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La teología contemporánea es fundamentalmente un campo de conocimiento académico.

Como tal, aborda los retos intelectuales que enfrenta la teología, incluida la ciencia, los
temas sociales, y las prácticas religiosas. Aunque muchos teólogos contemporáneos
comparten una herencia cristiana, no todos lo hacen. De hecho, muchos agnósticos o incluso
estudiosos ateos han entrado en el campo y están enseñando sus puntos de vista acerca de
la fe y de su creencia en la sociedad contemporánea.

Para los cristianos creyentes en la biblia, la teología contemporánea es importante, ya que


traza el desarrollo de las creencias en la historia actual. Sin embargo, es fundamental
comprender que la teología contemporánea a menudo se aparta de la teología cristiana
tradicional, cuando evalúa la fe en el contexto de diversos movimientos sociales, o en
comparación con otros sistemas de creencias. Generalmente, el objetivo no es adherirse a
un punto de vista bíblico.

Aquellos que quieren entender lo que la palabra de Dios enseña sobre temas importantes de
hoy, pueden encontrar información útil en una gran variedad de materiales teológicos
contemporáneos. Sin embargo, la biblia no cambia. Es el estándar de la verdad para el
creyente, ahora y para siempre (1 Timoteo 3:16-17).

La teología contemporánea generalmente se define como el estudio de la teología y las


tendencias teológicas desde la época posterior a la primera guerra mundial, hasta el tiempo
presente. Cubriendo aproximadamente el siglo XX hasta el día de hoy, las principales
categorías que la teología contemporánea normalmente abordó, incluyen el
fundamentalismo, la neo-ortodoxia, el pentecostalismo, el evangelicalismo, el neo-
liberalismo, el catolicismo posterior al vaticano II, la teología ortodoxa oriental del siglo XX, y
el movimiento carismático.

Además de estas grandes categorías, la teología contemporánea también aborda áreas


especializadas tales como la teología de la liberación, la teología feminista, y diversas
teologías étnicas. Con la amplia variedad de credos involucrados, algunos eruditos
proclaman servir como "expertos" en la teología contemporánea. Más bien, la tendencia es a
especializarse en una o más áreas de investigación teológica contemporánea.

Una división más reciente de la teología contemporánea es el estudio del diálogo


interreligioso. La teología cristiana histórica se compara con las cosmovisiones de los
sistemas de creencias no cristianos, como base para el diálogo entre las distintas religiones.
Las búsquedas recientes se han centrado en los valores compartidos entre dos o más
religiones, tales como las "religiones abrahámicas" (El judaísmo, cristianismo e islam), o las
religiones orientales (incluyendo el hinduismo, el budismo, y movimientos cristianos como la
iglesia subterránea en China)

LA TEOLOGÍA CONTEMPORÁNEA EN EL CONTEXTO LATINOAMERICANO América


Latina siempre se había mostrado pacífica y renuente a cambios. En el campo de la teología
había aceptado la teología proveniente de Europa y de los Estados Unidos. El fermento de la
revolución no había llegado hasta sus playas y la efervescencia guerrillera y comunista tardó
más de medio siglo para ser exportada del viejo continente a estas tierras nuevas. Pero a
partir de mediados de siglo se ha venido notando un crecimiento de inquietudes políticas y
religiosas. La teología no podía quedar inmune a toda esa serie de inquietudes y hemos
llegado al día en que todo se cuestiona. Así que llegamos a la conclusión de que América
Latina es nueva en estos menesteres

12.1. HISTORIA Para comprender el papel de la teología contemporánea en América Latina


en la actualidad hay que contemplar un poco de historia.

12.1.1. Época premisionera Antes de este siglo, unos cuantos misioneros protestantes
trabajaban en pocos países para ganar a duras penas muy contados convertidos. Todavía no
se había comenzado ninguna obra permanente en muchas naciones latinas. En 1910, a
pesar de existir tan pocos núcleos de creyentes hispanoamericanos, la conferencia mundial
de cooperación misionera que se celebró en Edimburgo no incluyó en su agenda de trabajo a
América Latina por considerarla ciento por ciento cristiana. Los delegados opinaron que el
catolicismo era la verdadera representación del cristianismo en el mundo iberoamericano.

12.1.2. Época misionera En 1916, las agencias misioneras estadounidenses, convencidas de


la necesidad de hacer obra misionera en esa parte del mundo, convocaron un congreso en
Panamá con el fin de estudiar el caso y tomar decisiones sobre lo que se debía hacer.
Posteriormente se asentaron en América Latina las tres corrientes clásicas de los
protestantes: 1. Las denominaciones históricas, tales como las iglesias presbiteriana,
metodista, episcopal y luterana. 2. Las denominaciones nuevas, tales como la nazarena,
bautista, Alianza, Iglesia de Dios, y otras. 3. Los llamados pentecostales, a quienes se les ha
denominado “pentecostales clásicos” después de presentarse el surgimiento en estos últimos
tiempos del “movimiento carismático”.

12.1.3. Época de confrontación De 1900 a 1945 se suscitaron una serie de luchas y


persecuciones contra la “religión extranjera” que se estaba implantando en todos los países
americanos. La iglesia católica atacaba. En algunos países incitaba a la violencia en un
desesperado intento por no permitir el arraigo de lo que llamaban la herejía protestante.
Expresaban que tenían que mantener a la iglesia “pura”. La iglesia evangélica contestó al
ataque con una teología polémica que mostraba los errores de la iglesia romana. No era raro
escuchar a predicadores encendidos por la luz de la verdad hablar en contra de la iglesia
predominante en el continente. Consideraban erróneos sus dogmas y los denunciaban. La
lucha de púlpito a púlpito se hizo sórdida. A pesar de lo difícil del trabajo y lo duro de los
obstáculos, la iglesia evangélica aumentaba cada día el número de sus creyentes, cosa que
enardecía más a la iglesia católica. La persecución promovía la unidad en el pueblo
evangélico, que veía a los católicos como el enemigo común de su fe y de sus personas. Se
crearon confederaciones en casi todos los países para defenderse mutuamente de los
ataques y represiones. No miraban tanto los puntos doctrinales contrarios que existían, sino
más bien se consideraban hermanos en Cristo, afligidos por un mismo mal y enemigo. La
causa de uno era la causa de todos; la de todos era la de uno.
12.1.4. Época de avances tecnológicos Después de la Segunda Guerra Mundial se
presentó una gran cantidad de cambios. El mundo se hizo más pequeño, pues las distancias
se acortaban como resultado de los sistemas de transporte que comenzaban a emplearse. El
mundo se achicó también por las notables mejoras de las comunicaciones. Las noticias se
recibían más frescas. Se podía establecer comunicación con cualquier parte del planeta y se
comenzaba a experimentar la comunicación interplanetaria. En la educación se veían
adelantos. A ella tenían acceso las clases más humildes y marginadas. Esto tenía que
afectar la conducta un poco conformista de los latinoamericanos, quienes se dieron a la tarea
de investigar y probar nuevas fórmulas científicas y religiosas. En esta época se nota una
nueva actitud misionera. En especial los pentecostales se lanzan a la propagación del
evangelio en esta parte del continente.

12.1.5. Época de preocupación filosófica y teológica A partir de la década de los años


cincuenta, en las iglesias de las denominaciones históricas, el ambiente comienza a cambiar
para los hispanoamericanos. Una tercera generación, que en muchos casos no ha sentido la
represión religiosa, ni tampoco ha experimentado un cambio radical de vida después de
aceptar a Cristo, comienza a hacerse visible. Ésta trata de prepararse en el exterior, sobre
todo en universidades dominadas por liberales y neoortodoxos. Al regresar a sus países de
origen tratan de cambiar algunas cosas del ambiente evangélico, que denominan
retrógradas. Se suscitan pugnas en las denominaciones históricas. Poco a poco, el
pensamiento de la teología liberal y neoortodoxa va ganando terreno en estas
denominaciones. Se desplazan conceptos y elementos antiguos a un segundo plano. Se
comienza a hablar de un evangelio social. Aunque en Europa y los Estados Unidos eso
existía hacía ya mucho tiempo, en América Latina no se había conocido. La lucha que la
iglesia católica librara en contra de los evangélicos los había mantenido unidos y libres de
influencias liberales. En la década de los años cincuenta todavía se mantenía la lucha entre
católicos y protestantes, pero a ɹnes de estos años ya comenzaba a amainar la tormenta de
parte de la iglesia de la mayoría. A los evangélicos se les comenzaba a aceptar socialmente.

12.1.6. Época de ecumenismo y nuevas teologías En Europa se venía suscitando el


ecumenismo y las reuniones entre personas de diferentes credos y confesiones cristianas,
pero sólo es hasta 1960 cuando se producen reuniones entre teólogos católicos y
protestantes, en las cuales se descubre que algunos sentían inquietudes muy parecidas.
Como resultado de eso se estructura la famosa “teología de la liberación”, que trataremos en
otros dos capítulos. En el período de 1961-1965 se crea mucha confusión, pues se
acrecienta la actividad ecuménica. Se lanzan frases como ésta: “A los hermanos no se les
evangeliza”, pues ya a estas alturas los católicos no miraban a los evangélicos como herejes,
sino como “hermanos separados”. Junto a la actividad ecuménica, algunos protestantes y,
sobre todo, católicos se lanzan a una revolución social. Tratan de redimir al “hombre
integral”, expresión que emplean para concientizar de que al hombre hay que proporcionarle
la satisfacción de sus anhelos íntimos, para su necesidad educativa y para sus necesidades
físicas.
12.2. CAMBIOS PROVOCADOS POR UNA NUEVA MENTALIDAD Si bien la iglesia católica
comenzó a cambiar en su manera de pensar, también lo hacían muchos protestantes. Entre
éstos había quienes comenzaban a poner más atención a la sociedad y sus males. Veían
que ser protestante no los hacía parias automáticamente, como antes. Se decía entre ellos
que el pueblo evangélico era un elemento que debía hacerse oír con voz fuerte. Esa actitud
provocó ciertas reacciones que estudiaremos a continuación.

12.2.1. División teológica Los teólogos latinoamericanos se dividieron en izquierda, derecha y


centristas según la posición que tomaban en cuanto al aspecto social. Aunque se hizo difícil
mantenerse en un terreno neutral, muy pocos tomaban esta posición. Las convulsiones de
las masas aumentaban la tensión. Se comenzaban a experimentar explosiones económicas,
políticas y sociales por todos lados. A los que no querían declararse, se les decía que la
Iglesia no es una torre aislada de la realidad; que el Hijo de Dios es parte de ese mundo
revuelto en problemas. Nadie podía negar esta verdad. Muchos titubeaban al llegar el
momento de decidir cuál forma debe tomar el interés de los protestantes para ayudar a la
humanidad en su crisis social. Podemos dividir en tres las categorías de las actitudes de los
protestantes con respecto a la línea que toman frente a los problemas sociales. La verdad es
que los católicos también se pueden clasificar en los mismos tres grupos.

12.2.1.1 Los tradicionalistas En primer lugar, vemos a los que opinan que cualquier solución
se debe buscar a través del orden establecido. Ellos apelan a la estabilidad como el mejor
vehículo para producir la justicia social. Su apoyo al estado de cosas no indica
necesariamente una falta de interés en la búsqueda de soluciones a los problemas sociales,
pero los de esta persuasión insisten en que la estabilidad es necesaria para no provocar
otros males

12.2.1.2 Los moderados La segunda postura incluye a quienes sí desean cambios, pero
creen que vendrán poco a poco; que evolucionarán. La teoría de la evolución, de que las
cosas van desarrollándose cada vez mejor, influye en su razonamiento

12.2.1.3. Los vanguardistas revolucionarios El tercer grupo de pensadores se muestra menos


paciente. Ha adoptado una posición de combate. Está convencido de que la única solución
es derrocar el sistema actual por el medio que sea. Luego hay que realizar un nuevo
comienzo. Muchos de ellos aceptan la violencia como una manera apropiada para llegar a
sus ɹnes, si no se logra vencer el sistema actual por otros medios. Hablan mucho de ser
revolucionarios. Piden cambios radicales; no se contentan con menos. Los teólogos
izquierdistas por lo general militan a favor de la violencia. Los que han adoptado la tercera
postura pertenecen en su mayoría a las denominaciones históricas. Algunos se atreven a
creer que lo más probable es que no hayan tenido una experiencia radical de conversión.

12.2.2. Surgimiento de una teología radical Una de las frases que se escuchaba era: “No se
puede evangelizar a una persona mientras padezca de hambre.” No tardaron, pues, en
comenzar a ejercer presión para que se desarrollara una teología de revolución social.
Decían que la Iglesia tiene que atender los problemas de actualidad. La teología liberal o
neoortodoxa predomina en el pensamiento de estos revolucionarios. Ellos le restan
importancia a la necesidad de evangelizar, al juicio final, a la consideración de la eternidad.
Dicen que hay que pensar en el día presente, no en el futuro. Como resultado nació la
“teología de la liberación” después de un proceso de encuentros y debates.

12.2.3. Agencias propagadoras de la teología radical Para propagar esta teología radical se
han creado en América Latina estructuras dirigidas y financiadas por el Concilio Mundial de
Iglesias, tales como ISAL, MEC, ULAJE, UNELAM, CLAI (Consejo Latinoamericano de
Iglesias), y muchas otras. Dicho sea de paso, el Concilio Mundial de Iglesias ha donado
grandes sumas de dinero para grupos de guerrilleros revolucionarios que se encuentran en
combate armado en varios países del tercer mundo.

12.2.4. Entidades teológicas de la teología radical Algunas instituciones teológicas de


América Latina se han identiɹcado con el ala revolucionaria. Entre ellas se pueden mencionar
la Facultad de Teología de Buenos Aires; el Seminario Evangélico de Río Piedras, Puerto
Rico; el Seminario Presbiteriano de Campinhas, Brasil; la Facultad Teológica de Managua,
Nicaragua; la Facultad Teológica de Matanzas, Cuba; el Seminario Bautista de México y el
Seminario Latinoamericano de San José, Costa Rica. Algunas veces la Comunidad
Teológica de Santiago de Chile también ha apoyado esa línea de pensamiento.

12.3. CONCLUSIÓN Si bien es cierto que la teología de la liberación ha perdido un poco sus
banderas con la caída del comunismo, no se puede decir que esté acabada ni ɹnalizada en
sus propósitos. Los teólogos radicales siguen con sus mismas preocupaciones y la causa de
su teología, los pobres, están presentes todavía en los países tercermundistas. La Iglesia no
puede sentarse a esperar el resurgimiento de este pensamiento, quien sabe con qué nuevas
ideas sino dedicarse a promover un programa de ayuda mutua y atención al menesteroso.
América Latina es un campo fértil para la evangelización, pero también lo es para mostrar el
amor con que Cristo dotó a la Iglesia.

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