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Esta actitud, cuyas raíces son innatas, puede sin embargo ser desarrollada
por aprendizaje con terapeutas rogerianos y especialmente por prácticas
supervisadas. Esto último suele ser necesario ya que no basta poseer la
actitud mencionada: en efecto, lo importante es que el paciente capte esa
actitud de su terapeuta, lo cual exige que éste sea capaz de comunicarla. Tal
cosa no se obtiene explícitamente, es decir, informando al paciente que se le
1 Tomado de: Lerner, M. (1974). Introducción a la psicoterapia de Rogers. Buenos Aires: Nueva
Visión.
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comprende, respeta, etc.; más bien esto sería contraproducente, pues tendería
a provocar la suspicacia y desconfianza del paciente. En cambio se demuestra
operativo el comunicar implícitamente la actitud rogeriana, lo cual sucede
cuando el terapeuta trata de (y puede) asumir empáticamente el marco de
referencia interno del paciente y logra expresarlo junto con una auténtica
consideración positiva. Cuando esta actitud es genuina, opera en forma
catalítica sobre el paciente, como hemos visto, movilizando el impulso hacia la
auto-indagación de su problemática.
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Además, se fomenta la dependencia, ya que si otro parece conocerlo mejor que
él mismo, convendría entonces delegar en ese otro la tarea del esclarecimiento
de su propia personalidad.
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acompañado por la comprensión ecuánime del terapeuta. Esta experiencia, de
esencial valor estimulante para su progreso psicológico, moviliza a las fuerzas
sanas de la "tendencia actualizante" que se canalizan en la auto-indagación;
se genera entonces el impulso al auto-conocimiento a través de un
planteamiento cada vez más objetivo de la propia problemática;
paralelamente, la carencia de amenazas que impregna la relación rogeriana,
ablanda la "negación" favoreciendo las introvisiones espontáneas, lo cual trae
un progreso hacia la congruencia entre la "noción de yo" y el "organismo".
Cuando un terapeuta novel o uno experimentado, pero de otra escuela que la
de Rogers, toman contacto con el reflejo, suelen tener una impresión poco
satisfactoria ,debido a la aparente sencillez de esta instrumentalización.
Veamos ahora cómo opera el reflejo: toda comunicación verbal suele ser
incompleta en relación con lo que intenta expresar, especialmente tratándose
de contenidos psicológicos, como es el caso de las comunicaciones del
paciente. Por ello, en lo que dice éste a su terapeuta hay mucho más
contenido latente que el expresado en la escueta significación verbal. Para
ejemplificar esto tomamos una comunicación de R.M.; uno de mis pacientes
(se trata de un hombre joven, violinista, que padece un "track" ante el
público).
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Estos y otros contenidos más importantes aún para la dinámica de sus
conflictos están inevitablemente correlacionados con la sencilla comunicación
del ejemplo. Este es un hecho reconocido, pues en el individuo todo fenómeno
psíquico forma parte de un conjunto organizado, la "esfera psíquica", por lo
cual siempre tiene conexión con cualquier otro fenómeno de su psiquis. El
reflejo oportuno (como puede suceder con un silencio también oportuno)
tiende a proyectar luz sobre las conexiones marginales, permitiendo así una
nueva perspectiva del problema.
Debe destacarse que una de las ventajas más importantes del reflejo reside en
que nunca cuestiona la validez objetiva de lo comunicado por el paciente; con
ello, la "noción de yo" no se ve amenazada, sino que, por el contrario, es
reforzada, ya que el espíritu mismo del reflejo implica una aceptación
valorizadora hacia el paciente. Esta aceptación invariable es progresivamente
introyectada por el paciente, lo cual permite disminuir su "negación"
conflictiva.
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Rogers y sus colaboradores han estudiado minuciosamente, casi con
preciosismo, los sutiles y delicados matices del reflejo. Tras examinar
numerosas grabaciones y protocolos de entrevistas "centradas en el paciente"
han extractado diversas modalidades de esta instrumentalización y analizado
sus efectos psicoterápicos.
TIPOS DE REFLEJO
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Veamos ahora algunos ejemplos de reflejo simple. Para ello extractamos
ciertos pasajes de una sesión de R.M., el joven violinista mencionado.
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de lo expresado para que, el tema central, la "figura", se realce y complete.
Mientras el reflejo simple estabiliza la "figura", el reflejo del sentimiento la
amplía. De esta manera, los sentimientos e intenciones marginales tienden a
ser concientizados y expresados por el paciente en forma espontánea,
estimulados a ello por este reflejo, dentro de la atmósfera de acogida creada
por el terapeuta. Este se esfuerza por captar y reflejar empáticamente el
contenido emocional de la comunicación, procurando que sus reflejos
trasunten comprensión y respeto genuinos por los sentimientos del paciente,
cualesquiera que estos fuesen.
Esta libertad, esta ausencia de presiones, que emanan del reflejo del
sentimiento, permite que el paciente progrese hacia una crítica cada vez más
objetiva de sus "experiencias" y valoraciones conexas. De esta manera se
observan crecientes rectificaciones de sus conceptos rígidos y dolorosos sobre
sí mismo y, por ende, respecto del mundo entorno. Tales rectificaciones, en
vez de resultar traumáticas para la "noción de yo" (como podría suceder fuera
de la terapia) por el contrario son gratificantes, pues el verse capaz de corregir
sus desenfoques valoriza precisamente la misma "noción de yo". A ello cabe
agregar que los resultados adaptativos de una óptica perfeccionada y más
realista son necesariamente positivos, y por lo tanto, gratificantes.
Para ejemplificar lo anterior veamos algunas secuencias de una de las
sesiones de R.M.
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T: La posibilidad de cambiar le hace temer perderse a sí mismo. (Aquí el
terapeuta percibe empáticamente y refleja el sentimiento de despersonalización
que, hemos visto, suele preceder a la reorganización de la personalidad.)
P: "Entonces temo quedar enredado para siempre en el miedo... No puedo
imaginarme sin miedo antes del concierto. Temo hacerme ilusiones y
frustrarme, pero también le temo al éxito... Es una 'bola de nieve', cada vez se
agranda más... (Silencio.) El 'fondo' sería que no tengo una buena relación con
la gente... En un concierto trataría de joderla... en un nivel 'loco'. Una de dos:
o aplastar a la gente con un concierto magistral o hacer una gran 'cagada', un
desastre para joder también a la gente... Si uno es adulto y más o menos
'normal', busca agradar a la gente y a sí mismo con una cosa agradable y
bella... ¡La gente es la familia, los padres¡ (Se produce una introvisión
espontánea.) El fondo de todo es mi 'vieja'... la rabia a mi madre... Es como si
estuviera ligado a ella... como si fuésemos una sola persona... Igual que con mi
mujer... como si hubiéramos formado pareja; me da rabia y al mismo tiempo
la necesito... Mi madre nunca me había planteado la posibilidad de casarme e
irme... Desde que me casé no puedo tener relaciones sexuales normales...
antes sí... debe ser que no quiero abandonar a mi madre... Antes estaba un
rato en el hotel con mi novia; era una travesura de adolescente... i Ahora una
relación sexual con mi esposa es una traición a mi madre! Mi madre está en el
medio del problema sexual con mi mujer... además, como soy un niño todavía,
mi madre sabe que, por estar casado, me acuesto con mi mujer... ¡Debo tener
4 o 5 años¡ En estos meses, después de mucho tiempo volví a tener problemas
de oído como al morir mi padre... a los 5 años... tuve una infección grave en el
oído... por ir a la pileta... me quedó un 'latido'... De noche tenía latidos fuertes
con pesadillas de caer en el vacío, en un pozo negro y profundo... Los latidos
aumentaron al morir mi padre... Desaparecieron y ahora vuelvo a tenerlos . . .
la semana pasada tenía palpitaciones . . . "
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c) Elucidación. Esta es la forma de reflejo que acusa un mayor grado de
esclarecimiento de origen "externo". Debido a que implica un proceso
deductivo, presenta un matiz intelectual más definido que las otras dos
variedades que hemos estudiado. Sin embargo, la deducción nunca se hace a
partir de un marco de referencia "externo", como sucedería al "interpretar" en
función de determinada teoría, sino que el terapeuta procura siempre
explicitar lógicamente los sentimientos y actitudes, que ya están contenidos
en la comunicación del paciente. Por ello se acerca en cierto modo a la
interpretación, lo que configura un menor grado de "asepsia" que las otras dos
variedades, puesto que acentúa la intervención "directiva" del terapeuta y
favorece menos la "tendencia actualizante" del paciente. Para los terapeutas
jóvenes y los de otras orientaciones que contactan por primera vez con esta
terapia, tiene mayor atractivo pues resulta más gratificante para la exigencia
de fundamentar intelectualmente el accionar psicoterápico y al mismo tiempo
satisface la necesidad de cierto "control".
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T: Quiere decir que algo le negaba interiormente el derecho a gratificarse con
una buena actuación, lo que se sumó a la pobre imagen de sí mismo; de ahí
las "lagunas" y las equivocaciones.
Como corolario de lo expuesto sobre reflejos, hay que enfatizar que los
mismos, dentro de esta terapia, apuntan a "centrar” la interacción terapeuta-
paciente en este último y no en el problema circunstancial.
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