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Desde su punto de vista, Rogers, consideraba que la ciudades, ya para el 1995, se habían

convertido en la principal fuente de contaminación para el medio ambiente, y hacía responsable


de esto a la falta de planificación por parte de quienes tenías dicha responsabilidad.

Desde su particular forma de ver las cosas, y nada alejado de los planteamientos del urbanismo
sostenible, Rogers, observa con preocupación el hecho de que la segregación por zonas
(residenciales, ocio, equipamientos, administrativas/trabajo, etc.) se haya convertido en norma, lo
que lleva al ciudadano a no identificarse con su entorno, a no apreciar su “lugar de estar” y a
convivir con el tránsito atroz, entre viales y edificaciones contaminantes.

El espacio comunitario (parques, plazas con naturaleza viva, pulmones urbanos) desaparece del
casco urbano y se instala en la periferia. El consumismo, en toda su extensión conceptual, se
instala en su lugar y lo desplaza.

El fenómeno de la emigración desde el campo a la ciudad

El campo, sin oportunidades de desarrollo (no solamente agrícolas), lleva a sus habitantes a
emigrar hacia las ciudades. En este caso, Rogers no solo repite lo obvio; va más allá y señala una
realidad silenciosa pero que se ha desarrollado de manera sostenida y es el hecho de que las
familias, las que pueden, se alejan del centro de las ciudades – impersonales por demás – y crean
guetos de alto poder adquisitivo (o no) en zonas residenciales periféricas, dejando a otros guetos,
deprimidos cultural y económicamente, estos espacios céntricos.

El autor de estas líneas, viviendo en Madrid y siendo Madrid, una de las ciudades más amigables
para vivir, huye, a toda velocidad, de la contaminación global imperante en el centro de la capital
española. Caminar, comer, pasear o simplemente estar en la Gran Vía de Madrid, por ejemplo,
supone, en muchos días de alta contaminación, una situación muy desagradable.

Ciudad post-industrial

Pero Rogers no se queda solo en la crítica, y como es de esperarse plantea soluciones. Nos habla
de tres factores de optimización de nuestro modelo de ciudad y que son, en primer lugar, crear
conciencia de sostenibilidad ecológica, en segundo lugar, potenciar las tecnologías en cuanto
comunicaciones, y en tercer lugar fomentar la producción automatizada.
Al día de hoy, estos tres factores de optimización se están implementando, en mayor o menor
medida. Podríamos decir que aunque queda mucho por caminar, sobre todo en el caso del
primero factor, vamos avanzando poco a poco…. ¿Nos haría falta acelerar el paso?

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