La secretaria de salud (1994) define la diabetes como una enfermedad crónico-
degenerativa, ocasionada por diversos factores, y entre sus diferentes tipos se toman en cuenta factores como la predisposición hereditaria, los factores ambientales y de estilos de vida, así como que se caracteriza por hiperglucemia crónica (altos niveles de azúcar en sangre por periodos prolongados) debido a la deficiencia en la producción o acción de la insulina, lo que afecta al metabolismo de los carbohidratos, proteínas y grasas.
Sin embargo la Asociación Americana de Diabetes (ADA de sus siglas en inglés)
(2014) define a la diabetes mellitus (DM) como un «grupo de enfermedades metabólicas» caracterizadas por hiperglucemia, resultado de defectos en la secreción de insulina, acción de la misma, o ambos. Además, la hiperglucemia crónica de la DM se asocia con disfunción e insuficiencia de ojos, riñones, nervios, corazón y vasos sanguíneos.
Los síntomas de hiperglucemia incluyen poliuria, polidipsia, pérdida de peso, en
ocasiones con polifagia, entumecimiento de las extremidades, dolores (disestesias) de los pies, fatiga y visión borrosa. Susceptibilidad a ciertas infecciones recurrentes o graves también pueden acompañar a la hiperglucemia crónica. Las consecuencias agudas y potencialmente mortales de la diabetes no controlada son la hiperglucemia con cetoacidosis (más común en la diabetes de tipo 1 que en la de tipo 2) o el síndrome hiperosmolar no cetónico. (Brutsaert, E. F. 2017)
(OMS) La diabetes tipo 2 (también llamada no insulinodependiente), representa el 90
% de los casos mundiales y se debe, a un peso corporal excesivo, los hábitos de alimentación inadecuados y a la inactividad física. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT 2012) la prevalencia de obesidad y sobrepeso era de 71.3% y al compararla a la de 2006 del 69.7% representó un incremento del 12% (Barquera S., et al,. 2012). Winkvist A, Hultén B, Kim J-L, et al. (2016) mencionan que el cambio epidemiológico se manifestó tanto en países ricos como pobres, así como en niños, adolescentes y adultos. “El automonitoreo es el análisis de glucosa (azúcar) que las personas con diabetes realizan en su casa, lugar de trabajo, escuela, o cualquier otro lugar, de acuerdo a las indicaciones de su profesional de la salud. Para hacerlo se debe de utilizar glucómetros ya que la medición de la glucosa en orina no es aceptable” (SSA 2010).
Velasco, M. (2016) menciona que el automonitoreo no es una tarea exclusiva de
aquellos que se tratan con insulina, sino de toda persona con DM2 y con diabetes gestacional, pues le permite aprender como la enfermedad impacta en su cuerpo, pero sobre todo reconocer signos y síntomas, corregir ideas erróneas, mejorar el control metabólico y en general, tomar el control de su padecimiento.
Conclusión
La diabetes es una enfermedad que afecta en todas las etapas de la vida,
manifestándose más en adultos mayores en la actualidad, relacionándose con una baja actividad física (sedentarismo) y un deficiente estilo de vida (alimentación y nutrición). La enfermedad como cualquier otra patología tiene sus complicaciones; Estas pueden ser microvasculares (lesiones de los vasos sanguíneos pequeños) y macrovasculares (lesiones de vasos sanguíneos más grandes). Las complicaciones microvasculares son lesiones oculares (retinopatía) que desembocan en la ceguera; lesiones renales (nefropatía) que acaban en insuficiencia renal; y lesiones de los nervios que ocasionan impotencia y pie diabético (que a veces obliga a amputar como consecuencia de infecciones muy graves).
Las complicaciones macrovasculares son las enfermedades cardiovasculares, como
los ataques cardiacos, los accidentes cerebrovasculares y la insuficiencia circulatoria en los miembros inferiores. En ensayos aleatorizados con testigos de gran envergadura se ha comprobado que un buen control metabólico, tanto en la diabetes de tipo 1 como en la de tipo 2 puede retrasar el inicio y la evolución de estas complicaciones. El automonitoreo es un control que el paciente/usuario realiza en casa de forma independiente. Debe hacerse cuando se titula la dosis de insulina, su frecuencia es cuando menos tres veces al día. Este manejo es importante en pacientes que se aplican insulina, para monitorear y prevenir tanto la hiperglucemia como la hipoglucemia asintomática. Bibliografía
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