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La evaluación como herramienta contra la desigualdad

A través del tiempo, la educación ha sido utilizada como una herramienta de transformación social,
puesto que los ciudadanos que componen la sociedad son formados en instituciones educativas de
carácter formal o informal, en las cuales se les imparte contenidos que apuntan a dotar a los
individuos con habilidades que puedan contribuir al desarrollo de su comunidad. Sí bien, en el
contexto actual buscamos como país avanzar en vías de desarrollo en pos de entregar condiciones
de equidad a nuestros habitantes, cabe destacar que actualmente el sistema educativo chileno ha
contribuido bastante en el aumento de la brecha de desigualdad (Zimmerman, 2019). Es por lo
anterior, que podemos considerar a la educación como una herramienta que no solo puede abogar
por la transformación social, sino que tambien como reproductora del estatus quo de la desigualdad).
Esto, estaría presentando actualmente un dilema ético en la sociedad actual en base a lo expuesto
en Silva (2003), lo cual nos indica que la educación “o asume un papel que coadyuva a la conservación
y la reproducción social (Bourdieu y Passeron 1970) o facilita la inserción crítica y la movilidad social
(Freire, 1970)”.

En cuanto a lo anterior, la evaluación puede tomar un rol fundamental para solucionar esta
problemática, pero no sin antes cuestionarse su dimensión ética y el cómo ella ha aportado en esta
reproducción de desigualdades al ser utilizada como un mecanismo de control de intereses políticos
que apuntan a la segregación social de estudiantes en vista de sus avances académicos. Por ello, es
necesario que en la formación inicial de las profesiones que utilizarán a la evaluación como
herramienta, sean formados en base a procesos que fomenten el pensamiento crítico y moral.

En cuanto al problema de la desigualdad, cabe destacar que este puede ser comprendido en base
a la teoria de los capitales culturales de Bourdieu (1979) en Gayo (2013), puesto que, si bien existen
posibilidades de que alumnos de distintas clases sociales estudien en los mismos colegios, estos
llegan en condiciones distintas de capitales sociales y culturales, lo cual les da una ventaja en ámbitos
de conocimiento, desarrollo cognitivo y sociabilización. Esto, lleva a realizarse la siguiente pregunta
¿cómo puede contribuir la evaluación a disminuir la brecha de desigualdad? En cuanto a esto, opino
que es necesario trabajar desde un modelo sistémico interpretativo de las relaciones perteneciente
a Corvalán (2012) en Garcia (2010) , puesto que permite recolectar información desde componentes
internos como externos de la institución educativa, y posibilita una retroalimentación al considerar
el impacto social de la institución educativa y como este vuele a incidir en el contexto.
Lo anterior, abre las puertas a que la evaluación pueda considerar aspectos externos a la institución
que son de gran influencia para ella. Pero encuentro necesario complementarla con indicadores que
permitan medir, la influencia social de la institución dentro del microsistema de los estudiantes y la
relación de base segura educador-Infante, puesto que estos factores permitirían por medio de un
psicologo o educador tener una visión más amplia y por ende información que retroalimentará al
sistema para atender a los estudiantes en base a sus procesos afectivos, cognitivos y sociales, así
como las carencias familiares, sus estilos y prácticas de crianza ( Salinas, 2015).

La atención de estos factores microsistematios y efectivos de los estudiantes, permitirán obtener


información para ayudarles en su desarrollo, y por ende a potenciar sus capitales culturales y sociales,
puesto que si se trabajan bien, aquellos que vienen de sectores vulnerables y por ende en condiciones
de desigualdad, podrán encontrar en la institución herramientas que les permitirán superar las
falencias afectivas que traen desde su hogar, y por ende desarrollar habilidades socioafectivas y
cognitivas que les permitirá una mayor inclusión dentro de la sociedad, lo cual a largo plazo facilitará
la creación de redes de apoyo que les permitirá escalar en este sistema.

Lo expuesto en esta columna de opinión, claramente no soluciona el problema de la desigualdad


social en nuestro país. Pero da pie a cuestionarnos la evaluación como una herramienta
transformadora, asi como tambien invitar a los actores de la comunidad educativa a cuestionar su
ética profesional y a gestionar modelos de evaluación que se puedan hacer cargo de las distintas
dimensiones de los estudiantes para combatir la brecha de desigualdad.

Nombre: Cristian Fuentes Madariaga


Referencias

García, Benilde (2010). “Modelos teóricos e indicadores de evaluación educativa”. Sinéctica,


Nº.35, pp. 1-17.

Gayo, Modesto. (2013). LA TEORÍA DEL CAPITAL CULTURAL Y LA PARTICIPACIÓN CULTURAL DE


LOS JÓVENES: EL CASO CHILENO COMO EJEMPLO. Ultima década, 21(38), 141-171.

Salinas-Quiroz, Cambón, Silva. (2015) APORTES ECOLÓGICO-INTERACTIVOS A LA PSICOLOGÍA


EDUCATIVA. Revista Puertorriqueña de Psicología.

Silva, Manuel (2003). “Desafíos éticos de la evaluación educacional”. Revista enfoques


educacionales 5 (1): 81 - 86.

Zimmerman, S. D. (2019). Elite colleges and upward mobility to top jobs and top incomes.
American Economic Review, 109(1), 1-47.

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