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4.1.4.Cualisigno-Legisigno-Sinsigno
Cualisigno Sinsigno Legisigno
Índice: Signo determinado por un objeto y tiene una relación real con él,
no son iguales. NO similares por completo, pero guardan una relación.
Es asociación de características con un objeto.
Ejemplos
Reciclaje
La semiosis es el proceso que permite que algo pueda operar como signo. Con ello, a Morris le interesa
determinar cuáles son las condiciones para la existencia del signo.
Siguiendo un modelo triádico, que aparece primero en su libro "Fundamentos de la teoría de los signos",
Morris define el signo como algo que alude a algo para alguien. Esto implica al menos tres
componentes: vehículo sígnico, designatum e interpretante. El vehículo sígnico (S) es la manifestación
material del signo, lo que actúa como signo; el designatum (D) es lo designado por dicho vehículo
sígnico, aquello a que el signo alude; y el interpretante (I) es la conducta observable que desencadena
en el receptor, el efecto que produce en determinado intérprete.
Cabe hacer tres observaciones. En primer lugar, Morris, por economía, suele nombrar al vehículo sígnico
como signo. En segundo lugar, introduce un elemento de naturaleza distinta, el intérprete, que es el
individuo que recibe e interpreta el signo (no debe confundirse el intérprete con el interpretante).
Finalmente, para evitar la introducción de ámbitos metafísicos, recurre a un elemento adicional,
el denotatum (O), para dar cuenta de aquellos designata sin referente real.
A partir de estos elementos, se pueden evidenciar al menos tres dimensiones semióticas. Cuando el
signo entra en relación con su designatum (S-D), se habla de una dimensión semántica. El signo en
relación con su interpretante (S-I) constituye una dimensión pragmática. El signo en relación con otros
signos (S-S) forma la dimensión sintáctica. La relación entre el signo y el denotatum (S-O) haría parte
también de la dimensión semántica, aunque de naturaleza distinta. Por supuesto, estas mismas
relaciones y dimensiones se manifiestan en el lenguaje (language).
Un signo necesita, según Peirce, una forma sensible (representamen), pero ésta siempre está
habilitada a significar muchas cosas, hasta que no sea definida, especificada por una referencia
dada (objeto)”, es decir la secundaridad. El interpretante (la terceridad) es la voz del Otro, de la
comunidad sobre la cual se supone que el signo tendrá un efecto semiótico, el sentido atribuido.
Todo sentido es consentido, es de naturaleza consensual” (Andacht, 1992: 149)