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Masturbación Compulsiva…

De todas las palabras que hacen referencia a hechos o eventos sexuales, tal vez
la que menos suena dentro de una conversación es la que se refiere al acto
sexual privado por excelencia, la masturbación.
Masturbarse es una conducta natural que forma parte de la sexualidad tanto
femenina como masculina; en sí misma no es dañina, ya que es una forma de
descubrir nuestras fuentes de placer a través de explorar, conocer y aprender
sobre nuestros cuerpos, lo que nos gusta y lo que nos excita y lo que no. Pero
como todo en exceso puede llegar a ser perjudicial.

El problema viene cuando esta práctica se realiza de una manera continua,


pudiendo darse varias veces en el mismo día o entre escasos días. La diferencia
entre un comportamiento en el que se elige y otro que se impone más allá de la
voluntad o la consciencia, define la compulsión.

La masturbación compulsiva, no es otra cosa que una adicción, es la necesidad


inquietante de masturbarse, hay una pérdida de libertad por parte de la persona
afectada y hay ansias y fantasías/pensamientos recurrentes. Esta conducta se
convierte en el centro de su vida y supone una interferencia grave en su
funcionamiento cotidiano. Este poderoso deseo está en la base de la mayoría de
las formas de adicción sexual. La necesidad de ver pornografía, es usualmente
un precursor de la masturbación; y las formas más avanzadas de adicción sexual
tienen generalmente sus inicios en la masturbación.

La adicción a la masturbación, es conocida como una adicción de “proceso”, el


sentimiento eufórico o estimulante, proviene de químicos liberados en el cerebro,
en lugar de una fuente externa. A medida que la mente se acostumbra a la
liberación de estos químicos, busca recursos continuos para obtener esa
estimulación. El acto debe ser repetido para reducir o anular una tensión psíquica
producida. Las personas se masturban para disminuir su nivel de ansiedad, al
igual que lo hacen aquellas que toman una medicación, o recurren al tabaco,
alcohol u otras drogas y conductas.
El masturbador compulsivo es como un alcohólico que se caracteriza por
una hipersexualidad que, al no saciarse, está permanentemente presente en el
individuo. No le interesa la ternura ni la calidez en la relación íntima, y manifiesta
una pérdida de control y de empatía para conectarse con las sensaciones de la
otra persona durante un encuentro sexual. Incluso puede darse el caso de que
la persona se distancie de las relaciones sexuales y prefiera las prácticas auto-
eróticas y de auto-estimulación.

La masturbación está ligada a conflictos con la intimidad sexual y una sensación


de incompetencia, allí la masturbación culmina siendo un monólogo en que el
protagonismo está centrado en su paraíso de fantasías (lugar en el que siempre
recibe lo que desea y en la forma que lo desea). También están inmersas la
inseguridad y la dificultad para entablar relaciones sociales, es tal la angustia
que le provoca a la persona expresar sus sentimientos, iniciar y cultivar una
relación de pareja, que prefiere encerrarse en su mundo. También puede estar
relacionada con problemas psiquiátricos o psicológicos, como: abuso sexual,
parafilias, abuso de alcohol y otras sustancias, trastornos de ansiedad,
trastornos de personalidad, etc.

Las consecuencias que suele traer consigo son: complicaciones psicológicas


emocionales (depresión, estrés, ansiedad, sentimientos de culpa, disminución
de la autoestima -descuido de su aspecto físico-, inestabilidad emocional e
incluso intentos de suicidio) y cognitivas (problemas de atención, concentración,
fallos en la memoria y confusión de palabras); aislamiento social (problemas para
entablar relaciones amorosas, ruptura de pareja, alejamiento de la familia y
amigos); problemas legales, económicos (despilfarro financiero en pornografía,
sexo pagado, alcohol, cigarrillo y drogas) y laborales; enfermedades venéreas,
desórdenes alimenticios y de sueño. Así como una serie de problemas físicos
(debilidad, fatiga, mareos, incontinencia urinaria, problemas digestivos, sangrado
en la eyaculación y dolores permanentes durante la relación sexual, disfunción
eréctil, escasa producción seminal, eyaculación precoz o anorgasmia).

A pesar de los prejuicios y la desinformación que ha existido sobre este tema, la


masturbación es una forma de experimentar la sexualidad muy común y bastante
generalizada. La masturbación puede acompañar a hombres y mujeres hasta
sus últimos días y ser un elemento terapéutico en el abordaje de las disfunciones
sexuales. Sin embargo, como en tantos aspectos de la vida, ningún extremo es
beneficioso. Los dos polos, la compulsión y la represión de la actividad
autoerótica, conducen a trastornos en la vida sexual. Cuando esto se convierte
en un problema difícil de evitar y que genera malestar, significa que es momento
de buscar ayuda.

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