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¿Por qué el filosofar?

La criminalización de los jóvenes tratados de indolentes por distintas generaciones y la acusación de “no haber
vivido” aquellos tiempos que muestran su inexorable repercusión en las políticas públicas actuales y en la
formación de la ciudadanía que rige aquellas políticas y a quienes las acatan, resulta cotidiana en los estudiantes
de la educación pública. Actores secundarios que sufren todos los efectos de las políticas públicas, que las
resienten y las sienten, representan una realidad social que, estos mismos, posterior a dar cuenta de ella, buscan
soluciones. Estas últimas utópicas, distópicas, clásicas, del pasado, añejas y visionarias, exigen que la política se
ejerza para lo que su supone que nace: “El arte de lo posible” como dijo Aristóteles, que si bien funda una
democracia selectiva, aquello no implica una doctrina sesgada, sino más bien una línea a ser mejorada.

Somos unos animales políticos, como también plantea Aristóteles, pero distintos de los demás animales, pues
nuestra organización se ha visto influida por distintas aristas a lo largo de la historia de la humanidad.
Actualmente el rol de deconstrucción que presenta el pensamiento anárquico viene a cuestionar el rol del estado
patriarcal que el sistema capitalista neoliberal sustenta, pues este último ha sido naturalizado por y para
nosotros. Sin embargo, la propuesta del comunitarismo, disintiendo del liberalismo, entregará una propuesta en
la que el otro y el nosotros pueden construirse y constituirse en comunidad sin la necesidad fundamental de
negarse el uno al otro, como Hegel plantea, la libertad solo puede darse en el plano de la intersubjetividad pues
los humanos somos esencialmente sociales y nos desarrollamos junto a otros, superando al sujeto simplemente
moral y enmarcado en el deber; por otro lado el liberalismo tendrá otra noción, en la que la libertad se vive
individualmente, como sujeto no separado de la sociedad, pero sí con experiencias orientadas hacia el deber
como principal punto de la libertad como planteará Kant: “La libertad es una noción metafísica, de la cual no
puede darse una demostración teorética, pues esto sería tanto como conocer lo absoluto; ahora bien, en el
orden práctico debemos creernos libres; porque de no ser así, no se explicaría la conciencia del deber." Y por
último, Espósito, propondrá un análisis de estas aristas envueltas en la biopolítica, que vaya más allá de la bios
(vida formada ciudadana) y la zoé (vida natural), y que sume la téchne (como ejecución de poder), es decir, situar
la política en la subjetividad humana y en el pensar del mismo.

Ese situar la política en la subjetividad humana es lo que nos hará distintos como animales políticos, en la que
jóvenes noveles también pueden comprender qué es lo que sucede en su entorno, ser partícipes, tener memoria
histórica y por supuesto, tener un rol activo, tal vez no como ciudadanos, (ni tampoco que se desee como tal)
pero sí como sujetos conscientes de los sucesos políticos de las distintas épocas de nuestro país y el mundo. Por
esto, es que el filosofar es tan necesario, pues como dirá Deleuze “Hacer humanos libres, es decir, humanos que
no confundan los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral o la religión. Combatir el resentimiento,
la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. ¿Quién, a
excepción de la filosofía, se interesa por todo esto?” Por ello, ¿cuál el rol de los jóvenes de colegios públicos sino
el de filosofar?

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