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JOSÉ MIGUEL CARRERA Y VERDUGO EN LA INDEPENDENCIA CHILENA

Y SU INFLUENCIA EN LA FORMACIÓN DE LA REPÚBLICA

(Mtro. Francisco Javier Camacho Romero)

Francisco Javier Camacho Romero es Licenciado en


Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de
México, Maestro en Administración Pública por el
Instituto Nacional de la Administración Pública y
Maestro en Derecho Empresarial Corporativo; Máster
en Contratación Pública por la Universidad Castilla-
La Mancha de España, y actualmente cursa la carrera
de Historia en la misma Universidad Nacional
Autónoma de México.
Twitter: @FJCamachoR
francisco.camacho03@gmail.com

IDEA CENTRAL.
Exposición sobre la participación de José Miguel Carrera y Verdugo en la independencia
y su influencia en la formación de la república chilena.

OBJETIVO.
2.1. General.
Analizar la participación de José Miguel Carrera y Verdugo en la independencia de Chile.
2.2. Objetivos secundarios.
2.2.1. Contextualizar de manera general el inicio del movimiento de independencia
en Chile.
2.2.2. Análisis sobre la participación de Carrera en la lucha de independencia
chilena.
2.2.3. Influencia de Carrera en la estructura republicana de Chile.

HIPÓTESIS.
¿Podemos advertir a José Miguel Carrera y Verdugo como padre de la patria chilena o simplemente
como un caudillo del movimiento?

INTRODUCCIÓN.
José Miguel Carrera y Verdugo nació en Santiago de Chile en 1785, y fallece hacia 1821 en
Mendoza, Argentina. Se le advierte como un político y militar que destaca en el proceso de
independencia chileno, cuya participación fue activa a pesar de no haber estado en la gestación
inicial del movimiento.1

De cuna aristócrata hispana, estudia en el Colegio de San Carlos (en Santiago), después en Lima
y posteriormente en España, residiendo desde 1086 a 1808 en Cádiz, época en la que coincidió
con José de San Martín.
De acuerdo con David Bushnell,2 la crisis de la monarquía española a partir de inicios del siglo
XIX, estableció un país sin un gobierno legítimo para todos dadas las diversas facciones
interesadas, cuestión que tuvo un profundo impacto en las colonias americanas, desde la Nueva
España y hasta Río de la Plata, cuestión que en principio se observó como una respuesta más a
dicha crisis.

Así, se abrió la posibilidad de “…aceptar el dominio de José Bonaparte o jurar obediencia a las
autoridades provisionales creadas por las juntas peninsulares que dirigían la resistencia frente a los
franceses”3.

No es óbice señalar que también se abrió la posibilidad por jurar obediencia a Carlota, la hermana
de Fernando VII, en ese momento refugiada en Río de Janeiro, desde donde se ofreció para
gobernar temporalmente en nombre de su hermano.

Sin embargo, se optó por impulsar juntas de gobierno en nombre de Fernando, tal y como lo
hicieron las provincias en España, alternativa fue transitoria antes de obtener la separación total de
España.

1
“José Miguel Carrera” en Biografías y Vida. La Enciclopedia biográfica en Línea (sitio web), fecha de consulta: 14
de marzo de 2019, https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/carrera_jose.htm
2
David Bushnell, “La independencia de la América Sur española”, en Leslie Bethell (ed.), Historia de América
Latina. 5. La Independencia, Barcelona, España, Editorial Crítica, 1985, 1991 traducción castellana para España y
América Latina, p. 75.
3
Ídem.
Siguiendo con Bushnell, en ningún lugar pudo establecerse con éxito la autonomía antes de 1810,
toda vez que los autonomistas perdieron todas las batallas.

En el caso específico de Chile, es de señalar que su proceso de independencia es uno de los que
parecieran más complicados ya que podríamos decir que se origina desde el siglo XVIII, no
obstante, se concentra a partir de 1808 hasta que se consolida con un gobierno autónomo hasta las
dos primeras décadas del siglo XIX.

De acuerdo con Alfredo Jocelyn-Holt Letelier,4 a partir de las últimas dos décadas del siglo XVIII
y primera del XIX el sistema imperial comenzó a manifestar una serie de problemas o deficiencias
tanto en materia económica, como en lo político y lo social. En este sentido, si bien no fueron
decisivas estas circunstancias en el rompimiento que se dio entre la Corona y Sudamérica (Chile
en específico), ampliaron el radio de autoconciencia de la sociedad criolla y contribuyeron con el
debilitamiento de la confianza en el orden administrativo, lo que hizo que la crisis de 1808 fuera
de mayor trascendencia.

De esta manera, la situación en Chile era digna de preocuparse, toda vez que las crecientes
dificultades comerciales que afectaban a Chile eran signos de una crisis más profunda y estructural
del sistema imperial. Y sumando el ingrediente bélico español (principalmente contra Inglaterra
(1779-1783, 1796-1802, 1804-1808), nos encontramos con las complicaciones que se generaban
para América, a pesar de darse la problemática en Europa, tales como bloqueos comerciales,
aportaciones económicas extraordinarias, y las más importantes que eran las latentes posibilidades
de invasiones en cualquier momento.5

No obstante lo anterior, y es en donde advertimos la punta del iceberg sobre las complicaciones
que envolvieron la independencia de Chile, es que si bien era evidente la problemática existente
en esas tierras y la tensión existente con España, ello aún no se veía reflejado en un movimiento

4
Alfredo Jocelyn-Holt Letelier, La independencia de Chile. Tradición, Modernización y Mito, Chile, DeBolsillo,
1992, p. 134.
5
Ídem. 138.
que buscara modificar el status que mantenía al sistema chileno, sino por el contrario tal parecía
que lo buscaban era fortalecer los lazos con la monarquía.

Dicho lo anterior, y tomando en consideración que las presentes líneas no pretenden analizar los
antecedentes de la independencia chilena, sino abundar en la participación del personaje José
Miguel Carrera y Verdugo, dejaremos por el momento este contexto para centrarnos en la
colaboración del mismo, en los momentos que hizo presencia y el legado que en su caso dejó a los
andinos, basándonos principalmente en su Diario Militar6 y en El ostracismo de los Carreras de
Mackenna como fuentes directas, y eventualmente en otras publicaciones de apoyo.

DESARROLLO.
José Miguel Carrera es un personaje histórico que ocupa sin duda alguna un lugar controversial no
solo en la historiografía chilena, sino también en la Argentina.

Nacido en Chile hacia 1785, bajo un techo aristócrata, y posteriormente educado en las armas en
España, defiende la monarquía peninsular y se encamina de regreso a la Patagonia para adentrarse
en las mares insurgentes que justo emanaban en aquellas regiones españolas en América, en donde
encabezó la facción más radical de lo que se consideró como el nuevo gobierno, sin embargo,
posteriormente fue exiliado hacia los territorios libres de las Provincias de la Plata.

Entre 1814 y 1821, quedó totalmente desplazado de la participación en la guerra de independencia,


periodo en el que se incorpora a la vida política en Río de la Plata con la intención de establecer
los mecanismos que le permitieran su retorno a Chile, en ese momento ya independiente con Juan
Martín de Pueyrredón en Buenos Aires, José de San Martín en Cuyo y de Bernardo O’Higgins en
Santiago.

Al respecto, en su Diario, Carrera hace alusión al año de 1814 a partir del mes de febrero, señalando
que el coronel Mackenna hace del conocimiento de O’Higgins, que no requería de los refuerzos
que anunciaba el Gobierno, quizá con la intención de intimidar a los Carreras por si no habían

6
José Miguel Carrera, Diario Militar, Santiago de Chile, Imprenta Cervantes, 1900.
entregado aun el mando. 7 A lo largo de diversas páginas que abarcan el año en que se le exilia,
Carrera nos presenta un detalle pormenorizado de como poco a poco lo fueron orillando hacia ello,
desde el cuestionarlo sobre sus actividades, hasta la cuestión de cuentas respecto del ejército,
dejando en claro el 15 de febrero la mención de que el Gobierno oficie a O’Higgins “…para que
no permita a los oficiales de ejército, pasasen a Santiago ni en el caso de enfermedad.”8

En resumen, podemos advertir que en su Diario Carrera en 1814 alude en los meses de marzo a
mayo a su Prisión en Chillán, el Tratado de Lircay y su fuga a Río de la Plata, y de mayo a julio al
reencuentro con el ejército, a diversas ópticas y opiniones políticas respecto del gobierno de
Francisco de la Lastra, mientras se encara de los preparativos del tercer golpe de Estado.

Entre el 23 de julio y el 4 de septiembre del mismo año, se da un golpe de Estado con un importante
enfrentamiento militar que origina la reconciliación con O’Higgins ante la llegada de una nueva
fuerza realista. Mientras que de finales de 1814 a 1816, se reorganización las fuerzas, dándose la
batalla de Rancagua con intentos fallidos de defensa con la consecuente emigración a Mendoza.
Destaca en este periodo la controversia con José de San Martín en la que ofreció víveres y
facilidades que al final no otorgó9 y finalmente el traslado a Buenos Aires.

Resulta interesante ver la manera en la que Carrera en este periodo poco a poco adopta el exilio
como una posibilidad para verse de nuevo en la política chilena, y hasta dirigiendo al país
completamente, circunstancia que, si bien no plasma de manera textual, sí lo deja entre líneas al
referir el amor a su patria y sus amplias aspiraciones de devolver la paz y el orden.10

El año 1818 trae para Carrera un evento crucial, ya que se da el fusilamiento de sus hermanos Juan
José y Luis en Mendoza, capital de la jurisdicción cuyana. Al respecto, vale la pena esta vez hacer
alusión a lo que refiere Mackenna,11 toda vez que asevera que “la espada de San Martin había
escrito su sentencia: la derrota de Cancha-rayada era su verdadero crimen”.

7
Ibíd., p. 245.
8
Ibíd., p. 253.
9
Ibíd., 416-418.
10
Ibíd., p. 311.
11
Benjamín Vicuña Mackenna, El ostracismo de los Carreras, Santiago, Imprenta del Ferrocarril, Octubre de 1857,
p. 144-145.
Es importante señalar que se estima que a partir de dicho acontecimiento se da un cambio radical
en la percepción de José Miguel, lo que lo transforma en “antihéroe de la epopeya guerrera, al
convertirse en líder de las fuerzas irregulares en la jurisdicción de las Provincias Unidas del Río
de la Plata cuyas acciones políticas incluían desde la guerra de guerrillas hasta el asalto y el
saqueo”.12

En este sentido, concentra sus esfuerzos a partir de 1819 y de se dedica a luchar para establecer a
Alvear como presidente de una Argentina federal y desde Montevideo remite información a
Buenos Aires y a las Provincias Unidas, que propiciaban el estado federativo y denunciaban los
intentos, según Carrera, de José de San Martín y Juan Martín de Pueyrredón de establecer una
monarquía.13

De acuerdo con la crónica de Mackenna,14 Carrera, a cargo de un grupo pequeño decidió internarse
en las pampas con la esperanza de poder cruzar la cordillera hacia Chile, marchando sobre el centro
de detención de Las Bruscas donde "...puso en libertad a los chilenos prisioneros..."

En febrero de 1821 abandona las tolderías de los ranqueles y se dirige a Chile solicitando libre
paso a los gobernadores de Córdoba y de San Luis, quienes se niegan y lo enfrentan militarmente.
En agosto Carrera fue derrotado en Punta del Médano por las fuerzas del coronel José Albino
Gutiérrez.15

Es evidente que Mackenna a lo largo de su publicación hace referencia puntual de la vida de


Carrera, a grado tal que en lo personal advierto con suma objetividad con los datos que tuvo de
primera mano, incluyendo la muerte del propio José Miguel, como veremos a continuación.

12
Beatríz Bragoni, José Miguel Carrera. Un revolucionario chileno en el Río de la Plata 1814-1821, Chile, Edhasa,
2012, p. 7.
13
Ibíd., p. 138.
14
Mackenna, op.cit., ibíd., p. 316.
15
Ibíd., p. 413-415.
El 2 de septiembre de 1821 debiendo ser juzgado tanto Carrera como José María Buenavente y
Felipe Alvarez por crímenes de lesa-patria “cometidos a la faz de todos los pueblos de la Unión”,
a pesar de que lo refiere textualmente Mackenna, se advierte que no se creó un proceso judicial
como debía ser, sino que se procedió únicamente a un consejo de guerra de oficiales generales
mismo que procedió en el término de 24 horas para pronunciar la sentencia.

Sobra decir que la descripción pormenorizada de Mackenna sobre los hechos ocurridos lo trasladan
a uno hasta los calabozos en los que mantenían a los insurgentes a la espera de su juicio sumario,
y en los que de acuerdo con la fuente mantenían una calma poco creíble ante lo que era inminente.

Así y ante un proceso que es digno de analizarse en otro momento, se hizo el pronunciamiento sin
más miramientos ni observaciones que la de dictarse la misma por parte de José Clemente
Blanco,16 por lo que en consecuencia Godoy Cruz hizo saber que “…serán pasados por las armas
los reos mencionados…en el término de 16 horas que se les permite para sus disposiciones civiles
i relijiosas” (sic)17. De esta manera fueron dirigidos a los calabozos los sentenciados en espera de
su fusilamiento. Como si fuera un acto de benevolencia se les dio oportunidad de contar con un
confesor, pero sin que fuera concedida la petición de José Miguel sobre hablar con el cura Peña
(el confesor de su suegra que todavía permanecía en la ciudad) para comunicarle asuntos
familiares, cuestión que no le fue concedida.18

CONCLUSIONES.
De esta manera, hemos dado cuenta de una brevísima reseña histórica sobre la vida y muerte de
Carrera, iluminada por pinceladas propias a la luz de dos fuentes principales, la del Diario del
mismo personaje, como la de Mackenna a través de su Ostracismo, mediante las cuales hemos
podido advertir las principales vivencias en las que hemos tratado de reproducir de manera
objetiva, pero sin dejar de lado la interpretación sobre dichas fuentes.

16
Ibíd., p. 436-440.
17
Íbid., p. 442.
18
Bragoni, op.cit., Ibíd. p. 195.
De esta manera, en un ensayo de interpretación de fuentes, es evidente que en la que escribe el
propio Carrera, deja basta tinta escrita en elogios provenientes según él de diversos sectores,
hechos que de manera alguna podemos dejar de lado, pero que también debemos tomar en
consideración, ya que si bien son puestas en papel por nuestro personaje, algo deben contener de
verdad, toda vez que en concatenación con otras fuentes, es claro que José Miguel fue tomado en
gran estima por la sociedad chilena una vez que hace a las armas a su regreso de España.

Cierto es que para algunos podría parecer facineroso llevar este análisis a partir de los propios
escritos de Carrera, sin embargo, estimamos que es imprescindible para nuestros fines, ya que su
propia letra nos permite observar sus andanzas de 1810 a 1814, tiempo en que estuvo prácticamente
en la batalla, y en donde es evidente la carga ideológica en sus motivaciones para internarse en la
lucha por la independencia. Del análisis de sus memorias podemos advertir su lucha constante para
erradicar los abusos derivados de la Colonia, y la necesidad incesante de contar con un esquema
de gobierno distinto a la monarquía, en la que si bien podía gobernar la Corona, sería a través de
otros entes plurales en los que se diera cabida a la voz y voto de los andinos.

Ahora bien, a partir de lo que nos regala Mackenna en su publicación, se advierte una crónica
nutrida de datos importantes, pero también podríamos decir que empapada de sentimentalismos,
circunstancia que dicho sea de paso, hace muy digerible su lectura.

En este sentido, y si observamos que Benjamín Vicuña Mackenna fue un político, escritor,
historiador y naturalista chileno, el cual ocupó los cargos de intendente de Santiago, diputado,
senador y hasta candidato a la Presidencia de la República, nos podemos percatar de que no se
trata de cualquier advenedizo que pretendiera escribir la historia de tres hermanos sin ninguna
razón. Por el contrario, se trata de una persona interesada en la vida chilena, y que rescata
justamente a través de su Ostracismo las remembranzas de los hermanos Carrera.

Al respecto advertimos más objetiva la fuente, ya que proviene de un tercero, pero al mismo tiempo
convalida la versión del propio Carrera en su Diario, ya que son coincidentes al menos hasta 1814,
y posterior a ello Mackenna continua con su crónica nutrida en la que nos permite observar a un
José Miguel en la búsqueda constante por volver a tierras chilenas, con hambre de dar un giro a la
vida política de su país; y al mismo tiempo nos muestra a un personaje sediento de poder. Tal vez
por ese mal embriagador que significa el deseo de estar en la posición en la que se pueda controlar
todo, sea malo o sea bueno, pero con la convicción que permita dar ese giro, en este caso al estado
chileno.

De esta manera, podemos concluir que José Miguel Carrera queda lejos de ser una ficción o un
simple narrador de sus propias vivencias, sino que necesariamente lo debemos asociar a uno de los
héroes nacionales chilenos, alejado totalmente de la idea de un tirano o de solo un caudillo más
del proceso independentista en Sudamérica, como un prócer de Chile, cuyos ideales han permeado
en su estructura estatal administrativa y de organización.

FUENTES PRIMARIAS.
CARRERA José Miguel, Diario Militar, Santiago de Chile, Imprenta Cervantes, 1900.
VICUÑA MACKENNA Benjamín, El ostracismo de los Carreras, Santiago, Imprenta del
Ferrocarril, Octubre de 1857.

FUENTES SECUNDARIAS.
BETHELL Leslie (ed.), Historia de América Latina. 5. La Independencia, Barcelona, España,
Editorial Crítica, 1985, 1991 traducción castellana para España y América Latina.

BRAGONI Beatríz, José Miguel Carrera. Un revolucionario chileno en el Río de la Plata 1814-
1821, Chile, Edhasa, 2012.

JOCELYN-HOLT LETELIER Alfredo, La independencia de Chile. Tradición, Modernización y


Mito, Chile, DeBolsillo, 1992.

“José Miguel Carrera” en Biografías y Vida. La Enciclopedia biográfica en Línea (sitio web), fecha
de consulta: 14 de marzo de 2019, https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/carrera_jose.htm

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