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CAPITULO VI: “EL IMPERIO CAROLINGIO”

El ascenso de los carolingios:

Los carolingios eran descendientes de una rica y poderosa familia, Pipinidas-Arnulfinos, (La dinastía
deriva del matrimonio de los hijos de Arnulfo de Metz y Pipino de Landen o Pipino el Viejo), asentados en
Austrasia, esto es en los territorios enmarcados por el Rin, el Mosa y el Mosela, dicha familia había hecho
su ascenso político siendo mayordomos de palacio. El poder de los mayordomos Pipínidas se debió a la
enorme extensión de sus territorios patrimoniales y a su capacidad de ganarse el apoyo de la aristocracia
austrasiana para llevar a cabo sus proyectos políticos.

La familia consolidó su poder desde el segundo tercio del siglo VII, eran mayordomos de palacio (cargo
hereditario), durante el periodo merovingio llegaron a ostentar el poder político, ejerciendo una función similar a
la de «primer ministro». De esta forma, se convirtieron en los verdaderos gobernantes de los francos; mientras
que los reyes merovingios quedaron reducidos a un papel nominal.

El poder de los mayordomos de palacio fue incrementándose, en principio eran servidores del rey y
responsables del palacio, pero de forma progresiva y a partir del siglo VII desarrollaron un verdadero poder
detrás del trono de Austrasia. Dagoberto I, rey merovingio, consciente de la amenaza que éstos representaban,
se separa del mayordomo Pipino de Landen y trata de retomar, personalmente, el poder.

En definitiva, el soberano no tenía ninguna función, de ahí el nombre de «reyes holgazanes» que se atribuía a
los soberanos descendientes de Dagoberto I. No obstante, esta expresión peyorativa debe situarse en su
contexto. La dinastía carolingia denigró, tan pronto como llegó al poder, a la antigua dinastía merovingia, con el
fin de legitimar su golpe de Estado.

El último rey merovingio, Childerico III, fue encerrado en un monasterio por Pipino el Breve (hijo de Carlos
Martel y descendiente de Pipino el Viejo) en 751. Pipino pide al papa Zacarías que le reconozca como soberano
del reino franco. Se trata de una usurpación y de un golpe de Estado. Pipino es proclamado rey en 751, más
tarde es consagrado en la Basílica de Saint-Denis en 754. Pipino fue sucedido en el trono franco por Carlos
(Carlomagno) y Carlomán. El primero, años más tarde, expandiría su poder por gran parte de Europa
Occidental y sería coronado emperador por el Papa en la Navidad del año 800 en Roma conocido como
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, convirtiéndose en una de las más grandes figuras en la
historia de Francia y Alemania.

Este imperio se disgregó pocas décadas después tras la muerte del hijo de Carlomagno, Luis I el Piadoso o
Ludovico Pío, cuando los tres hijos de este (Carlos, Lotario y Luis) se repartieron el imperio mediante el Tratado
de Verdún en el 843, así se creó la semilla de lo que después serían las naciones de Francia (sobre la base del
territorio de Carlos, al oeste) y Alemania (sobre la base del territorio de Luis, al este). El territorio de Lotario
abarcaba la zona historiográficamente denominada Flandes (los actuales Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo),
la zona al oeste del Rin (las actuales regiones francesas de Alsacia y Lorena y parte de las actuales regiones

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alemanas llamadas Renania), las actuales regiones francesas de Borgoña y Provenza y el norte de la
actual Italia.

Mayordomos de Palacio carolingios

 Pipino el viejo (616–629 y 639): de Austrasia.


 Grimoaldo el Viejo (643–662): de Austrasia.
 Pipino de Herstal (687–714): del Reino de los Francos.
 Grimoaldo el Joven (714–715): del Reino de los Francos.
 Carlos Martel (715–741): del Reino de los Francos.
 Carlomán (741–747): de Austrasia.
 Pipino el Breve (741–747): de Neustria y Borgoña; 747–751: del Reino de los Francos.

Reyes carolingios:

 Pipino el Breve (751–768)


 Carlomán I (768–771)
 Carlomagno (768–814)

Emperadores carolingios:

 Carlomagno (800–814)
 Ludovico Pío (814–840)
 Lotario I (840–855)
 Luis II (855–875)
 Carlos el Calvo (875–877)

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Avances territoriales y campañas expansionistas:

Los Carolingios buscaban la restauración de la monarquía centralizada, con Pipino de Herstal y Carlos
Martel la autoridad de los mayordomos había quedado firmemente asentado en Austracia, Neustria y Borgoña.
Eliminadas las dinastías principescas los reyes carolingios mantuvieron los reinos (regna) de origen merovingio
como entidades que les permitían estructurar política y territorialmente los reinos francos.

Avances territoriales en Hispania:

En la batalla de Poitiers (732) el avance musulmán hacia Aquitania y Neustria había sido detenido por
Carlos Martel. No obstante una gran parte de la Galia meridional seguía estando ocupada por los musulmanes.
Pipino el Breve fue quien ordeno la ofensiva franca hacia Provenza y Septimania, entre 752 759 sus sucesivas
expediciones lograron expulsar a los musulmanes de Nimes, Maguellonne, Bézier, Agde y Narbona.

Años más tarde la inestabilidad política del emirato de Córdoba convenció a Carlomagno de la posibilidad
de intervenir con éxito al sur de los pirineos. En 778 un ejército franco partió hacia Zaragoza, esta iniciativa fue
un rotundo fracaso y provoco una contra ofensiva del emir Abd alrahman I. los francos se presentaron como
aliados de las poblaciones cristianas sometidas en Córdoba, pero la reacción de Córdoba contra la amenaza
franca y los rebeldes musulmanes no tardaría en producirse y este territorio no pudo ser anexado l reino franco.

Entre 798 y 812 los ejércitos francos consiguieron conquistar una franja cuyo límite estaba constituido por
una línea que unía Pamplona, Jaca y Barcelona. Sin embargo los intentos de avanzar hacia Zaragoza no
tuvieron éxito. Por lo tanto los francos tuvieron que contentarse con los territorios antes mencionados y
establecieron allí la Marca Fronteriza Hispánica.

En el Pirineo Occidental la presencia franca solo pudo mantenerse de manera temporal, en el este por el
contrario la autoridad carolingia, sobre lo que en el futuro serían los condados catalanes, permaneció intacta.
Conquista de los reinos lombardos: debido a la alianza entre Pipino el Breve y el papado, los ejércitos
francos habían intervenido allí repetidas veces para defender al pontífice de las ambiciones hegemónicas
de los reyes lombardos. Pero hasta el reinado Carlomagno la intervención franca no se convirtió en un
verdadero proyecto de conquista. Destronado Desiderio (773) gran parte de la península itálica se
incorporó al sistema político carolingio como un nuevo reino, a partir de entonces el soberano se titularía

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como rey franco y lombardo. Al margen del dominio carolingio quedaron los territorios que aun controlaban
los bizantinos.

Avances territoriales sobre los pueblos Avaros:

Después del sometimiento de Baviera, la expansión franca entro en contacto con un pueblo nómada
que se había asentado en las llanuras de Panonia: los Avaros. Este pueblo de origen turco o mongol había
ocupado durante el siglo VI el espacio dejado por los lombardos cuando estos se desplazaron hacia la
península Ibérica. Incorporadas Baviera e Italia a la soberanía del monarca carolingio, Carlomagno quería
asegurar las nuevas fronteras y evitar excursiones avaras, por lo tanto estableció la Marca Fronteriza
Panónica. Entre el 791 y el 796 hubo sucesivas campañas de Carlomagno por conquistar estos territorios,
en 811 la última expedición franca conquisto definitivamente el estado Avaro y se apodero de sus tierras y
sus tesoros.

Avances territoriales sobre los pueblos eslavos:

Pueblos Sorabos, Wilzos y Obodritas. En este nuevo frente la política carolingia se limitó a hacer que la
hegemonía franca fuese reconocida y a asegurar las fronteras del reino, tanto si fueran tensas o pacificas
las relaciones con los pueblos eslavos, nunca hubo por parte de los carolingios la menor intención de
afirmar su hegemonía a través de la conquista territorial.

Avances territoriales sobre los pueblos sajones:

Los sajones eran un pueblo germánico apegado a sus creencias y ritos paganos que conservaban una
organización social de tipo tribal en cabezada por una oligarquía. Ante los intentos de avances de los
francos, los sajones respondían de manera agresiva, la resistencia sajona fue mucho más dura de vencer
que cualquiera de los otros pueblos conquistados, a los francos les consto varios años y numerosas
expediciones hasta poder derrotar a los sajones: la primera expedición franca fue en el año 772 donde se
derribó el árbol sagrado de los sajones, después de esto se dieron expediciones y batallas en los años
778, 779, 785, además hubo levantamientos sajones entre los años 791 y 797. No fue hasta el año 801
que Sajonia quedo definitivamente al dominio carolingio, aunque este tuvo que respetar los derechos
consuetudinarios (tradicionales) de los sajones. Más de treinta años habían durado las guerras entre
francos y sajones, las mas sangrientas de todas las llevadas a cabo por el cristiano Carlomagno.

Durante cuatro generaciones (desde Pipino de Herstal, Carlos Martel, Pipino el Breve y Carlomagno)
se sucedieron en la dinastía franca hombres con grandes capacidades político militares, esta fue una de
las premisas del éxito que hicieron posible la expansión territorial carolingia sin precedentes en la historia
posterior a la desaparición del Imperio Romano. Desde Luis el Piadoso (814-840) el ritmo de expansión se
redujo considerablemente para detenerse definitivamente bajo el reinado de sus sucesores.

Los carolingios pudieron realizar sus proyectos políticos y militares gracias a la aristocracia atraídas
por las posibilidades de promoción social que aquellas dividían. La aristocracia al servicio del monarca
acabo por conformar la “aristocracia imperial” un conjunto de altos cargos que sería uno de los pilares
básicos de un estado monárquico destinado a restaurar el ideal imperial.

El monarca, el emperador:

El ritual de coronación de Pipino el Breve proclamado como rey se repitió con sus sucesores, significo
la legitimación del poder de manera eclesiástica y sacra: sancionado por la unción episcopal o papal el
soberano portaba la corona por la gracia de Dios en un acto que expresaba la voluntad divina.

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La cristianización de la realeza carolingia se plasmó también en la concepción de gobierno real.
Alcuino de York, el más importante consejero de Carlomagno, desempeño un importante papel en la
transmisión de la figura del soberano cristiano como defensor de la ecclesia y praedicator del populus. El
rey debía poseer determinadas virtudes prudentia, clementia,misericordia, pietas, sapientia, institia. Su
deber era defender a la iglesia, corregir a su pueblo, proteger a su reino contra paganos y herejes, castigar
a los soberbios y ampara a los pobres e inermes. Para cumplir con ello Alcuino remitía a los example regis
(reyes ejemplares) del Antiguo testamento y calificar a Carlomagno cono novus David.

(Carlomagno consideraba que su destino estaba dirigido por la voluntad divina y su alianza con la iglesia
se explica mediante esta convicción. Para él, la creación de un poder imperial fuerte era una consecuencia
de este mandato: el imperio y la iglesia debían crecer en una unidad institucional y espiritual. Carlomagno
doto a las tierras que formaban el imperio de jurídicas religiosas y culturales que dio en cierto modo un
sentido de unidad contrastando con la fragmentación que se había producido con el fin del Imperio
Romano. Esto tal vez responda al título de res paler de Europar que se le otorgo).

Vinculaciones con la tradición Romana:

La monarquía carolingia mantuvo vigente el principio fundamental de cultura política romana: la única
forma de gobierno imaginable era la ejercida por el poder público. La monarquía cristiana surgida en la
coronación de Pipino el Breve establecía una línea de continuidad directa tanto con los emperadores
romanos como con los reyes barbaros de los siglos precedentes.

La vinculación con la tradición romana se manifestó también en la recuperación del imperial de la


dinastía carolingia. En el 800 Carlomagno acudió a Roma para apoyar al papa León III en los conflictos
que lo enfrentaban con una parte de la población de la ciudad. En este encuentro entre el rey y el pontífice
reunidos en la capilla de Letrán para celebrar la Navidad, León III coronó a Carlos como rey del Imperio.
La iniciativa papal constituía el primer paso hacia la renovatio romani inperii por la cual Carlomagno
acabaría siendo considerado como la reencarnación de Constantino el grande.

Relación papa – emperador:

En este acto de coronación Carlomagno había dejado de ser pretor para convertirse en protegido: ello
explica su enfado al finalizar de la ceremonia, que según algunas fuentes lo había tomado por sorpresa.

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Aunque el emperador intentara contrarrestar el protagonismo papal recalcando el origen divino de su título
o aconsejando a su hijo Luis que él mismo se ciñese la corona, no pudo evitar que el vínculo acabara por
afirmarse con sus sucesores.

Con la sanción pontificia, la dignidad imperial adquirió un contenido cristiano-providencial que la


distinguía de la tradición romana. El imperio carolingio no era tanto una construcción política como una
entidad teleológica en la que el emperador aparecía como la máxima autoridad terrenal de la cristiandad,
como instrumento de la providencia que, junto con el papa como guía espiritual, debía dedicar todos sus
esfuerzos a conducir a sus súbditos por el camino de la salvación. Carlomagno tuvo que renunciar al título
de “emperador de los romanos” dignidad reservada al basileus y contentarse con el de “emperador que
gobierna el imperio romano”.

Organización administrativa y legislación:

Una buena parte de las tareas administrativas estaban centralizadas en el palacio real, residencia del
rey, su familia y su corte. Culto, economía, justicia y escuela también eran funciones del palacio, para
garantizar el funcionamiento de la administración palatina era necesario contar con un personal que
supiera leer escribir, calcular y dominara el latín. Buena parte de estas tareas eran confiadas a los clérigos
formados en las escuelas monásticas, de esta manera casi la totalidad de la cancillería real paso a manos
de los eclesiásticos.

Los reyes establecieron el latín como lengua administrativa de todo el imperio e impulsaron la difusión
de una escritura estandarizada (“letra carolingia”), esto se debe a que en el imperio coexistían múltiples
lenguas y tipos de escritura, que impedían la comprensión de los documentos promulgados por el
soberano, emitidos por la cancillería.

El comes constituía una pieza clave de la administración del imperio. Cada comes estaba a cargo de
un distrito llamado pagus, aunque un comes podía reunir varios pagi bajo su mando, tenía una asistentes
(vicecomes). El comes era el máximo representante del rey a nivel local, sus funciones eran el
reclutamiento y mando de las tropas, la presidencia del tribunal del condado, la recaudación de los
impuestos, etc. Para remunerar su dedicación el monarca concedía al comes una serie de tierras e
ingresos fiscales de los que este disponía durante el ejercicio de su cargo, con la muerte del conde o su
destitución por el rey los bienes volvían a estar a disposición del soberano.

El Imperio Carolingio era una monarquía centralizada pero no unitaria. Eso significa que entre la
cúspide real y los pagi existían entidades que configuraban cada uno en un conjunto político y
administrativo personalizado. Estas entidades que reunían un número determinado de condados
primeramente llamados provincias y luego reinos (regnum) algunos de estos reinos tenían un rey propio
aunque subordinado al soberano franco. Cada uno de estos reinos organizaba por cuenta propia su vida
política y administrativa sin dejar de contribuir a las necesidades del Imperio.

Los carolingios mantuvieron la coexistencia de los diferentes códigos legales que regían la vida jurídica
de las distintas poblaciones del imperio. La actividad legislativa de los soberanos se centró en la
modificación y el perfeccionamiento de las leyes y la creación de una legislación complementaria válida
para todo el imperio y que podemos encontrar en los capitularios que emitieron los reyes y emperadores.
El “capitulare de villis”, redactado en 792/793 establecía las direcciones para mejorar la actividad de los
fiscos (imposición de la contabilidad escrita) y la explotación de los mismos, con la intención de satisfacer
necesidades del imperio. Junto con los recursos del fisco el soberano carolingio contaba con una serie de
ingresos de diversas procedencias: peajes, aduanas, aranceles cobrados tanto en el interior como en las
fronteras del imperio. Además de otros impuestos comerciales por vía terrestre, marítima o fluvial.

El ejército carolingio era público ya que en el debían servir todos los hombres libre y mayores de edad.
El que habiendo sido convocado al ejército no acudía era multado. Algunos que realizaban el servicio
militar eran guerreros a pie (equipados con escudo, espada, lanza, arco y flecha) y otros servían en la

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caballería ligera. Pero el papel táctico más importante estaba designado a la caballería pesada, cuyos
integrantes disponían de los suficientes recursos como para costearse su propio caballo y armamento.
Aquellos que no poseían los recursos para solventarse poco a poco fueron eximidos por el monarca de
cumplir el servicio militar.

Las tropas muy bien equipadas de la alta aristocracia pasaron a integrar una parte cada vez mayor del
ejército y se los denomino vassi que eran beneficiados con tierras por servir en las tropas, estos beneficios
estaban condicionados tanto por el servicio que presaba este vasallo como por su fidelidad jurada al señor.
Estas mismas relaciones se fueron tejiendo entre el monarca y acabarían por convertirse en vasallos del
rey (vassi dominici) que eran aristócratas que a su vez disponían de otros vassi subordinados.
Especialización militar y difusión del vasallaje aparecen entonces como dos fenómenos interrelacionados.
Es impensable que los soberanos carolingios hubieran podido gobernar el imperio sin el apoyo de la
aristocracia imperial y la jerarquía eclesiástica.

Una manera de que el soberano pudiera tener cierto control sobre las familias aristócratas y
canalizarlo en su provecho fue reforzar su soberanía mediante la generalización de vínculos personales,
para ello recurrieron a los principios del vasallaje: el servicio leal, la fidelidad jurada y la recomendación
jurada se convirtieron en aspectos de la relación que vinculaba a los altos representantes del estado con el
legítimo soberano, así se fue tejiendo una densa red de subordinaciones de poder.

Así mismo los principios de la dependencia personal fueron aplicados a los subordinados del conde
que se convirtieron en vassi de este. Paralelamente se llamó a toda la población libre del imperio a
encomendarse a un señior. Con estas medidas los monarcas esperaban reunir a todos sus súbditos y en
especial a las elites políticas en una red de vínculos jerárquicos en cuya cúspide se situaba el soberano.
La concepción romana del estado como gestor de la res publica siguió vigente bajo los carolingios.

Los Carolingios y su Iglesia

Se puede decir que fue un proceso que como objetivo principal tenía la fusión y unificación de la iglesia
franca con el estado carolingio. Los actores principales de semejante asociación fueron en un comienzo
los mayordomos austrasianos y misioneros anglosajones. Una de los puntos de la reforma era que los
mayordomos y reyes retomaran la autoridad sobre la iglesia franca. A modo de acción, primero se avanzó
sobre el control de los episcopados y las grandes abadías es aquí donde toman protagonismo Carlos
Martel y Pipino el Breve con las luchas armadas y confiscaciones a los episcopados. Es muy importante
destacar que el avance no fue contra toda la iglesia apostólica romana, sino que se focalizo en mayor
medida con los sectores rebeldes que se reusaban a la unificación de un rito único (Iglesia ortodoxa
Franca). Por lo cual se llego a instalar los prelados (aristocracia fiel a la dinastía carolingia)por encima de
los obispos, en este sentido se implanto una jerarquización que ponía por delante de los obispos a los
reyes carolingios, familia real y aristocracia “aliada”. Esta reforma fue la raíz del futuro imperio ya que
conllevo a los soberanos a ser admitidos por la iglesia y por el “pueblo” como uno de los representantes de
dios, junto con el papa. En otras palabras se legitimó su poder.

En cuanto a la organización política administrativa, los mayordomos y reyes recortaron mucho las tareas
de los obispos, cabe destacar que no por esto la iglesia pierde poder sino que hay un reorganización de
las jerarquías en este caso favoreciendo a los condes y reyes carolingios.

En este contexto de consolidación y expansión política militar y social, era fundamenta el aportar al
esfuerzo militar que se encontraba en gran actividad, en especial durante el reinado de Carlomagno donde
se produce la mayor expansión territorial de imperio, por esto los obispados, abadías debían contribuir
económicamente como la aristocracia debían contribuir con vasallos para las guerras. Los regalos
también era una forma de contribución tanto de la iglesia a los soberanos como viceversa.

Esta relación reciproca del estado y la iglesia, posibilito a muchos soberanos carolingios a la participación
en la vida eclesiástica. Las primeras iniciativas las protagonizo Carlos Martel y su hijo Pipino el Breve pero

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las mas importantes intervenciones fueron realizadas por los emperadores Carlomagno y su hijo Luis el
Piadoso, dicha transformación de la iglesia continuo hasta aproximadamente el siglo X. Como ya había
expresado antes uno de los objetivos principales era unificar los ritos, eliminar las diferencias en post de
una liturgia funcional al imperio. Para esto Carlomagno fue a la sede romana en busca de la base del
nuevo rito el cual se construiría a partir de la misa romana y el sacramentario gragoriano. Como también la
difusión de canto romano.

La reforma también afecto a la vida eclesiástica, su organización sus “normas” y los modos de vivir.
Aunque coexistían varias reglas, la regla de Benito de Nursia fue fundamental para este cambio, esta
pretendía impulsar la convivencia clerical (vestimenta, sustento) y la otra la dedicación a los oficios divinos.
En este sentido, se marcó a los obispos como máximos garantes de la ortodoxia y la disciplina
eclesiástica, estos formaban un correlato para que los sacerdotes difundan a la gran masa, entonces las
pequeñas iglesias eran las encargadas de difundir el mensaje divino, es por esto que los reyes y obispos
le posibilitaron generar cierta estructura que les permitiera generar un sustento, de aquí nace el diezmo
con tributación necesaria y rectora de la vida de las aldeas. Paso a aclarar el diezmo era una tributo que
se le exigía al campesino, como lo dice la palabra correspondía al diez por ciento de la cosecha total ósea
del producto bruto final de la parcela cosechada, previamente se tuvo que delimitar los terrenos en
diócesis para facilitar el cobro. A demás se les permitió la tenencia de siervos. Las condiciones principales
para poder ejercer el credo serian: Saber leer y escribir en latín, disponer del conocimiento básico para
celebrar la misa y la administración sacramental, entender los principios teológicos elementales y dogmas.
Como también la disciplina clerical (celibato) y mantener un estilo de vida digno de su condición.

Pero fundamentalmente, el principal acontecimiento que simbolizo la unión del estado carolingio, es sin
duda, la coronación de Carlomagno por parte del Papa León III, fue el hecho fundamental para una
asociación definitiva entre el estado carolingio y la iglesia ortodoxa romana. Durante la expansión territorial
de Pepino el Breve que le permitió recuperar la región de Lombardía y otros territorios fundamentales del
imperio occidental y la posterior ayuda militar de Carlomagno ante el avance del imperio de oriente en la
península itálica, obligo en cierto punto al papa coronarlo como emperador y representante divino del
Sacro Imperio Romano. Así Carlomagno se convirtió en el nuevo Constantino, defensor de la sede romana
y sus papas.

Renacimiento Carolingio

Entre el S. VI y VIII, existe una ambigüedad de situaciones. Gran parte de Europa occidental, se encuentra
en una decadencia tanto social como cultural. En parte por la invasión islámica como también las
continuas guerras carolingias más los avances del imperio del oriente y las pasadas invasiones bárbaras.
Esto provoca que la vida intelectual se confine en las grandes catedrales y monasterios.

Por el contrario durante el S VII, se mantuvo cierta instrucción laica de gran calidad que pudo sobrevivir.
Como también tuvieron su momento de esplendor movimientos culturales aislados y focalizados. (Hispania
y Britania).

Dedicar la formación intelectual no estaba focalizada a la práctica reflexiva como en la antigua Grecia, si
no que estaba orientada a la consolidación de un saber ya adquirido y poco crítico. Monasterios,
catedrales, abadías, parroquias, etc. como “centro educativo”.

La formación intelectual apunto a conservar y trasmitir el saber antiguo con el saber cristiano. Se intentó
fusionar el saber antiguo con los saberes cristianos, cosa que no se pudo alcanzar dada la contradicción
que estos generaban en si mismo. Estandarizar el conocimiento clerical de los miembros de la iglesia.
Desechar lo “malo” y condecorar lo “bueno” con una fuerte influencia de Carlomagno, estableciendo así un
correlato bíblico hegemónico.

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Principales personajes del renacimiento:

Alucino de Britania (“Ministro de cultura de Carlomagno”). Gran formación en catedral de York. Se


encargó de mejorar el nivel cultural de la corte y el reino.

Difundió el latín claro y limpio.

Defendió la pureza de la fe y explico los principales problemas de los dogmas

Intento recrear la academia atenieses y mejorarla con las enseñanzas cristianas.

(Al final no fue más que el decoro del conocimiento cristiano, ya que nunca tuvo como fin, el conocer como
fin mismo. Solo se puso el interés en difundir y consolidar saberes ya adquiridos).

Juan Escoto Eriugena (Intelectual de la corte y director de la escuela platina)

De los pocos que conocía griego y latín lo que le permitió estudiar a los neoplatonistas.

Forma profesores del idioma griego.

Planteo “La autoridad proviene de la razón”. Postulo la dialéctica como forma de conocimiento para
acceder a la verdad revelada. También la coincidencia esencial entre verdad divina y verdad lograda por el
ser humano. (Finalmente el Papado lo considero un “error griego”).

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CAPITULO VII: “LA ECONOMIA CAROLINGIA”.

La “villa” bipartita:

Esta villa surge en el siglo VII y alcanzó su mayor desarrollo durante los dos siglos siguientes. No fue
difundido por todo el imperio sino que estuvo presente en las zonas que se encontraban entre los ríos Rin
y Loira. En cada villa se distinguían dos sectores: el de la reserva, o las tierras del señor y los de los
mansos o tenentes.

En primer lugar la reserva estaba formada por grandes cantidades de tierras dedicadas al cultivo agrícola
(estas eran llamadas culturae). Representaban alrededor de la tercer y cuarta parte de las tierras
cultivables de las villas. Tenían también tierras especiales para el cultivo de viñedos y olivos y tierras que
no eran cultivadas como lo eran los bosques, los cuales se dedicaban a la explotación pastoril.

En las tierras del señor también se encontraban los molinos, las cervecerías, los hornos y los talleres
textiles, mediante los cuales se podían producir las materias primas cosechadas.

El segundo sector, el de los mansos, estaba compuesto por la casa de la familia donde además de ser la
viviendo de los campesinos también servía como lugar de almacenamiento. Estaba también la tierra
cultivable de la cual se sacaba lo necesario para la auto subsistencia de la familia y algún excedente con el
cual se podía comercializar. Por ultimo aparecían las parcelas destinadas a viñas y prados.

Este mansus se convirtió en la unidad básica de la economía en el ámbito rural. Había sin embargo
diferencias entre los distintos mansus posicionándose algunos sobre los otros según categorías jurídicas
(hombre libre o coloni, esclavos o servi y libertos o lites) y según las funciones que desempeñaban en
relación al señor de la villa (podían ser artesanos, molineros, entre otros) estos se configuraban como una
pequeña elite campesina.

Estos mansos debían a los señores de las villas obligaciones o tributos. Estos últimos se hacían en forma
directa de explotación de la tierra: los mansos eran la fuerza necesaria para la explotación de las tierras de
reserva. Existía entonces una relación entre ambos (mansos y reserva) que sostenía el funcionamiento del
dominio bipartito, a este sistema se lo llamó sistema curtense o dominical. Corveas fueron llamados los
trabajos que el tenente debía al señor, esto los vinculaba a ambos en una especie de triada manso-
corvea-reserva. De esta manera era posible garantizar un buen funcionamiento de la curtis.

Estos trabajos referían sobre todo al cultivo de los campos de la reserva, especialmente en las culturae
cerealicolas. Además de estos trabajos los tenentes también debían un tributo que se pagaba en especias,
por lo tanto parte del excedente que ganaba de su mansus se utilizaba para pagar este tributo y lo
sobrante era comercializado. Ambas formas de tributo eran cada vez más pesadas según la condición
jurídica en la que se encontraban los tenentes.

Geográficamente la difusión de este sistema fue restringido. Se utilizó en zonas de llanuras con suelos
livianos y muy fértiles lo cual se adaptaba de muy buena manera al cultivo extensivo. Junto con esto se
encontraba aquí la presencia de la gran propiedad, sobre todo de los fiscos reales, en la cual se verificó un
gran crecimiento demográfico a partir del siglo VIII lo que proporcionó un gran número de brazos muy
necesarios para la explotación del sistema curtense.

Se está de acuerdo por lo general, que la iniciativa del establecimiento de este tipo de villas partió de los
soberanos merovingios y carolingios para reorganizar la explotación de las tierras fiscales en busca de una
mejora en la producción. La combinación de reserva, corvea y mansos debió implementarse en primer
momento en las tierras fiscales para luego pasar a las tierras de la iglesia y de la aristocracia terrateniente.

El objetivo del sistema fue reorganizar las estrategias de explotación de la gran propiedad cada vez más
extensa, con el fin de incrementar la producción cerealística. Buscaba también satisfacer las necesidades
de una pequeña elite y las numerosas exigencias del soberano. Este sistema tuvo una notable incidencia

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en la economía rural, contribuyó al crecimiento agrario aumentando la productividad de la extensas
culturae de la reserva, mediante la aplicación sistemática de instalaciones que facilitaban la reelaboración
de productos agrícolas como molinos, cervecerías y hornos.

Sin embargo, la presión demográfica agrietó el rígido marco de las villas al ocasionar al fraccionamiento de
los masus, que ahora empezaba a verse habitados por dos o tres familias. Esto dio paso a un nuevo tipo
de tenencia ajeno al sistema curtense: las hostiae, que consistían en una cabaña y una minúscula parcela
de tierra, ocupadas por tenentes que desprovistos de arado y bueyes y obligados a ganarse el sustento
como braceros.

Además de esta, la villa bipartita sufrió otras mutaciones. La conversión de las cargas (de las corveas) en
censos dinerarios redujo cada vez más la importancia de la explotación directa de las tierras de reserva.
Ayudado esto también a los ingresos que proporcionaban las instalaciones productivas de las villas que
hacían de estos productos manufacturados artículos comerciables. La disgregación de la villa convirtió la
tenencia campesina en la unidad fundamental de la economía agraria

Mercados, intercambias y ciudades:

Si bien era corriente pensar en el dominio carolingio como un dominio cerrado y autárquico, en otras
investigaciones se ha puesto de relieve la integración del comercio a la economía dominical. Como
mencioné anteriormente cada mansu tenía un excedente que era utilizado para el comercio y también las
tierras de la reserva servían para comercializar, ya que poseían grandes excedentes ya que el señor
feudal no era capaz de consumir todo lo que en su tierra se producía.

Esto, sumado a la creciente especialización de la producción en las villas empezaba a hacer necesario
cada vez más el comercio para lograr traer a cada dominio aquellas cosas que no podían ser producidas
en dicho lugar. Así se empezaba a asumir la función de, no solo cubrir la propia demanda interna, sino
también de abastecer a otros lugares.

Para esto, se empezaron a instalar mercados en las cercanías a las villas y en puntos estratégicos de las
rutas de comercio y de comunicación (podían ser terrestres o fluviales). En ocasiones, cuantos estos
mercados crecían en gran medida podría dar lugar al desarrollo de un portus, es decir, un núcleo
protourbano que acogía comercio regional y suprarregional. Los imperativos de la gestión dominical
desempeñaron un papel notable en la multiplicación de estos mercados y del intercambio.

Como medida que fomento el comercio aparece la generalización de los censos en dinero, y en especial
de las corveas, haciendo que el campesino se viere obligado a comercializar sus productos. La explotación
directa de las tierras de reserva dejo de ser tan importante entonces, y pasaron muchas de estas tierras a
manos de campesinos. A su vez la celebración de ferias anuales que ofrecía el emperador daba la
posibilidad a quienes asistían a intercambiar sus bienes de evitar el pago de impuestos al comercio.

Se crearon mercados urbanos, los cuales eran una prolongación de los mercados rurales. Ahora los
campesino podían vender productos a la ciudad y a su vez comprar los que en el campo no eran
producidos. Estos mercados sirvieron también como punto de apoyo para el comercio a larga distancia,
que movía bienes de valor los cuales se producían en zonas muy localizadas. Así, con estas nuevas rutas
comerciales, los señores abastecieron su demanda de artículos de lujo.

Estos mercados que se ubicaban en las cercanías de las villas (y de los cuales se puede demostrar la
existencia del comercio de larga distancia), tenían por lo general puertos instalados. Que a su vez estaban
conectados con otros portus a través de rutas comerciales, lo que hacía posible un incremento de los
intercambio. Sumado a esto la creciente mejora en la infraestructura de los portus hacia posible sostener
el intercambio a zonas cada vez más alejadas, en el oriente. Zonas como Bizancio o los centros
comerciales musulmanes fueron cada vez más concurridos por los carolingios, en busca de mercados

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tanto para comprar como para vender sus productos. El comercio de esclavos siguió siendo una de las
empresas más lucrativas de esa época.

El gobierno carolingio había implantado políticas de protección que beneficiaban en gran medida a los
mercaderes que comerciaban a larga distancia, a quienes se dotaban de privilegios, así quienes llegaban
a mayo al palacio del rey para ofrecer sus mercancías se veían exentos del servicio militar y de diversos
impuestos y aduana. Además se daba a los condes la función de cobro de aduanas y de la mantención de
las rutas comerciales. Durante Carlo Magno se dio una reforma monetaria que consolidaba al denario de
plata como moneda oficial del imperio, como forma de unificar la economía y recuperar el control sobre la
acuñación de monedas.

La intensificación del comercio y el crecimiento demográfico son cosas que van de la mano con el
desarrollo urbanístico. Desde el siglo X se empezaron a hacer visibles los burgi, asentamientos de
comerciantes y artesanos situados en torno a mercados puertos o monasterios e iglesias, que en
ocasiones estaban protegidos por circuitos de murallas. El incremento del comercio convirtió a la ciudad en
el lugar de asiento de una población de mercaderes y artesanos que comenzó a distinguirse jurídicamente
de los habitantes rurales.

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CAPITULO VIII: “LAS MUTACIONES POLITICAS”.

Las mutaciones políticas que se fueron generando en el hasta entonces Imperio Carolingio deben ser
vistas como un proceso que se va dando a través de una serie de mutaciones en el sistema mismo, el cual
se había consolidado con Carlomagno a lo largo del siglo VIII-IX, sin olvidar las raíces Merovingias. La
primera de estas consiste en la abolición del derecho a los herederos (Luis el Germánico, Pipino I y Luis el
Calvo) de recibir parte del reino franco como se hacía de costumbre desde los Reyes Merovingios, esta
ordenanza imperial se plasma en 817 d. C en beneficio del hijo mayor de Luis el Piadoso.

Esto produce un gran descontento en los herederos de Luis el Piadoso o Ludovico Pio al punto de que
estos se sublevan contra este, logrando la destitución temporal del mismo. En este entramado no debe
olvidarse el énfasis al cual conlleva esto, ya que lo relatado antes genera un gran número de guerras
civiles entre los herederos y sus leales, donde cada uno buscaba asegurarse un lugar en la participación
por la división del Imperio, sin olvidar los interés interrelacionados que conlleva cada uno de sus partícipes.

Lo dicho muy a grandes rasgos conlleva a la disgregación del Imperio, con la suma de otros factores
(por supuesto) ya que esto no sucedió de un momento para otro. Lo que hace que desde las luchas
dinásticas entre herederos que se vienen generando desde la segunda década del S. IX, sumando
además a lo nefasto que era esto para toda la estructura del Imperio en disgregación el ataque desde el
exterior por incursiones de Escandinavos (desde el Norte), Eslavos (Este), Musulmanes (Sur), Húngaros
(Este), Normandos (Norte) lo cual hacía notar la incapacidad de los soberanos para hacer frente a las
incursiones desde el exterior, lo que agravado aún más la inestabilidad política. Considerando a esta uno
de los factores también que lleva a que la aristocracia regional valla tomando cada vez más poder por el
hecho de que es ella la que defiende cada una de estas zonas atacadas por los “barbaros”.

Si bien se hace mención hasta aquí de las luchas dinásticas en ningún momento se ha planteado lo que
en realidad sucedió entre los herederos del reino, para lo cual se debe remarcar una serie de
acontecimientos que dejan marcas en esta denominada disgregación. Cada uno de estos acontecimientos
particulares que se van relatando deben ser tenidos muy en cuenta ya que la lectura que se hace aquí del
tiempo es más de larga duración y los mismos marcaron sus garras en la estructura del imperio en
disgregación, notando la importancia que se le da hoy día desde el relato histórico también a cada uno de
estos.

El primero y el más importante tras la ordenanza imperial de la no heredavilidad del reino entre todos sus
herederos (tener en cuenta que tanto la aristocracia imperial como el alto clero no quería ninguna división
del regnum) es el Estamento de Estrasburgo en 842, donde Luis y Carlos hacen un pacto en defensa de
sus herencias contra su hermano Lotario quien sería tras la ordenanza el emperador y legítimo heredero
del Imperio. Ahora este se realiza en dos idiomas, proto-franes y proto-germanico, haciendo notar las dos
realidades culturales que había en el imperio, sin olvidar que de cada uno de estos herederos saldrán dos
dinastías que van a tener un papel muy importante desde fines del S. IX. Los Sajones luego llamados
Otonidas en honor a Otón I del lado Oriental (Francia Oriental) y los Robertinos luego denominas Capetos
en honor a Hugo Capeto.

Este estamento tiene un peso muy fuerte, ya que el mismo viene a poner fin a tantos enfrentamientos
(guerras civiles), dándose un año después la división del Imperio en tres Reinos (Francia Oriental o
Germánica para Luis el Germánico, Francia Media o Lotaringia para Lotario quien es el emperador pero el
mismo no va poder imponer su poner sobre sus hermanos ya que es un cargo honorifico, y por último la
Francia Occidental a Carlos el Calvo) a este acuerdo se lo denomina o se lo conoce a lo largo de la
historia como el Tratado de Verdún (843) en honor al lugar en el cual se lo llevo a cabo (Ciudad de
Verdún).

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Luego algo a considerar es el Tratado de Mersen (870) que se da luego de la muerte de Lotario I y la
repartición de sus herencias, donde los hermanos del difunto rey, Luis y Carlos deciden repartirse la parte
superior de lo que en antes se denominaba como Lotaringia quedando solo a los herederos de Lotario I los
reinos de Borgoña e Italia. En el Tratado de Ribemont (880 se sigue de manera sucesiva la anexión o
perdida de territorio por parte de la segunda generación de herederos de Luis el Piadoso entre idas y
vueltas, entre tratados y disputas, donde los reinos de Oriente y Occidente entraban en reclamos y
disputas.

Algo a tener muy en cuenta es que con esto de la disgregación del Imperios en reinos más pequeños y
hasta entonces no muy bien delimitados lo que se dio aproximadamente desde mediados del S- IX hasta
casi mediados del S. X, momento en el cual comienzan a tener cada vez más peso los Sajones (recordar
que los Sajones fueron quienes dieron más Batalla a Carlomagno, recalcando que ahora estos mismos,
condes muy importantes hasta entonces son quienes heredan las tierras germánicas de Carlomagno) y
Capetos.

Cabe reconocer que todo esto y parafraseando al mismo Zurita (Zurita es el autor del capítulo Fontana es
el recopilador de todos los capítulos) no se puede haber dado tal desintegración sin el declive de la
autoridad imperial, donde este hundimiento llevo al final de la preeminencia carolingia dando lugar a que
diferentes dinastías como las ya mencionadas, agregando además la Provenza, diera a que los reinos
quedaran en manos de las grandes aristocracias regionales y en algunas partes en anos de la imperial,
que sin ir más lejos también compiten políticamente por el control del reino, condados y por algo muy
importante para la época que es el derecho a obtener de las manos del papado la corono imperial.

En todo este proceso que se da apenas unos años más tarde de la muerte de Carlomagno, 814 d. C., y
que se extiende más de un siglo, donde se considera a esto un proceso que da al paso de una estructura
a otra como aparece en la compilación de Fontana, conllevando todo esto a que uno ya no debe hacer
referencia en algo único (esto en cuanto a que el Imperio se desfragmento) sino se debe hacer
hincapié en procesos diferentes. Donde de acuerdo al espacio en que nos ubicamos (oriente u occidente),
teniendo además presente las dinastías y los señoríos, ducados o principado, donde cada sistema político
presenta historias más que diferentes, las podríamos llamar particulares ya que en cada zona estas se
adaptaron a un contexto, por lo tanto a problemas del mismo y al cual debemos introducirnos para una
mayor comprensión.

Si bien se ha dicho a grandes rasgos que la aristocracia comenzó a tener un papel cada vez más
importante, en ningún momento se aclaró que estas siempre tuvieron apoyo por parte del emperador
Carlomagno, quien les otorgo en su momento la concesión de un reino para que los gobiernen, ahora en
falta de un soberano fuerte esta aristocracia en colaboración de la aristocracia local sumando además la
autonomía que tenían cada uno de estos reinos, lo que venía de la época de Carlomagno quien les daba
todas esas atribuciones siempre y cuando estas rindan fidelidad al emperador. Lo que dio a que cada una
de estas dinastías aristocráticas se enraizara en un territorio y creen así lazos de dependencias tanto con
vasallos como también entre los clericós del lugar. Estos poderes que fueron adquiriendo al igual que los
títulos que se (auto) otorgaban como el de marchio, duque, príncipe, etc. hizo que los reyes de la F.
Occidental (en todo el reino) o de la F. Oriental (más que nada en la zona itálica) no pudieran impedirles la
atribución de crear un reino. Lo que dio lugar a que en la segunda mitad del S IX y la primera mitad del S X
se dé un conglomerado de grandes Principados, teniendo estos un vasallazgo nominal con el rey. Sin
olvidar que estos hacían de que los cargos mismos sean hereditarios.

Con lo dicho antes de que se debe tener en cuenta la zona a analizar (la división ya ocurrido), vamos a
introducirnos en la zona germánica donde lo hasta recién desarrollado presento características de otra
índole ya que para mediados del S. X la dinastía Otonida logro, a través de Otón I, un reino fuerte y luego
un imperio (Sacro Imperio Romano Germánico o Primer Reich) todo esto gracias a imponerse de manera
ofensiva contra los príncipes recurrentes.

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Este proyecto político donde se busca la renovación del Reino Franco retoma ideas y como tal se interesa
en las capacidades que tenía y desarrollado Carlomagno en cuanto a la fuerza centralizadora y poder del
rey desde lo militar y lo espiritual, llevando así a que se pueda consolidar una frontera estable hacia el
Este, lugar del cual provenían las incursiones húngaras de forma continua. Por lo que se logró también
controlar los territorios eslavos, desde lo eclesiástico y militar. Pero lo más importante que logran los
Otonidas es con Otón I, donde este logra hacerse proclamar rey por todas las grandes cosas (defensa de
las fronteras y “estabilidad” en el reino) que venía realizando él y su dinastía obligando a que los príncipes
le juraran fidelidad y le rindieran lealtad, ya que de lo contrario este podría delegar a otra autoridad ducal
en ese lugar y esta perdería todo derecho a los cargos públicos. Con esto se cómo rompe con la práctica
de la heredabilidad de los cargos, sumando a estos cargos a grupos eclesiásticos o propios de su dinastía
(lo que genero disconformidad ya que por un lado no permitía la herencia de cargos pero él se daba el
gusto de poner a sus familiares en el mismo). Algo muy importante y que cabe resaltar que es el
otorgamiento de cargos a eclesiásticos, obispos o abades, lo que dio a nuevos señoríos episcopales los
cuales administraban el lugar en nombre del rey. Ahora los obispos y abades no pueden heredar ya que
están bajo celibato, lo que plasma una gran estrategia por parte del Otón en la puja misma por el
debilitamiento de las aristocracias que ganaban poder a través de dinastías y herencias, por más que la
misma se encuentre obsoleta en el momento.

Lo dicho llevo a que los abades, obispos y condes rindieran fidelidad al monarca/emperador. Destacando
además que se utiliza nuevamente a la iglesia para mantener un nivel intelectual alto, retomando las ideas
de Carlomagno.

Ya desarrollado la zona oriental o germánica haremos alusión a la zona itálica (esta se encontraba bajo la
tutela Otonida, pero al igual que en occidente los duques tenían mucho poder por lo que esta dinastía
nunca logro controlarlos totalmente) y Francia occidental, la cual se caracteriza no por un territorio bajo la
tutela de un rey/emperador fuerte sino que en ella hay un conglomerado de principados donde se
reconoce al rey pero no se genera en la relación un vasallazgo fuerte como el que logran imponer los
Otonidas (sajones).

La consolidación de estos principados (Francia occidental) se da a mediados del S. X, donde el poder


mismo que adquirieron tanto en influencia como para influenciar tanto exógenamente como
endógenamente de sus territorios, donde desde las aristocracias regionales se dan disgregaciones que
dan como resultado a más de un principado en donde antes había uno. Todo esto conlleva a que el reino
occidental se encuentre bajo la tutela de los Capetos pero de manera poco afianzada, distinguiendo que
estos tenían un fuerte apoyo del papado, abadías, monasterios y obispados que se encontraban bajo su
estrecho control territorial, todo esto no les alcanzo para sublevar a los demás príncipes ya que era tal el
poder de estos.

Algo muy importante que no debe pasarse por alto es que tanto Capetos como Otonidas son los
representantes de dios en la tierra por eso gobernaron bajo las costumbres cristianas y propagaron el
cristianismo en su reino. De aquí proviene la virtud de los reyes de la curación milagrosa (a la cual M.
Bloch le dedica un libro entero). Si bien en la dinastía Capeta (fines del siglo X principios del XI) se
consolidan los señoríos cástrales o feudales. En esta temporalidad ya con la disgregación que luego dio a
la conformación de muchos principados totalmente autónomos (autosuficientes) se consolida en este
proceso mutatorio otro tipo sistema agrario, económico, político y social.

La mutación si se me permite llamarla así da a un nuevo sistema al cual Zurita lo denomina como “El
surgimiento de las castellanías” (proceso de feudalización) donde la estructura sociopolítica no es más tan
vertical con una dependencia directa de lealtad hacia el rey y toda su corte aristocrática con cada una de
sus características, sino que la dependencia aquí es más directa y esta se conforma por los vasallos y el
señor castral o feudal con su aristocracia por supuesto. Cabe resaltar que hasta los monasterios, abadías

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y obispados también toman esta estructura (siempre tener en cuenta que en la Francia germánica todo
esto se da de otra manera lo cual se ha desarrollado antes).

Si bien no se ha aclaro por qué denominan surgimiento de las castellanías. En este proceso el punto de
anclaje consiste en la refacción o la construcción de un castillo en una zona alta (en la mayoría de los
casos) muy bien protegida, cercana como no a un rio o mar, ubicado estratégicamente para tener una
visión panóptica del lugar y poder cuidar a sus files en caso de ataques. Agregando que estos eran y son
aún (la mayoría de estas construcciones existen hasta hoy día por lo que puede considerarse que de
verdad eran) construcciones impenetrables, más si tenemos en cuenta las tecnologías de la época en
cuanto a lo militar.

Cada uno de estos castillos tenía un señor, y por lo tanto una aristocracia, un grupo eclesiástico
consolidándose de este conglomerado las respectivas instituciones, donde se dictaban las costumbres
(leyes, impuestos, etc.) del señorío, donde el señor banal (feudal, castral) tenía derecho al bannus (obligar,
juzgar, castigar) que hacía que las mismas sean cumplidas por la población (vasallos en su mayoría). El
señor a través de sus instituciones tenía el beneficios de peajes, impuestos, respeto y ayuda de la iglesia y
remarcando el poder mismo que le otorgaba su milicia que se dividía en caballeros y luchadores, la cual
creció gracias a que al centralizarse todo en el territorio castral, lo que fue un proceso migratorio, en donde
las personas, familias, aldeas, etc. que se encontraban dispersas por todo el condado se mudaban
lentamente a las zonas aledañas del castillo ya que el señor les otorgaba tierras y un lugar para instalar su
hogar, haciendo que esto mejore la calidad de vida de las personas lo que fue determinante en lo militar ya
que esto permitía que muchos (no todos) de estos campesinos pobres mejoraran su poder adquisitivo al
punto de poder hacerse cada uno de armas y conformar así el grupo de caballeros y luchadores de señor
feudal.

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