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l!A F-I·l o S o' FI A '-:.

ES P A N
, O lA
-
y e I e hQqU e M, e n é n d ez- G u a r d ia *(
(189~-93).

Mientras se debate Menéndez con Fonseca y las redac-


ciones xle algunos diarios y revistas" el' grupo RevilIa o
sea la generación del 68 sigue en su postura cada vez más
negativa, cada, vez más anti-tradícionalista, Recordaremos
a Becerra, a Costa, a P. Azcárate (ya dos veces aquí men-
donado). a Almírall, Pica toste, Guardia •. Gener, Mallada,
Fed. de Castro, Puyol, Mourelo, etc., para quienes la filo-
sofía, propugnada por el polígrafo no cuenta, pues no la
ven moverse-que también el movimiento filosófico se de-
muestra andando-e-en mínguna academia ni biblioteca, y
la ven en cambio denostada o sencillamente desconocida
en lo que a sus rasgos hispánicos se .refiere. Para los ex-
traños no existe la filospfia española por razones muy pro-
saicas, .porque la renta exterior no sube-s-pues corno decía
muy donoso Valera, dejad que suba dicha renta; a 70 y
forzaremos a Europa a creer en nuestros filósofos y en nues-
tros sabios 1)-; para los propios, como acaba de decirse,
porque no da señales de vida ni allí donde debía darlas.
Esta última ,prueba, dentro de 1,08 ámbitos. de una misma
unidad cultural-en el caso, la presente nuestra que em-
pieza -con el Renacimiento-sería decisiva, si la filosofía
en cuestíón hubiera de encontrarse donde ellos. rocen o
suponen, y se hubiera escrito en castellano. No lo es, al
estar en su mejor parte al menos, eserítaen lengua muer-
ta o que se ha vuelto tal, impervía, extraña, a la mayoría
de los presentes. Oigamos. de todas maneras algunas de
sus. voces y lamentos. Que tanto o más que reseña de las

*1 Continuación (VII) delí estudio: La Filosofía- 1!lspañola, 81' (JQ1t-


cepto 11 81' Valor. Of. Núrn., dieiembne (lfl44) , pp. 523 ss ; febrero (1945),
pp. 123 ss.: mayo, PP. 57 ss.: junio, pp. 117 ss.; abril (1946), pp. 347 ss.;
mayo, 442 ss,
1) Son vanos los que han hecho objeto de sus ensayos y reflexiones
esta verdad que Valera=-por lo menos se le atribuye a él la ocurrencia-e-tan
gráficamente ha expresado.
187(\, hl.\1I 14l1yll, huhln yn u ruunsadva de "In fultn de ¡IIM-
CIl'H:III1I01H'e, quiere SC!' esto trubajo sondeo de Iu lU'ollllll trucclón 1'111 l'l Iondo de nuestra sociedad desde la segun-
cll<iud y Jus vicisitudes de lacoil'ciencia nacional eu el da purlo del siglo XVI". Y conste, añade en su constante
puulo propuesto. Y además, apreciaremos mejor asi la Ia- afán de respetar las creencias del país, que según ha de-
bol' gigante de quien casi sólo hubo de hacerles frente. mostrado el obispo de CÓl'do1ba [P. Zeferino], Ia filosofía
y la ilustración no se .oponen al catolicismo 4). España "re-
Empecemos por París, donde en la Reoue du Monde pone el federaHsta Almirall escribiendo en la revista de
Latín y bajo el epígrafe bastante: glorioso de "Los Hom- París acabada de citar, año de 1886, se llevó al Nuevo
bres del mundo latiin~ó"-una de las secciones de ese ór- Mundo su samgre Y su vida, "y mientras allá todas nues-
gano intelectual-e-se hace esta caricatura del campeón de tras energías se iban agotando y nuestra savia consumién-
la filosofía peninsular, que si desagradable y mal encarada dose, se rejuvenecía Europa con el Renacimiento Y tem-
en sí, lo es más porque S\1 autor; Domingo Rostrituerto, sabe plaba sus nervios con la Heforma" 5). Por el mismo año
hacer justicia al polígrafo en otros terrenos. de 1886, también en revista parisiemse y de seriedad reco-
En el núm. de junio de 1884 escribe lo que sigue: noeida, escribe Guardia: "España convertíde en lazare-
"Otra de las manías de M. Menéndez es su aferramien- to, quedó aislada del resto de Europa, y, abierta única-
to a' uma filosofía española de los siglos XVI y XVII, en mente del lado de América. [ ... ]. De este lado mal podía
comparación de Ja cual el Nouum Organony el Discurso venirle luz, y como importaba ante todo ,detener la here-
del Método serían .sólo .juego de niños. La envidia de las jía en las fronteras, vióse condenada al oscurantismo. In-
naciones ha hecho silencio sobre esta filosofíaextraordi- telectualmente vivió de lo que se "sabia ya bajo Carlos V"
naria, peropronto vamos a saber a' quéatenernosr un Me- 6). Mucho más ponderado Picatoste y en buena parte de
síasha surgido que' pondrá las cosas en su punto hacién- su obra ejemplarmente hispamizante, escribe que, tras un
donas ver claro como ''el sol, que, los españoles 110 tenían siglo XVI de esplendor, la nación "cayó en el ,abandono Y
descubierto todo. El juez de instrucción, en presencia de el aislamiento. Las fuerzas de tIa nación-comenta-se
un crimen busca 'a la consabida! mujer ("cherchez la fem- consumieron en guerras de def emsa; el espíritu español
me"). Lo mismo M. Menéndez, 'en pronunciando el nombre ..fué vencido en la lucha COiIl la teocracia; Y la enseñanza
de un filósofo Inglés, alemán, francés, instantáneamente quedó sometida a los frailes y jesuítas (la tesis de Nava-
se .nos va a buscar el español de dondeha salido todo.iy rrete) que nos trajeron la ignorancia científica". Picatoste
os '10 "encontrará, estad" seguro, -tOtl mas habilidad que el 'Sefi}a ante todo en las ciencias, lto que era su ¡fuerte, y de
juez instructor" 2). " J ,
la filosofía apenas hace mérito 7). Gencr supone que nues-
'No siempre son tan negativos ni tan zumbones los arri- tra fnosofía tiene la esterilidad conccplivl.l 0('1 Islam.
ba aludidos, peto' ondulante y ,todo, la línea de sus críticas "Todo son detalles, filigrtllllus, comentarios Y C<ftnentflrios
mantiénese en tonos harto escépticos, toda vez que el re- de comentarios. Parece uno de eStOSmuros casi sin relie-
traso de la España de los Austrias ha 'pasado a formar ve ni accidentes de las constl'uCCiolH'timoriscus ... " ~). Le
parte del ideario de las democracias: Exprésaseasí entre hace eco Mallada cuando asienta: ESPllíill l'S un país de
IÜlÍI1dS' Becerra,a 'los filiales (cap: XXIII) de su 'Imperio soñadores a lo Quij ote, siente la seducción de hl poesía y
Ibérico (1883), obra de gran aliento (3 vol.) pero de míni- no llega al tatlento practico, sobre todo porque los reyes
ma compreosíórr+pára Ia' "labor de' nuestros pensadores con su intotleram.cia religiosa han rctrusndo In instrucción
cristianos.' Costa es ya más constructivo' .menos antitra- y 9), Repite el lamento Fed. de Castro: Lll Intclcruncía in-
dicíonal en' sus Estudios Jurídicos y"PplítidÓ's, donde trata
de precisar aportaciones de Suárez, 'Quevedo, Baltasar
Gracián, y en donde se 'leen frases como ésta:" "Con' Ma- 4) La Filosofía y la Cfvi,lizuC'Íón llwd,ema M J]¡¡poJ(tIJ, J8RO, J). 27. \
ríana y Suárez dejamos de ser sémitas, -volvimósa entrar 5) DEspugne telle qll.'elle est, párrafo IX, P. 57 ('11 In ro-edición qU,e
ese mismo año se hizo en Mont"pellier en forma de foJ]{'10_ Tomos VIII-IX
en el concierto de la razón y a hablar el lengua] e de Arís- en la citada Revista, sin que pueda precisar los Núms,
tóteles, de Cicerón, Polibio .y Santo Tomás" .3)., P. Azcá- 13) "Philosophes Espagno]s: Oliva Sabuco" en UCV1UC Plti,lo8ophiquc,
rate, en pos de aquel' qu.e ocasionara 'la·~coIitroversia de
•'
I
" ' ,l ."0 \., ,(,\ " •
t. 22, 47..
7) p:EstUMoS sobre la Gl'and,eza y Dooadenoia de ES1Ju>fta,1887, III, pági-

H
- na¡s125 ss.
8) 'Heroejías, 1887, p. 134.
2) p. 202. 1:'11: o ... l. ~!t 9) LQS Mares de la Pa,tr'ia, 1~'1l0. p. 30-42.
lJ) p. 101. 3
Hif

CfluHItC1l'inl
y In pragmática de Felipe II echaron al cala- alguuos exeluslvísmos patentes y confesados, es 10 que en
ho~u en que se había aprisionado a la investigación cientí- 'Su esfera proclama el vivista, esto es el partidario de lu
fico la última llave 10). No tenemos ciencia' que pueda lla- fi!Iosafia laica o mejor tal vez, menos escolástica 13).
marse española, declara Puyol, pues 10 poco que sabe-
mos nos 'lo han enseñado otros 'pueblos 11). Mourelo re- Menéndez abandona el tono polémico y dej a que, uno
pite en 1894: ".,.la cultura y el arte perecieron manos de en pos de otro, vayan sus trabajos dando fe de la causa
fuerzas intransigentes, y una pragmática dictada por el que defiende. A continuación ,de su estudio sobre la Plo'C-
fanatismo de un monarca bastó a privarnos del comer- sía l\1;l:stica-que motivó la polémica con Fonseca-, es-
cio científico con las naciones extranj eras, prohibiendo tán sus conferencias sobre Calderón (1881) en las que,
que los españoles estudiasen y enseñasen fuera de Espa- víolentendo es cierto lo del fenornenismo escénico a la ma-
ña, y la presencia en nuestras Universidades y Escuelas nera de los románticos germanos que antes recordamos,
de maestros y discípulos extranjeros. Así, mientras [... ] destaca simbolismos profundos y actitudes teóricas hu-
desaparecían Ias grandes cátedras de Salamanca, la in- manas realmente existentes en el gran dramaturgo. Pa-
transigencia f'ué poco menos que erigida en 'sistema cien- sando por alto sus apuntes sobre R. de Sabunde, de 1878,
tífico, y el fanatismo de una Escuela, ya entonces deca- y sus investigaciones-con publicación de inéditos al-
dente, informó toda la ciencia" 12). gunas-sobre A. de Villanova (1879), nos encontramos
He citado a personajes representativos de un sector-y con. los tres tomos de los Heierodoxos (1880-82), donde,
de un decenio-discurriendo sobre los destinos patrios en (t. 1), aunque en perspectiva fuertemente adversa y com-
forma de estudio más o menos 'serio y profesoral. Van, batida, se registra no mal la actividad mental de aquellos
como se ve,de la mano de los adversarios de Menéndez, filósofos del panteísmo semítíco-andaluz que se infiltra 00
los Pedregal, Salmerón, Perojo, Bevilla, Núñez de Arce, la escuela cristiana y las vindioaciones que provocan las
los que pesaban tanto sobre él, que hubo de escribir a Va- mismas, En el tomo II suenan los nombres de Servet y de
lera pidiéndole Ie sostuviera con su neutralidad benévola. los protestantes ibéricos, con acertadas consideraciones
Están viendo una cultura científica o in:rexistente o mata- sobre el misticismo ortodoxo en su concepto superior y
da en germen por las fuerzas de la intransigencia. A ha- sobrenatural, mientras, en el III, el filosoflsmo setecentis-
cedes caro, pero reforzando la mota, viene en 1891-1893 ta de sensismos groseros queda no mal delineado.
I

la ruidosa campaña de Guardia, uno de los que han se- Pero donde Menéndez echa el resto es en su Historia
ñaladoelcamino del polígrafo con huellas más indele- de la« Ideas Estéticas (1883-86). El cuadro es vastísimo,
bles, del relieve histórico de las de Revilla y Fonseca. Pe- tal vez desmesurado; comprende las concepciones más
ro antes que a Guardia, habrá que oír otra vez a Menén- generales que van cruzándose en 'la historia del arte, y las
dez que es quien con nuevos escritos provoca su airada de los hispánicos que con ellas se entretejen, debidamen-
in tervención. ' te subrayadas. Desde Séneca y Quintiliano hasta los tra-
Entramos en consecuencia a examinar actuaciones ul- tadistas del neo-clasicismo y de la romántica, han ido
teriores del egregio autor yde los que hasta cierto punto dejando en las mallas de su trabajo las cuentas, bien ru-
le seeundan : Moreno Nieto, el agustino M. Gutiérrez, Re- bicundas del sensismo o bien diamantinas de un espirí-
yes García, Símonet, Villa-Urrutia, Hinojosa (E.) , Vale- tualísmo acendrado, que forman el collar de [a estética
ra, Pidal, Fernández Guerra, Sánchez Toca, Cueto, Cañe- nacional. en trabajo valiosísimo, "exacta y completa la
te, etc., es decir el grupo de los investigadores en primer exposición de ideas y teorías" (P. Zeferísro), siquiera no
lugar, y el de las doctos después, que traducen al mundo hayan faltado quienes digan que el engarce ha ahogado
intelectual y literario el conservatorlsmo que en política las perlas, que apenas es historia propia sino ajena la que
propugnara quien en solemne ocasión exclamó: "Vamos se hace. Lo que no puede negarse es, que el sentimiento
a reanudar la historia de España". Al fin: y al cabo, con de lo bello animó a la áurea literatura de los días de San
,
10) [La Filosofía Andaluza] en el Discurs« Inawgttral, Universidad 13) Los grupos presentados aquí en discusión no coinciden siempre, ya
dl\ Rrvilla, 1891, p. 144. he reparado en ello, con los qUe se pudieran hacer, barajando los mismos
11) La Vida polítioa en España, 1892, p. 203 ss. nombres, en el camno político. Mis grupos "grosso modo" son : el tomismo
12) Ln. 1Jlspaña Oientífído, en España en fin de siglo, por J. Valoro de rígido, el kl'Ill1SiHITIO y afines, el vivísmo o de la filosofía más indepen-
'I'III'IIIIM, 1804. p. 55. diente.
I¡I' .IOAI.IU1N lJUAH'1'E, S. r.
LA l~ILOSOFÍA ESPAÑOLA y EL (;1:1.0Q tns, ETC . • r;:m
•1111111 eI(' la Cruz; por él lució ella sus mejores galas y oul-
Illl.tl6 Cut las altas regiones platónicas, mansión de la Be- Por la misma fecha se ocupaba Villa-Urrutia, en tres ar-
III'za eterna. '. . tículos, de la visión internacionalista de Francisco Vito-
Dentro todavía del decenio 1884-1894, diserta Menén- ria IReu. de España).
dcz sobre S.' Isidoro y su importancia intelectual (1883), Idéntico sentida se iaisinúa en los que con Cámovas a
sobre Lulio ('1884), 'sobre Vitória (1889), las Platónicos y Ia cabeza planean la magna Historia de España: Hinojo-
Místicos (1889), los precursores del Criticismo '(1891), pa- sa (R.), Fernández Guerra, Balaguer, García Catalina, o
ra seguir en los comienzos del siglo desgranando notas en los que con Cueto, Cañete, Valera (y poco antes Ama-
sobre Abentofail (y Algazel), y otras más sobre Lulio: en dor de' los Ríos), cultivan estudios de crítica literaria.
el prólogo al Sistema Ciesrtífico Luliano de S: Bové. Añádanseles un Sánchez Toca yun M. Silvela que hablan
Las vicisitudes todas del pensamiento nacional en ;lo COn discreción y dístingos de la decadencia patria, o un
que tiene de más original e interesante se van estudiando, Fernández Montaña que rectifica a 'los detractores de Fe-
si no con detenirniento y compulsación máxima-cero llega lipe 11 15).
a trabajos definitivos y hay apreciaciones reformables a Por un sector nuevo, cual-es el de las filosofías regio-
lo largo de sus an'álisis-con considerable profundidad y nales, surge por este tiempo la voz de Fed, de Castro sub-
de manera que incite por el 'rumor de la investigación ex- rayando la filosofía andaluza corno usridad hasta cierto
tranjera que refleja y hace sentir, a' complementos varios. punto definida (1891). En Cataluña se repite el fenómeno
La erudición que Ies acompaña es siempre deslumbra- con Gener, Guardia y los que con Mil'á fomentan cl resur-
dora. ' gimiento de Ias letras catalanas. Costa señala para Aragón
Con Menéndez trabaj an otros, lo hemos dicho ya; un si no un pensamiento propio, un estílo al menos que le es
Hínojosa (E.) cuyo sentido histórico-crítico explota el fi- peculiar em sus escritores más reflexivos.
lón de los Internacícnalístsj, jurídicos, Vitoria sobre todo, Dos décadas antes hablase iniciado In l'l'vl\lol'izlICl61l
a quien llama gran maestro del Derecho Público esr Eu- de los pensadores portugueses con LOlH~H-PI'II\.'II. In qlll
Topa (1889). Su conciencia patria" muy alerta, la vemos continúa después con Bíbeíro, Brugu, clc., puulo <1'\1(\I/lm
condensarse en estas palabras: "La gloria indiscutible y bién nos concierne dentro de la 1'Hosofht lH'UliIlRUll\1' u que
más universalmente reconocida de nuestros teólogos es su en algún respecto se extiende este estudio, y cuyo dC!iHI·J·O·
ilIlHuencia en las teorías fundamentales del Derecho In- 110 se emprenderá más tarde.
ternacional" (1889). Moreno Nieto (t 1881) ve en Fr. Luis Mientras así se dilata la conciencia nacional, hacien-
de León y el P. Granada las cumbres de un espiritualismo do eco débil si se quiere, pero eco al fin, all esfuerzo rehu-
cuyos representantes a la vez con ellos son Platón, Aris- bilitador del pensamiemto Jrispánico que cada vez se in-
tóteles, S. Agustín, etc. Moreno parece preludiar la obra crementa másen el extranjero-y que Menéndez recoge
del P. M. Gutiérrez, que en sus estudios sobre la filosofía en su Discurso sobre los Orígenes del Criticismo-, sufre
española, luchando al Iado de Mlenéndez y con su santo y de la extrema izquierda, o mejor del libre pensamiento,
seña, acentúa el lado agustiniano y dedica a León una nuevas embestidas y nuevas contrastacíones saludables.
monografía de culto y selecto sabor renacentista (1884). La lucha se entabla durísima, y en torno siempre del mis-
Tanto aquí como en su otro libro El Misticismo Ortodoxo mo batallador, si bien con modalidades nuevas. Primero
(1886) muévese en las directrices del pensamiento de Me- fué en revistas nacionales ;en periódicos más tarde, y aho-
néndez-cpara ser corno él combatido-, cuando reafirma ra va a ser en publicaciones traspirenaicas. Gana pues al-
que en los "escolásticos advenedizos" hubo aficiones por tUI1ay ensancha horizontes. Entramos sin más a relatarla: .
Ia forma, hubo preferencias' psicológicas y fuga de for-
malismos -f'ríos. Sentido asimismo reivindicatorio denota- En el último tomo de Los H eterodoxos se lee: "En Pa-
ba Simonet elogiando al Eximio en la universidad de Gra- rís vive y escribe un médico balear, D~.José María Guar-
nada 14), y Reyes García que revaloriza a Suárez como dia, doctísímo en nuestras cosas y en filología y en la his-
teólogo, jurisconsulto y filósofo. A ello dedica media do- toria de su ciencia, traductor de Cervantes, biógrafo de
'cena de artículos en La Ciencia Cristiana, año de 1880. Huarte, y autor de una de las mejores gramáticas latí-

15) La Historia de la Filosofía qus publica J. de Castro, krausista o


14) Cf. La Ciencia Cristiana, 1878.79. parakrausísta, en 1890 (2." ed. 11:;98), no se excede en el regíatro do la fi·
losofía nacional.
LA l'lJ.OSOFÍA ESPAÑOJ.A y EL CHOQUE, IE'J'C. !)!ln
:11 JOAQuíN IRTAnTE, S. lo

11I11ique hoy se conocen en aulas europeas, el cual pasa o Desde muy antes, declara, venían "optimistas" como
J)llImbu por 'arriano o protestante liberal' de la escuela Forner, A. de Castro, Laverde, Valera-con algunas re-
de Alberto Réville, y colaboró asiduamente err la Reoue servas éste-, expresándose encomiásticamente sobre la
Germanique, órgano autorizadísimo de-la escuela. En sus filosofía española. Pero el afán de encomio ha desembo-
escritos más bien me parece librepensador que sectario". cada en sectarismos con la obra poco ha mencionada, me-
Posterior a 110 aquí escrito, que es de 1882, está publi- ro centón, perpetrado por tres autores, Laverde, Pidal y
cando Guardia 16) en Repue Philosophique y 00 Reuue Menéndez, "que sólo conocen Iibros y no saben leer entre
d'Instructioti Publique eruditos artículos sobre OJiva Sa- líneas, cosa tan' indispensable con ciertos pensadores que
buco, Lulio, Gómez Pereyra, D. Quij-ote, Huarte, los f'iló-. han escrito bajo el vigilante oj o de [a policía clerical,
sofos de Cuba, casi siempre baj o el rótulo genérico de "Fi- previo privilegia del Rey y a¡probadones del Ordinario.
Iósefos Españoles". Sus invectivas contra la España de Se figuran esos :ingenuos-sigue criticando-que.basttt ser
los Austrias sucédense sin interrupciózi, y más arriba ten- bibliófilo o bibliógrafo para parecer sabio; o que meros
go dado una pequeña muestra, del año 1886, cuando se apuntes librescos van a pasar por erudición, como si ésta,
ocupaba de la filosofía de Sabuco, Exactamente como en cuando esde Iey, pudiera prescindir de ese espíritu de dis-
ese año de 1886 se produce en el de 1889 al disertar so- eersiimiento que es el genio mismo de la crítica".
bre Pereyra, cuando a los comienzos del. estudio habla de Dedica a -contínuacíón frases irónicas a Laverde, in-
"la mutilación cerebral implacablemente operada en genioso y 'erudito, muy pródigo en "ismos", es decir en ha-
nombre de la unidad de la fe", y de la que se salva la hlarnos de vivismos, huartísmos, etc. con tribus filosóficas
porción de la fídosof'ía que se apoyara en la medicina. El de su imaginación; ,a Pidal de ¡fe robusta y devoto de San-
ataque a la tradición se formaliza el siguiente año en el to Tomás; y pasa a Menéndez, buen exponente de la eru-
estudio que titula "La Historia de la Fálosof'ia en España", díción fácil del bibliófilo, que no ha sabido hacer honor n
y cuyo sentido general, apuntando directamente a Menén- la seriedad de su familia cántabra. "Quince años hace que
dez, es el siguiente: anda metiendo ruido y crnborronando de citas volúmenes
"Si la filosofía consiste en ver las cosas como son, en que testimonian una extraordinarill Iucundiu yu que 110
realidad de verdad que diría Cervantes, algunos escrito- probidad rígida." Censura luego la Ilis. de los ll eierodoxos
res españoles que se empeñan en probar que existe una en la que ha volcado su saco de compilucioncs sin damos
España filosófica y una filosofía española, no muestran en una monografía definitiva, y la Hist. de las Ideas Estéticas
fín de cuentas y pese a su patriotismo, sino que 1110 dudan que es un caos. -Monstruosas obras ambas. desde el punto de
de una cosa, de que entienden a su man~ra, a la española, vista del método, y portadoras de _agua turbia que es
las palabras filosofía, ,filosófica, filósofo y filosofar. Si si- preciso ir filtrando; quiero decir, hechos amontonados
quiera supieran bien eso, posiblemente el panegírico pom- sin orden, mucha labor memorista, ninguna originalidad
poso y agresivo de que abusan, cedería el sitio a la críti- y esa redundancia prof'esoral que recuerda a tiro de ba-
ca imparcial y bíen informada ... ". llesta lo del refectorio clásico: agua que ahoga el vino.
Presiéntese ya aquí el tono áspero con que viene el Disgustan a Guardia las disposiciones anímicas de
escrito, en francés desde luego, pera bien matizado de fra- Menéndez inspiradas en una ortodoxia ultramontana que
ses españolas y latinas, como dando fe de la familiaridad le ha hecho rencoroso contra Sanz del Río y Salmerón
con que se manej an dichas tres le.nguas y se viven las -dos valientes que han creído hacer bien inoculando a
culturas que representan. Tiene además conciencia de España la filosofía de los pueblos que piensan-o Recuer-
que habla desde unos medios respetables yen acreditada da sus anhelos de tener Academia y revistas filosóficas,
revista, con méritos por otra parte para ser oído. Sopésese y termina: "He aquí en breve los deseos y'sufrimieI1tos
a tenor de esto la que va a decirnos de La Ciencia Espa- de este pequeño Ozanan y este diminuto Veui1lot, al que
ñola de Menéndez. no débef'altar el apoyo del episcopado, en el que- hace al-
gún tiempo se han introducido no pocos religiosos agusti-
16) Se firma José Miguel (no José María) Guardia en Reoue Philo- nos, dominicos y j esuítas. Muchos de estos últimos ('tbeau-
.90phiql~e. El José de la Guardia que suscríb¿ sonetos en Re». de Espaiia CQUP [!J de ces derniers") figuran en la Academia. No le
,"¡¡unos años antes (1880), debe de ser el mismo autor. Era menorquín, y en
!'III'fH donde fué miembro de la Academia de medicina, se dió a conocer en Iucha faltará str' aprobación al futuro autor de la Historia de la
('011 1'1 Ministerio de Instrucción. . filosofía española. Con lo que una nueva farragosa com-
1¡1f "OAljl¡fN lIlIAl\TE, 8.'1.
I,A 1'ILOSOl'íA ESPAÑOLA y EL CHOQUE, ,H"I'C. ,)¡l

pll/l('/611 írú a engrosar el montón ya grande de sus obras filosofía ibérica, en realid-ad contra los que mal o bien
('0111 plctas''.
hemos defendido su causa. Y este hípercrítíco no repara
en que él mismo ha escrito y continúa escribiendo de Gó-
Tales fueron las palabras finales del ensayo. Tres me- mez Pereyra, de H~..iarte y de Dña, Oliva. encomios mayo-
ses más tarde escribiendo'sobre Huarte de S. Juan-siem- res de los que ningún español ha podido lanzar en el de-
pre en Revue Philosophique-, vuelve a la carga, cuan- lirio de su entusiasmo. Los que pasábamos por más au-
do pinta a un académioo de Madrid disertando sobre las daces nos Iirnitábamos a afirmar y a probar que Gómez
profundidades y originalidad del pensamiento patrio. La Pereyra era el precursor de Descartes y de la escuela es-
filosofía, dirá el aludido, abunda entre nosotros yen Ito- cocesa. Pues bien; a los ojos del novísimo y singular de-
dos sus ramos; hasta nos hará creer que ningún otro país tractor de nuestra filosofía, Gómez Pereyra vale él solo
ha filosofado antes en el tiempo ni más libremente ... "Tlo- más que Descartes, Locke y la escuela escocesa, juntos y
dos los epítetos del mundo no harán que España pueda separados; es el verdadero padre de la antropología mo-
tener lo que le faita, una filosofía. La verdad es que no derna. Del mismo modo Huarte no resulta sólo precursor
hay filosofía española, aunque España pueda ofrecer una de Lavater, sino de Cabanis y,Gall; y Dña, Olfva hizo
media docena de pensadores originales que han especu- tales estudios y descubrimientos sobre el sistema nervioso
lado lo más libremente que cabía bajo un régimen mortal y sobre las relaciones de 110moral y físico, que hay que es-
para la fHosofía y su hermana la ciencia".
timar su libro corno antecedente necesario de la doctrina
de Bichat. Y después de confesar 'esto (como el Dr. Guar-
Esta lluvia de improperios le coge a Menéndez redac- dia tan brillantemente lo confiesa) vengan injurias y vi-
tando su discurso académico De los Origen es del Criticis- tuperios, que no faltará pecho para tolerarlos y repeler-
mo y' Escepticismol (1891), el ensayo m1ásremiradamente 110s,según parezca más conveniente; y de todos modos no
emprendido en lo que se refiere a nuestro argumento, en caerán sobre el noble rostro de la España del siglo XVI,
parte acaso por saber que Guardia fe está oyendo. Entra sino sobre algunos españoles de ahora, que por ningún
en diálogo con él, pero para refutarle como a hombre y concepto se creerán inmunes de la universal decadencia,
autor más que en sus asertos mismos, declarando de pa- ni tampoco aspiran a ser casos raros entre su noción y
sada el dolor que le causa aquella campaña suya empren- gente."
dida de tan arriba. Por lo demás, ni era posible una refu- Interesa Menéndez 00 este trozo, más que por la fir-
tación de Guardia en un discurso, ya que 'el tema de la fi- meza de su actitud y frase, por la concesíón que hace de
losofía española se presta por su equivocidad y compleji- ser Gómez Pereyra y demás filósofos (incluyendo a lo que
dad de pueblos y culturas a multitud de ínterpretacíones parece a Vives) 17) precursores no más de las corrientes
y maneras de apreciación. y aunque MJenéndezhaya tra- o movímiesrtos que encabezan Descartes y [os escoceses.
tado de determinar en algo sus límites y alcance, no lo Con el tiempo y Ia contradicción durísima que va experi-
ha hecho con el detenimiento necesario.
mentando, sitúase Menéndez en el justo medio, que es
Tras de afirmar Menéndez que la reivindicación de la -apenas hay duda de 'ello en el actual estado de la crí-
filosofía española progresa en lo que respecta a su ser,
mérito e influencia-punto que una vez más se patenti- tica-, haber anticipado los pensadores del siglo XVI, un
za con Ia ebullición de estudiosos extranjeros 'en tomo a Vives, un Fax, un Gómez Pereyra y Huarte, lo que siste-
nuestros autores-, replica a Guardia: máticamente fundaron otros: haber iniciado tendencias,
"Todavía están chorreando tinta, y aún menos tinta no erigido 'escuelas. Aquí va quedando la valoración justa
que hiel, ciertos artículos de famosa revista parisiense, en de los acabados de nombrar, figuras evidentemente tran-
que un escritor, ciertamente docto y digno de mejores sicionales. Mas si lo dicho anteriormente por Menéndez no
empresas, pero a quien continuamente azuzan sus odios puede aceptarse hoy, porque se alejaba del justo medi.o,
y flaquezas de tránsfuga, que·'por urna parte le hacen abo- más lejos quedarán del mismo .los que como Guardia adop-
rrecer y maldecir hasta el nombre de España, y por otra
10 impiden pensar ni escribir de cosa alguna que no sea 17) Guardia no menciona a Vives porque estudia a los médicos. Me-
('lipn.ñola(como queriendo acallar un remordimiento siem- néndez que le sigue, le silencia, también, pero no parece inclinado a hacer una
lH't' vivo), se desata furibundo, en apariencia, contra la excepción en su favor cuando habla de los que preparan a los fundadores de
filosofías nuevas.
·sx ,lo¡\uulN lJUAIl'm,·I). '1.
LA FILOSOFÍA ESPAÑOLA Y sr, CHOQUE, IE'I'C. m
!t'., IICtitudcs negativas extremas. Que aquél exager mismo son más destructores sus ataques, y muy de l..•
)H'1'O, ¡Guardia era injusto!
nerse en cuenta sus observaciones. Hélas aquí:
Champsaur-c-empieza-c-no cree en una.rfilosofía espa-
La dura diatriba del. primero hubo de tener réplica 11'0 ñola sea en' elpasado sea en el presente, y justifica su in-
menos dura por 'parte del segundo, el Da:'. Guardia; mas credulidad en procedimientos de argumentación toma-
antes, interpónese 00 el debate, algo vagamente es cierto, dos de la estadística. Tras esta introducción y alguna iró-
B. Champsaur, autor nada más que erudito, que aporta a la nica referencia a la exaltación patriótica producida por
disputa impresiones tan sólo de conjunto y que se va con los el IV centenario del descubrimiento de América, desear-
1I.1.egativistas.Con ocasión de la Historia 'de las Ideas' Esté- ga .duros golpes a Menéndez. "NiO ha de ser, le dice, ante
ticas y escribiendo en Reo, Contemporánea (15 oct. 1892) íos 'estudiantes .de la Fac. de Leyes ni siquiera ante los
anota bajo el título de "Nuestra Filosofía Contemporánea": académicos de las cinco secciones del Instituto-confun-
Lo que Menéndez ha escrito es una fílosoña más que dé a Madrid con París-como hay que manifestarse en
de España, de todo el mundo. Precisa en cambio y mucho favor. de una filosofía española, en realidad imaginaria.
"fortalecemos err nuestro, propio saber", ya que "de otro Ante un congreso, ya que los congresos están de moda, de-
modo la filosofía española seguirá siendo una ilusión y berían exponerse sucintamente esos títulos ilusorios para
deseo ,de algunos pocos." Nuestros libros del ramo, conti- una filosofía autóctona y nacional que nunca se (lió." Lu
núa, no son otra cosa que trabajos de exposición .o de crí- fuerza orítica de ló que precede, nadie intentará' ncgu r,
tica más O' menos discreta y erudita. Y tornando de entre pero es difícil que alcance a quienes como Mcnóndez hun
los presentes a un talento tan representativo corno U. Gon- dado a sus afirmaciones la publicidad múximu, In del l'S'
zález Serrano 18), hace ver que no tiene originalidad, que crito impreso. Acaso quiera Guardia que se le uüudnu dis-
diserta en dependencia constante de 110-8 extranjeros-te- cusiones o oontrastaciones intcr-profceorulcs. Dlc« 1\ con-
sis que justifica Champsaur con el recuento de innumera- tinuación:
bles citas de autores alegados por Gosrzález según discu- . "Se bu can títulos para unn ülosoñu, C(~1l f'lscnn do (!1I
rre-, lo que nos haría ver que no hay una filosofía espa- provecho de España, a filósofos j udíos y úruhcs, miemhros
ñola" en este sector. Por el opuesto, tampoco 110' ve clar.o. de dos razas proscritas y expulsadas con el único Iin, Sl~
No, desde luego, en cuantos nos están hablando 00 el día decía para cohonestar la proscripción, de garantizar a Es-
de la "Harmonía" entre Ia ciencia y la fe a propósito de paña la vida nacional en unidad de fe. i Qué inconsccucn-
Draper, ya que todos ellos, desde Vigouroux hasta Mir, cia! Los hemos perseguido, proscrito y exterminado, es
vienen a decir lo mismo. Menéndez y Pi Margall ISOO' las cierto; pero algunos de ellos que honraron el pensamiento,
dos me.ntalidades próceres que se han hecho oír en el ex- sea árabe '(j) judío, los reclamamos; nOS pertenecen."
tranj ero. Fuera de ellos, nada hay que valga la pena. Sigue el discurso recordando que León Hebreo, Lulio,
Sabunde, Sánch ez, Vives, Fax, se formaron y vivieron en
, Guardia que va en busca de Menéndez-y esta vez con el extranjero, y concluye': "Que España quiera reconci-
más encono, enarbolalil'do el rótulo de "Miseria filosófica liarse con tan preclaros varones, no está mal; pero, ¡echar
en España" (1893)-, alega este escrito de Champsaur, a-lgo mano, de ellos para hablar de filosofía española!"
arbitrariamente a mi modo de ver, ya que Champsaur ha- Bien hará en recordar tales advertencias cualquiera
blaba, directamente al menos, de filosofías contemporá- que investigue el tema propuesto, porque Je obligarán a
neas. Lo que le da consistencia a Guardia es su familiari- precisar contornos culturales, raciales y aun adjuntos de
dad con el argumento, como que es el único de los varios filiación o patria intelectual, dignos también de ser teni-
contendientes' de Menéndez que la llegó a tener. Por lo dos en cuenta, Ya hemos dicho que entraba en liza uno del
ramo, bien familiarizado con el argumento y por añadi-
dura de largos' alcances. Continúa Guardia:
18) De él tiene que ser el art, "Filosofía" en, el Dic,cio1~(lJl'io Eno, His- "El que no confunda la filosofía con la teología, la
1ifl1W-Álme1'Ícil'no (1891), donde .no hay filosofía, absolutamente ninguna. has-
1/l que llega el krausismo, única que según él señalan los fastos filosóficos de la mística con la casuística y la retórica declamatoria no se
1111<'1611. En dicho Diccionario colabora.l\1enéndez para la sección literaria, Se- dejará engañar por el fantasma de una filosofía ~spaño-
I'I'IUIO pnra filosófica, Valera para la estética, y G, Azc.áI'ate para la socio-
lI,gfr·lt, 10 que viene a Ser el triunfo de Revilla :r Salmarón sobre l\1enéndez la inexistente y difícil por lo mismo de que salga de la
"11 111 )Il1hli('IICión cumbre de la mentalidad hispano-americana 'en el siglo XIX. nada, a menos de estar poseído de la mamía del erudito
dO JOAQuiN lRIAltT1!:, S. I. LA HLOSOFfA ESPAÑOLA y EL ClTOQUJ\, IETC, ,111

en su Oración Apologética que se nos antoja una


I!'OI'IIl'1' lo que exigía sí' distinciones o acotaciones, pero (fue de uln-
fúnebre [... ]. Este al-fin y al cabo no hubiera hecho
C)I'II('i(')ll gún -modofcala fuera de 'una filosofía peninsular "lulo
dl' Séneca, un filósofo de provincia, y menos un metafísico sensu". Se' olvida además en su 'audaz enunciado "Miscrju
que hubiera podido leer a Platón; ni de R., Lull, un artís- FilosÓfica ien España", de la cuantiosa producción csco-
tu, ni de R. Sabunde, un nuevo Jano y.heraldo de Desear- lástica 'y de sú'val,ári:lción, adelantada ya en sus propios
les, Pascal y Kant; ni de Cervantes, un platónico en la días, y que después había de ser máscolmadamente reali-
Galatea (otros le van haciendo cartesiano anticipado); ni zada, según aquella de Leibniz : la filosofía ibérica tras
de R. Ramus, ungramático pedante de espíritu turbulento, estudios concienzudos tendrá altísima estimación. De to-
frívolo y temerario; :ni de.M; Servet, un cristiano panteísta; 'das maneras, 'Guardia que tan atentamente ha leído a su
ni del quietista Molinos, un místico budista y abuelo de adversario para criticarle, debe tener presente que, a pe-
Sohopenhauer; ni de R. Martí, judío canverso y autor do- sar de su empeño en destacar filosofías independientes,
minico de la Pugio Fidei, un. inspirador de Pase al ; ni de ha confesado sin ambages estar constituí das por la esco-
Montaigne, un moralizador sospechoso y nada más; ... ". lástica las dos terce~as partes de la filosofía peninsular.
y después de decirle que es. un novel, que osa meterse Es visión unilateral la suya. ¡;Muy unilateral! Los ex-
en todo, hasta en decir que' el cartesianismo se formó con clusivismos de Menéndez, circunstasrciales siempre y na-
los despojos de la filosofía española, termina la requisito- da más que metódicas, suponen el filón riquísimo que por
ria con una caracterización de Merréndez en cuanto filóso- el ladode la escolástica tiene el buen estimador de la fi1o-
fo que ha de tener favor en autores posteriores poco afec- sofía española; y, j nótese bien 1, dentro de la unidad cul-
tos al polígrafo: '.
tural hoy vigente, dentro del cuadro político moderaro, pa-
"¿ Qué quiere este maestro de la juventud que se defien- ra que .no digan que se recurre a cultur-as añejas o a ra-
de de ser escéptico y positivista, que declara en sus ensa- zas semíticas, o a un 'mundo medieval sin nacionalismos
yos no tener doctrina alguna, no proponerse inculcar dog- todavía; ni siquiera, a autores de formación alienígena,
mas, y que en una peroración lírica saluda a la metafísica dando a lo hispánico un muy vago carácter geográfico.
del porvenir? Est,e ecléctico, tardío a la cita, quiere aperar
el enlace del criticismo antiguo y del moderno, ser el órgano
Al terminar las actuaciones directas y más destacadas
de la patria en el momento en que se renuevan procedi-
de Menéndez en esta cuestión, con los tres choques ya re-
mientos del método experimental, unir su nombre a una
señados de 1876-79, 1880-82 y 1890-93, un catedrático de
Historia de la filosofía de España, ,demostrando que el ge-
rrio español tiende invariablemente a la unidad y armonía, matemáticas, A. Fernández Vallín, que, paciente y calla-
tesis bien chocante ("piquante") en pluma que ha pasa- do, ha ido recogiendo abrumadora copia de datos en fa-
v.or de la Cultura Científica de España en el siglo XVI,
do revista, bien incompletamente por cierto, a los hetero-
los lleva a la Academia de Ciencias Exactas (1893), con la
doxos en tres grandes volúmenes. No faltan historiado-
res de la filosofía en España. Mientras esperan a una filo-
declaraciósr por delante de que viene a ponerse aJ lado
sofía que tarda algo en llegar, hacen lo que pueden por de Laverde y Menéndez. Su libro-Discurso académico de
encubrir la miseria' filosófica y la 'anemia mental, que no sólo nombre-tiene 312 pp. en cuarto mayor, y,con el
son los menores de "los males de la patria",oomo acaba lenguaj e elocuente de los datos y cifras, afirma la realidad
de escribirse [se refiere al libro de Mallada]". de una ciencia española en el siglo primero de los Austrias .
. Jamás se lanzó contra Menéndez alegato tan feroz, que Hace un eruditísimo recorrido-aunque de escaso desarro-
dejó él correr bajando la cabeza como ante una ola bra- llo expositivo-i-por las ciencias exactas, las físicas, las "quí-
vía que ha de romperse contra [a costa del tiempo o de micas", por Ia botánica, geografía, arquitectura, régimen
unacalma que no tardará en hacerse 19). La injusticia de universidades y centros culturales. Respecto a nuestro
de Guardia es tan grande como su inteligencia, al negar argumento, con ser excesivamente parco, presenta listas
de universidades de Francia, Suiza, Bélgica, Inglaterra,
Italia, Polonia, donde españoles ilustres enseñaron filoso-
19) M:enéndez debió de ser muy parco en su discusión con Guardia. Por
lo mismo no díó cabida a éste en La Oiencia E8pooolw.. Oumplíó en él lo del fía. Contiene asimismo pormenores de las obras que pu-
1'Jol'cntino: "Guarda e passa", Tal vez en la correspondencia privada 11'1.'1 blicaron. Y concluye decidido :no haber por entonces ílló-
poll/p'Mo haya menos silencio. En la que yo conozco, M:enéndez-Valera, Me-
1I('II!lI'II-lt l\'ful'ín, nada se dice. sofos que superasen a Vives, Soto, Servet, Gómcz Pcrcyrn,
542 JOAQUÍN IRIARTE, S. I.

Fox, Marcillo, Huarte, Oliva, Suárez, Molina y Vázquez 20) .


.lV~enéndezsaluda a Vallín desde las páginas de La Es-
paña l'J{joder.na (febr. 1894), agradeciéndole el que cite y
aproveche, "con más encomio del que merecen", sus va-
rios ensayos al respecto. Y, tras una crítica extensa y ob-
jetiva (pp. 145:..,178),le asegura que habrá de quedar su
libro "como un arsenal de bien templadas armas para
esta campaña de todos los días que la tradición científica
española tiene que sostener más bien contra los desdenes
de los propios que contra la inj uria de los extraños" 21).

El solar se halla ya listo; y los sillares, muchos remo-


vidos y en parte numerados. De los que Menéndez no fue-
ra labrando personalmente, hay indicaciones en sus mag-
níficas reseñas bibliográficas, completadas por Vallín,
para saber dónde se hallan y quién los trabaj ó y puli-
mentó. Falta que venga quien con inspección sobria .Y
comprensiva dé unidad y forma a labores previas tan be-
neméritas e inoorpore a las grandes exposiciones escritas,
en una Historia de la Filosofia española desde luego, pero
también 00 estudios de visión sintética y perspectiva cul-
turalista, el esfuerzo filosófico de los siglos de oro. Lo
que viene con todo no es eso. Viene el noventaiochismo;
una generación muy alertada por el desastre y cara siem-
pre al porvernir,de notables dotes literarias, según se ha es-
crito, de una visión estetizante de la vida; pero, ¿de sufi-
ciente sentido histórico? ¿De verdadero esfuerzo analítico?
¿De qué vigor sintético?
Es lo que resta por ver ... Menéndez entretanto pasa a
segundo término, pero sin dejar de estar presente a las vi-
cisitudes de la gran controversia, que se nos va acercando
mucho.

JOAQUÍN IRIARTE, S. 1.

20) P. 22-23.
21) p. 168.

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