Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La Teología de la Liturgia
Teología de la Celebración
Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia (SC
26)
Generalidades
página 1 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
Entonces, para que la Liturgia sea una Celebración, es necesario que asuma y
transforme la vida, y para ello tener una comunidad viva, porque participa de la vida, es
decir, es solidaria con “los gozos y esperanzas, tristezas y angustias” de nuestro
pueblo. Sólo una comunidad solidaria con la historia, que vive inserta en el proceso del
país podrá rezar válidamente sin alienación.
La celebración tiene como núcleo central el Misterio Pascual del Señor. Este Misterio
Pascual del Señor debemos descubrirlo y celebrarlo en nuestra historia, pues Él nos
salvó en la historia y nos sigue salvando en ella.
En el lenguaje común latino estas palabras tenían como objeto las fiestas paganas, los
página 2 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
juegos del circo y los espectáculos en general, con un evidente matiz popular,
comunitario e, incluso, religioso. La palabra celebrar y sus derivadas se cargaron de
acepciones honoríficas, para con los dioses y para con los hombres que eran venerados
–por ejemplo, los héroes de la guerra o los atletas-, aludiendo también a las
manifestaciones externas del honor y la veneración (boato, solemnidad, etc.).
1. Desde la antropología
La celebración quiere ser algo vivo, no aprisionado por una lógica fría y desencarnada
(el texto y la ceremonia son un medio al servicio de los fines de la celebración).
Celebrar es sinónimo de «hacer fiesta», o sea, jugar en el sentido más positivo de este
término. Por eso celebrar es una actividad libre, gratuita, desinteresada, inútil, es decir,
no utilizable con fines extrínsecos, aunque llena de sentido y orientada a poner en
movimiento las energías del espíritu y la capacidad de trascender lo inmediato y
ordinario para abrirse a la belleza, a la libertad y al bien. Celebrar es presentimiento y
anticipo de la eternidad.
página 3 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
1. Debemos rescatar el carácter de “acción total”, tanto a nivel personal y social que
posee la celebración. Por lo tanto, la celebración tiene una dimensión ritual: celebrar es
actuar ritualmente, de manera significativa, movidos por un acontecimiento. En este
sentido la celebración es la liturgia de la acción. Desde este punto de vista la
celebración posee cuatro componentes: el acontecimiento que motiva la celebración, la
comunidad que se hace asamblea celebrante, la acción ritual y el clima festivo que lo
llena todo.
página 4 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
El silencio en la liturgia
Nos dice san Juan Clímaco en su libro “Escala espiritual”: “el silencio inteligente es
madre de la oración, liberación del atado, combustible del fervor, custodio de nuestros
pensamientos, atalaya frente al enemigo... amigo de las lágrimas, seguro recuerdo de la
muerte, prevención contra la angustia, enemigo de la vida licenciosa, compañero de la
paz interior, crecimiento de la sabiduría, mano preparada de la contemplación, secreto
camino del cielo “ (Escalón 11–30).
Nos dice el papa Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con
motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre
la Sagrada Liturgia: “Un aspecto que es preciso cultivar con más esmero en nuestras
comunidades es la experiencia del silencio. Resulta necesario para lograr la plena
página 5 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
resonancia de la voz del Espíritu Santo en los corazones y para unir más estrechamente
la oración personal con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia. En una sociedad
que vive de manera cada vez más frenética, a menudo aturdida por ruidos y dispersa en
lo efímero, es vital redescubrir el valor del silencio. No es casualidad que, también más
allá del culto cristiano, se difunden prácticas de meditación que dan importancia al
recogimiento. ¿por qué no emprender con audacia pedagógica, una educación
específica en el silencio dentro de las coordenadas propias de la experiencia cristiana?
Debemos tener ante nuestros ojos el ejemplo de Jesús, ´el cual salió de casa y se fue a
un lugar desierto, y allí oraba´(Mc 1, 35). La liturgia, entre sus diversos momentos y
signos, no puede descuidar el del silencio” (n. 13).
página 6 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
Por eso urge hacer silencio en la iglesia antes de la misa, o de un bautismo, o de una
boda... Hemos entrado en el recinto sagrado y hay que preparar el corazón, que será el
terreno preparado donde Dios depositará la semilla fecunda de la salvación.
Antes del “Yo confieso”: es un silencio para ponernos en la presencia de las tres veces
santo, reconocer nuestra condición de pecadores y pedirle perdón, y de esta manera
poder entrar dignos a celebrar y vivir los misterios de pasión, muerte y resurrección de
Cristo.
página 7 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
milagro eucarístico. Es un silencio donde nos unimos a ese Cristo que se entrega por
nosotros.
Después de la comunión, viene el gran silencio. Silencio para escuchar a ese Dios que
vino a nuestra alma, en forma de pan, silencio para compartir nuestra intimidad con Él.
Silencio para ponernos en sus manos. Silencio para unirnos a todos los que han
comulgado y encomendar a quienes no han podido comulgar. ¡Aquí está la fuerza de la
comunión!
Es muy aconsejable, después de la misa quedarse unos minutos más en silencio, para
poder agradecer a Dios este augusto y admirable sacramento, al que nos ha permitido
participar en la santa misa. En los demás sacramentos también hay momentos de
silencio fecundo:
En las ordenaciones sacerdotales: cuando el obispo impone las manos sobre la cabeza
de ese diácono que en breve será consagrado sacerdote... Es un silencio sobrecogedor.
¡En ese momento viene el Espíritu Santo y a ese hombre le concede Dios la gracia de
ser sacerdote, ministro de Dios, que “obra en nombre de Cristo, Maestro, Pastor y
Pontífice, y actúa en su persona” , otorgándole el poder de consagrar el pan y el vino en
el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y el poder de confesar los pecados, en nombre de
Cristo! Lo convierte Dios de simple hombre a ministro de su gracia para la salvación del
mundo.
En un momento antes de la bendición de los novios: silencio para pedir a Dios la gracia
de la fidelidad de los nuevos esposos.
página 8 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
El domingo es, desde el punto de vista histórico, la primera fiesta cristiana; más aún,
durante bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos comenzaron enseguida a
celebrarlo, pues ya hablan del domingo la primera carta a los corintios (16, 1), el libro de
los Hechos (20, 27), la Didaché (14, 1) y el Apocalipsis (1, 10).
Al inicio se le llamaba el día del Señor, el día primero de la semana, el día siguiente al
sábado, el día octavo, el día del sol. Hoy ya lo llamamos domingo.
Tal vez una de las más importantes tareas cristianas de la actualidad sea la de devolver
al domingo su carácter sagrado, litúrgico. Devolución que entrañará dos fases: retomar
nosotros mismos el carácter sacro propio de ese día; y procurar que los demás también
lo comprendan y lo asuman.
He dicho devolución porque quizá la pérdida del sentido sagrado del domingo sea una
de las señales más claras de esta situación de desacralización o secularismo que
caracteriza al mundo actual.
“Domingo”, “Día del Señor”, como queriendo decir “Día para el Señor” es uno de esos
elementos en que se concentran y resumen todas las más importantes líneas de
contenido del mensaje cristiano.
Por eso, ya Juan XXIII en su famosa encíclica “Pacem in terris”, del 15 de mayo de
1961, a los 70 años de la “Rerum Novarum” decía en el número 252: “Para defender la
dignidad del hombre como creatura dotada de un alma hecha a imagen y semejanza de
Dios, la Iglesia ha urgido siempre la observancia del tercer mandamiento del Decálogo:
“Acuérdate de santificar las fiestas”. Es un derecho de Dios exigir al hombre que
página 9 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
A propósito del domingo, dice la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia: “La
Iglesia, por una tradición apostólica que tiene su origen en el día mismo de la
resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es
llamado, con razón, “Día del Señor” o domingo. En este día, los fieles deben reunirse a
fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la eucaristía, recuerden la
pasión, resurrección y la gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios que los “hizo
renacer a la viva esperanza, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1
Pe 1, 1). Por eso, el domingo es la fiesta primordial que debe presentarse e inculcarse a
la piedad de los fieles de modo que sea también día de alegría y de liberación del
trabajo...El domingo es el fundamento y el núcleo del año litúrgico.
Del domingo con el sábado judío, del que nos habla el Antiguo Testamento
El sábado judío contiene algunos elementos que anuncian lo que será nuestro domingo.
El sábado judío era el día del descanso. Dios cesó de toda la tarea que había hecho (cf
Gn 2, 2). Dios bendijo ese día y lo santificó (cf Gn 2, 3). Es también, más tarde, el día
para la reunión sagrada (cf Lev 23, 3), para presentar ofrendas al Señor (Lev 24, 5-9).
Es, además, día para recordar las maravillas que obró el Señor en Egipto, al realizar la
liberación de su pueblo amado (cf Deut 5, 12-15). Es un día para imitar a Dios y para
santificarse el hombre (cf Is 1, 11-19; 58, 13-14; Ez 22, 26). Esta fiesta del sábado es
para todos, no sólo para quien es judío, sino también para quienes están vinculados con
él (cf Ex 20, 10).
¿Por qué el cristianismo pasó el día de descanso para el domingo y no para el sábado?
página 10 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
La primitiva comunidad cristiana, guiada por el Espíritu Santo y conducida por los
apóstoles, ya desde el comienzo de su existencia, después de Pentecostés, comenzó a
celebrar este primer día con clara intuición del cambio operado desde el Antiguo
Testamento (sombra, profecía, anuncio) al Nuevo Testamento (luz, cumplimiento,
realidad).
A partir de este contenido fundamental del domingo, día de la resurrección del Señor,
Luz del mundo, podemos comprender sus restantes significados y el mensaje concreto
para nuestras vidas, siguiendo la carta apostólica de San Juan Pablo II sobre el
Domingo del 31 de mayo de 1998. He aquí el resumen de esta carta:
Domingo, día de Cristo: el día del Señor resucitado y el don del Espíritu.
Domingo, día de los días: el domingo, fiesta primordial, reveladora del sentido del
tiempo. Así, pues, el domingo es el día de la Trinidad Santísima, porque el culto que en
Cristo y por Cristo tributamos a Dios, es culto al Padre, por el Hijo, en el Espíritu. Es,
además, el día de la “Pascua semanal”. Cada domingo es una Pascua en pequeño. Ya
que la Pascua del Señor es el centro, la cumbre y la fuente de la historia de la salvación.
página 11 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
página 12 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
San Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del
cuadragésimo aniversario de la Constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice
lo siguiente: “Es importante introducir a los fieles en la celebración de la Liturgia de las
Horas, que, como oración pública de la Iglesia, es fuente de piedad y alimento de la
oración personal. No es una acción individual o privada, sino que pertenece a todo el
cuerpo de la Iglesia...Por tanto, cuando los fieles son convocados y se reúnen para la
Liturgia de las Horas, uniendo sus corazones y sus voces, visibilizan a la Iglesia, que
celebra el misterio de Cristo. Esta atención privilegiada a la oración litúrgica no está en
contraposición con la oración personal; al contrario, la supone y exige, y se armoniza
muy bien con otras formas de oración comunitaria, sobre todo si han sido reconocidas y
recomendadas por la autoridad eclesial” (14).
Es el resultado de un proceso por el cual aquella doble exhortación del Señor Jesús a la
oración y a la oración comunitaria se va estructurando en una serie de súplicas que,
distribuidas a lo largo de cada jornada, impregnan todo el día. Germen de esto lo
podemos encontrar en la primitiva comunidad cristiana que se reunía para la oración (cf
Hech 2, 42). 46).
Ciertamente no es una oración cualquiera. Es, más bien, una plegaria litúrgica, oficial,
que vincula en la misma plegaria a todos los fieles de todos los lugares, por lo que se
realiza aquello de que, aunque sea una multitud dispersa a través del mundo, “tiene un
solo corazón y una sola alma” (Hech 4, 32) y busca tener también una sola voz,
uniéndose en las mismas palabras. “De esta manera las oraciones hechas en común
poco a poco se ordenaron como una serie definida de “horas” (o momentos). Esta
Liturgia de las Horas u Oficio Divino, enriquecido por las lecturas, es, sobre todo, oración
de alabanza y de súplica y también oración de la Iglesia con Cristo y a Cristo”
(Instrucción General, n. 2).
Por esto podemos comprender que la Liturgia de las Horas es una nueva manera de
ejercicio de la participación del sacerdocio de Cristo, por lo que constituye un derecho
página 13 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
de todo bautizado y una dignidad de la que nadie debería sentirse al margen. Y por eso,
hay que desterrar definitivamente la idea de que esta Liturgia de las Horas sea tarea que
compete sólo a los sacerdotes y a los religiosos y religiosas de especial consagración.
Todo el pueblo de Dios está llamado a tomar parte en ella. Por lo que la constitución
conciliar sobre la Sagrada Liturgia expresa: “Se recomienda a los laicos que recen el
Oficio Divino o con los sacerdotes o reunidos entre sí e incluso en particular”(n. 100). Y
unos números atrás nos decía la misma constitución conciliar: “La función sacerdotal de
Jesucristo se prolonga a través de su Iglesia que sin cesar alaba al Señor e intercede
por la salvación de todo el mundo no sólo celebrando la eucaristía, sino también de
otras maneras, principalmente recitando el Oficio Divino”(n. 83).
A propósito de lo cual, resulta positivo incluso para nosotros, hombres del siglo XXI,
recordar las palabras de san Juan Crisóstomo, que no han perdido actualidad: “Porque
somos hombres, nos relajamos y distraemos fácilmente. Por eso, cuando una hora, o
dos o tres después de tu plegaria, te das cuenta de que tu primer fervor se ha entibiado,
recurre lo más pronto posible a la oración y enciende de nuevo tu espíritu que se enfría.
Si haces esto durante todo el día, encendiéndote a ti mismo por frecuentes plegarias no
darás ocasión al demonio para tentarte o para que entre dentro de tus pensamientos”.
página 14 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
Y ya mucho antes de san Juan Crisóstomo, las Constituciones Apostólicas del siglo II-III
recomendaban a los cristianos: “Debéis orar por la mañana, a la hora tercia, sexta,
nona, a la tarde y al canto del gallo”.
Oración al finalizar las tareas, de las seis a las ocho de la tarde: Vísperas
Un himno inicial que –poéticamente- nos ubica en el momento propio en que se hace la
plegaria.
Tres salmos.
Una lectura bíblica: extensa en el "Oficio de Lecturas", menos extensa en las restantes
horas
página 15 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
Oración conclusiva. En el "Oficio de Lecturas" hay, además, una segunda lectura más o
menos extensa, referida a diversos temas y tomada de los Santos Padres o de los
Santos festejados.
Catequesis en audio:
Conoce la importancia de seguir las normas litúrgicas para salvaguardar la grandeza del
misterio que se celebra en la Santa Misa
página 16 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
https://youtu.be/2cZZ1YID7Pw
Auto Evaluación.
- Ecclesia De Eucharistia
- Redemptionis Sacramentum
Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía
página 17 / 18
1.2 Catequesis sobre la Liturgia
Catholic.net
https://twitter.com/Catholic_Net
https://www.instagram.com/catholicnet/
https://es-la.facebook.com/Catholic.net.es/
https://plus.google.com/u/0/+Catholic_Net
página 18 / 18