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UNIVERSIDAD FRANCISCO GAVIDIA

TECNOLOGIA, INNOVACIÓN Y CALIDAD


Facultad de Ciencias Sociales

Cátedra: Atención a la Diversidad Grupo: 01


Facilitadora: Lic. Cecilia Jiménez

Tema:

“DESORDEN CONDUCTUAL”.

Presentado Por: Carné:


Buendía Badía, Ana Magdalena BB101408
Cea Ramos Alex Antonio CR199810
Morales Cuéllar, Emma Irene MC103310
Orellana Moran, Catalina Esmeralda OM100310
Vega Lozano, Yessica Raquel VL100304

San Salvador, Jueves 24 de Octubre de 2013


A través del paso del tiempo las terminologías han evolucionado y
se ha dado prioridad a nuevos términos para referirse a distintas
Necesidades Educativas Especiales por lo que es importante diferenciar
entre minusvalía, discapacidad y deficiencia.

Al ahondar en este tipo de tema nos encontramos con múltiples


Necesidades Educativas Especiales entre las cuales están la parálisis
cerebral y la discapacidad intelectual que en muchas ocasiones están
ligadas una a la otra.

Por lo que en las siguientes páginas se ha realizado la investigación


teórica de ambos temas permitiendo que se puntualicen los conceptos,
causas, diagnósticos, tipos y atención educativa para las personas que
padecen de este tipo de discapacidades.

Se realizó una visita de campo al Hogar de Parálisis Cerebral


Roberto Montalvo Callejas donde se atienden a pacientes con diferentes
Discapacidades.

En dicho centro se pudo observar el Programa Pedagógico en el


nivel 3, en el cual se encontraron estudiantes entre 12 a 23 años de
edad, algunos de ellos tienen Parálisis Cerebral y Discapacidad
Intelectual y otros sólo la Discapacidad Intelectual, permitiendo la
indagación de las adecuaciones curriculares que adaptan las maestras
de este centro para que estos estudiantes puedan asistir a una Escuela
de Educación Regular en El Salvador.
OBJETIVO DEL TRABAJO

OBJETIVO GENERAL

 Conocer información teórica sobre el desorden conductual


profundizando en la fundamentación y relación con un caso real de
un niño de cinco años de edad en una escuela pública en El
Salvador estableciendo posibles adecuaciones curriculares que se
pueden implementar dentro y fuera del aula, el centro educativo y
en el hogar del niño.

OBJETIVO ESPECÍFICO

 Enumerar los tipos de dificultades de conducta a nivel social y escolar.

 Identificar las posibles causas que desarrollan el desorden de


conducta.

 Reconocer los síntomas que se reflejan en un alumno de 5 años de


edad con desorden conductual.
MARCO TEÓRICO

Las conductas infantiles inadecuadas pueden presentar cierta


"normalidad" en determinadas etapas del ciclo vital por lo que se debe
hacer énfasis partiendo de las características del desarrollo evolutivo de
los niños ya que cuando la magnitud, frecuencia o perseverancia en el
tiempo de estas conductas son excesivas, pueden necesitar la
intervención de un profesional de la salud para corregirlas a tiempo.

Características de los niños de 5 años

Los niños y las niñas de 5 años de edad tienen definida su


lateralidad utilizando su mano dominante más frecuentemente. Poseen
una gran fantasía e imaginación atribuyéndole vida humana a elementos
de la naturaleza y a objetos que están próximos a ellos.

Respecto al lenguaje existe un perfeccionamiento, siendo la


articulación correcta, el vocabulario variado y muy extendido, no se
aprecian errores gramaticales y el discurso narrativo se va mejorando.
Entiende más de 2,000 palabras, secuencias de tiempo y rimas, lleva a
cabo una serie de tres instrucciones. Puede sostener conversaciones en
las cuales sus frases pueden tener 8 o más palabras de longitud,
utilizando también frases compuestas y complejas. Describe objetos y
puede crear historias.

A nivel del desarrollo socio-afectivo muestra más independencia y


seguridad en sí mismo, pasando mucho tiempo con un grupo de juego.
Se le puede encomendar una tarea y él es capaz de realizarla. Es capaz
de ceder su lugar y de esperar su turno sin molestar. Tiene noción de
las reglas de lo que se puede y no se debe hacer. Se adapta a las
obligaciones cotidianas. Reconoce lo propio y lo ajeno, posee mucho
amor propio y se esfuerza para superar dificultades resolviendo sin
enojos.

Es capaz de recortar con tijera, agrupar, clasificar materiales


concretos y/o imágenes por: su uso, color, medida, forma, entre otros.
También puede permanecer más tiempo sentado.
NIÑOS CON PROBLEMAS DE CONDUCTA
Son diversas las definiciones de problemas de conducta partiendo
de las diferentes orientaciones teóricas de los autores que las han
desarrollado. Incluso no se ha concretado una definición que sea
aceptada universalmente, sin embargo una de las que mayor
reconocimiento tienen en el ámbito educativo es la que desarrolló la
Asesoría General de Trastornos en 1989, en la que se define el problema
de conducta como: “una condición que afecta adversamente el
desempeño del niño en su medio social y educativo a través de un
período de tiempo y que presenta algunas de las siguientes
características:

 Dificultad para establecer relaciones interpersonales con sus iguales,


adultos y familiares.
 Interferencia en el comportamiento y rendimiento de los compañeros
del aula.
 Bajo rendimiento académico del niño asociado con un problema
emocional y de conducta.
 Manejo inadecuado de la conducta del niño por parte del maestro o
de los padres.
 Pobre imagen de sí mismo que se refleja en conductas como:
inseguridad, retraimiento, llora con facilidad, ansioso, callado, baja
tolerancia a la frustración.
 Conductas desadaptativas que interfieren en el proceso de
enseñanza aprendizaje de la persona tales como: autoagresión,
autoestimulación, berrinches, agresión verbal o física en otros,
ecolalia, hiperactividad, etc.”

También se identifica como el trastorno del comportamiento que


puede ser diagnosticado en el niño y el adolescente y se caracteriza por
comportamientos antisociales que violan las reglas sociales y dificulta la
convivencia con sus iguales.

Causas de los desórdenes de comportamiento


Las causas que inciden para ocasionar los desórdenes del
comportamiento son muchas y multifactoriales, dependiendo del tipo de
perspectiva teórica que tenga el especialista que atienda el caso, así
como del tipo de entorno donde crece el niño y donde se desarrolla, así
como se cree que los niños que crecen en hogares desestructurados
tienen mayor probabilidad de desarrollar un trastorno de la conducta.
Pueden variar desde los aportes del modelo psicodinámico obtenidos por
las teorías de Sigmund Freud, puede pasar también como un proceso
terapéutico, desde el punto de vista ecológico, el conductismo, los
psicólogos cognoscitivos, incluyendo la orientación biomédica y genética.

Sin embargo se ha asociado el trastorno de conducta con:

 Maltrato infantil.
 Drogadicción o alcoholismo de parte de los progenitores.
 Conflictos familiares.
 Defectos genéticos.
 Pobreza.
 Se diagnostica comúnmente más a los varones que a las niñas.

La desobediencia, las rabietas, el negativismo, entre otros,


constituyen parte de los trastornos de conducta más habituales durante
la infancia. Estos problemas pueden resultar muy perturbadores para los
padres dado que suelen suponer un desafío a su autoridad y control,
llegándose a establecer un vínculo relacional coercitivo con los hijos.

Estos problemas, lamentablemente, parecen ir al alza,


incrementándose su magnitud, frecuencia y lo que es más significativo:
la edad de inicio cada vez es más temprana, como por ejemplo: El
conocido Síndrome del Emperador el cual describe aquellos niños que se
constituyen como verdaderos tiranos en su relación con los padres. Son
exigentes, intolerantes y pueden llegar hasta la agresión si se les
contraría en sus demandas. Son niños que no admiten el no.

Las características de los padres


Algunas explicaciones alegan al hecho de que son incapaces de
sentir las emociones, otros a factores genéticos, por último hay quien
alega la educación recibida. La explicación más sensata es que cada uno
de estos factores es sólo parte del problema y que todos ellos en
interacción con más o menos peso específico, según el caso, están
determinando la conducta actual.

Muchos padres dan por sentado que su hijo ha nacido así: "que le
vamos a hacer..." e incluso son capaces de establecer paralelismo con
otros miembros de su familia: "ha salido como su abuelo...". Todo ello
parece denotar la sensación de impotencia para controlar la conducta
por parte de los padres, situando el origen del problema en factores
externos a ellos mismos. Lo que ignoran es que, habitualmente,
conductas como la desobediencia están fuertemente controladas por
diferentes variables de las que no son ajenas los propios padres.

Igualmente no podemos obviar el hecho de que, en últimos años,


la sociedad en general y la familia en particular, han sufrido cambios
significativos en cuanto a su estructura y valores tradicionales. Ello ha
supuesto también el consecuente impacto en la población infantil y
juvenil y el surgimiento de nuevos ámbitos de intervención por parte de
los profesionales de la psicología.

Ciertamente, con frecuencia, se dedica más atención a las


conductas inadecuadas de un hijo que a sus conductas adecuadas. En la
base de todo ello está el hecho de que suele esperarse que el niño debe
portarse bien siempre y que, por tanto, no debe ser halagado o
premiado por ello. El niño puede realizar a lo largo del día muchas
conductas correctas pero no recibe a cambio ninguna atención especial
por parte de los padres. Por el contrario, dado que un padre no debe
consentir que su hijo sea desobediente o se porte de forma incorrecta,
es rápidamente advertido o castigado. El niño se da cuenta que con este
tipo de comportamiento suele atraer la atención de su padre (a pesar de
que es para regañarle) y quizás sea la única forma que conozca de
conseguir que le preste algo de atención.

Se incluirían las diferentes habilidades de los padres tales como su


nivel de comunicación, de control o forma de solucionar problemas. Hoy
en día, uno de los peores enemigos a la hora de establecer un buen
vínculo afectivo o de apego con los hijos es la poca disponibilidad de
tiempo por parte de los padres. Las jornadas de trabajo, normalmente
ocupan a ambos padres todo el día, ello puede repercutir negativamente
tanto en la cantidad como en la calidad de la interacción padres-hijos
tan necesaria a lo largo de todo el desarrollo del niño. Un escaso tiempo
de dedicación determina en algunos niños la aparición de conductas no
adecuadas de desobediencia o incluso somáticas (dolores, enfermedades
sin causa orgánica aparente).
Cada niño es diferente y sus necesidades de atención por parte de
los padres pueden variar de unos a otros, es por ello que no pueden
establecerse pautas generales para todos. Sin embargo, la aparición de
conductas problemáticas es un síntoma inequívoco que debe ponernos
en guardia y hacernos más sensibles hacia las posibles demandas
afectivas que reclama el niño y no satisfacemos.

Otro factor importante a tener en cuenta son los estilos educativos


de los padres. Hoy sabemos que los padres que combinan el afecto
emocional alto hacia los hijos, pero también su control, son los que
obtienen los mejores resultados en cuanto al funcionamiento afectivo e
intelectual de sus hijos con un mínimo de problemas de conducta. Este
estilo educativo denominado "democrático" y considerado como el
óptimo, según algunos estudios, se caracteriza porque el niño se siente
amado y aceptado, pero también comprende la necesidad de las reglas
de conducta y las opiniones o creencias que sus padres consideran que
han de seguirse. Como padres debemos saber ser generosos pero, a la
vez, es imprescindible establecer límites claros a las conductas y
demandas de nuestros hijos. Si así no se hace, las demandas
aumentarán y la percepción del niño será de que tiene el control sobre
nosotros y que sus solicitudes son derechos reales a los que no tiene por
qué renunciar.

Los modelos basados en una autoridad inflexible o los


excesivamente permisivos, han demostrado ser menos adecuados y
eficientes en el establecimiento de vínculos afectivos adecuados, así
como en la aparición de conductas disruptivas.

Las características de los hijos


Factores como el temperamento parecen ser también muy
relevantes. La observación de conductas disruptivas o anormales en la
primera infancia podría ser síntoma de la presencia de algún trastorno
de base genética y, por tanto, susceptible de evaluación por parte de un
profesional de la salud.

En definitiva, es preciso tener en cuenta, que los problemas de


conducta que presentan los niños son el resultado de una multiplicidad
de factores que es necesario evaluar y tratar para corregir.
d) Factores externos al niño
En último lugar, destacar que ejercen una particular influencia en
las conductas de nuestros hijos factores externos al propio niño como
pueden ser :

a) Los vínculos emocionales con los miembros de la familia.


Al respecto debemos preguntarnos si el niño se siente querido dentro de
su núcleo familiar. Los lazos afectivos bien establecidos a edades
tempranas como el llamado Apego, son fundamentales para la
estabilidad del niño y para prevenir posibles conductas disruptivas. Es
muy frecuente la aparición de conductas agresivas y de falta de empatía
hacia los otros, en el caso de adolescentes que se han visto privados de
una adecuada vinculación afectiva con sus progenitores. Ello puede
deberse tanto a factores de fuerza mayor como la pérdida, muerte o
separación física de los mismos, como a negligencia o falta de atención
adecuada de los padres hacia sus hijos, malos tratos, etc, aún
conviviendo en un mismo techo.

Sabemos que muchas de estas conductas son consecuencia de la


llamada de atención por parte del niño a los padres que quizás de otra
forma no le prestan. Es importante compartir con el niño tiempo
suficiente para establecer dichos vínculos.

b) El ajuste emocional y social de los padres.


Para una buena progresión emocional-conductual del niño, es muy
positivo que los padres, no tanto no tengan trastornos emocionales, sino
que el niño no los perciba de forma angustiosa. Esto puede resultar
difícil en caso de situaciones de maltrato o separaciones traumáticas.
Sabemos que existe una alta correlación entre madres deprimidas y
trastornos de conducta en los hijos.

c) El nivel cultural y económico.


Los problemas de conducta no son patrimonio de ninguna clase social.
Se dan en todas ellas. Es evidente que un nivel cultural muy bajo unido
a una situación de precariedad laboral y económica es un sustrato muy
fuerte para generar conductas no deseadas y que pueden desembocar
en la delincuencia. Sin embargo, estamos asistiendo a la aparición de
conductas delictivas e incluso criminales en sectores de población joven
de clase acomodada.

d) Los Modelos.
Hasta que no está cercana la adolescencia, los principales modelos a
seguir, en todas sus facetas, suelen ser los propios padres o hermanos
mayores. De nada servirá que le digamos que se comporte de una
determinada manera, si los modelos que tiene a su alrededor no son
coherentes con lo que le pedimos. Sabemos de la impotencia de muchos
centros escolares, que hacen una labor educativa impecable pero que su
labor no se ve complementada por los modelos familiares. Otro modelo
a valorar es el que ofrecen los medios como la Tv., Internet,
Videojuegos, etc....
Hay todavía un gran debate acerca de la influencia de ciertos programas
violentos sobre la conducta de los niños. Las conclusiones apuntan en el
sentido de que no puede establecerse relación directa causa-efecto. El
factor realmente importante es el entorno donde el niño ve estos
contenidos. Si éste es ya conflictivo (familias desestructuradas,
presencia de malos tratos, entorno marginal, amigos violentos, etc...) sí
que puede tener una repercusión en la magnitud o frecuencia de las
conductas inadecuadas. No sucedería en el caso de que un contenido
violento se produjera en un entorno estable, controlado por los padres,
y en el que los niños pueden perfectamente discriminar entre ficción o
realidad.

e) Circunstancias especiales a tener en cuenta.

1- Las nuevas familias


Actualmente, la familia se ha convertido en una de las instituciones
sociales que más ha cambiado tanto desde el punto de vista legislativo
como en el social. La família tradicional ha dado paso a nuevos sistemas
familiares (parejas de hecho con hijos, madres o padres solteros con
hijos o nuevas familias surgidas de divorcios previos que comparten
hijos de otras parejas anteriores). Cada uno de estos sistemas tiene sus
peculiaridades y la conducta manifiesta del niño puede ser explicada, en
parte, a estas nuevas circunstancias.

2- Cambios en las relaciones padres-hijos


Paralelamente a los cambios de vinculación en las relaciones de los
adultos, los padres han ido incorporando cierta simetría en la educación
de sus hijos y en aplicar la disciplina. Ha ido creciendo cierta idealización
de los estilos democráticos. Sin duda, este estilo, basado en el saber
escuchar y ser equitativo en la toma de decisiones, con frecuencia se ha
mal interpretado y ha supuesto en la práctica un fracaso.

3- Separación o divorcio de los padres


El rompimiento de los lazos afectivos es siempre doloroso y se vive con
cierta angustia por parte de la pareja que ha compartido parte de su
vida y que ahora ve roto el proyecto común. Pese a ello, las principales
víctimas de todo proceso de ruptura son los hijos, en especial, los más
pequeños.
Es habitual la aparición de ciertas conductas desadaptadas en los hijos
cuando se produce la ruptura de los padres.

4- Niños adoptados
Al igual que sucede con la mayoría de los niños, cualquier hijo adoptado
presenta una serie de características cognitivas, intelectuales y
emocionales que son consecuencia directa de una serie de factores
tantos internos como externos, algunos de ellos fuera de nuestro
control. Otros perfectamente conocidos y controlables.
Debemos conocer las características específicas de este colectivo si
queremos ser eficientes para ayudarles.

Síntomas:
A menudo el trastorno de conducta se manifiesta junto con otros
trastornos del estado de ánimo como ansiedad o estrés, trastorno de
déficit de atención e hiperactividad. Este tipo de sintomatología
interfiere en las relaciones con los demás, el aprendizaje y en la
adaptación del niño en la escuela.

DESARROLLO
Necesidades Educativas Especiales de los estudiantes con
parálisis cerebral y discapacidad mental atendidos
Isaías tiene 5 años y presenta problemas conductuales en el aula.
Generalmente su maestra no puede dedicarle tiempo porque se
encuentra muy ocupada con los otros niños.
Antecedentes de la conducta: La mama de Isaías lo consiente lo
suficiente como para que el niño se comporte de esa manera, además le
deja pasar cualquier berrinche que el niño realice por alguna situación.
La Maestra ignora normalmente al niño en el transcurso de la jornada.
Conducta: Los problemas que presenta son los siguientes:
 Se pelea con los demás niños sin razón
 Hace berrinches cuando lo ponen a realizar alguna actividad que
no le gusta
 Se frustra cuando no puede realizar el trabajo que la maestra le
indica, lo que hace es tirar lo que está haciendo, romperlo o
mancharlo.
 Destruye cosas cuando está enojado
 Es hipersensible, se siente herido fácilmente
 Llora con frecuencia
 Es inquieto
 Es descuidado con sus cosas
 Tiene problemas en su lenguaje, ya que no puede hablar
claramente, las personas tienen dificultades para entenderle

Consecuencias:
Cuando el niño llora o se frustra o está haciendo algún berrinche por
algo, sus compañeros de clase se ríen o algunos también optan por
ignorarlo.

CONCLUSIONES
Después del desarrollo de este trabajo, podemos concluir que la
parálisis cerebral es una anomalía la cual es causada por lesiones en el
encéfalo, provocando que algunas dimensiones del niño, se encuentren
limitadas tanto a nivel cognitivo, motor como social.

Muchos padres dan por sentado que su hijo ha nacido así : "que le
vamos a hacer..." e incluso son capaces de establecer paralelismo con
otros miembros de su familia : "ha salido como su abuelo...". Todo ello
parece denotar la sensación de impotencia para controlar la conducta
por parte de los padres, situando el origen del problema en factores
externos a ellos mismos . Lo que ignoran es que, habitualmente,
conductas como la desobediencia están fuertemente controladas por
varias variables de las que no son ajenas los propios padres.

Igualmente no podemos obviar el hecho de que, en últimos años,


la sociedad en general y la familia en particular, han sufrido cambios
significativos en cuanto a su estructura y valores tradicionales. Ello ha
supuesto también el consecuente impacto en la población infantil y
juvenil y el surgimiento de nuevos ámbitos de intervención por parte de
los profesionales de la psicología.

Ciertamente, con frecuencia, se dedica más atención a las


conductas inadecuadas de un hijo que a sus conductas adecuadas. En la
base de todo ello está el hecho de que suele esperarse que el niño debe
portarse bien siempre y que, por tanto, no debe ser halagado o
premiado por ello. El niño puede realizar a lo largo del día muchas
conductas correctas pero no recibe a cambio ninguna atención especial
por parte de los padres. Por el contrario, dado que un padre no debe
consentir que su hijo sea desobediente o se porte de forma incorrecta,
es rápidamente advertido o castigado. El niño se da cuenta que con este
tipo de comportamiento suele atraer la atención de su padre (a pesar de
que es para regañarle) y quizás sea la única forma que conozca de
conseguir que le preste algo de atención.

Se incluirían las diferentes habilidades de los padres tales como su


nivel de comunicación, de control o forma de solucionar problemas. Hoy
en día, uno de los peores enemigos a la hora de establecer un buen
vínculo afectivo (vínculo de apego) con los hijos es la poca
disponibilidad de tiempo por parte de los padres. Las jornadas de
trabajo, normalmente ocupan a ambos padres todo el día, ello puede
repercutir negativamente tanto en la cantidad como en la calidad de la
interacción padres-hijos tan necesaria a lo largo de todo el desarrollo del
niño. Un escaso tiempo de dedicación determina en algunos niños la
aparición de conductas no adecuadas, de desobediencia o incluso
somáticas (dolores, enfermedades sin causa orgánica aparente).

Cada niño es diferente y sus necesidades de atención por parte de


los padres pueden variar de unos a otros, es por ello que no pueden
establecerse pautas generales para todos. Sin embargo, la aparición de
conductas problemáticas es un síntoma inequívoco que debe ponernos
en guardia y hacernos más sensibles hacia las posibles demandas
afectivas que reclama el niño y no satisfacemos.

-Otro factor importante a tener en cuenta son los estilos educativos de


los padres. Hoy sabemos quelos padres que combinan el afecto
emocional alto hacia los hijos, pero también su control, son los que
obtienen los mejores resultados en cuanto al funcionamiento afectivo e
intelectual de sus hijos con un mínimo de problemas de conducta. Este
estilo educativo denominado "democrático" y considerado como el
óptimo, según algunos estudios, se caracteriza por que el niño se siente
amado y aceptado, pero también comprende la necesidad de las reglas
de conducta y las opiniones o creencias que sus padres consideran que
han de seguirse. Como padres debemos saber ser generosos pero, a la
vez, es imprescindible establecer limites claros a las conductas y
demandas de nuestros hijos. Si así no se hace, las demandas
aumentarán y la percepción del niño será de que tiene el control sobre
nosotros y que sus solicitudes son derechos reales a los que no tiene por
qué renunciar.

-Los modelos basados en una autoridad inflexible o los excesivamente


permisivos, han demostrado ser menos adecuados y eficientes en el
establecimiento de vínculos afecticvos adecuados, así como en la
aparición de conductas disruptivas.
RECOMENDACIONES PARA LA PARÁLISIS
CEREBRAL
RESUMEN Y PAUTAS DE ACTUACIÓN:
 Está claro que no hay dos niños iguales y, por tanto, las mejores
técnicas para paliar los problemas de conducta serán aquellas que
nos funcionen bien en cada caso o niño.

 Las conductas inadecuadas pueden ser consecuencia de multitud de


factores (internos, externos). Es habitual que se presente algunas de
ellas dentro del ciclo evolutivo "normal", pero hay que consultar al
profesional cuando estas son de mayor frecuencia o magnitud de lo
esperado por su edad o son perseverantes en el tiempo.

 Un buen predictor de la poca incidencia de conductas inadecuadas en


un niño es el haber establecido un buen vínculo afectivo con sus
padres. Ello pasa por dedicar más tiempo juntos desde edades muy
tempranas. El juego es un elemento esencial. Recomendamos la
lectura de nuestra página: Trabajando el vínculo afectivo con
nuestros hijos.

 No tan sólo es cuestión de estar más con el niño. Préstele mayor


atención cuando efectúe las conductas adecuadas y exprésele su
satisfacción verbalmente. Igualmente, trate de no dársela cuando
presente episodios de rabietas o exigencias de caprichos.

 Es importante el estilo educativo de los padres. En concreto, aquel


estilo que combina la existencia de un alto grado de vinculo afectivo
pero con un nivel de control sobre hábitos y conductas adecuados.
Se desaconsejan modelos totalmente autoritarios o que,
contrariamente, no desempeñen ningún control sobre sus hijos.

 Hay niños con temperamentos "más difíciles" que otros y que


probablemente necesitarán estrategias de intervención a medida.

 El crecer en entornos marginales o en colectivos de riesgo aumenta


considerablemente el riesgo de presentar conductas disruptivas en la
adolescencia. De todas formas, los modelos parentales, serán el
factor determinante.
 Por tal motivo he resumido en solo 10 puntos los consejos o pautas
más importantes que los especialistas recomiendan para educar a un
hijo único.

 LO QUE DEBES HACER


 1. Comparte juegos con él de acuerdo a su edad para aprovechar


enseñarle reglas sociales como esperar su turno, ganar y perder.

 2. Fomenta su relación con niños de su edad fuera de la escuela lo


cual servirá para que sepa compartir sus cosas y aprender a
defenderse.

 3. Si algo le sale mal no lo regañes, al contrario elogia sus esfuerzos


de esa manera no dañaras su autoestima.

 4. Ponle normas de conducta y dale tareas acorde a su edad para


que aprenda lo que es responsabilidad y limites.

 5. Dejalo tomar sus propias decisiones y afrontar nuevos retos para


fomentar su independencia.

 LO QUE NO DEBES HACER


 6. No dejes que haga lo que quiera o que no haga nada porque


creera que no le importas o que no es útil.

 7. No hagas todo por él. Deja que aprenda a ser sus cosas por si solo
como ponerse su ropa, comer solo, elegir sus zapatos, etc.

 8. No lo controles en exceso. Decirle cosas como "no toques esto o
aquello", "no te manches", "te vas hacer daño", "no juegues con esto"
estan de mas a no ser que represente algún peligro para tu hijo(a).

 9. Limita el tiempo que pasa viendo la TV o jugando con videojuegos.


Al no tener un hermano con quien jugar en casa, es más fácil que
caiga en el exceso que es lo malo.

 10. Necesita tus elogios, pero ten el cuidado de decirle siempre "eres
el mejor", "el más guapo de todos", podria hacerse muy engreído.
Mas bien dile "Lo has hecho muy bien", "Tienes unos lindos ojos", etc.

 Y lo más importante y antes de terminar es que siempre siempre, le


digas lo mucho que lo quieres.
 Si gustas agregar algunos puntos más puedes compartirlos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
 Heward, William L. Niños Excepcionales: Una introducción a
la educación especial. (1998). Quinta Edición. Editorial Prentice
Hall. Madrid, España.

 Marín Arias, María Gabriela. Alumn@s con necesidades


educativas especiales. (2004). Primera Edición. Editorial
Universidad Estatal a Distancia. San José, Costa Rica.

Búsqueda en sitios web:

 Características del niño de 5 años:

 http://www.eljardinonline.com.ar/teorcaractevol5.htm
 Trastornos de conducta:
 http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000919.htm
 http://www.mapfre.com/salud/es/cinformativo/rabietas-conductas-
desafiantes.shtml
 http://www.psicodiagnosis.es/areageneral/problemasconductainfantil/

http://bebeunico.blogspot.com/2010/07/10-claves-para-educar-un-hijo-unico.html

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