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o. lgo salió mal cuando Vitali- sus visitantes: “Eso es
n na se disponía a dar a luz a su se- todo. No tengo mucha ropa esta
n gundo hijo en Santo Tomé y Prín- semana”.
cipe, una pequeña nación insular frente Pero las mujeres adventistas no le cre-
a a la costa de África occidental. yeron, y registraron la casa. Lavaron la
o Comenzó a sangrar mucho y los médicos pila de ropa sucia que encontraron escon-
ar usaron por error el tipo de sangre equi- dida en una esquina.
e vocado para hacerle una transfusión. El Vitalina oró para que Dios la ayudara a
bebé nació sano y salvo, pero Vitalina sobrevivir. Después de un tiempo, logró
d- sufrió una infección grave, razón por la obtener una vieja máquina de coser ma-
os que los médicos decidieron amputarle nual y se esforzó en aprender por sí sola
ambas piernas. a cortar tela y hacer pantalones.
mi Vitalina tenía apenas 19 años cuando Un miembro de la iglesia trataba de
r- esto ocurrió. conversar de temas bíblicos con Vitalina,
a Nueve meses más tarde, cuando regresó pero en realidad ella no estaba interesada.
é a casa, descubrió que su esposo se había No quería cambiar su dieta.
conseguido otra mujer. Apenas perma- Un día, del año 2012, un pastor adven-
e neció unos pocos días en casa luego de tista dirigió una serie de evangelización
n que ella había vuelto. de dos semanas.
n Vitalina cayó en una depresión profunda “Cuando fui a la serie de evangelización,
e y pensó en suicidarse. comencé a darme cuenta de lo maravilloso
á Entonces, una anciana que era adven- que Dios había sido conmigo –cuenta
tista la comenzó a visitar. La mujer recogía Vitalina–. Él respondió mi petición de que
n- la ropa sucia de Vitalina y la llevaba a un me ayudaran a aprender a utilizar la má-
río cercano para lavarla todas las semanas. quina de coser para poder ganar dinero.
er La anciana siguió lavando la ropa durante Esa fue una de las razones por las que
s- un tiempo, hasta que su médico le pidió acepté el evangelio”.
o que no se metiera más en el río por razones Vitalina asistió todas las noches y se
e. de salud. bautizó. Deseosa de compartir su nueva
La anciana pidió a otros miembros de fe, contaba su testimonio personal a todos
a la iglesia que por favor colaboraran lavan- los que quisieran escucharlo.
do la ropa de Vitalina. “Mírenme –le decía a la gente que la
Vitalina estaba muy agradecida por la visitaba en su casa–. Dios está obrando
ayuda, pero no se sentía cómoda. en mí y ahora puedo trabajar. Dios es ma-
o “Me hacía sentir mal, porque yo no era ravilloso y deben confiar en él”.
adventista –cuenta ella–. No podía enten- Gracias a su testimonio, Vitalina con-
der por qué se esforzaban en lavarme la venció a siete personas para que fueran
s ropa”. con ella a la Iglesia Adventista, ubicada a
el Ella solo les daba unas pocas prendas tres kilómetros de distancia. Vitalina les
para lavar y ocultaba el resto en la habi- pagó el boleto de autobús y ahora los siete
tación. Durante dos semanas, les dijo a son miembros bautizados de la iglesia.
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