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https://journals.openedition.

org/rccs/5101#tocto2n2
El estudio de la relación cultura-sostenibilidad emerge ligado a la planificación pública; así, el
análisis de las tensiones entre nivel conceptual-normativo-operativo de la sostenibilidad ocupa
un lugar central en la literatura sobre el tema,

Si bien en el modelo de la ciudad creativa el acento está puesto en su legitimación económica,


en el modelo de la sostenibilidad la cultura se legitima por su capacidad para vehiculizar valores
que faciliten transformaciones sociales hacia un modo de vida sostenible como elemento central
para el bienestar social, económico y medioambiental. Dentro de estas transformaciones la
creatividad, como rasgo común a los seres vivos (Kagan y Hahn, 2011), resulta clave. Desde
esta mirada la cultura, se plantea como una forma de agencia (Sewell, 1992) y tiene un carácter
preeminentemente participativo, SENTIDO DE PERTENENCIA

MODELO DE BARCELONA

CAMBIA UN MODELO ECOMICO administrativo por uno de cultura ocupando un 70 %


potencializando el sector cultuaral

de políticas culturales se basará en consecuencia en el mismo modelo emprendedor desarrollado


en las políticas urbanísticas y de desarrollo local.

La creación de equipamientos y actividades culturales

El gobierno socialdemócrata barcelonés, imitando al Nuevo Laborismobritánico, convertirá la


cultura en un signo de modernidad y la defenderá como una estrategia post-neoliberal para un
desarrollo, competitivo a nivel internacional e inclusivo socialmente

la política cultural intenta orientarse prioritariamente a “impulsar la capacidad de generar


contenidos culturales” a partir de incrementar las sinergias entre el patrimonio cultural, el capital
humano de los profesionales y los artistas y las empresas productoras y gestoras de cultura”
(Ajuntament de Barcelona, 2000).
https://www.elperiodico.com/es/barcelona/20180402/clasificacion-capitales-culturales-europa-
barcelona-madrid-6730105

El nuevo comisionado de Cultura de Barcelona, Joan Subirats, ha planteado en sus primeras


comparecencias y apariciones hasta qué punto puede competir Barcelona en el campo
del patrimonio artístico con capitales como Londes, París o Madrid. Y ha apuntado que
debe hacerlo, con posibilidades de éxito, en su propio terreno: la formación, la
creatividad, la investigación y el conocimiento. Y efectivamente, según un índice
establecido por la Comisión Europea para intentar evaluar objetivamente el grado de
actividad cultural y creativa de las ciudades europeas, en el que contabilizan 29
indicadores que van del número de museos o conciertos al de trabajadores en nuevas
tecnologías o el número de licenciados en humanidades, Barcelona aparecería como la
novena gran capital cultural europea, jugando en la misma liga que Berlín (aunque lejos
de la capital que descolla en todos los parámetros, París) y cuatro posiciones por encima de
Madrid.

Los activos
De Barcelona, el monitor destaca que es "la capital de la cultura catalana", que es la
única ciudad del mundo con nueve monumentos patrominio de la humanidad según la
Unesco, "una ciudad plural y abierta con dos lenguas oficiales" y es "reconocida por
diseñar estrategias y medidas concebidas para apoyar un modelo de ciudad creativa (el
programa de factorías de creación) y la emprendeduría creativa" y por "fomentar el uso del
espacio público como espacio cultural", como en la Mercè o el Festival Llum Barcelona.

Además de citar sus museos, el perfil de Barcelona destaca que "alberga cada año más de
170 festivales culturales, que se centran en todos los campos –música, artes escénicas,
literatura y cine- y movilizan a más de dos millones de participantes", algunos de los cuales
de "dimensión internacional" como el Sónar o el Primavera Sound. Finalmente, se destaca
desde su premio europeo a la innovación como ‘iCapital’ a la potencia de su "red de
bibliotecas, festivales literarios e industria editorial".

De Madrid, en cambio, se destaca su riqueza en museos de arte, el monasterio del


Escorial, su actividad en el campo de la música clásica, el "enfoque transdisciplinar" del
centro cultural El Matadero y una "vibrante vida cultural autoorganizada".

El ránking

El ‘Cultural and Creative Cities Monitor’, elaborado por el Joint Research Center de
la Comisión Europea, acaba otorgando un coeficiente a cada ciudad, que se se establece a
partir de criterios per cápita. Es decir, una pequeña ciudad de 50.000 habitantes con una
intensa vida universitaria, con algunas grandes empresas de nuevas tecnologías y con un
par de museos de rango internacional puede obtener una puntuación más alta que una gran
capital con un volumen de creación y actividad que en términos absolutos es
abrumaduramente superior: así que los propios autores recomiendan comparar entre sí a
ciudades de la misma medida, al tiempo que fijarse en los buenos resultados que obtienen
ciudades pequeñas y medianas con una vibrante actividad cultural poco visible
internacionalmente.

En la primera clasificación, la de las grandes capitales con más de un millón de


habitantes, las que acumulan suficiente masa crítica como para considerarse capitales
culturales aunque no todas lo sean políticamente, París obtiene una puntuación de 63,2,
muy por encima de la segunda clasificada, Múnich (41,7), de la tercera, Praga (38,4), y de
la cuarta, Milán (38,4). Les siguen Bruselas (36), Viena (35), Londres (34,7, con una
posición relativamente baja a causa de sus ocho millones de
habitantes), Berlín (34,6), Barcelona (33,2) y Budapest (30,1). Madrid no entraría en este
‘top 10’ cultural, ocupando el lugar número 13. En los lugares más destacados figuran,
pues, tres ciudades que no son capital de Estado: Múnich, Milán y Barcelona.

El panorama es relativamente distinto si se considera en una misma clasificación a las


ciudades de más de 500.000 habitantes: entrarían en lugares destacados Amsterdam (en
tercer lugar), Lisboa (cuarta), Estocolmo (quinta) y Dublín (sexta),
mientras Barcelona quedaría relegada a la posición número 19 y Madrid, a la 27. Aún
cambia más la posición si se comparan entre sí realidades distintas, desde pequeñas
ciudades con una vida cultural pequeña pero intensa y grandes capitales. En este caso
descollarían como joyas de la creatividad europea la austriaca Linz, las
holandesas Eindhoven y s’Hertogenbosch, la belga Lovaina, la alemana Heidelberg, la
sueca Lund y las irlandesas Cork y Galway. Las puntuaciones de Barcelona y Madrid las
situarían en las posiciones 38 y 62, respectivamente.

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=S0718-22012010000100005&script=sci_arttext&tlng=en

https://minerva.usc.es/xmlui/bitstream/handle/10347/8337/08.rips7-
1.pdf?sequence=1&isAllowed=y

http://perfilesla.flacso.edu.mx/index.php/perfilesla/article/view/318

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