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Amigo lector:
Poder escribir ha sido siempre una válvula que alivió la tensión de volcánicos estados
anímicos o mortales depresiones morales.
DOS HORAS ANTES DEL ALBA es sólo un puñado de gritos rebeldes o resignados
que saltaron de mi garganta a mis manos, para quedar en las tuyas y en favor de tu
buena voluntad...
Acéptalo, pues, con la natural amistad con que te lo ofrezco, y si sus páginas logran el
milagro de cautivar tu atención, mi libro y yo nos sentiremos generosamente
recompensados.
JULIO SOSA
A ti
No me pidas amor
Si te quiero, preguntas...
No me pidas amor,
ni busques en mis ojos la respuesta.
Mi corazón de ayer ya no despierta
dormido para siempre en su ostracismo...
Y en la caverna estéril de mi pecho
no puede amar a nadie.
Ni a mí mismo...
No me pidas amor.
Esa es la puerta.
Aléjate de mí.
Lleva tus besos
y el calor de tu piel, miel y azucena,
a quien pueda ofrecerte
no una pena
sino un alma vibrante de deseo.
Y tú mereces luz.
Tú necesitas
lo que quise salvar y no he podido.
Una fe siempre joven
sin heridas...
No me pidas amor.
Cierra los ojos
e imagíname muerto o muy lejano.
Viviendo solamente de un recuerdo
que ayer me hizo feliz, y hoy me hace daño...
No me pidas amor.
Nada ha quedado
de la sonrisa fácil que he perdido
del venturoso ayer que me han robado...
No me pidas amor.
Pídeme olvido...
La búsqueda
Desde mi sillón
El error
Espejismo
Ríete, si quieres
Ríete, si quieres...
Tu burlona sonrisa no me alcanza.
Permanezco en la nubes.
Tú en el barro.
Tu sardónica risa equivocada
que es la mueca elocuente del fracaso
resbala inofensiva en mi coraza.
Ríete, si quieres.
No puedo pretender que me comprendas
eres tan inferior, tan poca cosa...
Un ser irracional y primitivo.
Tu vida es el estómago y el sexo
y sólo mereces por castigo
mi lástima y desprecio...
Ríete, si quieres,
que tu amarga alegría
es la macabra risa del gusano en el féretro.
Las seis
Reflexión
Tormenta
Mi viejo navío
Saldo
El último tren
Amistad negra
Añoranza
Arrepentimiento
Ayer te vi pasar
y tu mirada
reflejaba la luz de amores nuevos
y te quise gritar
¡Ay, cómo te quiero!
Renunciamiento
He renunciado a ti.
Fue una locura.
Vano intento de atar con la delgada hebra de un cabello
al inmenso caudal de mi ternura
el corcel desbocado de mis celos...
He renunciado a ti.
Con un renunciamiento que este invierno llena
de palabras quebradas, frases muertas.
Que llenaron mis labios de promesas.
Que no pude cumplir
pues tuve miedo de que no comprendieras
que este amor de pecado y de pureza
con que mi alma cansada se alimenta
cegando mi razón y mis sentidos
nos perdiera...
Sólo pude ofrecerte un viejo corazón
cansado de mentiras
y una fe moribunda mil veces malherida...
Tú me ofreces la luz
valles, nubes, montañas
cielo límpido azul
paisaje nuevo que no puedo gustar
pues ya estoy ciego...
Tú me ofreces la aurora y yo el ocaso
y no quiere mi noble cobardía
que pierdas en el cambio...
He renunciado a ti
como renuncia el famélico mendigo
al vino generoso y al caviar
con gesto resignado
como llora el niño pobre su tristeza
frente al juguete caro...
Así renuncio a ti.
Con un beso de niño y un sollozo de viejo.
Como al agua y al sol vivificantes
renuncia el árbol seco....
Naipes rojos
Agonía
Tres amores
Soledad
Madre...
Haz que vuelvan tus manos en el tenaz insomnio
de mis noches tan largas, tan amargas y frías.
Madre...
Haz que vuelvan tus ojos a vestir el otoño
de mi vida que muere sin tu amor, virgen mía...
Madre...
Haz que vuelvan tus besos en la brisa que pasa,
que retorne tu acento en las voces del río...
mientras vierto este llanto que mis ojos abrasa
acodado en la mesa, frente al sitio vacío...
INDICE
Apéndice
Escritos periodísticos de Julio Sosa
Comentario y carta
Durante la década del '60, Julio Sosa se desempeñó como colaborador de la desaparecida revista
"Tanguera" -cuya dirección general estaba a cargo de Ricardo Honegger-, con una serie de notas a las que
denominó "Siluetas Porteñas", y que contienen semblanzas de notables figuras del tango.
La primera de ellas apareció en el sexto número de la revista, que presentaba una estructura renovada,
gracias al éxito de sus ventas. La dirección anunciaba de esta manera la labor del cantor:
"Con esta sección 'Siluetas Porteñas', Julio Sosa se incorpora al grupo de nuestros colaboradores. El gran
cantor es a la vez -nuestros lectores ya lo saben- un notable poeta y un escritor de valiosas condiciones.
Por eso tenemos la seguridad de que esta colaboración habitual de Julio Sosa ha de ser recibida con el
mayor agrado por nuestros amigos.
La estampa de Enrique Santos Discepolo es realmente magnífica, y pinta con rasgos certeros la
personalidad física y espiritual del 'filósofo del tango'."
Siluetas porteñas
Hoy: León Elkin
Amigos de TANGUERA:
Cuando esta inquietud mía de escribir, tan vieja y tan querida, traspuso el plomo del
anonimato, y llegó a la generosa consideración de los lectores, alguien que me merece
profundo respeto y afectuosa admiración, dijo por radio, que lo que yo hacía era
periodismo auténtico. ¡Gracias, Julio César Marini!.
Yo personalmente no estoy seguro de merecer tan brillante calificativo, y me inclino a
creer, que ese veterano, popular y querido "flaco" Marini, ese gran corazón de piernas
largas y mano cálida, se dejó arrastrar por el afecto que me profesa, y que, me honro en
corresponder. No se si lo que hago es periodismo. Lo único que puedo asegurar, es que
me anima al hacerlo, el mas puro y sincero sentimiento de justicia, para aquellos que, en
una u otra forma, contribuyen a mantener y elevar el prestigio de nuestro segundo
Himno. Por eso hoy, les hablaré de alguien que jamás, o por lo menos muy rara vez,
ocupó el primer plano en el periodismo tanguero, a pesar de que muchos de los
primeros astros y estrellas de nuestra canción, le deben su carrera, algunos su fortuna y
muchos, como yo, la alegría de vivir, y la inefable sensación de sentirme alguien...
Nuestra figura de hoy no es músico, no es cantor ni compone tangos, y sin embargo, es
una de las más auténticas "Siluetas Porteñas" de nuestra galería, y salvando distancias
tiene la importancia de un técnico mecánico para un coche de carrera, la de la savia para
el árbol, la del sol y la lluvia para el trigo. Todo esto envuelto en una generosidad sin
límites, porque el también es un gran artista. Es un hombre de ciencia.
Es el doctor León Elkin y es evidente que detrás de su deslumbrante inteligencia y de
sus manos maravillosas, está Dios... No sé si estas palabras mías llegarán a su esfera,
pues por razones lógicas de profesión, su círculo está distante, pero solo su círculo, pues
él, está constantemente cerca de todo aquel que usa su voz para ganarse la vida, ya sean
estos cantantes, actores, oradores o maestros. Por eso, los intérpretes del tango, debemos
hacer público nuestro reconocimiento a este gran médico, que lucha por nosotros, desde
el severo recinto de su consultorio. Las paredes del mismo, cubiertas totalmente por el
testimonio agradecido de artistas mundialmente famosos, hablan elocuentemente de su
eficiencia sin igual como laringólogo, y también, tal vez él no lo sepa, como médico de
almas... Al entrar a su consultorio de la calle Arroyo, nos recibe como infundiéndonos
confianza, la amplia sonrisa de Carlos Gardel.
Cuando a mi vez entré hace cinco años, me acerqué a su retrato, con un nudo en mi
garganta enferma, y pude leer al pie de la foto: "A mi gran médico y amigo León Elkin,
a quien debo el milagro de conservar una garganta perfecta. Carlos Gardel"
¿Hace falta agregar algo más?...
Doctor, permítame usted finalizar estas palabras con mi oración más querida:
Padre Elkin que estás en la tierra...
JULIO SOSA
Siluetas porteñas
Hoy: Enrique Santos Discepolo
Siluetas porteñas
Hoy: Oscar Alonso
La tarde es fría y lluviosa. El dueño del café " 25 DE AGOSTO " comienza a tapizar
con aserrín el suelo desparejo y húmedo del viejo boliche, allá en la ciudad de LAS
PIEDRAS, en el URUGUAY. Corre el año mil novecientos cuarenta y tantos... y hay
esa noche mayor número de parroquianos, y mucha expectativa, flotando en el ambiente
denso de humo y de alcohol, del viejo café de la Avenida Artigas. Un disco gira en el
viejo gramófono de corneta y cuando por momentos enmudecen los pitazos de las
locomotoras, de la cercana estación la voz grabada se percibe en todos sus matices,
imponiendo a toda la concurrencia de todo el café un silencio pleno de admiración y
silencio. La dicha y fortuna me fueron esquivas... Las sentidas estrofas del tango " San
José de Flores " cobran vida y se renuevan en la expresión y en el mágico calor de esa
voz varonil y dramática.
Es la voz de Oscar Alonso que llega desde la negra circunferencia giratoria atravesando
el humo, enredándose entre las copas del mostrador, removiendo recuerdos, abriendo
viejas heridas, deteniendo en la mitad de su vuelo el pucho que la mano temblona de un
ebrio lleva a los labios, sentado junto a la ventana. Y es que de todos los presentes se ha
adueñado la sugestión poderosa de esa voz, plena de intensa vida. Esta noche se
presentará Oscar Alonso con sus guitarristas en el Teatro Avenida, cumpliendo una de
las últimas actuaciones de su gira por el Uruguay, antes de regresar a Bs. As. Y esta
noche, en el viejo café 25 DE AGOSTO nos hemos congregado a esperarlo, todos los
que no disponemos del importe para pagar la entrada en el teatro. Se ha corrido la voz
de que el gran cantor vendrá luego de su actuación al boliche, con los amigos que le
acompañan, para hacer tiempo y tomar una copa, mientras llega el tren que deberá
llevarlo a Montevideo, y algunos de los más audaces piensan pedirle que cante allí, en el
boliche, para los que no tuvieron la suerte de poder verlo. De pronto, el canillita de la
puerta, que atisba calle arriba las tres cuadras que median entre el teatro y nosotros, nos
pone sobre aviso, y minutos más tarde, varias personas llegan al café. En medio del
grupo se destaca un morocho corpulento, de rostro simpático y socarrón, y aspecto de
luchador. Es Oscar Alonso en persona. En seguida lo rodeamos, y luego de un par de
copas y de aguardar impacientes un tiempo prudencial, le pedimos que cante. El
formidable morocho no se hace rogar, y nos regala tres viejas canciones, que en su voz
parecen recién nacidas. Mientras canta, solo se oye la respiración de treinta pechos
emocionados... Y cuando la última nota de la canción agoniza en su garganta como una
lágrima, una atronadora salva de aplausos, y un ensordecedor griterío conmueve las
paredes del viejo café. En la estación, el tren ronronea desde sus entrañas de fuego su
constante y eterna sed de distancias, mientras arroja por los grifos laterales un
abundante y blanco aliento de vapor.. Inmediatamente la locomotora grita su despedida
estridente y el tren se aleja llevando la simpatía de Oscar Alonso asomada a la última
ventanilla, mientras su mano ancha, carta de honradez y hombría, nos envía el último
saludo... Son las dos de la mañana y la "vieja " debe estar intranquila..
Me vuelvo a casa rápidamente, gustando en el recuerdo las canciones de Oscar Alonso y
pensando que no hay nada que hacerle: " Después del que te dije, primero
él..."
JULIO SOSA
Querida Mariana:
Me alegró mucho recibir su mail, y le agradezco sus informaciones.
El único libro de poesías de Julio Sosa, Dos horas antes del alba, se agotó
inmediatamente después de su muerte en 1964.
Yo también lo buscaba, y lo encontré en 1967, usado, en una librería de la calle
Corrientes. Lo había publicado la editorial Logos, que estaba justamente en Corrientes
1217.
Conozco de memoria varias de sus poesías, y las he recitado en mi programa de radio,
por lo que muchos oyentes me han preguntado cómo conseguirlas.
Sabiendo que el libro nunca volvió a editarse, las he publicado en mi sitio como un
homenaje al Varón del Tango, de quien soy un admirador más.
Afectuosamente,
Conrado