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ro

tuyen una manera de vivir dentro de la creación. Pero la crea-


La resistencia u
e
ción de vida y mundos vivos en la literatura no constituye, real- C1J

mente, una invención en el sentido absoluto del término, sino 7;;


Vl
el traslado de una manera cierta de vivir a la operación litera- C1J
L..

ria. La fuerza arrasadora de Macondo parte de que es verdad,


de que expresa una manera de vivir y una visión de la vida y la
naturaleza que es vivida diariamente por una comunidad tam-
bién real. Lo mismo pasa con Coma la de Rulfo.5 En Comala no
se sueña por obra y gracia de la literatura de Rulfo, sino que la
literatura de Rulfo sabe dar cuenta de los murmullos que efec-
tivamente oyeron los habitantes de Comala y de los planos ima-
ginarios donde vida y muerte pierden sus fronteras límite. Del
mismo modo, la visión de Lowry en Bajo el volcán6 es tan sobre-
cogedoramente conmovedora porque el Cónsul depone su
racionalismo europeo y acepta los dictados de un destino cuya
primera tarea es ir borrando los contornos del tiempo real.
En cambio metidos en el brete de la conceptualizaci6n euro-
pea o de la tecnoloqía ideológica norteamericana. los artistas
plásticos del continente araron en un desierto cuyos signos de
vida no podían serles tan perceptibles, o, al menos, tan trasmi-
sibles, como ocurrió con los escritores. La inmovilidad, la recu-
. Actualmente, los sociólogos y economistas latinoamericanos
rrencia de situaciones, la constante recaída en tiempos míticos,
están 'en condiciones -tal como lo han demostrado en sus
es decir, las vigorosas contradicciones -naturales-, a los
libros- de evaluar las relaciones entre los Estados Unidos y
espacios, movimientos y tiempos señalados desde afuera,
nuestro continente hasta puntos tan precisos que les permitan
parecían convocar las palabras y los argumentos del discurso,
clasificar a los distintos países de colonias, semicolonias, pue-
pero no los elementos de la pintura, disueltos por los experi-
blos testimonios, nuevos, trasplantados, etc., así como estable-
mentos europeos y rescatados en su exclusivo beneficio por las
cer con exactitud, cuantitativa y cualitativa mente, su tipo de
sucesivas vanguardias nort americanas. dependencia.'
Sin embargo, la crítica de arte parece ajena al problema. Da
vergüenza comprobar que, desaparecido Mariátegui, cuyo vale-
roso intento de definir una estética emergente de las condicio-
nes peculiares de América Latina resulta hoy, obviamente,

1. Darcy Ribeiro, Las américas y la civilización: proceso de formación y causas


del desarrollo desigual de los pueblos americanos, Buenos Aires, "centro
Editor de América Latina, 1985, 1" ed. 1969, p. 80. Dado que Traba no men-
ciona a Ribeiro en sus artículos sobre crítica antes de DDV ni lo incluye en
su primera versión [El arte latinoamericano actual, 19721. ella debe haber
5. Juan Rulfo, Pedro Páramo, 1a ed., México, FCE, 1955.
estudiado su obra a principios de los años setenta. En 1972, ella reconoció
6. Malcolm Lowry, Under the Volcano, 1a ed., Nueva York, Reynal & Hitchcock,
publica mente su admiración por el rigor científico y alta legibilidad de la
78 1947 [Bajo el volcán, Barcelona, Seix Barral, 19851.
obras de Ribeiro. 79
superado y esquemático, no hay ni siquiera tentativas de Io-, 'lsión se apoya, por consiguiente, sobre propuestas
C1J

mular una interpretación, parcial o total, del arte dentro del La nueva V . . u
e
, . s a las anteriores, a saber, cambio subjetividad <V

contexto continental. La crítica sigue maniobrando penosa_ antagonlCa " Vl


. 4
mente entre la catalogación, la descripción de obras, la mono_
deterioro. Vl
<V
'etividad no obstante, es duramente golpeada antes y '-
grafía enumerativa o el aplauso incondicional y servil a los La sU bJ' '. ..
, de la Segunda Guerra Mundial. A la subjetividad olím-
despues . , .
fenómenos producidos en el extranjero. . a de las cuatro primeras decadas del siglo sucede un nuevo
La afirmación del coloniaje estético por parte de los Estados IC
P , eno que podríamos llamar "subjetividad social" aun
fenom '. '
Unidos ha sido tan imperiosa en los últimos diez años, que ha cua~do la fórmula, en primera Instancia, puede parecer con-
logrado borrar casi enteramente el cuadro de áreas abiertasy tradictoria. Dentro de esta variante, definitiva para el arte
cerradas que se abrió en 1958, creando una unificación ficti- actual. el artista tiende a autorrecortar la libertad absoluta que
cia que se considera, desde los puestos de vanguardia, el enuncia "lo espiritual en el arte", e inclusive la libertad del
ingreso pleno a la "actualidad" y la definitiva decapitación de "hacer artístico", propuesto por los neoyorkinos del 48 al 50,
la "provincia". para aceptar una visión. del contexto dentro del cual está
¿Cuál era -y es aún, pese a su debilitamiento- dicho cuadro? inmerso. El divismo, destinado a crear en el público atracción e
La fecha cuando el cuadro comienza a delinearse con alguna impactación que pueden ir desde la simpatía hasta el frenesí,
claridad es 1950. Alrededor de este año, los artistas latinoameri- pasa del artista a la obra de arte.
canos que llegarán a su apogeo al final de la década se sacuden En un gesto de humildad que parece casi autoflagelación y
tanto las falacias de "rnexicanisrno", "nativisrno", y todas las for- que es, en el fondo, una nueva manera de atraer la atención, el
mas más o menos espúreas de compromiso, como las adopcio- artista se borra y trata de traspasar su identidad, así como sus
nes precarias del cubismo, posimpresionismo, expresionismoy éxitos y fracasos, a la obra. Finalmente, para redondear la
arte abstracto geométrico europeo; parecen rendirse a la eviden- asunción de la nueva "subjetividad social", comienza a recla-
cia de que "arte moderno" no es una nueva forma de decir lo mar la participación del público. Tal cual pasó con el expresio-
mismo, distorsionando en mayor o menor medida la visión tradi- nismo treinta años antes, no hay una sola forma de relación
cional, sino una manera distinta de ver que permite formular posible, sino tantas cuantos artistas modernos intentan resca-
nuevos significados. Por primera vez, en la obra aún indefinida de tar el público.
una generación que en el 50 tiene entre veinte y treinta años, la Enfrentados a proyectos definitivamente diferentes a los de
nueva visión se presenta en ruptura, no en continuidad, con la sus antecesores, los pintores de la década del 50, o que surgen
visión imperante desde el Renacimiento hasta fines del siglo XiX.2 en los cincuenta, deben recapitular el problema de la pintura a
Los tres objetivos básicos que, de acuerdo con Pierre Fran- partir de cero.
castel, fundamentan la visión de esos siglos, a saber esta- Para esta recapitulación, que necesita aclarar las relaciones
bilidad, objetividad y permanencia, son primero cuestionados y con la burguesía que fue su cauteloso cliente a fines de siglo;
luego rechazados por el arte rnoderno.é las relaciones con la historia pasada, presente y futura de sus

2. La claridad que Traba encuentra en estos procesos a partir de 1950 se debe 4. Aunque Traba presenta aquí las nociones de cambio, subjetividad y deterio-
en parte a dos circunstancias: su iniciación en la práctica de la crítica de arte ro en relación a Francastel, estos conceptos comienzan a emerger en la
a fines de los cuarenta y su propia pertenencia a la generación nacida en crítica de Traba de manera orgánica a mediados de los cincuenta', cuando
1920-30. Ambos factores identifican su mirada con la del grupo de artistas desde una posición esteticista define al arte moderno como una serie de
que protagonizan primero el proceso de consolidación del modernismo esté- rupturas y cambios que privilegian al individualismo sobre los proyectos
tico en Latinoamérica durante los cincuenta y luego la resistencia a lo que programáticos del muralismo y el arte social. La noción de la estética de
ella consideró el internacionalismo más homogeneizante. deterioro aparece en 1964 como síntoma del creciente distanciamiento que
3. Pierre Francastel, Arte y técnica en los siglos XIX y XX, Madrid. Editorial Traba toma con respecto al modernismo más internacionalista a favor de
• 80 Debate, 1990 (1 a ed. París. Éditions Minuit, 19561. pp. 210-211.213.272-273 una relación más consciente del artista con su medio (véase p. 60, nota 81. 81
ro
<I:
CD comunidades; las relaciones con el continente y con las in . 'Idiota todos garras, trompas, dientes enormes y u
e
<I:
o::
.
sro ne s culturales d:=l exterior; las relaciones con el arte
~- de una risa ,,7 ' ID

J--- trituradores. . . IJ)

<I: moderno y la aparicron del arte actual; para tal recapitulació no quiere decir que ante la qenialidad de determinados IJ)

J--- Esto . . . . ID
'-
o:: aparezca ni Siquiera se amortigüe, la sorprendente
<I: repito, los artistas emergentes en el 50 no se apoyan en not n~ Tamayos des : . .
2:
bles figuras aisladas que les preceden -excepción del ea a e sale del mas grande conjunto de pintores surrealistas
~e~a qu . . . ,
.. d U So e ha dado Latinoamerlca: Leonora Carrinqton, Remedios Varo,
uruco e ruguay- seguramente porque estaban aún dern .
siado próximas a ellas y faltaba una estimación adecuada ~~ ~~lipe Orlando, Frida Kahlo, Agustín Lazo, ~aría Izquierdo,
sus obras que todavía, en muchos casos, no se ha llevado a' Rodríguez Lozano constituyen ~se grupo que, SI Tamayo -como
cabo a cabalidad. dice Paz- "ha descubierto la formula de la consaqración'f des-
No m~ refiero a los artistas que con cierto talento natural y cubre, en cambio, para su mayor beneficio, las fórmulas múlti-
una decidida vocación van permitiendo lentamente el acceso al ples de sacralizaciones, consagraciones, exorcismos y lleva el
arte moderno, sino a genios sueltos, inesperados, que alcanza_ arte hasta antiguos altares de ritos duros y misterios irrenuncia-
ron a ver perfectamente en qué consistía el cambio radical del bles. Caso también único en l.atinoarnénca, la pintura mexicana,
arte moderno y que, sin ninguna esperanza ni posibilidad de antes que la literatura, penetra en lo ambiguo y lo posible. El
ser rodeados en sus respectivas épocas, quedaron excéntricos único desastre de los brujos es que no fueron acompañados
cuando no marginados, Tal genialidad tiene, también, sus gra- bellamente en el ritual por oficiantes de la talla de Paz para
dos; va desde la genialidad iluminada del venezolano Armando Tamayo, primero, y luego para Cuevas, o de Fuentes para
9
Cuevas. Por el contrario, los acompañó la vocinglería política,
Reverón hasta el simple genio original del uruguayo Fiqari. Si
empleo el desproporcionado sustantivo- "qenialidad", es más los enredos del compromiso, los líos posmuralistas, el reseca-
bien pensado en el "demonio favorable" que preside en todos miento del arte oficial, el deseo de convertirlos a toda costa en
estos casos el quehacer pictórico [que lo saca de la rutina y del realistas, socialistas, revolucionarios agraristas, cuando lo
empeño, del progreso metódico y de la laboriosa invención del espléndido es que fueron los primeros en tomar el pulso al
mundo] que reconociendo un máximo grado al cual pueden gran latido de la historia-continua, la historia-revivida y confun-
alcanzar las facultades humanas, como define el diccionario al dida que ahora junta en un enorme arco sangriento al moderno
genio. En la primera mitad del siglo, avanzando sobre la aven- Tlatelolco y los antiguos sacrificios. Escogida con atención, dis-
tura del arte moderno, creo que demonio y genio tiñen [yendo criminando obras notables entre conjuntos abigarrados y pla-
de arriba hacia abajo del mapa latinoamericano] un momento qados de caídas, esta zona del arte mexicano fue capaz de
del mexicano Rufino Tamayo [1899)5 -El hombre con sandía, enrarecer una atmósfera dentro de la cual, sin tener ninguna
1949: El pirulí, 1949; Hombre cantando, 1950; La mujer que ríe, conexión directa con uno u otro artista precedente, se alza la
1950, por ejemplo-, en que sobrepasa todas las reducciones extraordinaria obra de Ricardo Martínez y la de José Luis
neocubistas para lanzarse a la creación de personajes poseí- Cuevas.lO
dos por "qulas casi cósrnicasi.s como califica admirablemente
7. Paz, "Tamayo en la pintura mexicana," /bid., p. 332.
Octavio Paz. "Poseído por una rabia fría y lúcida -dice Paz- se
8. /bid., p. 332.
complace en mostrarnos una fauna de monstruos y medios 9. Traba se refiere a los numerosos textos que Paz escribió para Tamayo,
seres, todos sentados en su propia satisfacción, todos dueños algunos de ellos reunidos en México en la obra de Octavio Paz 11/:Los privi-
legios de la vista, artes de México, y al ensayo de Carlos Fuentes sobre José
Luis Cuevas en el catálogo El mundo de José Luis Cuevas (México, Galería
5. Las fechas entre paréntesis que frecuentemente siguen el nombre de los
de Arte Misrachi, 19691.
artistas en el texto indican su año de nacimiento.
10.Traba escribió a menudo sobre la obra de estos dos artistas y la promovió
6. Octavio Paz, "Tarnayo en la pintura mexicana", Las peras del olmo, México,
como alternativa a lo que ella consideró la errónea (antilestética del muralis-
UNAM, 1957; reeditado en Octavio Paz, ed., México en la obra de Octavio Paz
82 mo. Véase por ejemplo Los cuatro monstruos cardinales (México, Ediciones 83
11/:Los privilegios de la vista, artes de México, México, FCE, 1987, p. 332.
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co Pero no se trata, tampoco, de invocar los precursores en SlJ resencia es singular, sisrnica. "Matta es aquel u
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o::
f- calidad de tales: Alberto Dávila [1912) hace pintura abstracta en F
europeo, su al ágata" dice Breton en una frase que reaviva (lJ

Vl
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f- el Perú antes que nadie; Amelia Peláez [1897l. en Cuba, apro_ que se arroJol anes Imaginarios del mundo chileno de Matta. Vl
(lJ
o::
<! vecha la lección plana y decorativa de Matisse con una fineza en t o dos los 'd:
vo c "
que ve mas alla de la manzana
,
de Cezanne,
L.

2 Este me ,um,. " ,


la exasperación del arabesco, que supera al propio maestro. cornp rendidos los cuerpos opacos, sera capaz
"todo e l res to Y , .
Andrés de Santamaría [1860) produce lejos de Colombia -per~ la realidad llegar a lo traslucido, anudarla en far-
de traspasa r ' .
en cierto modo expulsado por la indiferencia de su país a los amo piedras preCiosas, desencadenarla en tormentas
círculos europeos- una obra espesa llena de ardores reprir-], mas , tric 's en circuitos que la sensi ibilid I I a d no h a bila previsto. y la
elec rica,
dos que terminan convulsionando la materia; en Brasil Di de sorpresa. 11 Así como Lam, increíblemente, asombrosa-
Cavalcanti [1897), que comienza ensayando un curioso "art- cogente descrito por Breton, "nerrnanece permanece d es l'Iza d o a medias . por
nouveau" tropical. se alista pronto en la misma carrera de reta- m~~e el tesoro legendario de la humanidad", de modo que hay
ceos a la imaginación en aras de los problemas sociales, que oue apreciarlo "tendido, a la orilla de la vigilia, bajo el sonido
q . "12
subalterna sin remedio la fatigante obra de Portinari [1903) y la lento de las palmas de la memor¡a
no menos fatigante del argentino Antonio Berni [1905); en Quizás es ese movimiento definitivo de jugar a fondo lo que
mayor o menor medida, todos son precursores. Pero ninguno separa al genio de los pintores excelentes y también de quienes
dael salto que impulsa locamente al venezolano Armando desempeñaron un papel valioso en el Ingreso del continente a
Reverón [1889-1954) a las playas de Macuto y que le permite, la modernidad. En Uruguay, por ejemplo, a pesar de que las
entre 1925 y 1926, pintar o semipintar las maravillas del perío- lunas de José Cúneo, pintadas entre las décadas del 30 y del
do blanco, donde apenas toca con una caseína ligera. la "coleta 40, fundan una verdadera estación poética para el arte urugua-
margarita" que permanece visible como fondo de visiones cada yo donde se lograba un expresionismo criollo aliando la despo-
vez más elípticas. En 1926, Reverón pinta Luz tras mi enramada, _jada soledad del sur con una fantasía elusiva y funambulesca; a
En el año 34, al final del período blanco, las playas de Macut~. pesar de este poderoso golpe poético, Torres García [1874-
Va mucho más allá de los toques tímidos de los impresionistas 1949), quien regresa a Montevideo después de 43 años de per-
y aún más allá de los desvanecimientos finales y delirantes de manencia en el extranjero, en 1934, obliga a todo el arte
Turner. La luz ya no es un problema a resolver, es una sustan- moderno uruguayo a meterse en el brete de su idealismo frío y
cia quemante y quemada. Reverón, como lo hará también Lam disecado, de una pintura de hueso puro, de símbolo constructi-
en Cuba, convierte en experiencia de vida y muerte lo que para vista sin salida. Con su feroz disciplina civilista, los pintores
los europeos es proceso y desarrollo. Por eso cuando dos lati- uruguayos hacen del Taller su escuela única y del reglamento
noamericanos de la generación errante que estamos glosando, del maestro, su constitución; el genio, que es Figari [1886-
como fue el caso de Matta [1911) y Lam [1902) cuando ingresa- 1938), incuestionablemente el Pedro Figari que también vuelve
ron al surrealismo de los treinta, entran en un movimiento al Uruguay en 1933 luego de trabajar desde 1925 en París,
denodadamente, para dar forma a la solidaridad de los caballos
Era, 19651 Y La zona del silencio (México, FCE, 19761. Traba tuvo con Cuevas bajo la luna [1924) a las diligencias y los bailes en el rancho,
una larga amistad y lo defendió con vigor de los ataques de los muralistas también estipulando lunas y administrando azules y rosas
y del grupo "los lnterioristas", lo cual provocó en 1964 y 1965 una intensa
inexistentes, queda barrido por el cartesianismo gris de Torres,
reacción en la prensa mexicana. Antonio Rodríguez, Raquel Tibol, Francico
tcaza, entre otros, vehementemente debatieron las ideas de Traba y la
acusaron de haber organizado -Junto con Jorge Romero Brest y José 11. André Breton, "Marta. The Pearl is Marred, tn My Eyes", Surrealísm and
Gómez Sicre- un complot internacional para destruir al muralismo mexi- Paintíng, Boston, Museum of Fine Arts, 2002, pp. 183-189; traducción de
cano. Aunque Traba negó la existencia de tal complot comentó que la idea Surrealísme et peinture, París, Éditions Gallimard, 1965.
tenía grandes méritos. CI. Marta Traba, "Si me meten en la guerra pelearé", 12. André Breton, "Larn: The Long Nostalgia of Poets", Surrealísm and
84 Siempreí, 10 de marzo de 1965, pp. 4, 69. Painting, pp. 170-171. 85
m
resolviendo todas las situaciones y resultados de una pintura
. es' no existen los aglutinantes que surgirán u
chica, grande, mediana, de una proporción, de un tono. .•
In,e nClones comun , e
Q)

Vl
La excelente obra cubista de Pettoruti [1896-1971) Corres_ después. cada uno de ellos establece su relación, Vl

ponde asimismo a un área que podríamos calificar de arte pre- El modo como . Q)
L.

. onnivencla con los modelos europeos, es


visible; de la vasta obra que sigue con fervor las huellas de los d endencla o c .
ep. t personal. En la medida en que irrurnpe el
futuristas [quietos) y los cubistas [sintéticos), los Soles pampea_ xcluslvamen e , '
e . l l ión se adelgaza hasta prácticamente desa-
nos pintados cerca del41-42, iluminando la frutera internacio_ enlo a re ac ..
9 , l edida en que actúan como pintores serios y res-
nal pero el sifón inconfundible de la mesa argentina, parecen Parecer; ' end a un m ,
oficio aún nuevo en l.atinoamérica,
, .
aumenta su
ser los únicos cuadros donde Pettoruti deja caer su ambición ponsa bl es e
't
caracere pigonalo sus lazos de parentesco,
,...,
metafísica, su inagotable capacidad para conjugar colores y
planos en situaciones siempre neutrales, en batallas capitula_ Con exce PC'IO'n de Torres Garcia '. que sostiene una firme uruon
"Cercle et Carré" de París,14 la caminata por el arte
das de antemano por un franco horror hacia la pugna y el con su ."
moderno europeo de las primeras décadas del siglo es, bastan-
desconcierto de las emociones. La recorrida por los genios y
te erra 't' ICa' . ell'mpresionismo '. el cubismo y el expresiorusrno los
los pintores que preceden la generación emergente en los cin-
dan a liberarse de la oscura condena Impuesta por las aca-
cuenta no brinda, todavía, un esquema suficientemente claro ayu .' . di id
demias provinciales. Sus soluciones son soluciones In IVI u~-
de la división por áreas abiertas o cerradas, que después se
les, bien sea de profesión individual, bien sea, ahondando mas
hará tan aparente.13 Es normal, por ejemplo, que Pettoruti y
en una creación parturienta, de vida individual. Si su arte, como
Torres Garda den, con su ponderada especulación, una res-
las playas de Macuto, las sandías de Tamayo, los candombes
puesta acorde con la comunidad bonaerense o la montevidea- de Figari, se torna francamente alusivo, tal alusión está media-
na, que encarnan muy fácilmente, sin que sea preciso caer en tizada por la pasión individual, que los lleva a desertar de todo
ninguna extorsión de las semejanzas entre artista y medio,
-compromiso,
También Amelia Peláez y, sobre todo, Lam encajan bien en el Llegados a este punto es imposible no mencionar las tres figu-
marco cubano, sobrevolado por la concepción de lo real maravi- ras mexicanas que más pesan en el panorama continental antes
lloso, suficientemente explicada por Carpentier para que sea de 1950: Rivera [1886-1957), Siqueiros [1898)15 y Orozco [1883-
necesario insistir sobre ella, Pero el surrealismo de Matta en 1949l. Pero esa trilogía omnipresente y conminatoria, curiosa-
Chile, el frenesí de Reverón en su exilio de Macuto o la portento- mente, obró más sobre la conciencia de los artistas que sobre
sa fantasía de Figari no juegan el juego de las hornolcqaciones. sus resultados plásticos. Los nombres más o menos respetables
La existencia americana no queda, de ninguna manera, con- que se desprenden de ella: Pedro Nel Gómez en Colombia,
firmada por ellos, Hay, a lo sumo, atisbos, llamaradas, ilumina- Portinari en Brasil, Berni en la Argentina, Homar en Puerto Rico,
ciones entre unos y otros, por lo demás, no sólo no hay relación caen en lo que -parafraseando a Darcy Ribeiro y su tesis de
sino total desconocimiento, especialmente cuando se trata de modernización refleja y degradación cultural- podríamos llamar
norte y sur de América Latina; tampoco los ligan ni proyectos ni "rnexicanización refleja y degradación cultural",16
Una cosa es consecuencia fatal de la otra. Inevitablemente,
13. Aunque los conceptos de áreas abiertas y cerradas parecen inspirados en
al hacer una mexicanización refleja se caía en la degradación
Las Américas y la civilización de Darcy Ribeiro, Traba los menciona por pri-
mera vez en La pintura nueva en Latinoamérica [Bogotá, Ediciones Librería
Central, 19611. publicado varios años antes del libro de Ribeiro. Durante 14. Cercie et Carré es el nombre de una asociación de artistas y una revista de
los años cincuenta Traba insistió que el arte latinoamericano no existía corta duración fundados por Joaquín Torres García y Michel Seuphor en
como tal, pero en los sesenta la división entre áreas abiertas y cerradas le 1930 en París. En 1936, Torres García y sus colaboradores en Montevideo
permite articular un marco conceptual nuevo desde donde construye una continuaron la revista bajo el nombre de Círculo y Cuadrado.
visión a la vez global y relativamente más específica de la cultura visual de 15. David AlIaro Siqueiros falleció en 1974.
86 la región. 16. Darcy Ribeiro, Las Américas y la civilización, pp. 36-38,72,260-270. 87
una reivindicación triple, la del india, el mestizo y el negra, apo-
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cultural, puesta que se imitaba un pracesa no. transferible, el e
Cl)
de la Revalución mexicana, y una actitud atípica y parcial, la de yada sobre la truculenta temática y el aprovechamiento de Ul

un grupa daminante dispuesto a regimentar temas y salucio- algunas recursos madernistas ya debidamente acuñados por Ul
Cl)
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nes artísticas: Siqueiras en 1939, retratando. a la burguesía; Picasso Y sus fieles, coma la ampliación desmesurada de
Rivera en 1926-27, Chapinga a el palacio de la hipérbale patrió- manes y pies, los "ctosed-up" de puños cerrados, las rastras
tica; Orozca en 19.35, pintando la Catarsis del Palacio de Bellas angulares, las lágrimas petrificadas, las bacas abiertas en
Artes de México Obviamente, ninguno de las "mexicanistas grita; y, cama tercer ingrediente para esta.cocina muy domés-
reflejos" alcanzó la grandeza [por lo menos mensurable en tica, el exotismo. de lo primitivo, lo salvaje, en simple cantradic-
metros cuadradas y bóvedas) de los mexicanas. Éstas, por su ción can la civilización. Para desgracia del Ecuadar, su pintura
parte, independientemente del juicio. que merezcan par la y también su literatura trepan hasta esta falsa cima reivindica-
buena a mala calidad de sus trabajas, se marginaran por toria: "Huasipunqo" de Icaza, en efecto, es el "camino delllan-
expresa valuntad del proceso de cambia que proponía el arte to" de la literatura social, mezclado con incaherentes violencias
moderno. Al regresar a farmas realistas encuadradas a fines y lenguajes hascamente brutales. Guayasamín, en su pro-
del sigla XIX, ya su vez sabrevivientes del culta par las aparien- porción reducida, hace a la pintura moderna del Ecuadar lo que
cias escénicas comenzado en el Renacimiento., no hicieron más los tres grandes muralistas hicieran a la mexicana: impone el
que refrendar la atanía y el puritanismo artística de los periodos terrar y establece una dictadura estética, fuera de la cual no
iniciales a críticas de las revolucianes. Para la generación emer- parece posible sobrevivir y que emplea a su servicio, además, la
gente en el año. 50, el mexicanisma refleja dejó, sencillamente, Casa de la Cultura de Quita. Sarprendentemente dotado para
de existir. En la práctica desapareció, dejando. un hijo natural, el manipular su propio éxito, Guayasamín lagra colarse por todas
indigenismo, que se vería inesperadamente glorificado por las los intersticios, pinta retratos de todos los presidentes regresi-
hábiles maniobras pictóricas del ecuatariano Oswaldo Guayasa- vos de Latinaamérica que caen bajo su mano [inclusive, por
rnín. En la teoría, abrió una suerte de pleito. eterno y nunca del supuesta, nefastas personajes narteamericanasl. y elabara
todo cicatrizable entre los nuevos artistas y los mediocres que otra enarme serie, Los condenados de la tierra, previendo astu-
resuelven discutir, a falta de talento para actuar plásticamente. tamente que la línea reivindicataria ya va más par Fanon que
El caso Guayasamín [1919) no tiene paralelo en el resta de por el india plañiderc.l" Exaspera sus recursos tremendistas,
América y merece [el término es bastante inexacta) párrafo maneja grandes superficies informales, vuelve a aplicar su
aparte. ruda demagagia en un intento mucho más fallido, puesta que
La abra de Guayasamín sigue una exitasa parábola que va ya no puede evitar el nuevo curso que el arte moderno tomó en
desde la serie Huaycañán, El camino del llanto, a la serie Los con- el Ecuador por la generación que corresponde a la emergente
denados de la tierra, expuesta por primera vez en Ambato, del30, cuya primera cabeza visible es Aníbal Villacís [1927l.
Ecuador, en 1969. Su prédica del indigenismo es muy particular. La lamentable de este episodio, bastante fraudulento, es el
No. se podría decir que en Ecuador existió una fuerte corriente golpe de muerte que le asesta al indigenismo y el desprestigio
indigenista, cama sí la hubo, en cambio, en el Perú, dande José en que cae, por culpa de manejos vulgares, una corriente que
Sabogal, Julia Cadesido y Camilo. Blas, par ejemplo, cierran filas era completamente respetable en países cuya pablación indí-
para defender al india, que más tarde sería realmente reinter- gena las obliga a contemplar la influencia espiritual y estética
pretada por un escritar, José María Arguedas, y un pintar, que dicha población puede y debe operar sobre sus expresia-
Fernando. de Szyszlo. En EL camino deL Llanto, de Guayasamín,
están patentes, en cambia, tadas las condicianes de baja
17. Franz Fanon. psiquiatra y pensador francés nacido en Martinique y activo
utilización del material indígena y ambición persanal, que de- durante la primera mitad del siglo XX. sostuvo el uso de la violencia para
88 finirán permanentemente sus actitudes. ELcamino pretende ser oponerse a la dominación y represión colonial del Tercer Mundo. 89
« nes artísticas. La impotencia para canalizar dicha corrient~ . l lma a un vaivén ligeramente errático, ese mismo '"u
en
« Ujan e a .' e
o:: lleva a casos verdaderamente patéticos como el de Bolivia efll P, da en la mejor literatura azteca poemas tan conrno- QJ

1- valven que ,., ? tJl

« cuyo máximo pintor nacional en el 1800, Rugendas, nacido e~ " i.Qué hara mi corazon. -es que en vano veni-
1- d res co mo .,. . tJl
QJ
L..
o:: Bavaria, pinta en La Paz increíbles cuadros sobre Napoleón, ve o asamos por la tierra?- de Igual modo me iré que las flo-
«
:::;: Garibaldi, el incendio de Valparaíso, etc., antecedente que no es mas, P fueron pereclen. d o. N a d a sera ,. mi renom b re a l'gun día , '"
.....J

res que .
demasiado desacorde con el hecho de que la primera genera_ _'Nada será mi fam~ en la tler~al- iAl menos flores, al menos
ción de artistas bolivianos sea una generación de exiliados I t si _¿Qué hara mi corazon?- es que en vano venimos,
como María Luisa Pacheco, Oscar Pantoja y, más tarde, Allor;a cansarnas
o " por la tierra.
. ?"20 - Ll amemos ' lo como queramos, dila-
y Arnal, que emigran a Nueva York. _ p,at'ca del sentimiento, ondulación constante de un ritmo que
lec I
Con el lastre de tales estigmas, no es extrano que en 1963, sube y baja, que pasa de la agonía a la vida y de la esperanza a
cuando el pintor peruano Fernando de Szyszlo [1925) expuso su la melancolía; ese mismo rncierto flamear de un punto a otro,
serie sobre el poema Apu Inca Atawallpaman, que, en rigor de ue hace el poema por la muerte de Atahualpa tan terrible-
objetividad, es la segunda serie sobre. tema indígena realizada ~ente triste como prodigiosamente alegre, ha sido vigilado sin
en Latinoamérica después de El cemtno del llanto -las series cesar por Szyszlo. A manera de pulsación, de contrapunto, de
sobre temas y mitos indígenas pintadas, junto con otros temas, contracanto, ha sido incorporado a sus cuadros a partir de la
por el colombiano Pedro Nel Gómez fueron conjuntos de fres- serie del 63, que culmina con la serie de Mis semejantes, des-
cos en edificios públicos de Medellín, delirantemente compara- afianternente titulada en quechua, Runa Macci, de 1970 y 1971.
dos por el crítico italiano Enzo Carli a Masaccio y otros Szyszlo es no sólo un pintor moderno sino un pintor culto; su
renacentistas italianos-, se produjera el desconcierto que fijación en la instancia emocional y en los significados hu-
anota Emilio Adolfo Westphalen en su opúsculo sobre Poesía manos que acabo de describir es una réplica absolutamente
quechua y pintura abstracta.18 Felizmente, en este caso, se pro- consciente a la estética del deterioro. "Szyszlo ha sido uno de
duce una conjunción positiva: un crítico inteligente, sagaz y los pocos entre nosotros que no ha compartido la concepción
refinado como Westphalen, avala una obra cuya fuerza, hondu- del arte como simulacro de equilibrios formales", dice
ra y casi desesperada violencia poética vuelve a prestigiar el Westphalen en 'otro párrafo del mismo ensay021 "Estamos
gran tema indígena. La primera condición nueva Y estimable frente a analogías formales, parábolas, por decir así, cuyas
para rescatar el tema, subrayada por Westph~,len, es ,la doble transformaciones imaginadas aparecen como distante memo-
condición de desesperanza y fe en el destino; la ale qia -dice ria de lo observado", escribe, sin embargo, Thomas Messer,
Westphalen refiriéndose al poema anónimo por la mu_erte de insistiendo en la importancia de la cultura formal de Szyszlo y
Atahualpa-, en fin de cuentas, no sería sino otro extrano, exu- de sus comunes denominadores internacionales.o' En este
berante y descomunal himno a la vida" .19 En el clímax de l3 caso, me inclino más a convalidar la opinión de Messer, ya que
desdicha, ese maravilloso canto dramático, en efecto, demues- Szyszlo no podría abandonar, en ningún momento, la concep-
tra su fe en la capacidad de recuperación de su raza. Pero esta ción del arte como estructura de sentido, cuyas relaciones
fe, en el poema, como la fe que mueve a Szyszlo, en sus cua- internas -puramente formales- cuida con extrema atención,
dros, carece de asideros concretos; no se cree en algo que va
ocurrir y va a cambiar el curso de las cosas. Se cree en fuerzas,
20. Poema anónimo, "Misión del poeta", en Angel M. Garibay, Poesía náhuatl,
fuerzas subterráneas, oscuras, impredecibles, inasible s: que vol. 2, México, UNAM, Instituto de Historia, Seminario de Cultura Náhuatl,
1965, p. 101.
21. Westphalen, Poesía quechua y pintura abstracta.
18. Emilio Adolfo Westphalen, Poesía quechua y pintura abstracta, Lima, Casa 22. Thomas Messer, "Correspondence: Thomas M. Messer and Carlos Rodíguez
de la Cultura del Perú, 1964. Saavedra", The Emergent Oecade: Latin American Painters and Painting in the
90 19.1bid. 19605, Ithaca, Nueva York, Cornell Univesity Press, 1966, p. 88. 91
<I: co
OJ
<I:
La resistencia de Szyszlo procede, neta mente, de Un . . artificial que le dio el petróleo; Santiago de Chile, u
e;
o:::
1- perteneciente a lo que denominamos "área cerrada" p nquezad o en último término, por la visible decadencia de sus
(!)

tJl
<I: Montevl e ,._
1- Colombia, Ecuador, Bolivia y Paraguay son los países m~s e~~" ulturales en los últimos anos; y en un lugar aparte, tJl
(!)
o:::
ramente inmersos en dicha área, ya que operan, en el más::-, fuerzas c . l '-
<I: _ paulo -no Río de Janeiro-, por haberse convertido en a
¿
nivel, las condiciones endogámicas de vida debidas a la es ~hto Sao arte continental merced a l as B'reria les, por una -''"
meca d e l .
o casi nula cuota inmigratoria [caso de Colombia] o la abCSlS~-~ or responder vigorosamente al progresismo antes
parte, .Y P 'y a las espectaculares fachadas del desarrollo
ción, por la condición endogámica, de una colectividad (el ~o~_
enuncia do .
de Perú con los chinos], a la irrealidad de una vida medite~as ," e'rficiallatinoamenc:ano.
nea sin salida al mar [caso Bolivia o Paraguay], a la eficien~i ' s_up 'd
- Establecidos estos penrr:etros e tra b'aJo, se h. ,ace VISI
. ibl e, estu-
carácter monolítico de sus castas dirigentes [caso Colorn , diando las obras sobresalientes de la qeneracion emergente en
Ecuador), o al constante regreso al punto inicial cuando se , l año 50, que existen comportamientos de grupo y que tales
tratado de dar el salto [caso Bolivia); tales condiciones, marca ~onductas homologadas sin mayor esfuerzo imaginativo aclaran
das por desigualdades monstruosas y una miseria sin esperañ: ~ el perfil de dichos perímetros. El mapa informe del arte moder-
zas, se ven agravadas, con excepción de Costa Rica, en los paí:"f no latinoamericano, Igualmente borroso en los servilisrnos para-
ses centroamericanos, los cuales, sin embargo, a diferenciad~,' lelos de fin de siglo, comienza a tomar cuerpo real.
sus compañeros de áreas cerradas, no reposan [salvo Gl(a_c La resistencia de Szyszlo en el Perú, por ejemplo, nos condu-
ternalal sobre fuertes tradiciones; el elemento de la tradición ce a otras resistencias que quedan emparejadas con ella:
que los exime del "íuturisrno" típico de las áreas abiertas' Alejandro Obregón en Colombia, Ricardo Martínez en México,
podría también religar México con los países de las áre~ • Enrique Tábara en Ecuador, Abularach en Guatemala.
cerradas, pese a su apertura y a la movilidad excepcional de Alejandro Obregón [1920) gana en Houston, en 1958, el pri-
sus clases intelectuales. El clima, las condiciones peculiares_ mer premio de pintura 23 No es un premio más, lo gana en la
de existencia, el arrasador e intemperante poder del trópico, primera reunión de los grandes del 50 en Latinoamérica con
alinea también en el área cerrada, o en sus márgenes, las islas, una obra Ganado ahogándose en el Magdalena que marca, de
del Caribe, Haití y Cuba, excluyendo las demás por su escasas alguna manera, el espíritu que rigió la década en el área cerra-
nula producción artística. Puerto Rico, finalmente, queda unido da. Dicho espíritu no fue consigna, sino pura coincidencia; se
a este sector por la desventura de ser colonia y el furioso desee coincidió en mirar inquisitiva y agudamente las situaciones
de liberación que parte de sus sectores independentistas, locales, en revisar la historia, en afinar el criticismo, en adver-
donde se alinean todos los artistas de valor. tir, aún confusamente, los pasos de animal grande del arte
Así como el área cerrada es una categoría, donde predo-
minan las condiciones endogámicas, la clausura, el peso de la 23. Cuando Traba llegó a Bogotá en 1954, Alejandro Obregón, a quien ella
había conocido en Europa, era uno de los pintores más importantes y res-
tradición, la fuerza de un ambiente, el imperio de la raza india,
petados en el medio local y ya en camino de convertirse en el pintor
la negra, y sus correspondientes mezclas con la raza blanca, el ,. colombiano con el perfil internacional más fuerte. Traba le dedicó innume-
"área abierta" está pautada por su progresismo, su afán civili- rables artículos y ensayos pero sin dejar nunca de tomar una distancia crí-
zatorio, su capacidad de absorber y recibir al extranjero, su. tica de su obra. Mientras que el apoyo de Traba, sin duda, lo ayudó a con-
solidar su reputación, al mismo tiempo situó su obra en oposición al arte
amplitud de miras y su tendencia a la glorificación de las capita- ,
de la generación precedente, lo cual contribuyó a crear una polarización
les. Más que por países, la periferia del área abierta está forma- en la escena artística local que no existía previamente. Traba vió en el arte
da por capitales; Buenos Aires en primer lugar, Venezuela en de Obregón una síntesis paradigmática del modernismo internacional con
un americanismo cuyo lirismo permitía identificaciones culturales distin-
segundo, ya que, pese a su fuerte cuota negra de la costa, ha neu-
tas a las logradas por medio del tono épico de la pintura social. Tal para-
tralizado ese factor étnico con la admisión de una enorme cuota digma tuvo una influencia significativa en su concepción del arte de la
92 inmigratoria y ha salido vertiginosamente del subdesarollo por la resistencia. 93
ro

norteamericano contemporáneo. En 1962, Obregón gan' , it de seguir a los norteamericanos; por el contrario, usa u
c::
oropOSI o "
premio del Salón Nacional de Pintura celebrado en Bogotá o el- , , d s como si fuera una estrategia de guerra, dispuesto '"
VI
meto o l' " ..
, que existan en un cima eprco y a exiqirles una depen-
una ob ra d on dee surnc el ,por-
VI
:umo todos los riesgos.: el localismo, tre, siempre a , . '"
L..

. on respecto a los valores surreales y rnítrcos de lo narra-


mendisrno, la an~cdota.' la peripecia ~aclonal, y salió triunfan:" dencla c ,
te. Creo que en VIOlenCIa se corroboro la gran calidad art'1stiIca Como Fernando Botero mas tarde y como los mejores jóve-
,
de Obregon y se le perdonaron sus pecados estéticos pasado nes que vienen despues , d e B otero en C o l om bila, Obregon,
do.

presentes y futuros, pecados muy fáciles de sobrevenir en s, "cuenta" cosas, Por un lado, las cuenta sacándolas de una vida
pasional, en, un repentista sin teoría estable, A pesar de no p ~n",~,", que vive, espía y pulsa; por otro lado, es capaz de imaginarlas
a.,.
near excesivamente su trabajo, Obregón, sin embargo, siempr; más allá de lo que oye, ve y siente.
ha permanecido parado con sus dos pies abiertos y un fal - Cuando, por ejemplo, decide enfrentar el problema de la vio-
'd ' So lencia en su país, narra "carnalrnente" la muerte de una mujer
aire e corsario tremebundo, en un gran proyecto fijo: la tras-
posición de la geografía colombiana a la pintura. Oigo expresa_ en los últimos tiempos de su preñez, pero coloca al mismo
mente geografía y no paisaje, porque se trata de una cosa distin- tiempo a la mujer asesinada en un paisaje inexistente, una
ta, de una elaboración, rudimentaria, intelectual y sentimental' especie de mortaja de grises calientes, convierte a la mujer en
para dar con las formas paradigmáticas de un país cuya extraor~ horizonte Y destruye la catástrofe de la pura anécdota.
dinaria suerte natural hace aún más agraviante su problemática A su manera, Obregón es un simbolista, ya que no se expresa
social y su flotante subhumanidad. Para entender esta geografía, directamente, sino a través de figuras y cosas que van mucho
la obra de Obregón debe ser dividida en las series más importan- más allá de lo visible,
tes que fueron alimentando esa temática de síntesis: cóndores Expresar el poder y también el secreto de la cordillera a través
volcanes y una especie swiftiana, los toro-cóndores correspon~ de cóndores siempre más y más gigantescos, así como la aban-
den a una vasta, dura geografía de cordillera y meseta pararnu- donada playa de la costa caríbica mediante mangles y peces bru-
nao Manglares, peces y alcatraces, así como las iguanas, cons- jos, no es describir, exactamente, sino facilitar las claves para
tituyen la flora y la fauna ubicable en la costa caríbica. una posterior formulación del mito. Playa, cordillera, violencia,
El desarrollo de este temario que, contra lo que parece, no fauna, flora, horizontes, esqueletos y huesos de peces y pájaros
tiene la menor preocupación de realismo, ha sido llevado por son mitificados a medias por Alejandro Obregón. Oigo a medias
porque no es realmente, un mitificador, sino un fabulista, un
fuera de las compulsiones de la década 1960-1970, con la
misma firmeza con que Szyszlo se desentendió de los "simula" inventor de elementos sueltos que pueden, sin problema, abonar
cros formales". Apoyándose en dos tácticas: la de concentrar el mito, La tentación de homologar pintura y literatura es nueva-
en ardientes núcleos de color trabajados como nudos o pris- mente muy grande. Así como Huasipungo le va tan bien a
mas ciertos aspectos de la forma y, contradictoriamente, la de Guayasamín, y Szyszlo encaja, en cambio, en la horma de Va llejo ,
Obregón y García Márquez siguen caminos bien paralelos, Los
extender grandes vacíos alrededor de dichos núcleos, dando
dos parten de la realidad como tal, la ven por todos los lados y
lugar a que la tensión anterior se evada, diluya o repose; y, por
otra parte, empleando el color como el principal argumento más allá de sus lados y la cuentan con la misma desenfadada
pictórico sobre el cual se deposita toda la carga de pasión, vitalidad. La mitificación de Macondo de García Márquez o la del
Obregón hace suyas algunas de las modalidades exteriores de Brujo del caribe de Obregón no es el resultado de una meditada
la pintura de acción neoyorkina, aunque su parentesco más' especulación y largo proceso; se produce a posteriori, cuando el
cercano podría establecerse con ciertos óleos de De Kooning, lector o el espectador quedan enredados en el indeclinable
así como también registra, proviniendo de los mismos norte- encanto de tales invenciones.
americanos, la preeminencia de lo vivido sobre lo planeado. Los dos fuerzan la anécdota para que se torne atemporal, al
94 Pero en ninguno de estos puntos de aproximación hay el menor rodearla de auras inverosímiles, al excluirla del tiempo histórico, 95
«
en la colocan en el tiempo circular y recurrente del mito , la ro
« muerte entera del pueblo colombiano [Violencia), los huesos de u
a::: extraen de lo real contingente y la elevan al nivel de la leyend a.
r- e
« La historia así contada se petrifica, se pudre bellamente en una "sus" bestias, él mismo. En ambos la muerte es siempre reco- <lJ

r- <fl
a:::
rebuscada inmovilidad. Lo contradictorio de la pintura obrego_ menzar, Y la imaginación, memoriosa en Szyszlo, libre y loca en <fl
« <lJ
::;;: Obregón, concede olímpicamente la inmortalidad. L

mana es, justamente, que todos los elementos sean dinámicos


Ambos consagran, en resumen, la capacidad de sobrevivir.
y, sin embargo, el toro-cóndor no fluya, los manglares no se
¿No es el momento, acaso, en que se convierten en los voceros
dispersen y los pescados dejen de sobreaguar en el horizonte
de la comunidad? Eternamente vencida en el Perú, eternamen-
así como es contradictorio que el reino de la peripecia, Cie~
te humillada Y ofendida en Colombia, esta comunidad, que
años de soledad, termine en el principio o empiece en el final y
nada tiene que ver ~on sus élites se encuentra de pronto que
que los Buendía se repitan hasta la obsesión.
alguien salido de la elite la representa cabalmente.
Aunque la aproximación resulte superficial, es tan terrible-
mente exacta que no tiene réplica; el inrnovilisrno.vt la tendencia
La representación de la comunidad que deciden arreba-
ancestral colombiana a permanecer en la quietud, aparte de todo
tarle los jóvenes ecuatorianos a Oswaldo Guayasamín es de
cambio, la recurrencia casi histriónica de todas sus situaciones
otro orden. Al revés de la de Szyszlo, está emparentada "for-
forman carne y hueso con estas obras, y por eso mismo estas
malmente" con las tradiciones indígenas. A fines de la déca-
obras son reveladoras. Situados en esta relación marital con la
da del 50, el arte ecuatoriano ve al fin confrontada la obra de
vida colombiana, [ti Obregón ni García Márquez podrían atender
Guayasamín por un grupo donde figuran: Villacís, Tábara,
los requerimientos continuos del arte actual proclamado desde
Viteri, Cifuentes, Müller, Almeida, más tarde Maldonado, quie-
los Estados Unidos. Así como García Márquez "siempre" ha escri-
nes en .1966 llega,n a constituir un verdadero grupo pese a que
to la misma historia, Obregón "siempre" está persiguiendo hori-
enseguida tomaran distintas vías pictóricas.s> Tábara [1930) es
zontes fugitivos o parando las embestidas de la cordillera.
qU,ien mejor encarna lo que, en ese momento preciso, preten-
A su modo, muy diferente al de Szyszlo, Obregón también
dio hacer el equipo ecuatoriano; su deseo era utilizar ciertas
transita la poesía épica. Conquista, más que el sentido, un
caligrafías repetitivas ,de decoraciones precolombinas, signos
aliento épico a través de las fuerzas que deja desencadenar en
abstractos, algunos aun con la huella de la estilización de for-
su pintura y de las batallas internas que libra. Szyszlo, en cam-
mas naturales, elementos de color y materiales [plumas, espe-
bio, accede con pleno conocimiento e intención al tino de la
JOs, alambres, sonajas, maderas, cáñamo, metales); en con-
épica pero su epos, como vimos, recae sin cesar en la elegía.
juntos donde se repitiera por lo general un módulo, pero sin la
En Szyszlo, como en Obregón, la atemporalidad es la base
asepsia experimental y la seguridad científica del arte óptico, o
sobre la cual se apoya el mito. Hay un intento de negación del
sea, ~ceptando tod~ la carga esotérica de formas poéticas y
tiempo presente, se refuta lo perecedero, y la validez plena del
simbólicas que debían funcionar como criptografías Tábara
ser se logra sólo en la muerte. La muerte para Szyszlo puede
alcanza a darle, en 1964, una notable fuerza a esta alianza de
ser Atahualpa, el Che Guevara, Arguedas; para Obregón, la
serialisrno y magia, a esta mezcolanza de la cual sale una

24. El término inmovilismo fue utilizado con frecuencia en los debates políti-
cos en Colombia durante los años sesenta. Se refería sobre todo a la per-
cepción de falta de progreso y cambio producida por un estado al parecer
i suerte de "op~art" caliente; cuando viaja a España, después
hacer sus ,pr.lmeras exposiciones
conoce a Tapies y trabaja con él, adquiriendo,
en Quito, en 1953 y 1954,
con su contacto
de

con el inlorrnalisrno español y la rica texturología desplegada


incapaz de solucionar problemas acuciantes y de diversa índole. Desde
entonces, Traba utilizó este concepto con regularidad, identificándolo con en ese momento por los grupos de Barcelona y Madrid, una
'la tendencia a usar temporalidades míticas de Obregón, Botero, y García movilidad que anima grandes superficies trabajadas como
Márquez, y erigiéndolo como uno de los elementos claves de la teoría del
96 arte de la resistencia.
25. Se refiere al grupo VAN de Quito. 97
paredes apenas coloreadas, donde los tres elementos que ela- . practicar un violento expresionismo abstracto, vuelve a recaer re
u
bora fuertemente: tono, materia y repetición serial, son sin en la tentación de las texturas ceremoniales en su obra corres- e
<lJ

cesar modificados por una fina y alerta sensibilidad. pondiente a 1968 y 1969, donde emplea el collage, la materia, VI
VI
El ritmo reúne con eficacia esos tres elementos y se convier- telas, en conjuntos hieráticos, fuertes e inmóviles. <lJ
1....

te en el sostén de su pintura. El ritmo precolombino recogido En los casos que hemos visto, la intención común por distin-
por Tábara señala un movimiento constante, que no tiene prin- tas vías de procedimiento parece ser la de "mitologizar". En
cipio ni fin: una línea, un círculo, una estrella, se repiten de este prestigio de la mitología se comprueban dos hechos: pri-
manera alucinante, como en una escritura automática, con mero, la .voluntadde trascender el medio circundante, el nati-
movimientos pausados que más bien recuerdan el fluir, el estar vismo chato y contingente, y hasta la presencia opaca yenceni-
permanente de las paredes del Cuzco. Como en ellas, las pie- zada del indio sobreviviente; el segundo hecho es la capacidad
zas que constituyen su obra quedan encajadas de manera poé- de arrancar la realidad nacional del subdesarrollo, y trasponer-
tica, sin recurrir ni a la geometría ni a la violencia. Como el la a un nivel mágico, o mítico, o puramente imaginativo, que se
indígena del incanato, Tábara busca reiteraciones sumamente considera muy por encima de la posible imitación de tareas
dóciles, que suponen algo así como un avasallamiento volunta- - propuesta por la sociedad altamente industrializada.
rio de la libertad. El grafismo o la forma plegada, doblada sobre . Esta tendencia a escamotear la realidad inmediata, con-
sí misma, encontrándose y mirándose a sí misma en los labe- siguiendo situaciones imaginarias de tanto peso y concreción
rintos da un mundo formal cerrado y cautivo de su propio como las reales, debe estimarse como una de las corrientes
encanto, donde la respuesta del ojo es mucho más vaga e más interesantes surgidas de la resistencia latinoamericana en
imprecisa que la que exige el arte óptico.' Lo interesante, pues, el.,período 1950-1960; como una seria contra propuesta, ade-
de los trabajos del grupo en el período que señalo es su hábil mas, que enfrenta las tendencias extranjeras destinadas a ava-
manipulación del informalismo español y del arte óptico norte- lar un arte lúdico, tanto en el "pop" norteamericano como en el
americano, poniendo los principios de exaltación de la materia europeo y en sus secuelas de espacios ambientales y creación
y de organización serial al servicio de una clara semántica de objetos.
local. Persiguiendo ese significado, los integrantes del grupo Pierre Restany, defendiendo la función lúdica del arte con-
ecuatoriano oscilaron sin la precisión ni de Szyszlo ni de Obre- temporáneo, afirma que tal función se da cuando explotan los
gón, por un vago anhelo de sacralizar la cultura indígena cuya lenguajes establecidos, y, a partir de dicha explosión, son reor-
agonía oscura les era aparente. Villacís empuja esta voluntad ~anlz,ados los elementos de base bajo el signo de arte-juego.
ritual hasta los relieves dorados y plateados de comienzos de la Segun los estudios de elaboración estructural -sostiene
década del 60, cuando pinta extraños conjuntos que parecen Restany- :l arte-juego recurre al fetichismo puro del objeto, a
casullas arrugadas, mantos ceremoniales o simples superfi- los ritos multlples que son susceptibles de engendrar la comu-
cies preciosas convertidas en viejas pieles de oro y plata con el nicación activa del espectador, a las nociones de control y de
correr del tiempo. Oswaldo Viteri [1931], quien se separa para relevo de la voluntad,en el seno de una actividad programa."
El papel ?el Juego aSI elaborado por el artista para entregár-
selo al público pasa así, en gran parte, a manos de ese públi-
, [Nota de M. Traba] El rechazo a las fórmulas ópticas es nuevamente
subrayado porTábara en 1970, cuando dice: "el retorno [se refiere a su co. El artista se limita, entonces, a tratar un programa que
nueva pintura figurativa] debía ser sin las pasiones desmedidas en que puede,ono ser seguido por el público, y deja de ser el oficia-
desembocó el arte kinético y el 'pop-art. Ya no se trata de hacer eterno dor rnaxrrno del ritoo juego, para ser un simple bastonero que
el arte reaccionario triturando el espacio plástico o espacio físico hasta el
infinito, tampoco pueden continuar los espectáculos del ojo humano que da la orden de partida y acompaña con algunas indicaciones
creó el 'pop-art. .. Consideramos que la magia color por sí misma es el traba)o del público: [La diferencia entre oficiador y bastone-
98 elocuente" . ro pcdr ía darla Inequlvocamente, por ejemplo, el espectáculo,
99
<C
aunque sea prefabricado para el turismo, ru
co
<C . de los intendente s El-apone
. que Latinoamérica
.
puede dar a lo lúdico radica jus-
.' u
a:
1-
cuzqueños bajando a la feria al son de sus Instrumentos rnLJsi~ en su diversa naturaleza, en su Interpenetración con
e
(IJ

cales, enfrentado con una banda de Miami.l tamen t e, Ul


<C
1- tos míticos reales, con contextos mágicos que afloran
a: El arte-juego concebido por los europeos y nortearnerica:-. elemen . . Ul
(IJ
<C de las culturas andlnas, centroamericanas o caribes de donde Lo.

::2: nos tiene, además, un subentendido que en ningún mornento


provienen. . . '.
aparece motivando la imaginación lúdica de los ecuatorianos_ Esa misma carga de sentido diferencia, Indudablemente, a los
citados; ese subentendido es la proposición catártica qUe- primitivos haitianos de los primitivos ~uropeos o norteamerica-
conlleva todo juego. Juegue, olvídese, déjese ir, desin,¡; u: Situa'dos, como Vimos, en plena area cerrada, los haitianos
toxíquese, parece ser la consigna. Desde el juego visual de Un ~:;~esentan una resistencia ~ nivel del instinto, la, necesidad y la
buen óptico como el argentino Polesello, hasta el nuevo jueg~ . ria que no tiene parangon en el resto de América.
mrse ,
tonto-político de Le Parc armando canchas de bolos con la-s Al comenzar la década del 50, la figura más sobresaliente del
imágenes del" enemigo", el subentendido es el mismo. En el -upo haitiano es Prefete· Duffaut, que termina la década ima-
fondo, por consiguiente, tal juego es un aliado de los sistemas ginando sus fabulosas ciudades, sus torres de babel, sus pai-
enajenantes, puesto que les facilita los antídotos o los medios ~ajes múltiples de árboles, palmas, sembrados, puentes, ríos,
de desintoxicación. No es una coincidencia que el entusiaslTio barcos, plazas, fábricas humeantes, casitas parejas de venta-
suscitado por los juegos-catarsis y su veloz adopción por nas vacías. En realidad, no es justo destacar a Prefete de un
parte del sistema haya sobrevenido al tiempo con las grandes conjunto sorprendentemente homogéneo, donde hay por lo
crisis que, obviamente, no puede tapar, pero sí puede ayudar menos siete ingenios (Vergin, Alix, Hyppolitte, Benoit, Bigaud,
a distraer. Por eso, cuando un crítico tan profundamente. Obinl. que hubieran hecho la delicia y felicidad de los franceses
..esriobista" como Restany trata de llamar en su auxilio el o el pasmo de los norteamericanos, apretados alrededor de la
"fetichismo" y los "ritos múltiples" encerrados supuestamen- vieja Grandma Mases.
te en el arte-jue qo, todo esto suena artificial, privado del con- Los primitivos haitianos crecen al amparo del desamparo. En
texto y de la verdad de la tradición que, en cambio, hace un artículo de Herper's Bazaar, publicado en enero del 47, un
perfectamente posible la inserción de espejos, plumas o rue- articulista norteamericano acuñó una frase realmente apoteó-
das en los collages de los ecuatorianos a principios del60. El sica: "Por qué, se pregunta, en esta alucinante ciudad de 150
objeto norteamericano y europeo es vacío, y está hecho para mil 'in-habitantes', no hay galerías, no hay etc., etc ..... 27 Los pri-
subsistir en el vacío de las invenciones ingeniosas, como la mitivos fueron parte de los ciento cincuenta mil no-habitantes,
encantadora rueda de Duchamp o el regalo de la plancha con no-tenidos en cuenta, no-existentes, sumergidos en la belleza
clavos de Man Ray26 El objeto es visual, se justifica en la bús- hipnótica. En cierto modo, como puede verse en la franca de-
queda de estímulos ópticos o en los placeres táctiles. Termina clinación presente, cuando existen ya primitivos haitianos para
en la manualidad y se expande hasta los sentidos. el consumo turístico en gran cantidad, el desamparo los prote-
gió. La visión primitiva se dio sin interferencias y la imaginación
26. Traba tuvo varias oportunidades de observar personalmente la obra de sobrepasó lo real sin ningún impedimento, para situarse de un
Duchamp y de Man Rayen el Museo de Arte Moderno de Nueva York modo pleno y espontáneo en una concepción jerárquica, plana,
[MoMA!. inclusive a fines de 1971, cuando visitó la ciudad. Vale notar tam-
bién que varias de estas piezas estuvieron en Colombia en 1971 co;n0
de desproporciones visibles y buscadas, de alineamiento del
parte de una exhibición itinerante de arte surrealista que MoMA mandoal diseño. Bien diferentes a un Aduanero Rousseau o a verdaderos
Museo de Arte Moderno de Bogotá [MAM1. Durante esos meses, Traba primitivos como Bombois, los haitianos carecen enteramente de
-quien ya estaba definitivamente desvinculada del MAM- se encontraba
trabajando en la primera versión de OOV. Sobre los c?me.ntanos de T;aba
con respecto a la exhibición del MoMA en Bogota, vease su articulo 27. De Witt Peters, "Haitis Primitive Painters". Herper's Bazaar, Nueva York,
100 "Crónica de guerra de Marta Traba". Cromos, 22 de noviembre de 1971. enero de 1947, pp. 104-105, 159. La cita parafrasea el original. 101
. craso Y sin explicaciones; por otra parte, aceptaba el 'u"
~ sentido del humor, de lo cual da una pauta la infinita tristeza de. rea l Ismo , . e
Q)

~ las escenas cómicas de Hyppolitte. Felizmente, el padre espi, '¡mido incoloro pero penetrado de anarquras de los pin-
1-
ensayo t . , , . .
<! ritual que les llegó con la creación del Centro de Arte en Port. e más tarde impondnan el abstraccionisrno muy gestual Ul

lores q U , ., Q)
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~ au-Prince, Selden Rodman, también carece de sentido de.l de los primeros añ~s de la decada del60. ,En medio de tal catas- rn
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~ humor, y no pudieron ser, por lo menos, pintores "divertidos"; trofe colectiva, la pintura de Ricardo Martinez [1918) fue entera-
su pavor ante la naturaleza, su respeto por la magia y el vudú, mente inolvidable. Nunca sabré por cuáles razones Ricardo
su estupor interminable ante lo que el ojo puede abarcar y Con- Martínez no ha tenido su Paz o su Fuentes al pie, por qué
tener, su necesidad pánica de fijar las imágenes con una neta Mathíás Goeritz sólo se limita a nombrarlo -junto con Juan
precisión de gente insegura, hubieran podido ser los elementos Soriano-, como representante de la generación intermedia entre
rescatables y a estudiar, en vista a un análisis de situaciones Tamayo-Cuevas. También esperé en vano que Juan García Ponce
peculiares americanas. Desde luego, sIJ marginación del arte lo incluyera en La aparición de lo invisible. 29 Sin embargo, pese al
moderno y la clausura atemporal de su mundo no pueden silencio en que ha construido su obra, Ricardo Martínez es un pin-
representar más que una curiosa y a ratos conmovedora con- tor extraordinario. Del sesenta en adelante su obra está entera-
mente definida; funciona como un bloque y carece de modifica-
ducta aislada28
México pudo haber sido el país fuerte para apoyar en el 50 ciones. Es, a su manera, una obra monolítica, que responde
una corriente continental con criterios estéticos propios. Sin sistemáticamente Y sin rebeliones internas ni sobresaltos a
embargo, ilustró un caso único, particular y bastante desdicha- una sola idea: la ubicación de figuras humanas gigantescas
do, de cultura pictórica que, después de transformar las riquí- dentro de una atmósfera de luz disuelta que las contiene.
simas herencias precolombinas, coloniales y republicanas en Hablar de figuras humanas resulte, quizás, un eufemismo. No
consignas partidistas, pasó por encima del sorprendente genio se trata de figuras sino de masas, lejanamente parecidas a
inventivo de José Guadalupe Posada y abrió el paréntesis de cuerpos, que sustentan pequeñas cabezas. Por lo general
hierro del muralismo. En los cincuenta, enormes paredes que' están solas, a veces en parejas, siempre semitendidas, con el
envejecían mal, superadas por la revolución artística interna- incómodo duermevela del "chacrnol". Frente a esta obra se
cional que negaron, testimoniaban el fracaso de posiciones precipita sobre nosotros la escultura tolteca, pero conviene
regresivas rotuladas de realismo socialista. atajar la avalancha. Por más tentadoras que sean las homolo-
Así como el PRI representaba la revolución institucionalizada, gaciones y por más beneficio que preste a una tesis proameri-
el muralismo sobreviviente en los cincuenta era también la canista esta obra sin parangón en ninguna otra parte del
parodia del excelente y sólido ramo de Alcatraces pintados por mundo, es demasiado fácil el parentesco y la descendencia.
Rivera en 1942. La pintura contemporánea mexicana que pre- Los bloques inertes y monumentales de Martínez son -iayl-
sentaba en masa el OPIC en 1960 se podía dividir en una parte bien temblorosos, hasta un punto en que se hace casi insopor-
figurativa que constituía uno de los conjuntos más repulsivos y sin table semejante fragilidad en tamaña corpulencia. A pesar de lo
esperanzas, pidiendo ayuda sin cesar a la anécdota, el discurso, . enigmático de las figuras, de sus perfiles impenetrables o de la
la retórica, la piedad social, la peripecia trivial, la vulgaridad, el pensativa actitud de las parejas, es también muy difícil asignar-
les grandes sentimientos; resultaría antojadizo suponer que
sufren o esperan, que meditan o vigilan. Todo esto nos lleva a un
28. El escritor Selden Rodman y el maestro de escuela Dewit Peters -ambos
planteamiento tan terso y cabal de pintura-pintura, depositado
estadounidenses- dirigieron el Centre d Art en Port-au-Prince, Haití.
durante los años cuarenta. Rodman vio en el arte popular que el Centro
promovía una alternativa al arte moderno de posguerra, por el cual no sin-
tió ningún entusiasmo. En Haití el arte moderno continuó desarrollándo- 29. Juan García Ponce, La aparición de lo invisible, 2a ed., México, Siglo XXI,
se paralelamente a la comercialización del llamado ..arte naif" por parte 1970,I1a ed. 19681. García Ponce, a quien Traba conoció probablemente en
1960, fue muy admirado y querido por ella. 103
102 de Rodman y otros.
rn
José Luis Cuevas rechazaron participar en una muestra orga_ n cada lugar. La figuración geometrizante, el enfoque u
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nizada por Franco; segundo, por ofrecer el panorama más tes el' ll' . . . Q)
. l la intura "humilde", e erro isrno. nativrsrno y naciona- (/l

completo, reunidos hasta el momento, de un arte latinoameri_ SOCia,


. pitieron en la Bienal de M' . "
exico su canto de cisne"
e cisne y (/l

lisrno em Q)
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cano correspondiente a cierto expresionismo mágico, destina_ murieron, oficialmente, en ella. . .. , .
do luego a desaparecer bajo el alud del arte norteamericano. Al lado de este entierro de primera, la exposicron Caribe
Entre sus brillantes representantes, figuraban los argentinos organizada en Houston, Texas, da un t?no enteramente distin-
Sakai, Seguí, Clorindo Testa, Sarah Grilo, Mario Pucciarelli; los to ue lo protagoniza Alejandro Obregon con su ya mencionado
uruguayos Jorge Páez y Nelson Ramos; los chilenos Antúnez G;n~do ahogándose en el Magdalena. La pintura continental se
Zañartu y Castro-Cid; Obregón por Colombia; los mexicanos vio en Houston, por primera vez, como un buen conjunto ligado
Felguérez, García Ponce y Lilia Carrillo; el nicaragüense por decisiones que comunicarían un verdadero aliento a la
Armando Morales; el guatemalteco Abularach; los ecuatoria-< década plástica.
nos Villacis y Tábara. Tercero, porque un grupo numeroso de En septiembre de 1966 se inauguró en el Museo de la Uni-
figurativos: Carlos Alonso de la Argentina, Myrna Báez de versidad de Puerto Rico una exposición significativa, con obras
Puerto Rico, Opazo y Barreda de Chile; Noé, De la Vega, Macció, procedentes de una colección privada presentada en la isla por
Deira, García Uriburu de la Argentina; Dutary de Panamá, De Ramón Osuna, ayudante por entonces de Gómez Sicre en la
Silva de Bolivia, Oamiani del Uruguay, Ramón Dorrego de Cuba, División de Artes Visuales de la Unión Panamericana. La colec-
Fernando Botero de Colombia, entre otros, formaban en la ción manifestaba con claridad las preferencias de este último
misma exposición un cerrado frente de rechazo a las extra- crítico, quien marcó, como promotor, unas pautas indudable-
vagancias cada vez más solicitadas por el público de vanguar- mente valiosas. Aunque algunos nombres no alcanzaran la
dia, y manifestaban su decisión de incorporar sólo limitada- talla de los demás, la selección de Gómez Sicre fue siempre
mente el informalismo y el "collaqe' a los medios tradicionales acertada; él fue quien reunió y dio cuerpo al grupo de latinoa-
de la pintura. mericanos cuyo nivel pictórico se podía mantener perfecta-
La confrontación del Instituto de Cultura Hispánica culmina- mente en pie al lado de norteamericanos.y europeos, sin ser,
ba la serie que comenzó realmente en 1959, Exposición Caribe, por otra parte, completamente derivativo de ellos. Algunos de
en Houston, Texas, precedida por la Bienal de México. los integrantes del grupo fueron: los argentinos Fernández
La primera Bienallnteramericana de Pintura y Grabado pre- Muro, Sarah Grilo y Polesello; la boliviana María Luisa Pacheco;
sentada en México en el 58 viene a ser, por fortuna, el último los brasileños Grassmann, Manabu Mabe y Piza; los colombia-
certamen colectivo que continúa en un tono .grandilocuente, nos Fernando Botero y David Manzur; Lam, Bermúdez, Peláez
discursivo y vacío derivado de la retórica mexicanista, posrevo- y Portocarrero por Cuba; Poveda de Costa Rica; Matta de Chile;
lucionaria. Tábara de Ecuador; Abularach de Guatemala; José Luis Cuevas
Si leemos, por ejemplo, cualquier fragmento del discurso de de México; los nicaragüenses Armando Morales y Aróstegui;
apertura, pronunciado por Álvarez Acosta, entonces director del Julio Rosado del Valle por Puerto Rico. Aun con la sensible au-
Instituto de Bellas Artes de México, comprenderemos el tono: sencia de venezolanos y peruanos y a pesar de representar sólo
"Contemplaréis aquí, con su vertiginoso pensamiento detenido una parte de valores similares, lo importante de la muestra fue
en la forma, rostro y cuerpo de América, telúrica, balsámica, la orientación de la selección que había sido promovida y lanza-
con su carne luminosa envuelta en doradas caobas, y la frescu- da desde un organismo burocrático como la OEA y en la ciudad
ra de su mirada poética enel confiado rostro de la serena muerta de Washington. Por desgracia, esa promoción de la
juventud". Con muy pocas excepciones, las delegaciones de los OEA o, en toda justicia, de José Gómez Sicre, careció de dina-
países participantes fueron lamentables, y nada tenían que ver, mismo para renovarse y ampliarse, y se estancó, siendo arro-
106 en el momento de realizarse la Bienal, con los valores existen- llada por la velocidad del proceso. Pero en ese momento no 107
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co hubo selección más justa en el continente, ni mayor entusias- por los tres grandes: Lam, Matta y Tamayo, la muestra presen-
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n:: mo y capacidad para presentarla como un bloque coherente31
1- taba, entre desconocidos que se eclipsaron, un desconocido QJ

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« De 1962 a 1966 se presentan en exposiciones internacionales,
1- singular Y sorprendente: Mario Abreu ,,[19241. auto~,ldacta, <Jl
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« cada vez más seguras, los trabajos de la década 1950-1960. absurdo, discursivo [cuyas cajas fueron consagradas como
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Vaya citar algunas: en 1962, Jean Clarence Lambert, direc- sagrados corazones en el Museo de Arte Moderno de Bogotá
tor más tarde de la excelente revista Opus Intemational, dirige en 19661. mostraba un laberinto de puntos y rayas, organizando
un numeroso comité de latinoamericanos para armar la una especie de Klee amazónico, que derivaría en la construc-
muestra llamada El arte latinoamericano en París. Como toda ción de objetos mágicos y de fetiches para exorcismos. Es muy
exposición, determinada fatalmente por el sitio donde trabajan curioso ver cómo, en el recuento de la exposición, muchos refi-
temporal o definitivamente varios artistas, es un popurrí bas- nados abstractos murieron y el Klee-Abreu crece y parece una
tante desconsolador, que Lambert, consciente del hecho, trata piedra preciosa y semibárbara.. .
de disimular bajo el reconocimiento de que, "au sud du Rio Cito especialmente la 11 Bienal Americana de Arte realizada
Bravo", hay demasiadas, demasiadas cosas, aparte de las en Córdoba, Argentina, en 1964,32 no sólo porque la seguí per-
meramente folklóricas: "le volcan, le cyclone, le feu solaire, sonalmente sino porque marca el apogeo de la exposición de
comme aussi bien le colibri et l' o rchidé e ". La desafortunada pintura; participación de diez países sudamericanos y, entre
introducción termina profetizando que "au sud du Rio Bravo, otras muestras anexas, la muestra de Figari y la del Carlos
une aventure humaine déterminante est cornrne ncé e", frase Alonso; así como también el patrocinio de las industrias
que, obviamente, nunca cae mal. El bric a brec se presenta en Kaiser y la ilusión de que finalmente la empresa privada
el Museo de Arte Moderno de la ciudad de París; algunos bue- [Instituto Di Tella en Buenos Aires, General Electric en
nos artistas hubieran conformado una también buena exposi- Montevideo, Esso Colombiana en Bogotá, Acero del Pacífico en
ción. Por ejemplo: Vigas, Zañartú, Deira, Noé, Mercedes Pardo, Chile) se había lanzado en gran escala al patrocinio artístico,
Télémaque, Pablo Solano, Balmes, De la Vega, constituían un resuelta a sustituir gobiernos indiferentes, protoculturales o con-
apreciable conjunto de pintura abstracta. Gironella, Dramas, traculturales, que miraban con la más profunda desconfianza
Piza, Barreda, Alejandro Otero proponían cinco espléndidos todo brote de cultura continental con tendencia a conformarse
caminos de pintura-relieve-collaqe: Cruz Díez, García Miranda, en grup033
Marta Boto, Demarco, Le Parc, Soto, Tomasello, Arcay Sobrino,
Kosice, en búsquedas visuales, luminosas, hidráulicas, eléctri- 32. La participación de Traba en la II Bienal Americana de Córdoba, auspicia-
cas, quedaban a la par de los europeos. En escultura la notable da por la empresa Kaiser, fue parte de un proceso clave en el desarrollo
obra de Alicia Penalba, la agresividad de Guzmán y el blanco de sus teorías que tuvo lugar en septiembre y octubre de 1964. En su visi-
ta a la Argentina pudo tener una mejor visión de conjunto del arte latinoa-
todavía indeciso de los ataques a todo lo constituido de Marta mericano y ver de cerca la obra de Marta Minujín y las actividades del
Minujin, era preciso tomarlos enteramente en serio. Presidida Instituto Torcuato Di Tella. Este arte de vanguardia creó un contraste vio-
lento con el arte que ella encontró en la siguiente etapa de su viaje en
Lima, Perú, donde observó el concurso Esso para artistas jóvenes ganado
31. Durante la década de 1950, tanto Gómez Sicre como Traba y Romero
por De Szyszlo. A su regreso a Colombia Traba articuló tal contraste como
Brest. compartieron valores estéticos similares y tendieron a promover el
una dicotomía entre artistas "inventores" que estaban llevando al extremo
mismo tipo de arte. La crisis del paradigma modernista durante la década
la ley del deterioro y artistas "resistentes" cuyo arte tenía algo importante
siguiente puso fin a esta coincidencia de intereses. Mientras que Romero
para decir. Marta Traba, "XIVSalón Nacional ~ XIVPanteón Nacional", El
Brest se convirtió en un ferviente defensor del arte de vanguardia, y Traba
Tiempo, 24 de octubre de 1964.
aceptó con grandes reservas el arte más experimental producido en
33. El aumento del apoyo monetario de empresas y fundaciones privadas
Colombia, Gómez Sicre se aferró a sus preferencias estéticas lo cual lo
locales, norteamericanas, y multinacionales a proyectos culturales en
volvió un crítico cada vez más conservador. Las diferencias políticas entre América Latina a principios y mediados de los sesenta coincidió en gran
Traba y Gómez Sicre lo convertirían, al final, en un poderoso enemigo de la parte con la Alianza para el Progreso y con el optimismo del desarrollis-
108 crítica colombiana.
mo. En naciones como Colombia, los grupos de poder reflejaban el con- 109
re
Nuevos nombres se suman a los ya citados; detrás, por des_ . te años [1945 a 1965l. donde hay muchas omisiones, algunos u
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veln . l' b .
gracia, de las maravillas de Figari, Uruguay se presenta con . tos e inclusiones enteramente Inexp Ica les debidas sin QJ

aCler . .' ' Vl

seis pintores olvidables, aunque lograran graciosos efectos a un desconocimiento del ambiente y a contactos superfi- Vl
d u d a, . QJ
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decorativos como Giancarlo Puppo y Gamarra; y uno inolvida_ ciales muy a la norteamericana.
ble, deforme y embrionario que más tarde se revelaría corno Registraré algunos nombres que se suman a los anteriores:
uno de los más magníficos dibujantes del continente.. Clorindo Testa de Argentina, Frasconi de Uruguay, Castro-Cid y
Hermenegildo Sábat (1933]. Chile marcaba tantos sorpresiva~ Roser Bru de Chile, Mabe de Brasil, Gunther Gerzso de México;
mente precisos, así se tratara de la poética de Antúnez, la per- dos esp{éndidos dibujantes, el brasileño Grassmann y el pana-
sistencia en el surrealismo de paredes y maderas destruidas meño Zachrisson.
por el pincel fotográfico de Barreda, o las inquietantes meta- En marzo y abril del mismo año, en el "Homenaje a Rubén
morfosis de Núñez, Opazo y Téllez. Pero por encima de estos y Daría" organizado por el Recinto de Mayagüez en Puerto Rico,
otros conjuntos por nacionalidades y de la calidad particular, empiezan a repetirse los nombres de las estrellas de la déca-
emergente a veces por fragmentos, a veces total, de artistas da; se agregan Hung de Venezuela y Bonevardi de Argentina,
serios como María Luisa Pacheco, Pantoja, Tomie Ohtake, lo per- Luis Hernández Cruz de Puerto Rico.
ceptible en la II Bienal de Córdoba era la franca balcanización, la Yo diría que la culminación de la serie de exposiciones colecti-
división de América por zonas, la apertura a lo moderno de la vas es, en 1967, la Exposición Latinoamericana de Dibujo y
Argentina y Venezuela arrolladas, respectivamente, por Polesello Grabado, organizada por la Dirección de Cultura de la Universidad
y Soto, o sea por la técnica triunfante, el objeto victorioso, la Central de Venezuela. La escisión entre los conceptos de la déca-
cosa, el material espléndido y la ilusión óptica perfecta; y, con- da del 50 y la década del60 se hace palpable en el afrontamiento
tradictoriamente, la cautela de los países pobres y cultos, corno de personalidades. Todavía sobrevive bien la abstracción, el
el ya citado Uruguay y Chile; la desesperación de los empareda- expresionismo poético, la escuela combinatoria y conciliatoria
dos, como Laura Márquez (más tarde la seguiría Colombino], en de influencias europeas y norteamericanas; Seguí, Opazo,
el Paraguay, destinada a terminar en actos de arrojo casi suici- Isabel Pons, Fayga Ostrower, María Luisa Pacheco, Szyszlo,
das: la estampida de Colombia hacia una figuración bloqueada, Oowney, José Bermúdez, Kubota, Mishaam, no abandonan el
dominada por Fernando Botero, y la indecisión brasileña, resba- campo, aunque otros se han adelantado, cavan en diversos
lando todavía por las colinas suaves de los japoneses. sentidos y desvían el cauce. También lo adelgazan, y lo amino-
ran; en realidad, a partir de este momento, se pasa de cauce
La tercera exposición, organizada por Stanton Catlin bajo el a delta.
patrocinio de Yale University con el nombre de Arte Latinoame- A lo largo de estos certámenes se puede tomar el pulso,
ricano desde la Independencia, es demasiado grande y los esque- radiografiar y diagnosticar la peripecia estética de las décadas
mas o atisbos de organización vuelven a confundirse34 El perío- de 1950-1960. En primer lugar, fue sorprendentemente nume-
do moderno no es más que el V aspecto del conjunto, y abarca rosa y casi aluvional; sólo he citado los artistas que tienen para
mí algún elemento netamente discernible del resto.
En segundo lugar, es, por primera vez, considerada como
servadurismo cultural de las oligarquías locales, las que resistieron no algo digno de tomarse social, colectivamente en cuenta; de otra
sólo muchas de las reformas propuestas por la Alianza, sino también la
participación del Estado en proyectos de apoyo a las artes modernas de
vanguardia, a las que veían con profunda desconfianza. cual fue incluido entre los trabajos presentados, todavía es necesaria más
34. Traba fue invitada al Symposium on Intellectua/ Backgrounds of Artistic investigación para determinar si ella estuvo personalmente en esa reu-
Evo/ution in Latin America, 1800-1965 que la Universidad de Yale organizó nión, dado que coincidió en parte con su viaje a Cuba para participar en el
en marzo de 1966 conjuntamente con la exhibición Latin American Art concurso de literatura de Casa de las Américas, en el cual ganó un primer
110 Since Independence. Aunque Traba preparó un ensayo para el simposio. el premio con su primera novela Ceremonias de/ verano. 111
rn
4
CO manera, ni la empresa privada ni los norteamericanos hubieran .. Carlo Argan afirma que las formas abstractas del arte u
e
4 o QJ
o:: advertido su valor y sus peligros; nunca se ha sabido qUe ni G/ul/ o implican una rebelión y como resultado desaparece la <Il
1-
4 unos ni otros ejercen su generosidad sobre los indefensos. _ rnodern sosteniendo que "esa rebelión está dirigida contra el <Il
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1- L..

o::
En tercer lugar, permite reconocer dos tipos casi espontáneos irílagen~ se asoció a la industria, enajenándose a la superes-
4 ...Jro
¿ ar~~t~~a económica del capitalismo, y malogrando clamorosa-
de asociaciones; una familia mayor, que fue la de abstractos
expresionistas, y los grupos balcanizados de que hablábamos tr te el objetivo de moderar y moral/zar su desarrollo; en una
antes, que diseñan el mapa de áreas abiertas y áreas cerradas ríI~:ra más amplia, contra la absorción del individuo en la
En 1960 la inmensa mayoría de la pintura latinoamericana ~s es a a'través de la reducción de la existencia social al meca-
rílaS , ., "
totalmente abstracta; abstracta con ciertas formas, Como 'smo de producc/on y consumo ...
Damiani, Fernando García Ponce o Galdós Rivas, Testa o Morales. n/pero sea esta u otra distinta la causa de la rebelión, dos
o figurativa vergonzante,. como la de los panameños Dutar; osas son ciertas: es indudable que el objetivo apuntado era la
o Trujillo, el argentino García Uriburu, el mexicano Enrique ~esaparición de la imagen; también es indudable que este pro-
Echeverría. blema, tal como se plantea, atañe a las sociedades europeas y
Antes de analizar esta pintura habría que saber con precisión norteamericanas.
qué valor se le concedía al arte abstracto en nuestro país. Aún . por qué, precisamente, la desaparición de la imagen?
ahora, el arte sigue valiendo, para nuestras sociedades, en p~rque la sociedad ha construido un hombre-masa que es
tanto que reconstrucción de la realidad visible y, por ende, constantemente bombardeado por imágenes, dentro de un
resulta muy arduo comprender algo pintado cuando desapare- ritmo espacio-temporal coercitivo, para extirparle toda reacción
cen los puntos de referencia. Quiero decir que puede deducirse individual. Si se quiere salir de la condición de hombre-masa,
la calidad y hasta la cantidad de genio creador comparando una recuperar los valores del individuo y liberarlo de tal enajenación,
playa de Reverón con la fotografía correspondiente de Macuto, no puede llevarse a cabo este proceso sino destruyendo, en pri-
o los manglares de Obregón con el espacio costeño colombia- mer lugar, dichas estructuras temporoespaciales impuestas
no; inclusive pueden establecerse relaciones entre las formas por la sociedad y, en segundo lugar, las imágenes que hostigan
coloreadas de Antúnez y los cantos rodados de los ríos; es posi- al hombre-masa.
ble reconocer elementos, aire, líquidos, gente, mares, volcanes, El "ver" abstracto, pues, es un modo de ver que apunta a dos
ámbitos, calor, frío; también, desde luego, se aceptan todos los metas: primero, restaurar la existencia de la visión individual;
procedimientos metafóricos y hasta las metonimias, haciendo segundo, darle a esta visión un poder de trasmitirle las imáge-
traducciones ajustadas al modelo o la lógica externa. nes, pero sin valerse de ellas,
Pero cuando todos estos puntos de referencia próximos, leja- A este respecto, Argan considera que la reacción del arte
nos o arbitrarios, quedan definitivamente superados por una abstracto (se refiere en especial al informalismol, debe atri-
concepción abstracta, el público ya no sabe qué hacer. Para buirse a una revancha del "hacer espiritual" sobre el "hacer
saberlo, tendría que poseer una cultura de las formas o un material", sustituyendo la practicidad y el finalismo inmediato
hábito de ver, que le son por desgracia ajenos, o alguna intui- del hacer material, por el espíritu religioso y la necesidad de
ción certera acerca de la singularidad del fenómeno estético. trascendencia que subyace en el hacer espiritual.
Pero decirle a nuestro público que cierta pintura sólo es capaz El hacer espiritual de la pintura abstracta procedería, por
de comunicar pintura y que eso puede ser suficiente, cuando consiguiente, de acuerdo con estas reflexiones, de un individuo
dicha pintura es buena, suena a blasfemia; la primera cosa que que rechaza la condición de hombre-masa que le intenta impo-
sería preciso inculcar es que se trata de un lenguaje y que, por ner la sociedad; pero, además, el producto resultante es distin-
consiguiente, cualquiera que sea su estructura aparente, debe to al que procede del juego geométrico practicado por el arte
moderno después de la Segunda Guerra Mundial. La obra de 113
112 decir "algo" que vale la pena ser atendido.
;:;; arte abstracta, dice Argan, produce un impacto, algo inusitado' ,~
. María Luisa Pacheco, de Bolivia, Luis Hernández
Ccua d or,
u
~ mientras que los juegos [actuales] provocan un "no-impact6 . . ,. [ e
L- de puerto Rico; Deira, de Argentina; Alberto Dáviia pese ClJ

;:: algo que "se da inmediatamente como habitual y familiar", Con Cruz, de la generación anterior]; Kubota y Shinki, del Perú;
V)

V)

:;: los "prototipos", los "múltiples", los objetos colocados en me-: a se,r T"'reza Negreiros, de Colombia; Manuel Espínola, del
ClJ
'-
Mana ~ , . f id d ro
2: dio de las habitaciones, las obras de arte insertadas al azar en', -.J
'Urug uay: , que practican un repentisrno Sin . eroci a y una
el cuadro doméstico, etc., la sociedad industrial ha ido destru_ .
ib rtad autocontrolada; hacen un entrenamiento casero en la
yendo progresiva y hábilmente la excepcionalidad del arte, II e id d d l . .
libert,ad, Acosados por la e norrrn a e os actos expresrorus-
escudándose a veces bajo una aparente, y falsa, concepción.
as norteamericanos, no tienen salida. Aquellos que, en carn-
socializante o democrática,
bio. procediendo aún con más cautela -pero con una cautela
Por el contrario, el arte abstracto se mantuvo en el nivel de la
u'" fácilmente puede confundirse con lirismo-, retienen la
estricta emisión individual de significados. Pero el mérito de un ,
~e-moria de algunas formas y las alientan a aliarse con la liber-
artista abstracto no está únicamente en el acto de destruir last, .
tad abstracta, salen mejor librados de la prueba, Pienso, por
imágenes y sus coordenadas históricas espacio temporales; esto
. ejemplo, en el argentino Clorindo Testa, el chileno Irarrázabal,
sería un acto revolucionario, pero no también un acto estético, E}
algunos cuadros de Balmes, Castro-Cid; en Aldemirs Martins y
mérito crece en relación directa con el poder del artista para
Arcángelo lanelli en Brasil; en Sakai, Pucciarelli y Sarah Grilo de
crear ese código de asociaciones internas que nos dé nuevas op-"
Argentina; en Gunther Gerzso, Felguérez y Lilia Carrillo de
ciones de lo visible, destinadas a sustituir las que se cancelaron,
México, en Oamiani, y Vicente Martin de Uruguay, en Ana Letyzia,
Si la aparición de la pintura abstracta en Europa y luego la
Roberto de Lamónica, y Piza, en el Brasil; pero, especialmen-
explosión del expresionismo abstracto en los Estados Unidos
te, en este momento, anoto al argentino Fernández Muro, el
tiene una necesidad plenamente justificable, en Latinoamérica nicaragüense Morales y el mexicano Vicente Rojo,
obedece, más que todo, a una vocación y a una moda. Empe-
Los tres podrían ser ejemplo de la probidad. recompensada,
cemos por la vocación que resultará siempre un atenuante mayor
no como virtud más o menos irremediable, sino, al contrario,
que el seguimiento más o menos pasivo de una moda.
como factor buscado y sostenido por una gran inteligencia
Una revisión actual del extendido horizonte de pintura abstrac-
artística, Digo inteligencia preferentemente que talento, porque
ta continental, alrededor del 60, es de tal monotonía que no'
creo que sus obras son inteligentes, desarrolladas, meditadas y
puede explicarse sino por la reducción a sus elementos forma- resueltas inteligentemente.
tivos, así como la ignorancia de la "qe stalt" donde se origina.
En los tres hay, evidentemente, una reflexión acerca de las for-
Sin embargo, no puede desestimarse la enorme fuerza del
mas que los distinguen tanto del repentismo habitual en los
ejercicio abstracto; más aún, hay que pensar que, si todos los
abstractos latinoamericanos, como de las soluciones marcadas
nuevos artistas nacidos entre el 20 y el 30 aproximadamente,
con demasiada facilidad. Vicente Rojo nace en España [1932] y
van entrando desde el año 55 en adelante a la abstracción con
reside en México desde 1949, Morales nace en Nicaragua en el
tal entusiasmo, es porque la abstracción conviene a sus natu-
27. José Antonio Fernández Muro nace en España en 1920 y
ralezas, a la desaprensión de sus medios, a la soledad en que
reside en la Argentina desde el 38, Quizá no sea una pura
se mueven, a cierto romanticismo genérico, cierta capacidad
casualidad que dos de las tres cabezas abstractas del conti-
de ensoñación también genérica, que lo hace permanecer largo
nente sean "temporalmente" europeos.
tiempo [el apogeo de la abstracción ocurre entre 1960 y 1965,
En 1962, cuando Fernández Muro gana el gran premio de la
como hemos visto] unidos al cordón umbilical europeo y ajenos
exposición "Arte de América y España", ya citada, y, en el
a la agresividad norteamericana.
mismo certamen, también Morales recibe un premio menor,
Los abstractos puros se mueven en una arena bastante
ambos están en un buen momento de sus procesos. Sus obras
114 movediza; cito, del período mencionado, a: Oswaldo Viteri, del
se ven claramente definidas, lo que no ocurre, en el mismo 115
ru
momento, con Vicente Rojo, cosa explicable por la diferencia de te, como una hábil relación de contrarios, que va más allá y u
e
edad. Sólo en 1963 comienza Rojo a trabajar con signos, salien_ ahonda más profundamente, que la apariencia decorativa que <l>
-;;;
do de una pintura normal y previsible, que recurría a superfi_ parecería revestir a p~imera vista.. ,. vi
Q.)

cies muy texturadas e indiscriminables. La inteligencia prctorica de Vicente ROJo es mucho mas acti- '-
re
Juan García Ponce ha reunido en La aparición de lo invisible va y nerviosa que la de Armando Morales. Entre 1955 y 1960, --'

sus confesados entusiasmos por la obra de Rojo: "Sl1S cuadros este notable pintor demuestra que con recursos revisados ytri-
-dice García Ponce- son ante todo objetos que nos hieren por llados puede rehacerse y nominarse de alguna nueva manera
el impacto directo, la inmediatez de su realidad. En ellos todas la sensibilidad. En esa' época, en efecto, Morales es un finísimo
las soluciones son extremadamente, profundamente sencillas manipulador de planos de color que se interpenetran. En tal
y no requieren mayor elucidación"35 Sin embargo, al pasar de tarea, sin embargo, no se aleja demasiado de la sutileza, los
la simple expansión sobre la tela de una materia muy vital y tentos movimientos, los contrastes graciosos y eficaces, del
sensible pero voluntariamente anodina, al sistema de signos segundo grupo de abstractos que distinguimos antes. Pero, a
que manejará desde 1963 en adelante, Vicente Rojo incorpora diferencia de ellos, la elaboración de Morales no se conforma y
puntos de atención que no pueden pasarse por alto. García va adquiriendo más y más compleji-dad. Sobre fondos más o
Ponce los explica así: "La función de estos signos era volver a menos estáticos de óvalos, Morales va colocando sin violencia
hacer posible la creación, servir de puntos de apoyo para des- varios planos de formas que, pese a la concreción de sus lími-
pués ser devorados por la realidad de la imagen en sí, cuya tes, se mantienen flotando en el espacio enteramente habitado
posibilidad se trataba de afirmar mediante ellos. De ahí su apa- y parecen apenas fluir. Blancos que levitan y despejan la aglo-
rente categoría de lugares comunes".36 La función del signo meración de formas, permiten respirar ese tejido intrincado y
está muy bien observada; en realidad, carecen de función, son al mismo tiempo ligero. Una pudorosa vocación poética, y tam-
soportes triviales -círculos, rectángulos, ángulos, rayas, líne- bién un peculiar y como filosófico sentido del humor, alientan
as, letras, números- que dan cuerpo a la imagen y le permiten la complicada convivencia de tantas formas, Ya en este
fijar su rica materia y su color macerado, orgánico.37 momento prevalece su gusto por la "clara complicación", su
Advirtiendo el subtítulo global que Rojo da a muchos de sus tendencia a la "espesa lírica", su habilidad para conseguir
cuadros, "destrucción de un orden", García Ponce enfatiza la dinamismos perfectamente quietos. La dialéctica, en su caso, y
voluntad de Rojo de ir contra la idea tradicional de la belleza, al revés de Rojo, no se produce a nivel de los procesos de la
así como contra los conceptos también tradicionales de com- pintura, como en el mexicano, sino a nivel del cuadro. La inteli-
posición. Las rupturas de Rojo, sin embargo, no lo llevan a la gencia de Rojo es emotiva y coherente, la de Morales tranquila
anarquía; repensando el espacio del cuadro, consiguiendo que e incoherente. Esto se ratifica en el cambio producido en las
"en ese espacio todo parezca producto de una cuidadosa yvigi- obras que pinta a partir del 62, cuando la diversidad de planos
lante elaboración" ,38 tal como afirma su crítico, construye un de trabajo desaparece, y el espacio queda limitado a un solo
sistema no solamente lógico, sino capaz de trasmitir el placer plano, con las obligatorias ilusiones de primer plano y profun-
de una organización en libertad; el gusto de la espontaneidad didad. El espacio circulante es erradicado y, por consiguiente,
dentro de la mesura, de la energía dentro de la tranquilidad. De el aire deja de circular y las formas de flotar. Aunque todo esto
este modo, la pintura de Rojo se va planteando, progresivamen- significa un triunfo de la geometría sobre la imprecisa decisión
poética, es preciso estar alertas, sin embargo, acerca de los
límites de tal geometría. Como en Rojo, como en Fernández
35. García Ponce, La aparición de lo invisible, pp. 148-49. Muro, la geometría es usada y, en cierta manera, burlada.
36. tbid., p. 150.
37. lbid., pp.150-151. Esto quiere decir que su geometría no es euclidiana, sino que
116 38. tbid., p. 154. se distrae con frecuencia y le ocurren aventuras e incidentes no 117
« rn
(IJ previstos. Por ejemplo, un trapecio blanco se va descuadrando Muro, Testa, Ocampo, Sakai y Sarah Grilo. En el prólogo no los u
« e
o:::
1-
al llegar a su cima, donde círculos erráticos, como caídos al juzgaba "de:n~siado jóvenes, como para.consider~rlo,s prome- '"
tIl

« azar, lo perforan sin ninguna regularidad. Un rectángulo rojo se sas nada mas, pero les exrqra. perentortarnente, ¿como dejar tIl
1-
o::: rompe en la base como si fuera de papel. Superficies cromáti- de serio?". que fueran promesas. Ninguno de ellos era, sin '"-
«
2: cas muy austeras formando escuadras o rectángulos encast-g; embargo, promesa. Los cinco sabían perfectamente qué decir
dos los unos en los otros resultan interferidas por cuñas lista- y cómo decirlo, constituyendo el equipo más serio y responsa-
das, o por pespunteados tan irreverentes y absurdos como ble con que ha contado la pintura argentina de esa generación.
ellas. Por su parte, la materia contribuye al sobresalto de la Ninguno cambió sustancialmente y la ley del revólver de la pin-
geometría. Sin el rigor puntual y matemático de Fernández tura argentina los sacó del juego.
Muro, ni tampoco el desparpajo de Rojo, Morales empasta Fernández Muro era, en ese momento, casi un pintor óptico.
como si pegara "collaqes" y permite que ciertos pedazos gocen El casi estaba dado por su voluntad de permanecer con ciertas
de una relativa autonomía. Como en toda su obra, las cosas que zonas tranquilas, "zonas vertientes" como el óleo En rojos,
escogió parecen gobernarlo, sin que jamás se advierta por donde el ojo hallaba la pausa que el óptico destruyó por com-
parte de él un propósito demasiado definido de dominarlas.- pleto. Su relación con el óptico, por otra parte, andaba más
Emparentándose estrechamente, en esto, con sus compañe- cerca del ojo racional de Vasarely y, en especial, de sus Oriones
ros, tiene un instintivo, seguro y poderoso buen gusto y una del 63, que de la agresividad óptica norteamericana o inglesa,
delicadeza para conceder esa aparente libertad, que no puede aunque la finura del punteado lo acerca a algunas composicio-
ser sino el resultado de una meditación consecuente consigo nes del 63 de Anuszkiewicz. La pintura es seria, fríamente pro-
mismo y los resultados de su trabajo. gramática; en lo profundo, sin embargo, vibra un escaso tem-
Si la pintura de Rojo informa bellamente acerca de una nueva blor que Romero Brest ve bien: "Como es un pintor -dice
utilización de los signos, Morales dicta la lección de la libertad Romero-, realiza la hazaña de que desaparezca la geometría
condicional; contra los desafueros de la libertad desprovista de -palabra apenas referencial en este caso-, y el contemplador
sentido y propósito; contra la insignificancia de una libertad que, a su vez, sabe entregarse, asiste a un extraño espectáculo
empleada para jugar. Con esa libertad medida, reflexionada, de comunión. ¿Cómo no llamarle 'ser' a esa expresión que 'son'
maniobrada, Morales vuelve a repensar las relaciones entre las sus telas, si más allá de él mismo y más acá de la geometría
cosas; toda su obra es un gran ejercicio relacional, buscando sólo denuncian existencia?,,39 Romero percibe que la intención
un acuerdo hecho de difíciles distensiones y reajustes. de Fernández Muro es ser; se trata de un ser reposado y discre-
Al lado de la errática pureza de la obra de Morales y de la vita- to, en el orden, manifiestamente neutral. No obstante, dos años
lidad despectiva de la obra de Rojo, el trabajo de Fernández Muro después, cuando recibe el Gran Premio del Instituto de Cultura
es un trabajo de personalidad; está forzosamente, constante- Hispánica, se ha producido una perceptible diferencia. Formas
mente penetrado de la dureza argentina, de su falta de humory globales, enteras, encierran el material óptico. Desaparece la
de su vergüenza hacia la ternura; de celo técnico, de angustia intención serial y la producción monótona y exasperante. El
por sobrevivir y sobresalir. Como toda obra incrustada en el cuadro, que se mantenía en el estricto terreno del lenguaje,
marco argentino es una obra acosada; de ahí que la primera vir- pasa a ser texto; es decir, pretende alcanzar una idea que rela-
tud patente y reconocible en Fernández Muro es su fortaleza cione, pero también justifique, el uso de los elementos. Este
para sobrellevar, sin desfallecimientos, las compulsiones y la ti- momento es muy poderoso y bello, quizá el punto máximo en la
ranía de un medio que, por los diez años [1960-19701. se llamó alianza de situaciones ópticas e intenciones ontológicas.
"Romero Brest Di Tella" y tuvo como consigna ser joven o morir.
No obstante, en 1960, siendo Romero Brest aún director del 39. JorgeRomero Brest, Exposición F Muro, Grito, Ocampo, Sakai, Testa,
118 Museo Nacional de Bellas Artes, ofreció sus salas a Fernández Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, julio de 1960, s.p. 119
«
en En 1964, mientras los civilizados, jugando a bárbaros, aVan_ ~tada con tal carencia de motivo como de fantasía '"
« textura t ro '. . u
e
o:: zan con las brutales [excesivas) pancartas de LUIs Felipe Noé Jorge de la Vega, argentino, nacido en 1930, en cuyas <V
1-
Fernández Muro, ya en los Estados Unidos, va liquidando su Uno es ..' ". Ul
«
1- s del inicIo de la decada del 60, la materia, bajo la especie Ul
o:: sensibilidad tan discretamente manifiesta en beneficio de Un obra .. II ., . •...
<V

« los más diferentes co ages , reviste esa autonomía que


extraña "línea dura". Los cuadros se convierten en relievés, en a dverti E n cuerpos de
2: de .
rapies fue el primero vertrr y reconocer.
escudos, medallas; el informalismo es disciplinado por la monstruos, De la Vega se parece mucho a los efectos de
sere S ,.,
heráldica. Al gran pueblo argentino salud, obra de 1964, perte- la obra de Juan Genoves en la misma epoca. Papeles y trapos
nece a este nuevo género de refinamientos petrificados que, rrugados Y pegoteados son aqrestvo s. violentos. El error pie-
más que la posesión plena de un instrumento expresivo, pare- :órico de De la Vega es su falta de selección y la aceptación
cería responder a un violento -y vano- esfuerzo de cambio. . discriminada de cualquier tipo de collage o relieve, lo cual
Retomando nuestro recorrido del vasto horizonte de la pin- In
lleva el cuadro a un caos cuya f a brirtcacron ., se h ace demasiado
tura abstracta latinoamericana en 1950-1960 es forzoso Con- aparente. En el caso de la venezolana Elsa Grarnckc, en cam-
signar una tercera vertiente, como fue una abstracción bio, nacida en 1925, la textura, puesta al servrcio de puertas y
impregnada de informalismo, empleando gruesos empastes, ventanas cerradas, se vuelve verídicamente misteriosa. La
arenas, tierras y collages: Luisa Richter en Venezuela, Al- serie de obras motivadas por el mismo planteamiento absurdo
berto Gutiérrez en Colombia, Roser Bru en Chile, Jorge Páez de "estar fuera versus estar adentro" lEstar fuera es como
en Uruguay, Carlos Gonzalo Cañas en El Salvador, practica- estar dentro", "Lo que hay dentro eso hay fuera", etc.l es de las
ron esta cocina que, limitada a un simple ejerc.cio de mate- cosas más inexplicable pero seguramente bellas que ha dado
riales, no podía ser más que un recurso que se amparaba en el informalismo en América. Oigo inexplicable, porque la pre-
el ataque por sorpresa al espectador desprevenido; difundido, el sentación de una puerta, sus tablas, su vejez, su falleba, su
informalismo, o aformalismo, como lo llama Moreno Galvan, pomo, no parece estar alterada de ningún modo, de suerte que
español, el recurso perdió todo interés. Entre l~s latinoameri- podamos deducir el encanto o la ingeniosidad del objeto pre-
canos, pese a que especialmente tres, por el ano 60, usaron el sentado por una composición inventiva [como pasa, por ejem-
aformalismo con pericia y buena ley, ~arreda en Chile y dos plo, con las preciosas tablas con collages de viejas cartas que
españoles-caraqueños en Venezuela. Angel Luque y Cruxent, en el mismo momento expone su compatriota Alejandro Otero];
esta tendencia no fue punto de partida, sino punto de llegada, pero en el caso de Elsa Gramcko, resulta que es esa economía
de donde deriva su irrevocable limitación. máxima, esa prescripción de toda palabra y toda sugerencia, la
En la misma época, Tapies había superado todos los experi- que remite al material. No es un truco, como en los informalis-
mentos texturales de Millares y Cuixart; trabajaba en puntua- tas antes citados en bloque, ni se trata de una manipulación de
ciones, ideografías, huellas de puertas, cofres y cajas, perfo- la materia, es su presentación, en el nivel más cuidadosamen-
raciones, cuerdas, cartones, arrugados, plegamientos. Daba te despojado que pueda encontrarse.
pleno empleo al mandato de la materia y "descubría la expre- En la década del 50 al 60 solamente dos países, la Argentina
sión autónoma involuntaria de ciertos elementos de la realidad yVenezuela, logran definir una tendencia estética que, si bien
exterior, poniendo de manifiesto su carácter, por aislamiento. sería abusivo decir general, es, al menos, claramente mayori-
desplazamiento y magnificación", al decir de Juan Eduardo taria. Quiero decir que la Argentina concluye la década con la
Cirlot. afirmación de un extremado refinamiento, una gran vocación
Allado de una obra tan enormemente imaginativa como la de experimental y un interés manifiesto por atender a las nuevas
Tapies resalta sin atenuantes el truquismo informalista de los formas impuestas en el extranjero. En Venezuela, con menor
latinoamericanos. Curiosamente son dos figurativos quienes intensidad, ocurre el mismo fenómeno. En la Argentina el refi-
120 podrán, de un modo solitario y excepcional, darle vida a una namiento está marcado por el grupo presentado, como ya diji- 121
«
en mas, en 1960 por Romero Brest en el Museo Nacional d artista creador puede realizar, porque se trata de un '"
« O u
o::
BeLLas Artes; Fernández Muro, Sakai, Ocampo, Sarah Gril e
qUe un . ,. . e
t- sin indagaclon ni consecuencias. e un esfuerzo, en ID

« esfuerz O , ~
Clorindo Testa. La vocación experimental y la rápida asimil o~ labras sin finalismo. Este no es el caso de los grandes
otras P a
t-
o:: a , U')
ID
« ción de las modas se expresan a través de la obra y de los rel rimentalistas europeos. Vasarely, padre, desde 1955, de '-
le- ro
2
ves geométricos seriales en Europa de Tomasello, perfecta' expe h ho má
d tendencia Clnetlca, no a ec o mas que exp l'rcar, ac l arar,
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sutil de Eduardo McEntyre: las composiciones hidráulicas / to ~arar. Ha declarado el fin de una era y el comienzo de otra,
Kosice y los trabajos de luz y movimiento del equipo argentin: ~~diante la "socialización de un arte de prototipos" en lo que
Integrante, en París, del grupo "Recherches dart visuer incide con Schoeffer;ha tratado, Sin embargo, de salvar una
,a
cuya cabeza trabaja Le Parc (1928), su fundador en 1960. Le ~~aginación finalista, atiborrada de ilusiones, m~tas, es~eran-
Parc llega a París en 1958, forma el grupo con García Rossi s Su trabajo de pionero no tiene repeticiones ni actos fáciles.
Demarco, también argentinos, y algunos europeos; se presen~ ~ae~asando la extraordinaria obra de Vasarely, hay que admitir
ta al año siguiente en la galería Denise René que es, a lo ue no toda obra experimental es significante y que el ingenio o
" s
visuales", lo que Leo Castelli a los "pop". "Dotado de una q destreza, que pasan por ta l'ento, no son mas que auxi ili
la lOS.
capacidad inventiva casi inagotable -dice Pellegrini- c~a Entre Vasarely y los argentinos de la "Recherches", Le Parc
aparatos, estructuras, mecanismos luminosos en los que el incluido, media el foso infranqueable que separa al creador del
placer visual, los efectos sutiles, los elementos de sorpresa epígono. y el epígono es al creador lo que el "kitsch" es al arte;
sumergen al espectador en un clima de encantamiento." se sirve únicamente de sus efectos y concluye en un resultado
Creada en el 60 para estimular nuevos proyectos de artes que puede ser eficaz y atractivo, pero que está netamente vacío.
visuales, la sección de Artes Plásticas del Instituto Di Tella, en Si el arte no se puede limitar al manejo de efectos, muy pocos
Buenos Aires, acoge con entusiasmo a estos artistas y realiza trabajos del grupo de "Recherches" pueden considerarse arte.
grandes exposiciones de Le Parc y Kosice. De una manera Como siempre ocurre en la Argentina, el sueño de la crítica
brusca y casi sin transición alguna, el arte argentino quema engendra genios.
todas las etapas y pasa de la provincia irredenta en que se Pero entre no significar nada y significar, hay grados interme-
movían Butler y Castagnino, Berni y Basaldúa, Soldi y Raquel dios. Grandes composiciones hidráulicas de Kosice [1924) estra-
Forner, a un internacionalismo furibundo. El ingenio, la serie- tosféricas, alcanzan una significación muy cercana al despertar
dad profesional, la capacidad recursiva de este equipo, al cual de sensaciones desconocidas que puede dar la descripción de
adhieren numerosos artistas, no puede ponerse en duda. Lo extrañas cúpulas sumergidas en la espesura, en la literatura de
que sí es mucho más dudoso es el interés que dichas produc- Ray Bradbury, por ejemplo. También nos arrastra al indeclinable
ciones revisten, en la medida en que se desprenden de toda sortilegio de la feria de diversiones una exposición completa de
conexión con el territorio estético americano y quedan asimila- las obras de Le Parc; pero es el conjunto lo que opera. A Le Parc
das sin equívoco posible al experimentalismo europeo. Las le faltó la noción romántica de la desmesura, la emoción y la
atmósferas cromo plásticas de Tomasello [1915), por ejemplo, grandeza personal para hacer la inmensa máquina de Tinguely
atractivo nombre para calificar unos cubitos regulares adhe- en el Homenaje a Nueva York, los inflables gigantes de César, los
ridos a una superficie plana y blanca, jamás podrán ser más empaques descomunales australianos de Christo. Por eso, por
que unos cubitos adheridos a una superficie plana-blanca. falta de condiciones personales para la grandeza, los argentinos
Quiero decir que nada es más que lo que es, un ejercicio de están siempre más cerca del aburrimiento que de la locura; es
dedos traducido a palabras más brutales, el menor esfuerzo un error, si se está en la vanguardia, la audacia es el juego.
La audacia o, como acabo de explicar, el sentido. El sentido
* ~~ota de M. Traba] Artistas constructivos [631: Brizzi. Espinosa. l.ozza. que tiene la obra del venezolano Jesús Soto (1923), en la otra
122
,v,artorell Sab lti S' . punta de la otra vanguardia americana.
. e l. ilva, Vidal y McEntyre. 123
ro
« tantes de nuestro comportamiento::J ... los elementos se zambu- u
en "A Soto como a Otero debe la pintura venezolana su impuls e
«
o:::
hacia la creación más pura, más total-escribía Clara Oiamen~ llen en la obra como el pez en el agua; todas sus direcciones, '"
f- Ul

« en 1964-, Soto ha tenido siempre la lucidez, la energía para velocidades, accidentes, posiciones, están ordenadas por un Ul
f-
o::: '--"
orientarse en la dirección de las ideas más dinámicas de s todo envolvente del cual son tribwtarios y que condiciona sus
«
¿
tiempo. Más aún, se diría que ha extendido los límites posible~ variantes". Esta mente en orden, &este espíritu netamente es-
de lo que puede llamarse pintura o escultura hasta lo qu~ tructuralista, no proceden, sin err-rbarqo, con la mecanicidad
llama vibraciones o estructuras cinéticas ... Soto es lo que hábil de la mayoría de los artistas-a de las "Recherches", o del
Merleau-Ponty llama la mano-fenómeno, que posee, con la fór- propio Cruz Oíez [1923], residente ~n París desde 1960 y otra de
mula de un movimiento, la ley de realizarse."40 Soto y Otero las figuras cumbre del cinetismo venezolano. Con una genero-
[1921J siguen un camino bastante paralelo; de 1955 a 1960 sidad ansiosa y perceptiva del onda del problema, Clara
Alejandro Otero trabaja en una gran serie de colorritmos hasta Oiament ve que "Soto hace que el t-empo y el espacio sean más
que en 1960 reúne sus setenta y cinco mejores piezas en una profundos Y el sentimiento de la existencia resulte inmensa-
exposición que marca, también, el final de este período. Es un mente aumentado". Aunque esto no sea demasiado claro y
período brillante, sensible y realmente afortunado. Otero busca pueda pasar por un exceso apoloqé tico, es, sin embargo, la ver-
en estas obras sensibles y rítmicas la apertura ilimitada de una dad. El valor de Soto reside en la perfección de sus grandes
composición abstracta y, por sobre la seriedad y el despliegue muros vibrantes de metales y rnadeera, en las cajas transparen-
Imaginativo de las composiciones mismas, la sensibilización tes, en los "rnoirés", en las situa-ciones ópticas que inventa;
activa, real, de una superficie. Tiene el acierto de pintar en dos pero, por encima de eso, destacártadolo kilómetros, leguas, de
planos visibles y numerosos planos intermedios, implícitos, de sus compañeros parisienses, reside en su humanidad nunca
tal modo que el juego o la relación se establece entre formas abandonada, en pensar "la visión desl hombre como motor" y no,
geométricas en color y los espacios determinados entre ellas y al revés, que el motor remplace la ,-,isión del hombre. Pero para
un primer plano de barras paralelas. En un mismo sentido que la visión del hombre funcione -corno un motor hay que lle-
curioso, anhelante y fuertemente dialéctico, trabaja Soto en varla a un alto grado de intensidad, dirigirla, seducirla, entre-
París del año 55 al 57 en paneles de plexiglás colocados a corta nada. Mientras Le Pare y su grupo hacen parques de diversio-
distancia el uno del otro; en 1958, resultante aún de este traba- nes, Soto adiestra una visión hurnasns más intensa y capaz de
jo, presenta una "Suspensión" de siete metros por cinco, en la percibir las menores vibraciones de la luz y el color. En el fondo,
exposición universal de Bruselas. es una visión clásica y ética; cree en el mejoramiento de la
En 1961, Alejandro Otero pasa bruscamente a las antípodas visión, desprecia la pobreza visual padecida tanto por la falta de
de los colorritmos, entra en un informalismo de hierros, tierras, imaginación como por la vulgaricLad, como por la repetición
objetos, materiales de construcción, que no resulta explicable mecánica de estímulos. Su arte tie e aspiraciones y grandeza;
más que como concesión a la "ley del revólver" de la estética del se mueve, para ello, entre coorderr adas espirituales, no exclu-
deterioro. Soto, por su parte, acude asimismo, a partir de 1958, sivamente físicas. Por eso media entre él y los otros esa distancia
a los más diversos materiales y llega a situaciones confusas, a que cada vez será más perceptible.
una clara contaminación del informalismo y a recursos erno- En la década del 50 al60, el trata miento de la figura humana
tivos que tampoco convienen a su punto de vista. Este punto de resulta decisivo para la resistencia y permite mantener ciertos
vista queda claramente manifestado por él mismo cuando afir- terrenos libres, no invadidos, en la década siguiente.
ma: "Comprobamos la existencia de relaciones en todos los ins- Aquí, nuevamente, la originalidad existe a nivel de concepciones
particulares.
Una posición independiente, ques resultará ejemplar para la
40. Clara Diament de Sujo. "Living in Painting: Venezuelan Art Today", Art
pintura colombiana de la década 1960-1970, es la del pintor 125
124 International, vol. 9, no. 3, abril de 1965. p. 34.
rn
Fernando Botero. Nace en 1932, de modo que queda encabal_ . re es sobrepasada por el valor de la inercia; por eso el u
slemp . '·l l c:
gado entre la generación de Obregón y los nuevos,grupo~ cuya do de Botero es absolutamente InmOVI y os gestos pare- Q)

mun .
obra se define entre 1965 y 1970. En 1958, despues de vivir en el recuerdo de cosas que nunca ocurrieron. <J)

cen ,. b . Q)
L.
México, Botero gana el Primer Premio del Salón Nacional de La exposición de París, del 69, lleva la e stetrca oter iana a ru
Bogotá por su obra La camera degli sposi, una gigantesca paro- un tal extremo, que es difícil pensar en sus desarrollos ulte- -'
dia del retrato de la familia Gonzaga pintado por Mantegna en . e s El gusto por el volumen, que antes era puramente
nor .
el Quattrocento italiano, donde enuncia con toda claridad los plástico, se radicaliza hasta tal punto que produce como
principios deformantes que regirán de ahí en adelante su pin- resu~tado figuras Infladas y es~ereotlpadas, donde lo que
tura. Desde entonces hasta ahora, el andamiaje que sostiene ntes eran detalles graciosos e Inesperados no contribuyen
su pintura ha sido siempre el mismo: destrucción del equilibrio más que a acentuar el grotesco. En El pequeño niño rico o El
entre la forma y el espacio que la contiene, de manera que la desayuno sobre la hierba, el encanto se petrifica y queda plan-
forma se expande y amenaza ocupar el espacio, bloqueando teada una enormidad a medias, que no alcanza a ser. la
toda corriente circulatoria; esa obra así asfixiada, desequilibra_ "declarada, convicta y conte sa" enormidad de HON, la mujer
da y transportada a un plano de pura irrealidad es, alternativa- acostada presentada en Estocolmo por un equipo dirigido por
mente a lo largo de quince años, bien sea que trabaje en Niki de Saint-Phalle y Tinquely.s ' ni tampoco es la broma que
Colombia o bien sea que trabaje en Nueva York donde está apenas roza -y aligera- la pasión y la ansiedad pictórica. El
radicado, sometida al rigor del diseño cerrado o al rigor del pasaje del humor al chiste no favorece la obra de Botero. Se
volumen coloreado por masas o zonas cromáticas. Toda la pin- está acercando a La musa inspirando al poeta de Rousseau, sin
tura de Botero cuenta historias y la mayoría son historias refe- reflexionar que siempre será mejor, para estipular los méri-
ridas a la vida colombiana. Botero resiente sólo de una manera tos del aduanero, detenerse ante La gitana adormecida. Sin
anecdótica lo que está pasando, y es completamente escéptico embargo, su condición de pintor y la salvaguarda de esta con-
en cuanto a su poder personal para cambiarlo; así, las peripe- dición ya arcaica y perimida en un medio como el neoyorkino
cias surrealistas de la existencia colombiana le divierten y su sigue ejerciendo una poderosa influencia en las siguientes
pintura, al expresarlas, queda tan lejos de la severidad social, generaciones colombianas. Curiosamente, el gran recorrido
como de la cólera, como de la admonición. de la pintura de Botero nunca ha salido, en el fondo, de
Es muy significativo que las dos figuras de la cultura nacio- Colombia, respetando así las condiciones endogámicas de un
nal que han alcanzado mayor resonancia dentro y fuera del país cerrado. Lo ha expresado siempre a través de posiciones
país, como son el pintor Fernando Botero y el escritor García radicales: deformación, tremendismo, incongruencia, apoteo-
Márquez, mantengan una postura tan paralela ante la reali- sis, inutilidad de la acción, parálisis, humor grave, grotesco,
dad nacional. Con la misma "normalidad" con que García brutal. Para los colombianos, sigue siendo su Summa teológi-
Márquez narra las inverosímiles peripecias de Macondo, ea; para el extranjero, vale como pasaporte para entrar en un
Fernando Botero, desde La apoteosis de Ramón Hoyos (un país incongruente y fascinante.
campeón de ciclismo], hasta Las Vírgenes de Milwaukee y A pesar de que José Luis Cuevas nace en 1934 en México, y
Baden Baden, La Familia presidencial del Museo de Arte. por consiguiente escapa a la generación que estamos ubican-
Moderno de Nueva York, o El dictador tomando el chocolate, do en la década analizada, la excepcionalidad de su caso. obliga
presentado en París (Claude Bernard) en 1969, engrana tam-
bién su obra en un surrealismo realista, que constituye su 41. En 1966 la artista francesa americana Niki de Saint Phalle y su esposo el
aportación original a las múltiples vías de la irracionalidad en artista suizo Jean Tinguely presentaron en el Museo de Arte Moderno de
Estocolmo una figura de mujer de tamaño gigantesco titulada Han [Ella] y
el arte actual, desde el dadá hasta el "pop-art". En García
producida con materiales sintéticos. El público podía entrar y salir por la
126 Márquez como en Botero la acción es una pura peripecia y vagina de la gigantesca figura reclinada. 127
rn
<l:
co a incluirlo. En primer Lugar, porque La primera exposición de tibLe de imitaciones, sino una manera de "de scubrir", que sólo u
c:
a él mismo.44
<l:
o::
f- Cuevas, en Washington, en 1954 [bajo eL patrocinio de Jos' puede pertenecerle ~
V1

<l: Gómez Sicrel, es ya todo Cuevas.42 [ÉL dice con su habitual e ELdibujo de Cuevas siempre afirma su función de instigador V1
f- (lJ
L.
o::
fascinante inmodestia, en su propio currículum: "la exposici¿ deL ojo; ni expLica: como pasa con Los dibujantes menores que
<l:
2
tiene un inusitado éxito y es vendida, íntegra, la noche de su se toman eL trabajo de recomendar una visión que ya está dada
apertura"). Cuevas pertenece a la estirpe de los genios natos naturalmente, ni confirma, como pasa con aquellos grandes
que no necesitan pasar por los túneles que deben atravesar sin dibujantes que reiteran que la visión verdadera del mundo es la
cesar las gentes creadoras comunes y corrientes; su obra no que ellos· proponen, como Leonard Baskin; por ejemplo.
recorre dudas, procesamientos, mejorías, esperanzas, mo- Cuevas despliega otra alternativa que se da raramente y que en
dificaciones, correcciones, adelantos, cambios. Su obra está América, a mi juicio, sólo la han conseguido él, el dibujante
siempre latente, al borde de las uñas, saliendo al exterior; esto argentino Carlos Alonso y el dibujante uruguayo Hermenegildo
no quiere decir que la trasmisión sea fácil, sino todo lo contra- 5ábat: la alternativa de aceptar lo que la línea dicta en sus cur-
rio. Sin cesar perseguido por ella, sin cesar requerido, deman- sos imprevisibles y, por lo tanto, de estar siempre atento a ella,
dado por ella, Cuevas no para nunca de trabajar. Es un hombr~ siempre alerta ya la expectativa de sus infinitas situaciones.
en combustión,

distraído
cuya sola paz es el dibujo.
Apa~te de esta felicidad cruel, Cuevas es un hombre tierno y
que roza las obligaciones cotidianas con curiosidad y
I Aun cuando la rabiosa soledad mexicana de José Luis Cuevas
lo separe del resto de los artistas
no s que le preceden,
extraordinario
su adhesión
de enriquecerla
de su generación
a la realidad
y metamorfosearla
o de algu-
y el modo
no ha sido
desconcierto, como si nada tuviera que ver con ellas.
Quemado por esta incesante combustión interna, Cuevas ha ajeno al hecho de que el bloque más numeroso de artistas
sido, durante diez años, el mejor dibujante del continente y uno mexicanos con obras atendibles sea figurativo: Pedro Coronel,
de los mejores del mundo. Es un dibujante solitario. Su relación Corzas, Góngora, Gironella, Caen, Toledo, Orlando, marcan,
con Los insiders, hecha por Selden Rodman para relacionarlo pese a sus diferencias de edades [Orlando, 1917, Caen, 19401.
con otros jóvenes mexicanos, fue necesariamente efímera.43 el "estilo" de Juan Martín. Al inevitable modo mexicano, son la
Los nuevos lo han imitado prudente o escandalosamente, pero mafia pictórica. Cuevas sobrevuela México, sus traumas, sus
nadie ha podido hacerle sombra
manera de dibujar que, como toda manera,
porque Cuevas no tiene una
podría ser suscep-
, ninquneos a una tal altura que ha justificado
la historia de las artes plásticas- la apoteosis
ya -caso
celebrada
único en
por la
Universidad Autónoma en 1970. Debe ser porque, como dice
[ Octavio Paz en el poema introductorio al catálogo de la apoteo-
42. Esta exhibición organizada por Gómez Sicre en la sección de artes visua- sis, "José Luis Cuevas cada día dibuja nuestra herida".45
les de la Unión Panamericana de la OEA en 1954 lanzó internacional-
mente la carrera de José Luis Cuevas, joven artista de sólo veinte años
quien rápidamente adquirió fama en el medio artístico de México por
44. Parte de los debates que tuvieron lugar en México en la primera mitad de
medio de sus fuertes ataques contra el muralismo y sus principales
representantes. Tanto Gómez Sicre como Traba apoyaron con entusias-
1 la década del 60 enfrentaron a Cuevas con el grupo de artistas neofigura-
mo la obra de Cuevas, lo cual contribuyó a radicalizar la división entre tivos asociados con la revista La nueva presencia, como Francisco lcaza y
los partidarios del nacionalismo mexicano y los artistas jóvenes deseo- Arnold Belkin, quienes tomaron el nombre de "Los interioristas" inspira-
sos de afirmar su libertad estética.
43. Traba se refiere a The Insiders: Rejection and Re-discovery of Men in the
1 dos por el libro de Rodman. En un principio ellos trataron de formar una
alianza con Cuevas en contra del muralismo. Sin embargo, ante la insis-
Arts of Our Time de Selden Rodman, Baton Rouge, Louisiana State tencia de Cuevas e,n mantenerse independiente del grupo -a quien fre-
University, 1960. Este libro no solo alabó la obra de Cuevas [pp. 100-1031 ~ cuenteme~te acuso de ser meros Imltadores- sus miembros se enemis-
taron con el y:on sus defensores, incluyendo a Traba y Gómez Sicre.
Ydeclaró la preferencia del autor por cierto arte figurativo expresionista, { 45. Octavio Paz, Totalidad y fragmento", incluido en México en la obra de
sino que también inspiró dos exhibiciones tituladas Tbe Insiders en
Nueva York y en Los Ángeles, en las que se incluyó a Cuevas y a otros ?ctavlO ,Paz /l1"p. 490. Traba parafrasea las últimas líneas del poema:
128 artistas neofigurativos. cada día / Jose Luis dibuja nuestra herida". 129
., . ta efusión poética por (tJ
y t arnbieri, aparte de esta JUs . . 'que uentemente agresivas y desagradables, sufre la muerte civil u
e
Latinoamérica reconoce, en el dibujo, el s itio ,donde está la ~e los no-Di- Tellas. En 1966., Alonso viaja a Italia, "escapa a la Q)

ra de los héroes hornericos. Porque Ul


f uerza, como l a ca b e IIe .. d Florencia del siglo XIV para Incorporarse almás fabuloso viaje Ul
Q)

mientras la manipulación de las conciencias se a con tanta de la historia de la literatura -mucho más del individuo que de e,

facilidad como lo veremos más adelante, entre Las nuevas for- la literatura, en realidad-, y reconstruir, desde adentro, su
mas artí~ticas que se inscriben, por sus té.cnicas, materialesy incesante significación", como escribe el crítico Osiris Chierico.
efectos, en lista competitiva con la publicidad y los medios "Alonso, trabajó con absoluta libertad -continúa explicando el
masivos de comunicación los dibujantes han quedado al mar- crítico- en lo que se refiere a imagen y procedimientos.
gen de las discusiones. Cuando todas las demás formas de Asumió un lenguaje actual, sin limitaciones de ninguna espe-
visión plástica han sido interpretadas, usadas y malversadas, cie, de tal manera que el viaje del poeta, por el Paraíso, el
por los medios masivos de comunicación, los mundos Indivi- purgatorio y el Infierno parecen estar sucediendo en este
duales de los dibujantes siguen siendo Impenetrables. Es ver- momento del mundo, a través de su vocabulario, de su imagi-
dad que se los ha marginado por "arcaicos"; para muchos.~rí- nería y, sobre todo, de sus circunstancias." El resultado de este
ticos "cibernáticos" lsic], el dibujante -como el cajista trabajo fueron ciento setenta ilustraciones, que contarán entre
tipógrafo- pertenece a lo que McLuhan llama la "galaxia lo más importante que ha producido la Argentina actual. Tinta,
Gutenberg" o sea el período aparentemente concluso de los lápiz, collage, acuarela, y las respectivas combinaciones de
. ~5· b
enfrentamlentos individuales con el mundo. In em argo, ese estos elementos sirvieron a Alonso para replantear el amor, la
enfrentamiento con el mundo tiene, todavía, una clara natura- muerte y la guerra, la historia y el presente, los ángeles, los
leza de lenguaje que no ha logrado ser distors~onada en sus demonios, los pecados. En tan vasta temática, lo patético alter-
funciones comunicativas y en sus alcances sem~ntlcos. na con lo grotesco, lírica y épica se entretejen; las metamorfo-
Al comunicarse desde 1954, a través del dibujo, Cuevas pre- sis del propio Alonso o la "Puerta Marilyn Mcnroe", alineadas
cede sin proponérselo al bloque de artistas jóvenes que, en en el "pop", se cruzan con el patetismo lineal de las torturas, y
1970, harán del dibujo una bandera Y consigna de rescate de la con el loco encanto del amor de Adán y Eva; esta tarea enorme
personalidad perdida. . . . e indescriptibLe, patrocinada por la Compañía Olivetti, carece
La aparición de Carlos Alonso
como gran dibujante es casi por completo de unidad formal. Ni siquiera podría afirmarse,
cido en la Argentina en
exactamente opuesta a la de C uevas. N a . en justicia, que los estallidos nerviosos de la mano de Alonso
1929, es, hasta el 60, un pintor oscuro, alumn? de pintores alteran fugaz o profundamente toda imagen, porque dibujos co-
oscuros. Entre 1961 y 1962 realiza numerosoS dibuJos a tinta, mo La idea fija o A mejor vida son ejemplos de líneas elípticas y
collage y carbón, algunos de los cuales presenta en la muestra, extremadamente pacíficas. A su manera, en este enérgico
de Arte de América y España ya citada. , borrar toda traza del reconocible "alorisisrno" de los collages y
En 1963 expone en el Museo de Arte Moderno de Bogota, y su tintas de los sesenta, el dibujante se inmola en aras del dibujo;
producción es de una sorprendente riqueza. Aunque la compo- no persigue un estilo, sino una prueba, la de que el dibujo lo
sición es demasiado confusa, y a veces falsamente dinámica, el puede todo y que su condición es, eminentemente, exploratoria.
ojo crítico, el deformador valiente, el inventor capaz de traspo- Poder y exploración vuelven a aclarar, en un momento de tales
siciones interminables, ya está presente en tales obras. equívocos, la funcionalidad del arte, al menos en la Argentina.
ib avando la realidad en un Alanso trabaja como un individuo en una sociedad que poco o
En la Argentina esta obra que I a exc f
. . .' . l l tropezaba con zonas re-
viaje vertical hacia adentro, en e cua ningún caso hace de él, que se ha embarcado en otro proyecto
artístico invasor. Pero llegados a este punto, convendría recordar
Th fv1aking of Typographic Man, ciertos conceptos de Hauser: "Una personalidad creadora que
46. Marshall McLuhan, The Gutenberg Galaxy: e
130 Taranta, University of Taranta Press, 1962. Siente, piensa, obra y realiza individualmente sólo aparece como 131
ción: corporel íza siempre una réplica
, a, una
fenómeno de reac, provocación, Un artista solo se En 1967 el crítico Aldo Pellegrini organizó en el Centro de
Puesta a una , l1J

cuestión o una res frentamiento con el cometido qUe le Artes Visuales del Di Tella una muestra llamada "El surrealis_ e
w

forma en el curso de solucié emprende, Su individualidad Se rno en la Argentina", QJ

tuya so uClon , ", V1

es propues loa o y c paso co n la solución de este cometido", SI Creo que el título flotaba (surrealistamente) alrededor de V1
QJ
e,
entremezc a pas lificarnos en las áreas cerradas, de cuadros bastante mediocres que no tenían nada de Surrealis_
d Ulenescall, " " l1J
-1
las ' obras e eq presentan com o una réplica a la Incltaclon exte- tas, pese a la animadora pasión de Pellegrini; salvo Roberto
resistentes, s d onsiderada como la respuesta a Aizenberg (19281. cuya obra fuera de tamaño (dimensiones
' Al o pue e ser c , ,
rior. la de ons
" 'cuan d o e l ar te argentino pierde todo sentido, minGsculasl, fuera de tiempo (una verdadera reflexión surrea-
una provocacron: l bi mos de la condición humana, se lista en momentos de verdaderas irreflexiones1. fuera de cir-
Alonso se zambulle en os a ~s "
l histórico criuco. etico. cunstancias [se afianza del 60 al 65), también resulta fuera de
vuelve tempora, 1, ' puesta a la provocación que ini- serie por su preciosismo técnico, su poderosa capacidad elusi-
' e también es una res , ,
' Pienso qu ",
d cia aSlml IS a ili t " del arte argentino Joven, lo qUe va y una imaginación sin desmayo, empeñada en solidificar Un
ciaba la ten en 'A t 'lOBerni ya citado, a emerger de mundo distante, de esferas, rayas, horizontes, abanicos, con-
t rano artista, n on , , trafiquras.
lleva a un' ved e , 'd a d ar tíIStica tan esforzada
a actrvi como ,discun.
las cenizas e un 960 [Primera Exposición lnternacional de Casi ciento cincuenta artistas argentinos [cifra espeluznante)
ble, y reaparecer en 1, M de Arte Moderno de Buenos fueron reunidos por Squirru bajo un prÓlogo-estandarte, in-
Arte Moderno, Arge~tl::, Raf~:~~quirrul. con Villa Piolín. preám- marcesiblemente argentino, donde se decía: "generosidad,
Aires, bajo la dirección l -sociales de Juanito Laguna ya valor, ternura, son características del hombre nuevo que afto-
bulo a sus impactantes col ages , l
" bados de Ramona Montle ' ran en el arte nuevo; el aspecto peligroso del nacionalismo
sus espléndidos gra 'do de un realista- queda superado en exposiciones como ésta",47 En una cosa
' t l único caso corroe:
Berni represen a e , l' 'a de servirse de sistemas tenía razón; casi los ciento cincuenta "hombres nuevos" podían
' , ti e la inte Igencl ,
SOCialista que len , " presión para seguir ma- engrosar la retaguardia digna y olvidable de cualquier arte
modernos de cornurucacron y ex de Juanito y de Ramona
d era: las series , moderno de cualquier país del mundo, El año sesenta, pues, es
nifestando su enu~. ,', " Ramona se acerca mas definitivo para las artes plásticas argentinas, termina con una
d dos co rruc s ,aunque ,
son, a su mo o, " d Juanito Laguna rnuchachi- exposición-río donde todo se confunde y, como en el tercer
l S' en la historia e , ,
a la telenove a, I , B' mete agresivamente puente de todo barco de inmigrantes llegado a Buenos Aires, se
to miserable de las barriadas, er~110 hace evidentemen-
hablan muchas lenguas y numerosos dialectos, y comienza,
cuanto material encuentra a sU pasuo ,esteticis~o, en Ramona paralelamente, la drástica discriminación romero-brestiana
' ña y secreta buraql e , desde el Di Tella,
te, con mas san f n La historia curst de la
e
Montiel los procedimientoGs sd al 1:: ~aída en manos de los En Venezuela, el éxito del neoplasticismo. los constantes
amor por ar e r

costurera, su
l acosan
l
a en
umeración de sus amigos que
, estímulos que favorecen esa tendencia, Ia innegable relevancia
hombres. ' que at los poderosos , de la sociedad " está realiza- de Jesús Soto y una visible coincidencia entre las aspiraciones
son, ló qicarnen e, , S' emba-rgo mucho mas que universalistas de una pequeña burguesía rica y la gran decora-
lid d finura In , ,
da con rara ca I a y , II Y grabados de Be rni en ción [el techo ejecutado por Calder en el Teatro de la
' no los co ages
como obras, consiq d ta que me interesa; una Universidad Central de Venezuela y la decoración de Soto en el
' ' de una con uc ,
tanto que testimonios .. " "d ntro de una sociedad line- edificio Caprilejo. las torres de Alejandro Otero para el
Conducta valientemente atlpl:a e" grupol aterrada por la
.. , .. [de b arra, ,
al niveladora, barriste idi ulo uniforme, castradora,
'
excepcionatidad , y e l pav or al rI IC , 47, Rafael Squirru, Prólogo a la Primera exposición internacional de arte
132 productora de mo d e los p ara armar, moderno
nOViembreArgentina
de 1960, 7960, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires,
133
Coronacion:s y espectáculos son los temas dominantes de
Sesquicentenario, son buenos ejemplosJ determinan que el tal cosmOVISlon en el período que va desde 1960, Guardia de
afán figurativo, el deseo de "elaborar, un estilo capaz de pro- honor, hasta Ha comenzado el espectáculo, 1964, Vl
QJ

yectar por sí mismo una imagen valida de nuestro drama "Me propongo representar a personajes que pueden '-
m
'f' d ser
social" -tal como explica Juan Calzadllla
....J
a Jacobo Borges-, identl ~ca os y reconocidos en la realidad, e incluso que pueden
. l 48
se conviertan en actos excepclona es. ser senalados con el dedo", dice Borges; esta ferocidad directa
Sin embargo, la neofiguración tiene un momento extrema- lo exonera .de todas las obligaciones de buen gusto que ' a pe sar
.
damente interesante en Venezuela: 1960, el ascenso al poder de de su coraje, tiñe la trayectoria del Techo de la Ballena, Ni en
Rómulo Betancourt. Y la resistencia que suscita, entre los jóvenes los ataques más _directos, que tienen su tope en el poema
rebeldes, su política entreguista. En el nivel de la creación litera- ¿Duerme usted senor Presidente? de Caupolicán Ovalles ' ni' en
' .. ,
ria y accesoria mente plástica, la rebeldía lleva el nombre del la cons t an t e irrtsron que hace el movimiento acerca de la inep-
"Techo de la ballena", grupO entre surrealista y resistente que tltu~ fascista de uno de los miembros del Olimpo Liberal de
agrupa al mejor talento venezolano (Juan Calzadilla, González Amerlca, el Techo pierde de vista el buen gusto , el re f'Inamlen- .
León y Edmundo Aray, Pérez Perdomo y Ovalles, y, en plástica, to de ,la composición,
. el esnobismo de buena ley B
' orges, en
Contramaestre, Daniel González Y Gabriel Morera).49 En 1962 cambio, camina c?n su paso incómodo, pesado. Empastela de
Carlos Contramaestre presenta el Homenaje a la necrofilia cuyo una manera equivoca y voluntariamente repulsiva, deforma
interés no sobrepasa el acto de agresión; pero el tono es lo que cruelmente. En el 65, sin embargo, parece rozarlo la fatalidad
importa. Importa la subversión de sus dibujos excelentes de 1963, del buen gusto caraqueño. En la obra Ha comenzado el espectá-
aunque estén plagados de repentismo, estereotipo, descuido, culo ~a materia se aligera'"el empaste tenebroso se adelgaza y
exceso de dientes, bocas abiertas, gesticulaciones ovilladas en se anaden
.' los inevitables graffiti" . Un aire d e D e Koonlng . toca
cualquier madeja de líneas. Ese tono inconforme, fastidiado por el la serie de las• Jugadoras ' No obstante tales
L lev'es Impregnaclo- .
buen gusto imperante Y la pedantería inmarcesible de la clase nes del medio, Borges sostendrá un testimonio de existencia
burguesa, también califica, por la misma época, las excelentes del ser humano en Venezuela.
figuras deshechas y monstruosas de Luisa Richter [1928J Y se También da testimonio de vida humana un pintor sin currícu-
afirma, sobre todo en la obra de Jacobo Borges (1931). Borges lum, expositor local del Centro de Artes y Letras de El País en el
participa en 1957 en la Bienal de Sáo Paulo y desde ese momen- 60 y 62 o en el Salón General Electric de 1964, Montevideo,
to hasta el 65, año en que realiza su primera muestra individual d~nde, para acentuar la oscuridad, recibe una mención, Este
con el grupo del Techo de la Ballena, consolida, más que una pintor es Hermenegildo Sábat.
obra, una concepción del mundo que no tiene el carácter transi- En 1964, Sábat realiza su primera confrontación internacional
torio y pasajero de la mayoría de las" experiencias" constante- en la,Segunda Bienal Americana de Arte, organizada por Kaise;
mente intentadas por los venezolanos. en Cordoba, Argentina, Lo favorece, indudablemente, un conjun-
to verdaderamente lamentabLe, que oscila entre el uso inútil de
48. Juan Calzadilla, El ojo que pasa: crónicas sobre la actividad artísica, pegotes de pintura hasta La intrascendente línea graciosa sin
Caracas, Monte Ávila Editores, s. f., p. 9. objeto, La pintura uruguaya no se repone del pasmo causad
49. El Techo de la Ballena fue un grupo de vanguardia que se formó en un genio sin expLicación pLausible como Figari . o por
Venezuela en 1961 Yduró hasta fines de la década. Constituido por escri- d t d d d ,.' , y un maestro
tores y artistas plásticos, contó entre sus objetivos la oposición radica,l a la o a o e to as Las explicaciones. como Joa uín T '
cultura burguesa venezolana. Curiosamente, a pesar de las severas Criticas Las generaciones posteriores, puestas en e~ . orre: García.
que en 1965 Traba hizo al cinetismo oficial venezolano a favor de artlstas,que el espontaneísmo y la refl " a disyuntiva entre
trabajaban con modalidades alternativas, no fue ella la que ,documen~o las acorde con el espíritu . exion, optan por la reflexión, más
nacional y su m t . "
actividades del Techo de la Ballena sino Angel Rama, qUien preparo una el orden l' or ecina tendencia hacia
compilación de sus textos luego publicada como Antología de 'El Techo de y a veneración de la ley' ' Augusto Y H oracio. Torres 135

134 la Ballena', Caracas, Fundarte, 1987.


García, Sartore, Gamarra, Alpuy, Solari, Jorge Páez, Pailós expansión del nombre de Mabe [exposiciones, lanzamientos y C1l
U
c::
Francisco Matto, siguen, casi treinta años después, uncidos al película por parte de la OEA1. en realidad todos trabajan Con Q.;

carro del universalismo constructivo, que cada vez se vuelve' méritos muy Similares al llegar a 1960, mientras el Brasil
más alegórico y funciona, finalmente, sobre la retículo de hori- opone un solo contendiente de verdadero peso, el dibujante
zontal y vertical, subyacente hasta en el informalismo de Berdía Grassmann [19251. cuyas extrañas visiones lo califican como
y Alamán. uno de los poderosos inventores del continente.
Sábat, en mitad de los restos del Taller, es un pintor, en 1964 Lo.s brasileños japoneses que he citado parecerían, a prime-
enteramente fuera de serie; sus figuras, frontales, contrahe~ ra'Vlsta, confundirse con la fuerte corriente abstraccionista
chas, siniestras, carecen de todo propósito de agradar. analizada más arriba y que incluyó artistas de todos los países.
Nadando en franca contracorriente, Sábat niega en estas caras Sin emba~go, el.t;-abajo de la superficie abstracta y, especial-
resbaladizas y chorreantes toda estructura; también niega el mente, la intención que ella encierra, son sensiblemente dife-
espacio, la acción, los incidentes; en una palabra, no le intere- rentes. Através de materias muy ricas internamente, evitando
sa la ubicación en el mundo -sea un mundo real o imagina- en lo posible que dicha riqueza se exteriorice en gestos dema-
rio- de sus repulsivas criaturas. Sin embargo, no se aleja ni un siado abruptos, de espacios profundos y sin puntos de referen-
centímetro de ellas; parecen perseguirlo con la misma porfia- cia, del empleo caligráfico de la línea o del trazo, todos impo-
da obstinación con que él las persigue, y su actividad artística nen un m~do de decir elusivo, indirecto, el mismo modo que
se asemeja a la de un coleccionista de mariposas, que caza sus ennquecio de manera tan notable la pintura americana de la
ejemplares, los clava sobre la tela y los deja quietos y de frente, . costa del Pacífico en la mitad del siglo; el modo que establece
manteniendo, a partir de ese momento del sacrificio, la indes- una disposición de ánimo meditativa, secreta, donde se expre-
cifrable relación del victimario con la víctima que ama. san Iluminaciones, comcidencias. a cambio de trasmitirse
Como la vida de la obra de Figari, la vida de la obra de Sábat, vivencias directas de hechos y cosas a la manera occidental.
quien tiene 27 años en 1960, parece completamente fuera de Nad~ puede resultar más divergente de tales enunciados que
lugar en el Uruguay; descalifica los reglamentos establecidos; el espintu y las modalidades de vida brasileña. De tacto el con-
pero también por eso goza de la inmunidad que concede la fan- junto de los nipobrasileños permanece dentro del arte nacional
tasía en una comunidad de gente seria, donde la creación ha como una isla, sin poder extenderse ni tampoco impregnarse del
sido anotada, al margen, por aquellos que no cumplieron los mundo real que los rodea; por eso la pintura nipobrasileña de
reglamentos: por Figari, por Felisberto Hernández, por Sábat. 1950 a 1960 tiene un valor muy paradójico: el de eludir la realidad
Es imposible, finalmente, tocar los puntos que resultan signi- y trabajar con los recursos de la memoria. Pero en el grupo
ficativos para la década de la resistencia, sin hacer alusión a un siguiente, menos Singular y numeroso, que incluye pintores o
grupo coherente aunque remoto, el grupo de los pintores nipo- artistas como Toyota, nacido en el31, o Kusuno Tomoshige, del
brasileños que da cuerpo a un arte desgonzado y caótico como 35, se produce un corte tajante con dicha memoria. Tal corte no
el brasileño entre 1950 y 1960. El arte brasileño hubiera careci- corresponde, por cierto, a los japoneses del Brasil, sino a los
do, en efecto, de columna vertebral, a no ser por un conjunto de Japoneses del Japón, que han procedido en la ejecución de obras
pintores japoneses emigrados a Brasil. El conjunto se puede de dos y tres dimen;;iones con el mismo comportamiento que en
dividir en dos grupos: el primero está formado por Tomie su d;=sarrollo economlco e Industrial; el proceso de occidentali-
Ohtake, nacida en 1913, Manabu Mabe en el 24 y Kazuo z~clon ha sido total: y con una curiosidad, paciencia y perfección
Wakabayashi en el 31. Dentro de la concepción particular del técnica muy ;uperlor a las de los norteamericanos, a los que
mundo que ellos expresan, y que vemos estrechamente vincu- arrasan n~,merlcamente, han sido sus terribles epígonos.
lada con el pensamiento oriental, siguen, más adelante, La revrsron de' comportamientos estéticos en las décadas del
136 Kusuno Tomoshige y Tikashi Fukushima. A pesar de la mayor 50 y el60 en Latinoamérica es, según los intentos de agrupación 137
tras de sí todo el volumen del arte americano' e' t da di . '"u
mencionados, singularmente normativa. Por un lado, .~n las " . . ' s e que a divi-
dido, por consiguiente, en dos apuestas mayores' l e
zonas cerradas o trabajadas por estructuras de tradición, se , . ' a apuesta (lJ

de los resistentes, que aspiran a poner en circul ., '"


descubre la tentativa coincidente de "mitologizar". En las áreas . aClon en el
continente, o al menos en sus respectivos p aís e s . t '"
(lJ
de franca apertura y carencia de tradición, se advierte una asi- . ' SIS emas '-
milación, que llega a ser ansiosa a ratos, de modelos europeos expresIvos
. y estructuras de leriquaje cuyas conn t '
o aClones '"
....J

y americanos, así como el deseo tácito de asimilarse a tales sean Inseparables de la .existencia continental o nacíctoria l ; la
otra apuesta parte de quienes trabajando dentro d
modelos zanjando toda diferencia. . ..' e respeta-
También es evidente que la búsqueda de valores míticos es bles po srctorie
, ' s Innovadoras y experimentales ' coris: id eran
una pura coincidencia. Con la única excepción de Fernando de que la perdida de identidad es un tanto favorable l áoid
. " , . a a rapl a
Szyszlo, que es quien más profundamente ha meditado su mcorpor acron de una América neutral al territorio neutral de
incorporación a la "zona sagrada" de reencuentros y homolo- un a rte moderno neutral.
gaciones, los demás artistas en quienes percibimos matices A medida que los artistas nacidos entre 1920 y 1930 , aproxI- .
surreales, míticos, mágicos, se manejan en el plano de la intui- madamente, ., se
. . alineaban junto a unos y otros apostado res, l a
ción o del anhelo, pero no alcanzan a planear un sistema sim- qeneracion sigUiente, .~uyo nacimiento aproximado podemos fijar
bólico, válido, capaz de afirmar la identidad del grupo latinoa- entre el 35 y el.~5, dejó de apostar. El juego, cualquiera fuera el
mericano de dicha área, frente a grupos extranjeros; así, resultado, perdió todo Interés para ellos. Encontraron un campo
mitologías sueltas, como puede ser la de Lam o Abreu, no entran expedito,
. . la ruta allanada y las señales de ruta indicand o t o d o
en una semiología general latinoamericana, no son susceptibles rnovirruerito.
de desciframientos
conforman
a nivel del continente
un habla común.
y, por consiguiente, no
1
Tanto en las tentativas restauradoras de los ecuatorianos, 1
como en los bloqueos de Martínez o de Opazo, hay que recono-
cer, además, aquel particular
buscar tenazmente,.
tratamiento
más que un sentido
peculiar. Ese tiempo que tampoco alcanza a formularse
del tiempo que parece
peculiar, un ámbito
normati-
I
vamente es, como el "presente
Stein, una concentración
prolongado"
de acciones,
que define Gertrude
vivencias y situaciones
1
múltiples, dadas simultáneamente, El pasado, el presente y el ~
futuro embretados en tan peculiar noción del tiempo se tiñen de
situaciones americanas; el presente queda impregnado de arca- ~
ísmos y el porvenir resulta incierto, presente y futuro son como
grietas por donde, como un brazo de mar, entra y sale sin cesar
el pasado, con un ritmo obsesivo y recurrente, Como en 'Funes
el memorioso" de Borges, el arte que se soslaya, se intuye o se
afirma en las áreas apoyadas en la tradición, es un arte sin posi- 1
bilidad de olvido. Por eso le alarma el porvenir y raramente
en el vacío con el gran gesto que, en cambio, emplean los artistas
de las zonas abiertas para zambullirse en la actualidad,
salta
,
f

!
Pero la desenvoltura que tipifica a los artistas de las zonas
abiertas a lo largo de esta década tampoco logra arrastrar t 139

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