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LAS SUBCULTURAS

27-6-19

LAS SUBCULTURAS

CRIMINOLOGÍA

Universidad De Sucre
Programa de Derecho, Facultad de educación y ciencias
27 De junio 2019

DEFINICIÓN DE SUBCULTURAS

El concepto de subcultura nace en la sociología criminal para explicar la conducta desviada


de ciertas minorías, concretamente la criminalidad de jóvenes y adolescentes de clases
bajas organizados en bandas. Surge, en la época de los cuarenta, adquiriendo carta de
naturaleza con la famosa obra de Cohen “delinquen boys” (1995). El concepto subcultura
presupone la existencia de una sociedad plural con diversos sistemas de valores en torno a
los cuales se organizan los grupos desviados. En el caso especifico de la delincuencia
juvenil, como una decisión simbólica de rebeldía hacia los valores oficiales de las clases
medias, muy distinta de la actitud racional y utilitaria de la criminalidad de los adultos.
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Según Albert Cohen, la mayoría de los problemas de adaptación se solucionan de forma


normal, pero en algunos casos, las personas eligen soluciones desviadas; los motivos por
los cuales eligen esas alternativas desviadas, hay que buscarlo en los “grupos de referencia”
que tienen a su alrededor. Las personas seleccionan, en un primer momento, las soluciones
que son compatibles con las expectativas de sus grupos de referencia corrientes, pero
cuando estas soluciones no son adecuadas, se buscan otros grupos cuya cultura proporcione
respuestas adecuadas. Finalmente, la subcultura surge cuando hay un número de personas
con similares problemas de adaptación para los cuales no existen soluciones
institucionalizadas ni tampoco grupos de referencia alternativos que proporcionen otro tipo
de respuestas. Entonces, es muy probable que si las circunstancias los favorecen este grupo
de personas desubicado, acabe por encontrarse y unirse, creando una subcultura nueva, en
la que solucionen sus problemas de aceptación social.

CARACTERÍSTICAS DE LA DELINCUENCIA DE GRUPOS O BANDAS DE


CLASE SOCIAL BAJA.

Albert Cohen, en su obra Delinquent Boys, identifica cinco notas características de la


delincuencia de grupos o bandas de clase social baja. Se refiere a lo que él denomina
calidad no utilitaria, destructividad, negativismo total, gratificación inmediata y desafío a la
autoridad1. Juntas comprenden o integran la subcultura de la delincuencia:

a) No utilitaria o gratuita (nonutilitarianism): significa una delincuencia cuyos hechos no


persiguen un beneficio económico o un ánimo de lucro determinado, sino que en la mayoría
de los casos persigue otros objetivos que les permite alcanzar gloria o realizar proezas, lo
que les otorga una profunda satisfacción.

b) Maliciosa (maliciousness): la mayor parte de la actividad delincuente de las bandas


tienen como único propósito el causar daño y problemas a la gente, conseguir que su vida
resulte infeliz, incomoda y desagradable. Los actos de vandalismo son buenos ejemplos.

c) Negativa (negativismo): la subcultura delincuente no tiene unos valores y unas reglas


diferentes de las normas que rigen para la gente “respetable”, sino que se produce una
situación en la que se da una “polaridad negativa” con las normas de la clase media. Esto
es, la subcultura delincuente toma las normas de la cultura circundante, pero las invierte,
convirtiendo en justo para ellos, lo que resulta injusto para las normas de la cultura
circundante2. En palabras de DAVID, “parece derivar su sentido del hecho mismo de que
está prohibida”3.

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d) Hedonismo inmediato (short-run hedonismo): tienen poco interés en metas a largo plazo,
en planificar actividades y en desarrollar actividades que únicamente se puedan adquirir
mediante la práctica, la deliberación y el estudio. La subcultura delincuente busca una
gratificación inmediata. Son jóvenes impacientes, impetuosos y actúan por diversión
teniendo poco en cuenta las ganancias remotas y los costes4. Esta búsqueda de la
gratificación inmediata es la respuesta que ofrece COHEN para explicar la delincuencia
juvenil de clase media. A su juicio, la juventud de clase media se orienta hedónicamente
hacia lo que se denomina “cultura de la juventud”, caracterizada por la búsqueda de
placeres, satisfacciones y emancipación del control de los adultos. Esta conducta, según
COHEN, tiene motivaciones específicas que pueden generar conductas delincuentes.

e) Autonomía (group autonomy): los miembros de la subcultura delincuente se oponen a


toda restricción o control de su comportamiento excepto cuando este se debe a una
imposición informal por otros compañeros de su mismo grupo. Ellos desafían, desobedecen
o ignoran la autoridad ejercida por los padres, profesores y otros agentes de control social 5.
La subcultura delincuente proporciona a sus integrantes un propósito, una forma de vida,
que demanda lealtad, reciprocidad y colaboración mutua, subordinando los deseos o
aspiraciones personales a las demandas y prioridades del grupo.

INFLUENCIA DE LA ESCUELA EN LA TEORÍA DE LAS SUBCULTURAS


CRIMINALES.

Albert Cohen, al desarrollar su teoría ponía un especial énfasis en el papel de la escuela. Se


centraba en los jóvenes de clase social baja y la tensión o preocupación que les invadía al
tener que medirse en desigualdad de condiciones con los jóvenes de clase media. Según su
teoría:

1. Muchos jóvenes de clase baja (especialmente varones) obtenían malos resultados en


la escuela.
2. El rendimiento escolar está en relación con la delincuencia.
3. El mal rendimiento escolar es el resultado de un conflicto entre los valores
dominantes de la clase media predominantes en el sistema escolar y los valores de
los jóvenes de clase baja.
4. Los delincuentes juveniles de clase baja forman subculturas delincuentes buscando
reducir su frustración y obtener un mejor concepto de sí mismos, manteniendo
valores antisociales.

Resumiendo, el joven en conflicto o inadaptado puede optar por tres alternativas:

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1.- Incorporarse al ámbito cultural de los jóvenes de clase media, aunque suponga competir
en inferioridad de condiciones.

2.- Integrarse en la cultura de otros jóvenes de la calle, renunciando a sus aspiraciones.

3. Integrarse en una subcultura delincuente

LA SUBCULTURA DE LOS DELINCUENTES JUVENILES DE ALBERT COHEN.

Si el conflicto fines-medios da origen a conductas desviadas solitarias, el castigo posible


produciría en el sujeto duda o incertidumbre. Ya que el problema que se enfrenta es de
estatus y autorrespeto, y la solución requiere de aceptación y reconocimiento por otras
personas y por ellos mismos, la respuesta debe ser por entes colectivos, para que esto
suceda los jóvenes deberían ser aceptados en la sociedad.

En cuanto atañe al contenido de la subcultura de los delincuentes juveniles, Cohen rechaza


la fácil identidad entre delitos de la misma naturaleza cometidos por jóvenes y por adultos,
la diferencia para el no supone enfrentar “aprendizaje” a “maestría” o mayor o menos
posibilidad de enmienda, sino básica discrepancia en cuanto a significados y motivaciones
de los actos criminales. Estos actos tienen unos rasgos diferenciales profundos, porque “no
todos los delitos cometidos por jóvenes postulan rasgos de malicia y negativismo”

Según lo que dice el autor se nota que las características o rasgos de malicia son “el goce
de los jóvenes ante el desconcierto de los otros” esta hostilidad se revela ante los adultos y
ante las personas que no están por decirlo de algún modo “en sus pandillas”. El termino
negativismo aparece muy ligado al anterior, acá el autor agrega otras características
distintivas, tales como la versatilidad y el hedonismo. La versatilidad implica los diferentes
cambios que se hacen en la actividad delictiva, porque no siempre se delinque de la misma
manera, siempre la ocasión formara al mejor delincuente. Así. El hedonismo es como lo
que esperan los jóvenes de cualquier esquina, ellos delinquen pero no tienen una meta a
largo plazo.

Cohen señala que un ingrediente muy importante para pertenecer a una pandilla es la
familia. “El nivel socioeconómico, la edad de los padres, el número de hijos y duración de
la pareja Son uno de los factores Influyentes en los comportamientos de los jóvenes, la poca
atención y la discriminación los convierte en delincuentes y personas no aceptadas por la
sociedad” [3]. Eso se debe a que la poca comprensión y la falta de interés hacia ellos hace
que busquen el cariño y aceptación en los lugares equivocados, lo que hace que cada vez
quieran más estatus, pues esto lo hacen como una forma de venganza con la sociedad e
incluso con su familia porque han sido tan marginados que crean en sus mentes una serie de
secuelas difíciles de superar.
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LA SUBCULTURA DE LA POBREZA

El concepto de subcultura de la pobreza debe vincularse necesariamente con las


proposiciones de Walter B. Miller, de Harold d. Lasswell, de Oscar Lewis, asimismo con
las reservas formuladas por j. Milton Yinger.

Para Walter B Miller: “La subcultura de la pobreza es una generadora de delincuencia en


pandillas” Lo cual es relativo ya que como se ha visto, hasta de las familias más pobres ha
salido el mejor de los profesionales o la mejor de las personas. “Oscar Lewis” desarrolla el
concepto de “contramores”. Milton Yinger, por su parte en penetrante ensayo de 1960,
precisa una importante distinción entre subcultura y contracultura.

La cultura de la pobreza es una teoría social que se expande en el ciclo de la pobreza. Los
defensores de esta teoría argumentan que los pobres no son simplemente carentes de
recursos, sino que también tienen un sistema de valores único. Según Oscar Lewis, "La
subcultura de los pobres se desarrolla mecanismos que tienden a perpetuarse, sobre todo
porque de lo que ocurre con la visión del mundo, las aspiraciones, y el carácter de los niños
que crecen en él." (Moynihan 1969, página. 199). Lewis luchó para hacer "los pobres"
como sujetos legítimos cuyas vidas fueron transformadas por la pobreza.

La gente en la cultura de la pobreza tienen un fuerte sentimiento de marginalidad, de


impotencia, de dependencia, de no pertenecer, son como extranjeros en su propio país, esto
es un sentimiento generalizado. Los jóvenes de la llamada subcultura de la pobreza son
llamados delincuentes vandálicos, ya que los controles sociales son tan pobres que los
toman más bien como un juego. Esto es motivo de la depravación y las múltiples
frustraciones. Según esto la pobreza puede generar subculturas y evitar una generalización
ofensiva que haga concebir a todos los pobres como serios candidatos a la conducta
desviada.

SUBCULTURAS SEGÚN LOS AUTORES R. CLOWARD Y L. OHLIN.

Estos autores escriben en 1960 Delinquency and Opportunnity: A Theory of delincuent


Gangs (Delincuencia y Oportunidad: Una Teoría de las bandas). Para ellos en toda sociedad
coexisten subculturas independientes, entre las cuales está la subcultura criminal, que
definen como aquella en la cual resultan indispensables para el desempeño de sus roles
dominantes (status maestro) ciertas formas de actividad delictiva.

Al igual que Cohen, entienden que el origen de la subcultura desviada está en la frustración
que sienten los jóvenes de clase baja al intentar sin éxito lograr el nivel económico y el
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status social de otros grupos sociales. Cuando pretenden alcanzar el triunfo, tal y como éste
se define socialmente, siguiendo las pautas institucionalizadas, pronto se dan cuenta de que
las condiciones en que se encuentran les impiden alcanzar tales objetivos de forma legítima,
optando por alcanzarla mediante acciones menos ortodoxas, una vez concienciados del
grado real de probabilidad de alcanzarlos.

En vez de asumir individualmente el fracaso, como están educadas para hacer las clases
medias, los jóvenes de clase baja lo atribuyen sobre todo al tipo de sociedad en que viven,
adquiriendo conciencia de la injusticia de las normas oficiales que privan a determinados
grupos de las vías legítimas de progreso social. Esta toma de conciencia les inducirá a
unirse con sus semejantes formando parte de una subcultura desviada, dentro de la cual
encontrarán el respaldo necesario para dominar sentimientos de deshonra, temor al castigo
y mala conciencia, al recibir aprobación y oportunidades reales de conseguir el éxito
personal. Y estas oportunidades son diferentes (oportunidades diferenciales)

De hecho, más que las tensiones socioculturales, lo que realmente explica la desviación es
la oportunidad real que el sujeto tiene de desviarse. En toda sociedad existen diferentes
grados de acceso a medios legítimos e ilegítimos de lograr el éxito social y, por ello, existen
formas de comportamiento desviado, distintas modalidades de desviación. La forma
concreta de desviación que un individuo adopte no depende de variables como sexo o edad,
sino del ambiente social concreto en que se “mueva”; si en una determinada área ecológica
se proporciona a los individuos un mayor número de oportunidades de éxito a través de
acciones delictivas, tales sujetos harán uso de estas posibilidades: se asociarán con otros
jóvenes y formarán una banda.

Frente al concepto unitario de subcultura de Cohen, C. y O. distinguen tres tipos, que


suponen formas distintas de organización, estructura y medios de adaptación u
oportunidades a quienes residen en ellas:

1. Subcultura criminal: Característica de barrios donde la delincuencia adulta se encuentra


integrada en el tejido social. En ella el joven encuentra oportunidades efectivas para
delinquir, pero además puede aprender de modo altamente formalizado las pautas
desviadas, los códigos, las técnicas concretas. El propio entorno sirve de mecanismo de
control, impidiendo acciones o el uso de medios que pondrían en peligro la supervivencia
de la propia cultura: riesgos innecesarios, uso irracional de la violencia, etc.

En un barrio así, el joven que encuentra bloqueadas sus posibilidades legítimas de alcanzar
las metas de la cultura general, puede hacer carrera integrándose en la estructura de
oportunidades ilegítimas que le brinda su entorno. El prototipo sería el delincuente
profesional organizado.
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2. Subcultura conflictual: Pero no todos los barrios en los que existe una alta tasa de
actividades desviadas presentan un alto grado de integración y organización social, más a
menudo nos encontramos con barrios pobres y desorganizados, con alta movilidad social y
geográfica, cuyos habitantes viven en condiciones de alta precariedad. Los valores
desviados no están integrados con los de la sociedad convencional, pero tampoco con la
sociedad del crimen organizado, por lo que tampoco existe una estructura estable de
oportunidades de delinquir, como consecuencia la criminalidad tiene un marcado carácter
individualista (sin el apoyo de otros) y económicamente es poco rentable.

Todo ello incrementa notablemente el desencanto, la frustración de los jóvenes, dado que
viven en áreas en las cuales el triunfo no puede lograrse de forma convencional ni poseen
modelos adultos para adquirirlo de forma ilícita, la única forma de lograr cierto status social
(reputación, prestigio) es manteniendo un conflicto permanente mediante la violencia con
otras bandas y con el entorno general. El prototipo de sujeto es el macarra, que se gana el
respeto por la fuerza de los puños o de las armas, que atenta contra personas y propiedades
y que puede formar parte o liderar bandas cuya estructura se basa en la fuerza física, el
honor de pertenencia, la solidaridad interna y la lucha permanente contra otras bandas .

3. Subcultura evasiva o abstencionista: Finalmente existen individuos y áreas que no han


obtenido éxito social ni siquiera mediante el delito, por lo que se encuentran en una
situación de doble fracaso: el acceso a una cultura delictiva no es siempre fácil, necesitas
contactos, conexiones sociales, además requiere inhibir valores y normas convencionales,
lo cual no es siempre fácil y menos sin apoyos de grupo. El integrante de esta cultura, es un
sujeto residual, que no ha conseguido integrarse en una subcultura desviada ni en una
convencional, que se refugia en la droga o el alcohol como forma de manifestar su
indiferencia ante el mundo convencional, del que se evade. Para hacer frente a sus hábitos
desarrolla una serie de actividades delictivas: tráfico de drogas, prostitución, delitos no
violentos, etc.

El yonqui, lograría su status justamente desde su actitud de distanciamiento de la sociedad


oficial, perteneciendo a una cultura, la de la droga, más difusa y desestructurada que
cualquiera de las anteriores. Estos tres tipos de subcultura cambian con el tiempo en
función de las transformaciones que se produzcan en el barrio pobre. El propio slum es
objeto de una evolución según se va asimilando la población inmigrada:

– En un primer momento los jóvenes inmigrados recurren al uso de la violencia para


conseguir un status dentro del barrio.

– Posteriormente se organizan para lograr provecho del nuevo status adquirido: prestigio,
poder, contactos, etc., son elementos de los que se puede extraer rendimiento. Ahora ya no
utilizarán la violencia de forma gratuita, sino que el uso de su poder será más funcional.
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– En una última fase, una vez obtenido status económico y social suficiente abandonarán el
slum, en el cual sólo quedarán los fracasados, quienes volverán al uso de la violencia o se
replegarán en subculturas abstencionistas.

Como vemos, este modelo de subcultura es más explicativo, en el sentido de que captan
mejor la gran complejidad del mundo urbano de la desviación juvenil al entender la
existencia de diversos grupos.

Por otra parte el modelo de Cohen apuesta por una subcultura juvenil desviada no utilitaria,
maliciosa y destructiva que no tiene por qué ser necesariamente así, tal y como demuestran
los altos índices de delincuencia patrimonial detectados en el slum. Bien es cierto que
buena parte de estos atentados contra la propiedad privada pueden tener su origen en una
insatisfacción genérica respecto de las condiciones de vida en el slum, frente al bienestar
propuesto por la sociedad convencional, pero no siempre el móvil es éste. La irracionalidad
generalizada de las subculturas juveniles no es un hecho comprobado, en muchas ocasiones
tal irracionalidad no es tal, y los delitos corresponden al intento racional de satisfacer
necesidades, aunque por cauces ilegítimos. El análisis de C. y O. Ha tenido importantes
aplicaciones en política criminal en cuanto a tratamiento y rehabilitación de delincuentes en
programas de lucha contra la pobreza.

Finalmente, frente a Cohen, la subcultura del joven de clase baja no está en directa
oposición con la cultura de clases medias, no existe esa polaridad negativa de que hablaba
Cohen: muchos jóvenes delincuentes comparten, no obstante, los valores y las metas de la
sociedad oficial, siendo la ausencia de vías legítimas para alcanzar el éxito el factor
explicativo de la desviación. No serán necesarios cambios en la estructura básica de las
actitudes de los individuos, sino la creación de oportunidades legítimas por parte de los
poderes públicos. En general, los estudios realizados entre jóvenes delincuentes de clases
medias y altas parecen demostrar que los delincuentes de clase baja serían más rudos,
fuertes, violentos, peligrosos y audaces. Mientras que los de clase media se sienten más
leales, inteligentes, refinados y pulcros que los de clase baja. Con lo que en un área
concreta podrían coexistir diversos tipos de banda descritos por Cloward y Ohlin
(criminales, conflictivas y abstencionistas) y no existirían modelos de comportamiento
particularizados. Tampoco el componente fundamental de clase social como genético de la
subcultura se libraría de la polémica. Para unos autores existe una cultura de clase baja real
y diferenciada, autónoma e independiente. Para otros la relación entre subcultura y clase
social es mucho más débil e incluso inexistente, concediendo mayor importancia a
conflictos generacionales.
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CIBERGRAFÍA

 Teoría de las subculturas subculturasenmedellin.blogspot.com


 Libro: Subculturas criminales - 9789567799473 - Sánchez Rodríguez, Sergio - ·

Marcial Pons Librero


 Criminología. Tipos de subculturas delictiva by Andre Montealegre on

Preziprezi.com
 LA TEORÍA DE LAS SUBCULTURAS DELICTIVAS Y LA CULTURA DE LA

BANDA. - Derecho a Réplicaderechoareplica.org

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