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El

Hombre
y el Pecado
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA

LA DOCTRINA DEL
Hombre y el pecado
ANTROPOLOGÍA Y HAMARTIOLOGÍA
El Hombre
y el pecado
Unidad II
EL PECADO
LECCIÓN 8
EL CASTIGO DEL PECADO
“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo
contra toda impiedad e injusticia de los hombres
que detienen con injusticia la verdad.”

ROMANOS 1:18
01 LA CULPABILIDAD DEL PECADO

02
temas
EL CASTIGO DEL PECADO

03 PROPÓSITO DEL CASTIGO

04 muerte y PÉRDIDA DE la comunión con dios


1.

LA culpabilidad
DEL PECADO
A. ¿Qué ES CULPABILIDAD?
Todos los seres humanos son culpables ante los ojos de Dios, y todos requieren el
perdón y la expiación de su pecado. La culpa puede surgir por la falta de saber lo
que es correcto, como la falta de no hacer lo que es correcto y por ceder a la
tentación de hacer el mal.

La culpa es el estado de uno que ha cometido un pecado o un crimen. A veces se


define en términos de pena (el estado de alguien que está sujeto a castigo). Aun si
la pena es diferida o cancelada, el ofensor sigue siendo una persona culpable,
porque la culpa está relacionada con el pasado inalterable.
 Culpabilidad es el sentimiento que nos hace sentir merecedores de ser acusados por
haber cometido una ofensa moral. Implica responsabilidad por el pecado y ante el
juicio.

 Culpabilidad no es correlativa a justicia y santidad.

 Culpabilidad se atribuye a los “pecados de omisión” tanto como a los actos de rebelión
contra Dios y el rehusar o negarse a aceptar la oferta de gracia del evangelio por
medio de la fe obediente.

“Elque en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido


condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de
Dios” (Juan 3:18)
B. ¿Qué provoca la culpabilidad?
El reconocimiento de la culpabilidad es la obra del Espíritu Santo como un acto de
gracia proveniente de Dios, la gracia mostrada a nosotros antes que vengamos a
Cristo, que nos guía al arrepentimiento y a la confesión.

“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera,


el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”
(Juan 16:7-8).

CULPA: En términos legales, se ve la culpa como la responsabilidad moral que ha


de reivindicar el castigo del crimen. Se le hace sentir al transgresor, ya sea por la
conciencia o por la ley, de que su acto ha de exigir expiación, provocándole con
eso horrible expectativa.
C. Sentimiento de culpa
Culpa verdadera es el resultado de haber hecho el mal.

• Los sentimientos de culpa están puestos por Dios para provocar


remordimiento por nuestras malas decisiones.

Culpa falsa es el sentimiento de auto condenación injustificada.

• Ésta consiste en auto-juzgarse con demasiado rigor, sentirse demasiado


responsable, poner demasiado énfasis en los detalles o ser demasiado sensible
cuando no ha hecho nada malo o cuando ya se ha arrepentido del mal que hizo
y se ha apartado de su pecado.

“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.


(Juan 8:32)
D. Remedio para la culpabilidad
El remedio para la culpabilidad, es la justificación. La justificación sitúa al creyente
ante Dios absuelto de la responsabilidad moral por su pasado culpable, “como si
nunca hubiera pecado”, aunque lo recuerda con gratitud por la gracia conferida (1
Ti. 1:15–16).

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo
para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el
primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para
vida eterna” (1 Timoteo 1:15-16).
2.

el castigo
del pecado
A. CASTIGO
A través de la Biblia se insiste en que el pecado merece castigo. El verbo usado en
el sentido de castigar es pāqaḏ que significa “visita”. La mayoría de sustantivos
usados para expresar la idea de castigo, se derivan de la palabra pecado. En el NT
la remoción del castigo es traída por la muerte expiatoria de nuestro Señor
Jesucristo.

La misma terminología usada para el “castigo eterno” es la que se usa para la


“vida eterna” (Mt. 25:46 tiene los dos en el mismo versículo). La implicación de
esto es que el castigo es tan “eterno” como la vida.
B. ¿Por qué el pecado tiene que
ser castigado?
 Dios es santo. Dios no tiene pecado. Él es puro y bueno. Él quiere que nosotros
también seamos puros y buenos. Él quiere que seamos como Él.

 Dios es muy santo; por eso no puede permitirnos hacer el mal sin castigarnos.

 El pecado entró en el mundo cuando pecaron Adán y Eva.

 Dios dijo a Noé que mandaría un diluvio grande para cubrir con agua a todo el
mundo y le dijo a Noé que hiciera un arca, un barco grande.
C. La justicia de Dios lo requiere
Hecho número uno: sí existe la ley de Dios escrita en la Biblia.
Hecho número dos: los hombres infringen esas leyes y pecan, causando así
mucho mal y sufrimiento en el mundo.
La conclusión razonable es que tiene que haber castigo por el pecado. Dios es
razonable y justo y su palabra declara que hay castigo por el pecado no
perdonado, y es el infierno.

Caín sugirió esa pregunta cuando Dios lo confrontó por el asesinato de su


hermano Abel. Él le respondió a Dios: “Grande es mi castigo para ser soportado”.

Dios es justo cuando dice: “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).
¿No es Él igualmente justo cuando promete su evangelio? “mas la dádiva de Dios
es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23)
3.

Propósito del castigo


a. ¿puede el Dios amoroso
enviar a alguien al infierno?
Dios es amoroso, no negamos esa verdad de la Escritura. También es cierto que
Dios es justo y santo, y castiga al malvado. Estas afirmaciones son ciertas: Dios es
amoroso; Dios es justo y castiga a los pecadores.
Dios se revela a sí mismo con su propio nombre.
¡Jehová! ¡Jehová! Dios fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira y grande
en misericordia y verdad, que guarda misericordia a millares, que perdona la
iniquidad, la rebelión, y el pecado, pero que de ningún modo tendrá por inocente al
malvado; que castiga la maldad de los padres en los hijos y en los hijos de los
hijos, hasta la tercera y cuarta generación. (Éxodo 34:6, 7)
Primero, el Señor se describe a sí mismo como “el Dios misericordioso y piadoso,
tardo para la ira, grande en misericordia y verdad, que guarda misericordia a
millares, y que perdona la iniquidad, la rebelión, y el pecado”. Este es el Señor que
hemos conocido y amado. Nosotros aprendemos de él en el evangelio. Nos
encanta escuchar cuánto amó al mundo entero, que envío el Salvador. Nos
encanta oír que el Señor perdona todos nuestros
pecados a través de Jesús.

La Biblia dice: “…de ningún modo tendrá por inocente al malvado”. Esto también es
verdad. Dios se está describiendo a él mismo. Él es el Dios de amor; eso es cierto.
Sin embargo, él también es justo que castiga el pecado. Por eso fue que Jesús
tuvo que morir en la cruz y recibir el castigo que nosotros merecíamos por causa
de nuestros pecados.
B. ¿Qué merecemos los pecadores
de Dios?
Si Dios nos diera justamente lo que merecemos, recibiríamos castigo
eterno. Nunca olvidemos lo que merecemos de Dios.

Como está escrito: “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay
quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay
quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.
Pero sabemos que todo lo que la Ley dice, lo dice a los que están bajo la Ley,
para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios.
… Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios.
(Romanos 3:10–12, 19, 23)
2.

muerte y
pérdida de la
comunión con dios
A. El pecado conduce a muerte
El castigo por el pecado es muerte. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo
por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres,
por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12). El profeta Ezequiel agrega: “…el alma
que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4b).

El pecado trae dos clases de muerte:


• Primero trae la muerte física. Debido al cuerpo perfecto que Dios le había dado
a Adán, a la muerte le tomó 930 años para destruirlo (Génesis 5:5).
• Segundo, el pecado trae muerte espiritual. El apóstol Pablo le recordó a los
cristianos tesalonicenses: “sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la
presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:9). La
separación de Dios es muerte espiritual.
“¿Cómo puede Dios ser el buen Dios que ama a su pueblo si lo castiga por sus
pecados?” Este reto a la justicia de Dios es tan antiguo como el hombre y tan
moderno como hoy. Caín sugirió esa pregunta cuando Dios lo confrontó por el
asesinato de su hermano Abel. Él le respondió a Dios: “Grande es mi castigo para
ser soportado” (Génesis 4:13).

Dios es justo cuando amenaza diciendo: “la paga del pecado es muerte” (Romanos
6:23). ¿No es él igualmente justo cuando promete su evangelio: “mas la dádiva de
Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23)?
Dios creó a Adán y Eva y los puso en un ambiente perfecto. Pero ellos pecaron y
cosecharon un castigo – ese castigo es la muerte.

En respuesta a la desobediencia del hombre, Dios, en Su misericordia, proveyó un


pago por el pecado para que, aunque los pecadores murieran una muerte física (la
persona externa), no murieran espiritualmente (la persona interna). “Pues si por la
transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno
solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”
(Romanos 5:17)
B. La pérdida de la comunión con Dios
Un creyente que ha conocido la paz y la comunión con Dios siempre estará triste e
inquieto cuando está rota esta comunión, pues el Espíritu Santo que mora adentro
estará redarguyéndole.

1. EL PECADO SEPARA DE DIOS


Antes que entrase el pecado en el huerto de Edén, Dios descendía al aire del
día y hablaba con sus hijos. He aquí la santa comunión o compañerismo entre
Dios y el hombre. El pecado alteró eso.

“He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado


su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y
vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no
oír” (Isaías 59:1–2).
Cuando el pecado entró en la primera pareja humana, Dios, debido a su naturaleza
santa, ya no pudo asociarse directamente con ellos. Fueron echados
forzosamente de la presencia de él, y los querubines y una espada encendida
impedían que ellos regresaran al huerto. Dios continuó bendiciéndoles y
proveyéndoles, pero habían perdido esa comunión íntima que él tenía con ellos
antes que el pecado echara a perder sus vidas.

Por muerte espiritual, nos referimos a la separación del alma de Dios; incluyendo
todo ese dolor de conciencia, pérdida de paz, y tristeza de espíritu, que resulta del
disturbio de la relación normal entre el alma y Dios.
2. LAS RELACIONES DE DIOS CON EL HOMBRE

En toda la Biblia se entiende que el hombre, por las condiciones de su


creación, su ser y su destino, debiera hallarse en comunión con Dios, sujeto a
su Creador, pero basándose esta sujeción en el amor mutuo, y en el hecho de
que el desarrollo de las posibilidades del hombre dependen de que halle su
centro en Dios, de quien recibe la “plenitud” que la gracia pone a su
disposición, y sin perder por ello su personalidad, que es obra de Dios.
Dios les bendiga

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