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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS


MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
SNEIDER BUSTOS RODRÍGUEZ
2019-I

Parcial I

1. Explique el concepto de reciprocidad interpersonal de Millon (150 palabras


máx.)

Es la dinámica de interacción de díadas o tríadas en la que hay una influencia de


cada uno hacia la otra parte y se manifiesta en la forma del trato. Por ejemplo,
frecuentemente las madres jóvenes al no saber leer las necesidades del bebé ni
responder de manera adecuada, no logran regularlos manteniendo la reacción de
llanto y desesperación lo que lleva a más desesperación en las madres. Es un
círculo en el que se van reforzando ambas partes en comportamientos ya sea de
suavidad o de tensión. Los cuidadores pueden alterar este patrón conteniendo y
ayudando a encauzar los estados emocionales y actividad fisiológica del niño, o al
contrario, refrenarlo en las habilidades que ya había ganado, hasta llevar a una
patología. Esto se complejiza por la reacción diferencial de cada cuidador hacia el
niño y también por la existencia de más hermanos.

2. Explique los métodos de control del comportamiento: punitivo, contingente,


inconsistente, protector e indulgente, así como los efectos que suele tener cada
uno de ellos sobre los niños. (600 palabras máx.)

Punitivo: Los padres utilizan la coerción, agresión física y verbal, ridiculización y la


intimidación contra los niños, aprovechando su posición de autoridad para
controlarlos. Estos adquieren la convicción de que el mundo no le ofrece seguridad
y acogida y, lo más importante, no adquieren la confianza básica y soporte
necesarios para enfrentar las nuevas experiencias del mundo. Tampoco pueden
desarrollar valores y creencias estables al permanecer en la contradicción “quien me
ama, me maltrata”. En general, se desarrolla una tendencia a la hipervigilancia, con
el objetivo de prevenir más maltratos, ansiedad generalizada y evitación. Algunos
niños aprenden a estar simultáneamente alertas e inmóviles para no llamar la
atención de su cuidador o también pueden aprender a disociarse para poder
soportar los maltratos y mantener la idea del lado bueno de sus cuidadores. Esto
hace que adquieran características como obediencia, seriedad, circunspección,
abnegación. En la adultez, al haber asociado el amor al maltrato, pueden llegar, o
bien a ser hostiles, o bien a buscar activamente el maltrato.

Contingente: Solamente cuando se realizan ciertos comportamientos los niños


reciben refuerzo de sus padres. Los niños tienden a ser socialmente agradables y
excesivamente dependientes del refuerzo social, sin el cual no pueden funcionar.
La concepción del mundo que adquieren estas personas es de complacencia a los
demás debido a la necesidad excesiva de aprobación. Pueden empezar a tener una
sensación de inseguridad ante la vida si no reciben la cantidad de reforzamiento que
esperan, pero si lo tienen, pueden hacer grandes esfuerzos y logros en diferentes
áreas. Finalmente, pueden ser rechazados por los demás considerándolos irritables
y dependientes, lo que les dará un sentimiento de aislamiento, inseguridad e
inadecuación.

Inconsistente: Los cuidadores alternan frecuente y aleatoriamente entre métodos


de refuerzo y castigo y entre expectativas y reglas. Los niños viven en un estado
constante de confusión al no tener claro el comportamiento que deben tener, pues
básicamente todo lo que hagan es potencialmente reprochable. Puede aparecer en
los menores una reacción de sumisión, inmovilidad y falta de involucramiento
emocional que puede mantenerse hasta la adultez. Otra posibilidad es que ante la
impredictibilidad los niños permanezcan ansiosos, hiperalertas y vayan por el mundo
con ambivalencia, inseguridad en la toma de decisiones, vacilación, dificultad para
conseguir logros, para terminar proyectos iniciados y desajuste emocional extremo
como en la personalidad límite.

Protectores: Se presenta cuando los padres ayudan excesivamente en las tareas


del niño por por haber sobredimensionado su fragilidad y suponer que no pueden
hacer nada por sí mismos. En algunos casos, previenen tanto la frustración, que los
niños no aprenden ni siquiera los comportamientos autónomos. Ellos adquieren un
sentimiento de inferioridad y fragilidad, creencia que se confirma al observar que
realmente no son capaces de muchas cosas. Pueden ver el mundo como
demasiado peligroso e impredecible lo que puede llevar a desarrollar ansiedad.
Cuando adultos tienen sentimientos de inferioridad, debilidad, temor, difícilmente
tienen iniciativa y pueden ser muy dependientes.

Indulgente: Los padres son muy laxos, no ponen reglas, son demasiado
permisivos con la exploración y caprichos de los niños. Los niños prácticamente
pueden hacer lo que quieran en su exploración, hasta el punto de ser
completamente irresponsables y hacer daño a los demás. Este patrón se mantiene
hasta la adultez adquiriendo características narcisistas, histriónicas y hostiles.
Tienen baja tolerancia a la frustración y conciben a los demás como dispuestos a
servirles. Esto los puede llevar a muchos problemas interpersonales y legales en su
intento de lograr lo que desean.
3. Explique cada una de las tres principales consecuencias que tienen el
rechazo y la humillación por parte de padres/cuidadores sobre el desarrollo de
los niños. (Millon, p. 745-746. 350 palabras máx.)

1. Sensación de indefensión. Se adquiere principalmente por el rechazo y


humillación en la etapa de vinculación sensorial. Justamente cuando los
bebés necesitan ser acogidos, seguros en un mundo desconocido, es cuando
reciben el desprecio de sus cuidadores. Ahí empieza una sensación de no
pertenecer al lugar en el que está y tensión buscando acogida y encontrando
desprecio. Una persona que no ha sido bien recibida por sus cuidadores
probablemente mantendrá inseguridad, intentará alejarse del lugar en el que
esté, se sentirá abandonada. Además, sentirá que no tiene las herramientas
para afrontar situaciones estresantes, pues ahora, así como en la relación
primaria, está indefensa.

2. Estado de incompetencia. Este se refuerza sobretodo por humillación y


rechazo en la etapa de autonomía sensoriomotora, pues es cuando el niño
hace cosas por sí mismo. Lo central aquí es que los logros que va
adquiriendo el niño no son valorados, sino ridiculizados. Así, no adquiere
confianza, permanece dudoso y vacilante sobre sus capacidades. Otro
aspecto importante es que lo que está a la mano para entender porqué son
humillados, es estar de acuerdo. Incapaces de defenderse ante los
hostigamientos, adquieren el discurso autocastigador de sus maltratadores,
también en un intento de ganarse su complicidad y de buscar aprobación.
Esto propicia que permanezcan en el mismo estado por muchos años o de
por vida. En definitiva, no cuentan con apoyo y refuerzo de los demás ni de
ellos mismos.

3. Sensación de indignidad. Se refuerza por las interacciones durante el


desarrollo, pero especialmente puede sobresalir en lo períodos de identidad
puberal/de género e integración intracortical. La creencia de ser inadecuado,
no merecedor de respeto sino de maltrato y de ser débil, se arraiga cognitiva,
emocional y corporalmente. De hecho, sienten que están destinados al
sufrimiento y cualquier logro o satisfacción se suprime ya que no corresponde
con su identidad. La acumulación de la indefensión, incompetencia e
indignidad genera probablemente una persona incapaz de desarrollar sus
habilidades cognitivas, de relacionarse adecuadamente con los demás, de
tolerar estrés, de encontrar sentido y disfrute de la vida y repitiendo una y otra
vez las emociones desagradables del pasado.

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