Hay ocasiones en nuestra vida cristiana que cuando Dios nos habla atravez de la
lectura de la palabra de Dios, del estudio de las escrituras o de una predica, se
presentan ciertas situaciones como no creer en ella o dudar si es para nosotros, o surgen pensamientos como:”que bonita promesa, pero por la gravedad de mi asunto no es para mi”. La mente es un elemento poderoso que tenemos que así como nos puede ayudar a seguir adelante y superarnos, este también nos puede destruir en varios aspectos de nuestra vida, como por ejemplo en nuestra vida cristiana, porque: nuestra mente puede limitar nuestra fe. En la biblia dice:"Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Corintios 10:5). Según este pasaje la mente es un campo de batalla. Estamos en una guerra espiritual que debemos pelear con armas espirituales. Usando estas armas, refutamos las mentiras del enemigo, los argumentos, las teorias, los razonamientos y cualquier otra cosa que trate de exaltarse en contra de la verdad de la Palabra de Dios. Tenemos que llevar nuestros pensamientos cautivos y no permitirnos el lujo de recibir y meditar acerca de cualquier pensamiento que nos llega a la cabeza. Tenemos que disciplinarnos para “pensar acerca de lo que estamos pensando”. Esto requiere de ejercicio y práctica. El arma principal que usamos para esta guerra en nuestra mente es la Palabra de Dios aplicada en varias maneras: predicada, enseñada, cantada, confesada, meditada, escrita, y leída . La Palabra de Dios tiene un efecto purificador en nuestras mentes en todas las formas en que la usamos. Jesús llamó al diablo "padre de mentira" (Juan 8:44). Nos miente a ti y a mí. Nos dice cosas acerca de nosotras, acerca de otras personas y acerca de circunstancias que simplemente no son verdad. Sin embargo, no nos dice las mentiras todas juntas y de una sola vez. Comienza por bombardear nuestra mente con un patrón astuto de pequeños pensamientos desviados, sospechas, dudas, temores, razonamientos y teorías. Se mueve lenta y cautelosamente. Recuerda: él tiene una estrategia para su guerra. Te ha estudiado por largo tiempo. Satanás sabe lo que nos gusta y lo que no. Conoce nuestras inseguridades, debilidades y temores. Sabe qué es lo que más nos molesta y está dispuesto a invertir todo el tiempo que sea necesario con tal de derrotarnos. Su punto fuerte es la paciencia. En la biblia dice: Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.(prov 23:7) El Señor Jesucristo advirtió sobre la necesidad de cuidar nuestro corazón, que en términos prácticos, es esa parte donde procesamientos y guardamos toda la información que posteriormente dejamos emerger con palabras y acciones: Él dijo que “…del corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre”: (Mateo 15:19-20) Se trata de algo muy valioso para nuestra vida. A partir de las Escrituras aprendemos que nadie más que nosotros puede determinar qué información aceptamos que se filtre a nuestra mente. Y también, somos nosotros y nadie más que nosotros quienes reaccionamos a esos estímulos. Querámoslo o no, actuamos movidos en gran parte por lo que pensamos, y el propio Jesús sabe lo que anida nuestro corazón. Debemos llevar nuestros pensamientos cautivos y no ser indulgentes con la carne en cuanto a recibir y meditar en cada pensamiento que viene a parar a nuestra cabeza. Recuerda que el arma principal con la que batallamos es la Palabra de Dios, y debemos llenar nuestra mente de ella y dejar que el Espíritu Santo la transforme cada día, para que caminemos conforme a la voluntad de Dios (Ro. 12:1-2). "Porque los que viven en la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu" [Santo] Romanos 8:5. En el capítulo 8 de Romanos, Pablo nos enseña que si pensamos en la carne, caminaremos en la carne. Pero si pensamos en las cosas del Espíritu, caminaremos en el Espíritu. Déjame decirlo de otra manera: si tenemos pensamientos carnales, pensamientos equivocados, pensamientos negativos, no podemos caminar en el Espíritu. Pero, por el contrario, si tenemos pensamientos puros y renovados, obtendremos una vida cristiana sana y exitosa. Tu vida puede encontrarse en estado de caos debido a años de pensamientos erróneos. Si es así, lo más importante es que llegues a la conclusión de que tu vida no se enderezará hasta que tu mente no lo haga. Debes considerar a esta área como de vital importancia. No puedes superar tu situación solo con la determinación de hacerlo. Es verdad que precisas determinarte en el Espíritu Santo y no en los esfuerzos de tu carne. Pero debes recordar siempre que el Espíritu Santo es tu ayudador: busca su ayuda, descansa en Él. No puedes hacerlo sola. Dale al Espíritu Santo el control de tu vida. Él te llevará a la perfecta voluntad de Dios para tí, la cual incluye gozo, paz y bendición abundantes. Y también debemos tener el conocimiento de la verdad de Dios en nosotros para que nuestras mentes sean renovadas. La Palabra de Dios tiene un efecto limpiador en nuestras mentes cada vez que la usamos. Nadie vivirá una vida verdaderamente victoriosa a menos que sea un estudiante sincero de Las Sagradas Escrituras. Cada fortaleza en tu mente puede ser derribada y cada engaño, descubierto. ¡No nos conformemos con nada menos que la libertad total!