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Cómo enfrentar la escritura de un texto

argumentativo
Por María Cristina Rodríguez Bonilla

A hora comenzaremos a prepararnos para escribir textos


argumentativos. Para lograr esto, se han fijado previamente dos
objetivos:

-que el lector que ha comenzado sus estudios universitarios se ponga


en contacto con un corpus de textos argumentativos o de fragmentos
de ellos y responda a una abundante ejercitación que tienda al
reconocimiento de las estrategias que aparecen en ellos y al de su
organización discursiva;

-que este lector se convierta en escritor consciente del uso que hace
del lenguaje y sepa que el abordaje de la escritura académica debe
verse siempre como un proceso que tiene por lo menos cuatro
instancias:

* Elaboración del plan de texto: es imprescindible que se piense, antes


de encarar la escritura definitiva de un texto, en cuestiones tales como:
a quién está dirigido el texto, qué se pretende lograr con él, cómo se
va a organizar lo que se quiere decir.

Escribir el plan de texto en un cuaderno:


-Pensar un tema en torno del cual probablemente gire la
argumentación.
-Consignar todas las ideas que se le ocurran y le resulten interesantes
al escritor sobre el tema acerca del cual va a argumentar.
-Clasificar las ideas según su importancia (categoría).
-Realizar un esquema que organice las ideas, según relaciones lógico-
semánticas, de modo que estas manifiesten un orden.
-Emplear el esquema como un esqueleto en torno del cual se elaborará
el texto final.

* Textualización: poner en texto aquello que se quiere decir, rellenar


el esqueleto con palabras que conformen el texto que se quiere escribir.

* Revisión del trabajo a cargo de un compañero: una vez terminado el


trabajo, es conveniente dárselo a un compañero de estudios para que
lo lea y luego le comente al estudiante aquello que entendió que decía
el trabajo. Esta actividad ayuda a que el escritor constate si su trabajo
expresa claramente aquello que él pretendió escribir.

* Revisión personal: es el último paso del trabajo, la verificación


personal del proceso de escritura. Este último paso puede ser realizado
más de una vez por el autor.

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¿Cómo enfrentar el trabajo?

Debemos saber que estudiar una lista de recursos con sus ejemplos y
una lista de conectores no nos convertirá en mejores argumentadores.
Cuando un hablante usa más eficazmente la lengua que otro, no lo hace
solamente por poseer un repertorio de procedimientos y conocer qué
efecto produce en su discurso el uso de tal o cual conector sino por
haber puesto en acto esos procedimientos y esas estrategias en una gran
cantidad de situaciones discursivas similares. La argumentación es una
actividad lingüística que se manifiesta en el habla. “Es un resultado
concreto de la enunciación en situación. Todo enunciado trata de actuar
sobre su destinatario, sobre el otro.” (Plantin, 1999).
Es posible aprender a argumentar, aun cuando el estudiante no
tenga una “habilidad” natural para ello, aun cuando no haya escrito
argumentaciones durante su escolaridad secundaria. Para alcanzar la
meta que nos proponemos en este capítulo, deberá participar de las
actividades y practicar permanentemente. Cuanto más seriamente realice
las actividades que siguen, más rápidamente salvará las distancias entre
lo que ya sabe y un modo de pensar y hablar diferentes.

Encontrar la manera / Transitar el camino

La lengua es una forma de pensar y comprender el mundo. Si el alumno


logra apropiarse diestramente de los recursos que le ofrece para lograr
sus objetivos comunicativos, el propio uso reiterado será el que tenderá
un puente entre su conocimiento anterior y el mundo del saber
universitario. La práctica de la lectura y de la escritura tienen como
consecuencia el aumento de nuestro nivel cognitivo. Es a través de estas
prácticas como incrementamos nuestra capacidad de comprensión y de
resolución de problemas cada vez más difíciles.
En la Universidad debemos escribir distintos tipos de textos.
Aquello que deseemos decir sólo puede decirse eficazmente de una
manera y no de otra. Que el estudiante encuentre la mejor manera de
expresar sus argumentos es el propósito de este capítulo.

Para empezar a trabajar

Las palabras y los temas (o La moneda tiene dos caras)

Argumentar es una actividad discursiva que consiste básicamente en


aportar razones en defensa de una opinión para demostrar su valor o
verdad o aportarlas para fundamentar un juicio.
La situación comunicativa en la que se plantea la argumentación
se sostiene sobre la base de la relación entre un sujeto emisor
(proponente), que plantea una serie de ideas (argumentos), un sujeto
receptor (oponente) que actúa como blanco de las opiniones del primer
sujeto y al que éste pretende convencer, y la materia (problema) de esas
ideas, objeto del debate.
Para que haya argumentación tiene que existir duda, algo que
se ponga en duda, tiene que cuestionarse una proposición, tiene que
haber divergencia de opiniones y, finalmente, posibles discursos opuestos

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frente a un tema determinado. Sólo podemos argumentar si hay
desacuerdo sobre una posición, es decir, confrontación entre un
discurso y un contradiscurso.
Actividad 1
Actividad de “precalentamiento”

Así como los deportistas antes de salir a la cancha o comenzar una


competencia o los bailarines antes de comenzar su actuación deben
realizar ejercicios previos, que les permitan dominar su “arte” cuando
enfrentan a sus rivales o están frente al público, es recomendable que
los estudiantes que cursan un taller de escritura realicen trabajos de
aproximación, que luego les permitan abordar la escritura de diferentes
tipos de textos con mayor destreza. Esta actividad tiene nombre de
juego: el juego del “a favor” y “en contra”.
A continuación, se proponen 10 temas “problemáticos” para
que el alumno elija uno y discuta enseguida los argumentos que
encuentra a favor y los que encuentra en contra. Si el ejercicio se
realiza de manera oral, su exposición no deberá sobrepasar los 6
minutos, si el ejercicio se realiza de manera escrita, no deberá
sobrepasar las tres carillas tamaño A 4 (escritas a mano). Si trabaja con
un compañero, éste será el encargado de reformular de manera concisa
su argumentación en estos mismos términos: a favor y en contra. El
objetivo del ejercicio es poder verificar cómo se construye un
razonamiento con el objetivo de convencer al público. El estudiante
debe imaginar que está en un debate.

El hecho de defender el A FAVOR y EN CONTRA debe permitir:

-Medir mejor la relatividad de los argumentos.


-Hacer una mejor selección de los argumentos.
-Comprender cómo pueden refutarse.
-Identificar y respetar el movimiento de pensamiento y los tipos de
argumentos escogidos por el oponente.

Temas:
-La eutanasia.
-Las drogas sintéticas.
-Los vendedores ambulantes.
-Las grandes ciudades.
-La legalización de la droga.
-El aborto libre.
-La soberanía nacional y la no intervención.
-La ONU y la solidaridad internacional.
-Los conflictos generacionales.
-La educación, ¿para qué?

Los discursos argumentativos son polémicos –y dialógicos– porque


siempre dialogan con (“contra”) otros discursos, existentes o posibles,
a los cuales intentan refutar.

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Un buen argumentador debe tener en cuenta, al construir su discurso,
esas otras posturas, porque elaborará su tesis sobre la refutación de otras
anteriores o teniendo presentes esas posibles voces futuras, de manera
tal que en su argumentación dejará que esas voces entren en su texto a la
manera de contraargumentos.

Usaremos el siguiente fragmento de un texto de Marcos Aguinis


para ejemplificar.

“[...] Hubo una época en que el ingreso irrestricto [a la universidad] sirvió


para romper el monopolio que ejercía una limitada franja social, con censura
en las cátedras, bolilla negra en los concursos e impúdicas discriminaciones
étnicas y clasistas, tanto para los estudiantes como para los docentes. El ingreso
irrestricto fue un antídoto contra la ponzoña de los cavernarios. Pero ahora
significa poner en un bote a mil personas, cuando solo se mantiene a flote con
CONTRARGUMENTO
veinte. \\ El bote se hundirá. Se hundirá sin remedio, no podrá vencer las
leyes de la física. Pero (¡vaya maravilla solidaria!) no importa
EL TEXTO RESPONDE EL CONTRARGUMENTO ANTERIOR
–se dice– , nadie queda afuera...”

(Marcos Aguinis, “Educación de príncipes y mendigos” en El atroz


encanto de ser argentinos).

Explicación del ejemplo anterior:

-Marcos Aguinis sostiene que, en algún momento, fue necesaria la


aplicación del ingreso irrestricto a la universidad, pero ahora no.
-Otras posturas (contraargumentos): ahora mantengamos el ingreso
irrestricto.
-Respuesta del texto (al contraargumento): comparación con un bote
para veinte personas en el que se permite ingresar a mil.
-Conclusión: el bote se hundirá.

Las otras voces de los textos

En nuestras prácticas conversacionales cotidianas, toda vez que hacemos


uso de la lengua, aparecen siempre las “voces” de otros. Invariablemente,
se manifiesta una “cara” que está determinada por la persona que la emite
y otra “cara” que está determinada por la persona a la que va dirigida.
Esto imprime un carácter dialógico a cualquier enunciado.
Para algunos teóricos, los enunciados no pertenecen a las lenguas
sino a la comunidad histórica que las ha hablado y las continúa hablando:
de esta manera, concluyen en que todo objeto del que se habla ya ha
sido hablado anteriormente.
Nosotros integramos a nuestros textos –orales o escritos– esas
palabras o enunciados que ya fueron dichos mediante procedimientos
que consisten en distintas maneras de citar, abiertas o encubiertas. Así,
si incorporamos un refrán, un lugar común, el título de una canción, o
de una película o de una novela, frases pertenecientes a la Biblia, a la
mitología, incluimos la letra de una canción, etc. en nuestros enunciados,

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estamos uniendo a nuestra voz esas otras voces incorporadas que
hacemos nuestras con nueva vida en nuestros discursos.

Las encontramos muy frecuentemente, incluso, en los relatos


orales de la vida cotidiana, en los que la expresión subjetiva y
dramática es muy habitual:

“Más vale pájaro en mano que ciento volando” (a un amigo desempleado al


que le han ofrecido un empleo que no está relacionado con aquello a que se
dedica).

“He venido a verlos, y espero que sea a tiempo, porque hoy necesito una
pequeña ayuda de mis amigos” (de una estudiante que espera que sus
compañeros / compañeras puedan explicarle, antes de un parcial, algo que
no entendió).

“¿Quién dijo que veinte años no es nada?” (cuando se habla del paso del
tiempo y de los cambios que produce en el paisaje cotidiano y en las personas
y, más aun, cuando se habla del tiempo de una espera).

“La historia se repite una vez más. No hay nada nuevo bajo el sol” (ante un
hecho previsible pero no esperado, generalmente negativo; expresa, en
cierto modo, decepción).

Pueden recogerse otros múltiples ejemplos en los discursos


orales.

Como aparece en los ejemplos que acabamos de ver, esas otras voces
se mezclan con la del enunciador, de manera directa –como cita
textual o como paráfrasis–; también pueden hacerlo de manera
indirecta –como referencias o alusiones–, a través de diversos usos
del discurso referido. Las distintas formas de citación serán
estudiadas en otro capítulo.

Por eso hablamos de polifonía, palabra que ha sido tomada


de la música y que, en el campo de los estudios del discurso, expresa
la idea de que en un texto suenan varias voces, ya sea implícita o
explícitamente.
Existen muchos y muy distintos recursos o procedimientos
polifónicos. Ahora hablaremos de aquellos que son de relevancia en
la argumentación.

Los procedimientos polifónicos en la argumentación

En este apartado sólo daremos algunos ejemplos de los procedimientos


argumentativos que remiten a la idea polifonía y a la dimensión
dialógica y polémica de la argumentación: la cita de autoridad, la cita
a refutar, la concesión, la ironía, las citas no atribuidas a una persona
en particular.

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CITA DE AUTORIDAD:

Este procedimiento incluye en el discurso argumentativo el de un


autor a quien se menciona y que es reconocido por la comunidad
académica en el campo del saber sobre el que el discurso trata para
reforzar o legitimar lo que se dice.

“¿Cómo lograr un pueblo pensante, que haya accedido a ser y no sólo a parecer?
El único camino es el de la cultura, que, como dijo Eliot, ‘puede ser descripta
simplemente como aquello que hace que la vida merezca la pena de ser vivida’.
O, como la define Kierkegaard en Temor y temblor, ‘siempre la consideré
como el camino que ha de recorrer un individuo para llegar al conocimiento
de sí mismo’”.

(Héctor Yánover, “Enseñar a leer” en La Nación, Lunes 7 de julio de


2003).

CITA A REFUTAR:

Este procedimiento incluye en el discurso argumentativo el de un autor


a quien se menciona y que es reconocido por la comunidad académica
en el campo del saber sobre el que el discurso trata para polemizar con
él.

“Nos aproximamos al final del siglo XX. ¿En qué situación estamos? Francis
Fukuyama escribió recientemente un libro de mucho éxito, The End of History
and the Last Man. Stephen Hawking, en su A Brief History of Time, concluye
que vamos acercándonos al momento en que leeremos la mente de Dios, en
que habremos descifrado el enigma de la naturaleza. Abundan los libros y
artículos sobre teorías de toda índole. Tal vez los biólogos discreparían con
apreciaciones como las de Fukuyama o Hawking, y dirían que apenas si
empezamos a comprender el sistema neural.
Sin embargo, tengo en mente algo diferente.”

(Ilya Prigogyne, “¿El fin de la ciencia?” en Nuevos paradigmas, cultura


y subjetividad, Buenos Aires, Paidós, 1998).

CONCESIÓN:

Es una estrategia del enunciador que consiste en reconocer una verdad


del oponente o en admitir una objeción que le es desfavorable. Por medio
de la concesión, quien argumenta puede ganar la simpatía del lector.

“Pensaba partir después de mi cumpleaños y aquel 10 de septiembre pasó sin


que me percatara, como si ni siquiera hubiese estado en mi calendario. Lástima.
Porque para mí, para todos nosotros –incluso para quienes aún hoy se niegan
a creerlo-, aquel día fue particularísimo, uno de aquellos que habríamos debido,
conscientemente, saborear en cada momento. Fue el último día de nuestra
vida anterior: antes del 11 de septiembre, antes del atentado a las Torres
Gemelas, de la nueva barbarie, de la limitación de nuestras libertades, antes
de la gran intolerancia, de la guerra tecnológica, de las masacres de prisioneros
y de civiles inocentes, antes de la gran hipocresía, del conformismo, de la
indiferencia o, peor aún, de la rabia mezquina y del orgullo descaminados; el

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último día antes de que nuestra fantasía en vuelo hacia más amor, más
fraternidad, más espíritu y más alegría fuera desviada hacia más odio, más
discriminación, más materia y más dolor.
Lo sé: aparentemente poco o nada ha cambiado en nuestra vida. El
despertador suena a la misma hora, hacemos el mismo trabajo, en el
compartimento del tren suenan siempre los móviles y los periódicos siguen
saliendo todos los días con sus dosis de medias mentiras y medias verdades.
Pero es una ilusión, la ilusión de aquel momento de silencio que va entre el
hecho de ver una gran explosión a lo lejos y oír su detonación.”

(Tiziano Terzani, Cartas contra la guerra, Buenos Aires, Del Nuevo


Extremo, 2002).

LA IRONÍA:

El caso de la ironía es un caso de polifonía porque, cuando el


enunciador hace uso de ella, presenta la enunciación como si expresara
la posición de otro enunciador, posición que, por otra parte, el
enunciador no toma bajo su responsabilidad y que, es más, considera
absurda. El enunciado puede resultar hasta inadecuado y chocante.

“Sr. Presidente, por favor ataque los Montes Apalaches. Usted ha prometido
a los iraquíes una participación en la riqueza de su petróleo. Ese tipo de
participación también podría ser útil aquí. Tenemos carbón y madera que
también están siendo extraídos, y sin embargo muy poco de los beneficios
quedan en nuestra área. Si los iraquíes van a compartir los beneficios de sus
recursos naturales, nos gustaría compartir los beneficios de los nuestros.
Usted le prometió un seguro de salud a todos los iraquíes. Nos vendría bien
que lo mismo sucediera aquí. Demasiados de nosotros no tenemos seguro de
salud y tampoco acceso a adecuados servicios de salud. Usted también
prometió reconstruir las escuelas en Irak. También nosotros tenemos escuelas
que necesitan ser reconstruidas y que requieren más inversiones.
Sin duda usted podrá encontrar una justificación para atacarnos. Tenemos
armas de destrucción masiva. Basta con que vaya a inspeccionar la ex planta
de uranio enriquecido cerca de Piketon, Ohio. Encontrará todo tipo de
desechos radiactivos sobre y en torno del lugar. Examine nuestras aguas.
Examine nuestro suelo. Examine nuestro aire. Encontrará abundancia de
agentes químicos y biológicos que podrían ser usados como armas.
Literalmente vivimos entre ellos.”

(Mike Bryan, “Señor presidente, por favor, ataque a Estados


Unidos” (fragmento) en Página 12, 4 de mayo de 2003).

CITA NO ATRIBUIDA A UNA PERSONA EN PARTICULAR:

“Pero la gente –que sólo ha oído el lenguaje de las promesas vanas y


las ilusiones perdidas– mantiene aún su afán por sobrevivir y luchar.
‘Siempre que acá llovió, paró’, me dijo el director de uno de los grandes
diarios nacionales. Pero esta vez parece estar lloviendo más fuerte que nunca:
el cielo está cruzado por tifones, por tornados, por furiosos pamperos. Es
difícil predecir qué quedará de todo lo que aún está de pie cuando el desastre
se detenga. Si acaso se detiene antes de que sea tarde”.

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(Tomás Eloy Martínez, “Fábula de la cigarra y las hormigas” en
Argentina: un país desperdiciado, Buenos Aires, El Ateneo, 2003).

En resumen:

-Toda argumentación es polémica, es decir, en ella aparecerán, siempre,


al menos dos posiciones enfrentadas frente a un mismo problema. Esas
dos posiciones, que el enunciador incluye en su texto con distintos
propósitos, dialogan a la manera de argumentos (razonamientos para
defender una tesis) y contraargumentos (razonamientos que polemizan
con los argumentos) a lo largo de la organización del discurso
argumentativo.

-Como los argumentos y los contraargumentos aparecen en un mismo


texto, se habla del texto argumentativo como de un texto dialógico.

-Los textos argumentativos son polifónicos porque en ellos aparecen


discursos citados mediante distintos procedimientos.

Los textos argumentativos son siempre:

-Polifónicos: incluyen más de una voz, aunque sólo sea la voz del
argumentador y la voz de una audiencia presupuesta que sostiene una
idea distinta de la del argumentador.

-Dialógicos: se organizan en torno de la confrontación entre un emisor


actual y un receptor concreto o no, presente o representado
textualmente.

-Polémicos: se basa en la contraposición entre dos o más posturas.

La situación de enunciación en la argumentación

La situación en la que se desarrolla la argumentación como interacción


supone los siguientes factores: el tema (siempre pasible de ser rebatido),
los tipos de interlocutores (argumentador o proponente, el oponente y
el tercero) el proceso de la argumentación y de la persuasión, los
objetivos, las condiciones, los precedentes, las condiciones
sociolingüísticas y culturales en las que el discurso tiene lugar, el tiempo
y el espacio en un contexto específico que define la situación
comunicativa.
Las situaciones comunicativas en las que surge la argumentación
pueden ser tan diferentes como: una conversación oral, una disputa, un
debate, una entrevista, un artículo científico, un artículo de
investigación, una demostración matemática o filosófica, un texto
publicitario, un alegato ante un tribunal, una nota de opinión, un texto
académico, un mítin político, un texto jurídico, una nota periodística,

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de crítica de arte, un texto de divulgación científica, un texto de
negociación empresarial, etc.

La situación enunciativa en el texto argumentativo

Hasta aquí, nos hemos referido al enunciador, también como


argumentador o proponente.

Las situaciones argumentativas en las que aparecen


argumentaciones son aquellas en las que un enunciador /proponente/
intenta persuadir a un público enunciatario a quien se propone
convencer o persuadir con los argumentos que sostienen su tesis que,
se supone, se opone a otras que pueden sustentar los enunciatarios.

La argumentación es típica del discurso político, del discurso


de la propaganda y de la publicidad así como de las notas de opinión
de los periódicos.

En el ámbito académico, los textos argumentativos o los textos


en los que predominan secuencias argumentativas se orientan hacia
la creación y sustento de saberes nuevos.

En su forma prototípica, la situación argumentativa aparece como


una situación de interacción entre los discursos del que Propone y
los contradiscursos del que se Opone y se mediatiza mediante un
discurso Tercero en el que se hacen patentes las distintas posiciones
y el contacto entre los discursos contradictorios.

Es necesario que tengamos presente que el enunciador se


constituye a sí mismo y construye al enunciatario y que también en
los enunciados aparecen las huellas de esta construcción.
A diferencia de lo que ocurre en el texto expositivo, en el
texto argumentativo las marcas del enunciador aparecen en el
enunciado. Es más, son lingüísticamente intencionales. Son comunes
los deícticos que remiten a la primera persona, así como otros
subjetivemas (indicadores de la subjetividad) tales como sustantivos
axiológicos, adjetivos, verbos y adverbios subjetivos; marcas de
subjetividad afectiva modalizante y axiológica (modalizadores
valorativos) y empleo de léxico con valor contextual de argumentación.

Otro rasgo propio del enunciador que argumenta es su


apelación permanente al enunciatario, al que involucra de diversas
maneras: a) en algunos casos, refiriéndose a él directamente (por
ejemplo, denominaciones como lector, o el uso de la 2ª persona); b)
incluyendo pasajes que implican al enunciatario sin nombrarlo (uso
de nosotros inclusivo, pronombres indefinidos, se colectivo); c)
mediante la inclusión de preguntas o pseudo-preguntas que interrogan
la creencia sostenida por el enunciatario; d) a través del uso de diversas
formas de la negación, para contradecir creencias propias atribuidas

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al enunciatario aun cuando este no represente a una persona sino a la
doxa, a un saber general.

En el enunciado, el enunciador se constituye a sí mismo y puede


construirse de distintas maneras:
-puede construir una imagen de autoridad en el tema que su enunciado
aborda;
-puede construirse como:
* rebelde
* provocador
* conservador
* guardián de la moral, etc.

Actividad 2
Detenernos a mitad de camino. Actividad “para tomar aire”

Llegado a este punto, el alumno trabajará con el siguiente artículo, que


apareció en el diario La Nación del 28 de julio de 2003. Se le propone
una lectura completa del siguiente texto y, luego, la realización de las
actividades que se encuentran al final.

Discutamos en serio la educación superior


Por Aníbal Y. Jozami

“En un reciente artículo publicado en las páginas dedicadas a la


educación en el diario LA NACIÓN, se hizo referencia a una cantidad
de proyectos de creación de universidades en diferentes lugares del
interior del país y también en el Gran Buenos Aires. Estas iniciativas
fueron presentadas por legisladores nacionales de cuya buena
intención de favorecer a sus representados no dudamos. Sin embargo,
deben ser analizadas tanto por su factibilidad como por su pertinencia,
en el marco de un proyecto general de educación y de país.
En reiteradas ocasiones hemos insistido en la necesidad de que la
sociedad argentina no deserte del problema educativo. Asimismo,
en el marco de la crisis económica que desde hace años sufre el país,
es necesario comprender que se deben dedicar a la educación básica
y superior recursos presupuestarios más importantes que los que hoy
se dedican. Esto no debe hacernos creer que se trata simplemente de
aumentar los gastos y la cantidad de ámbitos, ya que no es un
problema de cantidad sino de calidad.
Por el contrario, el debate que se debe dar sobre la educación
universitaria en la Argentina, a un siglo de la Reforma de Córdoba,
que adecuó la estructura novecentista a la realidad de la Argentina
inmigratoria con nuevos sectores sociales que emergían, debe ser

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replanteada para adecuar la Universidad al mundo globalizado, que
cambia de manera constante al ritmo de los continuos avances
tecnológicos.
La discusión que todavía nos debemos los argentinos implica tratar
la educación superior como un todo, y dejar atrás una visión
disgregada de ella. Vale decir que debemos asumir como totalmente
anacrónica y contraproducente la separación entre educación
superior universitaria y no universitaria. Para eso, debemos definir
esquemas curriculares que no se orienten a la tradicional
consideración de la Universidad como el último paso en el proceso
de aprendizaje de un individuo, sino como una etapa más en un
plan de educación permanente que no debería tener un punto final,
ya que a partir de las nuevas realidades tecnológicas reclama del
profesional una constante actualización académica.
También es necesario rediscutir los planes de estudios de cada
carrera y replantear cuáles son las especializaciones que mejor se
adaptan a la realidad productiva, tecnológica y social del mundo
de hoy y cuáles las que ya no son pertinentes.
Como toda discusión transformadora, la que se deberá dar sobre el
futuro de la formación universitaria implica un desafío trascendente
y con aristas incómodas para la comunidad educativa. Habrá que
debatir también cuál es la capacidad real de recepción de alumnos
que debe tener cada carrera en función de su posible salida laboral.
De hecho, hay especializaciones que pueden cubrir estos requisitos
de adecuación al mercado laboral, pero para una determinada
cantidad de aspirantes que se corresponda en cada lugar del país
con las posibilidades reales de inserción productiva. No se debe
olvidar que la historia de las décadas recientes muestra cómo
carreras nuevas que se correspondían y cumplían con los requisitos
de pertinencia académica terminaron siendo, inintencionadamente,
un engaño para los estudiantes, ya que por la superpoblación de
esas carreras al final de sus estudios los egresados sufrieron una
casi absoluta falta de salida laboral.
Por otro lado, la separación elitista entre los institutos terciarios y
las sedes universitarias contribuye a que permanezca la Universidad
como un ámbito generador de supuesto prestigio social cuando, en
realidad, muchas especializaciones que se cursan hoy en los
institutos quizá son más útiles, al país en general y a diferentes
regiones en particular, que muchas de las que se cursan en los
claustros universitarios.

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Es necesario también rediscutir la validez de los títulos. En este
sentido, cabe preguntarse si en la actual realidad de vertiginoso
desarrollo de innovaciones tecnológicas casi diarias sigue siendo
correcto poseedor de un título quien luego de obtenerlo pasa varios
años sin actualizarse. ¿Cuál debe ser entonces el criterio de validación
constante de los títulos para que la persona que busca asesoramiento
profesional en cualquier área pueda estar segura de que quien se lo
está impartiendo cumplió con un deseable nivel de actualización a
través de los años?
No hemos hablado aún del ahogo presupuestario que sufre toda la
educación superior en la Argentina. Sin embargo, habría muchas otras
cuestiones que deberíamos abordar antes de llegar a este tema. Pero
retomando ahora el origen de esta nota, me pregunto: ¿no deberíamos
discutir todas estas cosas antes de pensar qué nuevas universidades y
de qué tipo deberíamos tener y crear? Mientras el país todo (porque
la educación universitaria es algo demasiado importante para dejarla
exclusivamente en las manos de los universitarios) no discuta una
agenda verdaderamente transformadora de la enseñanza, seguiremos
improvisando y la Argentina seguirá perdiendo lo que otrora fue su
principal ventaja comparativa: la educación de nuestra gente.”

El autor es rector de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y


director de la revista Archivos del Presente.

Se sugiere al alumno analizar el texto anterior teniendo en cuenta los


conceptos que se han trabajado hasta ahora en este capítulo. Para facilitar
su labor, se consignan a continuación una serie tareas que guiarán su
trabajo:

-¿Cuál es la tesis que sostiene el texto?


-¿Con qué idea polemiza el texto?
-Transcribir los argumentos que fundamentan la tesis.
-Transcribir los contraargumentos.
-Señalar en el texto las marcas de la presencia del enunciador (deícticos,
persona gramatical, subjetivemas, etc.). Luego indicar cómo está
construida la imagen del enunciador.
-Señalar los recursos de polifonía presentes en el texto.

Géneros retóricos

Podemos definir a la retórica como el arte de expresarse y de persuadir.


La retórica implica –o es– un sistema cognitivo. Esto es, no consiste
únicamente en un aparato de recursos formales sino, fundamentalmente,
en un conjunto de procedimientos lingüístico-mentales que organizan,

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implementan y sitúan en un marco de interacción procesos de
aprehensión de la realidad a través de la necesidad de su expresión.

Los tres géneros de la elocuencia

Establecidos por Aristóteles y retomados por otros autores desde la


Antigüedad, son:

-El género deliberativo. Es el de las asambleas donde se toman


decisiones según las reglas de la democracia. Consiste en aconsejar o
desaconsejar en virtud de los valores de lo útil y de lo perjudicial, de
lo mejor y de lo peor. La materia del discurso en el género deliberativo
es el carácter oportuno o inoportuno de una decisión a tomar, por
parte de particulares o de cuerpos constituidos. El género deliberativo
se aplica también a las condiciones de factibilidad de la empresa
considerada.

-El género judicial. Es el de los tribunales. Se habla en pasado a fin de


acusar o defender, con los valores de lo justo y de lo injusto. Se trata
de discutir en términos de contradicción sobre lo verdadero y lo falso.
De un modo general, se puede organizar el juego del género judicial
en torno de los dos polos acusador-defensor, invirtiendo los lugares
de todos los argumentos. Según Aristóteles, en el judicial deben
considerarse tres puntos: la naturaleza y el número de las causas del
acto injusto, las disposiciones de aquellos que lo comenten y el carácter
y la disposición de las víctimas.

-El género epidíctico o demostrativo. Se trata del género que elogia


o, más raramente, culpa o critica a personajes o ideas en diversas
circunstancias que no sean ni políticas ni judiciales. Se expresa por lo
general en presente y emplea los valores de la virtud y del vicio, de lo
bello y de lo feo. El género admite sus aproximaciones propias, que
se vinculan con los procedimientos de la amplificación o de la
atenuación. Así, según el tema del discurso, podrá calificarse al sagaz
de frío e intrigante, al simple de honesto, al impulsivo y furioso de
sincero, al arrogante de magnífico y respetable, al temerario de
valiente. Se juega, en definitiva, sobre la contigüidad de las nociones,
sobre las cualidades próximas, sobre el exceso de un carácter en
relación con la virtud correspondiente. El verdadero problema del
género demostrativo es su relación con los dos restantes, en particular,
con el deliberativo.

Géneros académicos argumentativos

Los géneros en los que predominan las secuencias argumentativas


son:

-Tesis: es un trabajo científico original, de extensión considerable,


en el que se emplean técnicas propias del trabajo de investigación,
como la recolección de datos y la ordenación e interpretación de los

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materiales. En el proceso de escritura deben formularse coherentemente
los argumentos y las conclusiones presentadas con firmeza.

-Informe de investigación: es el escrito en el que se precisan los resultados


de una investigación para difundir los aportes que el investigador realizó
a la disciplina que cultiva. Es preciso que desde la concepción del informe
se hayan cumplido los siguientes pasos de la investigación: a) elección
de un tema y su evaluación; b) exploración en las fuentes de información;
c) formulación de un plan de trabajo completo y detallado; d) ordenación
de los materiales e interpretación de los datos; e) formulación de las
conclusiones, f) confirmación de la o las hipótesis.

-Ensayo: es el escrito en el que se parte de una tesis que incluye juicios


de valor sobre el tema tratado. Un buen ensayo revela siempre una tesis
personal y una originalidad creadora. En el ensayo se puede adoptar un
enfoque personal, así como también se puede prescindir del aparato
crítico externo. No por esto está exento de la exigencia del rigor y de la
firme coherencia expositiva. El ensayo puede no estar expresado en
lenguaje científico y usar un lenguaje propio del ámbito de lo literario.

-Ponencia: es el texto escrito para participar en un congreso, seminario,


jornada u otros encuentros de especialistas y tiene la doble característica
de la comunicación oral (será leída o formulada oralmente por el autor o
su representante) y de la comunicación escrita (deberá ser concebido
como texto para publicar). Se organiza sobre un plan índice que no será
reproducido en el texto. El objetivo es plantear una posibilidad diferente
de abordar un tema o tratar un tema original, por lo tanto el texto deberá
contar con secuencias argumentativas.

-Abstract: es el resumen de la ponencia que se exige en la etapa previa a


la realización del encuentro.

-La monografía posee secuencias argumentativas necesarias para su


realización.

-El informe de lectura, en cambio, puede o no tener secuencias


argumentativas. Lo más común es que intente ofrecer una descripción
ordenada de algún fenómeno natural o cultural.

Estructura del texto argumentativo

El texto argumentativo, igual que los demás textos, está compuesto por
una serie de secuencias de proposiciones, generalmente heterogéneas;
por ello, es frecuente que aparezcan junto a proposiciones o secuencias
argumentativas otras que no lo son, tales como expositivas, narrativas o
descriptivas. El predominio de una secuencia de proposiciones
argumentativas, junto con la intencionalidad del hablante (persuadir,
convencer), es lo que otorga la configuración del tipo de texto
argumentativo.

83
El propósito de la secuencia argumentativa consiste en
demostrar o refutar una tesis, para lo cual se parte de premisas con la
intención de llegar a una conclusión (tesis nueva o refutación de la
tesis de partida); en consecuencia, el esquema básico de la
argumentación consiste en poner en relación (relación estructural)
una serie de datos (argumentos) con una conclusión a la que se ha de
llegar. La relación puede ser garante y apoyo, o refutación y excepción.

La argumentación consta de las siguientes partes:

-Introducción (exordium). Tiene como finalidad presentar el tema y


predisponer favorablemente al receptor (auditorio) para que acepte la
tesis; para lograrlo, existen recursos tales como: apelar a un precedente,
aceptado universalmente, y en el que se basa la tesis defendida; aducir
valores compartidos o hechos de la tradición; recurrir a la autoridad,
o a la compasión y a las emociones del auditorio, etc.

-Exposición de hechos (narratio). En ellos se basa el enunciador para


que el receptor conozca la tesis defendida y se sitúe a favor del
argumentador. Desde ese momento, el relato de los hechos y la
presentación de los datos (premisas) tienen valor de argumentación.
Para esto se utilizan recursos del tipo de: relatar historias o
acontecimientos que favorezcan la argumentación; aportar datos
objetivos (cuadros, estadísticas, imágenes, etc.) y, por lo tanto,
incuestionables; utilizar comparaciones, etc.

-Exposición de los argumentos (argumentatio). El enunciador expone


los argumentos que considera oportunos en favor de la tesis que se
defiende y de los que se sirve también para refutar al oponente (la
parte contraria). Con la pretensión de limitar el alcance de los
argumentos del oponente, y de reducir su fuerza argumentativa, quien
argumenta puede incluir concesiones a la parte contraria.

-Conclusión (peroratio). Es el recuerdo o la recapitulación de lo más


importante que se ha expuesto. Supone un refuerzo de los argumentos
empleados.

El esquema o la estructura del texto argumentativo, según


Plantin y Adam consta de las siguientes funciones:

Texto argumentativo

Argumento

Tesis Datos [Inferencias] Conector Fuerza Conclusión Anterior


(Premisas) (Indicador (es)
de fuerza) (Tesis nueva)

Esta estructura, que se presenta tanto en los discursos orales


como en textos escritos, y tanto en los usos formales o planificados

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del lenguaje como en los familiares, coloquiales o espontáneos, no
siempre aparece canónicamente desarrollada según el esquema
prototípico. Por lo tanto, el orden de sus componentes puede aparecer
alterado, o puede aparecer suprimido uno de ellos; esto sucede
particularmente en los usos orales no formales y, en especial, en la
publicidad. En la configuración definitiva del esquema influyen razones
de tipo pragmático, entre las que se encuentran el mundo conocido que
comparten los intervinientes en la interacción, la intencionalidad y los
implícitos.
En cuanto al concepto de fuerza, Perelman y Olbrechts-Tyteca
destacan que el principio fundamental es la adaptación a las tesis que
acepta el auditorio, teniendo en cuenta la intensidad de esta adhesión,
de modo que nos podemos encontrar con argumentos fuertes y
argumentos débiles. Los indicadores de fuerza son exponentes
lingüísticos que sirven para conectar los enunciados y para indicar su
papel dentro de un discurso, de modo que unos marcan la tesis, otros los
datos o los argumentos, otros la regla general y otros la reserva, la fuente
o categorías mayores como la argumentación misma.

¿Qué nos planteamos cuando estudiamos textos argumentativos?

Siguiendo el enfoque del estudio según la teoría de la argumentación


en la lengua (Anscombre, Ducrot, Plantin), nos planteamos la relación
que se establece entre dos enunciados (E1, E2) pertenecientes a un
discurso; se considera que la relación es argumentativa si podemos
parafrasear ese discurso con uno de los enunciados siguientes:

E1 motiva, justifica, defiende, legitima, fundamenta, permite (creer,


decir, pensar) que…

apoya, implica…
causa, explica, prueba, demuestra… E2

E1 se presenta como una buena razón para admitir, creer… E2

E1 se enuncia para, en vista de, con la intención de hacer aceptar,


hacer hacer, hacer decir… E2

También se puede expresar la relación entre los enunciados, mediante


conectores (palabras de relación que tienen como función pragmática
la de articular las informaciones y las argumentaciones de un texto).

Tipos de argumentos

Podemos clasificar los textos argumentativos en orales o coloquiales y


escritos o formales; también podemos clasificarlos en texto
argumentativo con la intención de persuadir o influir y texto
argumentativo con la intención de demostrar o convencer. Además,
podemos considerar los siguientes tipos de argumentos:

85
-Argumentos basados en la causa. En la argumentación por la causa,
se planea en qué medida el hecho (la premisa) justifica la conclusión.
La argumentación causal aporta una respuesta a una pregunta, explica
un determinado fenómeno relacionándolo con una causa.
Lingüísticamente se formula de la siguiente manera:

El evento A es causa, efecto, consecuencia,


está en el origen de,
determina, provoca… B
B se produce a causa de A,
se debe a… A

-Argumentos basados en la definición. La definición está


estrechamente relacionada con la argumentación porque permite
eliminar las ambigüedades y establece la univocidad, condición de
todo discurso que tienda a la verdad.

-Argumentos basados en la analogía. La analogía desempeña función


argumentativa en cuanto funda su base en precedentes; el
procedimiento de argumentación consiste en relacionar el caso
concreto con un caso tipo o con un modelo o parangón. Se trata de
un sistema de argumentación por inducción.

X es análogo, idéntico que,


se parece a,
es semejante a,
tiene el mismo aspecto que,
recuerda a,
corresponde a… X’

X y X’ son homólogos,
son del mismo género,
son semejantes,
son iguales.

-Argumentos basados en la autoridad. El argumento de autoridad


consiste en apoyar la verdad de la conclusión sobre la persona del
enunciador. La manera en que, generalmente, este argumento aparece
enunciado es: a) alguien ha dicho algo sobre algo; b) a ese alguien se
le reconoce competencia y saber; y c) por lo tanto, lo que ese alguien
dice es verdad. (Ver más arriba “cita de autoridad”).
Por otro lado, si bien en estos textos se tiene en cuenta el
valor de verdad de los enunciados que intervienen en la
argumentación y la validez del lazo de unión entre las premisas y la
conclusión, debemos recordar que lo que se persigue principalmente
es persuadir, conseguir la adhesión; esto justifica que frecuentemente
nos encontremos con paralogismos o argumentaciones falaces
(falacias); se trata de inferencias que no son válidas, pero cuya forma
recuerda a la de las argumentaciones válidas.

-Falacia ad hominem (argumento dirigido contra la persona). Consiste


en refutar una opinión censurando a la persona que la defiende en
lugar de aducir razones contra esa opinión.

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Ejemplo: En una discusión en la que están en juego las emociones, uno dice:
“Usted no es quién para decirme eso”.
“No quiero que salgas esta noche. Hay mucha inseguridad y estoy preocupada
por vos porque soy tu madre”.

-Falacia ad baculum (al báculo). Son argumentos que se basan en la fuerza


o el poder que tiene un objeto, una institución, una persona, una firma
comercial, etc. que sustituyen a las razones.

Ejemplo: “Si es de Bayer, es bueno”.

-Falacia ad populum (a la gente, a la masa). A través de estos argumentos


se apela a los sentimientos, a las emociones, van dirigidos a conmover al
auditorio más que a aducir razones oportunas.

Ejemplo: Un conocido presentador de televisión entrevistó al padre de una


niña a la espera de un corazón para ser trasplantada, circunstancia que originó
una emergencia nacional. El presentador quería “ir al fondo” con su entrevista
y entonces preguntó:
¿No pudieron esposo y esposa hacerse un tiempo “para la pareja”?
Y, usted, ¿no pensó en pegarse un tiro en la cabeza? ¿No se le ocurrió ir al
Garrahan a decir que “si no aparece un corazón, yo de acá no me voy”?

-Falacia ad verecundiam (a la verdad). Consiste en recurrir al criterio


de autoridad para obtener la adhesión a una determinada conclusión;
cuando la autoridad a quien se apela no es tal en relación con el asunto
que constituye el problema, entonces el argumento se considera una
falacia.

Ejemplo: Es un recurso típico de la publicidad presentar un producto a través


de la imagen de alguien famoso. El convencimiento del público descansa en la
notoriedad de quien habla. “Yo también aseguré mi auto en … , y no soy la
única. ¿Qué estás esperando para asociarte?”

-Falacia ad ignorantiam (a la ignorancia). Defiende que una cosa no es


verdadera porque se ignora o porque no se ha probado su veracidad.

Ejemplo: en un conocido caso criminal del verano del 2003 en Buenos Aires,
los familiares de la víctima no reconocieron una bala y “como pensaron que
era un pituto de biblioteca” la tiraron al inodoro y apretaron el botón.

-Falacia to quoque (y tú también). Consiste en devolver la ofensa al


acusador sin formular argumentos para refutar la acusación. Es
considerada, generalmente, como un tipo de falacia ad hominem.

Ejemplo: ¿Y vos, precisamente vos me lo decís?

La textualización de los textos argumentativos

El texto argumentativo, igual que los demás tipos de textos, está


compuesto por una serie de secuencias de proposiciones, generalmente
heterogéneas; en él encontraremos frecuentemente, junto a

87
proposiciones o secuencias argumentativas, otras que son descriptivas,
expositivas o narrativas.
Los textos argumentativos tienen por finalidad demostrar o
refutar una tesis, idea o punto de vista, para lo cual se parte de premisas
con la intención de llegar a una conclusión.

El punto de partida

El punto de partida para la construcción de un texto argumentativo


será, siempre, nuestro plan de texto o esquema organizativo.

La realización del plan de texto

En este punto debemos tener en cuenta que:

-La realización del plan de texto es un momento fundamental de


nuestro proceso de escritura.

-La generación de las ideas es una fase importante en la realización


de un texto escrito.

-Las primeras ideas acuden de manera confusa a nuestra mente.

-Es necesario precisar esas ideas a partir de la reflexión sobre ellas y


sobre el propósito de nuestro escrito.

-Debemos eliminar aquellas ideas que no sirvan plenamente a nuestros


fines.

-Una vez reunidas las ideas, debemos organizarlas. Para ello, son
necesarias tres operaciones:
* la subdivisión en grupos de ideas, utilizando características que
resulten interesantes;
* la selección de los elementos que mejor representan a cada grupo;
* la decisión sobre el orden de exposición.

Aspectos pragmáticos y gramaticales de los textos argumentativos

Es necesario atender al contexto de producción y a la intención


comunicativa. Debemos tener en cuenta el marco o situación de
argumentación: los participantes que intervienen, el estatus y el papel
que desempeñan, los intereses que defienden.

En cuanto a la organización pragmática del texto, debemos tener en


cuenta los siguientes aspectos gramaticales y pragmáticos:

-Los conectores pragmáticos y los organizadores textuales (ver La


cohesión).

88
-Se debe recordar que, desde un punto de vista lingüístico, la
argumentación se centra especialmente en las relaciones de causa /
consecuencia, oposición / contraste, introductor de premisas, indicador
de argumento y marcador de conclusión.

-Para reforzar la argumentación, es frecuente recurrir a enunciados con


oraciones concesivas en los que el hablante menciona dos elementos de
información que contrastan fuertemente entre ellos. Para ello, se
emplean conectores concesivos del tipo de: aunque, a pesar de que, y
eso que, si bien (es cierto que), aun + gerundio, con + infinitivo; por más
que, así y todo…; también se utilizan locuciones con matiz concesivo,
tales como: “sin duda tiene usted razón, pero”…, “aunque sea
indispensable, debemos…”, etc.

-El léxico cuyo indicio presenta el uso contextual de un determinado


término que se aleja del lenguaje habitual. La elección de los términos
tiene por sí misma valor de argumentación.

-Los tiempos verbales. Aparecen generalmente ordenados en torno al


momento de la enunciación, el presente. Es frecuente también, la
aparición de verbos en 1ª persona, con los que se expresa el autor.

-Los deícticos. El uso endofórico de los deícticos es una operación que


permite relacionar los objetos y hechos del mundo a las coordenadas de
lugar y de tiempo asociados con el locutor.

-Las marcas de modalización o moralizadores. Introducen el punto de


vista del emisor en el discurso, ya sea mediante verbos modales (poder,
desear), de opinión (creer, opinar) o preformativos (prometer, jurar); ya
sea mediante otros procedimientos, como la cuantificación, la calificación
mediante adjetivos o elementos equivalentes, el uso de exclamaciones o
interrogaciones retóricas, los adverbios, la connotación, el léxico marcado
positiva o negativamente, el uso de comillas o de guiones para marcar la
distancia y el posicionamiento del enunciador respecto del enunciado.
Estas marcas tienen que ver con la actitud que el enunciador adopta con
respecto a sus producciones verbales (enunciados); indican el grado de
adhesión (incondicional o mitigada), de incertidumbre o de rechazo del
sujeto de la enunciación con respecto a los contenidos enunciados (ver
La situación enunciativa).

-El uso de implícitos. Los implícitos pueden ser presuposiciones y


sobreentendidos. Las presuposiciones pertenecen al código, al material
lingüístico. Los sobreentendidos son de naturaleza pragmática, y los
obtenemos por procedimientos inferenciales.

-La polifonía enunciativa. Se recomienda consultar, en especial, el


capítulo La polifonía en los textos académicos.

89
-Recursos de la argumentación. (Ver el capítulo La explicación). Como
se ha podido ver a lo largo del capítulo, la argumentación usa con más
frecuencia los mismos recursos que la explicación.

Actividad 3
Leer el siguiente texto, aparecido en el diario Clarín el 7 de abril de
2003.

Garantizar a todos la educación

”Lograr la permanencia de chicos de bajos recursos en una escuela


de calidad exige el esfuerzo conjunto de Gobierno, empresas y
organizaciones del tercer sector.
Carlos D. Tramutola. Presidente de la Fundación Cimientos
para la Igualdad de oportunidades educativas.
El progresivo aumento de la desigualdad en la distribución
de los ingresos de la población tiene un correlato directo con la
acentuación de la desigualdad en las oportunidades educativas. La
creciente expansión de la pobreza agrava la dificultad de una gran
cantidad de chicos y jóvenes para permanecer en el sistema
educativo.
Según un informe de Siempro (Sistema de Información,
Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales) en el año 2001 se
verificaba que de los adolescentes de entre 15 y 18 años
pertenecientes a los hogares que se ubican en el 20% de menores
ingresos, un 28% no asistía a la escuela, mientras que entre sus
pares pertenecientes a las familias del 20% de mayores ingresos no
asistía un 4,7%.
La creciente tendencia a la deserción escolar es uno de los
problemas que inquieta al conjunto de la sociedad argentina. En
los hogares de menores ingresos la vulnerabilidad a la deserción es
sumamente importante. Aun cuando asistir a una escuela pública
de gestión estatal sea de carácter gratuito, implica para las familias
costos que no están en condiciones de asumir. La falta de recursos
para el calzado, vestimenta, útiles escolares y transporte son las
principales dificultades que enfrentan los padres a la hora de enviar
a sus hijos a la escuela.
El costo de oportunidad de mantener a los hijos en el sistema
escolar es alto, ya que los niños y adolescentes en lugar de asistir a
clases, podrían realizar alguna actividad generadora de ingresos
para la familia –trabajando, realizando changas, pidiendo en las

90
calles, etc.– o quedarse al cuidado de la casa y los hermanos mientras
sus padres salen a trabajar.
Además, el rezago y la repitencia son factores que, en muchos
casos, conducen al abandono de los estudios, ya que para las familias
de bajos recursos el costo del fracaso escolar repetido es casi imposible
de sobrellevar. Y, lamentablemente, las cifras indican que las personas
con menores ingresos son quienes obtienen generalmente menos
logros educacionales.
A modo de ejemplo, el 30% de los niños de las familias más
pobres tienen rezago en el nivel primario y el 50%, en el nivel
secundario. El 23% repitió algún grado durante la primaria y el 38%,
en el nivel secundario.

Círculo vicioso
“Este contexto encierra una problemática crucial: la situación de
pobreza causa la deserción escolar, y la deserción escolar es, a su vez,
causante de más pobreza y exclusión social. Familias pobres carentes
de oportunidades educativas para sus hijos garantizan la reproducción
intergeneracional de la pobreza porque la exclusión del sistema
educativo significa la reducción de sus posibilidades futuras en cuanto
a la inserción en el mercado laboral, la generación de ingresos, el
acceso a servicios de salud, etcétera.
Por este motivo, la educación es clave para superar los
problemas de la pobreza y la desigualdad social: la equidad en la
distribución del capital humano es imprescindible para lograr una
mayor equidad en la distribución de los ingresos.
Es necesario, entonces, promover iniciativas que busquen
igualar las oportunidades educativas de los niños y jóvenes de bajos
recursos, por medio de acciones destinadas a evitar la deserción escolar
y mejorar la calidad de la educación que reciben.
La experiencia de la Fundación Cimientos después de 5 años
de implementar un programa de becas dirigido a chicos con un alto
compromiso hacia el estudio, pero cuya situación socioeconómica
los pone en riesgo de deserción escolar, muestra que se pueden lograr
mejoras significativas en ambos aspectos.
El programa, que este año incluye a 1.000 beneficiarios de
diversas localidades de la Capital Federal, Buenos Aires y varias
provincias, consiste en la transferencia de ingresos a las familias
mediante la modalidad de una beca de estudio mensual, y en acciones
de acompañamiento y apoyo que favorecen el aprovechamiento de
las actividades escolares.

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Los resultados de esta experiencia demuestran que los chicos
que participan del programa tienen un índice de deserción inferior
al 5% y, además, mejoran su rendimiento y conducta, combatiendo
así también los problemas de rezago y repitencia, posibles causantes
de futuras deserciones.
Para lograr una sociedad más equitativa es necesario
garantizar el derecho a la educación de todos los chicos. El desafío
es grande. Lograr la permanencia de los niños y adolescentes de
bajos recursos en el sistema educativo y asegurarles una educación
de calidad requiere del esfuerzo conjunto del Gobierno, haciendo
una utilización más eficiente de sus recursos escasos; de las
empresas, construyendo relaciones sociales intensas; de las
organizaciones del tercer sector, adoptando modelos eficaces de
gestión; y de los ciudadanos, continuando y consolidando sus
esfuerzos solidarios.”

Analizar el texto:

-¿Cuál es la tesis que se sostiene?


-Transcribir los argumentos que fundamentan la tesis.
-Transcribir los contraargumentos.
-Señalar en el texto las marcas de la presencia del enunciador (deícticos,
persona gramatical, subjetivemas, etc.). Luego indicar cómo está
construida la imagen del enunciador.
-Señalar los recursos de polifonía presentes en el texto.
-¿A qué tipo de información objetiva recurre el enunciador para apoyar
su tesis?
-¿Qué efecto se logra con el último párrafo performativo?
-Transcribir una expresión de la relación causa/consecuencia. Marcar
el conector.
-Transcribir un ejemplo que fundamente la tesis.

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