo lo que estaba en mi poder para
asegurarme de que serás completamente cuidada emocionalmente cuando me
haya ido).
Estoy incluyendo una carta mucho más larga de diez páginas detrás de esta,
pero por ahora, quiero decirte tres cosas principales.
Primero, eres hermosa, y a pesar de cómo te trataban esas chicas engreídas
de la calle, te garantizo que la mayor parte fue por celos. (No estoy diciendo eso
por decirlo eso tampoco).
Segundo, le dije a tu padre que no llorara mi muerte por más de un año. Lo
conozco hasta la médula, y si llora por más tiempo, te perderá. Le he dado una
lista de mujeres (mujeres que conozco) que deberían seguir mis palabras y mis citas,
y yo estaré en lo alto animándolo.
Tercero, quiero que viajes. MUCHO. Quiero que veas cada rincón del mundo
tan pronto como puedas. Sé que he dicho las palabras innumerables veces:
“Asegúrate de estudiar en el extranjero en la universidad” pero realmente quiero
que lo hagas. Te ayudará a descubrir algunas cosas sobre ti misma y ampliará tu
perspectiva del mundo.
Y más tarde en la vida… mucho más tarde, si todavía estás soltera, hazme
un gran favor: Si Ethan Wyatt (Sí, ese Ethan Wyatt) todavía está soltero, sal a tomar
un café con él unas cuantas veces.
Seguro que vas a poner los ojos en blanco, pero creo que los dos serían los
mejores amigos, o incluso una gran pareja algún día. En el momento en que lo
empujaste por las escaleras (siempre supe que no se había tropezado con los
cordones de sus zapatos como decías) y en el momento en que ustedes dos
empezaron a enviarse esas primeras cartas de odio, supe que había algo allí.
Me estoy riendo ahora mismo porque nunca he visto a dos personas tan
obsesionadas con lo que estaba haciendo su “enemigo”. Nunca te lo dije, pero
durante el verano, cuando te ibas a los campamentos de arte por una semana o
dos a la vez, Ethan siempre venía y preguntaba cuándo ibas a volver. Él (por
supuesto) me convencía de que le hiciera chocolate caliente ya que tú no estabas
allí, pero admitió que se divertía mucho más con su “enemiga número uno” que
con cualquiera de sus amigos. 178
De todos modos, sal con él a tomar un café cuando estés en la universidad
para que pueda mirar hacia abajo y ver si tenía razón.
No olvides leer mi carta más larga detrás de esta con consejos más
específicos sobre la vida, pero no dudes en guardarla en tu cartera. :)
Te amo para siempre y siempre estaré contigo.
Te amo,
Mamá

***

Leí sus palabras y la carta más larga detrás de ellas diez veces más,
secándome las lágrimas con cada lectura. Doblé la carta e hice una copia en la
sala de estudio, luego la metí en mis vaqueros y me dirigí a la Cubierta Tres. Escaneé
mi identificación en el puerto y alquilé una bicicleta hasta donde mi papá dijo que
desayunaría todas las mañanas.
Dejando mi bicicleta en la acera justo afuera, entré al restaurante y lo vi
sentado en una mesa con Stella. Corrí hacia ellos, interrumpiendo sus palabras, y
luego lloré.
—Lo siento mucho —dije—. A ambos... lo siento mucho.
Se puso de pie y me abrazó de una manera que no había sentido desde mi
segundo año en la escuela secundaria. Para cuando me dejó ir, el sol ya había
salido y Stella le estaba pidiendo a un camarero que pusiera un nuevo lugar en la
mesa.
—Yo... —Miró entre nosotros—. Los dejaré solos. Rachel, es muy agradable
verte aquí.
—Por favor, quédate —le dije, abrazándola—. Por favor.
—De acuerdo. —Me devolvió el abrazo, y luego se sentó frente a mí.
Nos sentamos en silencio durante unos minutos, y luego me aclaré la
garganta.
—¿Mi madre también te escribió dos cartas largas?
Asintieron.
—¿Ella les dijo que deberían salir juntos?
—Ella lo hizo —dijo mi papá—. Le dije que estaba loca una vez que lo leí, y
debe haber sabido que esa sería mi reacción. Días antes de morir, hizo que alguien
me enviara otra carta y estaba redactada de una manera diferente. Tu madre fue
muy perspicaz, Rachel. Podía leer a la gente como nadie más que yo conociera.
—La maldije cuando me dio mi carta. —Stella se rio—. Estaba tan enfadada
con ella por hacer planes para cuando se fuera, pero como ya sabes, así es como
era. Quería que las cosas fueran de cierta manera, aunque no estuviera allí. —Se 179
detuvo—. ¿No te habló de nosotros en sus cartas?
—No específicamente. —Agité la cabeza—. Pero puedo ver a qué se refería
ahora. Ella mencionó a Ethan en la mía.
—¿Oh? —dijeron al unísono.
—Sí. Oh. —Miré entre ellos.
—¿Qué dijo? —preguntó mi padre.
—Que sabía que él no tropezó con nosotros cuando nos conocimos.
—Por supuesto, lo sabía. —Mi papá sonrió—. ¿Eso es todo?
—No, dijo que pensaba que estaríamos bien juntos más tarde en la vida.
—Siempre hemos pensado eso —dijo mi papá—. Los veíamos pelear todo el
día, todos los días, y al día siguiente seguían juntos “odiándose”, como ustedes dos
decían. Ahora son amigos, ¿correcto?
—Tratamos de serlo.
Stella levantó la ceja.
—¿Qué quieres decir?
—Es una larga historia.
—Iré a la estación de bebidas y traeré un poco de té. —Se puso de pie y
durante unos segundos juré que mi madre estaba sentada a mi lado. Como si me
estuviera diciendo que dijera lo que yo habría dicho si estuviera viviendo ahora
mismo.
—Papá —dije—. Es una cosa de chicas. ¿Puedo hablar con Stella a solas?
—Solo si prometes que vendrás a cenar con nosotros esta noche.
—Promesa.
Besó mi mejilla y se puso de pie, caminando afuera.
Cuando Stella regresó, me hizo señas para que la siguiera a un salón privado,
y en cuanto cerró la puerta, ya no pude aguantar más.
—Todavía lo odio —lloré—. Realmente lo odio.
—Rachel...
—Pensé que nuestra relación significaba algo que, si yo estaba dispuesta a
quedarme, él también estaría dispuesto a quedarse. —Me caían lágrimas por mi
rostro—. Él es la razón principal por la que estoy otra vez en ese maldito barco otra
vez... Insistió en ser mi “primer novio de verdad”, así que pensé... pensé que él, yo
podría haber jurado...
—Cálmate, Rachel. —Dejó el té y me abrazó—. Cálmate.
—Dijo que me amaba. —No podía dejar de hablar—. Lo decía por las
mañanas mientras dormía, y yo me lo creí.
Me abrazó más fuerte. 180
—Es increíble con las palabras, y quiero creerlas, pero al final del día, sus
acciones muestran que esto fue una aventura y que todo lo que tuvimos fue sexo.
Fue realmente un buen sexo, pero si nos hubiéramos basado en más, él no habría
estado tan ansioso por irse a Nueva York para un programa en el que sé que
realmente no quiere participar. Solo quería alejarse de mí y de mis “emociones” y
acostarse con otras personas. Soy tan estúpida...
—Shhhh. —Me frotó la espalda, esperando a que vomitara todas las
palabras antes de hacerme sentarme de nuevo—. ¿De verdad crees que Ethan no
te quiere, Rachel?
No...
—No tengo ninguna razón para no creer lo contrario —dije—. No he hablado
con él en mucho tiempo.
—¿Estás abriendo sus cartas?
—No, pero… —Me detuve—. ¿Cómo sabes de sus cartas?
Sonrió.
—Confía en mí, estoy segura de que llamarnos para preguntarnos si hemos
oído de ti es su último recurso, pero si la forma en que suena por teléfono es un
indicio, creo que está tan herido como tú.
—Bien, bien. —Me limpié los ojos.
—No lo dices en serio. —Soltó una risa ligera—. Y tú lo sabes.
—Ojalá nunca hubiéramos cruzado la línea. Ojalá hubiéramos seguido
siendo enemigos.
—Rachel Dawson —dijo, aun riéndose y dándome un Kleenex—. Si fueran
enemigos de verdad, nunca habrían estado en contacto tanto tiempo como lo
han hecho, y mucho menos vivido juntos.
—Solo nos mantuvimos en contacto porque nadie más me respondió.
—¿Estás segura de eso? —Sonrió—. Algo me dice que al final se habría
acercado a ti.
—Lo dudo. —Me encogí de hombros—. Ni siquiera sabía que estaba
haciendo el Semestre en el Mar hasta que le escribí.
Sonrió.
—Rachel, Ethan vino dos semanas antes de que comenzara su primer año y
preguntó por qué no te había visto en ningún evento del campus. Cuando le
dijimos que estabas haciendo el Semestre en el Mar, nos pidió que le diéramos una
copia de tu horario portuario y las instrucciones de cómo contactarte. Por
casualidad le escribiste primero...

181
Pista 31.
How You Get The Girl (2:46)
Rachel
Saludé a mi padre y a Stella cuando su taxi se dirigía al aeropuerto varios
días después. Cuando ya no pude verlos, me dirigí a la tienda de regalos más
cercana al barco, lista para recoger los últimos recuerdos antes de embarcar de
nuevo.
Arrojando un nuevo juego de tarjetas postales en mi cesta, me acerqué a la
pared de bolígrafos con monogramas y busqué el nombre de Ethan. Cuando lo
encontré, también compré una sudadera y un sombrero a juego.
Como tenía servicio telefónico aquí, estaba planeando usar mi media hora
final para responder a algunos de los mensajes de texto que él había enviado.
O tal vez debería llamar... Tal vez debería llamar desde la nave para que 182
podamos hablar más de treinta minutos.
Debatiendo, me dirigí a la fila de la caja y puse mis cosas en el mostrador.
—Entonces, ¿realmente no ibas a responderme? —Una voz profunda y
familiar dijo por detrás de mí—. ¿No ibas a contactarme para nada?
¿Qué? Me di la vuelta y me encontré cara a cara con Ethan. Sus sexy ojos
azules brillaban bajo las luces, y sus labios se curvaban en una sonrisa.
Mi corazón casi saltó de mi pecho mientras me miraba de arriba a abajo.
—Estoy feliz de que estés aquí y no en Moscú —dijo, metiendo un mechón
de cabello detrás de mi oreja—. De lo contrario, habría tenido que esperar para
verte en China el mes que viene.
—¿Habrías volado hasta allí solo para verme?
—En un abrir y cerrar de ojos.
Nos miramos fijamente, y todas las palabras que pensé que quería decir de
repente se me salieron del cerebro.
—¿Señorita? —llamó la cajero—. Señorita, ¿quiere que recoja sus cosas?
—Lo hace —dijo Ethan, pasando a mi lado y entregándole su tarjeta de
crédito.
No dijimos nada mientras ella se tomaba su tiempo escaneando y
empaquetando mis recuerdos, y cuando terminó, Ethan me dio la bolsa y deslizó
su brazo alrededor de mi cintura, caminando hacia afuera.
Me llevó a un banco, pero no se sentó. Me miró fijamente.
Sin querer desperdiciar los minutos que me quedaban, dejé escapar un
respiro.
—Iba a responderte. Acabo de terminar de escribir cinco cartas esta
mañana, y estaba a punto de llamarte o enviarte un mensaje de texto. Todavía
estaba tratando de ver cuál tenía más sentido, así que no era como...
—Te amo, Rachel —interrumpió mi discurso—. Te amo.
Mi corazón se aceleró y apretó su dedo contra mis labios.
—Ya me oíste —dijo, sonriendo—. No tienes que preguntarme lo que acabo
de decir, pero porque sé que aún necesitas oírlo de nuevo... —Me besó la frente—
. Te amo, Rachel Dawson y te he amado desde que tenía siete años y medio.
Mis ojos se abrieron de par en par.
Pasó sus dedos por mi cabello.
—Siento no haber pensado en ti cuando firmé para ir a Nueva York a un
programa al que ni siquiera quería ir. Eso fue más que egoísta, y tenías razón en que
lo hice por la aprobación de otra persona.
—¿Acabas de decir que me amas desde que teníamos siete años y medio?
183
—Sí. —Me acercó y me besó hasta que no pude respirar—. Déjame
terminar... —Esperó a que recobrara el aliento y luego frotó sus manos en mi
espalda—. Lamento no haberte contado lo de Nueva York primero, por no estar
dispuesto a quedarme como tú—. Se detuvo—. Y sé que estás a punto de volver a
tu nave, pero quiero que sepas que estaré dispuesto a ir a donde vayas de aquí en
adelante para mostrarte lo mucho que siempre has significado para mí. Y por
mucho que me guste escribirte cartas, preferiría verte en persona todos los días.
—Terminaré en unos meses —dije, sonriendo mientras me besaba de
nuevo—. Y puedo darte mi agenda actualizada de puertos. —Abrí mi bolso y saqué
una copia del nuevo puerto.
Cuando me lo quitó de las manos, un sonido que conocía demasiado bien
interrumpió nuestro momento.
Las diez campanas en la cima del Eurodam sonaron alto y claro, señalando
que el barco estaba a punto de prepararse para salir del puerto en exactamente
diez minutos.
Como si Ethan supiera también lo que significaba el sonido, me abrazó y me
besó como si fuera la última vez, como si no nos fuéramos a volver a ver, y quisiera
cimentar este momento en mi memoria.
Al alejarse de mí, me besó la frente y suspiró.
—Realmente preferiría que nos viéramos en persona todos los días.
—Yo también. —Lo abracé—. Te llamaré en cuanto abra la sala de teléfonos
y enviaré esas cinco cartas también.
Sonaron siete campanas.
Sonrió y retrocedió.
—Te veré en tu próximo puerto.
—¿De verdad?
Asintió.
—De verdad.
Incapaz de resistirme, besé sus labios una vez más antes de correr hacia el
barco, mirando por encima de mi hombro cada pocos segundos hasta que ya no
pude verlo a través de la multitud. Cuando llegué a bordo, corrí a mi habitación
para buscar mi tarjeta de acceso al teléfono.
Mientras rebuscaba en mi cajón de arriba, sonó el último timbre y llamaron
a mi puerta.
—¡Estaré en la lista en un segundo! —dije abriendo otro cajón.
La llamada se hizo más fuerte y reprimí un gemido mientras caminaba hacia
la puerta.
—Dije que estaría allí en un segundo, solo estaba... —Me quedé
boquiabierta al ver a Ethan en mi puerta, parpadeando un par de veces para 184
asegurarme de que esto era real.
—Como decía —dijo, sonriendo—. Realmente preferiría que nos viéramos
todos los días y te veré en cada puerto de ahora en adelante.
—¿Estás terminando tu último Semestre en el Mar?
—Diablos, no. —Sonrió—. Ya me gradué, ¿recuerdas? —Me dio una carpeta
gruesa—. Seguí el consejo de mi novia y busqué algunos programas de escritura
creativa. Resulta que hay uno que te permite terminar de escribir una novela en el
mar, siempre y cuando dé dos clases a la semana. He oído que la vida en este
barco es jodidamente miserable si estás solo, así que espero que, si el amor de mi
vida está a bordo, eso no sea verdad.
Sentí las lágrimas cayendo por mi cara.
—¿Tienes tu propia habitación?
—No. —Me besó—. Tengo una suite. —Miró detrás de mí—. Y por el tamaño
de tu habitación, ahí es donde vamos a pasar la mayor parte de nuestro tiempo...
Me sonrojé, incapaz de hacer nada más que mirarlo.
—Tal vez quieras empezar a pasar lista —dijo, dando un paso al frente y
acariciando mi espalda—. He oído que el nuevo maestro que está a cargo quiere
terminar con esto lo antes posible para que pueda volver a encontrarse con
alguien en su suite.
—¿Estás hablando de besar?
—Estoy hablando de follar. —Se rio—. Bueno, “hacer el amor” como prefieres
decir y leer.
—Me gusta leer sobre ambos.
—Hmmm. —Me besó la frente—. Bueno, viendo que mi novela actual es un
romance que tiene ambos, apreciaría tu opinión.
Me señaló la carpeta que me había dado y levanté la ceja.
—¿Vas a escribir un romance? —Volteé la carpeta y vi las palabras, basada
en una historia real—. Si estás poniendo una calcomanía falsa en tus libros para
engañar a mujeres como yo para que piensen que esta mierda está basada en
una historia real, lo juro...
—Lo es.
—Solo has estado en una relación en la que has dicho las palabras, te amo,
Ethan.
—Soy consciente de ello, Rachel.
—Bien... —Me toqué el labio, sin saber si iba en serio lo de escribir un romance
o no—. ¿Qué tipo de trama es?
—Enemigos a amantes. O, más bien, como amigos a amantes que se creen
enemigos. Es una historia muy interesante para ti, creo.
—No puedo esperar a leerlo. —Sonreí—. ¿Tienes un título de trabajo? 185
—Sí, lo tengo. —Sus labios se encontraron brevemente con los míos y me
empujó hacia el pasillo, hacia la sala para pasar lista—. Creo que te encantará esa
parte, sobre todo.
—¿Quieres decirme qué es?
No tenía que responder. Cuando abrí la carpeta, la vi impresa en la primera
página de la carpeta en negrita enorme.

Te Olvida, Rachel

FIN
Sobre la Autora

Whitney G. es una autora de bestsellers del New York Times & USA Today. Sus libros
han sido publicados en doce idiomas. 186
Siempre que no esté escribiendo una nueva novela, puedes encontrar su blog
sobre la auto-publicación en The Indie Tea, tomando café caliente, o viajando por
el mundo en botas de suéter.
187

Potrebbero piacerti anche