Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
com
Primer día de la semana – 1. Verso para memorizar: ¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día medito en ella. Salmos 119:97
Tema de la Semana: Amar la Palabra de Dios
Tercer día de la semana - Salmos 119 Leer 97- 104 Amo tu Palabra porque me hace sabio. Nos gusta pensar en lo que amamos.
Toda sabiduría verdadera es de Dios. El hombre bueno lleva consigo su Biblia, si no en sus manos, de todos modos en su cabeza y en
su corazón. —Por meditar los testimonios de Dios entendemos más que nuestros profesores, cuando entendemos nuestros propios
corazones. La palabra escrita es una guía más segura al cielo que todos los padres, los profesores y ancianos de la Iglesia. —No
podemos atender a Dios en los deberes santos, con algún consuelo o franqueza, mientras somos culpables o estamos en cualquier
desvío. —Fue la gracia divina de su corazón lo que capacitó al salmista para recibir estas instrucciones. —El alma tiene sus gustos,
como el cuerpo. Nuestro deleite por la palabra de Dios será más grande cuando menos sea el deleite por el mundo y la carne. —El
camino del pecado es camino malo; y mientras más entendimiento obtengamos de los preceptos de Dios, más arraigado será nuestro
odio del pecado; y más preparados estamos en las Escrituras, mejor equipados estamos para responder a la tentación.
Cuarto día de la semana - Salmos 119 Leer 105-112 Amo tu palabra porque ella me acerca a Jesús: La palabra de Dios nos dirige en
nuestra obra y camino, y el mundo sería indudablemente un lugar tenebroso sin ella. El mandamiento es lámpara que se mantiene
encendida con el aceite del Espíritu, como luz que nos dirige al elegir nuestro camino y los pasos que damos en ese camino. —Aquí se
alude a la obediencia a los mandamientos de Dios por parte del pecador sometido a una dispensación de misericordia, la obediencia
del creyente partícipe del pacto de gracia. —El salmista es frecuentemente afligido pero con el anhelo de llegar a ser más santo;
diariamente eleva oraciones pidiendo gracia vivificante. Nada podemos ofrecer a Dios que Él acepte, sino lo que a Él le plazca
enseñarnos a hacer. —Tener nuestra alma o vida continuamente en nuestras manos presupone el peligro constante de la vida; sin
embargo, él no olvidaba las promesas ni los preceptos de Dios. —Innumerables son las trampas puestas por los impíos; y dichoso es el
siervo de Dios a quien ellos no han hecho errar de los preceptos de su Señor. —Los tesoros celestiales son herencia eterna; todos los
santos los aceptan como tales, por tanto pueden contentarse con poco de este mundo. —Debemos buscar consuelo sólo en el camino
del deber y ese deber debe cumplirse. Por gracia de Dios el hombre bueno pone su corazón en su obra que, entonces, se cumple bien.
Quinto día de la semana – Salmos 119 Leer 113-120 Amo tu Palabra porque tus mandatos me ayudan a estar alejado del pecado.
Aquí hay estremecimiento por la aparición del pecado, y de sus primeros comienzos. Mientras más amemos la ley de Dios, más alertas
estaremos, no sea que los pensamientos vanos nos arrastren lejos de lo que amamos. —Si queremos progresar en la obediencia de los
mandamientos de Dios, debemos separarnos de los malhechores. —El creyente no puede vivir sin la gracia de Dios, pero sostenido por
su mano, será mantenida su vida espiritual. Nuestra santa seguridad se funda en el apoyo divino. Todo alejamiento de los estatutos de
Dios es un error, y resultará fatal. —La astucia de ellos es falsedad. Viene el día en que los impíos serán arrojados al fuego eterno, el
lugar apropiado para la escoria. Véase lo que resulta del pecado. Ciertamente debemos temer los que reducimos mucho los afectos
devotos, no sea que quedándonos aún la promesa de entrar al reposo celestial, alguno de nosotros no lo alcance, Hebreos iv, 1.