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Ten una idea. Puede ser un producto que siempre quisiste hacer o un servicio
que sientas que la gente necesita. Incluso puede ser algo que la gente no sabe
que necesita, ya que aún se ha inventado.
3 Crea un nombre de trabajo. Puedes hacerlo antes de tener una idea para el
negocio. Y si el nombre es bueno, puede que ayude a definir tu idea comercial.
A medida que el plan crezca y las cosas empiecen a tomar forma, es posible
que aparezca el nombre perfecto, pero no dejes que eso te detenga en las
primeras etapas. Crea un nombre que puedas utilizar mientras hagas tu plan y
que no te importe cambiar después.
4 Define tu equipo. ¿Lo harás solo o lo harás con alguno de tus amigos de
confianza? Es posible que ayude a poner mucha sinergia sobre la mesa, ya
que las personas suelen intercambiar ideas entre sí. Con frecuencia, dos
personas juntas pueden crear algo más grande y mejor que la suma de dos
partes separadas.
5 Decide con inteligencia. Cuando escojas a la persona o las personas con las
que construirás tu negocio, ten cuidado. Aunque sea tu mejor amigo, no
significa que será un buen socio para la operación del negocio. Algunas cosas
para considerar cuando debes elegir a tus socios y los miembros secundarios
son las siguientes:
¿La otra persona complementa tu debilidad? ¿O ambos tienen el mismo
conjunto de habilidades? Si se trata de esto último, ten cuidado ya que podrías
llegar a tener demasiados cocineros preparando las mismas recetas mientras
las mesas quedan desatendidas.
2 Ten más que el mínimo. Podrías determinar que necesitarás $50,000 para
empezar tu microempresa y está bien. Obtienes tus $50,000, compras
escritorios, impresoras y materia prima, pero luego llega el segundo mes y aún
te encuentras en fase de producción, debes pagar la renta, tus empleados
quieren recibir su pago y todas las facturas se acumulan.
7 Encuentra una forma de recibir pagos. Tendrás que hacer algo para recibir el
pago de tus clientes o usuarios. Puedes conseguir algo como Square, que es
excelente para microempresas ya que requiere de poco papeleo y las tarifas
son mínimas. Sin embargo, si te sientes incómodo con la tecnología, puedes ir
a la antigua y conseguir una cuenta comercial.
2 Crea tu producto o desarrolla tu servicio. Una vez que tienes todo el negocio
planificado, financiado y tienes tu nivel básico de personal, comienza. Ya sea
sentarse con los ingenieros a codificar y probar el software, hacer que la
materia prima sea enviada a tu lugar de fabricación (conocido como "cochera")
o comprar al por mayor para bajar los precios, el proceso de construcción es el
tiempo en el que preparas para salir al mercado. En este tiempo, puede que
descubras cosas como las siguientes:
La necesidad de modificar algunas ideas. Quizás el producto necesita un color,
una textura o un tamaño diferente. Quizás tus servicios deben ser más amplios,
menos amplios o más detallados. Este es el momento de prestar atención a
cualquier cosa que surja en las fases de prueba y desarrollo. Sabrás cuando
algo necesita modificarse para mejorar o hacerlo un poco más diferente a lo
que ofrece tu competencia.
Consejos
Proporciona siempre valor y servicio a tus clientes potenciales, aún cuando no
lo sean en este momento. Cuando sí necesiten tu producto, querrás que
piensen primero en ti.
Con la ventaja del Internet, los negocios en línea son probablemente la forma
más fácil para empezar y los menos costosos en términos de costos iniciales,
en comparación con la contraparte fuera de línea.
No tengas miedo de experimentar con los precios.
Trata de agregar más y más ideas geniales a medida que avanzas.
Sigue aprendiendo y adáptate al cambio. Encuentra amigos, mentores,
organizaciones relacionadas con las empresas locales, foros de Internet y wikis
para discutir los detalles cotidianos de tener una microempresa. Es mucho más
fácil llevar adelante de buena manera los negocios y prosperar cuando no se
pierde tiempo y energía "tratando de reinventar la rueda".
Advertencias
Ten cuidado con las propuestas de negocios que ofrecen "algo a cambio de
nada". Probablemente involucren llevarse algo de alguien y ese alguien
usualmente eres tú. Existen innumerables variaciones, algunas más pulidas
que otras. Un ejemplo de estas son los esquemas piramidales[2] y el fraude por
pago por adelantado.