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ANÁLISIS Y COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO “EL PROCESO

ECONÓMICO” DE MANUEL F. AYAU CORDÓN.


13. LA ÉTICA Y LA ECONOMÍA.

Luis Alberto Fernández Ramírez.*

Para culminar la presentación de artículos de análisis del libro que se


comenta, se hace un salto en el capitulado a efecto de poder analizar un tema
importantísimo en cualquier escenario de la vida, en este caso se aborda el
décimo tercer capítulo que trata lo referente a la ética y la economía.

La ética es definida por (Española, s.f.) como: “Conjunto de normas


morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida”. Es
decir, se constituye en un parámetro de vida que debe estar presente en toda
actividad que se realice y ser observada por todos los individuos, esto permite
la armónica convivencia entre las personas, quienes siempre buscarán actuar y
ejercitar sus respectivos derechos así como cumplir sus respectivas obligaciones
con la buena fe que debe caracterizar todo acto humano y concretamente para
el caso que nos ocupa en el ámbito comercial y económico. No de balde se
reconocen como principios de todo acto o contratación comercial (compra y
venta de productos y servicios), “la verdad sabida y la buena fe guardada”
{artículo 669 del Código de Comercio.}

Ya ingresando propiamente al tema el autor hace una reflexión mental


importante para verificar el ambiente propicio para que crezca y se desarrolle
una economía de mercado libre y sin intervención. Señala que no es casual que
donde este tipo de economía más ha florecido es en aquellos países donde los

*
Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales. Abogado y Notario. Universidad Rafael Landívar. Maestro en
Derecho Civil y Procesal Civil. Universidad San Carlos de Guatemala. Master en Ciencias Forenses.
Universidad de Valencia, España. Doctorando en Derecho. Universidad de Occidente. Juez de Sentencia de
Quetzaltenango. Organismo Judicial, Guatemala.
derechos de las personas individuales han tenido mayor garantía. Nótese un
concepto importante al cual se hace referencia, los derechos individuales de las
personas no son conferidos por el Estado a través de la legislación creada
deliberadamente, dichos derechos son inherentes al ser humano conforme los
postulados del iusnaturalismo, donde el papel del Estado precisamente es de
simple reconocimiento y garantía de tales derechos a efecto que no sean
vulnerados por otros. Esto es acorde al primer postulado de la Revolución
Francesa –libertad- que implicó la no intervención del Estado en la esfera
privada de las personas, a efecto de permitir que cada quien se desenvolviera
como considerara mejor, y el Estado tendría un papel meramente pasivo de no
intervención y simple observancia del respeto de esos derechos; esto es
precisamente el tipo de Estado o modelo normativo que el autor plantea para
hacer viable una economía libre.

Dicho marco estatal, según la visión política de Estado que hoy impera
responde a lo que se denomina un Estado Constitucional de Derecho, que se
caracteriza por varias connotaciones que permiten reconocerle y distinguirle
del resto de modelos estatales, en esencial se constituye en un modelo
republicano (no es totalitario sino que existe la división de poderes) es
democrático (el poder y soberanía radica en los individuos que conforman la
población) es constitucional (el poder del Estado está limitado por el Derecho,
fijándole límites de actuación claros.)

Señala que esta economía de mercado a la cual denomina libre,


capitalista o liberal no es un modelo prefabricado o diseñado por alguien; sino
que es el modo en que espontáneamente las personas se desenvuelven en el
contexto social para el logro de sus particulares fines, haciendo uso de la
cooperación social mutua para conseguir los mismos, poniendo como un claro
ejemplo a los Estados Unidos de América, donde la economía de mercado más
ha florecido en un sistema abiertamente libre y respetuoso de los derechos
individuales. Es en sumo ilustrativa la cita que el libro contiene a ese respecto:
Estados Unidos de América es la nación más grande los últimos dos siglos, no porque
los norteamericanos sean inherentemente superiores, sino porque su gobierno se fundó en
principios que permiten los máximos logros individuales. Rush H. Limbaugh III The
Way Things Ought To Be, 1992

Por el contrario los otros sistemas económicos son inventos o creaciones


humanas que pretenden lograr resultados específicos y por ende es necesario
organizar dicho modelo económico fijando tareas y funciones de sus miembros
para la consecución de los resultados esperados. Véase la gran diferencia ya
que en este tipo de modelos económicos prefabricados, es necesaria la
regulación y guía de quien los diseña para que sean funcionales (de hecho están
limitados a la capacidad de su autor); este tipo de economías limita y restringe
totalmente las libertades individuales de las personas, ya que éstas no actúan
como mejor consideran, sino conforme al modelo y rol que se les ha asignado
para el logro de los fines que se busca conseguir, los cuales no siempre
coinciden con los de las personas individualmente consideradas; bajo estos
modelos los sujetos dejan de ser personas para convertirse en objetos o piezas
de un sistema o modelo mayor.

El autor sienta las base de un principio de vida común a toda especie


animal –incluido el ser humano-, como lo es que todos tenemos el instinto de
conservación, es decir, el ímpetu de vivir y además que todos tenemos la
aversión al dolor, es decir, vivir con el menor dolor posible o por decirlo de otro
modo vivir con la mayor felicidad y placer posible. De ahí que todos nuestros
actos vayan encaminados a reducir al máximo nuestro grado de insatisfacción
presente por un estado más satisfactorio o cómodo. De hecho para lograr ese
cometido (reducir el esfuerzo y obtener mayores bienes y beneficios) es que las
personas cooperan entre sí, es decir, participan en comunidad de un modo
espontáneo pues esto les facilita alcanzar sus fines.
Sin menoscabo de lo anterior la convivencia humana no siempre es
pacífica o desprovista de problemas o conflictos de intereses, estos aspectos
siempre están presentes cuando se vive en colectividad. Pero para el propio
desarrollo y prosperidad de cada miembro de la sociedad dichos conflictos
deben ser resueltos a través de medios pacíficos ya que con ello se mejora la
calidad de vida de todos y se disminuye el sufrimiento, permitiendo incluso que
continúe la colaboración mutua que conviene a todos. De hecho tal y como se
señaló anteriormente ese sería un papel del Estado dirimir las controversias,
por su papel de vigilante que los derechos de las personas no sean vulnerados
por otros.

En suma, una economía libre y sin intervención se constituye en un


modelo ético, no solo por ser el más natural ya que no es creado o impuesto sino
desarrollado de forma espontánea por las personas, sino porque además dicho
modelo garantiza las libertades y ejercicio de los derechos de cada sujeto; lo
cual es acorde a la noción de justicia que puede ser entendida como darle a cada
quien según sus méritos. Esta idea filosófica plantea no una repartición
igualitaria según la noción de redistribución de la riqueza, sino una
recompensa proporcional al esfuerzo de cada quien, lo cual incluso sirve de
incentivo para que las personas se esfuercen al máximo en la consecución de
sus objetivos, convirtiendo así a su sociedad en más productiva y prospera.

Referencias
Española, D. d. (s.f.). dle.rae.es.

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