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Universidad Bolivariana de Venezuela

Dirección General Académica


Coordinación de Interacción Socio – comunitaria

INVESTIGACIÓN – ACCIÓN
LATINOAMERICANA

Ponente: Jesús Rivero,


Coordinador General del Centro de Educación Popular “Luis
Zambrano”

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN: ................................................................................................... 1
1.- INVESTIGACIÓN – ACCION ¿QUE ES?........................................................... 3
2.- EL METODO EN LA INVESTIGACIÓN – ACCION. ........................................... 4
3.-EL PROCESO DE TRABAJO DE INVESTIGACIÓN. ......................................... 5
4.- SURGIMIENTO Y DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN – ACCION. .......... 7
5.- UN DESARROLLO CONTRADICTORIO. .......................................................... 7
6.- LAS COSAS NO HAN PERMANECIDO INTACTAS.......................................... 8
7.- UN NUEVO CANTO......................................................................................... 10
BIBLIOGRAFÍA. .................................................................................................... 10

INVESTIGACIÓN – ACCIÓN LATINOAMERICANA. Ponente: Jesús Rivero, Coordinador


General del Centro de Educación Popular “Luis Zambrano”
Universidad Bolivariana de Venezuela
Dirección General Académica
Dirección de Interacción Socio Educativa

INTRODUCCIÓN:

Desde hace mucho tiempo hemos estado sometidos a una terrible dependencia,
no sólo en el plano económico y político, sino también en el ideológico. En este último
aspecto nos interesa resaltar el predominio del denominado modelo euro – centrista,
según el cual el conocimiento válido y por lo tanto científico, es el producido más allá del
Atlántico. Con él fuimos formados en muchas disciplinas; sobre todo en la historia, donde
el predominio de la historia romana, griega y mesotopotámica, constituye la base y
esencia del desarrollo universal. Así la verdad tuvo y tiene como espacio dominante esa
parte del mundo. Desde muy temprano hemos aprendido, como contraparte, que los
desarrollos importantes no están de este lado, que lo importante no es nuestra historia.
De allí que sea difícil admitir que tenemos una historia patria y menos aún
latinoamericana.
Hemos vivido en un continuo contradictorio, entre un mundo lejano que debemos
admirar e imitar y una realidad subestimada, ignorada y rechazada por nosotros mismos.
Esta manera de abordar la realidad histórica, dependiente, ha calado hasta
imponer un pensar adormecido y de reflejo que se explica mediante la inercia que supone
buscar el conocimiento europeo y el de los Estados Unidos, para reproducirlo en nuestra
tierra. Ello ha conducido a que, por lo general, los sectores intelectuales no sientan la
necesidad de investigar lo que nos es propio; pues, sencillamente, se considera que el
verdadero conocimiento se produce en otras latitudes y a nosotros nos corresponde ser
“Caja de Resonancia”.
Así con muy pocas excepciones, hemos visto como proliferan los defensores a
ultranza de un modelo que a diario reproduce y trata de interpretar nuestra realidad a la
luz de un discurso que, en la mayoría de las oportunidades, se convierte en una seria
limitante para la producción de conocimiento que dé cuenta de nuestras especificidades.
Tan hemos sido formados bajo ese modelo ideológico, devaluador de nuestro propio
pensamiento, que un músico de la talla del compañero Rubén Blades recoge en una de
sus canciones lo siguiente: “Nos enseñaron a leer y a hablar para repetir lecciones con
que domar nuestra voluntad; fue así como casi olvide lo que fui; pues el amo no le
conviene la verdad..., nuestra historia aún existe, sólo hay que redescubrirla, porque
desde niños nos enseñaron verdades que son mentiras, porque crecemos como loros
amaestrados pa´ repetirlas” ( Rubén Blades – Agua Luna – Blakaman, 1986).
Frente a esta situación han surgido latinoamericanos que han levantado las
banderas de la imperiosa necesidad de conocer nuestra realidad desde una perspectiva
nacional y regional. Desde la patria chica que es cada uno de nuestros países hasta la
patria grande que es América Latina. Aquí se dan las manos Bolívar, cuando nos enseña
que “ Nuestra Patria es América” y Mario Briceño Iragorri cuando expresa: “Nunca
alcanzará virtud creadora ni crecerá cuanto es debido en nuestro espíritu la noción de la
patria total, capaz de abarcar en su seno los destinos de mil diversos pueblos, sino
profundiza su raigambre en la robusta individualidad de la patria local, en el afecto
inconmovible al pueblo, al barrio, a la calleja, a la casa, en fin, donde corrieron los tiempos
sin igual de nuestra infancia” ( Mario Briceño Iragorri, Tapiz).
La consecuencia más inmediata de la práctica euro – centrista, no es sólo el
desprecio a nuestra cultura, sino la ausencia de los estudios que requiere el país y
América Latina. En estas tierras existen expertos capaces de dar lecciones en torno a
diferentes aspectos de la vida europea; más aún, tales expertos piensan, respiran y

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evocan con gran placer sus andanzas en esas latitudes, pero lamentablemente son
verdaderos ignorantes y extranjeros en su propia tierra.
Nuestra intención, debe quedar claro, no es reeditar las páginas del chovinismo, ni
ponernos de espaldas al conocimiento universal existente. Estamos interesados en algo
que nos resulta de importancia vital: Impulsar el conocimiento profundo de la realidad que
aspiramos transformar, la que dice relación con Venezuela y América Latina.
Resulta evidente la falta de conocimiento científico sobre este espacio donde
nacimos, pasamos nuestra vida y con toda seguridad nos darán sepultura. Esa ausencia
de conocimiento sobre nosotros nos ha acarreado graves consecuencias.
En nuestra modesta opinión, la ausencia de dominio metodológico podría explicar,
en buena parte, el desconocimiento de nuestra realidad. Ello ha conducido a que el
análisis esté caracterizado por una casi completa idealización, a lo que se une, tanto la
reiterada confusión de las causas esenciales que explican los fenómenos estudiados,
como la no precisión del enemigo principal.
Como no producimos conocimientos que expliquen en la dialéctica apariencia –
esencia, los procesos sociales en los cuales estamos inmersos, entonces se hace uso, de
manera desesperada, de tesis y teorías que surgieron para explicar otros procesos y dar
las respuestas que esas realidades requerían. Insistimos, no pretendemos negar los
aportes de tales teorías, pero nos negamos definitivamente, a copiar análisis y soluciones
que no contemplen el estudio de la realidad social en la que vivimos.
La conducción de los procesos sociales no puede seguir el ya trillado campo del
empirismo y el pragmatismo. Estamos obligados a asumirla científicamente; pues, resulta
obvio que en los últimos treinta años, hemos adolecido de una dirección social capaz de
convertir en aciertos los errores cometidos en todos los planos. Así, como en la actualidad
estamos padeciendo las consecuencias de una dirección política que desarrolló y
desarrolla su acción diaria bajo un, casi total, desconocimiento de la realidad social.
No debería sorprendernos, entonces, los altos niveles de despolitización existentes
en la población, sobre todo en los jóvenes. Entre ellos, el pesimismo y la frustración
parecen ser indicadores determinantes. Estamos rodeados de grupos e individualidades
que rechazan la reflexión y la discusión teórica en aras del aprovechamiento de la
“Primera Oportunidad”. Así el oportunismo inmediatista se constituye en una tendencia
halagadora. Esta situación pareciera fortalecer al enemigo principal en tanto populan las
acciones sin dirección, suicidas y debilitadoras de los sectores populares; al mismo
tiempo que crece la imposibilidad manifiesta de realizar tareas solidarias con países
hermanos como: Grenada, Argentina, Nicaragua, el Salvador, Puerto Rico, Panamá, Haití
y Cuba.
Frente a tal situación no nos es posible seguir de brazos cruzados, en la
ignorancia del conocimiento de los que nos rodea. Requerimos desarrollar y fortalecer la
voluntad de conocer lo que somos. Hoy más que nunca necesitamos recordar palabras
como las de Picón Salas cuando dice: “Frecuentemente se olvida que el espíritu de un
país no se forma por el simple y mecánico traslado de ideas o técnicas, sino con una gran
experiencia colectiva producida y modificada por largas generaciones (Picón Salas, Crisis,
Cambio y Tradición. 1964, Pág. 58).
En lo que se refiere a la Investigación – Acción, ésta se ha venido construyendo
con una metodología al calor de las vicisitudes de los pueblos latinoamericanos y con la
pretensión de servir de instrumento apropiado para conocernos exhaustivamente e

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impulsar transformaciones de acuerdo a las posibilidades; así no admite apellidos


fraguados en otras latitudes. En todo caso si tuviésemos que colocarles algunos
apellidos, estos deben ser indígenas, negros o mestizos.
En este sentido, sin desconocer los aportes al conocimiento científico que se han
logrado fuera de América Latina, la investigación – acción de la cual somos partidarios,
aprendices de investigadores y militantes comprometidos, modestos y humildes, es
aquella investigación – acción que se encuentra “ en el centro de un tambor bien legal”
llamado Latinoamérica.
En la medida en que la práctica de la investigación – acción, comprometida con
nuestro pueblo, se desarrolle, seguramente surgirán puntos de reflexión y discusión entre
nosotros. Ello es importante porque hablarán de teorías y prácticas vivas y por lo tanto en
movimiento.

1.- INVESTIGACIÓN – ACCION ¿QUE ES?

Entendemos por investigación – acción una modalidad de las ciencias sociales,


asumida conscientemente, por los sectores sociales hasta ahora marginados del saber
dominante , para conocer su propio acontecer, generar teorías y técnicas capaces de
concretar y desarrollar la capacidad de producir conocimientos, bienes y servicios para
ponerlos a la disposición de la colectividad. Todo ello en la perspectiva de la
transformación de la realidad objeto de estudio.
A partir de esta definición requerimos precisar algunos de sus aspectos
fundamentales:
Al asumir la investigación–acción como una modalidad metodológica, queremos
indicar que se trata de un esfuerzo modesto, pero dinámico; cuyos cambios y
transformaciones se lograrán a lo largo de la práctica investigativa. En tal sentido, no
estamos hablando de un nuevo paradigma de las ciencias sociales.
El Sujeto Social está constituido por los sectores sociales tradicionalmente
marginados del saber dominante. Bajo esta modalidad de producción de conocimientos se
espera que los referidos sectores asuman conscientemente el proceso de conocer;
superando la división que tajantemente impide desarrollarse en el campo de la
investigación que habrá de potenciar su acción transformadora. Se considera así que el
ser humano tiene la capacidad de conocer y que no es la condición de clase, etnia,
género, etc. La que puede determinar per se el no ejercicio que la referida capacidad.
Más explícitamente, la modalidad metodológica que propugnamos, desde un
compromiso con los sectores tradicionalmente marginados del proceso de conocimiento
científico, es fundamentalmente político, en tanto su objetivo es transformar la sociedad.
No olvidemos que la producción de conocimiento puede servir a dos fines:
Fortalecer la estructura de poder existente o redefinir el poder mismo, en un sentido
totalmente opuesto. Al fin y al cabo la investigación social se constituye en un problema
de Estado cuando, entendido éste como el Centro de Poder Político más importante con
que cuenta una sociedad, se desarrolla a favor o en contra de él.
Se trata, entonces, de romper con el carácter antidemocrático ejercido por los
sectores dominantes en el proceso de producir conocimientos; en el entendido que no es
nuestra intención convertirnos en investigadores para adquirir un nuevo nivel en la escala

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de valores referidos al prestigio social y a las prebendas que ello pudiera suponer.
Queremos dominar el como conocer por la sencilla necesidad que tenemos los sectores
populares de apropiarnos de los MEDIOS DE PODER. Pensamos firmemente en
conducir, nosotros mismos, los procesos de transformación social. Hemos entendido que
cuando un sector de la sociedad se apropia de los medios de producción y en este caso,
de los medios de producción de conocimientos, también está construyendo poder. Si los
sectores populares continúan avanzando por el camino de apropiarse del medio de
producción atinente a esta ponencia, estaremos generando un proceso contradictorio en
este plano. Se estará construyendo un poder emergente que, dependiendo de su propio
desarrollo podrá confrontarse, producir cambios y lograr las transformaciones que el
desarrollo de la humanidad demanda.
El propio acontecer de los sectores aludidos se convierte en objeto. Conocer la
situación que nos rodea, conocer nuestra realidad específica y sus relaciones de
causalidad nos conduce a saber donde estamos parados, con quien estamos, quien nos
puede acompañar y sobre todo, hacia donde vamos y como podemos hacerlo. Estas y
otras cosas definen el conocimiento esperado y necesitado. Sólo cuando estamos
conscientes de lo que somos, podemos organizarnos y desarrollar la capacidad necesaria
para la transformación.
El esfuerzo que se realiza a través de la investigación – acción es para producir
conocimientos y modificaciones intencionadas de la realidad. Este esfuerzo supone al
mismo tiempo la producción de bienes y servicios. Por lo tanto, la investigación – acción
es una modalidad metodológica para producir conocimientos, teorías, políticas y técnicas.
También para producir bienes artesanales, industriales, etc, en tanto hemos decidido
conscientemente conducir y dominar esos procesos productivos. De igual manera la
investigación – acción es una modalidad metodológica para la producción de mejores
servicios públicos. Requerimos dominar los procesos productivos de la administración
gubernamental por la sencilla razón que aspiramos poner a la Administración Pública al
Servicio de los que constituimos la mayoría.
Los sectores populares aspiramos dominar y dirigir los procesos de producción de
bienes, servicios y conocimiento como una manera de apropiarnos de los MEDIOS DE
PODER para la transformación de la realidad que agobia a la mayoría de la población.
Tratando de sintetizar: Podemos decir que la investigación – acción es ciertamente una
modalidad metodológica, un camino para la investigación científica, una metodología de la
teoría y la práctica para la acción transformadora.
Esta modalidad se contradice con la investigación elitesca e individualista al
transformarse en una investigación grupal, colectiva, cooperativa y sobre todo
comprometida. Tiene, en fin como perspectiva el aprendizaje del colectivo para contribuir
y ejercer el poder.

2.- EL METODO EN LA INVESTIGACIÓN – ACCION.

El aspecto medular que caracteriza y diferencia una opción metodológica de otra,


es sin duda alguna lo relativo al método.
En el plano de la producción del conocimiento científico, es decir, en lo
epistemológico, existen diversas Escuelas que podríamos agrupar en las siguientes

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corrientes: El Empirismo; El Positivismo, El Estructuralismo, El Pragmatismo y el


Materialismo Dialéctico.
Tomando como punto de partida el objeto de estudio de la investigación – acción,
el método para conocer por excelencia, es el materialismo dialéctico. Esto es así por
cuanto es este el método que permite observar a dicho objeto independientemente de
nuestra voluntad y en su estado dinámico.
Los objetos de estudio materiales, que se mueven, cambian y se transforman,
según exigencias del método, deben ser asumidos en su totalidad, sus partes y sus
relaciones. Estas son condiciones del principio de concatenación universal de las cosas.
De igual manera, también es necesario conocer el origen y desarrollo del objeto
estudiado. Verlo en su movimiento histórico, en sus contradicciones, cambios y
tendencias; para luego confrontarlo en la dimensión más específica del método: El
análisis categorial.
Para el abordaje del estudio en el Campo de las Ciencias Sociales, predominan los
marcos teóricos: El Estructural-Funcionalismo, caracterizado por la búsqueda del
equilibrio y el materialismo histórico, definido por los cambios y las transformaciones.
El materialismo dialéctico – como método universal de la naturaleza, la sociedad,
el pensamiento y el conocimiento – adquiere especifidad para el estudio de los fenómenos
sociales mediante el marco teórico del materialismo histórico, que dicho de otra forma, no
es más que la aplicación del materialismo dialéctico a la realidad social.
Dentro de esta perspectiva teórica metodológica, es que pueden desarrollarse los
diferentes procedimientos y técnicas para la operación del trabajo de investigación. Vale
decir, que todo lo concerniente a lo que se denomina diseño operacional está supeditado
a las directrices, concepciones y postulados metodológicos.

3.-EL PROCESO DE TRABAJO DE INVESTIGACIÓN.

El proceso de trabajo investigativo es la acción que realiza el equipo de


investigación, con su método específico, sobre el objeto de estudio. Tal trabajo da lugar a
un primer resultado denominado diseño de la investigación que tendrá el tinte que le
imprime el método. En el caso que nos ocupa, tal como lo hemos señalado, si el sujeto
asume el método dialéctico, el diseño será dialéctico.
La opción metodológica de la investigación–acción que practicamos se caracteriza
por su punto de partida. El esfuerzo investigativo parte de una decisión colectiva de los
sujetos interesados en impulsar acciones transformadoras del objeto en que intervienen.
Resulta tal vez reiterativo señalar que este equipo de investigadores, integrado por
miembros de la comunidad en cuestión, están obligados a participar en todas las fases y
etapas de la investigación.
Aspecto fundamental que debemos resaltar es el relativo a que se estudia una
determinada realidad, un objeto de estudio, asumido en su totalidad; lo que significa que
no lo fragmentamos en átomos sociales, en problemas. Estudiamos la realidad en su
totalidad concreta; no estudiamos problemas.
Como no hay separación entre sujeto y objeto, no hay razones para intermediar
entre uno y otro con suposiciones debidamente formuladas. Tal cuestión significa que

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tampoco trabajamos con hipótesis. Aclaramos que ello no conduce a negar las
investigaciones que hagan uso de este instrumento.
El objeto de estudio debidamente definido y delimitado por la acción social, el
tiempo y el espacio, será confrontado bibliográficamente. Esta tarea cognoscitiva es la
que nos pondrá conjunto con el método dialéctico, en condiciones de reconstruir el objeto
en su totalidad, sus partes y relaciones; en su movimiento, automovimiento,
contradicciones, cambios y tendencias.
He aquí la labor esencial que nos conduce a la elaboración de un diseño de
investigación dialéctico.
Ahora bien, el proceso de producción de conocimiento propiamente dicho, a la luz
de la opción epistemológica del materialismo histórico, se constituye en un proceso
general de investigación que como ya lo hemos indicado varias veces, parte de la realidad
objeto, asumida como lo concreto – real, para llegar a lo abstracto; siendo que luego debe
volver a lo concreto. Esa vía de lo concreto a lo abstracto que recorre al proceso de
conocimiento del objeto, estará presidida por una lógica que se parece al objeto: La
Lógica Dialéctica.
El recorrido explicitado con anterioridad y otros tantos, van a conformar procesos
de pensamiento sobre el objeto. El investigador capta el objeto concreto sensorialmente.
Por sus diferentes sentidos fluye información sobre la realidad y esa información llega a
nuestro cerebro, donde la almacenamos, registramos, comparamos. Sin darnos cuenta,
empieza a preocuparnos cada vez menos el objeto concreto – real y más la información
proveída. Ocurre que sencillamente nos estamos separando del objeto, nos alejamos de
él, nos dirigimos de lo concreto a lo abstracto. Cuando es la razón la que empieza a
dominar, es porque estamos en el proceso racional, presto a ordenar, lógicamente lo que
conocemos del objeto.
Otro gran momento denominado proceso de conocimiento se hace presente:
captamos lo concreto – real mediante sensaciones, pero evidentemente ello sólo
proporciona conocimiento de la apariencia. Ese conocimiento de la apariencia es
importante; más junto con él se incorpora, de manera comprometida, la teoría y los
llamados métodos lógicos: inducción. Deducción, análisis y síntesis.
El conocimiento aparente debe calificarse mediante la precisión de los fenómenos
que podamos construir en esa realidad concreta. Esa calificación constituye también un
esfuerzo metodológico. Vale decir que supone la aplicación de los métodos lógicos y las
categorías teóricas respectivas. Más específicamente, los fenómenos deben ser
estudiados en su totalidad, partes y relaciones en las respectivas inducciones,
deducciones, análisis y síntesis, llegando del conocimiento aparencial al conocimiento
fenomenológico.
Metodológicamente es obligante trascender lo fenomenológico, cuestión que se
logra mediante el procedimiento anterior. Así se llega al proceso de conocimiento esencial
y a la esencia más profunda. El método dialéctico supone llegar a la esencia más
profunda de los procesos. Ello demuestra lo determinante que nos resulta alcanzar cada
día más, el dominio de éste método científico.
Todo el esfuerzo que venimos demostrando conduce a los resultados buscados: a)
En el primer nivel de lo concreto, sensorial y aparencial, alcanzamos el conocimiento
descriptivo. B) Luego en el nivel de lo racional y fenomenológico llegamos al conocimiento
conceptual; c) Para concluir, en el nivel de mayor abstracción, lógico y esencial, logramos

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producir el conocimiento teórico. Es en definitiva, éste último, el conocimiento aspirado,


porque el nos permite la explicación esencial de los fenómenos de la realidad concreta
que estudiamos.

4.- SURGIMIENTO Y DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN – ACCION.

El origen de la investigación – acción lo ubicamos en la rebeldía, hasta hoy


presente, de nuestros antepasados indígenas, frente a la avasallante colonización. Son
casi cinco los siglos de dignidad, resistencia y autenticidad étnica. La insurgencia
soterrada o abierta de nuestro pueblo: indígena, negro y mestizo ha sido recogida en la
teoría y acción de hombres como Simón Rodríguez. Con él una pleyada de hombres y
mujeres, a lo largo de nuestra patria latinoamericana, se han constituido en los
precursores del pensamiento, la dignidad y la acción transformadora de América Latina:
espacio del futuro y redención de la humanidad.
En oportunidad anterior, hemos hecho referencia al hilo conductor de la dignidad y
la reivindicación del pensamiento que coloca, en secuencia rodrigueana, al maestro Paulo
Freire, quien en uno de los más serios compromisos contemporáneos latinoamericanos,
empieza a deambular por éstas tierras con su investigación temática, la alfabetización y
la educación popular. Su esfuerzo no es en vano; se expande y entre otros, el patriota
Camilo Torres, investiga y actúa en las montañas de Colombia. De aquí se conocen
proyectos de investigación con la participación de campesinos, obreros y otros sectores
populares.
A partir de los años sesenta, un cuestionamiento al saber sacralizado atraviesa a
Latinoamérica. Desde México hasta Argentina se empieza a conocer esfuerzos por
rescatar lo concreto – real como trascendente en el proceso de producir conocimiento.
Ello ocurre en el campo y en la ciudad, en lo público y en lo privado y hasta en la iglesia.
En ésta última Institución, caracterizada por lo conservador y la quietud, tiene lugar un
proceso que origina los pronunciamientos de Medellín y Puebla. La teología de la
liberación toma forma comprometida con los pobres, los oprimidos y los explotados del
mundo ganan un nuevo aliado.
No es por casualidad que en los años setenta, en Bogotá, se reúne el Congreso
Mundial de Sociología y allí Fals Borda, Maruja, Rigoberto y otros compatriotas presentan
sus tesis sobre la investigación – acción, investigación militante, etc., obteniendo así esta
corriente investigativa su credencial universal.
Desde la realización de tal Congreso Mundial de Sociología, se ha multiplicado la
práctica de la investigación – acción: militante o participativa. Creándose, al mismo
tiempo, un cause de mayor aliento: la educación popular; la educación del pueblo. Esto
es, la educación política, para la asunción de proyectos colectivos y transformadores.
Quizás, un hito importante para Venezuela podría ser éste 1er Encuentro de
Investigación– Acción que realizamos en la tierra de Don Luis Zambrano.

5.- UN DESARROLLO CONTRADICTORIO.

La Investigación – Acción no es producto de un desenvolvimiento lineal. Es más


bien la expresión de la dinámica contradictoria del que hacer latinoamericano.

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Obviamente, la contradicción expresada en el modelo dominante del euro


centrismo y la dependencia ha sido la fuente de origen de todo el quehacer de esta
alternativa metodológica. Allí se centran nuestros esfuerzos y se centraran hasta que ella
se haga antagónica con lo que representa el pasado y sólo pueda resolverse la
contradicción por la exclusión de una de las partes. En esta oportunidad, la derrota de la
dependencia en todos sus planos.
Una segunda contradicción está en la búsqueda de alternativas frente a la
investigación academicista aferrada a la contradicción anterior. Cuando enfrentamos la
tesis de la producción de conocimiento individualista y elitesca, postulamos, como
elemento contrario, la incorporación de una base social popular a dicho proceso.
Estamos, así, propugnando su democratización y una práctica para conocer, de manera
prioritaria, nuestra realidad – económica, política y social. Ello, implica, también, un
proceso de reivindicación del pensamiento latinoamericano, en divergencia con las tesis
desarrollistas y los transplantes mecánicos de experiencias.
Es conveniente reiterar nuestra interpretación dialéctica; pues, en definitiva, no se
trata de antagonizar per sé sino que ese desarrollo contradictorio asuma cualitativamente
la dimensión que conduce a su superación.
Esta modalidad metodológica, también se debate en esa estrecha confrontación
entre la absurda separación de la teoría y la acción; entre la práctica y el conocimiento;
entre conocer, investigar y actuar; entre el trabajo manual e intelectual. Como superación
de lo anterior resulta la investigación – acción, como una metodología de la praxis.
El Predominio positivista de la neutralidad de la ciencia se estrella frente a la
realidad latinoamericana. En este espacio toda neutralidad se confunde con la traición. Al
lado de los indicadores del subdesarrollo, evadir el compromiso es, sino una traición por lo
menos algo parecido. Por lo tanto nuestra práctica investigativa no tiene otra opción que
la del compromiso y la transformación.
Lo antes dicho explica, sin muchas vueltas, la intencionalidad expresa de muchos
que aceptan la neutralidad de la ciencia, cuando insiste, ideológicamente, en la
separación del sujeto y el objeto.
Como nuestro objeto de estudio se ubica precisamente en los fenómenos políticos
e ideológicos de la realidad social, nos conduce al ineludible enfrentamiento existente
entre optar por perfeccionar las posiciones de encubrimiento o por develar, analizar y
explicar la naturaleza de las relaciones de los referidos fenómenos.
En este pugilato social también se viene debatiendo la conducción de los procesos
de equilibrio, cambios y transformaciones de nuestras comunidades: se trata de aceptar
una conducción, con el centro de decisión fuera de nuestras fronteras o por el contrario
propugnar una conducción autónoma, que conozca la realidad que intenta transformar,
que construya un discurso con las palabras e intenciones del mismo y señale los
derroteros que el pueblo determine. Más claro, frente al mundo ideal del desarrollo
moderno y tecnocrático a imitar, se plantea la autogestión de los pueblos de América
Latina y su correspondiente inserción en la totalidad y universalidad del conocimiento.

6.- LAS COSAS NO HAN PERMANECIDO INTACTAS.

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Como resultante de ese desarrollo contradictorio, a lo interno de la investigación –


acción, se han operado algunos cambios significativos; ellos son entre otros los
siguientes:
Cambio en el Sujeto.
En primer lugar, el sujeto social son los hombres y mujeres de los sectores
populares en su propia comunidad local, conscientemente comprometidos y organizados
para apropiarse de los medios de poder, en un indisoluble binomio con su acontecer.
Cambios en el Objeto:
La propia vida cotidiana de los miembros de los sectores populares, su acontecer,
su cultura, observada como una totalidad concreta y no atomizada, no problematizada y
mucho menos hipotetizada.
Cambios en el Espacio:
La investigación que califica, prestigia y provee poder y otros beneficios, siempre
ha sido la dispensadora de conocimientos del mundo desarrollado.
Desde hace algún tiempo, en América Latina, hemos tenido la osadía de estudiar y
producir conocimientos sobre el mundo subdesarrollado. Hemos intentado conocernos a
nosotros mismos a diferencia de la acostumbrada práctica de ser conocidos por otros.
Ese esfuerzo por conocernos parte de la comunidad local, como totalidad concreta
conformada por los hombres y mujeres que la habitan, inmersos en su cotidianidad.
También “está en los centros de trabajo donde se perfecciona la explotación, en los
centros de enseñanza donde se fragua la reproducción ideológica del capital y en los
servicios públicos y privados donde chocan las necesidades de los oprimidos y se
marchita la calidad de la vida”.
Cambios en el tiempo:
La producción de conocimiento no está solo dirigida a ese “deber ser
inalcanzable”, sino que nos hemos propuesto producir conocimiento para transformar lo
cotidiano. Se trata de hacer del cambio y la transformación, también algo cotidiano; hasta
acostumbrarnos a cambiar todo lo que haya que cambiar.
Lograr desde la base un proceso de transformación como acción cotidiana en los
individuos, grupos, familias y comunidades es nuestra más firme aspiración.
Cambios en el Beneficiario:
Es ahora cuando los sectores populares – hasta ayer marginados del proceso de
producción del conocimiento – comienzan a convertirse en productores y consumidores
de su propio esfuerzo; beneficiarios de los bienes, servicios y conocimiento por ellos
elaborados.
Cambios en la Finalidad:
La búsqueda de la producción de conocimientos y de apropiación de la
información, por parte de los sectores populares, obviamente debe conducir a una nueva
hegemonía de poder, con una direccionalidad específica: La superación del subdesarrollo
bajo la construcción de una sociedad que supondrá una manera equitativa de distribuir la
riqueza, al mismo tiempo que una nueva ética y una nueva moral.
Esta ambiciosa finalidad será la resultante de la multiplicidad de procesos de
organización y concientización de productos directos de su conocimiento, que

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llegarán a transformarse, de consumidores de conocimientos foráneos, librescos y


obsoletos, en beneficiarios de su propio esfuerzo.
Entre nuestros postulados ineludibles está la reivindicación del pensamiento
renovador latinoamericano, de sus luchas libertarias; de su dignificación y auto eficiencia
popular.
La Investigación – Acción aspira lograr el desarrollo permanente de comunidades
organizadas, críticas y autogestionadas en torno a los procesos productivos de bienes,
servicios y conocimientos. En este último aspecto, expresamos de viva voz, que
aspiramos a que las mujeres y los hombres de los sectores populares se conviertan en
científicos -sociales; en productores de conocimientos, de teorías, metodologías y
técnicas. Trabajamos por último porque logremos el dominio de la dirección de los citados
procesos.
En síntesis, aspiramos a un proceso de transformación cultural que mueva los
cimientos de individuos, grupos y comunidades en su trabajo, su organización social y su
lenguaje.

7.- UN NUEVO CANTO.

En Venezuela y América hay un nuevo tinglado que en los hechos cotidianos


produce una nueva melodía. Cada vez es más evidente que nuestros pueblos luchan por
decir su propia palabra. Se observa en cada momento esfuerzos por centrarse en sus
propios recursos y autogestionarse.
Estamos obligados a registrar, con paciencia y fidelidad, este “crecer de la hierba”
para que objetivamente podamos pasar del pesimismo al optimismo y así poder redoblar,
con nuevo entusiasmo, las tareas de concientización, organización y educación que todos
reclamamos.

BIBLIOGRAFÍA.
Blades, Rubén. Agua de Luna, Blakaman – 1986.
Briceño Iragorri, Mario. Tapiz.
Rivero, Jesús. Curso Metodología de la Investigación – Acción. Material didáctico.
Caracas 1989.
Salas, Picón. Crisis, Cambio y Tradición. Editorial EDIME- 1964.

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