Sei sulla pagina 1di 17

“POSEEN CINCO LIBROS EN LOS

CUALES PUEDEN APOYARSE Y


COMBATIR”
Por Julio César CARHUARICRA MEZA, en 1 de abril de 2010

“POSEEN CINCO LIBROS EN LOS CUALES PUEDEN APOYARSE Y


COMBATIR”
– ME DIJO MANUEL SCORZA

JR CAPABLANCA

“Hay que dormir para ver qué más vemos”


ÁNGELES MASTRETTA

Junto a las fotografías de Marilyn Monroe y El Che Guevara se lee en un recorte de


periódico: “DIECIOCHO MESES, DESPUES DE LA MASACRE DE RANCAS, LA
COMUNIDAD DE YANAHUANCA, COMANDADA POR FERMIN ESPINOZA,
GARABOMBO, INVADIO Y RECUPERÓ LOS CASI INABARCABLES
TERRITORIOS DE LAS HACIENDAS DE UCHUMARCA, CHINCHE Y
PACOYAN. ¡ERA EL AMANECER DE LA GRAN EPOPEYA ANDINA QUE
CONCLUIRÍA CON EL FEUDALISMO EN EL CENTRO DEL PERÚ!” (El Expreso,
22 de Marzo de 1963). Miré atentamente el recorte lo doblé en cuatro y lo puse en el
bolsillo posterior.

La intención de viajar a la localidad de Rancas nace en momentos en que el autor se


documentaba, recortaba periódicos pasados y pegaba en un fólder, era su cofre de
informaciones. Ahí estaba algunos chismes sobre Manuel Scorza, el objetivo: escribir
sobre el viejo debate ¿Las novelas de la “Guerra Silenciosa” reflejan los hechos tal cual
sucedieron? ¿Qué es eso de la novela histórica? Dejemos esas tonterías formales que
encontraran respuestas en líneas posteriores y comencemos afirmando que la novela es
un género muy personal, muy intimo a decir de Edmundo Bendezú “La novela es la
única que llega al fondo del problema del indio y la tierra en los andes: La historia sirve
poco porque esta comprometida y se entrega fácilmente a la vida oficial. El ensayo es
demasiado intelectual. La Poesía se queda en la trastienda lírica. La política oscila entre
el conformismo y la demagogia, etc. LA NOVELA NO. Penetra en lo recóndito, hace
hablar al indio más callado, es abierto a la denuncia. Un novelista está mejor
documentado que el historiador o el estadista. En la novela puede encontrar acogida lo
esencial de la poesía, el ideal de la reforma (o la revolución), la base del ensayo. Es casi
la única expresión autentica de la democracia. En el único foro donde el más humilde se
expresa, es ahí” . Pienso que por eso la eligió el poeta y periodista Manuel Scorza, es
posteriormente que se hace novelista. Agregamos: no hay novelas en Cerro de Pasco
porque nuestros escritores tienen poco o nada que decir. Es bueno reconocer la
enfermedad antes que se agudiza, entonces acudamos a nuestro médico de cabecera.

Ahora escuchemos a Manuel en su viaje a Rancas.


Subo a una combi en la Calle Marqués, combi que se dirige a la histórica Rancas, baja
por la Calle San Rosa (calle donde todavía esta el club Raywal, “Cinco días en la Vida
de Lucrecia Parker” llega a mi memoria) junto a mi se sienta una chica que me pregunta
mi nombre.

_ Mi, Mi, nombre es Manuel, pero me dicen Mañuco _ Le dije inseguro.

El carro esta en movimiento. Saco de mi bolsillo posterior un recorte de periódico que


empiezo a leer, pasamos por la esperanza, continuamos bajando, veo el Hospital de Es
Salud, Santa Lucia también se ve y luego Champamarca, primero el cruce de Raywal.

Empecé a conversar conmigo mismo: “hablar de Rancas es hablar de Manuel Scorza y


hablar de Manuel Scorza es hablar de Rancas, Rancas se ha universalizado por los libros
de Scorza, nos ha dedicado cinco novelas, imagínense cinco novelas; Redoble por
Rancas (1970), Garabombo el Invisible (1972), El Jinete Insomne (1976), Cantar de
Agapito Robles (1976) y La Tumba del relámpago (1978) páginas que recrean LA
LUCHA DE LOS CAMPESINOS. DE PASCO”.

_ Que hermosos cerros grises _ Le dije entusiasmado a la chica de al lado.


_ Son cerros artificiales que ha vomitado la Mina de la Empresa Minera Volcán _, Me
contesto amargada, llena de rencor

_Como joden me dije y luego me dijo Manuel Scorza “Yo he dotado de una memoria a
los oprimidos del Perú, a los indios del Perú que eran hombres invisibles de la historia,
que eran protagonistas anónimos de una guerra silenciosa, y que tienen hoy una
memoria: poseen estos cinco libros en las cuales pueden apoyarse y combatir” .

Vimos una laguna gris con especies raros “cuasi humanos” vestían uniformes marrones
con protectores blancos. Al otro lado áreas verdes, si áreas verdes eran miembros del
ejercito acantonado en Quillacocha. Beber el agua de este lugar es muy dañino,
convertían a la gente en lingüistas que confundían las vocales “e” por “i” y “o” por la
“u”, en suma los volvían “motosos”.

_ ¡Cuidado con beber estas aguas contaminadas! _ Dijo el chofer de la combi.

Volví a mi encuentro con Scorza: “mis libros tienen una mezcla de realidad, fantasía y
documento que ha hecho algo explosivo a nivel de la realidad (..) Mis libros más que
una denuncia es una exposición dramática de una situación trágica” _ Dijo mi tocayo.

_ Yurajhuanca se acerca, parece más bien al revés nosotros nos acercamos a


Yurajhuanca. Insiste Scorza “¿Sabe Usted lo que a mi me parece, que es un novelista
como puedo ser yo, o un novelista como Arguedas? Somos como hombres que
estuviéramos soñando en una noche que ha pasado hace cien, doscientos o trescientos
años, y, de pronto, nos hubiéramos despertado y hubiéramos empezado a hablar. Y este
discurso completamente delirante y completamente desmesurado son nuestras novelas” .
Baja del carro una señora con sombrero de paja y pañolón, baja un bulto con víveres.

Continúa el trayecto de la combi hacia Rancas. Scorza habla del “mal calificativo de
novela indigenista” __ dice enojado __“Es como si yo dijera novela españiolista, cosa
que sería absurda, o novela torerista. Es una cosa un poco despectiva para reducir. Hay
racismo en literatura” . La entrada Rancas esta sembrado de cemento, llegamos a la
plaza donde nos espera un teatrin ó concha acústica para escuchar mejor el sonido del
viento. Se ve imponente el edificio del Municipio Distrital a un costado el lugar donde
ha pernotado Simón Bolívar.

__ Joven su pasaje __Interrumpió el ayudante.


__ Estamos en Rancas __agregó.

Hasta aquí llegó Manuel Scorza como periodista, luego escribió sus cinco novelas ¿Y
por que los escribió? Porque nosotros no figuramos en el mapa oficial del Perú, somos
invisibles. “Para reinvidicar a los campesinos y mineros relegados de los andes hace
falta imprimirlos en la memoria escrita (…) No creo que la ficción le quite autenticidad
a la historia; al contrario, pienso que se la aumenta. Deja de ser testimonio, pero gana la
verdad artística” eso pensé, luego extendí el recorte de periódico y volví a mirar a
Marilyn Monroe.

“¡Qué mala suerte!


Nos agarran justo durmiendo la borrachera del carnaval”

This post was submitted by Julio César CARHUARICRA MEZA.

http://relatos.leergratis.com/%E2%80%9Cposeen-cinco-libros-en-los-cuales-pueden-
apoyarse-y-combatir%E2%80%9D.html

PASCO: Proponen la creación de otra ciudad en su


reubicación
agosto - 26 - 2010
Pasco (hoy.pe). Rodolfo Rojas Villanueva envió una propuesta al ejecutivo, al PCM y
al Congreso de la República para la creación de la ciudad alternativa “Manuel
Scorza”.
Los distritos Paúcar, Goyllarisquizga, Chacayán, Yanahuanca, Tápuc, Tusi, Pillao,
Vilcabamba, y comunidades como Tangor, Chaupimarca, Yacán, Yanacocha,
Astobamba, Huarautambo, Chipipata, Chinche, Los Andes, Uspachaca, Michivilca,
Rocco, Quishuarcancha, Pichuicancha, San Miguel de Cuchis, Patarayoc, Quechca,
Cocar, Antapirca, Azul Mina, Pocobamba, Huayo, Pucunan, Pampania, Callhuán,
Chora, Ragán, Putaga, Machín, Chuchoraquina, Pogog, Hualgayoc, Tactayoc, Chango,
Mito, Misca, y otros pertenecen a la Provincia Daniel Carrión. Todos ellos sólo
realizan como actividad económica la agricultura y la ganadería (en mínima escala,
por la accidentada geografía) y hacen muchos sacrificios de 40, 70, 90, 110 Kms.
para trasladar sus productos agrícolas a la ciudad de Cerro de Pasco. Ahora con el
traslado total de la ciudad de Cerro de Pasco a 30 Kms. entre los distritos de Vicco
y Ninacaca, propuesto por el Gobierno Regional, perjudicaría a más de cuarenta mil
pobladores.
Por ello, el Presidente de Patria Verde, Movimiento de Acción Ecológica y Social y de
los Hijos Residentes de Cuchis (distrito de Vilcabamba), Rodolfo Rojas Villanueva ha
propuesto al Ejecutivo Nacional, PCM y al Congreso de la República la necesidad de
la creación de otra ciudad alternativa llamada Manuel Scorza. El objetivo es para no
desintegrar con la provincia Daniel Carrión, en la reubicación de la Ciudad de Cerro
de Pasco. Se ubicaría en el km. 8 ó 9 vía Goyllarisquizga y Yanahuanca.
“La Ciudad Manuel Scorza sería una ciudad moderna, de poca extensión y con
construcciones de 5 ó 6 pisos. Y, debe construir FONDO MIVIVIENDA. Con 4 ó 5 mil
familias y cercada para no propiciar invasiones. Con un mercado para los
productores de la Provincia Daniel Carrión. En últimos casos, debe construirse
campamento para los mineros de Cerro de Pasco. Reitero, se ubicaría en el mismo
territorio de la provincia de Pasco”, agregó el dirigente social.
LA CIUDAD ALTERNATIVA MANUEL SCORZA
“Ese nombre será un merecido homenaje. Fue él quien denunció la situación
catastrófica que sufría los pueblos de Pasco de parte de la empresa Copper
Corporation allá en los años 60 y 70. Scorza en sus cinco obras dedicadas a Pasco,
entre ellas, “Redoble por Rancas” traducida a más de 30 idiomas narra con
profundidad la tragedia humana ocurridas en Cerro de Pasco, Rancas, Yanacocha,
Yanahuanca, Goyllarisquizga y otros. Por ello, Scorza es un símbolo de justicia para
nuestros pueblos. Espero de las autoridades y la opinión pública que esta propuesta
sea oída con atención y entusiasmo”, concluyó Rojas Villanueva

http://hoy.pe/pasco/pasco-proponen-la-creacion-de-otra-ciudad-en-su-reubicacion

Cerro de Pasco: El pueblo que desapareció dos veces

Latinoamérica - General
LUNES 31 DE AGOSTO DE 2009 04:33
En los años 60, una minera acorraló a un pueblo y mató a varios habitantes que
querían detener la explotación. Hoy, ese pueblo debe irse a otro lado porque están
contaminada la tierra, el agua y el aire.

Hace 60 años, un pueblo casi perdido en las cumbres más altas de la meseta central
de Perú, fue acosado y muchos de sus habitantes asesinados por una empresa minera
(la Cerro de Pasco Corporation) que llegó al lugar para explotar sus recursos mineros
y llevarse todo lo producido. Ahora, el pueblo (otro, el que sobrevivió), ubicado a la
misma altura del mismo lugar de igual país, es lentamente devastado por otros
métodos: la contaminación de su tierra, su aire y su agua, lo hacen inhabitable. A tal
punto, que este poblado de casi 70 mil habitantes debe irse. Trasladarse a otro lado
más lejos.

Sin lecciones
Parece paradójico, pero no lo es. Es el resultado del avance de las grandes
corporaciones mineras que se instalan –antes por la fuerza de las armas ahora por la
del dinero- y explotan los recursos naturales de las entrañas de la tierra hasta dejarla
exangüe.
Esta es la historia de Cerro de Pasco contada dos veces. La primera, por el escritor
Manuel Scorza, un hombre que falleció demasiado pronto, pero que dejó para la
historia una trilogía de novelas de la realidad que da cuentan de la matanza ocurrida
entre los años 1950 y 1962 en ese lugar.
Esa historia –como se verá- no sirvió para nada. Es que ahora, más de medio siglo
después, Chaupimarca, la ciudad que está en el corazón de Cerro de Pasco tiene que
irse de donde está, porque la minera Volcan –que ahora explota uno de los socavones
más grandes del mundo- ampliará su área de trabajo, y porque ha hecho un lugar
habitado pero inhabitable.

La primera historia
Cerro de Pasco era un agujero en la nada. Lo único llamativo era el hecho de que se
encontraba a más de 4000 mil metros de altura, y eso la convertía en una de las villas
más altas del país. La ciudad se había fundado oficialmente en el siglo XVI, y era
capital de un departamento no menos perdido en la nada: Pasco.
El pueblo no se fundó por alguna estrategia de Estado, sino por sus recursos
naturales. Cuando se descubrieron allí enormes reservas de plata, zinc y cobre, tuvo
sentido la vida. Y nació –como en otros tantos lugares del Perú y de la América Latina-
un pueblo.
Su historia podría haber pasado desapercibida si Manuel Scorza no hubiera recibido
esa carta de Horacio Chacón, el Nictálope. Se trataba de un preso recluido en un
penal de la selva peruana, que le contaba una historia. Una historia de persecución,
resistencia, muerte y reclusión, ocurrida muchos años atrás.
“Noticia: Este libro es la crónica exasperantemente real de una lucha solitaria; la que
en los Andes Centrales libraron entre 1950 y 1962, los hombres de algunas aldeas sólo
visibles en las cartas militares de los destacamentos que las arrasaron. Los
protagonistas, los crímenes, la traición y la grandeza, casi tienen aquí sus nombres
verdaderos”.
Así comienza “Redoble por Rancas”, el libro en el que Manuel Scorza contó la historia
de esas luchas y resistencias. Más que una obra literaria, Redoble se convirtió en una
proclama de denuncia, que permitió corregir algunas injusticias. Pocas.
“Héctor Chacón, el Nictálope, se extingue desde hace quince años en el presidio del
Sepa, en la selva amazónica. Los puestos de la Guarda Civil rastrean aún el poncho
multicolor de Agapito Robles. En Yanacocha busqué, inútilmente, una tarde lívida, la
tumba del Niño Remigio. Sobre Fermín Espinoza informará mejor la bala que lo
desmoronó sobre un puente de Huallaga”, continúa Scorza.
Ellos son los perseguidos actores protagónicos de esta historia, en la que también
habían poderosos: “El doctor Montenegro, Juez de Primera Instancia desde hace
treinta años, sigue paseándose por la plaza de Yanahuaca. El Coronel Marroquín
recibió sus estrellas de General”.
Y –como no podía ser de otra manera- un interés económico que movió la masacre del
pueblo de Pasco: “La “Cerro de Pasco Corporation”, por cuyos intereses se fundaron
tres nuevos cementerios, arrojó, en su último balance, veinticinco millones de dólares
de utilidad”.

La segunda historia
La otra historia de Cerro de Pasco es más reciente: de hoy. En ese lugar del altiplano
peruano viven cerca de 70 mil personas. Existen dos versiones sobre el origen: una
dice que la actividad minera creó un pueblo a su alrededor. La otra, que lo desintegró.
Se trata de la ciudad minera más alta del mundo que hoy está “habitada pero no
habitable”, como señala el diario peruano El Comercio en un informe especial llamado
“Cerro de Pasco: el éxodo de una ciudad improvisada”.

¿Por qué no se puede habitar? Porque el aire, el agua y la tierra están contaminadas.
“La mina se expande y devora casas, hospitales, colegios y mercados. Se traga la
historia de los cerreños” explica.
Los datos son escalofriantes: la mina a cielo abierto tiene un hoyo –un tajo- de 1900
metros de diámetro y 380 de profundidad.
Recientemente, el gobierno aprobó una expansión de la actividad de la empresa
Volcan S.A.A. Se trata de una de las ocho empresas que operan en Cerro de Pasco.
“Ahora, Chaupimarca, el corazón de Cerro de Pasco, tiene que desaparecer para que
Volcan, la minera pueda extraer mas zinc, plomo y cobre”.
El resultado es que el pueblo se tiene que ir. Desaparecer. En diciembre, los habitantes
de Cerro aceptaron ser reubicados, como parte de un plan que puede extenderse
durante los próximos 15 años.
Existen dos posibilidades: trasladarse a un lugar distante a unos 10 minutos al sur de
allí, o a otro separado por una hora de viaje. La decisión divide al pueblo, pero en el
fondo nadie quiere irse demasiado lejos del lugar en donde trabajan y viven miles de
mineros peruanos.
El Congreso Nacional aprobó el plan de traslado, y decidieron formar una comisión que
integran representantes del gobierno nacional y del provincial. También de la Volcan.

La historia se repite, pero también como tragedia. En todo caso, las enseñanzas de los
resultados de esta explotación a cielo abierto puedan ser aprendidas por otros
pueblos. Como el neuquino, que insiste con hacerle un tajo a Campana Mahuida.
http://www.noalamina.org/mineria-latinoamerica/mineria-general/cerro-pasco-pueblo-
desaparecio-dos-veces

Aspectos de la relación otro/mismo en La


Guerra silenciosa de Manuel Scorza
Francisca Rivas
Índice | Plano | Texto | Bibliografía | Cita | Autor

Entradas del índice


Mots-clés :
Argentine, Littérature

Palabras claves :
Manuel Scorza
Plano
Desplazamiento del espacio andino en la intención del narrador
La llegada del Otro: el cerco
Transitoria invisibilidad del Otro
Sierra/costa: espacios abiertos a la transculturación
Blanco, indio, mestizo, cholo: fronteras difusas
Especificidad indígena contra desindianización

Texto integral
Señalar este documento

1El referente histórico de los cinco cantares que componen La guerra silenciosa de
Manuel Scorza tiene sus orígenes en el éxodo masivo de campesinos andinos hacia
Lima y la costa que se acelera hacia 1950, bajo el régimen del general Manuel Odría. En
este período la estructura agraria entra en una fase de descomposición determinada, en
parte, por el crecimiento demográfico galopante y en parte, por la degradación
económica de la población campesina, no sólo víctima de las expoliaciones y abusos de
los grandes terratenientes, sino también ahora de la apropiación progresiva de las tierras
de las comunidades por compañías norteamericanas hasta entonces circunscritas al
sector minero.

2Manuel Scorza en sus cantares nos cuenta las rebeliones de las comunidades
campesinas de la Sierra Central del Perú que intentan recuperar sus tierras usurpadas.
Guerra silenciosa, ya que se trata de la guerra que libran a la sociedad criolla peruana,
desde hace siglos, las comunidades herederas de las grandes culturas indígenas, sin que
sus voces hayan sido escuchadas ni sus acciones escritas en la historia oficial del Perú.
Si ése es el objetivo primero de las rebeliones, el conflicto se extiende y focaliza en la
Cerro de Pasco Corporation, sociedad minera norteamericana. Esta compañía emplea
como obreros a campesinos que se ven obligados a abandonar la comunidad agrícola en
busca de mejores medios de subsistencia. En un momento, por razones de baja del
precio de minerales en el mercado mundial, se produce un despido masivo de estos
obreros. Al mismo tiempo la Cerro de Pasco comienza a acaparar las tierras comunales
para crear una sección ganadera. El retorno obligado de los mineros despedidos a su
comunidad de origen y, la reducción de la superficie de sus tierras, hacen imposible la
subsistencia de una población que los hacendados no pueden retener ni la comunidad
campesina absorber. Este orden de cosas conduce al desplazamiento de los campesinos
de la sierra hacia la costa, lo que plantea el problema de la integración de una población
en ruptura con el universo cerrado de la comunidad indígena llamada en lo adelante a
participar en diferentes espacios de la sociedad nacional.

Desplazamiento del espacio andino en la


intención del narrador
3Scorza comienza por recrear en Redoble por Rancas, primera de las cinco novelas del
ciclo, la historia al interior de una comunidad donde, si bien se yuxtaponen diversos
tipos de gente, éstos no representan aún los diferentes niveles de transculturación que
irán manifestándose paso a paso en el transcurso de las siguientes novelas. Sólo
mencionaré dos de los múltiples aspectos que llevan a plantearse la cuestión del Otro en
el primer cantar, aspectos que recorrerán todo el ciclo pero que predominan en la
primera novela para introducir al lector en un proceso de conocimiento y
reconocimiento del mundo indígena: la relación entre el indio y el cosmos y la necesaria
adecuación del instrumental narrativo destinado a la lectura de la obra, tanto por el
referente como por el diferente.

4Aunque se trata de una reelaboración ficcional de las luchas campesinas, Scorza se


presenta al lector como el cronista de una realidad deformada o silenciada por la historia
oficial: «Este libro es la crónica exasperantemente real de una lucha solitaria: la que en
los Andes Centrales libraron, entre 1950 y 1962, los hombres de algunas aldeas sólo
visibles en las cartas militares de los destacamentos que las arrasaron. Los
protagonistas, los crímenes, la traición y la grandeza, casi tienen aquí sus nombres
verdaderos». Desde un inicio se establece una confianza entre el autor y los lectores,
cuyo objetivo es conducir a unos a su identificación con un mundo que les es extraño -el
lector occidental- y a otros -el referente-, a un proceso concientizador. Basta con
enumerar algunos de los títulos de los capítulos para constatar esta complicidad:
«Donde el zahorí lector oirá hablar de cierta celebérrima moneda», «Donde el
desocupado lector recorrerá el insignificante pueblo de Rancas», «Donde el lector se
entretendrá con una partida de póquer», y tantos otros.

5Scorza se vale del empleo de diversas voces narrativas para lograr este admirable
esfuerzo de comunicación. El relato en tercera persona del autor omnisciente que
facilita la función concientizadora del referente por una parte, y el proceso de
reconocimiento del lector exterior, por otra; su alejamiento como autor, en otras
ocasiones, para dejar narrar a los propios personajes en primera persona lo que refuerza
el propio sentimiento de identidad del referente y legitima el discurso de Scorza dirigido
al lector exterior; finalmente, las voces de conjunto del pueblo anónimo, «la
chiquillería», «el viejerío», «los lameculos», a la manera de coros griegos. Demás está
decir que Scorza da cuenta de la visión de todos los sectores sociales que componen el
universo andino. La irrupción del propio Scorza como personaje en el último cantar, La
tumba del relámpago, y su inscripción como parte del referente, es el factor culminante
de la relación otro/mismo que atraviesa el ciclo.

La llegada del Otro: el cerco


6En Redoble por Rancas, Scorza nos presenta el cosmos de una comunidad indígena de
la sierra. Nos encontramos en un espacio cerrado, propio a la sociedad tradicional,
donde las relaciones humanas están dominadas por la colectividad. Descubrimos que la
geografía garantiza la identidad del indio en la medida en que éste vive en simbiosis con
la naturaleza y ambos se sustancian y realizan conjuntamente. Hay una interpelación
permanente de lo natural y sobrenatural. No hay distancia otro/mismo. Predomina aún el
tiempo cíclico del mito, asegurado por una diversificación de funciones rituales. La vida
de los campesinos indígenas aparece determinada por lo sagrado, los presagios,
adivinaciones y premoniciones, que son los elementos de interpretación de que dispone
habitualmente el indio. Así, el cerco que la sociedad minera norteamericana comienza a
desplegar para circundar parte de las tierras comunales, está representado como un
gusano que se arrastra a través de la geografía andina, alterando el curso de la
naturaleza: los animales huyen, así como los árboles logran desplazarse con el
advenimiento del Gran Pánico que produce esta intrusión.

Toda la semana se advirtieron signos. Don Teodoro Santiago descubrió que el agua de
Yanamate se cribaba de agujeros. En Junín una vaca parió un chancho de nueve patas.
En Villa de Pasco, al abrir un carnero, saltó un ratón. Signos hubo pero nadie quiso
verlos. Aun en la víspera hubiera podido sospecharse de la nerviosidad de los perros.
Alguien les comunicaría que se clausuraba el mundo. Huyan antes que sea tarde.
Alguien les notificaría. Y los árboles también se asustaron…. (p. 76-77)

7Muchas son las manifestaciones que muestran el equilibrio existente entre la


naturaleza y el orden animal y humano. El cerco está personificado, humanizado, como
todo el orden cósmico indígena. Sabemos que lo parió la noche, las regiones donde
durmió, los cerros que devoró, las lagunas que masticó, los kilómetros que fue
cumpliendo en su implacable avance. Así, la irrupción del Otro, simbolizada por el
cerco, y la consecuente alteración del orden cósmico nos descubre, por una parte, la
intención de Scorza de mostrar la relación privilegiada que el referente ha sabido
conservar con el mundo, a diferencia del hombre blanco. El mensaje es claro para
ambos lectores. Por otra parte, el trabajo de memoria india que Scorza lleva a cabo,
implica un esfuerzo de interpretación del imaginario, del espíritu y del esquema de
pensamiento del campesino indígena, sustentado en la oralidad, como factor de
identidad y de continuidad en la necesaria transformación que sufrirá el campesino
indígena en el paso de la sociedad tradicional a la sociedad moderna.

8En este primer cantar, Héctor Chacón, el Nictálope, quiere vengar la humillación que
el juez Francisco Montenegro, El Primer Vecino, infligió a su padre cuando él tenía
nueve años. El juez es la personificación del terrateniente todopoderoso, maligno y
abusivo que aterroriza y humilla sin piedad a quienes lo rodean. La resistencia del
Nictálope a estas humillaciones, le valdrán algunos años de cárcel donde la vida con
otros detenidos contribuirá a su politización. Si en un principio apela a los comuneros
para que lo ayuden a matar al juez y así acabar con sus abusos, su lucha será casi
solitaria y fracasará por el miedo y la traición. Al fin comprende que la única solución
para el campesino es la lucha organizada.

Transitoria invisibilidad del Otro


9En el segundo cantar, Garabombo el invisible, Scorza denuncia el no reconocimiento
del indio por el blanco. Es decir, invierte la visión que tradicionalmente se ha dado al
hombre occidental del encuentro de culturas a raíz del descubrimiento. En su
interpretación sobre la derrota del indio frente a los españoles, Edmundo O’Gorman
estima que una de las causas fue la incapacidad del indio de ver al Otro como igual y
diferente simultáneamente, porque privilegia la comunicación con el mundo, a
diferencia del blanco que privilegia la comunicación interhumana. Nos encontramos con
un fenómeno inverso. Garabombo, Fermín Espinoza, es invisible porque el blanco no lo
ve. Inútiles son sus esfuerzos de comunicación frente a las autoridades para hacer
reconocer los derechos de los comuneros sobre sus tierras. Ellos lo ignoran. Si la
comunicación del blanco con el mundo se ha deteriorado, también ha ido menguando su
relación interhumana.
-¿Qué es eso que me cuentan que usted es invisible?

-¡Es cierto! Cruzando el puente de Chiruac me volví transparente.

El Ladrón de Caballos acabó de abrir una lata de sardinas.

-Bajando a Yanahuanca a presentar una queja me enfermé. (p.28)

(…)

-¿Y?

-No me vieron.

-¡Pero yo lo veo!

-Es que usted es de nuestra sangre, pero los blancos no me ven. Siete días me pasé
sentado en la puerta del despacho. Las autoridades iban y venían pero no me miraban.
(p. 29)

10La invisibilidad de Garabombo frente al blanco es uno de los factores que explican la
necesaria transformación del quehacer histórico indígena. Si hasta ahora ha aceptado
batirse con las armas legales del Otro, esta acción se ha revelado vana. Sólo un
enfrentamiento violento podrá volver visible a Garabombo. Así, Fermín Espinoza, quien
también ha experimentado la cárcel, se convierte en un líder campesino que dirigirá la
lucha de los comuneros valiéndose de un arma que las propias autoridades le han
acordado sin querer: su propia invisibilidad.

Sierra/costa: espacios abiertos a la


transculturación
11En El jinete insomne nos encontramos nuevamente con la alteración de la naturaleza
como respuesta a la violencia que el blanco ejerce sobre ella: las aguas se estancan, el
tiempo se detiene. Pero estas manifestaciones son también el símbolo de la parálisis que
aqueja a los comuneros por las masacres experimentadas por las comunidades de
Rancas y Chinche, en los dos primeros cantares. La alteración comprende al orden
humano, como manifestación de la violencia social que padece el hombre andino.
Raymundo Herrera, el jinete insomne, presidente de los comuneros de Yanacocha,
emprende un viaje para levantar el plano de las tierras usurpadas. Es un viaje que dura
ya doscientos cincuenta y siete años, en los cuales va rememorando las luchas inútiles
que en el terreno legal cada generación ha librado por la recuperación de las tierras.
Representa la memoria de la comunidad y la toma de conciencia de la necesidad de una
lucha organizada del campesinado indígena para terminar con los abusos.

12Aquí nos encontramos con un despliegue de personajes que podríamos llamar


intermediarios, ya sea porque han sufrido un proceso de concientización política o
porque son elementos que vienen del exterior y contribuyen a la apertura del espacio
cerrado de la sociedad tradicional. Se advierte ya el proceso de transculturación de la
sociedad peruana, que romperá necesariamente con la tradicional dicotomía sierra/costa.
La naturaleza no es ajena a este fenómeno de transculturación. En el capítulo
«Beneficios de la transformación de un río en lago», las aguas del Chaupihuaranga se
han estancado, como las de todos los ríos de la provincia. Este fenómeno prefigura la
transformación que sufrirá la sociedad. La propia sierra empieza a convertirse en costa.

Serafín de los Ríos, sobrino de don Herón de los Ríos, que volvía de servir en la
Marina, sorprendió al carpintero Oré ordenando la construcción de un mueble insólito.
Sus formas provocaron las risotadas de los Margarito hasta el día en que, uniformado de
cabo de Infantería de Marina, Serafín rompió una botella de chicha contra la quilla del
«Titán de Yanahuanca», la primera embarcación que se botaba en toda la provincia. (…)
Los Cisneros, los Lovatón, los Ruíz, los Solidoro, los Canchucaja, los Arutingo
ordenaron la construcción de otras tantas lanchas. Chipipata, Tapuc y la misma
Yanacocha organizaron colectas que se tradujeron en «El Valiente de Tapuc», «El
Cóndor de Chipipata» y el «Tiburón de Yanacocha». En el fondo los halagaba sentirse
costeños. Muy claro se vio durante la última feria. Disputando por el precio de un toro,
don Edmundo Ruíz, furioso por la terquedad del tusino Remigio Villena, le gritó:
«¡Llévate a tu cornudo, serrano de mierda!» Villena sacó el cuchillo pero no contradijo
el calificativo. ¿Qué podía decir?. (p. 23-24)

13Remigio Villena, hijo de comuneros, minero del carbón en su niñez, es ahora


comerciante en carnes en la provincia. Pasa más tiempo en la cárcel que en el ejercicio
de su profesión por sus protestas en las asambleas comunales contra los avances de la
hacienda Jarria. Agradece sus prisiones pues en la cárcel oyó por primera vez la palabra
Revolución. Reaparecerá como uno de los protagonistas de La Tumba del Relámpago.

14Se destaca el personaje del astuto Ingeniero, un mestizo al cual no se le conoce ni el


nombre ni el apellido pues recrea la historia de innombrables topógrafos contratados por
las comunidades para levantar los planos de las propiedades. Recurriendo a la picaresca,
Scorza elabora el personaje de un simpático bribón y el de su travieso ayudante
Tupayachi, especie de lazarillo. El humor de estos personajes exorciza la tensión
dramática creada por el insomnio de Raymundo Herrera. La conversación entre el
Ingeniero y un hacendado, cuyas tierras quiere medir a sus espaldas, nos informa de la
imagen que el hacendado tiene del indio.

-¿Quién es usted?

-Recorro el Perú estudiando el paisaje. Preparo una obra.

-¿Por cuenta de quién?

-Por cuenta de la Sociedad Geográfica de Washington. ¿Quiere ver mis credenciales?

El hacendado cambia.

-Si conoce tanto el Perú sabrá que aquí acaba la civilización. Más adelante no hay nada.

-¿Y Q’eros?. (p.137-138)

(…)
-(…) Por Q’eros todo es monte, barrancos, peligros. Lo tirarán a los precipicios. Esas
costumbres tienen con los extranjeros.

-No soy extranjero: soy peruano.

-¿Usted cree que los indios conocen el significado de la palabra Perú? Acepte un
consejo. ¡Vuélvase!. (p.138)

(…)

“-Los americanos solucionaron el problema exterminando a los pieles rojas. Los


españoles se equivocaron permitiendo sobrevivir a los indios. Esa gente sólo se ocupa
de tener hijos. Aumentan cada día. (…). (p.138)

(…)

-Ahora que conoce Q’eros sabrá que esos salvajes no creen en nuestro Dios. El progreso
exige liquidar la superstición. El Perú necesita caminos, agricultura mecánica,
industrias. ¿Se imagina un país moderno con semejantes salvajes? ¿Se queda a
almorzar?. (p. 142)

Blanco, indio, mestizo, cholo: fronteras


difusas
15Cantar de Agapito Robles se inicia con el regreso del personero Agapito a Yanacocha
después de año y medio pasado en la cárcel de Huánuco y el frío recibimiento que tiene
por parte de la comunidad, presa aún del miedo de la última masacre. Nos encontramos
aquí con una mayor variedad de personajes. La apertura de la comunidad ya es un hecho
y Agapito no tarda en percatarse de los cambios que en su ausencia se han producido.
La toma de conciencia de la inutilidad de la lucha legal después de las masacres de
Rancas, Chinche y Yanacocha, es general. La incertidumbre del nivel de compromiso
que están llamados a jugar los ahora diversos elementos que componen el mundo de la
sierra constituye igualmente una individualización de la búsqueda identitaria en el
avance hacia la modernidad a través del proceso de transculturación y de integración
cultural.

16Aquí nos encontraremos con la personal elaboración literaria de Scorza de personajes


como Maca Albornoz, una belleza con atributos de diosa y de prostituta, que fascina a
las autoridades de la provincia. De nada valen las misas de acción de gracias del Comité
de Esposas Ofendidas pues la Divina Providencia no las atiende. Su seducción es un
arma para combatirlos pues los humilla y desmistifica ante la comunidad.

17Si bien el sincretismo religioso atraviesa todo el ciclo, aquí el cristianismo aparece
representado en la figura de Cecilio Encarnación, «primer y último serafín de los
quechuas», jugando un nuevo papel, acorde con el momento. Como afirma Jean-Marie
Lémogodeuc (1985: 329), en el campesino andino el sincretismo religioso opera de
manera diferente según esté relacionado con el cristianismo o con las creencias
quechuas. El indio respeta y teme la culpa, el castigo y la expiación de la religión
cristiana pero aplica sus rituales indígenas para resolver la vida. Aquí el cristianismo se
convierte también en arma de liberación.

Agapito comprobó que era un indio como todos: cobrizo, de pómulos salientes, de ojos
rasgados y cabellos lacios. Era, eso sí, alto y corpulento. Por la esquina entró un criollo
con modos de propietario. Burlón preguntó:

-¿Este es el famoso primo de San Pedro?

Se rió.

-¿No será también cuñado de la Virgen María?

-¡Qué va a ser ángel! Es un simple cholo de nuestro pueblo. (p. 126)

(…)

-Se llama Cecilio Encarnación. Era como todos nosotros hasta hace unos días.

-¿Ahora es diferente? –insistió el burlón.

-El dice.

-¿Qué dice?

(…)

-Se estaba ahogando cuando lo alzaron de los trinches y lo sacaron del agua. Eso dice.
Lo levantaron por el aire. Se despertó entre los santos del Paraíso. Dios Padre celebraba
misa. Cuando acabó, Dios se volvió. Cecilio encegueció. Pero oía. Dios dijo: «Este es
Cecilio Encarnación, Primo de Jesucristo y mi sobrino bienamado. Delante de los
Arcángeles lo nombro Serafín de Primera clase, Fiador del Mundo, Salvador de los
indios. En la tierra los indios padecen y necesitan alivio y es mi voluntad nombrarlo
ángel para redimirlos. Serafín Cecilio: desciende a Pumacucho y predica que el tiempo
de la salvación de los indios ha llegado. ¡Sodoma caerá y el Tahuantinsuyo renacerá!.
(p. 127)

18Es de notar el tratamiento de «cholo» que se le da a Cecilio cuando en realidad es un


indio como todos. Encontramos en la novela ese tratamiento aplicado a los indios
corrientemente, hayan o no salido de la comunidad. Doña Pepita, esposa del juez
Montenegro, suele insultarlos con este apelativo. Scorza libera así a sus personajes de la
segregación entre indio, cholo y mestizo y muestra la complejidad creciente de la
relación otro/mismo en un mundo abierto. Ya son muchos los personajes que han
realizado el viaje a la ciudad, viaje de ida y vuelta pues, como dice Scorza, el estado
actual de la sociedad no permite integrar al indio sino a niveles de subdesarrollo,
pobreza y miseria y frecuentemente retorna a la comunidad de origen. Pero el viaje
constituye un elemento de enriquecimiento pues en la medida en que existe una
identificación con el territorio al que se pertenece, el desplazamiento del indio hacia un
mundo abierto, desconocido, le impone apropiarse de una nueva geografía que le
garantice un sentimiento de pertenencia y de identidad. No se trata de un
desplazamiento en sentido único pues esto significaría una mera aculturación del indio.
Se trata de un proceso de transculturación donde habrá un desplazamiento cultural del
espacio andino hacia la costa igualmente. Lo que importa retener aquí es el proceso de
individualización que implica la experiencia del viaje y que diversifica la relación al
Otro del campesino que ha salido de la estructura colectiva, en la propia sierra. Muchos
comuneros son ex-soldados que dirigirán la toma de la hacienda Huarautambo,
propiedad del Juez Montenegro. Otros han regresado después de años de vida en Lima.
Los colonos, por su parte, siervos de los hacendados, experimentan la labor de
politización que ejercen los ex-mineros, ex-soldados, ex-detenidos y campesinos
retornados. Generalmente toman partido por los comuneros en la lucha. El proceso de
politización se desarrolla ya desde el extranjero, a través de Radio Cuba. La apertura es
total.

19Scorza se aparta definitivamente del esquema tradicional de la división de la sociedad


andina entre criollo/colono, colono/comunero, comunero/cholo, cholo/mestizo,
determinada fundamentalmente por diferentes formas de vida y nos muestra un mundo
donde el desplazamiento ha significado sobre todo la adecuación de nuevos espacios
culturales y la conformación de diversas identidades. En Cantar de Agapito Robles, la
toma de conciencia de la transformación del mundo de la sierra por el campesino no ha
menguado su interrelación privilegiada con la naturaleza y ésta retoma su curso
frenéticamente cuando las comunidades ocupan la hacienda Huarautambo.

Las somnolientas aguas de la laguna Huarautambo se retorcían, se revolcaban, se


desesperaban como presas de un inconcebible cólico. Primero con torpeza, luego con
premura, después ahogándose, la nefanda inmovilidad acuática ondeó en busca del
cauce del río desaparecido. Como un ciego que sorpresivamente recupera la visión, el
agua parpadeó, tropezó, retrocedió, se irguió…. (p. 218)

20La acción conjunta de las diferentes comunidades, así como la solidaridad de las
diferentes identidades que ocupan ahora el espacio andino, marcan una etapa más de la
apertura del mundo de la sierra en el paso del mito a la historia.

Especificidad indígena contra


desindianización
21En el último cantar, La tumba del relámpago, Scorza relata la visión de los diferentes
componentes de la sociedad peruana, avanzando en la dificultad de la relación
otro/mismo en un mundo intercultural que se debate entre tradición y modernidad. Se
destacan personajes exteriores al campesinado quechua como Genaro Ledesma,
abogado defensor de las comunidades que terminará organizando el movimiento
insurreccional; el Seminarista, que oye la voz de Cristo y se va a luchar junto a los
campesinos; el mismo Scorza se introduce como personaje y desempeña un papel
importante en la lucha. Estos representan la conciencia histórica frente a la conciencia
mítica de la comunidad. El trabajo de politización e ideologización que ejercen sobre el
campesinado condiciona el paso del referente de la conciencia mítica a la conciencia
histórica. Literariamente se resuelve en la persona de Remigio Villena que quemará, en
la Torre del Futuro, los ponchos donde doña Añada ha tejido el futuro de las
comunidades repitiendo la estructura circular del mito del fatalismo indígena,
introduciendo así al indio en la dinámica histórica a través de la cual podrá encontrar su
libertad.

-¡Por eso mismo los quemé! Porque no quiero el porvenir del pasado sino el porvenir
del porvenir. El que yo escoja con mi dolor y mi error. (p. 186)

22Scorza hace el recuento de las causas que han conducido a la masacre de las
comunidades en cada uno de los enfrentamientos narrados en sus cantares. Se pone de
manifiesto la falta de solidaridad de los diferentes componentes de la sociedad peruana
hacia el campesinado y los propios problemas internos entre comunidades por linderos
de tierras. La actitud del obrero ante el indio es otra de las causas de su derrota,
atendiendo a que la ideología dominante de izquierda está absolutamente influida por el
marxismo tradicional -a pesar de su adaptación peruana por José Carlos Mariátegui-
donde la lucha del campesinado debe realizarse bajo la dirección de la supuesta
vanguardia proletaria. Genaro Ledesma advierte sobre el peligro de construir el porvenir
del Perú con ideas extranjeras. “Aquí todo es diferente. Aquí la vanguardia es el
campesinado. Nuestras teorías revolucionarias fueron pensadas siempre en otros
continentes. Vivimos a crédito, explotando el trabajo de los intelectuales europeos”. (p.
210-211) Y es que el campesino ha dejado de ser pasivo y, con su entrada en la
modernidad, asistimos a su determinación de no aceptar la manipulación por parte de
sectores políticos oportunistas, ajenos a sus verdaderas reivindicaciones. Hay una
reafirmación de la identidad indígena, contrariamente a la tan esperada desindianización
del campesino.

23El problema del indio en la novela scorziana sigue siendo el de los autores
indigenistas y neo-indigenistas: el reconocimiento de una especificidad india. Para
Scorza, sin embargo, esta especificidad es la garantía de su integración en un espacio
que obliga a asumir diferentes identidades, aspecto que por lo demás concierne al
conjunto de la sociedad peruana y que hace difusas las fronteras tradicionales de blanco,
mestizo, cholo, indio. Vemos así que en el transcurso de La guerra silenciosa los
personajes van experimentando una paulatina transición hacia la mestización,
considerando que dentro del contexto scorziano la mestización es fundamentalmente
cultural y no racial. Para lograr este objetivo, es imperativo reivindicar una historia del
campesinado quechua, hasta ahora no escrita, que constituya un factor de identidad en el
obligado proceso de transformación y continuidad de la cultura india como
consecuencia de su integración política y económica. Es al mismo tiempo la manera de
terminar definitivamente con la imagen servil que de éste ha querido mostrarse.

Ledesma no pudo evitar recordar el amargo fin de las luchas campesinas. Para preparar
su tesis consagrada a esas rebeldías –sobre las cuales los historiadores no decían
prácticamente nada- habían consultado las Actas del Patronato de la Raza Indígena.
Según ellas, entre 1922 y 1930 estallaron en el Perú 697 rebeliones. ¡697 alzamientos en
ocho años, es decir un promedio de setenta anuales! ¡Un alzamiento cada cinco días!
¡Miles de muertos! ¡Cientos de miles de muertos! Alzamientos sucedidos en silencio,
combatidos en silencio, aplastados en silencio. (p. 67-68)

24No se trata pues de una cobardía inherente a la esencia indígena ya que, como
cualquier grupo humano, no duda en enfrentarse a sus opresores cuando la explotación
no consiente otra salida. Y, como todo grupo humano, se ha visto obligado, en
circunstancias históricas adversas, a presentar una imagen sumisa y servil de sí mismo
como resistencia ética a la presión del terror. El problema reside en que ha sido
necesaria la toma de conciencia de que a una nueva realidad corresponde una
transformación del comportamiento. El indio no sólo ha sido interpretado, reelaborado,
inventado, silenciado, ignorado o negado por “el Otro”, sino que se ha visto forzado a
presentar de sí mismo una imagen servil e hipócrita para sobrevivir. Se impone pues la
recuperación de su propia estima como condición para recuperar su libertad. La
resistencia ética ha dejado de ser operativa y ha cedido el paso a la acción ética. La
acción ética comprendida como una promesa, la de perdurar en el tiempo a través de un
quehacer y un enfrentamiento permanentes. Esto implica la ruptura del tiempo mítico,
cíclico, y el avance en el tiempo lineal de la historia. Pero Scorza no destruye la
conciencia mítica sino que crea un nuevo mito pues se trata de una interrelación
cultural. De lo contrario, asistiríamos a una mera aculturación. Así, vemos que en cada
uno de los cantares opera el sincretismo mito/historia en la lucha de las comunidades
que se desarrolla en un doble terreno: mágico y político.

25Manuel Scorza aparece como uno de los protagonistas del drama, uniéndose así a los
héroes de la comunidad que existieron realmente y reforzando el vínculo otro/mismo.
Son héroes del pasado reciente del indio que reactualizan la lucha inscribiéndose en la
historia de las comunidades. Estos héroes se convertirán en los nuevos mitos que deben
admirar las generaciones futuras. Es el caso de Fermín Espinoza, Garabombo, que hoy
en día es venerado por las comunidades de Cerro de Pasco. En cuanto a la acción,
hemos visto que cada uno de los cantares termina con la masacre de una comunidad.
Esta está consciente de ir a una muerte segura, los presagios se lo anuncian, pero no se
detiene. La masacre opera como ritual regenerador de la comunidad futura. Es un
sacrificio colectivo en función de la identidad.

26Algunos críticos como Friedhelm Schmidt (1991: 226) estiman que Scorza escribe
desde la posición de un intelectual, usando los códigos de la cultura occidental y que ve
el mundo indígena desde afuera ya que se trata de un narrador cuya conciencia histórica
y política es superior a la del referente. Pensar así es seguir viendo a la sociedad peruana
presa de las clasificaciones tradicionales que hemos mencionado y que, sin embargo,
han sido superadas en los estudios más recientes. Los textos en estilo figurado y en
primera persona, demuestran claramente la doble intención de Scorza de relatar los
acontecimientos desde el interior del mundo andino así como de traducir, en su calidad
de narrador omnisciente, ese mundo a un lector que lo desconoce a fin de identificarlo y
hacerlo simpatizar con su historia. Manuel Scorza, como peruano, ha demostrado a
través de «su larga errancia», como él mismo califica sus numerosos exilios en
diferentes países de América Latina y Europa, la capacidad de su pueblo de enfrentarse
al Otro, lo que sólo puede lograrse a través de la empatía propia al carácter universal de
la cultura y el arte.

Bibliografía

AUBES Françoise, «El neo-indigenismo peruano a partir de los años 80», Ciudad
Letrada N° 2, Huancayo, diciembre, 2000.

DÍAZ CABALLERO Jesús, «Manuel Scorza: La tumba del relámpago» , Revista de


Crítica Literaria, año IX, n° 17, ler semestre, 1983.
GONZÁLEZ SOTO Juan, «El tiempo del mito en las rebeliones indígenas del Perú en
los años 60: Redoble por Rancas de M.S», Revista Española de Antropología
Americana 27, Servicio Publicaciones UCM, Madrid, 1997.

GONZALEZ SOTO Juan, Temas y Formas en La Guerra Silenciosa, de Manuel Scorza,


Tesis Doctoral, Universitat Rovira i Virgili, Tarragona, 1999.

HARE Cecilia, Manuel Scorza, la vida y la obra, Seminario de Literatura y Sociedad,


Universidad de Extremadura, Julio 1996.

LEMOGODEUC Jean-Marie, Histoire et discours dans le roman indigéniste Péruvien,


Thèse d’Etat, Paris, 1985.

SCORZA Manuel, Redoble por Rancas, Plaza & Janés Editores, 1983.

—1977 : Garabombo el invisible, Monte Avila Editores.

— 1978 : El jinete insomne, Monte Avila Editores.

—1978 :Cantar de Agapito Robles, Monte Avila Editores.

—1988 : La tumba del Relámpago, Plaza & Janés Editores.

O’GORMAN Edmundo, La invención de América, Fondo de Cultura Económica,


México, 1966.

PUCCINI Darío, “ Manuel Scorza, el cronista de la epopeya india ”, Revista de Crítica


Literaria, año XI, n° 23, ler semestre, 1986.

SCHMIDT Friedhelm, «Redoble por Rancas de Manuel Scorza: una novela neo-
indigenista», Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año XVII, n° 34, 1991.

TODOROV Tzvetan, La conquête de l’Amérique. La question de l’autre, Seuil, 1982.

Para citar este artículo


Referencia electrónica

Francisca Rivas, « Aspectos de la relación otro/mismo en La Guerra silenciosa de


Manuel Scorza », Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 4 | 2002,
[En línea], Puesto en línea el 20 mai 2005. URL :
http://alhim.revues.org/index507.html. consultado el 11 décembre 2010.

Potrebbero piacerti anche