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Dentro de todas las normas que la sociedad nos impone para seguir, ser seres humanos
‘‘normales’’ y vivir en ‘‘armonía’’, está la heteronormatividad. Creo que gran parte de las
personas no están familiarizadas con este término, porque… ¿Qué diablos es la
heteronormatividad?, hasta cuesta pronunciarlo. Es tan poco el manejo de esta palabra que, si se
busca en la Real Academia Española o algún otro diccionario confiable, simplemente aparece un
anuncio de error, diciendo ‘‘Aviso: la palabra heteronormatividad no está en el diccionario’’. Así
que para una persona que no está informada del tema, parece que Wikipedia será su mejor
opción. Este concepto normalmente no es usado por personas que normalizan y están conformes
con este sistema, sino que, por el contrario, es usado por personas que lo critican fuertemente.
La heteronormatividad es concebida por Granados (2002) como la ideología sexual
que aprueba y prescribe la heterosexualidad como una asignación “natural”,
y procede de la diferencia biológica asociada a la reproducción de la especie.
Consideramos que, consecuentemente, esta ideología está ligada de manera íntima con
la ideología de género que comprende la asignación de modelos de género, es
decir, de un modelo de masculinidad a los hombres, y uno de feminidad a las mujeres,
sustentándose en los mismos preceptos esencialistas-biologicistas.
Es por la fuerza de estas ideologías que en la conformación de la vida social e
interacciones cotidianas se da por hecho que todas las personas son heterosexuales,
y que los hombres, masculinos y heterosexuales, deben cumplir con los roles que
les han sido asignados, y las mujeres, femeninas y heterosexuales, cumplan con
aquello que se espera de ellas. Esto contribuye a la estigmatización de la homosexualidad,
a su sanción y vigilancia. (Guzmán S et al., 2015, p.165)
¿Será racional esta norma u ideología social? ¿Será racional dejar fuera de la comunidad a un
grupo de personas por tener orientación sexual distinta? O ¿Será que la orientación sexual no es
un derecho del propio ser humano? Además, se debe tener en mente que la heteronorma no sólo
afecta a las minorías sexuales, si no que también a las personas heterosexuales ‘‘salidas’’ de la
norma. ¿Por qué se da esto? ¿Serán homosexuales closeteros? Las personas heterosexuales viven
constantemente bajo una represión heteronormativa la cual los limita a hacer o ser un cierto tipo
de cosas y para ser honesta simplemente no hay motivos para identificarse con una norma o más
bien, un régimen tan violento como lo es la heteronormatividad más aún, con la heterosexualidad
misma. Estuve leyendo en una sección de una revista española, Pikara Magazine, que en
realidad la heterosexualidad no es una orientación sexual si no que más bien, una obligación ya
que esta no se elige, viene dada, si te identificas con ella, no la cuestionas, pero al contrario, las
minorías sexuales han tenido que pasar por un proceso de vulnerabilidad y han sido
‘‘heterosexuales’’ en algún punto.
‘‘La heterosexualidad puede no ser en absoluto una «preferencia» sino algo que ha tenido que ser
impuesto, gestionado, organizado, propagado y mantenido a la fuerza’’.
(Rich A, 1980, p.35)
La heteronormatividad corre por nuestras venas, está inmiscuida en nuestra cultura; fuimos
criadas y criados creyendo en la heterosexualidad como orientación exclusiva e indispensable,
pensando en que nacimos con esa orientación, creyendo en la familia como una relación entre
hombre-mujer, con típicas frases de mamá (en el caso de una mujer): ¿Te gusta algún niño de tu
curso? Cuando seas grande te vas a casar con un niño y me vas a dar muchos nietos, desde
siempre viendo una televisión heteronormada, con valientes héroes masculinos y damiselas en
desamparo, con una ciencia que aprueba solamente la heterosexualidad, y con propagandas
colmadas de estereotipos patriarcales de parejas heteros.
Por otra parte, la heteronormatividad se entiende como uno de los hijos del patriarcado, en el
cual la mujer es vista como un objeto sexual y de reproducción, haciendo la única opción viable
biológicamente, la heterosexualidad. Además, como se citó anteriormente, le otorga ciertos tipos
de roles y conductas que deben seguir tanto los hombres como mujeres, como por ejemplo que
los hombres deban tener un carácter fuerte y no emotivo, o que el mayor deseo de las mujeres
sea tener hijos y que tengan que hacerse cargo del hogar.
Uno de fuertes de la heteronormatividad, es decir, en donde personalmente creo que es en donde
más está presente esta imposición, es en la apariencia física. Dicen que lo primero que ‘‘entra’’,
‘‘entra’’ por los ojos, y creo fuertemente que la mayoría de las personas juzgan por la manera en
que se viste o como luce una persona y, obviamente, la orientación sexual está asociada a nuestro
aspecto físico. Imagínate que estás en la calle o en el metro, y ves a un hombre con aspecto
mujeril, lo primero que se te va a cruzar por la cabeza es: ‘‘¿Será Gay?’’, o simplemente lo das
por sentado. Esto ocurre porque estamos acostumbrados al tipo de feminidad y masculinidad
heteronormada, las feminidades y masculinidades que no lo son, nos desagradan e incomodan
porque es extraño para nosotros y nuestra cultura homofóbica, en consecuencia, provocarán
discriminación. En un contexto personal, un día, un compañero de universidad me confesó que
pensaba que yo era lesbiana, lo cual no lo tomé a mal ya que supuse que su concepto de
feminidad era distinto al mío, y empaticé con eso, porque no me horroriza que me llamen
lesbiana, porque para mí ser ‘‘fleta’’ no es un insulto. También me acuerdo de que, una vez
estaba con unos amigos, uno de ellos, estaba usando un arete de mujer, que en realidad es parte
de su estilo, y mi amiga sin algún escrúpulo hizo un comentario tipo: ‘‘Oye y… ¿Qué onda ese
aro tan mariconcito?’’, y yo lo noté un poco ofendido. Lo que quiero recalcar con esto es que, sin
importar la real orientación sexual, ante ojos homófobos, cualquier persona podría ser
discriminada y marginada.