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Para poder ordenar de forma racional todos los aspectos antes mencionados y valorar lo más
cerca posible su efecto real, es que se han establecido en el propio desarrollo de la ingeniería las
diferentes técnicas de modelación, que tratan de estudiar no el problema real, el que ya sabemos
que no podemos conocer en su totalidad, sino un modelo del mismo, que simule lo más
eficientemente posible su comportamiento, y a partir de la respuesta dada por dicho modelo
interpretar la posible respuesta de la estructura real. Resulta evidente que utilizando el
procedimiento anterior es necesario introducir en el diseño una seguridad adecuada, a través de
diferentes métodos, que garantice un correcto funcionamiento de la estructura a lo largo de su
vida útil, dentro de la mayor economía posible (Jiménez Salas 1981; Quevedo 1995).
Se han establecido diferentes esquemas para tratar de explicar el proceso de modelación de los
problemas ingenieriles, algunos generales (Melli Piralla 1986; Sowers 1975), y otros particulares
para el caso de los problemas de la geotecnia (Becker 1996; Meyerhof 1970), donde los análisis
son mucho más complejos dada la heterogeneidad de los suelos y lo difícil que resulta contar con
resultados representativos en sus condiciones naturales. En todos los casos se trata de estudiar el
problema a partir de subdividirlo en diferentes aspectos, normalmente en el estudio del
comportamiento de los materiales, las cargas y el esquema de la estructura o el terreno, que
puedan a su vez ser evaluados por modelos más simples su comportamiento. Para los fines del
trabajo el esquema mostrado en la figura #1.1 (Quevedo 1995), aunque expresa de forma
simplificada el proceso de modelación, resume eficientemente los aspectos que queremos
profundizar.
Modelo de
las Cargas
Modelo de la
Estructura
Figura # 1.1 Esquema del proceso de modelación en la ingeniería.
Como se puede apreciar en el esquema anterior, para el estudio del problema real, que es
representado esquemáticamente de forma muy irregular dada su complejidad para el análisis, se
plantean los modelos de las cargas o acciones externas, en lo que se ha avanzado de forma
significativa en los últimos años con el empleo de las técnicas probabilísticas, siendo un buen
ejemplo de ello el Eurocódigo 1(Eurocódigo1 1997), donde aparece un profundo análisis al
respecto, los modelos de los materiales, en lo cual de igual forma existe un gran desarrollo a
escala internacional, y que para el caso del suelo se pueden encontrar resúmenes muy completos
en diferentes trabajos (Jiménez Salas 1981; Juárez Badillo 1970; Recarey 1999), y los modelos
tomados de la estructura y el terreno, donde como ya se planteó se han obtenidos grandes avances
con el empleo de las técnicas de computación más modernas.
Establecidos estos tres modelos se integran los mismos y se solucionan a través de diferentes
procedimientos de diseños para obtener la solución del modelo del problema real, que no es
idéntica a la que se obtendría si se pudiera analizar el mismo de forma directa, por lo que resulta
evidente que en dicho proceso es necesario introducir de alguna forma un margen de seguridad,
que garantice que la solución obtenida sea lo más representativa posible de la real y que siempre
las posibles diferencias puedan ser tomadas por la seguridad introducida.
En esta ecuación
Y2admisible - valor del esfuerzo admisible del material con que se trabaja.
En este método, que esta muy ligado con el uso de modelos lineales y elásticos del material, toda
la seguridad en el diseño se introduce al definir el esfuerzo admisible, el que siempre es un valor
muy pequeño, lejos de la falla y que le garantice un comportamiento lineal. Es bueno aclarar que
al determinar la función Y1k a partir de las cargas características se introduce en el diseño una
cierta seguridad que muchas veces no es valorada, al desconocerse en la mayoría de los casos la
relación entre carga media y característica.
En el diseño estructural este método dejo de utilizarse hace varias décadas, debido
fundamentalmente al hecho que no existía base científica para establecer el valor del esfuerzo
admisible del material y en la práctica los valores que se fijaban eran muy bajos, para lograr el
comportamiento lineal del material, que no permitían un correcto aprovechamiento de su
capacidad resistente y por tanto traía consigo diseños irracionales. De igual forma contribuyó a lo
anterior el empleo de los modelos plásticos para la interpretación del comportamiento de los
materiales simulando la falla, que permitió trabajar con estados tensionales superiores a los
límites lineales y por tanto un mejor aprovechamiento de su capacidad resistente.
p R’s [1.2]
R’s - Valor del esfuerzo admisible del suelo, conocida como resistencia
del suelo.
Demostrada la inefectividad, sobre todo económica, del Método de los Esfuerzos Admisibles y
con el éxito en el uso de los modelos plásticos de comportamiento de los materiales surge el
Método del Factor de Seguridad Global, cuya ecuación es:
Y1k Y2 / K [1.3]
En este método la función Y1k es igual al caso anterior, mientras que la función Y2 simula
capacidad resistente en la falla, con el uso de modelos plásticos, introduciendo la seguridad a
través del coeficiente de seguridad global K, que tiene que tomar todas las incertidumbres en el
diseño y como por tanto como regla es un valor alto para alejar el estado tensional de trabajo del
de falla.
Se puede plantear que aún este sigue siendo, a diferencia del diseño estructural, el método más
usado en el campo de la geotecnia, existiendo casos como el diseño de taludes y el de estructuras
de sostenimiento de tierras donde es el único empleado (Alvarez 1998; Ayala 1987; Baikie 1998;
Jiménez Salas 1981; Juárez Badillo 1970; Oliva 1999). En el diseño de cimentaciones el
panorama mundial ha ido cambiando y cada día mas países dejan de utilizarlo pasando al uso del
Método de los Estados Límites, mientras que en Cuba, a pesar de existir todas las condiciones
objetivas, con investigaciones de gran actualidad en la materia, no se ha logrado la introducción
de los métodos más avanzados, e incluso en muchos casos lo que se hace es una mezcla en el
diseño entre el MEA y el MFSG, como ocurre en otros países (SENCICO 1996).
El principal problema de este método es la forma en que se fija el valor de K, lo cual se realiza de
forma totalmente empírica y solo basado en la experiencia práctica, por lo que normalmente
introduce más seguridad de la requerida y resulta muy difícil condicionarlo a factores tan
importantes como la variabilidad de las propiedades físico-mecánicas del suelo y de las cargas
(Blazquez 1984; D’Andrea 1981; Meyerhof 1970).
Para el caso de las cimentaciones en específico la ecuación [1.3] toma la siguiente forma:
qbr q '
q act q' [1.4]
K
qbr - capacidad de carga bruta del suelo con sus valores normativos.
Los valores de este factor K que se utilizan para el caso de cimentaciones superficiales están
entre 2.5 ~ 3.5 (Jiménez Salas 1981; Juárez Badillo 1970; González 1997; Meyerhof 1993), y
van ha estar determinados por la relación que existe entre Y 1k y Y2, los cuales se encuentran en
función de los valores característicos de las cargas y medios de la resistencia; pudiéndose señalar
que en la mayoría de los casos el valor empleado en la práctica es de K = 3 (Simanca 1999),
mientras que en otros problemas de la geotecnia como es el caso de la estabilidad de taludes
varían 1.2 ~ 1.5 (Oliva 1999; Alvarez 1998; Ayala 1987), lo que el propio método no puede
justificar científicamente y que trataremos de explicar con el uso de técnicas más potentes en el
presente trabajo.
En Cuba los primeros trabajos de aplicación de los estados límites al diseño de cimentaciones se
realizaron a finales de la década de los 80 (Quevedo 1987), llevándose a cabo posteriormente
toda una serie de investigaciones en la misma dirección.( González 2000; Alvarez 1998; Oliva
1999; Caso 1998; Diego 1999), que han permitido tener la base teórica para la introducción
general de los estados límites en el campo de la geotecnia.
1er Estado Límite: estado en que se diseña para lograr la resistencia y estabilidad de la
estructura, con los valores de cálculo.
2do Estado Límite: estado que garantiza el servicio y utilización de la estructura, se chequean
factores como la deformación y la fisuración de la misma para los valores reales de
servicio.
donde:
Este método también es conocido como el Método de los Coeficientes Parciales (Orr 1999), pues
su filosofía se basa en la introducción de la seguridad no a través de un coeficiente global, como
en el MFSG, sino con la utilización de varios coeficientes parciales, unos aplicados a las cargas
actuantes, otros aplicados a las propiedades resistentes de los materiales y en algunos casos un
tercer coeficiente que toma en cuenta aspectos que no pueden ser evaluados matemáticamente
como la importancia la de la obra, las condiciones de trabajo, etc.
En realidad la formula [1.5] es una de las variantes de aplicación del MEL, es la utilizada por los
países de la Europa Oriental (SNIP 1983) y similar a la empleada hasta el momento en el diseño
estructural en Cuba, con la única diferencia que el valor del s en este último caso es un número
menor que 1 y por tanto multiplica a Y2*. Existen otras formulaciones como la empleada en la
actualidad por el Eurocódigo donde no utilizan el s (Eurocódigo7 1999; Orr 1999; Ovesen
1991), calibrando los demás coeficientes para lograr introducir la seguridad adecuada.
Es importante detenerse en la forma de obtener Y 2*, pues hay quienes, influenciado por el
procedimiento utilizado tradicionalmente en el diseño estructural, la obtienen con la aplicación de
los coeficientes parciales de los materiales a los valores característicos de las propiedades
resistentes de los materiales (Orr 1999; Day R. 1997; ITC 1996), lo que implica la aplicación de
la seguridad en dos etapas, una de los valores medios a los característicos y otra de estos últimos
a los de cálculo, mientras hay otro enfoque donde Y2* la obtienen aplicando de los coeficientes
parciales de los materiales directamente a sus valores medios (SNIP 1984; Quevedo 1987).
El enfoque de Norteamérica (Becker 1996; Kulhawy 2002), que es tomado por la mayoría de los
países Latinoamericanos en el diseño estructural, difiere en algo del anterior, siendo su ecuación
general la siguiente:
En este enfoque la función Y 1* se determina de igual forma que en el caso anterior, aunque no
necesariamente con los mismos valores de los coeficientes de cargas, mientras Y 2k es la capacidad
resistente del elemento determinada con los valores característicos de las propiedades de los
materiales, en tanto es un coeficiente de reducción de la capacidad resistente del elemento,
determinado a partir del análisis de la variabilidad de la función Y 2 de forma experimental. Este
es un método mucho más simple que el anterior, pero que resulta más complejo de importar pues
el valor esta fundamentado en una amplia experimentación y respaldo teórico bajo las
condiciones de trabajo de Norteamérica, muy distinta de la de nuestros países, resultando muy
complejo poder realizar variaciones a los valores de dicho coeficiente.
*
* Y2 Y2K Y2m
Y1m Y1k Y1
Del análisis realizado resulta evidente que la tendencia mundial actual es ir a la introducción y
generalización del Método de los Estados Límites en el diseño geotécnico, dados los éxitos que el
mismo ha alcanzado dentro del diseño estructural y las experiencias positivas obtenidas dentro de
la propia geotecnia, tal y como se plantea por el TC23 del ISSMGE(TC23 2000), donde se
especifica como tarea fundamental de dicho comité el de revisar el progreso obtenido en la
aplicación de los estados límites en el diseño geotécnico en todas las Sociedades Nacionales del
ISSMGE. Para su aplicación y generalización en Cuba resulta necesario encontrar un enfoque
general del mismo para el diseño geotécnico, adecuado a nuestras particularidades, tradiciones de
uso en otros problemas ingenieriles y tendencias mundiales y un sistema de coeficientes de
seguridad propio.
El desarrollo teórico de los métodos probabilísticos se remonta al inicio de la década de los 50 del
pasado siglo considerándose a Rshchantsin uno de los primeros que investigó sobre la temática
(Rshchantsin 1949), elaborando teorías desde esa época que tienen validez en la actualidad, e
incluso algunas que no han podido ser aplicadas aun por no contar con suficiente información
práctica para hacerlo. Es bueno destacar que esas primeras investigaciones eran netamente
teóricas y que solo en la década de los 90 se ha alcanzado una relativa amplia aplicación, dentro
de los países de más desarrollo en la temática, de estos métodos, no como procedimientos de
diseños directamente, sino con el objetivo de calibrar los coeficientes de seguridad que se utilizan
en el diseño por estados límites. (Becker 1996; Meyerhof 1993; ITC 1996; Quevedo 1988). Solo
han sido reportadas algunas investigaciones que han tratado de utilizar estos métodos
directamente en el diseño de problemas específicos dentro de la geotecnia (Marinilli 1997), pero
las mismas han demostrado su imposibilidad de aplicación práctica en el actual desarrollo de la
ingeniería de proyecto.
De igual forma se han desarrollado algunas investigaciones en el campo del diseño estructural
donde se ha tratado de incluir otras variables como aleatorias en el análisis, como es el caso de las
dimensiones de los elementos (Duprat 1997), pero ello ha traído una mayor complejidad de las
soluciones obtenidas que dificultan su aplicación práctica, considerándose, para el caso del
diseño geotécnico, suficiente analizar solamente las dos variables mencionadas inicialmente.
En las condiciones de diseño que consideran estos métodos, no se realiza una comparación entre
las funciones de las cargas o esfuerzos actuantes y las cargas o esfuerzos resistentes, sino que se
valora la seguridad introducida con respecto a la seguridad requerida. La forma de valorar la
seguridad, siempre a través de procedimientos probabilísticos, puede realizarse a partir de dos
parámetros, el índice de relatividad (Becker 1996; Lo 1993; Mrazik 1997; Eurocódigo 1997) o
el nivel de seguridad H ( Ermolaev 1977; Mixeev 1983; Quevedo 1988, 2000), siendo las
ecuaciones de diseño para los dos enfoques anteriores las siguientes:
Tanto el índice de relatividad como el nivel de seguridad son parámetros que tienen una base
probabilística para su determinación, que evaluaremos posteriormente, y que valoran la seguridad
en el diseño a partir de una única ecuación donde intervienen todas las variables que son
consideradas aleatorias, partiendo para ello de la caracterización estadística de la función
resultante Y, definida como:
Y = Y2 – Y1 [1.9]
La utilización directa de estos métodos implicaría la obtención de diseños con igual seguridad, lo
que sin duda es una concepción mucho más correcta que la utilizada por el MEA, el MFSG e
incluso por el MEL, donde lo que se trata es que los diseños tengan similares coeficientes de
seguridad, cuando en realidad estos pueden requerir valores diferentes de dichos coeficientes de
seguridad en función fundamentalmente de la variabilidad de los parámetros considerados en
dichos diseños. Conocemos que lo anterior es un concepto que no se maneja comúnmente entre
los especialistas, sobre todo entre los proyectistas, resultando difícil que comprendan que dos
diseños con igual coeficiente de seguridad pueden tener distinta seguridad real, tratando por tanto
que el presente trabajo contribuya al esclarecimiento de esas concepciones y sobre todo que
permita su aplicación práctica, incluso por quienes no la dominan (Quevedo 1987).
Para la comprensión de las bases matemáticas generales de los métodos probabilísticos resulta
interesante analizar la figura # 1.3 donde se muestra la función de la variable Y, considerando
una distribución normal, (ITC 1996; Quevedo 1987; Ermolaev 1976) sirviendo además para
comprender de una forma esquemática el significado de los términos y H.
H
Pf
Y media
.Y
Resulta evidente de la figura anterior que entre los términos índice de relatividad , nivel de
seguridad H y probabilidad de fallo Pf se puede establecer una relación matemática, por lo que sí
se define uno de ellos los restantes quedan establecidos.
Pf = 1 – H [1.10]
Pf = n (- ) [1.11]
Ymedia
= [1.12]
Y
H = n (- , + ) [1.13]
Considerando la simetría de la distribución normal y conociendo que la n (0, + ) es igual a 0.5,
se puede definir H como:
H = 0.5 + n (- , 0 ) [1.14]
Y Y21 Y2 2 [1.15]
donde:
n ------------------- Función de Laplace.
Y; Y1; Y2 ----- Desviaciones de las funciones Y; Y1; Y2
Trabajando con [1.9], [1.12] y [1.15] se puede obtener fácilmente la siguiente expresión de :
Y2media Y1media
[1.16]
Y21 Y2 2
Hay otros autores (Becker 1996) que plantean que en muchos casos a la hora de estudiar
estadísticamente la función Y resulta más conveniente utilizar la distribución logarítmica-normal,
obteniéndose por un procedimiento similar al anterior las siguientes ecuaciones básicas para su
aplicación.
Y = lnY2 – lnY1 [1.17]
Y ln Y 1 ln Y 2
2 2 [1.18]
Realizando simplificaciones prácticas válidas para vy2 y vy1 0.3, aspecto que se cumple para la
gran mayoría de los problemas prácticos analizados (Jiménez Salas 1981; Ermolaev 1976;
González 1997, 2000), obtenemos:
Y2 media
ln
Y1media [1.19]
2
ln Y 1 2
ln Y 2
La diferencia entre los enfoques anteriores es más teórica que práctica, ya que los resultados
obtenidos por los mismos son muy similares, resultando suficiente, para la utilización actual que
se le a estos métodos, el asumir que siempre es posible ajustar la función Y a una distribución
normal.
Para poder aplicar estos métodos resulta necesario tener caracterizado estadísticamente la función
Y, lo que en dependencia de la complejidad de las funciones que la componen, Y 1 y Y2, puede
resultar más o menos dificultoso, utilizándose en la práctica para ello los siguientes
procedimientos (Blázquez 1984; Ignatova 1980; Quevedo 1987):
Método de Montecarlo.
Método de Rosenblueth.
Método de desarrollo en serie de Taylor.
En el método de Montecarlo se simula primeramente la variable aleatoria Y, calculando después
su función de distribución, a partir del correspondiente histograma muestral, requiriendo para ello
de generar series de números aleatorios con una distribución conocida. Los inconvenientes
prácticos del método radican en su poca flexibilidad, si varían la media y la varianza de la
variable hay que repetir el proceso, la dificultad que supone incorporar el grado de correlación
entre las variables, aspecto que en la gran mayoría de las oportunidades está presente en los
diseños geotécnicos debido a que las propiedades que definen la resistencia a cortante de los
suelos son variables correlacionadas, y el elevado tamaño de las muestras que se necesitan, más
de 1000 elementos, para poder considéralas representativas y que el resultado sea fiable.
El método de desarrollo en series de Taylor, que algunos autores lo conocen como el método de
linealización de la función y aplicación del teorema general de la desviación (Ignatova
1980,1984; Quevedo 1988), se basa en sustituir la función de n variables, por su desarrollo en
serie de Taylor alrededor de los puntos medios de las mismas. Este método ha dado muy buenos
resultados cuando los coeficientes de variación de las variables que intervienen en el diseño no
son muy elevados, válido para los problemas ingenieriles analizados, y es factible encontrar las
derivadas de la función resultante con respecto a cada una de las variables aleatorias. En su
formulación no contempla la posibilidad de analizar funciones donde existan dos variables
correlacionadas (D’Andrea 1981; Duprat 1997), ni parámetros que sean a su vez resultados de la
división de dos variables aleatorias, como es el caso de la excentricidad de la carga, pero a partir
de su concepción general resulta posible resolver los problemas anteriores.
Para el caso de los suelos predominantemente cohesivos en Cuba se realizó un amplio estudio de
la variabilidad de su resistencia a cortante, definida por el ángulo de fricción interna y la
cohesión, y de su peso específico (Quevedo 1987), donde se arribaron a resultados coincidentes
con los reportados de la literatura internacional (Becker 1996; Blazquez 1984; Cherubini 1993;
Chowdbury 1994; Ignatova 1977; Orr 1999), pudiéndose resumir los intervalos de variación de
esos coeficientes en la tabla #1.1
Propiedad del suelo Intervalo del coeficiente de variación
Peso específico V = 0.05
Ángulo de fricción interna vtg = 0.07 – 0.26
Cohesión c vc = 0.138 – 0.336
Tabla #1.1 Valores de los coeficientes de variación para suelos cohesivos.
Para el caso de los suelos predominantemente friccionales, dada las características de los mismos
y lo difícil que resulta obtener muestras inalteradas para su estudio en el laboratorio, la
información internacional no es tan amplia (Jiménez Salas 1981; Blázquez 1984; Ignatova 1984;
Schultze 1985), mientras que en Cuba solo existe información de algunos estudios de campo
(Mestre 1994, 1997; González 1998).
Todos estos trabajos han sido analizados y correctamente resumidos en investigaciones resientes
realizadas en el país (González 1997, 2000), donde se plantea que Jiménez Salas (1981)
recomienda un intervalo de tg = 0.1~0.15; Ignatova (1970) propone un valor de 0.1, sin
embargo en 1984 ajusta estos valores a un intervalo de 0.03~0.08; por su parte Blázquez (1984)
propone valores de 0.05~0.15, recomendando como valor más adecuado 0.1. Otros autores en
años más recientes han propuesto intervalos de 0.05 ~ 0.25, recomendando el valor de 0.13.
(Cherubini 1993; Manoliu1993; Meyerhof 1993, 1995). Sin embargo, los valores más acertados,
según demostró posteriormente la práctica, son los propuestos por Schultze (1985) que subdivide
los suelos friccionales en arenosos ( 30) y arenosos - gravosos ( > 30), para los primeros
recomienda un tg = 0.073 y a los segundos un tg = 0.053.
Analizando todos estos criterios expuestos anteriormente, se puede llegar a definir los valores
mostrados en la tabla # 1.2.
Propiedad del suelo Intervalo del coeficiente de variación
Peso específico V = 0.05
Ángulo de fricción interna 30 Vtg = 0.03 – 0.1
Ángulo de fricción interna 30 vtg = 0.03 – 0.08
Tabla # 1.2 Valores de los coeficientes de variación para suelos friccionales.
Para el caso de las cargas se tomará los resultados de la experiencia mundial, pues
investigaciones encaminadas a su caracterización estadística solo se han realizado en el país para
el caso de la carga de viento extremo. En trabajos precedentes (Quevedo 1987), se determinó, a
partir del análisis de la literatura internacional, los valores de los coeficientes de variación de los
distintos tipos de cargas que intervienen en los diseños, resultados que coinciden con
publicaciones más recientes sobre el tema (Eurocódigo1 1997; Hospitaler 1997), mostrándose los
valores recomendados en la tabla # 1.3.
Si analizamos las condiciones [1.7] y [1.8], resulta evidente que lo primero que hay que
establecer para su aplicación son los valores del índice de relatividad requerido requerido o el nivel
de seguridad requerido Hrequerido, según sea el enfoque que se utilice.
Sobre esta temática se han realizado numerosos trabajos (Meyerhof 1970,1993; Ermolaev
1976,1977; Shitova 1980; Mixeev 1983; Blázquez 1984; Ignatova 1984; Quevedo 1987,1988;
Cristian 1994; Becker 1996; ITC 1996; Eurocódigo1 1997; Álvarez 1998; Day R. 1998),
existiendo en ellos distintos enfoques para su establecimiento, los que pueden ser agrupados en
aquellos que tratan establecer requerido o Hrequerido a partir de la valoración de la probabilidad de
falla Pf que debe tener una estructura, considerando la misma como un termino netamente
estadístico, lo que trae consigo la utilización de valores muy bajos de Pf y por tanto altos de
requerido o Hrequerido, obteniendo en la mayoría de los casos coeficientes de seguridad muy altos y
por tanto soluciones irracionales (Day 1998; Eurocódigo1 1997; Becker 1996; Cristian 1994),
aunque cabe señalar que algunos de los autores anteriores adoptan soluciones ingenieriles a la
hora de establecer los sistemas de coeficientes de seguridad a utilizar, solucionando de forma
empírica la dificultad que trae el uso de los valores de requerido o Hrequerido incorrectos.
El establecimiento de esos valores muy bajos de la Pf para los diseños geotécnicos, requerido = 3.5-
4.0 y por tanto Pf = 0.00025 – 0.000032 para el estado límite de resistencia, por los autores
anteriores ha estado influenciado en primer lugar por la extrapolación que se ha realizado de los
valores que han dado buenos resultados en los diseños estructurales en elementos de hormigón
armado o acero, sin tener en cuenta las particularidades de los diseños geotécnicos, y en segundo
lugar por el hecho de considerar que los valores de la Pf que fijen se corresponden con la
verdadera probabilidad de falla que tendrá el elemento, lo cual la práctica se ha encargado de
negar, debiéndose considerar en la actualidad este parámetro más bien como un indicador para
poder comparar seguridad en el diseño, y con ello establecer el sistema de seguridad adecuado,
que como un medidor real de la seguridad obtenida. Consideramos que sobre este importante
tema en el desarrollo del trabajo se debe profundizar y debatir los resultados prácticos obtenidos.
Existen otros autores que tratan de establecer los parámetros anteriores a partir de la relación que
los mismos tienen con el coeficiente de seguridad global K introducido en el diseño, tratando de
determinar a partir de que momento los aumentos de K no traen consigo aumentos significativos
de o H (Blázquez 1984; Meyerhof 1970), concepto que sin duda tiene mucha lógica pero que
en la práctica resulta muy difícil de determinar con exactitud, convirtiéndose en la gran mayoría
de los casos en un problema empírico, que puede tener mayor o menor éxito en función de la
experiencia del que lo utilice.
Se han realizado algunas investigaciones donde se ha tratado de determinar los valores del índice
de relatividad o el nivel de seguridad requerido de forma directa por procedimientos matemáticos
(Ermolaev 1977; Mixeev 1983), pero la aplicación práctica de los resultados ha sido muy
limitada, pues solo han podido resolver casos muy simplificados de los problemas reales, por lo
que existe coincidencia de que en la actualidad resulta imposible desde el punto de vista práctico
Por último hay un grupo de autores que han tratado de establecer los valores de requerido o Hrequerido,
para los diseños geotécnicos, a partir de realizar un análisis de reingeniería, valorando los índices
de relatividad o niveles de seguridad que han empleado las normativas más reconocidas
internacionalmente que establecen los diseños por estados límites (Shitova 1980; Ignatova 1984;
Quevedo 1987, 1988), y a partir de ello considerar como valor requerido de dichos parámetros
los menores que se han permitido en los diseños esas normativas.
El procedimiento anterior se fundamenta en una lógica netamente práctica que plantea que si los
diseños realizados por esas normativas han tenido un satisfactorio comportamiento histórico y los
mismos han permitido los valores mínimos del índice de relatividad o del nivel de seguridad
determinados, los valores anteriores pueden ser tomados como los requerido o Hrequerido. Los
resultados de estos análisis para los diseños geotécnicos por el estado límite de resistencia
recomiendan utilizar valores de Hrequerido = 0.98, lo que se corresponde con una Pf = 0.02 y un
= 2.05, lo que sin duda ratifica el señalamiento que se le había realizado al primer procedimiento
analizado, mientras que para el diseño por el segundo estado límite recomienda valores de
Hrequerido = 0.85, lo que se corresponde con una Pf = 0.15 y un = 1.04.
Consideramos que el último procedimiento analizado resulta ser el más indicado para utilizar en
la práctica para el caso de los diseños geotécnicos, dado que el mismo, sin dejar de aplicar los
conceptos de los métodos probabilísticos, toma en cuenta la experiencia acumulada durante años
de aplicación del método de los estados límites, perfeccionando el mismo con la introducción de
un nuevo concepto con el cual se trata de unificar la seguridad obtenida en dichos diseños. De
igual forma este enfoque es suficientemente flexible para cuando para un problema en específico
no de resultados satisfactorios realizar nuevos análisis y modificar los valores recomendados.
Debatido los procedimientos utilizados para establecer los valores de requerido o Hrequerido, resulta
necesario analizar los distintos enfoque seguidos a la hora de calibrar los coeficientes de
Kkk
Kkm
Kmk
Kmm
De la figura anterior se puede apreciar que a la hora de definir el K que se introduce al aplicar el
MEL hay que especificar bien de que forma se mide este, pudiendo existir desde el punto de vista
teórico 4 posibilidades, cuando se determine el Kmm, que es el verdadero factor de seguridad
introducido, medido entre los valores medios de las funciones Y1m y Y2m; cuando se determina el
Kkm, medido entre los valores Y1k y Y2m; determinándose el Kmk, establecido entre los valores Y1m
y Y2k, y al obtenerse el Kkk, medido entre los valores Y1k y Y2k. En la práctica las dos primeras
formas de determinar K son las más usadas, debiéndose realizar los análisis tanto en el MFSG
como en el MEL bajo las mismas consideraciones para que los resultados sean válidos. En
realidad consideramos que este procedimiento no debe ser el utilizado para la calibración de los
coeficientes parciales a emplear en el MEL, pues solo trata de lograr diseños con coeficientes de
seguridad similares, lo cual ya hemos discutido que es incorrecto, sino más bien empleado como
un paso inicial para posteriormente realizar la calibración de los coeficientes parciales con el
empleo de los métodos probabilísticos.
El segundo de los procedimientos utiliza los métodos probabilísticos (Mixeev 1983; Ignatova
1984; Ayala 1987; Becker 1996), pero sin pretender aplicarlos con total rigurosidad matemática,
utilizando la información que brindan los mismos para posteriormente dar una solución ingenieril
a la obtención del sistema de coeficientes de seguridad a utilizar en la aplicación del MEL.
Dentro de este procedimiento de forma general todos los autores recomiendan inicialmente
realizar lo planteado en el primer procedimiento, obteniendo los valores de los coeficientes de
seguridad parciales y el global, posteriormente aplicar los métodos probabilísticos para obtener la
relación entre el K y el nivel de seguridad o índice de relatividad de diseño y a partir de fijar los
valores de requerido o Hrequerido determinar los valores de los Krequerido, conocido también como
coeficiente de seguridad óptimo Kóptimo, comparando estos valores con los Kdiseño obtenidos
inicialmente, ocurriendo generalmente que los primeros son superiores que los óptimos o
requeridos.
análisis teóricos sobre los resultados obtenidos, pero sin dar una solución práctica a la
problemática.
La diferencia entre los enfoques se encuentra en lo relacionado con la metodología a seguir para
lograr calibrar los coeficientes de seguridad parciales a emplear en el MEL a la luz de la
información de los métodos probabilísticos, lo que consiste en tratar de acercar lo más posible el
Kdiseño y el Kóptimo. Este aspecto es el que pudiera ser considerado dentro del procedimiento como
ingenieril y no matemático, es por ello que se conoce como método probabilístico aproximado,
llegando algunos autores con el mismo a soluciones poco prácticas (Ayala 1987; Becker 1996;
Cristian 1994, Mixeev 1983), ya que condicionan la solución a parámetros que comúnmente no
se utilizan en el diseño como son el coeficiente de variación de la función resultante Y, o el
coeficiente de variación de la función Y2 o a limitar el valor de K a utilizar sin definir la relación
de este con los coeficientes parciales. Hay otros autores que llegan a soluciones aplicables en la
práctica (Ignatova 1984), pero no definen la metodología seguida.
Sin duda consideramos que este debe ser el procedimiento a utilizar en la actualidad para la
calibración de los coeficientes de seguridad, pero resulta necesario establecer una metodología
coherente para lograrlo, en ello se ha trabajado durante más de 15 años en el país (Quevedo
1987), perfeccionándose la propuesta en diversas aplicaciones (González 1997,2000, Álvarez
1998; Oliva 1999; Quevedo 1999,2000) y trataremos de resumir esa experiencia el presente
trabajo.
El último de los procedimientos trata de obtener a través de cálculos matemáticos directos los
coeficientes de seguridad parciales a utilizar en el MEL de forma que se cumplan los
requerimientos de los métodos probabilísticos, pero hasta el momento solo ha sido posible darle
respuesta a problemas muy simplificados y poco generalizables (Ermolaev 1977) o llegar a
formulaciones matemáticas que no pueden ser aplicadas en la práctica al no disponer de toda la
información necesaria para ello (ITC 1996), por lo que se puede plantear que estos por el
momento solo son procedimientos teóricos.
Del análisis realizado sobre los métodos probabilísticos y su uso a escala internacional, ha
quedado claro que los mismos deberán ser aplicados, a partir de definir una metodología general
para ello y empleando la caracterización estadística de los parámetros de los suelos y las cargas
de Cuba, con el objetivo de obtener los sistemas de coeficientes de seguridad a utilizar en los
distintos diseños geotécnicos por estados límites.
Partiendo del método de diseño que se utilice, queremos analizar ahora las distintas metodologías
empleadas en la geotecnia, debatiendo la relación entre los modelos del material utilizado y el
método de diseño, la variedad de enfoques seguidos a la hora de ordenar el procedimiento, los
criterios para la definición de la condición que domina el cálculo y la problemática actual de
Cuba en esta temática y su ubicación con respecto a las tendencias mundiales.
En los diseños geotécnicos lo que se persigue es garantizar que los estados tensionales que se
generan en la masa de suelo producto fundamentalmente de cargas externas, como ocurre en el
caso de los distintos tipos de cimentaciones, o de una combinación de estas y de cargas
producidas por el propio suelo, como ocurre en las estructuras de sostenimiento de tierras y en los
taludes, no sobrepasen sus respectivas capacidades resistentes, generalmente asociadas a su
resistencia a cortante, ni provoquen deformaciones en la masa del suelo que sean perjudiciales
para la estructura con la que interactuan.
No obstante, el desarrollo que han tenido las investigaciones relacionadas con el estudio de los
modelos de comportamiento de los suelos, todavía a escala del proyectista y de las normativas se
siguen empleando los enfoques clásicos que consideran o el comportamiento lineal o el plástico
del suelo, resolviendo con ellos la gran mayoría de los problemas prácticos en este campo.
Normalmente en los problemas relacionados con los diseños por resistencia se emplean modelos
plásticos de comportamiento del suelo, modelándolo como si estuviera ocurriendo la falla y luego
alejándose de ella con la introducción de la seguridad por el método elegido, mientras que en los
análisis de deformación existe la tendencia a la utilización de modelos lineales, buscando alguna
vía para garantizar que bajo el sistema de cargas consideradas se logre el comportamiento tenso-
deformacional lineal de la masa de suelo.
En realidad muy pocas normativas a escala internacional refieren la utilización del MEA en el
diseño geotécnico de las cimentaciones superficiales, aunque luego en la práctica ingenieril si son
empleadas, influyendo en ello la sencillez del método, el divorcio existente entre los diseños
geotécnicos y estructurales de las cimentaciones, siendo muy frecuente el uso en estos últimos de
procedimientos simplificados sobre la base del MEA para la determinación del área de la base de
la cimentación, y la no correcta relación entre el investigador ingeniero-geológico y el
proyectista.
La normativa de referencia parte de la ecuación de diseño del MEA [1.2], pero la R ’s plantea
determinarla sobre la base de garantizar un cierto factor de seguridad global K, diferenciando sus
valores para las combinaciones con carga de sismo y si ella, contra la falla por capacidad
resistente de todas las cimentaciones, asegurándose además que las deformaciones que ocurren en
las bases de las cimentaciones no sean perjudiciales para el correcto funcionamiento de la
estructura. A partir de ese análisis, que como podemos ver no es más que diseñar las
cimentaciones por el MFSG, el profesional encargado de la investigación ingeniero-geológica
propone en el informe el valor de R’s, seguramente el menor de los determinados, que luego el
proyectista lo toma y vuelve a diseñar las cimentaciones empleando el MEA.
La mayoría de las normativas y de la literatura clásica (Jiménez Salas 1981; Juárez Badillo 1970;
Bowles 1982) plantean el MFSG como es más utilizado en el diseño geotécnico de las
cimentaciones superficiales. En el mismo se parte del diseño por resistencia, tomando modelos
plásticos de comportamiento del suelo, reduciendo la capacidad de carga de rotura de la base de
Es bueno hacer notar que en este procedimiento, pese a utilizar métodos lineales para el cálculo
de las deformaciones, no se chequea que los estados tensionales de la base de la cimentación, en
el diseño por deformación, estén dentro de la zona considerada de comportamiento lineal, ya que
se asume que al tomar valores elevados del coeficiente de seguridad global K automáticamente se
garantiza dicho comportamiento. En suelos como las arenas sueltas o las arcillas blandas, que
presentan valores de capacidad de carga última asociados a grandes deformaciones, algunos
autores (Juárez Badillo 1970) introducen en este diseño el concepto de falla local, que no es más
que una capacidad de carga reducida con la cual limitan el estado tensional a que permiten
trabajar la base de la cimentación por resistencia, logrando con ello reducir los asentamientos a la
vez que se garantiza el comportamiento lineal de la base en el diseño por deformación.
Ya quedó determinado en 1.1 que la tendencia mundial es ir a la utilización del método de los
estados límites en el diseño geotécnico, y que en Cuba se ha venido trabajando en esa dirección
desde hace 15 años (Quevedo 1987), existiendo por tanto las condiciones objetivas para la
implementación definitiva de dicho método. Es por ello que resulta de gran importancia analizar
las distintas metodologías empleadas a escala internacional para el diseño geotécnico de
cimentaciones superficiales por el MEL.
El enfoque seguido por países como Estados Unidos de América (ANSI 1980), Canadá (CGS
1992) y Australia (1992) para la aplicación del MEL en el diseño geotécnico de las cimentaciones
superficiales parte de la ecuación general [1.6] y plantea diseñar inicialmente por capacidad de
carga, 1er estado límite, chequeando además la posibilidad de la falla local para los casos que
resulte necesario y posteriormente comprobar que las deformaciones de la base de la cimentación
no sobrepasen los valores límites fijados. En este proceder la comprobación de la falla local de
alguna forma viene a garantizar que los estados tensionales en el diseño por deformación se
encuentren dentro de la zona de comportamiento lineal del suelo y por tanto se puedan utilizar los
métodos clásicos de cálculo de asentamientos.
Los países de Europa Occidental liderados por Dinamarca (Dansk 1985) y unificados en el
Eurocódigo (Ovesen 1993; Orr 1999) utilizan como ecuación básica de diseño la [1.5], con la
peculiaridad de no considerar el coeficiente de seguridad adicional s. De igual forma plantean
diseñar inicialmente por el 1er estado límite, siendo necesario realizar el mismo para los casos B y
C definidos en la normativa, para los cuales existen diferentes valores de los coeficientes de las
cargas y de las propiedades del suelo. Obtenida el área de la base que garantiza el cumplimiento
de todas las combinaciones de cargas y casos posibles en el diseño por capacidad de carga se pasa
a comprobar, con las cargas consideradas para el diseño por el 2do estado límite, que las
deformaciones de la base no sean mayores que los valores límites fijados. En este enfoque no se
comprueba el cumplimiento del estado tenso-deformacional lineal de la base de la cimentación en
el diseño por deformación, aunque se emplean métodos de cálculo de asentamientos que parten
de considerar modelos de comportamiento lineal del suelo, lo que sin duda es una incongruencia
teórica.
En lo referente al criterio que decide en el diseño muchos autores realizan análisis simplificados
(Becker 1996; Orr 1999) que lo llevan a definir de forma relativamente simple el estado límite
que domina en el diseño. En la figura # 1.5 se muestra uno de estos análisis donde aparecen las
curvas de esfuerzo máximo posible a actuar a nivel de cimentación, en función de su ancho, para
asegurar el cumplimiento del 1er y 2do estado límites. Para el caso mostrado, en suelo friccional,
ocurre que para cimientos con anchos menores que 1.5 m el criterio que decide es el 1 er estado
límite, mientras que si el ancho es mayor que 1.5 m decidirá el 2do estado límite.
1200
1000
200
0
0.5 1 1.5 2 2.5 3
Figura # 1.5 Criterio que decide el diseño de la cimentación según Orr 1999.
Por último los países de la Europa del Este, encabezados por la antigua Unión Soviética (SNIP
1983; Sorochan 1985), en la aplicación del MEL en el diseño de las cimentaciones superficiales
toman como ecuación básica la [1.5], incluyendo el uso del coeficiente de seguridad adicional s,
aunque plantean diseñar inicialmente por el 2do estado límite. En este enfoque introducen el
concepto de la tensión límite de linealidad del suelo R y lo emplean para chequear que en el 2 do
estado límite que los esfuerzos actuantes no sobrepasen a dicho valor y con ello garantizar el
comportamiento tenso-deformacional lineal del suelo. En realidad el valor de R ha sido
enriquecido con la práctica ingenieril, constituyendo en esta normativa la condición fundamental
de diseño, comprobando posteriormente que las deformaciones no sobrepasen los valores límites
y por último chequeando la condición de diseño del 1er estado límite.
Las metodologías generales utilizadas en el diseño geotécnico fueron analizadas en 1.3, quedando
establecido que en cualquier problema que se estudie resulta necesario comprobar dos
condiciones básicas, relacionada una de ellas con la posible falla por resistencia o estabilidad y la
otra con los problemas de funcionalidad o servicio, que para el caso de la geotecnia siempre están
relacionados con el efecto de las deformaciones de los suelos sobre la estructura.
Como hemos hecho en todo el cuerpo del trabajo, profundizaremos en el caso del diseño
geotécnico de las cimentaciones superficiales, y por tanto tendremos que abordar la temática de la
capacidad de carga de la base de la cimentación, que es el parámetro que define la capacidad
resistente desde el punto de vista geotécnico de este tipo de elemento, pero resulta necesario
plantear que a lo largo de estos años se ha trabajado en la misma dirección en otros problemas de
las capacidades resistentes, y en los diseños en si, como son los casos de los taludes (Álvarez
1998; Oliva 1999), muros de sostenimiento de tierras (Diego 1998) y pilotes (Ibáñez 2001) entre
otros, con resultados de envergadura, reconocidos por sus aplicaciones prácticas alcanzadas.
Cimiento
Base de la
cimentación
A partir de la figura anterior podemos definir como cimiento al elemento estructural que se
encarga de trasmitir las cargas de la superestructura a la base de la cimentación, mientras que esta
última la constituye todo el suelo que se encuentra debajo del cimiento y que trabaja tanto desde
el punto de vista de resistencia, como de deformación soportando las cargas que le han
transferido. Por otro lado es conocido que la capacidad resistente del suelo que conforma la base
de la cimentación no solo depende de sus propiedades físico-mecánicas, sino también de otros
parámetros independientes de él como son las dimensiones del área, la profundidad y la forma del
cimiento, las magnitudes y tipos de cargas actuantes y otros muchos factores, por lo que no
resulta correcto hablar de la capacidad de carga de un suelo, que no es un valor constante, sino de
la capacidad de carga de la base de un cimiento.
Df q = . Df
E A A 45º - /2 45º - /2 E
III I III
C
D II B II D
n
Pp
Figura # 1.7. Modelo de falla de Terzaghi para el cálculo de la capacidad de carga.
b 2
qbr N cN c 1 d N q [1.20]
2
donde: qbr - Capacidad de carga de la base de la cimentación.
b - lado menor del cimiento.
2 - Peso específico del suelo por debajo del nivel de cimentación.
1 - Peso específico del suelo por encima del nivel de cimentación.
c - Cohesión del suelo.
d - Profundidad de cimentación.
N, Nc, Nq - Factores de la capacidad de carga, dependientes del ángulo de fricción interna del
suelo.
Prácticamente todos los autores posteriores a Terzaghi han adoptado la misma estructura de la
expresión [1.20] para definir la capacidad de carga de las bases de las cimentaciones, cambiando
solo los valores de los factores de la capacidad de carga N , Nc, Nq a partir de considerar distintos
modelos de falla. En este sentido se puede plantear que en la determinación de los términos N c,
Nq existe una gran coincidencia entre la mayoría de los autores y normativas de prestigio
internacional (Brinch Hansen 1961,1970; Sokoloski 1960; SNIP 1984; ANSI 1980; Eurocódigo
1997), adoptando todos la solución dada por Prandtl (Juárez Badillo 1970) para suelos cohesivos,
la que plantea:
qbr = c.Nc + q’.Nq [1.21]
tg
para 0 N q tg 2 (45 ).e [1.23]
2
N c ( N q 1). cot [1.24]
Prandtl en su análisis no considera la influencia del peso del suelo por debajo del nivel de
cimentación y por tanto el primer término de la formula clásica de Terzagui se hace cero. Existen
otros autores como Terzaghi y Meyerhof (Juárez Badillo 1970; Meyerhof 1963) que no toman
para definir Nc y Nq la solución de Prandtl, pero llegan a valores muy similares a los anteriores,
de igual forma investigaciones experimentales en suelos cohesivos han demostrado la validez de
esta solución desde el punto de vista práctico. (Mello de Victor 1995; Nakase 1981). Debemos
plantear además que pese a que esta solución fue obtenida para el caso de suelos cohesivos, la
misma se emplea con éxito en la determinación de Nc y Nq para suelos friccionales, pero
utilizando por supuesto la formula general [1.20] y debiendo por tanto determinar el termino N.
Al analizar la tabla anterior se observa que los valores dados por los clásicos, Meyerhof y Brinch
Hansen, son los inferiores de todos, en el otro extremo están una serie de autores que sobre la
base de resultados experimentales (Chen 1973; Zamora 1994; Perkins 1995; Tatsuoka 1996; Beer
1970) han propuestos valores muy superiores a los anteriores, llegando a ser hasta más del doble
que los valores clásicos, aunque la mayoría de estos resultados se han quedado aún en el campo
teórico y no han sido introducido en la práctica. Por último existen una serie de normativa que sin
ir a los valores tan elevados de las investigaciones experimentales han introducido valores de N
superiores a los que tradicionalmente se utilizaban. En resumen esta es una temática no
solucionada completamente y para las condiciones de Cuba la única vía posible para investigar en
esta dirección es la utilización de la modelación matemática a partir de su calibración por
resultados experimentales de autores internacionales.
La justificación fundamental que dan los autores a los resultados experimentales tan superiores a
los obtenidos por las soluciones teóricas tradicionales está relacionada con la influencia que
puede tener la dilatancia de los suelos friccionales en la capacidad de carga de los mismos, factor
que no fue considerado en ninguna de las soluciones teóricas. Para comprender mejor lo
planteado resulta necesario profundizar en el mecanismo de falla de estos suelos.
En la Figura # 1.8 se muestran las curvas típicas de tensión-deformación de los suelos granulares
sometidos a una tensión cortante creciente, siendo la tensión de confinamiento (3) constante.
Ambas curvas presentan deformaciones que son aproximadamente proporcionales a los niveles
tensionales cuando éstos son bajos, lo cual sugiere una gran componente de distorsión elástica.
Resistencia máxima
Pérdida de energía
Descarga antes
de la falla en el ciclo = HISTÉRESIS
Deformación,
0
eo
SUELO SUELTO
Relación de
vacíos crítica
Después de una deformación considerable de un suelo cualquiera, tanto la tensión desviadora
como la relación de vacíos alcanzan valores que son independientes de la relación de vacíos
eo bajo una tensión desviadora constante se deforma sin posterior
inicial. En esta fase, la arena
SUELO COMPACTO
desviadora correspondiente a esta fase para definir el ángulo de fricción final o residual (r).
- [1.25]
sen = 1 3
r +
1 3 r
De forma similar se calcula el ángulo de fricción máximo o pico (p), ósea se aplica la ecuación
anterior pero con los valores de los esfuerzos correspondientes al máximo de la cueva tensión-
deformación, este ángulo no es una propiedad del material sino que depende en gran medida de
la relación de vacíos inicial y de la tensión de confinamiento existente antes de la aplicación de la
tensión desviadora.
C D C D
Posición después de
producirse un
30º deslizamiento
Expansión
Horizontal
Este fenómeno de cambio de volumen puede ocurrir de dos formas diferentes (Figura #1.10), ya
sea un movimiento en que las partículas se encajen o un movimiento en que las partículas se
expandan, siendo conocidos como dilatancia negativa y dilatancia positiva respectivamente.
ENCAJE
DILATANCIA NEGATIVA
EXPANSIÓN
DILATANCIA POSITIVA
Durante la última década, varios han sido los investigadores que relacionan en sus trabajos el
ángulo de fricción obtenido mediante ensayos de corte directo o triaxiales, con el ángulo de
dilatación (Bolton 1996; Shanz 1996). Uno de los aportes más importantes de Bolton (Bolton
1996) sobre este tema, ha sido la formulación que relaciona el ángulo de dilatación ( ) con el
corte directo.
cd cd
sen p - sen r [1.26]
sen =
cd cd
1 - sen p sen r
Shanz y Vermeer (Shanz 1996) probaron la validez de esta formulación en los resultados del
ensayo triaxial, quedando definida ésta como:
tr tr
sen p - sen r
sen = tr tr [1.27]
1 - sen p sen r
tr
siendo ( p ) el ángulo de fricción pico o máximo y ( rtr ) el ángulo de fricción residual
determinados en el ensayo triaxial.
donde:
qbr - Capacidad de carga del suelo.
B’ - Menor de los lados efectivos de la base de la cimentación.
d - Profundidad de cimentación.
1 - Peso específico del suelo, por encima del nivel de cimentación.
2 - Peso específico del suelo, por debajo del nivel de cimentación.
N, Nc, Nq - Factores de la capacidad de carga, que están en función de ángulo de
fricción interna del suelo ().
s, sc, sq - Factores de corrección debido al efecto de la forma del cimiento.
i, ic, iq - Factores de corrección por la inclinación de la carga actuante.
d, dc, dq - Factores de corrección por la profundidad de cimentación dentro del
estrato resistente.
g, gc, gq - Factores de corrección debido a la inclinación del terreno.
Como se puede observar en la expresión anterior se incluyó las correcciones por excentricidad de
la carga, en el termino lado efectivo B’, por forma del cimiento en los factores s, por inclinación
de la carga en los factores i, por profundidad del cimiento en el estrato resistente por los factores
d y por inclinación del terreno en los factores g, siendo aplicable por tanto para prácticamente
todos los problemas prácticos que se puedan presentar.
Además de Brinch Hansen otros muchos autores han abordado la temática, ya sea parcial o
totalmente, siendo de interés valorar cuales son los puntos de coincidencia y de debate entre las
teorías existentes para cada una de las correcciones anteriores.
Para el caso de la corrección por excentricidad a partir de la propuesta realizada por Meyerhof de
analizar los cimientos con cargas excéntricas, como un cimiento con un área efectiva, b’y l’, tal
que su centro de gravedad coincidiera con el centro de presiones de las cargas actuantes, y por
tanto pudiera considerarse la carga sobre él como centrada (Meyerhof 1953), prácticamente todos
los autores y normativas han asumida como válida esta solución y poco se debate sobre el tema.
Las correcciones por profundidad del cimiento dentro del estrato resistente y de inclinación del
terreno, abordan problemas muy específicos y no han sido tratadas por muchos autores, teniendo
en cuenta además la complejidad que tiene su estudio, tanto desde el punto de vista teórico como
experimental, por lo que las normativas que la incluyen en su mayoría toman las soluciones dadas
por Brinch Hansen.
El estudio de la influencia de la forma del cimiento fue de los primeros temas abordados dado su
importancia práctica, existiendo una gran cantidad de autores que proponen diferentes
expresiones para valorar su influencia, pese a ello hay muy poco variación entre los resultados
obtenidos por una u otra teoría y tampoco constituye un tema actual de estudio. En la tabla # 1.5
se muestran algunas de las teorías más conocidas y los valores obtenidos para el caso de =
32.5º y B/L =1 para s y sq, y c= 50kPa, = 10º y B/L =1 para el caso de sc.
Sq S Sc
Referencias
Fórmula Valor Fórmula Valor Fórmula Valor
i i i i
Referencia
Fórmula =10 =20 =30
EuroCódigo 1993 [1- (H/Q)]3 0.56 0.26 0.07
Norma Polaca 1981 - 0.52 0.22 0.04
Brinch Hansen 1970
[1-0.7(H/Q)]5 0.52 0.23 0.08
Norma Noruega 1980
Recomendaciones API
[1- (H/Q)]5 0.38 0.10 0.01
1984
Meyerhof 1963 [1- (/)]2 0.48 0.15 0.06
Tran-Vo-Nhiem 1971 - 0.59 0.19 0.03
1-2.41(H/Q)
Ingra y Baecher 1983 0.61 0.30 0.06
+1.36(H/Q)2
Saran y Agarwal 1991 - 0.61 0.43 0.09
Tabla # 1.6 Expresiones para el cálculo de i según distintos autores.
única vía posible para investigar en esta dirección la utilización de la modelación matemática a
partir de su calibración por resultados experimentales de autores internacionales.
En el presente trabajo no pretendemos pasar balance de todas las teorías existentes, ni de los
numerosos métodos prácticos para la determinación de las deformaciones que se originan en los
suelos, sobre ello existe suficiente información, incluso resumidas en importantes tratados
clásicos (Juárez Badillo 1970; Jiménez Salas 1981), sino que trataremos de establecer las
generalidades de estos métodos, las hipótesis y modelos utilizados, y por tanto su campo de
aplicación, y las principales tendencias a escala internacional en esta temática. Todo lo anterior lo
analizaremos a la luz de las particularidades de nuestros suelos y de las cargas actuantes, para
llegar a establecer los procedimientos más racionales a utilizar en Cuba.
De igual forma a como hemos hecho en todo el trabajo, se expondrá con mayor profundidad los
aspectos relacionados con las cimentaciones superficiales, y por tanto se tendrá que abordar la
temática relacionada con las deformaciones de las bases de las cimentaciones superficiales y los
métodos de cálculos para su determinación.
Los valores de las deformaciones permisibles deben ser establecidos en función de las
características de la estructura, y en realidad debía ser una responsabilidad del proyectista
estructural fijarla, pero en la práctica ingenieril es algo que se establece en las normativas del
diseño geotécnico de las cimentaciones (Eurocódigo 1997; ANSI 1980; Quevedo-León 1990), y
en la actualidad con el desarrollo de las medios de cómputos, donde se pueden modelar de forma
conjunta la estructura, el cimiento y la base, y establecer de forma directa los efectos de las
deformaciones de los suelos de la base sobre la estructura, su estudio ha perdido actualidad
siendo suficientemente buenos los valores propuestos en las normativas mencionadas para los
diseños de cimentaciones de forma tradicional.
Para adentrarse en el estudio de las deformaciones de las bases de las cimentaciones, resulta
necesario analizar las particularidades de la curva de tensión-deformación de los suelos,
figura # 1.11, y el significado de los valores de tensiones de los puntos notables de la misma.
uso práctico demostró que resultaba ser un valor muy pequeño y por tanto se limitaba demasiado
la zona de comportamiento lineal del suelo con su consiguiente influencia negativa en el diseño.
El valor actual de R considera que puede existir falla por esfuerzo cortante local hasta una
profundidad Zmax. = b/4, tal y como se muestro en la figura # 1.12, además de incluir una serie de
parámetros empíricos que han hecho que su valor aumentara con respecto al valor teórico inicial.
b
P 1.d
Zmáx
m
donde: c1,c2 - Coeficientes que dependen de las condiciones de trabajo del suelo y del
tipo de estructuras.
De igual forma Terzaghi introdujo el concepto de falla local (Juárez Badillo 1970), el que es
aceptado por normativas actuales en Estados Unidos y Canadá (ANSI 1980; Green 1991), con el
que se limita la capacidad carga de la base de las cimentaciones para suelos como las arcillas
blandas y las arenas sueltas, los que alcanzan su capacidad última asociada a grandes
deformaciones, a partir de considerar un modelo de falla como el mostrado en la figura # 1.13.
A partir del modelo anterior, donde como se ve solo se permite la falla por esfuerzo cortante solo
de forma local en la base de la cimentación, de forma similar al modelo considerado para la
determinación de R, se obtuvo la expresión para el cálculo de la capacidad de carga por falla local
qbrfl.
b 2 2
qbrfl N fl cN cfl 1 d N qfl [1.32]
2 3
donde: Nfl, Ncfl, Nqfl - Coeficientes de la capacidad de carga de falla local, dependientes del
ángulo de fricción interna, definidos por Terzaghi.
Aunque los conceptos de capacidad de carga por falla local y el de tensión límite de linealidad
fueron enunciados con fines diferentes, parten de modelos muy similares y en la práctica cumple
funciones semejantes, e incluso numéricamente sus valores coinciden en gran medida (González
2000), por lo que se puede afirmar que al chequear la falla local, de forma indirecta se está
chequeando el cumplimiento del estado tenso-deformacional lineal del suelo.
A partir de lo enunciado por Terzaghi en 1923 de su teoría de la consolidación, donde daba una
interpretación física y matemática del proceso de deformación de los suelos, se han desarrollado
numerosos métodos para el cálculo de los asentamientos que se producen en las bases de las
cimentaciones superficiales (Ergorov 1968; Tsytovich 1969; Ábalos 1978; Sakirov 1980), todos
los cuales, pese a asumir diferentes consideraciones en sus análisis, se comprometen de una
forma u otro con el empleo de modelos de comportamiento lineal del suelo. Sobre el tema existe
suficiente información, pudiéndose en varios trabajos importantes resúmenes sobre el mismo
(Juárez Badillo 1970; Jiménez Salas 1981; De Armas 1986), por lo que no consideramos de
interés repetir el contenido de esos trabajos.
Del análisis de estos procedimientos para el cálculo de asentamientos por métodos lineales se
pueden llegar a establecer los aspectos fundamentales o invariantes que todos consideran.
Definición del parámetro deformacional que caracteriza el suelo, pudiendo ser el módulo de
deformación del suelo Eo u otro parámetro obtenido de ensayos de laboratorio o de campo.
Determinación del espesor de suelo donde se considera que ocurren las deformaciones
lineales; nombrada por varios autores como potencia activa (Ha).
Cálculo de las Tensiones por Carga impuesta en el suelo, partiendo siempre de modelos
lineales, utilizando algún método de discretización del gráfico que caracteriza esta
distribución de presiones en el suelo.
Analizando los cuatro aspectos anteriores nos permite caracterizar y a la vez diferenciar un
método de cálculo de asentamiento de otro. Existiendo por ejemplo métodos que trabajan con el
Eo como parámetro deformacional del suelo, mientras que otros trabajan con la curva e vs. ’
obtenida del ensayo edométrico. Por otro lado los hay que consideran toda la potencia activa Ha,
mientras que otros, bajo ciertas circunstancias, consideran una potencia limitada. De la misma
forma se pudiera plantear que son utilizados diversos procedimientos diferentes para la
discretización del gráfico de tensiones por carga impuestas y que hay una gran variedad de
coeficientes empíricos que se han empleado en los diferentes métodos de cálculo de
asentamientos.
i s 4 i c i I
NE
Hi
Si = [1.33]
i 1 6
donde: NE - Cantidad de estratos por debajo del nivel de solera hasta una profundidad
igual a la potencia activa (Ha).
Hi - Espesor del estrato i existente por debajo del nivel de solera hasta una
profundidad igual a la potencia activa.
La generalidad de este método viene dada por el hecho de que la variación de la deformación
unitaria puede determinarse para cualquiera de las formas en que se enuncie la propiedad de
deformación del suelo, por lo que con la expresión general [1.32] se puede calcular los
asentamientos de las bases de las cimentaciones de la gran mayoría de los problemas prácticos.
S
g.f.s
Aplicación de los Estados Límites y la Teoría de Seguridad en el Diseño Getécnico en Cuba. ________________________________ Capítulo 1.
propuesta de norma cubana hecha en 1990 (Quevedo-Léon 1990) ocurre generalmente en los
suelos cohesivos lo que se muestra en la figura # 1.14.
Como se puede observar en los suelos predominantemente cohesivos cuando se diseña por el 1 er
estado límite al introducir los coeficientes de seguridad para alejarse de la falla, normalmente se
cae en una zona de comportamiento no lineal con un correcto aprovechamiento de la capacidad
resistente, posteriormente al chequear la condición de linealidad, con las cargas correspondientes
al 2do estado límite que para el caso de Cuba son inferiores a las del 1 er estado límite al no
considerarse la carga de viento extremo, esta se cumple en la generalidad de los casos,
obteniendo por último asentamientos menores que los límites.
R
qbr P
’
er
Sc 1 E.L.
2do E.L.
Comportamiento
No Lineal del Suelo
S
g.f.s
Figura # 1.15 Criterio que predomina en el diseño en suelos friccionales.
Como se puede observar en la figura #1.15, en los suelos friccionales luego de diseñar por el 1 er
estado límite, al pasar a comprobar la condición de linealidad, pese a utilizar las cargas del 2 do
estado límite, ocurre generalmente que esta no se cumple, ósea que los estados tensionales
producidos son superiores al límite de linealidad, por lo que se tiene que aumentar el área de la
base para hacer cumplir esa condición y con ello poder utilizar los métodos lineales de cálculo de
asentamientos, resultando al final que estos son inferiores a los límites, convirtiéndose por tanto
la condición de linealidad en la que generalmente decide en el diseño.
Existen algunos autores que han trabajado en esta dirección y han propuesto métodos teóricos
para el cálculo de asentamientos con el empleo de modelos no lineales (Golsthein 1970; Malishev
1982), pero para su introducción en Cuba resulta necesario comprobar experimentalmente las
posibilidades de su aplicación, así como estudiar la forma que los mismos se pueden integrar en
la metodología general para el diseño geotécnico de las cimentaciones superficiales por estados
límites, tareas en las que se ha trabajado en los últimos años y que mostraremos los resultados
obtenidos en el capitulo 4 del presente trabajo.