Sei sulla pagina 1di 6

Conte Gian Biagio – Barchiesi Alessandro (1993) “Imitazione e arte allusiva.

Modi e
funzioni dell’intertestualità”, en AA.VV. Lo Spazio Leterario, pp. 81-114.

1. Es por pasión que se cita

La alusión literaria (el escritor que cita un predecesor) es un hecho de pasión y sentimiento.
Los poetas, mediante la alusión, se presentan como amantes de la poesía que han leído y
que recuerdan; recordar un modelo, en el sentido de citarlo, sirve a reproducir en la
escritura la pasión.
El escritor, con el arte alusiva, se presenta como lector que ama ciertos textos (o que por
ellos siente alguna pasión, aunque sea ambivalente u hostil). Ahora bien, en esta pasión
puede haber una conveniencia, de modo que demuestre su adscripción a una tradición y
también se autolegitime.
El nuevo texto busca que el lector se entusiasme: la pasión de citar y de aludir es un modo
de comunicarse con ellos también. El texto que cita a su vez quiere convertirse en citable.
El poeta, que ama tanto a sus predecesores como para ofrecerles la palabra, quiere ser
amado por su lector, quien aprende del ejemplo del autor que lee. Así, por ejemplo,
explicita Ovidio: Utque ego maiores, sic me coluere minores (trist. IV, 10, 55). Conte y
Barchiesi sostienen que los padres hacen lo mismo con los hijos, por lo que la tradición
literaria tiene su estrategia familiar.
El sistema literario de Roma antigua tiene su núcleo vital en la idea de tradición, y ésta no
puede hacer nada sin la imitación. La imitación no sólo es la construcción de texto a través
de la cultura, sino también un modo de prefigurar e instruir al lector. El nuevo texto
establece un placer compartido que reúnen a autor y lector y participan del placer del
reconocimiento futuro.
La imitación, para los romanos, es una práctica educativa muy importante. La
intertextualidad es parte de la formación cultural: leer, estudiar y escribir, significan
también “manejar” los textos; requiere hacerse traductor, intérprete, parafraseador,
transformador de textos.
El campo de la intertextualidad se abre a dos campos de estudio: podemos verlo como
práctica social, porque la cultura romana le daba reconocimiento; o podemos aceptar la

1
misma perspectiva que los autores antiguos (conciencia teórica de los literatos y su relación
con modelo y modo cultural, lazos interpersonales, práctica del círculo, ideología).
El estudio de la intertextualidad depende de la memoria poética del filólogo y su
producción textual.

2. Economía del arte alusiva

La intertextualidad produce mucho con poco y esto es notable en un sistema (la literatura)
que trabaja de manera anti-económica.
El que lee un texto nuevo viene guiado por el conocimiento de fragmentos antiguos
mediado por la memoria que acumula autor y destinatario. Ese reconocimiento funciona
como un incremento de sentido, ya que pueden sugerir nuevos aspectos, contraste,
confirmaciones, sombras, tensiones.
El texto reduce su previsibilidad cuando se abre a un invitado inesperado (el lector). El
autor produce y representa solamente a través de estilo, idiolecto y esquemas
sedimentados/preestablecidos. El poeta pasa a través de la dimensión de la memoria (que es
una suma de lenguaje) para llegar a producir el nuevo texto que procede de una dimensión
“vieja” y familiar.
La economía de la alusión suma el reconocimiento del modelo, y ayuda y condiciona el
decir del poeta y la recepción del texto. Las citas no deben tomarse como elementos inertes
que cobran significación en el texto si no como ya provistos de sentido y de una estructura
implícita, potencial.
El resultado de la dinámica formativa entre el viejo y nuevo texto se puede representar
como una “constelación” en la que el elemento viejo adquiere una función distinta y realiza
una figura nueva. El elemento viejo no vale por sí mismo; vale por el significado que le
impone el contexto.
Con respecto a la terminología sobre el tema, imitatio y emulatio no dan cuenta del
fenómeno de la alusión en su dimensión total, ya que representan el camino del texto
antiguo al nuevo, por eso Conte y Barchiesi los descartan y proponen “arte alusiva”, que
está centrado en el otro sentido del fenómeno y de este modo se insiste sobre la cooperación
interpretativa del lector. La definición fue propuesta por Pasquali (en Arte allusiva, 1942,

2
en Pagine stravaganti, Firenze, Sansoni, 1968, II, pp. 275-82), quien además expuso que
“la reminiscencia puede ser inconsciente; el poeta pudo haber deseado que la imitación se
escape al público; la alusión no produce el efecto si el lector no lo advierte”.
Por su mayor amplitud, se ha afirmado el término “intertextualidad” (da la ventaja de
aprehender objetiva y empíricamente el fenómeno de la presencia de uno y otro texto), que
nace a partir del concepto de “intersubjetividad” que no es adecuado en literatura porque no
se puede hablar de diálogo entre sujetos sino de un sistema de relación entre textos.

3. Si “intencionalidad” es el mejor medio de juicio o existe una posibilidad mejor

Cada texto se configura como la asimilación y transformación de otros textos. Una obra
sólo puede ser leída en conexión, o, en contra, de otros textos.
La intertextualidad, lejos de ser un efecto de “eco”, define la condición misma de la
legibilidad literaria. Fuera de esto, la literatura es antinatural: su percepción presupone
una “competencia” del desciframiento del lenguaje literario, que tiene como condición la
práctica de una multiplicidad de textos.
En el texto está oculta, o perdida a la evidencia, una pluralidad de textos y de códigos
infinitos. En filología clásica se dispone de los “comentarios” que no sólo explican el
texto, si no que permiten percibirlo como el producto intelectual de una miríada de
desarrollos precedentes. Así, una lectura que de por sí es lineal, puede devenir dialéctica.
No se puede discutir seriamente los límites de criterio de “influencia” (de un autor sobre
otro), o de “intención” alusiva, si primero no se ha hablado de Quellenforschung (“estudio
de las fuentes”).
Pasquali expresaba que el poeta se complace en su variación, trabaja sobre la diferencia y
señala su actitud sobre el modelo. Podemos decir que la esencia del arte alusiva está en
comunicar el sentimiento del poeta en confrontación con su modelo literario. La
imitación recupera su dignidad artística.
Debemos conducir el análisis del proceso imitativo a lo que mejor conocemos: el texto y
su propia funcionalidad. Poner el acento en la funcionalidad y sobre el efecto verificable
más que sobre la intencionalidad del autor –o sobre la relación de intertextualidad más que

3
sobre el trabajo de imitación- impide que se caiga en errores frecuentes en filología.
Debemos buscar el motivo de la alusión.
Cada alusión será: homenaje a un modelo, cumplido ocasional, mejoramiento emulativo,
oppositio in imitando, imitatio cum variatione, o parodia.
Actualmente, por el “deconstruccionismo”, no se toma al autor como individuo si no como
sujeto que deshace su obra en la práctica literaria, como una autorreflexión del poeta. Conte
y Barchiessi creen que nos estamos moviendo hacia la peligrosa suposición de que cada
alusión siempre debe ser metaliteraria y de que la literatura sólo habla de sí misma.

4. Y si es apropiado distinguir dos nociones de modelo literario

Por ahora entendemos que una clasificación del acto imitativo fundada en un criterio
intersubjetivo no parece posible: lo que respecta al texto pertenece a su estructura
comunicativa. La noción de imitar un modelo contiene dos modos de trabajarlo. En el
patrimonio tradicional de la filología clásica tenemos la noción de modelo ejemplar:
consiste en una réplica puntual; un modelo es tomado como ejemplar del que se copia o se
cita.
El otro modelo es el modelo género, por el cual se escribe “a la manera de”, de forma
general. Aquí la habilidad del autor consiste en imitar un texto sin entrar en contacto con él
(imitar su estilo, convención, norma, género).
Podemos decir que el primer modelo se puede tratar como un léxico y el segundo como una
gramática.
A menudo el filólogo toma una alusión como lexical y entonces terminamos dando un
significado definido a un rasgo de significado que no quiere ser revivido (éste es uno de los
errores en que incurre el filólogo).

5. El ejemplo de la retórica y hasta dónde puede llevarnos

Lo que debe ser valorado es el efecto que produce la alusión, y la herramienta retórica
permite al crítico literario una observación más precisa y sistemática. El arte alusiva debe

4
ser considerada desde su utilidad “retórica” gracias al hecho de que una categoría de
origen propiamente lingüístico, la connotación, permite tratar conjuntamente estas dos
prácticas expresivas. Como el tropo retórico (sustitución de un verbum proprium por un
improprium) el efecto de la connotación lingüística se mide en términos de densidad
metafórica: la alusión sigue el mismo camino. Entre la denotación y la connotación, entre la
letra y el sentido, se produce un hiato en el que se produce una figura; análogamente en el
procedimiento alusivo hay un espacio, una tensión entre lo dicho en el texto y el
pensamiento que es evocado. Como en la figura retórica, lo que se evoca por alusión se
configura como no pertinente (una deformación del discurso) en cuanto viola la propiedad
objetiva del pensamiento. Sin embargo, el contexto permite reconocer su funcionalidad y
motivación: entre la palabra despojada de su primer significado y el sentido que adquiere en
el momento en que resulta motivada, se abre un espacio de tensión dialéctica. El término
figurado representa el fruto de una elección (no de una imposición) y un modo de sustraerse
a la imposición del lenguaje convencional.
El arte alusiva se diferencia de la metáfora en que esta última procede escondiendo el
verbum proprium y sacando a la luz el figurado; en cambio, la alusión exhibe una
funcionalidad del sentido propio y denotativo y permite que la connotación quede implícita.
Aquí la colaboración del lector es indispensable ya que su memoria poética opera
reconociendo la alusión.

La literatura romana nace y se desarrolla en conexión con los grandes modelos de literatura
griega que conlleva un sistema; esto presupone un bilingüismo poético y alimenta una
sensibilidad alusiva.
Motivación contextual y funcionalidad retórica son las condiciones principales para
interpretar el arte alusiva.

5
6

Potrebbero piacerti anche