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«Que el Señor nos dé la gracia de dejarnos preparar todos los días en

el camino de nuestra vida, para que podamos testimoniar la salvación


de Jesús».
Clase 2
Clase 2: ¿Quién anuncia?
Espiritualidad del catequista ¿Qué es la espiritualidad?
Espiritualidad del docente – catequista

Durante esta clase, nos proponemos pensarnos, pensar cómo somos. Revisaremos
algunas actitudes o formas de ser docente–catequista y catequista–docente. Cree-
mos que cuando hablamos de espiritualidad, no nos referimos a lo opuesto a materia.
El ser humano es una unidad. Ser muy espiritual es preocuparse de lo que ocurre
Ser espiritual a nuestro alrededor, es tener los pies bien puestos sobre la tierra y, la fuerza y la
es… claridad suficiente para encontrar caminos de resolución de los problemas y de sal-
vación. Ser espiritual es reconocer la presencia de Dios en nuestra vida, su estar a
nuestro lado, sosteniéndonos y ayudándonos.

En efecto, afirmó el obispo de Roma, “el Señor no estaba en el huracán, en el terre-


moto o en el fuego, sino que estaba en aquel susurro de brisa suave: en la paz. O
como dice precisamente el original, una expresión bellísima: el Señor era un hilo de
silencio sonoro. (Elías: 1 Reyes, 19)
Llegar a la Y así es la vida cristiana. En efecto cuando el Señor quiere darnos una misión, quiere
misión… darnos un trabajo, nos prepara para que lo hagamos bien, precisamente como pre-
paró a Elías.
Lo que es importante no es que él haya encontrado al Señor sino todo el recorrido
para llegar a la misión que el Señor confía. Y precisamente esta es la diferencia
entre la misión apostólica que el Señor nos da y un deber humano, honrado, bueno.
Por lo tanto, cuando el Señor da una misión, nos hace siempre entrar en un proceso
de purificación, un proceso de discernimiento, un proceso de obediencia, un proceso
de oración. Así, es la vida cristiana, es decir, la fidelidad a este proceso, a dejarnos
conducir por el Señor.
Del caso de Elías nace una gran enseñanza. El profeta tuvo miedo, y esto es muy hu-
mano, porque Jezabel era una reina mala que asesinaba a sus enemigos. Elías tuvo
miedo, pero el Señor es más poderoso y le hizo comprender que tenía necesidad de
la ayuda del Señor en la preparación a su misión. Así Elías caminó, obedeció, sufrió,
disciernió, oró y encontró al Señor.
Que el Señor nos dé la gracia de dejarnos preparar todos los días en el camino de
nuestra vida, para que podamos testimoniar la salvación de Jesús”.

Francisco, Misa del 13 de junio de 2014 Se puede leer a través del link o en el PDF adjunto.
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140613_brisa-suave.html

Link de La Biblia:
http://www.sobicain.org/shell.asp?p=Biblia

Pidamos a Jesús la capacidad de escucharlo


en el hilo de silencio sonoro que se produce
en cada encuentro de catequesis
y en la voz de los niños.
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VER

En este primer momento, la propuesta es reflexionar acerca de nuestra vida, de nues- VER
tras prácticas; acerca de nuestras actitudes personales, algunas condiciones humanas
y de fe necesarias para ser catequista.
El catequista es docente con una misión: hacer que el niño descubra que hay alguien
que lo quiere, más allá de lo que él sea, más allá de lo que él haga. No hay algo que
podamos hacer que aumente o disminuya el amor de Dios. Él nos quiere porque so- Nada compra
mos sus hijos. Nada compra el amor de Dios. el amor
Educamos con lo que decimos, con lo que hacemos, con lo que somos y con lo que de Dios.
creemos. Establecemos vínculos, generamos ambientes que facilitan o dificultan e
aprendizaje y el encuentro con Jesús. Y, en todo esto, la forma de ser, la espiritualidad
del docente se manifiesta de forma especial, como un curriculum oculto.
El niño reconoce cuando decimos algo porque lo creemos o porque nos toca decirlo
porque debemos repetir lo que nos pidió la directora o la inspectora.
En una escuela, frente a la pregunta de una practicante acerca del por qué los ni-
ños estaban sentados en grupo, una alumna le contestó: porque lo pidió la inspectora.
Cuando se le preguntó al docente, dio la misma respuesta. Obviamente, nadie enten-
día la importancia de sentarse así y el trabajo en el aula se hacía imposible. Sólo se
habían modificado los bancos, pero no la forma de trabajo; el docente había obede-
cido pero no creía en esa forma de ordenar el aula y esto era reconocido fácilmente
por los niños.

Bibliografía recomendada (la trabajaremos en profundidad en la clase 5):

Philip Jackson, La vida en el aula, capítulo 2: Los afanes cotidianos


Se adjunta PDF.

Philip Jackson, La vida en el aula, libro completo:


Se puede leer a través del link o en el PDF adjunto.
http://www.youblisher.com/p/1004694-LA-VIDA-EN-LAS-AULAS-PHILIP-JACKSON/

Señalaremos, sólo por una cuestión de orden para VER nuestra actividad catequística
– docente, actitudes en forma separadas. Sabemos que la persona no es una yuxtapo-
sición de cosas, sino, una unidad. Ser el mismo en la escuela, dando catequesis, mate-
mática o sociales, haciendo la cola del supermercado y en las relaciones de amistad o
en la familia. Rescatemos especialmente lo bueno que hay en cada uno y en nuestra
práctica para fortalecerlo.
Luego, en el segundo momento, en el JUZGAR, propondremos algunos textos o link
para reflexionar cada punto propuesto.

Propuesta de trabajo: dedicar un tiempo para pensar antes de leer el JUZGAR. Apro-
vechar el tiempo para el crecimiento personal y como catequista. Sugerimos escribir
lo que se va reflexionando para revisarlo en el último punto, en el ACTUAR. No se
trata de responder pregunta por pregunta y, quizás surjan otros interrogantes que no
hemos planteado. Proponemos una guía para la reflexión.

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Quizás algún grupo de docentes o catequistas que es-
tán realizando el curso y trabajen juntos, se animen a
reflexionar en grupo.
Luego, compartir en el foro si esta experiencia de
mirarse hacia adentro les parece útil, si es necesario
realizarla con los niños, si alguna vez lo hicieron… No
pedimos que compartan cuestiones personales, sino
aquello que nos pueda ayudar a todos a repensarnos
como catequistas.

? 1.• ¿Qué entendemos por espiritualidad?


¿Cómo hemos crecido en espiritualidad a lo largo del tiempo? ¿Qué nos ha ayudado?
¿Qué nos ha obstaculizado este crecimiento?

2• Hacer silencio
Foro Lo primero que tendríamos que VER es si nos conocemos y, para esto es necesario un
camino hacia nuestra interioridad. Camino que debemos recorrer en silencio.
En las escuelas, el silencio es poco frecuente. Recuerdo un día en que habíamos logra-
do hacer silencio con un grupo de 36 niños de once años. Estábamos todos sentados,
relajados, con los ojos cerrados, cuando entró la maestra y preguntó: ¿Qué pasó, qué
hicieron, se portaron mal nuevamente?. Era la primera vez en que veía al grupo en silen-
Camino
cio. Estábamos rezando, agradeciendo el aire que entraba a nuestro cuerpo y al que en
hacia la
lo cotidiano, no prestamos atención.
Interioridad
Pablo d ‘Ors nos propone (más adelante está el link para escucharlo) hacer silencio
para recrear lo que nos hace personas. En el silencio descubrimos los anhelos más
profundos. Dice que el silencio está relacionado con la nostalgia, con el pánico y con
la revelación.
Nos propone resolver los problemas por la vía del silencio sin huir de ellos, sin luchar
en su contra, sino, atravesar las sombras. Resignificar las sombras, una vez que ama-
mos lo que somos, la sombra se convierte en una oportunidad de crecimiento. Lo que
somos, nuestras capacidades, nuestros límites, son posibilidad de cambio, de profun-
dización, en definitiva, de encuentro con el otro y con Dios.
El silencio permite descubrir los dones que Dios ha puesto dentro de cada uno. Dios,
que es un padre bueno, nos pone en el camino de la catequesis, nos da esta misión,
por lo tanto, ha colocado en nuestro interior dones, en forma de semilla, que nos po-
sibilitan llevar adelante la tarea.
Esta unidad personal, la podríamos llamar equilibrio emocional, psicológico. ¿Somos
capaces de establecer vínculos, de mantenerlos, de profundizarlos?
¿Tenemos reacciones desmedidas frente a las acciones de otros (alumnos, otros do-
centes, directivos…?
¿Cuáles son nuestras sombras y nuestras luces en la tarea catequística?

Muchas veces nos dijeron que el docente deja en la puerta colgados de un perchero
imaginario sus problemas. Esto es ficción, no se puede hacer. Pero, el docente que es
consciente de lo que significa su tarea, el catequista que ha descubierto que la feli-
cidad no es la ausencia de sufrimiento ni de problemas, vive abrazado por el amor
de Dios que nos ayuda, no a enfrentarnos con la vida en una pelea desigual y que

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seguramente perderemos por falta de tiempo, sino a amarla así, con su finitud, con su
desprolijidad, con sus cotidianos desafíos.
La tarea docente y, más aún, la tarea catequística, nos posibilita estar permanentemen-
te en contacto con el otro. Sólo el que se hace niño entra al reino de los cielos (Mt 18,
1-5) y nosotros los docentes y catequistas de inicial y primaria, estamos rodeados de
niños de los cuáles podemos aprender.
¿Disfrutamos del silencio para poder luego enseñarlo a los niños?

3• El catequista tiene una mirada de misericordia.


En numerosas oportunidades vemos al otro de diferentes formas, con diferentes mira- Mirada de
das. Jesús nos invita a mirar al otro desde una mirada de misericordia. misericordia
¿Somos pacientes con los niños?
¿Respetamos sus tiempos?
¿Prejuzgamos, dejamos espacio para que se expliquen, confiamos en ellos?
¿Ayudamos a que los niños se miren unos a otros con esta mirada?

4• El catequista es una persona de diálogo


Jackson dice que el docente es un regulador del flujo del diálogo. Es quien decide Persona de
quién habla, quién no, y, cuando habla, cuando ha hablado mucho y cuando es útil o diálogo
pertinente lo que el niño dice, cuando vale la pena destacarlo y cuando dejamos que
el comentario caiga en la caja de las cosas perdidas. Para ser un buen regulador del
diálogo, debemos ser personas de diálogo, capaces de escuchar, valorar, no acaparar
la palabra…
En la escuela dialogamos con los niños, con los otros docentes, con los directivos, con
los padres…
¿Cómo es nuestra comunicación? ¿Cuál es la distancia entre el nivel explícito (lo que
se dice) y el nivel implícito (lo que se comunica)?
¿Escuchamos a los niños?
¿Sociabilizamos la palabra?
Cuando hacemos intercambio de opiniones, o ronda al iniciar la tarea, ¿respetamos el
silencio del que no quiere hablar?
¿Valoramos la palabra del otro?
¿Hacemos circular la palabra haciendo sentir al niño que lo escuchamos, que tenemos
en cuenta lo que dice? ¿Valoramos su palabra? ¿Tomamos lo que dice como punto de
partida de un intercambio? ¿Ponemos la oreja, o ponemos todo el cuerpo en la escu-
cha?

5• El catequista camina al lado y a la par.


Caminar al
¿Me siento enfrente, enfrentado a la clase?
paso
Tengo que enfrentar un grupo de alumnos, es una frase que se escucha habitualmente.
Esta frase, como todas las palabras que decimos, está cargada de significado. Ubica
al docente de un lado, y al alumno del otro. El maestro es el que posee el poder, en
este caso, el saber, y lo transmite a una masa uniforme. El docente-incluido es el que se
siente parte del proceso de enseñanza-aprendizaje y distingue los rostros de cada uno
de los niños. El diálogo no se encuentra centrado en el docente, sino se hace circular
por el grupo. Como catequistas-docentes, ¿cómo nos posicionamos en los encuentros?
¿Sentimos que los niños nos hacen algo a nosotros?

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6• El catequista es paciente, es servicial; no es envidioso, no hace alarde, no se en-
Paciente y
vanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en
servicial
cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.(cf. 1 Corintios
13,4-7) Espera los tiempos del otro, no apura, no tironea, no empuja… La relación
niño-maestro es una relación desigual. No se tienen los mismos derechos, ni las
mismas responsabilidades. ¿Recordamos siempre que el niño está en formación y,
por lo tanto nosotros tenemos que acompañarlo en ese crecimiento? Puede ser que
el niño realice acciones que nos parezcan inapropiadas. No queremos decir que esto
está bien, el docente lo ayudará a modificar sus actitudes para que sean buenas para
el niño y para los que lo rodean. Lo que no puede suceder es que el docente tenga
actitudes de falta de respeto, de burla, de menosprecio hacia el niño. El maestro-
catequista, además tiene la responsabilidad que el niño verá a través de sus actitu-
des, de su paciencia, de su confianza, la imagen de Dios. ¿Cómo es la autoridad que
construimos? ¿Qué significa para nosotros que nos respeten?

Solidario 7• El catequista está inmerso en el mundo desde una perspectiva solidaria.


Es sensible a la realidad económica y política. Reconoce los sufrientes que están a su
alrededor.

8• Otros…
Quedan muchos otros aspectos para pensar, desarrollar… A lo largo del curso reto-
maremos la espiritualidad del catequista relacionada con otros temas del proceso
catequístico.
Sugerimos algunos puntos más, y cada uno puede agregar más en el foro.

Construye El catequista construye comunidad.


comunidad Genera experiencias de una pastoral del encuentro. La comunidad es diferente a un
grupo de amigos. No sabemos si los niños serán amigos entre sí, no es el objetivo
de la escuela ni de la catequesis que todos sean amigos, sino que se traten como
hermanos de un mismo padre Dios. Esto quiere decir que se valoren a pesar de su
diferencias, que se acompañen en el crecimiento, que juntos puedan encontrarse con
Jesús. ¿Favorecemos la unidad en la diferencia?

Celebra El maestro catequista celebra.


La vida debe ser fiesta. Sin fiesta, se vuelve monótona, rutinaria. La fiesta es encuen-
tro, es diálogo, es hacer memoria de anécdotas comunes, es reencontrarnos con per-
sonas que hacía tiempo no veíamos…
La fe sin fiesta, sin la alegría de una comunidad que celebra, se vuelve individual y se
aleja del verdadero encuentro con Dios que sólo se logra en compañía del otro.
Por esto, vamos a destinar las dos últimas clases a este tema, a cómo celebrar con
los más pequeños. Pero, podemos ir pensando si la fe en Jesús, produce en nosotros
ganas de celebrar y si transmitimos estas ganas de fiesta a los niños.

Aprende El catequista tiene capacidad de aprender de todos y en todo momento.


Reconoce que los niños también tienen para enseñarnos, tiene apertura para recono-
cer la riqueza en el corazón del otro.

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• El catequista supera las dificultades con creatividad.
¿Busco nuevos caminos para resolver conflictos o repito viejas recetas? Creativo
¿Utilizo frases hechas? ¿Repito las mismas actividades?
Trabajaremos en profundidad este tema en la clase 7, donde pensaremos los recur-
sos para que el mensaje de Jesús llegue a los más pequeños y su familia.

• El catequista ha tenido un encuentro personal con Jesús. Encuentro


Sólo el que se ha encontrado con Jesús puedo mostrarlo al otro. Sólo el que se ha personal con
encontrado con su palabra puede acompañar al otro en este proceso. Jesús
¿Recordamos algunos momentos en que hayamos sentido la presencia de Dios en
nuestra vida?
¿Cómo hemos crecido en el conocimiento y apertura a la palabra de Dios?
El tema de la palabra de Dios y como la trabajamos en la catequesis de los más
pequeños será el de la Clase 8.

• Catequista, persona de oración


Proponemos que todo lo que hemos meditado hasta este momento lo pongamos Persona
en manos de Jesús para que él nos ayude, nos ilumine, nos guíe en nuestra labor. de
Sabemos que debemos caminar con zapatos de algodón para no dejar marcas que oración
permanezcan en los niños y que les impidan o les dificulten su relación con Jesús.
Hemos tratado de profundizar especialmente en los aspectos positivos, en las luces
más que en las sombras. Lo mismo debemos hacer con los niños, descubrir en cada
uno lo bueno que hay en él. Por eso, proponemos escuchar y rezar:
Lo bueno que hay en vos, de Eduardo Meana

Lo bueno que hay en vos


ese milagro único que sos
misterio que hay en vos,
tu manantial que nos fluye desde Dios.

Lo bueno que hay en vos


que a veces está oculto para vos
lo bueno que hay en cada cual
en mí y en vos.

https://www.youtube.com/watch?v=pDREbQZRen4

Jesús le respondió:
«El que beba de esta agua
tendrá nuevamente sed,
pero el que beba del agua que yo le
daré,
nunca más volverá a tener sed.
El agua que yo le daré
se convertirá en él en manantial
que brotará hasta la Vida eterna».

Juan 4, 13 -14
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JUZGAR
Ya hemos reflexionado y reflexionado nuestra praxis. Ahora la vamos a releer a partir
de los textos propuestos. Como en cada clase, proponemos una gran variedad de tex-
tos. Cada uno profundizará en lo que más le aporten a su vida, a su crecimiento en la
fe y como catequista.

1.• ¿Qué entendemos por espiritualidad?


• Pedro Casaldáliga y José María Vigil , Espiritualidad de la liberación
El texto se encuentra en la página del Autor:
http://www.servicioskoinonia.org/Casaldaliga/

Leemos del Capítulo 1: Espíritu y Espiritualidad


1. El problema de ciertas palabras.
2. Primeras definiciones de espíritu y de espiritualidad.
3. Espiritualidad, patrimonio de todos los seres humanos.

El espíritu es el motor que nos mueve, nos impulsa a vivir de una determinada forma.
La espiritualidad, no se hereda, como los ojos o el color de piel. La espiritualidad se
conquista, se desarrolla en una determinada sociedad, en una cultura, desde peque-
ños en la familia y en la escuela. Los padres, los docentes, la sociedad, colaboran en
este desarrollo, lo facilitan o… lo entorpecen.

Casaldáliga nos ofrece una interpretación acerca de la importancia de la espirituali-


dad:
La “Cuanto más conscientemente vive y actúa una persona, cuanto más cultiva sus valo-
espiritualidad res, su ideal, su mística, sus opciones profundas, su utopía… más espiritualidad tiene,
es la talla más profundo y más rico es su hondón. Su espiritualidad será la talla de su propia
de la humanidad.
propia La espiritualidad no es patrimonio exclusivo de personas especiales”.
humanidad. “Dicho en un lenguaje cristiano, la espiritualidad, por ser lo más profundamente hu-
mano, sería lo que la persona tiene más de ser a semejanza de Dios, a su imagen, aque-
llo en lo que más se refleja su participación de la naturaleza de Dios”.

El niño aprendo lo que vive, escuchamos desde hace muchos años en la escuela, en
revistas dedicadas a la educación de los primeros años y hemos repartidos tarjetas
con esta frase:

Si un niño es criticado, aprende a condenar.


Si un niño vive con tolerancia, aprende a ser tolerante.
Si un niño vive con estímulo, aprende a confiar.
Si un niño vive con seguridad, aprende a tener fe.
Si un niño vive con aprobación, aprende a quererse.
Si un niño vive con equidad, aprende a ser justo.
Si un niño vive avergonzado, aprende a sentirse culpable…

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2• Hacer silencio

El silencio por Pablo d’ Ors


https://www.youtube.com/watch?v=yTC03C6xxM8
Para
Pablo d’Ors nos hace una propuesta de contemplación de nuestra propia vida en el si-
lencio. Es un camino que no todos tenemos que recorrer, es una opción particular. Sin
embargo el aquietar nuestra mente, nuestro corazón, nuestras palabras, nos conducen
a encontrarnos con lo más profundo de la vida. Esto es algo que no podemos dejar de
lado y no podemos dejar de ofrecerle este camino a los niños.

“Iniciación al silencio:
La iniciación al silencio no es un tema, es una capacidad que se desarrolla con el Iniciación
tiempo. No sirve el silencio que consiste en cerrar la boca. El silencio que buscamos al
es el que lleva a la escucha. Nuestra experiencia personal nos enseña que muchas silencio
veces, en lugar de escuchar al otro, estamos pensando qué vamos a decirle nosotros,
cómo vamos a responder a lo que nos está diciendo. No estamos escuchando verda-
deramente al otro. Cotidianamente estamos iniciando al silencio, cuando escuchamos
con atención al niño que nos habla y cuando hacemos que ellos se escuchen uno a
otro. De la misma forma que a caminar se aprende caminando, a escuchar se aprende
escuchando. Todos los días, en todos los encuentros, procuraremos que los niños va-
loren lo que significa escuchar.

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Por ejemplo, no podemos hacer la señal de la cruz para que dejen de hablar, sino que
tenemos que hacer silencio, ponernos en presencia de Dios y luego lo saludamos. En
ocasiones se emplea una canción para hacer silencio. Esto es apropiado si es una can-
ción específica para este fin, pero no podemos empezar a cantar a Jesús si no hay si-
lencio, porque estaremos desvalorizando la canción que es al mismo tiempo oración.
Las actividades que proponemos a partir de la palabra y del sentido del oído, permi-
ten trabajar el silencio, pero debemos hacer hincapié en la respuesta que debe surgir
de la escucha silenciosa.

Ejemplo de Actividad: ¿Qué nos dice esta imagen?


actividades Buscamos una foto o dibujo en dónde se vean personas realizando alguna actividad
con al aire libre, árboles, pasto... Preguntamos a los niños que hay en esa imagen. Los niños
niños. responderá lo que ven: árboles, cielo, hojas, personas...
Mientras ellos responden, nosotros decimos, muy bien, pero ¿qué más hay en esa foto?
Llegará un momento en que los niños digan que no hay nada más y entonces aclara-
mos que no les estamos pidiendo que digan sólo lo que ven, sino lo que hay.
Una imagen nos cuenta, nos dice muchas cosas más. De esa imagen brotan olores,
sonidos... Comenzamos a nombrar los sonidos que producen las personas, el viento,
las hojas de los árboles... Preguntamos si por dónde está el pasto podría haber algún
sonido. El caminar de las hormigas, el movimiento de las hojitas de pasto, las lom-
brices... ¿Por qué no lo escuchamos? Porque es un sonido muy débil, tenemos que
prestar mucha atención y tener el oído preparado para escucharlos. ¿Habrá en la sala
sonidos tan bajitos que nunca los escuchamos? ¿Hacemos la prueba?
Nos separamos unos de otros, nos sentamos cómodos o nos acostamos. Nos queda-
mos bien quietos, porque si hacemos ruido con las manos o con las piernas, no vamos
a poder escuchar los pequeños sonidos.
La consigna será quedarnos sin movernos, escuchar sin decir nada hasta que el do-
cente diga que se puede hablar.
Prestamos especial atención a la respiración, el aire que entra y que sale…
Es conveniente realizar esta actividad en un espacio lo suficientemente amplio como
para que los niños no se molesten entre sí.
Se pueden escuchar ruidos del patio o de la calle, la voz de otra maestra, los pajaritos,
una puerta que se abre, el llanto de un niño...
Colocamos a los niños en ronda y comentamos lo que escuchamos. Preguntamos si
alguna vez se habían dado cuenta de todos los sonidos que había en la sala y fuera
de ella. ¿Qué tenemos qué hacer para escuchar?”

Elena Santa Cruz, Inés Casalá, Con Mirada de niño, ed. San Pablo

El objetivo de esta actividad es llevar, poco a poco, a los niños a encontrarse con el
silencio, con su necesidad de calmarse para escuchar lo más pequeño e incluso, cosas
importantes y necesarias para nuestra vida…

¿Cómo hacer silencio con niños más grandes?


Leer el PDF adjunto: Capítulo apocalipsis. Silencio.

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3• El catequista tiene una mirada de misericordia.

Bula de convocación del Jubileo extraordinario de la Misericordia. 2016 Mirada


“15.  En este Año Santo, podremos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuan- de
tos viven en las más contradictorias periferias existenciales, que con frecuencia el misericordia
mundo moderno dramáticamente crea. ¡Cuántas situaciones de precariedad y sufri-
miento existen en el mundo hoy! Cuántas heridas sellan la carne de muchos que no
tienen voz porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de la indiferencia
de los pueblos ricos. En este Jubileo la Iglesia será llamada a curar aún más estas
heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a
curarlas con la solidaridad y la debida atención. No caigamos en la indiferencia que
humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en
el cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo,
las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos
provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y
acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra
amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos rom-
per la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocre-
sía y el egoísmo”.

Redactar nuevamente el texto y leer

En vez de … escribir…
aislamiento, situaciones de violencia,
niños que no se quedan quietos, no es-
periferias existenciales cuchan las consignas, no respetan a los
compañeros ni al docente…

la familia o la escuela dramáticamente


el mundo dramáticamente crea
crean
no tienen voz porque su grito
no tienen voz porque su grito
se ha debilitado porque son niños
se ha debilitado

de la indiferencia de los padres, escuela,


de la indiferencia de los pueblos ricos sociedad…

la Iglesia será llamada a curar la Escuela será llamada a curar


las heridas de tantos hermanos
por las heridas de tantos niños y niñas
y hermanas

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Clase 1 Pág. 10
En la Audiencia del 13 de enero de 2016 Francisco
dice:
“En las Sagradas Escrituras, se presenta al Señor
como Dios misericordioso. Este es su nombre, a tra-
vés del cual Él nos revela, por así decir, su rostro y
su corazón. Él mismo, como narra el Libro del Éxodo,
revelándose a Moisés se autodefinió como: Señor,
Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico
en clemencia y lealtad (34, 6).
Después está escrito que el Señor es compasivo en
el sentido que nos concede la gracia, tiene compa-
sión y, en su grandeza, se inclina sobre quien es débil, siempre listo para acoger,
comprender y perdonar. Es como el padre de la parábola del Evangelio de san Lucas
¡Hace (cf. Lc 15, 11-32): un padre que no se cierra en el resentimiento por el abandono del
fiesta! hijo menor, sino que al contrario continúa esperándolo —lo ha generado— y después
corre a su encuentro y lo abraza, no lo deja ni siquiera terminar su confesión —como
si le cubriera la boca—, qué grande es el amor y la alegría por haberlo reencontrado; y
después va también a llamar al hijo mayor, que está indignado y no quiere hacer fies-
ta, el hijo que ha permanecido siempre en la casa, pero viviendo como un siervo más
que como un hijo, y también sobre él el padre se inclina, lo invita a entrar, busca abrir
su corazón al amor, para que ninguno quede excluido de la fiesta de la misericordia.
¡La misericordia es una fiesta!”

Debemos replantarnos, a la luz de la Palabra de Dios si somos capaces de hacer una


fiesta cotidiana de la misericordia, si estamos atentos para abrazar al más débil.

Podemos leer el texto completo en


http://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2016/documents/papa-francesco_20160113_udienza-generale.html

Dialoga 4• El catequista es una persona de diálogo


PDF adjunto: Rolando Martiñá, La Comunicación en la Escuela: “Que decimos más allá de
las palabras”.
Siempre comunicamos, siempre estamos diciendo algo, a través de palabras o a tra-
vés de gestos, incluso a través de lo que callamos o no hacemos.
“Todo mensaje contiene un nivel explícito y un nivel implícito. Esto supone que exis-
Nivel te una distancia (variable) entre lo que “se dice” y lo que “se comunica”. Retomando
implícito el caso del maestro vociferante, podemos considerar, para el nivel explícito, algo así
y como “no se debe gritar en clase”, acompañado, en el nivel implícito, por metamensa-
nivel jes del tipo: “mire, señor Director, cómo me ocupo de la disciplina”, o “no los aguanto
explícito más” o “no puedo con ustedes”, etc. Resulta obvio, dentro de este esquema, que el nivel
implícito está directamente relacionado con niveles profundos de la personalidad, es
decir con todo aquello que las personas sienten, desean o temen íntimamente y que
suele ser contradictorio con (o estar muy distanciado de) lo que piensan consciente-
mente y lo que suponen se espera de ellos en el cumplimiento de un determinado
papel”.

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Crecer en nuestra capacidad de comunicación consiste en cada vez más, comunicar lo
que somos. Cuando en el génesis dice que Adán y Eva estaban desnudos, no se refiere
a sin ropa. Se mostraban tal cual eran entre ellos y delante de Dios. Cuando entra el
pecado, cuando tenemos algo que esconder, necesitamos cubrirnos, no aguantamos la
mirada del otro. Para que exista verdadero diálogo, debemos despojarnos, poco a poco,
de aquello que no nos nuestra tal cual somos.
Pensemos en la escuela donde muchas veces pedimos una determinada conducta de
parte del niño contraria a sus gustos, a sus ganas. ¿Con quién dialogaremos? ¿Con el
que sabe qué tiene que decir para recibir elogios o buen concepto y así, transitar lo
mejor posible esos años de escuela?
Durante el encuentro de catequesis deberemos generar un ambiente en el cual el
niño sienta que puede opinar, puede decir lo que realmente piensa sin encontrar por Oficio de
eso una mala respuesta, o una mala cara, o una calificación desfavorable. alumno
El niño, ni bien entra a la escuela sabe que debe comportarse como alumno, debe
contestar lo que el maestro ya sabe. Si alguien en la calle nos pregunta la hora, es por-
que no tiene reloj y necesita saberla. En la escuela, cuando el docente nos pregunta
algo, ya sabe la respuesta. El niño se esfuerza por contestar, no aquello que él piensa,
sino lo que piensa el docente. ¿Todos los niños están de acuerdo con compartir? Sin
embargo es extraño que alguien lo exprese en la hora de catequesis. ¿Todos los niños
desean reconciliarse y tomar la primera comunión? ¿Lo dicen? El desafío es generar
espacios de verdadera libertad (en la medida que un niño puede hacerlo) para que se
establezca un diálogo auténtico.
El autor pone algunos ejemplos de mensajes contradictorios. También los damos en
catequesis. Decimos: Estamos llamados a ser santos. Luego añadimos: pero, es imposible
o sólo algunos lo logran, o somos pecadores…

Carmen Álvarez Álvarez, El diálogo en el aula para la educación de la ciudadanía.


PDF adjunto
Álvarez Álvarez plantea que las escuelas son antidialógicas si el intercambio en el
aula se reduce a hacer preguntas cerradas unidireccionalmente por parte del profesor
para ser respondidas por el alumno, si el profesor se convierte en el director de or-
questa que hace ejecutar una melodía ya escrita sin posibilidad de modificación por
parte del que la ejecuta y acapara la atención.

A partir de las condiciones que plantea para el diálogo en el aula, pensaremos el diá-
logo en la catequesis. Retomaremos este texto en la Clase 5, dónde trabajaremos la
metodología de la catequesis.

• Igualdad entre los miembros del grupo. El catequista debe favorecer la participación Igualdad
del que desee hacerlo. No se debe colocar como el que sabe y su palabra es la única
que vale. Tiene un papel de facilitador, de hacer circular la palabra y aclarar los temas
desconocidos, mantener el eje de la conversación…

• Reflexividad. Dar tiempo para contestar, permitir que el niño se vuelva hacia su Reflexividad
realidad, hacia sus conocimientos, darle tiempo para reflexionar la respuesta. Suele
ocurrir que los niños levantan la mano para contestar antes de que se hay terminado
de formular la pregunta o antes de que haya terminado de hablar un compañero.

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Clase 1 Pág. 12
Luego, cuando se le da la palabra, no sabe qué decir, no organizó la respuesta. Esta
condición se aprende y se enseña. El docente puede pedir que escriba cada uno la
respuesta en su cuaderno, en un papel (o en el celular), antes de decirla. Nunca debe
premiar o elogiar la rapidez en encontrar la respuesta adecuada. Puede sugerir que
piensen situaciones de su vida relacionadas con la pregunta…

Respeto •El respeto al reconocimiento mutuo. El docente nunca debe descalificar a un alumno.
Si piensa que dice algo para perder tiempo o como una falta de respeto, debe acercar-
se al niño y hablarlo. No lo debe tomar como algo personal. El niño está aprendiendo
a relacionarse con el otro, el catequista siempre debe actuar desde la misericordia.
También debemos mostrar que es necesario escucharnos porque a través de cada
uno de nosotros -grandes y niños- también habla Dios. Cuando leemos un texto de la
Biblia, los niños aportan elementos valiosos. El catequista debe rescatarlos, anotarlos
en el pizarrón o en su agenda. Qué bueno esto que dijiste, lo anoto para no olvidarlo.
Del mismo modo, puede citar a algún alumno de años anteriores. El año pasado, un
compañero dijo que aunque sea difícil perdonar siempre, como lo dijo Jesús, valía la pena
probar. Estos pequeños gestos, mientras sean auténticos, hacen que el niño descubra
que para nosotros su palabra es importante.

• La reiteración multiforme. Volver a trabajar los mismos temas, estimular el recuerdo,


Reiteración
hacer memoria. ¿Recuerdan cómo celebramos la Pascua el año pasado? Este texto, que ya
leímos otros años, ¿hoy qué nos dice?

Tolerancia • La tolerancia a la discrepancia y el aumento de autoestima. Dos características que


no pueden faltar en la catequesis. Permitir que el niño exprese lo que realmente pien-
sa y siente y hacerlos reconocer lo valiosos que son.

•Escucharnos con seriedad y atención y hablar con la verdad.


Verdad
Luego la autora presenta algunas estrategias concretas de mediación dialógica que
profundizaremos en la clase 5.

http://investigacionenlaescuela.es/articulos/71/R71_5.pdf

A la par 5• El catequista camina al lado y a la par.


Daniel Poli, No pongas los ojos en nadie más que en él / Quédate aquí, en vivo. (Reci-
tado del texto de Emaús y de Huellas por Juan Carlos Pisano)
https://www.youtube.com/watch?v=fKxzGb7398I
Leer Lucas 24, 12 - 35
Pongamos los ojos en Jesús, él se puso a la par, escuchó, dialogó, les explicó, se quedó
con ellos y lo reconocieron en la celebración, en la fiesta, en el compartir la comida.

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6• El catequista es paciente
Cada cosa tiene su tiempo, su momento… Paciente
La Biblia nos ayuda a comprender, rezar y profundizar de qué forma podemos acep-
tar, acompañar, esperar el proceso de cada uno y, el nuestro propio.

“Suban ustedes para la fiesta. Yo no subo a esa fiesta, porque mi tiempo no se ha


cumplido todavía”. Juan 7, 8

“Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado
todavía»”. Juan 2, 4

“Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de
este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo,
los amó hasta el fin”. Juan 13, 1

“Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
un tiempo para nacer y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
un tiempo para matar y un tiempo para curar,
un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
un tiempo para llorar y un tiempo para reír,
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
un tiempo para arrojar piedras
y un tiempo para recogerlas,
un tiempo para abrazarse
y un tiempo para separarse;
un tiempo para buscar
y un tiempo para perder,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
un tiempo para callar
y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar
y un tiempo para odiar,
un tiempo de guerra
y un tiempo de paz”.
Eclesiastés, 3, 1 -8

7• El catequista está inmerso en el mundo desde una perspectiva solidaria. Solidario


La solidaridad se puede trabajar desde muy pequeños porque se fundamenta en el
reconocimiento del otro como un hermano. Leer el PDF adjunto: Solidaridad. Sonrisa de Dios
regalada al Mundo. Santa Cruz - Casalá

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Actuar ACTUAR
Al comenzar la Clase 2 les pedimos que escribieran los diferentes aspectos del VER.
Luego de leer los textos del juzgar, y de rezar para encontrarnos con Jesús que
nos muestra el camino a recorrer, volvemos a leer nuestra realidad.
Cada uno debe pensar en como modificar su espiritualidad para transmitir a Jesús
con más entusiasmo. Este proceso es lo valioso de esta clase.
Foro
Proponemos compartir en el foro, las ideas que le hayan resultado más novedosas o
prácticas para la catequesis, o lo que le produjo leer los textos o escuchar las can-
ciones o ver el video.

Cuestionario.

? (No más de 700 palabras para cada punto)

1.- Señalar tres aspectos que considere fundamentales en la Espiritualidad del cate-
quista y justifique.

2.- ¿Qué acciones concretas se pueden realizar para favorecer el diálogo entre los
niños?

3.- ¿A través de qué acciones puede ayudar a los niños a desarrollar su espirituali-
dad?

Para rezar
Eduardo Meana, Como barro en tus manos

https://www.youtube.com/watch?v=N9npe3R8_1s

El día a día,
es taller simple y fraterno,
donde imaginar lo valioso
y lo bueno, donde modelar,
pacientes, el diseño de lo nuevo.

Volver al barro
es consagrar lo cotidiano,
es involucrarse
quedando embarrados,
es cuidar y amar
el rostro débil y frágil de lo humano.

El alfarero sostiene el barro para que sea lo que quiere ser, para lograr aquello que hay
dentro de sí. Pidamos ejercer este oficio, volvernos alfareros respetando el tiempo, la vida,
los deseos de los niños.

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