"EDUCADORES, ¿DÓNDE ESTARÁN?

", PREGUNTA RUBEM ALVES

En este artículo el autor analiza el pensamiento del escritor, psicoanalista y

educador Rubem Alves con respecto a las diferencias entre profesor y educador,
quien sostiene que la palabra profesor hace alusión a profesión mientras que
educador significa vocación.
El autor, manifiesta que Rubem Alves sostiene que la persona prácticamente
desaparece porque ya no es definida por su identidad sino por sus funciones,
debido a que éstas pueden ser medidas, controladas y racionalizadas. Argumenta
además que el nicho ecológico ha cambiado porque el educador se diferencia del
profesor por su interioridad, en tanto que el profesor es dominado por el estado y
por las empresas; y a su vez es juzgado de acuerdo con los intereses del sistema,
en cambio el educador es considerado un mal empleado porque no sigue el ritmo
del mundo de las instituciones.
En el artículo se muestra también la polémica que generó la tesis de Rubem
Alves. Menciona al profesor Jefferson Ildefonso da Silva quien argumenta que el
falso dilema que existe entre educador y profesor pierde importancia cuando se ve
la formación del educador más allá de lo pedagógico o individualista para mostrarlo
como una propuesta y una teoría pedagógica que tome en cuenta el carácter
político de la práctica pedagógica. Sostiene además que, si se toma en cuenta su
fución, entoces todo profesor es un educador que se muestra como un intelectual
de las clases populares que está a favor de los intereses de aquellas personas que
necesitan educación.
El autor menciona a Paulo Freire, quien sostenía que una educación sin
esperanza no es educación y fue respondido por Milton Santos quien dijo que
cuando no sólo se considera la historia existente sino se considera la historia
posible entonces, entonces se cree en otro mundo que es viable. Basaba su
afirmación en que no hay intelectual que trabaje sin tener en cuenta el futuro.
Sostiene que de esta manera y mirando al futuro, los profesores pueden llegar a
ser intelectuales.
Se hace referencia a John Dewey y Paulo Freire considerados los mejores
educadores del siglo pasado; quienes intentaron responder esta situación y se
centraron en analizar la relación entre educación y vida. Sostenían que la escuela
se ha convertido en mercancía y ha perdido su sentido de humanización porque
actualmente la escuela ya no es el lugar donde se aprende a ser gente sino mas
bien donde se aprende a competir en el mercado.
El autor sostiene que el poder del profesor está en su capacidad de reflexión
crítica de la realidad para posibilitar la formación de un grupo que luche por una
causa común. Paulo Freire hace hincapié en que la escuela transformadora es la
escuela de compañerismo donde impere el diálogo, el intercambio, el encuentro.
Afirma que si no existe un sentimiento de compañerismo entonces no se logará
superar las condiciones actuales.

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 Freire creía que la educación puede permitir la dirección de una sociedad que
involucre a todos, si se enseña a las personas una visión del mundo donde tengan
lugar todas las formas de conocimiento, donde se pueda dotar a las personas de
saberes y conocimientos. Sostenía que educar es empoderar. No significa sólo
enseñar sino reencantar, es decir, despertar la capacidad de soñar creyendo que
es posible cambiar el mundo. Por esta razón, decía que no se puede imaginar un
futuro sin profesores.
Finalmente, considera que salir del plan ideal no significa abandonar el sueño
para actuar sino por el contrario significa actuar por un proyecto de esperanza.